- . My Hero Academia: Letras prohibidas en la UA: Parte 1 -
Summary: Tras una misión, Deku empieza a actuar de manera extraña y fuera de lugar. La tensión se intensifica debido a las tareas inusuales de Midnight. Uraraka, preocupada por el cambio en el comportamiento de Deku, se esfuerza por entender qué le ocurre y lucha con sus propios sentimientos intentando no perderse a sí misma en el proceso. Todo se complica entre los dos revelando vulnerabilidades y emociones ocultas.
*Historia con temas sugerentes, no explícitos*
Era otro día tranquilo en la UA, la mejor escuela de héroes, o al menos así lo parecía a simple vista.
–Bien, parece que todos entregaron su tarea de inglés a tiempo. Bien hecho–. Midnight acomodó las hojas sobre el escritorio, aunque al observar a la clase 2-A, notó que casi todos parecían agotados y desanimados, especialmente los chicos.
Aunque hacía algo de calor, no era suficiente como para justificar que algunos aflojaran los cuellos de sus camisas o se abanicaran con la mano. Incluso Iida, normalmente impecable y respetuoso del mobiliario, ahora estaba boca abajo en su lugar, lo cual era bastante inusual.
—¿Qué sucede? Los noto algo apagados— preguntó Midnight con una mezcla de curiosidad y preocupación—. ¿No tuvieron una buena noche?
—¡No se haga la desentendida! Usted sabe muy bien lo que pasa—, se quejó Ojiro, su cola agitando el aire con frustración.
—Oiga, ¿cree que la próxima vez podría poner una tarea de inglés más normal? No quisiéramos tener que reportarla otra vez con el director—, añadió Sero, buscando apoyo en sus compañeros.
—Sí. Excepto por Kirishima, no somos tan resistentes. ¡Piense un poco en nuestros sentimientos!—pidió Kaminari con su voz cargada de reproche.
Momo se puso de pie con su postura impecable.
—Aunque siempre me gusta ver el lado positivo de las cosas o su utilidad máxima, como subdelegada de la clase debo estar de acuerdo en que pudo habernos dejado tareas de traducción más apropiadas para nuestra edad. Como clásicos de la literatura o…
—¡No!—, interrumpió rotundamente Midnight, con una mirada decidida—. Es la única forma de garantizar la máxima retención del vocabulario en inglés. Aunque la mayoría de ustedes no quiera admitirlo, constantemente se encuentran pensando en 'eso'. Después de todo, son adolescentes.
—¡Oiga, no nos rebaje al nivel de Mineta!—, se quejó Sero, casi ofendido.
—Y por cierto, ¿dónde está?—, preguntó Kirishima, mirando a su alrededor.
—También faltan Midoriya y Uraraka—, observó Hagakure, con una mezcla de preocupación y sorpresa.
—Pobres, tal vez no pudieron soportarlo—, opinó Jiro, moviendo sus auriculares.
—Aunque dicen que los más tímidos son los más pervertidos—, propuso Mina, siempre dispuesta a soltar un comentario picante.
—¿Te refieres a Midoriya? No lo creo. Pienso que, por mucho, es el más decente de todos nosotros—, lo defendió Kirishima, cruzando los brazos con firmeza.
De repente, una fuerte ráfaga de viento azotó el aula, haciendo que todos voltearan hacia las largas ventanas.
Mineta, con una expresión de terror, chocó con fuerza contra la ventana y se deslizó por el vidrio, con lágrimas brotando de sus ojos.
Poco después, apareció Uraraka, columpiándose a toda velocidad usando los cables de su traje.
—¡Por favor, alguien... ayúdeme!—, gritó desesperada mientras pasaba de largo.
Finalmente, Midoriya emergió en la escena, utilizando sus látigos negros para impulsarse, su cuerpo rodeado por el resplandor verde que indicaba que iba en serio.
—¡Vuelve aquí, Uraraka! ¡Tengo que… necesito hacerte mía!—, gritó Midoriya, su voz una mezcla de enojo y desesperación.
—¡Ve lo que provocó! ¡Arruinó completamente al pobre de Midoriya!—, le reprochó Kirishima a la profesora, su rostro lleno de indignación.
—Creo que tal vez sí me pasé un poco de la raya con esa última tarea de traducción—, admitió Midnight, llevándose una mano a la boca, como si recién comprendiera el alcance de sus acciones.
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Una semana antes.
Recientemente, un hombre que imitaba los quirks de otros criminales había sido visto en la ciudad, causando estragos y confusión. La última vez que lo reportaron, había adoptado la apariencia de Mr. Smiley en un vecindario tranquilo, cerca de una iglesia. Tras burlar a un grupo de policías, los dejó a todos riendo sin control mientras se escapaba.
