La fecha de destino había cambiado. No había salido según el plan. Trunks debía aterrizar tres años antes de la llegada de los androides, el mismo día de la llegada de Goku a la tierra. Pero no había resultado así. La máquina había aterrizado apenas un año antes de la invasión. Por desgracia, era consciente de que no podía permitirse hacer otro viaje... tenía que seguir el plan B.

Se encaminó directamente hacia el que habría sido su segundo hogar si las cosas hubieran sido distintas. La corporación capsula era un gran edificio, imposible de pasar por alto. Estaba muy nervioso, pero sabía que debía actuar, para evitar que el mundo en el que había vivido se mantuviese como una realidad inmutable. Se dirigió a recepción y tosió para indicar su presencia.

_ Disculpe, necesito hablar con Bulma, por favor.

_ ¿Tiene cita?

_ No, pero es muy importante. Verá, somos familia.

_ Disculpe, señor... pero si no tiene cita no puede atenderle, y menos estos días.

_ ¿Estos días?

_ La presidenta está enferma. Ni siquiera está en el edificio.

_ Comprendo. Muchas gracias por su ayuda.

Trunks abandonó el edificio y se encaminó hacia la vivienda de Bulma. Suspiró, porque aquel había sido su primer hogar, y volver a verlo en pie lo llenaba de un gozo extraño. Se acercó a la puerta y esta se abrió sola. Bulma se encontraba al otro lado, y se le quedó mirando fijamente cuando le vio.

_ Hola... _ Saludó. Estaba confusa. _ ¿Puedo ayudarte en algo?

_ Es un poco complicado. _ Trunks se llevó la mano a la nuca. _ Deberías sentarte... es una larga historia.

_ Está bien... _ Bulma le miró con suspicacia. _ Te traeré un té y me lo cuentas.

Fue bueno que se sentara. Porque Bulma, decididamente, no estaba preparada para toda esa avalancha de información. Se quedó un par de segundos en completo silencio, mirando al infinito, antes de emitir un largo y sonoro suspiro.

_ Entonces... ¿Qué día dices que es tu cumpleaños?

_ El uno de Junio.

A Bulma se le escapó una risa nerviosa.

_ Supongo que la buena noticia es que no estoy enferma... _ Apretó el puño. _ Vegeta se va a desmayar cuando se entere...

_ ¿Vas a contarle todo?

_ Sólo lo que necesita saber. _ Dijo Bulma. _ Sobre esa enfermedad de Goku que comentaste...

_ Tengo su medicina, justo aquí. _ Dijo, colocándola sobre la mesa. _ Es importante que la tome en cuanto note síntomas.

_ Me ocuparé. _ Bulma se guardó el frasco en el bolsillo. _ Ahora, quiero que me expliques algo más sobre esos Androides. Su aspecto, su origen… Todo lo que sepas.

Fue una tarde muy larga. Trunks le contó a su madre todo lo que sabía, todo sobre los androides y sobre la vida que había vivido. Y Bulma le escuchó atentamente, tomando notas muy concentrada.

Cuando Trunks terminó de hablar, sintió que se quitaba un peso de encima. Bulma cerró la libreta, la dejó en la mesa junto con el bolígrafo, se acercó y le dio un abrazo.

_ No te preocupes, Trunks… yo me ocuparé de todo. _ Le susurró. _ Puedes confiar en mí.

_ Eso lo tengo claro, mamá. _ Trunks sonrió. _ Supongo que yo ya he hecho mi parte... Debería volver, ya he hecho de más.

_ Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, Trunks, esta es tu casa.

_ Te lo agradezco, pero, debo volver. _ Se sonrojó. _ Ahora ya lo sabes todo.

Bulma se quedó en silencio, tranzando líneas en su cuaderno de notas muy concentrada y consultando cosas con su ordenador durante horas hasta que la puerta de la casa se abrió. Cuando Vegeta solía verla concentrada de esa forma, no solía molestarla de la misma forma en la que ella respetaba sus entrenamientos, pero esta vez fue ella la que detuvo su trabajo y se acercó a él.

_Vegeta... necesito que hagas algo por mí... es importante.

El Saiyan se mostró visiblemente sorprendido. Una de las cosas que más le gustaba de Bulma es que era, y con diferencia, la persona más autosuficiente que había conocido nunca. Jamás le pedía nada, y mucho menos con ese tono de circunstancia.

_ ¿De qué se trata? _ Preguntó.

Vegeta trató de mantener la fachada orgullosa que le caracterizaba, pero cuando estaba a solas con Bulma le resultaba muy complicado.

_ Necesito poner esos músculos tuyos a trabajar... ¿Destrozarías algo por mí?

