Hola a todos! Lo sé, lo sé, he estado completamente desconectada pero digamos que he tenido las manos llenas y Fanfiction me tuvo castigada una larga temporada -3- Tengo un montón de proyectos que deseo hacer pero eso no significa que abandonaré fanfiction, al menos no hasta que termine todas mis historias porque sí, tengo más fanfics que me encantaría escribir sobre otras series, Danny Phantom, Teen Titans, y tengo planeando un especial de Miraculous pero será hasta que termine con este ya que será una temporada de… ¡Los héroes del especial de dimensiones! Será un deleite escribir de este par de chicos emos e incomprendidos. Pero YA! Sin más qué decir… COMENZAMOS!
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Capítulo 33.
Llama interna.
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La noche era tranquila, todos dormían en sus tiendas y Mu dormía apaciblemente en un improvisado establo hecho de roca con Karue sobre sus astas como era ya costumbre. Sin embargo, entre toda aquella quietud, había alguien que no tenía un sueño tranquilo.
Xiao se removió en su bolsa de dormir, estaba sudando y gemía a lo bajo. Podía ver imágenes de lo sucedido con Hisara y luego estas cambiaron a otras imágenes llenas de destrucción, muerte y gritos desgarradores, aunque estos venían de una sola persona. Una mujer lloraba sosteniendo el cuerpo de un hombre de largo cabello negro, quizás de la nación del fuego por sus ropas rojas, la mujer de cabellos oscuros era de la tribu agua y lloraba de forma desgarradora, tanto así que estremecía cada fibra de su ser. Decía algo, pero su voz se escuchaba sofocada. Y cuando un soldado se acercó a ella con una lanza a sus espaldas se giró y hielo atravesó al atacante dejando un rastro de sangre cerca de la joven.
—¡Ah! —Xiao se despertó y se sentó sobre el suelo. Se puso sus gafas y noto que su mano temblaba, la sentía… fría. Al encender la lámpara se dio cuenta que había cristales de hielo en su mano. Un frío caló desde lo más hondo de su ser, nada que ver con el frío viento del invierno a punto de arribar. Se inclinó hacia adelante sosteniendo su estómago y un vaho salió de su boca—. Frío… ¿por qué tengo tanto frío?
La sensación no se iba y con ello sabía que tenía un problema.
…
Cuando amaneció, Iroh fue el primero en levantarse y salir de su tienda con el cabello suelto y con una toalla en el hombro dispuesto a lavarse la cara. Para su sorpresa, Xiao ya estaba despierta, con una taza de té y el desayuno listo.
—¿Xiao?
—Buen día —parecía un poco cansada, pero todos sabían que dormido bien desde lo sucedido en la presa—. Hice algo de estofado de pollo con crema, queda genial con el pan que empieza a ponerse duro.
—Mmm. ¿Otra vez tuviste mala noche? —ella asintió pasando su mano por su cuello—. Tienes que dejarlo ir. No fue tu culpa lo sucedido con Hisara.
—No… bueno, no sé… todavía me pesa mucho —admitió para sí con pesar—. Pero creo que algo más me está pasando —un vaho salió de sus labios y Iroh puso su mano sobre su frente.
—¿Por qué estás tan fría?
—Ese es el problema… no tengo idea de qué me pasa —escucharon el bostezo de Enlai y Amarillys también salió de su tienda.
—¿Ah? ¿Ya está el desayuno? —preguntó la princesa cuando vio la expresión de sus amigos—. ¿Pasa algo?
Mientras desayunaban Xiao les contó su sueño, todo eso les parecía bastante extraño y no tenían ni idea de qué decir.
—Come bien, despacio, eso es —le instaba Amarillys para que entrara en calor—. ¿Mejor?
—Mejor —admitió Xiao exhalando satisfecha y con las mejillas sonrosadas por la comida.
—¿Habrá sido otra vez cosa de espíritus? —preguntó Enlai después de tragar su comida—. Con lo sensible que eres no me extrañaría.
—Quizás tenga que ver con la zona —pensó Iroh—. Ya estamos en territorio de la Nación del Fuego. Y hay historias sobre fantasmas que surgieron después de la guerra de los 100 años…
—¡Eso es espeluznante! —exclamó Amarillys ya que desde lo de la mansión le tenía fobia a los fantasmas, y no era la única.
—Tal vez esta vez deba llamar a un experto… —sugirió Xiao sirviendo dos tazas de té—. ¡Abuelo! —gritó y de repente escucharon las ramas de su cabeza moverse con suavidad.
—Té de ciruela roja —los chicos se asustaron al ver que el espíritu estaba sentado entre Iroh y Enlai—. Perfecto para esta época del año.
—Gracias por venir, abuelo —Xiao le dio la taza y él la tomó.
—¿Qué necesitas mi pequeña? Siento que algo no está bien en ti.
—Tengo algo frío dentro. ¿Podrías ayudarme?
—Mmm… ¿qué fue lo que sucedió? —le contó lo sucedido y no muy lejos de allí, Mu que terminaba de pastar se acercó al abuelo que acarició el hocico del animal como muestra de cariño—. Ya veo… —le dio un sorbo al té tras reflexionar—. Hay alguien que puede ayudarte. Se dirigen a las montañas de los guerreros del sol, ¿no es verdad? Pregunten por Iryu. Él podrá ayudarte en más de una manera, es todo un experto.
—Estamos a un día del lugar —dijo Iroh—. Si nos damos prisa podríamos hacer medio día.
—¡Ya empiezo a empacar! —exclamó Amarillys y todos se movieron dejando a Xiao con su abuelo.
—Abuelo… —habló con cierta duda—. ¿Y qué hay de mi sueño? ¿Puedes decirme algo?
—No sabría decirte por qué tuviste ese sueño. Hay una posibilidad que sea una proyección de tu culpa y miedos, o algo más dentro de ti, pero eso debes averiguarlo tú —ella suspiró y su abuelo le tendió la taza de té vacía—. Buen té, como siempre.
