Fairy Tail no me pertenece, es propiedad exclusiva de Hiro Mashima, nuestro fabuloso troll favorito.
.
¿Por qué no?
.
Por puro instinto, cruzó sus piernas y dio vuelta a la página del libro, conteniendo el chillido de satisfacción en la punta de sus labios. Estaba llegando a una parte interesante de la historia, que la había hecho enojar mucho. Era un triángulo amoroso y, en esta ocasión, ella estaba de parte del que tenía menos posibilidades de ganar en la trama. Nunca perdió la esperanza, ya que Stanley era un hombre estupendo, carismático, guapo, amable y comprensivo. Era perfecto. Claro que el otro chico, el típico popular y conquistador que solo tenía ojos para la protagonista, también tenía su encanto. Aún así, su corazón estaba con Stanley desde el principio y ella lo alentaba a ganar ese triángulo amoroso. Y justo en la escena que estaba leyendo, Stanley tenía una oportunidad. Estaba emocionada esperando que su chico lograra un avance.
—Luce —llamó Natsu despacio, sentándose junto a ella y viéndola muy entretenida en el libro que tenía en la mano. No obtuvo respuesta y sus cejas se levantaron un poco, sorprendido—. Luce —subió su tono de voz ligeramente y la tocó con su hombro, buscando que le prestara atención.
—¿Ah? —respondió, levantando la mirada un momento y observando a Natsu muy cerca de ella.
—Te estaba llamando, quería decirte algo —murmuró, dejándose caer sobre la mesa sin quitarle la mirada a Lucy, con una expresión relajada.
—Te escucho —comentó, volviendo su mirada al libro y abriendo los ojos con sorpresa mientras seguía leyendo.
—Estaba pensando algo desde hace días. Creo que deberíamos casarnos —soltó con tranquilidad y esperó la respuesta de Lucy, que aún no lo miraba directamente.
—Claro, está bien, Natsu —se llevó la mano a la boca emocionada, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo. En la historia, Stanley se había declarado y se estaban besando, su pareja estaba ganando y eso la ponía muy feliz.
—Entonces, dejo lo demás en tus manos —mencionó sonriendo y asintiendo con satisfacción. Lucy giró levemente para verlo, antes de responder.
—Sí, yo me encargo —dejó el libro en la mesa aún emocionada por el capítulo que había leído. Luego reflexionó sobre lo que Natsu le estaba diciendo, y de repente se dio cuenta de lo que él había mencionado—. ¿Qué dijiste?—preguntó asustada, sin comprender qué estaba sucediendo.
—Que lo dejo en tus manos —repitió, extrañado por su manera de actuar.
—Antes de eso —pidió sudando frío al ver la seriedad en la cara de Natsu.
—Que deberíamos casarnos y tú aceptaste —añadió, volviendo a sonreír con confianza y cruzando los brazos detrás de su nuca.
—¡¿Casarnos?! ¡¿Cómo?! —gritó poniéndose de pie y retrocediendo algunos pasos.
—¿Qué te sucede, Luce? —se acercó a ella, sin dejar de mirarla, con una expresión claramente confundida en su rostro.
—¿Qué te sucede a ti? —dio vueltas en círculos, llevando sus manos a la cabeza en un gesto de preocupación —. ¿Cómo vienes a decir algo así de esta forma? —preguntó, mirándolo con una expresión de incredulidad, como si Natsu estuviera completamente loco.
—A mí nada, tú eres la que está actuando raro —respondió, llevando su mano a la barbilla en un gesto reflexivo, como si estuviera analizando el comportamiento de Lucy.
—Pero si tú eres quien dice que nos casemos de la nada —protestó, elevando la voz —. Primeramente, no estamos saliendo. Segundo, no puedes pedir algo así y tercero... —se detuvo un momento para tomar aire y tranquilizarse, había hablado de forma rápida y vehemente —. ¿Por qué nos casaríamos? —exigió una explicación, mirando a Natsu.
—Mmmm —respondió, cruzando los brazos y frunciendo el ceño en un gesto pensativo —. No creo que tenga algo de malo. En Edolas estamos casados y tenemos una hija —asintió con la cabeza, como si estuviera convencido de que eso zanjaba el debate.
—Eso no es una razón —acusó inmediatamente —. Es otro mundo diferente —completó, mirando a Natsu con una expresión acusadora.
—Bueno, en este mundo también. ¿Recuerdas nuestras versiones de Fairy Nail? Erza me dijo que ellos también eran pareja —dijo acercándose un poco a Lucy, quien aún estaba de pie sin moverse a varios metros.
—No tiene nada que ver. No somos nosotros —se defendió, cruzando los brazos y frunciendo el ceño, sin estar dispuesta a perder esa discusión.
