Las luces neón cambiaban de tonalidad conforme al ritmo de la música qué llevaba el DJ esa noche, el barullo de los asistentes dentro de la pista era audible aun estando fuera, y el griterío ensordecedor.

Afortunadamente no tenía qué entrar, esperar en el balcón era la máxima distancia qué estaría del antro para esperar a la persona qué lo había citado.

—Eres puntual, veo qué te interesó lo qué hablamos —musitó, una voz a espaldas suyas.

Joseph se giró sobre sus talones para encarar a Cedric, la persona qué lo había citado en"Clímax Fest".

—Me interesa separar a Draco de Potter —respondió Joseph.

Cedric rodó los ojos.

—Cómo sea, no tenemos tiempo qué perder, debemos pensar en algo qué los obligue a terminar, del resto cada uno se encargará —dijo Cedric.

—¿Tienes alguna idea? —preguntó el chico de cabellos dorados, recargándose sobre el muro de piedra del balcón, descansando los brazos sobre la superficie, en una posición desenfadada.

—Las tengo, por algo te cité —musitó Cedric.

—Habla, no tengo toda la noche —dijo Joseph, observando a su alrededor con desagrado.

—¿No te gusta el lugar?

Joseph soltó un bufido.

—Conozco sitios más decentes y ciertamente no acostumbro los antros —explicó—, pero no he venido a discriminar un club, será mejor hablar de nuestro asunto, nos estamos arriesgando a ser vistos

—Ninguno de ellos está aquí si te lo preguntas —informó Cedric.

A Joseph le dio un vuelco en el estómago al imaginarse a Draco con otra persona y no deseó nada más qué destruir esa relación.

—Entonces no perdamos más el tiempo

—Bien —Cedric carraspeó—, tengo un plan sobre cómo separar a Harry del rubio oxigenado qué te gusta —dijo en tono burlón.

Cedric y Joseph se habían conocido esa tarde en la final Inter escolar de fútbol, cuándo él discutía con la pareja en cuestión. Cedric los observaba a hurtadillas con atención, especialmente a Harry quién era el dueño de su corazón, y fue ahí dónde tuvo la brillante idea de citar a Joseph en el club dónde se iba a celebrar la victoria del campeonato, con el fin de planear una estrategia de cómo separarlos, además había escuchado decir a Draco qué no estaban seguros de ir, y al cabo de dos horas confirmó qué ninguno se aparecería por ahí, su grupo de amigos se esparció por el lugar, sin embargo no había rastro de ellos.

—Más respeto a mi futuro novio —señaló Joseph.

—No me es grato hablar de él cuándo es novio del chico qué me gusta —inquirió Cedric.

—Ni a mi del cuatro ojos pero el plan tiene qué ser lo suficientemente fuerte para separarlos, conozco a Draco y no dejará tan fácil su relación aunque me cueste aceptar —admitió Joseph.

—Entonces debemos unir fuerzas para hacer qué pierdan interés por estar juntos

—¿Cómo qué?

—Sugiero qué busques a Draco en la universidad, hables con él y yo me encargaré de llevar a Harry, cuándo los vea juntos no lo soportará, romperá con él, y tendrás todo el camino libre con el rubio

Joseph se lo pensó por un instante, era un plan básico y simple, aunque no veía otra forma de separarlos, el otro camino qué podrían tomar era el peor, pues si Lucius Malfoy se enteraba ninguno viviría para contarlo y prefería resolver ese asunto por él mismo, no tenía opción si quería recuperar el amor de Draco.

—Está bien, pero no tiene qué ser enseguida, necesitamos tiempo o podrían sospechar de nosotros y queremos qué sea un encuentro casual —dijo Joseph.

Cedric asintió.

—Estoy de acuerdo, ¿te parece en…?

—Yo pondré las reglas de cuándo buscarlo —respondió el chico y soltó una risita.

Joseph se incorporó de nuevo para al fin largarse de ahí.

—Entonces podremos tener más contacto —sugirió Cedric.

Joseph compartió su número de teléfono con él y viceversa, el plan comenzó a correr su curso, necesitaban tiempo si querían pasar desapercibidos, nada podía salir mal.

...

Hermione había arrastrado a Ron detrás de un árbol en los jardines del club, dónde se podía apreciar a Joseph bajar de uno de los balcones.

—¿Qué pasó? —preguntó Ron ante la brusquedad de la chica.

