¡Hola! han pasado muchas cosas hehe. Es una intro larga por si la quieren saltar :P

Sobre el oneshot de aniversario superó mis expectativas. En solo un capítulo condensó todo lo que el manga de Eyeshield 21 me hacía sentir al leerlo.

Reí, me emocione, me sonroje (al volver a ver a Hiruma, quien se veía guapísimo, obviamente), grite (se sentía como si viera un partido real, muy pocos spokon me hacen sentir eso) y llore. Francamente cuando deje de leer mis manos estaban temblando, muchas emociones juntas al mismo tiempo, viaje en el tiempo y de nuevo era pequeña como cuando terminó la obra por primera vez. Una horrible sensación de felicidad, esperanza y dolor me inundó. Dolor de saber qué era lo último.

La parte irónica es que, como muchas personas, tengo un conflicto con el uso de IA generativa, sobre todo para la creación de ilustraciones o escritos y mientras esos son mis sentimientos en el trabajo me entrenaban para diseñar prompts y generar resultados con IA. Me sentía entre la espada y la pared y realmente conflictuada en ese momento. Este manga sigue dándome lecciones de vida y respuestas incluso en temas que no lo parecen, me ayudó a dejar mi conflicto y tomar una postura sobre el tema. No tiene nada de malo usarla como una herramienta, sobre todo en el trabajo, pero definitivamente en ilustración y escritura no la usaré, trabajaré duro y le patearé el trasero (jajaja según yo n_nU).

Luego me enteré del tomo especial de aniversario. Y pese a toda la emoción que sentí no lo he leído. Vienen los datos de varios personajes y qué ocurrió con ellos después de la universidad y no puedo leerlo, hahaha no lo voy a leer, al menos no hasta que termine de publicar este fanfic y lo termine. Estoy muy nerviosa por saber que ocurre con varios personajes y no lo pienso leer hasta terminar el último capítulo. Ahhh quisiera hablar más sobre el tema, pero siento que me estaría boicoteando hahaha, por favor, como un favor personal si alguien ya lo ha leído NO me digan nada xD

El que sigue como sabrán, ahora sí, es el último capítulo, el 12. Dije que esta seria la conclusión de la pareja, pero ¿qué significa eso si falta un capítulo? xD Me tarde en editar siglos, pero ha tomado buena forma la conclusión de la historia. Casi un año después, pero aquí esta el cap 11, aprovecharé las vacaciones y terminaré el último, el cierre definitivo de este largo viaje. Y al terminar podré leer el tomo de aniversario. Quiero aprovechar para agradecerles por todo, en verdad muchas gracias por el apoyo, les mando un fuerte abrazo la mejor de las vibras.

Por cierto, para este capitulo pueden ver imágenes de una escalera telescópica con ganchos y como son las centros comerciales en Japón. Ayuda mucho a recrear las escenas en la imaginación. Este centro comercial me lo imagino un poco como son los "AEON MALL" pero con un sistema de aspersores mas evidente :P

Gracias por leer.

Disclaimer: La historia y los personajes de Eyeshield 21 pertenecen a Yuuske Murata y Richiro Inagaki


"Antes de que la oscuridad me envuelva

y desaparezca, te conocí.

Eso era todo lo que necesitaba"

Capítulo 11 Error.

El sonido del timbre lo desconcertó, Sena notó que era el celular de una persona que se encontraba en el mismo sitio. No era uno de los sujetos que peleaban, como él las personas a su alrededor trataban de ponerse a salvo. Los pocos guardias de seguridad que había por el perímetro coordinaban la salida del lugar tratando de evitar una posible estampida, por el momento lo mejor era no acercarse a las puertas. Sin embargo, aunque quisieran, las salidas estaban lejos del lugar donde el runningback se refugiaba.

Deberían intentar ir por otro extremo del centro comercial a la siguiente salida, irse sin ese riesgo, pero eso significaba atravesar el tumulto de gente golpeándose. Durante todo el conflicto Sena no participó en la lucha, no quería herir a nadie, solo los esquivaba, no tenía ningún deseo de volver a meterse en medio del conflicto.

Muchas de las personas que se encontraban solo podían mirar la lucha preocupados, intentando mantenerse lejos del caos, sin embargo habían escogido un pésimo lugar para permanecer a salvo, no había salidas de emergencia cercanas, para irse necesitaban atravesar la zona de combate y arriesgarse a ser golpeados. Lo mejor era permanecer seguros en ese espacio, al menos hasta que la pelea se disipara. De cierta forma estaban atrapados.

- "Menos mal que no hay tanta gente para ser sábado." - Pensó el corredor.

El castaño tomó su celular pero no encendía, tenía la esperanza de que volvería a la normalidad, pero no, varios de los teléfonos de la gente a su alrededor aun seguían sin encender. Paulatinamente los móviles de ciertas personas volvieron a funcionar pero no el de todos, entre ellos el suyo. Sena guardó su celular, fue entonces cuando miro al horizonte y lo vio, sorprendido y con una extraña sensación de intranquilidad lo miraba. No pudo evitarlo, instintivamente lo llamó.

-¡Hiruma-san!

Desesperado el corredor gritó al ver a su senpai subiendo los peldaños del frío metal para recuperar la pieza del aspersor que faltaba. Por un momento el joven castaño dejó de percibir la pelea que continuaba, tampoco noto el humo de la caldera que por desgracia era cada vez más alto y espeso. El runningback parpadeó perplejo mientras observaba al rubio subir, estaba preocupado por Hiruma y no entendía del todo lo que estaba ocurriendo con su compañero y mentor. La prioridad de Sena, hasta ese momento, era mantenerse a salvo así mismo junto con Suzuna, había perdido de vista a Mamori y Monta. Buscaba a sus amigos esperando que estuvieran bien y seguros. Fue entonces cuando observó al quarterback subiendo los escalones, pero no fue el único en notarlo.

-Pero... Pero ¿qué está haciendo You-nii?

De la misma manera que Sena, Suzuna confundida observaba la figura lejana del joven demonio, la escalera en la que subía daba la impresión de no ser estable, un mal paso y podría caer. Ambos chicos confundidos no entendían por qué el capitán del equipo estaba subiendo a la parte alta del centro comercial en algo tan endeble.

-¡Eso es peligroso You-nii!

Suzuna juntó sus manos para ampliar su voz y gritó con todas sus fuerzas en un vano intentó por advertir al rey demonio, no funcionó. Lejos de él y con el ruido de la pelea dispersando el sonido era imposible que los oyera. La porrista lo intentó un par de veces más, pero el resultado fue el mismo, decepcionada bajo sus manos mientras seguía manteniendo la mirada en el capitán.

Una sensación extraña de miedo inundó la espina dorsal de Sena perturbándolo, como si augurara una amenaza latente que solo podía presentir más no evitar. Algo no estaba bien, sus piernas temblaron ligeramente, recordando el instinto de temor que tantos años le había servido como mecanismo de supervivencia. Tenía que hacer algo, su corazón se lo exigía, ya no era un cobarde, pero el miedo inexplicable y oculto que lo embargo no le permitían recordarlo.

- Tenemos que ayudarlo…

El pensamiento inconsciente atravesó por la mente del corredor angustiado, lo dijo de forma automática en un leve susurro, casi imperceptible, sin embargo su voz si fue escuchada, su amiga lo oyó. Suzuna tomó el torso de su mano sorprendiendo al castaño, sacándolo de sus pensamientos y provocando un leve destello rojizo en su mejilla. La chica asintió con la cabeza en señal de afirmación como respuesta. La ansiedad de Sena se disipó, en cambio un fuego extraño en la boca de su estómago comenzó a nacer, una determinación férrea y familiar se esparció por su pecho. Miro al horizonte decidido a actuar, en respuesta al gesto de la chica skate, el joven afianzó el agarre de sus manos. Suzuna pudo notar como el aura de Sena parecía diferente, se percibía mucho más segura y confiada. Ver sus ojos llenos de fuego la tranquilizo.

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-¡Hi-Hiruma!

En el otro extremo del centro comercial Kurita preocupado llamaba a su amigo, trotaba lo más rápido que sus regordetas piernas le permitían moverse. Musashi y Yukimitsu se le habían adelantado, los tres corrían por las escaleras eléctricas que se encontraban detenidas para subir al lugar donde se hallaba el joven demonio. El fundador robusto de los deimon miraba con sus ojos angustiados como el rubio subía hacia el techo.

- ¿Qué hace ese demonio idiota?

Musashi corría imaginando las palabras exactas que le gritaría a su amigo cuando lo tuviera enfrente.

-Qui-Quizá quiere tener una mejor vista, como si fuera una torre de observación.

- No creo Kurita-san. Está subiendo donde están las tuberías. -Le contestó a su senpai el chico calvo quien analizaba la escena.- Quizá quiera encender los rociadores de forma manual...

Yukimitsu hizo una pausa para intentar mantener el ritmo de Musashi quien se había adelantado, aprovechó el momento para tomar aire y observar mejor el panorama.

- Pero aun así subir esa distancia es demasiado peligroso ¿El control habrá dañado el mecanismo para esparcir el agua?

El receptor calvo miraba intrigado el control que le habían dado para inhabilitar los teléfonos.

- No creo... - Respondió el pateador tratando de entender las acciones de su endemoniado amigo. - Quizá sean los aspersores. Cuando nos han encargado colocarlos en un edificio con la constructora de mi padre, si un aspersor se cae el paso del agua quedará bloqueado en ese lugar. Es por eso que se debe colocar la pieza nuevamente para que puedan volver a funcionar y la distribución del agua fluya con normalidad o no llegará a ese sitio... Es probable que esa sea la razón... Pero maldito impaciente ¿no podía esperarnos?

- Qué...¿qué pasaría si se cae?. -Preguntaba Kurita asustado a sus amigos.

Musashi vio de reojo al joven línea, trató de responderle algo para tranquilizarlo pero no pudo. Quería contestarle que era imposible que se lastimara, que no podía caer por entrepisos, que la distancia entre él y el suelo donde estaba la base de la escalera no era tanta, pero el constructor sabía que Kurita ya lo intuía. Había una sensación extraña de peligro en el aire. Ese demonio pese a lo impulsivo no haría algo tan arriesgado exponiéndose así mismo por una tontería y menos con el riesgo de lastimarse teniendo un partido tan cerca. Si lo estaba haciendo es porque debió pensar que era la única alternativa. ¿Qué diablos fue lo que vio?

- ¡Fuego!

Oyeron los gritos y giraron sus miradas hacia atrás. Las personas que se encontraban cerca de la cafetería empezaron a esparcirse. Una columna de humo negro se levantó de forma violenta impidiendo ver por completo lo que estaba ocurriendo.

-¿Musashi… ? ¿Qué hacemos?

La voz de Kurita mientras llamaba a su amigo estaba llena de temor. El pateador hizo sus conjeturas y de pronto lo entendió todo, dio un vistazo rápido a Yukimitsu quien preocupado le dio una mirada similar, habían armado el rompecabezas en sus mentes. El pateador dio un giro rápido y continuó corriendo donde estaba el capitán del equipo.

- Tch.. Ese idiota.

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El puño le pasó de cerca casi rozando su piel, pero sus reflejos eran más rápidos. No pudieron golpearlo, lo intentaron de nuevo más fue inútil. El chico veía los movimientos de su contrincante en cámara lenta cada vez que frustraba un ataque desviando su cuerpo.

Monta, quien se encontraba al otro extremo del centro comercial, en medio de la pelea, esquivaba el golpe de un tipo quien se acercaba de forma violenta con la intención de lastimarlo. Hábilmente el receptor desvío todos los ataques, se sintió complacido de su talento para eludir golpes y no pudo dejar de percibir una pizca de orgullo que se reflejó en el aire que arrojó violentamente por su nariz mientras sonreía. El chico mono seguía de forma ágil evitando ataques cuando giró su cabeza al escuchar los gritos de Kurita a la lejanía, no pudo oír lo que decía, pero reconoció la voz de su regordete senpai. Eso fue suficiente para distraerlo y romper su racha de habilidad y buena suerte, con la guardia baja Monta recibió de lleno el golpe de su adversario en la mejilla.

El chico mono cayó de espaldas y antes de que pudiese incorporarse de nuevo, su oponente lo volvió atacar con un pisotón mientras se encontraba vulnerable, el receptor recibió de lleno el impacto en su estómago tan fuerte que le quitó la respiración, la gota de saliva que arrojó se esparcieron por el aire mientras su cara reflejaba el dolor que sentía en ese momento. El receptor lastimado trató de incorporarse poco a poco, al mirar el puño de su atacante viajando hacia él, Monta cerró los ojos por inercia, quizá sí se preparaba para recibir el ataque este sería menos doloroso.

Apretó los dientes para aguantar el daño y esperó el inminente golpe más la sensación de dolor nunca llegó. De la nada escuchó un ruido seco tras él y luego otro similar. Curioso abrió un solo ojo y al no observar nada abrió el otro rápidamente. Dio la vuelta y miró cómo su rival caía inconsciente en el suelo. Al observar detenidamente el chico noto a un joven con un ligero chichón en su cabeza con el puño levantado, mientras Mamori, quien se encontraba a su lado, sostenía una bandeja de comida. Ambos habían golpeado al atacante del receptor. Al ver a la manager la energía del chico mono regresó, ya no parecía que le hubieran dado una paliza unos cuantos segundos atrás.

- ¿Monta-kun estás bien?

Mamori se acercó al receptor y se colocó a su lado de forma rápida, estaba preocupada por el chico y comenzó a preguntar por sus heridas, quería percatarse que el golpe que había recibido en la mejilla y su estómago no fueran graves. Monta sorprendido asintió en silencio mientras su rostro se tornaba rojo. Esta acción tranquilizó a la manager.

-Menos mal.

Aliviada, la castaña le habló al joven. Monta la miró hipnotizado, incluso alrededor de todo este caos ella seguía manteniendo la compostura. La chica acomodó un par de sus cabellos castaños atrás de su oreja en un acto inconsciente mientras le hablaba al chico del chichón, sus palabras eran incomprensible para el chico mono, quien la observaba directamente, no escuchaba lo que decían, solo miraba perplejo, lo único que podía percibir era lo bonita que se veía, incluso con todo el desastre sucediendo a su alrededor ella seguía viéndose hermosa.

Para Monta se había detenido el tiempo. La chica lo miró con sus hermosos ojos azules, le decía algo, pero el receptor solo notaba sus labios moviéndose, parecían de durazno ¿se habría colocado brillo labial? El joven mono se sonrojó y aparto su mirada rápidamente, aún absorto en sus pensamientos percibió lo que pasaba a su alrededor, miró de reojo y noto que estaban lejos de la pelea que aún sucedía, el tipo que lo había golpeado era el único que se había encontrado cerca de ellos y la manager y el otro tipo lo habían neutralizado. Entonces ahora tenía tiempo pero ¿tiempo de qué?

El pensamiento hizo que se volviera a sonrojar, todo el caos que ocurría a su alrededor había perdido sentido, volvió a mirar a la chica quien preocupada seguía moviendo los labios. Monta sintió un leve cosquilleo, trago saliva, veía su boca moverse sin emitir palabras. Recordó su misión, originalmente había ido al centro comercial para hacer una declaración, necesitaba hacerlo. Era ahora o nunca.

- Tenemos que irnos…

-¿Eh?

-Tenemos que irnos Monta-kun...

El chico mono de pronto regresó a la realidad, su burbuja de tiempo se rompió y este volvía a su velocidad normal, su espacio seguro roto, podía escuchar sus voces de nuevo.

-... Sena y Suzuna deben estar cerca de aquí y...

-Ma... Mamori-san espera…

El chico mono dubitativo la interrumpió. Monta se quedó inmóvil, por escasos segundos que a él le parecieron eternos permaneció en silencio, solo mirándola fijamente, los ojos del chico reflejaban una extraña mezcla de esperanza y miedo. Trago saliva, le pareció tan espesa que sintió que por su garganta atravesaba un cardo de púas. Nervioso el receptor sudaba frío, el líquido de su cuerpo resbalando por su piel inflamada y herida le recordó por qué estaba ahí en primer lugar y que no podía perder el tiempo, fue entonces que la miro a los ojos y su determinación regresó.

