Advertencia: Mención de racismo, espero no ofender a nadie con lo que se menciona más abajo.
Here We Go...
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Charlotte estaba sentada en su cama en posición de loto, navegando por el sitio web en busca de un empleo. Sus padres le habían dicho que no era necesario, ellos podían solventar sus gastos hasta que terminara la escuela y pudiera ir a estudiar a una buena universidad y conseguirse un empleo con el que mantenerse. Pero ella era terca y decidida.
Además, quería experimentar que se sentía tener la responsabilidad de estudiar y trabajar antes de tener que hacerlo cuando tuviera que mantenerse a si misma. Así ya sabría que esperar y no se encontraría con ninguna sorpresa inesperada.
Eso y quería poder tener su propio dinero y sentir el orgullo de poder decir que algo que tuviera lo había conseguido con el sudor de su propia frente y no con el dinero de sus padres. Ver cómo Henry y Jasper lo hacian había sido un empujón más entre varios incentivos para finalmente decidirse a conseguir un empleo.
Sus padres, viendo lo determinada que estaba a empezar a ser responsable en ese momento para estar preparada más adelante, se sintieron orgullosos de ella y finalmente le dieron permiso, siempre y cuando les prometiera que ni sus notas ni su asistencia a la escuela se verían afectadas.
Ahora, aunque había seguido el ejemplo de sus amigos, no quería seguirlos literalmente. Ellos trabajaban atendiendo una tienda de baratijas, y aunque era un trabajo respetable, no era exactamente lo que a ella le gustaría. Ella quería algo que fuera más desafiante, algo en lo que pudiera utilizar su inteligencia y su razonamiento.
Claro, en Swellview eso era algo un poco extraño de conseguir para una adolescente todavía en la escuela, lo más que podía aspirar era a trabajar de camarera en algún restaurante de comida rápida o atender la caja en una gasolinera. No que fueran trabajos menores, solo que no sentía que fueran a darle la experiencia que ella deseaba.
Fue por eso que se sorprendió al encontrar ese claro y directo anuncio para un trabajo.
Los requisitos necesarios ella podía decir que los cumplía a la perfección. Sin embargo, lo de estar dispuesto a lidiar con un jefe probablemente amargado y malhumorado le quitaba atractivo.
No lo descartó de inmediato, sino que lo apuntó entre sus opciones y siguió su búsqueda.
Luego de un par de horas, dio su tarea por terminada, y se encontró con que había conseguido al menos cuatro opciones a las que le daría un vistazo, dejando la primera que le llamó la atención para lo último.
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Su primera opción era una tienda de ropa. El trabajo sería sencillo, debía atender a los clientes y ofrecerles opciones según lo que podía ver, como que colores iban a sentarles mejor, o que estilos les favorecían. No era un trabajo muy interesante o desafiante, pero pagaban bien y ella tenía muy buen gusto. Su segunda opción se trataba de ayudante en una tienda de informática, pero fue una oferta que descartó cuando notó la clase de mirada que le echaba el dueño mientras le explicaba que su trabajo sería atender la caja y servirle café...y que solo serían ellos dos. Ni siquiera se lo pensó, se despidió amable pero rápidamente y salió de ahí de inmediato.
La tercera opción era ser asistente personal de una ejecutiva que ocupaba un puesto encumbrado en Evil.Inc pero la mujer resultó ser una racista que ni siquiera le dio tiempo a presentarse antes de descartarla porque no quería nadie de su color de piel a su alrededor. Decir que eso la enfureció sería un eufemismo, tuvo ganas de jalarla del cabello y arrancarle sus estúpidas extensiones pero decidió ser la mejor persona y marcharse de allí sin dejar que sus palabras hirientes la afectaran. No iba a darle el gusto de llorar o rebajarse a su nivel e insultarla.
Eso la dejó con la cuarta y última opción, para la cual tanto Henry como Jasper se ofrecieron a acompañarla y ella los dejó porque la dirección señalaba el lugar en una parte algo solitaria de la ciudad. Era valiente e independiente pero no estúpida.
—¿Seguro que quieres probar aquí?
Henry alzó los ojos hacia la tienda de reparación con cierta duda. Varios artículos electrónicos podían verse a través de las ventanas de vidrio borroso, y el cartel sobre la fachada decía simplemente "Taller de reparación de electrodomésticos", sin ningún nombre ni nada.
—Sabes que la oferta de Ray de contratarte sigue en pie —le recordó su amigo, regresando la vista a ella.
—Agradezco su gesto, pero quiero conseguir un empleo por mis aptitudes y no por amistad —comentó Charlotte.
