Vacío

Sesshoumaru POV

Estaba en mi nueva oficina, en el piso más alto del edificio corporativo de la farmacéutica y como casi a diario, tenía muchos asuntos por resolver pero no podía concentrarme como antes. Y sabía por qué, aunque no me gustara.

Hacía semanas que mi padre e Inuyasha se aparecieron en el departamento de Rin para enfrentarla, y después, a mí, sobre el asunto del engaño, esa conversación fue larga y bastante tediosa, al día de hoy no lograba entender cuál fue el objetivo de mi padre o por qué al final no me dio ninguna decisión concreta. Todavía estaba esperando oír de sus abogados y permanecía al pendiente de cualquier mensaje de Rin, sólo por si decidían volver a molestarla. Pero eso ya no me parecía probable.

Miré el reloj, eran las seis de la tarde y no tenía planes para ese viernes por la noche, como era ya habitual, no me apetecía salir a buscar una mujer en un bar. No quería a cualquier mujer y odiaba que no saber de Rin me robara la concentración en el día y el sueño en la noche. Como si ya no pudiera dormir como antes sin ella a mi lado.

Entonces, aunque no deseara contactarla, le envié un correo electrónico, sólo contenía un lugar y una hora para esa misma noche. No tenía idea de si ella lo vería a tiempo y sabía que no era la mejor forma de comunicación, pero me pareció apropiado, significativo.

Yo todavía me sentía incapaz de darle lo que ella estaba buscando, pero el vacío que había dejado en mi vida no era algo a lo que estuviera acostumbrándome.

Varios minutos después vi una notificación, ella había contestado. Sonreí de pura anticipación, casi podía saborear su cuerpo sólo de imaginarlo, pero al abrir el correo únicamente vi una liga hacia una página de bienes raíces. Entré sin entender, y el anuncio me golpeó como una avalancha de hielo. Era su departamento, estaba vendiéndolo y se podían ver varias fotografías del lugar vacío. Entonces eso era, me estaba diciendo que ya no vivía en la ciudad. Vaya forma de informarme.

Por un momento me llenó la rabia, conta ella, contra mi padre pensando en que quizás fue por huir de él que se marchó… pero sobre todo me enfurecí conmigo mismo. Ella sólo había pedido que me quedara a su lado por las noches, ni siquiera era demasiado, pero yo no pude hacerlo y cuando ella se marchó sólo decidí seguir adelante sin tener idea de que al parecer no era capaz.

¿Cómo la encontraría?

Quizás podría sólo llamarla y tratar de hablar, pero no. Ella, que ya había dejado su vida entera atrás antes, no volvería a mi lado sólo así. No si ya había tomado decisiones tan grandes como llevarse sus cosas y vender el lugar donde vivía.

¿Sería que se había mudado con su hermano? Eso tendría sentido, ahora que podían volver a ser como antes él era su familia, la única que tenía gracias a que yo le había fallado.

…..

Rin estaba en la sala con la maleta abierta terminando de guardar sus cosas pues dentro de unas horas saldría el avión hacia su próximo destino. Todavía no tenía nada definido, solamente dónde ya no viviría. Y aunque un día antes su voluntad tambaleó por un instante al leer el correo de Sesshoumaru estaba muy orgullosa de que sin una sola palabra él hubiera desistido, pues ni siquiera se molestó en contestarle.

Toda esa pérdida todavía dolía cada día y cada noche, pero haberse alejado y estar con su hermano y cuñada la ayudaba bastante. Inclusive había tenido el valor para llamar a Shawn y se había dejado convencer de ir a visitarlo.

- ¿Todavía no sabes cuándo regresas? -le preguntó Kyo desde el sillón a un lado.

- No. Según Shawn jamás me voy a aburrir de su compañía. -ella rio y puso los ojos en blanco.

- ¿Crees que mi prótesis se oxidaría viviendo la playa? -cuestionó el chico en voz alta.

- La humedad le va a sentar tan bien como a mis alergias. -respondió su novia desde la cocina, casi terminaba de preparar la comida.

Rin sonrió y sintió algo cálido crecer en su cuerpo, amaba sentir que no estaba sola en el mundo. Otra vez tenía una familia y estaba muy orgullosa del hombre en el que se había convertido su hermano.

De repente alguien llamó a la puerta y la joven fue para atender. Entreabrió con una sonrisa educada en el rostro, pero de inmediato perdió toda la alegría cuando vio un par de ojos dorados frente a ella.

- Sabía que estarías aquí. ¿Tienes un minuto? -habló Sesshoumaru con su tono indiferente y bajo, ella lo escuchó y se aferró a la puerta cuando las piernas amenazaron con fallarle. No estaba preparada para enfrentarlo, ni en un millón de años pensó que la buscaría en persona.

- ¿Quién es? -preguntó su hermano y ella abrió la puerta por completo y se hizo a un lado para que pudiera ver a su visitante. – Vaya. Pasa. -murmuró el chico y se puso de pie. Sesshoumaru supo que esa sería quizás su única oportunidad y decidió tomarla. Entró con la maleta rodante que llevaba y cerró detrás suyo. - ¿Quieres hablar con él? -le preguntó a su hermana, pues conocía ya toda la historia entre ellos y no sabía si ella deseaba esa conversación o no. Rin no pudo responder, así que él tomó la decisión. – Voy a la cocina.