El equipo de Midoriya fue asignado para capturarlo. Para esta misión, Deku contaba con la ayuda de dos estudiantes de la clase 1-B: Kinoko Komori, una chica con poderes para hacer crecer hongos, y Shihai Kuroiro, un chico con el quirk de moverse entre las sombras.
Decidieron separarse para cubrir más terreno. Midoriya, con su determinación habitual, asumió la posición más alta, situándose en el campanario de la iglesia, desde donde tenía una vista privilegiada del área.
Mientras estaba completamente enfocado en su tarea, un sonido familiar lo distrajo. Su celular había vibrado con una notificación.
"No. Este no es momento para eso" se dijo a sí mismo, volviendo a mirar a través del visor de largo alcance que le habían prestado.
—¡Ahí!—, exclamó al detectar una figura sospechosa escondida detrás de un arbusto e inmediatamente comunicó la información a sus compañeros a través del transmisor.
—Entendido—, respondieron al unísono.
Con la sensación de que la captura era inminente, Midoriya se permitió echar un vistazo rápido a su celular. Se dio cuenta de que había recibido un mensaje de voz de Uraraka. Sonrió, pensando en lo raro que era tener tiempo para escuchar su voz últimamente. Con tantas misiones de pasantía y regulaciones, apenas habían tenido tiempo para hablar. Era un pequeño respiro en medio del caos, un momento para sentirse como un adolescente normal.
Mientras tanto, Kuroiro se acercó al arbusto que Midoriya había señalado.
—Esto es...—, comenzó a decir, al descubrir que solo era una camisa colgando de las ramas, como si alguien la hubiera dejado allí a propósito.
—¡A...a...achú!—, estornudó Komori, llevándose una mano a la nariz.
—Salud—, dijo Kuroiro, mirándola con preocupación—. Deberías haber rechazado la misión si no te sentías bien.
—Sí, creo que tengo algo de fiebre—, admitió ella, sintiéndose un poco culpable por no haber mencionado su malestar antes.
Justo entonces, Kuroiro vio a Midoriya en el campanario, distraído con su celular.
—Y ese sujeto...—, murmuró con frustración, antes de notar algo que se acercaba sigilosamente a espaldas de Deku.
—¡Cuidado, Midoriya!—, gritó a través del comunicador, con desesperación en su voz.
—¿Qué...?—, alcanzó a decir Deku, pero fue demasiado tarde.
El criminal, aún en la forma de Mr. Smiley, había subido silenciosamente al campanario y comenzó a hacerle cosquillas en los costados. Midoriya no pudo evitar soltar una carcajada.
—¡Jajajaja!—, se rió descontroladamente..
El villano aprovechó el momento para atacarlo directamente con una imitación del quirk de Mr. Smiley, haciendo que Deku riera aún más, sin poder controlar su cuerpo. Tambaleándose en la orilla del campanario, no pudo evitar resbalar y caer.
—¡Rápido, haz algo!—, gritó Kuroiro, mientras se deslizaba entre las sombras hacia el campanario.
Komori, reaccionando con rapidez, llenó el terreno con hongos gigantes para amortiguar la caída de Deku. Sin embargo, en su caída, Midoriya chocó contra un tablón sobresaliente del campanario, antes de hundirse en un hongo que, para su mala suerte, estaba relleno de una sustancia pegajosa. Aún riendo incontrolablemente, quedó atrapado en la masa viscosa. Y para terminar el criminal le dejo caer la enorme campana antes de empezar a huir.
—Eso debió doler—, comentó Komori, preocupada—. Y creo que esos hongos no lucen nada bien...
—Bien merecido lo tiene—, expresó Kuroiro con descontento, mientras se separaban para ayudar a Midoriya y enfrentar al villano que tanto caos había causado.
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—¿Y al final pudieron capturar al criminal?—, preguntó el doctor mientras revisaba el registro médico frente a Midoriya, su voz calmada pero profesional.
—Sí, afortunadamente lograron capturarlo a pesar de mi error—, respondió Midoriya, bajando un poco la cabeza, su tono lleno de arrepentimiento.
El doctor lo observó por un momento, notando el peso de la culpa que cargaba el joven héroe en formación.
—Oye, no deberías ser tan duro contigo mismo. Sólo procura tener más cuidado la próxima vez—, le recomendó con una sonrisa comprensiva—. Es una lástima que Recovery Girl esté de viaje. Con uno de sus besos, podrías estar bien en un día o dos.
El ambiente en la enfermería era tranquilo, hasta que la cortina se abrió de repente, revelando al profesor Aizawa, con su habitual expresión severa.
—Midoriya, creo que ya te había dicho que no puedes seguir lastimándote, especialmente por algo tan trivial como ver tu celular—, le reprendió Eraser Head, su tono firme pero con una nota de preocupación.
—Lo siento. No volverá a ocurrir—, prometió Midoriya, apretando los puños con seriedad y bajado la cabeza.
