Hola a todos! No pude publicar debido a semana santa, y decidí tomarme unas pequeñas vacaciones. Cosa que me han servido de mucho, y a la vez me hicieron más floja XD. Como sea, gracias a los lectores que siguen esta historia Espero que les siga gustando porque no dejaré de escribirla. Y sin más qué decir… COMENZAMOS!
….
Capítulo 3.
La arena de lucha.
…
Dormir en el suelo no era la mejor manera de dormir, era duro, incómodo, y ya le empezaba a pasar factura después de casi dos semanas en aquella vida nómada que no era tal y como la había imaginado. Se despertó tronando su espalda apenas se apoyó en sus brazos, agradecía que Xiao le diese una pequeña almohada y una manta extra pero necesitaba dormir en una cama de verdad o terminaría por ir con un quiropráctico. Lástima que ese chofer ladrón también se había quedado con su bolsa de dormir, pero un día se vengaría de ese chofer de coles.
-Buenos días, ya empezaba a creer que no despertarías.- dijo la joven Avatar mientras preparaba el desayuno. Intentó musitar un "buenos días" pero apenas y le salió algo inentendible al tener la mejilla aun adormecida por el duro suelo, se sentó frente a ella que le ofreció una taza caliente de té.
-¿No tienes algo más fuerte? ¿Cómo café?
-Te terminaste mi café antier, ¿recuerdas?- le recordó con una media sonrisa y le dio su desayuno un pequeño tazón con crema de calabacín y un plato con un buen trozo de pan con tomate, lechuga y…
-¿Otra vez pescado?- gruñó a lo bajo a pesar de que el pedazo de carne era de por sí grande
-La carne se nos terminó hace días. Y el pescado es buen alimento y fácil de conseguir.- dijo dándole una gran mordida a su tostada y saboreando la salsa de aderezo que le puso. Enlai dejó salir un bufido.
-¿Por qué no vamos a una ciudad cercana? Me gustaría pasar un día en un hotel y no al aire libre oliendo el campo y a tu ciervo apestoso.- Mu que estaba pastando miró a Enlai dispuesto a irse contra él, pero Xiao respondió con calma.
-Porque tuvimos que desviarnos del camino original para que no nos encontraran tan fácil y tampoco tenemos dinero para gastar libremente. Yo traje todos mis ahorros para mi propia supervivencia y la de Mu, y los estoy compartiendo contigo ya que te robaron.- le recordó sin reproche alguno aunque este pareció tomárselo de esa forma.- Y si quieres carne puedes ir a cazar tú mismo o conseguir dinero haciendo pequeños trabajos en la ciudad. Hay una ciudad a unos kilómetros de aquí. Bien puedes ir a ver si gustas.
-Creo que eso es lo que voy a hacer.- respondió sin ocultar su mal humor.- No quiero quedarme oculto todo el tiempo, es aburrido.
-Lo sé. Nadie te obliga a estar escondido conmigo, puedes ir y venir a tu antojo.- respondió con calma comiendo la tostada de pan y Enlai asintió tomando en cuenta sus palabras.
-Bien, iré apenas termine de desayunar, si puedo conseguir algo de dinero para nosotros al menos podré comprar algo de carne.
Comió la tostada en tres grandes mordidas y tomó sus cosas yendo en dirección a la ciudad prometiendo regresar al atardecer. Después de que se fuera Xiao suspiró, esta vez mostrando su descontento con libertad y tentada de estirar sus trenzas, pero prefirió acariciar a Mu que se acercó a ella.
-No debería preocuparme mucho por él. Es decir, fue él quien decidió venir conmigo… aunque siento que no está feliz con nada. Es como si no estuviese satisfecho consigo mismo.- Mu lamió su mano y ella sonrió.- Tienes razón, vamos a darle su espacio, ya que hemos estado escondidos en los bosques que al menos vaya a la ciudad para divertirse, aunque yo también quisiera…- admitió con cierto pesar extrañando su antigua vida.
…
Caminó por la pequeña ciudad y no tardó mucho en encontrar un tablón de anuncios para trabajos temporales. Miró con atención cada uno: Ayudante temporal en tienda, Mesero de eventos, Entregar panfletos, Cargar cajas, Limpiar caballerizas, ¡Vendedor de coles!
Arrancó ese último y lo tiró al suelo pisoteándolo con todo el odio y la frustración que sentía. ¿Cómo quería que encontrase un buen empleo temporal? Vale, era su culpa por haberse confiado pero no estaba tan loco como para trabajar en ese tipo de empleos. Ninguno era lo suficientemente bueno y de seguro pagarían una miseria.
-Ni loco. Se supone que estoy en una aventura, ¿es que no hay nada bueno en este tablón? Como atrapar a un criminal, descubrir una red criminal, incluso acepto buscar un perro. Lo que sea sería mucho mejor que todo esto.
Tenía que admitir que cada día estaba más decepcionado de lo que resultaba acompañar al Avatar. Esperaba aventura y acción, pelear contra villanos, defender ciudades, y ser recompensado por sus servicios con banquetes y dinero, no una vida escondido y viajando por en medio de los bosques.
-Tsss, hey chico.- habló un hombre a su costado que estaba recargado en una esquina, sus llamativas ropas lo hacían ver por demás sospechoso.- ¿Buscas ganar dinero fácil?
-Eh… no, sé que está intentando venderme pero no gracias.- dijo ante su pinta de vendedor de puertas.
-No intento venderte nada. ¿Te gustaría ganar mucho dinero rápido? Yo conozco un lugar.
-¿Y es algo legal?- preguntó con clara desconfianza.
-Por supuesto. Ven chico, de seguro te interesará.