—Shhh —Hermione le obligó a callar—, necesito comprobar una cosa

Ron estuvo a punto de replicar pero Hermione le volvió a tomar del brazo y con lentitud rodearon el árbol para evitar ser vistos por el chico qué iba pasando y tomaba una dirección contraria a la de ellos.

Cuándo se perdió de vista se apartaron del árbol, Hermione tenía cara de susto y Ron se preocupó.

—¿Sucede algo malo? —preguntó Ron.

—Es horrible —Hermione se pasó las manos por el cabello, y desordenó sus hebras castañas.

—Me estás asustando

Hermione se tomó unos minutos para serenarse y cuándo creyó estar más recompuesta habló:

—Es una situación complicada y no quiero decir algo qué no me corresponda pero esto es muy grave —dijo Hermione.

—¿Por qué? ¿Tiene algo qué ver el chico qué vimos pasar?

Hermione asintió.

—Ese chico conoce a Draco, es un alumno de la universidad a la qué fuimos a competir y temo qué le cause problemas, sobre todo con Harry, podría malinterpretarse —explicó Hermione, siendo lo más clara posible.

Ron pareció comprender mejor la situación, divagó durante un instante y todo tuvo sentido a su alrededor.

—¡Ya había visto a ese idiota! —expresó Ron en voz alta, señalando en la dirección en qué se había perdido Joseph.

—¿Qué?

—¡Él fue quién empujó a Harry en el partido!

—¿Cómo dices? —preguntó Hermione, incrédula.

—Sí, Dean y yo vimos cuándo salió corriendo detrás de él antes de anotar el gol, intentamos detenerlo pero fue más rápido, entonces corrí hacía Harry cuando rodó por el campo, y Dean se quedó discutiendo con él —explicó Ron.

Hermione quedó boquiabierta, si antes la situación le preocupaba, ahora no tenía duda qué si no tomaba acción ante la nueva realidad, Draco y Harry tendrían problemas muy graves.

...

Recostados sobre el colchón uno frente al otro, se besaban y repartían caricias suaves sobre el cuerpo contrario, sentían una enorme felicidad de estar así de unidos y qué nada ni nadie tuviera el poder de separarlos, su amor era inquebrantable.

—Ha sido la noche más maravillosa de mi vida —murmuró Harry sobre los labios finos y rosados de Draco.

El rubio sonrió y acortó la distancia entre ellos, sellando sus labios.

—Te amo

—Te amo más —murmuró Harry, y se acomodó en el pecho de su novio.

En ese instante, Draco comprendió qué nunca antes había experimentado la sensación de estar en los brazos de la persona qué amaba después de hacer el amor, con Joseph las circunstancias en las qué estuvieron juntos era el recuerdo más doloroso qué guardaba en su memoria. Ahora todo pintaba distinto, estaba tan enamorado de Harry qué le asustaba un poco al no saber cómo sería su futuro, si algo llegara a ocurrir qué les obligará a separarse, Draco no soportaría vivir con el corazón roto de por vida. Sin embargo no dejaba de parecerle una situación de ensueño, deseaba con toda su alma vivir en los brazos de Harry para siempre.

Harry no pensaba diferente a Draco, él también lo amaba tanto qué no soportaría una desilusión en tan increíble relación, estar junto a él era lo más parecido a vivir en el paraíso, tal vez sonaba un poco cursi pero era la primera vez qué sentía algo así, y no pensaba vivir esa etapa tan maravillosa con nadie más.

Estuvieron en silencio durante varios minutos, perdidos en sus pensamientos hasta qué Draco rompió el silencio.

—Amor, ¿tienes hambre? —preguntó.

—La verdad no mucha —respondió Harry, con voz amortiguada.

—Ahora te dará, voy a pedir algo de cenar, ¿sí?

—Está bien —dijo Harry, bajando la guardia.

Draco besó su frente y se giró sobre el colchón para alcanzar su celular y pedir algo de cenar por internet.

Harry se acercó a él y lo rodeó por la espalda, comenzó a repartir besos sobre su piel desnuda.

—Amor… —murmuró Draco, sonriendo sin poder evitarlo y sin despegar la mirada de su celular.

—Mmmh

Harry dejaba un camino de besos, pasando por sus hombros, cuello y espalda.

—Me van a dar ganas otra vez —advirtió el rubio, medio en broma.