—Tú me enseñaste. Nos vemos abuelo —el espíritu se desvaneció y ella se levantó. Había que moverse rápido para poder arreglar lo que estaba mal con ella… o podría perjudicar a sus amigos.
…
El templo del Este se caracterizaba por ser un lugar que ponía a todos de cabeza, literal. El edificio entero fue construido como una edificación de cabeza, cualquiera diría que es raro, pero para los que habían vivido en este toda su vida podía ser divertido e interesante. Había escaleras que podían confundir, habitaciones extrañas e incluso los jardines eran algo que regaban de cabeza. Pero algo estaba sucediendo, Adora podía sentirlo y no era la única.
Cuando un par de chicos la vieron por el pasillo se mostraron algo evasivos. Ella no entendía de qué iba eso e incluso había escuchado susurros tenues venir de esquinas oscuras y pasajes secretos que ella conocía muy bien. Llegó a la sala de meditación donde su padre estaba dando una de sus extrañas lecciones.
—Estiren su cuerpo, así… esta posición se le llama "El ave en vuelo" —dijo Bumi parándose en una pierna y extendiendo sus manos a los lados y luego al frente—. Es bueno para la espalda. Miren bien a mis hijos, el truco es respirar —a sus costados, unos trillizos de once años estaban haciendo la posición a la perfección, los tres tenían una piel aperlada como su padre aunque estaban peinados con una trenza hecha por el cabello que tenían en el centro de su cabeza rapada de los lados, ansiosos por tener pronto sus tatuajes. De repente uno de los hermanos cayó al suelo dormido—. Y también es una buena postura para relajar el cuerpo antes de dormir —se rio que recogió a su hijo—. Bien, clase. Es todo por ahora. Los veo en la clase de la tarde. Niden, has mejorado mucho. Señora Soh, cuide de no comer tanta raíz de loto, no queremos otro accidente.
Todos sonreían o reían con él, Adora admiraba eso de su padre, era una persona que le caía bien a todo el mundo de inmediato, muy a distinto de ella. Cuando él se percató de su presencia abrió sus brazos hacia ella.
—¡Mi pequeño melocotón dulce! ¿Cómo te fue? —estaba a punto de abrazarla pero Adora le detuvo.
—Ya no soy una niña, papá. Y las clases fueron bien —Bumi hizo un mohín.
—Tú siempre serás la princesita de papá —Adora arqueó la ceja y sus hermanos se acercaron a ella para hablar al mismo tiempo, incluso el que despertó.
—¡Adora! ¡Vamos a jugar!
—¡Vamos a comer!
—¡Quiero volar en aeroplano! —Adora soltó un largo suspiro sabiendo que tenía ahora que atender a sus hermanos. Pero antes tenía que hablar con su padre.
—Está bien. ¡Está bien! —alzó la voz escuchando a sus hermanos reír, les encantaba sacar la de quicio—. Pero déjenme un momento con papá, ¿vale? —los hermanos salieron del cuarto creando esferas de aire y lanzando por los lados los tatamis usados en la clase. Tras no escuchar a nadie a más de 100 metros a la redonda, Adora sabía que podía hablar sin problemas.
—¿Qué es lo que te aqueja, mi pequeña?
—He notado que algo está pasando, padre. Algunos jóvenes están faltando a clases, otros hablan en secreto e incluso he visto que algunos toman los pasajes secretos o desaparecen por la noche.
—Mmm… vamos a ponerles atención —dijo pensativo—. Pero seamos discretos. Pediré a algunos maestros que también estén atentos a ellos.
—¿Qué crees que podría ser? Algo raro está pasando y es nuestro deber investigar —Bumi exhaló una risa corta.
—Cariño, ¡no te preocupes! La juventud es una etapa de locuras. Puede ser que se vayan de fiesta, que estén saliendo con chicas de la ciudad, apostando o participando en peleas clandestinas. Recuerdo en mis años de juventud que algunos jóvenes fumaban cierta hierba que yo… —se quedó callado al instante al notar la mirada de su hija—. Que yo… ¡nunca fume porque estaba mal! Veía a muchos chicos hacer esas cosas, yo no, jamás ¡y tú ni tus hermanos tampoco las harán! —logró controlarse al notar a su hija mirarlo como un bicho raro—. Tu abuelo se volvía loco con ese tipo de cosas y castigaba bastante duro —rio ocultando sus nervios, recordando los castigos de su padre cuando él hacía todo eso o arrastraba a Gyatso o a Kya a algunas de sus locas aventuras. Todavía tenía pesadillas de ello y ni qué decir de su madre, ella era cien veces peor y su padre le tenía miedo a ella.
—No lo sé… siento que algo no anda bien —se dijo Adora para sí misma y su padre sonrió.
—Averiguaremos qué pasa, por ahora no frunzas tanto el ceño —Adora asintió y salió de la sala. Pero no podía evitar preocuparse. No cuando los espíritus parecían inquietos a lo que sea que estuviera pasando. Y nadie quería decirle nada.
…
Decidieron acampar cuando la noche estaba a punto de atraparlos. No muy lejos de donde estaban podían ver las montañas donde se encontraba los templos de los legendarios guerreros del sol pero ya no podían seguir su camino y debían descansar. Enlai terminó de poner las tiendas.
—Ya mañana llegaremos. No pensé que oscurecería tan rápido.
—Debí haber planeado mejor la ruta —se reprochó Iroh molesto consigo mismo—. Xiao, ¿cómo te sientes? —la chica tenía su taza humeante entre sus manos y dio unos sorbos con sus mejillas sonrosadas.
—Estoy bien, pero me estoy preocupando. Si sigo así se me va a terminar mi reserva de té —sintió que de nuevo tenía que desocuparse—. Y debo ir al baño otra vez —se levantó y se fue a los bosques tomando consigo un rollo de papel.
