Buenas aquí les dejo una adaptación de un libro que me gusto, los personajes de inuyasha no me pertenecen ni la historia ni los personajes del libro espero que les guste

Asesino de brujas

Libro 1

La bruja blanca

(La desgracia nunca llega sola)

Cap.6

El Anillo De Midoriko

Kag

Aun oía a los Chasseurs mientras corría por la calle mirando el lugar en que deberían haber estado mis pies, mis piernas y mi cuerpo.

No comprendían donde había ido.

Ni yo. Estaba atrapada en el techo y un segundo, el anillo de Midoriko había ardido en mi dedo. Por supuesto. En mi pánico, había olvidado lo que el anillo podía hacer. Sin detenerme a pensar, me lo quité y me lo metí en la boca.

Mi cuerpo había desaparecido. Escalar por la mansión con una audiencia y dos dedos rotos había sido difícil. Bajar con audiencia, dos dedos rotos y un anillo apretado entre los dientes, invisible, había sido prácticamente imposible. Dos veces había estado a punto de tragarme el anillo y una vez había estado segura de que un Chasseur me había oído al mover mis dedos rotos.

Sin embargo, lo había logrado.

Si los Chasseurs no habían pensado que era una bruja, si por algún milagro los guardias no habían hablado, ahora sin duda lo sospechaban. Debía ser cuidadosa. El chass de pelo platinado conocía mi rostro y gracias a la estupidez de Koga. También sabia mi nombre. Me buscaría. Otros muchos más peligrosos podían oír hablar sobre mu y comenzar a buscarme también.

Cuando estaba lo suficiente alejada como para sentirme a salvo, escupí el anillo. De inmediato, mi cuerpo reapareció mientras lo colocaba de nuevo en mi dedo.

-Buen truco -comento Gogo.

Me gire al oír el sonido de su voz. Estaba apoyada contra los ladrillos sucios del callejón, alzando las cejas, y señalo el anillo con la cabeza.

-Veo que habéis encontrado la bóveda de Tremblay. -Cuando mire hacia la calle, dubitativa, ella se rio-. No te preocupes. Nuestros musculosos amigos azules están dando la vuelta a la mansión de Tremblay, ladrillo por ladrillo, demasiados ocupados buscándote como para hallarte.

Me reí, pero me detuve enseguida y miré el anillo maravillada.

-No puedo creer que realmente lo hayamos encontrado. Las brujas montarían un escándalo si supieran que lo tengo.

Gogo siguió mi mirada, frunciendo levemente el ceño.

-Se lo que el anillo puede hacer, pero nunca me has contado porque las de tu clase lo veneran. Sin duda hay otros objetos más, no sé, ¿poderoso?

-Es el anillo de Midoriko.

Ella me miro inexpresiva.

-Eres bruja. -Le devolví su mirada confundida-. ¿No has oído la historia de Midoriko?

Puso los ojos en blanco antes de responder.

-Soy una roja, en caso que lo hayas olvidado. Discúlpame por no aprender las supersticiones de tu culto. ¿Era pariente tuya o algo así?

-Bueno, si -dije con impaciencia-. Pero ese no es el asunto.

En realidad, ella esa solo una bruja solitaria que se enamoró de un caballero.

-Suena encantador.

-Lo era. Él le dio este anillo como promesa de matrimonio…

Pero luego, murió. Midoriko estaba tan devastada que sus lágrimas inundaron la tierra y crearon un nuevo mar. Lo llaman L Eau Melancolique.

-Las Aguas Melancólicas. -Gogo alzo mi mano; su desprecio desapareció y se convirtió en admiración reticente mientras inspeccionaba el anillo. Lo quite de mi dedo, lo coloque sobre mi palma y la extendí hacia ella. No lo tomo-. Que nombre tan hermoso y terrible.

Asentí, sombría.

-Es un lugar hermoso y terrible. Cuando Midoriko termino de llorar todas sus lágrimas, lanzo el anillo al agua y luego, se ahogó.

Cuando el anillo salió a la superficie, estaba embebido de toda clase de magia…

Las voces estridentes resonaban en la calle y deje hablar abruptamente. Un grupo de hombres paso a nuestro lado, cantando una canción fuerte y desafinada. Nos hundimos más en las sombras. Cuando sus voces desaparecieron, me relaje.

- ¿Cómo has escapado?

-Por una ventana. – Ante mi mirada expectante, sonrió con picardía-. El capitán y sus secuaces estaban demasiados ocupados contigo para notar mi presencia.

-Pues, de nada, supongo. -Fruncí los labios y apoyé el cuerpo en el muro, junto a ella-. ¿Cómo me has encontrado?

