Autor Original: mar-map
ID: 2410090
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Capitulo 1: La Boda
Arthur Kirkland temía por su salud mental. Se había pasado un mes acostándose tarde y levantándose temprano para asegurarse de que todo estuviese verdaderamente perfecto. No es que Arthur necesitase ayuda. Sabía que podía encargarse de las cosas perfectamente bien por su cuenta. A decir verdad, probablemente era más fácil de este modo.
Ahora que Arthur estaba en pie en sus habitaciones privadas, no pudo evitar el comenzar a sentirse nervioso. ¿Y si algo salía mal? Sin embargo, ese era un pensamiento estúpido. Sabía que todo iría sin problemas. Arthur no había pasado todas esas horas trabajando en esto para nada.
El día de su boda.
Más importante aún, el día de su coronación.
Aunque la jodida boda tenía que ser primero.
"Su majestad, está nervioso, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?" le preguntó una de sus amigas las hadas. Sus alas brillaban con la luz de las velas sobre sus cabezas. Su vestido rosa se balanceó cuando se sentó en lo alto del espejo en el que Arthur se estaba examinando en ese momento.
Tenía razón; estaba nervioso. Sus manos tiraban insistentemente de sus mangas. Poniéndose frente a él, sonrió ligeramente. Enderezó la tela de sus hombros. Procedió a enderezar el corbatín.
"Te ves maravilloso, su majestad"
Intentó devolverle la sonrisa pero falló "¿Y si no le gusto?" Arthur finalmente se las arregló para preguntar. Si hubiera sido cualquier otra persona, no habría dicho ni una sola palabra acerca de sus propias inseguridades. ¡No es que le importase ni nada! No estaba nada complacido con su elección de esposo. Un campesino de las afueras del reino, el que pronto sería rey no encajaba en su posición cercana. Por eso, Arthur estaba seguro.
No es que fuese su elección.
Tanto el rey como la reina eran elegidos por el consejo tras la muerta de los monarcas anteriores. Normalmente ambos eran elegidos de diferentes familias reales, a una de las cuales pertenecía Arthur. Algo sobre el que pronto sería rey había llamado la atención del consejo de algún modo.
"Te amará, su majestad" le aseguró ella. Arthur deseaba poder compartir siquiera la mitad de su confianza en ello. Mientras que seguía diciéndose así mismo que no le importaba lo que Alfred F. Jones – el futuro rey – pensase, sabía que lo hacía. Este era el hombre con el que estaría pasando el resto de su vida, le gustase o no "¿Cómo no podría adorarte?"
Arthur sabía muchas razones por las que Alfred Jones no le querría. Una de todas esas razones sería el género, sin mencionar toda su agradable personalidad de campesino. Ninguna de esas razones eran cosas de las quisiese preocuparse en ese momento. Se forzó así mismo a sonreírle "Estoy seguro de que tienes razón"
La puerta se abrió y supo que era el momento de irse. Estirando sus mangas púrpuras por última vez, Arthur fue a encontrarse con su hermano en la puerta "Bueno, ¿no te ves bastante bien?" el mayor de los hijos de los Kirkland sonrió de lado "Todo el mundo estará tan celoso" revolvió el pelo de su hermano, pero Arthur se alejó del alcance de su mano, ofendido.
"Solo vámonos" Arthur pasó de largo a Angus para encaminarse hacia la ceremonia que estaba a la espera. Realmente no era una sorpresa para nadie el que el menor de los Kirkland hubiese sido elegido como Reina de Espadas. Era mucho más educado que sus hermanos "Odiaría llegar tarde a mi propia boda"
Angus simplemente resopló y le siguió perezosamente. Cuanto más se acercaban a la capilla del castillo la música se hacía más fuerte. Arthur había insistido en que Roderich Edelstein fuese el pianista incluso si era el Jack de Trébol, un reino rival con el que Espadas no se llevaba del todo bien. Mientras Arthur escuchaba la música salir hacia el pasillo, estaba muy contento por haber insistido.
Arthur se estremeció con nerviosismo mientras Angus lo llevaba hacia el altar. El ministro esperaba pacientemente a que llegase. La multitud en la habitación se giró para mirar mientras mantenía la cabeza en alto al caminar junto a Alfred en el altar. El chico realmente podía arreglarse cuando quería.
Solamente se habían reunido una vez con anterioridad a este momento. No habían tenido realmente un momento para hablar y Alfred todavía estaba con sus ropas de campesino. Ahora, sin embargo, estaba vestido con ropas reales de seda azul, muy apropiadas para el Rey de Espadas. De hecho, era muy guapo.
