Las Villanas de Saint Michael's

Capítulo 3 - Baño con Onee-chan

Habitación de baño

Sin previo aviso mientras me tocaba las tetas frente al espejo del baño de nuestra casa, la puerta se abre y quien entra por ella es nadie menos que mi hermana mayor, Rushia Inatori.

– Buenas noches, hermanita.

– ¡¿O-Onee-chan?! – grito bastante sorprendida soltando mis tetas al instante y uso uno de mis brazos para cubrirlas.

– Vaya, veo que ya empezaste sin mi. Por favor, continua si lo deseas, solo que aún no te vayas a venir ¿Sí?

– ¡¿Q-Q-Qué rayos estás diciendo?! ¿Qué estás haciendo aquí?

– Vine a tomar mi baño, por supuesto.

– Pero yo… pensé que… ¿No escuchaste que ya había entrado?

– Pero claro que lo escuché, de hecho estaba esperando a que entraras para entrar yo también ¿No es obvio? ¿Por qué te sorprende tanto?

– Bueno, es que yo…

– Relájate, somos hermanas después de todo. Es bastante normal que las hermanas tomen baños juntas ¿No es así?

– Bueno…

Lo había olvidado. Al haber crecido como una hija única, toda la vida me he bañado sola. Jamás he sabido lo que es tener una hermana o lo que las hermanas hacen para pasar el tiempo entre ellas. Supongo que si ella lo dice, tomar baños juntas es lo que las hermanas hacen ¿Cierto?

– ¿Lo ves? No tiene nada malo. Así que vamos, baja esos brazos que al final y al cabo, no voy a ver nada que no haya visto ya un millón de veces.

– O-Onee-chan…

Algo avergonzada hago lo que me dice una vez que se ha volteado y veo como ella también se empieza a quitar una a una de las prendas de su cuerpo.

Al igual que yo, comienza por quitarse su blusa y las calcetas de sus pies. Después procede a desabrochar su falda dejándola caer al suelo, para después desabrochar su bracier y deslizar sus panties por sus largas y esbeltas piernas hasta dejarlas fuera y quedar completamente desnuda, al igual que yo.

No puedo evitar admirarla. El cuerpo desnudo de una auténtica colegiala de Saint Michael's justo frente a mí. Y no es por nada, pero el cuerpo de mi hermana no tiene nada que envidiar al de las otras mejores parejas.

Por más que lo intento, no puedo evitar sentirme un poco excitada cuando la veo, pero antes de que pueda decir algo, mi hermana voltea conmigo y me dice.

– Bueno, ahora que ambas estamos desnudas, es hora de lavarte.

– ¡¿Eh?! E-Eso no es necesario, puedo hacerlo yo sola.

– Descuida, Kurara, relájate. Tú solo siéntate y deja que tu Onee-chan te lave como siempre ¿De acuerdo?

– O-Onee-chan…

Sin poder decir más protesta, mi hermana me lleva hacia el banco del baño donde me sienta y trae la esponja y jabón para el cabello con ella para comenzar a lavarme.

– Muy bien, ahora ¿Por dónde empezamos? – dice juguetona.

Empieza por echarme algo de agua en la cabeza y lavar mi cabello con sus finas y delicadas manos al tiempo que tararea una canción.

Mi Kurara, mi querida Kurara, como la quiero tanto.

Una vez termina, toma la esponja en sus manos y dice.

– Ahora levanta los brazos para que pueda lavarte bien debajo de ellos.

– ¿Uh? Kyaaaa.

Rushia lo hace por mí y comienza a lavarme por todo el cuerpo con aquella esponja.

Iniciando debajo de los brazos, después los brazos, las piernas, los pies y después procede a lavar mi espalda y mi pecho de una manera muy sensual mientras lo hace.

– Ah, los pechos de mi querida Kurara, son tan redondos y firmes, y me parece que crecen más cada día. Me pregunto si será gracias al tratamiento especial que les damos, hermanita.

– O-Onee-chan…

No puedo evitar estar excitada, estoy en mi límite. No es algo de lo que me sienta orgullosa pero en mi sueño, no solía ser una mujer que tuviera tanta suerte con otras mujeres, y mis noches de pasión como adulta… bueno, digamos que solían ser únicamente con los dedos de mi mano derecha y unos cuantos apretones de la izquierda.

Cruzo mis piernas tanto como puedo para que no vea mis jugos correr por ellas, cuando Rushia baja el ritmo en su lavado y procede a lavar mi espalda diciendo.

– Estas tan diferente el día de hoy.

– ¿De verdad?

– Sí, estás tan callada y tensa, normalmente para este punto, ya me estarías regañando pidiéndome que te lave más rápido o donde te gusta. Dime ¿Pasó algo malo en la escuela?

– Bueno… no sé si podría decirse que así es.

– Ya veo.

Rushia suelta la esponja y me abraza por detrás, apretando sus tetas desnudas contra mi espalda.

