Ranma 1/2 y sus personajes no me pertenecen, son absoluta propiedad de la extraordinaria y cruel Rumiko Takahashi.

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Un poco tarde

Capítulo 4

Palabras

Reclinó el asiento, cerró los ojos y cruzó los brazos sobre su pecho, anhelando dormir. Sin embargo, su ceño fruncido y sus labios apretados delataban su frustración contenida. La voz que sonaba a su lado le impedía descansar. Esa voz que le resultaba sumamente molesta en ese momento.

— Tierra llamando a Ranma — dijo por segunda vez, con un tono de voz ligeramente exasperado, en busca de ganar su atención.

Solo pudo responder con un profundo suspiro y abrió un ojo con desgana, como si el simple acto de hacerlo le costará un esfuerzo enorme.

— Te estoy escuchando, Nabiki.

— Que bueno que me estés escuchando. Por un momento pensé que estaba hablando con un fantasma. Vamos a aterrizar en unos minutos, así que cambia esa cara de una vez. A mí me da igual, pero es malo para los negocios.

—¿Que amable eres? ¿Te lo han dicho? — preguntó con sarcasmo y la vio esbozar una sonrisa.

— Bastante seguido y más cuando no los demando — respondió distraídamente, sin levantar la vista de los papeles que revisaba con detenimiento, tomando nota mental de algunos puntos importantes con un leve movimiento de cabeza.

Cuando llegaron al aeropuerto, un auto negro lujoso los esperaba con el motor en marcha, listo para llevarlos directamente al lugar donde se llevaría a cabo la reunión, sin perder ni un minuto.

Solo la seguía en silencio, arrastrando los pies con desgana. Odiaba esas reuniones superficiales, donde tenía que fingir interés y cordialidad con personas que le resultaban indiferentes. Al cruzar por los pasillos, respondió con breves asentimientos a los saludos de los demás, mientras escuchaba el murmullo constante de conversaciones a su alrededor. Pero cuando un hombre de traje se acercó y le extendió la mano, tuvo que levantar la vista y devolver el saludo con una sonrisa forzada.

— Señor Saotome, es un honor tenerlo con nosotros. No todos los días tenemos el privilegio de conocer en persona al campeón mundial de artes marciales. Mi familia y yo lo admiramos profundamente, su legado es una inspiración para todos nosotros.

— Lo mismo digo, me complace estar aquí — respondió con una sonrisa cortés mientras tomaba asiento con confianza. Luego, dirigió su mirada hacia la decoración minimalista del lugar, el blanco puro predominaba en cada espacio, algunos cuadros ubicados de manera uniforme y algunos maceteros, no era algo muy interesante, pero debía fingir que estaba interesado, todo para evitar prolongar una conversación trivial.

Se perdió en sus pensamientos, desconectado de la conversación entre Nabiki y el representante de la cadena de gimnasios deportivos, quienes buscaban convencerlo de ser la imagen representativa de la marca. Lo que realmente lo inquietaba era su discusión con Akane, en ese momento solo se había sentido molesto, no era fácil recordar que ella tenía a alguien más en su vida. Y él, por otro lado, seguía solo. Se preguntaba si en realidad esperaba que un día regresarán a estar juntos, o si dejaría de sentirse atormentado por sus errores del pasado. Pero en realidad, no sabía qué esperar. Y es más, considerando cómo estaban las cosas entre ellos actualmente, parecía casi improbable que algo cambiara.

Era un idiota, tal y como decía Nabiki, tenía esperanzas de recobrar algo que ni siquiera había intentado recuperar. Y peor aún, ¿cómo podía esperar hacerlo después de haberla lastimado de esa manera? Su conciencia siempre lo atormentaba, recordándole su culpa. Aunque Akane nunca parecía odiarlo ni le reclamaba nada, él no podía perdonarse a sí mismo. Y eso era precisamente lo que le impedía intentar algo más. Akane era demasiado buena y comprensiva, lo había aceptado de vuelta en su vida sin reproches, a pesar de lo que había sucedido entre ellos.

— ¿Qué tal le parece? — preguntó el hombre que ahora estaba delante de él, esperando su respuesta con una sonrisa amistosa y un tono de voz agradable.

Su mirada instintivamente cayó en la carpeta que tenía delante de él, donde varios diseños de publicidad estaban organizados en forma de collage, llamando su atención con sus colores y formas llamativas.

— Se ven bastante bien — dijo mientras revisaba los diseños con detenimiento —. Pero confío en su capacidad de elegir la más adecuada — el hombre asintió complacido con la respuesta, sonriendo levemente en señal de agradecimiento por la confianza depositada en él.

— ¿Le parece bien hacer un recorrido por nuestras instalaciones? Me encantaría poder presentarle a nuestro personal y mostrarle nuestras áreas de trabajo.

