Hola a todos! He aquí un nuevo capítulo de esta historia. Gracias a los que se han pasado a leer y muchas gracias a quienes han dejado review o correos, nada más para que sepan, los correos no me llegan tan bien por lo que no veo mucho eso. Seguimos con el viaje y sin más qué decir… COMENZAMOS!

….

Capítulo 10.

Aguas furiosas.

Con el pasar de los días las aguas heladas iban cambiando a aguas cálidas y una niebla se extendía en las aguas por ahora tranquilas. El capitán del barco bebía una taza de café para ayudarle a permanecer despierto y alerta esa madrugada, a veces envidiaba a los pasajeros que yacían dormidos en sus camarotes. Frunció el ceño ante un banco de niebla más espeso que se alzó frente a ellos.

-Capitán, ¿ve eso?- preguntó el segundo al mando y el capitán dejó de lado su taza.- ¿Qué hacemos?

-Todos atentos, no podemos esquivarlo así que iremos de frente.- el almirante asintió y dio la señal para que siguieran el curso. Todos los encargados estaban tensos y no era para menos, un banco de niebla así de grueso significaba una sola cosa: Problemas.

De repente, los marinos que resguardaban el barco desde babor y estribor comenzaron a ser jalados por una fuerza escondida entre la niebla. Momentos después, la niebla comenzó a entrar dentro de la sala de controles.

-¡Señor!- gritó el segundo al mando pero antes de poder hacer algo la puerta se abrió con violencia y la niebla entró como un monstruo para devorarlo todo…

Enlai se estiró después de una buena noche de sueño.

-Cielos, hace tanto que no duermo así.- ante los cambios de temperatura había dormido mucho mejor y ya no tenía que tener encima el abrigo. Caminó hacia el comedor donde se encontró a Xiao tomando una taza de té y con su brazo todavía inmovilizado con la escayola, hizo lo mejor que pudo para no pensar en lo sucedido.- Hey, buenos días, ¿qué tal tu brazo?

-Mejor, ya casi termina mi periodo de descanso que la sanadora me dio para poder moverlo sin problemas.

-Hay que hacer caso a los expertos. ¿Y dónde está el cabeza de mechero? Es un milagro no verlo tan temprano.

-En la proa, creo que está entrenando.- dijo con cierta indiferencia que le sorprendió.

Por la ventana del comedor pudo ver a Iroh entrenar con su espada, iba sin camisa y parecía dar un espectáculo a las chicas del barco, y a algunos del género masculino. Enlai se quedó con la boca abierta ante el sol que hacía resaltar los músculos de su cuerpo. Pero lo que le sorprendió más era Xiao, normalmente la chica estaría sonrojada o hasta babeando por él, cosa que le molestaba pero… desde que salieron del Reino del Sur se había mostrado algo apática.

-¿Todo bien?- preguntó tanteando el terreno.

-No.- respondió con un suspiro.- Siento que mientras más avanzo en mi camino suceden cosas malas o siento que hago las cosas mal.

-Xiao, lo que sucedió allá fue cosa de esa loca. No es tu culpa.

-Lo sé, lo sé pero… ¿por qué rayos me siento culpable?

-Tal vez porque crees que todo es tu responsabilidad pero no lo es.- dijo intentando calmarla.- La gente hace decisiones y muchas veces serán malas aunque deseemos lo contrario. Y no podrás ayudar a todos, eso es un hecho. Pero puedes ayudar a otros mostrándoles el camino.

Xiao pareció más tranquila a sus palabras y suspiró relajando los hombros.

-Puede que tengas razón… aunque no puedo evitar pensar que pude hacer más.

-Créeme, no eres la única.- dijo posando su mano sobre la escayola deseando haber previsto las intenciones de esa psicópata. Xiao se sonrojó un poco y Enlai retiró la mano algo apenado.- Esto… ¿es que no hay servicio hoy? ¿Dónde están los meseros? Mesero.- llamó a un mesero que pasó cerca de ellos, pero cuando este se volteó con un gruñido y cara de pocos amigos Enlai sintió la necesidad de bajar la mano.- Esto… tómese su tiempo, no hay prisa.

En poco llegó otro mesero, ambos se enderezaron en su silla al ver que tenía peor cara que el mesero anterior con una cicatriz que cruzaba toda su cara.

-¿Qué van a ordenar?- gruñó entre dientes.

-Ah, el desayuno del día, por favor.- pidió Enlai mirando el menú.

-Se nos acabó.

-Ok… entonces unos huevos a la…

-No hay huevos.

-Entonces unos panecillos con…

-Tampoco tenemos.- Enlai comenzó a sentir una vena en su frente.

-¿Y qué tal de…?

-Se nos acabó.- Enlai ya tenía un tic en el ojo pero antes de poder decir algo Xiao le detuvo con un toque gentil en su brazo.

-¿Hay algún problema en la cocina?

-El chef enfermó.- respondió el mesero.- Sólo servimos platos sencillos.

-¡Haberlo dicho antes!- exclamó Enlai pero Xiao se levantó de la mesa.

