Hola a todos! Uff, este ha sido el capítulo que más se me ha dificultado hasta el momento. Y no miento. Espero que el esfuerzo haya valido la pena. Agradezco mucho a RilaZou y a Tsubasa23 por dejar un review a los capítulos. Les agradezco de corazón. Y quiero mandar felicitaciones, otra vez, a RilaZou porque fue su cumpleaños! Que te la pases genial. Ya puestos y sin más qué decir… COMENZAMOS!
….
Capítulo 15.
Camino a elegir.
…
El viaje al Templo Aire había sido de lo más estresante e incómodo. No porque Amarillys vació todo el contenido de su estómago, o porque Enlai no paraba de gritar ante la emoción de las corrientes de aire, o porque Mu parecía demasiado nervioso tras no estar en tierra firme. No, lo verdaderamente incómodo y estresante era para Xiao que tenía que soportar las charlas del monje Gyatso sobre su padre, el Avatar Aang.
-Mi padre fue un gran avatar.- repitió por enésima vez en lo que llevaban de viaje.- Procuraba mucho de que todo estuviera bien entre las naciones, viajaba a cada ciudad y lugar donde él creyese ser necesitado. A veces no lo veíamos por meses pero siempre que regresaba nos enseñaba los grandes resultados de sus viajes y…
-No me diga…- decía con una sonrisa pegada a su rostro desde hacía horas.
-También, mi padre ayudó a las naciones del reino agua en la alianza cuando joven, junto con eso, fue quien estuvo en el tratado de…- Xiao buscó ayuda con la mirada, Mu estaba lejos, Enlai estaba ocupado con su acto de "Soy el rey del mundo", Amarillys estaba fuera de combate, por lo que se fijó en Iroh, su única salvación.
«Ayuda, por favor, S.O.S.»
Iroh miró de reojo en su dirección, ella sonrió con la esperanza de que lograse hacer que cambiara de tema de una buena vez.
-Maestro Gyatso, es bueno que le hable de los antiguos tratados pero… también podría enseñarle sobre la historia de los maestros aire y sobre la fundación de las tres ciudades.
Sus esperanzas se rompieron como el delicado hojaldre de un pan.
-Buena idea. Mi padre fue quien ayudó en la fundación de las tres ciudades para unir a todas las naciones como una en una señal de unión, paz y…
-¡Ya llegamos!- señaló Xiao feliz de ver el Templo del Aire del Sur.
-Bienvenidos al Templo del Aire Jongmu.
El lugar era impresionante, en la punta de una montaña rodeada de bisontes voladores y lémures. Bajo este se podía ver un bosque que parecía resplandecer con luz propia. El bisonte aterrizó con soltura en una plataforma y apenas Xiao bajó de este sintió un escalofrío recorrerle.
-¿Todo bien?- preguntó Enlai.
-Sí… eso creo. Este lugar es…
-El templo Jongmu fue donde mi padre se crio en su niñez.- explicó el maestro aire.- Después de que la guerra terminara regresó para restaurar el templo antes arrasado por la nación del fuego en la guerra de los 100 años. Este, junto con los templo del Este, Oeste y Norte fueron restaurados a su antigua gloria gracias a la ayuda de las naciones e ingenieros que se instalaron para protegerse de la guerra en ese entonces.
-Ah, eso lo explica.- murmuró a lo bajo intentando quitarse esa sensación tan incómoda. Ayudaron a Amarillys que apenas y podía mantenerse en pie.
Risas y gritos se escucharon y para su sorpresa vieron a varios niños jugar con planeadores y a varios adultos a lo lejos meditar en un pabellón, y otros limpiando con viejas escobas o entrenando su aire control. Enlai silbó.
-¿Cuántos hijos tuvo el avatar Aang?- Iroh le dio un codazo en las costillas pero Gyatso rio entre dientes.
-Tres hijos, los demás son nómadas del aire que mi padre encontró.
-¿Encontró?- preguntó Xiao confundida.- Pensé que todos fueron exterminados en la guerra y no quedó ninguno más que el Avatar Aang.
-Así fue, o al menos así se creyó. Mi padre descubrió que durante la guerra los maestros aires bloquearon el chi de los más jóvenes para que pasaran desapercibidos por la nación del fuego. Por lo que los sobrevivientes vivieron sus vidas sin poder realizar aire control y sin el conocimiento para transmitir a sus descendientes. Mi padre buscó a cada uno de ellos y tras desbloquear su chi les preguntó si deseaban ser nómadas del aire.
-¿Y todos aceptaron?- preguntó Xiao.
-La mayoría, la verdad es que esta vida no es para todos. Incluso hay un equipo de soccer elemental llamado… ¿cuál era su nombre?
-Los Monos Voladores.- contestó Enlai con una amplia sonrisa.- Es un equipo reciente pero vaya que ha llegado lejos.
-¡Es cierto!- exclamó Xiao.- Entraron este año arrasando, aunque siempre tendré la camiseta de los Tejones de Acero.- respondió Xiao como la gran fan que era.
-¡Padre!- un chico llegó en planeador y lo replegó a varios metros sobre de ellos para caer sin problema.- Que bueno que hayas vuelto… ¡Iroh!- el chico se acercó al general.- Cuánto tiempo, amigo.
-Lo mismo digo. Disculpa que no haya venido antes.
-No sabes de las cosas que te has perdido. Dime que viniste por el Festival de las Luciérnagas.
-¿Es por estas fechas? Se me ha olvidado.
-¡No me lo creo! Qué desconsiderado.- sonrió el chico.
El chico tenía un corto cabello negro y piel aperlada, usando uno de los trajes de los nómadas del aire con un hombro descubierto, dejando a la vista parte de su atlética condición. No llevaba tatuajes como su padre pero al verlo Xiao tuvo una leve visión de un joven Aang. Se parecía mucho a él.
-Chicos, déjenme presentarles a mi hijo.- dijo Gyatso poniéndose entre ambos jóvenes como si fuese una figura paternal.- Este es mi hijo Kazeji, tiene 16 años. Hijo, ella es la avatar Xiao, y sus amigos.
-¿La avatar?- de la sorpresa pasó a una sonrisa coqueta.- Mi abuelo renació en una chica súper guapa.- Xiao se sintió un poco incómoda por el cumplido, cosa que notaron Enlai, Amarillys y Mu que dieron un leve respingo en sus lugares.-Un placer, ¿qué edad tienes?
-Tengo 15.
-¿En serio? Eres un año menor que yo, entonces eso me hace tu superior.- le tendió la mano y la chica arqueó la ceja.
-Supongo…
-Con mucho gusto te podría dar un tour privado por el lugar, solos tú y yo.- esta vez, incluso Iroh arqueó la ceja casi interviniendo pero antes de hacer algo, Enlai y Amarillys tomaron la mano que Kazeji ofrecía y se adelantaron protegiendo a su amiga. Incluso Mu puso su pata sobre el amasijo de manos.
-Yo me llamo Enlai, un gustazo amigo. Y este es Mu.- el animal asintió.- Cuidado que muerde.- volvió a asentir Mu.
-Yo soy Amarillys, princesa de Ba Sing Se. Es un verdadero placer.- Kazeji retiró la mano al sentir el peligro, Xiao le sonrió apenada pero al mismo tiempo aliviada.
-Vengan conmigo, con gusto les mostraré nuestro templo y donde podrán quedarse.- propuso Gyatso a los jóvenes que le siguieron sin dudar.
El sitio entero estaba lleno de vida, cada pequeño rincón, cada espacio abierto donde los nómadas del aire volaban o caminaban por los hermosos pasillos prístinos. Sin embargo, Xiao no estaba del todo cómoda en ese lugar. Iroh pareció notarlo primero, pero cerró los labios y siguió adelante. Enlai fue el siguiente en notarlo y se acercó para hablar en susurros.
-Hey, ¿todo bien? No pareces muy cómoda.
-No lo estoy. Siento demasiados ojos sobre de mí.
-¿Qué? ¿Nos están espiando?
-No… sólo a mí.- y no bromeaba. Quizás no los viera del todo, pero sabía que había espíritus en ese lugar que no dejaban de verla con detenimiento, como si estuviesen evaluándola de alguna manera.- Siento que esto del avatar me va a volver loca. Esas altas expectativas que todos tienen. Ugh, esta visita será una pesadilla.