— Adelante, será un placer acompañarlo — respondió con una sonrisa amistosa, siguiéndolo de cerca hacia la salida.

Mientras recorría el sitio, se vio obligado a posar para fotos con varios empleados, forzando una sonrisa y respondiendo preguntas de forma mecánica. Su mente estaba en otro lugar, desconectada de la situación actual.

El alivio que sintió al estar fuera de allí, al fin, fue absolutamente tranquilizante. Respiró profundo y cerró los ojos por un momento, para poder relajarse.

— ¡Eh! ¿Ya vas a despertar? — preguntó Nabiki moviendo su mano delante de la cara de él y agitándola de un lado a otro para llamar su atención.

— Estoy despierto, ¿eso era todo? — dijo dejándose caer en el asiento del auto con un suspiro de alivio, como si finalmente pudiera relajarse después de un día agotador.

— ¿Y ahora qué pasó entre ustedes? — se inclinó hacia adelante mirándolo con ojos inquisitivos, como si tratara de descifrar un misterio.

— Nada importante — mencionó de manera vaga, tratando de restar importancia al asunto mientras intentaba abrir la ventana del auto con un movimiento brusco, como si buscara escapar de la conversación y del espacio cerrado.

— Te puedo aconsejar. Solo te costará 1 millón de yenes — se detuvo en seco, pareció prestar atención a lo que ella decía.

— No creo necesitar tus consejos. Ni te pagaría esa cantidad de dinero, tus extorsiones están a otro nivel — lanzó un bufido de indignación y trató de ignorarla nuevamente, volviendo la cabeza hacia otro lado y cruzando los brazos sobre el pecho, en un gesto de rechazo y desinterés.

— Los tiempos cambian y las tarifas son según el cliente. Y también depende de la fecha, justamente mañana es Nochebuena.

Abrió los ojos de par en par, sorprendido, al escucharla. Lo había olvidado por completo, no tenía ni idea de la fecha actual. Un sentimiento de desconexión lo invadió al darse cuenta de que había perdido la noción del tiempo.

— Tenemos que volver hoy mismo — afirmó, y acto seguido, apresuró al chófer, instándolo a partir de inmediato. Sentía una gran urgencia por regresar lo antes posible a Nerima.

— Ahora sí estás despierto — se burló al verlo reaccionar finalmente, después de tantos intentos fallidos de despertarlo.

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Estaba tan nervioso que no podía estarse quieto, así que comenzó a caminar de un lado a otro en la entrada. Sin embargo, se dio cuenta de que no podía pasar todo el día así, y decidió que era hora de entrar. Prefiriendo evitar la puerta principal, dio la vuelta al jardín y se dirigió a la puerta corrediza. Con un rápido movimiento, se quitó los zapatos y se apresuró a ingresar a la casa.

Sus ojos se encontraron con unos ojos marrones que parecían sorprendidos. Se quedó estático, sin saber qué decirle.

— ¿Por qué no entraste por la puerta? — preguntó con una sonrisa leve y curiosa, como si estuviera divirtiéndose con la situación.

— Pensé que seguías enojada y bueno… Ya sabes — dijo con un encogimiento de hombros y una mirada elusiva, no sabía cómo explicarlo realmente.

— Lo siento, fue mi culpa — mencionó con una expresión de arrepentimiento en su rostro. No es que quisiera comportarse así, pero en ocasiones perdía el control de sus emociones y se dejaba llevar por sus sentimientos.

— No pasa nada, no debes poner esa cara — expresó con un tono reconfortante y una sonrisa tranquilizadora —. Todo está bien, también debo disculparme por actuar de esa forma — agregó, sintiéndose más relajado ahora que el tema se había abordado. Luego, sonrió de oreja a oreja y mostró las bolsas que llevaba consigo —. Traje tus regalos — comentó sin dejar de sonreír.

Abrió uno a uno los regalos que él le había dado, con una sonrisa de emoción. Cada año, él le compraba todos los regalos que ella mencionaba, sin olvidar ninguno. Era una tradición especial entre ellos, aunque siempre encontraba más fácil decirle a Ranma qué quería que viceversa. Ranma no era el tipo de persona que decía abiertamente qué quería, así que ella tenía que ingeniarse para encontrar el regalo perfecto para él.

Akane sonrió al ver algo que no había pedido, unos moldes de galletas con formas de animales. De inmediato, entendió que eso era una indirecta de Ranma, él quería que le hiciera galletas. Se rió para sí misma al darse cuenta de lo astuto que era al pedirle algo de esa manera. Los moldes de galletas eran una forma sutil de decirle que quería galletas sin tener que pedirlas directamente.

— Este es tu regalo — mencionó poniendo frente a Ranma la caja cuidadosamente envuelta en papel de regalo. La caja era de un tamaño modesto, pero estaba envuelta con esmero, con un lazo rojo que resaltaba en contraste con el papel de regalo azul.