—Voy a recalentar el estofado de esta mañana —dijo Amarillys—. Iroh, ayúdame a hacer algo de arroz para acompañar, Enlai, ve por un poco más de madera.
—Sí, jefa
Muy lejos de allí, unas figuras se quedaron inmóviles observando la fogata y entre sus manos, hierbas rojas se quemaron y volaron con el viento directo a ellos.
…
Después de comer todos fueron a sus tiendas aunque Xiao se asomó un poco de su tienda para observar las estrellas. Era una noche oscura y sin luna por lo que no tenía a Yue como guía esa noche y el viento había dejado de soplar. Durmió con una frazada extra que Enlai le prestó. Sin embargo, en su sueño estaba frente a una gran mesa de banquete con sus amigos y al tomar una manzana de un tazón esta se convirtió en hielo.
—¡Ah! —soltó la manzana que rodó por el suelo—. ¿Pero qué me está pasando?
—Tal vez algo se enfrío dentro de ti —respondió un ardilla donde antes estuvo Amarillys y dándole un buen susto.
—¿Qué ray…? ¡¿Amarillys?!
—¡Qué tontería! —dijo un tejón gigante donde antes estaba Enlai—. Sólo mírala, es fuerte, decidida y bastante clara con lo que quiere en la vida.
—¡¿Enlai?!
—¿Qué? ¿Me veo gordo?
—Regresando al punto principal —habló Iroh que era un halcón rojo de cresta oscura—. Algo no está bien con ella, la pregunta es, ¿qué cosa es? —preguntó el halcón saltando un poco hacia ella—. Puedes decirnos, sabes que te apoyaremos.
—¡Oye! Patas fuera de la mesa —regañó Amarillys. Xiao se levantó de un salto.
—¡¿Pero qué es este sueño?!
—Ni idea, cariño —habló una voz profunda y tersa y al volverse vio a un apuesto y galán joven de piel bronceada, larga cabellera café claro vestido con un revelador yukata blanco de flores rosas. Estaba recostado mostrando un fuerte y musculoso pecho y torso—. Es tu sueño, debes encontrar lo que significa.
—¿Quién eres tú? Espera… ¡¿MU?!
—¿Pero cómo lo va a encontrar sino sabe lo que es? —habló una hermosa mujer de piel blanca con kimono rojo y dorado, de cabellera de un rojo intenso con un maquillaje tradicional y labios igual de rojos.
—¡¿KARUE?! —retrocedió un poco jalándose de los cabellos—. Esto es un sueño loco. Ya no quiero esto. ¡Quiero salir de este sueño!
—Tranquila, encanto —le dijo Mu con una sonrisa—. Pronto vas a recibir la ayuda que necesitas —le guiñó un ojo a Karue que rio.
—Pero ten cuidado. Intenta no quemarte.
—¿No… quemarme? —de repente a sus espaldas sintió algo resoplar a sus espaldas, la sensación fue como vapor. Se volvió lentamente y se encontró con unos brillantes y enormes ojos amarillos que la asustaron.
Se despertó de un salto y suspiró de alivio al ver a sus amigos dormidos a su lado… espera, ¿qué?
No estaban en su campamento y antes de darse cuenta un montón de hombres y mujeres le apuntaron con lanzas vistiendo unos extraños trajes y máscaras.
—Tienes que estar bromeando…
…
No sabía si reír o llorar, pero tal parecía que habían llegado a con los guerreros del sol y no eran tan amistosos como pensó que serían con la avatar.
—Disculpen, nosotros estábamos… —vio una lanza acercarse más a su cara y retrocedió—. Vale, entiendo… —habló con voz temblorosa—. ¿Qué debo hacer? —de repente tuvo un recuerdo de su abuela mientras cocinaban.
—Si alguien alguna vez te apunta con un arma, ya sea porque estás en su territorio, lo mejor que puedes hacer es caerte de rodillas y poner la frente en el suelo. Así mostrarás respeto, pero si intentan atacarte así los pillarás desprevenidos —dijo cortando de un tajo la calabaza.
Así lo hizo de inmediato, se dejó caer de rodillas y pegó su frente al suelo en señal de respeto.
—¡VENIMOS EN PAZ! —los guerreros parecieron sorprendidos por el acto, pero se hicieron a un lado cuando alguien se acercó y ella escuchó una voz femenina.
—Tranquila, joven Avatar —al mirar arriba, una mujer mayor de largo cabello gris recogido en dos trenzas atadas entre sí pareciendo lágrimas y vestida con una túnica larga le sonreía. Su rostro tenía un maquillaje extraño. Líneas a los lados de sus mejillas y los ojos tenían un exagerado delineado rojo—. No te haremos daño.
—¿De verdad? —preguntó señalando las lanzas que todavía los apuntaba, la mujer rio entre dientes e hizo un gesto para que todos bajaran sus armas.
—Pido una disculpa, no somos buenos con los extraños que vienen. Pero nos avisaron de su llegada, soy Ananara, la sacerdotisa de los guerreros del sol. E Iryu te está esperando.
—¿De verdad? Gracias yo… ammm, ¿qué pasará con mis amigos?
—Tuvimos que dormirlos en un profundo sueño. Los pasajes a este lugar son secretos. Si deseas alguien puede acompañarte pero sólo uno. Elige sabiamente.
—Yo… elijo a Iroh —sonrió mirándolo dormir—. No me perdonaría si se perdiese esto.
—Sabia elección —sonrió la mujer—. O eso espero.
De repente dos guerreros levantaron a Iroh que seguía inconsciente, un guerrero quemó unas hierbas en su mano y el humo que llegó a la nariz del general lo hizo despertar de golpe.
—¡¿Qué?! ¡¿Quién?! ¿Dónde… estamos? —lo soltaron y observó embelesado a los guerreros y los picos y construcciones antiguas—. Wow. ¿Cómo es que...? —se preguntó cómo es que llegaron pero al ver a Enlai y Amarillys roncando, incluyendo a Mu, se hizo una idea. Karue voló sobre de él, siendo un espíritu parecía que no le afectaban las hierbas.