-Xiao, mírame.- le tomó la mano para que se calmara.- Podrás ser más fuerte pero tu corazón también es frágil. ¿Qué importa lo que digan los demás? Es su problema.- soltó su mano y le dio un leve golpe en el brazo.- Enfócate en ti misma, y haz como que escuchas todo lo que te dicen. Estamos contigo.- ella sonrió escondiendo un poco su sonrojo.
De repente, su ojo captó algo interesante en uno de los patios bajos. Un hombre bronceado vestido con sólo la parte de arriba de un traje de adepto del aire que mostraba con orgullo sus músculos y tatuajes de flechas, aunque su cabello rebelde ocultaba el que tenía en la cabeza. Parecía mayor como Gyatso, aunque mejor conservado. Él estaba con varios niños y frente a ellos había… ¿pasteles?
-Muy bien niños, como lo hemos practicado. Suelten ese espíritu travieso de aire que llevan dentro. ¡Y A JUGAR!- los niños soltaron una corriente de aire y los pasteles de fruta salieron volando pasando encima de unos arcos, y cayendo sobre varios adultos que meditaban en uno de los jardines.- ¡PUNTO PARA EL EQUIPO!- gritó alzando ambos brazos.
Xiao soltó una risa pequeña que tuvo que cubrir con sus manos pero fue en vano.
-¡BUMI!- gritó Gyatso bajando por unas escaleras hacia el jardín.- ¿Qué haces aquí? ¿Y cuántas veces te he dicho que no enseñes este tipo de actitud?
-Oh, vamos hermanito. Alguien tenía que cuidar el lugar mientras estabas de misión. Y el templo del Este no se va a caer, y eso que ha estado de cabeza por siglos.- Gyatso suspiró resignado y se volvió al grupo.
-Avatar Xiao, quiero presentarte a mi hermano, Bumi.
-No puede ser… ¡Hola papá!- se movió tan rápido para abrazarla que la corriente que pasó entre ellos tardó unos segundos en llegar.- Mira nada más, si le miro bien se parece un poco a mamá en sus fotografías de joven, aunque no tenía la nariz tan afilada. ¡Que alguien nos tome una foto!- Gyatso pareció avergonzado por la actitud infantil de su hermano, sin embargo, otra persona intervino.
-Papá, la estás ahogando.- una chica, claramente otra maestra aire, con un recogido de trenza muy elegante, flequillo redondo y perfecto y gafas de media luna se acercó a Bumi, con una cara de pocos amigos. Vestía también un traje de adepto aunque la parte de arriba era más como una blusa larga que lucía más como un vestido y debajo llevaba unas mallas cortas y zapatillas.
-Uy, lo siento.- dijo tras notar que en efecto, Xiao necesitaba aire.- Es que me parece sorprendente ver a la otra vida de mi padre, o sea que, ¡WOW! No sé cómo llamarte, ¿papá? ¿O mamá dos?
-Sólo Xiao, soy muy joven para ser madre.- admitió ella tras recuperar el aliento y Bumi soltó una carcajada.
-¡Por supuesto! ¡Tienes razón!- le dio una palmada tan fuerte que la pobre se enderezó de más.- Oh, esta es mi dulce hija, Adora, la mayor de todos mis chicos. ¿No es encantadora?- la chica frunció más el ceño y Enlai susurró a lo bajo.
-Me cae que sí.- soltó con sarcasmo.
-Oh, cierto. También muchas gracias por rescatar a ese bisonte volador bebé de los cazadores. Los estuvimos buscando por semanas, hasta que al fin los atraparon.- Gyatso tuvo que darle la razón a su hermano esta vez.
-Es cierto. Nos avisaron de tu papel. Muchas gracias, ahora el pequeño se encuentra a salvo y con su madre y hermanos.- señaló a lo lejos, donde en efecto, podían ver a varios bisontes voladores, incluso algunos pequeños volar detrás de los más grandes.
Esa tierna visión hizo que Xiao sonriera.
-Para mí fue un placer.
-Vengan, les mostraré cuáles serán sus habitaciones donde podrán descansar antes de la comida. Y llegan a tiempo para las celebraciones.- instó Gyatso a que le siguieran.
Todos les siguieron, incluso Bumi que parecía ser el más emocionado de tener al nuevo equipo Avatar como su padre siempre le relataba de niño.
-Chico, esos músculos me dicen que eres maestro tierra, ¿a que sí?
-Sí, lo soy.
-¡Ja! Lo sabía. Me recuerdan a los músculos de nuestra tía Toph, vaya que te daba una paliza… y todavía.
…
Las habitaciones eran cómodas, con colores amarillos combinados con el color de la madera y con amplias ventanas de arco que dejaban entrar la luz con facilidad. Iroh dejó sus cosas a un lado de la cama sintiéndose más relajado.
-¡Hey!- Kazeji apareció frente a él, estaba de cabeza, cosa que hizo sonreír al maestro fuego.
-Baja o te caerás de cabeza.
-Ya puedo dominarlo a la perfección, no te preocupes por ello.- se sentó en su cama.
Afuera, Xiao y Amarillys caminaban por el pasillo cuando escucharon a los dos chicos.
-Y dime, ¿qué se siente estar viajando junto al Avatar?
-Tiene sus cosas buenas y malas.- admitió mientras revisaba sus cosas.
-¿Qué tan malas?- Iroh suspiró con pesadez.
-Bueno, ayudarle con ciertos enemigos, entrenamientos y tratar de llevarla al camino correcto para que sea un buen Avatar no es algo sencillo. Y es peor ante su actitud obstinada y visión irrealista.
-Wow, eso suena a mucho trabajo pesado. Vaya misión problemática que te dieron.
-No tienes idea. Pero debo seguir cueste lo que cueste, así son las cosas y estoy dispuesto a llevar la misión con éxito. Aunque sea fingiendo un poco apoyarla en sus locas ideas y ser su amigo.
Xiao sintió como si le hubieran quitado el piso de repente. Todo este tiempo, ¿Iroh pensaba en ella de esa manera? Incapaz de seguir escuchando caminó alejándose de la puerta y seguida por Amarillys que no podía sentirme más decepcionada del maestro fuego.
-No puedo creerlo… todo este tiempo que pensé que era mi amigo o que me protegía porque pensé que había algo. Era toda parte de una misión.- se quejó a lo bajo molesta, pero más que todo decepcionada.
-Xiao, no le hagas caso. Tal vez no era su intención o quizás escuchamos mal…
-Tú lo escuchaste.- murmuró dolida.- Para él no soy una amiga. Soy su misión, soy… el avatar. Piensa igual que todos los demás de ser el Avatar.- suspiró de repente cansada.
Amarillys entonces lo entendió. Para ella, Xiao era casi como una eminencia, la gran avatar capaz de controlar los cuatro elementos y todavía hacer frente a los peligros pero… ¿eso era lo que de verdad quería? Al verla así, se dio cuenta que era tan sensible como cualquiera, ella era igual que ella. Puso su mano sobre su hombro e hizo que le mirara.
-Serás el Avatar, pero también eres una persona.- Xiao sonrió un poco, agradeciendo el apoyo moral. Aunque eso no quitaba la gran decepción sobre Iroh. Amarillys la tomó del brazo y la jaló para acelerar el paso.- ¡Vamos! Nunca he probado la comida de los nómadas aire. Seguro que será buena.- con la sola mención de la comida mejoró el humor de la pelirroja, que se dejó guiar hacia donde esperaban estaba el comedor.
Ya se habían alejado sin darse cuenta que la charla todavía seguía.
-Pero sabes…- siguió hablando Iroh ya sin público afuera.- Me hace reflexionar en cierta cosas que me son un tanto difíciles de discernir.
-¿Ah, sí? ¿Como cuáles?
Reflexionó un poco antes de poder responder esa pregunta, pensando en cómo Xiao no quería ser el Avatar que salvaba el mundo, sino una persona normal con sueños e ideales distintos que claramente no podían ser.
-Sólo cosas. A veces me confunde.
-¿Y qué piensas de ella? Vamos, amigo, la chica no está nada mal. ¿No ha pasado por ahí algo interesante?
-Kazeji…- le habló en tono de advertencia.
-¿Qué? Te conozco bien. Vamos, suelta todo.