Así el chico se fue para hacerle compañía a su novia y dejarlos solos, pero lo suficientemente cerca para intervenir si su hermana lo necesitaba.

- ¿Qué haces aquí? -murmuró Rin con el corazón acelerado.

- Vine a buscarte. Quisiera hablar contigo.

- ¿Necesitas un divorcio? -le preguntó lo primero que se le ocurrió y él le puso los ojos en blanco.

- No. Sólo quiero que hablemos. Podríamos ir a cenar más tarde.

- No puedo. Voy a ir a visitar a Shawn. Me voy en unas horas.

- ¿Vas a la playa? -preguntó tratando de trazar un plan, ella asintió. – Puedo verte allá. Podría buscar otro lugar en el mismo avión.

La sugerencia de Sesshoumaru a Rin le sonó como una excentricidad de ricos y no pudo evitar sonreír por lo ridículo que era todo aquello ¿cómo podría alguien tomar aviones para hablar con ella en lugar de sólo hacer una llamada?

- Puedes intentarlo. -lo retó casi jugando y tomó su teléfono para enviarle todos los datos del vuelo que ella iba a abordar. – Pero podrías sólo haberme llamado.

- Claro que no. -la recorrió de arriba abajo con la mirada, disfrutando de poder verla y con unas ansias tremendas de tocarla. Rin lo entendió y se le tiñeron las mejillas de rojo. Sesshoumaru de inmediato verificó los datos que acababa de mandarle para estar seguro de que tenía todo lo que necesitaba y le dedicó una media sonrisa. – Te veo en el aeropuerto entonces.

Sin decirle nada más dio media vuelta y se fue. A Rin le pareció que todo había acabado tan pronto como empezó y de no ser porque las otras dos personas, que la observaban desde la cocina, podían corroborar que la conversación había sucedido, ella bien hubiera podido convencerse de que era sólo un producto de su imaginación y terribles ganas de ver a Sesshoumaru.

….

Rin POV

Bajé del taxi con dos maletas y me adentré en el aeropuerto buscando el lugar para documentar mi equipaje, sabía que llevaba el tiempo justo y no deseaba tener complicaciones. Un rato atrás estuve a nada de arrepentirme de ir, por un lado ya sentía que extrañaba a mi hermano y por otro, me aterraba lo que Sesshoumaru quisiera hablar conmigo.

Muy pronto encontré la fila que buscaba y me acerqué con pasos apresurados, estaba tan concentrada en cargar mis cosas que no lo vi hasta que estaba casi frente a mí, entonces me topé con su mirada y su media sonrisa.

- Se te hizo tarde. -me regañó tomando una de mis maletas, la más grande, para cargarla él y cederme el paso.

Yo no le dije nada porque no sabía qué, sólo me limité a formarme y avanzar detrás de la gente, sin verlo, esperando que me dijera de qué se trataba todo aquello. Pero no lo hizo.

Cuando fue mi turno de pasar al mostrador él lo hizo a mi lado y le mostró su teléfono a la empleada de la aerolínea, me pareció un poco grosero que se adelantara así, pero de inmediato lo entendí.

- Señor Taisho, tenemos una fila preferente para viajeros de primera clase. Una disculpa por la demora. En seguida documentamos su equipaje y el de su esposa.

Yo sólo lo vi deseando golpearlo ¿había cambiado mi boleto? ¿Comprado otro? Quién iba a saber. Rico excéntrico y psicópata.

En cuanto acabamos el trámite él me tomó de la mano para caminar hacia la puerta que nos correspondía, yo no supe si lo hizo porque deseaba tocarme o para evitar que me escapara en ese instante, ya lo había considerado.

- ¿Ya me vas a contar qué quieres? -lo presioné caminando a su lado.

- Quiero tener una conversación larga contigo. En el lugar apropiado, no con todos escuchándonos.

- Eso no me pone nerviosa para nada. -espeté sarcástica y él sonrió. El muy tarado estaba disfrutando mi inquietud.

No tuvimos que esperar mucho para abordar y aunque estaba totalmente desconcertada por el hombre a mi lado, decidí disfrutar la experiencia. Si debía luchar con otro desastre, o contra mis propios sentimientos ya sería después.

Durante el vuelo realmente no hablamos, él se la pasó metido en su computadora y yo traté de dormir mientras escuchaba música, aunque no lo conseguí, fueron apenas un poco más de dos horas de camino antes de aterrizar de nuevo.

- ¿Va a venir por ti al aeropuerto? -inquirió Sesshoumaru mientras tomaba mi equipaje y el suyo de la banda transportadora.

- Sí, él y su esposo.

- Yo voy a buscar un hotel y buscar un buen lugar para que hablemos mañana.

- Tú tienes una casa en la playa. -me burlé empezando a caminar siguiendo la señalización, aunque no era necesario, recordaba ese aeropuerto. Era irónico que él y yo volviéramos a estar ahí casados sin estarlo realmente.

- La familia de mi padre tiene una casa en la playa. -me corrigió y supuse que las cosas no estaban bien.

- Nunca me dijiste qué pasó con él. ¿Sí trató de hacer la demanda? -le pregunté sintiéndome un poco tonta por no haberlo hecho antes.

- No lo sé. Hasta ahora no he vuelto a tener noticias suyas. Asumo que tú tampoco.

