Hola a todos! Lo sé, lo sé, he tardado, pero es que tenía problemas con este capítulo y debo decir que tuve cambió de forma drástica a como tenía planeado pero igual ME ENCANTO! Y espero que igual les guste, y sin más qué decir… COMENZAMOS!

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Capítulo 30.

Leyenda del desierto.

Un autobús cruzaba el ardiente desierto y dentro de este se encontraba el equipo avatar, incluso Mu que iba en un asiento solo, sus pobres flores estaban decaídas. Xiao le tendió una burbuja de agua que él bebió con ahínco.

—Por favor… ¿cuánto falta para llegar a la ciudad más cercana? —preguntó Enlai que como los demás estaban sudando a mares.

—Una… ¿media hora? —respondió Amarillys—. Xiao, ¿podrías hacer algo con este calor?

—Ya… creo que puedo —la joven se había recogido el cabello en un moño alto, intentó usar la atmósfera para enfriar el bus y todos suspiraron aliviados, al menos por un minuto cuando el frío se desvaneció.

—Qué calor… —se quejó Iroh—. Debemos estará 50° aquí dentro… es un horno —Enlai fue el primero en casi desmayarse y Amarillys chilló asustada.

—¡Próxima parada! ¡Ciudad de Panaburi! —todos suspiraron de alivio.

Minutos después llegaron y todos cubrieron sus cabezas con turbantes. No dudaron un segundo en entrar al primer local que tenía agua fresca y una sombra confortable que Mu aprovechó al máximo.

—Qué viaje tan horrible —dijo Xiao que siguió bebiendo la bebida local.

—La próxima vez viajemos de noche, ¿a quién se le ocurrió la idea de ir en ese bus? —se quejó Amarillys y Enlai señaló a Iroh.

—Al cabeza de mechero —Iroh gruñó a lo bajo.

—Me dijeron que tenía aire acondicionado —Enlai le miró molesto.

—Seh, abanicos de papel que se rompieron a la primera de moverlos —ambos parecían a punto de iniciar una pelea. Amarillys los miró alarmada y luego a Xiao que parecía indiferente.

—¿No vas a detenerlos?

—Hace tanto calor que no pienso mover un dedo. Y dudo mucho que ellos tengan fuerzas de pelear.

Amarillys quedó más tranquila al escucharla y tras unos momentos vio una hoja pegada a la pared cerca de ellos.

—¿Qué es eso? —todos apenas le echaron un vistazo y la joven se levantó y leyó lo que decía—. Por la igualdad y la justicia. Los Igualitarios velan siempre por el bien de todos los no maestros. ¿Es en serio? —preguntó incrédula y Iroh frunció el ceño.

—Terroristas que buscan ser vistos como salvadores, qué ironía.

En esos momentos escucharon un altavoz en la calle.

—¡Únanse a los Igualitarios! ¡Peleamos por la igualdad y la dignidad de los No maestros! ¡Únanse a nuestro grupo para un mundo equitativo en contra de los Maestros! —al asomarse vieron un camión con altavoz donde en la parte trasera un grupo de gente lanzaba papeles con el mismo mensaje. Hubo gente que los miraba con desprecio pero otros parecían en serio tomarse en serio su mensaje.

—En serio, estos merecen que les den una paliza —dijo Enlai recordando lo sucedido en Ba Sing Tse cuando en esos momentos el camión se hundió en la arena y varios oficiales aparecieron usando arena control para atrapar a cada uno de los Igualitarios. Aunque uno logró gritar.

—¡Ven! ¡Intentan callar nuestra voz! ¡Los maestros son el mal de este mundo! ¡Siempre oprimiendo a los no maestros! ¡No seremos… ah! —un maestro le quitó el altavoz y se los llevaron a todos. Todo pareció volver a la normalidad pero algunas personas hablaban sobre ello.

—¿Viste? Qué forma de atacarlos.

—La verdad es que no estaban haciendo nada.

El grupo Avatar se quedó callado, después de todo, ellos sabían muy bien la verdad detrás de los Igualitarios.

—Las personas no deberían hablar de estos temas si no conocen toda la verdad —musitó Xiao a lo bajo y Iroh suspiró.

—Pero no lo saben, porque al final no les interesa del todo —comentó Iroh—. La mayoría siempre sigue a los que creen que podrán beneficiarlos sin mirar el trasfondo.

—Pues bueno, apesta —se quejó Enlai—. ¿Es que la gente no escucha las noticias? No entiendo la verdad por qué siguen a esos chiflados.

—Yo entiendo —dijo Amarillys para sorpresa de sus amigos—. Muchos de sus seguidores son personas que han sufrido a manos de maestros o están frustrados por no tener un control. Si bien sé que hay tantas personas con control como si no, muchas veces los maestros abusan de ese poder con el que nacieron y creen que los demás son basura… a mí me pasó eso. Cuando era joven unos chicos que dominaban la tierra control me lastimaron. Ellos lo atribuyeron todo a un "juego" y no les hicieron la gran cosa… fue frustrante verlos salirse con la suya —bajó la mirada con ceño fruncido.

—¿Y qué piensas ahora? —le preguntó Xiao tranquila.

—No justifico lo que hacen, pienso incluso que sería lo correcto de no ser porque ese mensaje de igualdad que predican lo empañan con sus revueltas violentas y tratos sucios, además de su agresión a los maestros. Ellos no sienten lo que dicen, ellos sólo lo usan para reclutar a gente que ha sufrido por el favoritismo de la sociedad a los maestros —Xiao apoyó su cabeza sobre el hombro de Amarillys que sonrió—. Al final, sólo buenas o malas personas —los chicos asintieron a sus palabras.