-¿Puedo ayudar? Soy chef y sin hacer alarde soy muy buena. Y no cobro.

-… Espere un poco.- chasqueó los dedos y susurró frente a otro mesero que asintió.

-Sígame por favor.

-Xiao…- Enlai quiso detenerla pero ella ya se estaba quitando la escayola.

-Tranquilo, además, cocinar me hará bien para ejercitar el brazo y siempre me despeja la cabeza.

Enlai le dejó ir y luego se cruzó de brazos, aunque notó a algunos meseros susurraban entre sí y estaba seguro de no haber visto nunca a tipos tan mal encarados antes.

-Algo raro pasa aquí.

Normalmente entrenaba más temprano pero había estado ocupado escribiendo un informe detallado de lo sucedido y enviado por un halcón… o casi detallado. Quería dejar a un lado el hecho de que Xiao sabía usar sangre control, si su abuelo o cualquier otro del alto mando se enterase de ese dato podría ser perjudicial, y el hecho de que ella sepa usar ese poder sin aparente problema… le dio un escalofrío. Todo eso le recordó a cierto evento años atrás. Espraa que el halcón ya estuviera a un cuarto de su recorrido, cómo sesearía que existiesen máquinas que pudiesen enviar documentos rápidamente pero ese era un sueño. Iba a darse una ducha rápida esperando poder unirse con Enlai y Xiao que seguro ya estarían en el comedor cuando al dar vuelta al pasillo chocó su hombro con un hombre que llevaba algo enorme entre sus musculosos brazos.

-A un lado.- dijo este de forma grosera y siguió su camino.

-Yo hubiera dicho lo mismo.- musitó entre dientes cuando al darse la vuelta se topó con un enorme ojo que casi lo hace gritar, pero vio que era Enlai usando una lupa.- Maldita sea, ¡nunca hagas eso!

-¿Lo viste? ¿Sabes qué llevaba allí?

-Me topé con él y no, no sé qué llevaba.

-Mmm, esto es cada vez más raro. El personal del barco actúa de forma muy sospechosa.

Iroh arqueó la ceja y notó a la figura encapuchada que apenas los vio se dio la vuelta.

-Sospechoso como…

-¡Shh! ¡Shh! ¡Shh! No me interrumpas.- le silenció poniendo un dedo cerca de su cara.- Algo aquí huele mal… además de ti, claro.- señaló con una sonrisa burlona y Iroh hizo lo posible para no olerse a sí mismo sabiendo que no olía tan mal como decía… ¿o sí?- Algo está terriblemente mal aquí y es nuestra misión averiguar qué es lo que pasa. Sígueme sudoroso, que llegaremos al fondo de esto.

-Pero quería ducharme antes de…- antes de poder decir algo Enlai le jaló hacia un espacio estrecho y vieron a dos oficiales aproximarse por el pasillo.

-¿Todo listo?

-Todo listo, avísale al capitán. Yo iré a ver si nuestros "compañeros" están cómodos abajo.- cuando se fueron ambos chicos salieron, con algo de esfuerzo, de ese pequeño espacio y se miraron entre sí. Iroh admitió que algo sí estaba pasando.

-Sigámoslo.- Enlai asintió hasta que se dio cuenta que su pecho estaba húmedo por el sudor de Iroh que no se había abotonado la camisa.

-¡Agh! ¡Qué asco!- se quejó pero siguió a Iroh guardando una distancia segura.

El comedor había revivido y Xiao intentaba llevar el ritmo de la cocina.

-¡Tres especiales! ¡Dos de panqueques de huevo! ¡Y cuatro de frutas y cereales!

-¡Salen!- Xiao dejó los platos ya hechos y revisó a los que estaban en la cocina.- Intentemos que la fruta no esté tan picada o hecha puré. Cuidado con la salsa, hay que usar menos sal.- dijo a los chefs que a pesar de usar bien un cuchillo parecían no tener mucha idea de lo que hacían.- Permiso.- pasó entre uno para probar el aderezo y apretó los labios intentando encontrarle sabor.- Más jengibre rallado y ponga más consomé. Ese filete debe cortarse con más cuidado, permítame...- pidió de favor a un chef, comenzando a cortar la carne en trozos largos cuando de repente resintió su brazo soltando el cuchillo.

-¿Todo bien?- preguntó uno.

-Sí, lo siento. Hay que seguir con las órdenes.

-¿Así está bien?- preguntó uno que le mostró un buen decorado plato con panqueques de huevo.

-Sí, son perfectos.- admitió con sorpresa.

-Ya terminé la fruta.

-Yo puedo con la carne del especial.

-¡Salsa lista!

Uno de los presentes se acercó a Xiao con una taza de café para ella.

-Gracias por la ayuda en la cocina, pero no puedes hacer todo sola niña.

