Aviso personal: Esta historia se deriva de la trama original del fanfic titulado "Sufre Conmigo" que publiqué por primera vez el 20 de julio de 2009 en fanfic "punto" es en la cuenta de Hinata (doble guion bajo) Uzumaki y publicada aquí en fanfiction el 09 de agosto de 2011 con el título "Sufre Conmigo" y eliminada en julio del 2020.
Aviso legal: Esta historia ha sido creada sin fines de lucro. Los personajes y derechos legales pertenecen tanto a Masashi Kishimoto, como a la editorial Shūeisha y la cadena televisiva Tokyo TV (y derivados).
Anastasis
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Preludio
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Los sonido de metales afilados chocando unos con otros, de golpes siendo atestados y los gritos llegaban de todos lados como la fuerte lluvia de una noche de tormenta. A donde quiera que mirara solo encontraría tierra erosionada, llamaradas, sangre, destellos, cuerpos desmembrados, heridos, nubes de polvo… gente luchando, quizá ya ni siquiera por la causa común, simplemente por seguir viviendo.
Aturdida y bocabajo en el suelo, su vista velada por el golpe en la cabeza, sus pulmones luchaban por oxígeno después de ser sofocada y su cuerpo estaba tan adolorido y pesado que apenas era capaz de arrastrarse. No tenía la más mínima idea de si estaba alejándose en la dirección correcta, pero en su desesperación no importaba, siempre y cuando pusiera algo de distancia en contra de su oponente.
El dolor no perdía intensidad y comprometía demasiado sus movimientos y el sabor metálico que no tardó en inundarle la boca no ayudó a tranquilizar sus preocupaciones.
Se ocultó detrás de una roca, se concentró en recuperar el aliento y se aferró a la consciencia con las pocas fuerzas que era capaz de reunir; con dificultades logró sentarse, siempre recargada en a roca, y sus ojos miraron el cielo nocturno, más allá de las polvaredas. Aquellos rostros blancos y sonrientes bailaban en su cabeza, burlándose de ella, atormentándola aún más; no pudo evitar apretar los ojos unos momentos y la mano que se empeñaba por presionar los músculos doloridos de su espalda viajó temblorosa a su cuello, presionando el botón del comunicador.
—… n-ne… necesito apoyo, cambio —jadeó apenas, temiendo hablar demasiado alto.
—Ubicación, cambio —contestó una voz casi de inmediato, resonando en su oído.
—Mil seiscientos metros… a las dos en-
—¡Te encontré!
Abrió los ojos y miró encima de ella, sobre la roca se mantenía una cabecilla, el rostro le miraba sin abandonar la sonrisa burlona. Apretó los dientes, pero logró alejarse de la roca antes de que el ataque la alcanzara pero estaba agotada, herida y rodeada, por el insistente dolor en su espalda y costado temía una fractura de costillas y la falta de aliento podía indicar un pulmón perforado… la situación no le favorecía.
—Mil seiscientos metros… cambio —repitieron en su oído.
Apretó los dientes de nuevo, no tenía tiempo de llevarse la mano al comunicador de nuevo, diez hombres se acercaban lentamente, sin dejar de atacar, en un círculo que se iba cerrando poco a poco.
Si tan solo tuviera…
Esquivó un ataque, que de haberla golpeado le habría provocado una grave herida en la cabeza, pero el dolor en su costado la obligó a detenerse y su cuerpo se dobló por sí mismo, sus rodillas tocó el suelo y la mano que se aferraba al kunai temblaba a causa del dolor y el mareo. Lo que tanto había temido era inminente, no tenía más energía para seguir moviéndose y si permanecía sola podría ser capturada y utilizada para revivir a alguien más.
Arrojó el kunai al suelo, aprovechando la convergencia de dos de los hombres blancos, pero sus esperanzas murieron al ver las astillas que se clavaban en los sellos explosivos.
—¡Kah! —el sonido de sorpresa se había mezclado con algo y pronto el sabor metálico de la sangre volvió a embargarle la boca.
Casi de inmediato, desde lo profundo de su interior, un espasmo la obligó a toser y vio las gotas de sangre que salpicaron el suelo frente a ella y las láminas que había frente a sus ojos; no necesitaba bajar la mirada para saber la trayectoria de las katanas, podía sentirlas en su interior.
Un gorgoreo subió por su garganta y cayó pesadamente al suelo, la sangre escurría de sus labios, formando un charquillo frente a su rostro. Sus pupilas se aferraron al rostro sonriente y satisfecho que la miraba, y una tos débil fue suficiente distracción, sus manos viajaron a su cuerpo, fingiendo intención de tocar las heridas, pero acercándose al último sello explosivo que llevaba con ella.