—Disculpen… —una mujer se acercó a ellos, vistiendo un hermoso vestido azul decorado y un turbante rosa que cubría su cabeza, en su cuello tenía un colla en forma de una serpiente de oro—. ¿Han visto a este hombre? —preguntó con mirada cansada mostrándoles un dibujo. Este era un retrato bien hecho de un hombre delgado con pómulos pronunciados y con una barbita puntiaguda, a pesar de ello era de buen ver.

—No, lo sentimos —respondió Xiao—. Acabamos de llegar a la ciudad, sólo venimos de paso.

—Oh, entiendo… —bajó la mirada desilusionada.

—¿Es familiar tuyo? —preguntó Amarillys.

—En realidad es mi novio. Desapareció hace tiempo y no he sabido de él… ah —la chica pareció a punto de desfallecer pero Iroh la atrapó primero y la sentó en la mesa.

—Se ve cansada. Descanse un poco, por favor —la mujer no se resistió, aceptó de buena gana su amabilidad y Enlai hizo una señal al mesero que trajera otra bebida.

—Gracias, me llamo Lula. He estado buscado a mi novio por tanto tiempo…

—¿Cómo se llama su novio? Tal vez podamos ayudarle —dijo Xiao viendo a sus amigos que asintieron.

—Se llama Nio. Ambos nos comprometimos hace tiempo, aunque mi familia no está tan de acuerdo con lo nuestro… temo que algo le haya pasado por mi culpa —lloró la joven y Amarillys le dio su pañuelo—. Lo siento, lo siento mucho…

—No pasa nada —dijo la castaña—. Pero ¿por qué su familia no está de acuerdo con lo suyo?

—Vengo de una familia rica y Nio es un artesano de arena, mis padres se opusieron en seguida.

—¿Artesano de arena? —preguntó Xiao sin entender qué era y Lula sonrió un poco.

—Los artesanos de arena crean hermosas vasijas o esculturas con la arena. Él es muy bueno y muy talentoso a pesar de no ser un maestro —dijo con cierta añoranza en su voz que pronto se apagó—. Pero ahora su tienda está cerrada y no tengo idea de qué ha sido de él desde hace semanas.

Los chicos se mostraron preocupados por ella, al sujeto podría haberle pasado de todo, desde bandidos de arena hasta que los Igualitarios se hubiesen hecho de otro recluta, pero ¿qué podían hacer en verdad por ella?

—Podemos hacer algunas preguntas y si encontramos algo sobre su novio le avisaremos —propuso Iroh.

—Muchas gracias. Se los agradezco mucho —Lula se levantó de la mesa y se marchó antes de que siquiera llegara su bebida, dejando a los cuatro jóvenes bastante preocupados.

—¿No deberíamos detenerla? —preguntó Amarillys.

—No podríamos, ella está decidida a encontrar a su novio —dijo Enlai—. ¿En serio vamos a hacer preguntas? —preguntó mirando a Iroh.

—Sería lo correcto, además, quizás así podríamos saber si los Igualitarios no intentan algo aquí —todos asintieron, sabiendo que cuando se trataba de los Igualitarios no tenían que tomar las cosas a la ligera.

El grupo se separó y buscó información. Duraron así todo el día, cuidadosos de no llamar demasiado la atención pero al final no encontraron nada relevante. Después de llegar a una posada, las chicas se sumergieron en las tinas de agua fresca que sanó sus quemaduras.

—Es increíble que no hayamos encontrado nada —suspiró Amarillys cansada.

—Los Igualitarios no han hecho la gran cosa y nadie parece conocer a ese tal Nio. Tampoco han tenido problemas con bandidos de arena —dijo Xiao mirando lo desanimada que estaba Amarillys.

—¿Será que Nio se fue dejándola atrás? Eso sería triste.

—Si es el caso nosotros ya no podemos hacer más. Es un asunto personal que no nos concierne —Amarillys volvió a suspirar.

—Espero que no sea así. Odio las tristes historias de amor.

Después del baño, los chicos salieron a cenar a un restaurante de la zona. El lugar parecía en verdad popular y tenían música en vivo.

—Pobre de Mu, nunca lo había visto así de enojado. El calor casi seca sus flores —dijo Xiao preocupada.

—Lo bueno que el lugar tenía un establo —dijo Enlai que luego rio—. Es increíble que se haya lanzado directo al abrevadero de agua —Xiao le miró molesta.

—Pues tú hiciste lo mismos apenas llegaste al cuarto —dijo Iroh con una sonrisa de lado—. Mojaste todo a tu paso —esta vez fueron las chicas que se rieron.

Enlai iba a decir algo cuando llegaron sus platos. Ellos en verdad apreciaban esos momentos, todos juntos, charlando, riendo y probando comida deliciosa. Y la velada hubiese terminado bien de no ser porque un grupo de Igualitarios entró al sitio. Los observaron hablar con el que parecía el encargado y este les negó en rotundo seguir avanzando.

—No puede negar nuestro derecho a la libertad de expresión. Queremos infundir la palabra.

—No en mi local. ¿Se creen que todos aquí les interesa lo que dicen? Fuera de aquí si no quieren problemas —pero antes de siquiera sacarlos ellos le empujaron primero. Fue allí que el grupo se levantó junto con otros comensales, pero Iroh y Amarillys se levantaron para instar a Enlai y Xiao a sentarse.

