Hola a todos! Una disculpa por la demora pero me quedé sin internet varios días y eso hizo que este capítulo saliera con tanta demora. Pero voy a aprovechar para dar un aviso. Voy a tomarme un pequeño hiatus con la historia, más que nada para acomodar todo lo que viene, ya que será bastante impactante. Ya puestos a lo que se viene, porque quería publicar este capítulo en las fechas anteriores por las fechas… COMENZAMOS!
…
Capítulo 22.
Maldición.
Entrenar con la famosa Ty Lee no era cosa fácil, pero Amarillys parecía llevarlo bien por el momento.
-¡AAAAAAAAAH!- gritó cuando sus extremidades atadas fueron abiertas aún más.- ¡PIEDAAAAAAD!
-Tienes que tener más flexibilidad si quieres en serio pelear. Tranquila, estás más flexible que ayer. Sobrevivirás.- le dijo con voz calma mientras estiraba más las cuerdas.
Los chicos veían todo sentados en una mesa en el jardín. Xiao que estaba cocinando lo veía todo desde la ventana de la cocina.
-Me duele de sólo escucharla.- dijo la avatar al asomarse.- Parece que la están torturando.- chilló a lo bajo en serio preocupada.
-Ella quería esto, lo soportará.- respondió Iroh que intentaba no ver en su dirección.
-Y yo que me quejaba de los entrenamientos de la maestra Toph.- dijo Enlai haciendo una mueca.
-Al menos hasta ahora lo ha hecho bien.- agregó Iroh aunque no sabían decir si eso era verdad.
Hasta el momento Amarillys había soportado de todo, estiramientos, poses raras que la han dejado hecha un nudo, carrera de obstáculos con trampas, golpes de dedos a muñecos tan duros que le romperían los dedos a cualquiera, ya llevaba tres que Xiao tuvo que curarle. En fin, ninguno quería estar en sus zapatos.
Ty Lee giró las cuerdas y el cuerpo de Amarillys se contorsionó con una pierna al aire, la espalda curvada y sus brazos hacia atrás. Todos hicieron muecas de dolor al ver eso.
-Y listo.- soltó las cuerdas y Amarillys cayó al suelo, parecía que agonizaba.- Nada mal, niña. Aguantaste mucho más esta vez. Hora de la comida.- Xiao había hecho a petición fideos fríos por el calor. Todos se sentaron, excepto Amarillys, ella tenía que estar de cabeza y comendo con palillos.- Guarda el equilibrio como te enseñé. Y más te vale no caerte como la última vez.
-Sí, maestra.- se puso de cabeza y usó un brazo para poder equilibrarse y el otro para comer, partiendo los palillos en la boca. La tarea necesitaba toda su concentración pero no estaba dispuesta a fallar de nuevo a pesar de dolerle todo el cuerpo.
-Oigan, no lo van a creer, me enteré por aquí que hay un sitio encantado.- mencionó Enlai para distraer a los demás.- Dicen que es una mansión que está adentrándose más a la selva pero que en verdad está muuuuuy embrujado.
-¿Hablas de la mansión de los Koeda? Uh… ese lugar está maldito.- musitó Ty Lee.- No les recomiendo ir.
-¿Tan malo es?- preguntó Iroh y ella frunció el ceño.
-Durante la época de la guerra, la nación del fuego intentó colonizar esta parte del Reino Tierra. La tarea se le fue encargada a Koichiro Koheda que vino a este lugar con su esposa e hijos pequeños. Nunca se supo qué era lo que tenía que construir exactamente, ya que eran por órdenes directas de Azulón, algunos dicen que una prisión, otros que una base secreta, fuese como fuese, vino aquí con un montón de soldados y esclavizaron a muchos aldeanos de los pueblos cercanos.- Iroh frunció el ceño, siempre le disgustaba ese tipo de historias ya que eran la sombra de las atrocidades que su nación hizo.- Llegaron aquí y crearon su mansión pero, pronto las cosas comenzaron a salir mal. Hubo demasiados accidentes, demasiados retrasos, incluso algunos se volvieron locos. Pero aquí siguieron hasta que Azulón falleció y Ozai tomó el trono. Y un día, dejaron de tener noticias. Un regimiento vino a ver qué sucedía y lo que encontraron fue una escena saca de sus peores pesadillas.- relató con voz grave y ceño fruncido.- El campamento estaba vacío, sin embargo, fue en la mansión donde los encontraron… cuerpos por doquier, animales despedazados, y mucha, mucha sangre.- Enlai tragó los fideos sin siquiera saborearlos, Xiao en cambio no se había movido.- Encontraron a los Koheda vivos, pero estaban sumidos en la locura, riendo, jugando o incluso ignorando la cantidad de cuerpos que habitaban la casa… fueron asesinados en el punto como sospechosos del asesinato de todos esos hombres y soldados. Quemaron todos los cuerpos y sólo quedó la mansión como un oscuro recordatorio del horror vivido en ese lugar. Hay quienes dicen que los espíritus de las victimas siguen penando y quien entre puede todavía oler la sangre a pesar de las décadas pasadas. Hay incluso quienes no regresan bien de visitar esa casa, por lo que les recomiendo no ir.
Todos quedaron un poco pálidos ante el relato.
-Ni loca voy a ir a ese sitio.- dijo Xiao rápido alzando sus manos.- No me importa que me digan, "Eres la avatar, debes ir a investigar". No quiero morir, ¿está claro?- de repente sintió la mano de Iroh sobre su hombro.
-Nadie te va a obligar a ir a un sitio así. Y no eres sólo la avatar, eres nuestra amiga y ni locos te dejaríamos ir.- ella sonrió. Tiempo atrás, Iroh le hubiese dicho que era su responsabilidad como Avatar velar por la seguridad de todos. Ahora, era de lo más comprensivo y le gustaba su manera de ser. El brazo de Enlai pasó por su cuello y lo acercó a él.
-Es verdad, no sabes qué tan importante eres para nosotros.
-Aww, Enlai… me estrangulas, en serio.- pero el chico no soltó su agarre de inmediato, ya que hubo una pelea de miradas entre los chicos que duró unos segundos.