Justo aquí y ahora, en este centro comercial, en medio de una pelea con desconocidos, mientras una misteriosa columna de humo se alzaba tras de ellos. Aquí, en este momento, donde extraños gritando; "Quiten ese zapato de la caldera" como sus testigos, por fin le expondría su corazón a la chica que protegía en sus ensoñaciones. Este era el momento, no era el mejor, pero sabía que si flaqueaba ahora no tendría otra oportunidad para revelarlo. Con un renovado espíritu de convicción, apretó sus puños y le habló a la manager.

-Mamori-san, necesito decirte algo... Es importante.

La chica lo miró preocupada, quizá sus heridas son más graves y menos superficiales de lo que ella había imaginado.

-Yo...

El receptor está nervioso, las palabras no logran escapar de su pecho donde han vivido almacenadas tantos meses. El rostro del joven mono comienza a sonrojarse todavía más, preocupando aún más a la chica. Monta toma aire por la nariz y exhalando fuertemente por fin decide hablar.

-Estoy muy feliz de que te encuentres bien y a salvo Mamori-san, sé que deberíamos irnos de este lugar, pero, pero tengo que decirte algo importante. Si no te lo digo ahora sé que nunca tendré el valor de hacerlo otra vez. Yo, yo, yo…

Los ojos del receptor relucían con un extraño brillo. La chica lo miraba confundida con desasosiego prestando atención a cada palabra del chico. Monta nervioso trataba de controlar los angustiados latidos de su corazón que martillaban su pecho y no le daban tregua, su pulso incontrolable lo asfixiaba y no le permitía hablar con normalidad. El mono balbuceo sospechando lo que ocurriría pronto, las palabras eminentes que tanto tiempo llevaba ocultando en su corazón a punto de ser reveladas. Por fin, expresando sus verdaderos sentimientos por la manager, el joven abrió la boca y dijo:

-¡¿Pero qué rayos?!

El mono receptor observó cómo un chico con un chichón de pronto se agachaba para estar a lado de Mamori. Estaba junto a ella, muy, muy cerca. Monta miró perplejo como este tipejo osaba colocar una mano en el hombro de Mamori-san, como si fueran amigos cercanos y le hablaba en un tono familiar el muy cretino.

- Será mejor que nos vayamos, este lugar es peligroso. Ven te pondré a salvo.

El receptor no podía creer la cercanía con la que este tipo le hablaba a la chica. De un salto el joven mono se incorporó del suelo y con los ojos en blanco y humo saliendo de su cabeza señaló al sujeto del chichón, evidenciándolo como el maldito ladrón y usurpador que era. ¿Quién rayos se creía este tipejo para comportarse tan cercano con Mamori?

-Oye, tu herida se desinflamó bastante, el hielo funcionó.

La manager le dijo alegre al chico mientras colocaba la yema de sus dedos en su frente para comprobar que la hinchazón había disminuido.

Monta quedó en shock, el color en su cuerpo se tornó blanco, estaba congelado, completamente frío por lo que había presenciado. En ese momento el chico parecía más un témpano de hielo que una persona.

-Sabes mucho de primeros auxilios.

El chico del chichón le habló a Mamori despreocupado, mientras un ligero rubor aparecía en su pómulo al sentir el contacto con la mano de la chica.

La joven manager comprobó que la herida estaba mejor, más tranquila dejó de palpar la frente del chico. Menos mal que no la había golpeado más fuerte, pensó. Dio un ligero vistazo al sujeto que atacó momentos antes a Monta, el chico yacía inconsciente en el piso, tenía su chamarra amarrada a su cintura con el nudo casi desenvuelto por la pelea, lo retiro,

tomó la chamarra en un movimiento rápido y comenzó a doblarla mientras le respondía al hombre del chichón.

-Bueno, tengo que saberlo. Soy la manager de un equipo de amefuto, debo lidiar con un montón de heridas a lo largo de mi día, curarlas es normal para mí. Además antes de entrar al club ya sabía algunas cosas.

Mamori recordaba todos los cursos y videos de primeros auxilios que tomó para poder proteger a Sena en caso de que necesitara ayuda. No era probable, pero incluso aprendió cómo curar heridas de jabalí salvaje en caso de que Sena fuera a acampar un día y terminará encontrándose con uno.

La castaña terminó de doblar la chamarra, la abulto un poco, levantó ligeramente la cabeza del tipo desmayado y colocó su prenda como si fuera una almohada. Comprobó que estaba bien y se levantó.

-Vaya eso fue muy amable. Sabes lo del hielo y esas cosas fue impresionante, quizá después de salir de aquí podríamos ir a una cafetería para darte las gracias y no sé, tal vez ir por un helado y...Uhm…oye ¿me estás escuchando?

Mamori dejó de prestar atención al sujeto, su vista volvió a la pelea mientras buscaba con la mirada a Sena y a Hiruma. Estaba preocupada y quería encontrar cualquier rostro conocido. Al menos ya sabía que Monta estaba a salvo.

-O-oye

El tipo del chichón se levantó y volvió a colocar su mano en el hombro de Mamori… grave error.

-¡Mukya! ¡Aléjate de Mamori-san acosador de pacotilla!

Monta se lanzó inmediatamente sobre el tipo del chichón y comenzó a atacar. El sujeto se defendió y de pronto ya estaban peleando entre ellos.

-¡Auxilio! ¡Me ataca un mono salvaje!

- ¿A quién diablos le dices mono? tú pareces un unicornio con tu estúpido bulto en la cabeza.

El receptor fuera de sí mordió al tipo en el brazo.

-¡AAAH! EL MONO ME MORDIÓ ¡ME DARÁ RABIA!...

Otra vez había un par de sujetos peleando en ese lugar, Mamori con frustración les habló para intentar calmarlos, pero no la oyeron, seguían discutiendo entre ellos, la chica castaña intentó de nuevo pararlos, pero fue en vano, fue entonces cuando molesta les gritó.

-¡Basta los dos!...

Los chicos impactados por su tono de voz se quedaron quietos por un momento y le prestaron atención a la castaña.

-No ven que esto ya se salió de control, no pueden continuar peleando ustedes también, esto es peligroso tienen que parar.

Los dos jóvenes se quedaron por un momento avergonzados por el regaño de la chica. Monta soltó al tipo, abrió la mandíbula y quitó sus dientes de su piel. El tipo del chichón inmediatamente se sacudió el brazo, se alejó un poco y comenzó a limpiar su extremidad de mala gana, tenía un rastro de saliva que Monta le había dejado como cortesía de su insolente coqueteo.

La joven regresó su vista a la pelea para retomar su búsqueda, el chico mono se detuvo tras de ella, de nuevo los nervios regresaron a su cuerpo, volvió a tragar saliva y se acercó a Mamori. Cuando Monta estaba a punto de hablarle escuchó murmurar a la joven un "¿dónde estás…?" mientras mantenía su mirada de inquietud en el horizonte. Algo se sintió extraño en el tono con el que dijo esa frase, y una leve punzada de dolor apareció de pronto en el pecho del chico.

Monta se quedó paralizado por un momento, aun manteniendo la postura desvió su mirada abajo ocultando su rostro avergonzado para que sus palabras tomarán valor.

-Mamori- san... Yo, lo siento.

La chica castaña lo miró con incredulidad, no sabía porque exactamente se disculpaba, podría ser por la pelea que empezó momentos antes.

-No te preocupes, hay mucha tensión en este lugar, todo el mundo está peleando y...

-No, no me refiero a eso. - Suspiro fuertemente tratando de acumular fuerza con el aire que exhalaba. -Sena y yo somos los que te dejaban cartas en tu casillero.

La joven parpadeó un par de veces de forma instintiva al escucharlo, intentando comprender las palabras de su amigo, aún no procesaba lo que ocurría del todo.

- Exactamente, yo fui quien le pidió a Sena que te enviará las cartas, las primeras que recibiste, las escribí yo.

La chica se quedó mirándolo impresionada con incredulidad, al principio no había asimilado de que hablaba el receptor, se quedó quieta meditando lo que él decía, luego conecto los puntos. ¿Se trataba de una broma? Sus mejillas se ruborizaron por la vergüenza ¿Era lo que ella creía que él le estaba diciendo? ¿Lo que gritó hace un rato era verdad? ¿En verdad era su admirador?

-Monta-kun… ¿Es esto una broma?

La mirada de la chica era de confusión, el joven mono completamente avergonzado desvió su vista al suelo para no perder el valor y seguir hablando.

- No era nuestra intención incomodarte o meterte en problemas. No queríamos molestarte, y no sabíamos que ocurrirá todo esto, pero, te aseguro que no fue una broma cruel. Realmente lo que trataba de hacer, lo que yo quería hacer...

El chico cerró los ojos fuertemente, se quedó callado por un momento sin poder decir nada, apretó ligeramente sus puños, se sentía impotente por no encontrar el coraje de pronunciar las palabras correctas en ese momento.

La chica lo miró inquieta. Todo este tiempo averiguando y buscando a la persona que le envió las cartas y eran ellos dos, justo ellos dos, las personas que menos esperaba.

Por un breve momento sintió una punzada molesta crecer en su pecho, pensó que estaba enojada, pero después de un tiempo asimilando la sensación se dio cuenta de que no. Aunque incómoda, se encontraba extrañamente tranquila, sin embargo le dolió escuchar esa información, se sintió traicionada.

El joven receptor seguía luchando contra sus propias emociones por dentro. La mirada de Mamori se tornó seria en un instante, en su mente recapituló los últimos acontecimientos y con un tono extraño le habló al chico.

-¿Por qué lo hicieron?

-...

El joven mono trató de hablar, pero el nudo que se había formado en su garganta no lo dejó expresarse. Solo podía respirar hondo tratando de darse valor para continuar hablando. El chico aspiró fuertemente, intentando tomar fuerzas para confesar su amor en ese momento, cuando escuchó la voz de la manager.

- Yo... En algún momento pensé que había sido Hiruma...kun.

Mamori le dijo sin más al receptor. Monta abrió los ojos con sorpresa al oírla mencionar al quarterback, levantó la vista y la miró callado, otra vez esa extraña sensación de dolor en el pecho.

- ...Y luego pensé que era Agon-kun.

La chica le sonrió.

- Francamente si pienso como sucedieron las cosas desde el principio, si hubieran sido cualquiera de ellos dos hubiese sido algo muy cruel, las cosas que decían las cartas, era algo que no me hubiera gustado leer sabiendo que me estaban usando y engañando. Es decir… Todas esas pobres chicas siendo manipuladas y timadas, las falsas esperanzas son algo muy doloroso. Sé cómo se sienten porque yo me sentí así por un tiempo.

La chica hizo una pausa, la mirada de la manager se tornó nostálgica, se mordió el labio por un momento para contener el llanto, levantó la mirada con una sonrisa tímida y rota tratando de darse valor. Las falsas esperanzas dolorosas que ella ya no volvería a tener con el hombre que amaba.

-No sé realmente porque, no puedo describirlo si te soy sincera, pero supongo que lo hicieron para protegerme, protegerme de ser lastimada y yo tontamente creí que... Pensé que él…- Sus ojos se nublaron por un momento. - Siento mucho si los metí en problemas.

Mamori avergonzada ocultó su rostro con sus manos para evitar que su joven amigo la viera derramar lágrimas por su propio amor no correspondido.

- ¿Mamori-san?

El chico se puso nervioso, no sabía que hacer. Para ser justos no esperaba que ella llorara, lo último que quería era que su amor platónico se pusiera triste después de confesarle que era su admirador secreto, sobre todo ahora que la manager sabía que lo habían hecho para protegerla… ¿espera qué?

Monta de pronto entendió las palabras de Mamori ¿ella piensa que las cartas no eran una confesión de amor? ¿Para protegerla de qué?

La joven se limpió sus lágrimas y se inclinó a manera de disculpa mientras el receptor miraba confundido la escena.

- ¿Eh?, no Mamori-san así no fueron las cosas... Yo... - El receptor solo podía verla confuso por lo que estaba pasando.

- ¿Ya sabían del plan de Hiruma desde el principio? ¿Cierto? Trataban de desviar mi atención de todo esto supongo. De las cartas que él envió... Trataban de protegerme.

- No yo… -Monta se volvió a poner nervioso. - ... Es que yo...- El receptor río por impulso. - Realmente es que… Eh, no fue así… La verdad es que…

El receptor ponía su mano en la cabeza nervioso y hablaba avergonzado, atropellando las palabras que salían de su boca. Luego de balbucear sin sentido por un rato se quedó callado, trago saliva y recuperando el coraje del principio hablo de forma segura retomando la compostura.

- La verdad es que Hiruma-san no hizo nada, no sabíamos cuáles eran sus intenciones, pero no te envío una carta como la de las demás chicas, todo el tiempo fuimos nosotros. Hiruma senpai no tuvo nada que ver. Fui yo…

Mamori se quedó sería por un momento, reflexiono por un instante, busco en su bolso y sacó la última carta que le habían enviado.

- Esta carta es muy similar a la de ellas, creo que esta si la envió él. - Dijo con tristeza la chica.

La carta le daba a la joven la certeza de que el quarterback de Deimon si la había manipulado como a las otras chicas, y aun así no podía evitar preocuparse por el imbécil que le había roto el corazón. No permitiría que sus sentimientos por Hiruma siguieran creciendo, pero seguía siendo una persona importante para ella, seguían siendo compañeros de equipo, necesitaba saber que estaba bien.

Monta vio la carta confundido, entrecerró los ojos para apreciarla mejor. Fue entonces cuando se dio cuenta de que era una de las cartas que había enviado Hiruma, igual a la que tenían las otras chicas. No podía confundirlas, incluso encontró algunas tiradas al comienzo de la pelea, estaba seguro. De pronto sintió una extraña sensación de enojo formándose dentro de él. ¿Por qué Hiruma senpai le mandó una carta igual a esas chicas a Mamori-san?

Recordó todo lo ocurrido con Agon momentos antes. Sabía que su cruel y diabólico senpai no tenía corazón ¿pero manipular así a Mamori? Usarla como carnada contra Agon. Monta apretó los puños, pensó que su senpai, por el que todavía tenía bastante respeto, no sería capaz de utilizar a un miembro del equipo y menos uno tan cercano en algo que podría ponerla en peligro. Miro alrededor, observó todo el caos que había provocado su treta y volvió a mirar la carta de Mamori, un sentimiento extraño de ira se formó en el pecho del receptor.

Los dos jóvenes se quedaron callados por unos segundos, el receptor seguía asimilando la información que había descubierto. Monta estaba a punto de hablar de nuevo cuando la castaña lo interrumpió.

- Pero ya no tiene importancia, al menos no en este momento.

- No Mamori-san, si la tiene y mucha. -El joven seguía molesto.

La manager lo observó mientras el receptor en silencio mantenía una batalla interior con él mismo. Se notaba que quería decir algo, pero le costaba trabajo. La chica dio un leve suspiro y le habló, intentando sacarlo de ese momento de frustración.

- De hecho, eres asombroso Monta-kun, ¿Lo sabías?...

-¿Eh?

El joven mono se quedó perplejo mientras la escuchaba. Mamori le respondió dándole una sonrisa cálida.

-Nunca te rindes. Tú y Sena, a veces se parecen un poco. Tienen un tipo de fuerza especial, no importa con qué obstáculos se enfrenten, sin importar lo pequeños que son ustedes afrontan los retos que tienen, en verdad los admiro.

La mirada de la chica se tornó afligida.

-Me tardé un poco en darme cuenta de esas cualidades en Sena…- Después de una pausa reflexionando la mirada de la joven cambió. -Pero puedes estar seguro que de ti nunca lo he dudado.

El receptor se quedó paralizado mientras sus mejillas se pintaron carmesí.

- Por eso me gustaría ver lo lejos que van a llegar, quiero verlos alcanzando sus sueños, los apoyaré siempre sin dudarlo, pero…

El chico se paralizó al escucharla. "Pero" ¿pero qué? Su expresión se tornó preocupada.

Él era un libro abierto, en sus facciones se podía leer lo que estaba pensando tan solo mirarlo.