—No lo hagan, lejos de ayudar pueden perjudicarse.

—Pero es que ellos… —Enlai iba a decir algo pero Xiao entendió todo y con un gesto instó a que todos se sentaran.

—Sería mal visto que el avatar interviniera en esta situación, más porque son sólo civiles, ¿no? —Iroh asintió pero Xiao terminó por levantarse para sorpresa de los presentes aunque se veía tranquila—. Tranquilos, es mejor evitar una pelea de forma pacífica —se acercó al grupo para intentar hablar con ellos, pero alguien más ya estaba en medio de ellos y ayudó al dueño a levantarse, un hombre delgado con una piel bronceada y una barba puntiaguda.

—No es bueno hacer escándalos en los negocios de otros —dijo con voz tranquila.

—¿Y tú qué te metes?

—Pasaba por aquí. Me gusta su punto de vista sobre la igualdad hacia todos. Pero si recurren a la violencia la gente pensará mal de ustedes. Lo mejor es una charla tranquila y unas disculpas para el señor —sonrió al grupo amable—. Sé que es frustrante, pero con paciencia y paz se pueden pescar más peces que agitando la caña.

Los del grupo se mostraron apenados y pidieron disculpas al dueño cuya ira se había apaciguado. Se marcharon sin hacer más escándalo y el hombre sonrió dirigiéndose a la barra.

—Ese proverbio es muy viejo —le dijo Xiao al hombre—. Pero muy atinado. Gracias por salvar la noche para todos.

—Oh, yo no hice nada. Sólo hay que saberles hablar, no parecían malas personas, sólo frustradas.

—Ahora entiendo… amm, perdone, ¿es usted… Nio?

—¿La conozco?

—No, pero conocemos a Lula.

—¿Lula? ¡¿Han visto a Lula?! ¿Saben dónde está? —preguntó con clara preocupación en su voz.

—Venga a nuestra mesa, allí le explicaremos todo —tras explicarle que Lula le estaba buscando él gimió a lo bajo.

—La verdad es que yo soy la que la ha estado buscando como loco. Desde que supe que escapó de casa la he buscado por todas partes. Con nuestros amigos, en las calles, incluso la he buscado en ciudades vecinas pero nada.

—¿Entonces ambos se han estado buscando pero ninguno se ha visto? —lamentó Amarillys llevando sus manos en su pecho.

—¿Podrían ayudarme? Estoy seguro que podré encontrarla con ayuda —suplicó este y todos respondieron sin dudarlo.

—Estaremos más que encantados —respondió Iroh.

—Con gusto les ayudaremos a encontrarse —le apoyó Xiao y Nio sonrió con una gran sonrisa.

—Muchas gracias. Me alegra que exista gente tan amable como ustedes —el pobre parecía a punto de llorar y todos le tranquilizaron como pudieron.

Apenas salieron del local se dedicaron por completo en su búsqueda. Preguntaron a la gente si habían visto a Lula, la gente negaba con la cabeza o simplemente los ignoraban. Enlai usó su tierra control para intentar encontrarla pero parecía como si se hubiese desvanecido con la arena. Siguieron en su labor cuando al pasar por una gran casa Nio se detuvo.

—Esa era la casa de Lula hasta que sus padres la echaron. Ella les dijo que íbamos a casarnos y ellos furiosos la amenazaron con echarla… tan parece que al final si cumplieron su amenaza —musitó con clara molestia.

—¿Esa es su casa? —de repente Xiao parecía confundida y Nio siguió avanzando con los dientes apretados por la rabia. Pronto el equipo se reunió de nuevo pero ninguno tenía noticias de Lula.

—¿Saben algo? —preguntó Iroh y Enlai respondió.

—Nada de nada, es como si se hubiese desvanecido.

—Tiene que estar en alguna parte. No pudo ir tan lejos —dijo Amarillys deseosa de que la historia de amor se hiciese realidad. Pero había algo que estaba molestando a Xiao…

—¡Oigan! ¡Chicos! —Nio llegó a ellos corriendo—. Un amigo me dijo que vio a Lula ir hacia lo profundo del desierto. ¡Y es muy peligroso! ¡De noche es cuando las criaturas salen!

Todos se tensaron al escuchar eso. No tenían idea de las criaturas pero necesitaban ir a por Lula antes de que fuera demasiado tarde.

—¡Vamos! —Nio les guio hasta los límites de la ciudad y se adentraron en el frío desierto iluminado sólo por la luna llena. Caminaron por el desierto sin rastro de Lula que no respondía a pesar de ser llamada por los cuatro.

—¡Lula!

—¡Lula!

—Es inútil, podría estar en cualquier lado —dijo Amarillys sintiendo que el frío comenzaba a calarle los huesos.

—Voy a intentar algo —dijo Xiao que de un salto se elevó lo más alto que pudo girando sobre sí, cuando llegó a la altura deseada miró a todas partes pero no vio a nadie, de repente frente a ella vio la figura de Yue aparecer—. ¿Yue? ¿Puedes ayudarnos? Estamos buscando a una mujer —la espíritu parecía triste y bajó la cabeza.

—Ellos no pueden estar juntos sino ven más allá del velo del día y la noche —Xiao se quedó pasmada ante sus palabras y pronto su cuerpo bajó. Cayó con suavidad al suelo todavía sorprendida.