– Esto ¿Te hace sentir mejor?

– Sí… un poco.

– Me alegro. Sabes que puedes contarme lo que sea ¿Verdad?

– Sí… lo sé. Muchas gracias, Onee-chan.

Le digo bastante sonrojada al sentir esas enormes tetas contra mi espalda.

"Esto es terrible… a este paso ella se va a dar cuenta que yo… estoy excitada por ella. Pero somos hermanas, eso jamás podría pasar ¿Verdad?".

Antes de que pueda hallar respuesta a esa pregunta, Rushia se separa de mí y va por la canasta de agua para echármela sobre la cabeza y enjuagar mi cuerpo.

– Listo, ya estás lista para la tina. Vayamos, Kurara.

Dicho eso, Rushia me toma de la mano para levantarme y me lleva con ella hasta la enorme bañera que tenemos.

A pesar del enorme espacio de la misma y que bien podríamos estar separadas, ella me sienta delante de ella de tal manera que nuestros cuerpos quedan unidos, una vez más conmigo descansando mi espalda sobre sus enormes pechos.

– ¡Ah, que deliciosa esta el agua! ¿No lo crees, Kurara?

– S-Sí, está muy deliciosa, Onee-chan.

– Ara, pero no tanto como tú, hermanita.

– ¿O-Onee-chan?

Sin previo aviso, mi hermana lleva sus manos hacia mis muslos y comienza a acariciarlos arriba abajo bajo el agua.

– Estás tan tensa hermanita. Se que hay algo que no me estás queriendo contar y esta bien si no quieres hacerlo. Quiero que sepas que yo siempre estaré aquí si en algún momento quieres contármelo. Pero por ahora ¿Qué te parece si te ayudo a liberar un poco de esa tensión que tienes? De la manera… habitual.

– ¿O-Onee-chan?

– ¿Te gustaría que haga lo de siempre, Kurara?

En ese momento, Rushia lleva una de sus manos hacia mi abdomen y la otra la posa suavemente sobre mi entrepierna, en la entrada de mis pétalos.

– ¡Kyaaaaaaaaaa! ¡Onee-chan!

– ¿Qué sucede, Kurara? ¿No puedes esperar más a que los ponga dentro de ti? Eres tan linda.

– O-Onee-chan… ¿Qué estás haciendo? Acaso no… ¿Somos hermanas?

– Claro que somos hermanas. Las hermanas hacen esto todo el tiempo ¿Acaso no lo sabías?

– Estoy casi segura de que eso no es nada cierto. ¡Kyaaaaaaa!

Rushia mete uno de sus dedos y comienza a recorrer suavemente arriba abajo mi interior.

"Esto es… ¡No puedo creerlo! Había notado que Onee-chan era muy cariñosa, sobre todo después del beso en la mañana que me dio en la mejilla y después cuando quiso bañarse conmigo e incluso lavarme, pero esto… en verdad… ¡¿Tengo una relación incestuosa con mi hermana?!".

Supongo que no debería sorprenderme, después de todo, las relaciones incestuosas suelen ser un tema recurrente en Sono Hanabira, como con Kaede y Sara que son primas, o incluso Aya y Ai que son hermanas gemelas.

– ¿Qué sucede, Kurara? ¿Acaso hoy no te sientes con ganas? Eso es una lastima – dice riendo mientras recarga su barbilla sobre mi hombro y acerca aún más mi cuerpo contra el suyo de tal forma que puedo sentir perfectamente la forma de sus pechos contra mi espalda y su vagina chocando contra mi trasero allá abajo – Me pregunto si habrá algo que pueda hacer para hacerte cambiar de opinión, hermanita.

Al decir esto, lleva uno de sus dedos hacia mi clítoris, el cual comienza a acariciar con mucha pasión al mismo tiempo que usa sus labios y su lengua para besarme en la oreja.

– O-Onee-chan… Onee-chan…

– Sí, esa soy yo, tu Onee-chan… quiero escucharte gemir más… quiero que te vengas por mí, tu Onee-chan…

– Onee-chan… ¡Aaaaaaaaaaaahhhhhh!

Finalmente me dejo llevar por sus caricias mientras usa su mano izquierda para acariciar mis tetas y su mano derecha para acariciar mis pétalos aún sin meter sus dedos en lo más profundo de mí.

– ¿Qué dices, hermanita? ¿Ya estás lista para recibir mis dedos? No los meteré hasta que lo escuché explícitamente de ti. Así que dime hermanita ¿Quieres que te los meta ya?

– O-Onee-chan… sí, por favor – susurro.

– ¿Disculpa? Perdón, es que no te escuché ¿Podrías ser un poco más clara con lo que quieres, por favor?

– ¡Aaaaaaaaaahhhhhh!

Onee-chan aprovecha para darle un pequeño pellizco a mi clítoris que hace que me retuerza de placer y le digo.