-Pero yo necesito…

-Ya nos diste la guía, déjanos hacer nuestro trabajo.- dijo dándole una fuerte palmada en la espalda antes de dejarle un plato de huevos y salchichas haciendo recordar a su estómago que no había desayunado. Probó los huevos, un poco quemados en las orillas y demasiado hechos de la yema pero estaban perfectos y el café era delicioso, sintiendo como el enorme peso que estuvo sobre sus hombros desaparecía. Sonrió un poco recordando las palabras de Enlai sobre que ella no podía ayudar a todo el mundo. Era cierto, sólo podía guiar a la gente como en esa pequeña cocina.

Con cuidado de no ser descubiertos bajaron sin hacer ruido hacia el cuarto de máquinas bajo la cubierta. El oficial al que seguían de repente se volvió pero no vio a nadie por el estrecho pasillo. Enlai se había movido en una esquina entre gruesos tubos y Iroh saltó sujetándose del techo. Salieron de su escondite cuando este bajó unas estrechas escaleras. Iroh bajó deslizándose por los tubos externos y Enlai intentó hacer lo mismo pero él no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas y se resbaló cayendo sobre Iroh que intentó mantenerse firme a pesar de tener el trasero de Enlai sobre sus hombros, ya le regañaría después.

El oficial llegó hasta una puerta de escotilla que abrió con cierta dificultad, dentro, los que ocupaban la oscura habitación fueron cegados por las luces de las bombillas que colgaban afuera, maniatados de pies y manos, incluso sus bocas. El hombre miró atento al grupo de oficiales y al capitán del barco.

-No se preocupen, apenas y mi capitán logre su objetivo les regresaremos el barco y a sus tripulantes sanos y salvos.

El capitán gruñó incapaz de maldecir al sujeto. El secuestrador iba a cerrar la puerta pero esta de repente se detuvo, y al intentar empujarla seguía en su sitio hasta que esta se abrió con violencia golpeándolo en la cara, una y otra y otra vez hasta que cayó al suelo.

-Bien.- felicitó Iroh a Enlai.

-He practicado el metal control desde que salimos del Sur.

Se acercaron al capitán y Iroh le quitó la venda de la boca.

-¿Qué es lo que sucedió?

-Unos piratas nos atacaron anoche.- explicó con algo de dificultad.- Nos ataron y nos pusieron aquí haciéndose control del barco.

-¿Sabe por qué?- preguntó Enlai.

-No… pero escuché que su jefe iba a por algo, algo grande.

Antes de poder seguir hablando escucharon algo golpear el metal en la lejanía. Iroh y Enlai se pusieron en posición ante cualquier ataque, el sonido de la maquinaria a su alrededor comenzó a intensificarse, el metal chirrió a su alrededor. De repente, varios tubos de acero fueron separados de la maquinaria y salieron disparados contra ellos, apenas y lograron esquivarlos pero no vieron uno en verdad largo que les fue imposible de esquivar y los ató junto. Una pisadas se escucharon sobre el suelo metálico y un hombre de barba que usaba el saco del capitán sobre sus hombros se acercó a ellos.

-Miren nada más, tenemos a dos alborotadores.

A su alrededor otros piratas aparecieron entre risas. El capitán se acercó a ellos y lo último que vieron fue el puño de este que tenía en los nudillos estoperoles de acero.

Despertaron minutos después, estaban amarrados con sogas espalda con espalda en la cabina del capitán. El pirata estaba sentado sobre un sillón moviendo lentamente un vaso con una bebida dorada.

-Bien. Despertaron mucho antes de lo esperado.- el hombre bebió el vaso y se acercó a los chicos con una enorme sonrisa.- No pensé encontrarme en este barco con otro maestro metal y mucho menos con el primer general del país del fuego.

Enlai se enderezó un poco.

-Espera, ¿general? ¿Cómo que general?

-¿No te lo dijo? Él es primer general del ejército de la nación del fuego. El más joven hasta ahora y quien se ha ganado el título sin necesidad de las conexiones de su familia, se le respeta eso.

Enlai giró su cuello lo más que pudo para mirar a Iroh que lucía algo molesto por la presentación.

-Primer general… ¿Qué hace un primer general?- el pirata le respondió.

-Prácticamente está por debajo del señor del fuego en cuanto se refiere a dirigir al ejército.- los ojos de Enlai se abrieron de golpe y miró de forma más acusadora a Iroh.

-¡No me lo creo! ¿Cuándo nos ibas a decir eso, primer general?- preguntó escupiendo su título.

-Les dije que trabajaba en un puesto importante.

-Pero no nos dijiste ¡QUE ERA TAN IMPORTANTE! ¿Qué más escondes? ¿Tienes un gemelo malvado? ¿Una prometida? ¿Tienes once dedos en los pies en lugar de diez? ¡DÉJAME VERLOS!- exclamó apoyándose más y más en su amigo hasta doblarlo.

-Je, je, esto es divertido.- dijo el pirata disfrutando del espectáculo. Iroh rechinó los dientes y se enderezó con una vena en la frente.

-¡Ya está bien!- fijó su vista en el pirata y de repente toda su ira se desvaneció.- Un momento, yo le conozco. Usted era el general de marina Lai Ying del reino Tierra.