—¿Y bien? ¿La viste? —preguntó Nio y Xiao iba a responderle cuando sintieron la tierra temblar.

—Oh, Rayos. ¡Todos corran! —gritó Xiao y todos se alejaron a tiempo de que un agujero se abriera en la arena y de esta surgiera una enorme tarántula roja con patas negras y peludas con otras más "pequeñas" sujetas en su cola.

—¡¿QUÉ ES ESO?! —gritó Amarillys horrorizada.

—¡Una tarántula roja del desierto! —respondió Nio que vaya que sabía correr—. ¡Cazan en las noches y les da de comer a sus crías!

—¡¿Esas son sus crías?! —gritó Enlai—. ¡Esas cosas son más grandes que nosotros!

De repente las pequeñas crías comenzaron a saltar sobre de ellos y para sorpresa de todos quien gritó más fuerte fue Iroh que se veía más pálido de lo normal.

—¿En serio te asustan las arañas? —preguntó Enlai.

—¡Les tengo asco! ¡Son repulsivas!

—¡Ja! ¿Hablas en serio? —se burló pero cuando una saltó cerca de él también gritó—. Vale, te doy la razón, ¡están horribles!

Todos siguieron corriendo cuando Xiao se detuvo en secó y giró su cuerpo encarando a la araña. El grupo se detuvo y Xiao cerró los ojos antes de mover sus brazos creando un círculo perfecto y creando así una trampa de arena en la que cayó la araña y sus crías. Esta intentó salir pero la joven cerró el agujero con una ola de arena que dejó caer sobre de ella. Todos suspiraron de alivio pero cuando Xiao se dio la vuelta la araña apareció de súbito dispuesta a atacar, aunque algo más se lo impidió.

—¡Arraba! —gritó Xiao sin siquiera inmutarse y de la arena una gran cobra apareció casi rozando su espalda. La serpiente siseó con fuerza a la araña que decidió mejor quedarse bajo la arena. Todos quedaron pálidos al ver a la enorme serpiente de escamas oscuras y azuladas que se inclinó a la joven Avatar. La chica se dio la vuelta y le sonrió—. Sabía que eras tú.

—Te has vuelto más sssensible a la presencia de espíritus mi pequeña niñita —habló la serpiente con voz de mujer.

—Xi-Xi-Xiao… —todos estaban temblando en su sitio y ella les sonrió.

—Tranquilos, ella es Arraba, guardiana del desierto de noche y la primera maestra arena de la historia.

—¿Amiga tuya? —preguntó Iroh y Xiao sonrió.

—Fui la niñera de sus crías cuando era niña. Eran muy juguetonas —dijo recordando cómo se enroscaban a ella hasta casi hacerla rodar, a su abuela siempre le daba un ataque cuando veía eso—. Por cierto, ¿cómo están tus hijos?

—Siempre haciendo de las suyas. ¿Pero qué hacen aquí en el desssierto?

—Vinimos a buscar a una mujer. Mi prometida —dijo Nio aunque la serpiente apenas le dedicó una mirada.

—No hay ninguna mujer en mi desssierto. Puedo asegurárselos.

—Me lo imaginaba… —musitó Xiao bajando la cabeza—. Entonces, Arraba, ¿puedes llevarnos cerca de la ciudad?

—Lo haré con gusssto. Lo que sea por ti mi pequeña suculencia. Llevar cuatro deliciosas botanas será todo un deleite —el grupo parecía a punto de desmayarse.

—Chicos, tranquilos, lo dice en broma, vamos.

Arraba les dejó en las cercanías y después de eso se desvaneció en una nube de arena. Habían pasado casi toda la noche fuera y no tardaría demasiado en amanecer. Nio se veía fatal.

—Lula… Oh, Lula, ¿dónde estás?

—Hey, viejo, tranquilo. Encontraremos a tu chica. No te desanimes.

—No… nunca la encontraré, Lula… mi Lula se ha perdido para siempre.

—No digas eso… —Amarillys intentó consolarle, en cambio, Iroh se acercó a Xiao que miraba el horizonte. Cuando los primeros rayos del sol aparecieron, Amarillys y Enlai gritaron y al voltearse, Nio había desaparecido.

—¡¿QUÉ PASO?! Estaba aquí y…

—¡Se desvaneció! —Xiao suspiró.

—Es justo lo que me temía… —dijo la joven con aire cansado.

Después de un refrescante desayuno, todos quedaron pasmados ante sus palabras, o al menos casi todos. Iroh parecía más comprensivo.

—¿Nos estás diciendo que esos dos eran fantasmas? —preguntó Amarillys—. ¿Pero cómo?

—La verdad con Lula no sospeché nada, a pesar de que me pareció que tenía un aura extraña. Pero Nio fue diferente. ¿Recuerdan la gran casa que era supuestamente de la familia de Lula? Ayer pasamos por ahí, allí fue donde pedimos indicaciones para la posada, el edificio son ahora varias tiendas. Después el supuesto amigo, no vimos a nadie más con él y apenas se alejó de nosotros. Yue fue quien me lo confirmó.

—Y lo último fue lo que dijo la serpiente, ¿no? —dijo Iroh—. Ella dijo cuatro cuando éramos cinco —la pelirroja asintió.

—¿Y entonces qué hacemos? —preguntó Enlai—. ¿Lo dejamos así?

—A mí me sabe mal dejarlos —respondió Amarillys—. Es decir, son dos personas que se quieren y se buscan entre sí. Aunque no entiendo por qué no pueden verse.