_ Hasta que no quede ni rastro. _ Vegeta sonrió. _ ¿De qué se trata?

_ Te lo cuento por el camino. _ Le dijo, mientras se dirigía a su garaje.

Cuando la nave despegó, fue cuando Bulma se atrevió a sincerarse. Sabía que los androides del futuro y la destrucción del mundo era lo menos que iba a interesar a Vegeta. Fue cuando le habló de Trunks cuando Vegeta se quedó ligeramente en Shock, justo cuando Bulma temía.

_ No sé si estabas preparado para esto cuando... bueno, cuando empezamos a tener lo que tenemos. _ Bulma estaba tensa, genuinamente preocupada por la reacción de Vegeta.

_ Estoy seguro de que será un gran príncipe... _ Susurró él, sin mirarla a los ojos. _ Tiene una gran madre.

_ Y su padre también lo es... aunque le cueste admitirlo.

Vegeta elevó la vista y finalmente miró a Bulma, ambos sonrieron en silencio. Bulma sabía bien que el Saiyan siempre tenía problemas para hablar de sus sentimientos o reconocerlos, incluso los más evidentes. Pero ella comprendía sus pocas palabras y podía ver a través de su armadura.

_ Entonces... dices que debemos destruir a esos Androides para evitar que nos maten en el futuro. _ Vegeta sonrió de lado. _ Es una pena, seguro que eran rivales formidables...

_ Si estás pensando en dejarlo correr para enfrentarte a ellos... _ Bulma le miró, severamente.

_ Me conoces bien, sabes que se me ha pasado por la cabeza... pero no te puedo decir que no cuando me lo dices de esa forma.

Descendieron del vehículo y Vegeta empezó a andar, siguiendo a la dama de pelo azul con la certeza de que sabía a donde iba.

_ Cuando Trunks me explicó lo ocurrido con el ejército del lazo rojo, estuve repasando sus actividades financieras y encontré unos recibos que indicaban que habían comprados unas excavadoras que estuvieron trabajando por esta zona, en un solar que habían comprado.

_ ¿Y es ahí donde estaría el laboratorio que estabas buscando? _ Asumió Vegeta.

_ Sí, por esa zona. _ Dijo, señalando con el dedo.

_ ¿Puedes apartarte un poco a la izquierda?

_ Eh, sí... _ Bulma dio un par de pasos en esa dirección. _ ¿Por qué...?

Antes de que Bulma terminase de razonar lo que tenía que haber imaginado que iba a ocurrir, Vegeta adelantó la mano derecha y un estallido de luz azul cegó a Bulma cuando una potente bola de energía emergió de dicha mano, golpeando la montaña y haciéndola añicos.

Bulma iba a reprochárselo, cuando el Saiyan emitió un gruñido y señaló él mismo.

_ Mira, ahí está el laboratorio. _ Alargó la sonrisa. _ ¿No me habías traído para eso?

_ Podrías haberlo destrozado todo. _ Expresó Bulma, visiblemente enfadada.

_ Creía que veníamos a destrozar a esos androides.

_ Pero no de esa manera. Hay mucho que puedo averiguar de esa tecnología y cómo usarla para bien.

_ Muy bien, hagámoslo a tu manera. _ Bulma aceptó eso como lo más cercano que iba a conseguir a unas disculpas por su parte y suspiró.

_ Llévame. _ Dijo Bulma, sonrojada.

_ ¿Disculpa?

_ Que me lleves en brazos. _ Dijo, sin mirarlo. _ No me lo hagas repetir…

Vegeta sonrió con suficiencia mientras la tomaba en volandas y la llevaba hasta el laboratorio. Bulma se quedó en silencio cuando comprobó que había dos androides ya en el suelo, hechos pedazos. Los observó con curiosidad.

_ Estos no son los androides que describió Trunks.

_ ¿Eso es un cerebro? _ Preguntó Vegeta.

Bulma se quedó en silencio, observando los restos de un androide que parecía haber tenido un cerebro humano conectado a su chasis. La peliazul se inclinó a su lado, con la expresión congelada al ver los restos del cerebro esparcidos por el suelo.

_ Entonces, no son androides mecánicos sin más… _ Susurra. _ Vegeta… debo acceder a los archivos… vigila. Apenas veo nada, está a oscuras y has destrozado las bombillas.

Vegeta alargó la sonrisa, concentró su ki y, Bulma se quedó en completo shock cuando toda su aura se iluminó al tiempo que su cabello se teñía de rubio. Decididamente, Bulma podía ver absolutamente todo en la estancia después de aquello.

_ Quizá no sea el uso más apropiado de las capacidades de un legendario Super Saiyan, pero cumplirá el objetivo.

Bulma dejó escapar una risa.