—Síganme, por favor —pidió la sacerdotisa y ellos les siguieron, notando casi al instante que estaban siendo observados desde las grutas. No sabían si sentirse del todo a salvo o estar alertas.
…
Fueron guiados al interior de una de las montañas. La caverna estaba iluminada por antorchas en las paredes. La sacerdotisa iba al frente de ellos y por alguna razón Xiao tenía un extraño presentimiento.
—Aquí nuestros caminos se separan —vieron frente a ella unas escaleras que iban hacia abajo, pero la entrada se veía oscura y siniestra.
—¿Debemos bajar?
—Para poder ver a Iryu deben bajar —la respuesta no le gustó para nada a la joven, pero Iroh le tomó de los hombros confiado.
—Vamos, sabes que estaré contigo —un poco mejor y confiando en el maestro fuego, bajaron a las profundidades de aquel oscuro lugar con una llama que Iroh encendió en su mano. Y cuando la llama se perdió de la vista de los de arriba, la sacerdotisa se volvió a la figura detrás de ella.
—Hemos cumplido nuestro trato. ¿Puedo decir que cumplirás tu parte? —de las sombras apareció Sadasi que sonrió detrás de la máscara.
—Soy una persona de palabra, querida sacerdotisa —su sombra se movió y con un movimiento de su cabeza le ordenó a seguir a la avatar y a su acompañante—. Ahora, hágase cargo de los otros.
…
Las escaleras eran cada vez más empinadas y al mirar atrás veía un punto pequeño por donde bajaron.
—Iroh, esto no me gusta.
—Tranquila, mi abuelo me contó que someten a una clase de prueba a quienes llegan. Seguro esta es una de ellas.
—Si tú lo dices —Iroh sonrió y le tomó la mano haciéndola sonrojar.
—Vamos con cuidado, los escalones son cada vez pequeños —siguieron bajando lentamente cuando Xiao sintió un gran escalofrío a sus espaldas, donde la sombra de Sadasi, Yuga, abrió una gran boca para devorarla. No tuvo que girarse para saber que había peligro.
—¡IROH! —lo abrazó para salvarlo de las fauces de esa cosa y usando su tierra control elevó con sus pies los escalones detrás que terminaron cortando a la sombra. Iroh al verle aumentó la flama y lanzó una bola de fuego al tiempo que Xiao usaba su aire control para bajar los escalones rápidamente con él. Al llegar a terreno seguro ambos encendieron sus manos, aunque la flama de Xiao era más pequeña, pero igualmente iluminaron una gran cámara con distintos pasadizos.
Yuga se materializó sobre de ellos y al caer al suelo se expandió sacando de su forma amorfa decenas de ojos y largos brazos con manos de tres dedos afilados. Una boca grande surgió del centro y una lengua morada se relamió los afilados colmillos con los que deseaba destrozarlos.
—¿Esto en serio es una prueba? —casi chilló Xiao y Iroh palideció.
—No lo sé ¡pero corre! —el problema era, ¿a dónde? Había una decena de pasajes. Pero decidieron correr al más cercano ya que esa cosa rápidamente se movió hacia ellos mientras retorcía su cuerpo.
…
Enlai sentía que lo estaban moviendo, o quizás era él. Después de darle una paliza a Iroh ya estaba cansado del ejercicio.
—¿Al fin aceptarás tu derrota, cabeza de mechero?
—Yo… acepto mi derrota —dijo desde el suelo completamente apaleado—. Eres más fuerte y guapo de lo que jamás seré.
—¡Kyaaa! ¡Eso Enlai!
—¡Eres el mejor! —las chicas le felicitaban y él sonrió presumiendo sus músculos.
—Lo sé, lo sé. Nadie puede conmigo, soy el mejor —sonrió a Xiao y le guiñó el ojo haciendo que la pobre casi se desmayara pero en un segundo él ya la tenía en sus brazos—. Tranquila, no te dejaré caer —verla sonrojarse y cerrar sus ojos a la espera de un beso hizo que él poco a poco se inclinara dispuesto a dárselo, pero cuando abrió los ojos no era Xiao quien estaba en sus brazos, sino Sadasi y el filo de su espada se colocó cerca de su cuello.
—Despierta —ordenó este y al abrir los ojos se encontró con el filo de una espada.
—¡AAAH!
Se hundió en la tierra desapareciendo y apareciendo detrás del guerrero y de otros dos más que iban a hacerle lo mismos a Amarillys y Mu. Atacó elevando dos pilares cruzados que les dio a dos y al tercero que le lanzó una bola de fuego bloqueó su ataque con un muro que este cortó con sus espadas, pero él había desaparecido, o así fue hasta que sintió dos manos sujetar sus tobillos y hundirlo hasta el cuello.
—Habla ahora. ¿Dónde estamos y quiénes son?
—Agh… no te diré nada —Enlai arqueó la ceja y sin previo aviso dio un fuerte pisotón que sacó al guerrero del sol de un solo movimiento y lo golpeó con todas sus fuerzas haciéndolo girar en el aire.
—Vale, no digas nada. Voy a sacar a mis amigos de aquí —notó que Xiao y Iroh no estaban pero tenía que despertar a Amarillys y Mu antes de que más de esos chiflados regresasen—. Ama, vamos, despierta, ¡despierta! —la sacudió como si fuese un muñeco de trapo y pronto la vio reaccionar.
—¿Ammm? Si, Adora, sí quiero viajar contigo, para siem… ¿Enlai?
—Vamos, arriba.
—¿Dónde estamos? ¿Y dónde están los demás? —Enlai intentó despertar a Mu aunque este parecía no reaccionar con nada.
—No tengo idea, pero los primero es ponernos a salvo —tomó a Mu de las astas y escucharon a más personas acercarse a ellos, seguro atraídos por la conmoción—. Mu, vamos, despierta. ¡Mueve tu trasero! —pero no había respuesta de este—. ¡Ya despierta animal apestoso! —con eso Mu despertó de muy mal humor mirando a Enlai que señaló al grupo de guerreros que acababa de llegar—. Fueron ellos.