Un apretón en la mano informó a Arthur que, solo quizás, Alfred estaba tan nervioso como él. Dichos pensamientos fueron confirmados cuando Alfred cogió el anillo de Arthur de su hermano y lo deslizó en el dedo de Arthur, con la mano temblorosa. A pesar de eso, estaba sonriendo ampliamente, los dientes brillando bajo la luz del sol que entraba por las ventanas.
Los pensamientos se hicieron más sólidos cuando Alfred puso la mano temblorosa sobre su mejilla. Aunque su mano temblaba, estaba acercando a Arthur con seguridad. Arthur estaba un poco sorprendido por el repentino control ganado por parte de Arthur, y después de solamente un momento de duda, se permitió el acercarse más.
Suaves labios tocaron los suyos y aunque lo había estado esperando, aun así sorprendió a Arthur el cual se sobresaltó, de algún modo sorprendido, provocando que sus narices chocasen de un modo doloroso. Alfred se las arregló bastante bien con la situación, presionando sus labios contra la frente de Arthur en su lugar.
Años de práctica permitieron a Arthur el mantener el sonrojo avergonzado al margen mientras que eran rápidamente llevados a la sala del trono para su coronación. Fue bastante grande el alboroto por el cambio pero realmente era de esperar.
"Artie, hey, Artie" susurró Alfred con urgencia "¿Estás nervioso?" quizás Alfred era más inestable de lo que Arthur había esperado durante la ceremonia anterior. Ahora que los dos estaban a solas – esperando a la señal para entrar a la sala del trono – Alfred ni se molestó en mantener bajo control su naturaleza nerviosa. No era el chico de granja humilde que Arthur había conocido al principio.
Arthur ni se molestó en corregir el nombre atroz con el que Alfred le había agraciado. Sería tanto cruel y seguramente una mala idea el contestarle al hombre que pronto sería el más poderoso del Reino de Espadas.
En su lugar, enderezó la corbata de Alfred como si fuese parte de sus nuevas funciones y le palmeó el pecho suavemente. Alfred era fuerte, el simple toque le decía mucho. Debía de haber sido el hecho de que su profesión elegida hasta hace un mes hubiese sido la de granjero pobre. Su piel tostada le decía a Arthur que había pasado muchos días en los soleados campos.
"Llegar a ser alguien de la realeza no es para estar nervioso" le dijo Arthur a su nuevo esposo.
"¿Te gusta?"
"¿El que, su majestad?"
"En primer lugar, ¿'su majestad'? ¿De verdad? Eww. Solo soy Alfred, ¿de acuerdo?" le sonrió ampliamente a Arthur "¿Te gusta el anillo?" estaba mirando a Arthur con ojos expectantes y esperanzados "Quiero decir, sé que no es exactamente una costumbre el que el rey elija el anillo. Normalmente el padrino o el Jack u otra persona lo hace, pero realmente quería hubiese algún pensamiento en él"
Arthur bajó la mirada hacia el anillo de un suave dorado en su dedo. Pequeñas espadas y corazones habían sido tallados en el oro. El anillo se sentía extraño en su dedo. Aunque no era exactamente incómodo.
"Eso fue…considerado por tu parte, Alfred" el otro sonrió felizmente ante el cumplido. Agarró la mano de Arthur y la besó ligeramente. Una sonrisa sorprendida se deslizó en los labios de Arthur contra su voluntad "Gracias"
"Me alegra que te guste. Me llevo una eternidad elegir el que me gustase, y entonces hice que lo grabasen especialmente. Creí que Mattie iba a volverse loco y matarme" Alfred se rio "Bueno, hora de irnos" extendió su brazo con una sonrisa.
Le sorprendió descubrir que Alfred estaba en lo cierto, tomando el brazo que Alfred le ofrecía. La canción que anunciaba su llegada había empezado. Alfred le sonrió con un toque de nerviosismo "Estás haciéndolo bien, Alfred" Arthur palmeó su mano.
"Prometo que seré el mejor rey de Espadas que jamás se ha visto" prometió Arthur en un susurro mientras caminaban hacia sus tronos Arthur permitió que sus ojos esmeraldas se paseasen discretamente por Alfred durante un momento.
El rubio se acercó con aire confiado. Era de una forma completamente diferente de la autoridad con la que Arthur caminaba. Alfred prácticamente rezumaba carisma y la luz de sus ojos azul zafiro mostraba que quizás Alfred quisiese decir lo que dijo y veía a través de todo. Alfred fue firme y confiado mientras realizaba sus votos de mantener el bienestar en el Reino de Espadas por encima de todo lo demás. Pronto, todo el mundo estaba aplaudiendo mientras los dos se ponían en pie ante su nación. Alfred tomó la mano de Arthur, los ojos destelleando con excitación.