-Como sea, no se acerquen a ese sitio.- advirtió de nuevo Ty Lee mirándoles con severidad.- Un lugar que guarda tanta desgracia no trae nada bueno.- golpeó la mesa asustando a Amarillys.
-¡AH!- Amarillys cayó al suelo, pero se había terminado el plato y Ty Lee se agachó a recogerlo.
-Bien hecho, descansa que no es bueno entrenar con el estómago tan lleno.
-Sí, maestra…
Decidieron ir a la playa a descansar y relajarse. Después de la tormenta las actividades regresaron a lo usual. Amarillys se dejó caer en una silla de playa.
-No sé distinguir qué parte del cuerpo me duele más… incluso hablar duele.- Xiao le acercó una bebida con pajilla para que pudiese beber de esta sin moverse. Enlai se rio entre dientes.
-Sin dolor no hay ganancia. Pero lo has estado haciendo bien, princesa.
-Es de admirar tu perseverancia.- admitió Iroh.- Eres un gran ejemplo a seguir, Amarillys, que a pesar de todo sigues adelante.- ella sonrió pero sintió un calambre en todo el cuerpo que le hizo detenerse.
-Auch… ni siquiera puedo sonreír.
-Déjame ayudarte.- dijo Xiao que tenía un cuenco de agua y unos pañuelos.- Fui a hacer unas compras y una señora me enseñó algunos aceites.- calentó el agua y puso unas gotas de aceite que pronto destiló un aroma a hierbas y flores.- Me dijo que son buenos para dolores musculares y me gustaron como olían.- puso varios paños en sus piernas, brazos, y hombros, tardó un momento, pero Amarillys sentía que en verdad funcionaban.
-Gracias Xiao… ¿puedes poner uno en mi cara?- su amiga así lo hizo.- Mucho mejor…
Sus amigos aguantaron la risa al verla casi cubierta en su totalidad, de repente escucharon más risas y al volverse vieron a un grupo de chicas.
-¿Escuchaste de la mansión embrujada? Qué miedo.
-¿No fue un grupo la última vez y desapareció? O eso cuenta.
-Uy, qué miedo.
Vieron a las chicas irse y Xiao sintió un claro desasosiego. Aquellos eran simple rumores, pero…
-No pienses ni un segundo en ello.- replicó Iroh de inmediato.- No es tu responsabilidad investigar sobre lo que pasa.
-Ya lo sé pero y si de verdad pasa algo allí…
-No, no, no, no.- interrumpió Enlai rápido.- Nada de peros y mejor disfruta, o mejor aún, ayuda a Amarillys. Recuerda que apenas termine su entrenamiento iremos al norte. Al frío y duro norte.
-Es cierto, no había pensado en ello.- ese viaje sería el más importante de todos hasta ahora. Quería saber sobre sus padres, quienes eran y qué había sido de ellos, y si lo que le dijo el líder Sokkah es verdad encontraría todas las respuestas a sus preguntas.- ¿Dónde está Mu? No le he visto en toda la mañana.
-Ah, él y Karue están disfrutando de la playa a su manera.- respondió Iroh desviando un poco la mirada.
Al parecer Ty Lee tenía una debilidad con los animales. Y se la pasaba mimando a ese par a más no poder, a cambio, ellos pasaban tiempo con ella.
-Ay, qué bonito cantas.- celebró a Karue mientras que iba montada sobre Mu que le ayudaba con la compra.- Y tú, qué fuerte eres. Llegando te daré una buena cepillada.- Mu galopó un poco más a prisa.
…
Esa noche mientras dormían, Xiao no dejaba de moverse en la cama. En sus sueños veía una gran y vieja mansión derruida envuelta en niebla y sombra. El terreno alrededor era tierra seca y árida y al dar un paso adelante sintió una mano que se aferró a su pie. De la tierra comenzaron a surgir decenas de manos que se alzaron y rostros que poco a poco salían de la tierra con las bocas abiertas.
Ayuda…
Ayúdanos…
Avatar, ayúdanos…
Intentó quitárselos de encima, pero sus largos brazos la atraparon y comenzaron a hundirla en la tierra con ellos. Clamando por ayuda, todos ellos la hundían más y más hasta que quedó por completo enterrada con ellos bajo tierra.
-¡Ah!- se levantó de su cama cubierta en sudor.
Tenía una habitación aparte de Enlai y Iroh, y Amarillys estaba tan casada que ni siquiera la escuchó, sus ronquidos ahogaban cualquier ruido exterior. Decidió salir para tomar algo de aire. Se puso su ropa y salió unos momentos. Mu, que dormía a un lado de la posada, se despertó pero ella lo acarició.
-Shh, shh, tranquilo. Sólo estoy dando una pequeña caminata.- le dijo para que este volviese a dormir.
Algunas personas seguían en la playa, amigos charlando frente a fogatas o incluso algunas parejas disfrutando de la romántica vista. Les tuvo un poco de envidia a estos últimos. La brisa marina le ayudó a despejarse un poco y tras unos momentos estiró sus brazos dispuesta a regresar cuando vio una figura observarla desde la oscuridad de la selva.
-Ayuda…
-Tú…- la figura desapareció.- ¡Espera!- pero era inútil, tal parecía que su noche no sería tan pacífica como esperaba.
…
Enlai despertó sediento. Se levantó y tomó algo de agua de la jarra que estaba sobre el mueble entre las camas. Cuando bebió de esta, escupió el agua y vio a Karue durmiendo a un lado. Movió a Iroh y este se despertó.
-¿Qué quieres?
-Puedes decirle a tu pájara que el agua ¡no es un baño! Casi me trago unas plumas y quién sabe qué otra cosa.
-Ah… selo diré en la mañana. Ya duérmete.
-Iré a tomar algo del agua de las chicas.- salió de su habitación y abrió la puerta de enfrente donde se alojaban sus amigas. Agradeció que tuvieran la jarra llena y bebió un gran vaso de agua. Ya mejor estaba listo para dormir cuando notó la cama a su derecha vacía.
-Ah…- esta vez sí que estaba despierto. Regresó y agitó a Iroh con fuerza.