Aizawa lo miró en silencio por un momento, como evaluando la sinceridad en sus palabras.
—Bien. Me preocupa un poco dejarte en este estado, aunque confío en el médico sustituto de la escuela. Pero tengo un llamado de ayuda que no puedo ignorar—, dijo, su voz más suave pero aún con ese aire de responsabilidad que siempre lo caracterizaba.
—No se preocupe. Estaré bien y prometo no causar más problemas—, respondió Midoriya, esforzándose por sonreír a pesar del dolor.
—Como si pudieras hacer mucho con la espalda lastimada y el brazo roto—, murmuró Aizawa, sacudiendo la cabeza—. Pero bien, intenta tomarlo con calma estos días. Te quedarás aquí y tus compañeros se turnarán para traerte la tarea todos los días.
—Sí. Procuraré agradecerles cuando vengan—, dijo Midoriya, con una leve sonrisa que reflejaba su agradecimiento hacia sus compañeros, aunque sabía que tendría que esforzarse aún más para evitar que incidentes como este volvieran a ocurrir.
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El tiempo en la enfermería pasaba lentamente, y Midoriya comenzó a darse cuenta de que la vida en una cama definitivamente no era vida. Mientras observaba el ventilador del techo girar perezosamente, no podía evitar sentir que cada minuto se estiraba interminablemente. La falta de acción y movimiento lo hacía sentir atrapado, casi como si estuviera encadenado a esa cama.
—Veo que disfrutas tus vacaciones forzadas—, dijo una voz familiar desde la puerta.
—¡Iida! ¡Uraraka!—, exclamó Midoriya, su rostro iluminándose al ver a sus amigos entrar. La compañía era un respiro bienvenido en medio de la monotonía.
—Hola, ¿cómo sigues, Deku? ¿Aún te duele mucho?—, preguntó Uraraka mientras se acercaba rápidamente, su preocupación evidente. Sus ojos recorrieron su cuerpo, buscando signos de dolor, lo que hizo que Midoriya se sonrojara un poco, aunque trató de disimularlo.
—Gracias por preocuparte, pero estoy bien—, respondió, aunque al mover un poco el brazo, no pudo evitar una pequeña contracción de dolor, traicionando sus palabras.
—Me contaron que fue una fea caída—, mencionó Iida con su habitual seriedad—. Es una pena que por esto no pudieras ir a China con Todoroki y Bakugo, sobre todo porque ya tenían los permisos.
Las palabras de Iida resonaron en la mente de Izuku, recordándole la despedida burlona de Bakugo esa mañana: "Adiós, perdedor." Kacchan no había perdido la oportunidad de recordarle su desventaja mientras se dirigía al aeropuerto. La preocupación de Izuku creció; si no se cuidaba, Bakugo le tomaría demasiada ventaja y volver a alcanzarlo sería cada vez más difícil.
Uraraka pareció notar el cambio en su expresión y, sutilmente, le dio un codazo a Iida, quien de inmediato se dio cuenta de su error.
—Oh, lo siento. No fue mi intención recordártelo—, se disculpó Iida, acercándose con algunos libros en las manos—. Por otro lado, podrías tomar esto como una oportunidad para instruirte un poco en leyes. Estos libros jurídicos son de mi hermano mayor, y tienen señalados segmentos que aluden al trabajo de los héroes—, dijo, esbozando una pequeña sonrisa—. Dado que parece que tienes cierta tendencia a desobedecer las reglas y quebrantar las leyes.
Izuku no pudo evitar sonreír ante el comentario de Iida, apreciando la mezcla de humor y preocupación en las palabras de su amigo.
—Sólo cuando un amigo está en problemas—, respondió Midoriya, recibiendo los dos gruesos libros con su mano derecha, la que aún podía usar—. Prometo cuidarlos mucho.
Iida asintió con una sonrisa, satisfecho de ver que Midoriya no había perdido su espíritu. Uraraka, mientras tanto, observó con ternura la amistad entre los dos chicos, acercándose con más confianza.
—Yo traigo tus deberes de la escuela—, dijo Uraraka, aproximándose a la cama—. Por ahora, Midnight se ha quedado como profesora sustituta cubriendo al profesor Aizawa, y nos ha estado dando clases regulares, ya que no quieren arriesgarse a tener más heridos en los entrenamientos hasta que regrese Recovery Girl. Pensé que los tres podríamos hacer los deberes aquí contigo.
Izuku se sintió aliviado ante la idea de no quedarse atrás en sus estudios, pero antes de que pudiera responder, Iida levantó la mano en un gesto de disculpa.
—Lo siento, pero yo no puedo—, dijo Iida de inmediato—. Mi hermano me había pedido desde la semana pasada ayudarlo con un asunto del trabajo.