—¡N-No…! —rogó al sentir que empuñaban las katanas.
Enfrentó la sonrisa y gimió al sentir las cuchillas deslizarse, la sangre escapa de su cuerpo a una velocidad alarmante… sus manos terminaron de enfriarse y sus párpados se volvieron pesados. Sus manos abandonaron cualquier intención de ataque y se presionaron sobre las heridas sangrantes en su pecho y abdomen, en un débil intento por detener la inminencia de a muerte.
Observó el polvo en el suelo… pensó en su familia. ¿Se enorgullecería de ella?
… sus ojos se cerraban.
El frío, el silencio y la oscuridad la envolvieron por completo.
Nada.
Estaba muerta.
Abrió los ojos de golpe y jaló aire casi con desesperación, había dejado de respirar en sueños, otra vez. Sin poder dejar de toser se sentó involuntariamente y sus manos tocaron su cuerpo, desesperadas, confirmando que no había sangre ni heridas y que su ropa no se adhería a su cuerpo por culpa de la sangre pegajosa, sino por el sudor frío que había logrado empaparla. Sus pupilas observaron desesperadas la habitación, la luz del exterior apenas y podía colarse por las cortinas y rebotaba sobre las superficies, creando siluetas que en cualquier otro momento no la habrían asustado tanto como en esos momentos, pero la conmoción de su pesadilla retrasó el reconocimiento de la estancia.
Frotó su pecho, acompasando su respiración, tranquilizando su angustiado corazón. Una de sus manos cayó sobre las sábanas y la otra le cubrió los labios, apretándolos con fuerza para evitar que los sollozos resonaran en la habitación y despertaran a su familia.
—… maldición —gimoteó.
El amanecer la sorprendió sentada en la orilla de la cama, con lágrimas secas en las mejillas, contemplando sus recuerdos más viejos, racionalizando aquella pesadilla que no le permitía llevar una vida un poco más normal… aunque considerando las circunstancias en las que se encontraba y lo que había sucedido, y permitido que su vida llegara a ese punto, no tenía la más mínima idea de qué pensar y con lo que se quedaba era demasiado poco.
Soñolienta y con una insistente jaqueca, además de un inusual malhumor, se levantó de la cama y observó por la ventana los colores cambiantes del cielo, esforzándose al fin por alejar aquella pesadilla recurrente de sus pensamientos. Pegó la frente al vidrio helado y observó la calle dormida.
Escuchó el silencio.
… el vacío.
Años atrás su cabeza había sido así… callada y vacía, pero su corazón estallaba con desesperaciones y ansiedades, robándole a la experiencia cualquier oportunidad de ser relajante o por lo menos un recuerdo grato. Se había aferrado con desesperación a la única palabra que habitaba su mente, su nombre, y quizá hasta ese día eso era realmente lo único con lo que contaba acerca de sí misma.
—… nenkororon, nenkororon[1]… —canturreó en un susurro.
El frío no tardó en helarle la piel de la frente y le acariciaba las mejillas y la punta de la nariz, acomodándose plácidamente en ellas y calmando un poco el enrojecimiento de su llanto nocturno… sus blancas pupilas miraron la condensación que comenzaba a formarse encima de los autos y el exterior de los edificios de Tokio.
Referencias:
1.- Canción de cuna de la región de Chugoku.
Jeló
Esta historia se va a publicar en enero, aun no termino de escribir el fanfic y sigo haciéndole cambios a los capítulos iniciales, pero les traigo el preludio porque quiero saber si habrá alguien interesado en leer este "re-make", sino para ya dejarlo por la paz y concentrarme en mis ideas originales. Cómo ya lo mencioné arriba, esta historia se inspira en el argumento y la trama original de "Sufre Conmigo", y aunque va a mantener algunos de los eventos, perderá otros (entre ellos mis personajes originales, porque como lo odiaron JAJAJAJA) y no va a seguir del todo la misma línea.
Así que no, esto no es Sufre Conmigo, es como su gemela fraternal.
Tres cosas:
1.- Obviamente la idea original la escribí antes de que Kishimoto tomara la estúpida e inútil decisión de matar a Neji… el mushasho se queda en la trama.
2.- Mi headcanon de Hanabi no es para nada como la del canon, así que están advertidos, la mía es más bien fría y orgullosa.
Viernes, 02 de julio de 2021
