Autor Original: relover180

ID: 2962133

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Los festivales eran asombrosos. América no tenía ni idea de por qué no iba a ellos más a menudo. Él y Arthur tuvieron que llegar bastante pronto, justo después de clase, para instalar su propio puesto. Era un juego básico de lanzamiento de anillas y América estaba realmente emocionado por ello. Arthur no tanto.

El sol acababa de ponerse, una vez que el festival abrió sus puertas y la gente comenzó a entrar. América estaba felizmente frente al puesto, hablando con los niños y ayudándoles con el juego. Arthur, por otro lado, simplemente estaba parado a un lado.

"Todavía no tengo ni idea de cómo conseguiste que aceptase esto" suspiró Arthur cuando un niño se alejó, con un oso panda de peluche en sus brazos.

"¿Mis increíbles poderes de persuasión?" sonrió América, caminando cerca de él.

"Cállate" suspiró Arthur, empujándole lejos "¿Cuánto dinero hemos conseguido?"

"¿Se suponía que teníamos que pedir dinero?" bromeó América y Arthur lo golpeó.

"Idiota" dijo Arthur bruscamente.

"Cuida tu lenguaje" América se echó a reír y miró a los otros puestos. Muchos de los demás estudiantes habían instalado sus puestos. El Bad Touch Trio tenía un puesto de besos, que América estaba seguro que no iba para nada bien. Elizaveta y Roderich tenían un puesto de pesca o algo así, Ivan y los pobres países bálticos (Estados Unidos no sabía sus nombres humanos) tenían una bolsa de habichuelas, y Kiku, Ludwig y Feli estaban a cargo de un puesto de comida.

"Los niños necesitas aprender rápido" se burló Arthur justo cuando dos niños pequeños, un niño y una niña, se acercaban al puesto.

"¡Hey!" sonrió América "¿Queréis probar a tirar el aro?"

"¡Sí!" el niño asintió felizmente, y la niña le dio un par de dólares a América.

"Está bien" América se arrodilló, sacando tres anillos "Entonces, lo que tienes que hacer es cogerlos y tirarlos" América demostró lo que estaba diciendo "a esas botellas. Si consigues meter dos por el cuello de la botella, ganas un animal de peluche. Si consigues tres, ¡consigues uno grande!"

"¡Vale!" el chico asintió felizmente mientras América le entregaba los aros. América miró y se rio con el niño mientras las tiraba, resonando contra las botellas, pero no se colaron en ninguna de las botellas.

"Oh, buen intento, amigo" América miró hacia el niño, a quién no parecía importarle mucho la pérdida "¿Quieres probar de nuevo?"

"¡No, gracias, señor!" el chico sonrió y él y su hermana se alejaron para probar algunos otros puestos.

"Te llevas bien con ellos" sonrió Arthur "Supongo que es porque tienes la mentalidad de un crío"

"Voy a tomarme eso como un cumplido" sonrió América.

"¿Qué tan difícil es colar algunos anillos en unas botellas?" preguntó Arthur.

"¿Quieres intentarlo?" preguntó América, cogiendo las anillas y ofreciéndoselas a Arthur.

"¿Por qué querría probar este estúpido juego?" resopló Arthur.

"Dijiste que no es tan difícil" se rio América "¿Quieres probarlo?"

"Si eso hace que te calles y te concentres" Arthur rodó los ojos.

"Bien, entonces, ¿qué tal si lo hacemos más interesante?" preguntó América, manteniendo las anillas fuera del alcance de Arthur.

"¿Qué quieres decir?" suspiró Arthur, dejando caer los brazos.

"Si consigues colar dos anillas en las botellas" dijo América "entonces te invitaré a cenar. Si no lo consigues, te encargarás del puesto mientras yo miro"

"¿Y si consigo las tres?" Arthur arqueó una ceja.

"Mmmm…" América golpeó con el pie el suelo un rato, pensando en lo que le ofrecería "¿Puedes llevarme durante el próximo mes?"

"No es tan privilegiado como lo intentas hacer ver" se rio Arthur "¿Qué tal si nunca más comemos en el McDonalds para almorzar?"

"No lo sé…" suspiró América "Eso es mucho para apostar"

"Si estás tan seguro de que no lo conseguiré" sonrió Arthur.

"Vale" América le entregó las anillas y Arthur rodeó el puesto de modo que estuviese parado frente a este "Sabes qué hacer. Buena suerte"

"No la necesitaré" Arthur sonrió y miró las botellas. América sabía cuánto odiaba Inglaterra el McDonalds, así que esto era serio. Arthur tiró la primera anilla y, tan ricamente, repiqueteó y se deslizó por el cuello de una botella. Antes de que Estados Unidos pudiese decir algo al respecto, Arthur lanzó la siguiente.

