Capítulo 2


Aisha y Mort decidieron quedarse en Inglaterra para poder observar mejor al joven. Harry visitaba la tumba de sus padres de dos a tres veces por semana. Muchos de los residentes mágicos no miraban con buenos ojos a Harry, ya que lo primero que hizo cuando empezó sus visitas a Godric's Hollow fue cambiar la lápida de sus padres. Antes se leía una inscripción que decía "El último enemigo que será derrotado es la Muerte", ahora había una que decía "El que va tras la justicia y el amor, halla Vida, prosperidad y honra".

Si bien la inscripción era bastante linda, los pobladores mágicos pensaron que cambiar la lápida era una especie de ofensa a su pueblo y la memoria de los Potter, sin ponerse a reflexionar que la única persona con derecho a poner o quitar, e incluso modificar, esa lápida, era precisamente su único hijo.

La gente solía olvidar que los Potter no lucharon por la totalidad del mundo mágico sino por su hijo. Toda persona que peleo en la guerra y tenía familia, luchaba por garantizar la supervivencia de ellos. Si el mundo ardía mientras sus familias estuvieran a salvo, ellos mismos hubieran arrojado la gasolina.

Harry también lucho, en la Segunda Guerra Mágica, para proteger a los que amaba. Si Voldemort le hubiera garantizado no tocar a ninguno de sus amigos y familias mientras estos depusieran las hostilidades o garantizaran que se irían del Reino Unido, Harry mismo hubiera ayudado a hacer las maletas y que cayera el mundo mágico. Por lo que él recordaba, desde su regreso a ese mundo, había perdido más de lo que había ganado.

Así que, aun sabiendo que los vecinos le odiaban por "atreverse" a modificar uno de sus iconos nacionales (como si las tumbas de sus padres fueran un bien nacional), Harry seguía yendo a Godric's Hollow y hablaba frente a la tumba de sus padres.

Llevaba siempre una manta para evitar mancharse de pasto o tierra, una canasta con algo de comer y beber, algunas velas que encendía durante su visita y al final, se despedía de sus padres, acariciando brevemente cada nombre y finalmente se iba, con algunas lágrimas no derramadas.

Gracias a la fortuna Potter y a que luego de pagar las multas por destrucción de Gringotts, los goblins aun quisieron trabajar con Harry y hacer algunas inversiones, el joven no estaba falto de recursos. Había muchas personas opinando sobre cómo debía vivir el joven pero Harry ya había decidido ignorar todos estos murmullos.

¿Con que derecho juzgaban su vida? Muchos lo tachaban de estar siendo melodramático cuando declaro a los periódicos que necesitaba tomarse un tiempo para él, ya que jamás pudo experimentar el duelo de haber perdido a sus padres, había perdido a su padrino Sirius (al que finalmente habían limpiado su nombre) y al último de los amigos de sus padres, Remus. No solo era el duelo, no tuvo la mejor vida y su paso por el mundo mágico no había sido exactamente positivo.

Solo quería tiempo, tiempo para llorar, para sanarse física y mentalmente, para descubrir que quería hacer con su vida. Y eso enfureció a las masas. Exigían que entrara al cuerpo de Aurores, o a la política, y trabajara por el bienestar común. Harry los mando a la mierda en un artículo posterior, con una foto de él dándoles un saludo de dedo medio. Claro está, en El Quisquilloso.

Está de más decir que eso no gusto a la población mágica y querían que Harry fuera declarado mentalmente inestable y el Ministerio tomara control sobre el llamado "Elegido". Obviamente el Ministerio no era lo que fue en tiempos de Fudge y se negaron a obedecer una solicitud tan irracional de sus pobladores, diciendo que Harry tenía el derecho de hacer con su vida y su tiempo lo que él quisiera, ya que todos los ciudadanos tenían ese mismo derecho... a menos que quisieran que el Ministerio legislara sobre quienes podrían tener derecho a la libertad, y podrían decidir que eran los sangrepura, mestizos o nacidos muggles.

