Capítulo 4


Severus Snape era fiel creyente de la reciprocidad. Creía que los favores recibidos debían ser pagados, ya fuera que un favor que él recibió, lo pagara, así como un favor que él diera, le fuera pagado. Además de eso, también creía en el karma. Muchos magos tachaban el karma como un invento muggle, de la creencia "mágica" donde amontonaban la ciencia, dogmas religiosos y este tipo de creencias más cercanas al misticismo.

Si bien Severus sabía que no siempre los malos o buenos recibían lo que merecían en su vida mortal, creía que en la siguiente vida lo harían si no hubieran tenido su karma en esta vida. Es por lo que podía levantarse por las mañanas, ya que pensaba que todo este tormento que había sido su vida hasta ahora, era solo karma de una vida anterior y que cuando él muriera en el tiempo que le estaba designado, pasaría a otra vida y con suerte, este karma ya estaría pagado y tendría una mejor vida.

Sin embargo, se preguntaba qué habría hecho Potter en su vida pasada para haber pagado tanto karma. En esta vida era una persona bastante agradable y leal. Todas sus desgracias no parecían tener ningún sentido, excepto que un maníaco se obsesionó con matarlo. Snape pensaba que en su vida anterior debió ser algún tipo de Señor Oscuro pero no podía imaginar qué tipo de maldades podría haber hecho Potter, porque su karma parecía exagerado para cualquier tipo de mala acción, excepto un Señor Oscuro peor que el que él mismo pudiera haber sido.

Y si creía en el karma, también creía en el destino.

Desde que Potter entró a la escuela, Snape sintió un tirón en su magia y supo que su destino estaría ligado a este niño en particular. Algunos idiotas pensarían que el llamado hilo del destino, solo se refería a parejas románticas pero no era así. Él sintió el mismo tirón con Lily y ella se convirtió en su mejor amiga, aunque él si desarrollo sentimientos románticos hacia ella, ella hacía él, no.

Más tarde, ya en su vida adulta, Snape entendió que su rol en la vida de Lily había sido la de ser su protector y había fracasado en esa empresa. Mucho antes de su muerte, él ya había prometido proteger a ese niño que ella había dado a luz. No era solo su promesa a Dumbledore, en su corazón, sentía que es lo mínimo que le debía a la mujer que le permitió un momento de paz en su sombría existencia.

Quizás fue por esa promesa que un nuevo hilo del destino se tejió entre Harry Potter y Severus Snape. Snape no lo sabía. Solo sabía que hasta que él o Potter murieran, en realidad, siempre estaría destinado a buscar el bienestar del muchacho.

Si Potter se hubiera casado con Ginevra Weasley, su vida como protector habría sido infinitamente más fácil, ya que lo vería feliz, seguramente con hijos y una amorosa familia dispuesta a proveerle todo el amor que se perdió en su infancia. Pero el muchacho tenía otras ideas.

Aunque aceptaba su decisión de no casarse con una mujer que a ambos les recordaba a Lily (hablando de complejos de Edipo), Snape también se preguntaba por qué Potter no quiso ese matrimonio.

Quizás no casarse con la pelirroja, pero había más mujeres que ella. Estaba Lovegood, una mujer inteligente, sensible y que no estaba impresionada por el estatus de famoso de Potter. Sin embargo, al parecer Lovegood tenía otros planes que no incluían el matrimonio por el momento y Snape se preguntaba si Potter lo sabía y por eso no había intentado nada con la linda rubia.

O quizás se debía a que las pulsiones románticas del hombre estaban con los de su mismo género.

Esa siempre era una posibilidad. Quizás no quiso casarse con la pelirroja porque le gustaba el hermano en secreto o alguno de los hermanos mayores. Había muchas posibles respuestas y en realidad, a Snape no le importaba. Solo quería que el joven se mantuviera vivo el mayor tiempo posible y no se preocuparía por él, a menos que notara alguna de las señales de aquellos que quieren cruzar el Velo por su propio pie.

Severus Snape pensaba en todo esto mientras caminaba hacia el cementerio de Godric's Hollow. Sin embargo, esta vez ya había alguien ahí. Precisamente la persona que ocupaba muchos de sus pensamientos anteriores.

Harry Potter estaba sentado en flor de loto sobre una manta a cuadros. Frente a él había un plato de comida de picnic (pollo rebozado, algunas verduras asadas y un panecillo). Conforme se fue acercando, Snape notó que al frente de la lápida, había otros dos platos con la misma comida que la del chico. En medio de los platos había unos refrescos para cada plato y un florero con flores silvestres.

También había algunas velas encendidas y una foto de ambos Potters, sonriendo mientras bailaban en una especie de plaza. Potter estaba comiendo su comida mientras hablaba con sus padres fallecidos, diciéndoles sobre sus últimos descubrimientos en Foyle's.

Conforme más hablaba Potter, más se sentía su pasión alrededor de esta especie de tradición de un país americano. Al parecer, había toda una tradición que se hacía alrededor de la Muerte. Un poco como el Samhain practicado por los wiccanos y paganos, donde se dejaba un plato de comida para los ancestros que visitarían la tierra de los mortales durante ese día, pero lo que describía Potter tenía varios elementos ritualistas.

Escuchando al Gryffindor, Snape entendía mejor la disposición de picnic que había hecho Potter. Si bien no era la fecha correcta, ni tenía todos los elementos tradicionales, Potter intentaba emular una especie de convivencia con sus padres.

Si no fuera por una extraña aparición en el cementerio, Snape habría creído que todo este "ritual" era una tontería pero esa aparición demostraba que había algo de verdad en la tradición. Una mariposa que él sabía que no debería estar en su país, estaba volando alrededor de Potter.

