Hola a todos! He aquí un nuevo capítulo de este arco que todavía guarda muchas sorpresas, algunas no tan agradables para la joven avatar. Pero vamos a allá, y sin más qué decir… COMENZAMOS!
…..
Capítulo 25.
Desvanecer.
…
Apenas abrió los ojos observó un techo blanco y la luz le molestó los ojos. Intentó levantarse dándose cuenta que estaba en un cuarto de hospital e instintivamente tocó su costado, encontrando que la herida estaba sanada.
-¿Cómo llegué aquí?- notó que a su lado se encontraba nada más que la mujer a la que le disparó, estaba inconsciente y tenía una mascarilla de oxígeno, por suerte no había nadie más.- Sombra, muéstrame qué sucedió.- de la sombra proyectada a su espalda salieron hilos negros que se unieron a él, pronto su ojo izquierdo se oscureció y pudo ver lo sucedido. Iroh y Enlai lo habían encontrado mal herido e inconsciente en el callejón, lo llevaron al hospital y sorpresivamente la Avatar lo salvó. Chasqueó los dientes.- Vaya estupidez, ser salvado por esos idiotas. Pero dónde está mi premio.- en una silla vio su bolso y al abrirlo vio el paquete que seguía dentro.- Bien, los hubiese degollado si te perdía, preciosura.- miró a la mujer recostada y arqueó la ceja, ni siquiera se acordaba de su nombre.- Sería tan fácil… pero tú no eres mi objetivo, sino la Avatar.
Se cambió de ropa tirando de lado la bata de hospital para al fin poder irse de allí hasta que notó los ojos de su sombra asomar en su forma.
-¿Ha pasado algo?- para cualquiera, el sonido que hacía sería similar a un tenue susurro que se confundiría con el viento. Sadasi arqueó la ceja tras escucharle.- ¿En verdad ha venido? Quién lo diría. Tal parece que ese demente en verdad logró terminar su pequeño proyecto. Bien, al menos con los demás soldados podrá crear caos a su paso.- se dirigió a la ventana para salir pero se detuvo en seco al escuchar a su sombra y se volvió a su sombra con ceño fruncido.- ¿Cómo que no han venido con los Igualitarios? Estúpido Takahira, ¿se cree que financiamos su estúpido proyecto para que haga lo que le plazca?- la sombra susurró algo más.- Mercenarios, qué original.- escupió con desdén.- Bueno, no importa ya, me quedaré a ver si sus investigaciones dan los frutos que tanto prometieron, además, muchos anti-maestros aguardan por ello.- salió por la ventana dejando a Miki sola, que poco después comenzó a reaccionar moviendo su mano.
…
Xiao despertó en una cama, tenía las trenzas desechas y su largo cabello caía en cascada por los lados. Podía escuchar de forma lejana algunas voces que apenas podía reconocer. ¿Dónde estaba? Apenas y recordaba algo, sin embargo, apenas y movió un poco la cabeza sintió un agudo dolor atravesarla desde la frente hasta la nuca y emitió un quejido.
-¡Xiao!- Amarillys estaba tomando su mano.- Que bueno que estás despierta, mi amiga.- la joven tenía lágrimas en los ojos.
-Ama… ¿qué pasó?- le preguntó quedo.- Me duele la cabeza, como si me hubiesen golpeado con fuerza desde adentro.- notó la mano de su amiga temblar y afuera de la habitación las voces seguían.- ¿Ama?
-E-Esa mujer… la maestra Katara… ella te… ella cercenó tu control.
-¿Q-Qué?- se levantó como pudo con ayuda de su amiga hasta que logró ponerse en pie, se sentía terrible, con unos deseos de vomitar tremendos ante el mareo. Vio un vaso de agua sobre el mueble junto a la cama y extendió su mano… nada, no pasó nada.- No…- sopló, extendió su mano en la pared e incluso chasqueó para encender una pequeña flama pero…- No… No, no, ¡NOOOOOOO!- gritó horrorizada y Amarillys la sentó en la cama cuando las piernas de esta cedieron. Los chicos pronto entraron al escuchar sus gritos, incluso Mu se abrió paso empujando al líder con sus cuernos.
-¡Xiao!- llamó Enlai pero cuando ella vio detrás de ellos a la maestra Katara no dudó ni un segundo en lanzarle el vaso de agua que ella esquivó usando su control.
-¡¿QUÉ ME HIZO?!- gritó furiosa a punto de irse sobre de ella pero Enlai le detuvo y ella comenzó a sollozar.- Enlai… no puedo… hacer control.- sus palabras dejaron fríos a todos los presentes y Iroh se acercó y se hincó frente a ella.
-Intenta hace un fuego, una pequeña flama.- ella lo intentó, extendió su mano pero no pasaba nada. Enlai entonces sacó su cubo de metal, el que le regalaron en el Sur y lo pudo en sus manos.
-Muy bien, tranquila. Intenta mover las piezas tal y como hacías con la maestra Toph.- ella lo intentó, pero el cubo seguía inamovible en sus manos.
El líder Sitka al ver eso se volvió rápido hacia la maestra Katara.