- No, de nadie en realidad. -me encogí de hombros y a lo lejos empecé a buscar a Shawn, ya estábamos cerca de la salida.

La reunión con mi amigo fue aún más emotiva de lo que me había imaginado, al verlo sólo pude correr a abrazarlo y comencé a llorar contra su camisa, él ni siquiera se molestó en tratar de mantener la compostura e hizo lo mismo. Después, con las voces entrecortadas nos susurramos bienvenidas y disculpas mientras su esposo -y el mío- nos observaban. Al final, cuando nos separamos Sesshoumaru le extendió mi equipaje y él las tomó por inercia.

- Son sus maletas. -explicó y luego de un breve asentimiento como saludo, se marchó.

- Tienes mucho qué explicarme. -sentenció Shawn mientras él y el otro hombre se repartían mi equipaje.

- Ojalá tuviera idea de qué está pasando. -me reí y entrelacé mis dedos con los suyos mientras nos dirigíamos al estacionamiento.

Traté de encontrar a Sesshoumaru, pero era como si hubiera desaparecido, yo sólo suspiré y empecé a relajarme, pues si iba a hablar con él mañana necesitaría tener la cabeza fría.

….

- Deberías ponerte vestido. -habló Shawn cuando vio bajar a su amiga con unos jeans y una blusa de tirantes, encima llevaba un suéter ligero que la hacía ver más arreglada, pero no le daría calor.

- Vamos al mirador, hace aire. -le replicó ella mientras se aseguraba de no tener mensajes de Sesshoumaru, quien debería llegar en cualquier momento.

- Por eso. Con vestido es más fácil hacerlo en el auto. -se rio su amigo y ella le golpeó el hombro.

- Sólo quiere hablar. -lo regañó.

- Ajá. -el hombre y su esposo pusieron los ojos en blanco.

- Pero quizás no regreso a dormir.

- Cinco estrellas, bebé. No aceptes nada por debajo que el trato de una reina. Y condones. -le aconsejó y ella asintió, sintiéndose como si estuviera a punto de tener la primera cita con el chico apuesto de la preparatoria.

Antes de que la conversación pudiera seguir sonó el timbre y ella le dedicó una última sonrisa a la pareja antes de cruzarse el bolso pequeño que llevaba y salir a enfrentar lo que le tuviera preparado el destino esa noche.

Cruzó el umbral y se topó a Sesshoumaru con sus ojos dorados expectantes y una expresión que nunca antes le vio y no pudo descifrar, era como si estuviera emocionado pero nervioso. No, tenía que sacarse esas ideas de la cabeza y pensar sólo en lo que sintió al verlo con otra mujer si no quería caer rendida ante sus encantos.

- Te ves hermosa. -la alabó y entrelazó sus dedos para llevarla hasta la puerta del copiloto del auto que había rentado una noche antes en el aeropuerto.

Mientras iban de camino ninguno de los dos habló y eso sólo le sirvió a Rin para aumentar sus expectativas de todo lo bueno… y lo malo que podría pasar. El sendero curvado que los llevó hasta la parte más alta era como lo recordaba, sólo que le pareció mucho más largo, como una espera agonizante. Y cuando llegaron al punto que buscaban ella no esperó a que le abriera la puerta, sólo bajó y se acercó al barandal para disfrutar la vista del mar y el cielo fundidos en una masa oscura e indistinguible. Él la siguió y decidió tentar a su suerte, al estar muy cerca la abrazó por la espalda.

- ¿Ya me vas a decir de qué se trata todo esto? -inquirió Rin sin retirarse del contacto, pero sin recargarse en él, por difícil que fuera resistirse. Sesshoumaru antes de responder buscó su oído para poder susurrar con los labios rozándole la piel.

- Te extraño. -confesó una de las verdades que aún le costaba trabajo aceptar, sólo una de las cosas que no sabía cómo manejar porque jamás creyó llegar a sentirlas.

- ¿Tus chicas del bar no te llenan? -le respondió peleando contra un nudo en su voz y sin poder contener un suspiro. Él no se movió un centímetro, estaba preparado para esa discusión.

- No ha habido nadie. Lo intenté, tú lo viste. Pero no pude. La envié a su casa en cuanto te fuiste.

- Mentiroso. -lo acusó mientras las descargas eléctricas de placer que viajaban por su piel amenazaban con doblegarla.

- Nunca te he mentido. -le aclaró separándose para hacer que Rin se diera la vuelta y poderla ver a los ojos. – Tú eres la persona que más me ha conocido jamás. Creo que aunque quisiera mentirte, no podría. Lo sabrías de inmediato. No hay ni ha habido nadie más.

Ella lo escuchó y dejó que sus ojos vagaran de la mirada ámbar a sus labios una y otra vez. Odiaba sentirse rendida con tan poco, desearía estallar y largarse de ahí, pero no era capaz… porque le creía. Aunque eso probablemente era porque estaba loca. Y lo amaba.

- No sé qué era lo que teníamos. -habló sincera en tono bajo mientras el viento sopló un poco, esa brisa refrescante la ayudó a aclararse la mente. – Y sé que fue muy estúpido irme porque no te gusta dormir conmigo. Pero me parece un insulto que lo primero que hayas hecho fuera ir al bar para encontrar un reemplazo.