-No pienso así de ella porque ella es el Avatar.- caminó hacia la ventana para ver la vista en lugar de su amigo.- Es decir, claro, admito que es atractiva, fuerte, gentil…- de repente comenzó a perderse en sus pensamientos y su voz se volvió más suave.- También es valiente, audaz, compasiva, una gran cocinera y es muy sabia en ciertos aspectos. A veces cuando la veo, siento que es más grande lo que es y yo estoy tan por debajo… que deseo alcanzarla.
-¡Obvio que lo es!- su amigo le sacó de sus pensamientos.- Es el avatar, obviamente está a un nivel distinto a todos nosotros.
Iroh volvió a poner los pies en la tierra y aclaró levemente su garganta.
-Muy cierto. Pero también es terca y una soñadora perdida. Ella debe aprender a asumir su papel como todos lo hemos hecho y dejar de lado sus absurdas ideas de un futuro irrealista.- dijo al final y Kazeji soltó una leve risa.
-Vale, es frustrante. Oye, ya que estás aquí podemos aprovechar para pasarla bien. Olvídate un momento de tu misión y divirtámonos como en los viejos tiempos. Hoy es el festival de las luciérnagas. ¡Vamos! Te la pasarás bien y te presentaré a unas chicas preciosas que llegaron del templo del Este y Oeste que están como quieres.
-¿Incluso tu prima?
-¡AGH! Esa ni siquiera es humana. Me da escalofríos…- su cuerpo tembló como si de verdad la mención de su prima fuese desagradable. Iroh sonrió ante lo payaso que era su viejo amigo.
-Creo que puedo hacer eso.
-¡SI! Bien, debo irme. La comida estará servida muy pronto.
Kazeji saltó encima de Iroh con aquella gracia que le precedía como maestro aire y salió de la habitación. Iroh se sentó un momento en la cama y reflexionó un poco de las palabras que dijo, sintiendo en su pecho una sensación pesada a pesar de la sinceridad con la que habló.
…
El comedor estaba conformado por varios espacios que contenían una mesa amplia y tatamis para sentarse. Cada mesa estaba ya repleta de los platillos a comer. Sin embargo, la peculiaridad en estos era que estaban en el techo. Dispersos de forma aleatoria y al mismo tiempo ordenado. Y para los que no eran maestros, había escalones para que subieran a los distintos niveles.
Ellos, estaban en un comedor situado en la cima.
Enlai partió un pan al vapor lleno de verdura… como todos los anteriores, buscó en la gran mesa pero no encontró ningún platillo con carne. Raíz de loto, hongos, bambú cocido, tofu, sopa de fideos de soya, ciruelas amargas entre otras cosas.
-Ya deja de buscar, son vegetarianos.- murmuró Iroh a lo bajo haciendo que el maestro tierra desistiera de su búsqueda, aunque Bumi, que estaba a su lado le susurró.
-Tengo un poco de carne seca, combínala con la sopa y nadie se dará cuenta.- el chico le miró con grandes ojos, ese tipo ya le caía bien y no sólo por tener el nombre de su rey favorito.
-Para nosotros es un placer compartir algo de nuestra cultura con los forasteros.- dijo Gyatso que luego se enfocó en Xiao.- Y dinos, avatar Xiao, ¿qué misión es la que se te ha encomendado? Si hay alguna forma de ayudarte con gusto te ayudaremos.
-No tengo una misión en sí.- respondió serena dejando de lado los palillos.- Pero el líder Sokkah me dijo que podría pasar por distintos lugares para perfeccionar mis habilidades.
-Ya veo, supongo que ya manejas todos los elementos. Si podemos ayudarte en el control del aire y el mundo espiritual estaremos encantados.
-Le agradezco mucho el apoyo.- respondió con cortesía.
-También podrían enseñarle algunas de las enseñanzas de su antecesor.- soltó Iroh de forma casual. Xiao hizo lo posible para no apretar los palillos que tomó de nuevo, mordiéndose la lengua en ello.
-Será un honor enseñarle a la nueva Avatar sobre la vida de nuestro padre que creó varias técnicas para las futuras generaciones y...
-Ya tiene todos los elementos.- dijo Bumi interrumpiendo a su hermano.- No sé si de verdad podamos enseñarle algo. Dinos, ¿qué elemento fue el que más se te dificultó?
-Agua sin duda.- respondió sin pensarlo.- Fue el elemento con el que tuve problemas.
-Ahora que lo dices… es el elemento que menos te he visto usar.- pensó Enlai recordando sus entrenamientos y batallas anteriores. Ella siempre se enfocaba en el aire, fuego y tierra, rara vez usaba agua.
-¿Agua?- Kazeji pareció sorprendido.- Pensé que el elemento de la tribu donde nacieron es el primero que el Avatar aprende sin problemas.- se burló un poco.
-Kazeji…- le reprendió a lo bajo su padre.- El elemento del agua es un elemento que se sostiene al cambio y adaptabilidad. Creo que tenemos algunos escritos que nuestra madre dejó sobre el tema y cómo mejorar el agua control. Con mucho gusto puedo dártelos después para que los estudies con calma.
Xiao sonrió de nuevo asintiendo, era obvio que la charla la tenía sin cuidado, no quería para nada seguir en esa mesa y seguir escuchando sobre su antecesor y cuales fueran las lecciones que dejó. Quería salir de allí… ¡YA!
-Yo los tengo.- soltó Adora dejando su plato vacío.- Tengo los escritos de la abuela, son muy interesantes. Si me permites, puedo entregártelos ahora mismo. Están en mi habitación.
-¡Claro!- respondió de inmediato.- Me encantaría verlos ahora. Con permiso, todo ha estado delicioso.
-Adelante, y daré tus palabras a nuestros cocineros.- despidió Gyatso. Xiao siguió a Adora que saltó y ambas cayeron a buen pie usando su control. Al tocar suelo, Xiao suspiró aliviada.
-¿Te sientes mejor?- le preguntó la chica.
-¿Ah? Ah… estoy bien, ¿por qué preguntas?
-Era obvio que necesitabas salir de allí. Tranquila, no tengo esos documentos, pero puedo darte un recorrido por los jardines para que te relajes.- a pesar de seriedad, Adora se había dado cuenta de lo que sentía y eso que había hecho lo posible para ocultar su disgusto muy dentro de ella. Con ganas de llorar sentía que había encontrado a una nueva amiga.
Mientras tanto en el comedor, Iroh aprovechó para hablar con los maestros.
-Me alegra mucho la gran hospitalidad y ayuda que quieran proporcionar a Xiao. Ella en serio necesita encaminarse en su destino como Avatar y conocer más sobre su antecesor le ayudará mucho.
Enlai se detuvo en su ingesta de fideos de forma abrupta, en cambio, Amarillys se ofendió ante sus palabras. El maestro tierra tragó sin masticar demasiado los fideos de soya.
-Si me permiten agregar, Xiao es muy buena pateando el trasero de los malos y ya tiene pensado qué es lo que quiere en la vida.
-Y aunque ser la Avatar es un gran honor, no debe ser el centro de su vida.- agregó Amarillys.
-Ser el Avatar no es un honor, es una responsabilidad.- corrigió Gyatso.- Nuestro padre y los anteriores Avatares dedicaron su vida a salvar el mundo y mantener el equilibro tanto en el mundo espiritual como en nuestro mundo físico.
-Seh, incluso si eso significa alejarte un poco de la familia.- agregó Bumi con cierto resquemor que hizo que su hermano frunciera el ceño.
-Son responsabilidades que uno debe ocuparse por encima del todo.
-Tss, claro. Como digas.
-Pero no siempre hay peligros emergentes.- dijo Enlai.- Es decir, su vida no debe girar a arreglar todos los problemas del mundo.
-Lamentablemente la vida del Avatar no es tan fácil.- dijo Gyatso.- Esa es una realidad.
-Mientras más rápido lo acepte mejor.- agregó Iroh para incredulidad de Enlai.
-Viejo, ¿qué haces?- le susurró intentando contener su ira pero Amarillys le ganó y golpeó la mesa al dejar los palillos.
-¿Entonces quién querría ser el Avatar? Si sólo significa dedicar tu vida al mundo y no a ti mismo entonces no creo que eso sea vida. ¿Y qué hay de la familia y amigos?