-¡¿Y ahora qué?!
-Xiao no está.
-¿Qué?
-¿Quieres que te lo deletree? Xiao NO está.- Iroh se levantó rápido pateando las sábanas y pronto despertó a Amarillys.
-Mmm… ¿ya es hora de entrenar?
-¿Dónde está Xiao?
-¿Qué? Está dormida, ¿qué no la… ves?- se quedó fría al ver la cama a su lado. Los tres salieron rápido con linternas en mano.
Los tres revisaron la playa pero no había rastro de su amiga. Comenzaron a preguntar a varios y estos parecían no haber visto a la joven.
-¿Pero dónde rayos está?- se preguntó Enlai cada vez más desesperado.
-Alguien tiene que haberla visto, alguien…- se dijo Amarillys cuando Iroh los llamó y se acercaron a él que no estaba solo, una pareja los miraba curiosos.
-Me pueden repetir por favor, hacia dónde vieron que se fue la chica que les describí.- pidió Iroh a la pareja y el chico asintió.
-Sí, vimos a una chica de pelo rojo pasear por la playa, cerca de nosotros hasta que se alejó, pero parece que vio algo y se fue por la selva, por ese camino.- señaló hacia la oscuridad de la selva.
-Muchas gracias. Vamos.- todos se dirigieron hacia la selva y Iroh comenzó a iluminar su camino con una llama.- Miren, aquí hay huellas, seguro de Xiao.
-¿Por qué vendría a mitad de la noche a la selva?- se preguntó Enlai.- Y en pijama, no tiene sentido.
-Tal vez vio algo o a alguien… ¿creen que quizás sea alguien que la persigue? ¿El Loto Blanco? ¿Zidan? O quizás Hisara ha vuelto por venganza.- Amarillys comenzó a entrar en pánico.
-No me hagas imaginarme los peores escenarios, ¡por favor!- se quejó Enlai y Iroh frunció el ceño.
-Fuese como fuese ella no iría caminando hacia ellos. Los hubiese atacado a la más mínima oportunidad.- estaba seguro de ello, ella sabía cuidarse sola y además, siendo la avatar y una maestra de sangre control dudaba mucho que alguien pudiese hacerle frente ahora.
Caminaron por largo rato hasta que notaron una niebla alzarse alrededor.
-Esto no estaba aquí hace unos minutos.- señaló Enlai.
-De repente tengo frío…- tembló Amarillys ante el ambiente que no tenía que ver con sus delgadas pijamas y ni qué decir de los chicos que sólo estaban en pantalones cortos.
Cuando pasaron unas enormes hojas se quedaron fríos.
-Tiene que ser una broma.- musitó Iroh.
Un vasto terreno vacío de tierra árida donde lo único que había al frente era una oscura y abandonada mansión. De repente, en medio de aquel terreno notaron una figura agazapada entre la niebla, todos se asustaron pero notaron algo en esta.
-¿Xi-Xiao?- Iroh la reconoció primero. La joven estaba arrodillada tomándose la cabeza, sentía que iba a explotar. Ni siquiera se dio cuenta de la presencia de sus amigos hasta que estos se acercaron.- Xiao, ¿estás bien?
-Si-Siento que me duele la cabeza. Me siento mareada…
-¿Pero qué rayos pensabas al venir aquí?- preguntó Enlai molesto.
-Yo… es que ellos me lo pidieron.- señaló a sus espaldas. Ellos no veían nada pero a sus ojos podía ver a decenas de personas mirarla fijamente. Hombres, soldados, todos fantasmas patéticos que habían aguardado por ese momento por muchos años.- Hay algo dentro de esa mansión que todavía los retiene, es por eso que debo entrar y darles la paz que merecen.
-¿Estás segura?- preguntó Iroh y ella suspiró sintiéndose un poco mejor.
-Bueno, no quería pero… me lo pidieron de favor. Eso no significa que me meta en el camino del Avatar, ¿vale? Pero soy la única que puede ayudarles ahora.
-Bien, pero no irás sola.- declaró.- Vamos a ir contigo.
-Cuando dices vamos, ¿te refieres a todos?- preguntó Amarillys muerta del miedo.
-Creo que ustedes deberían regresar.- sugirió Xiao pensando que no sería buena idea.
-Ni hablar.- intervino Enlai.- Sabes que no te dejaremos sola, sea contra un ejército o contra unos cuantos fantasmas. Es decir, ¿qué tan malo puede ser?- Xiao vio a su amiga y ella asintió, más decidida a no dejarles. Y a la pregunta de Enlai, al voltearse vio a los fantasmas pero ellos parecían asustados al acercarse a la mansión.
-Ya veremos…
Caminaron hacia la mansión, apenas empujaron la puerta se abrió con un crujido de los goznes que sonó como gritos a sus oídos. Amarillys ya quería irse corriendo pero fue sujetada por Enlai para que avanzara al interior. Iroh arrugó la nariz, había un aroma extraño en la casa.
-Huele como a fruta podrida.
-Más bien como a basura, ¿es que nadie ha venido a limpiar este lugar?- se quejó Enlai.
Xiao miró por todas partes, esperando ver a alguien, un espíritu, una sombra, pero no veía nada. Caminó a un salón cuyos muebles estaban cubiertos por una gruesa capa de polvo y telarañas. Las cortinas colgaban como retazos en las ventanas. Sobre la chimenea, se encontraba un enorme retrato donde aparecía un hombre y una mujer con las investiduras antiguas de la nación del fuego, un niño de quizás 12 años estaba al lado de su padre que tenía su mano sobre su hombro, y una niña más pequeña, quizás d años, estaba sobre las rodillas de su madre. Estiró su mano y tocó el viejo marco y a su cabeza vinieron escenas como flashes, a la familia viendo con orgullo a los esclavos trabajar, risas cuando estos eran azotados, y una joya en medio de símbolos extraños y luego todo eso fue cubierto de sangre. Se alejó ante la visión y se acercaron rápido a ella.
-¡Xiao! ¿Estás bien?- preguntó Enlai y ella negó.