—Quiero comenzar por el postre —dijo, y ahora repartió caricias sobre la piel de su novio.

Draco terminó de ordenar la comida, botó el celular sobre la mesita de noche, se giró de nuevo, encarando a Harry y le plantó un beso en los labios.

Harry sonrió internamente, deseaba volver a pasar por la sensación tan excitante cuándo Draco estuvo dentro de él.

El beso fue tomando forma e intensidad, Draco se apartó de sus labios para prestar atención al cuello de Harry, el cuál besó y mordió tanto cómo pudo, Harry jadeaba al sentir los besos de Draco y pronto cambiaron de posición, Harry quedó encima y comenzó a frotarse contra él.

—Oh, joder, así… —gimió Draco.

Harry continuó su labor hasta lograr que la erección de Draco endureciera.

—Te quiero dentro

El azabache, se levantó y colocó a horcajadas del rubio quién prestaba suma atención a los movimientos de su novio, de un momento a otro el chico había introducido su polla en su agujero.

—Joder —gimió Harry, cuándo Draco se hundió en él y echó la cabeza hacía atrás.

—Sigues tan apretado —gimoteó el rubio.

Harry comenzó a dar saltitos sobre la polla de Draco, ninguno se limitaba a gemir tan alto cómo podían. Una ligera capa de sudor cubría sus cuerpos, Draco tomó a Harry del culo obligándole a saltar más fuerte, hasta qué tocó su punto dulce.

—Es ahí —dijo Draco, cuándo Harry soltó un gemido alto y placentero.

Draco lo embistió con rudeza, restando trabajo a Harry de saltar y él agradeció.

—Soy tuyo joder, tan tuyo amor

Harry se inclinó para besar los labios de Draco, quién devolvió el beso.

—Eres jodidamente sexy, tan mío amor, y yo te pertenezco sólo a ti cariño

Ninguno dijo nada más, lo único qué se escuchaba en aquella habitación eran los gemidos y los sonidos húmedos del sexo, un par de estocadas más Draco se vació en Harry y él se corrió en el abdomen pálido de su novio.

—Te amo —Harry cayó rendido sobre el cuerpo contrario, sin embargo no le impidió besar a Draco, esta vez más lento y disfrutando más de él.

—Te amo tanto —murmuró Draco sobre sus labios, no había una representación más grande qué estar juntos, amándose tanto cómo tenían ganas.

...

—Yo voy —dijo Harry, al escuchar el sonido del timbre de la cabaña.

—Cariño yo te traje aquí, es justo que yo pague —dijo el rubio, siguiendo los pasos de Harry, con la billetera en la mano.

—Pero yo te quiero invitar, has hecho suficiente con traerme a este lugar tan hermoso, tanto como tú —dijo Harry, deteniendo su andar.

Draco se detuvo frente a él y le miró con una chispa de ternura.

—Amor pero…

—Pero nada, ¿o me vas a rechazar la invitación?

Draco no podía decirle qué no a esa carita tan tierna y la forma en la qué lo estaba mirando.

—Está bien amor, ve —cedió Draco.

Harry sonrió triunfante y se encaminó a la puerta mientras qué Draco se dirigió a la cocina para poner la mesa. Un par de minutos después tenía a Harry con él.

—¿Qué pediste? —preguntó Harry, dejando las bolsas de papel sobre la barra de la cocina.

—Tienes suerte qué lograra pedir algo de cenar, porque teniéndote detrás mío no logré concentrarme

Harry se ruborizó, y Draco se soltó una risita.

Draco se encaminó a su novio y lo rodeó por detrás, pasando sus manos por su abdomen.

—Creo qué cenaremos boneless, alitas y galletas —dijo Harry.

—Estupendo —respondió el rubio y le plantó un beso en su mejilla.

—No pediste algo de beber —Harry se río.

—Es tú responsabilidad —se quejó Draco.

Harry se giró para encararlo y rodearlo por el cuello con sus brazos.

—Te amo mucho, mucho

—Te amo más amor —respondió Draco.

Harry se paró de puntitas para estar a la altura de los labios de su novio y besarlo. Draco correspondió a ese beso, lleno de amor y pasión.

...

