Los personajes originales de la "Saga de Crepúsculo" no me pertenecen, son propiedad de Stephenie Meyer y Summit Entertainment.

CAPÍTULO 1 - CURIOSIDAD

Desde el comienzo de su existencia, peleo con lo que se suponía debía ser; un monstruo con sed de sangre humana, viviendo entre sombras, con los de su clase, sin importarle la vida de cualquier ser vivo con tal de satisfacer sus necesidades.

Pero, él no quería eso; no, él deseaba más, mucho más. Cuando ataco a esa manada de ciervos, supo que su existencia no podía ser tan diferente a su antigua vida. Pelearía para reprimir sus instintos; sería un hombre, no una bestia.

En el trascurso del tiempo, aprovecho cada minuto para adquirir conocimientos y el poder de controlar su sed. Se convirtió en algo impensable para su especie, en un médico. Y aunque en el camino, conoció a vampiros de diferentes clases e ideales, no encontraba lo que buscaba; a un compañero de inmortalidad.

Todos se relacionaban con él, pero no compartían el mismo deseo de humanización, la sangre, era un obstáculo bastante grande. Incluso, en varias ocasiones, se planteó convertir a alguien; curiosamente, cuando surgieron oportunidades para hacerlo, las personas morían antes de siquiera cruzar palabra con ellas.

Claro, él anhelaba un compañero, pero no le arrebataría la vida así simplemente, como le ocurrió a él mismo.

O eso creyó, hasta que, durante su caminata nocturna en Forks; volteo al percibir un aroma indescriptible, que lo tentaba, que lo llamaba, pero no para invitarlo a su perdición, sino para encontrar lo que sería su nueva aventura.

Una chica de cabello marrón, largo hasta sus hombros; con piel clara que hacía juego con sus ojos color chocolate; vestía de forma casual. Estaba bajando de una camioneta bastante peculiar, saludaba a el jefe de policía del pueblo, Charlie Swan.

- Perdón papá, se me hizo tarde. - Así que era su hija, Carlisle no sabía que Charlie tuviese familia. Habían tenido una relación meramente profesional, pero ambos conocían ciertas cosas entre sí.

- No importa Bella, llegas a tiempo para cenar unas hamburguesas. - Al parecer, Charlie no le importaba que su hija estuviera algo tarde fuera de casa.

- Suena a una buena cena. - Sonrió, ambos entraron a su hogar.

Carlisle seguía de pie, frente a la casa de los Swan; nunca había tenido tanto interés de acercarse tanto a los humanos, más allá de lo clínico; por miedo a lastimarlos, a exponer su verdadera naturaleza, a sucumbir al deseo de la sangre.

Pero no podía evitar esa necesidad de explorar un poco más, quería acercarse a esa chica. Se regañó mentalmente, no podía llegar así porque sí. Por lo que, a regañadientes, se dirigió a su mansión.

Tantas décadas de trabajo arduo, que ahora podía disfrutar de lujos que otras personas no podían costearse; sin embargo, no tenía con quien compartirlas. Anteriormente, varios humanos intentaron acercarse a él, pero era solo por su apariencia. Su naturaleza le había dotado de herramientas para atraer presas, pero no quería alimento, quería experiencias.

Y por primera vez, no podía distraerse con la lectura de su biblioteca privada; en cada segundo pensaba en esa chica. Decidió escuchar música hasta que llegara el amanecer al ver el problema de concentración, y finalmente tomara su turno en el hospital; pero parecía que eso fue una mala decisión. Con cada melodía, recordaba el aroma que percibió, se imaginaba una y otra vez, la plática que tuvo ella con su padre; imaginando como sería una plática entre ellos, si se hubiese acercado.

Decir que era masoquista, era poco. Sabía que no podía acercarse a ella sin levantar sospechas. Es decir, todas las chicas que conocía actualmente en Forks, se le insinuaron en más de una ocasión, incluso, algunas fingieron estar enfermas, con tal de verlo; pero al final les dejaba en claro que no estaba interesado. Así que, hubo mujeres despechadas, esparciendo el rumor de que él… bueno… que le gustaba otro tipo de placeres; nada más lejos de la realidad.