—¿Están hablando de la leyenda de los amantes? —preguntó la camarera que recogía sus platos—. Lo siento, es que los escuché hablar de esa vieja leyenda. O eso creo.

—¿Puede contarnos la historia? —preguntó Xiao.

—Es una historia muy conocida en Panaburi, aunque ya tiene sus años. Se cuenta la historia de dos amantes, la chica era de una familia rica y el chico era un humilde artesano del mercado. Nadie aprobaba su matrimonio y tenían pensado escaparse, pero en la noche de la cita, los padres de la joven la encerraron y le pidieron a un amigo del novio que lo engañara para que entrara en el desierto donde fue devorado por las bestias. Después le mintieron a la hija diciéndole que su amado la había abandonado, pero ella no lo creyó y durante días enteros buscó a su amado por cada rincón de este lugar hasta que su cuerpo no aguantó más. Se dice que sus espíritus se siguen buscando, aunque ella sólo aparece de día y él de noche. Sin siquiera saber que ya pasaron a mejor vida.

—Oh… qué triste —musitó Amarillys que sonó su nariz ante el llanto.

—Gracias, ha sido una historia interesante —Iroh le dio propina extra a la joven y salieron del lugar.

—De verdad es una historia triste —dijo Enlai.

—¿Y no hay forma de ayudarlos? —preguntó Amarillys con gruesos lagrimones cayendo de sus ojos.

—Sería imposible —respondió Iroh—. Si lo que dicen es cierto, Lula sólo aparece en el día y Nio en la noche.

—La única forma sería que el sol y la luna apareciesen al mismo tiempo en el cielo —reflexionó Xiao—. Eso nunca ha pasado antes. El sol y la luna siempre han estado separados y si se encuentran sólo es por breves instantes al final del atardecer…

—A menos que… —Iroh pensó un poco y sonrió de lado—. Si Lula sólo necesita algo de sol, podemos dárselo.

Cada uno buscó por todas partes a Lula, y ya en la tarde, al fin alguien tuvo suerte, encontrándola en el mercado mostrando el afiche del rostro de su novio.

—¡Lula! —Amarillys agitó sus brazos llamando su atención y la joven se detuvo—. Me alegra tanto verte.

—Oh, hola. Eres la chica que estaba con sus amigos el otro día.

—Sí, pero sabes, ¡hemos encontrado a tu novio!

—¿En serio? ¿Dónde?

—¡Ven conmigo! —la tomó del brazo y la llevó casi recorriendo la pequeña ciudad donde se encontraron con Enlai en la entrada de la posada—. ¡Enlai! ¿Y Nio?

—Estaba aquí pero dijo que quería verla ya y salió corriendo por el lado contrario.

—¿Estás de broma?

—No debe estar lejos, entonces —dijo Lula ansiosa.

—Vamos a buscarle, seguro lo ubico rápido entre la arena.

Los tres siguieron caminando, Enlai y Amarillys no querían romper el encanto y decirle a Lula la verdad de que ella era un fantasma. Aunque Lula se veía acalorada algunas veces, negó ayuda de cualquier tipo. El sol ya estaba por ocultarse y las calles iban vaciándose cuando notaron que Lula comenzaba a desvanecerse.

—Vamos, Lula. Seguro que lo encontramos rápido —le animó Amarillys pero Lula le sonrió triste.

—El sol casi se oculta… mi tiempo está por terminar —aquello sorprendió a ambos.

—Tú ya lo sabías —musitó Enlai y ella asintió.

—He visto todo cambiar con el paso de los años. Vi a mis padres marcharse, mi antiguo hogar cambiar, niños crecer, envejecer… sé que ya no pertenezco a este mundo desde hace muchos años. Pero yo pensé que… podría encontrarlo, o al menos una parte de él.

—Pero él si está aquí. Y te está buscando —dijo Amarillys y la joven sonrió.

—Como me gustaría creerlo pero… mi tiempo se está terminando —el sol estaba por ocultarse entre las dunas cuando de repente, pareció detenerse. Lula miró asombrada el sol en la lejanía—. ¿Cómo…?

A lo lejos, Iroh y Xiao concentraban todo su fuego control en un solo punto, creando una gran bola de fuego que resplandecía con fuerza gracias a Karue, el pequeño Fénix emitía un brillo dorado que cegaría a cualquiera que le viera directamente.

Amarillys y Enlai sonrieron al ver que el plan había funcionado. Lula seguía allí pero tenían que apresurarse ya que no sabían por cuánto tiempo les funcionaría el plan.

—Hora de la segunda parte —dijo Amarillys y Enlai usó su arena control, si bien era mejor con el metal, había aprendido bien a usar el elemento. La gente alrededor se sorprendió del joven maestro cuando este creo una estatua gigante de Lula que podía verse a varias calles de distancia.

—Ojalá el muy ciego lo vea.

Parte de la noche se hizo presente y la luna se elevó en lo alto. Nio apareció entrando al pueblo con mirada melancólica. Pero no le fue difícil ver la gran estatua tras el alboroto de la gente.

—¿Lula? —estaba a unas calles y corrió lo más rápido posible.

En el desierto las cosas parecían ir bien. Y Xiao seguía lanzando su fuego a Karue.

—¿Crees que haya funcionado?

—De no ser así ya nos hubiesen venido a buscar —dijo Iroh confiado de su plan. Sin embargo, toda confianza se evaporó cuando Xiao sintió que algo se movía en la arena.