-Claro que hay espacio para ello también…
-Pero no son prioridad.- Bumi parecía apoyar a los chicos.- Y obsesionarse con arreglar cada pequeño problema apenas da tiempo para los demás.
-Hermano…
-Ya terminé de comer. Delicioso como siempre, algunas cosas estaban un poco crudas.
-¡Espera!- pero antes de decir algo, su hermano ya había saltado haciendo un mortal triple en el aire que todos los de alrededor aplaudieron.
Gyatso suspiró.
-No le hagan caso, mi hermano es algo sensible. Como sea, si la avatar Xiao tiene dudas en su misión estaré encantado de encaminarla por el camino correcto.
-Le agradecemos mucho, maestro.- dijo Iroh ignorando las miradas de reproche de Enlai y Amarillys. Cosa que Kazeji notó pero rio ante el posible caos que vendría.
…
Los jardines tenían una vista preciosa. No sólo la visión de las nubes esponjosas rodeando las montañas cercanas, sino también la vegetación perfectamente cuidada y los pequeños animalejos que se movían alrededor. Algunos monjes más ancianos meditaban en los jardines o paseaban por los alrededores. Había tanta paz en ese lugar.
-¿Te sientes mejor?
-Como no tienes idea. Muchas gracias por ayudarme allá.
-No te preocupes. Aunque me gustaría preguntar la razón de tu incomodidad creo intuir algo pero respeto tu privacidad.- Xiao rio a lo bajo.
-¿Puedo ser sincera contigo?- Adora asintió.
-Prometo un voto de silencio. Lo que me digas pasará como una brisa pero no regresará de vuelta.
-Vale. Digamos que la idea de ser el Avatar no me entusiasma demasiado. La gente no para de decirme que soy la esperanza del mundo, que debo proteger a todos y cuando la gente se entera quién soy me trata diferente.- se sentaron en una banca.- Y no deseo eso, bueno sé que tengo "un papel" que cumplir, pero también tengo otros planes y sueños, pero muchos me hacen sentir que soy una egoísta. ¿Y en serio lo soy? ¿Querer algo distinto me hace egoísta?- Adora frunció el ceño y acomodó sus gafas.
-Tonterías. Quien es verdaderamente egoísta es aquel que no toma en consideración el sentir de otro. ¿Deseas mi opinión?- Xiao asintió.- No, no eres egoísta. Claro que ser el Avatar conlleva a ciertas responsabilidades, sin embargo estas no deben regir tu vida. La gente busca ser salvada sin siquiera intentarlo ellos mismos. Eso me recuerda a una anécdota.- dijo mirando el cielo, un monje comenzó a tocar una flauta a unos metros, una melodía tranquilizadora.- Dos hombres tenían que llevar una carga al pueblo vecino pero en su trayecto ambos cayeron en un pozo. Uno de ellos se sentó a la espera de que alguien viniera a salvarlos pero el otro, ante la preciosa carga que debía llegar hizo lo posible para salir del agujero. Como no podía sacar al otro debido a su carga este le instó a intentarlo.
-Supongo que ni se movió.
-Exacto, se quedó sentado y le pidió que trajera ayuda sin siquiera intentarlo o sin importarle la carga. Cuando la ayuda llegó tiempo después la carga ya no estaba en buen estado y lo despidieron. A pesar de todo, culpó al otro hombre por no llegar rápido por la ayuda e hizo que también perdiera su empleo.
-Eso es muy injusto.
-Lo es.- respondió.- La gente espera que el Avatar arregle el mundo, pero este mundo es de todos los seres que habitan, grandes o pequeños, todos tienen una pequeña responsabilidad con este. No debería ser la responsabilidad de una persona. No es justo hacer de lado tus anhelos sólo porque otros te lo digan.
-¿Y tú tienes anhelos?- preguntó curiosa.
-Sí. Dicen que los nómadas del aire deben de liberarse de toda atadura del mundo, sin embargo yo deseo viajar, conocer el mundo, aprender más sobre las culturas y conocer qué hay más allá. Nos llaman espíritus libres cuando en realidad somos los más impuestos a seguir las tradiciones de nuestro pueblo.
-Ya veo… qué bien toca la flauta ese monje.
-Sí, siempre varía la tonada.- de repente se puso tiesa.- Espera, ¿puedes escucharlo y verlo?- Xiao también se puso tiesa dándose cuenta de la situación.
-No me digas que tú también…
-Sí, yo también.
-Puedes ver espíritus.
-Sí puedo.- admitió Adora mostrando al fin cierta emoción. Soltaron un grito de emoción que hizo que hasta los espíritus detuvieran sus actividades unos momentos antes de reír como las adolescentes que eran.
…
Enlai y Amarillys no tardaron demasiado en acorralar a Iroh que no parecía sorprendido por ello, más bien aburrido.
-De todas las tonterías habidas y por haber, en serio, ¿qué te pasa por la cabeza?- reclamó Enlai.- Sabes cómo se siente con respecto a ser el Avatar y de repente la empujas a por ese camino. Pensamos que ya habíamos pasado la fase de "El Avatar debe de salvar al mundo".
-Es mejor que lo entienda ahora.- respondió Iroh con seriedad.- Xiao no es cualquier chica, es el Avatar, y la gente esperará demasiado en ella.
-Sabemos que Xiao no es cualquiera.- comentó Amarillys preocupada.- Sin embargo, esa no es la vida que ella desea. Nadie debería imponerle ese camino.
-Por favor, ¿en serio pensaron por un momento que ella podría tener un restaurante y vivir tranquilamente actuando sólo de vez en cuando? Las cosas no funcionan así. Todos tienen un papel que cumplir y mientras más rápido lo asuma mejor.- empujó a Enlai haciéndolo a un lado. Amarillys detuvo al maestro tierra de tomar al general de las ropas y dejó que se fuera.
-Déjame. Voy a romperle la cara.
-No vale la pena. Lo peor es que… Xiao ya lo escuchó de él.
-¿Qué quieres decir?- ella bajó la mirada avergonzada.
-Cuando nos dirigíamos al comedor lo escuchamos decir que sólo estaba con ella por la misión y que era mucho trabajo llevarla por el camino para ser un buen avatar.
-¿Qué? ¿Él en serio dijo eso?- la chica asintió lento.- Ya está… ¡Yo lo mato!
-¡No lo hagas!- lo detuvo jalándolo del brazo.- De nada servirá que le pegues aunque se lo merezca. Lo que me entristece es Xiao, es cierto que ser el Avatar te da responsabilidades pero… ¿viste cómo el maestro Bumi se refería a su padre? Como una persona ausente que se la pasaba siempre arreglando problemas y lejos de sus seres queridos. Yo conozco el sentimiento...- dijo con pesar llevando una mano a su pecho.- Mi padre siempre estuvo ocupado con cosas del reino, casi no le veía y eso me ponía muy triste. Tenía a mamá pero… a veces no era lo mismo. No me imagino a Xiao dejando todo y a todos los que ama de lado.
-Yo tampoco…- admitió él.- En serio pensé que ser el Avatar era genial, pero me he dado cuenta del verdadero peso del título, y eso que nos hemos enfrentado a una buena cantidad de enemigos por ello, es más que obvio que muchos esperarán distintas cosas sin tenerle en cuenta y sólo esperarán que ella siga el papel como todos los demás.
-Pero siempre será comparada con los otros avatares.
-¡Al diablo los otros!- exclamó.- Xiao es Xiao y no debe de estar a todas horas, todos los días, incluso en días festivos siendo una heroína. No está sola, con gusto estaré allí para ayudarla en todo.
-¡Yo también! No sé cómo pero debe haber una manera de no poner todo ese peso sobre sus hombros.
-¡Así se habla! Nos merecemos algo bueno cuando salgamos de aquí. Un buen filete o pollo asado.
-Las setas no estaban tan mal, sabían a carne.
-Si quitas de lado que era como masticar una suela de zapato. ¡Vamos!
-¡Sí!- los dos se fueron sin notar que Kazeji había escuchado todo. Con expresión pensativa fue a la oficina de su padre que estaba ocupado transcribiendo unos papiros.
-Papá…
-¿Ocurre algo, hijo?