Al terminar su maravillosa cena y haber preparado café para acompañar lo qué esa noche degustaron (qué por suerte encontraron en la alacena junto a un recipiente con azúcar, Draco suponía qué su madre había visitado el lugar recientemente), lavaron utensilios y mientras Draco los guardaba en su lugar, Harry se percató qué no había tenido tiempo de pensar en lo sucedido con su madre esa tarde, el dolor qué sentía fue tanto qué su mente lo bloqueó y su única atención fue para su novio.

Harry se quedó quieto, tenía las manos sobre la encimera y la mirada pérdida, reviviendo los recuerdos de lo sucedido en esa tarde con su madre, no podía creer, siempre creyó qué el amor entre sus padres sería eterno, él era testigo de cuánto se adoraban y sobre todo su padre quién procuraba hacer feliz a su madre con detalles inesperados, siempre lo incluían en sus festejos personales, llevándolo de viaje junto a ellos, en ocasiones contrataban a una tutora qué se encargaba de su rutina de noche mientras qué ellos disfrutaban de tiempo a solas.

Las charlas tan amenas qué tenía con ambos llenas de confianza se habían ido por la borda de un momento a otro, jamás lo habría imaginado. Tener qué vivir con la idea de qué su madre jamás los quiso, o al menos a su padre, y qué cada muestra de sobreprotección era el resultado de su inseguridad a qué su hijo le gustaran los hombres, no podía dar crédito ante tal información. Su madre le había obligado a vivir en una burbuja en la qué nadie podía sacarlo, hasta qué llegó Draco.

Draco le había mostrado la otra cara de la moneda, y qué no tenía porqué vivir atado a una idea con la qué había crecido y que tontamente muchas personas lo permitían: reprimir las diferencias de los demás, qué nadie tenía derecho a hacer lo qué mejor le pareciera (siempre y cuándo no dañara a nadie ni fuera en contra de la ley y lo inmoral), cómo ser gay, llevar un tatuaje, teñirse el cabello, o cualquier otra cosa que les impidiera ser como son. Él no quería vivir así, sin embargo sucedió y ahora no tenía claro los sentimientos hacía ella, sólo sentía mucho dolor, y rabia, un sentimiento bastante similar al que pasó cuándo Romilda lo terminó por medio de una carta. Harry sabía qué no podía comparar a una extraña con su madre pero si el sentimiento qué lo embargaba porque pocas veces se dio el lujo de vivir la vida como ahora, a pesar de todas aquellas emociones que lo rodeaban. La burbuja que Lily construyó se desmoronó con un pinchazo, y sentía qué su corazón lo había destruido de la misma forma.

—Cariño —murmuró Draco, sacando a Harry de sus pensamientos—, ¿Estás bien?

El azabache parpadeo un par de segundos, volviendo a la realidad.

—Recordaba lo sucedido con mi madre y de verdad que apenas puedo creerlo —respondió Harry.

—¿Quieres hablar de eso? —preguntó Draco.

—Sí, pero no aquí, vamos a la habitación —dijo Harry.

—Hay un lugar qué no te he mostrado, en el que podremos hablar cómodamente —dijo el rubio y tomó la mano de su novio, sin darle oportunidad a decir algo más.

Harry se dejó guiar por Draco, atravesaron la cocina qué estaba en medio de la cabaña y sin puerta alguna, sólo tenía una barra qué la separaba de la estancia. Caminaron hacía el fondo del lugar y justo ahí había una puerta de madera qué Harry no había visto y qué estaba junto a una ventana con vista al jardín trasero, tal vez había sido la razón por la qué no había prestado atención a la puerta pero sí al bonito paisaje rodeando la cabaña.

Draco se detuvo al llegar a la puerta y giró la perilla plateada, empujó ligeramente la puerta, provocando un rechinido y al ver lo qué estaba oculto ante sus ojos quedó maravillado.

Se trataba de una pequeña biblioteca con un sofá en forma de escuadra pegado a la pared, justo al final del pasillo, y en la parte de arriba había una enorme repisa qué llegaba hasta el techo, repleta de libros, y a su izquierda una ventana iluminaba el lugar, el suelo era de madera, al igual qué las paredes qué cubrían el pequeño cuarto.

—Wow —dijo Harry, sin dejar de observar cada detalle de la habitación.

—¿Te gusta? —preguntó Draco.

—Me encanta, nunca había visto una biblioteca como esta

—Mi madre la diseñó especialmente para nosotros cuando éramos niños, quería que tuviéramos un lugar dónde jugar o leer un libro, Pansy y yo nos sentíamos en una casita de cuento durante nuestra infancia, me habría encantado invitarte desde entonces —dijo Draco, su voz iba cargada de nostalgia.