Enlai no era tonto, el sujeto no le daba buena espina pero algo le hizo seguirle, tal vez porque si el tipo se ponía contra él al menos tendría algo de acción. Lo siguió por las calles hasta llegar a un callejón un tanto oscuro; en el fondo, unas escaleras bajaban a su derecha e iban hacia una puerta metálica.
-Contraseña.
Pidió alguien de adentro. El tipo tocó dos veces, luego una, y por último tres veces en una tonada casi musical y la puerta se abrió. El sofocado ruido de multitud de voces vino de lo más profundo del lugar. Descendieron por más escaleras y lo que Enlai encontró le dejó más que sorprendido: una arena de lucha de forma octagonal estaba en el centro y rodeada las altas gradas repletas de gente gritando emocionada apoyando a los peleadores y apostando al por mayor.
-Puedes apostar y multiplicar tu dinero o puedes entrar a la arena y demostrar tus habilidades. Cualquiera de las dos opciones que mejor te parezca.- explicó el hombre y Enlai miró la arena, los contendientes eran un maestro agua contra un maestro fuego, el cual derrotó al maestro agua que terminó estrellándose contra el muro y quedando inconsciente con quemaduras en su hombro.- Tú decides, chico. ¿Querías emoción? Esto es emoción.
No tuvo que pensarlo mucho, con una sonrisa llena de confianza miró al hombre.
-¿Dónde me inscribo para pelear?
Momentos después estaba siendo anunciado por el referee.
-¡En esta esquina! Tenemos a nuestro campeón, el inigualable, el poderoso e implacable ¡Dragón Rojo!- el maestro fuego de la ronda anterior era un hombre joven pero grande, su cabeza estaba calva a excepción de una larga trenza que llegaba hasta final de su espalda, vestido nada más con unos pantalones rojos y con el tatuaje de un dragón que cubría toda su espalda llena de músculos.- Y en la otra esquina, un nuevo rostro para la arena, un maestro tierra que esperamos pueda sobrevivir, les presento a… ¡Avalancha!- el joven movió su cabeza haciendo tronar sus huesos, por supuesto, no iba a ser anunciado con la misma emoción que su campeón, al menos por ahora.- Muy bien, las reglas son simples, no se permite matar, y uno gana cuando el rival ya no pueda levantarse del suelo o se rinda. Bien… ¡COMIENCEN!
Su rival no tardó en atacar, lanzó bolas de fuego con sus puños y una patada con una media luna de fuego. Enlai esquivó sus ataques con gran concentración, casi parecía que bailaba. De repente este se adelantó hacia él y Enlai apenas y pudo colocar un muro que el Dragón Rojo rompió de una poderosa patada llameante que golpeó a Enlai. El joven observó a su rival sonreírle en burla pero no sabía que no debía caer en provocación, conocía que un maestro fuego había que derrotarlo en el momento en que atacaba, y cuando este lanzó una serie de patadas al aire abrió por completo su defensa. Enlai metió la mano en el suelo y la giró levantando un triángulo de tierra que golpeó de lleno a su oponente pero no cayó, el Dragón Rojo seguía en pie. Su rival se sujetó de la roca saliente y la golpeó con su rodilla haciéndola pedazos. Enlai retrocedió un poco pero sólo para medir terreno y con una sonrisa comenzó a alzar pilares contra el maestro fuego, encerrándolo más y más en la zona hasta hacerlo desesperar y que este comenzase a destruir todo a su paso. Eso era lo que Enlai esperaba, viendo su principal punto de apoyo en sus rodillas, alzó dos columnas que desde atrás golpearon sus piernas abriéndolas de más y haciéndolo caer arrodillado para luego alzar el puño creando un pináculo de tierra que le dio justo en la cara dejándolo inconsciente.
Todo el mundo gritó, unos celebrando su victoria y otros molestos por haber perdido en las apuestas.
-¡Parece que tenemos a un nuevo campeón! ¡AAAAAAAVALANCHA!
-/¡AVALANCHA! ¡AVALANCHA! ¡AVALANCHA!/- gritó la gente en coro. Enlai sonrió más que feliz, eso era lo que quería, acción, atención, y por supuesto reconocimiento. El promotor se acercó a él, un hombre gordo y más bajo que él vestido con un elegante traje dorado y se abanicaba con un extravagante abanico con plumas rojas.
-Chico, me gusta tu estilo. ¿Quieres quedarte un poco más a un par de peleas?- le señaló a otros contendientes que le miraban desde una esquina.
-¿Me pagaran bien?- preguntó Enlai y el hombre rio.
-Si nos das un buen espectáculo, ganarás mucho dinero.
-Bien, entonces que venga el siguiente.- la multitud lo ovacionó, el siguiente rival dio un paso al frente y sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo se preparó con los puños en alto para el siguiente combate.
…
Pasaron varias horas y Enlai no había regresado, pronto atardecería. Xiao terminó sus entrenamientos y ahora se encontraba en una profunda meditación, sentada en el suelo con las piernas cruzadas y los brazos flojos apoyados en sus rodillas. Respiró profundo una vez y luego otra, y de repente una brisa la envolvió un momento y le dejó.
-Cuánto tiempo, mi pequeña flor de loto.
-¡Abuelo!- le abrazó contenta de verlo, a pesar de que él no tenía forma alguna, ella sabía que era un hombre ancho y bajo.- Me alegra verte, te extrañé tanto.
-Siempre estoy cerca de ti, mi pequeña. Lo sabes muy bien.
-¿Cómo está la abuela? ¿Está bien?
-La está pasando bien en el Mundo de los Espíritus. Y te extraña mucho, todo el tiempo piensa en ti.
-Dile cuando la veas que también la extraño, todos los días, cada segundo, mucho, mucho, mucho.- su abuelo rio.
