Notas Iniciales: Extra indirecto del Oneshot relacionado al drabble anterior.


Día 9.

Dear Mom and Dad.

Los juegos del pequeño Graves solían ser salvajes. Cuando tenía muchas energías actuaba como un cachorro, corriendo en posición de bestia y mordiendo todo lo que se encontraba en su camino. Su papá siempre le había pedido que fuera discreto y no actuara de esa manera frente a las demás personas, aunque su mamá insistía que no tenía nada de malo su forma de comportarse. Pero a veces también cuando estaba animado (pero no demasiado) acostumbraba a simplemente jugar con sus carritos deslizándolos por el aire como si de aviones se tratase. Ese día, sin embargo, sólo se había hecho bolita en la parte de trasera de la cabaña mientras miraba con atención la tierra bajo sus botines negros. Su cerebro infantil atravesando un conflicto que le impedía apreciar el excelente día, y esto no tardó en notarlo su hermano mayor que al verlo ahí encogido tomó rápidamente la decisión de resolverlo.

— ¿Qué tienes, pequeña mierda? ¿Te mordiste la lengua o algo así? —inquirió, pues no sería la primera vez que su hermano adoptivo dejara de correr por hacerse daño con sus propios colmillos.

—No. Cállate.

—No me digas, te cortaste con las garras otra vez.

—No —se enfurruñó.

— ¿Te caíste? ¿Te comiste accidentalmente un conejo?

— ¡No, Archie!

—Entonces, ¿qué? Cuéntame —insistió pero el pequeño retrajo los hombros hacia adentro para abrazar sus rodillas—. Vamos, Ezran. Sabes que no me enojaré, y si es algo vergonzoso no se lo contaré ni a mamá o tu papá.

—…En la escuela nos pidieron escribir una carta a las personas que más amamos.

— ¿Si? —lo animó continuar, feliz de haber evitado un prolongado silencio.

—Y yo… —Las mejillas del pequeño se tiñeron de rojo y debido a su tez blanca, casi transparente, este rubor se reflejó en su frente, nariz y barbilla—, lo escribí pensando en ellos.

— ¿Pero?

—Quiero dárselos cuando los dos estén en casa pero no sé por qué no puedo.

—Ah, ¿podría ser que te da vergüenza? ¿Quieres que se los dé yo en tu lugar?

— ¡No! ¡Quiero darles la carta yo!

—Entonces, ¿te acompaño cuando vayas hacerlo?

— ¡No!

— ¿Qué? ¿Quieres darles la carta o no?

— ¡Sí! ¡Quiero! Pero no quiero.

—Eso no tiene sentido. ¿Qué les escribiste?

—Les escribí… escribí… que los amo —declaró, susurrando lo último.

— ¿Sólo eso?

— ¡Y les hice un dibujo!

—Si es así, ¿por qué no quieres darles la carta? ¡Les has regalado muchas más cosas como esas sin problema! ¿Qué tiene de diferente una carta donde les dices que los amas?

—Porque… porque… ¡porque mamá dice que nadie tiene derecho amar a papá tanto como ella! ¡Y papá se enoja cuando alguien intenta amar a mamá más que él! ¡Y yo los amo mucho! ¡MUCHO!

Unos momentos los engranajes en el cerebro de Archie se quedaron en suspensión al tratar de procesar el conflicto interno por el que cruzaba Ezran, hasta que por fin le dio sentido a las preocupaciones que había estado arrastrando. Fue entonces que no pudo evitar echarse a reír en su cara, lo que provocó que el más pequeño de los Graves tuviera una mezcla de emociones.

— ¡No te rías! —exclamó sintiendo que en cualquier momento se soltaría a llorar. Si fuera un gato, en esos precisos momentos estaría erizado y listo para lanzarse sobre su hermano y arañarlo.

—Perdón, perdón. Es que…

—Cállate, no debí decirte nada.

—Hey, espera, vuelve. —Archie se esforzó en recuperar el aliento y desaparecer el rastro de la risa en su garganta a la vez que estiraba un brazo para capturar a su hermanito y tirar de él para retenerlo—. Perdóname. Mira, está bien, no te preocupes, puedes darles la carta. Te aseguro que se alegrarán mucho en cuanto la lean.

—Pero…

—Apuesto a que no lo entenderás ahora pero te aseguro que tu amor no hará que se enojen contigo. Porque el amor que ellos se tienen es distinto al que tenemos nosotros por ellos. Es por eso que Andrew se muestra feliz cuando le regalamos flores a mamá en su cumpleaños y viceversa.

—…No lo había pensado. Entonces, ¿está bien que les regale esa carta? ¿Ninguno se enojará?

—Garantizado —aseguró mostrándole el pulgar en una seña de aprobación.

Las facciones de Ezran se iluminaron entonces y sin siquiera dar aviso de ello echó a correr hacia el interior de la cabaña y probablemente su habitación para ir en busca de dicha carta; no faltaba mucho para que su papá volviera del trabajo, así que debía apresurarse. Por su parte Archie bufó divertido y se relajó sobre el muro de madera. Miró al cielo un rato antes de enfocar su atención en las profundidades del bosque, sintiéndose pleno y en paz.

Es un engendro adorable.

—Sí que lo es. ¿Quién se imaginaría alguna vez que una criatura así estaría preocupado de meterse en el romance de sus padres?

Gracias a su existencia es que el alma de cada uno de ustedes ha sido marcada y serán inmunes a la energía demoniaca que caerá sobre la tierra, una vez Lord of Unknown termine los preparativos. En ese caso deberían ser sus padres quienes teman molestarlo.

—…Maldita sea, Alfie. ¿Era necesario que lo recordáramos ahora?

Lamento ser el único que tenga las consecuencias de sus actos presentes.

— ¡Tenía que hacerse, maldita sea! —Archie se llevó las manos al rostro para ahogar sus gritos e impedir que Ezran lo escuchara—. ¡Era eso o morir! ¿¡Recuerdas!?

No podré protegerte siempre, hermano. Mi poder no es el mismo en los dominios del mal.

—Nos aseguraremos de que el amor de Ezran por nosotros sea infinito. Sus hermanos no nacidos continúan rondando el bosque para ese fin, ellos le recordarán todo lo que hicimos para mantenerlo con vida y darle nuestro cariño incondicional. No podemos fallar.

Que el Dios de tu padre te escuche.

—Joder…

Archie se puso de pie, esforzándose en controlar su crisis de ansiedad. Respiró tan profundo como recordaba haberlo hecho por sí solo aquella ocasión, cuando se quedó sin la compañía de Ashley o Andrew para calmarlo. Eran pocas las ocasiones que debía hacerse cargo de su propio pánico pero creía ya haberlo dominado. Por ello aunque se hizo daño enterrándose las uñas en la carne de su antebrazo, en realidad no fue tan malo comparado a todo lo que sufrió antes de que llegara a este punto de su vida. Sacó del bolsillo de su sudadera negra una cajetilla y fósforos, dejando al humo con aroma a muerte impregnarlo. Su prima-hermana y madre adoptiva le había prohibido fumar cerca pero tendría que perdonarlo de entrar a casa apestando por esta vez.

Fumaría porque este era un capricho que habia aprendido de Andrew y le recordaba que todavía poseía pulmones para contaminar.

Fin