—Debió ser un paraíso —murmuró Harry.

—Lo era, aunque me gustaría agregar un poco más de espacio a este lugar y a toda la casa —dijo Draco y en sus labios se curvó una ligera sonrisa.

—Tal vez pueda ayudarte —sugirió Harry,

—Me encantaría —dijo Draco, se acercó a él para tomar su barbilla y plantarle un beso en los labios— Ven, pongámonos cómodos

Draco caminó con Harry de la mano y tomaron asiento en el sofá, él primero y se recargó sobre el respaldo y llevó a Harry con él, obligándolo a apoyar la espalda en su pecho.

—¿Cómodo? —preguntó Draco.

—Mucho —respondió Harry, y le sonrió.

Durante largos minutos ninguno dijo nada. Estaban absortos en sus pensamientos hasta qué Harry tomó la palabra, Draco sentía qué así tenía que ser.

—Mi madre nos confesó qué la razón por la cuál no quiere que estemos juntos es por algo qué vivió cuándo estudiaba en la universidad —comenzó Harry, tenía la mirada fija en la ventana.

—-¿Qué sucedió? —preguntó Draco, y comenzó a repartir caricias sobre el cabello desordenado de Harry.

—Estuvo enamorada de otra persona, pero él chico era gay, y le rompió el corazón, después de eso tuvo miedo a enamorarse y cuándo mi padre llegó a su vida, lo rechazaba, por temor a que se burlara de ella después de que ese chico terminara su amistad —narró Harry en voz baja.

—Supongo que Lily revivió ese momento contigo ¿no?

—Eso parece, pero eso no fue lo peor, ella nunca olvidó a ese hombre y se casó con mi padre por esa misma razón, intentar olvidarlo

Una lágrima rodó por la mejilla de Harry, él no reprimió sus ganas de llorar y Draco le permitió desahogarse.

—Draco, si tú estás conmigo para olvidar por favor dímelo, yo estoy seguro de que te amo pero si no lo estás lo entenderé, no esperes a que pasemos toda una vida juntos —sollozó Harry.

Draco soltó un suspiro, era entendible la reacción de Harry. No se imaginaba como Lily había engañado a su familia con algo tan sagrado como lo era el amor, y ella que había tenido la dicha de encontrar a un hombre agradable, que amaba a su familia, los apoyaba y se le veía feliz a vista de cualquiera, hubiera roto más de un corazón. No como a su madre que tuvo la desdicha de casarse con un hombre que no la amaba, mucho menos a sus hijos, solo los mantenía a su lado para fines propios, como aparentar felicidad ante una sociedad tan falsa como lo era Lucius.

Pero él no era así, él amaba a Harry con todo su corazón y se lo iba a demostrar cada día de su vida que su amor era fuerte y sincero.

—Cariño, te amo con todas mis fuerzas, agradezco a la vida que me haya permitido conocerte y estar juntos, eres lo más bonito qué me ha pasado, tú me salvaste del hoyo en el que estaba y que creí nunca saldría —dijo Draco y rodeó a Harry con sus brazos—, cada día que pase te demostraré todo el amor que te tengo

Harry sonrió y se dejó hacer por Draco, que además repartió besos por su rostro y cabello.

—Te amo más que a nada Draco —dijo Harry—, me has enseñado tanto en este tiempo, y me he conocido a mi mismo, sé lo que soy, y no me avergüenzo, también ayudaste aunque indirectamente a darnos cuenta que no éramos una familia feliz, había muchas mentiras detrás

—Somos mejores juntos amor

Harry tomó una de sus manos que acariciaban su piel, entrelazó sus dedos y se giró para mirar a Draco a los ojos y besarlo.

El rubio correspondió al beso, que fue tomando ritmo y forma al pasar los segundos, todo a su alrededor pasó a segundo término, lo único que importaba en ese momento eran ellos dos amándose con todas sus fuerzas, y diciendo sin necesidad de articular palabras que siempre estarían juntos, pasara lo que pasara.

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¡Hola! el día de ayer no pude subir el capítulo porque no tenía luz pero afortunadamente regresó, muchas gracias por el apoyo, disfruten del amor entre estos dos muchachos 3

Nos leemos en la próxima.

Ale.