Eso calló a las masas, quienes se limitaban ahora a mirar con furia a Harry cada que lo veían. Incluso los dueños de tiendas, pero no eran tan estúpidos como para negarse a venderle sus productos a Harry. Para sorpresa de muchos, Harry casi no compraba sus cosas en el mundo mágico, prefiriendo comprar sus víveres y ropa en el mundo muggle.

Desde la guerra, si había incursionado en el callejón Diagon unas cinco veces, habían sido muchas.

La única visita constante a un lugar mágico era precisamente al cementerio donde estaban sus padres. A veces también iba a la tumba de Ariana Dumbledore y le dejaba un ramo de flores. Pensaba que a la jovencita le hubiera gustado tener un amigo que simplemente la apreciara, fuera un mago o muggle, pero Harry no se atrevía a traerla con el anillo, temiendo que fuera demasiado para aquella alma que había sufrido tanto en vida.

Tampoco quiso decirle a nadie sobre el poder del anillo. Hermione sospechaba pero sin que Harry le permitiera usarlo, no podía saber si lo que decía el cuento era verdad. Harry sospechaba que aunque se lo prestara a Hermione, esta no podía usarlo. No tenía nada en concreto para pensar esto, pero tenía una fuerte corazonada de que era verdad.

Sin saberlo Harry, había otra persona que visitaba la tumba de los Potter y no era otro que el mago favorito de Aisha, Severus Snape, el último heredero de los Prince. Este había desarrollado una relación de mutuo respeto con el favorito de Mort y aunque quizás nunca serían amigos, podían ser civilizados uno con el otro, aceptando que ambos habían peleado en la guerra y ganado gracias a sus talentos en conjunto.

Severus Snape siempre llevaba un ramo de lirios atigrados, porque sabía que eran la flor que más odiaba Lily pero que más amaba su madre. Era una broma que solían hacer cuando eran niños y de esa forma, Severus siempre podía darle flores a la madre de Lily, como agradecimiento por darle un escape de su situación familiar, sin sentir que estaba siendo blando.

Luego le daba a Lily una Petunia, que era la flor favorita de Lily porque le recordaba el nombre de su hermana. Cuando Severus depositaba el ramo de lirios, inmediatamente sacaba una maceta que tenía una Petunia de color azul. Para Severus era una flor bastante especial, ya que era una descendiente de un lote de semillas que le había regalado Lily.

Desde que Lily le dio esas semillas, Severus las planto en varias macetas que había ocultado en una zona deshabitada cerca de su casa. Cuando se fue a Hogwarts, se llevó una de las macetas con él, por si las otras morían a pesar de sus previsiones con su mamá. Algunas plantas sobrevivieron y otras no. Incluso durante la Primera Guerra, Severus cuido de estas Petunias y redoblo sus cuidados luego de la Muerte de Lily.

Severus ya había perdido el número de generación que era esta planta, pero ciertamente descendía de aquel lote de semillas y en cada visita, Severus le hablaba a Lily de cómo estaba su vida, como estaban sus macetas y como estaba cambiando el mundo a su alrededor.

Algunas veces incluso dirigía algunas frases al nombre de James Potter, diciéndole que al menos hizo dos cosas bien, amar a Lily y dar la vida por su hijo y esposa, aunque esta última también hubiera sacrificado su vida por Harry al final.

Era tarde para que esos dos se reconciliaran pero Severus quería pensar que en algún punto, James Potter realmente maduro y un día se hubiera disculpado con él. Claro que hubiera sido una disculpa vacía, porque no podía compensarle todas las humillaciones que sufrió a manos de él y su pandilla, y los otros miembros de su pandilla ya estaban con él en la muerte. Aun así, una disculpa sincera hubiera sido un buen gesto, pero nunca la recibiría.