-Veo que me recuerdas, tú apenas eras un crío cuando nos conocimos.- dijo el pirata con satisfacción.- ¿Cómo está tu madre? ¿Sigue igual de guapa? ¿Todavía soltera?- ante eso último, Iroh sintió una vena hincharse en su frente, pero se concentró en intentar quitarse las sogas pero pronto se dio cuenta que estas eran de acero.

-¿Por qué está haciendo esto? ¿Cuál es su objetivo?

-Mi objetivo es simple. Venganza.- caminó hacia la escotilla mirando el exterior.

-¿Contra quién?- preguntó Enlai cuidadoso ante otro posible enemigo.

-De la bestia de las profundidades. ¡La bestia que hundió mi flotilla!- tras unos segundos de silencio Enlai susurró a Iroh.

-¿A qué se refiere?

-Ahora recuerdo, su flotilla fue hundida pero según el informe usted lo atribuyó a que fueron atacados por un monstruo. Por eso le dieron la baja, porque pensaron que estaba loco.

-¡NO ESTOY LOCO!- gritó golpeando la pared y abollándola.- Él está allí, escondido siempre entre los bancos de niebla y me ha costado mucho acorralarlo.

-¿Y puedo saber por qué secuestro un barco de pasajeros?

-Hace días la bestia hundió mi barco. Así que… tuvimos que improvisar.

-Wow, ¡wow! ¡Tiempo fuera!- exclamó Enlai.- Me está diciendo que anda en la caza de un monstruo y nos ha metido a todos en el ajo porque se quedó sin nave. ¿Es en serio?

-Lai Ying, esto es inaudito. Hay gente inocente y nadie está para tus locuras.

-No es una locura pequeño príncipe. Es una realidad.- apretó su puño con una sonrisa torcida en su rostro.- Él está allí, muy cerca del Arrecife del Tiburón, hasta allí lo he guiado.

-No puede ser…- musitó Iroh a lo bajo pero Enlai no entendía de qué iba.

-Perdonen mi ignorancia pero ¿qué es el Arrecife del Tiburón?- Lai Ying se lo explicó con cierto placer.

-Nada más que el cementerio de barcos más grande que haya habido. No hay barco o nave que haya podido pasar el peligroso arrecife repleto de rocas puntiagudas y estrechos espacios. La trampa perfecta para ese monstruo que me arruinó.

-¡Y un suicidio para todos los que estamos aquí!- gritó Iroh.- Nadie ha podido atravesar ese arrecife. ¡Es un cementerio de barcos! ¿Quieres en serio arriesgar a todas las personas que están aquí?

-Oh, no te preocupes. La carnada estará a salvo.

-… Ya me preocupé.- declaró Enlai sintiendo un escalofrío y Lai Ying rio.

-Tranquilos. Podemos llegar a un trato entre nosotros. Ayúdenme a con mi venganza y no entraré al arrecife, también prometo la seguridad de todos los civiles.

-¿Y por qué confiar en ti?- preguntó Iroh y Lai Ying se acercó a él quedando a pocos centímetros de su rostro.

-Porque soy un hombre de palabra, no tienen otra opción y de ser de otra forma los habría matado y tirado en el mar cuando los atrapé.

Los chicos se miraron unos momentos y terminaron por asentir. Con un simple movimiento, el metal que los tenía atados se aflojó y fueron liberados. Enlai vio con asombro como el metal voló hacia el pirata hasta su antebrazo quedando como un adorno.

-Muy bien, bienvenidos a la tripulación.- anunció con una sonrisa amplia a los dos chicos cubriéndolos con la sombra de su imponente altura como si fuese a golpearlos pero en lugar de eso sacó un papel y una pluma.- Firmen aquí, aquí, y aquí. Ofrecemos seguro dental.

Ambos chicos parpadearon al mismo tiempo, aunque Enlai se revisó con cuidado el contrato.

-Wow, qué buen seguro médico tienen. ¿Tiene que ser mi nombre entero o firma corta?

La cocina estaba cerrada y los cocineros se estaban dando un festín felices por tan buen trabajo. Xiao les ofreció una taza de té que estos saborearon con placer.

-Les agradezco mucho por permitirme ayudar en su cocina. Ha sido más que enriquecedor.

-No pasa nada niña. Para nosotros ha sido un placer.

-¡Sí! Menuda forma de usar el cuchillo. ¡Ta! ¡Ta! ¡Ta! ¡Ta! ¡Ta! Cortando como si no hubiera un mañana.

-Hasta a mí me dio miedo.

Todos rieron y Xiao sintió sus hombros relajados.

-La verdad es que debo agradecerles, hoy entendí que a pesar de todo no debo llevar el mundo a cuestas. No puedo estar en todo y tampoco debo hacerme responsable de lo que otros hagan. Sólo los puedo guiar, y tampoco soy culpable de quienes cometen ciertos errores.

-Qué asco sentirse así.- dijo uno.- Aunque nos gustaría que nuestro capitán también entendiera eso.

-¿Su capitán también se siente así?- preguntó curiosa.

-Algo así. Se culpa por muchas cosas y siempre hace todo solo.