La chica prolongó la pausa, debía cuidar cada palabra, no se hubiera imaginado nunca esta situación. Aún pensaba que se trataba de un acto amable de sus kouhais tratando de protegerla, pero quizás, sí es que tal vez se trataba de otra cosa, en verdad no deseaba empeorar la situación. No quería más corazones rotos, con el suyo y el de las otras jóvenes era suficiente, nadie se merecía ese dolor y sin importar si esto era un malentendido o no, Monta era su amigo. Verlo sufrir como todas esas chicas decepcionadas por culpa de esta treta era algo que no quería presenciar, justo como ella misma había sufrido por culpa del quarterback. Nadie debió de ser lastimado.

En un momento la castaña recordó algo. Había un elemento particular en las primeras cartas que había llamado su atención. Mamori supo que cuando conociera al autor de las cartas le preguntaría por este detalle. No pensó hacerlo en este lugar, en medio de tanto conflicto, pero probablemente este era el momento adecuado.

-… Fue sorprendente, sabes, el mensaje secreto que escribieron sobre el pastel de banana. Yukimitsu y yo pasamos toda la tarde tratando de descifrarlo.

-¿Eh? ¿Un mensaje secreto? Mamori senpai ¿No me digas que no te gusta el pastel de banana? ¡Espera un momento!...

El receptor de pronto entró en pánico.

- ¿Yu-Yuki-san?, ¿él también leyó las cartas? ¡Vergüenza Max!

Monta se encontraba completamente sonrojado por el bochornoso momento.

-Bueno si, pero no es exactamente como suena, pensábamos que las cartas estaban escritas en un código secreto y solo lo resolvíamos.

- ¡Maldición lo sabía! Algo me lo decía, no debimos pedirle sus estúpidos poemas a Taki.

- ¿Taki-kun?

- Eh si, bu-bueno, le pedimos ayuda con algunos poemas, él realmente no sabía para qué los íbamos a usar.

Mamori trató de recordar el contenido de todas las cartas y los mensajes que había recibido, recordó aquellas que le indicaban que el joven demonio la esperaba en una cita. Ahora que lo meditaba, el contenido de esas cartas en particular eran completamente diferentes a las primeras que le enviaron. Empezó a atar los cabos sueltos.

- ¿Quién más las escribió? ¿Las cartas, los mails? ¿Quién fue?

La joven preguntó seria, trataba de no molestarse pero su incomodidad crecía. La sensación de haber sido traicionada volvió. No quería sentir que la gente en la que más confiaba había jugado con ella, pero por un pequeño momento fue el sentimiento que tuvo. Hubo cartas que parecía las había firmado el joven demonio y quería saber por qué.

-Ah, bueno, Suzuna también ayudó. -Dijo el receptor tímidamente.

- ¿Suzuna-chan?...

Mamori suspiro pesadamente mientras cerraba los ojos, conocía la insistencia que la porrista tenía con temas relacionados con ella y el quarterback, pero no pensó que llegaría tan lejos como para manipular las cartas que ellos les enviaban. El saber que la chica skate estaba involucrada no le sorprendió, sin embargo eso solo confirmaba lo que llevaba tiempo sospechando. Que efectivamente, el capitán del equipo no la amaba, solo jugó con ella. Que tonta al imaginar que por un momento el joven demonio podría haber sentido lo mismo y le correspondería. Ilusa.

"Él no te lastimará jamás, sería lo último que haría"

Mamori abrió los ojos de golpe, recordó el momento que tuvo con Hiruma en la azotea de la escuela. El demonio ya sabía quien era el que le mandaba las cartas. La manager miró al receptor. Monta trago saliva y empezó a tartamudear casi gritando.

- P-pero te equivocas si piensas que era una broma o algo así Mamori-senpai. Hay, hay una razón por la que enviamos esas cartas… Por las que yo las escribí, es porque yo... Yo.

El chico intentaba encontrar la forma de revelar el contenido de su corazón, pero aún le costaba trabajo, trató de hallar las palabras correctas, pero las palabras no salían de su boca, fue cuando la joven lo interrumpió.

- En verdad lo aprecio... Lo que se propusieron hacer para protegerme o lo que sea que estuvieran intentando hacer para cuidarme de todo este caos, gracias por estar ahí...

El receptor la miró callado.

- ... Todos estos meses han estado llenos de retos y sorpresas, no esperaba verlos crecer tanto y tan rápido. Disculpen si he sido algo protectora con ustedes, debo darles su espacio, ahora lo sé, entiendo que tomarán su propio camino, cuando eso suceda estoy segura de que te cruzarás con alguien que sea perfecta para ti en su propia forma especial, y podrás enviarle cartas, chocolates y todas esas cosas de una manera sincera sin necesidad de estar fingiendo, sin tener que estar en medio de una artimaña para proteger a tu amiga. Algo real. Lamento los inconvenientes que han tenido que pasar por intentar cuidarme.

Monta la observó con tristeza. "Esto era real". Lo intentó decir un par de veces, pero su labio solo temblaba y se congeló, ahora las palabras que tanto intento salieran de su boca y por fin las estaba expresando, quedaron atascadas en su pecho heridas sin querer escapar, arrumbadas junto a sus sentimientos rotos. Eso le dolió, la chica no pensó que él fuera capaz de enviar estas cartas porque tuviera un sentimiento genuino por ella, se le rompió el corazón. Ella pensó que todo esto era parte de un plan, no porque él tuviera un sentimiento auténtico. A su forma de verlo, él no era digno.

Sus ojos comenzaron a nublarse al tiempo que su corazón se partía en dos. El receptor apretó sus nudillos haciendo jirones su pantalón, agacho rápidamente la mirada para evitar que la chica lo observará en su momento vulnerable y lo viera llorar. Contuvo las lágrimas lo más que pudo mirando hacia el piso, apretando los ojos, sintiéndose humillado, poca cosa. ¿En qué mundo pensó que alguien como ella podría mirarlo? Seguro pensó que era una broma o un juego tonto, sospecho de varias personas y lo creyó, maldita sea incluso pensó que era Agon, pero en cuanto supo que había sido él quien mandaba las cartas no lo tomo en serio. Ella no lo quería.

El ambiente se sentía extraño, Mamori miró fijamente al joven receptor quien mantenía la cabeza agachada.

- Sabes, una parte de mí se siente aliviada al escucharte decir que fuiste tú.

El receptor abrió sus ojos húmedos de forma rápida, su mirada reflejaba sorpresa.

- No eres una persona cruel, eres honesto y noble, sé que nunca harías algo para lastimar a otros. Creo que eres un chico increíble con bastantes cualidades admirables. Cualquier chica sería afortunada de que le escribas estas palabras, aunque fuera con otras intenciones, supongo que soy afortunada solo por eso ¿verdad?. Muchas gracias, me siento muy honrada.

La chica le sonrió, mientras daba una leve reverencia de agradecimiento. El joven levantó su mirada con algunos rastros de lágrimas en sus ojos y una sensación extraña de esperanza. Debería sentirse triste, debería sentirse decepcionado, pero escucharla hablar así de él le había regresado la vida a sus ojos húmedos. El joven esbozó una sonrisa de alegría mientras absorbía una ligera gota transparente de moco que resbalaba de su nariz.

- Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites Monta-kun, así que alguien tan increíble como tú no debería estar así por esto...

La joven sacó un pañuelo, se acercó al chico y con cuidado le secó las lágrimas mientras él la veía conmovido, después le entregó el pañuelo para que él mismo continuara quitando el rastro del llanto en su rostro.

-Eres un gran amigo, soy afortunada por eso. Muchas gracias.

-Mamori-san... - Le respondió conmovido el receptor. - Solo se me metió un poco de polvo al ojo, debe ser por la pelea, es todo.

Le sonreía feliz Monta mientras se tallaba un ojo para retirar otra lágrima con el dorso de su mano. Mucho más tranquilo el joven mono tomó el pañuelo, lo coloco y se limpió la nariz fuerte y estruendosamente, hizo tantos ruidos raros en el proceso que la joven solo reía ligeramente mientras una gota se resbalaba de su cabeza.

Bien, eso no salió como él quería, pero del todo no había sido rechazado, aún. Técnicamente todavía existía una leve posibilidad de decírselo, tenía esperanzas, quizá no ahora, pero puede que en el futuro por fin le confesaría sus sentimientos abiertamente, sin rodeos, sin intermediarios, sin cartas. Era muy joven y el torneo de Kantou no había acabado. No le diría sus sentimientos abiertamente, al menos no hasta ganar la christmas bowl, pero sus palabras, saber que era alguien que ella apreciaba, lo hizo sentir mejor.

No era el resultado que quería, pero al menos sabía que ella valoraba su amistad. Quizás después del torneo tendría el valor de decírselo directamente, tal vez no, pero por ahora él sabía que lo consideraba un buen amigo y en este momento era lo único que necesitaba escuchar, saber que ella lo apreciaba tanto fue importante para él. Ella a su manera lo quería.

El receptor se encontraba alegre, su corazón dejó de resquebrajarse, aun así esa extraña punzada de dolor e ira que había sentido viendo la carta no se había marchado del todo, aún necesitaba saber por qué su diabólico senpai había hecho algo así.

- Bueno, bueno, si, si muy bonito ¿y ahora qué hacemos?

Se acercó el chico del chichón interrumpiéndolos mientras miraba de reojo a Monta.

- ¡¿Y tú qué haces aquí, estúpido entrometido?!

- ¿Qué dices chico mono?, al menos yo no estoy llorando.

- ¡Es polvo en el ojo!

- Basta, basta…

La joven suspiró con pesadez.

- Pero él tiene razón, tenemos que irnos de aquí y mantenernos a salvo de todo esto ¿vale Monta-kun? Busquemos a Sena y a los demás.

Monta asentía con su cabeza mientras la veía con un brillo especial en los ojos, sin embargo a la lejanía una extraña silueta llamó su atención. El chico mono miró detenidamente entrecerrando los ojos para ampliar su rango de visión, no percibía bien de qué se trataba, observó detenidamente cuando de pronto se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Miró boquiabierto la escena confundido, su expresión interrumpió a la chica.

El joven del chichón intrigado dirigió su mirada al mismo lugar que el mono observaba, cuando noto la extraña silueta.

-¿Qué diablos está haciendo ese tipo?

- ¿Hiruma senpai?

Monta preguntó incrédulo. Al escuchar al receptor, Mamori rápidamente dio vuelta y miró en la misma dirección que los demás. Vio a Hiruma subiendo la inestable escalera. Su preocupación y ansiedad por el endemoniado chico aumentaron de golpe. ¿Pero qué estaba haciendo?

- ¡Hiruma -kun…!

El corazón de la chica dio un vuelco, sintió un fuerte golpe en el pecho al verlo en esa situación. Una mezcla de pánico y preocupación se apoderaron de ella. Es muy alto ¿y si no se sujetaba firmemente del frío metal?, ¿qué tal si caía?, ¿qué tal si resbalaba y se golpeaba en el barandal?, ¿y si caía al vacío? Interrumpiendo sus propias ideas, la chica sacudió su cabeza en negación tratando de romper sus pensamientos intrusivos que solo aumentaban su miedo.

No, él no caerá, él estará bien. Lo decía firmemente en su cabeza, pero mientras lo pensaba un nudo en su garganta y estómago se estaban formando.

- ¡Tenemos que ayudarlo!, sea lo que sea que esté tramando, eso es peligroso.

Gritó Monta con decisión. Estaba enojado con su senpai, sí. Necesitaba una explicación, por supuesto, pero ahora lo importante era evitar que se hiciera daño. La joven asintió mientras su temor se acrecentaba en la boca del estómago, observaba preocupada al techo, noto que pese a todo el joven demonio seguía en un lugar "seguro" lejos del extremo del barandal, la escalera telescópica parecía lo suficiente afianzada para sostenerlo y no caerse.

¿Por qué subía a las tuberías?, de soslayo vio a Kurita, Musashi y Yukimitsu correr hacia el quarterback y se sintió aliviada. Podría estar poniéndose en riesgo, como tantas veces, pero no estaba solo. La castaña tragó un poco de saliva, quería pensar que como tantas otras veces el joven estaría bien pese a sus excéntricas acciones. Dando un vistazo rápido al caos que se levantaba frente a ellos se dio cuenta que la pelea se había intensificado.

¿Qué debía hacer?, habían perdido de vista a Sena y Suzuna y lo peor, Hiruma estaba haciendo quien sabe que locura peligrosa, otra vez, y no podía simplemente ignorarlo.

Dio un vistazo rápido a su alrededor y volvió a dirigir su mirada al quarterback mientras meditaba. ¿Qué haría Hiruma?, ¿qué le diría si estuviera en su lugar?, de pronto un pensamiento fugaz cruzó por su mente, miró detenidamente lo que el chico demonio estaba haciendo. ¿Estaba intentando dispersar la pelea? Él estaba muy lejos, pero si eso era lo que él estaba tratando de conseguir quizá podrían ayudarlo a su manera. Si era una buena o mala idea ya lo averiguaría en el proceso.

-Tenemos que hacer que toda esta gente deje de pelear. Dijo la joven en voz alta.

El chico mono miró a su senpai a la lejanía, luego observó a la chica quien se encontraba decidida a actuar, Monta asintió mientras el tipo del chichón dudoso rascaba su nuca.

- Mmm… ¿Y por qué nosotros? ¿No ayudaríamos más no estorbando? Además ¿cómo se supone que detengamos a todos estos sujetos?, digo, hace un momento golpeamos a un tipo… De nuevo. Esta gente está fuera de sí.

-¡Los aspersores!…

Mamori lo entendió de pronto. Así que se trataba de eso, observo a Hiruma y noto como se dirigía a estos. La chica al analizar la situación miró a la cafetería de dónde provenía el humo que cada vez se hacía más espeso y regresó su mirada al lugar donde se encontraba Hiruma.

- "Debe estar intentando usarlos para dispersar a la gente y apaciguar el humo, pero ¿por qué está subiendo él?, ¿no deberían haberlos prendido ya de forma remota?" - Pensó la joven.

- Saben, creo que no deberíamos hacer nada más que irnos, que los profesionales se encarguen.

- Ja' supuse que te irías rinoceronte cobarde, es obvio que no te necesitamos ni Mamori-san ni yo. Adelante vete y deja que un verdadero hombre se encargue de esta situación.

Le decía Monta al chico del chichón despreciándolo con la mirada.

- ¿Rinoceronte? Esos ni siquiera tienen cuernos en la frente, mono estúpido.

-¿A quién le dices mono?, quiero decir ¿a quién le dices estúpido?.- Monta gritaba dando brincos de chimpancé.

- Basta ya chicos, aunque los rinocerontes si tienen un cuerno en la frente. - Mamori les decía con una tenue gota resbalando de su cabeza.

-¡Ves! ¡Te lo dije!

Mientras Monta seguía dando saltos de mono en señal de victoria, el tipo del chichón miro a Mamori por un momento, suspirando pesadamente se rascó la cabeza y señalo con el pulgar detrás de él.

- Bien, les ayudaré en lo que sea que estén planeando, pero si empeora me marcho. Si sirve de algo, hay una manguera contra incendios del otro lado de la cafetería, si logramos llegar a ella quizá podríamos usarla, al menos para que alguien más la utilice antes de irnos. -Comentó perezosamente el chico del chichón señalando el lugar.

-Si, eso ayudaría bastante. -Respondió la chica.

- ¡Gran idea Máx! Bien pensado Mamori-san. -Grito Monta mientras daba un salto y enseñaba los pulgares.

- Fui yo quien lo sugirió mono. - El tipo del chichón miraba a Monta con los ojos entrecerrados.

- ¡Cállate!, a ti nadie te está hablando.

- Pero es extraño que los guardias de seguridad no lo hayan intentado antes. ¿Por qué no la están usando ellos?

- ¡Mala idea!, que idea tan terrible ¿cómo se te ocurrió eso estúpido unicornio?

- Ahora si es mi idea ¿verdad? Bueno, sobre la manguera, no lo sé. Ni idea del porqué no la están utilizando ellos, quizás al final si sea mala idea, puede que no esté funcionando.

- Monta miró al fondo y medito. Su instinto en el que confiaba le dio una buena señal y manteniendo una postura estoica les habló.

- De cualquier forma deberíamos ir hacia allá. Algo me dice que deberíamos intentarlo. - El chico mono les sonrió con seguridad manteniendo una pose de confianza mientras alzaba un pulgar.

- Si tu instinto te dice que "deberíamos ir" entonces definitivamente no deberíamos ir. Presiento que seguir tus corazonadas es una terrible idea.