-Creo que hay algo que deberías escuchar…- dijo con una mueca de duda, pero tenía que decirlo. Además, haría las cosas más divertidas al tiempo que ayudaba a su amigo.
…
Adora y Xiao no paraban de reír. Y un espíritu ardilla de color azul se posó sobre el hombro de la maestra aire.
-Aww, qué precioso.
-Habrás visto el bosque al pie de la montaña. En este habitan varios espíritus. Es un área protegida hecha por mi abuelo para los espíritus traviesos que vagan por la tierra. Algunos son gentiles pero otros…
-Entiendo. Sé lo territoriales que pueden ser los espíritus.- Adora suspiró con alivio.
-Eres la primera persona que sabe que veo espíritus.
-¿Tu papá no lo sabe?
-No… admito que papá es una persona muy liberal, sin embargo, temo que si supiera que veo espíritus me trate de forma distinta. Ya piensa que soy un poco… diferente.
-No lo creo. Se nota que tu padre te adora.
-No lo niego pero… a veces somos tan diferentes que me parece difícil hablar con él. Ugh, lo siento, no debería hablar esto contigo.
-Está bien. Aunque creo que deberías intentar hablar con tu padre. Tal como lo veo creo él no pensaría mal de ti. Dale la oportunidad. Podrías sorprenderte lo que los padres tienen que decir, me pasó así con mi abuela.
-Tal vez lo haga. Pero expresarle mis deseos… quiero tener en mis manos mi vida y enseñar también a otros que la cultura de los nómadas no es sólo meditar y comer vegetales.
-También tienen los planeadores, esos son geniales.- Adora le dio un leve empujón con una sonrisa.
-Hey, ¿te gustaría intentarlo?
-¿En serio?
-¡Claro! Vamos, no es tan difícil como se ve.
-Bien, vamos a convertirme en una cometa humana~
La había engañado… ¡No era fácil!
Con un grito, Xiao se elevó como pudo por encima de varios niños que estaban poniendo linternas y se rieron al ver a la pobre avatar pelear contra las corrientes de aire en el planeador. Adora pasó cerca de ella.
-Endereza tu cuerpo e inclínate poco, no demasiado.
-¡Ay! ¡Me voy a estrellar!
-¡Vamos! Lo haces bien para una primeriza.
-¡KYAAAAA!- se inclinó de más comenzando a caer en picada.
-O casi…- la siguió veloz.- ¡Felpudo!- un enorme bisonte volador se interpuso rápidamente entre Xiao y una columna, atrapándola con su muy esponjado cuerpo del cual ella se aferró gustosa.- Bien, los planeadores no son lo tuyo.
-¡No me digas!- le reclamó casi en lágrimas.
Bajaron a tierra donde Xiao se soltó de mala gana del muy suave bisonte y escucharon una risa cercana.
-Al menos Felpudo detuvo tu caída.- dijo Kazeji que tomó el planeador que se había caído al suelo.- Prima, ¿es que quieres ahuyentar al avatar? ¿O que empiece un nuevo ciclo de vida?
-Ja, ja… gracioso.- espetó Adora.
-Lamento interrumpir su momento pero, mi padre me pidió que te llamara. Quiere hablar contigo.- señaló a Xiao.
-Vale… estoy algo ocupada ahora.
-Dice que es muy importante. Sé que mi padre da la lata pero sino vas será peor.- ella suspiró resignada. No quería escucharlo hablar sobre el gran Avatar que fue su antecesor pero estaban allí y no tenía de otra.
-Vale…- comenzó a seguirlo. Adora quedó un poco extrañada que su tío llamase a Xiao, pero no dijo nada. Sólo esperaba verla cuando el festival iniciase.
…
La joven siguió a Kazeji que la miraba de reojo de vez en cuando con una sonrisa traviesa que empezaba a ponerla incómoda.
-Entonces… ¿qué se siente ser el avatar?
-No es la gran cosa.
-Oh, vamos. Tiene que haber algo bueno. Controlas los cuatro elementos, debe ser genial.
-No lo dudo, pero significa también mucho entrenamiento y control en uno mismo.
-Ya, pero todo el mundo te respeta, te hace caso, eres la salvadora de todos. Por supuesto, debe ser increíble tener a todos al pendiente de ti. No sólo a los civiles, gobiernos enteros que estarán dispuestos a escucharte y seguir tus mandatos. Qué envidia.
A ella no le estaba gustando cómo estaba planteando su papel de Avatar. Llegaron hasta una torre alta e imponente en el costado del templo. Lo primero que notó es que no había ventanas, pero en la entrada, Gyatso le esperaba con una amable sonrisa en la gran puerta.
-Xiao, me alegro mucho que vinieras tan pronto.
-Me dijeron que era importante, ¿en qué puedo ayudarle?
-Oh, encontré unos escritos de mi padre que bien podrían ayudarte. Hablan sobre las naciones y el mundo espiritual, al parecer fueron hechos sólo para ti. He preparado el lugar para que te quedes un rato, aquí puedes revisarlos con calma.
-Ya veo. Muchas gracias.- no quería leer nada, pero tampoco podía negarse ante semejante muestra de hospitalidad.
Se adentró en la torre y para su sorpresa, había decenas de estatuas de monjes alrededor de unas escaleras en el centro que formaban un pináculo.
-Ah, ¿a qué hora inicia el festival de las luciérnagas?
-Oh, no te preocupes. Te avisaremos cuando esté a punto de iniciar.
-Bien, estoy ansiosa.
La puerta se cerró y quedó en completa oscuridad hasta que encendió una flama. Subió las escaleras encontrando unos papiros en el suelo.
-Genial…- elevó la flama y logró encender algunas velas que estaban alrededor para iluminar el sitio.
No había ni una silla para sentarse, por lo que se sentó en el suelo y comenzó a leer los papiros.
-Muy bien, ilumíname con tu sabiduría, oh, cuán perfecto avatar.- habló con todo el sarcasmo que pudo antes de comenzar a leer.
…
Bumi se encontraba "meditando" sobre los techos de los establos cuando escuchó una voz que bien conocía. Su hija cantaba en un tono muy bajo a los bisontes que se balanceaban de un lado a otro. Adoraba su canto, le recordaba mucho al de su madre.
-¡Cariño!- la chica saltó en su sitio dejando de cantar y viendo molesta a su padre.
-¡Papá! ¿Qué haces en el techo de los establos?
El sitio era grande para que los bisontes entraran y salieran a su antojo. Mu que estaba en el establo resopló ante tanto pelo que había pero podía usarlo todo como una práctica cama.
-Porque este es el mejor lugar para estar. ¿Qué tal tu tarde con la avatar? Ya vi las clases rápidas de vuelo.
-Fue… divertido. Nos entendimos muy bien.- él ahogó una exclamación.
-Oh, cielos. Mi dulce nenita tiene una amiga.- habló con voz ahogada a punto de llorar.
-Papá, por favor…- suspiró tomando el cepillo de Felpudo para cepillarlo.
-¿Y qué más hicieron? Además de planear un poco, debo decirlo, desde acá fue todo un espectáculo.
-Charlamos mucho. Pero no pudimos pasar más rato ya que mi tío Gyatso la mandó a llamar.
-Ah… tu tío es todo un aburrido.- la chica apretó los labios.
-Papá… ¿crees que también soy una aburrida?- le preguntó sin dejar su labor de lado, cosa que sorprendió a su padre.
-¿Qué?
-¡Nada!- negó de inmediato avergonzada por haber preguntado semejante cosa.- Voy a ver si en las cocinas necesitan ayuda por el festival. Permiso.
Se marchó antes de que su padre le preguntará algo más. Aunque este quedó con cierta duda, prefirió que su hija fuera quien se abriera a él llegado el momento.
…
Iroh observaba a los nómadas del aire desde un balcón preparar todo lo del festival con cierta calma. Tanta paz, tanta tranquilidad, debía decir que hasta les guardaba cierta envidia. De repente, Kazeji bajó desde su planeador y se sentó en el balcón.
-Viejo, te ves fatal. ¿Pasa algo?
-No. Sólo me perdía en mis pensamientos. Estar aquí es relajante.
-Yo diría que aburrido. A veces pienso que me iré de este lugar para nunca más volver pero papá no deja de darme la lata con que debo ver por nuestra gente.