Luego de alrededor de una media hora, el hombre que toda la visita estuvo parado frente a la lápida, agradecía en silencio que Harry hubiera cambiado la horrenda inscripción anterior, y se despedía de Lily.

La inscripción había sido idea de Dumbledore y aunque Severus sabía que era un pasaje de Corintios, simplemente no tenía sentido sin el contexto bíblico y los mágicos no estaban versados en religión muggle en su mayoría, ya no digamos algo tan especifico como la biblia. Además, sabiendo lo que ahora sabía del anciano mago, la cita incluso parecía ser peor aún, aludiendo a su obsesión con las reliquias de la Muerte.

No, el proverbio elegido por Harry, tenía mucho más sentido hacía el tipo de vida de la pareja que el anterior. Severus era de los pocos que defendía el derecho del joven a modificar la tumba de sus padres y criticaba abiertamente la desfachatez del mundo mágico en considerar todo lo relacionado a los Potter como si fuera propiedad comunitaria.

Era como si por haber sobrevivido a Voldemort la primera vez, se considerara a Harry como un objeto, una propiedad, y siendo el vencedor de Voldemort (y que la gente obviaba la participación de toda la gente que ayudo a que eso pasara), se creían con aún más derecho a dictaminar cada aspecto de la vida de este joven en particular.

Ya había chismes y "cartas al editor" a El Profeta, donde muchos "preocupados magos y brujas" decían que era triste que un joven tan lleno de vida, estuviera desperdiciando su juventud, en vez de casarse con una buena bruja y formar una familia, o en su defecto, que consiguiera un trabajo donde contribuyera a la comunidad... como Auror o Político.

Severus solo se reía cuando leía estas "preocupaciones" de los comunes. ¿Qué acaso sentían que el sobrevivir una guerra les daba un derecho tácito sobre esos sobrevivientes? Era aún peor cuando uno recordaba que el mundo mágico, casi en su totalidad, creyó conveniente depositar todas sus esperanzas en un chico de 11 años (que fue cuando tuvo su segundo encuentro con Voldemort) y de ahí en adelante, fue sometido a la veleidosa opinión pública que lo alababan tanto como lo odiaban, dependiendo del humor de ese día.

Ya había visto ese efecto en los muggles famosos, donde bastaba solo un escándalo lo suficientemente jugoso para que las masas pidieran sus cabezas, y aunque luego demostraran su inocencia en cualquier acusación que se les hubiera hecho, siempre habría personas que seguirían creyendo lo peor de ellos.

La fama es un monstruo de varias cabezas y Harry jamás tuvo a alguien al lado que le ayudara a mantener los pies en la tierra, y sumado a eso, era naturalmente tímido. Estaba tan acostumbrado a lidiar solo con sus problemas, sin recurrir a los adultos, que muchas veces se puso en peligro, no pudo defenderse de las calumnias y algunas personas intentaron aprovecharse de su "ingenuidad".

Si no fuera porque además de todo lo anterior, también era terriblemente desconfiado y había aprendido a ver ciertos patrones en los adultos, hubiera sido aún más manipulado de lo que fue y es que su talón de Aquiles era llevar su corazón en la manga.

Severus sostenía que los Gryffindor como conjunto eran un grupo de tontos sentimentales que creían en las causas justas como una especie de blanco y negro, cuando la realidad es más bien matices de grises.

A veces, por muy buena persona que seas, te pasaran cosas malas y otras, por mucho que seas malvado, solo te pasaran cosas buenas. La mayoría de las personas tienen distintos balances de blanco y negro, dando matices de gris blanquecinos y otros tirándole a negro. La vida de Harry había sido de un gris oscuro, mientras la de Severus era casi negra.

Solo hasta ahora, ya cuando ambos estaban alejados por algunos años de la guerra, podían poner a descansar sus pensamientos que hasta el momento en que Voldemort finalmente fue derrotado, estaban concentrados en sobrevivir un momento más. Ya ni siquiera un día, un instante más.