Era una mariposa negra y roja que él sabía provenía de América. No estaba seguro de que país pero si sabía que estaba entre los centroamericanos y México. No había zoológicos a la redonda en varios kilómetros que pudieran tener un Mariposario y esos zoológicos controlaban mucho a sus individuos, ya que muchas especies eran muy delicadas para el clima inglés. Afuera de esos entornos, morían rápidamente, pero esta mariposa revoloteaba cómodamente alrededor del chico.

Impelido por algún tipo de fuerza desconocida, Snape encamino sus pasos hacia el joven, que escuchando pasos cerca, se levantó rápidamente y apunto con su varita al otro mago. Snape estaba complacido de ver que el joven no había perdido sus reflejos y una vez que vio quien era, Harry relajo su postura y guardo su varita.

—Profesor Snape, buenas tardes, ¿Qué lo trae por aquí el día de hoy? —.

Snape levantó una ceja a modo de sarcasmo pero de todos modos sacó de los bolsillos de su túnica aquella maceta. Harry estaba un poco extrañado de la maceta, ya que era una petunia azul. Luego, vio como su antiguo profesor depositaba la maceta debajo del nombre de su madre y se inclinaba ante ella a modo de presentarle sus respetos.

Harry no interrumpió al profesor en esto.

—Vine a hacer lo que usted también está haciendo Potter, presento mis respetos a su madre y mi mejor amiga—.

Harry asintió y sintió una especie de impulso—¿Le gustaría compartir mi manta? Digo, debe ser incomodo estar parado mientras habla con mamá. Si prefiere, puedo irme unos minutos para darle privacidad—.

Severus Snape pareció estar sopesando esta opción y al final, esa misma fuerza desconocida que le llevó a acercarse al chico, hablo por él—Gracias, apreció la oferta—Dicho esto, Snape se sentó con las piernas extendidas, cerrando los ojos y pensando en todas las cosas que quería decirle a su amiga.

—¿Quiere que me retire entonces, profesor? —.

Snape negó con la cabeza y ambos se sumieron en un extraño silencio. Harry continúo comiendo y en un momento dado, sacó más comida y le ofreció un plato a Snape. Esa fuerza invisible que estaba guiando sus decisiones, le insto a Snape a aceptar la rama de olivo ofrecida y ahora ambos estaban comiendo.

Era algo extraño pero tranquilizador, como si estuvieran comiendo realmente con estas personas ya fallecidas. Y como si todo esto no fuera surrealista por sí mismo, a la extraña mariposa que estaba revoloteando a Harry, se le unió una de color azul vibrante. Otra especie que no debería estar en el país y esta se estaba dirigiendo hacia Snape, quien pronto se vio con el animalito sobre su hombro.

Harry notó a la mariposa sobre el hombro de Snape, pero no dijo nada. Hace años, cuando era un adolescente, no habría dudado en decir algún comentario sobre si la mariposa indicaba algo sobre sus preferencias o algo así, pero ahora era un adulto y había pasado un infierno. Podía empatizar con las personas que también habían pasado uno y de todos los combatientes, Snape era el que podía comprender mejor a Harry, dada su educación en la infancia.

El chico sencillamente ignoro al pequeño animalito y notó que una mariposa estaba posándose sobre el mantel, cerca de su pie izquierdo. Snape estaba a su derecha y la mariposa estaba sobre su hombro derecho. Quizás estas mariposas eran amigas. Ese pensamiento hizo sonreír tímidamente a Harry.

Snape observó que la mariposa que había notado, estaba ahora mucho más cerca de Potter y sonrió al pensar en la absurda idea de que estas dos mariposas, quizás fueran amigas. No sonrió, pero le pareció divertido pensar una tontería así. Quizás porque era algo que Lily también hubiera pensado.

Ella siempre tenía algunas teorías locas que compartir. La más loca que le escuchó alguna vez fue que Sirius Black estaba secretamente enamorado de él y por eso centraba sus peores bromas en él.

Snape sostenía que si hubiera una relación homoerótica que deseara Black, esa sería con Lupin, que en ese tiempo se desconocía fuera un hombre lobo.

Sin decirse nada, luego de poco menos de una hora, ambos hombres se levantaron y luego de guardar las cosas, emprendieron el camino hacia afuera del cementerio. Como muchos lugares mágicos, el cementerio estaba impedido para que la gente se Apareciera dentro de él, ya fuera tanto para salir de ahí como para entrar.

Siguieron caminando juntos hasta el punto de Aparición y Harry, impulsado por esta fuerza extraña que había dominado todo este encuentro, decidió invitar a cenar a Snape. Rápidamente aclaro que era solo porque quería que le contara sobre su madre, aunque si era muy doloroso, entendería que el hombre rechazara la oferta.

Snape, sabiendo que él era uno de los últimos vínculos que tenía Harry con al menos uno de sus padres (dudaba que Petunia le pudiera hablar positivamente sobre Lily), no tuvo el corazón tan duro como para negarse y aceptó la invitación. Harry le dio las claves para su hogar por flu y se despidió del hombre.

Solo hasta que Harry Potter se Desapareció, Severus Snape se preguntaba si no había puesto en funcionamiento algo peligroso, pero como muchas cosas, no sabría si eso era posible hasta que los engranajes del Destino empezaran su marcha y hasta ese momento, ignoraba si estos habían empezado a trabajar o no.

Por fortuna o desgracia, depende de a quien se le preguntara a futuro, el presentimiento de Severus Snape era el correcto y los engranajes de Destino habían empezado a girar y Destino estaba extrañada de esto, ya que estos engranajes en particular, no habían girado desde mucho antes del nacimiento de Cristo.