"Chico Bestia tiene razón, no podemos conservar a un Omega aquí". La reunión se llevaba a cabo en la sala de control, luego de unos minutos de tenso silencio desde la salida de su líder. Raven giró a Cyborg con una amarga sensación desde hace unas horas. "Nos meterá en problemas con la ley, más aún cuando lo evitó durante tanto tiempo".

"Sin mencionar lo que significaría para la prensa y el público en general si se enteran de un omega como héroe" Cyborg sentía la migraña llegar, estaban discutiendo los mismos puntos durante mucho tiempo y no llegaban a nada más de lo ya conocido y un bloqueo justo frente suyo.

Riesgoso, todo era riesgoso y aunque estas últimas horas todo se descontroló literalmente sabiendo que su líder, con quien convivieron durante tanto tiempo, de un día para el otro era un Omega fue una noticia convenientemente incrédula para cualquiera si ellos mismos no hubiesen visto las señales y la aceptación amparada por Robin, a quien por cierto, parece estar en negación de su casta el suficiente tiempo para no ser saludable.

Claramente no actuaron bien, Raven se encargó de empeorarlo sin querer al casi decirlo en medio de la calle luego de la batalla. Lo admitieron, Robin tenía suficiente razón para estar molesto por su desconsiderada deliberación en medio de un posible público.

Pero él también debió prever que tener la sospecha de un Omega en medio de su círculo podría afectar a los Alfas. Aún sin aroma, la característica sumisión la noche anterior basadas en sus movimientos corporales inconscientes ayudaron en su descontrol y error de exacerbada preocupación por confirmarlo.

Que Robin lo haga pero los sorprenda con un no bienvenido gruñido que los paralizó por un instante provocó hervir sus instintos, mismo que empeoró con el pensamiento de un Omega con deseos de someter o callar no fue un sabor agradable en el paladar de cualquier Alfa.

Aunque Raven y Cyborg no sean Alfas basados en sus instintos como lo haría un adolescente cualquiera, el solo pensamiento de haber seguido a un Omega durante todo este tiempo les revolvía el estómago. No tenían por qué, es cierto, pero sigue siendo un instinto básico el pensar no haber seguido a otro alfa o al menos un beta que podían reconocer con habilidades suficientes para hacer caso en la mayoría de los casos sin dudar. Sino a un omega, una criatura tan suave y sumisa, una casta que merece la protección absoluta de su manada.

Una herida al ego Alfa, eso debe ser.

La noche anterior sin descanso tranquilo los estaba afectando a estas horas. Pasaba del medio día y ningún integrante tenía el interés de llevar algo para comer. Robin se quedó encerrado mientras el resto sucumbía a la preocupación y estrés.

Chico Bestia se calmó lo suficiente como para continuar escuchando y aportando algunas ideas, Starfire se mantuvo callada con un conflicto interno visible para todos los presentes. Mientras Raven pareció recuperar su sentido neutral en la conversación acallando todo recuerdo de su error desde el día anterior, supo que hizo mal.

Cyborg solo deseaba contener sus pensamientos en el foco del problema, apartando el piquete de quién hablaban era un amigo.

"Robin se irá sí reconoce que esto nos causará problemas" murmuró la telépata, encorvada bajo su sombra. "Eso no significa que estará fuera de peligro. Y que nosotros lo notifiquemos corremos el riesgo de alarmar a la policía e interrogarnos la razón de no entregarlo, dudarían de nosotros".

"Presionar a Robin está fuera de discusión, se escapará y no cooperará en buscar una razón por su desaparición frente a la prensa. Posiblemente llamará la atención de Batman. No podemos asegurar si realmente él estaba o no en contra de Robin" masculló Cyborg, exhausto en su repaso de soluciones agotadas, con los dedos sosteniendo el puente de su nariz "Después de todo, Robin logró escaparse de Batman".

"O Batman lo dejó ir" Chico Bestia pronunció todavía oculto tras el abrazo de sus piernas juntas a su pecho.

"Robin podría escaparse de la policía de todos modos. Si de casualidad lo encuentran en nombre de civil".

"Y si lo obligamos… tendríamos que entregarlo con su nombre de civil. Tuvo una razón para proteger su casta, no quiero imaginar su identidad y pelear con él sería lo último que desearíamos sin embargo, posiblemente él lo haría, empeoraría su empeño de escapar".

