Autor Original: relover180
ID: 2962133
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El sol comenzó a alzarse lentamente, colándose en la habitación de Alfred, lo que significaba que era el inicio oficial del día. Pero el sol nunca era realmente capaz de despertarle, para empezar. Por lo tanto, el despertador sonaría en tres… dos… uno…
¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP!
Alfred se quejó un poco, siendo asacado lentamente de su increíble sueño lleno de hamburguesas. Lentamente se dio la vuelta y miró su despertador, que había colocado estratégicamente al otro lado de su habitación, para que tuviese que levantarse y cogerlo y así, por extensión, sería menos probable que se volviese a dormir. Su despertador sonó aún más, por lo que Alfred salió torpemente de su cama y terminó de espaldas en el suelo, mirando al techo. ¿Por qué las mañanas eran tan difíciles?
"Al" Matthew, el hermanastro de Alfred, abrió de golpe la puerta "Apaga el maldito reloj…" eso era una orden, como siempre (ya que esta era la rutina de siempre) pero solo salió como un susurro, apenas escuchándolo por encima del despertador.
"Estoy llegando" suspiró Alfred y lentamente se puso de pie. Bostezó lentamente y se frotó los ojos, esperando que eso lo despertase, al menos ligeramente. Sin embargo, al mirar alrededor, estaba todo bastante borroso sin sus gafas… las cuales había colocado estratégicamente al lado de su despertador. "Vale, vale" suspiró Alfred, se puso de pie lentamente y torpemente alcanzó su despertador, golpeando la parte superior del mismo con bastante fuerza, apagándolo y colocándose las gafas sobre la nariz.
"En serio, ¿por qué te haces eso a ti mismo?" suspiró Matthew, negando con la cabeza.
"Lo siento, amigo" bostezó Alfred, finalmente girándose para mirar a su hermanastro el cual, por alguna razón, se parecía mucho a él. Ambos tenían el pelo rubio y los ojos azules. Pero el pelo de Matthew era un poco más largo y sus ojos un poco morados. Y luego estaba ese rizo que sobresalía de su cabeza… "Es la única manera con la que consigo despertarme. De todos modos," Alfred salió con calma por la puerta, hasta estar un poco más alejado de Matthew en el pasillo "¡primero para el baño!"
Con eso, echó a correr por el pasillo, hacia el baño compartido.
"¡Hey! ¡Eso es injusto!" le gritó Matthew y Alfred le escuchó corriendo tras él. Pero ya estaba en la puerta. Una suerte que fuese la estrella corriendo.
"Lástima" dijo Alfred cuando Matthew finalmente llegó a la puerta, cerrándosela en la cara, riéndose. Eso era siempre un buen modo de despertar por las mañanas… Canturreando ligeramente para sí mismo, pasó por su rutina habitual. Una ducha rápido, secándose el pelo con una toalla, intentando peinar ese maldito mechón rebelde y lavándose los dietes. Y, como de costumbre, se tomó su tiempo, porque Matthew estaba golpeando la puerta todo el tiempo que estuvo dentro.
Como paso final, se puso algo de la colonia que Arthur le dio, ya que al parecer le gustaba esa, y tranquilamente salió del baño, llevando el pijama en sus brazos y una toalla alrededor de la cintura.
"Todo tuyo" sonrió Alfred descaradamente a su hermanastro, el cual solo rodó los ojos.
"Cada vez tardas más y más tiempo" Matthew rodó los ojos.
"Entonces deberías dejar de preocuparte por despertarme y coger el baño primero" se rio Alfred, caminando tranquilamente hacia su habitación.
"La última vez que pasó eso, llegaste tarde, me obligaste a salir de clase para que te recogiese y nos castigaron a ambos" suspiró Matthew"
"¡Entonces fue todo tu culpa!" Alfred se echó a reír alegremente "¡Debí de haber intentado convencer a papá y mamá!"
"Lo que sea" suspiró Matthew, negando con la cabeza.
"Oh, hey, Artie va a llevarme a clase hoy, así que no me esperes" le dijo Alfred mientras la puerta del baño se cerraba.