- Este tipo…- Balbuceaba monta apretando los dientes mientras una vena de enojo se asomaba en su cabeza.

Mamori medito mientras observaba el lugar donde estaba la manguera, no podían verlo había muchos elementos obstaculizando su vista. Sin embargo, le seguía pareciendo sospechoso que aún nadie hubiese hecho algo para detener el humo y la pelea, hacer cualquier cosa. Era extraño.

El chico del chichón de pronto se quedó sorprendido, su celular había vibrado, este había vuelto a la vida, se encendió de manera automática.

- Genial ya tengo señal de nuevo.

- El mío no enciende. Comentó Monta intrigada mientras observaba su teléfono.

- El mío tampoco. - Mamori miró su teléfono mientras seguía pensativa - Quizá sea gradual, puede que después enciendan los nuestros.

- Bueno al menos el mío está prendido. Voy a llamar a emergencias por ayuda… ¿Pero qué?

El sujeto miró sorprendido su teléfono. Su aplicación de noticias le avisaba de un accidente. Mamori y Monta se acercaron para ver. Al parecer había ocurrido un percance en un edificio de negocios cercano al centro comercial y todos los servicios de emergencia del distrito estaban ocupados atendiendo la emergencia. La ayuda sería dispersa y tardaría en llegar.

Preocupada, Mamori devolvió su mirada hacia el quarterback y comprendió mejor sus acciones, tenía que detener la pelea de inmediato, tenía que ayudarlo.

-No lograremos nada si nos quedamos aquí. Tenemos que movernos, funcione o no vamos para allá, dónde está la manguera.

La chica habló sin quitar su vista de Hiruma. Rezo internamente porque estuviera bien y corrió hacia el lugar donde se encontraba la herramienta de emergencias. Al verla irse el chico del chichón y Monta compartieron una mirada de intriga y la siguieron. Al menos así podrían corroborar que la estaban usando y quizá preguntar algún guardia de seguridad de que manera ayudar a detener esto o a dónde dirigirse. Hacer algo, cualquier cosa.

Monta iba tras de ellos cuando de pronto se detuvo, giró su mirada donde se encontraba su senpai, observó de reojo a Hiruma en la escalera. Pensó un poco en lo que le había dicho Mamori. Se quedó en silencio meditando por un momento.

-¿Qué quería decir Mamori-san con falsas esperanzas?

Volvió a mirar a los chicos que ya se le habían adelantado rumbo a la manguera de emergencia y corriendo fue detrás de ellos.

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¡Hiruma!

Volvió a gritar Kurita mientras corría junto con Musashi y Yukimitsu hacia la parte superior del centro comercial, justo donde se encontraba el rubio.

-Si tantas ganas tenías de volverte contratista me hubieras dicho, nos hace falta personal.

Musashi bromeó, se encontraba mucho más relajado al ver que su amigo estaba bien. Se detuvieron en un área cercana a él para observar las acciones del demonio.

- Ke'

Hiruma sonreía con presión sujetándose fuerte. Se encontraba a escasos escalones para estar en la parte superior de la escalera y alcanzar los tubos. Miro a Kurita quien seguía corriendo con pesadez y llegaba al lugar donde se encontraban Yukimitsu y Musashi.

El joven demonio amplió su sonrisa.

- Hasta que llegas maldito gordo, ayúdame a sostener la escalera.

- Sí.

Contestó el chico línea quien se aproximaba corriendo torpemente.

Kurita sujetó rápidamente la escalera con las manos, pero pisó sin querer un par de pelotas de los juegos del restaurante que momentos antes el demonio había lanzado. Sin alguna intención Kurita con su pesado cuerpo y extrema fuerza resbaló aún sosteniendo el metal, empujando sin desearlo la escalera con su extrema fuerza. Esta seguía sujeta a las tuberías que sirvieron como rieles debido a los ganchos. La escalera telescópica se deslizó con potencia como si fuera un tren. Debido a la fuerza aplicada del joven línea, el metal chocó con el barandal de cristal, este terminó rompiéndose en pedazos proyectando al joven demonio quien seguía sostenido de ella. La escalera que seguía afianzada a la tubería por los ganchos siguió su trayecto hasta detenerse.

Con sorpresa Hiruma se congeló inerte al sentir la inercia inicial, se aferró con fuerza al metal hasta que pronto sintió como el movimiento se detuvo. La escalera se tambaleaba de un lado a otro, poco a poco fue recuperando la estabilidad. Cuando el movimiento disminuyo el demonio observó con ironía cómo al final terminó colgado de una escalera telescópica enganchada a unas tuberías del techo en medio del entresuelo del centro comercial. El peor escenario posible.

Mientras la escalera terminaba de balancearse, con una absoluta cara de terror, Kurita y los demás observaban al quarterback que yacía colgado en medio del entrepiso, a punto de caer a la nada si daba un movimiento en falso. Estaba en una mala situación, la escalera se podía zafar del agarre de las tuberías o estas últimas se podían vencer por el peso.

- ¡Te dije que sostuvieras la puta escalera maldito gordo, no que la proyectaras como cohete!

Hiruma regañaba a Kurita. El capitán del equipo trató de no moverse mucho. Si caía caería desde varios metros.

- Pe- perdón.

Lloraba Kurita aun en el suelo mientras alzaba una mano en vano, tratando de alcanzar la escalera que ya se encontraba varios metros, muchos varios metros de hecho lejos de él.

- ¡Perdón nada! Si caigo y muero me convertiré en un jodido fantasma y te atormentaré todos los malditos días de tu vida cuando comas.

Kurita, Musashi y Yukimitsu se imaginaban la visión de Hiruma como fantasma tirando los platos de comida de Kurita cada vez que intentaba probar un bocado.

- Tch…

La escalera dejó de balancearse al azar y se detuvo completamente. Al levantar su mirada el joven demonio observó cómo esta seguía bien afianzada a las tuberías. Los ganchos también habían empujado la pieza del aspersor, que por fortuna estaba atorada entre ellos, pero no había caído. Ahora solo tenía que subir unos cuantos escalones y levantar la mano para alcanzar la pieza de forma sencilla, ya que estaba exactamente arriba de él.

Convenientemente se encontraba al menos a un metro y medio de distancia del lugar donde habría que colocar la pieza para que todo el sistema de aspersores volviera a funcionar. Irónicamente este accidente estúpido parecía haberle ayudado, demasiado bueno para ser verdad si lo meditaba, no le gustaba recibir tanta ayuda de la suerte, no creía en el azar, pero admitía que esto era conveniente. Era peligroso sí, pero quizá con cuidado y sin forzar mucho el peso que las tuberías podrían aguantar, él podía reparar los aspersores en ese momento y terminar. La verdadera pregunta era ¿cómo diablos se acercaría al lugar para colocar la pieza y como diablos saldría de ahí después de eso?.

- ¡No seas idiota!

Le gritó el pateador llamando la atención del demonio.

-Ni siquiera lo pienses, es muy arriesgado, la gente del centro comercial debe tener alguna grúa o góndola con la que hacen este tipo de reparaciones. Necesitamos traerla para bajarte de ahí y ya después de eso piensas en cómo acomodar esa estúpida cosa, no antes.

¿Era tan transparente y fácil de leer para sus amigos? Tenía que darles crédito. Miro por un momento al aspersor con su profunda mirada y la desvió al lugar donde se encontraban sus compañeros.

-Por supuesto que no la voy a colocar justo ahora, ni siquiera estoy cerca viejo. Además, si no tienen la maldita grúa aquí, debo pensar en un jodido plan alternativo hasta que la traigan o lleguen por fin los servicios de emergencia. No pienso morir y menos por algo tan estúpido.

Al mirar a la lejanía, Hiruma noto la manguera de emergencia que se encontraba atrás de la cafetería. La visión no era muy amplia, el humo aun no era suficiente para asfixiarlos pero tapaba muchas áreas a la vista. En la ironía de su desgracias, la ventaja de estar colgado le permitía contemplar mejor todo el panorama a su alrededor pese a la baja visibilidad del horizonte. Fijo la vista al tumulto de gente que seguía golpeándose. "Imbéciles" pensó el demonio mirándolos desde lo alto, al observar detenidamente el quarterback noto algo, un detalle peculiar y extrañamente conocido en varios de los peleadores que continuaban la lucha. Le pareció extraño hasta que los reconoció.

- Ya veo. - Sonrió para sí mismo el demonio. - Eso explica por qué hay idiotas que siguen peleando.

Observando más a fondo noto como los guardias de seguridad y otros voluntarios intentaban sacar la manguera atorada, pero no lo conseguían, se había atorado con una pata de una mesa rota que impedía que la sacaran, no podían desatorarla. Al mirar hacia abajo de pronto vio a Monta y compañía correr hacia esa dirección. Se quedó en silencio por unos segundos mientras pensaba en su siguiente movimiento.

- Escuchen, tengo una idea.

Sus tres amigos lo miraron.

.

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-¡No puede ser!

La porrista miró intrigada su teléfono que apenas había regresado a la vida. Leyó la noticia sobre el accidente cercano, apretó fuertemente el hombro de Sena al que usaba como transporte dejándose llevar por los patines. Sena giró su mirada intrigado para saber qué ocurría mientras frenaba abruptamente dejando una estela de humo tras él por su velocidad. Se había distraído y no noto al tipo que tenía enfrente, cuando lo vio instintivamente dio un giro rápido asustando al chico que cayó de sentón.

El corredor avergonzado se acercó al tipo para ayudarlo a incorporarse.

-"Mierda, qué rápido es". Pensó el chico en el suelo asombrado mientras le daba la mano.

- ¡Sena! ¡Lo heriste!

Suzuna dijo de pronto tras el castaño que miro con una cara de espanto y preocupación como el tipo en el suelo tenía un bulto en la cabeza.

- ¡P-pero yo no! ¿Cómo, cómo pasó? Solo se cayó.

- Al final si terminaste hiriendo a alguien, al parecer eres más peligroso de lo que creías Sena. - Suzuna le decía al runningback mientras empujaba con su dedo una de las mejillas del castaño.

- ¿Qué? ¿Esto?. - Les dijo el chico en el suelo mientras tocaba el bulto inflamado en su frente. - Nah, no se preocupen, no tuvieron la culpa. La chica de allá me golpeó.

Los dos jóvenes dirigieron su mirada al lugar donde se encontraba señalando el tipo.

- ¡Mamo-nee!

- ¿Mamori-neechan?

La chica skate se abalanzó en un abrazo a la chica castaña. Mamori miró impresionada al encontrar a sus amigos devolviendo el gesto a Suzuna. Estaban sanos y salvos, lo que le regresó la tranquilidad a la manager.

- ¿E-en serio, de verdad esa es la chica que te golpeó?

Preguntaba con ironía Sena al tipo del chichón que se levantaba del suelo.

-Si, pero no hay problema. Será una historia interesante para contarle a nuestros nietos cuando nos pregunten cómo nos conocimos.

- ¡¿Cuáles nietos? ¡Estupido entrometido!

El receptor se abalanzó sobre el tipo del chichón tirándolo de nuevo al suelo.

- Monta, estás... Bien. -Sena saludaba a su amigo quien seguía encima de su víctima mientras una gota de sudor resbalaba por la cabeza del castaño.

La manager dejó de abrazar a Suzuna, llamó a Sena corrió a su dirección y lo envolvió en un abrazo casi asfixiándolo.

- Sena, menos mal que estás bien, estaba tan preocupada.

- ...hdsjdsj...

-¿Qué?

El chico balbuceaba algunas palabras inaudibles que la joven no podía comprender.

-...hjsdksdls...

- No, no te entiendo.

Sena escapando del abrazo protector de su hermana sacó la cabeza de sus brazos protectores y tomó aire.

- Mamori neechan, no puedo respirar.

Rápidamente Mamori soltó a su Kouhai avergonzada mientras dejaba que el corredor recuperará el aire.

-¡Qué bueno que todos están a salvo! Tu también Mon-mon. - Los abrazó Suzuna mientras sostenía del cuello de la camisa a Monta y lo arrastraba donde estaban todos, el chico mono seguía vociferando maldiciones al tipo del chichón hasta que se percató de la presencia de Sena y Suzuna.

-Chicos están bien.

Dijo Monta feliz de ver a sus amigos. Luego sacudió la cabeza y trató de concentrarse.

- Luego tendremos tiempo para eso, ahorita necesitamos hacer algo más importante. Tenemos que ayudar a detener todo esto. Necesitamos que nos ayuden con la manguera de emergencias que se encuentra atrás de la cafetería.

-¿Te refieres a la cafetería que está rodeada de humo y de la que nos deberíamos alejar?

Preguntaba Suzuna con ironía mientras lo miraba entrecerrando los ojos.

- Sí, justo esa. - Monta sonreía mientras le enseñaba el pulgar a su amiga.

- Pero no podemos, Hiruma-san...

Sena les dijo mientras señalaba en dirección al capitán del equipo. Mamori miró con preocupación hacia el chico que se encontraba en la escalera, que en ese momento, aún no había sido lanzado en medio del entrepiso.

-Debemos intentar detener la pelea lo más rápido que se pueda. De esa manera podríamos ayudarlo. - Mamori le respondió a Sena quien seguía preocupado por su senpai.

-Pero ¿y si se hace daño?, ¿y si se cae?

-¡No va a caer!

Dijo Mamori casi gritando sorprendiendo a los presentes. La chica estaba nerviosa, trataba de controlar su miedo por la seguridad del chico demonio. Tomó un poco de aire, y les habló tratando de mantener la calma.

-Él está tratando de dispersar la pelea y apagar el humo con los aspersores, no sé por qué estos no se han accionado ni dentro ni fuera de la cafetería. Pero es probable que sea la razón por la que él está haciendo esto. Musashi y los demás están con él, no está solo, sé que no permitirán que se lastime. Si al menos intentamos ayudar a que el humo se disuelva, tal vez apresuremos lo que esté planeando y se solucione más rápido.

Al decir esto el receptor, el corredor y la porrista asintieron con la cabeza. El chico del chichón quien apenas se levantaba los miró con dudas. Mientras los demás observaban a un amigo arriesgándose, él solo veía a un idiota tratando de subir una escalera. Pero les intentaría ayudar, aún tenía la esperanza de que la joven castaña aceptara salir con él después de todo.

Sena miró a su endemoniado senpai con preocupación, trago un poco de saliva, medito por un momento y miró a sus amigos.

- Está bien, si podemos ayudar a que esto acabe pronto lo haré.

- Bien. - Monta colocó su brazo alrededor del cuello de Sena en un gesto amistoso. - Quizá si rodeamos la tienda de bolsos podamos llegar más rápido.

- No, hay mucha gente, será complicado pasar.

- A menos que tú traces una ruta segura Sena. Seguro que así es como has estado evitando ser golpeado todo este tiempo.

- Sena es una máquina de combate ¿no lo sabías?. Te sorprenderías de la cantidad de tipos a los que ha noqueado con sus puños, esta pelea no es nada para él. - Respondía Suzuna de manera juguetona llena de orgullo.

- Eso nunca pasó. - Sena imaginaba nervioso como al intentar golpear a alguien, solo conseguiría levantar el polvo de su camisa haciéndolos enfurecer.

Monta comenzó a sugerir planes descabellados, mientras Suzuna continuaba hablando de las proezas de Sena como mercenario en miniatura. En algún momento ambos dijeron algo que provocó una carcajada en el corredor. Sena río desconcentrando a Mamori, la chica castaña observó a Eyeshield 21 y recordó la charla que tuvo con Monta momentos antes.

La manager miró a sus amigos, dio un leve suspiro de resignación y luego sonrió levemente. Mientras intentaban pensar en un plan sobre cómo ir a la manguera, Mamori le dio un ligero golpe en el brazo a Sena, algo juguetón e inofensivo, pero el chico reaccionó con sorpresa.

-Auch...

El gesto lo tomó desprevenido, los presentes la miraban confundidos.

- Ya sé lo de las cartas.

La manager le dijo sin más a su "hermano". Monta se volvió a sonrojar observando la escena sorprendido.

- ¿Las que envió You-nii?

Pregunto Suzuna ingenuamente.

- No, las que enviaron ustedes…

El corredor y la porrista quedaron petrificados, no sabían qué decir. Sena de pronto, con un tic nervioso en el ojo una cara de completa ironía susurro con sorna al ver a Monta quien estaba con la cara colorada.