-¿Qué le hizo, maestra?- Katara parecía confundida ante lo que sucedía pero después adoptó una postura seria.
-No pensé que perdería todos los elementos. Aunque tal vez haya sido lo mejor.
-¡AAARGH!- Xiao lanzó el cubo que Sitka atrapó antes de que golpeara a la anciana. Enlai y Amarillys la detuvieron para que hiciera una locura. Iroh se levantó, con furia fría se dio la vuelta y se dirigió a Katara, Sitka tuvo que bloquearlo para que no hiciera algo.
-Arréglelo. Arregle lo que le hizo.- la expresión de la mujer cambió, frunciendo el ceño bajó la mirada.
-No se puede.- por primera vez en mucho tiempo, Iroh quería sacar esa ira que sentía, pero respiró logrando controlarse. Hacer una escena no ayudaría a su amiga.
-Inténtelo. De seguro nunca lo ha intentado, así que haga el intento.- Katara parecía renuente en hacerlo, por lo que Iroh optó por otra vía.- Está bien, no me deja opción.- Iroh se colocó firme, en la postura militar que le correspondía como General y Príncipe.- Yo, Iroh, de la casa del fuego. Levanto sobre la casta de agua del norte la ley marcial con cargo de traición.
-¡Iroh!- Sitka alzó la voz con indignación.- ¿Sabes lo que estás haciendo? ¡No puedes hacer eso!
-¿Qué hizo?- preguntó Enlai y Amarillys respondió.
-Es una orden de encarcelamiento inmediato.- explicó mirando con odio a Katara.- Sino es obedecida de inmediato será considerado un acto que rompe con los tratados de paz de las naciones hechas por el Avatar Aang. En pocas palabras, acaba de declarar una guerra contra el norte.- Iroh permaneció firme en su postura y Sitka también adoptó su postura de líder.
-Iroh, ¿sabes lo que estás haciendo?
-Por supuesto. El Avatar es considerado un tesoro entre las cuatro naciones, ¿qué cree que piensen los demás cuando se enteren de todo lo que están haciendo aquí y lo que le hicieron? No sólo la Nación del Fuego se levantará en armas, sino también el Reino Tierra.
-¿Estás dispuesto a declarar la guerra a esta nación?
-¿Y usted? ¿De qué lado está, líder?
Sitka frunció el ceño. Sabía muy bien que lo que había pasado no era algo que podía esconderse o arreglar. Pero era Katara, ella era un símbolo, la esposa del avatar Aang y madre de sus descendientes, además de ser considerada la mejor maestra agua y la persona con más influencia en ambos polos. Una batalla en el norte contra el ejército de la nación del fuego y tierra… sería devastadora.
-Acepto mi castigo.- declaró Katara con parsimonia.- No me arrepiento de lo que hice. El que esta joven sea una maestra sangre es una aberración en sí para el nombre del Avatar. Este mundo no necesita a alguien con ese poder tan destructivo dominar aquel arte demoniaco.- miró a Xiao que no podía esconder el odio que le tenía.- Una lástima que las cosas terminen así. Me habría gustado que todo fuese diferente para ti y para tu madre.- Xiao gritó pero siguió siendo sujetada por sus amigos. Sitka cerró los ojos y ante un gesto de su mano, un guardia apareció.
-Lleven a la maestra Katara a las prisiones del Palacio en calidad de detenida por traición.
Katara asintió y se dio la vuelta.
-Si llegas a recuperar tu poder, cosa que estoy segura podría pasar puesto que el Avatar es un hacedor de milagros, deja la sangre control. El avatar debe ser un símbolo de paz, pureza y esperanza. No arruines eso, el legado que mi esposo dejó.- Katara se marchó con el guardia y Sitka se quedó allí, con el corazón encogido al ver a la joven que tenía la mirada perdida.
-Voy a llamar a los mejores médicos que tenemos. No importa qué, encontraremos la forma de ayudarte.
-Xiao, debes descansar.- le instó Amarillys y le ayudaron a recostarse.
-¿Qué voy a hacer? ¿Qué pasará si no me recupero?- musitó apretando las sábanas.
-Buscaremos a alguien más, a quien sea que pueda revertir esto.- declaró Enlai.- Si nadie puede ayudarte en este lugar buscaremos al mejor sanador que exista, puedo usar las influencias de mi familia para que eso pase.
-¡Y la mía!- exclamó Amarillys y Iroh tomó una mano de su amiga que le miró débil.
-Y la mía. Descansa un poco. Cuando despiertes nos marcharemos de aquí. Duerme un poco.- ella asintió, cerrando los ojos cuyas pestañas estaban húmedas por las lágrimas. Iroh y Enlai salieron de la habitación y el general se volvió a su amigo.
-Quédate aquí y que nadie entre. Necesito hacer algo.
-¿Qué vas a hacer?
-Necesito enviar un mensaje a mi abuelo y explicar lo sucedido.- musitó mirando al líder que asintió.
-Asumiré las consecuencias de lo sucedido. Siento mucho de verdad que esto esté pasando.