—¡IROH!

Una araña de su tamaño saltó de la arena y Xiao la alejó pateando una corriente de aire que la alejó. Las arañas asomaron de la arena rodeándolos por completo y a varios metros la mamá araña apareció en busca de venganza.

—Esto no es bueno —dejó que Iroh se encargase del fuego, ella se haría cargo de esa plaga.

Amarillys y Enlai miraban por ambos lados de la calle, pero parecía no haber rastro de Nio.

—¿Dónde está? Ya debe de estar aquí —urgió Amarillys mordiéndose las uñas.

—Es difícil mantener esta forma por mucho tiempo. Tiene que venir ya… —musitó Enlai concentrándose lo mejor posible en la figura.

—¡Lula! —escucharon a Nio que llegó corriendo a la escena y entonces vio a su amada que casi cayó de rodillas al suelo pero él la abrazó—. Lula, mi amor… te he estado buscando por todas partes.

—Yo también Nio… También te he estado buscando —musitó entre lágrimas la joven ocultando su rostro en su pecho.

Enlai dejó caer la arena con cuidado y junto con los pocos transeúntes miraron la escena de los dos amantes.

—Lula, mi Lula, no sabes lo feliz que estoy de verte.

—Yo también mis amor. Porque al fin… cumpliré con mi propósito —de la nada unos grilletes de arena sujetaron los brazos de Nio y Lula se levantó mirándolo con frialdad.

—¡¿Pero qué pasa?! —exclamó Amarillys llevando sus manos sobre su cabeza y Lula habló.

—Hace muchos años nos enamoramos uno del otro, o al menos yo me enamoré, ya que no dudaste en traicionarme a la menor oportunidad —dijo invocando más cadenas que apresaron al joven—. En la noche en que nos íbamos a escapar, entraste a mi casa y les robaste a mis padres. Yo te vi desde mi ventana, pensé que vendrías a por mí pero no fue así. Tú y tu amigo huyeron por el desierto como los cobardes que son. Y desde entonces te he buscado para regresar el honor que tú destruiste con tu egoísmo y avaricia.

Quedaron con la boca abierta, aquello no se la esperaban. Nio en cambio, pareció conmocionado al principio, pero después esbozó una pequeña sonrisa que se volvió una carcajada burlona.

—Oh, cielos. Siempre fuiste tan ingenua. Vale, es cierto, te usé para ir por el dinero de tu familia y marcharme de este agujero en medio de la nada —confesó para furia de los dos jóvenes—. Pero sabes, he estado esperando este momento por mucho tiempo. Ya que hay alguien que me prometió grandes riquezas en la otra vida si me deshacía de ti —de repente su cuerpo empezó a convulsionarse, agachó la cabeza un momento y al levantarla tenía dos pinzas grotescas a los lados de su boca y un par de ojos extra que se volvieron por completo rojos. Su camisa se rompió mostrando a los costados dos largas y gruesas patas de araña con las que destrozó las cadenas y se elevó sobre el grupo de jóvenes aterrorizando a los transeúntes—. ¡Y he esperado mucho por esto!

En el desierto, las cosas estaban que ardían, y no sólo de forma literal. Xiao intentaba refrenar el ataque de las arañas que parecían tener como objetivo a Iroh y Karue.

—¿Pero de dónde salen tantas? —se preguntó Iroh al ver a Xiao cansarse.

—¡No lo sé! Esto no es normal —fue que divisó a la enorme araña salir a varios metros de distancia y entonces escupió una telaraña que atrapó a Xiao que cayó al suelo arrodillada.

—¡Xiao! —una araña atacó a la joven pero Mu llegó y le golpeó con fuerza, bramando en advertencia contra las bestias. Xiao logró quemar la telaraña y liberarse para lanzar una gran bola de fuego contra la mamá araña, pero apenas le tocó la araña aspiró las llamas.

—¿Qué rayos?

—Delicioso… —musitó la araña que escupió la llamarada de vuelta a la joven avatar que dispersó a los lados.

—Un espíritu. ¿Cómo no me di cuenta antes? —la araña rio estridente.

—Oh, querida, la arena esconde bien mi presencia. Pero apenas acabe con ustedes, esa ciudad será mía al fin.

—¿Cuál es tu propósito? —preguntó Xiao y la tarántula rio.

—Llevo años devorando a viajeros y ciudades enteras en los desiertos. Y desde que le puse un ojo a esa ciudad he deseado mucho hacerme de ella, se encuentra en un punto privilegiado y su población ha ido en aumento… muchas delicias habitan allí. Sin embargo, en esa ciudad habitaba una familia que era amiga de las serpientes del desierto, ¡me era imposible atacar! O al menos así fue hasta que me encontré en mi camino a un joven ambicioso —dijo para sorpresa de los dos jóvenes.

Nio esquivó los ataques de Enlai y Lula dando un gran salto, pero Amarillys lo atajó en el aire y golpeó con su abanico, aunque este se cubrió y la hizo retroceder, por suerte Enlai la atrapó en el aire con la arena.

