Autor Original: A. Zap

ID: 3765989

Notas de la traductora:

¡Aloha~!

Así que, sin más dilación, ¡que lo disfrutéis~!

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Capitulo 19 – Here Comes The Sun

Arthur estaba bastante cansado de toda la lluvia. Claro, ese parecía ser el tiempo predeterminado aquí en su capital, y normalmente le gustaba, pero hoy se sentía enfermo de la tormenta de la semana.

Su estado de ánimo no había mejorado por el hecho de que se había acabado el té. En realidad, la falta de té probablemente era el factor más importante en su estado de ánimo, pero era realmente sombrío y se sentía enfermo.

Arthur se alejó de la ventana, mientras la vista de la lluvia no mejoraba el día del inglés. Suspiró. Joder. Mataría por una taza de té.

De la nada, unos golpecitos vinieron de la puerta. Puesto que no estaba esperando a nadie, no pudo evitar preguntarse quién era mientras caminaba hacia la puerta principal; aunque realmente solo había dos personas que sabía que aparecerían en su casa sin razón.

"¡Hey, Artie!" dijo Alfred alegremente mientras sacudía el exceso de lluvia de su paraguas "¡Tengo un par de días de descanso así que vine a verte!"

Bueno, al menos ver a su amante era algo bueno en el día "Eso está bien. Pasa" dijo Arthur. Se dio cuenta de que Alfred fruncía el ceño ante su saludo.

"Suenas un poco decaído" dijo Alfred mientras se quitaba los zapatos y su chaqueta de aviador que era su marca "Y ni siquiera has protestado por haberte llamado 'Artie'. ¿Estás bien?"

Qué americano. Simplemente viene directamente con lo que está pensando "Estoy bien. Es solo que ha estado lloviendo durante días. Y estoy sin té" no, no había ningún tono amargo de voz. Arthur fue a la sala de estar y se sentó en el sofá, justo al lado de donde un libro que estaba intentando leer estaba colocado en la mesa de café.

"Está bien, al vivir en las afueras, puedo entender lo de la llovizna. ¿Pero la lluvia?" Alfred miró por la ventana al aguacero mientras se sentaba al lado del británico "Creí que amabas la lluvia. Siempre estás diciendo que hacer que el mundo huela a limpio o algo así"

"Normalmente estoy bien con la lluvia. Solo que no hoy" Arthur se dejó caer en su asiento, no en la posición derecha con su actual actitud de caballero. Podía sentir a Alfred mirándole, pero ignoró eso.

"Así que, ¿quieres que esté soleado?" Alfred ladeó la cabeza un poco hacia un lado mientras pensaba en ello.

"Estaría bien" comento Arthur, sin darse cuenta de que tenía un puchero infantil en su rostro que normalmente provendría de la nación más joven a su lado.

"¿Sabes? Algunas personas originarias de mi país, son las que estaban por aquí antes de que todos los europeos empezaseis a venir, teniendo canciones para hacer que llueva y todo eso. ¡Seguramente tienen canciones para que esté soleado también!" dijo Alfred, intentando animar a su novio "¿Qué tal si intentamos alguna canción para que brille el sol?"

Arthur resopló "No seas ridículo. ¡Como si cantar pudiese hacer que parase la lluvia o que empezase, en primer lugar!"

"¿Crees en la magia y las hadas pero no crees en el asombroso poder de la naturaleza de uno de mis pueblos? ¿No es eso un hipócrita?" Alfred alzó una ceja ante la incredulidad de su novio.

"No parece que sepas ninguna canción de todos modos, así que, ¿qué importa?" Arthur rodó los ojos.

"Bueno, tal vez cualquier canción sirva" los ojos de Alfred se iluminaron "¡Y justamente tengo una!"

"¿De verdad?"

Alfred asintió, y entonces empezó a cantar suavemente Here Comes The Sun de los Beatles.

"Oh, dios mío, Alfred. No puedes hablar en serio" Arthur se quedó mirando al americano.

Alfred sonrió y simplemente cantó más fuerte, llegando al coro. Mientras hacia los doo-doo-doo-doo, picó con el dedo a Arthur en el lugar donde tenía cosquillas, a un lado de su cuerpo.

Arthur contuvo la risita "¡Para, Alfred!" pero Alfred simplemente continuó con su ataque de cosquillas mientras cantaba hasta que Arthur casi estaba rodando de la risa.

Fue entonces que Alfred finalmente dejó de cantar "¿Ves? ¡Te hice sonreír! ¡Ahora el día no es tan malo, eh!" sonrió.

Arthur se esforzó por controlar su respiración mientras intentaba recuperarse "¡Idiota!"

Para su sorpresa, vi a Alfred ladear la cabeza como si estuviese escuchando algo y frunció el ceño. Entonces Alfred se giró hacia la ventana y jadeó, corriendo hasta esta "¡Artie! ¡Ha dejado de llover!"

"¿Qué?" Arthur se sentó derecho con sorpresa y fue hacia la ventana mientras que Alfred corría hacia la puerta. Efectivamente, la lluvia había parado y el sol estaba empezando a asomar entre las nubes "¡Santa Madre de Dios!" dijo para sí mismo "Que realmente funcionó"

Vio que Alfred estaba fuera chapoteando en los charcos de agua. La nación más joven entonces miró algo en la distancia "Arthur, ¡hay un arcoíris! ¡Ven a ver!"

Y mientras Arthur salía fuera, a pesar de la falta de té, sonrió. Porque, además de que el sol había salido finalmente, tenía su propio y pequeño rayo de sol que había venido desde America para iluminar su día.

Así que, mientras tuviese a Alfred, el sol siempre saldría.