En silencio, los ojos verdes apagados de cierta tamareana parpadearon, mirando la discusión de sus compañeros de equipo sin el deseo de intervenir en lo más mínimo, consiguió entender su preocupación y la razones detrás, pensando una y otra vez para convencerse en esas justificaciones, sin embargo, supo que ya no sentía tan superficial, no como en las noticias, ahora era tan cruda que pareció castigarla por pensar como los demás a la ligera. Se mordió el labio interior bajando la mirada, no podía soportarlo.

Casi hablaban de un animal…

Al otro lado de la habitación, Chico Bestia suspiró sonoramente, "Entregarlo como héroes reconocidos sin una razón clara de porqué un Omega escapó durante tanto tiempo y no tener a quien culpar por esa falta. Seremos igual de condenados, implícitamente" Se encogió por sus propias palabras. Desde muy pequeño fue educado como la mayoría e imaginar sufrir la mala reputación no sólo de sí mismo sino de héroes provocaba una extraña molestia de haber sido metidos en este lío.

"Todo llevaría a la mala imagen en confianza a los héroes que juraron obedecer así como luchan contra el crimen". Cyborg gruñó.

"De todas formas, si de milagro logramos entregarlo con nombre de civil y Robin escapa en medio de su traslado a Gotham, encendería las alarmas de la ciudad".

Como última carta lanzada, todos parecieron sutilmente desplomarse y hundirse en sus sitios. No acostumbraban crear planes, no al grado de querer llevar a un integrante del equipo tan habilidoso y terco como lo era Robin.

Reconocieron sus capacidades y lo admiraron desde un principio por haber tenido conocimiento y experiencia en el trabajo de héroes, pese a no tener superpoderes como ellos gozaban. Sin embargo, también lo hacía impredecible y muy astuto. Nunca hubiesen imaginado hacer algo cercano a obligarlo.

"Realmente estamos en problemas" Cyborg cruzó sus brazos, viendo de reojo el encogimiento temeroso de Chico Bestia y la mirada retraída de Starfire.

Ahora debían pensar con claridad, no hostigar a Robin como sucedió antes, al grado de desconocerlo en su totalidad, debían ser maduros con un problema de tal magnitud en sus manos y no actuar en sus instintos.

Una voz suave y dubitativa rompió la meditación depresiva conjunta.

"... Robin es nuestro amigo, nos guió como veterano de héroe y gracias a él pudimos establecer este equipo" Después de unos segundos, Starfire miró a ambos Alfas, presentando una imagen desconcertada y con tristeza en sus rasgos, finalmente apenada por no haber intervenido en la pelea contra Robin anteriormente. "Soy consciente que las castas de este planeta y que siempre significaron un problema que no logro entender del todo. Robin siempre me dijo que esa naturaleza no debería importar a nadie, lo comprendo mejor ahora". Ella miró sus puños cerrados, la impotencia temblaba sus brazos.

"¿Star-?" Chico Bestia elevó la mirada.

"Ser un Omega es ser un ser especial. Pese a mis comentarios anteriores, creo que es un poco cruel que se los lleven. Amigos ¿En verdad no dudarían en separarnos de Robin después de lo que sucedió anoche?". Ella miró a todos, con los ojos abiertos y esperanzados. Sabía que podría hablar contra paredes por las muchas veces que vio a Robin discutir de las castas anteriormente, pero se encontró con cada uno desviando la mirada con un reproche indistinto. Su corazón cayó. "yo no podría hacer eso aunque crean que sea lo correcto ".

"... Ese no es el punto, Star " Cyborg bajó los hombros, como si el peso de esa declaración diera paso a otra carga a su consciencia. Se inclinó a la Tamareana, con ojos pesados y palabras que bien podrían ser un autoconvencimiento más que una explicación para ella. "Como te explicamos, es una protección a su casta. Los protegen porque son especiales. Estar en el trabajo de héroe es riesgoso, bastante para un Omega. Las cosas por las que pasarían si el gobierno no fuese tan estricto serían horribles más que solo ser separados".

"Pero—".