-Sí, nos gustaría que entendiera que a pesar de todo nosotros estamos con él.

-Pase lo que pase, somos una tripulación, ¡somos familia!

-/¡SÍ!/- Todos gritaron de acuerdo y Xiao pensó en Mu, Iroh y Enlai que no la habían abandonado a pesar de todo, podía decirse que su amistad ya estaba por completo cimentada. Sonrió ante el pensamiento.

-Deberían decírselo a su capitán. Estoy segura que le hará muy feliz escuchar eso de ustedes, lo digo por experiencia.

Todos siguieron comiendo y riendo cuando notó por la escotilla una gran cantidad de niebla.

-Qué extraño… ¿por qué hay niebla?- todos al ver eso se levantaron de la mesa y salieron rápido de la cocina, sólo uno se quedó donde Xiao.

-Es la hora. Señorita cocinera, le sugiero que se quedé aquí y no salga.- dijo antes de irse también dejándola confundida y preocupada ante el banco de niebla que ya no le permitía ver el cielo o el mar.

El barco se adentró más en el banco de niebla, Lai Ying que estaba en la punta del barco sonrió al sentir la presencia de su némesis.

-Está aquí.

Todos comenzaron a moverse y por el altavoz se instó a los pasajeros de quedarse en sus camarotes encerrándolos con llave. Iroh sintió un escalofrío, la niebla comenzó a llegar hasta sus pies, abrazando la estructura con su gélida presencia.

-¡A sus posiciones!- ordenó Lai Ying.- ¡La bestia está al frente!- todos se colocaron en posiciones, y varios dejaron caer al suelo varios objetos envueltos como el que traía el sujeto que se topó con Iroh en la mañana, siendo revelada una red gigante la cual fueron uniendo y cerrando los ganchos de las orillas. Iroh y Enlai miraron hacia el frente, no veían nada más que la niebla y la silueta del capitán, hasta que unos enormes ojos amarillos se hicieron presentes.

-¿Qué es eso?- preguntó Enlai sorprendido y Lai Ying sonrió.

-Nos volvemos a ver cara a cara. ¡A POR ÉL!

En los controles del barco, aceleraron los motores mientras que en los costados maestros agua ayudaban con el movimiento o despejando lo más posible la niebla para ver cualquier obstáculo. La criatura comenzó su huida pero tal parecía que no sería fácil. Iroh y Enlai se sujetaron del barandal.

-¿Qué hacemos?- preguntó Enlai y Iroh miró hacia abajo viendo una escotilla.

-Sí, creo que funcionará. Agárrate.

-¿Qué? ¡AAAH!- lo empujó fuera del barco y Enlai se sostuvo de una escotilla por la que se sujetó y entró abriéndola con su metal control.- ¡Está más loco que ese tipo!- exclamó peinándose un poco.

-¡AAAAH!- gritó una chica que estaba descansando en su cama.

-¡Lo siento! ¡Me equivoqué de habitación!- salió del cuarto rápidamente y fue a las escaleras del interior del barco para comenzar a sacar a la tripulación.

Lai Ying vio que Enlai no estaba y miró a Iroh.

-¿Dónde está tu amigo?

-Se cayó, pero sabe nadar.

Notaron la sombra de la bestia, con una enorme cola de pez que le ayudaba a moverse con velocidad.

-Hora de iluminar el camino, general.

Iroh tuvo que obedecer a regañadientes, creando una gran bola de fuego al frente que asustó a la bestia que, sin saberlo, era guiada a la trampa.

Xiao se agarró de la isla de la cocina y esquivó una sartén y una espátula que se zafaron de las que colgaban sobre su cabeza. Un movimiento brusco del barco la hizo caer al suelo y esquivó un cuchillo que se clavó donde antes estaba recargada.

-¿Qué rayos está pasando aquí? ¡AAAAAAH!- esquivó una serie de cuchillos, tenía que decirlo, los felicitaba por lo bien afilados que los tenían. Entonces lo escuchó, un sonido lastimero y profundo que la hizo levantarse de su sitio.- ¿Qué?

Cerró los ojos, concentrándose en lo que estaba alrededor, afuera, las corrientes de agua, pasó alrededor en su forma espiritual hasta que pudo ver algo, una figura de brillo azulado que la encaró con grandes ojos amarillos. Abrió los ojos grandes sintiendo que recuperaba el aliento.

-Minyu…

Corrió fuera de la cocina hasta el comedor, la puerta estaba cerrada pero ella no tenía tiempo que perder. Colocó su mano en la cerradura y comenzó a usar fuego control hasta derretirla y empujar la puerta trastabillando hacia el comedor que estaba vacío y cuyas mesas y sillas se movían de un lado a otro hasta que aceleraron el barco y vio que estas iban directas hacia ella… eso iba a doler.

Iroh dirigía con su fuego a la bestia tal y como Lai Ying le decía. Habían alcanzado una velocidad tal que hasta sentía sus mejillas comenzar a moverse, aunque al pirata no le importaba dejar al descubierto hasta sus muelas. Atrás de él, varios piratas esperaban la orden con la red al fin lista.