El ciervo flor giró su cabeza hacia los que serían sus víctimas, es decir, oponentes. Y gritos de terror y dolor se escucharon antes de que el equipo saliera de allí en busca de sus amigos.
…
Siguieron corriendo por sus vidas, Xiao intentó cerrarle el paso con su tierra control pero esa cosa era rápida y se escabullía por los pequeños espacios. Además, se le veía hambrienta.
—¡Sigue corriendo! —ordenó Iroh pero ya se estaban cansando, sentían que mientras más profundo iban menos aire había—. Esto… no es bueno, nos está faltando el aire.
—Entonces hay que abrir el lugar —sus ojos brillaron en su estado avatar y extendió sus manos para después golpear una pared, un nuevo camino se abrió, conectando con los demás pasajes. La sombra se acercó a ellos pero ella tomó a Iroh y se movieron rápido con su aire control hacia otro pasaje lejos. Ya fuera de su alcance cerró el pasaje y los demás dejando así atrás a ese espíritu maligno. Retiró el estado avatar y cayó al suelo exhausta.
—¿Estás bien?
—No… lo creo.
—La falta de sueño y de aire en este lugar te está cobrando factura. Ven, salgamos de aquí, esto claramente es una trampa, no una prueba —la ayudó a levantarse cuando escucharon algo en lo profundo de la cueva, para Xiao fue como una voz.
—¿Qué fue eso? —lo escuchó de nuevo, definitivamente había alguien al fondo.
—¿Escuchaste algo?
—Sí, una voz. ¿No lo oyes? —Iroh frunció el ceño concentrándose, entonces escuchó algo en el fondo, un eco apagado.
—¿Crees que sea buena investigar? —Xiao miró el oscuro interior, tenía sus dudas, pero si alguien necesitaba ayuda…
—Vamos. Movámonos antes de que venga esa cosa —los dos se adentraron a la cueva más y más sin saber lo que les aguardaba.
…
Dardos paralizantes fueron disparados desde las alturas pero Amarillys repelió la mayoría gracias a su abanico y tras moverse con gran agilidad contra sus oponentes que le servían como escudos al tiempo que los paralizaba. Enlai elevó una capa de roca y disparó varios proyectiles contra quienes les disparaban haciéndolos retroceder.
Un mar de fuego fue creadopor varios maestros pero Enlai creó una cúpula donde ellos pudiesen resguardarse y la cerró. Siguieron intentando por todos los medios recalentar su escudo sin poder ver que este había creado un túnel debajo que fue detrás de ellos sobre una colina. Silbó y usó su lava control para demostrarles lo que era en realidad una marea de fuego, se cubrieron cuando este endureció la roca de nuevo y de esta salieron largos picos que inmovilizaron a los maestros fuego en pequeñas prisiones y sin dañarlos del todo.
Mu corría esquivando bolas de fuego usando el entorno a su favor saltando e incluso usando las rocas para tumbarlas y que rodaran cuesta abajo.
A pesar de los enemigos el equipo Avatar seguía luchando, pero ¿por cuánto más? Enlai tomó a uno de los guerreros de un collar tan feo que no se pondría ni loco y lo jaló hacia él.
—Habla ahora, ¿dónde están nuestros amigos?
—¿Quieres saber la respuesta? —la voz a sus espaldas le hizo lanzar a un lado al sujeto y ver a Sadasi que como siempre portaba su máscara y capa oscura—. Ahora mismo deben ya ser alimento de mi sombra.
—¡Ja! Eso lo dudo —se burló con una media sonrisa. Sadasi le atacó con sus espadas pero Enlai no dudó en crear una ola de lava contra él, mientras más distancia mejor, o así fue hasta que lo vio elevarse gracias a una cuerda con gancho que salió de su brazo por algún artilugio y desde las alturas lanzó cuerdas que se enredaron en sus piernas y manos—. ¡Woah! —cayó al suelo y Sadasi cayó sobre de él dispuesto a cortar su cuello cuando una roca le golpeó desde arriba que lo dobló hacia atrás por su peso y tuvo que usar sus dos manos soltando sus espadas para sostenerla o caería en los restos de lava donde la punta de su capa ya se estaba quemando. Mu bajó de donde estaba, tomó a Enlai y lo subió a su lomo—. ¡Mu! ¡Retiro casi todo lo malo que he dicho de ti! ¡No sabes cuánto te quiero! —casi lloró de alivió.
Mu rodó los ojos y corrió hacia Amarillys que terminó de paralizar a tres guerreros.
—¡Amarillys! —gritó Enlai y ella al verlo atado preparó su abanico y dio un gran salto cayendo sobre Mu y desatando a su amigo—. Gracias.
—No me lo agradezcas.
Sadasi logró quitarse la roca y al verlos alejarse decidió activar su última trampa recogiendo espadas para guardarlas y sacando su pistola, disparando hacia una roca que servía como freno de un muro. El muro se abrió en dos y de este una cascada de oscura fue contra de ellos cayéndoles encima. Cuando todo terminó ellos estaban pegados a esa cosa que resultó ser un lodo tan pegajoso como la brea, no podían moverse y los tenían casi en el suelo.
Ananara se acercó al grupo y miró a Sadasi con ceño fruncido.
—¿Qué hacemos con ellos?
—Ya sabes qué hacer, no tengo por qué repetirlo —le dijo antes de darse la vuelta e irse.
—Enterada —dijo Ananara encendiendo una llama en su mano.