"Dos dentro" silbó América, observando la segunda deslizarse por el cuello "¿Puedes colar una más?"

"Por supuesto que puedo" sonrió Arthur y lanzó la última. América, pensando rápidamente en lo que había apostado, McDonalds, corrió para colocarse frente a la anilla, permitiendo que le golpease ligeramente el brazo.

"Oh, Dios, parece que me puse justo frente a esa cosa" suspiró América "Joder, amigo, parecía que estabas a punto de ganar"

"¡Idiota! ¡Gané!" Arthur lo fulminó con la mirada, inclinándose sobre la pared del puesto.

"Bueno, no tenemos pruebas de si lo habrías conseguido" América se inclinó hacia él también.

"Simplemente no querías renunciar a ese jodido sitio" resopló Arthur.

"¿Sabes? Hay otra cosa a la que no quiero renunciar" sonrió América. Poder coquetear con Arthur era un alivio increíble. Había querido intentar coquetear con Inglaterra, pero este le habría arrancado la cabeza de intentarlo.

América se inclinó un poco más hacia adelante, casi perdiéndose en esos ojos esmeraldas una vez más. Estaba a punto de cerrar los ojos e inclinarse para besarle, pero se reclinó en el último segundo. Tenía que recordar que este era Arthur, no Inglaterra. Había una diferencia muy, muy grande en eso.

América vio a un niño con sus padres, caminando hacia ellos y decidió ir hacia estos para salvarse de Arthur.

"¡Hey! ¿Quieres jugar?"

Alfred y Tony vieron películas durante todo el día e incluso se tomaron un descanso para jugar a algunos videojuegos. Alfred ni siquiera recordaba haber tenido un día entero dedicado a no hacer nada. Por lo general, era el instituto, los deportes, Arthur (de lo que no se quejaba) o las tareas domésticas. Esto era un gran alivio, eso era seguro. Permitió que su mente vagase en esa reunión en ocasiones, por supuesto. Pero Tony lo mantuvo bastante distraído y contento.

Finalmente, algo de tiempo después de que se pusiese el sol, alguien llamó a la puerta. Alfred alzó la vista de la película de Iron Man y miró hacia la puerta. El llamado fue silencioso, pero era algo a lo que estaba acostumbrado. Ese tenía que ser Canadá.

"Ponla en pausa" dijo Alfred y se dirigió hacia la puerta. Tony la paró justo cuando Alfred abrió la puerta con una sonrisa dirigida a Canadá. Era tan extraño verlo, en comparación con su hermano, que en realidad se parecía mucho a él "Hey"

"Me escuchaste" parpadeó Canadá.

"Por supuesto que sí" sonrió Alfred "Llamas como Mattie. Me he acostumbrado" Alfred se echó a un lado, permitiendo que Canadá entrase. Pudo ver que el país se aferraba con fuerza a lo que parecía ser el oso de peluche de Matthew. Excepto que este parpadeó "Ooh, espera un momento, ¿esa cosa está viva?"

"¿Él?" Canadá bajó la mirada al oso "Sí"

"Tío, Mattie solo tiene uno de peluche" Alfred estudió al oso de cerca, sonriendo "Eso es totalmente increíble. ¿Sabes? Él también solía llevarlo todo el tiempo"

"Es mi mejor amigo" murmuró Canadá y el oso lo miró.

"¿Quién eres?" preguntó el oso y Canadá suspiró. Alfred rápidamente se forzó a dejar de lado el hecho de que el oso había hablado y alzó la mirada a Canadá.

"Es tu mejor amigo, ¿pero no sabes su nombre?" preguntó Alfred.

"Yo no sé el suyo…" murmuró Canadá.

Alfred dejó salir un suspiro, cerrando la puerta. Resulta que tendría que hacer algo con Inglaterra y Canadá mientras estaba aquí…

"Entonces, ¿qué haces aquí?" Alfred decidió cambiar de tema e hizo un gesto hacia la mesa de la cocina. Canadá asintió y se dirigió a la mesa.

"Alguien tenía que vigilarte" dijo Canadá en voz baja.

"¿Sabes? Deberías hablar alto" dijo Alfred "ES un poco difícil escucharte"

"Mmm, si…" Canadá asintió lentamente. Alfred solo parpadeó. ¿En serio? Estaba bastante feliz con el progreso de Matthew ahora que había visto lo que podría haber pasado.

"Entonces, ¿cómo va la reunión?" preguntó Alfred, esperando que Canadá hablase más.

"No… No puedo decírtelo" murmuró Canadá, obviamente empezando a sentirse incómodo hablando tanto.