-No… No puedo creerlo, en verdad se lo confesó…

Inmediatamente la joven animadora corrió hacia el receptor y empezó a sacudir a su mono amigo con una vena de enojo en la mejilla mientras le reclamaba. Al mismo tiempo que el receptor sacudía su cabeza de adelante hacia atrás sin control por culpa de la chica skate.

- ¿Qué le dijiste exactamente Mon-mon?

Le cuestionaba Suzuna con un tono de furia mientras lo empujaba.

Sena miró avergonzado a su amiga.

-Mamori-neechan, nosotros en verdad, yo... En verdad lo siento. No quería entrometerme…

El arrepentimiento en los ojos de Sena era notorio, Mamori lo miró seria, pero sabía que no podía permanecer enojada con él. Nunca podría.

-No importa. Sé que lo hicieron con una buena intención, fue para protegerme, protegerme de este extraño plan ¿no es así?

- ¿Eh?

El corredor y la porrista miraban confundidos a la manager. Mientras tanto Monta con ironía derramaba unos ligeros ríos de lágrimas.

- Luego les explico… Decepción Max.

- Si, si por supuesto Mamo-nee. -Contestaba rápidamente Suzuna mucho más alegre. - Esa era la intención desde el principio, no buscábamos otra cosa ¿no es así Mon-mon?

Suzuna sacudía de nueva cuenta a Monta con felicidad al encontrar una excusa que no arruinara sus planes de juntar a la manager con el quarterback, el mono volvía a mover su cabeza de un lado a otro, esta vez por la emoción de la porrista mientras él gritaba "mi cuello".

- Mamori neechan…

Sena la miró seriamente mientras la manager lo observaba atenta. El joven no dijo nada, trataba de encontrar las palabras correctas para disculparse, para decirle que se alegraba de que estuviera bien, que no volvería hacer algo así, pero no sabía cómo. El runningback estaba inmerso en sus pensamientos hasta que volvió a sentir el mismo golpe juguetón en el brazo. Esta vez fue mucho más débil, casi no lo sintió.

-Yo sé Sena, lo sé.

Mamori le sonrió con ternura, el joven corredor le devolvió la sonrisa aliviado.

- Quizás podrías comprarle una soda italiana a tu linda amiga como disculpa la próxima vez que estemos aquí, esperemos que sea menos caótico en ese momento. No te preocupes, todo está bien Sena, sé que no lo volverán a hacer.

- ¡Te compraré todas las sodas italianas que quieras Mamori-san! -Gritaba Monta con desesperación.

- Nadie te está hablando a ti Mon-mon... - Le gritó Suzuna enojada mientras lo volvía a sacudir con violencia.

-No esperen… Ustedes también deberían hacer esto para disculparse. - Sena les respondía mirándolos con una gota resbalando en su cabeza.

¡Crash!

Un ruido intenso y perturbador los distrajo, a ellos y a los tipos que continuaban peleando. El crujido del metal y los cristales rompiéndose y cayendo al suelo, todos los presentes dirigieron su mirada al lugar donde provenía el sonido. Al observar el lugar del que el ruido, los chicos de Deimon observaron con cara de pánico como la escalera donde se encontraba el quarterback estaba tambaleándose y colgando en medio del entrepiso del centro comercial.

- ¡Hiruma kun!

Con terror Mamori observó la escena, se quedó sin aire al ver al chico colgar afianzado al débil metal. Su corazón latía con fuerza, un golpe en el estómago le quitó el aliento mientras dirigía toda su ansiedad y miedo acumulados por todo su cuerpo.

Un grupo de curiosos entre observadores y participantes de la batalla intentaban sacar sus teléfonos y grabar la curiosa escena, aquellos que sí habían podido encender sus celulares notaban como las cámaras de sus dispositivos seguían sin funcionar. Hiruma había conseguido un artefacto que bloqueará las cámaras de los móviles por más tiempo, no quería cabos sueltos al momento de confrontar a Agon. Parte del trato con el rasta es que la única evidencia la tendría el quarterback, esto era especialmente útil en la situación actual en la que se encontraba.

El presenciar la curiosa escena hizo que algunos participantes de la pelea y curiosos recuperaran el sentido común y decidieran marcharse. Para ese momento la mayoría de las chicas de Agon se habían ido, pero había unas pocas jóvenes que seguían atrapadas en el tumulto. Esos puntos "seguros" que Sena había notado, lejos de la pelea pero también de los accesos para salir, atrapados en esos espacios. Después de la impresión inicial de la escalera algunos pocos tipos continuaron con su pelea, ya era algo personal. Esto no fue bueno pues un número mayor de curiosos llegó para observar el accidente de la escalera y sin querer se vieron involucrados en la improvisada batalla que continuaban unos cuantos sujetos. Parecía que la pelea no acabaría nunca.

Y mientras esto ocurria el Quarterback seguía colgando en medio de la plaza.

- Debemos ayudarlo. -Sena habló mientras la preocupación se reflejaba en su tono de voz.

El humo de la cafetería aumentó, seguramente dentro del lugar ya existía una pequeña llama, en cualquier momento podría prenderse fuego. Suzuna miró hacia el lugar donde se encontraba la manguera, esa área ya se había despejado de gente y vislumbro a la lejanía como los guardias y otros voluntarios intentaban sacar la manguera en vano. Si tenían que actuar debían hacerlo ahora.

- Ok chicos, separémonos, así será más fácil. - La porrista habló con determinación y comenzó a dar instrucciones.

- Sena, ve con Mamo-nee y ayuden a You-nii, yo y Mon-mon iremos hacia la manguera para intentar liberarla.

- Pero desde aquí se ve que está atorada. - Preguntaba Monta con confusión.

-Precisamente por eso la de-sa-to-ra-re-mos.

Mamori miró a la porrista, estaba agradecida con ella por proponer ese plan de acción, probablemente la chica skate había notado su preocupación por Hiruma. La manager no quería admitirlo, pero después de ver colgar al quarterback no podría ir a ningún otro lugar y simplemente correría a su lado.

Suzuna le sonrió a su amiga, patino hacia ella y le dio un fuerte abrazo que la castaña agradeció pues ayudó a amortiguar su miedo.

-Lo siento mucho Mamo-nee, nunca quise que te incomodaras con las cartas, pero eso ahora no tiene importancia. Tienes que ir, You-nii te necesita.

Mamori contuvo por un momento las emociones que amenazaban con reflejarse y resbalar por sus ojos. Le dio una cálida sonrisa a su pequeña amiga y junto con Sena se dirigió al lugar donde se encontraba Hiruma.

Monta y Suzuna observaron cómo sus dos amigos se alejaban y se perdían en la multitud cuando de pronto fueron interrumpidos por una voz extraña.

- Bien ¿y yo qué hago?

Preguntaba el chico del chichón mientras se acercaba a los chicos.

Suzuna lo miró con sorpresa.

- Uhm… Bien, tú puedes, eh… Puedes venir con nosotros y...uhm...¿Quién eres tú?

.

.

.

.

Mamori aceleraba sus pisadas lo más rápido que podía, pero le era imposible mantener el ritmo de su amigo, Sena corría adelante trazando una ruta segura entre todo el caos, para la chica cada bocanada de aire se convertía en un suplicio, pero su corazón aprensivo era el que le provocaba aún más dolor. Cada palpitación con fuerza era un recordatorio de su intenso temor, podía sentir el miedo y la aprensión que la engullía, devoraba y la devolvía a la realidad, esa incertidumbre que crecía dentro asfixiándola. Las pulsaciones en sus entrañas, resonando como tambores a punto de anunciar una tragedia, no daban tregua dentro de ella.

Pese a todo lo que había ocurrido entre los dos, lo herida y molesta que se hallaba, y cómo la había hecho sentir el chico, jamás hubiese querido que le pasará algo malo al capitán de los Deimon. Seguía siendo el hombre que quería, a pesar de que él se había encargado de dejarle claro que no era el correcto. Aun así la manager seguía preocupándose por su seguridad. Siempre lo haría.

Sena la había adelantado bastante. El joven corredor se dirigió a toda velocidad con la misma cara de preocupación que Mamori. Solo podía pensar en ayudar a su senpai. La chica levantó la mirada para observar al quarterback colgando del endeble metal. Una sensación de corto circuito recorrió su cuerpo al imaginar que el chico podría caer de esa altura. Rápidamente negó con la cabeza destruyendo sus pensamientos fatalistas y volvió a concentrarse en el camino. Llegaron a las escaleras eléctricas que seguían paradas, subieron al piso superior de la plaza.

-"No, no caerá estará bien"

Se hablaba Mamori a ella misma, tratando de tranquilizarse y concentrarse en la situación.

-"Si entro en pánico no podré ayudarlo"

-"No, no caerá..."

El joven corredor también se encontraba sumergido en sus pensamientos. -

-… Definitivamente nosotros no lo permitiremos.

El chico castaño subió y corrió por el pasillo. Al llegar cerca del lugar donde se encontraba Hiruma, noto como Kurita se hallaba en el otro extremo, cerca de un agujero gigante en el barandal hablando con el endemoniado chico, mientras trataba de apaciguar a un grupo de curiosos que se habían acercado al lugar. Sena en el otro extremo no podía avanzar e intentar acercarse al barandal para estar más cerca del rubio por la cantidad de personas que se encontraban observando la curiosa escena.

- ¿Lo tienes?

- Yo… ¿Pero qué digo?

Hiruma cuestionaba molesto a su regordete amigo quien cargaba con un megáfono a punto de encenderlo.

- ¡Solo hazlo maldito gordo!

Kurita encendió el aparato, este hizo un ruido agudo que lastimó sus oídos, el joven línea se acercó para hablar, pero el extraño sonido distorsionó su voz. El chico decidió entonces taparlo con su pesada mano empeorando la resonancia.

- ¡Apagalo maldito gordo!

Kurita asustado apretó el botón. El capitán del equipo lo seguía regañando explicándole cómo debía hablar a través del aparato para evitar que otra vez no se escuchara.

Mamori llegó al lugar donde Sena se había detenido. No podían acercarse más, había mucha gente, pero veía claramente al demonio sujetado de la escalera telescópica.

-¡Hiruma-kun!

-¡Hiruma- san!

Gritaron ambos chicos tratando de llamar su atención. El joven demonio giró su cabeza al escucharlos.

- "¿Anezaki? ¿Sena?..."

La muchedumbre no dejaba verlos, pero el quarterback reconoció sus voces, eran la maldita manager y el maldito enano. Sonrió, parecían estar bien, de cierta forma ya lo sabía. Estaba seguro que los miembros de su equipo se encontrarían a salvo y que los enanos cuidarían bien de la manager.

- ¡No te sueltes!

- ¡No está en mis jodidos planes ser un idiota y dejarme caer al vacío Anezaki! Obviamente no me voy a soltar ¿Quién carajo crees que soy?

El chico demonio miró a la multitud dónde creía se encontraban sus compañeros de equipo. No pudo observarlos, pero escuchó inmediatamente la contestación de Mamori.

- ¡La clase de idiota que se sube a una escalera telescópica y termina en medio del entrepiso de un centro comercial!

Noto su tono de voz indignada por lo que había dicho. A pesar de haberle llamado idiota frente a toda esa multitud, la respuesta de la chica le causó gracia.

- No te veo, ni a ti ni al enano ¿dónde están?

La gente empezó a moverse entre el grupo de personas que lo observaban en el pasillo, los dos jóvenes castaños empezaron a abrirse paso entre la gente, empujándolos y disculpándose en el proceso. Mamori al fin pudo verlo mucho más cerca, tanto ella como Sena se encontraban más tranquilos al notar que el quarterback estaba bien, y pese a la situación de peligro, en cierta forma a salvo.

- ¡Chicos! ¡Están bien!

Les gritó conmovido Kurita a Sena y Mamori con lágrimas en los ojos y una gran sonrisa.

- ¡Kurita-senpai!

Sena saludó al chico regordete mientras alzaba una mano y Mamori le sonreía aliviada de verlo a salvo.

Hiruma los observó por un momento, luego dirigió su mirada a Kurita quien estaba del otro lado, le asintió con la cabeza y el chico línea volvió a prender el megáfono mientras recuperaba la compostura.

- ¡Uhm... Disculpen! - El chico robusto tosió un poco mientras hablaba por el aparato. -Si me permiten un momento...

Las personas lo miraron por un segundo, pero en cuanto Kurita hizo una pausa comenzaron a cuchichear, interrumpiendo al joven línea.

- ¡Solo dilo! -Le gritó Hiruma.

Kurita volvió a toser para aclararse la voz. Tomó aire y gritó.

- ¡Atención, atención, compradores! Un extraño gas de la risa mortal ha comenzado a salir de las tuberías de esta área del centro comercial.

La gente miraba extrañada al joven regordete, con una gota resbalando de su cabeza Kurita continuó.

- ¡Sí, gas de la risa! Por eso estamos tratando de evitar que la fuga se esparza. Se dice que si lo inhalan, los primeros síntomas que sentirán será reír sin parar y terminarán bailando en medio de las tiendas...

La gente miró sin reaccionar a Kurita, incrédulos por lo que oían. ¿Estaba hablando en serio?. Había una mezcla de sensaciones en las miradas de las personas que escuchaban, algunos preocupados, otros extrañados.

- ... Así que, para evitar una crisis de baile improvisado y risas contagiosas ¡Es mejor que se alejen un poco!

Las personas miraban confundidas al chico sin moverse. El joven línea bajo el megáfono, lo alejó de su boca y miró a Hiruma con preocupación.

- No se van.

- Sigue.

Fue lo único que dijo Hiruma mientras lo observaba serio. Kurita suspiro pesadamente y volvió hablar por el megáfono.

- ¡No solo eso, cualquiera que inhale este gas venenoso podría empezar a tener colas de dinosaurio, plumas de pavo o peor aún ¡un incontrolable deseo de hablar solo en rimas!

Inmediatamente Hiruma giro su mirada al lugar donde se encontraban Mamori y Sena. Se sujetó fuerte con una mano del metal de la escalera y con su extremidad libre realizó señas a Mamori con el lenguaje en código que solo ellos dos conocían.

La manager miró atentamente las señas que el quarterback le mandaba, comenzó a interpretarlas poco a poco y luego sorprendida comprendió el mensaje. El demonio quien los miraba con sus profundos ojos de pronto esbozó una sonrisa.

- Sena…

El runninback volteo a ver a su amiga quien sería mantenía su mirada al frente.

- ... Comienza a reír.

- ¿Qué?

- Solo ríete, por favor.

- ¿Qué, que me ría? ¿Cómo, así?

Y el joven corredor comenzó a reírse de forma torpe y tímida, casi imperceptible.

- ¡Así no maldito enano, hazlo bien!

Sena con miedo por el grito de su senpai, comenzó a reír exageradamente, fue tan buena su actuación que puso nerviosa a la gente a su alrededor. Incluso se sujetó el estómago para darle realismo a la actuación.

La chica miró de reojo por un segundo a su "hermano" haciendo el ridículo con su estrepitosa risa. Volvió a dirigir la mirada al quarterback e hizo algunas señas para que Hiruma las interpretará. El joven demonio las leyó y comenzó a reírse con burla.

Kurita quien miraba la escena al fondo no podía interpretar el mensaje que Mamori le había dado a su amigo, pero por la expresión de ella y la risa de este, estaba seguro que le había dicho algo similar a: "Te odio..."

Incómoda la manager tomó aire y dio un profundo suspiro mientras sus mejillas se comenzaban a pintar de rojo por la vergüenza de saber lo que estaba a punto de hacer.

En ese momento Mamori alzó la voz y comenzó a hablar en rima llamando la atención de los presentes.

- "¡Atención, atención, esto es muy serio! Un gas de la risa es todo un misterio…

Los pómulos de la chica se encontraban en un tono carmesí mientras hablaba, no era la primera vez, y temía que no la última que pasaba vergüenza por culpa de Hiruma. No entendía como con todo lo que ya les había sucedido, esta situación en especial la avergonzaba tanto. Así que solo cerró los ojos y continuó hablando.

Kurita por su lado volvió a tomar el megáfono y hablar.

- ¡Está empezando a hacer efecto en la gente! ¡Rápido! Diríjanse a la parte inferior del centro comercial donde el aire es más seguro y menos propenso a este malestar.