-Espero que así sea.- se alejó furioso dispuesto a comunicarlo todo a su abuelo pero también iba a hablar con él. Si su abuelo sabía de este acto tan horrendo, no iba a quedarse de brazos cruzados.
…
Sadasi aguardaba cerca de los muelles mirando lo que sucedía con unos binoculares y demasiado entretenido al ver el grupo que rodeaba a la ahora ex avatar desde lo alto de un edificio.
-Menudo fastidio, quería irme de aquí lo más pronto posible pero trabajo es trabajo.- frunció el ceño y suspiró sabiendo que no podría irse ahora, mucho menos si montaban una escena, los barcos no zarparían. Se tocó el costado un tanto desconcertado por haber sido salvado por ese grupo tan extraño. Vio a uno de los mercenarios regresar y chasqueó los dedos para que su sombra se separase de él.- Quiero escuchar lo que dicen, ve.- la sombra entrecerró sus ojos pero no obedeció.- ¿Qué? ¿Te vas a poner ahora insolente? ¿Qué quieres?- la sombra se balanceó de un lado a otro y señaló en dirección a donde estaba el grupo.- Ah… vale, hazlo. No es como si de verdad me importase.
Con unos ojos que denotaron su felicidad la sombra se marchó y Sadasi aguardó hasta que en sus oídos llegaron las voces de estos como si los estuviese escuchando en persona.
-… ¿Me quieres decir que nadie sabe de esa farsante?
-No he dicho eso. Se dice que la vieron en el hospital del centro, sin embargo, al parecer sucedió algo ya que hay guardias resguardando el sitio entero y el jefe de la ciudad blanca estuvo allí hasta hace poco.
-Mmm, interesante.- sonrió pensando en su plan, su boca se veía extraña y alargada de un lado debido a su quemadura.- Bien, vayamos a hacer una visita cordial. Seguro que esa farsante se muere de ganas de verme. Padre, ¿vienes?- Takahira observó la ciudad con aire pensativo.
-Sí, cariño. Es hora de mostrar al mundo el fruto de tus esfuerzos.
Hisara avanzó a la cabeza y los hombres le siguieron, o al menos la mayoría. Sin darse cuenta, uno de sus hombres había desaparecido sin que se diesen cuenta y lo único que quedó fueron sus zapatos. La sombra regresó satisfecha con su maestro y el joven se mostró pensativo.
-Así que la avatar seguía en el hospital cuando me fui, no es raro aunque me intriga lo de los guardias. Bien, no quiera deberé de regresar pero, después de todo, no es como si un barco fuese a zarpar ahora, con lo que pasará seguro que quedarán varados por otro día a lo mucho.- acomodó su capa y se marchó saltando con agilidad envidiable los techos.
…
Amarillys no se había separado de su amiga ni un momento, por alguna razón, Xiao comenzó a tener sentir fiebre y los médicos le pusieron un suero atribuyéndolo al cansancio y al shock.
-¿Qué tan mal te sientes?
-No tan mal.- respondió la pelirroja.- No es tan malo como la vez que me envenenaron pero… me siento mareada y… hueca.- llevó su mano a su pecho.
-Tranquila, seguro Iroh anda buscando un médico que pueda ayudarte.
-Je… wow, menuda ironía.- pronunció mirando el techo.- Antes no quería ser la avatar, luego que lo acepté me dije que haría mi propio camino. Ahora que ya no tengo ningún control siento como si perdiera de nuevo el camino… tal vez siempre debió ser así, tal vez la maestra Katara tiene razón y no soy apta para ser la Avatar.
-No digas eso.- apretó su mano mirándola con ceño fruncido.- Has hecho muchas cosas grandes Xiao, no por ser la Avatar, sino porque así lo has querido. Todos estamos aquí gracias a ti, tú nos has ayudado a encontrar nuestros caminos y nos has dado esperanza y fe en cada paso. Tienes un corazón enorme y todavía puedes hacer mucho, no importa si tienes los cuatro elementos o no.- Xiao le sonrió y apretó su mano.
-Gracias… sabes, siempre he querido ser chef y hacer de mi restaurante el mejor, pero ahora que vi todo lo que mi madre hizo, lamento mucho ya no poder tener la habilidad de curación ya que… me hubiese gustado saber más.
-¿Quieres ser medico?
-Sí, ¿suena loco? ¿O un delirio de mi parte por querer seguir el camino de mi madre?
-¡Eso sería genial! Y si es lo que de verdad quieres entonces deberías hacerlo. No necesitas tener agua control para curar a las personas, hay muchas ramas de la medicina que puedes estudiar.
-¿En serio? Sólo conozco cómo hacer tés y un buen caldo de pollo para el resfriado.- bromeó sintiéndose de mejor humor.
-¡Puedes usar tus conocimientos culinarios! Sea como sea, estoy segura que lo que te propongas lo lograrás.
-Gracias Ama, en serio deseo… ugh.- llevó su mano a su boca.
-¿Qué pasa?