—Hace mucho tiempo, Gomura, un espíritu araña me dijo que si lograba destruir a la familia con la que tenían trato las serpientes me daría gran riqueza —explicó Nio que miró con burla a Lula—. Y todo fue bien, te enamoraste de mí y me llevé también una buena porción de tesoro. Pero lo que nunca esperé fue que las bestias del desierto me encontraran y acabaran conmigo en el desierto. Y lo peor, es que tu espíritu siguió aquí, todavía conservando el pacto —usó sus patas para atacar al grupo cuya punta parecían navajas, estos les esquivaron—. Y Gomura me prometió grandes riquezas en mi nueva vida si te encontraba y te llevaba ante ella. ¡Y no pienso desaprovechar la oportunidad!

—Entonces cuando nos llevaste al desierto y las arañas nos atacaron fue cosa tuya, ¿no? —le acusó Enlai y él rio.

—Me gusta llevar a pobres incautos al desierto, donde puedo pagar parte de mi deuda con las arañas.

Siguió atacando pero Amarillys saltó sobre de estas corriendo contra él y logrando darle una patada doble que lo hizo retroceder.

—¡Eres un monstruo! ¡Y lo digo en todo el sentido de la palabra! —gritó Amarillys furiosa prácticamente echando fuego por los ojos—. Un gusano como tú no merece en esta ni en la otra vida a alguien tan linda como Lula. ¡Vas a caer cara de…!

—¡Ya se enojó en serio! —se asustó Enlai al verla tan furiosa.

Lula dio un paso al frente y elevó sus manos para un ataque.

—Por eso me he quedado aquí, para respetar el pacto y restaurar el honor de mi familia —le atacó con su arena—. Sabía que estabas por aquí, pero nunca pensé que fuera por propósitos tan oscuros. Y esta noche, voy a hacerte pagar por tus crímenes…— de repente sintió que se debilitaba, la luz que la seguía conservando en ese momento comenzó a ser cubierta por una gran muralla estraña y sin forma. Ella cayó al suelo arrodillada y su figura se volvió traslucida. Nio rio.

—¿Qué pasa? ¿Ya no puedes seguir?

—Ella no, pero nosotros sí —Enlai le atacó con líneas de arena que Nio esquivó trepándose a los edificios para susto de la gente, y usando sus patas sacó a las personas de los locales y las lanzó contra el grupo. Enlai logró atrapar a la mayoría y Amarillys a dos niños.

—¡Este desierto será su tumba idio…! —algo le golpeó. Se trataba de un megáfono que le lanzó uno de los Igualitarios que como muchos otros habían sido testigos de todo lo sucedido y los oficiales también estaban dispuestos a darle una paliza.

—No en nuestra guardia, cretino —dijo el líder del grupo Igualitario y todos gritaron lanzándole todo lo que tenían en mano.

En el desierto, las cosas no iban bien. La gran Gomura atacaba a la avatar junto con sus hijos los cuales no cejaban en su ataque. Iroh ya no podía ver eso.

—¡Karue, te lo encargo! —la pequeña Karue siguió concentrando el fuego que ya tenía. Y sacando sus espadas las cuales puso al rojo vivo, Iroh cortó muchas patas de araña hasta llegar hacia su amiga y salvarla de un ataque a traición.

—Ni se les ocurra tocarla con sus peludas patas —defendió colocando las espadas al frente y Xiao se sonrojó un poco, verlo así, defendiéndola, con esa camisa que dejaba sus musculosos brazos expuestos… tuvo que darse una bofetada para volver a concentrarse.

—Pobres ilusos —se burló Gomura—. Ustedes son dos, nosotros somos un ejército —de entre la arena asomaron más y más arañas y estos iban extendiéndose más allá de las dunas.

Gomura escupió su telaraña y sus hijos les siguieron. El dúo usó su fuego control pero pronto parte de las telarañas los atrapó dificultando así su movimiento y algunas arañas se juntaron para crear una barrera que pronto cubriría a Karue y su luz.

—¡Ya son míos!

Pero antes de siquiera acercarse, olas de arena se alzaron en distintos lugares y sus hijos fueron desaparecieron bajo la arena.

Arraba apareció y derribó el muro de arañas que cubrían la luz del pequeño fénix y se enroscó de forma protectora alrededor de los dos jóvenes.

—Primero tendrás que pasar sobre de mí, Gomura. Y de mis hijos también.

Parte de los cuerpos de las serpientes asomaron en arcos y luego apareció una serpiente de escamas rosadas que tenía en su boca una araña antes de enterrarse en la arena.

—¡No! ¡Mis hijos!

—Y tú compartirás su destino —Arraba abrió su boca en amenaza mostrando sus colmillos y con su cuerpo creó una gran ola de arena comprimida que hizo retroceder a la araña que pronto fue atrapada por la serpiente.

—¡No! ¡No te dejaré!

—Demasiado tarde —ya ninguna araña quedó y de la arena, cuatro serpientes gigantes emergieron de la arena y se lanzaron sobre Gomura que fue enterrada en lo más profundo del desierto—. Debí acabar contigo y tu descendencia hace mucho tiempo.

Xiao se acercó a Arraba tras quitarse las telarañas y de la arena emergieron las cuatro serpientes que, si bien no eran tan grandes como Arraba, se veían igual de temibles.

—¡Chicos!

—/¡Xiao!/ —las cuatro serpientes se enroscaron y Xiao asomó su cabeza dejándose mimar. Cada una tenía escamas de distinto color, rosas, amarillas, rojas y verde azulado, pasaron sus lenguas cerca de Xiao que se rio por las cosquillas.

—Es bueno verlos. ¡Y ya crecieron mucho! —Iroh en cambio no sabía si preocuparse de que la apretaran de más o se la comieran.