—¡Hey! ¿Es que no puedes hacer tú solo el trabajo pequeño tramposo? —gritó Enlai que estaba recostado de lado en el suelo con un brazo detrás—. Ya sabía que eras un gusano traicionero pero nunca pensé que fueses de los que no hacían por sí mismos el trabajo —Sadasi lo ignoró y siguió caminando—. Sino que dejas que otros más fuertes y mejor preparados que tú hagan el trabajo sucio por ti —la sacerdotisa arqueó la ceja y miró a Sadasi—. Y aun así aparentas ser el líder de todo ordenando a diestra y siniestra. ¡Wow! Me imagino que tu autoestima no es la mejor. ¿Qué? ¿De chiquito sufriste un complejo de superioridad? ¿Qué podías mandar a todos a tu antojo? ¿O es al revés y te trataron como la basura que eres? —esta vez tocó un nervio y se notó, ya que el asesino se detuvo y se dio media vuelta.
—Tienes una boca enorme —desenvainó su espada, un disparo no le daría la satisfacción—. Creo que antes de que te quemen vivo voy a cortarte la lengua.
—Oh. Ya veo. Lo siento viejo, pero está bien aceptar el pasado y decir: "Fui y sigo siendo una gran pila de basura". Te daría un abrazo pero no puedo levantar los brazos. Aunque debo decirte que esa actitud mandona y misteriosa oculta muy bien tus pequeños complejos.
Con cada palabra que decía Sadasi apresuraba su paso y la zancada era más larga. Con los ojos inyectados en sangre, dispuesto a cortarle la cabeza, al llegar hasta el límite del lodo dio un salto y cayó frente a Enlai anteponiendo su capa en el suelo para no pegarse también, no le importaba perderla, tenía más.
—¡Cierra la boca de una vez! —y cuando su brazo se movió, Enlai lo interceptó con el brazo que tenía detrás y así quedar unidos—. ¿Qué?...
—Uy sí, mentí sobre no poder usar mis dos brazos —usando su fuerza lo elevó y lo tiró al suelo, dejándolo atrapado con ellos y cerca de Amarillys—. Ama, ¿puedes mover algo?
—Una pierna.
—Con eso basta.
—¿Qué? —Sadasi vio como Amarillys elevaba su pierna y le daba una patada justo en la cara, rompiendo su máscara en dos, dejándolo con una expresión de incredulidad sobre el cómo cayó en su propia trampa con una provocación tan infantil. Su cara se puso tan rojo como el granate—. ¡No se quede ahí parada como una inútil! ¡Sáqueme de aquí! —ordenó a Ananara que se quedó quieta en su sitio.
—¿Por qué lo haría? Creo que me conviene que desaparezcas.
—¿Qué? El Higan-bana no te dará tu parte del trato si haces eso.
—El trato era que yo les daría como esclavos a los que se oponían a ustedes y así hacerme la reina de este lugar si te ayudaba a engañar a la avatar. Pero pienso que puedo aspirar a algo mayor. ¿Por qué quedarme en estas ruinas cuando puedo ser parte de algo más grande? Y no creo que el Higan-bana se moleste siquiera en preguntar qué fue de ti.
—Cuando salga de aquí, voy a destrozarte —amenazó furioso y Ananara lanzó una carcajada.
—He allí el detalle. No vas a salir de allí —le mostró una sonrisa torcida mostrándole la llama en su mano.
—La verdad no me sorprende esto — dijo Amarillys y Mu bramó como dándole la razón.
—En serio amigo, esa traición se veía a kilómetros —le dijo Enlai viéndolo retorcerse en el suelo para liberarse.
…
Con cada paso que daban el aire se volvía cada vez más escaso por lo que decidieron detenerse un poco.
—No entiendo… ¿qué es lo que podría estar aquí? ¿Uh? —algo rodeó su cabeza, era una burbuja de aire, otra burbuja rodeó a Karue y Xiao hizo lo mismo consigo misma.
—Esto sólo será temporal, así que démonos prisa —Iroh asintió y corrieron al fondo de la cueva hasta que lograron ver el final de todo ello. Iroh encendió una llama aunque este se extinguió casi al instante.
—Este lugar tiene tan poco aire que el fuego no puede subsistir.
—No te preocupes, yo tengo luz —ella se concentró juntando ambas manos y al abrirlas apareció una llama blanquecina.
—¿Qué es eso? ¿Energía control?
—No, es una llama espiritual. Mi abuelo me enseñó a hacerla para combatir a los malos espíritus —dejó ir la flama que se elevó como una luz y se encontraron con una cámara subterránea con dragones inconscientes—. Oh por todos los…
—¿Dragones? ¿Pero qué hacen aquí?
—No creo que estén aquí por voluntad —notó que las salidas habían sido bloqueadas—. Mira eso —le señaló.
—Los están matando poco a poco. Ven Xiao, ayúdame con…
Un chillido que les heló la sangre vino de atrás y al girarse ambos fueron golpeados con fuerza por Yuga que los separó. Iroh cayó a un lado con Karue que logró mantener su vuelo, Xiao en cambio cayó en el fondo con los demás dragones moribundos. La sombra chilló mostrando sus dientes e intentó bajar donde Xiao pero Iroh le atacó con sus espadas.
—No dejaré que te le acerques.
La joven había logrado mantener su concentración con respecto a las burbujas de aire pero la suya había disminuido considerablemente. Se levantó dispuesta a abrir los pasajes, si lo hacía más aire entraría y no sólo ellos podrían respirar mejor, sino también los dragones, los cuales tenían un pulso bajo, podía sentirlo. Con un grito abrió un pasaje usando su tierra control, luego otro. La sombra al percatarse de ello subió al techo, sin importar que la espada de Iroh le cortase, igualmente se regeneró.
—¡Xiao! —estaba tan distraída que no lo vio hasta que fue demasiado tarde. El espíritu destruyó el techo repleto de estalactitas y Xiao tuvo que reaccionar rápido para protegerse ella y los dragones, pero perdiendo con ello su aire bajo toda la roca—. ¡XIAOOOO!