- Nadie podría reemplazarte. -la atajó colocando suavemente ambas manos en sus mejillas, como abrazando su rostro en anticipación de un beso que no sabía si sucedería o no. – Y fui un imbécil por no darme cuenta antes.

- No sé si eso lo hace mejor o peor. -le susurró con una tenue sonrisa apenas perceptible. – Entonces dime ¿viniste por sexo?

- No. -admitió él y antes de dejarla decir otra cosa, la besó.

Unió sus labios en una suave caricia en la que fue bien recibido, como lo imaginó ella estaba tan deseosa de tocarlo como él a ella y eso hizo que cada roce los hipnotizara más. Sesshoumaru bajó sus manos a la cintura femenina y ella se aferró a su cuello para atraerlo más hacia sí misma y sentir su cuerpo.

Sólo unos instantes después la pasión ya les estaba ganando terreno y ambos respiraban entrecortado, como si les faltara el aire pero sin deseos de interrumpir el beso ni un instante para inhalar.

- Vamos… a tu… hotel. -le rogó Rin en pausas, casi lamentando no haber escuchado el consejo del vestido.

Sesshoumaru se separó sólo un poco, muy despacio, valorando la oferta que acababa de recibir y le sonrió un poco. Él no había anticipado ese cambio de planes, pero no se atrevería a rechazarlo. Le dejó un último beso muy corto en la frente y la llevó de la mano al auto.

- ¿Por qué vendiste tu departamento? -la cuestionó mientras bajaban la pendiente que hacía nada acababan de subir.

- Siempre pensé que iba a morir ahí, pero ahora que parece que no tengo el tiempo contado, no sabía cómo sólo pasarlo ahí. Supongo que empecé a entenderte con todo ese rollo del trabajo. Pero no sé qué quiero hacer y… no sé… es un poco como estar perdida. Entonces supuse que irme era la decisión lógica.

- ¿Qué planes hiciste? -continuó indagando para sacarle toda la información posible para usarla a su favor.

- Estuve en casa de mi hermano unas semanas, hablé con Shawn y decidí venir. No tengo vuelo de regreso ni más cosas que lo que hay en las maletas. Podría elegir una ciudad nueva y volver a empezar, pero no quiero estar lejos de mi hermano. Aunque tampoco puedo vivir pegado a él y su novia, no quiero que se cansen de mí.

- Sin planes entonces. -murmuró sonriendo para sí mismo, comenzando a ver algo de esperanza.

- Pasé tanto tiempo evitando hacerlos que perdí la práctica. -aceptó ella mirando por la ventanilla sin sospechar lo que él estaba tramando.

Unos minutos después llegaron al hotel donde se hospedaba Sesshoumaru y al pasar por recepción él pidió les subieran vino y agua mineral en hielo y unas copas. Ya después le preguntaría a Rin si deseaba cenar algo, de momento sospechaba que ella, como él, sólo quería una cosa.

Entraron con calma a la habitación y la joven la recorrió analizando la decoración y pensando en que Shawn no se decepcionaría del lugar, era hermoso y muy lujoso. Cuando un empleado llamó a la puerta Sesshoumaru recibió las bebidas y las puso en la mesa de caoba, aunque no las sirvió.

- ¿Trajiste condones? -lo cuestionó ella y él por un momento se sintió en un dejavu de meses atrás.

- ¿Los necesitamos?

- Yo no he estado con nadie. Pero todavía no sé si creerte. -respondió sincera encogiéndose de hombros y él fue hasta estar muy cerca de su cuerpo y verla fijamente a los ojos.

- Ya te lo dije, nunca te he mentido.

Sin dar espacio para más palabras, la besó. Estaba rendido ente la necesidad de tener sus cuerpos juntos y no deseaba dejarla dudar más. Rin lo recibió y en ese instante dejó de pensar en todas las cosas que la asechaban, sólo le correspondió la caricia, invitándolo a adentrarse entre sus labios y con las manos buscando los primeros botones de su camisa.

Sesshoumaru la dejó hacer mientras no se demoraba en desabotonar sus jeans e inmiscuir ambas manos por sus costados, siguiendo las líneas de su cadera para atraerla más hacia su cuerpo. A ambos se les escapó una exclamación de placer.

- Siéntate. -le ordenó con voz ronca mientras bajaba sus pantalones y ropa interior, Rin se dejó desnudar la mitad del cuerpo y se quitó el suéter, antes de sacarle la camisa y acariciar su torso.

Con un par de pasos hacia atrás tanteó la orilla de la cama y obedeció. Él sin perder un momento se arrodilló frente a ella y empezó a regar un camino de besos por sus muslos con mucho cuidado y tratando de ir despacio, aunque tenía prisa y sabía que Rin también.

- Por favor… -le rogó la joven y él sonrió antes de comenzar a dejar caricias húmedas en el centro de su ser. La escuchó y la sintió acelerar su respiración y sus movimientos.

El cuerpo masculino también estaba ansioso de recibir atenciones, pero Sesshoumaru lo ignoró, sólo se concentró en ella, en probarla y llevarla por una montaña rusa de placer hasta que la sintió alcanzar su punto más alto. Entonces, pensó por un segundo darle tiempo para recuperarse, pero no pudo, hacía tanto tiempo que la deseaba que no sería capaz de contenerse.