—Es lo mismo, Luce. No hay que complicarse —dijo sonriendo con confianza y hablando de forma despreocupada.
—Es que no lo entiendo, Natsu. ¿Cómo llegaste a esa conclusión? Puede que lo que digas sea verdad en algún sentido, pero nosotros somos diferentes. Además, Natsu, ni siquiera estamos en una relación, así que no es posible que nos casemos —mencionó, frunciendo el ceño y sacudiendo la cabeza.
—Ah, ¿ese es el problema? —preguntó, inclinándose hacia adelante, creyendo entender lo que sucedía con Lucy.
—¿Te parece poco? —dijo, llevándose la mano a la nariz y masajeandola con una expresión exasperada, ese hombre era demasiado denso.
—Realmente, si. Salgamos entonces y problema resuelto.
—No es así, Natsu —suspiró profundamente buscando las palabras adecuadas para explicarle —. Mira, para salir con alguien, debes tener sentimientos verdaderos, no es algo que se puede hacer con cualquiera de manera casual. Es importante que haya una conexión emocional, confianza y respeto mutuo.
—Pero yo sí te quiero, Luce. También confío en ti y te respeto mucho. Por eso, siempre cierro los ojos cuando entro a tu habitación, por si acaso estás cambiándote o en ropa interior —confesó extrañado de que ella no supiera eso.
—Sé que me quieres, Natsu —respondió con una sonrisa melancólica —. Pero no de la forma que estoy tratando de explicarte. Quiero decir que hay diferentes tipos de amor, es algo diferente a él querer "entre amigos", es algo más profundo. Y por cierto, no deberías entrar a mi departamento sin permiso, idiota.
—¿Y cómo sería eso? —decidió sentarse esperando que ella le explicara mejor el asunto de los sentimientos.
—Bueno... —empezó, pensando cuidadosamente sus palabras —. Digamos que para ser una pareja, se debe amar de una forma que esa persona significa todo para ti. Que siempre esté en tu mente, y te sientas nervioso y emocionado al mismo tiempo cuando estás cerca de ella. Es importante sentirse cómodo y seguro a su lado, y sentir que tu corazón late fuertemente cuando está cerca tuyo.
—Comprendo —dijo, asintiendo lentamente con la cabeza —. Con más razón, me siento así contigo.
—¡¿Qué?! —exclamó, con los ojos abiertos de par en par y una expresión de shock en su rostro. Se sonrojó inmediatamente, su cara tornándose a un intenso rojo —. ¿Cómo puedes decir eso con tanta tranquilidad? —balbuceó, tratando de procesar lo que estaba escuchando.
—No es tan difícil —mencionó —. Es que quisiera que tuviéramos a Nasha también, estaba pensando que podría enseñarle mi magia y luego iríamos de misión, sería muy divertido —sonrió al decirlo.
Lucy se sonrojó aún más, sabiendo a lo que Natsu se refería. Le iba a dar algo, todo por culpa de Natsu y sus argumentos tan raros.
—¡No me estás entendiendo, Natsu! Es imposible que nos casemos de la nada y mucho menos tener una hija. No podemos saltarnos los pasos e ir directo a tener una familia.
—¿Por qué no?
—¡Porque hay muchos porque! Ni siquiera nos hemos tomado de la mano como una pareja, no nos hemos besado, ni una cita hemos tenido —se dejó caer sobre la mesa, derrotada, intentando hacerle entender. Guardó en sus labios el lamento de frustración que quería salir.
—¿Y qué? Podemos hacer todo eso, será como tú quieras. Siempre nos tomamos de la mano y una cita ¿No es cuando vamos a comer o te acompaño a la librería?
—¡No es así! —se quejó, pataleando y ocultando su rostro con sus manos, como si tratara de bloquear la frustración que sentía.
—Eres graciosa, Luce. No termino de entender todo lo que dijiste. Pero si quieres hacer todo eso antes de casarnos, por mí está bien. Solo quiero casarme contigo y que estemos juntos —dijo con una sonrisa, extendiendo su mano y buscando que ella la tomara.
Cuando Lucy subió su mirada para encontrarse con la de Natsu, lo notó bastante serio, hasta un poco nervioso. ¿Acaso Natsu se estaba sonrojando? Lo miró con atención, sin creer lo que veía. Pero luego, algo en su cabeza hizo clic. Comprendió que si bien Natsu no entendía sobre sus sentimientos por completo, sabía lo que quería. Y eso era estar con ella. Sería posible... se sorprendió al darse cuenta de que su corazón latía más rápido.
—¿Me quieres como más que... una amiga? —susurró muy nerviosa, sin apartar la mirada expectante de lo que Natsu respondería.
Natsu sonrió abiertamente antes de contestar.
—Claro, tu no eres solo mi amiga. Eres Lucy, debemos estar juntos, quiero que sea así.