Bajo el escombro abrió los ojos. Su burbuja de aire había desaparecido y sentía que se estaba ahogando poco a poco y necesitaba respirar. ¿Iroh estaría bien? ¿Saldría de allí con el aire que le quedaba? Esperaba que sí. La opresión en su pecho comenzó a ser dolorosa… ¿Iba a terminar así?
—¿Por qué te rindes ahora cuando no has hecho nada? —a su lado en medio de la oscuridad, vio los ojos brillantes de un dragón. ¿Este era otro sueño? ¿O era real?
—¿I-Iryu? —musitó con dolor y tosió. Sus pulmones no soportarían.
—Tu voluntad se ha vuelto fría —habló el dragón—. Es por eso que uno de los que habita en ti ha aprovechado para lastimarte y hacerte dudar —ella quería decir algo, pero no podía, llevó sus manos a su cuello y siguió mirando al dragón buscando respuestas a sus dudas—. Tu camino no es fácil, pero seguiste adelante, como un fuego que arrasa con todas las creencias de los demás. ¿Sabes por qué el fuego es el elemento del poder? Porque consiste en la fuerza irresistible y atemperada por la voluntad inquebrantable para realizar las tareas y deseos. La voluntad no es sólo cosa del avatar, sino de cada ser vivo. Dime entonces… ¿Tienes la voluntad de seguir? ¿O serás la cobarde que se quedó en medio camino?
Una mano cayó al suelo, no podía más, ¿ese iba a ser su final? De repente escuchó algo fuera, un grito… ¿era la voz de Iroh? Una lágrima cayó de su ojo. Nada había sido fácil hasta ahora y pasó por muchas cosas, pero lo de Hisara la había sacudido. Ese era el origen de todo pero ¿por qué?... Y casi en la inconsciencia lo supo.
Porque al final no fueron tan diferentes.
Hisara creía ser la avatar, Xiao sabía que era la avatar.
Hisara entrenó duro para compensar su pérdida, Xiao entrenó duro para compensar sus miedos.
Hisara fue cruel porque así se lo enseñaron, Xiao era gentil porque así se lo enseñaron.
Hisara quería cambiar el mundo, Xiao también quería cambiar su mundo.
Hisara había perdido a sus seres amados, Xiao también perdió a sus seres amados.
Hisara era fuerte, Xiao era fuerte.
Hisara tenía deseos, Xiao también tenía deseos.
Hisara hizo todo para cumplir con sus deseos, Xiao… ¿podría darlo todo como ella?
Sentía que caía en un pozo profundo, lento, suave, alguien la estaba jalando hacia abajo con sonrisa siniestra. Entonces sintió varias manos detener su caída, eran los avatares antes que ella.
—Ya has llegado hasta aquí. ¡No te atrevas a retroceder ahora! —regañó Kyoshi.
—Busca dentro de ti. ¡Sabes de lo que eres capaz! —exclamó Kuruk.
—Sigue el camino que has elegido, el camino que nadie ha elegido —instó Roku y Aang sonrió.
—Tu mayor fortaleza yace en tu voluntad. Y no estás sola. Nunca lo estarás.
La sombra que intentó hacerla descender desapareció cuando de la joven emanó una luz y poco a poco abrió los ojos viendo en su mente a su tribu, su abuela cocinando, sus tardes de té con su abuelo, el viaje con sus amigos, Mu consolándola, los amigos que había hecho en el camino, y también estaba la foto de sus padres y Hisara al final, sonriéndole como si le estuviese deseando suerte.
Y al abrir sus ojos estos brillaron en el estado avatar.
Afuera Iroh se quedó sin aire, tenía una cortada en su hombro y Karue se quedó a su lado brindándole el poco aire que tenía. Cuando Yugata le atacó, él le esquivó aguantando con el poco aire en sus pulmones y siguió atacando, pero pronto comenzaría a ver doble sino hacía algo rápido. De repente, las rocas que cayeron sobre los dragones se dispersaron y una de estas golpeó a la sombra. El lugar entero comenzó a caer en pedazos y el resto de los pasajes se abrieron creando grandes entradas y columnas de roca que se elevaron para aguantar el peso. Iroh vio a Xiao sobre roca y esta jaló todo el aire al interior de la cámara. Pronto el lugar era ya respirable, y no sólo para ellos. El primer dragón que abrió los ojos fue el mismo Iryu iluminando sus escamas carmesí y su lengua de fuego. Yuga salió de detrás de la roca sólo para ser recibido por una llamarada que le hizo gritar en un horrido chillido y huir por una de las cuevas. Los demás dragones se despertaron poco a poco.
—Al fin encontraste tu voluntad —habló con voz grave el dragón sin mover su boca y Xiao lo miró con una gran sonrisa.
—No la encontré. Sólo necesitaba recordar que seguía allí.
…
Afuera los maestros fuego habían rodeado a los intrusos y esperando la orden de su sacerdotisa. Enlai ya no podía usar su mano libre porque la tenía pegada a Sadasi y Amarillys ni Mu podían moverse.
—Oh, cielos… estamos perdidos —admitió con una sonrisa temblorosa en sus labios.
—¿Y entonces por qué sonríes idiota? —preguntó Sadasi furioso, intentando despegarse.
—Bueno… algo siempre pasa en estas situaciones, algo muy loco.
—¿Me estás tomando el pelo? ¿Qué podría evitar que nos rosticen?
La punta de una montaña se destruyó y fuego salió de esta. Pronto salieron no uno o dos, sino siete dragones furiosos contra los traidores que los dejaron encerrados en su sueño, rodeándolos y con Xiao y Iroh montados en Iryu siendo este el más imponente de todos.
—¡Ríndanse! ¡Tengo la fuerza de siete dragones enojados y no tengo miedo de usarlos! —gritó Xiao acompañada de un canto de Karue que voló alrededor. Todos los guerreros temieron, incluyendo a Ananara. Pero esta última vio a sus prisioneros y encendió su fuego.
—¡Atrévete! ¡Y tus amigos se volverán cenizas! —pero antes de siquiera acercar su fuego, Karue voló hacia a ella y en un segundo la pequeña ave absorbió el fuego y la golpeó dejándola de cara contra el lodo, incapaz de despegarse.