- ¿Te refieres allá abajo? ¿dónde la gente sigue peleando?

- ¿O abajo, donde el aire es más seguro y la columna de humo negro nos ayuda a respirar?

Le respondieron con sarcasmo al chico línea. Kurita miraba a las personas con una ligera gota de sudor en la cabeza.

- Se refiere al otro extremo, donde está la siguiente entrada, ahí no hay ninguna pelea ni existe humo negro o gas de la risa. Apresúrense jodidos curiosos, váyanse de aquí.

Sena hizo una pausa de tanto reír, hubo un momento que su estómago en verdad comenzó a dolerle por fingir. Miró por un momento a su hermana y le preguntó si debía continuar haciéndolo.

Mamori desvió sus ojos hacia Hiruma quien con señas le dijo "continúen".

La chica dio otro suspiro, asintió a Sena quien volvió a reír mientras ella continuó hablando en rimas.

- ¡Este jodido gas es tan peligroso que incluso provoca que las personas se vuelvan agresivas y peleen! Si ustedes no están peleando, riendo, hablando en verso o teniendo cola de dinosaurio son afortunados. Deberían marcharse de aquí antes de que sea demasiado tarde.

Hiruma les dijo en un tono serio fingiendo preocupación.

- No lo sé. -Dijo uno de los presentes mientras veía todo lo que estaba pasando.

- Aunque llevan el uniforme se ven muy jóvenes para ser guardias, además el tipo de la escalera está cerca de las tuberías donde supuestamente sale el gas y no le está pasando nada. No creo que sea real.

- ¡Se están riendo y no pueden parar! Con cada suspiro, más risas van a brotar.

Las tiendas se llenan de risas sin fin, y terminarán bailando como un delfín.

Hiruma de pronto empezó a prestar atención a todas las tonterías que estaba diciendo Mamori y trataba que terminaran en rima. Era tan estúpido que se volvió hilarante.

A su lado, Sena quien continuaba riendo de pronto tuvo una carraspera, respiro de forma equivocada lo que le ocasionó un ataque de tos.

-¡Sena!

Mamori preocupada dejo de hablar en verso para verlo casi ahogarse de tos, la situación era tan patética que provocó que el endemoniado quarterback comenzara a reírse a carcajadas sin control por lo estúpido del momento. Se afianzó del metal y continuó riendo.

La gente pronto noto como el guardia de seguridad cerca de las tuberías empezó a reír sin control con una endemoniada carcajada. Esto asustó a los presentes que se habían cuestionado la existencia del gas de la risa. Inmediatamente salieron despavoridos. Aquellos que ya estaban nerviosos por escuchar toser al tipo que no podía parar de reírse, y ver a una joven con las mejillas rosadas mientras hablaba en verso, quizá como un daño colateral del gas, al notar la huida de otras personas entraron en pánico y los siguieron

corriendo del lugar. Pronto en esa sección del centro comercial ya solo quedaban los 4 chicos de Deimon y nadie más.

Hiruma dejó de reír mientras miraba a Sena y Mamori.

- Eso ayudó, bien, ya se largaron los malditos curiosos. ¡Jodido Gordo! -Desvió su mirada a Kurita. - Cambio de planes, dirígete donde están el maldito calvo y el viejo.

-Pe-pero...

- ¿Pero qué? Ve con ellos, yo me quedo con la maldita manager y el jodido enano. Ya sabes qué hacer.

Kurita asintió con la cabeza nervioso. Dirigió su mirada donde estaban Sena y Mamori.

-¡Buena suerte, chicos. No dejen que se lastime, cuídense mucho por favor!...¡Hiruma, no te caigas!

- Apresúrate maldito gordo, no es mi jodido funeral.

La manager y el joven corredor le respondieron al robusto chico que no se preocupara, que ellos se encargarían de todo y no dejarían que el quarterback cayera. El pesado chico asintió, comenzó a retirarse, pero antes de irse el joven línea escuchó la voz de su endemoniado compañero. Hiruma tenía la vista lejos de él, dándole la espalda.

- ¡Hey Kurita!...

El chico robusto desvió su mirada a su amigo.

- ... No dejes que te golpeen maldito gordo.

El chico línea sonrió. Su amigo era peculiar, pero conocía demasiado bien a Hiruma, sabía cuando estaba preocupado por alguien. Incluso en la situación en la que se encontraba, el chico demonio estaba al pendiente por su seguridad.

-Si, eso no pasará.

Más tranquilo sabiendo que dejaba a su amigo en buenas manos, el chico robusto se retiró donde estaban Musashi y Yukimitsu, quienes se hallaban ejecutando uno de los planes del endemoniado quarterback.

Hiruma desvió su mirada hacia Sena y Mamori. Al verlos no pudo evitar burlarse un poco.

- ¿Bailando como un delfín? ¿Es en serio?

Mamori volvió a sonrojarse por la vergüenza.

- Bueno ¿Qué esperabas que dijera? Me pediste hablar en rima.

- Kekeke...

El runningback se aclaró la voz después de recuperar el aire por su ataque de tos. Miró a su senpai y le dirigió la palabra.

-Hiruma-san ¿qué haces ahí?

- ¿Qué te parece que estoy haciendo? Tomando el té seguro ¡Estoy colgando de una puta escalera maldita enano! ¡Eso es lo que estoy haciendo! No preguntes cosas obvias.

Los dos chicos lo miraban con una ligera gota en la cabeza.

- "Bueno no era a eso a lo que me refería". -Pensó Sena.

- Escuchen, alrededor de todo el sistema contra incendios del lugar, hay algunas válvulas que están rotas o en mal estado, pero esta que tengo aquí…- Y el chico demonio les enseño el aspersor que sostenía en su mano y había guardado en su bolsillo. - Esta se solto por completo, por lo que el agua no saldrá en esta área del centro comercial mientras la pieza no vuelva a estar en su lugar.

Sena empezó a comprender las acciones del quarterback, pero aún tenía dudas.

- ¿Pero por qué no esperaste los servicios de emergencia?

- Tardarán en llegar, están atendiendo un accidente cerca de aquí. - Le respondió Mamori al runningback.

Hiruma tomó uno de los teléfonos que cargaba consigo y se lo lanzó a Sena. Este lo atrapó con trabajo intentando no perderlo, cuando vio la pantalla leyó la noticia sobre el accidente en un edificio cercano. Noto que se trataba del mismo edificio que le había deslumbrado al venir al centro comercial horas antes.

- La jodida gente sigue peleando y hay un maldito zapato en una caldera que seguro no tardará en estallar. Los malditos bomberos no llegan y necesito poner este puto metal y disipar los rociadores para evitar un incendio. ¿Entienden? Necesito una cuerda o cualquier cosa parecida para hacer eso, y después usarla para dejar de estar colgado de esta maldita cosa.

-¿Cómo? -Preguntó con inocencia Sena.

- Van a darme la cuerda, la amarraré a la escalera y jalarán hasta el lugar donde debo colocar el aspersor, después volverán a tirar de ella hasta que pueda acercarme al barandal y me ayuden a llegar al sitio donde están ustedes y ponerme a salvo.

-Uhm...¿algo como una cuerda...?

Sena meditó un rato, observó sus zapatos por un momento y comenzó a desabrochar su agujeta.

- ¡Eso no sirve maldito enano, es demasiado frágil!

-Cierto, p-perdón.

- Oye, deja en paz a Sena. Solo está tratando de ayudar.

- Ah lo siento maldita manager, seré más amable con el jodido enano, se me olvido que estoy colgando de una puta escalera en medio de la nada.

Sena con ironía y una gota resbalando de su cabeza les hablaba mientras aún sostenía sus agujetas.

- ¿De...de verdad se están peleando en esta situación?

- ¡No estamos peleando! -Gritaron ambos al mismo tiempo, mientras le resbalaba una gota por la cabeza al chico castaño.

-Agh... - El quarterback suspiro pesadamente. - Mierda debe haber otra cosa cerca, es un punto centro comercial. En lugar de tus inútiles cordones quizá hubiese sido menos estúpido que te desabrochas el cinturón, hasta las malditas cortinas del restaurante sirven más.

Como un relámpago, un fugaz pensamiento atravesó por sus mentes. Los tres se miraron entre sí, compartiendo la misma idea.

Formando una soga con las cortinas, Sena y Mamori se dirigieron al lado contrario de donde se encontraban, justo el lugar donde se hallaba el agujero en el barandal, el sitio donde había estado Kurita antes de irse. Era más fácil jalar la soga de tela y acercar a Hiruma al lugar donde necesitaba colocar el aspersor desde esa zona. Sena arrojó la cuerda improvisada a su senpai mientras Mamori afianzaba un nudo que lo sostuviera del barandal. Después del segundo intento de Sena lanzando la improvisada "cuerda", Hiruma sostuvo con una de sus manos uno de los extremos, se palpó el bolsillo de la chaqueta confirmando que la pieza de la válvula seguía en su bolsillo y sujetándose fuertemente del metal les dio instrucciones.

- Bien, ahora jalen.

Y los chicos comenzaron a acercar a Hiruma hasta que se encontró cerca de una zona donde debían colocar el aspersor.

- ¡Deténganse! Este es el lugar.

Sonreía el joven con sus dientes afilados mientras observaba hacia abajo, no lo aparentaba, pero una leve sensación de vértigo lo golpeó de pronto, una pequeña y muy tenue gota de sudor resbala por su frente mientras mantenía intacta la sonrisa.

- "Tch… Más les vale al viejo y al gordo no fallar" - Pensó.

Tomó parte de la cortina que estaba afianzada en la escalera y envolvió su muñeca en ella.

- "Esto no será de mucha ayuda si pasa algo imprevisto, pero es mejor que no tener nada"

Y desde la parte superior de la escalera afianzado en los primeros peldaños comenzó a colocar la válvula.

.

.

.

.

El sudor en la frente del guardia de seguridad comenzó a resbalar por sus ojos, pronto el líquido nubló su vista. Soltó el frío metal de la pata de la mesa atorada y comenzó a limpiar su rostro. La manguera contra incendios seguía atascada, no podían liberar la herramienta, faltaba personal que les ayudará, pero era un grupo de 3 profesionales y otros voluntarios sin poder hacer gran cosa en una emergencia, francamente era humillante.

Sus manos ampolladas por el esfuerzo de jalar la pieza rota se encontraban rojas e hinchadas, comenzaron a arderle. Sopló aire en sus palmas para intentar calmar el dolor, se limpió de nuevo el líquido de la piel y continuó halando. Uno de sus compañeros había ido por un kit de herramientas, quizá con los instrumentos adecuados podrían quitar la pata de la mesa rota y por fin hacer algo. Volvió a sostener el metal cuando se percató que una parte de esta pieza había rasgado el cuerpo de la manguera, hizo un agujero. Pronunció una maldición evidenciando su frustración mientras palpaba la zona del desgarre.

- No te preocupes.

Le dijo su senpai con más experiencia a su lado. Un hombre de mediana edad con su mismo uniforme de guardia.

- En el kit de herramientas tenemos un parche que puede cubrir ese problema, concéntrate en aplicar una palanca cuando llegue Satoshi-san con el equipo. Por el momento solo necesito el destornillador. - Señaló un área de la pata de mesa que se podía desmontar. - Después jalamos la pieza atorada y cuando esté liberada pondremos el parche en la manguera.

El guardia de seguridad más joven asintió con la cabeza a su superior, fue entonces cuando noto a su compañero que llegaba corriendo con el estuche de herramientas.

- Justo a tiempo.

- ¡Rápido muchacho! - Le gritó el hombre con más experiencia. - No tenemos mucho tiempo.

- Si senpai.

Y el chico lanzó la bolsa con los utensilios hacia sus compañeros intentando ganar tiempo.

En ese momento antes de que los guardias de seguridad tomarán las herramientas, un joven con pinta de pandillero dio un salto y las atrapó, riendo mientras miraba el botín en sus manos. Dos tipos con un look similar a él terminaban de dejar en el suelo a otro sujeto con el que peleaban momentos antes. Al mirar a su amigo con las herramientas en su mano sonrieron con malicia y se acercaron a él.

- Vaya, como sabían que necesitaba uno de estos, muchas gracias.

Reía de forma cínica mientras se burlaba de los guardias de seguridad.

- ¿Qué estás haciendo chico? Devuelve eso.

- Pero si lo lanzaron quiere decir que no les importaba mucho. Yo creo que me lo voy a quedar.

Reía fingiendo una falsa inocencia el chico punk.

- Claro que no. Devuélvelo por favor.

El guardia mayor levantó la mano para que le entregaran el estuche.

- Eh ¿tienes un problema con nosotros viejo? - Uno de los pandilleros respondió agresivo.

Los otros dos guardias que se encontraban en el lugar se acercaron a su senpai mientras sacaban sus macanas, eso provocó que en contestación los otros dos punks sacarán sus navajas.

El pandillero que tenía las herramientas en la mano habló confiado. Dio la vuelta, dándole la espalda a los guardias para hablarle a sus amigos.

- Vamos chicos, no hay necesidad de eso, ya es suficiente con lo que pasa por aquí. ¿No es así señores policías?... Está bien.

Y el tipo giró hacia ellos y les lanzó el estuche con las herramientas.

El guardia mayor atrapó el estuche, al dirigir su vista hacia los pandilleros estos habían huido, uno de sus compañeros más jóvenes intentaba ir tras ellos, pero él lo detuvo.

- Espera, tenemos cosas más importantes que hacer.

Se acercó al lugar donde estaba la manguera, pero al abrir el estuche notaron como faltaban todas las herramientas, incluyendo el parche.

- ¡Maldición! Esos mocosos. - Vociferó el uniformado con frustración.

Los pandilleros corrían burlándose de los guardias mientras golpeaban a uno que otro sujeto a su alrededor.

- Hey ¿el jefe no necesitaba un destornillador nuevo para su motocicleta?

- Sí, creo que esto lo pondrá feliz. - Lanza por los aires el destornillador y lo vuelve a agarrar por el aire. - Aunque creo que se sentirá aún más complacido cuando le demos su lección a esos imbéciles con sus motos nuevas que se creen mejores que nosotros.

- Llevamos semanas peleando contra ellos. - Truena sus nudillos. - Esta vez les daremos una lección definitiva, no me importa si se incendia el maldito centro comercial. El jefe ha estado raro estos últimos meses, definitivamente haciendo esto volverá a la normalidad.

- Escuchen bien.

Dijo el hombre con el destornillador en la mano mientras seguían corriendo.

- Nadie se va de aquí hasta que no les demos una lección a esos tipos. Estúpidas baratijas, cuando los celulares vuelvan a encender avísenle a los demás, deben estar peleando contra todos estos perdedores débiles. - Y patea a un sujeto que recién había sido lanzado al suelo, uno de los pandilleros observa detenidamente al sujeto en el piso.

- Aunque, no estoy muy seguro que esta gente sean los motociclistas que buscamos. Se ven muy "normales".

- ¿Creen que vuelva el "hombre pulpo"? Ese tipo definitivamente da miedo.

Con una gota de sudor resbalando en su frente el tipo con el destornillador respondió.

- No creo. - Sacudió la cabeza para regresar sus pensamientos al tema. - De cualquier manera, esta gente deben de ser sus aliados, no importa que llamen a más personas, definitivamente nosotros, el terror de Zokugaku, los delincuentes más temidos de todos los institutos les patearemos el trasero.

- ¿También al pulpo?

- ¿Mmm... bueno a él si lo evitamos? Él muerde.

¿Qué hace ese tipo ahí?

Uno de los pandilleros señaló al fondo para indicar a un chico colgando de una escalera en medio del entrepiso. Se detuvieron para observar, entrecerraron los ojos para mirar mejor, por alguna razón pese a no verlo bien y estar lejos, el hombre de la escalera les parecía extrañamente familiar. Tan concentrados estaban en contemplar al tipo que no se dieron cuenta de lo que sucedía a su alrededor, cuando el pandillero del destornillador sintió el golpe ya era tarde.

El joven delincuente fue lanzado al suelo con brutalidad por accidente, un chico, más específicamente un chico mono había tropezado con él. Mientras el pandillero se tocaba el trasero en señal de dolor Monta sobaba su cabeza por el golpe que se dio contra el sujeto.

- ¡Fíjate por donde caminas idiota!

