Capítulo VI: Caminando a casa (Parte III)- La participación de Kevin, Nazz más Sarah y Jimmy

Mientras que Doble D, Ami, Ed, Hotaru, Rolf y Setsuna se estaban dirigiendo para el vecindario, los otros chicos del "Cul-De-Sac" seguían por otro camino para volver a casa, cuando ya otros estaban arribando a su destino pero, a su vez, ellos desconocían lo que se estaba preparando, tras bambalinas, en aquellos momentos, en esa parte del pequeño pueblo de Peach Creek.

Sarah y Jimmy estaban teniendo una conversación mientras que habían detenido su marcha en el Centro de la urbe, mirando a la tienda de mascotas con sus animales adentro y las vidrieras. Aquellos dos chicos estaban disfrutando de ese momento pero, por su parte, Nazz no se la veía muy "tranquila", ya que le llamaba la atención a su amigo, Kevin, quien estaba callado, mirando para otra parte, enfocado y encerrado en sus pensamientos, sin participar o decir algo en lo que estaba llevándose a cabo. Fue entonces que aquella chica rubia y porrista de la escuela, dando un paso al frente, decidió encarar el problema que estaba aquejando, internamente, al chico pelirrojo.

- Kevin.- Llamó ella y éste se dio la vuelta, dirigiendo su mirada hacia la rubia, estando a pocos centímetros de él.- ¿Pasa algo? ¿Hay algo que te molesta?.- Preguntó y eso llevó a que se girara para verla.- Te noto raro, ¿estás bien?.

- ¿Cómo?.- Mintió, haciéndose el sorprendido, tratando de ocultar la verdad que tenía ante sí.- N...No...No, no es nada. Todo está bien.- Señaló, bajo una máscara de engaños, cosa que llevó a que Nazz alzara una ceja.

- Bueno, si tú lo dices...- Dijo ella, sorprendida ante esos cambios emocionales en el chico.

De repente, unos gritos irrumpieron de la nada, la calma que se había forjado aquella tarde se quebró y eso puso en alerta tanto a la chica rubia como al pelirrojo.

- ¡¿Chicos?!.- Corrió Nazz hacia la fuente de los gritos, tratándose de Sarah y Jimmy pero, al llegar, no los encontró por ninguna parte, habían desaparecido.

- ¡Maldición!.- Gritó Kevin, golpeando el aire con bronca, buscando, con desesperación, a sus dos amigos desaparecidos hasta que, de golpe, oyó a la rubia, por lo que se volteó para encontrarse con Nazz atrapada en las garras de un monstruo. Éste puso una de sus garras afiladas sobre la frente de la chica, lista para quitarle su alma, mientras que ella forcejaba para liberarse.

- ¡Ah, pero qué bonito "regalo" que me acabo de encontrar para los "Soul Busters"!.- Exclamó la criatura, burlona y lista para cumplir con su cometido.

- ¡QUÍTALE LAS MANOS DE ENCIMA A NAZZ!.- Bramó Kevin, desafiante, tirando unas piedras contra la rival pero no tenía ninguna otra arma que le permitiera proteger a su amiga. Buscó con la mirada, desesperadamente, hasta dar con una una tabla de madera que había a un lado de los callejones y los edificios, quizás de alguna carpintería que ya no la necesitaba, por lo que la empleó como si fuera un bate de baseball, agarrándola con todas sus fuerzas y listo para golpear. Al momento de tener aquella arma en sus manos, sintió como, de repente, su corazón se volvía pesado, que se aceleraban sus latidos y como si la Oscuridad le envolviera, una Luz emanaba desde el interior de aquel objeto, llevando a que se sorprendiera y se protegiera la vista por su brillo que emitía.

Pronto, aquel objeto fue adquiriendo otra forma, un nuevo aspecto que fue atestiguado por Kevin: Ante él se erguía una daga con características de espada con empuñadura y mango de Oro. La hoja estaba afilada y tenía cinco joyas a ambos lados de la misma.

- ¡Whoa!.- Exclamó Kevin, sorprendido, al tenerla tan cerca pero eso no pasó desapercibido para el monstruo, quien lo miró con sus ojos rojos sangre y seguía, todavía, teniendo a Nazz bajo su agarre.

- ¡El "Talismán de Urano", la "Espada del Espacio"! ¡¿Cómo es posible que...que haya podido llegar hasta aquí y que te haya reconocido como su Portador?!.- Aquella criatura quedó horrorizada al ver que el arma iba hacia donde estaba el chico, quien estaba paralizado, helado, sorprendido de ese acontecimiento.

- "¡Kevin!".- Una misteriosa voz se hizo presente en su mente.- "¡Quiero que grites: "SPACE SWORD BLASTER" y destruyas a esa aberración de la Oscuridad!".- Le encomendó esa misión al muchacho.

Él asintió ante ese misterioso llamado y la tomó.

- Je, ¡no hay problema!.- Respondió el pelirrojo. La Espada comenzó a aumentar su brillo de color dorado mientras que él la sostenía con todas sus fuerzas.- ¡"SPACE SWORD...BLASTER"!. Gritó a todo pulmón, lanzándose contra el enemigo, trazando un poderoso ataque en diagonal izquierdo, produciendo una poderosa oleada de energías que se dirigieron en dirección hacia Nazz y el monstruo que la tenía cautiva. Éste la dejó ir, gritando del terror, desesperado, siendo atravesado en el cuello por la Luz que lo decapitó hasta que todo su cuerpo terminó por desintegrarse por completo y sus cenizas fueron dispersadas por el viento.