-Esas personas secuestraron y torturaron a muchos e hicieron una especie de ritual con una joya. Si la encontramos y la destruimos las almas de quienes murieron descansarán en paz.
-¿Cómo era la joya?- preguntó Iroh.
-Es ovalada con orillas como de encaje dorado, la joya es de color azul y es grande, quizás de la palma de mi mano.
-¿Es esa?- señaló Amarillys el cuadro, a pesar de las manchas, podía verse en el cuello de la mujer la misma joya que describía.
-Sí, es esa. Debe estar en algún lugar de la casa.
-Opino que nos separemos.- sugirió Iroh.- Este lugar es enorme y tardaríamos demasiado en poder cubrirlo. Si sucede algo, griten.
-No me lo tienes que repetir dos veces.- dijo Enlai.
Los cuatro se separaron para comenzar su búsqueda. Amarillys se quedó abajo con Enlai y fue que notó una puerta junto a las escaleras. Giró el pomo pero estaba cerrado.
-Lo dejaré para el último.- decidió seguir inspeccionando viendo a su amigo Enlai ir al fondo por el comedor.
Enlai llegó a lo que debía ser la cocina. Inspeccionó la alacena y cada cajón, varios estaban llenos de utensilios de cocina o pequeñas cajas cuya madera podrida por el paso de los años caía en pedazos. Con su linterna vio una tabla de cortar con un cuchillo clavado en este. Decidió ignorarlo, ya que le causó cierta grima.
-Qué extraño. Este lugar debería estar repleto de ratas o arañas.
Vio una puerta que al abrirla conducía a la parte trasera de la mansión, detrás, había lo que supuso eran los establos cuyas tablas caían a pedazos. Salió cerrando detrás de él.
Iroh revisó la segunda planta. Algunas habitaciones tenían huellas oscuras en el tapiz, no era difícil imaginar de qué eran. Llegó a las habitaciones dándose cuenta que eran de los niños. La del niño tenía soldados de madera, decenas de soldados, un casco y una espada de madera. Él tuvo lo mismo cuando niño, aunque no tardó en reemplazar su espada de juguete con una real… frunció el ceño.
-Si llego a tener hijos no les dejaré tener este tipo de cosas.- pateó la espada a un lado.
-¿Iroh?- se volteó para ver a Xiao asomar por la puerta.- ¿Sucede algo?
-No yo… pensaba que si llegase a tener hijos no los dejaría tener este tipo de cosas. Yo pensaba que era un juego hasta que supe que no era así.
-Bueno… no sé cómo fue tu niñez, pero creo que deberías darle una oportunidad. Es decir, pienso que un niño debe explorar distintas opciones, los juguetes ayudan a saber qué le gustaría aprender, y que aprenda cómo defenderse es bueno, después de todo y aunque duela admitirlo, vivimos en un mundo lleno de peligros y de gente mala.
Iroh reflexionó sobre de ello, ya si lo pensaba bien su infancia no fue mala, su madre y sus abuelos sólo querían prepararlo para los posibles peligros y eran de lo más comprensivos y atentos con él. De repente, en su mente vino una imagen de él y Xiao, ambos como adultos, ella con un bebé de brazos y él con una niña con el mismo color de cabello que ella. Se dio una bofetada tan fuerte que asustó a Xiao.
-¡Ay cielos! ¿Estás bien?
-Sí yo… creo que una araña se trepó y… fue un reflejo.- Xiao quiso decir algo más pero cerró la boca, reconsiderando que lo mejor era no preguntar
-De acuerdo… Hay un tercer piso. Voy a inspeccionarlo, ¿vale? Si encuentras algo me avisas y cuídate de las arañas.
-Está bien.- respondió Iroh y se sintió molesto consigo mismo.- Y se me da por pensar en ello justo ahora, el momento menos apropiado de todos.- escuchó el sonido de algo caer.- ¿Xiao?- no hubo respuesta. Salió de la habitación seguro que venía de la habitación de enfrente, sin notar que a sus espaldas un pequeño soldado de juguete quedó de pie en su dirección.
Xiao recorrió el polvoriento pasillo con un escalofrío en su cuerpo. La luz de la luna que se colaba por las amplias ventanas iluminaba el pasillo mientras un viento movía los retazos de tela que parecían garras a punto de atraparla.
-Si salgo bien de esta… será la última vez que le haga caso a un espíritu. A excepción de mi abuelo.
Abrió las puertas de las primeras dos recámaras, estaban por completo vacías, sin muebles o siquiera ventanas, tuvo que iluminar estas con su fuego control. Entró a la tercera habitación que se veía mucho más normal. Ventanas, muebles, y una enorme cama en medio de la pared.
-Quizás esta era la habitación principal.- comenzó a revisar. Abrió cajones, esculcó entre la ropa y al encontrar un joyero lo abrió pero, a pesar de las joyas antiguas y de seguro de gran valor, no había rastro de esa joya.- ¿Dónde podría estar?
Por el rabillo del ojo vio a alguien caminar frente a la puerta y se giró.
-¿Iroh?- estaba segura que quien pasó tenía cabello oscuro y largo. Se asomó por el pasillo y notó algo moverse en el techo, era el hilo de la entrada de un ático. La tomó y abrió la entrada, una escalera se desplegó lenta e incluso Xiao tuvo que poner de su parte para que esta terminara de caer. El interior se veía oscuro.- Muy bien, ¿dónde escondería una joya maldita? En el lugar menos improbable.- comenzó a subir las escaleras sin notar la oscura figura arrastrarse de debajo de la cama.
Amarillys siguió inspeccionando abajo, ahora que lo pensaba el sitio no era tan terrorífico como parecía. Entró a un salón de juegos y se sorprendió de lo grande que era, parecía un casino, había varias mesas, un bar y elegantes muebles desperdigados, aunque estaba segura que faltaban más muebles.
-De no ser por su pasado este lugar seguro estaría habitado.