– ¡Sí, por favor! Méteme ya tus dedos, por favor.

– Por favor ¿Quién?

– Por favor, quiero tus dedos allá adentro, Onee-chan.

– Oh, hermanita… ¡Oh, hermanita!

– ¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!

Sin hacerme esperar más, Rushia lleva dos de sus dedos hacia mis pétalos y los inserta en lo más profundo de mí, haciéndome sentir un nuevo mundo de placer. Una placer mucho más allá que cualquiera que hubiera imaginado.

"¡Increíble! Esta sensación es mucho más increíble que cualquiera que haya vivido. Es mucho mejor que cuando me lo hago yo sola".

– Ah, Kurara, déjame escuchar más de esos delicioso gemidos tuyos, por favor.

Dice mientras toma una de mis tetas en mano y la aplasta tanto como si quisiera exprimirla.

– Onee-chan… esto es increíble, esto se siente tan bien que yo… no voy a resistir mucho más, me vengo ¡Me voy a venir!

– Hazlo, por favor Kurara, quiero ver que te vengas por mis dedos, quiero sentir tus jugos en mis dedos saliendo de ti.

– Onee-chan… Onee-chan… Onee-chan, Onee-chan, Onee-chan… ¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!

Finalmente ya no aguanto más y una gran ola de mis jugos acaba saliendo de mi interior, fundiéndose con el agua que nos rodea y unos pocos quedan impregnados en los dedos de mi hermana. Los cuales saca y los lleva directo a su boca.

– Ah, eso se sintió fabuloso, tan deliciosos los jugos de mi Kurara.

Limpia sus dedos de mis jugos con su boca y al terminar, se vuelve para abrazarme y me dice.

– Solo hace falta una cosa para dar por terminado el tratamiento de Onee-chan.

– ¿Uh? Y ¿Qué es eso?

– Eso sería esto, por supuesto.

Rushia gira para mi cabeza para que la vea y une nuestros labios en un completo beso en los labios, lleno de todo su amor y de su lengua.

Siento su lengua recorrer todo el interior de mi boca, recolectando toda la saliva que puede hasta que nos gana la falta de aire y al separarnos, una fina línea de saliva aún une nuestros labios.

– ¿Te gustó como se sintió eso, Kurara?

– Sí… fue increíble. Eres la mejor, Onee-chan.

– Kurara… ¿Lo dices en serio? Eso me hace… tan feliz. Me alegra tanto escuchar que al fin me reconozcas.

– Onee-chan…

Me da mucho miedo preguntar cómo era yo anteriormente con ella, así que prefiero no preguntarle y le digo.

– Estuviste increíble, Onee-chan, gracias por hacerme sentir mejor.

– Kurara… Te amo tanto, hermanita mía.

– Rushia… yo… también te amo, Onee-chan.

Nos quedamos con ese brazo en la bañera, hasta que finalmente Rushia se separa aún con par de lagrimas en los ojos y me dice.

– Gracias Kurara por ser tan buena hermanita, te dejaré un rato para que te relajes y disfrutes del agua ¿Sale?

– ¿Uh? Pero…

Estoy a punto de pedirle que no se vaya, hasta que veo como Rushia sale de la bañera y disfruto de la maravillosa vista de cómo el agua cae por su esplendoroso y magnífico cuerpo desnudo.

Disfruto de la vista de su trasero y su espalda desnudas y las gotas de agua que caen por ello hasta sus piernas, hasta que toma una de las toallas del baño y la usa para cubrir su cuerpo, así como otra para su cabello.

Esta a punto de irse, hasta que le digo.

– Espera, Onee-chan. De verdad ¿Te vas a ir?

– Por supuesto, después de todo, debo ir a secarme y cambiarme la pijama. Aunque claro que cuento contigo para visitarte más tarde esta noche y hacer lo habitual ¿Verdad? Y quizás esta noche… ¿Podrías devolverme un poco el favor?

Dice levantando un poco su toalla para que pueda ver su entrepierna.

– Onee-chan… por… por supuesto, sí.

– ¡Que bien! Entonces, te veo más tarde en tu cuarto, hermanita.

Me manda un beso al aire y sale de la habitación de baño aún envuelta en sus toallas de baño.

Una vez ha salido, me dejo caer en la tina, aún sin poder creer lo que acaba de pasar.

– En verdad… acabo de tener mi primera vez con mi propia hermana ¿Verdad? Supongo que ahora estoy realmente en el mundo de los pétalos – me digo con una enorme sonrisa en el rostro.

Emocionada y excitada ante todo el potencial que ahora tengo por delante, no puedo evitar querer levantar las piernas para descansarlas sobre las paredes de la bañera y con las piernas abiertas, comienzo a masturbarme un rato pensando en todo el gran futuro que ahora tengo por delante.

– No puedo esperar a que vayas a mi cuarto, Onee-chan.