-¡RED LISTA!

-¡ADELANTE!- gritó su capitán y los piratas lanzaron usando metal control la pesada red que se ató a los costados del barco para no perderla. Lai Ying usó su fuerza para cerrar la red justo cuando cayó sobre la bestia que se hundió en el agua.

-¡PAREN EL BARCO!

Apagaron los motores y los maestros agua lograron estabilizar el barco a salvo y aferrarlo con hielo en su sitio. Aguardaron un poco, sabiendo que sí había atrapado a la criatura. Las cadenas atadas al barco hicieron un leve sonido al moverse, la niebla comenzó a disiparse por completo, y entonces el agua se alzó, dentro de la red había una criatura de piel azul con pequeñas conchas pegadas, cuatro aletas como patas, cola de pez y largo cuello se alzó sobre el agua, era enorme, tan grande como el barco. Y apenas y los ojos de la criatura y del capitán se encontraron, esta comenzó a intentar huir zambulléndose en el agua pero el capitán y su tripulación comenzó a jalar peleando contra la fuerza del monstruo que comenzó a jalar el barco con él hacia abajo.

-¡Fuerza! ¡Pongan toda su fuerza!-

Sin embargo, eso no valió de nada. Poco a poco, los motores traseros del barco ya estaban fuera del agua.

-Nos está jalando con él. ¡Pare esto!- gritó Iroh.

La bestia entonces cambio de estrategia y dejó caer el barco al alzarse de nuevo sobre el agua y comenzar a nadar arrastrando el barco consigo, pero tomando mucha más velocidad que la de antes, haciendo que todos se sostuvieran de la orilla y comenzaran a sentir sus ojos llorosos.

Enlai que apenas llegó a la puerta fue empujado por la fuerza del barco y cayó rodando por el pasillo chocando con la puerta de metal y deslizándose por el pasillo ante los movimientos bruscos. Pero se aferró al suelo hundiendo sus dedos sobre el metal y comenzando a avanzar poco a poco.

La bestia comenzó a esquivar varias rocas, comenzando a dirigirse hacia el Arrecife del Tiburón.

-¡Lai Ying! ¡Esto es una locura! ¡Para de una vez!

-¡NO LO HARÉ!- dijo enderezándose frente a todos y tomando las cadenas en sus grandes manos.- ¡Arruino mi vida! ¡La de mis hombres! ¡Nos hizo un hazme reír frente a todos y eso no se lo perdono! ¡RAAAAAAGH!- las venas de sus brazos saltaron ante la fuerza que usó al jalar las cadenas.

-¡Capitán Lai Ying! ¡Pare esta locura! ¡¿Arriesgará a inocentes sólo por su venganza?!

-¡Ja! ¡Ja! ¡No nos hundiremos sino lo permito!- Iroh vio lo impensable, las cadenas fueron jaladas poco a poco con la fuerza de ese hombre.- ¡TE LLEVARÉ CONMIGO HASTA CIUDAD CAPITAL PARA REESTABLECER EL HONOR DE MIS HOMBRES!- comenzó a jalar más y más cuando de repente la criatura jaló, por un momento pensó que golpearía caería al agua pero algo lo atrapó. Sus hombres lo sujetaron de cadenas que tenían preparadas, sujetando a su capitán tanto de la cintura y piernas y otros se acercaron para jalarlo.

-¡Capitán! ¡Sabemos que esto lo hace por nosotros!

-¡Pero no está solo capitán!

-¡Nosotros estamos aquí y nunca lo dejaremos!

Lai Ying vio a sus hombres comenzar a jalar, y él no pudo sentirse más orgulloso de sus hombres. Aquellos que entrenó, enseñó y con los que ha convivido por largos años. Arrugó la cara y apretó los dientes ahogando las ganas de llorar.

-¡Todos! ¡TIREN!

Todos gritaron a la vez y por primera vez la criatura no pudo con su fuerza. Se alzó sobre el agua y el barco chocó con una de las rocas virándolo a babor. El barco y la criatura chocarían irremediablemente contras las afiladas rocas del arrecife, incluso Lai Ying se dio cuenta que no podría arriesgar a la tripulación por más tiempo.

-¡MINYU!

Xiao gritó desde lo alto de la cabina del capitán, llamando la atención de los presentes y entrando en su estado avatar torbellinos de agua se alzaron a los costados, uniéndose en uno formando un gran remolino de agua que envolvió al barco y lo elevó junto con el ser que alzó más agua hasta formar una gran ola que los alzó a todos. Xiao iba arriba con el torbellino que servía para estabilizar el barco, el ser debajo y dentro de la ola. Siguieron así hasta pasar por el famoso arrecife, donde podía apreciarse decenas de barcos destruidos. Poco a poco la ola bajó y al tocar aguas seguras Xiao deshizo los torbellinos y flotó hasta quedar en el suelo cerca de ellos y retirar el estado.

-¡Dejé en paz a ese espíritu guardián!