"Es por su bien". Raven intervino, mirándola desde las sombras de su capucha sobre la cabeza, "Todos sabemos que esta sociedad se aprovecha de Omegas desprotegidos, hace bastante tiempo terminaban en cosas peores que no hacen falta mencionar hasta que se dio lugar a esta reforma. Que sea un héroe no cambiaría nada, aún si somos conscientes de sus capacidades como uno" Raven entrecerró los ojos. "Eso, incluso, podría ser peor para un Omega".

"¿Peor?" La tamareana negó, más para sí misma y sin responder por dolor. Se sentía aislada, no solo por ser un extraterrestre con diferentes culturas significativas, el tema de las castas la separaba aún más de la comprensión con sus amigos. Pero cualquiera sería consciente que alejarse de su familiar no es realmente algo que ella quisiera.

La sola idea de rechazar a Robin simplemente por su casta comenzó a dolerle. Especialmente ver a todos ideando casi de inmediato llevarlo.

"Incluso entre los héroes, la Liga responsabilizará a Batman por esto, posiblemente a nosotros también por no haberlo visto antes". Cyborg se mordió el labio inferior.

¿Acaso ellos olvidaron—?

"¿Se olvidan de quien hablamos es Robin, nuestro amigo?" Starfire soltó sin pensar. Callando los pensamientos altos de los demás.

Raven apretó los labios en una fina línea y Cy la miró como si la encontrase con otra cabeza añadida. Chico Bestia en cambio la miró confundido.

"Starfire… sabemos de tus esfuerzos de… comprender la cultura humana son incesantes, pero aún ahora sabes los riesgos que enfrenta un omega". Cyborg desvió la mirada de los atentos verdes, hablando con una amargura que no estaba ahí. "Siendo honesto, no quiero imaginar si alguno de los villanos se enterara antes que la sociedad de héroes".

Las imágenes donde Robin caía en manos de un villano congeló la sangre del equipo en silencio.

Starfire se encogió visiblemente, de repente, la alarma de aprovechar esta oportunidad quedó al frente de su mente, no era tan ignorante sobre lo que sucedió antes de la reforma, por más que quiera negarlo.

Chico Bestia se estremeció, arrugando el rostro.

"Los Omegas siempre fueron un tema muy sensible de tocar. No entiendo por qué él no ve el problema en el que nos metió" Murmuró Chico Bestia, abrazando sus piernas con mayor fuerza sobre el asiento, con la orejas caídas y el ceño fruncido oculto. Exhausto de repasar los problemas que enfrentan.

"Asomarse a tal riesgo de ser descubierto, de ser lastimado…" Cyborg negó con la cabeza, hundido en sus pensamientos, "No podemos dejarlo solo, pero no tenemos otra opción que llevarlo allí y evitar que otro alfa pueda descubrirlo. Solo aumentará el riesgo para todos".

Starfire bajó la mirada junto a su vaga esperanza y la cruda verdad que la golpeaba a la cara, siempre deseó apoyar la familia como equipo que formaron, sin embargo, acorde a la normalidad de la Tierra, esto debía ser lo correcto, se repitió a sí misma, por más que le duela y quisiera querer que esto era lo más seguro. Ella miró con grandes ojos verdes la dirección por dónde salió Robin, esperando el perdón de su persona por no apoyarlo, porque ninguno del equipo lo haría. Porque no podían, o eso deseaba creer.

En un instante se convirtió en "Omega" en lugar de su líder y amigo Robin. Cerró los puños con fuerza encima de su regazo, sintiendo la cadena de decisiones obligados como equipo a tomar, olvidando la amistad de hace bastante tiempo.

La apariencia conjunta de rostros infelices cubrió al equipo, aunque no por las mismas razones.

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Robin se encontraba inquieto, rondando en su habitación como un león enjaulado. Estaba agotado, emocionalmente deseaba desaparecer en ese instante. Culpaba a los aromas no lo dejaron descansar y esa sublime pesadilla lo mantuvo despierto todo este tiempo. Recordando la advertencia a su equipo, era un Omega, punto. Debía irse.

¿Por qué entonces todavía estaba en la Torre?

Nervioso al punto de ser molesto, sabía que ellos conversaban sobre el descubrimiento de uno con esa condenada casta, seguramente ideando una manera de llevarlo a ese lugar de protección.

No necesitaba ser protegido, no dependía de nadie y podía sobrevivir solo. Era competente, trabajó muy duro para que todos vieran eso, aparentemente no serviría de nada si tan solo saben su casta. Incluso como integrantes cercanos en amistad no parecen verlo más que uno categorizado por el segundo género. Esperaba no importarle mucho quien lo descubriera.