-Te entiendo como no tienes idea.- respondió escondiendo muy dentro de sí su amargura.- Pero las cosas son como son y hay quienes no entienden todo el peso que tenemos que cargar.
-Ni que lo digas. Hablando de eso, mi padre se enteró del problema que tienes con la avatar ¡no por lo que me dijiste a mí!- alzó sus manos en señal de paz al notar su mirada hostil.- Y dijo que para que ella aprendiera a asumir más su responsabilidad debería pasar la noche en la torre del este.- Iroh se enderezó un poco.
-¿No es el lugar donde están las estatuas de los antiguos maestros nómadas?
- Los mismos. Le ayudará a conectar más con su lado espiritual, si sabes a lo que me refiero.- Iroh sabía lo que le pasaría a Xiao dentro de ese lugar pero…
-Me parece algo más que adecuado. Le hará muy bien.- Kazeji le sonrió y miró en dirección donde apenas y se veía la punta de la larga torre.
…
Apenas y podía mantener los ojos abiertos, bostezó con fuerza incapaz de concentrarse en los escritos. Se talló los ojos y cuando su estómago rugió era la señal para dejar todo eso de lado. Después de todo, había un festival al cual asistir.
-Hora de salir de aquí.- masajeó uno de sus hombros y bajó las escaleras pasando por entre las estatuas. Empujó la puerta y… nada.- ¿Mmm?- la empujó y jaló, pero la pesada puerta de metal no se movía.- No puede ser… ¿hay alguien allí? ¡Hola! ¡Me dejaron encerrada! ¡Quiero ir al festival de la luciérnaga! ¡Quiero comer!
No escuchó nada del otro lado más que el silencio más profundo.
-No me hagan tirar esta puerta, porque puedo.- amenazó en parte en broma y en parte en serio cuando sintió un escalofrío a sus espaldas.
Qué inútil.
Qué vergüenza.
-¿Qué?- se volvió rápido pero no vio a nadie en el lugar.- ¿Quién dijo eso? Ay, mi madre. No me digas que el hambre ya me hace escuchar cosas.- comenzó a alarmarse jalando sus trenzas.
Patética.
Ni siquiera puede darse cuenta.
Esta vez distinguió las voces entre las estatuas. Subió de nuevo las escaleras para ver con la luz que había quién o quienes estaban escondidos cuando de repente las flamas rojas crecieron y se volvieron azules y un fuerte viento la hizo cubrirse. Al abrir los ojos, las estatuas habían desaparecido quedando en su lugar las figuras espirituales de los antiguos monjes.
-Ustedes son los antiguos maestros aire…- estaba sorprendida por la presencia de estos, pero su sorpresa cambió cuando notó en sus rostros ceños fruncidos de enojo y decepción.
Una corriente se hizo presente a sus espaldas y al girarse vio a cinco maestros aire sentados sobre columnas mientras la miraban con severidad.
Hemos escuchado mucho de ti jovencita.
Y nada bueno lamentablemente.
-Eh… seguro que los rumores viajan tan rápido como el viento pero, ¿por qué están aquí?- preguntó nerviosa.
Para que entiendas tu responsabilidad.
Y que de una vez comprendas lo que significa ser un Avatar.
Para que dejes de una buena vez te encamines al camino que el destino ha elegido para ti.
…
Música, baile y comida, el festival inició apenas el sol se ocultó en el horizonte y todo el mundo comenzó a celebrar.
Aunque no todos tenían ese humor festivo.
Iroh se mantenía en su pose natural ignorando el enojo de sus compañeros de equipo. Adora cuidaba de algunos pequeños, mientras que Bumi no apartaba los ojos de su hija impaciente por saber qué pasaba por esa cabeza suya desde esa tarde. Gyatso apareció bajo un arco y sonrió al ver a los nómadas y a los bisontes volar alrededor.
-Celebramos un año más el festival de las luciérnagas. Hace muchos años se pensaba que estas eran los espíritus de quienes prefirieron quedarse para guiar a los viajeros perdidos en sus viajes. Por lo que los maestros aire crearon algo similar, encendiendo lámparas de papel que elevaban a los cielos en su honor. Que éstas nos recuerden a seguir la vía correcta y que una luz siempre estará allí para guiarnos.
Entre todos los aplausos, Mu caminó buscando a Xiao entre la gente, pero encontrándose con Amarillys que también había notado la ausencia de su amiga.
-Mu, aquí estás. ¿Dónde está Xiao? No la he visto desde la tarde.
-Normalmente es la primera en estar presente cuando hay comida.- dijo Enlai también preocupado. Adora al notar esto se acercó a los chicos.
-Mi tío la llamó por algo. Debería estar aquí, las linternas están a punto de soltarse.
-La señorita Xiao se encuentra en estos momentos en uno de nuestros cuartos de meditación.- respondió Gyatso que vio al grupo junto.- Le dejé algunos papiros de su antecesor para que también lo leyera, seguro que pronto se unirá a nosotros.
Enlai no parecía tan convencido.
-¿Dónde se encuentra meditando?- preguntó Bumi al notar la preocupación de los chicos.- Tal vez puedan avisarle que ya comenzó el festival. Seguro se ha de estar aburriendo a morir.
-¡Yo lo hago!- alzó su mano Kazeji.- Con mucho gusto iré a avisarle, soy rápido así que seguro que no tardo.- su padre en respuesta asintió levemente con la cabeza.
-Tal vez yo debería…- Enlai iba a ofrecerse pero Iroh le interrumpió.
-Deja que lo haga él, no sabes dónde está meditando o qué tan alto esté.- Enlai cerró la boca puesto que tenía razón.
Adora tuvo un extraño presentimiento, pero no pudo decir palabra ya que no quería hacer un escándalo. Y quizás sólo fuese su imaginación pero, ¿acaso su tío evadió la pregunta de su padre?
Iroh notó la duda de la chica, y cuando sus miradas se encontraron fue un enfrentamiento silencioso hasta que los niños comenzaron a gritar por la atención de la chica de gafas.
-¡Ya va a iniciar!- gritó uno de los pequeños.
Todos se quedaron mirando al cielo, el cual, pronto se vio inundado de lámparas de papel de distintos colores, elevados por los maestros para que estas tomasen las corrientes de aire. Era un espectáculo impresionante, como una cascada de luz sobre sus cabezas.
-Es hermoso.- musitó Amarillys.
-Espero que Xiao esté viendo esto.- dijo Enlai.
Bumi se acercó a su hija, él le sonreía y ella le devolvió el gesto al no estar cuidando de los pequeños que veían hipnotizados el espectáculo.
-Sé que lo digo mucho, pero estoy orgulloso de ti, cariño.- la chica bajó la mirada.
-¿Aunque piense que me gustaría viajar por el mundo y aprender o enseñar sobre nuestra cultura?
Eso lo tomó por sorpresa.
-¿Viajar? Cariño, ¡es maravilloso!
-¿En serio?
-¿Qué? ¿Pensaste que me enojaría porque quieres dejar el templo? Necesitas ver el mundo, expandir tus horizontes, y a donde sea que vayas, sea lejos o cerca, siempre estaré orgulloso de ti mi pequeño pastelito de frutas. Sólo que cuando lo hagas escribe seguido.
-Ay, papá…- sonrió de lado sintiéndose aliviada y agradeciendo a Xiao por el consejo.
…
Nunca pensó que algo así le fuera a pasar, o quizás sí, pero había estado evadiendo el tema durante mucho tiempo.
-¿El camino que el destino ha elegido para mí?- preguntó apenas y creyéndose lo que escuchaba.- Miren, con todo respeto pero ¿ustedes qué saben del camino que debo seguir?- los espíritus de los cinco ancianos comenzaron a hablar mientras sentía las miradas de los demás monjes alrededor.
Como el Avatar tu camino yaha sido elegido.
Es tu deber resguardar el mundo junto con el mundo espiritual. No es una responsabilidad que deba tomarse a la ligera.
Pero tú estás eligiendo el camino equivocado.
-¿Según la opinión de quién?- preguntó sintiéndose un poco molesta.
/TODOS/- respondieron al mismo tiempo haciéndola trastabillar por una corriente de aire.
Has estado corrompiendo tu camino con tus deseos egoístas. El Avatar debe ver por los demás, no por sí mismo.