-Yo creo que voy a vomi… ¡Ugh!- se inclinó a un lado de la cama y vomitó. Amarillys se levantó rápido no por el asco sino por el shock…
-¡Médico! ¡Necesitamos un médico!- gritó asustando a Enlai que resguardaba la puerta y abrió rápido, encontrando en el suelo una mancha carmesí que se extendía por el suelo y los labios de Xiao manchados.
-¿Qué… me está pasando?- preguntó la pelirroja con miedo antes de desmayarse. Lo último que escuchó fueron las voces de sus amigos.
…
Iroh aguardaba en el teléfono, la larga distancia siempre era tardada y podía demorar hasta una hora, tiempo que ya llevaba.
-Lo conectamos ahora.- respondió al fin la operadora.
-Al fin.- ahora esperaba que su abuelo o su madre lo atendieran, esperaba que fuera su madre y que ella no supiese nada de lo que pasaba porque si su abuelo respondía... Notó una leve conmoción cuando vio a un médico y unas enfermeras correr.
-¡Traigan al médico! ¡La avatar está mal!- sin siquiera pensarlo colgó y corrió a la habitación de Xiao, aunque colgó mal y del otro lado del auricular se escuchó una voz ronca.
-¿Aló? ¿Hola?
Casi llegó en tiempo record a la habitación, Enlai y Amarillys estaban afuera pero no pudieron decirle palabra cuando una enfermera salió y notó a una persona limpiar la sangre en el suelo y un médico y enfermeras revisaban a Xiao que estaba inconsciente.
-¿Qué pasó?- intentó entrar pero Enlai se lo impidió.
-No puedes pasar, los médicos no lo permiten.
-A un lado, Enlai.
-Iroh, no te van a dejar pasar.
-¡Soy el maldito general y príncipe de la Nación del Fuego!- le gritó en la cara.- Me dejarán pasar ¡sí o sí!- Amarillys le dio una bofetada que lo hizo entrar en razón.
-¡Y yo soy la princesa de Ba Sing Se! Y si no te calmas voy a patear tu trasero real.- era la primera vez que la chica se ponía así, pero la situación no estaba para menos. Estaban tensos, preocupados y… temerosos.
-¿Qué sucedió?- preguntó Sitka que llegó corriendo. El médico salió con las enfermeras con rostro serio.- ¿Cómo está? ¿Qué le pasó?
-No sabría decirlo.- respondió el médico.- Por alguna razón que desconozco su cuerpo se está debilitando y con cada hora que pasa va deteriorándose. Es como si su cuerpo estuviese peleando o rechazando algo en su interior. No había visto esto desde el caso de fiebre escarlata de la tribu Sur, fiebre, moretones, desangramiento interno, todo es muy confuso.
-¿Fiebre escarlata?- Iroh recordó como Sokkah les relató lo sucedido cuando rescató a la madre de su amiga de bebé, la única sobreviviente de una enfermedad mortal. Sintió que algo no cuadraba en ello.- ¿Hay forma de curarla?
-Tenemos la medicina para combatir la enfermedad, pero tomará su tiempo y la joven debe estar en cuarentena a partir de ahora para evitar posibles contagios. Si desean entrar, deberán usar el equipo adecuado…
-¿Entonces va a estar bien?- preguntó Sitka interrumpiendo al el médico que apretó los labios.
-Hay… una posibilidad.- admitió con pesar.- La medicina es nueva y sólo el 40% de las personas a las que se les ha administrado han logrado curarse con éxito.
-¿Y qué hay del otro 60%?- preguntó Enlai y el médico negó con la cabeza.
-No logran pasar las 24 horas.- sus palabras fueron como rocas sobre ellos.- Las siguientes horas serán críticas, esperemos que logre sobreponerse, ya todo depende de ella.
-Señor.- un guardia llegó llamando al líder.- Hay un problema.
-No es buen momento…- musitó a lo bajo con claro dolor en su corazón.
-Afuera del hospital está un grupo de personas, quizás mercenarios, que vienen con la… avatar.
-¿Esto es una broma de mal gusto?- preguntó Sitka conteniendo la rabia pero el guardia negó.
-No señor. La anterior avatar, Hisara Takahira está afuera y dice que desea pelear contra la avatar. Ha derrotado a los guardias sin ayuda y dice que si la avatar no aparece en los siguientes diez minutos no se hace responsable de sus acciones.
-Cuánta osadía…- se contuvo en decir algo más aunque su expresión lo decía todo.
-¿Cómo es posible que ella esté aquí para la revancha después de lo que pasó en el sur?- preguntó Enlai sorprendido. Todos recordaban la pelea, el cómo su amiga logró vencerla, cuando Hisara decidió jugar sucio y después el cómo terminó envuelta en llamas.
-Tal parece que logró sobreponerse y venir hasta acá.- comentó Iroh con aire pensativo.- Dicen que acabó con los guardias de enfrente, ¿cómo se habrá recuperado tan rápido?- a pesar de que habían pasado meses desde su último encuentro, la gravedad de sus heridas eran tal que sería imposible que pudiese estar de pie y luchando a menos que… frunció el ceño.- ¿Dijo que se anunció como la avatar?