Alfred se echó a reír ligeramente, negando con la cabeza cuando entró a su habitación y rápidamente se preparó, sacando su uniforme y asegurándose de recordar su infame chaqueta de aviador. Nunca le gustó el uniforme, solo era una chaqueta azul sobre una camisa blanca lisa y pantalones a cuadros azules. También había una especie de suéter de cachemira bastante estúpido que uno podía usar en vez de la chaqueta, que Alfred normalmente se ponía para poder usar su chaqueta encima. Y luego estaba la estúpida corbata, que nunca pudo entender, así que solo llevaba una de clip.
Tenía que prepararse con algo de prisa, ya que a Arthur le gustaba llegar a la escuela temprano, por alguna extraña razón que Alfred no podía comprender. Pero este quería llevarle, ya que Alfred se estaba quejando el día anterior de que Matthew estaba empezando a ir con Gilbert. Gilbert era más que molesto, especialmente por las mañanas, cuando su 'asombroso sueño de belleza' había sido interrumpido.
Ese chico de verdad pasaba demasiado tiempo cerca de Francis…
La atención de Alfred se desvió a su móvil cando comenzó a vibrar sobre el escritorio mientras se ponía los pantalones. Era Arthur. Cogiendo su móvil al mismo tiempo que perdía el equilibro, Alfred presionó el botón de respuesta y seguidamente aterrizó de espaldas.
"¿Sí?" gruñó Alfred.
"Te caíste otra vez, ¿verdad?" suspiró Arthur desde el otro lado.
"Enamorándome de ti, babe" dijo Alfred descaradamente mientras se subía los pantalones del todo mientras aún estaba en el suelo.
"Solo sal" resopló Arthur, pero Alfred podía notar prácticamente su sonrojo en la voz "He estado esperándote cinco minutos…"
"Y eso es mucho" Alfred se rio, poniéndose rápidamente en pie y cogiendo su mochila "Estaré fuera en un segundo" colgó y corrió escaleras abajo con rapidez, cogiendo un gofre de encima de la mesa. Rio ligeramente, imaginando la reacción de Matthew cuando bajase las escaleras y viese gofres en lugar de tortitas.
Rápidamente salió por la puerta de la calle, despidiéndose ligeramente de sus padres y corriendo hacia el Mini Cooper. Siempre odiaba cuando Alfred le decía lindo o decía que Arthur se veía adorable, así que Alfred se calló, metiendo el gofre en su boca y subiéndose al asiento del pasajero. Miró a su novio y sonrió. Tenía el pelo rubio claro, sencillo y brillantes ojos esmeraldas. Y luego estaban esas cejas gigantes, pero Arthur no le dejaba hablar de eso…
"Hey" dijo Alfred felizmente, con el gofre todavía en su boca.
"Hola" Arthur se rio ligeramente antes de empezar a conducir "Sinceramente, ¿por qué tienes que correr por todos lados como si fuese el fin del mundo todo el tiempo?"
"Es una manera de hacer ejercicio" Alfred se encogió de hombros, sacándose el gofre de la boca "Necesito mantener mi fuerza para la pista, el futbol, béisbol…"
"Dios mío, ¿cómo puedes arreglártelas con todos esos deportes?" suspiró Arthur.
"¿Soy asombroso?" sonrió Alfred "Eso me recuerda, que tengo las pruebas de futbol mañana…"
"Por supuesto, ese maldito deporte ha comenzado" suspiró Arthur.
"¿Qué tienes contra el futbol?" preguntó Alfred "¡Es como cualquier deporte americano!"
"Es peligroso" declaró Arthur y Alfred suspiró. Estaba comenzando a enumerar de nuevo "No tiene ningún jodido sentido el solo correr en círculos, alrededor de otras personas. Las reglas no tienen sentido"
"¿Y los entrenamientos me alejan de ti?" Alfred sonrió cuando Arthur se sonrojó y se acercaron a un semáforo rojo "Oh, casi me olvido de algo" justo cuando Arthur se detuvo, Alfred se inclinó hacia él y movió la cabeza de Arthur para que estuviese de frente a él, dejando un pequeño beso en sus labios.
"Gracias por esperar hasta que llegásemos a un semáforo esta vez, amor" sonrió Arthur y dirigió su anterior de nuevo a la carretera.
"Sin problema" sonrió Alfred "¿Sabes? ¡No puedo esperar hasta poder conducir!"
"¿Y por qué no tienes tu carnet aun, como tu hermano?" preguntó Arthur.
"Tiene algo que ver con una broma o algo así" dijo Alfred con un gesto de la mano.