—Está bien, entonces seremos solo Deku y yo, ¿verdad?—, sonrió Uraraka, y aunque Midoriya intentó devolver la sonrisa con normalidad, no pudo evitar sentirse un poco nervioso ante la perspectiva de estar a solas con ella. Sin la presencia de Iida, la idea de pasar tiempo solo con Uraraka lo llenaba de una mezcla de emoción y ansiedad, una sensación que no terminaba de entender del todo, pero que hacía que su corazón latiera un poco más rápido.
...
Izuku no podía evitar observar de reojo a Uraraka mientras ella se concentraba en los problemas de matemáticas, sentada en la silla junto a su cama. No estaba seguro de qué era exactamente lo que lo atraía, pero había algo reconfortante en simplemente mirar en su dirección, como si eso le diera una especie de tranquilidad en medio del malestar. Sin embargo, esa paz momentánea se rompió cuando ella notó su mirada.
—¿Hay algo que no entiendas?—, preguntó Uraraka, levantando la vista de sus apuntes con una expresión curiosa.
—Ah... bueno...—, murmuró Midoriya, poniéndose nervioso. En su torpeza, accidentalmente tiró su cuaderno al otro lado de la cama, sintiendo que el calor en sus mejillas aumentaba por la vergüenza.
—Déjame ayudarte—, dijo Uraraka rápidamente, inclinándose para recoger la libreta caída.
Midoriya desvió la mirada con rapidez, intentando enfocarse en cualquier cosa menos en Uraraka mientras ella se agachaba. Aunque su corazón latía más rápido, trató de mantener la compostura.
—Debe ser difícil sujetar las fotocopias, traducir con el celular y ver en qué tiempos están conjugados los verbos—, comentó Uraraka, su tono mostrando una leve preocupación. Sin embargo, su expresión cambió casi de inmediato a una más alegre, como si se le hubiera ocurrido una brillante idea—. ¡Ya sé, cambiemos de deberes!
—Pero no sería justo, Uraraka. Tú ya casi terminas, y yo... honestamente, aún no he escrito nada—, admitió Midoriya, sintiéndose un poco culpable. Sabía que estaba atrasado, pero no quería que ella se hiciera cargo de todo.
—No importa. Por ahora tú eres el paciente, y no deberías esforzarte demasiado—, dijo Uraraka, sonriéndole con una calidez que hizo que el corazón de Midoriya se contrajera de una manera que lo tomó por sorpresa.
—Aun así... creo que no me sentiría bien si hicieras toda la tarea por los dos—, respondió Midoriya, cubriéndose la cara con el antebrazo, tratando de ocultar fea cara que probablemente estaba haciendo. Sabía que su rostro debía reflejar lo deslumbrado que estaba por la bondad de Uraraka, y eso lo hacía sentirse aún más expuesto.
—¡Oh, ya lo tengo!—, exclamó Uraraka, su rostro iluminándose con una nueva idea—. Vamos a escuchar las canciones juntos con los auriculares y hagámoslo poco a poco. Creo que la música es lo de menos, pero así será más divertido.
—D-de acuerdo...—, aceptó Midoriya, aunque la idea de estar tan cerca de Uraraka compartiendo auriculares lo hacía sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que estarían muy cerca, y el hecho de que la enfermería estuviera vacía, dejando a los dos completamente solos, no ayudaba a calmar sus nervios.
Mientras Uraraka conectaba los auriculares, Midoriya no pudo evitar pensar '¿Dónde estaba ese doctor para decirle a Uraraka que necesitaba descansar y que demasiados estímulos no le hacían bien?'. Sin embargo, otra parte de él no quería que nadie interrumpiera ese momento, a pesar de lo incómodo que se sentía. Al fin y al cabo, estar cerca de Uraraka, compartiendo incluso algo tan simple como una tarea escolar, hacía que esos largos días en la enfermería se sintieran un poco menos solitarios.
Tómalo desde el principio
Take it from the top
Si empiezo, simplemente no puedo parar
If I start, I just can't stop
Toda la paciencia que tengo
All the patience that I've got
No es suficiente para salvarme
It's not enough to save me
Es una carrera contra el reloj
It's a race against the clock
Pero no lo queremos ver
But we don't wanna watch
Sigue corriendo hasta que nos perdamos
Keep runnin' till we're lost
Me tienes pensando
You got me thinkin'
...
Hazlo mejor de lo que esperaba, ponlo en marcha
Pull it out of park, put it in drive
Puedo sentir tu corazón latiendo con el mío
I can feel your heart beatin' with mine
Bajo las estrellas, buscando una señal
Underneath the stars, lookin' for a sign
Brillando en la oscuridad hasta que el sol brille
Glowin' in the dark till the Sun shines
Llegamos bastante lejos en el primer intento
Made it pretty far on the first try
Puede que haya puesto las expectativas un poco altas
Might've set the bar a little too high
Empezó con una chispa, ahora estamos en llamas
Started with a spark now we're on fire
Empezó con una chispa
Started with a spark
...