Inspeccionó la mesa la cual era usada para jugar cartas, había un mazo de cartas y un par de juego de cartas desperdigadas como abanicos, quizás una mano que nunca acabaron. Caminó hasta el bar todavía repleto de botellas y después hacia el juego de muebles. En el centro estaba una pequeña mesa sobre la cual había unos cuantos papeles sueltos y un diario repleto de polvo. Tomó el diario y sopló quitándole el polvo encima, tosió un poco.
-Año 95 DG del reinado de Azulón.- comenzó a leer…
Hemos recibido noticias que el Señor del Fuego ha muerto y que su hijo menor, Ozai, tomó el trono en lugar de su hermano mayor. Hemos enviado los informes y la respuesta no tardó. Él no tiene idea de lo que estamos buscando y ha ordenado terminar con el proyecto, no puedo creer que un lord tan mediocre acaba de tomar posesión del trono. ¿En qué estaba pensando Lord Azulón?
Dio vuelta a algunas páginas.
El nuevo señor del fuego me ha dado más tiempo pero con cada informe que envío me doy cuenta que no conoce la magnitud de nuestra tarea, su padre estaría decepcionado. Debemos seguir buscando la joya a pesar de las distracciones, estoy seguro que cuando la tengamos nos revelará los secretos que tanto hemos buscado sobre el Avatar…
-¿Cómo?- comenzó a hojear el diario sin darse cuenta que las botellas a sus espaldas comenzaron a moverse lentamente.
La hemos encontrado, esto ha sido el mayor descubrimiento hasta ahora pero he recibido la noticia de que el inútil Ozai, el indigno y cretino señor del fuego, ha decidido cancelar el proyecto para no tener nada que ver con "leyendas sin sentido". Ante lo acontecido he decido conservar la joya y dársela a mi mujer. Ella está de acuerdo con mi decisión y me apoya por completo. Iremos hasta las últimas consecuencias.
Dio la vuelta a la hoja.
La joya habla, no con palabras, sino que podemos sentir lo que desea, nos exige sacrificios para revelar su mayor secreto. El oscuro secreto que generaciones de Avatares han intentado esconder. Ahora sé lo que debo hacer…
Llegó hasta la última nota.
Lo hemos hecho, lo hemos conseguido. Ahora sé la verdad y nadie me la podrá quitar. ¿Qué importan las vidas de unos cuantos esclavos y soldados? He enviado mis notas a mi amigo y las mantendrá consigo en un sitio seguro. Si podemos realizar el ritual, podremos destronar a Ozai y hacernos del poder. Sólo será cuestión de tiempo y será mejor hacerlo antes de que este nos lleve a nuestra caída. Si algo me llegase a pasar, habrá quienes completen la tarea por mí.
-¿De qué habla? ¿Qué secreto? ¿Por qué no dice nada más?
Justo cuando se giró se dio cuenta de las botellas temblando en su lugar, apenas y pudo reaccionar cuando estallaron en cientos de pedazos y su grito sonó por toda la mansión.
Enlai fue el primero en correr de regreso hacia la casa.
-¡Amarillys!- entró empujando la puerta cuando notó algo por el rabillo del ojo y lo esquivó a tiempo. Se trataba del mismo cuchillo de cocina que estuvo clavado en la tabla.
Se volteó y escuchó algo golpear el suelo, un sonido húmedo que no supo identificar de dónde venía. De repente del suelo se abrió un agujero y de este salió un gusano enorme, la cosa más grande que había visto en su vida, gordo, viscoso, pero en el momento en que este abrió la boca vio una cabeza, de allí unos hombros y mechones de cabello, largos y oscuros cayeron y el rostro de la mujer apareció y le sonrió con negros dientes.
Antes de siquiera poder reaccionar, el gusano se alzó haciendo que la mujer pudiese sacar sus brazos los mechones cubrían su pecho.
-Otro… cerdo… al matadero.- musitó entre sus dientes podridos expulsando de su boca una baba oscura directo a Enlai.
Iroh por otra parte tampoco la estaba pasando bien. Los juguetes del cuarto de la niña habían cobrado vida y lo atacaban sin piedad. Varias muñecas de trapo intentaron cubrir su rostro para ahogarlo pero él se las quitaba y las encendía para luego destruir con sus llamas los demás. Tiró la puerta de una patada cuando notó una figura pequeña y oscura sonreírle desde la cama. La pequeña de ojos negros rio y escuchó otra risa, al girarse vio desde la habitación del niño otra figura con una sonrisa igual de torcida y ojos oscuros, entonces sintió algo punzarle el pie. Los soldados comenzaron a clavar sus espadas y lanzas en sus pies y él logró quitárselos de encima con una patada y destrozarlos soplando fuego sobre estos en el pasillo. De repente, los dos niños caminaron uno frente al otro y como si estuviesen hechos de brea los dos se fusionaron hasta que poco a poco se convirtieron en un monstruo abominable sin forma y de dos cabezas deformes, los niños se rieron en su cara.
-¿Qué es esta abominación?
Por otra parte, la puerta del ático se cerró y Xiao intentaba abrirla pero parecía que la hubiesen atrancado desde afuera.
-¡Amarillys! ¡Enlai! ¡Iroh! -la golpeó con fuerza pero parecía que no podía abrirlo con nada.
Escuchó una respiración a sus espaldas y se giró con la llama en la mano para iluminar, pero la oscuridad parecía que intentaba rodearla. Eso no era normal.
Con mucho cuidado caminó por los estrechos pasillos que las cajas de ese sitio formaban.
-Muéstrate.- ordenó cuando notó una figura en la oscuridad. La figura brilló, sin embargó, en lugar de ser de aquel azul del que usualmente estaban rodeados los espíritus este era de un tono morado. Se trataba del mismo hombre del retrato y le estaba dando la espalda.
-Miren nada más…- giró su cuello por completo para mirarla.- El avatar…- de repente corrió hacia ella abriendo grande la boca y retorciendo sus brazos, pero ella reaccionó y sopló la llama de su mano que se volvió de un tono blanco, dándole en el pecho y haciéndolo caer.
-No creas que no sé cómo tratar a los espíritus corruptos como tú. Me enseñaron bien mis amigos espíritus y maestros.- a pesar de todo el hombre comenzó a reír.