"Así de mal, ¿eh?" Alfred se rio un poco. Alfred dejó escapar un suspiro, intentando averiguar cómo conseguir que Canadá hablase… "Bueno, ¿cuánto habláis tú y América?"

"No mucho" declaró Canadá.

"¿Por qué?" sondeó Alfred.

"Por lo general está ocupado" murmuró Canadá, mirando a su oso.

"¿Con qué?" preguntó Alfred.

"Cualquier cosa" Canadá se encogió de hombros.

"Los dos tenéis más o menos la misma responsabilidad, ¿verdad?" preguntó Alfred "¿Estar a cargo de una nación?"

"Él es diferente" murmuró Canadá.

"¿Al menos os lleváis bien?" preguntó Alfred.

"Normalmente sí" declaró Canadá.

"¿Qué significa eso?" preguntó Alfred.

"Nada" murmuró Canadá y casi parecía que estaba intentando esconder su rostro detrás de su oso.

"Amigo, no voy a hacerte daño" dijo Alfred "Te lo prometo"

"¿Por qué estás haciendo tantas preguntas?" preguntó Canadá.

"Porque eres muy diferente a mi hermano" Alfred sonrió levemente "Sólo quiero saber qué está pasando"

"Solo soy tranquilo" declaró Canadá.

"También Mattie" asintió Alfred "A excepción de que está dispuesto a darme un puñetazo en la cara si es necesario y puede dejarme sin dinero cada vez que intento jugar hockey contra él"

"Parecéis…cercanos" murmuró Canadá.

"¿Por qué no lo sois tú y América?" preguntó Alfred.

"Lo somos" declaró Canadá "De algún modo…"

"De algún modo" repitió Alfred "¿Qué hacéis?"

"Hemos jugado a la pelota" Canadá se encogió de hombros.

"Amigo, yo he jugado a la pelota con Mattie" sonrió Alfred "Es esperar a que te den una patada en el culo. ¿Habéis hecho algo más?"

"Cuando éramos pequeños, nos llevábamos bien" declaró Canadá.

"¿Y qué pasó?" preguntó Alfred, esperando sonsacarle algo a Canadá.

"Creció más rápido que yo" murmuró Canadá "Por la Revolución"

"¿Y decidiste no alcanzarle?" preguntó Alfred. Canadá le miró durante un momento antes de asentir lentamente.

"Eres muy diferente a Estados Unidos" declaró Canadá.

"Sí, lo entiendo bastante" Alfred sonrió "Solo estoy intentando ver si puedo ayudar aquí como lo hice en casa"

"E-Estoy bien" murmuró Canadá.

"Hablas como si estuvieras aterrado de ofender a alguien" declaró Alfred "Mattie solía hablar así. Gil y yo realmente lo ayudamos a salir de eso"

"¿Gil?" preguntó Canadá.

"Prusia" sonrió Alfred.

"¿Por qué ayudaría?" preguntó Canadá.

"No te preocupes por eso" dijo Alfred. No tenía ni idea de cuál era la relación de ambos en este mundo, así que intentaría evitar eso por ahora.

Canadá abrió la boca para hacer otra pregunta, pero fue cortado por el sonido del himno nacional canadiense. Canadá sacó su teléfono del bolsillo, el cual emitía el himno y contestó.

"¿H-Hola?" preguntó Canadá, pareciendo confundido. Se produjo una pausa mientras Canadá escuchaba "¿Prusia?"

Alfred alzó una ceja y se inclinó hacia adelante, interesado.

"Ve más lento, no puedo escucharte" murmuró Canadá. Otra pausa, pero esta terminó con los ojos de Canadá agrandándose y levantándose de la silla "¿Qué?" chilló.

"¿Qué sucede?" preguntó Alfred. Canadá negó con la cabeza y siguió escuchando.

"D-De acuerdo, estaré allí" colgó Canadá.

"¿Qué pasó?" preguntó Alfred.

"No puedo decírtelo" Canadá negó con la cabeza y se dirigió hacia la puerta principal, pero Alfred se interpuso.

"Dímelo, amigo" pidió Alfred.

"Tengo que ir allí" suspiró Canadá.

"Entonces dímelo y conseguirás llegar antes" ofreció Alfred.

"No puedo" murmuró Canadá.

"¿Por favor?" suspiró Alfred "Estoy asqueado y molesto de ser inútil"

"No puedo" dijo Canadá, aunque ahora parecía como si hubiese cambiado ligeramente de padecer.

"Puedo ayudar" dijo Alfred "Lo prometo. Básicamente sigo siendo América, como todos han dicho"

"Todos se enfadarán conmigo" murmuró Canadá.

"Que les den" suspiró Alfred "Si quieres decírmelo, dímelo"

"¡Alemania tiene una pistola!" dejó salir Canadá antes de que pareciese capaz de detenerse.