Cierto, aunque compartieron tanto tiempo como equipo él no quiso apegarse mucho, actuó como un líder calculador y a veces acompañándolos debido a las persistentes insistencias de la tamareana o Cyborg. No hablaba tanto como lo hacía como Richard, o como lo hacía en la Mansión. Esas discusiones con Batman lo afectaron más de lo que admitiría y, contrario a sus deseos, se estaba convirtiendo en ese hombre frío y desconfiado. Pero esta vez por motivos muy diferentes. Todavía podía recordar cada pelea que enfrentaba con ellos pero que nunca logró ser más que eso, una pelea resuelta horas después.

Era normal con un nuevo grupo de amigos que rondaban y vivían en un mismo lugar. Sin embargo, siempre surgieron dudas sobre su liderazgo metiendo al tema de ser el único sin poderes, era más común que sus choques con las castas que preferían evitar de ambos lados.

Desde hace bastante tiempo dejó de ser precavido, tomándolo personal los choques entre castas. Era increíble que todo ese esfuerzo de ocultarlo se desplome y no tenga oportunidad de negarlo, de alguna manera no lo hizo.

Aceptó ser de esa casta frente a ellos. Con palabras risibles de que no le importaba. Importaba, y mucho, fue la principal causa de su sobreesfuerzo en el entrenamiento y en el objetivo de ser un héroe sin poderes. Siempre admiró a Bruce por eso.

No escuchó hablar de Omegas en el circo y solo entendía los papeles de Beta y Alfa casi toda su vida. Tampoco es que hubiese habido interés en los Omegas cada vez más ocultos por sus manadas estos últimos años. Llegar a los trece y presentarse más temprano de lo normal fue un choque que puso fin a Batman y Robin.

Aparentemente, pocos meses después también lo hizo su relación entre el tutor multimillonario Bruce Wayne y el chico de circo, una simple causa benéfica, Richard Grayson.

Se tomó del rostro, en una disparidad de emociones predominantes de furia y desapego al mismo tiempo.

Todavía buscaba la razón de por qué seguía allí. ¿Por qué no salir de inmediato como lo hizo con Batman? Quedarse sonaba tonto e inútil.

Parece que él se apegó más de lo que ellos a él. No debía esperar nada de ellos, y aún así, quería creer lo contrario.

Sentado en su cama, elevó la mirada azul oculta tras la máscara a la pared repleta de trabajo de investigación al otro lado de la habitación. Dando un vistazo al desastre que hizo al amanecer, los muebles removidos y la mesa volteada con los papeles desbordados y amontonados en un desorden que le tomaría horas arreglar.

No acostumbraba a tener un desorden semejante, era incómodo y tedioso. Con un suspiro bajo, distrajo su atención reprochante hacia el objetivo de su cuarto. Ignorando el dolor punzante de los cortes en su nudillo bajo el guante, seguramente abierta, acomodó las cosas y los papeles esparcidos para apilarlos sin ánimo de clasificarlos por ahora. Arregló el destrozo del vidrio del baño, guardando la caja de primeros auxilios, recuperando poco a poco la sistematicidad de cada puesto pulcro de su habitación.

Tomando un último archivo, un nombre captó su atención. Entrecerró los ojos a través de la máscara de dominó antes de abrirlo. Ojeando, recordó que no había mucho, la actividad criminal no pasó de simples encuentros desde que su nombre fue revelado por Gizmo.

Slade.

Antes de todo este embrollo, recordó a este como uno de sus principales centros de su atención de detective. Algo en el sujeto le advertía que no era un simple villano. En especial los encuentros de su nombre durante las últimas semanas se hacían cada vez más frecuentes. Discrepando una vez más con sus amigos sobre su intuición de precaución de ese sujeto sin rostro, por ahora.

Salió de su tren de pensamientos cuando llamaron a su puerta, cerró el archivo dejandolo junto a los demás.

"¿Robin? ¿Puedes abrir?" Starfire habló suavemente, con palabras bajas e inseguras. Tambaleante añadió por tomar el silencio como respuesta "... Soy solo yo".

Robin movió la cabeza, esforzandose de salir de su tensión no prevista. Respiró hondo antes de permitir el deslizamiento de la puerta de metal, encontrando efectivamente a la tamareana sin compañía.