_ ¿Qué es tan gracioso?

_ Has estado esperando el momento para enseñarme eso, ¿Verdad? _ Sonrió ella. _ Pero debo decir que sí… es imponente…

Ella se acercó y le puso la mano en el pecho.

_ Y decididamente estás más guapo que Goku. _ Vegeta se tensó, Bulma sabía que había tocado un tema sensible. _ Veamos que hay en estos archivos.

Vegeta se quedó en silencio observando cómo Bulma revisaba el ordenador, vagando la mirada por la sala, hasta encontrarse con dos grandes cápsulas.

_ Creo que estos son los Androides de los que hablabas.

_ ¿Están numeradas las cápsulas? _ Preguntó Bulma, sin dejar de teclear.

_ Número 17 y 18.

_ Sí, tengo acceso a los archivos, este programa es un desastre, creo que puedo recompilarlo… Oh, esto es horrible.

_ ¿De qué se trata?

_ Estos androides también eran personas. Les hizo esto contra su voluntad… les ha programado con una única directriz y los ha convertido en máquinas de combate.

_ ¿Una directriz?

_ "Matar a Goku" _ Bufó Bulma. _ Simple pero efectivo a sus ojos… aunque esto no impidería que se volvieran en su contra… el Doctor Gero no parecía ser tan inteligente como creía.

_ ¿Qué propones? Nadie va a derrotar a Kakarot salvo yo.

_ Voy a hacer unos ajustes. Tengo una directriz bastante más apropiada.

_ ¿De qué se trata?

_ Proteger a la familia Briefs. _ Sonrió, mientras tecleaba. _ Escucha, le prometí a Trunks que los destruiría, pero... no puedo matarlos sin son personas inocentes.

_ Eres una blanda. _ Vegeta puso los ojos en blanco. _ Deja que yo me encargue.

_ Sé que eres más que capaz, pero llevaremos esto a mi manera. Y si dan algún problema...

_ Me ocuparé. Seguro que Trunks exageraba. Con un poco de entrenamiento seguro que puedo destrozarlos. Sólo son chatarra.

_ Claro que sí, rubito. _ Bulma se mordió el labio. _ Pero si te has quedado con ganas destrozar algo, abajo hay un laboratorio extra, un proyecto más peligroso todavía, un bioandroide llamado Cell. ¿Podrías reducirlo hasta las cenizas? ¿Por mí?

_ Claro... por ti.

Cuando Bulma se quedó a solas, se pasó un buen rato ignorando las explosiones que le indicaban que Vegeta probablemente se lo estaba pasando muy bien. Ella se entretuvo revisando el código con gran detalle hasta estar satisfecha, y entonces, pulsó el botón de ejecutar.

Dio un bote cuando una de las capsulas se abrió y una figura emergió de ella. Bulma se quedó congelada cuando la androide la miró. Ni siquiera parecía peligrosa. Una muchacha rubia, atractiva y de ojos azules, se la quedó mirando un instante con ojos fríos, analizándola.

_ Diecisiete. _ Dijo, golpeando la otra capsula. _ Despierta, tenemos trabajo.

La segunda cápsula se abrió y un segundo Androide hizo acto de presencia. Eran muy parecidos, a pesar de que ya podía ver a simple vista que se trataba de un varón.

_ Estaba muy cómodo en la cápsula. ¿De qué se trata?

_ Hola... _ Bulma empezaba a pensar que quizá habría sido mejor esperar al regreso de Vegeta para pulsar esa tecla. _ Soy Bulma, Bulma Briefs.

_ Lo sabemos. _ 18 la miraba con fijeza. _ ¿Qué ha sido del doctor Gero?

_ Está muerto.

_ Buenas noticias, al fin. _ Dijo 17.

_ Bueno, me alegra que os lo toméis tan bien.

_ Ese bastardo nos secuestró y nos desmontó pieza a pieza. _ 18 finalmente retuvo su gesto frío, mostrando que estaba furiosa. _ Estábamos despiertos mientras lo hacía.

_ Vaya monstruo... _ Bulma tragó saliva.

_ Espero que tú no seas como él. _ 17 se cruzó de brazos.

_ No lo soy.

_ Eso quiero pensar. _ Añadió 18. _ La nueva directriz principal, sin embargo... me inquieta.

_ Sólo quería estar segura de que no erais un peligro. _ Bulma tragó saliva. _ Goku es amigo mío y...

_ No tengo el más mínimo interés en Goku. _ Recalcó 17. _ Me gustaría tener algún otro proyecto en mente.

_ ¿Os interesaría trabajar para mí? _ Bulma se llevó la mano a la barbilla.

_ Depende... ¿La paga es buena? _ 18 sonrió.