-Se lo diré. Vaya que has tenido un inicio algo estrepitoso. Y que te has hecho de un nuevo amigo.
-Ya… supongo que Enlai es un amigo.
-¿Sucede algo?- preguntó curioso.
-E-Es que no lo sé. Creo que Enlai está conmigo porque soy el Avatar y espera algo más de mí. Y tengo miedo que algo pueda pasar por su descuido. ¿Suena mal que tema que él eche a perder todo?
-Oh, cariño. Tranquila.
-¿Qué debo hacer abuelo? ¿Puedes darme uno de tus consejos? Me ayudaría mucho a aclararme.
-Siempre mi pequeña, y con una buena taza de té mejor. ¿Qué té te queda?
-Abuelo, me ofendes.- dijo con falsa ofensa metió la mano en su bolso de viaje donde sacó una caja que contenía pequeños compartimientos de té.- Una buena taza de té y una partida de Pai Sho son los más grandes placeres de la vida.- hizo algo de té y puso el juego para que ambos se relajasen. Ya más centrados en el juego, su abuelo comenzó su lección.
-Sé que estás asustada, pero tarde o temprano deberás hacer frente a tus miedos y reconocer quién eres.
-Todavía… recuerdo esa noche.- musitó moviendo una pieza.
-Lo sé, pero ya no eres una niña pequeña. Todo lo que pasa sirve para transformarnos, de ti depende si te transformas en alguien fuerte o en alguien temeroso.
-Sólo pienso que… no es buen momento de anunciar: ¡Mírenme! ¡Sor el Avatar!- su abuelo rio entre dientes, o así sonó.
-Vale. No es el momento pero este llegará. Y sobre tu amigo, te sugiero que hables con él para aumentar la confianza entre ambos.
-Confianza… estoy comenzando a pensar que no tengo siquiera confianza en mí.
-No digas eso. La confianza es como una planta. De nosotros depende que crezca, y si la damos a una persona esta debe regarla y cuidarla para que crezca, pero si la persona no le da suficiente agua, sol, o la termina arrancando, esta muere y no podrá volver a crecer.
-¿Entonces dices que debo ver qué hace Enlai con la confianza que le doy?
-Haz la prueba. Él deberá demostrar cuánta confianza debes de tenerle y llegado el momento actuar como es debido.
Xiao sonrió más tranquila ante el consejo de su abuelo.
-Yo gané.- dijo moviendo la pieza final.- Buen juego. Además, siendo el chico que te gusta deberías darle confianza extra.
-¡ABUELOOOO!- chilló mortificada y con la cara en un rojo encendido como su cabello. En ese momento escuchó pisadas y al volverse vio a Enlai acercarse al claro con una amplia sonrisa en su rostro.
-Mira lo que he conseguido.- dijo mostrando la pequeña bolsa con dinero y la otra de comida. Xiao sonrió ampliamente y cuando se volvió a ver a su abuelo este asintió para luego desaparecer.
…
Esa noche, hizo una cena especial con lo que Enlai le llevó. Este saboreó el cerdo agridulce con los tallos de bambú y tomó algo de tofu. Ella rio al verlo hambriento.
-No me puedo creer que hayas conseguido toda esta carne y tofu. Deberemos acabarlo en los próximos días o se pondrá malo.
-Genial, comeremos carne en lugar de pescado estos días.- ella se sonrojó un poco contenta de su entusiasmo.
-Muchas gracias por esto, Enlai. De seguro trabajaste mucho para conseguir esto. ¿Qué tal si mañana voy contigo a la ciudad? Así podré conseguir un trabajo y con suficiente dinero y comida luego nos iremos a otra parte.
Enlai casi sintió la comida atorarse en su garganta. ¿Irse? No quería irse aún. Miró a otro lado un momento pensando en una excusa.
-Eh, no creo que sea buena idea.
-¿Por qué no?
-Pues… hay carteles con tu rostro en toda la ciudad. Te reconocerían de inmediato. Y no hay muchos trabajos para chicas y son mal pagados.
-Oh, vaya… pero no podemos quedarnos aquí mucho tiempo.
-Déjamelo a mí. Mañana traeré más dinero y comida. Con tres días bastarán para juntar una buena cantidad.- ella sonrió mirándole con admiración y un poco de culpa por dejarlo asumir esa responsabilidad.
-Me sabe mal dejarte el trabajo sucio, pero gracias.
-No hay de qué. Dime, ¿qué te gustaría que te trajera de la ciudad?
-Pues… algunas especias, huevos y quizás un pollo. Quiero hacer un estofado.
-Perfecto. No hay problema, mañana me das la lista.
Esa noche cenaron y durmieron mejor que otras noches, Xiao sintiendo que Enlai estaría bien, y Enlai se sentía ansioso por el nuevo día y la emoción que le esperaban.
…
Un contendiente fue lanzado contra la pared de la arena y el público estaba más que contento de gritar el nombre del nuevo campeón.
-/ ¡AVALANCHA! ¡AVALANCHA! ¡AVALANCHA!/
Por supuesto, mientras más pidiera el público más les daría, sentía que pulía sus habilidades de lucha. De repente su contrincante volvió a levantarse, un maestro tierra como él que movió la tierra bajos su pies volviéndola por completo blanda y difícil de manejar. Enlai comenzó a esquivar los ataques de este pero recibiendo de lleno un fuerte en el pecho que le sacó el aire. Logró levantarse como pudo y vio que una ola a punto de aplastarlo. La ola cayó con pesadez levantando una nube de polvo, y mientras el público aguardaba con ansias ver qué había pasado, el peleador dividió la tierra sólo para ver que no había nada. Entonces las manos de Enlai salieron de debajo de él y lo sujetaron de los tobillos enterrándolo al mismo tiempo que él salía, comprimiendo la tierra y alzándolo dejándolo atrapado en una columna de roca y tierra que sacó del fondo, para finalizar, le dio unos golpecitos en la base y esta se partió hacia adelante justo en la cara de su rival. La pelea terminó con una victoria aplastante. El público estaba emocionado pero los peleadores no estaban nada contentos con esto, así que se acercaron al dueño.