Ella alzo la manga. Una telaraña de cicatrices cubría sus brazos y muñecas y un corte fresco en su antebrazo aun supuraba. Una marca por cada vez que había usado magia. Por lo poco que Gogo me habría enseñado sobre las Dames rouges, sabía que su sangre era un ingrediente poderoso en la mayoría de los encantamientos, pero no lo comprendía. A diferencia de las Dames blanches, no obedecían a ninguna ley o regla. Su magia no exigía equilibrio. Podía ser salvaje, impredecible… y algunas de las de mi clase incluso la llamaban peligrosa.

Pero había visto lo que eran capaces de hacer. Malditas hipócritas.

Gogo alzo una ceja ante mi pregunta y froto un poco de sangre entre sus dedos.

- ¿De verdad quieres saberlo?

-creo que puedo suponerlo. -Suspire, deslice el cuerpo contra la pared hasta sentarme en la calle y cerré los ojos.

Ella hizo lo mismo y apoyo la pierna contra la mía amistosamente. Después de unos segundos de silencio, me empujo con la rodilla y abrí un ojo a la fuerza. Los suyos estaban extrañamente serios.

-Los guardias me han visto, kag.

- ¿Qué? -Moví el torso con brusquedad hacia adelante, ahora con los ojos abiertos de par en par-. ¿Cómo?

Se encogió de hombros.

-Me he esperado cerca para asegurarme de que escaparas. En realidad. He tenido suerte de que fueran guardias. Han estado a punto de mearse cuando han comprendido que era una bruja. Ha hecho que fuera más fácil bajar por la ventana.

Mierda. Mi corazón se hundió en tristeza.

-Entonces, los Chasseurs también lo saben. Es probable que ya estén buscándote. Tienes que salir de la ciudad lo antes posible: esta noche. Ahora. Avisa a tu tía. Ella te encontrara.

-Ahora también estarán buscándote. Aunque no hubieras desaparecido sin dejar rastro, saben que has conspirado con una bruja. -Inclino el cuerpo hacia adelante y rodeo sus rodillas con los brazos, haciendo caso omiso de la sangre en su brazo. Se mancho de rojo la falda-. ¿Cuál es tu plan?

-No lo sé -admití-. Tengo el anillo de Midoriko. Tendrá que bastar.

-Necesitas protección. -Suspirando, tomo mi mano sana con la suya-. Ven conmigo. Mi tía…

-Me matara.

-No lo permitiré. -sacudió la cabeza con vigor y los rizos que rodeaban su rostro rebotaron-. Sabes lo que ella piensa de la dame des sorcieres. Nunca ayudaría a las dame blanches.

Sabía que era mejor no discutir, así que, en cambio, suspire intensamente.

-Otros lo harían. Sería solo cuestión de tiempo que alguien de tu aquelarre me apuñalara mientras duermo… o me entregara a ella. Los ojos de Gogo brillaron.

-Le cortaría la garganta.

Sonreí con renuencia.

-Mi propia garganta es la que me preocupa.

-Entonces, ¿Qué? -me soltó y se puso de pie-. ¿Volverás al soleil et Lune?

-Por ahora. -Me encogí de hombros como si estuviera relajada, pero el movimiento fue demasiado rígido como para ser convincente-. Nadie más que Koga sabe dónde vivo allí y él ha logrado escapar.

-Me quedare contigo.

-No. No permitiré que te quemen por mí.

-Kag…

-No.

Resoplo con impaciencia.

-De acuerdo. Es tu pellejo. Solo… Al menos deja que te cure los dedos.

-No más magia. No esta noche.

-Pero…

-Gogo. -Me puse de pie y tomé sus manos con dulzura, las lágrimas ardían en mis ojos. Ambas sabíamos que ella estaba haciendo tiempo-. Estaré bien. Son solo un par de dedos rotos. Vete. Ten cuidado.

Sorbio su nariz, inclinado el rostro hacia atrás en un esfuerzo débil por contener las lágrimas.

-Solo si tú lo haces.

Nos abrazamos brevemente. Ninguna estaba dispuesta a decir adiós. Las despedidas eren definitiva y nosotras nos veríamos de nuevo algún día. Aunque no sabía cuándo o donde, me aseguraría de que así fuera.

Sin decir otra palabra, ella me soltó y se fundió con las sombras.

Ni siquiera había salido del callejón cuando dos siluetas grandes se interpusieron en mi camino. Maldije mientras me empujaban con brusquedad contra la pared del callejón. Hiten y Manten. Por supuesto. Aunque intente resistirme, fue en vano. Ellos superaban mi peso por muchos kilos.

- ¿Cómo has estado, Preciosa? -Hiten me miro de modo lascivo. Era más bajo que Manten, tenía la nariz larga y angosta y demasiados dientes estaban su boca, amarillos, rotos e irregulares. Sentí nauseas por su aliento y me aparté, pero Manten hundió su nariz en mi cabello.