Starfire lo miró con leve sorpresa de encontrarlo de repente. Imaginando que sería más difícil un encuentro sin palabras o emoción. Balbuceó con una pequeña sonrisa forzada "¡Oh! Amigo Robin, seguramente querrás saber el acuerdo al que llegamos hace un momento. ¡Es algo muy positivo!". Quiso aplaudir con la tranquilidad refrescante que acostumbraba, esta vez su ánimo era más deducible con sus pies en el suelo y el rostro ceñido a la pena.

Antes de responder, ella tomó su brazo rápidamente y lo sacó del marco de la puerta de un jalón hacia los pasillos que Robin apenas logró poner sus pies bajo suyo, más sorprendido que tenso.

"¡Star—!"

"Es glorioso, amigo Robin. Sé que estarás de acuerdo también ".

No le creía, no le creía nada.

"Suéltame". Su voz era firme pero baja. Aunque el agarre de la tamaerana no lo lastimaba vió la mirada dudosa de ella por un momento, temblaba ligeramente y ocultaba su rostro dándole la espalda en esa posición de arrastralo hasta llegar al ascensor, dando zancadas en su imposibilidad de vuelo por sus emociones afectadas.

No registraba ningún aroma como los demás en ella, su falta de pertenencia a una casta siempre la hizo más difícil de ver bajo cualquier fachada. Por eso mismo, y su falta de conocimiento de este planeta lo hizo más apegado a ella. Siempre fue dulce y considerada por los demás, pese a ser más influenciada con la situación Omega como el resto. Robin no la culparía a ella ni a ninguno de sus amigos sobre cualquier decisión.

No…

¿Realmente quería esto? ¿Por qué no forcejeaba o luchaba para zafarse?

¿Por qué la sentía tan apenada y destrozada?

No detectaba su aroma emocional, ni siquiera en lo más mínimo, y una vez más, deseaba poder hacerlo.

Llegaron al ascensor, Robin la siguió en silencio luego de haber sido soltado y ella rehuyó su mirada estando al lado suyo.

El distinguible 'click' y el deslizamiento de las puertas a los costados obligó a ambos elevar la mirada.

El resto de los titanes esperaron el momento cuando Robin y Starfire se aventuraron para quedar en medio de la sala, quedando frente de la media luna reunida. La tensión podría ser visible, así como la desaprobación del más joven de todos, la pena de Starfire y la poca determinación de Cyborg y Raven.

Emociones no agradables revolvieron el estómago de Robin.

Cyborg pareció empezar luego de una mirada larga con Raven.

Exhalando profundamente, soltó la tensión de sus hombros tratando de distraerse con cualquier otra cosa antes de caer en Robin. Abrió la boca un par de veces, como un pez fuera del agua.

"Verás, Robin. Lo estuvimos hablando y llegamos al acuerdo en que no es necesario tu opción de irte de la Torre, o del equipo. Eres nuestro líder después de todo, y nuestro amigo. Yo- Nosotros estamos dispuestos a acogerte y prometemos proteger tu condición Omega" Cyborg no se atrevió a mirarlo directamente, vagó a través de él. "También lamentamos, como Alfas y amigos haberte presionado de esa manera".

Raven asintió, "No volverá a suceder, lo prometo".

Robin miró entre ellos, una y otra vez, ambos Alfas fingiendo verlo de frente. Ambos estaban avergonzados no cabe duda, pero creía que no concordaban con esas palabras.

Parecía existir una sombra de presión sobre cada uno, abrumadora pero no explosiva.

Giró a los restantes, como una búsqueda más clara a su emergiente desconcierto, Chico Bestia se encontraba encorvado, desvió la mirada descaradamente luego de mirarlo de reojo, molesto e intranquilo. Sutilmente acongojado según su aroma de cachorro.

Starfire se apartó de su lado poco después de llegar frente a todos, ella lo miró directamente con una sonrisa amplia pero significativamente más forzosa que le preocupó por un instante si sentía dolor de alguna herida abierta. Acorde a su personalidad brillante, debía serlo.

Sin pensarlo, Robin dio unos pasos atrás alertando al equipo pero no haciendo nada en represalia.

Viéndolos mejor, Robin pudo encontrar algo en común.

Resignación.