-Estamos perdiendo dinero. Esto no debería ser así.
-¿Y qué culpa tengo yo? Él es la novedad, ustedes no. Asúmanlo.
-¿Y qué pasará cuando tu novedad no quiera seguir tus órdenes?- preguntó otro peleador y el dueño comenzó a reflexionar. Si bien era cierto que el chico le traía buenas ganancias, hasta ahora lo había dejado hacer su voluntad.
-Es verdad… a veces es bueno jalarlos de la correa.
Cuando salió de la arena, se sacudía el polvo.
-Hey, chico.- se acercó el dueño.- Buena pelea, aquí está tu paga.
-Gracias. Y justo a tiempo, ya debo irme.
-Vale, por cierto, mañana habrá una pelea importante. Pero, las cosas van a ser un poco distintas y necesito que me hagas un favor.
-No hay problema. Debo irme ya o se me hará más tarde, gracias.- se marchó antes de siquiera seguir escuchando al promotor que no quedó satisfecho con su respuesta.
-Más vale que así sea…
Se sacudió todo el polvo quitándoselo rápidamente con su control. Apenas y tenía unos pocos rasguños y tras un buen descanso se dirigió hacia el mercado comprando lo que Xiao le pidió la noche anterior.
-Veamos, ya tengo casi todo, especias, pollo, ah, aquí están.- se detuvo a comprar los huevos y se alejó apenas unos pasos cuando de repente unos niños lo golpearon por detrás al jugar por el mercado. Por inercia su mano se abrió y la bolsa con los huevos comenzó a caer, apenas y abrió la boca en un grito silencioso cuando a centímetros del suelo alguien más sujetó la bolsa desde la parte de arriba.
-Esto es suyo.- dijo un joven encapuchado y Enlai tomó la bolsa de huevos, revisándola y aliviado de que ninguno estaba roto.
-Gracias, amigo. Me has salvado la vida.- se despidió del encapuchado, sin notar cómo él le veía alejarse del lugar con sus ojos ambarinos.
…
El estofado especial de Xiao alivió sus músculos adoloridos. La joven estaba contenta de ver cuánto dinero hacía Enlai aunque no dejaba de sentirse culpable. Enlai en cambio saboreó el guiso con gran placer.
-¿Hoy que trabajo hiciste?- preguntó curiosa y Enlai respondió apenas mirándola.
-Hoy ayudé en una granja de pollos y luego hice un par de encargos. Me regalaron el pollo y los huevos en el primer lugar como agradecimiento.
-Eres increíble. Con lo que haces creo que tendremos más dinero para un par de meses.
-¿Qué te digo? No te preocupes por nada. Tú cocina tu deliciosa comida y yo hago el resto.- ella asintió aunque la idea le incomodaba. Ella siempre había sido del todo independiente, por lo que esa noche decidió que iría a la ciudad y también haría algún trabajo del tablón, es decir, podía cubrir su cabello sin problema.
Apenas amaneció e hizo el desayuno, Enlai se fue apurado. Ella limpió todo y luego cabalgó a Mu hasta llegar cerca de la ciudad.
-Quédate por la zona y no vayas tan lejos, ¿vale?- Mu lamió su mejilla y ella entró a la ciudad con su capucha oscura. Inspeccionó el lugar atenta y apenas y encontró un par de carteles con su rostro.- Qué raro, Enlai dijo que estos estaban por todo el lugar. Tal vez los vio en una zona distinta…- fue que notó a Enlai entre la multitud. Ella le siguió guardando su distancia y notó que se dirigía al tablón de empleos, pero en lugar de detenerse siguió su camino.- ¿Uh? ¿A dónde va?- le siguió hasta llegar a un callejón, bajó las escaleras del sitio y ella se ocultó tras un par de barriles cuando lo vio tocar a la puerta.
-Contraseña.
Él tocó la puerta en forma rítmica y el sujeto de adentro abrió. Aquello era raro. Así que avanzó a la puerta y tocó.
-Contraseña.- dijo alguien de adentro.
-Amm…- tocó de la misma forma que Enlai y la puerta se abrió. Ella avanzó por el lugar escuchando una serie de gritos sofocados que apenas hacían eco en las paredes. Avanzó hasta llegar a los asientos y al mirar abajo fue que vio al presentador.
-Hoy tenemos una batalla especial. ¡Tierra contra agua! ¡Dos grandes retadores! ¡Con ustedes, La Gran Ola! ¡Contra Avalancha!
Para su sorpresa vio a Enlai salir de una de las puertas del lugar, sonriendo confiado y moviendo sus brazos para calentar. Detrás de él, el dueño le habló y estaba con quien lo había invitado a ese lugar.
-Hey, chico.
-¿Uh? ¿Qué ocurre?
-Ya, ¿recuerdas ese favor que te dije que necesitaba que me hicieras?
-Sí, ¿quiere que haga algo especial?
-En efecto, quiero que pierdas en esta.
-¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué?- preguntó incrédulo.
-Hay mucho dinero en juego. El tipo viene de lejos y mucha gente espera verlo ganar. Vamos, te daremos una parte de este.
-Pero yo…
-Igual vas a ganar algo. No deberías quejarte por eso.