-Oh, qué impresionante… siempre por encima de los demás… el avatar siempre ha sido único… pero no perfecto… ¡ah!- se asustó cuando Xiao encendió una nueva llama de color blanco. El iris de sus ojos brillaba.
-Dime dónde está la joya antes de que destruya tu patética y asquerosa existencia de este y del otro plano.- esta vez se mostró temeroso.
-E-Está bien… Está bien… por favor…- ella alejó un poco la llama para dejarlo hablar.- La joya se encuentra en lo más bajo de la casa… pero no podrás conseguirla.
-¿Y eso por qué? ¡Habla!- exigió sin notar la sombra a sus espaldas hasta que sintió algo sujetarla por detrás, la llama iluminó el rostro de ese ser, o mejor dicho, rostros. Carentes de todos rasgos humanos ante la descomposición de la carne y sus cuencas vacías, decenas de brazos la sujetaron con fuerza y la amalgama de cadáveres la aprisionaron entre sus miembros. El fantasma rio desquiciado.
-Porque no saldrás de este lugar. ¡JAMÁS!
…
Amarillys se escondió detrás de una mesa ante el constante estallido de cristales, pero la mesa poco le valió cuando la madera comenzó a crujir y tuvo que huir ante un nuevo estallido de astillas que casi se clavan en su espalda. Se escondió detrás de un viejo sofá, tenía que salir de allí como fuera.
-¿Por dónde? ¿Dónde?-miró a todos lados pero la lluvia de fragmentos apenas y le dejaba ver antes de ponerse a cubierto. Se dio cuenta que estaba temblando y sujetó su mano con fuerza, sintiendo en esta los cayos que se habían formado ante los entrenamientos.
-Escucha bien esto, niña.- le dijo su maestra.- Siempre debes recordar el escenario que pisas, cada detalle, para cuando algo suceda o estés en una situación de riesgo puedas salir de allí sin problema. Eso era lo que hacíamos en el circo, cuando un acto fallaba por alguna razón, usábamos lo que estuviera a la mano para salir del acto.
Apretó su puño y cerró los ojos un segundo antes de recordar la estancia. El bar, los muebles, el escudo de armas de la nación, la ventana… ¡la ventana!
Apenas y notó los cristales de un cuadro a punto de romperse cerca de ella, se apoyó sobre el sofá y dio una vuelta en el aire sujetando los cojines de los sillones para usarlos como escudos y así evitando así cualquier daño. Corrió y esquivó varios objetos que fueron lanzados en su dirección y dio un giro en el aire cuando varios cristales por poco cortan sus tobillos desde atrás. Llegó hasta la ventana y anteponiendo los cojines salió del salón maldito.
-Lo logré… ¡YO! ¡SO-BRE-VI-VI!- gritó alzando sus manos todavía sujetando los cojines, más por miedo que por otra cosa.
-¡AAAAAAAAHHH!
-¡Enlai!- corrió hacia la parte trasera y al abrir la puerta de la cocina se encontró con decenas de cuchillos y cubiertos clavados en toda la cocina y al maestro tierra con las manos unidas por una especie de baba dura siendo sujetado por una cosa horrenda entre gusano y mujer que buscaba meterlo dentro del gusano con ella.
La mujer rio desquiciada.
-Los hombres jóvenes… ¡me encanta devorarlos!- abrió la boca mostrando varios sus dientes oscuros ahora afilados, y cuando abrió grande para comerlo, Amarillys introdujo los dos cojines en su boca.
-¡Provecho!- el gusano se sacudió liberando a Enlai que rápidamente golpeó en el suelo la baba endurecida que se rompió liberando al fin sus manos. Cuando la mujer al fin logró sacarse los cojines de la boca Enlai hizo uso de su metal control con todos los cubiertos.
-¡Mi turno!- la mujer se ocultó en el interior pero eso no le valió para protegerse por completo.
Los cuchillos y tenedores atravesaron al gusano que se retorció de un lado a otro. Se escuchó el grito de la mujer que chilló con fuerza para después caer al suelo y un brazo sobresalía de este. Los dos se quedaron horrorizados, pero luego, el cuerpo de esta se volvió una sustancia oscura como la brea y desapareció entre las tablas del suelo.
-Vámonos de aquí antes de que le dé por volver por el postre.- dijo Enlai cuando escucharon un grito arriba.
Arriba, Iroh esquivó a aquel ser de pesadilla. A pesar de intentar controlar su fuego control para evitar un posible incendio esa cosa se acercaba más y más a él. La sola visión le recordó al espíritu que le atemorizó de niño, pero recordó que ya no le tenía miedo.
-¡No te temo engendro!
-¡Iroh! –gritó Enlai y entre ambos hicieron un ataque conjunto, Iroh con su fuego y Enlai concentró todo el polvo que se había acumulado por años en ese sitio. Los dos ataques chocaron y el espíritu comenzó a desaparecer entre las tablas del lugar con un quejido lastimero.- ¡A eso se le llama hacer limpieza!
-¿Dónde está Xiao?- preguntó Amarillys cuando escucharon el grito de su amiga.
En el ático, Xiao no podía liberarse de ese horrible ser mientras que el espíritu comenzó a dibujar en el suelo una especie de símbolo extraño.
-Muéstrame… muéstrame a quien estoy buscando.
El círculo comenzó a brillar y Xiao sintió que algo muy dentro de ella comenzó a moverse, era una sensación extraña, como cuando se concentraba y viajaba al mundo de los espíritus pero esta vez era a la inversa.
Sus amigos la puerta y vieron con sorpresa lo que estaba sucediendo.
-/¡Xiao!/- gritaron Enlai y Iroh pero de repente la puerta del ático se cerró bajándolos de golpe.
Los ojos de la joven brillaron por completo y en segundos vio a sus otras vidas en flashes, pero cada uno de ellos tenía una expresión similar cuando se volteaban a encararla… incertidumbre y miedo.
De repente algo sucedió, un brazo espiritual salió de su pecho y de esta comenzó a arrastrarse una figura femenina de largos cabellos que cubrían su rostro y ropas de la tribu de agua. No le dolía a Xiao, pero sentía que estaba quedándose sin aliento.