Se puso de pie y se desnudó, preparándose para llevarla al centro de la cama y aprisionarla contra las sábanas, pero Rin lo tomó por sorpresa, aún regresando de todas las sensaciones de su orgasmo se sacó la blusa y la ropa interior y lo interceptó antes de que la recostara, ella también deseaba tenerlo en su boca.

- Rin... – exclamó Sesshoumaru sin poderle decir más, pero ella entendió.

- No te limites, tenemos toda la noche. -murmuró en una pequeña pausa antes de continuar complaciéndolo y él ya no trató de resistirse más.

Nunca una mujer pudo tenerlo así, completamente a su merced, envuelto en placer pero sin desear que acabara jamás, entonces se dejó llevar sólo por el momento y los labios que lo aprisionaban, enredó sus dedos con cuidado en el cabello, todavía corto, de la joven y dejó que su cuerpo alcanzara el límite.

Rin lo miró a los ojos todo el tiempo, sabía que eso lo volvía loco y no se equivocó, muy pronto lo hizo explotar placer y lo sintió temblar un poco. Con una sonrisa traviesa se subió por completo a la cama y lo haló para que la siguiera. Él, sin tener cabeza para pensar lo hizo y se sentó con la espalda recargada en la cabecera, tenía la respiración muy agitada y los músculos tensos, pero aún así su cuerpo respondió en cuanto ella se acercó para morderle el cuello y sus torsos se rozaron.

- ¿Ansiosa? -la cuestionó colando sus dedos entre las piernas femeninas que le abrieron paso.

- Quiero sentirte. -le contestó apenas suprimiendo un grito de placer que se formaba en su garganta y también buscó acariciarlo.

Así estuvieron unos minutos, tentándose, jugando con sus puntos más sensibles, hasta que sintieron el calor en sus vientres crecer hasta ser insoportable y Rin unió sus cuerpos, recibiéndolo en su ser como si lo hubiera estado esperando por siempre.

- Te amo. -murmuró él sin darse cuenta en lo absoluto y su voz ronca fue todo lo que hizo falta para empujarla del abismo.

Sus músculos se estremecieron a su alrededor y él la sujetó firme de la cadera para derramarse en su interior un segundo después.

….

Rin POV

Terminamos de desayunar algo tarde, más bien cerca de la hora del almuerzo, ya estábamos listos para marcharnos de ahí. Él me llevaría a casa de Shawn y luego tomaría un avión para volver a casa. Y yo no deseaba dejarlo ir.

La noche anterior me había dejado con el cuerpo adolorido y unas ojeras horribles de casi no dormir, pero aún así podía catalogarla como la mejor de mi vida. Todas esas horas a su lado, amándonos, habían reparado algo roto en mi interior y me sentía completa otra vez.

- ¿Sería muy inapropiado que regresara el fin de semana? – me preguntó como cualquier cosa en el elevador y no sabía si estaba actuando o en verdad no recordaba todas sus palabras dichas entre caricias la noche anterior.

- Sería altamente apropiado que lo hicieras. -lo corregí sonriendo, sus ojos me devolvieron el gesto y yo me sonrojé como una colegiala enamorada.

El camino a casa de mi amigo lo hicimos casi en silencio y la despedida fue igual, con él en esos momentos no necesitaba palabras ni promesas porque como siempre fue, sus acciones hablaron más alto que cualquier otra cosa.

Ese día, en el que mi cuerpo necesitaba dormir, mi mente no lo permitió, me la pasé hablando con mis anfitriones de todos los detalles, importantes o morbosos de la noche anterior y escuchando todo lo que tuvieran qué decirme al respecto.

De entre todas las cosas que me dijo Sesshoumaru una de las que más resonaba en mi cabeza era su interés en saber mis planes a futuro ¿sería que deseaba saber si iba a estar viajando mucho para verme? ¿O esperaba que yo volviera a su lado en verdad?

Eso, aunque lo pensé sin cesar toda la semana, no pude resolverlo y antes de que me diera cuenta él estaba frente a mí otra vez, otra noche de sábado que fue como una repetición de la semana anterior, pero sería la última porque yo ya había comprado un boleto de avión para regresar con mi hermano el lunes.

….

Era viernes por la tarde y Sesshoumaru estaba otra vez a las seis treinta en su oficina luchando por concentrarse en el trabajo mientras su mente viajaba lejos, a otra ciudad donde estaba Rin. No tenía idea de cuánto tiempo se iba a quedar con su hermano, o si es que en verdad ya se había decidido a mudarse a esa ciudad.

Él había estructurado muchas veces sus planes para adaptarse a ella, pero no sabía si la joven se lo iba a permitir o no.

Suspiró exasperado y cerró la computadora para ir a su casa, no iba a conseguir nada productivo si seguía ahí. Con algo de suerte podría conciliar temprano el sueño y tener algo de descanso, aunque ya nunca dormía tan bien como antes, no cuando estaba solo.

Llegó a su departamento y tomó una ducha, después fue a la cocina para buscar algo de cenar entre las cosas que el ama de llaves había dejado listas en el refrigerador. Eso hacía cuando sonó su teléfono y al mirar la pantalla se sorprendió pero sonrió.

- Psicópata. -lo saludó la voz femenina del otro lado, se escuchaba alegre.

- Chiquilla loca del internet. -correspondió olvidando de inmediato lo que estaba por hacer.

- ¿Estás en casa?