-Ugh, veré qué puedo hacer.- respondió con disgusto pero el dueño fue claro.
-De eso se trata. Que no hagas mucho.
La pelea comenzó, ambos eran parejos en sus ataques, sin embargo, Xiao se alejó de la arena sin ver cómo el maestro agua alzaba sus manos formando un pulpo gigante y lastimaba a Enlai lanzándolo contra un muro, para luego arrastrarlo y lanzarlo al aire para golpearlo contra el suelo. Enlai destruyó el tentáculo con una columna de tierra y le atacó con varias piedras que los tentáculos tomaron y le regresaron con mayor velocidad. Tuvo que tirarse al suelo para evitar ser aplastado. No pudo soportar la humillación, esta vez atacó sin piedad cortando sus ataques de agua y luego tomando impulso y atacarlo de frente.
Xiao escuchó los gritos de emoción, pero ella no quería saber nada más. Con sus manos cubriendo sus oídos salió de allí y caminó lejos, lo más lejos que pudo llegar antes de encogerse en una esquina y comenzando a llorar…
…
Cuando la pelea terminó, Enlai estaba exhausto, la pelea lo dejó más que debilitado pero estaba listo para recibir su dinero después de una buena pelea, mas no se imaginó que lo azotarían contra la pared apenas y diera vuelta a la esquina.
-¿Quién te has creído? Te dije que debías perder la pelea. ¡No ganarla!- le gritó el duelo rompiendo su abanico en dos.
-Vi la oportunidad y la tomé. No es mi culpa que mi contrincante no fuera lo suficientemente bueno.
-¿Sabes cuánto dinero nos has costado?- escupió el dueño furioso.- ¡Hemos perdido más de lo que tú has ganado! Y si hubieses perdido como te ordené hubieses conseguido igualmente buen dinero.
-Yo no vine aquí para perder, vine para ganar. Si no les gusta entonces me largo. Tomaré mi parte.
Tomó el sobre de dinero con su nombre y se marchó, pero el hombre no estaba dispuesto a dejar pasar esa ofensa y los peleadores tampoco.
-… Vayan a por él.
…
Al regresar tarde al campamento se encontró con el fuego hecho y la comida lista en la cacerola. Ya quería darle la sorpresa a Xiao del dinero que habían hecho para irse de allí.
-Hey, adivina qué traje.- dijo encontrándola sentada en posición de loto dándole la espalda.
-¿Cómo te fue?- preguntó sin moverse y con una taza de té humeante en su mano.
-Bien. Te dije que traería dinero y también traje algunos dumplings. Podemos comerlos con lo que sea que hayas hecho.
Xiao respiró profundo y un poco de vapor salió de sus labios, no por el té, sino por el fuego que estaba dentro de ella.
-¿Mucho trabajo?
-Acarrear cosas, palear otra, ya sabes, trabajos aburridos. Pero pude con ellos sin problemas. Te dije que confiaras en mí.
Harta de sus mentiras dejó a un lado su taza y golpeó el suelo con su puño, extendiendo su palma y ablandando la tierra haciéndolo caer. Se levantó y encaró a Enlai.
-Trabajo, claro. Supongo que entretener a la gente dándoles una paliza a otros se puede considerar trabajo.
-Espera… ¿lo sabes?- ella apretó los dientes y sujetó sus trenzas intentando controlar su enojo.
-No me puedo creer que me vieras la cara. ¡Y no sólo eso! ¿Peleas ilegales? ¿En serio? Sabes que quiero pasar desapercibida y tú… tú…- sintió deseos de llorar, su labio inferior tembló y se dio la vuelta alejándose de él.- Esta es la última cena que te haré. Quédate con todo el dinero y la comida, no me interesa. Me largo, también quédate con la cacerola si quieres, tengo otra como quiera.- al ver su enojo Enlai se levantó de su lugar y la vio arreglar su equipaje subiéndolo a Mu.
-Xiao, espera por favor. Lo hice por nosotros. Necesitábamos dinero y comida y quise ganar dinero fácil.
-¡No existe eso de dinero fácil! ¡Es peligroso y me pones en peligro a mí! No me mientas diciendo que lo hacías por mí. ¡Todo es por ti!- le picó el pecho.- ¿Acaso crees que no lo sé? Quieres emoción, drama, viajar a lugares y pelear en el nombre del Avatar y no sé qué otras tonterías más.- terminó de ajustar la correa.- Todas esas tonterías que decían para el torneo de guardianes, ¡por eso estabas allí! Pero si quieres emoción te equivocaste de persona, yo no voy a arriesgar mi seguridad por tu sed de aventura.
-¡Xiao! ¡Lo siento! No quise… de verdad…- intentó encontrar las palabras cuando ella montó.- ¡No pensé que fuese para tanto! ¡No te entiendo! ¿Por qué huyes?- gritó en última instancia apenas empezó a alejarse haciendo que se detuviera, la joven no dijo nada, pero la mano que apretaba la correa de Mu se relajó y voz sonó distante.
-Cuando tenía cerca de ocho años regresé a mi casa después de cerrar el negocio.- relató recordando aquel momento que siempre se quedaría en su memoria.- Al parecer alguien hizo la denuncia de que una mujer estaba criando a una niña que era de la tribu del agua. Y cuando llegamos a nuestra casa, nos estaban esperando afuera… La Orden del Loto Blanco.
Xiao se veía feliz porque su abuela le había prometido comer pollo agridulce y arroz frito, estuvo canturreando lo que cenarían todo el camino haciendo reír a su abuela, cuando ella se detuvo y miró con desconfianza a los cuatro hombres y mujeres mayores con trajes azules.
-¿Se les ofrece algo, señores?