-¡Sí! ¡Allí estás!
Medio cuerpo de la mujer estaba fuera, sin embargo, apenas y esta alzó un poco su cabeza, una sonrisa amplia apareció en su rostro y con un movimiento de sus manos el espíritu comenzó a retorcerse de dolor y la masa de cuerpos que le sujetaban explotó en pedazos. Xiao quedó libre, suspendida unos momentos en el aire y la mujer tomó su rostro entre sus manos como si quisiese mirarla con detenimiento. Xiao se quedó fría ante esos ojos agudos entre los mechones de cabello.
—Tú… ¿quién eres?- logró preguntar con dificultad.
De repente varias manos aparecieron y sujetaron a la mujer para regresarla al interior. La mujer grito al mismo tiempo que Xiao que sintió la energía fluir por su cuerpo y entonces hubo una gran explosión de energía espiritual. El ático quedó en ruinas y cayó al suelo. La puerta del ático salió volando gracias a una poderosa llamarada y sus amigos entraron.
-¡Xiao!
-¿Estás bien?- preguntaron sus amigos rodeándola y ella tosió un poco.
-Eso… creo.
El grito del espíritu resonó por el lugar, estaba furioso. Y poco a poco la amalgama de cuerpos comenzó a unirse nuevamente.
-¡YA ME QUIERO BAJAR!- gritó Amarillys y Xiao alzó su puño.
-¡Concedido!- usando lo que le quedaba de fuerza usó su aire control para encerrarlos en una esfera de aire que destruyó el suelo y todos cayeron de vuelta al primer piso. Todos se quejaron.
-Creo que necesito un hospital…- se quejó Enlai ante la nada suave caída.
En ese momento notaron la sustancia oscura comenzar a caer por las paredes y rostros y brazos se formaron de esta.
-Ese espíritu dijo que la joya estaba en la parte más baja de la casa.- repitió Xiao.
-Nosotros no encontramos nada aquí.- respondió Enlai y Amarillys exclamó.
-¡Yo encontré la puerta a un sótano!
Xiao se inclinó un poco, se sentía fatal y Iroh la sostuvo un momento al verla tan mal antes de gritarle a su amiga.
-¡Ve!- gritó a Amarillys y pronto afiladas púas aparecieron y todos tuvieron que esquivarlas, siendo Iroh que ayudó a la avatar.
Amarillys corrió hacia la puerta que encontró junto a las escaleras, esquivando un par de púas que se clavaron junto a la pared. Al llegar frente a la gruesa puerta intentó abrirla pero esta no cedía.
Entre tanto, Iroh destruía con su fuego control las púas y brazos que se acercaban. Estaba preocupado, Xiao se veía mal y no podía atacar del todo. En medio del ataque no se dio cuenta que una enorme masa de la sustancia oscura se alzó detrás de la joven, unas manos y un rostro deforme se hizo ver entre ésta emitiendo un gemido escalofriante.
-¡XIAO!- ella apenas se dio cuenta pero pronto unas espadas que servían como decoración destruyeron aquella cosa. Enlai y Iroh compartieron miradas y asintieron a la vez que cada uno rodeaba a la joven.
-Cúbrela bien.
-Lo mismo digo.- así ambos comenzaron con el ataque.
Amarillys golpeó la puerta pero no hubo resultado. Cuando vio una masa oscura bajar de las escaleras y moverse en su dirección. Se trataba del monstruo hecho de decenas de cuerpos, las cabezas ubicadas a los costados abrieron la boca en un lamento horrido y los brazos cambiaron de lugar para así moverse en su dirección y atraparla.
La joven comenzó a lagrimear cuando vio eso. Pero apretó los dientes, no se dejaría atrapar. Y tras tomar impulso dio un giro contra la pared apoyando sus pies y dando una patada doble a la puerta que cayó hacia dentro con ella sobre de ella.
-¡AAAAAH! – el aterrizaje fue vertiginoso hasta el final de las escaleras qe terminó en una nube de polvo que le hizo toser hasta que se desipó, pero lo que vio la dejó sin palabras y… confundida.
La habitación estaba iluminada, amueblada, y en el centro había un grupo de personas apostando en una mesa de póker… ¡entre las que estaba incluida su maestra!
-¿Niña? ¡¿Pero qué haces aquí?!- exclamó Ty Lee.
Amarillys intentaba recobrar el aliento y en lugar de responder buscó con la mirada la joya, miró con detenimiento cada rincón hasta que la encontró en una pintura, la obra de un rey rodeado de oro y joyas, era un perfecto camuflaje pero no tan perfecto para alguien que había visto joyas toda su vida. Apenas se levantó esa cosa apareció a sus espaldas gritando y haciendo que todos se levantaran de sus lugares.
-¡Se cierran las apuestas!- gritó uno y otro maldijo tirando su mano perfecta.
Pronto, los muebles y decoraciones comenzaron a volar por todos lados y todos se cubrieron. Amarillys entonces sintió que algo la sujetó del tobillo y comenzó a ser arrastrada cerca de esa cosa hasta que Ty Lee tomó la mesa lanzándola contra ese monstruo y que quedó clavada la mitad dentro de esa cosa. Amarillys se alejó a una esquina al ser liberada.
-¡No te metas con mi discípula!- la mesa se desprendió y aquel monstruo comenzó a expandirse por todo el salón, carne, tejido y miembros cubrieron la única salida que quedaba.
Arriba las cosas no eran tan distintas. En un momento, la mujer gusano reapareció desde el techo y sujetó a Enlai de los brazos, quedando sus rostro cerca del uno del otro y Iroh al intentar liberarlo sintió de repente que era paralizado y se dio cuenta que los dos niños fantasmas tenían un muñeco idéntico a él y comenzaron a estirarlo para romperlo.
-¡DÉJENLOS EN PAZ!- gritó Xiao entrando en estado Avatar. De sus manos, fuego blanco apareció y lanzó primero a los niños que gritaron de dolor soltando al muñeco que no recibió daño alguno. La mujer gusano al ver eso dejó a Enlai y fue contra Xiao abriendo grande la boca dándole un blanco perfecto a la avatar que disparó su fuego dentro de ella.