Quizás esto no fuese tan malo.
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"¿Cómo está la comida, su majestad?" el padre de Arthur, Henry, le preguntó a Alfred desde el otro lado de la mesa. Arthur había puesto a su padre al frente de la comida durante el día. Periódicamente, era forzado a volver a donde todo se hacía para comprobar el estado de las cosas. No es que pareciese importarle a Henry. En realidad, parecía más feliz cuando se le daba una excusa para irse de la fiesta a por su comida.
"¡Genial!" exclamó Arthur a pesar de que salió más apagado que eso. Ese hecho era a causa de que la boca de Alfred estaba llena de comida. Arthur frunció el ceño de disgusto por el terrible hábito al comer.
Arthur se inclinó hacia su marido "Pídame bailar" susurró con un poco de urgencia. La gente estaba empezando a mirar al Rey con sus extraños hábitos al comer "Su majestad, pídame bailar" le miró un poco exigente mientras que Alfred apenas levantó la mirada de su intensa sesión de comida.
"Artie, estoy comiendo" o al menos, eso es lo que Arthur asumió que estaba diciendo. Era bastante difícil saberlo "Más tarde" la única palabra que salió con claridad cuando Alfred aclaró la vía aérea lo suficiente para hablar claramente.
Arthur frunció los labios con irritación "Puedes tener toda la comida que quieras durante el resto de tu vida. Cuando esta noche acabe, nunca seremos capaces de tenerla de nuevo"
"Llámame por mi nombre"
Arthur jadeó "¿Qué?"
"Llámame por mi nombre y lo haré"
"Eres su majestad, eso es tremendamente–"
"¿Artie?"
"¿Qué, Alfred?" gruñó Arthur, en voz baja, por supuesto. Se negaba a hacer contacto visual con su marido. Nunca admitiría de buen grado que estaba un poco avergonzado.
En algún momento de su repentino auto – odio falló en darse cuenta de que Alfred se ponía en pie "Arthur, ¿te importaría unirte a mí para un baile?" le tendió su mano y sonrió ampliamente.
"Vaya, gracias, su majestad, será un honor" forzó una sonrisa y fue a tomar la mano de Alfred pero había desaparecido "¿Su majestad? ¿Pasa algo malo?"
"¿Vas a dejar todo lo de 'su majestad'?"
"Solamente es adecuado–"
"¡No me importa lo que es correcto! ¡Como rey, te ordeno que pares!" si la expresión en el rostro de Alfred era una indicación, simplemente estaba intentando ser juguetón. Sin embargo, eso no hizo de Arthur se enfadase menos. En realidad, nunca había tenido a nadie alardeando de su poder con él. Dándose cuenta de la mirada contrariada en el rostro de Arthur, Alfred rápidamente empezó a retirar su frase anterior "Hey, Artie, no lo hice–"
Arthur se puso en pie en silencio. Todos sus pensamientos de distraer a Alfred de la comida fueron desechados. Dejaría que el tonto se avergonzase solo. Era casi una sorpresa que el campesino no lo hubiese hecho ya. Bueno, además de la mirada que había recibido "Necesito un poco de aire"
"Artie"
"Es sólo un poco de aire"
"Hey, mira, yo–"
No permitió que Alfred acabase antes de recorrer el camino hacia el balcón. Sabía que era increíblemente grosero por su parte pero, bueno, Alfred no estaba siendo el hombre más educado de la sala tampoco "Su alteza, ¿hay algo que pueda hacer por usted?"
El Jack estaba esperando fuera de la puerta, casi como si esperase encontrarse con Arthur ahí "No, solo viene a…pensar, supongo"
"Llámeme si necesita algo, su alteza" le dijo el Jack mientras el hombre salía del balcón "No esté fuera durante mucho tiempo"
Arthur se acercó a la barandilla y miró por encima del borde de esta. Si no hubiese sido tan terriblemente inadecuado, se habría quitado los zapatos y sentado sobre la baranda. Las aguas del lago bañaban la orilla cubierta de hierba bajo sus pies, perturbadas por los pájaros que decidieron aterrizar sobre la superficie.
"Eres realmente hermoso cuando realmente sonríes" Arthur se giró tan rápidamente que su cuello ardió dolorosamente por el movimiento. Sus ojos acusadores se dirigieron hacia Alfred pero antes de que pudiese decir nada, Alfred había colocado un pequeño regalo envuelto en sus manos "No estaba seguro de lo que darte" Alfred se rascó el cuello con una risa nerviosa.