—¿Alguien más? —preguntó Iroh y todos se rindieron en el acto—. Espera un poco… ¿ese no es…? —señaló a Sadasi y Xiao se sorprendió tanto como él.
—Ya sentía que esa sombra me parecía familiar —pero de repente algo se movió entre las rocas. Yuga se lanzó sobre de Sadasi y en un movimiento este lo despegó veloz, liberándolo con violencia del agarre de Enlai, y desapareciendo entre las grietas oscuras.
—… ¡Eso me dio miedo! —gritó Amarillys con cierto repelús.
…
Encontraron en un templo a los guerreros que estaban a punto de entregar al Higan-bana y los liberaron. Arrestaron a los traidores que ahora ocuparían sus lugares en las celdas. Una mujer joven de larga cabellera recogida en dos coletas y un hombre bastante mayor de larga cabellera blanca y barba se acercaron a la sacerdotisa y la joven mujer le quitó el sombrero manchado de brea, llevándose consigo algunos mechos de su cabello.
—¡AUCH!
—Estarás encerrada el resto de tu vida por tus crímenes, Ananara —dijo el hombre mirándola con severidad—. No eres merecedora de portar esto—la joven le dio el sombrero pero al anciano arqueó la ceja.
—Cierto, mejor cuando lo limpiemos —propuso la joven y Ananara se revolvió furiosa, pero igual no podía zafarse del agarre de los guerreros que la tenían aprisionada.
—¡Era mi derecho! ¡Ya era hora de ocupar mi lugar! ¡El trono y el sacerdocio son míos! ¡Son…! —alguien le lanzó brea, siendo este Mu que pateó lo poco que le quedaba en la pata mientras lo limpiaban. Se le llevaron sin problema.
La mujer se acercó al grupo.
—Gracias por salvarnos de un terrible destino. Soy Esthen, gobernante de la tribu de Sol y él es Mardaquesh, el verdadero sacerdote. Les agradecemos mucho por habernos salvados, si hay algo que podamos hacer para pagarles.
—La verdad hay una cosa —dijo Xiao mirando a Iryu que no les había quitado la vista de encima—. Necesito aprender más sobre el fuego control y pido permiso al maestro que nos enseñe el verdadero camino —hizo una reverencia al dragón y este resopló.
—Aunque soy viejo para esto, sería un ingrato sino les enseñase. Pero les advierto, que mi entrenamiento es muy duro —Iroh también hizo una reverencia.
—Será un honor, maestro —sin notarlo, Enlai se inclinó un poco a la reina.
—Perdonen la indiscreción pero ¿tienen medicina contra quemaduras?
—Oh, sí. Siempre —asintió y el sacerdote gruñó a lo bajo.
—Mejor reviso cuánta medicina tenemos.
Algo les decía que el entrenamiento sería bastante ardiente.
…
Con toda discreción Adora y su padre siguieron a un grupo de tres chicos que se escabulleron por uno de los tantos túneles secretos, los cuales no eran tan secretos para los profesores y la familia del Avatar. Los vieron planear hasta la ciudad cercana y entrar a una vieja bodega. Bumi le instó a su hija a moverse junto con él y ambos salieron de sus escondites, aunque Adora golpeó sin querer una lata y cuando alguien se asomó por la puerta al escuchar el ruido, Bumi fue muy rápido en esconderse con su hija sin siquiera dejar una brisa de aire que le delatase. Era un experto en ello. Cuando la persona cerró la puerta, Adora y Bumi sobrevolaron el techo donde podía verse que habían puesto una tela y tablas sobre las ventanas. Aquello era raro a este punto, Adora temía que estuviesen haciendo algo ilegal y Bumi la tomó del hombro.
—Da un paso atrás.
Bumi usó su aire control, concentrándolo en su brazo a tal punto que cuando lo pasó por la tela y un par de tablas fue como una navaja silenciosa. Adora a veces se le olvidaba que su padre era un genio loco en el aire control.
—¿Qué crees que pase dentro?
—Vamos a averiguarlo.
Cuando retiró las tablas y la tela, fueron cegados y ensordecidos por unas luces de colores y música. Dentro se estaba llevando a cabo una fiesta a todo lo alto. Bebidas, comida, había de todo. Adora se sintió furiosa, no sólo porque esos chicos estaban haciendo algo que no debían sino que todo el tiempo se había montado una película en su cabeza.
—Una fiesta, pero se ve algo aburrida, en mis tiempos eran más salvajes… —al notar la mirada de su hija este se rectificó—. Ajum, quiero decir, que creo que lo mejor es dejarlos solos.
—Papá, ¿no vas a decirles nada?
—Por ahora déjalos que se diviertan, hablaré con ellos mañana. Con un poco de entrenamiento intenso de por medio. Pero es mejor que los dejes experimentar esto. No podemos forzar el camino del nómada a todos, hija mía. Y esto les servirá a escoger su camino.
—Eso es estúpido.
—Lo entenderás cuando crezcas. Por ahora… —bostezó con fuerza—. Vamos a casa, estoy exhausto y mañana hay que levantarse temprano. Adora se sintió desilusionada por todo ello, debido a que los espíritus estaban inquietos pensó que algo grave estaba pasando pero al final no era así. Suspiró pensando en lo ridícula que estaba siendo.
Se marcharon de allí sin más, y mientras más avanzaba la fiesta una figura se hizo presente en el escenario, siendo este Kazeki.
—¡Bienvenidos a la fiesta! ¡Celebremos por la nueva nación que levantaremos! ¡Una nueva era está por llegar! ¡Una era donde los maestros aire crearán el camino a la grandeza!
Todos gritaron al joven que elevó sus manos al cielo para que gritaran más fuerte. Algo grande estaba por venir y él iba ser quien dirigiera todo.
…
Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, acepto bebidas de temporada y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