-Muy buenas tardes.- dijo cordial uno de los hombres.- Hemos venido ante un llamado de que usted está criando a una niña que podría ser el Avatar.- la pequeña Xiao se ocultó detrás de las faldas de su abuela, temerosa ante esas personas que, aunque parecían amables, había algo en sus ojos que no le gustaba.
-Esta niña es mi nieta.- explicó acariciando los cabellos de la niña.- Mi hijo que en paz descanse junto con mi nuera, se casó con una mujer originaria de la tribu del agua. Lamentablemente murieron en un accidente en la fábrica en la que trabajaban y yo he estado criando a mi nieta.
-Qué curioso, nosotros hemos escuchado una historia distinta.
-Oh, no creo que el legendario Loto Blanco haga caso a los chismorreos de la gente.
-Y su nieta, ¿es una maestra?
-Apenas y sabe mover piedras como maestra tierra. Nada del otro mundo. Y si nos disculpan, queremos descansar.
-Mi abuela me había dicho que tuviera cuidado. Nunca revelar quién era pasara lo que pasara. Pero cuando íbamos a entrar a nuestro hogar…
Antes de siquiera entrar, la pequeña fue jalada de la ropa por uno de los maestros y otro cerró la puerta dejando a la anciana dentro.
-Vamos a hacer una prueba entonces.- dijo el hombre asintiendo a una maestra que se acercó y encendió una llama cerca de la puerta, provocando que esta comenzase a prenderse en fuego y que su abuela se alejase de esta.
Xiao mordió al maestro y este la soltó haciendo que cayera al suelo.
¡Abuela!
-Si eres el Avatar apagará el fuego o la casa entera arderá. Sino es el caso, veremos qué pasa.
La pequeña intentó correr hacia la puerta pero las llamas comenzaron a lamer la entrada y ella se cubrió. Escuchó a su abuela en el interior de la casa.
-¡Xiao! ¡Aléjate! No quiero que… ¡Ah!- intentó controlar el fuego colocando sus cazuelas alrededor para que no se expandiera en el suelo pero el techo era otra cosa.
Los ancianos miraron a la niña. Sería tan fácil apagar ese fuego con un poco de agua control del río que pasaba a un lado de la casa. La pequeña veía con horror las llamas comenzar a expandirse hasta el techo. Temerosa de esas personas que no dejaban de mirarla, de su abuela, de cómo no debía demostrar que era el Avatar, y con toda esa presión simplemente estalló… se puso a llorar como haría cualquier niño, impotente al no poder hacer nada.
Al ver que la niña no haría nada, un maestro apagó las flamas con agua control.
-¡Xiao!- su abuela había salido por la puerta trasera y corrió a abrazarla saltando la pequeña cerca, hincándose en el suelo y acurrucándola entre sus brazos. La pequeña temblaba e hipaba, mordiendo la tela del hombro del vestido de su abuela para acallar sus gemidos. Su abuela miró a los maestros con absoluto desprecio.
-Ya comprobaron que ella no es el Avatar. Así que lárguense de aquí, ahora.- sin inmutarse ante el enojo de la anciana, el maestro lanzó una bolsa de dinero frente a ellas.
-Espero que esto pueda comprar su silencio.- sin decir más se retiraron. Maiki tomó a su dulce pequeña y limpió sus lágrimas.
-Hiciste bien, cariño. Pase lo que pase nadie debe saber quién eres, ¿de acuerdo?- la pequeña no pudo decir nada, sólo pudo hipar y abrazar a su abuela aferrando sus manitas a su vestido, aterrada y molesta contra aquellos que casi lastiman a la persona que más quería.
Cuando Xiao terminó de relatar aquello miró a Enlai que estaba intentando digerir su relato.
-No sé qué intenciones tienen conmigo, pero sé que no son buenas. Nadie bueno haría lo que esas personas hicieron. Es por eso que prefiero mantenerme en la sombra y no llamar su atención.
-No tenía idea. Xiao, de verdad lo siento. Yo…
-Ya no importa.- le cortó brusca.- Se acabó. Regresa a casa Enlai, este es mi viaje y tú no pintas para nada en él.- y sin decir más se alejó de él, dejándolo solo con su propia culpa.
Enlai se dio la vuelta y suspiró pasando su mano por su cabello, sintiéndose terriblemente mal ante lo que había provocado.
-Creo que no soy tan distinto a Miwa y a su pandilla de idiotas. ¡Agh! Soy un idiota egoísta. Debería de darme contra el suelo.- gruñó tallando su rostro con sus manos cuando de repente escuchó un ruido y al volverse vio al encargado y a dos peleadores.
-Eso podemos arreglarlo nosotros.- y entonces sintió un fuerte golpe que lo dejó en el suelo, notando detrás a un tercer peleador antes de perder la consciencia.
Xiao apenas y se había alejado unos metros cuando se dio la vuelta, molesta consigo misma.
-Ugh, no me puedo creer que haya olvidado mi taza favorita. Eso sí que no se lo voy a dejar.- pero cuando regresó se encontró con el estofado todavía hirviendo y a unos metros bajando por el camino a varios hombres que llevaban cargando a un inconsciente Enlai.- Ay, no. Enlai.- todo su enojo se evaporó en un instante, iba a correr a salvarlo pero se detuvo un momento.- Pero primero… debo guardar el estofado primero.
…
Cuando despertó tenía las manos atrapadas en una especie de esposas similares a una coraza de metal, lo supo cuando quiso tocar su cabeza y se golpeó con esta, de lo segundo que se dio cuenta es que estaba en la arena y el presentador junto con el busca talentos que lo llevó allí.
-Al fin despiertas muchacho. Listo para tu siguiente gran pelea.- dijo el dueño desde su lugar por encima de las gradas.