- Tengo prisa, si no te quedaras como estatua por el único camino disponible esto no hubiera pasado.

Monta se levanta del suelo mientras Suzuna y el chico del chichón se acercan a él. El receptor nota las herramientas tiradas, rápidamente él y sus compañeros las recogen, Monta entonces estira su mano para ayudar a levantar al sujeto del suelo.

El pandillero al notar el gesto del receptor le da un manotazo rechazando la ayuda. Se levanta por el mismo y se sacude el polvo de su pantalón.

- Bien, tienes suerte de que yo también esté ocupado. - Estira su mano.- Ahora dame mis herramientas.

Monta se acerca, a punto de darle el destornillador al tipo otro de los pandilleros le arrebata una llave inglesa a Suzuna quien la había levantado. La sorpresa causó que la porrista diera un pequeño grito por la impresión y la sorpresa.

- Oigan, podrían haberlo pedido. - Les reclamo la chica skate.

- Je' ¿lo quieren? - Y el pandillero comenzó a lanzarlo para jugar con ellos, sin embargo no funcionó. Monta sujeto la herramienta por los aires con su mano libre.

- ¿Qué clase de modales son esos? - Contestó Monta orgulloso de haberles quitado la llave.

El pandillero que había empujado al chico mono entrecerró los ojos con duda mientras lo miraba.

- Me pareces familiar...

Esto avivó aún más el orgullo de Monta quien sonreía con satisfacción.

- Eso es porque somos deportistas famosos. - Cruzó sus brazos con vanidad.

- De liga juvenil. - Intervino Suzuna.

- Sigue siendo importante, lo más seguro es que me reconocieras por algunos videos, pero no tengo tiempo para autógrafos.

- ¿En serio? Yo jamás te había visto en mi vida. - Contestaba el chico del chichón a su lado.

- Callate unicornio.

- Da igual, dame eso. - Y el pandillero intentó arrebatarle las herramientas a Monta.

Con sus reflejos rápidos haciendo gala de sus habilidades físicas, el joven mono esquivó la mano del pandillero y frustró su cometido. Suzuna desvío su mirada a la mano de monta y noto como las herramientas tenían una etiqueta sobre ella. Rápidamente la chica tomo la mano de su amigo con el utensilio y comenzó a leer.

- "Propiedad del centro comercial del distrito Deimon".

- Ja' que sorpresa. Esto no es tuyo.

- Denme eso. - El pandillero inquieto trató de quitarles las herramientas de las manos, pero de nuevo no lo consiguió, desesperado el chico les hizo una señal con el dedo medio.

- Métanse en sus propios asuntos.

Cerca de ellos, en una tienda de artículos para fiesta en el centro comercial, se puede observar un chico. Solo se aprecian sus manos delgadas y frágiles. Se arremanga el uniforme y comienza a llenar un globo con lo que pareciera ser harina.

De nuevo en el lugar donde se encuentran los pandilleros, Suzuna y Monta observan de forma suspicaz a los tres delincuentes que están evidentemente enfadados, pues no pueden arrebatarle de las manos las herramientas al chico mono.

- Más les vale que nos den ese estúpido destornillador.

A los pandilleros ya ni siquiera les importaban las herramientas, era una cuestión de orgullo, no verse avergonzados de nuevo por las habilidades de esos chicos desconocidos.

- Bien, ustedes lo quisieron así.

Y los tres delincuentes sacaron sus navajas frente a los chicos. El tipo del chichón al ver las armas tragó saliva, se percató de la pésima decisión que fue acompañar a estos dos en su misión de liberar la manguera. Ya ni siquiera estaba Mamori cerca para intentar convencerla de tomar un café. Para el tipo del chichón todo esto era una mala idea.

- Oigan ¿No sería mejor idea irnos?

- Si quieres irte vete...- Respondía Monta con aire altivo y serio mientras seguía observando a los pandilleros frente a él. - Tenemos que cumplir con nuestro propósito y…

- De acuerdo, bien. Adiós.

- ¿Co-cómo? ¿Si se fue?

Tanto el chico mono como la porrista miraban con una gota en la cabeza, como el chico del chichón le tomaba la palabra al receptor y salía huyendo del lugar.

- Estúpido unicornio.

- ¡Espera cornio-chi!

Monta intrigado observaba con ironía a su amiga, dentro de él una pelea interna se gestaba. No sabía si sentirse frustrado por la huida cobarde del tipo de chichón, preocuparse por los pandilleros con navajas o la sorpresa de saber que efectivamente, Suzuna también le había puesto un apodo al sujeto.

Por otro lado, el tipo que llenaba el globo con harina había terminado. Con sus delgadas manos sujetaba la esfera de látex y la llenaba de helio. Al terminar unas manos mucho más firmes y robustas tomaban el globo y le hacían un nudo. El sujeto de las manos gruesas da unos cuantos pasos, lleva el mismo uniforme que el tipo de las manos delgadas. Sitúa el globo en una posición determinada y lo suelta mientras lo mira elevarse.

El pandillero principal, frustrado sonríe con cinismo, harto del comportamiento de los chicos.

- Tuvieron su oportunidad. -Aprieta la navaja.- Se arrepentirán de haberse metido contra los delincuentes más temidos de Zokugaku.

- ¡¿Zokugaku?!

Suzuna y Monta preguntaron al unísono, sin embargo no les dio tiempo de interpretar esta nueva información ni a los pandilleros de escucharlos porque el sonido grave de un globo estallando en el aire se escuchó alrededor, resonando en un agudo eco.

Pronto todas las personas de esa área se vieron envueltas en una nube extraña con un polvo blanco. Los jóvenes delincuentes bañados en la extraña harina observaban como los restos de látex, de lo que solía ser una esfera, caían a su alrededor.

- ¿Qué mierda es esto? - Preguntó uno de los tipos mientras se retiraba un pedazo de globo del hombro.

En la lejanía, una sonrisa afilada se asoma. Su característica risa demoníaca se puede escuchar. Con cuidado, apuntando con una sola mano mientras se aferraba a un peldaño con su otra extremidad, el joven demonio había realizado un disparo certero que hizo explotar el globo, del arma aún salía humo del cañón. Menos mal que ya había colocado el aspersor en su lugar. Todo sucedía mientras Mamori y Sena veían con intriga la escena.

Los pandilleros molestos comienzan a sacudir el polvo que tienen alrededor.

- Yo no haría eso si fuera ustedes. Puede ser peligroso. - El tipo que relleno el globo habla mientras se acerca a los chicos.

Por su lado, el hombre de las manos gruesas se posiciona justo detrás de los pandilleros. Musashi sin que los delincuentes se percatan de su presencia, le quita la navaja a uno de ellos mientras Yukimitsu detrás de él tragaba saliva. Con un aire altivo el pateador les sonríe.

- Sabes, creo que ya no necesitarás esto.

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.

.

"Hay tantos errores que quiero notar,

para no despertar del sueño que una vez tuve"

.

Omake

"El eco de un amor perdido"

Hiruma bajo un par de peldaños de la escalera, levantó la vista y ajusto la correa del arma que traía en su hombro y momentos antes había usado. El aspersor se encontraba en su lugar, los ganchos de la escalera telescópica parecía que no lastimaban las válvulas, no chocaban entre ellas. Era una buena señal.

El joven demonio desvío su vista y dio un leve tirón a la cortina, esta seguía afianzada a la escalera, corroboró su agarre y se sintió satisfecho. Dando una señal a Sena y Mamori les dio la orden para que jalaran la cuerda fabricada de cortinas.

Los dos chicos comenzaron a tirar de la improvisada soga. Sena incómodo con el agarre de la cortina se sintió extrañamente inquieto, había escuchado un ruido raro mientras halaba.

- ¿Qué pasa?

Mamori hizo una pausa preocupada, notó el estado de su amigo, su expresión de duda.

- No, nada Mamori-neechan, es solo que...

Sena dejó de jalar la cuerda y la soltó para observar su alrededor. Esto confundió a la chica y aún más al joven demonio, quien al fondo agarrado del frío metal, los veía seriamente cuando sintió detener el avance de la escalera.

El castaño volvió a sostener la cuerda hecha de cortinas, dio un leve jalón y escuchó el ruido inquietante que había oído momentos antes. Era extraño de pronto prestó atención y noto que una parte de la tela se estaba desgarrando cada vez que jalaban de esta. Era una parte justo en medio. Al detectarlo Sena inmediatamente soltó la cuerda.

- ¡Se está rompiendo!

-¿Qué? ¿En serio?

La ojiazul fue a retirar el nudo que habían hecho con la cortina en el barandal al escuchar al corredor decir esto.

- ¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué se detienen?

- La cortina se está rompiendo en medio Hiruma-san.

- Tch... Mierda.

-Quizá aún podamos acercarlo si jalamos más lento. Menos fuerte.

La manger le decía a su amigo, mientras Sena aún inquieto miraba a su alrededor. Su instinto trataba de decirle algo.

- Deberíamos buscar otra tela, más cortinas o algo para afianzarla. Aunque nos quedará lejos también podríamos tirar de ella desde el otro extremo, en el barandal sin agujero.

- Es buena idea, pero ahora deberíamos apresurarnos en llevarlo a un lugar seguro.

Mamori respondía a su amigo, un poco decepcionada por no poder ayudar a Hiruma a ponerse a salvo en ese momento.

- Yo voy rápido a buscar alguna tela que ayude a afianzar la cuerda. No me tardo.

-Sena, espera.

El joven corredor se marchó intentando buscar algo más que sirviera cerca del lugar para afianzar la improvisada cuerda, mientras su amiga con dudas lo miraba irse.

Los dos jóvenes de segundo grado se quedaron solos. La chica seguía sosteniendo la cuerda hecha de tela, la apretaba de manera inconsciente y retomaba su agarre, sentía que si la soltaba podía dejar en una posición vulnerable al joven demonio. La manager dirigió su mirada levemente al quarterback, realmente no habían tenido una charla real desde la discusión en el club. Pese a haber tenido varias interacciones con él ese día, estar solos la ponía nerviosa, de pronto la chica traicionada por sus recuerdos volvió a revivir las palabras que se habían dicho durante su pelea, una punzada de dolor regresó a su pecho. Rápido desvió la mirada y trato de evitar volver a hacer contacto visual con el joven.

Hiruma lo noto, la miró de forma seria, un destello de dolor peculiar y expansivo se formó cuando ella expuso esa mirada, su expresión lo lastimó, él sabía la causa de su tristeza. Realmente quería que las cosas regresaran a ser como antes, internamente se maldijo así mismo por haberla cagado. Ella no sospechaba lo mucho que el joven demonio se arrepentía de lo que le había hecho.

- ¿A dónde fue el maldito enano?

Hiruma rompió el incómodo silencio que se había formado entre ambos en tan poco tiempo, la miró con sus ojos penetrantes. Al notar su mirada sobre ella, como un cazador a su presa, la joven manager pudo sentir un pequeño choque eléctrico recorrer su espalda. Se lamentaba tanto que a pesar de todo, él aún podía tener ese efecto en ella.

- Fue a buscar un pedazo de tela para afianzar la cuerda. Descuida, no tardará.

- Ya...

Volvieron a quedarse en silencio. Después de una larga pausa entre ellos, el sonido de la tubería llamó la atención de Mamori. El conducto de agua vibró por un momento, el movimiento que hizo causó que la escalera se tambaleara un poco. La manager preocupada observó al quarterback.

- El suministro de agua debe estar volviendo. - Comentó Hiruma estoico sin expresar alguna emoción en su rostro mientras miraba la tubería.

- No deberíamos esperar tanto. Si tú sigues ahí y la tubería vuelve a moverse o los aspersores a funcionar, puede ser peligroso. Será mejor que intente acercarte al barandal.

- No, déjalo así. Espera a que llegue el maldito enano.

- Si lo hago con cuidado no desgarraré la tela, trataré de aplicar menos fuerza y...

- ¡Dije que no!

La chica lo miró impactada al oírlo levantar la voz. Trago un poco de saliva y le respondió.

- Es peligroso Hiruma...Kun.

- Solo para mí. No vayas a hacer nada estúpido, quédate ahí hasta que regrese el enano.

El joven demonio se quedó callado, observándola con su mirada seria. De pronto el quarterback sintió como la escalera comenzó a moverse lentamente, la joven manager volvía a jalar lentamente de la cuerda improvisada, tratando de ser cuidadosa para no romper la tela.

- ¡¿Pero qué diablos haces maldita manager!? ¡Te dije que no hicieras nada!

- Y dejarte ahí parado mientras cuelgas en medio de la nada, sí claro. Seguro me quedaré quieta.

- ¡Te dije que pararas!

- ¿Por qué eres tan terco?

El chico se molestó al escucharla, rio con ironía burlándose de su comentario y luego le habló.

- ¿Tú me llamas terco? ¿A mí? Estás haciendo lo que te da la gana, no importa que te diga que no lo hagas. Maldita sea Anezaki, te estoy diciendo que pares y sigues de terca jalando la estúpida cortina.

La joven no le respondió, en cambio continuó haciéndolo. De pronto un leve sonido interrumpió a los chicos, ambos notaron como una parte de la tela se había rasgado un poco más.

- Ya estarás contenta ¿no?

- Es un leve rasguño, si lo hago más rápido es probable que no se rompa por completo antes de que puedas ponerte a salvo y...

- ¿Cuántas veces más vas a continuar haciendo estupideces? Te estoy diciendo que no lo hagas y lo sigues haciendo.

El joven demonio comenzó a desamarrar el nudo que la cuerda de tela tenía alrededor de la escalera.

- ¿Qué haces?

- Qué crees que hago, desamarro esta cosa.

- ¿Por qué?

La joven empezó a tirar más fuerte y rápido de la tela al ver al quarterback haciendo esto.

- ¡Para qué dejes de jalar la estúpida cortina!

Mamori impotente al escuchar sus palabras dejó de tirar de la tela, se detuvo por un momento observando y con un claro tono de frustración le reclamó al chico.

- Bien, perfecto, dejo de intentar ayudarte ¿alguna sugerencia para que no estés en peligro?

- Ke', lo dices como si disfrutara estar en esta situación en primer lugar.

- Parece que si, de cualquier manera ¿cómo terminaste ahí?

- Es una larga historia, ya les había dicho, necesitaba acomodar el aspersor en su lugar.

- Sí, pero hay una diferencia muy grande de subir una escalera y estar colgando en el entrepiso.

- Pregúntale al maldito gordo, seguro que él te explica cómo lanzó la escalera haciendo ese agujero gigante que tienes enfrente.

Los jóvenes se miraron retándose por un momento. Mamori dio un pesado suspiro mientras miraba al quarterback.

- Aún no me dices por qué no quieres que te ayude.

-...

Hiruma no respondió, la chica lo miró con frustración, desvió la mirada tratando de tranquilizar su creciente enojo. El joven la observó por un breve momento.

- Es peligroso, espera al enano.

- Claro, porque seguramente haría algo estúpido ¿no es así?

- No dije eso…

- Lo dijiste hace un momento.

De nuevo hubo otro silencio incómodo. Hiruma con su póker face ocultaba sus emociones mientras Mamori con sus sentimientos evidentes intentaba controlar su decepción. Después de una pausa ella lo cuestionó molesta, por fin lo confrontó directamente.

- ¿Por qué me enviaste esa última carta?

- ¿Qué carta?

- No te hagas el tonto, sabes perfectamente de que carta estoy hablando.

A estas alturas el demonio sabía que la manager ya había conectado la mayoría de los puntos sobre el plan de Agon. Aun así no le apetecía hablar sobre el tema, pero con lo testaruda que era sabía que no lo dejaría pasar.

- ¿No es obvio?

El chico dio un leve suspiro de fastidio.

- ¿Por qué crees que la envié?, ¿qué te imaginas?

La chica volvió a desviar su mirada, estaba sintiendo una mezcla de enojo, frustración y tristeza. Conocía la respuesta, pero no lo quería decir, pronunciar esas palabras era confirmar la situación en la que estaba. Lo que realmente ella había significado para él.

- Yo, yo era un anzuelo, para atraer a Agon a tu trampa.

- Si ya lo sabes no preguntes. - Le respondió serio el quarterback sin verla.

Mamori cerró los ojos tratando de controlar su molestia, en un momento no aguanto sus emociones reprimidas y le habló al joven.