"Ni siquiera voy a preguntar" suspiró Arthur. El instituto ya estaba a la vista.
"Ugh, no tengo ganas de dar Física hoy" suspiró Alfred, estirándose un poco.
"Aw, ¿el chico de oro de la escuela en realidad no es bueno en algo?" Arthur hizo una falsa mueca.
"Soy bueno en Física" Alfred rodó los ojos "Es solo que es un asco, eso es todo. Son todos números y cosas así"
"¿No dijiste que querías ser ingeniero de cohetes o algo así?" suspiró Arthur.
"Sí" Alfred asintió "Espera, ¿eso tiene que ver con la Física? Ah, mierda, si, ¿verdad?"
"Eres un idiota" Arthur se rio, entrando al aparcamiento.
"Hey" se quejó Alfred.
América rodó por la cama, frotándose los ojos con cansancio. Sentía que hoy era importante, pero no estaba seguro de por qué… Se quedó allí tumbado un rato, mirando al techo, demasiado perezoso para levantarse. Pero, finalmente, se aburrió y se incorporó lentamente, mirando alrededor de su habitación. Estaba bastante vacía, principalmente porque raramente estaba allí…
Lentamente, sin embargo, se dio cuenta de que había alguien más en su habitación. Mientras sus ojos se ajustaban, vio de primeras una pequeña mancha gris. Luego estaban los ojos rojos. Y entonces se dio cuenta de que era Tony.
"Oh, hey, Tony, ¿qué quieres?" preguntó América, sentándose y estirando sus brazos sobre su cabeza.
"Videojuego" Tony alzó el mando de la Xbox.
"Oh, claro, amigo" América asintió lentamente y rápidamente se puso en pie. Tony simplemente asintió y rápidamente bajó las escaleras, seguramente para preparar todo. América todavía no podía dejar de pensar que se estaba olvidando de algo importante hoy… Bueno, lo resolvería con el tiempo… América se encogió de hombros y pronto siguió a Tony por las escaleras.
Una vez que las bajó, inmediatamente se dirigió a la cocina, ya sintiendo su hambre por no comer en todos el tiempo que estuvo durmiendo. Eso era bastante tiempo. Mirando en su despensa, encontró una caja de Lucky Charms y felizmente sacó la caja y cogió un tazón antes de ir hacia la nevera para buscar la leche.
"¿Me estás tomando el pelo?" gruñó América, sacando una jarra de leche vacía. Ni siquiera había suficiente para llenar un vaso de chupito "¡Tony! ¿Te bebiste la leche otra vez?"
"Tal vez" llegó la silenciosa respuesta del alienígena.
"Vete a la mierda, vas a conseguirme más leche" suspiró América, echando a un lado la jarra y mirando el bol y la caja de cereales. ¿Qué iba a hacer ahora? De verdad quería cereales… "¡Y no abduzcas vacas esta vez!"
"Vale…" suspiró Tony.
América golpeó con sus dedos la encimera unos instantes, mirando su desayuno a medias. De repente, sin embargo, tuvo una idea increíble. Rápidamente abrió el frigorífico otra vez y sacó una lata de Coca Cola. Estaba a punto de probar esa asombroso combinación, pero una repentina vibración llamó su atención.
América se dio la vuelta y vio su teléfono vibrando. Debía de haberlo dejado en la encimera anoche, sin pensarlo… Después de dejar la lata de Coca Cola, cogió rápidamente el móvil y vio que tenía un mensaje. De Inglaterra. ¿Por qué me estaba mandando un mensaje de texto?
¿Cuándo demonios vas a llegar aquí, idiota?
América suspiró. ¿Qué había hecho mal esta vez? No podía recordar nada de lo que pasaba hoy…
Encogiéndose de hombros, América cerró el mensaje y buscó n recordatorio en el calendario, en lo hondo de su móvil. América miró con anhelo su desayuno antes de abrir el recordario en el calendario.
¡Reunión Mundial hoy!
"Oh, mierda" dijo América por lo bajo y rápidamente corrió escaleras arriba y se puso su uniforme militar, asegurándose de no olvidar su chaqueta "¡Lo siento, Tony!" gritó mientras bajaba las escaleras, casi sufriendo un ataque al corazón cuando se saltó cinco escalones después de saltarse uno "¡Me tengo que ir!"