Ooh-ooh, nena, me llevas en un viaje
Ooh, baby, you take me on a ride
Me vas a volver loco
Gonna drive me crazy
Ooh-ooh, nena, siento que hemos llegado bastante lejos
Ooh, baby, I feel like we've made it pretty far
Ahora estamos mirando las estrellas
Now we're stargazing
...
Empuja hasta que reviente
Push until it pops
Intento aclarar mis pensamientos
Tryna clear my thoughts
Mejor mantén el aire acondicionado encendido para mí
Better keep the A/C on for me
No es suficiente, si
Not enough, yeah
...
A pesar de lo que Izuku había pensado en un principio, todo estaba transcurriendo de manera sorprendentemente bien. Mientras trabajaban juntos en la tarea, detenían la canción cada cierto tiempo para hacer anotaciones en inglés, intercambiando pequeñas sonrisas que aliviaban la tensión en el ambiente. Con cada minuto que pasaba, Izuku se sentía más cómodo en la presencia de Uraraka. Su nerviosismo inicial comenzó a desvanecerse, reemplazado por una emoción suave, una especie de entusiasmo que lo hacía sentirse ligero.
Sin embargo, a medida que pasaba más tiempo, Izuku no pudo evitar que su mirada se desviara. Intentaba ser discreto, pero sus ojos se sentían irresistiblemente atraídos hacia sus labios, como si fueran el punto focal de toda la habitación. Había algo en la forma en que se movían al hablar, una mezcla de dulzura y suavidad que lo cautivaba.
—Lo siguiente...—, comenzó a leer Uraraka, pero se detuvo abruptamente. Las palabras en la letra de la canción, que estaba a punto de decir en voz alta, parecían gritar desde las páginas del cuaderno, casi como si estuvieran iluminadas.
Las ventanas empiezan a empañarse
Windows start to fog
Nos estamos quitando la ropa
Clothing coming off
Lo estamos haciendo demasiado caliente
Makin' it too hot
Me tienes pensando
You got me thinkin'
Uraraka soltó su pluma rosa de inmediato, llevándose las manos a las mejillas, que ahora estaban teñidas de un rojo intenso. '¡Esto es tan embarazoso!', gritó en su mente, mientras negaba con la cabeza para despejarse. Era obvio que esta tarea la había dejado Midnight; el profesor Aizawa nunca habría permitido algo tan sugerente. '¿Cómo es que los norteamericanos pueden escuchar estas canciones sin estar permanentemente ruborizados?', se preguntó, intentando recuperar la compostura.
—"Empiezan" es presente, al igual que "empañarse" y "estamos". "Quitando" es gerundio—, señaló Midoriya con total normalidad, como si no hubiera nada extraño en la letra.
—Amm, Deku... ¿algo de esta letra no te está empezando a incomodar?—, preguntó Uraraka, todavía algo desconcertada.
—¿Por qué habría de?—, respondió Midoriya, con un tono de voz que no mostraba ninguna señal de malestar o vergüenza.
Eso le pareció aún más extraño a Uraraka, quien empezó a reflexionar en silencio. '¿Será posible que Deku sea tan inocente que no se da cuenta de que la letra de la canción alude claramente a dos personas...?
Pero entonces, Deku, con una voz inusualmente suave, se inclinó un poco más cerca, su hombro rozando el de ella.
—¿O te refieres a porque...—, comenzó a decir, dejando que sus palabras fluyeran con una cercanía que antes no había mostrado—... la canción habla sobre dos personas que lo están haciendo?—, Deku le quitó el auricular de la oreja a Uraraka con una suavidad que la hizo estremecer. —¿O lo que te incomoda más es que lo estás escuchando conmigo y que estamos completamente solos?—, susurró, mientras colocaba un mechón suelto del cabello de Uraraka detrás de su oreja.
Uraraka se quedó sin palabras, el color de su rostro intensificándose mientras su corazón latía con fuerza. Nunca había visto a Deku comportarse de esta manera, y eso la desconcertaba tanto como la afectaba.
—Uraraka... siempre me has gustado—, confesó Izuku, acercándose aún más, sus intenciones claras en su mirada.
—De-Deku...—, tartamudeó Uraraka, sintiéndose atrapada entre la emoción y la sorpresa.
Ella inclinó un poco la cabeza, sus ojos entrecerrándose casi por instinto. Parecía como si el momento se congelara, llevándola a un punto donde casi no había vuelta atrás. Pero justo cuando sus labios estaban a punto de tocarse, algo en su interior la hizo reaccionar. Con suavidad, pero con firmeza, colocó sus manos sobre los hombros de Deku, manteniendo una distancia prudente.