-¿Espíritu guardián?- preguntó Iroh sin comprender. Ella se acercó quedando entre capitán y la bestia.

-Minyu, gusto en verte de nuevo, has crecido.

-¡Atrás mocosa! Esto es entre él y yo.- amenazó Lai Ying pero ella no se dejó intimidar.

-Señor, Minyu es un espíritu guardián, protector de marinos. ¿Por qué lo ataca sin razón?

-¿Protector de marinos? ¡JA!- Iroh se acercó a ella.

-Xiao, él es Lai Ying, antiguo capitán de la flota de la nación de la tierra y él dice que este ser fue el culpable de acabar con su flota.- la criatura de piel azul emitió un sonido triste y ella se acercó a tocarlo.

-Entiendo amigo, yo te ayudaré.- se volvió a ver a los presentes.- Si gusta tomar mi mano, señor, Minyu le mostrará lo que de verdad pasó ese día.

Lai Ying pareció dudar, pero dio un al frente y tomó la pequeña mano de Xiao. La joven sirvió como un puente entre ambos y él sintió como si una ola le golpeara y en sus ojos pudo ver lo que sucedió ese día…

Minyu había encontrado decenas de minas marinas que todavía flotaban con sus cadenas, eran viejas, usadas por la Nación del Fuego en la guerra y los eslabones de las cadenas empezaban a abrirse, eran todo un peligro. El guardián comenzó a usar las corrientes para hundirlas hasta lo más profundo cuando vio su flotilla acercarse. Se asomó un poco y vio al capitán pasar entre sus marinos que estaban ocupados hasta que se apoyó en la punta del barco dejando que la brisa agitara sus rebeldes cabellos y barba. Minyu entró en pánico al ver que se dirigían directamente hacia las minas por lo que rápidamente cambió la corriente e intentó mover el barco a otra dirección empujándolo desde atrás. Por supuesto, el capitán notó el extraño cambio.

-¿Qué sucede?

-Capitán, una corriente nos está sacando de nuestro curso.

-No dejen que eso pase. Debemos llevar la carga a Ciudad Capital en el tiempo establecido cueste lo que cueste.

Minyu sintió que el barco pronto se resistió. Se adelantó intentando llevar las minas lo más lejos posibles de ellos, tomándolos de la cadena y jalando más y más abajo, pero los eslabones cedieron al fin y la cadena se rompió, dejando la mitad de las minas subir hacia la superficie.

Desesperado, subió rápido y golpeó el barco de un costado para alejarlo del peligro. Lai Ying se acercó a la orilla y fue que lo vio.

-Pero qué…

Mas antes de poder preguntarse qué era, una de las minas explotó y con estas el resto en un horrendo caos que alejó a Minyu por la fuerza hasta que todo terminó. Intentó acercarse, asomándose un poco entre la niebla que siempre aparecía cuando él emergía. Todo era caos, destrucción, muchos llantos y gritos de hombres heridos o que buscaban a sus compañeros. Buscó entonces al capitán que flotaba sobre una tabla apenas consciente hasta que se hundió… pero Minyu lo alzó de nuevo y lo hizo sujetarse de un trozo de barco. Lai Ying tosió pero al verlo comenzó a maldecirlo.

-¡Maldito ser! ¡¿Qué hiciste a mis barcos y a mis hombres?!- y con un sentimiento de culpa, Minyu se alejó del lugar.

Cuando la visión terminó, Lai Ying se quedó atónito ante lo que vio y tras unos momentos se sintió muy avergonzado.

-Nos intentó salvar… y me salvó la vida.- Xiao asintió a sus palabras.

-Minyu es un guardián de los mares.- explicó Xiao.- Y lamenta mucho lo sucedido, tenía miedo, rabia y vergüenza hacia sí mismo por haber fallado. Sólo quería hacer lo correcto.

-… Igual que yo.- se hincó frente a la criatura que lo miraba compasivo y emitió un sonido haciendo que Xiao se acercase a Lai Ying.

-Las confusiones se dieron y nadie pudo prever lo que pasaría. Las minas eran viejas, se hubiesen roto aún sin la intervención de Minyu ante...

-Las corrientes centrales.- completó el hombre con una sonrisa de lado.- Sí, lo entiendo. Yo también hubiese hecho lo mismo.- Lai Ying se hincó e hizo una reverencia tocando con su frente el suelo.- Pido perdón, perdón porque lastimé a un guardián y protector del mar que tanto he amado. Por favor, castígueme como guste pero deje a mi tripulación.

Xiao esperó respuesta de Minyu que emitió un dulce sonido que sonó como una canción que le hizo sonreír.

-No hay nada que perdonar. Minyu dice que lamenta mucho lo sucedido y también pide su perdón. Y pide que de ahora en adelante se dedique a ayudar a otros en el mar que dice que ama.

Lai Ying alzó su cabeza con lágrimas y mocos cayendo de su cara.

-Así lo haré. Todos nosotros.- los piratas se unieron a su capitán que estaba más sensible de lo normal.

La red de cadenas al fin cayó liberando a la majestuosa bestia que alzó su cuello y miró a los presentes con expresión gentil.