- ¿Por qué? ¿Estás desnuda y quieres hacer una videollamada? -preguntó sugerente y se relamió los labios ante la posibilidad de que ella accediera.

- No. Lamento decepcionarte. Pero necesito que recibas algo en la puerta. Justo ahora.

- Se supone que yo te ande flores a ti, no al revés. -bromeó mientras llegaba a la entrada y abría, pero no pudo decir más.

- Muy gracioso. -contestó Rin de pie, frente a él con las dos maletas a cuestas.

Sesshoumaru no dudó un segundo y la besó, atrayéndola a su cuerpo. No lo pensó y no tuvo idea de todas las emociones que provocó en la mujer que sólo unos segundos antes estuvo muy nerviosa de no encontrarlo ahí, o peor, de que estuviera acompañado.

- Sorpresa. -le murmuró cuando interrumpieron su beso para tomar aire.

- Estás loca en verdad. -contestó soltándola para ir por sus cosas y cerrar la puerta.

- Y sin casa. Entonces, pensé que podría quedarme aquí un tiempo, en lo que busco un lugar apropiado. Mi departamento ya se vendió y no puedo regresar. Además, todavía me debes un viaje a la playa. -le explicó mientras se pasaba a la cocina para buscar bebidas en el refrigerador.

- Tengo una pregunta para ti. Puedo cambiar una respuesta satisfactoria por una confesión. -sugirió él mientras tomaba la botella de té helado que la chica le ofrecía. Rin asintió, divertida porque siguieran negociando. - ¿Qué planes tienes? -le soltó con el semblante frío de siempre, ocultado como una máscara todo lo que se estaba jugando en ese momento.

- Tener sexo todas las noches y después dormir sola. -le confesó con una sonrisa.

- ¿Cuánto tiempo?

- Para siempre, si tú quieres. Pero ya fueron dos preguntas. ¿qué tienes que confesarme?

- Yo compré tu departamento. Pero no puedes vivir ahí, eso haría difíciles tus planes de tener sexo todas las noches. Aunque no es necesario que duermas sola.

Sesshoumaru sonrió un poco, apenas curvando las comisuras de los labios y se acercó para abrazarla por la cintura y verla directo a los ojos, procesando todavía todo lo que acababan de decirse. Rin le sonrió tan feliz como nunca y con un tono de travesura en la mirada.

- Psicópata, tan obsesionado que compraste mi departamento.

- te recuerdo que estamos casados, puedo obsesionarme contigo. -le avisó sonriendo y luego se dieron el primer beso del resto de sus vidas.

Fin

Y un regalito...

Epílogo

Esa noche de clima cálido y festivo prometía hacer del evento todo un éxito, como cada año. Varias de las familias y empresarios más prominentes de la región estaban reunidos en una gran mansión para la función de recaudación de fondos. Éste año todo iría dirigido al desarrollo de programas de arte para escuelas públicas y los asistentes, que ya se conocían entre sí, disfrutaban de la velada.

En un área del lugar, esa con música en vivo para bailar había una pareja que poco a poco fue llamando la atención de todos, el chico alto y delgado que vestía un traje gris casi plateado y la chica del vestido suelto de colores estaban dando un espectáculo como muchos años atrás lo hicieron varias veces.

Entre los espectadores había un grupo pequeño, de seis personas, que les prestaban especial atención, aún sorprendidos por la presencia de esa joven que conocieron un año atrás, pero a quien dadas las circunstancias no pensaron volver a ver.

- ¿Vino con su amigo que no parece gay? -preguntó Miroku a los demás.

- Supongo. -le respondió Sango dubitativa. Ella sólo estaba sorprendida del cambio de la que por un breve periodo de tiempo fue su amiga.

Desde que la conocieron y hasta la última vez que la vio, ella siempre fue muy delgada, demasiado en realidad y aunque su personalidad era alegre pareció moderar sus gustos para mezclarse con los demás. Eso a ella le sonó muy familiar pues también lo hacía a veces cuando viajaba con aquella familia de abolengo, sólo por encajar.

Sin embargo esa noche Rin llevaba puesto un vestido con todos los colores del arcoíris, de tirantes delgados y escote pronunciado que dejaba caer una falda amplia de telas asimétricas y vaporosas. Además, la forma en la que bailaba y sonreía a su amigo no era nada discreta, parecía que lo hiciera como si el mundo no la observara y se sintiera plena en su cuerpo con algunas curvas y su cabello al hombro.

Cuando la pieza terminó la pareja se hizo una reverencia mutua y la joven lo tomó de la mano para caminar unos pasos y entregarlo con otro chico que les sonreía maravillado. Los dos hombres se abrazaron y el de traje gris arrastró al otro a la pista para bailar juntos.

Rin recorrió el lugar con la mirada hasta encontrar lo que buscaba, todos la observaban aún, y su sorpresa sólo aumentó cuando la vieron llegar con Sesshoumaru y abrazarlo un momento, él le correspondió y al separarse dejó ambas manos en su cintura. A lo lejos vieron cómo ella hablaba y le señalaba hacia la pista, él en cambio apenas le dijo algo y luego con un movimiento de la cabeza le indicó la dirección opuesta hacia el jardín. Ella negó, pero de inmediato emprendió camino hacia afuera, con él a su lado.