Ninguno de tus antecesores siguió el camino egocentrista por el que te intentas encaminar.
Sino lo entiendes ahora mismo, más adelante decepcionarás a muchos. Es tu deber proteger y salvaguardar el frágil equilibrio de este mundo.
-Ya sé que el Avatar tiene responsabilidades pero no quiero que estás gobiernen mi vida. Así como todos yo también tengo sueños.
¡SUFICIENTE!
Una fuerte corriente casi la hace caer de las escaleras y los papiros salieron volando.
¿Cuánto más piensas seguir con ese pensamiento? Debes asumir el papel que te corresponde y no ser una deshonra para los que te precedieron y las futuras generaciones.
Señaló un monje con dureza a Xiao que se sintió cohibida ante sus palabras.
-Y-Ya sé que debo ayudar a que haya paz pero… ¿es que el mundo no puede salvarse solo? ¿Por qué debo sacrificar todo lo que deseo por el bien de otros? ¿No hay otra manera?- escuchó que varios monjes se indignaron ante sus palabras, ella estaba dispuesta a ayudar, pero no salvar al mundo tiempo completo.
Pensamientos así sólo traerán ruina y desdicha para todos.
Los sacrificios son necesarios y el Avatar debe dedicar su vida al bien de los demás. Tu egoísmo traerá la ruina si no entiendes desde este momento cuál es tu papel en este mundo.
Deja aquellos pensamientos atrás. Deja atrás tus deseos.
El bienestar de todos está sobre tus hombros. Acepta tu destino y conviértete en el Avatar que todo el mundo necesita.
Ese tu única verdad. Si sigues escapando de este sólo traerás desgracia y dolor a todos los que te rodean. Y la destrucción de todo lo que conoces.
Xiao tenía la mirada abajo, pensando en sus palabras, en todo lo que había aprendido durante todo este tiempo. Sintiendo que calaban cada vez más y más hondo en su cabeza y su corazón. Algo se estaba partiendo dentro. Sus sueños, sus esperanzas…
Tienes que asumir tu responsabilidad. O muchos sufrirán por tu culpa.
Esas palabras eran como una herida a su corazón. Recordando a todos aquellos que habían sido lastimados o muerto desde que emprendió el viaje. Todo porque quería escapar de quién era, todo porque quería ser alguien más, todo porque… no quería ser el Avatar. Sus piernas flaquearon y se arrodilló.
¿Eso era todo? Tenía que aceptarlo, no podía escapar de ello aunque quisiera. Quién era y lo que debía hacer.
¿Entonces todo ese viaje fue un absurdo? Todo el mundo tenía razón al final… ella era el Avatar. Ella debía salvaguardar al mundo. Ella debía salvarlos a todos.
¿Qué otra cosa podría ser?
Después de todo, un cocinero menos en este mundo… ¿quién lo notaría?
Una lágrima se deslizó por su mejilla y resignada, con un gran peso en su corazón y sobre sus hombros, sintió que todo por lo que había luchado era inútil ahora.
-Yo debo… debo… aceptarlo…
Una pequeña luz apareció frente a sus ojos. Al fijarse en esta, vio que era una pequeña luciérnaga que brillaba con su luz amarilla. ¿Cómo había entrado? Al ponerla entre sus manos, sintió una luz cálida.
-Serás el Avatar, pero también eres una persona.- Amarillys reclamó.
-Podrás ser más fuerte pero tu corazón también es frágil. ¿Qué importa lo que digan los demás? Es su problema.- Enlai estaba molesto cuando dijo esas palabras.
-No, no eres egoísta. Claro que ser el Avatar conlleva a ciertas responsabilidades, sin embargo estas no deben regir tu vida.- le dijo Adora en los jardines.
-La vida es como una receta de pollo.- le dijo su abuela cuando estaba ya en la cama en sus últimos días.- Dale una buena sazón para que otros disfruten de ella, pero no te olvides de tomar tu porción.
-Llegado el momento te harás dos preguntas.- le dijo su abuelo cuando pequeña en medio de sus entrenamientos.- Y estas preguntas serán las más importantes que responderás en tu vida. Quién eres y qué quieres.
Lágrimas abundantes cayeron por sus mejillas, dejó ir la pequeña luciérnaga que permaneció cerca y aspiró con fuerza antes de levantarse de nuevo mientras limpiaba sus lágrimas.
-Lo he aceptado…- se levantó encarando a los monjes.- He aceptado que yo soy la única que decido mi propio camino y nadie más.- los monjes se mostraron ofendidos.
¿Entonces piensas dejar al mundo perecer?
-Claro que no. Pero ¿saben qué? ¡Ustedes y todos los demás son los EGOÍSTAS!- gritó con fuerza haciendo que su voz hiciera eco en toda la torren.- ¿Saben por lo que he tenido que pasar? Ustedes tuvieron sus vidas, sus momentos y sus propias ideas. Y lo que sea que piensen sobre cómo debe ser un Avatar… ¡Eso no me aplica! Ayudaré al mundo a mi manera y no pienso estar las 24 horas y los 7 días de la semana limpiándole el trasero al mundo. Voy a tener mi propia vida, pese a quien le pese.
En ese momento fuertes vientos se desataron por todo el lugar.
¡INSOLENTE!
¡NOS TRAERÁ LA DESTRUCCIÓN!
¡NO PUEDE SER EL AVATAR!
Se sujetó del suelo enterrando sus manos a este cuando sus pies dejaron el suelo. Los insultos y regaños de los monjes se escucharon como ecos en el viento. Xiao apretó los dientes y sintió que sus dedos pronto se zafarían ante la fuerza que ejercían.
¡YA BASTA!
Una voz hizo eco y todo el viento se detuvo. Las rodillas de Xiao cayeron al suelo y vio a un monje subir las escaleras con parsimonia.
¿Estás bien?
No sabía qué responder. Aquel hombre le traía tanta paz y calidez como la luciérnaga que estaba allí hacía unos segundos y que había desaparecido. Ella logró asentir y este la miró con ojos amables y una gran sonrisa detrás de su espeso y largo bigote antes de dirigirse a los demás.
Esta chica ha comenzado a crear un camino distinto y nuevo al de sus antecesores que eligieron seguir o no el camino del Avatar. Y nosotros no somos nadie para criticarla cuando en su momento quisimos empujar a un niño pequeño en pelear en la guerra. Eso hizo que él terminara huyendo asustado.
Le tendió la mano a Xiao y ella aceptó, levantándose del suelo.
Ha habido avatares que han aceptado o negado su camino. Pero tú has creado uno nuevo entre ambos. Me hubiera gustado mucho que Aang también hubiese elegido ese mismo sendero en su momento.
-¿Quién es usted?- el hombre le sonrió.
Un muy viejo amigo.
El monje se volvió a los demás.
Es nuestro deber apoyar al Avatar y guiarlo por el sendero del bien, no imponer nuestros propios deseos o ideales. Y esta jovencita ha demostrado ser no sólo un avatar digno, sino un ser humano más que digno.
Tras unos momentos los monjes se mostraron pensativos y molestos, pero luego los que estaban en las columnas bajaron la cabeza y desaparecieron junto con todos los demás.
El monje fue el único que quedó y Xiao suspiró de alivio.
-Gracias.
Ni lo digas. Debí haber hecho esto en su momento.
Usando algo de aire control algo comenzó a caer del techo con suavidad, parecía una especie de ave pero al verlo bien, Xiao se dio cuenta que era un diario antiguo. El monje lo tomó y lo entendió a ella.
Este diario fue escrito por Aang hace mucho tiempo. Lo he mantenido en resguardo a la espera de tu llegada y llegaste en un buen momento. Hay cosas interesantes, léelo con atención, por favor.
Ella asintió y para sorpresa del monje ella le abrazó.
-En serio, gracias.- él sonrió correspondiendo el abrazo y tras unos momentos ambos se separaron y él desapareció en una brisa. El fuego volvió a la normalidad y ella volvió a suspirar cansada y con cierto alivio. Ya no tenía ese peso dentro de ella, sus hombros ahora se sentían ligeros así como todo su cuerpo. Volvió a sentarse para leer el diario y fue que notó algo interesante.