-Sí, fue lo que ella dijo y… la vimos usar los cuatro elementos.- respondió el guardia haciendo que frunciera más el ceño.
-Iré personalmente a echarla de aquí.- dijo Sitka con voz seria.
-Le acompaño.- decidió Iroh quitándose la chaqueta dejando que Karue volase a un lado.- Necesitará alguien que le apoye y mientras le informaré de los por menores ocurridos anteriormente.
-Yo también voy.- anunció Enlai pero Iroh le detuvo alzando la mano.
-No. Estás fuera de tu elemento, Enlai. Aquí no hay tierra y la única roca o metal que hay es la del edificio. Necesito que te quedes con Amarillys y cuiden de Xiao.- el maestro tierra tuvo que admitir que tenía razón. Estaría en clara desventaja. Dio un paso atrás asintiendo a sus palabras y viéndolos irse.
-¿Estarán bien?- preguntó Amarillys al verlos partir.
-Lo estarán... eso espero.
Sin que nadie se percatara, Karue logró abrir una de las ventanas y salió volando perdiéndose en el cielo.
…
Salieron del hospital viendo a Hisara que seguía cubierta por su capucha. Notaron a los guardias que eran removidos por los médicos y a varias personas desperdigadas cerca de ella, mercenarios que estaban atentos a sus movimientos.
-Vaya, mira qué tenemos acá. Un placer, ¡Oh! Poderoso líder Sitka y veo que viene con uno de los perros de la farsante.
-¿Qué no te quedó claro quién es la verdadera farsante?- preguntó Iroh sin inmutarse a la provocación.
-Atrás.- ordenó el líder que se adelantó.- No sé a qué has venido, jovencita. Pero este no es el lugar ni el momento para discutir sobre a lo que has venido.
-Más bien al contrario.- Hisara sonrió bajo la capucha.- ¿En qué número de habitación está? Me gustaría hacerle una visita cordial, me enteré que la pobre está muy mal.
-Lo siento, sin flores no hay visita.- Iroh le empujó y ni siquiera la vio moverse cuando recibió un golpe de aire tan poderoso que lo expulsó hacia las puertas de cristal del hospital que las destrozó por completo.
-¿Te he dado permiso de que me toques, basura? Tal parece que deberé entonces abrirme paso.
-Eso será sobre mi cadáver.- declaró el líder del cual hielo comenzó a rodearlo.
-Que así sea.
Hisara atacó al líder pero este usó el ambiente para bloquear su ataque creando dos cuchillas de hielo en sus brazos y afianzarse al suelo al mismo tiempo. El viento se disipó pero la joven atacó con un puño de fuego que Sitka bloqueó usando el ambiente frío y húmedo a su favor y haciéndola retroceder.
-He enfrentado a decenas de maestros fuego a lo largo de mi vida.- creó dos espadas con el hielo que ya tenía y la humedad acumulada.- Ya deberías saber, niña. Un maestro agua siempre tiene ventaja y más cuando la luna está de nuestra parte.- pisó con fuerza y decenas de estalactitas crecieron alrededor de él, altas bloqueando la entrada del hospital para que nadie entrara o saliera.
Iroh maldijo a lo bajo a ver lo que estaba intentando hacer. Lo había dejado como una reserva.
Hisara se levantó rápido y bloqueó el ataque, para sorpresa de él, con sus manos. El líder no cedió en su ataque, pero le sorprendía que la joven bloqueara sus espadas sólo con sus manos enguantadas a una velocidad impresionante. En un momento vio la mano de esta en su rostro y se agachó a tiempo de ver un rayo pasar sobre de él y golpear la estructura del hospital. Los gritos se hicieron escuchar. Juntó la nieve alrededor que convirtió en agua y atacó a la maestra con un torrente pero Hisara saltó ágil sobre de este y le lanzó varias cuchillas de hielo que él que esquivó sin problema montando sobre una ola y atacándola en el aire. Pero ella usó el aire control para impulsarse hacia abajo y aprovechando su nueva posición creó un geiser de agua para atraparle, mas fue lo contrario, él aprovechó el flujo y lo congeló todo para hacer caer el agua en arco y caer detrás de ella para atacarle. Lo único que pudo conseguir de ella fue la capa, y lo que vio lo dejó perplejo a él y a Iroh.
-¿Qué diablos…?
La parte izquierda de su rostro se veía intacta y su cabello se había recortado para ese lado, pero la parte derecha del rostro de Hisara que se había quemado en la batalla anterior era otra cosa, parecía tener una especie de garra metálica sujetando su carne. Alambres similares a dedos, uno sobre su cuello que se perdía debajo de su ropa, otro estirando la carne de su boca que llegaba hasta la mejilla que mostraba parte de sus molares, otro más debajo de su ojo abierto por completo ante la falta de párpado, otro más en su frente quedando a la mitad y una última ramificada en partes en la calva de su cabeza en la que sólo quedaba la mitad de su cabello que caía en cascada a un lado. Donde antes había estado su oreja se encontraba una placa con una cubierta de red igual a la de los micrófonos. Su piel se veía roja y estirada, parecía más bien como si le hubiesen arrancado la piel y dejado los tendones expuestos. Pero a pesar de su horripilante apariencia, ella no parecía afectada del todo, al contrario.