—¡Espera, Deku! N-no es que haya nada malo contigo, pero tú nunca actuarías así. Algo debe estar pasándote. Algo terrible. Tal vez tienes una contusión por la caída. Espera aquí, voy a buscar ayuda—, dijo Uraraka, con preocupación en su voz mientras intentaba procesar lo que acababa de ocurrir.
Izuku se quedó en la cama, aturdido y sin realmente otra opción. Algo dentro de él sabía que Uraraka tenía razón, pero en ese momento, su mente estaba tan nublada por las emociones que no podía pensar con claridad. Sin embargo, mientras ella se alejaba, una sensación de malestar comenzó a surgir, algo que le decía que definitivamente no estaba bien.
...
El doctor ajustó sus gafas mientras observaba el informe en sus manos, explicando la situación con calma.
—Ya revisamos la sangre de Midoriya y, efectivamente, está contaminada con esporas de un hongo. Esto parece ser un efecto secundario del quirk de una de sus compañeras, quien estaba enferma durante su última misión—, explicó, manteniendo la mirada fija en el informe.
—¿Pero qué efecto tienen esas esporas en él exactamente?—, preguntó Uraraka, con la preocupación reflejada en sus ojos.
El doctor levantó la vista, pensativo.
—Sería difícil decirlo con precisión, dado que los quirks fúngicos son aún bastante raros y no han sido estudiados plenamente. Sin embargo, basándome en lo que me has contado, lo más probable es que estas esporas provoquen periodos de desinhibición en él.
—¿Eso quiere decir que realmente piensa lo que dice?—, preguntó Uraraka, sintiendo un calor repentino en sus mejillas al recordar cuando Deku le confesó que siempre le había gustado. Instintivamente, se llevó las manos a sus mejillas, tratando de ocultar su sonrojo.
El doctor notó su reacción y esbozó una pequeña sonrisa.
—Podría ser—, dijo con un tono divertido, percibiendo lo que había ocurrido—. De hecho, cuando fui a tomarle la muestra de sangre, Midoriya me preguntó varias veces por ti, sobre cuándo volverías a verlo.
Uraraka se cubrió la cara con ambas manos, su corazón latiendo más rápido de lo que hubiera querido admitir.
—N-no creo que pueda verlo así—, dijo, su voz apenas un susurro, llena de vergüenza y confusión.
El doctor la observó con simpatía.
—Entiendo. Es una situación complicada. Pero no te preocupes, le pediremos a alguien más que le ayude con sus deberes. Es importante que él descanse y tú también te sientas cómoda—, aseguró, tratando de aliviar su inquietud.
Uraraka asintió, aunque una parte de ella se sentía culpable por no estar allí para Deku. Mientras caminaba por el pasillo de la escuela, su mente estaba absorta en pensamientos sobre lo que había sucedido. Los recuerdos de ese momento en la enfermería la perseguían, haciéndola cuestionar si lo que Deku había dicho era realmente lo que él sentía en el fondo, o si solo había sido una consecuencia de las esporas.
De repente, un pensamiento la golpeó como un rayo. ¡Mi mochila!, se dijo a sí misma, deteniéndose en seco. Había dejado su mochila con todas sus cosas en la habitación de Deku y, con todo lo ocurrido, había olvidado por completo pedírsela al doctor. Sus cosas eran indispensables para la clase de la mañana siguiente, además de que tenía que terminar la tarea.
Miró su reloj, dándose cuenta de que ya eran más de las diez de la noche. Una duda se instaló en su mente: ¿Estaría Deku ya dormido a esa hora?
El pasillo estaba silencioso, con la luz tenue de las lámparas que proyectaban sombras largas en el suelo. Uraraka sabía que tenía que ir por sus cosas, pero la idea de encontrarse nuevamente con Deku, especialmente después de lo que había ocurrido, la hacía sentirse nerviosa. Sin embargo, sabía que no tenía otra opción. Quizás, si entro con cuidado, podré recuperar mi mochila sin despertarlo, pensó, tratando de convencerse a sí misma.
Determinada, pero con el corazón latiendo rápido, Uraraka se dirigió hacia la enfermería, preparándose mentalmente para lo que pudiera encontrarse al abrir la puerta.
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Abriendo la puerta con cautela, Uraraka se adentró en la oscuridad de la habitación, donde la única iluminación provenía de la luz tenue de la luna que se filtraba a través de la ventana. Deku estaba de espaldas, aparentemente dormido, pero su respiración tranquila le daba una paz que Uraraka encontró reconfortante. Caminó lentamente, sus pasos amortiguados por la suavidad del suelo, hasta que finalmente alcanzó la silla donde había dejado su mochila.
Mientras sus dedos rozaban la tela de la mochila, un pensamiento fugaz atravesó su mente. ¿Por qué no usé mi quirk para llegar hasta aquí? Se sintió algo tonta por no haber considerado esa opción antes, pero antes de que pudiera reflexionar más, una voz familiar rompió el silencio.