Ray era un buen sujeto si algo inmaduro, y al saber que ella buscaba empleo le dijo a Henry que era bienvenida si quería, que él le encontraría algo que hacer. Pero ella era orgullosa y quería alcanzar el éxito por su cuenta.
—Además ya concerté una cita con el dueño —añadió—. Está esperando adentro, vamos.
Caminó decidida hacia el interior y abrió la puerta seguida de sus dos amigos, que mientras ella se dirigía al mostrador para hacer sonar la campanita y llamar al dueño, se quedaron curioseando.
En su oficina en la tienda, Drex estaba observando la cámara de vigilancia, vestido de manera informal. Vio sorprendido cómo los tres jóvenes ingresaban a la tienda y mientras la chica se dirigía directo al mostrador, los otros dos se quedaban atrás.
Genial, pensó con ironía. De todas las personas, la única persona que había respondido a su anuncio que valía la pena tenía que tratarse de la amiga de Henry Hart.
Nunca había reparado mucho en como se llamaba la joven miembro del equipo, la había visto solo un par de veces en su antigua línea temporal, por eso su nombre no hizo sonar ninguna alarma en su cerebro. Pero ahora estaba ahí esperando por él y era la única que al parecer estaba capacitada para el puesto.
¿Que podía hacer? ¿Qué debía hacer? Todavía odiaba a Henry con todas sus fuerzas, pero no tenía nada en contra de la chica exactamente. Al estar paralizado en ese almacén, ella nunca se detuvo a burlarse de su suerte, mayormente lo ignoraba como si no hubiera una persona allí. Y por lo que había enviado sobre sí misma, podía afirmar que era lista, toda una hazaña en este pueblo lleno de tontos.
Suspiró, tenía que tomar una decisión rápido. Después de semanas, nadie más había cumplido con sus expectativas, no en la medida en que ella lo hacía. Ella era una joya rara, por así decirlo, podría terminar siendo realmente útil.
Apagó el monitor y se levantó, caminando hacia la salida y emergiendo de su oficina.
Charlotte estaba mirando a su alrededor a la escasa y aburrida decoración del lugar, imaginando que podía ser un reflejo de su –si todo salía bien– futuro jefe. Sencillo y directo. Pero entonces el sonido de una puerta abriéndose la hizo pasar su mirada de la apagada pintura blanca de las paredes a ese punto, viendo emerger de esa sala a un hombre tal vez de menos edad que Ray.
Era rubio, alto, fornido, serio y con un guante cubriendo su mano izquierda. Apenas verla le dio una mirada evaluativa. No se sintió como la despectiva mirada de esa horrible mujer, más bien la suya fue fría y calculadora, como si con sus ojos quisiera asegurarse de que ella era todo lo que su hoja de aplicación decía.
—Charlotte Page asumo —fueron sus primeras palabras.
Su voz era varonil y coincidía con su porte. Sintió sus mejillas calentarse porque era más apuesto de lo que se había esperado. Había esperado un hombre, sí, pero en realidad, había esperado un hombre mayor amable o uno bajito y con aires de nerd como en una sitcom, quizas hasta extranjero de algún país raro. Incluso uno igual de discriminativo que la mujer. Pero esto superaba sus expectativas.
Para bien.
—Sí, señor —respondió la chica,felicitándose porque su voz no salió entrecortada ni demasiado aguda.
Drex asintió, cruzando sus fuertes brazos que sobresalían bajo la tela de su chaqueta de cuero. Los ojos de la chica se detuvieron en ellos durante unos segundos, pero él no lo notó porque se centró en sus compañeros. Mantuvo una expresión en blanco por fuera, pero por dentro se reía de manera burlona por las miradas cautelosas, inseguras y un poco asustadas que los niños le estaban dando.
Se centró más en su enemigo número uno, el que más odiaba. Como era de esperar, Henry fue quien superó su primera impresión más rápido y trató de mostrarse valiente, inflando el pecho todo lo que pudo para tratar de ser intimidante. Algo un poco difícil cuando Drex recordó que, mientras él mismo era indestructible, poseía una fuerza increíble y tenía más experiencia en la batalla, el mocoso frente a él no había adquirido la experiencia suficiente para mostrarse como una amenaza.
Puso una media sonrisa de presunción apenas perceptible cuando el chico no pudo mantener su mirada de acero al final. Al darse cuenta del incómodo intercambio entre ellos, Charlotte se aclaró la garganta para recordarles que ella estaba allí y él le devolvió la mirada y la atención.