-Agh… ustedes sí que son malos perdedores, ¿no?- musitó adolorido.
-No existe algo de malos perdedores. Más bien soy un empresario. Y debo enseñar a mis trabajadores las reglas del lugar.- tronó los dedos y los peleadores entraron a la arena.- Y deberás aprenderlas porque te quedarás aquí hasta que pagues lo que debes. Y de paso entiendas lo que de verdad la vida de un peleador clandestino.
Ante esas últimas palabras comenzaron a atacarlo. El maestro tierra le tiró una roca que esquivó torpemente ante esa trampa de metal que cubría sus manos. Se agachó y rodó en el suelo al ver los látigos de agua del mismo maestro que derrotó esa tarde pero al mismo tiempo sintió un golpe en su espalda siendo un muro de tierra que le golpeó y luego esquivó las espadas de un espadachín. Levantó sus manos cuando el espadachín le atacó y bloqueó su ataque sacando chispas al metal. El sonido del metal le dio escalofríos pero logró empujarlo y patearlo lejos dándole tiempo suficiente para patear el suelo y lanzar una roca que le dio directo. El maestro fuego al que derrotó primero le atacó feroz. Enlai intentaba levantar muros de roca pero le era difícil y luego fue atrapado por uno de los látigos de agua que lo alzó y luego azotó en el suelo, lanzándolo luego contra el maestro de fuego que le lanzó una llamarada que no pudo esquivar y cayó al centro de la arena donde todos se acercaron y comenzaron a golpearlo a puño limpio.
El dueño y el reclutador se rieron de él.
-¡Bienvenido al mundo real, chico! ¡Así es como duele!
Enlai siguió recibiendo varias patadas más. Su cuerpo no era el único lastimado, también su orgullo pero entendía lo estúpido que fue al aceptar participar en ese tipo de peleas clandestinas por la simple emoción del momento, cuando lo verdaderamente importante era su amistad y cuidado que la Avatar, no, Xiao le dio sin dudar. Si pudiese verla de nuevo…
Una cúpula de tierra lo protegió de los golpes y un fuerte viento golpeó a los peleadores que fueron alejados del joven. Xiao entró en la arena y retiró la protección acercándose rápido a Enlai.
-No te muevas.- elevó una piedra con la que golpeó varias veces la trampa en sus manos hasta que la rompió.
-¡Auch! Pudiste ser más delicada.
-No sé metal control. Así que te aguantas. ¿Puedes pelear?
-No tengo nada roto. Y quiero enseñarles a esos idiotas una lección.- ambos se pudieron en posición, espalda contra espalda mientras eran rodeados. El dueño miró a Xiao con detenimiento.
-No me lo puedo creer. ¡Es el Avatar!
-Jeje, nos darán una enorme recompensa por ella.- dijo el reclutador.
-Olvida la recompensa. Piensa en lo que ganaremos si la ponemos en nuestros espectáculos. ¡Atrapen al Avatar!- gritó el dueño.
Xiao empujó a Enlai a un lado cuando una columna de roca casi la atropella y se agachó ante un tentáculo. Cuando dos muros fueron a por ellos Enlai hizo aparecer una nube de polvo. Los dos muros chocaron y se destruyeron. El maestro Tierra que ya conocía el truco comenzó a provocar un terremoto que empezó a partir los muros de la arena, pero nadie salió, ya que esta vez fue al contrario. Xiao y Enlai, salieron de las gradas, uno frente al otro y entre los dos hicieron girar la arena.
-Gracias por suavizar la tierra por nosotros.- se burló Enlai.
Más y más los hicieron girar, los campeones intentaron sujetarse de las paredes pero fue en vano. Más cuando Xiao activó el estado Ávatar y la arena comenzó a elevarse un y moverse de lado. Uno de ellos incluso vomitó. Y tras terminar con la diversión, los campeones cayeron al suelo, mareados y derrotados. Enlai corrió hacia Xiao y la abrazó.
-Gracias por regresar a por mí.
-Digamos que te ayudó la extra de confianza que te tengo.- luego los dos se volvieron hacia el dueño y el reclutador que se ocultó detrás de su patrón. Xiao rodeó a Enlai y en un rápido movimiento de aire control ambos estaban frente a este en un segundo. Este comenzó a balbucear.
-O-Oigan, podemos llegar a un arreglo, ¿sí? No hay necesidad de la violencia.- Enlai apoyó su mano en su elegante silla y esta se resquebrajó en su mano.
-No creo que esté en posición de negociar.
Pero antes de siquiera poder salir, una decena de peleadores llegaron y pronto les rodearon listos para atacar. El dueño volvió a sentir que tenía la ventaja.
-Quien atrape al Avatar se llevará un bono doble en su próxima pelea. ¡Vamos!
Todos estaban dispuestos a dar todo por ese bono y Enlai y Xiao retrocedieron listos para pelear.
-Dime por favor que tienes un plan de respaldo.- susurró Enlai y los ojos de Xiao se iluminaron en su estado Avatar.
-Seguir atacando hasta que ninguno quedé en pie.
-Bien, creo que puedo seguir ese plan.
Los peleadores estaban listos para atacarlos cuando de repente la estructura de luces que estaba sobre la arena se soltó y cayó, Enlai y Xiao se movieron y la estructura quedó en el centro, destruyendo parte de las gradas y esparciendo a los peleadores. Por encima de la punta que antes sostenía las luces, un joven encapuchado se alzó frente a todos y se quitó la capucha, revelando a un joven de piel clara, con unos finos y afilados rasgos, con un largo cabello negro recogido en una fina coleta baja y ojos ambarinos.