- ¿Por qué siguen con el teatro? -preguntó Inuyasha sin entender, pero sin darle demasiada importancia ya. Desde hacía mucho, cuando pudo probar que sus instintos fueron correctos todo el asunto había dejado de importarle.

- Ya no creo que sea un teatro. -le aclaró Kagome y suspiró. Luego se giró hacia su amiga. -¿Vamos?

- Por supuesto. -acordó Sango y ambas miraron a la pareja mayor, que había permanecido en silencio pero sin dejar de prestar atención.

….

- ¡Eres un amargado! -le reclamaba Rin a Sesshoumaru mientras daba un sorbo al agua mineral que él le pidió a un mesero mientras ella bailaba. En la terraza que daba hacia el jardín la brisa húmeda y fresca hacía ondear su vestido y le despeinaba un poco el cabello.

- Tú estás loca si crees que voy a bailar así.

- Seguramente no sabes hacerlo. -lo retó riendo y dejó su bebida en el grueso barandal de piedra para tomar la copa que sostenía él y darle un sorbo.

- Creí que eras abstemia. -su tono desconcertado se acompañó de una ceja levantada.

- Es común en los enfermos terminales. Las personas sanas que casi no tomamos medicinas podemos disfrutarlo a veces.

- La palabra clave en tu oración es "casi". No me voy a arriesgar. - de inmediato le quitó la copa con un movimiento sutil.

- Amargado. -le reiteró ella riendo, pero muy pronto cambió su semblante. – Kagome y Sango vienen para acá.

- Todos te vieron bailar desde la primera fila. -le informó. - ¿Quieres hablar con ellas o las despacho por ti?

- Está bien. Quizás vayan a perdonarme. -se encogió de hombros y le sonrió a medias.

- Voy a estar cerca, si necesitas ayuda sólo haz una seña. -dejó un beso corto en sus labios y se marchó, muy decidido a permanecer a algunos metros, donde pudiera llegar a rescatarla de alguna situación incómoda.

- Hola. -la saludaron al unísono las dos mujeres ya estando muy cerca, ambas mostraban sonrisas tímidas, pero sinceras, Rin al notarlo se relajó un poco.

- ¿Cómo estás? -continuó Sango.

- Viva. Sana. Sin moretes. -les explicó riendo y se dio una vuelta para que pudieran ver su espalda desnuda y los vuelos de su vestido multicolor.

- Te ves increíble. -acotó Kagome conmovida hasta lo más profundo por el cambio en esa joven a la que de alguna manera todavía sentía como su amiga. Sango asintió ampliando su sonrisa.

- Gracias. Ustedes también se ven hermosas. Espero que no estén aquí para sacarme los ojos por haberlas engañado. -suspiró con algo de aprehensión pero llena de esperanza.

- En lo absoluto. -respondió Sango. – Todo fue muy raro pero no podría juzgarte después de ver cómo estabas la última vez.

- Además, ni siquiera nos mentiste tanto. -agregó Kagome con una media sonrisa, casi de disculpa.

- ¿Entonces sí podemos ser amigas? -les cuestionó con los ojos cristalinos de repente.

- Pero tienes que contarnos todo. ¿Cómo es que estás aquí con él y se ven tan felices juntos?

Rin sonrió ampliamente con esa afirmación de Sango y el asentimiento de Kagome y las abrazó al mismo tiempo, tratando de ordenar sus ideas para contarles toda la aventura que había sido su vida en los últimos meses al lado de Sesshoumaru.

Sesshoumaru POV

Estaba en la esquina de la amplia terraza sólo observando a Rin que conversaba animada con las dos mujeres, todo el tiempo las vi sonreír y supuse que las había dejado encantadas con esa contagiosa alegría que destilaba siempre, pero más esa noche. Concentrado en ellas como estaba no vi a mi padre acercarse por un lado hasta que me habló.

- Hijo. -llamó mi atención y lo miré empezando a ponerme en guardia por si era necesario. – No pensé que fueras a venir. Me alegra que estés aquí.

- Ella quería venir. -le expliqué sin darle más detalles.

El argumento de Rin fue que deseaba la experiencia de usar un vestido que sí le gustara y bailar como lo hacía antes con Shawn, pero en el fondo siempre sospeché que más bien estaba buscando la oportunidad de un encuentro con mi familia. Aunque esa parte me parecía innecesaria.

- Se ve muy feliz. Y tú también. -afirmó con aplomo y sólo lo observé, preguntándome a dónde quería llegar. – Supe que tu empresa está donando medicamentos a personas que no pueden costearlos en hospitales públicos.

- Todos se merecen una oportunidad justa de pelear. -le aclaré aquello y él sonrió.

En algún momento después de que Rin volviera a vivir conmigo me contó sobre la conversación que tuvo con mi padre e Inuyasha cuando nos descubrieron, según ella lo único que deseaba él era que yo fuese un buen hombre. En cierta forma aquello me parecía ridículo, pues el concepto de bondad resultaba demasiado subjetivo para mi gusto y en realidad me tenía sin cuidado lo que pensaran los demás de mí o mis acciones. Pero si el dar medicamentos a quienes lo necesitaban era algo que lo hacía sentir que triunfó como padre, yo no iba a tratar de cambiar su idea.