- Siempre estuve solo, no debería extrañarme que pensaran esas cosas de mí. - Dijo dolido Carlisle.

No supo cómo, pero ya era el día siguiente; ya que, los rayos de luz hicieron acto de presencia en su casa.

Suspiro, sacando el oxígeno innecesario de sus pulmones; apago el tocadiscos y se dispuso a vestirse; teniendo la esperanza, de que, en el transcurso de su jornada, olvidaría a esa chica.

Se vistió con una camiseta color azul hielo; una corbata plateada; pantalones y zapatos negros; y su bata especial. Se dirigió a uno de sus vehículos, un Mercedes Benz S55 AMG; llevando consigo un maletín con artefactos médicos; un teléfono celular, en caso de que un paciente lo requiriera de emergencia; alguno que otro documento y dinero.

En el camino, condujo por donde era la casa de Bella, era una ridiculez para él, pero, tenía la esperanza de verla de nuevo. Solo percibió el aroma de ella y de Charlie; y aunque era tan poco, estaba satisfecho.

Cuando llego al hospital, fue directamente a su consultorio, tenía una agenda que cumplir; su secretaría lo recibió con un "Buenos días, señor Cullen" y le respondió el saludo. Pasaron un par de horas, nada fuera de lo normal, hasta que fue llamado a la sala de urgencias.

- Doctor Cullen a urgencias, doctor Cullen a urgencias. - Escucho la voz monótona de la enfermera por el altavoz. A paso relativamente rápido, se dirigió a donde lo requerían. Cuando abrió la puerta, el aroma de la sangre lo inundo; busco al paciente, y vio que era la persona que llevaba pensando desde anoche, Bella.

Se acercó con cautela, examinándola; tenía un corte en su antebrazo derecho. - Hola, soy el doctor Cullen. - De la camilla, tomo el tablero de registros médicos. - Señorita Isabella Swan. - Bella asintió. - Veo que tiene un corte muy feo. - Tomo con delicadeza su brazo. - Solo es superficial, voy a suturarlo, ¿Ok? -

- Vale. - Le respondió torpemente.

- Señorita Swan. - Comenzó Carlisle.

- Bella, mejor dígame Bella. - Le interrumpió.

Carlisle solo sonrió. - Bella, ¿Podría decirme como se hizo esta herida? - Pregunto mientras revisaba y desinfectaba la herida.

- Estaba limpiando la ventana de mi salón, al parecer presione demasiado y termine rompiendo el cristal. - Dijo avergonzada. - Soy un imán de accidentes andante.

Carlisle le dedico una mirada consoladora. - Tranquila, los accidentes ocurren. - Comenzó a cocer la herida. - Al menos, no fue tan grave. -

- Asuste a mis compañeros, a pesar de que no fue tan grave. - Respondió con ironía, pero con un tono de preocupación. - Sería mejor que le hable a Charlie, no quiero que se moleste por no avisarle lo ocurrido. -

El doctor no dijo nada más, realizando la sutura en silencio. De alguna manera, estaba feliz de tener a Bella de frente, pero se sentía extraño de que se debía por un accidente.

- Listo, sanara en menos de una semana. - Le sonrió a la chica. - Te daré medicamento para la inflamación y dolor, si sientes algo fuera de lo usual, ven de inmediato. - Saco un par de frascos, y una tarjeta con instrucciones de uso. - Si gustas, puedo darte mi número, en caso de que desees que te atienda de nuevo. -

-Por favor. - Le agradeció. - Será mejor tenerlo en caso de emergencia, a este paso terminare necesitándolo. - Se rió por sus constantes desgracias.

Carlisle anoto su número en un papelito. - Ven en una semana, para retirar los puntos. ¿De acuerdo? - Le indico educadamente.

Bella asintió. - Gracias doc. - Se levantó de la camilla, con falta de equilibrio, Carlisle noto eso y la sostuvo. - Gracias. - Le miro a los ojos. El chocolate y el dorado se conectaron. - Debo irme ya. - Tomo su mochila y se alejó de Carlisle, dejándolo encantado por su aroma.

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Gracias por leer el capítulo, me es de mucha ayuda. Cualquier review es bien recibido.