A Arthur le pilló por sorpresa. No solamente que Alfred hubiese elegido su anillo personalmente, también le había comprado un regalo "Eso es tremendamente…considerado por tu parte Alfred" y mientras Arthur tropezaba al decir el nombre de nacimiento del otro, Alfred sonreía felizmente.
Con cuidado, Arthur quitó la cinta para abrir la tapa de la caja "¿Te gusta?" preguntó Alfred casi ansiosamente.
"Alfred…"
"Awww, ¡lo odias!"
"¡No! Alfred, es precioso" sacó el reloj de bolsillo del mullido cojín. Arthur pasó el pulgar sobre el grabado de espadas del frente "Fue increíblemente considerado por tu parte" repitió Arthur. Usando su mano vacía, se esforzó para sujetar el final de la cadena a la tela de su ropa.
"Oh, ¡hey, déjame ayudarte!" exclamó Alfred. Arthur permitió que Alfred cogiese el reloj de bolsillo de su mano para sujetarlo sin dilación de su chaleco. Arthur resistió el impulso de ruborizarse cada vez que la mano de Alfred acababa ligeramente sobre su piel. En realidad, parecía suceder mucho más de lo necesario.
Cuando terminó, Alfred permitió que su mano viajase ligeramente más abajo, a las caderas de Arthur "¿Serías tan amable de acompañarme en un baile, Arthur?" el Rey estaba sonriendo aunque estaba un poco nervioso. Parecía esperar un rechazo inmediato.
"Me encantaría, Alfred" iba a pasar el resto de su vida con este hombre; ¿realmente valía la pena luchar por cada paso? No era ni siquiera necesario mencionar que Alfred estaba tratando realmente de hacer que las cosas funcionasen, o estaba intentando ser civil, de algún modo. Merecía una pequeña recompensa por sus esfuerzos.
Sin embargo, minutos más tarde, Arthur descubrió que no estaba bailando con Alfred sino con uno de sus amigos. Realmente, era el hermano de Alfred, Matthew, el As de Espadas. Aunque ellos se parecían, no era lo mismo que bailar con su propio marido. Arthur rápidamente se excusó para volver a su trono.
Alfred intentó unirse a él unos pocos minutos más tarde, pero Arthur se levantó a propósito y dejó solo al Rey. Si no hubiese necesitado mantener las apariencias, se habría excusado por completo de la fiesta. Arthur eludió cuidadosamente a Alfred durante el resto de la noche. Cada vez que Alfred se acercaba a cinco metros de él, Arthur se deslizaba hábilmente entre la multitud para dejar a un frustrado Alfred en su busca por entre la gente.
"Deberías dejar de esquivarle" Arthur se habría sorprendido pues la voz había sido significativamente silenciosa. El humo se entrelazaba perezosamente en el aire nocturno, serpenteando por el espeso pelo rojo de Angus.
"No sé a lo que te refieres, Angus. No, no ahora" respondió cuando su hermano le ofreció un cigarrillo. Angus simplemente se encogió de hombros y se inclinó contra el pilar del balcón. Arthur se acercó a él, a pesar de que no era la mejor compañía en la que la reina debería ser visto incluso si eran parte de la misma familia.
Angus había sido cuidado en la misma familia de clase alta que Arthur, pero Angus difícilmente parecía parte del mismo modo que Arthur. Angus tomó una larga bocanada de su cigarrillo "Haz lo que quieras"
"¿Qué estás haciendo todavía aquí, Angus? Había pensado que te habías ido hace tiempo" Arthur se cruzó de brazos y siguió los ojos de Angus hacia la pista de baile y por la sala. Aterrizaron en Alfred intentando deslizarse a través de la multitud con la misma facilidad que Arthur. Tanto su altura como su alto rango estaban dándole problemas para completar su tarea.
"¿Esperas que renuncie a una noche de bebidas gratis?" Angus levantó su vaso vacío de la barandilla "Por tu matrimonio fallido" lo de bajó de nuevo con un golpe a esta.
Arthur le miró indignado "¿Qué quieres decir con 'fallido'?"
"¿Vais a dormir juntos esta noche?" preguntó Angus sin rodeos. Cuando no recibió una respuesta, continuó "Seguramente ni siquiera estarás en su cama. Eso es lo que quiero decir con matrimonio fallido" Angus tiró el cigarrillo al suelo y lo apagó con fuerza bajo su zapato.