…
Los rayos del amanecer apenas comenzaron a salir del horizonte cuando Amarillys abrió los ojos. No había dormido tan bien como esperaba, había esperado a Xiao pero al final el sueño le venció debido al cansancio de las celebraciones y al abrir los ojos lo primero que vio fue la cama a su lado vacía e intacta.
Cuando Iroh se dirigía con Kazeji y su padre al comedor, fueron rápidamente interceptados por Enlai, Amarillys y Mu. Pronto sumándose Adora y su padre Bumi que por primera vez no tenía esa sonrisa pícara en su rostro.
-¿Dónde está?
Momentos después, Bumi escoltaba a su hermano junto con todos los demás hacia la torre.
-Esto no me lo esperaba de ti, hermano.
-Era necesario para que ella entendiese su camino.- habló con absoluta calma sin remordimiento alguno.- Estoy seguro que le ha servido.
-Tú sabías, ¿no?- acusó Enlai a Iroh que arqueó la ceja.
-Sí, lo sabía.- antes de siquiera reaccionar, Mu le embistió desde atrás y le acorraló con sus astas.- ¡Pero era por su propio bien!
-¿Su propio bien? O más bien es para cumplir tu misión.- espetó el maestro tierra.- Sí, estoy enterado de todo, y adivina, ¡Xiao también!- Iroh hizo a un lado a Mu y el ciervo flor quería embestirlo pero Amarillys le detuvo.
-Y te dices su amigo.- musitó ella con tristeza.- Podrías ponerte a pensar un poco en lo que ella de verdad desea, en lo que busca.
-Así no funciona el mundo, ya deberías saberlo.
-Mira tú hijo de…
-¡Hey! Calma.- intervino Kazeji.- Iroh no lo hizo de mala fe, ¿vale? Pero lo que dice es verdad y su misión es que la Avatar esté lista para lo que se venga. Iroh estaba preocupado por eso.
-¿Y es por eso que se le debe imponer un camino idealizado por quienes esperan todo del avatar?- preguntó Adora con dureza.- Lo que ustedes hicieron no fue un acto de generosidad, fue un acto de egoísmo puro ante una persona que no pidió tener el peso del mundo sobre sus hombros.
-Las cosas como son primita.- espetó Kazeji frustrado.- Incluso tú tienes un papel que cumplir. ¿A qué viene eso?- Iroh apoyó a su amigo.
-No se puede escapar de lo que uno es. Debemos simplemente aceptar nuestro papel en esta vida y seguir adelante.
Al fin, llegaron a la puerta de la torre. Adora odiaba ese lugar, los monjes que quedaban no paraban de hablar sobre el camino de los nómadas del aire y sus responsabilidades. De pensar en lo que Xiao la debió haber pasado… seguro la habrá sufrido con ellos.
La puerta se abrió dejando al fin entrar algo de luz. En el centro de todo, Xiao estaba sentada en posición de loto y con los ojos cerrados.
-Lo logró.- musitó Gyatso.- Al fin ha aceptado su camino.
Bumi quería darle un buen golpe a su hermano pero quería ver cómo estaba la chica, pero apenas e intentó subir los escalones sintió una corriente de aire y se detuvo.
Xiao se levantó con el diario de Aang en su cinturón y tras unos momentos abrió los ojos mostrando su estado Avatar y un huracán se formó. Para sorpresa de todos las estatuas comenzaron a temblar y a elevarse con el fuerte aire. Todos tuvieron que salir rápido mirando las estatuas comenzar a levitar y moverse alrededor como si de muñecas de trapo se tratasen cuando al fin todo cesó, los pasos de Xiao fue lo único que se escuchó antes de salir con una sonrisa.
-¡Uff! Ya me desquite.- dijo alejándose de la puerta.
Gyatso se asomó y para su completo horror vio las estatuas clavadas en las paredes.
-¿Cómo…? ¿Por qué?
-Yo me zafo de esto.- le dijo su hermano dándole unas palmaditas en el hombro.- Ya debo regresar al templo del Este. ¡Chicos! ¿Quieren que les dé un aventón?
-Si nos hace ese favor se lo agradeceremos mucho.- dijo Xiao.- Ya he aprendido todo lo que tenía que aprender.- dijo mirando atrás, todas las estatuas habían sido clavadas por todo lo alto y bajo de la torre, bueno, casi todas, sólo quedó una estatua erguida y sin daño alguno, la estatua de un monje de grandes bigotes y mirada dulce y serena.- Por cierto…- le tendió el diario de Aang a Bumi.- Hay ciertas cosas que usted debería de leer. Créame, es de parte de su padre, marqué algunas páginas para que las encuentre más fácil.
Bumi pareció confundido pero tomó el diario y lo abrió en una de las separaciones encontrando algo que le dejó sorprendido.
—Sé que debo proteger al mundo y con ello también protejo a mi familia, estoy orgulloso de cada vida que he salvado. Sin embargo, muchas veces pienso que el peso es demasiado, que mi vida pasa demasiado rápido y que cada vez que regreso he perdido tanto de mis hijos que cada vez más y más grandes y de mi esposa cada vez más y más cansada. Pero la culpa me ahoga, ya abandoné al mundo una vez por cien años, no puedo abandonarlo de nuevo. Espero mi familia lo entienda y me perdone, pero no puedo dejarlo, sigo pagando una deuda que todavía tengo pendiente y que creo que jamás podré pagar, pero al menos mi sacrificio servirá para que mis hijos y sus hijos puedan vivir una vida más tranquila—
Una lágrima se deslizó por la mejilla de Bumi y con una sonrisa le agradeció. Sentía que al fin podía perdonar a su padre aunque le hubiese gustado que él dijese cuánto sufría. Xiao se adelantó con sus amigos.
-Chicos, nos vamos. Enlai, Amarillys y Mu.- Iroh se irguió en su lugar.
-¿Xiao?- ella se detuvo pero ni siquiera le miró.
-No pienso viajar con alguien que está conmigo sólo porque es su misión y que durante este —tiempo no ha pensado en mí más allá de eso. No somos amigos, así que ¿por qué te sorprendes?
-Mira Xiao, si me dejases explicarme…
-No hay nada qué explicar.- le cortó con dureza pero aguantando las ganas de llorar.- Desde que nos conocemos me has protegido, te consideré mi amigo y has estado allí en los momentos más difíciles. Pero mientras yo te hacía un lugar en mi corazón tú nunca hiciste uno para mí, ahora entiendo que nunca me escuchaste, nunca intentaste comprenderme, ni mucho menos me veías como alguien cercano...- al fin se volvió a verlo y lo miró con resentimiento.- He elegido mi propio camino, un camino donde ser el Avatar no signifique sacrificar lo que más amo para salvar al mundo. Todo el mundo cree que puede escribir mi historia debido a mis antecesores pero eso no va a pasar. Desde ahora, yo escribo mi camino. Quién soy y qué es lo que quiero… Esto es el adiós.- se dio la vuelta y comenzó a alejarse.
Adora sonrió mientras Kazeji silbó sorprendido por su resolución. Bumi sonrió casi deseando aplaudirle pero se alejó con su hija para al fin marcharse. Mu fue a con Xiao que le consoló frotando su cabeza con la suya. Amarillys y Enlai miraron a Iroh que parecía completamente en shock y se alejaron de él también siguieron a su amiga.
Mientras se alejaban, Xio sentía que no podía ignorar más lo que sentía en su pecho. Aspiró profundo aguantando las ganas de llorar.
-¿Estás bien?- preguntó Adora.
-Sí…- habló con voz temblorosa.- Es que a pesar de todo… duele.- admitió apretando la tela del pecho.
-Tardarás en sanar, pero estarás bien. Míralo como una lección.
Ella asintió cuando escuchó un grito a sus espaldas, algo inentendible y entonces… sintió un gran dolor en su espalda que la hizo caer hacia adelante con fuerza.
Le dolía tanto, se había golpeado duro la cabeza al caer. Lo último que ella escuchó fueron los gritos de Enlai, Amarillys que estaba sobre de ella intentando hablarle aunque su voz sonase como un eco lejano a lo que Adora se sumó y por un segundo alguien más intentó acercarse, hablarle pero… todo se volvió oscuro.
…..
Y… espero que les haya gustado! Y por favor no me maten que es necesario para el crecimiento de los personajes. Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, favor de enviar a la autora sus mejores deseos y bebidas de temporada jeje, y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