De camino a la puerta, América se las arregló para coger su Coca Cola y la caja de Lucky Charms, corriendo hacia su coche.
Una caja de cereales, dos latas de Coca Cola y tres luces rojas después, llegó al edificio de la reunión y rápidamente entró corriendo. Tenía un pequeño subidón de azúcar por el desayuno, así que fue capaz de correr bastante rápido y abrió las puertas de la sala de reuniones de golpe. Miró el reloj de la pared opuesta y vio que solo llegaba con una hora de retraso. No hacía mucho daño.
"Así que por fin estás aquí" suspiró Alemania, irritado.
"Eres el único que se olvidaría de una reunión mundial que tiene lugar en su propio país" se burló Inglaterra.
"Recuerdo una o dos veces que no asististe a las reuniones, Angleterre" sonrió Francia "Y recuerdo haberte sacado de tu cama, con resaca"
"¡Cállate, rana!" espetó Inglaterra.
"Realmente no creo que me haya perdido mucho con estos dos" América se encogió de hombros y se acercó a su silla felizmente.
"Como estaba diciendo antes de que América interrumpiese" suspiró Alemania desde su lugar a la cabeza de la mesa, como siempre. América se dio cuenta, sin embargo, que parecía mucho más irritado de lo normal hoy… Alemania siguió con lo que estaba diciendo, lo cual a América no le interesaba en lo más mínimo. América se dio cuenta de que Italia estaba sentado a su lado.
"Hey, Italia" susurró América al italiano, cuya atención captó ahora que no tenía que escuchar la aburrida reunión.
"¿Sí?" preguntó Italia, inclinando su cabeza hacia un lado.
"¿Qué pasa con el Gruñón?" preguntó América, señalando ligeramente con la cabeza a Alemania.
"Mmm, no lo sé" Italia parpadeó ligeramente, mirando a Alemania "Ha estado un poco más gruñón y molesto últimamente, aunque no sé por qué…"
"Puedo escucharos hablar" se queja América con los dientes apretados y los dos saltaron ligeramente "Si tenéis algo que decir, guardároslo para el descanso"
"Está bien, uf…" murmuró América, alzando su manos en señal de rendición. Se dio cuenta de que los otros países también parecían relativamente tranquilos. ¿Era por esto por lo que Alemania estaba tan irritable?
América se quedó sentado en su silla, sin prestar atención a lo que sucedía en la reunión. No podía creer que le quedasen dos días más de esto… ¿Por qué las reuniones eran tan aburridas…? Gradualmente, sin embargo, se llamó al descanso y América se levantó de su asiento.
Conocía a la persona exacta a la que preguntarle por el mal humor de Alemania. No se suponía que estuviese exactamente en estas cosas, pero por lo general aparecía, de todos modos. ¿Por qué? América no tenía ni idea.
Encontró al albino con facilidad, hablando con Francia y España sobre quién sabe qué.
"¡Hey, Prusia!" América fácilmente pasó entre Francia y España.
"¿Sí?" preguntó Prusia, su extraño pájaro amarillo anidado felizmente sobre su cabello desordenado.
"Tengo que preguntarte, ¿qué le pasa a Alemania?" preguntó América con curiosidad "Quiero decir, está más gruñón de lo normal, y ni siquiera Italia sabe por qué"
"Mm…" Prusia se rascó la nuca un poco mientras pensaba las cosas "Problemas del país. Ya no le presto mucha atención, porque soy demasiado impresionante para eso, pero tiene algo que ver con un nuevo jefe y mucha gente descontenta"
"Eh…" murmuró América. Eso era raro… La última vez que lo comprobó, Alemania ya tenía un jefe, y uno relativamente nuevo "Vale, entonces…" América se dio la vuelta y comenzó a buscar a Alemania. Recordaba la última vez que Alemania comenzó a ponerse de mal humor, y eso terminó en la Segunda Guerra Mundial…
"Oye, no intentes hablarle de ello" suspiró Prusia "Lo hice y casi acabo con un ojo morado"
"Bueno, ahora definitivamente voy a hablar con él" declaró América. Él era el héroe, no podía ver que algo así sucediese y simplemente lo dejase pasar.
"Dinos cómo va eso, mon ami" se rio Francis.
"Va a morir" España se encogió de hombros.
"¡Gracias!" América gritó en respuesta y empezó a caminar hacia Alemania.