Kevin, una vez cumplida con su misión, sonrió pero, a su vez, salió de esos pensamientos y el momento en el que había tenido lugar la pelea contra esa criatura. Sacudió la cabeza, vio que Nazz corría hacia él y se abrazaron con fuerza, sin soltarse por un solo segundo.

- Ya pasó. Ya pasó, Nazz, tranquila. Tranquila. ¿Estás herida? ¿Te hizo algo?.- Le animó el chico de gorra a ella.

- Kevin...Aún...Aún así...yo, estoy bien. No me hizo nada...- La rubia meneó la cabeza, sorprendida.- ¿Qué fue eso?.

- Es lo mismo que me estoy preguntando.- Alegó él, encogiéndose de hombros pero, inmediatamente, tras dirigirle una mirada a lo que quedó del monstruo, las pocas cenizas que estaban aún allí, notó que Nazz sostenía un espejo de mano de color dorado.-

- ¿Cómo lo hiciste...con esa Espada?.- Inquirió la chica rubia.

Kevin se puso serio y meneó con la cabeza, de forma negativa.

- No lo sé, pero, lo único que recuerdo, fue que escuché una voz en mi cabeza que me animó a hacerlo. De ahí, ataqué.- Contó el joven aquel contexto vivido.

- ¿También las oíste?. Yo también.- Quedó la joven sin palabras ante esa revelación.-

- Dios, esto ya se está poniendo aterrador.- Advirtió el pelirrojo.

- Pero no lo es.- Oyeron una voz que llevó a que ambos se voltearan para ver quiénes eran.

Allí, frente a ellos, se encontraban dos chicas: La primera tenía pelo largo, de color aguamarina, recogido con una diadema azul y brillantes ojos azul cerúleo. Llevaba un vestido blanco que llegaba hasta las rodillas con un par de zapatos de tacón blancos. La segunda chica tenía un aspecto varonil, cabellos cortos y rubios junto a unos ojos azul marino así como también vestía un traje junto unos zapatos blancos.

- ¡Wow! ¡¿Quiénes son ustedes?!.- Preguntó Kevin, sorprendido de verlas, permaneciendo cerca de Nazz.

- Con el tiempo, le resultaremos muy familiares.- Dio aquella chica rubia su respuesta, cosa que dejó más que intrigado a ambos.

- Sí, nos apetecía visitarlos antes de que ambos falleciéramos.- Añadió la peli aguamarina.

- ¿Fa...llecer? ¿De qué están hablando?.- Quiso saber ambos amigos en ese momento.

Ambas se miraron la una con la otra.

- Ya lo descubrirán muy pronto.- Auguraron ambas, dejando esa esperanza para un Futuro cercano, mientras que iban desapareciendo, como si se tratara de un holograma.

- Cuídate, pequeña Nazz.- Le dijo la primera de esas dos chicas.

- Nos veremos muy pronto, Kevin.- Auguró la segunda hasta que, de golpe, todo quedó sumido en la calma.

El silencio se apoderó de aquella zona del pueblo. ¿Qué había pasado? ¿Qué era todo ese suceso?. Ninguno de los dos lo sabía. Estaban sorprendidos, sin palabras, mientras que se miraron entre ellos después de haber visto, en primera persona, un acontecimiento así.

- ¿Qué...Qué ha sido eso?.- Se preguntó Kevin, mirando a la chica rubia, quien trataba de pensar, sacar sus conclusiones con teorías sólidas y no por la fantasía.

- No sabría decírtelo con una clara certeza, amigo.- Sostuvo ella, encogida de hombros, presa de las dudas.- ¿Cómo es posible que ellas nos conocieran?.

- ¿Quién sabe?. No somos sabios ni nada por el estilo pero...- En ese momento en el que el pelirrojo hablaba, comenzaron a oírse unas voces que iban hacia ellos.

- ¡Kevin, Nazz! ¡Están bien!.- Se alegraron dos jóvenes que iban hacia ellos, corriendo a toda prisa.

- ¡Jimmy, Sarah! ¡¿En dónde se habían metido?!.- Quiso saber Nazz, abrazándolos con fuerza.

- Bueno, estábamos concentrados viendo a los cachorros de la tienda cuando nos fuimos alejando de ustedes, sin darnos cuenta y cuando quisimos volver, nos topamos con un monstruo muy feo.- Relató Jimmy lo ocurrido hacía un rato.

- Y por eso fuimos a buscar ayuda pero ¿quién nos iba a creer?. Luego, al volver, nos topamos con que el monstruo ya había sido eliminado y aquí estamos de vuelta.- Añadió Sarah.

- No pudimos hacer nada por ustedes.- Se lamentó el amigo albino de la hermana menor de Ed, mirando para el suelo, apenado.- Lo sentimos mucho.

- No, no digas eso. Está bien. Tranquilo.- Habló Kevin, poniendo una mano en los hombros del chico.- Además, creo que será hora de volviendo a casa. Es la una de la tarde.- Miró su reloj de pulsera y se quedó sorprendido por aquella hora.

Iniciaron la marcha para volver al barrio pero, con respecto a Kevin y Nazz, aquellas dos mujeres que se les habían aparecido: ¿Quiénes eran? ¿Cómo era que se conocían?.

Ninguno de ellos lo sabía pero sí las madres de ambos, quienes estaban embarazadas y dentro de poco iban a dar a luz.