-Mmm. Hueles bien, Kag Kag. -Golpe su rostro con mi cabeza como respuesta. Su nariz crujió y trastrabillo hacia atrás mientras maldecía violentamente antes de sujetar mi garganta-. Zorra…

Patee su rodilla y golpee el estómago de Hiten con el codo al mismo tiempo. Cuando me soltó, corrí hacia la calle, pero el sujeto mi capa en el último segundo. Perdí el equilibrio y aterricé sobre los adoquines con un golpe doloroso. El me dio una patada en el estómago y me mantuvo allí con la bota sobre mi columna.

-Danos el anillo, kag.

Me retorcí debajo de el para hacerlo caer, pero el empujaba su pie contra mí con fuerza. Un dolor intenso recorrió mi espalda.

-No tengo… -Se agazapo antes de pudiera terminar la frase y golpeo mi rostro contra el suelo. Mi nariz crujió y la sangre lleno asquerosamente mi boca. Me ahogué con ella, veía destellos e hice un esfuerzo por mantenerme consciente-, ¡los guardias nos han descubierto, imbécil! -La desagradable comprensión cobro forma-. ¿Habéis sido vosotros? ¿Nos habéis delatado, bastardos? Manten rugió y se puso de pie, aun sujetando su rodilla. Su nariz bulbosa sangraba sobre su mentón. A pesar del dolor cegador, el placer vengativo recorrió mi cuerpo. Sabía que no era buena idea sonreír con suficiencia, pero era muy difícil contenerse.

-No soy un soplón. Regístrala, Hiten.

-Si me tocas de nuevo, te juro que arrancare tus malditos ojos…

-Creo que no estas en posición de amenazar a nadie, kag kag.

-Hiten tiro de mi pelo, lo que expuso mi garganta, y acaricio mi mandíbula con un cuchillo-. Y creo que me tomare mi tiempo para registrarte. Cada hueco y hendidura. Podrías estar ocultándolo en cualquier parte.

Un recuerdo salió a la superficie con claridad cristalina.

Mi garganta contra un lavabo. Todo blanco.

Luego rojo.

Explote debajo de el en una vorágine de extremidades, uñas y dientes, arañe, mordí y patee cada parte de él que pude alcanzar. El retrocedió con un grito, su daga me hizo daño en el momento, pero no sentí el corte mientras me apartaba a un lado. No sentía nada: el aire en mis pulmones, el temblor en mis manos, las lágrimas en mi rostro, no me detuve hasta que mis dedos hallaron sus ojos.

- ¡Espera! ¡por favor! – El los cerro a la fuerza, pero continue ejerciendo presión, colocando mis nudillos debajo de los parpados y dentro de la cuenca de sus ojos-. ¡Lo siento! Te… ¡Te creo!

- ¡Para! -Los pasos de Manten resonaron a mis espalda-. Para o te…

-Si me tocas, lo dejare ciego.

Sus pasos frenaron abruptamente y Oi tragar.

-Solo… danos algo a cambio de nuestro silencio, kag. Algo por las molestias que hemos tomado. Se que le has robado más que un anillo a ese idiota.

-No tengo que daros nada. -Retrocedí despacio hacia la calle, mantuve una mano firme presionada en el cuello de Hiten. La otra continuaba incrustada en sus ojos. Con cada paso, la sensibilidad regresaba a mis extremidades. A mi mente, mis dedos rotos gritaron.

Parpade rápido, trague bilis-, no me sigáis o terminare lo que he empezado.

Manten no hizo movimiento alguno. Hiten gimoteo. Cuando llegue a la calle, no vacile. Lance a Hiten hacia los brazos extendidos de Manten, gire y hui hacia el Soleil et Lune.

No me detuve a contener la hemorragia o a arreglarme los dedos hasta estar a salvo bajo las vigas del teatro. Aunque no tenía agua para limpiarme la cara, desparrame la sangre hasta que la mayoría quedo impregnada en mi vestido en vez de mi piel. Ya tenía los dedos tiesos, pero mordí mi capa y, de todos modos, coloqué los huesos en su lugar, usando un fragmento de varilla de un corse descartado como férula.

Aunque estaba cansada, no podía dormir. Cada ruido me asustaba y el ático estaba demasiado oscuro. La ventana rota por la que había entrado permitía la llegada de la luz de la luna. Me acurruque debajo e intente ignorar el latido en mi rostro y mi mano. Por un instante pensé en subir al techo. Había pasado muchas noches allí, por encima de la ciudad, ansiando sentir las estrellas en mis mejillas y el viento en mi cabello.

Pero no esa noche. Los Chasseurs y los guardias aún estaban buscándome. Gogo se había ido y Koga me había abandonado ante la primera señal de problemas. Cerré los ojos, miserable. Que podrido desastre.

Al menos, había conseguido el anillo… y ella aun no me había encontrado. Ese pensamiento me dio el consuelo suficiente para conciliar un sueño incomodo después de un rato.

Continuara…

Pd:

Gracias por seguir leyendo esta historia y dejándome Reviews x) así me animan a seguir subiéndolos

Cada vez que subo un cap. Ya tengo el otro listo para la sig semana xD aunque el sig cap va estar un poco corto

Reviews?