Tanto Mort como Aisha, ocultos por sus poderes, observaron esta interacción de ambos con los muertos y durante toda la visita de los hombres, había un par de mariposas revoloteando alrededor. Ellos no las vieron, pero Mort y Aisha, sí.

Nuevamente, no eran especies que debieran estar ahí. Eran oriundas de América y más específicamente de las partes Norte y Centro de América. Los ayudantes que habían puesto a manejar sus Reinos durante su ausencia, les habían enviado un informe y al Reino de Mort habían entrado nuevas intrusas, todas con las mismas características de su origen y que no morían al permanecer en aquel Reino.

Si bien, ninguno de los dos Dioses tenían idea de que estaba sucediendo, si sabían que el misterio estaba ligado a esos dos hombres de alguna manera. Sin embargo, eso no indicaba si la naturaleza del fenómeno pertenecía a los Reinos Sobrenaturales o era algún tipo de magia inherente a esos dos individuos.

Familias como la Peverell tenían ciertas magias en sus líneas familiares que los hacía mejores para ciertos campos como la necromancia. Otros como los Prince era hábiles para detener la potencial muerte a menos de un milímetro de que sea irreversible. Sus pociones después de todo, eran las mejores de todo el mundo.

Harry, como el último Peverell, tenía el talento innato de hablar con los muertos, controlarlos, convocarlos y si se lo proponía, incluso podría traer a la vida a un muerto. Claro está que esa última función de su magia tendría un costo muy alto, pero siempre había rituales que permitían esa "vida" por unos pocos días, dándole un "cuerpo" temporal al difunto.

Severus, como el último Prince, tenía la habilidad inherente de dar cierta cantidad de vida. Sus pociones eran excepcionales porque su magia permitía a la vida imbuirse a través de ellas. De esa forma, una poción sanadora sería mejor, mucho mejor, que la de cualquier pocionista. Y extrañamente, eso también haría que los venenos funcionaran mejor, siendo mucho más rápidos en matar que si no tuvieran algo del don de la vida.

Ambos hombres tenían en común a Lily Potter, uno anhelando esa madre que se sacrificó por él cuando pudo haber huido y tener otro hijo, otra vida. El otro, anhelando obtener el perdón de sus pecados, aun habiendo expiado todos ellos, sintiéndose poco merecedor de la segunda oportunidad de vivir que se le había brindado.

Ambos Dioses fueron a una cafetería del pueblo y luego de obtener sus bebidas, ocultaron su presencia de los mortales nuevamente. Aisha siempre fue muy perceptiva con las emociones y le dijo a Mort que esos dos estaban sufriendo por sus muertos. Mort dijo que podrían usar el anillo, pero Aisha le explico que no era tan simple.

Mort pensaba que no debería ser tan complicado hablar con sus difuntos, aunque cuando escucho la explicación de Aisha, tuvo una idea más o menos aproximada de por qué sería difícil para cualquiera de los dos.

Ambos hombres anhelaban algo más que solo hablar unos minutos. Incluso si hablaran esos minutos a diario, siempre sería insuficiente, ya que no podrían obtener un elemento clave de la comunicación humana: el tacto.

Si bien, Harry podría traer temporalmente a la vida a cualquier difunto dispuesto a aguantar el dolor de la invocación terrenal, no veía como Harry le haría eso a cualquiera de sus padres, padrinos o amigos. Severus Snape se negaría a hacer cualquier cosa que lastimara a Lily y aunque la mujer estaría dispuesta a pasar por ese dolor, tanto Harry como Severus, estarían de acuerdo en vivir sin volver a tocar a la mujer hasta que ellos mismos cruzaran el Velo.

Severus quizás aceptaría que James Potter sufriera ese tormento, o cualquiera de los infames Merodeadores, pero Harry no permitiría que ninguno pasase ese dolor, incluso sabiendo que podría tocarlos, aunque sea unas horas.

Viendo las cosas así, ambos magos estaban en un impase que ni ellos mismos sabían estaban.