-Nos vemos, Minyu. Cuídate.- se despidió Xiao antes de verlo cubrirse en una espesa niebla y desapareciera de la vista de todos.

Iroh se acercó cuidadoso de que el espíritu o bestia no emergiera de la niebla que ahora era delgada.

-¿Cómo hiciste eso?

-Ya sabes, tengo un fuerte vínculo con lo espiritual. Y en realidad, conozco a Minyu desde hace años, él me enseñó a nadar. Tengo la foto por ahí guardada entre mis cosas.- Iroh suspiró.

-Bueno, sea como sea me alegro que las cosas terminaran bien.

Un disparo sonó en el aire y pronto ellos y los piratas se vieron rodeados por la tripulación que Enlai logró sacar después de que el barco dejase de agitarse.

-¡Chicos!- fue hacia ellos y los "abrazó" ya que en realidad estaba demasiado mareado por el movimiento, y algo golpeado para qué negarlo.- ¿De qué me perdí?- apenas y se podía mantener de pie.

El legítimo capitán apuntó su arma contra Lai Ying y quitó el seguro.

-Quedan bajo arresto bajo las leyes dentro del mar del reino Tierra.

-Eh, señor, no sabemos si seguimos todavía en esas aguas.- murmuró el segundo a cargo.

-¡Pues no me importa! Serán encarcelados y entregados apenas y toquemos tierra. Levanten las manos y no intenten nada…

-Iroh…- Xiao miró suplicante a su amigo pero este no podía hacer nada a pesar de que todo ese malentendido se arregló y no hubo heridos.

De repente una gran sombra emergió a su lado y al volverse el capitán del barco hacia esta vio una gran ola que golpeó a la tripulación sólo en la mitad del barco donde estaban dejando a los piratas y al equipo Avatar secos. La niebla volvió a espesarse y unos grandes ojos amarillos brillaron de esta y llamó a los presentes con un sonido musical. Lai Ying pareció comprender por sí solo al espíritu.

-¡Todos! ¡Salten del barco!- de un salto se paró sobre la barandilla y miró por última vez al grupo de jóvenes.- Espero verlos de nuevo algún día y Iroh, salúdame a tu mamá que es más ardiente que el sol.- la cara de Iroh se tornó roja y tras una carcajada Lai Ying saltó desapareciendo en la niebla, todos siguieron a su capitán y cuestión de segundos la niebla desapareció junto con los piratas.

-… En serio, ¿de qué me perdí?- preguntó Enlai y mientras Iroh apretaba los dientes, Xiao le sonrió a su amigo.

-Deja te cuento.

Pisar tierra nunca había sido tan satisfactorio aunque Enlai y Xiao no paraban de molestar a Iroh.

-Entonces eres el general del ejército la nación del fuego.- dijo Xiao.- Y no cualquier general, sino tienes el más alto cargo… ¡Wow!

-Mi cargo no es importante, ¿saben?

-¿Bromeas? Es decir, tu familia son los líderes de tu nación y eres el general de más alto rango. ¡Me siento engañado!- expresó Enlai de forma melodramática.- Te perdono si pagas el hotel.

-Y uno bueno.- agregó Xiao y buscó con la mirada a Mu. A sus espaldas, la figura encapuchada les seguía desde una distancia prudente.

Xiao silbó, pero su ciervo flor no apareció.

-Qué raro. Mu debería estar aquí.

-¿Estás segura que tu animal está bien entrenado?- preguntó Enlai.

-Sí. Tenía que seguir la orilla para llegar al siguiente puerto y quedarse en los alrededores. ¡Mu! ¡Mu!- le llamó pero no vio rastro de este. La ciudad estaba a kilómetros del puerto haciendo una vereda repleta rodeada de bosque para los turistas. Comenzó a ponerse nerviosa.- ¿Por qué no aparece? Mu debería estar aquí.

-Vamos a buscarlo, no debe estar lejos.- propuso Iroh.

Buscaron por la zona, pero no había rastro del ciervo flor. Y mientras buscaban Enlai se topó con algo que lo dejó frío y tuvo que cubrir su boca ante el grito que estuvo a punto de dar.

-¿Enlai? ¿Qué pasa?- preguntó Xiao yendo hacia él.

-Xiao, no creo que…- intentó detenerla pero ella se acercó y lo que vio la dejó fría. Entre los arbustos apenas se veía lo que quedaba de un ciervo flor. Sintió su corazón detenerse como si le hubiesen apuñalado pero Iroh se acercó y miró con cuidado al animal.

-Tranquila, no es Mu. Por la descomposición ha de llevar semanas, pero a este le han quitado sus astas.

-¿Qué clase de persona le haría algo así a un animal?- preguntó Enlai.

Xiao se separó de Enlai y sus piernas se doblaron frente al arbusto aliviada al mismo tiempo que preocupada por su compañero.

-Mu… ¿dónde estás?- se preguntó sin saber que Mu tenía sus propios problemas dentro de una jaula.

Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer! Dejen review, nada de tomatazos y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!