-¿Les gusta la nueva apariencia de mi hija?- preguntó Takahira que se quitó la capucha al sentirse seguro entre dos mercenarios.
-¿Usted le hizo eso?- preguntó Sitka con una mezcla entre la sorpresa y el horror.
-¿Verdad que es hermosa? Ahora puede sacar todo su potencial sin preocuparse por lastimarse a sí misma. Esa es la verdadera apariencia de un avatar, alguien que lo da todo por ser el más fuerte.- Hisara lanzó una carcajada al aire.
-Gracias a mi padre ahora puedo usar todo mi poder avatar. Y ahora…- creó dos enormes olas a los costados.- Tengo más poder que cualquier maestro.
Iroh pensó que nunca había visto una obsesión tan retorcida como esa. Esa chica y su padre estaban dementes.
…
La medicina parecía estar surtiendo efecto, Xiao había dejado de vomitar pero se sentía terrible y apenas podía moverse de la cama. Escuchó un fuerte estruendo y abrió los ojos con dificultad.
-¿Qué ocurre?
-No es nada.- mintió Amarillys que estaba con ella usando un cubrebocas y guantes.- No tienes que preocuparte por nada.
-Ama… me estás mintiendo.- le acusó sin duda alguna y ella suspiró.
-Hisara ha vuelto. Y está afuera peleando contra Iroh y el líder Sitka.
-¿Qué?- se quejó apenas movió la cabeza.- Debo ir a ayudarles.
-¡Claro que no!- le recostó de nuevo apenas se apoyó en sus codos.- Estás enferma y no tienes tus poderes avatar. ¿Qué podrías hacer?
-No lo sé. Intentar razonar con ella, quizás. La última vez…
-Sé lo que pasó la última vez, yo lo vi cuando los estaba siguiendo. Xiao, no puedes razonar con personas así. Deja que los demás se encarguen, ¿vale?
-… Vale.- aceptó renuente.- Ama… ¿puedo pedirte un favor?
-Dime.
-¿Podrías encender la luz? Apenas y te veo.- la castaña se quedó fría, ya que la habitación estaba perfectamente iluminada.
-Xiao, ¿puedes verme?
-Apenas te distingo.- lágrimas asomaron de los ojos de la princesa.
-Vale, deja le pregunto al médico si es bueno que pueda encender la luz… tú descansa.- salió de la habitación y Enlai se asustó al verla tan pálida.
-¿Qué pasa?
-Llama al médico. Ella está… perdiendo la vista.
…
No sabía qué le abrumaba más, si la apariencia o el poder de esa jovencita. Mientras más peleaban más se daba cuenta de la clase de rival que ella era, agresiva y feroz, casi le recordó a él en su juventud por lo que conocía bien las desventajas de ese tipo de lucha.
Hisara retrocedió ante un ataque y no dudó un segundo en usar parte de las edificaciones cercanas para lanzar las rocas contra él. Una de las espadas de Sitka se rompió pero él cambió su espada por un hacha que lanzó a la joven que se cubrió de la letal arma que casi le rebana la cabeza.
-Nada mal. Me toca.- usando la roca creó varias estacas que lanzó en una lluvia contra el líder que esquivó el ataque usando una ola en la que se montó pero estas iban siguiéndole. Se elevó lo más alto que pudo hasta que se dejó caer anteponiendo un grueso escudo de hielo y cayendo en picada contra la joven que apenas tuvo tiempo de quitarse y cuando iba a atacarle él rápidamente aprovechó para acumular la nieve y así atraparla con esta para después congelarla.
-Hasta aquí.- creó otra hacha, dispuesto a terminar con el trabajo cuando esquivó por la espalda una llamarada, siento uno de los mercenarios el culpable.
-¡Que no se atreva a tocarla!- ordenó Takahira y los mercenarios fueron a por Sitka.
A pesar de las habilidades de estos, Sitka era un experto peleador, por lo que no tardó nada en doblegarlos sin siquiera sudar una gota. Pero tuvo que esquivar el ataque de uno de estos y fue que sintió una punzada en su brazo. Vio que era una aguja que vino en dirección de Takahira que escondió una especie de cilindro con mira.
Hisara hizo explotar el hielo y atacó con una ola a Sitka que aprovechó la misma ola para redirigirla contra ella cuando sintió una dolorosa punzada en su pecho que lo dejó paralizado unos instantes. Instantes que Hisara aprovechó para atacarlo usando agua y electricidad. Sitka gritó y se retorció mientras la joven aumentaba la potencia del rayo hasta que él quedó entre la nieve.
-Una basura menos.- Hisara se acercó y pateó al líder haciéndolo rodar.- Al menos sirvió para el calentamiento.
Tras esas palabras el hielo que cubría la entrada fue destrozado ante el calor que Iroh generó. Salió del hospital con una mirada feroz con sus espadas en mano que encendió. Las espadas se encendieron al rojo vivo mostrando un grabado de dragón oculto en la hoja.