Intentaba procesar lo que estaba sucediendo, tratando de entender cómo habían llegado a ese punto en el que Natsu le estaba declarando su amor y pidiéndole que se casara con él. Siempre había creído que Natsu era indiferente al amor, pero ahora él estaba frente a ella, sonriendo y esperando que ella tomara su mano. Sus piernas temblaban mientras intentaba ponerse de pie, pero su corazón latía con una mezcla de emociones.
Recordaba todos los momentos que habían vivido juntos y cómo, en algún punto, también había creído que debían estar juntos. Sin embargo, había desistido de esa idea debido a la actitud de Natsu. Pero ahora, todo había tomado un rumbo inesperado.
Sonrió antes de tomar su mano, confiaba en él más que en nadie. Era como si el destino los hubiera llevado a ese momento, y ella se sentía lista para enfrentar el futuro a su lado, tal y como siempre lo habían hecho.
—Vayamos poco a poco, ¿Te parece? —pidió sin dejar de sonreír, con una expresión tímida y levemente sonrojada por lo que estaba diciendo.
—Bien. ¿Y en cuanto tiempo tendremos a Nasha? —consultó con expectativa.
—Dije poco a poco —dijo de forma amenazante haciendo que Natsu se tensara.
—Lo tengo. Eres mala, Luce —se quejó haciendo un puchero. Y la jaló un poco para abrazarla.
—Debo serlo contigo, porque no comprendes algunas cosas —murmuró, correspondiendo el cálido abrazo, se sentía bien estando de esa forma —. ¿Cómo llegaste a esta conclusión? —preguntó, intrigada—. ¿Me refiero a cómo pensaste que querías que todo fuera así? —agregó, buscando entender la lógica detrás de la repentina disposición de Natsu para comprometerse en la relación.
—Fue por culpa de Happy, durante estos días me ha estado molestando. Me dijo que tú podrías encontrar a un novio y que ese hombre se casaría contigo. Yo le respondí que eso no podía ser posible, ya que tú y yo deberíamos estar juntos.
Soltó una risita al imaginar la escena, Happy hablando con Natsu, diciendo todo eso con su tono de voz y sus gestos característicos, y Natsu recibiendo el mensaje con una mezcla de molestia y confusión.
—Happy te puede engañar fácilmente. No deberías hacerle caso —aclaró con una sonrisa, jugando con el cabello de Natsu de forma tranquila.
Se preguntaba dónde estaría Happy en ese momento, pero luego un pensamiento cruzó por su mente y sintió un pánico repentino. Giró levemente, sin separarse del todo de Natsu, y su corazón se aceleró al encontrarse con múltiples miradas fijas en ellos. Había olvidado por completo que estaba en el gremio.
Ocultó su rostro en el pecho de Natsu. No quería ver a nadie, ni las sonrisas burlonas que había observado hace poco.
—¿Qué sucede, Luce? —preguntó extrañado por su comportamiento repentino.
— Estamos en medio del gremio —susurró, su voz apenas audible, su rostro ardiendo de vergüenza. Estaba mortificada de que todos hubieran presenciado su pequeña discusión y la forma tan pública en que habían aceptado sus sentimientos.
—Es cierto —respondió, mirando a su alrededor y dándose cuenta de que todos los estaban observando. También él se había olvidado de que estaban en el gremio.
Poco después, escuchó el inicio de una celebración y cómo algunos se acercaban a ella, haciendo preguntas una tras otra. No quería mirarlos, no quería enfrentar la realidad de la situación. Las preguntas se hicieron cada vez más incómodas, y hasta le pareció escuchar a algunos discutiendo la fecha de la boda de Natsu y ella. Se sentía abrumada, como si estuviera perdiendo el control de la situación. Se recordó mentalmente que debía dejar de perderse en el momento y empezar a pensar bien antes de responder.
Aunque esta vez, decidió dejarlo pasar. Había conseguido algo muy importante, el amor y la aceptación de Natsu. Subió su mirada y se topó con la sonrisa de Natsu, que aún irradiaba de felicidad. Negó con la cabeza. Luego, se volteó y sonrió, porque ella también estaba muy feliz. En ese momento, lo más importante era que ellos estaban juntos, finalmente.
.
.
.
.
.
.
.
Hola, hola
Esto es algo divertido y simple, siempre lo imagino de esa forma. La relación entre ellos es tan bonita, y al mismo tiempo ambos son tan lentos. ¿Mashima nos odia? Solo creo que juega con nosotros, sabe que es la pareja más esperada y le sigue alargando todo.
Hasta mientras sigamos imaginando y rogando que sean canon de una vez. Aunque en mi corazón ya lo son desde el primer capítulo.
Nos veremos muy pronto, tengo algunas historias en mente que planeo ir compartiendo durante los próximos días.