- No pensaste que…

- Nunca te lastimaría. - La interrumpió el chico.

- Todo estaba bajo control, no llegarían a hacerte daño, desde el principio estarías bien.

- ¿Bajo control? ¿Esto es estar bajo control según tu definición de estar bien?

La joven hizo un ademán señalando a su alrededor.

- Esto son factores externos y daño colateral, no tiene nada que ver contigo o tu seguridad.

- Una chica me atacó, se me abalanzó. Agon tuvo que quitarla de encima.

- ¿Agon…?

Hiruma la miraba serio, prestaba atención a las palabras de la chica. Mamori dio un profundo suspiro y acomodo unos caireles detrás de su oreja.

-Sí, tuvo que intervenir.

- ¿Qué más hizo?

El joven la miraba serio

- ¿Acaso importa?

- Si, si importa.

- Solo dijo que no se sentiría mal de romper el trato si volvías a arruinarlo, lo que sea que eso signifique.

Hiruma rio con ironía. Entendió por completo lo que quería decir el jodido rasta.

- Ke'... Maldito imbécil.

El chico demonio sonrió por un momento mientras devolvía su mirada penetrante en la chica.

- Bueno, supongo que esperaba que fuera tu caballero enano con brillante armadura el que te terminará salvando, no el rasta.

- Agon no hizo mucho, ella realmente no me golpeó, solo me rasguño un poco. - Se sonrojó.

- Creo que yo... lastimé a otras personas.

-¿Tú?

El joven arqueó una ceja intrigado.

- Quizá golpeé a un chico...o dos.

La joven castaña estaba completamente sonrojada, por su lado el demonio estalló en una carcajada.

- ¿Te metiste en la pelea y noqueaste a dos sujetos? Eso te pasa por comer tantos pastelillos, al fin te volviste un monstruo peligroso de los creampuffs.

- ¡No fue a propósito!, ¿y por qué tú no te sientes mal por esto? Es decir, todo este caos lo provocaste tú.

- Y tú me ayudaste.

- ¿Yo?, por supuesto que no, y si lo hice no fue por mi voluntad, ni siquiera sabía lo que estabas haciendo. No tuviste la decencia de contarme tus planes al menos.

- No había necesidad de eso. ¿Qué esperas que haga ahora?, ¿qué me disculpe?, ¿qué le diga a todos que lo lamento? Eso no va a pasar y lo sabes.

- Si, lo sé. - La chica desvió su mirada. - Sé que no lo harás.

Se quedó en silencio por un momento.

- Dilo.

La joven alzó la mirada al escuchar a Hiruma.

- ¿Decir qué?

- Solo dilo. Lo que sea que esté pasando por tu mente.

- No estoy pensando en nada en particular.

- Solo hazlo, dilo ya.

- ¿Qué?

- ¿Lo que estás pensando?

La chica lo miro molesta.

- ¿Exactamente qué es lo que quieres que diga? Que toda esta gente está expuesta al peligro sin una razón importante. Que provocaste una pelea masiva donde más de una persona salió herida, o que está a punto de incendiarse la cafetería Shurikan por tu culpa. Eso sin mencionar lo de las cartas... Esas pobres chicas. Todas las víctimas de este… Ah, treta o lo que sea que hayas hecho.

- Vamos, tampoco es el maldito fin del mundo. Esos idiotas que están peleando solo tendrán un moretón o dos. En cuanto el sistema de agua se recupere podrán servir los aspersores y la estúpida manguera, la pelea terminará y el fuego será controlado, además lo más seguro es que los malditos bomberos lleguen en 10 minutos, sin mencionar que el viejo y los demás se están haciendo cargo. No pasará a mayores.

- No importa. Lo que hiciste estuvo muy mal empezando por el principio, manipulaste los sentimientos de esas jóvenes para tu beneficio.

- Estarán bien. -Lo dijo sin importancia.- Las que se queden con el jodido rasta son masoquistas y las que se vayan les hice un favor.

- ¿Por qué simplemente no puedes comprender que lo que hiciste estuvo mal? La peor parte de todo es que te pusiste en peligro a ti mismo y no parece importarte.

- Si bueno, eso no estaba en el plan original, Ke'.

El chico demonio la miró directo a los ojos, la chica le sostuvo la mirada. Se quedaron así por un momento, los ojos azules de ella de pronto provocaron un cosquilleo extraño dentro del chico.

- Tch… - Molesto con un leve sonrojo desvió su mirada.

- ¿Ya terminaste de darme tu puto sermón puritano y sin sentido?

- Tú preguntaste qué pensaba y tiene mucho sentido...¿Porque hablas así todo el tiempo?.

El demonio le devolvió la mirada con fastidio sin responderle. Mamori le habló con un tajo melancólico en la voz.

- No hagas eso.- Le dijo la manager mirándolo con tristeza.

-¿Hacer qué?

- Arriesgar tu vida. Te subiste a esa escalera para tratar de arreglar el desastre, para que nadie salga herido.

El joven no dijo nada, volvió a desviar su mirada cansado de discutir.

- No es como si no fueras consciente de las cosas que haces, de las malas... y de las buenas. - Le menciono con tristeza la manager.

- Kekeke, no soy ningún puto imbécil como para sacrificar mi vida por la de un montón de perdedores que seguro desperdician la suya. Mucho menos quiero una jodida medalla de mierda por algo tan pendejo como esto. Ya te dije, esta situación fue un daño colateral y estoy encargándome de ello. Retomar el control del plan original, eso es lo que hago.

La joven lo vio con un destello de amargura. Sabía que lo que le decía era en parte cierto, pero también lo conocía lo suficientemente bien como para saber que nunca se permitiría que algo peor le ocurriera a gente inocente, mucho menos por su culpa. Él a su forma era justo y este accidente no lo era. Él no permitiría que evolucionara en una desgracia de la que todos se arrepientan. Claro que no lo admitiría.

Después de una breve pausa el chico miró a la manager y la cuestionó.

- ¿Qué más te dijo el maldito rasta?

- Nada, eso fue todo.

- Espero que no estés pensando que el jodido Agon siempre fue tu maldito admirador.

- No. Sé exactamente quienes fueron. Ya lo sé todo.

- ¿Así?, ¿lo sabes?

La chica se sonrojó, no quería decirlo, no quería hablar del tema frente al joven demonio, admitir de nuevo que ella pensaba que él era su admirador, le incomodaba bastante. Una pausa silenciosa volvió a formarse entre los dos, harto del silencio Hiruma retomó la conversación.

- Bueno, ahora que sabes que fueron los jodidos enanos, supongo que estarás más tranquila.

- Si, de esta forma no seré presa de un egoísta infantil que se aprovecha de la situación para manipularme en sus propios juegos.

Estas palabras incomodaron a Hiruma.

- No, ya no.

- Bien, entonces no tiene caso que me sigas hablando sobre este tema.

- ¿Qué tema? ¿En el que pensabas que era yo?

La chica se sorprendió al escucharlo, no podía creer su nivel de cinismo. Lo fulmino con la mirada.

- No quiero hablar de eso, creo que ya lo habíamos dejado claro ese día en el club. ¿No es así?

- Si, muy claro, y aun así aquí estas.- Sonrió. -Hablando sobre delfines que bailan y fabricando una soga con cortinas.

La chica sonrojada desvió su mirada.

- No pensaste que me quedaría de brazos cruzados en esta situación, verdad.

- No. -El chico sonrió. -Definitivamente harías algo.

- Yo, creo que es mejor si le pides ayuda a Kurita-kun o Doburoku-sensei con el registro del siguiente partido.

- ¿Estás renunciando?

- ¡No! - La chica respondió con sorpresa. - No, claro que no. Yo no estoy renunciando, solo digo que…-Suspiro. -No lo hagas más difícil, estoy tratando de ahorrarnos la incomodidad a ambos.

- Entonces no lo hagas incómodo.

- ¿y finjo que no pasó nada?

- Si quieres.

- Por favor…- La joven puso los ojos en blanco.

- Yo no quiero fingir que no paso, la discusión en el club.

El comentario del joven demonio desconcentró a la chica, ella lo miró con atención.

- Porque si paso.

La manager tragó saliva. Lo miró por un momento tratando de encontrar algún atisbo de emociones en su rostro sereno. La chica bajó la mirada e intentó amarrar de nuevo la soga de tela en el barandal sin poder hacerlo.

- Voy a…- Se aclaró la garganta. -Voy a ayudar a Sena, quizá haya otra cortina o algo que podamos usar aquí cerca, no tardó.

La joven seguía desconcentrada y no lograba devolver el amarre de la tela al barandal. Colocó por encima la cortina y dio un par de pasos para retirarse.

- Maldita manager, espera...

La chica lo miró atenta. El joven demonio dio un breve suspiro.

- Sobre lo que pasó en el club. La pelea que tuvimos, yo…

El chico se quedó callado, hubo una pausa larga donde ninguno dijo nada. Después de un momento ella interpretó su silencio, quizá así era mejor. Le sonrió con tristeza.

- Voy a buscar algo que sirva.

Mamori dio la vuelta cuando lo escuchó.

- ¿En verdad vas a destruirlo?

La joven giró su mirada para verlo con pesar.

- ¿Destruir qué? - Le contestó nerviosa.

- Ya lo sabes. - Él la miraba serio. - Me lo dijiste ese día.

Ella no había olvidado sus palabras de aquel momento. "Destruir sus sentimientos por él" a eso se refería.

El chico sonrió para sí mismo.

- Si te arrepientes de tus palabras, entonces la gente no te creerá la próxima vez que hagas una amenaza. Haz lo que tengas que hacer.

A Mamori se le nublaron los ojos al oír su respuesta, el cúmulo de emociones encontradas dentro de sí la estaban superando, se quedó quieta sin saber qué responder. Su labio inferior tembló por un momento al intentar hablar.

- ¿Por qué haces esto?, ¿por qué en este momento, porque aquí?... ¿No podríamos hablar de eso después?

- ¿Para decirme qué? ¿Qué no merezco que me ames?

El joven demonio usó las palabras que ella le había dicho en su discusión dentro del club.

Una lágrima se derramó en la mejilla de la chica marcando su rastro líquido en su piel.

- Eres tan injusto.

La joven limpió su llanto fugitivo con el dorso de la mano. El quarterback la miró serio, no quería causarle dolor, pero necesitaba saberlo. Saber si ella aún lo quería, si no había matado el sentimiento.

- ... Tienes razón, no en este momento. - Hiruma le dijo desviando la mirada.

La chica dio un leve sollozo y volvió a limpiar su ojo. Otra pequeña lágrima amenazaba con empañar su vista.

El demonio tenía ganas de estar ahí junto a ella, rodearla en sus brazos, limpiar sus lágrimas y besarla pero no podía. Incluso aun si estuviera a su lado tampoco lo haría. Pero diablos, eso era lo que deseaba. Su mente y su corazón peleando de nuevo.

Mamori tomó aire y lo miró de frente.

- No importa lo que te haya dicho ese día. En este momento no dejaré que nada malo te ocurra. - La chica tomó de nuevo la tela que no había amarrado y colocó torpemente encima del barandal. - Así que agárrate fuerte. -Y volvió a jalar de la improvisada cuerda.

Hiruma quien había deshecho el nudo y tenía la cortina sosteniendo de su mano se aferró a ella.

- Te prometo que lo haré con cuidado. - sonrió para sí misma. - Luego cuando ya estés en tierra firme podemos ignorarnos todo lo que queramos.

- Entonces no lo hagas.

La chica lo miró mientras él le respondía serio sin una pizca de burla en su rostro.

- Si eso es lo que va a pasar cuando esté en el pasillo, entonces no jales de la maldita cortina.

Ella lo observó sin saber qué contestar. Luego el chico demonio sonrió.

- Nah, es mentira, sácame de esta maldita cosa. Solo haz que funcione... Confío en ti.

La joven manager rio de forma espontánea por su respuesta. Le dio una sonrisa triste y tímida.

De pronto la tubería empezó a temblar de nuevo, provocando que la escalera volviera a tambalearse. Hiruma se aferró a ella con su mano mientras esta se movía.

- ¡Hiruma-kun!

Mamori instintivamente se acercó preocupada por el quarterback.

- ¡Estoy bien!

El chico rubio gritó al notar que la castaña estaba cerca del agujero del barandal, tenía que evitar que se acercara.

El movimiento de la escalera se estabilizó poco a poco, ambos bajaron la guardia cuando escucharon el estruendo. De pronto un intenso desplazamiento de tierra los sorprendió, el suelo se sacudió, fue breve pero potente, las tuberías temblaron aún más y el humo negro se tornó en un destello rojo.

- ¡Maldición!

El joven demonio intentaba aferrarse al metal de los peldaños esperando que los ganchos de la escalera aguantaran lo suficiente. La vibración de la tierra fue tan fuerte que algunas de las personas que peleaban y curiosos cayeron al piso por el movimiento. La caldera en la cafetería había explotado causando un breve pero poderoso temblor en el centro comercial.

Todo sucedió en un instante que se sintió eterno, aunque solo duró una fracción de segundo para Hiruma el tiempo se había ralentizado. El movimiento que sacudió la tierra provocó que la chica se desestabilizará cayendo a la nada, quebrando sus sueños.

El rostro del quarterback era una mezcla de sorpresa y terror, su corazón latiendo con desesperación, el cuerpo de la mujer que le robó el sueño flotando en el aire.

Extendió su mano, gritó su nombre, más el eco de su voz se perdió en el abismo.

Con un giro brutal ella se desvaneció en el vacío, el mundo de él se desmorono, dejo de respirar. Cuando salió del shock inicial solo pudo ser consciente del profundo dolor que se esparcía desde su pecho, un grito ahogado apoderándose de su cuerpo. La luz del día se apaga y todo se vuelve un torbellino de sombras y recuerdos. El instante en que el amor transmuta a una carga insoportable, la suma de todas sus esperanzas rotas.

La había perdido.

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Siguiente: Capítulo 12... Capítulo final.

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Hoy viene Blink 182 a mi país. Escucho esta banda desde que era un bebe, mi hermano menor nació en el año en que acabó Eyeshield 21, y me siento feliz de poder compartir esta banda y este concierto con él, le comparto mi música pero no mis mangas. Tengo algunos tomos de Eyeshield en inglés y japonés, pero este año salió la versión del manga en español. No se los he prestado porque quiero juntar al menos 4 tomos para que los lea de corrido, salen cada dos o tres meses. Sé que le va a gustar, él es muy fan de Boku no hero, cuando le conté esto a una amiga que también es fan de BNH y le enseñé mi tomo uno de EYS21 me dijo que Sena le recordaba mucho a Deku. Si soy honesta no lo sentí así, pero cuando le enseñe el manga a mi hermano le preguntaré si esa fue su impresión.

Regresando a Blink 182, ahora que escuche varias de las canciones me acordé que la mitad de este fanfiction está escrito con esa banda sonora en muchas escenas xD y obviamente me acordé del capítulo de "First date" :,)

La cantaré a todo pulmón en su honor :3

Otra banda que me inspiro mucho con varias escenas es Northern 19, cuando escuche esta banda por primera vez la canción "Yes i can fly" por alguna razón pensaba en ella como en el openning de lo que hubiera sido el arco de los Hakusho dinosaurs. La letra es genial, es mi canción de la victoria jeje

Antes de terminar quiero recomendarles el manga de "Thrillion game" es un seinen escrito por Riichiro Inagaki. Me encanta, volvió a reencarnar el arquetipo de algunos personajes (como en Dr. stone ) pero se sienten diferentes pese a las similitudes y cuentan su propia historia (como en Dr. stone n_nU). Si evoca su primer trabajo, pero al mismo tiempo es diferente, me gusta mucho porque aquí no solo hay un personaje que me recuerda bastante a Hiruma sino también a Sena y su relación. Es genial.

Para esta ocasión la canción que inspiró el capítulo fue: "Error" de Dr. Musica es muy buena y la letra me recordó un poco a los sentimientos de Hiruma en esta etapa de la trama.

Sobre la historia en AO3 la pausé por el poco tiempo libre que tenía (la misma razón por la que tardé en publicar este capítulo). Pero yo espero que en cuanto suba el capítulo final retomar la traducción.

Muchas gracias por leer.

Escucharé First date y me acordaré de ustedes :D