—Uraraka...—, la voz de Deku, aunque suave, la hizo temblar.
Su cuerpo se tensó al escucharlo, pero permaneció en silencio, esperando a que él continuara.
—El doctor me contó lo que me pasa—, continuó Deku, aún sin girarse—. Quiero pedirte perdón por la forma inapropiada en que te hablé y me comporté. Espero que algún día puedas perdonarme.
El tono de su voz, cargado de arrepentimiento, dejó claro a Uraraka que Deku estaba realmente apenado. Quizás los efectos de las esporas ya estaban comenzando a desvanecerse.
—No es necesario que te disculpes. No fue tu culpa, Deku. Sé que no lo decías en serio, así que... seguimos siendo amigos, igual que siempre—, dijo, intentando sonar lo más convincente posible, aunque una pequeña punzada en su corazón le sugiriera lo contrario.
—Amigos...—, repitió Deku, girándose lentamente en la cama hasta quedar boca arriba, mirando el techo—. No sé si es por las esporas, pero que me digas que solo somos amigos... me hace sentir incomodo, Uraraka.
Las palabras de Deku le afectaron, haciéndola bajar la mirada, apenada. Sus dedos jugueteaban con el borde de sus mangas mientras intentaba encontrar las palabras correctas.
—Pero eso es lo que somos—, murmuró, sin levantar la vista.
Deku la miró con una intensidad que ella no podía ver, pero podía sentir.
—De verdad lamento cómo te lo dije antes—, continuó Deku, su voz más suave ahora—, pero dejando eso de lado, creo que lo que dije era verdad, Uraraka. Tú siempre me has gustado, casi desde que nos conocimos. Normalmente no sería capaz de decírtelo de frente, y es por eso que... ahora que aún estoy algo confuso, quisiera preguntarte... ¿yo te gusto a ti?
El corazón de Uraraka comenzó a latir más rápido, casi como si intentara escapar de su pecho. El silencio en la habitación se volvió denso, y Deku no apartaba la mirada del techo, como si estuviera buscando en él las respuestas que tanto necesitaba.
Con un gesto automático, Uraraka tomó asiento en la silla, colocando la mochila sobre sus piernas. Sabía que esta conversación era importante, pero también sabía que no era el momento ideal.
—Tal vez deberíamos hablar de esto con calma cuando te sientas mejor y te hayas recuperado por completo—, sugirió, esperando que él aceptara la idea.
Deku suspiró profundamente.
—Sé que no tendré el valor para decírtelo de nuevo cuando esté bien, Uraraka.
Las palabras de Deku eran una mezcla de tristeza y sinceridad, y Uraraka se sintió atrapada entre lo que debía hacer y lo que realmente quería decirle.
—Deku... Eres un chico muy valiente, determinado y gentil. Siempre he apreciado mucho esas cualidades en ti. De verdad creo que eres genial—, confesó, esperando que eso fuera suficiente.
Deku se quedó en silencio por un momento, antes de hacer la misma pregunta que sabía lo cambiaría todo si ella contestaba.
—¿Y te gusto?
Uraraka sintió que el suelo se movía bajo sus pies, aunque estaba sentada. Sabía que no era el momento correcto para esta conversación, pero tampoco podía mentirle.
—D-Deku... De verdad no creo que sea el momento correcto para hablar de esto—, dijo, tratando de sonar firme, aunque su voz temblaba un poco.
El silencio que siguió fue aún más pesado que antes. Deku giró su cabeza, mirándola por fin.
—No te preocupes, Uraraka. Ya entendí—, su tono de voz era serio, resignado, mientras se volvía a girar en la cama—. No te preocupes. Creo que tengo el suficiente autocontrol para no molestarte. Así que si viniste por tus cosas, no te detendré.
Las palabras de Deku, tan cargadas de tristeza, rompieron el corazón de Uraraka. Sabía que no podía dejarlo así.
—No, Deku. No pienses que no me gustas—, dijo rápidamente, su voz llena de urgencia.
—¿Estás diciendo que te gusto?—, preguntó Deku suavemente, sin girarse.
—Sí, Deku. Me gustas—, admitió finalmente, con el corazón en la garganta.
Midoriya dejó escapar un suspiro y el silencio volvió a envolverlos, pero esta vez con una tensión distinta.
—Gracias por decirlo, pero... creo que lo estás diciendo solo por compromiso—, respondió finalmente, su voz cargada de tristeza.
—No, Deku. No hubiera querido decírtelo así, pero me gustas... desde hace tiempo—, confesó, con una sinceridad que la asustaba.
Deku se giró nuevamente en la cama, sus ojos verdes encontrando los de ella, con una intensidad que hizo que Uraraka se estremeciera.
—Sigo pensando que lo dices solo por mi condición... y que cuando me recupere, te retractarás, Uraraka.