-Ni se les ocurra tocarle un solo cabello a ella.- se volvió hacia Xiao y por un momento a la joven le pareció verlo moverse con lentitud y con un brillo alrededor de él.- ¿Estás bien?
Era demasiado apuesto para su bienestar mental, y apenas y pudo mover la cabeza que este interpretó como un asentimiento.
-¿Cómo entrantes aquí? Sea quien sea, ¡acábenlos!- gritó el dueño.
El joven entonces movió sus manos y una marea de fuego los rodeó por completo para después esta convertirse en bolas de fuego que golpearon a todos los peleadores posibles. El dueño se cubrió usando a su reclutador como escudo. Pronto se dieron cuenta que el nuevo estaba de su parte.
Enlai usó toda su concentración para destrozar los alrededores de la arena, levantando el suelo y haciendo caer a los demás tal y como había aprendido de su contrincante anterior, y sacudiendo aún más a los caídos. El dueño lanzó al reclutador que no dudó en agazaparse entre los asientos, estaba dispuesto a huir pero Xiao saltó por encima y le cortó el camino. En un intento desesperado lanzó un alarido e intentó atacarla pero ella ni siquiera tuvo que moverse, Mu fue quien lo atropelló, al parecer el ciervo flor se había cansado de esperar afuera a su ama. Xiao miró al hombre en el suelo.
-Te sugiero buscarte un negocio menos peligroso y más honrado.
El sonido de las sirenas se hizo presente y luego sintió como cada chico la jalaban de las manos.
-Es la policía. Tenemos que salir de aquí, ¡YA!- gritó Enlai.
-Conozco una forma, síganme.- les dijo el chico nuevo y todos salieron por una entrada secreta que daba a unas cuantas calles del lugar, aunque Xiao tapó la entrada con una capa de roca del pavimento para que no les siguiesen y tampoco fuera sencillo seguirlos.
Salieron de la ciudad a sabiendas que esos sujetos serían arrestados por las peleas clandestinas. Era la primera vez que Xiao veía a las fuerzas especiales de la policía, o al menos que los tuviera demasiado cerca. Ya de vuelta en el bosque, miró al joven que les había ayudado.
-Gracias, pero, ¿por qué nos ayudaste? ¿Quién eres?
-Me llamo Iroh. Y he venido de muy lejos buscándote, Avatar Xiao.- ella retrocedió un poco.
-¿Eres del loto blanco?- preguntó de repente desconfiada y él negó.
-No. Vengo de parte de mi abuelo, el anterior señor del fuego, Zuko. Fue amigo del anterior Avatar, el Avatar Aang.- de repente su expresión se volvió más seria.- He sido enviado para protegerte en tu camino. Mi abuelo sospecha que hay altos miembros del gobierno que te buscan, mi familia sigue investigando el por qué. Y eso incluye a varios miembros del loto blanco.
-¿Y cómo me encontraste?
-No fue tan difícil. Pero si yo pude cualquier otro igual de experimentado podrá hacerlo. Yo te puedo ayudar en tu camino y así poder esquivar los peligros o caza recompensas que envíen para tu captura.- de repente se arrodilló frente a ella haciendo a un lado su capa y mostrando que llevaba debajo un traje de camisa larga de pecho rojo con mangas negras, muy típico de la Nación del fuego, pantalón oscuro y botas cafés con cintas rojas.- No pido que confíes en mí. Prometo ganarme tu confianza y seguirte a donde quiera que vayas como un fiel compañero. Prometo no decepcionarte.- ella pareció sorprendida.
Enlai se acercó a ella e hizo lo mismo hincándose a un lado.
-Xiao, sé que te falle hoy y lo siento. Tenías razón en todo lo que dijiste. Y me di cuenta que una verdadera aventura no es la emoción, sino aprender de la experiencia y de los amigos, yo fallé en ello. Por eso te prometo seguirte también, ganar de nuevo tu confianza y ayudarte en lo que necesites y también en revelar lo que sea que está pasando, sólo… déjame estar a tu lado para hacer las cosas bien.
La joven pareció en serio pensarlo y tras unos segundos suspiró y extendió su mano a Enlai.
-La confianza es como una flor que se debe de cuidar. Esta vez tendrás que volver a cuidar de esa planta maltrecha. Cuídala y de ti dependerá qué tan fuerte crezca.- luego extendió su mano a Iroh.
-Si me quieres seguir, adelante. Pero no busco un seguidor, busco a un amigo. Y agradezco saber que hay gente que sí procura mi bienestar del otro lado de la línea.
-Gracias… Xiao.- la forma en la que dijo su nombre le hizo tener escalofríos de los buenos. Soltó una risilla extraña que calló apretando sus labios.
-¡Bien! Tenemos que alejarnos lo más posible y descansar. Mañana será otro día.- Mu se acercó a su dueña y tomando su correa se adelantó en el camino. Iroh y Enlai se retrasaron un poco, siendo que Iroh habló a lo bajo.
-Te estuve observando durante tu pequeña estadía. Ella parece no verlo pero si representas un peligro no dudaré en hacer que te deje.
-¿Me estás amenazando?- preguntó en el mismo tono bajo, molesto por la amenaza.
-Las amenazas siempre son palabras vacías, yo nunca amenazo. Lo prometo.
-¿Ah sí? Bueno, entonces déjame prometerte algo también. Métete conmigo y no dudaré en enterrarte vivo.
Iroh sonrió de lado engreído.
-Ya veremos.
Sin saber lo que pasaba detrás de ella, Xiao sólo pensaba en el estofado que al fin se comerían mañana. Avanzaron en la oscura noche hasta desaparecer, mañana sería un nuevo día y prometía una nueva aventura.
…
Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, acepto bebidas de temporada y sin más qué decir, además que se cuiden mucho. UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