—Ellos son mis amigos, me acompañaron porque su tienda no esta en la zona más segura de la ciudad —explicó, esperando que eso no influyera para mal.
Drex volvió a mirar a los chicos. Todavía lo miraban con extrañeza, el chico de pelo rizado con un ligero miedo, su enemigo con sospecha y desgana. Y era de esperarse, él era un hombre adulto bastante intimidante y su amiga era una chica bonita y frágil comparada con él. Pero no había rastro de reconocimiento en sus miradas. Solo lo conocían como el tipo para el que su amiga quería trabajar. Se habían olvidado por completo de quien había sido él.
—Bien —aceptó, enviándoles una aguda pero breve media sonrisa de satisfacción por sus reacciones, luego volvió su atención a la chica—. Imagino que le diste una repasada a las labores que necesito que lleves a cabo.
—Sí, mis labores serían atender a los clientes, llevar las cuentas, llevar un inventario, recibir los pedidos de partes y hacer los pedidos necesarios, además de limpieza —contestó de memoria.
Al concertar el encuentro, Drex le había enviado una lista de lo que esperaba. Antes de mostrarle a qué se dedicaría realmente, quería asegurarse de que fuera confiable y responsable de verdad y que no solo estuviera mintiendo.
—De acuerdo, ahora dime ¿Por qué quieres este empleo? —cuestionó.
—Quiero ganar mi propio dinero y no depender tanto de mis padres, conseguir experiencia laboral antes de ir a la universidad y poder ahorrar para mi futuro —contestó con honestidad y seguridad.
Drex la observó con cuidado mientras respondía, convenciendose de que ella estaba diciendo la verdad sobre sus motivos. Así que tenía ambiciones. Ya había pasado la primera prueba, ahora solo debía ponerla a trabajar y evaluarla mejor.
—Bien, si lo quieres tienes el empleo —decidió.
Además, era la única postulante a la que creía que podía aguantar. Y no temía que el pasado que había borrado de la línea del tiempo interfiriera entre ellos. Dejándose guiar por lo que había visto de sus amigos, ella no lo reconocería tampoco.
Aparte de esas razones, estaba el detalle de que quien una vez hubo sido un pilar en la vida de Ray y Henry ahora trabajaría para él. No solo les había arrebatado los poderes, el puesto y sus memorias, también a la chica.
Tal chica forcejeó consigo misma para que su rostro no se partiera en dos con una sonrisa de logro y orgullo por haberlo conseguido. De todas, esa opción era la que más desafíos iba a presentarle y estaba lista para enfrentarlos.
—Si lo quiero.
Él le dio una fugaz media sonrisa por su emoción y una rápida mirada a sus amigos le dejó saber que ellos no estaban del todo de acuerdo con su elección pero no se atreverían a interferir o discutir en su decisión. Al menos no con él presente.
—Bien, comienzas el lunes en la tarde, y como sé que estas cursando la secundaria, tienes permitido traer tus cosas si quieres hacer tarea en tu tiempo libre o trabajar en algo siempre y cuando no interfiera con el trabajo —advirtió.
Otra media sonrisa curvo sus labios casi imperceptiblemente cuando la vio perder su batalla interior y esbozar una sonrisa agradecida. Esta chica era aplicada y estudiosa, hasta ese momento estaba dando buenos signos.
—Volveré el lunes sin falta —prometió.
Drex asintió y descruzó sus brazos para sacar de su bolsillo una tarjeta con su número para mantenerse en contacto por cualquier eventualidad. Eso se veía más profesional y era menos probable que se malinterpretara que el que él le pasara su número o pidiera el suyo.
—Puedes contactarme ante cualquier duda o pregunta ¿Algo más?
—¿Qué hay de los fines de semana?
—La tienda solo abre de lunes a viernes, el fin de semana lo tendrás libre.
"Hasta que decida si eres la asistente adecuada" pensó.
Ella asintió y se guardó la tarjeta, luego le dedicó una sonrisa educada.
—Esta bien, hasta el lunes entonces ¿Señor...?
—Drex —respondió el adulto—. Solo llámame Drex.
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Drex cambió la línea de tiempo, así que Ray no es indestructible pero si es dueño de Basura Y Más. Charlotte nunca entró a trabajar con Henry porque nunca descubrió su secreto y por ende su ayuda no era necesaria.
Drex trata de ganarse la confianza de su nueva empleada, de ahí su comportamiento cortés con ella, pero traté de que quede claro que sigue odiando a sus enemigos y que no piensa mostrarse amistoso con ellos bajo ninguna circunstancia.
See Ya!
H. C.