Pronto, el espíritu del patriarca apareció con una amplia sonrisa sin importarle el dolor de su familia.
-No importa lo que hagas. Nosotros siempre seguiremos aquí.
-¿Qué quieres?- preguntó hostil y el espíritu rio.
-Quiero una de tus vidas, joven avatar.- la mansión entera comenzó a temblar y las puertas y ventanas fueron bloqueadas por la sustancia oscura.- ¡Y la obtendré sea como sea!
Debajo, todos intentaron atacar a esa cosa usando sus habilidades. Una mujer agua control de las bebidas que traían y un maestro fuego encendió el alcohol, aun así no lograron hacerle mella y todos se pusieron al cubierto ante la cantidad de objetos que volaban alrededor. Amarillys sabía que debía llegar a esa joya o sería el fin.
Ty Lee le dedicó una mirada a su discípula que estaba concentrada en su objetivo.
Amarillys salió de su escondite y corrió esquivando todo lo que volaba, pasó una silla, varios cristales e incluso una lámpara que cayó del techo, todo gracias a las maniobras que había aprendido durante esas dolorosas semanas. Ty Lee se sorprendió ante su desempeño. Pronto, Amarillys llegó al cuadro y arrancó la joya del lienzo, cuando desde atrás fue sujetada su mano y una serie de brazos unidos le arrancó la joya de los dedos.
La casa comenzó a temblar y Xiao tuvo que concentrar su poder en aire y tierra control para que la casa no se viniera abajo con ellos, mientras sus amigos intentaban por todos los medios defenderse. El hombre sonriente se acercó a Xiao que estaba comenzando a sudar.
-Quiero esa vida… no me importan las demás.- extendió sus manos para de nuevo adentrarlos en su cuerpo.- Sólo la quiero a ella.
-¡Púdrete!- encendió su cuerpo quemando al espíritu que aulló de dolor.
Amarillys cayó al suelo y rodó esquivando una extensión hecha con restos de cadáveres que gimieron. Era gemidos de dolor, eran los cuerpos de los espíritus de las pobres víctimas que seguían allí. Eso la hizo enojar todavía más. La joya se puso en el centro de aquella cosa y la carne comenzó a tragársela.
-¡Niña!- Ty Lee le lanzó algo que atrapó sin problema, era un abanico de metal de las guerreras Kyoshi, no tenía idea de que ella llevara uno pero iba a darle un buen uso. Avanzó con este, cortando y golpeando las extensiones que llegaban hacia ella, llegando rápidamente cerca de la joya. Saltó esquivando varias extensiones que se clavaron en el punto donde estuvo y lanzó el abanico con todas sus fuerzas logrando que este se clavase en el centro de la joya. Aterrizó sobre el monstruo, giró el abanico y sacó la joya maldita que se partió a la mitad.
Cuando el fuego se apagó y el espíritu iba a atacar comenzó a gritar al igual que su familia. Poco a poco la sustancia negra desapareció y el monstruo del sótano se convirtió en huesos y polvo. Los que estaban en el sótano salieron rápidamente para ver la horrible escena de los espíritus. De repente, decenas de manos aparecieron y se llevaron fuera de la mansión a la familia maldita que intentó en vano resistirse, hasta que al final desaparecieron.
-No vuelvo a dudar de las historias de fantasmas que me diga mi suegra.- dijo uno y Ty Lee estaba con la boca abierta.
-¿De verdad este lugar estaba embrujado?
-Ah…- Xiao comenzó a perder su estado avatar y escucharon la casa a punto de caer.
-¡Todos salgan!- gritó Iroh. Todos salieron rápidamente y apenas Xiao cayó al suelo la casa también cayó.
Enlai y Iroh ayudaron a Xiao a levantarse y la chica al ver a Amarillys le abrazó con fuerza.
-¡Nos salvaste a todos!- Amarillys se sonrojó un poco y al sentir una mano tocar su hombro ella se volteó pensando que sería su maestra, pero lo que vio la hizo saltar.
-¡AH!- un espíritu le sonreía, había decenas de estos y todos podían verlos ahora. El espíritu miró al grupo agradecido.
-Muchas gracias.
Se desvaneció en el aire junto con los demás, al fin descansando en paz.
…
Al salir a la playa ya estaba amaneciendo.
-A ver si entendí.- habló Enlai.- Ustedes eran los que regaban esos rumores extraños sobre la casa para y usaban el sótano para jugar y ¿sin saber lo que pasaba encima de sus cabezas?
-De repente escuchábamos ruidos.- confesó uno y una mujer rio.
-Pero siempre pensamos que era porque la casa era vieja o por los curiosos que iban a verla.
-Es por eso que usted nos dijo que no fuéramos.- dijo Iroh a Ty Lee.
-Una tiene que tener sus secretos, ¿no? Ahora debemos buscar otro lugar donde podamos reunirnos a jugar.
-En mi casa no.
-Ni en la mía, mi esposa se pondría como fiera, peor de lo que vimos.
Ty Lee se volvió a Amarillys.
-Debo decir que me dejaste impresionada, niña. Creo que dentro de poco no tendré nada más que enseñarte y así podrán seguir su viaje.
-Gracias, maestra.
Mientras todos sentían el calor del sol regalarles su calor tras una noche de terroríficas experiencias que heló su sangre, Xiao no parecía tan contenta como los demás.
-¿Qué pasa?- preguntó Iroh a lo bajo y ella llevó su mano a su pecho.
-Iroh… creo que hay algo malo conmigo.
-¿Qué quieres decir? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?- preguntó preocupado y ella bajó la mirada unos momentos antes de mirarlo a los ojos.
-No, yo… pero creo que una de mis vidas pasadas hizo algo que no debía.
El grupo quedó pasmado ante sus palabras, pero la más conmocionada era Xiao. ¿Quién era esa mujer y por qué tanto interés en ella?
…
Y… ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO! Gracias a todos por leer, favor de dejar chocolatitos y dulces o bebidas de temporada. Esta historia seguirá hasta diciembre así que sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