-Oh, creo que hablé demasiado pronto.- se burló Hisara pero Iroh no estaba para juegos ni chistes.
Al momento en que lanzó una de las espadas, su cuerpo emanó un calor que le permitió moverse a mayor velocidad atrapándola de nuevo en el aire y con esta atacar a Hisara que bloqueó su ataque con una ola, pero las espadas no se enfriaron. Al contrario, seguían al rojo vivo hasta que él usó sus espadas para desviar el agua caliente a la cara de Hisara que gritó ante el agua hirviendo sobre su piel sensible. Sin embargo, ella usó aire para bloquear esta vez su ataque y alejarlo. Tres mercenarios atacaron pero Iroh pasó entre ellos y estos cayeron al suelo para comenzar a arder en llamas. Los otros mercenarios mantuvieron su distancia.
-¡Maldito! ¡Si es así yo también pelearé en serio!- exclamó pero Iroh no respondió. Él tenía una sola cosa en mente, proteger a Xiao a cualquier costo.
Hisara se montó en una ola que creció ante la nieve y el hielo que cayó sobre de Iroh que se movió alrededor esquivando y atacando. Con él, un ataque de frente no era seguro.
Iroh lanzó con sus espadas cortes de fuego, bastantes concentrados que cortaban el suelo. Hisara entonces cambió de táctica, comenzó a usar ataques a distancia, estalactitas de hielo y roca que usaba de la estructura del hospital. Pero eso no frenaba al maestro fuego que contraatacaba al intentar acercarse y en un movimiento de impulso lanzó ambas espadas al tiempo que lanzaba una gran bola de fuego. Ante el peligro, Hisara se envolvió en la ola creando un ciclón a su alrededor, sin embargo, las espadas lograron cruzar dándole por poco de no haber sido por el movimiento del agua y la bola de fuego se deshizo. Pero al mirar hacia arriba se dio cuenta que el maestro fuego sólo había usado aquello como una distracción y este empuñó su pistola sobre de ella. Apenas esquivó la bala que atravesó su hombro haciéndola gritar.
-¡Hisara!- Takahira gritó y el ciclón que envolvía a su hija se deshizo, quedando el agua regada por todo el lugar. Iroh cayó al suelo y guardó su arma, ya que la pistola era pequeña y sólo tenía espacio para una bala en su recámara. Hisara se dolía del hombro.- ¡Hisara! ¡Demuestra tu poder! ¡Usa lo que tengas!
La joven llevó su mano a su pecho mientras Iroh recogía sus espadas y estas volvían a encenderse. En su pecho había un control similar a una perilla a la que giró con cierta dificultad. Algo se liberó con cada nivel que giró y su cuerpo se convulsionó.
-Esto termina aquí.- anunció Iroh sacando vapor de su aliento y se movió veloz para cortarla con sus espadas.
El sonido del metal llenó por completo el lugar y algo cayó a los costados. Iroh se giró sólo para comprobar que se trataba del filo de las dos espadas rotas que iban enfriándose con la nieve. Parecía incrédulo incluso cuando tenía en sus manos lo que quedaba de ellas.
Hisara se enderezó y se volvió hacia él con una amplia sonrisa.
-Linda demostración de poder. Ahora comprendo mejor por qué eres el tan afamado general. Sin embargo… nadie es rival para el avatar.- lanzó un huracán que hizo que Iroh le esquivase, pero este dañó parte de la calle dejando una enorme zanja en esta. Ella fue directo hacia él en una carrera vertiginosa mientras la nieve y el hielo la seguían, algo había pasado y Iroh lo sintió cuando de todo ello el aire alrededor congeló su mejilla y a pesar del calor que emanaba y se formó una bestia que fue hacia él.
…
Hubo un estruendo, fue fuerte pero pudo sentirlo. Xiao estaba medicada de nuevo y sentía su cuerpo adormecido. Se quejó a lo bajo, o al menos internamente, ya que no sabía si ese sonido en verdad había salido de ella o no.
¿Qué estaba sucediendo? No podía saberlo pero podía sentir a las personas alrededor, o al menos, podía sentir sus espíritus. Sus amigos estaban afuera, varios pacientes más y médicos en distintas partes del hospital. Eso era nuevo para ella. Sintió la sangre de nuevo, esta vez salir de sus fosas nasales… ¿por qué le estaba pasando esto? ¿Esto era su castigo por ser un avatar diferente? ¿Por usar la sangre control como hizo su madre?
De repente sintió una mano fría en su frente y escuchó una voz suave y dulce hablarle quedamente al oído.
-Tranquila, te pondrás bien. Lo prometo.
Xiao abrió los ojos con clara dificultad, había una persona encapuchada de pies a cabeza pero detrás de la capucha, le pareció distinguir sus rasgos.
-¿M-Ma... má?
Sintió que apretó una de sus manos y un leve sollozo salió de esa mujer.
…
Amarillys y Enlai se quedaron quietos en el pasillo. Habían escuchado aquel fuerte estruendo que sonó a kilómetros a la redonda.