Entonces, los ojos de Deku comenzaron a llenarse de lágrimas, y Uraraka sintió una punzada de dolor al verlo así.
—Tú... no me quieres. Lo sé—, dijo Deku, su voz quebrada por el llanto. Con su mano sana, hizo presión sobre la bata de hospital a la altura de su corazón, mientras pequeñas lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.
—No, no llores—, le pidió Uraraka, conmovida hasta lo más profundo de su ser.
Dejando su mochila de nuevo en la silla, Uraraka rodeó la cama y lo abrazó con cuidado, consciente de no lastimar su brazo roto ni su espalda. Deku se sentó lentamente, y cuando su mano tocó la de él, que aún presionaba su pecho, él dejó de hacer fuerza.
—Sí te quiero—, le confirmó Uraraka, sintiendo la calidez de su cuerpo y el latido acelerado de su corazón.
Aún con lágrimas en los ojos, Deku inclinó su cabeza hacia la mejilla de Uraraka, acercándose lentamente a su rostro.
—Yo te amo, Uraraka—
Lentamente Deku cerro los ojos, aún con lágrimas en sus mejillas, y apoyó sus labios sobre los de Uraraka. Ambos contemplaron los sentimientos que se plasmaban con el simple hecho de la unión de sus bocas.
En su corazón, Uraraka sintió que todos sus sentimientos reprimidos por Deku por fin podían desbordarse. Y cerró los ojos con fuerza.
Deku comenzó a profundizar el beso con pequeños movimientos, y ambos sintieron que sus corazones se aceleraban al unísono. Era como si el tiempo se hubiera detenido, dejando solo el latido de sus corazones y la suavidad de sus labios.
'Deku besa realmente bien' se dijo Uraraka sin poder dejar de responder a sus besos '¿Sería efecto también de las esporas?' se preguntó, pero pronto dejó de cuestionarse y simplemente se dejó llevar por el momento.
Por un instante Deku entreabrió los ojos y empujó algo que sobresalía por debajo de su almohada.
Los besos continuaron, y Midoriya la sostuvo con su mano sana por el codo, deslizándola suavemente hacia su hombro.
—Quédate conmigo esta noche, Uraraka—, susurró Deku en medio de un beso que prometía ser aún más apasionado.
Esa petición la devolvió a la realidad de golpe. Uraraka se separó de él, y Deku parpadeó, como si acabara de darse cuenta de lo que había dicho.
—¡Ah! No... ¡No pienses mal! ¡Lo siento, Uraraka!—, se disculpó Deku rápidamente, cubriéndose la cara con su antebrazo—. Lo volví a hacer. No sé por qué dije eso.
—D-debe ser por las esporas—, dijo Uraraka, tratando de calmarse, aunque su corazón aún latía con fuerza.
—E-eso creo—, la apoyó Deku, sintiéndose igual de avergonzado.
—Debería irme ahora—, dijo Uraraka más para sí misma, sosteniéndose las mejillas, completamente ruborizada, mientras se dirigía nuevamente hacia sus cosas.
—S-sí, pero... ¿vendrás mañana también?—, preguntó Deku, con un rastro de esperanza en su voz.
—Vendré a ver si estás mejor.
Uraraka terminó de recoger sus cosas, sintiendo aún el latido acelerado en su pecho. Con una última mirada hacia Deku, sujetó la perilla de la puerta, notando cómo la calma de la noche contrastaba con el torbellino de emociones en su interior.
—H-hasta mañana—, se despidió con voz temblorosa, mientras su mano se cerraba sobre la perilla.
—H-hasta mañana—, respondió Deku con una sonrisa tímida.
Ella salió rápidamente, el sonido de sus pasos resonando suavemente, y la puerta se cerró detrás de ella con un suave clic. El silencio que siguió fue completo, interrumpido únicamente por el suave murmullo de la brisa nocturna que entraba por la ventana.
Con la habitación de nuevo en calma y solo iluminada por la luz de la luna, Izuku se giró lentamente en la cama, tratando de alejar un rastro de confusión que aún lo envolvía. Su mirada se dirigió hacia la almohada donde, con un movimiento cuidadoso, sacó una libreta que había estado guardando en secreto.
Izuku abrió el cuaderno con un suspiro, sus dedos pasaron por las páginas hasta llegar a una lista que había elaborado.
Después miró el primer recuadro y lo marcó con una mezcla de alegría y nerviosismo. Había logrado completar el primer paso:
Hacer que Uraraka reconozca que le gusto y, de ser posible, besarla.
La lista seguía con cinco pasos más hasta la culminación:
Hacerlo con Uraraka. Misión cumplida.
Notas de la autora.-
Muchas gracias por leer hasta aquí. Espero continuar pronto esta historia! Sus comentarios siempre son bienvenidos! Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Siempre me hace sonreír.