- Izayoi encontró una fundación sin fines de lucro que ayuda a niños con cáncer que provienen de comunidades aisladas. Ellos tienen años luchando por sobrevivir y pensé que quizás a Rin y a ti les gustaría ayudarnos. -me sugirió en un tono relajado y supuse que trataba de hacer conversación casual. No era que yo deseara lo mismo, pero entendí su intento por hacer que la vida siguiera adelante y dejar el engaño de mi falsa prometida atrás.

….

Rin POV

- Niñas, lamento interrumpir. -nos saludó Izayoi de repente, yo estaba tan enfrascada en contarles miles de cosas a Sango y Kagome que no me di cuenta de que estaba justo a nuestro lado, sus expresiones de sorpresa me dijeron que ellas tampoco y la ansiedad en sus miradas me puso nerviosa como no lo había estado esa noche. – Inuyasha y Miroku las están buscando, creo que ya se quieren ir, por favor, vayan a convencerlos de que es muy temprano para eso.

Su tono fue amable pero definitivo, mis dos amigas asintieron y me dedicaron una última mirada antes de marcharse, yo suspiré y sonreí preguntándome si Sesshoumaru estaba tan cerca y dispuesto a sacarme de ahí como lo había dicho.

- Creo que debería empezar a disculparme. -hablé bajo, sólo para darme una idea de qué se me venía encima.

- Supongo, pero no se te olvide que el principal ofensor fue él.

- Todos siguen diciendo eso, pero yo todavía no lo creo.

- Tú ni siquiera sabías cuál era su objetivo, fui yo la que te reveló esa información. -me aclaró en tono severo y yo me estremecí un poco. Tenía razón, fue ella sentada conmigo sobre la arena quien en un intento por ser amable y darme esperanzas me había contado todo sobre la herencia que Sesshoumaru estaba buscando.

- ¿Y eso no me hace peor todavía? Por lo menos él tenía un objetivo y al final estaba tratando de conseguir algo que le pertenecería algún día. Yo nada más vi una aventura y me lancé pensando en que al estar tan cerca de la muerte, no tendría consecuencias. -me encogí de hombros y le sonreí, deseaba que ella pudiera entender que le estaba siendo sincera y no pensara que sólo era una cínica.

- ¿Te arrepientes? -me cuestionó con total seriedad.

- No. -respondí de inmediato. Eso no estaba en tela de juicio. – Sé que hice mal, pero fue gracias a eso que lo conocí, que me obligó a vivir cuando yo ya me había rendido y después, cuando me marché me buscó para que volviera a su lado.

- Hablas como si lo amaras.

- Lo amo. Mucho. -le aseguré viéndola a los ojos.

- ¿Y él a ti?

- También. Más que a nada.

Ella me evaluó por unos segundos, era como si tratara de buscar una mentira en mi interior, pero no pudo encontrarla porque por sobre todas las cosas el amor que nos teníamos Sesshoumaru y yo era lo más tangible. Al final asintió y se recargó en el barandal de piedra que teníamos muy cerca.

- ¿Y qué haces ahora que tienes tiempo de sobra? -me preguntó cambiando el tema, le sonreí entendiendo que era su forma de empezar a perdonarme.

- Doy clases de varias cosas en diferentes hospitales. Para que no se aburran todo el día atados a las camas y los sueros. -le contesté con sinceridad, pues desde hacía tiempo me dedicaba a hacer la vida de otros enfermos lo más llevadera posible.

- Tengo un proyecto que quizás pueda interesarte.

Su propuesta hecha con naturalidad, como si la plática incómoda de unos segundos antes nunca hubiera sucedido me hizo sonreír y sentí por segunda vez esa noche que la vida me estaba regalando otra vez a una nueva familia.

….

Ya muy cerca del final de la noche casi todos los invitados se habían marchado, quedaban apenas algunas personas dispersas en las diferentes áreas del recinto. La familia de Sesshoumaru ya no se encontraba ahí pero antes de marcharse hicieron prometer a Rin que irían a la casa la siguiente noche para hacer una fogata, ella aceptó con gusto y sabiendo que no tendría problemas en llevar a Sesshoumaru, sólo tendría que pedirlo de la manera correcta, estando desnuda entre sus brazos. Pero eso sería después, en ese momento todavía estaban sobre la pista de baile, balanceándose lentamente al ritmo de la música.

- ¿Estás satisfecha? -preguntó él viéndola a los ojos.

- En general, bastante. Pero no sé a qué te refieres en específico. -se rio mientras observaba con cuidado su mirada ámbar.

- Con esta noche.

- Si te refieres a los excelentes resultados haciendo que tu familia me quiera otra vez, sí. Pero todavía se me ocurren un par de cosas que puedes hacer para dejarme totalmente satisfecha.

La insinuación de Rin fue muy clara y todo lo necesario para que él la besara con nada de recato, sin que le importara si alguien los observaba o no. Como siempre con sólo unas palabras esa chiquilla loca lograba hacerlo olvidarse de todo. Y ella, perdida en sus brazos y sus labios le agradeció una vez más al destino por dejarla responder ese anuncio de internet que le regaló todo.

Fin (ahora sí)

Muchas gracias por acompañarme en este viaje! Esta historia tenía años en el tintero y ahora que por fin está aquí, completa, y al leer todos sus comentarios me siento muy feliz!

Espero les haya gustado este último capítulo. Ansío leer sus reviews y ojalá podamos encontrarnos de nuevo pronto con otra historia. Un abrazote!