—Nunca voy a entender su relación con los espíritus.

Nio golpeaba o esquivaba los objetos que le lanzaban. Toda la gente estaba decepcionada que la leyenda de los dos amantes fuese al final un engaño por parte de ese traidor.

—¡Desgraciado!

—¡Traidor!

—¡A mi hermana también le hicieron lo mismo!

—¡Dan asco las personas como tú!

Enlai y los oficiales intentaron atrapar a Nio que no dejaba de moverse. Pero cuando Lula volvió a recobrar su fuerza la joven creó cadenas que elevó y terminaron por atrapar cada extensión de él que lo paralizó el tiempo suficiente para que Enlai y Amarillys lo remataran en el aire con una patada por parte de cada no.

En el suelo, Nio regresó a la normalidad, apenas se podía mantener hincado y levantó con dificultad su cabeza sólo para ver a Lula acercarse a él.

—Ya… venciste. ¡Me rindo, maldita sea! —gritó furioso—. Las cosas no debieron terminar así…

Lula se hincó frente a él, parecía dispuesta a darle una bofetada y él cerró los ojos esperando el golpe, pero en su lugar ella tomó su rostro y le dio un beso en la frente dejándolo pasmado.

—Es verdad. Las cosas no debieron terminar así —se levantó y suspiró liberando de sus hombros un gran peso—. Adiós, Nio —se alejó de él y miró al dúo y a sus habitantes con una sonrisa y haciendo una reverencia, su figura pronto se tornó de un tono azulado brillante, lista para descansar en paz—. Gracias a todos, prometo que el pacto seguirá presente en la ciudad de Panaburi —poco a poco, se desvaneció en pequeñas luces y le dedicó una última mirada a Nio—. Yo en serio… llegué a amarte. Gracias por los buenos momentos.

Nio se quedó contemplando cómo desaparecía poco a poco, lista para descansar al fin en paz.

—E-Espera… Lula… —a su mente vinieron aquellos momentos, cuando ella le sonreía, cuando ella lo hacía reír, cuando contemplaban juntos la luna, cuando se dieron su primer beso… sintió su pecho dolerle—. ¿A dónde vas? ¡¿Eso es todo?! ¡Mírame al menos! ¡Mírame! ¡Lula!

Pero ella no volvió a mirarle, si lo hubiese hecho habría visto su expresión que al fin demostraba verdadero arrepentimiento y Lula se desvaneció al fin.

Las cadenas que tenían a Nio se deshicieron y quedó con la mirada perdida en su lugar. Ni siquiera se inmutó cuando la tierra tembló y una de las serpientes, la de escamas amarillas surgió en medio de todo asustando a todos, pero encima de esta, Iroh y Xiao miraban a Nio junto con Karue y Mu que se sacudieron la arena no muy felices por el viaje.

—A ti es a quien venimos buscando desde hace mucho tiempo —dijo la serpiente y Nio se movió y alzó sus brazos bajando la cabeza.

—… Hagan lo que crean necesario.

Cuando Xiao y Iroh se bajaron, la serpiente tomó con su cola al espíritu y desaparecieron al sumergirse en la arena, dejando a más de uno sorprendido.

A la mañana siguiente todo el mundo no dejaba de hablar de lo sucedido y, de alguna manera, los Igualitarios habían cambiado su lema a "Por la paz y la comprensión entre todos". Xiao aceptó de buena gana un panfleto y Iroh sonrió.

—¿Quién diría que sólo se necesitaba de un conflicto entre amantes para cambiar muchas cosas? —dijo el maestro fuego.

—Aunque Nio hizo mal al final parecía muy arrepentido —musitó Amarillys—. Pero sigo sin perdonarlo.

—Seguro le han de estar dando un mal rato ahora —dijo Enlai que como Amarillys no perdonaba a Nio.

—Lula al menos está descansando en paz. Y sobre Nio, cada espíritu tiene una penitencia que cumplir —explicó Xiao y todos vieron un autobús acercarse, este era más moderno que el bus por el que llegaron y al abrirse las puertas sintieron el fresco del aire acondicionado.

—¡Siguiente parada! ¡Ciudad Central! —todos subieron rápido al transporte, deseosos de descansar y disfrutar de la delicia del aire acondicionado.

El autobús salió de la ciudad, donde Xiao notó a un par de viajeros llegar a la ciudad. Uno de ellos le ayudaba al otro que apenas se mantenía en pie. El hombre cayó rendido frente a una tienda y el otro hombre que llevaba un turbante le dio de beber de su cantimplora.

—Muchas gracias, de no ser por ti seguro que no hubiese llegado —le regresó la cantimplora y este asintió.

—No pasa nada. Es… mi trabajo ayudar a los que pueda en el desierto.

—Es muy noble tu misión. Y sobre la chica que me contaste, espero que algún día logres volver a verla y puedas disculparte con ella.

—Gracias, aunque me falta por hacer y eso me llevará mucho tiempo. Tengo una grande carga que debo expiar.

Sin decir más, se alejó por el desierto y desapareció con la brisa de la arena ante los ojos del viajero. Una nueva leyenda estaba a punto de ser contada.

…..

Y… espero que les haya gustado! La verdad es que iba a ser una historia de amor cualquiera pero luego pensé, POR FAVOR! Es el universo de avatar, las cosas no pueden ser tan fáciles y voila! Me salió esto. Así que, dejen review, nada de tomatazos, acepto bebidas de temporada y sin más qué decir... UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!