-Enlai… ¿crees que estén bien?
-Espera.- Enlai activó la habilidad de vibraciones, podía ver en el edificio a la gente resguardada en sus habitaciones, pero también veía a otros subir las escaleras y estos no tenían equipo médico.- No creo que los médicos hayan cambiado las jeringas por las armas.- se acercó a las escaleras donde hizo uso de sus habilidades e hizo que los escalones se agacharan terminando como una resbaladilla que hizo caer a los mercenarios por los pisos. O al menos así pensó cuando pudo ver algo, era como una bestia, trepar sujetándose por las paredes e iba subiendo a gran velocidad. Antes de que esa cosa o persona diera la vuelta por la escalera, él comprimió las paredes para que nada ni nadie pasase.
-¿Enlai?- Amarillys se asustó por su acción y el maestro se giró rápido.
-¡Toma a Xiao y vete, ahora!- apenas dijo esas palabras una mano enguantada atravesó el muro de roca comprimido y lo sujetó de la cabeza. Enlai luchó, pero aquella persona tenía una fuerza atroz y antes de siquiera poder reaccionar la roca se abrió y fue jalado ante la mirada incrédula de la joven.
Amarillys temió. Entró al cuarto de su amiga, apagó las luces y cerró la puerta, unas cortinas que rodeaban la cama estaban puestas y se preparó para lo que iba a venir. Por algo era que había entrenado tanto. Escuchó pasos, se preparó mentalmente y dejó de temblar, lista y decidida a lo que iba a venir.
Los pasos se alejaron por el pasillo… ¿así? ¿Nada más?
De repente sintió el piso entero temblar. Los pacientes gritaron y mantuvo el equilibrio como pudo agradeciendo el entrenamiento y entonces las paredes cayeron en pedazos haciendo que una nube de polvo se alzara, entonces le vio, era rápida, pero ella también. Amarillys esquivó el ataque y ella le atacó, pero algo estaba mal. No fue como tocar los muñecos de arena que su maestra le ponía, esto era como tocar una armadura. La nube se disipó mostrando a Hisara que tenía una mirada enloquecida.
-Sorpre…- fue golpeada en la cara por dos bacinicas de metal que Amarillys le lanzó. Y sacó de sus ropas dos abanicos que su maestra le regaló y con los que de un movimiento terminó disipando el polvo.
-Atrévete a tocarle. Y te mato.
-Adoro ver tanta lealtad. Me dan ganas de vomitar.
Hisara atacó a Amarillys pero ella le esquivó y contraatacó con sus abanicos y una patada, pero se dio cuenta al momento del golpe que ella no se inmutó, sino que sonreía, y usó eso para sujetar su pierna y darle vueltas, aunque en las vueltas Amarillys pudo tomar un bastón y lanzarlo cerca de su ojo haciendo que la soltara, aunque el bastón tocó la cortina de la cama de su amiga y eso la hizo preocuparse, cosa que Hisara notó.
-Con que sí está aquí. Gracias por el dato.- agradeció Hisara y Amarillys le contraatacó, Hisara no se movió, porque detrás de Amarillys, los mercenarios ya estaban allí y entre los tres la colocaron contra el suelo.- Patética.- de su mano comenzó a emanar un rayo.- Muy bien farsante, es hora de que desaparezcas de una buena vez.
-¡Nooo!- gritó Amarillys impotente y vio como Hisara destruyó las cortinas con un movimiento de su mano. Se acercó y…
-¿Estos es una broma?
Los mercenarios arrodillaron a Amarillys y Hisara se volvió a ella con una expresión de rabia.
-¡¿DÓNDE ESTÁ?!- gritó haciendo estremecer el piso. Amarillys no sabía qué quería decir hasta que vio la cama vacía. Sintió que le jaló del cabello al sujetarle.- Dime donde está o juro que te quemaré viva, escoria.
-N-No lo sé. Y si lo supiera no te diría.
Hisara le soltó, a punto de asesinarla como prometió haciendo emerger una flama en su palma. Amarillys cerró los ojos.
-Detente.- el padre de Hisara arribó a tiempo.- Hija mía, no debes de exaltarte así. Recuerda que no es bueno para ti.- la joven movió la perilla de su pecho y se relajó.
-Padre, la están escondiendo. Necesito saber dónde está si quiero recuperar lo que por derecho me pertenece.
-Paciencia, mi amor.- le besó la frente y le sonrió.- Esa cobarde no debe estar lejos. Tarde o temprano aparecerá porque tú tienes algo que ella aprecia.- dijo mirando a Amarillys y con un gesto de mano hizo que los mercenarios se la llevasen.- Sólo debemos aguardar, mientras tanto. Debemos de establecer tu poder en este reino que será el primero de muchos en pedirte disculpas de rodillas.
-Sí, padre. Tienes toda la razón.- admitió con una amplia sonrisa antes de lanzar la llama a la cama y dejar que esta se consumiera por completo.
….
Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Y no se preocupen, Xiao está en las mejores manos pero las sorpresas no terminan. Así que, dejen review, nada de tomatazos y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