Ranma agarró la caja enseguida y la movió un poco, intentando adivinar qué había dentro sin abrirlo. Luego, su curiosidad se convirtió en risas al leer la nota que estaba pegada en la caja.

— ¿Nunca puedes tratarme bien? — preguntó con una sonrisa burlona —. ¿Cómo es eso de "para el más egocéntrico y bobo del mundo"? — agregó, mirando a Akane con diversión.

— Solo digo la verdad, en estas fechas se debe decir todo con sinceridad — recalcó Akane con una sonrisa, mirando a Ranma mientras le pedía que abriera el regalo.

Dejó la caja en la mesa y comenzó a abrirla con rapidez, ansioso por descubrir su contenido. Examinó con cuidado lo que estaba dentro, murmurando algunas palabras de sorpresa y curiosidad mientras lo revisaba. Su expresión cambió de intriga a deleite, y una sonrisa se esbozó en su rostro.

— ¿Dónde los conseguiste? Esto es genial. Había buscado estos volúmenes por años y no los encontraba.

— No fue fácil — dijo con una sonrisa de satisfacción —. Quería regalártelos antes, pero eran muy difíciles de conseguir. Tuve que intercambiarlos por algo mejor, me llevó tiempo y muchos contactos — mencionó observando cómo Ranma acariciaba los tomos de manga con adoración. Solo a Ranma se le ocurriría querer tener la colección edición especial de una serie de hace 30 años.

— ¡Benditos contactos tuyos! — exclamó levantando los mangas en lo alto como si estuviera celebrando una victoria —. Esta vez tus regalos me gustaron mucho — añadió con una gran sonrisa en su rostro.

— Entonces, ¿no te gustó el suéter de la Navidad pasada?

— ¿La del reno bizco?

— ¡Que no era bizco, así era el diseño! Fui a clases de tejido durante semanas para hacerlo.

— ¿No te estafaron? — preguntó riéndose y retrocediendo un paso, listo para escapar si fuera necesario.

— ¡Iré a tu casa y te quitaré el suéter si no lo quieres! Eres un malagradecido. Me pasé semanas tejiéndolo y ni siquiera puedes apreciarlo.

— Oye, es mi suéter favorito. Soy la envidia del condominio con ese suéter. Jamás te lo devolveré, el reno "bizco" es mío para siempre.

— Eres imposible, tonto.

Había algunas cosas de las que estaba muy segura y era que Ranma no mostraba a cualquier persona, cosas como sus gustos o la manera en que le gustaba comportarse cuando se sentía relajado y cómodo. Fuera de su actitud arrogante y confiada, sólo las personas cercanas a él lo conocían realmente. Ella podía ver su lado bromista, despreocupado e infantil muy seguido, lo que la reconfortaba. También vislumbraba su lado tierno, aunque estaba cerrado bajo llave y siempre oculto. Sin embargo, podía ver la ternura en su mirada deslumbrante y feliz, y la manera en que siempre estaba pendiente de ella. Solo era necesario entenderlo y comprender su manera de demostrar sus sentimientos. Por eso ella… sacó esa idea de su cabeza inmediatamente.

Lo vio levantarse y caminar hacia la puerta que conducía al jardín.

— Ven, Akane. Ya está nevando nuevamente. Siempre te han gustado las Navidades en las que nieva durante todo el día — mencionó poniéndose de espaldas contra la pared y sonriendo levemente.

— Son hermosas, por eso me gustan tanto. Era mucho mejor cuando todos pasábamos las Navidades juntos.

— Si, hace muchos años. ¿No vendrán tus hermanas y tu padre?

— Mañana, papá va a pasar el día con Kasumi. Ya sabes que no se lleva bien con Shinnosuke, pero prometieron venir mañana. En cuanto a Nabiki, no tengo idea, ella siempre aparece cuando le parece. ¿Y tú vas a visitar a tus padres? — preguntó acercándose a él.

— Si, en la mañana hablé con mi mamá. Iré más tarde con ellos.

— Creo que no apreciamos todo lo que teníamos antes — mencionó viendo la nieve caer con una mirada nostálgica.

— La vida es difícil, Akane. Cometemos errores y eso conlleva a que todo cambie — comentó con un tono reflexivo y un poco contrariado.

— ¿Te arrepientes de tu vida?

Ranma pareció meditar durante algunos segundos, y luego suspiró profundamente.

— Demasiado. Si pudiera hacer las cosas de otra manera, si tan solo pudiera hacerlo…

Él se giró para quedar frente a ella y vio en su mirada una fragilidad que jamás imaginó, y cómo parecía estar luchando contra sus propios pensamientos y emociones.

— Si yo pudiera, cambiaría todo y no llevaría este vacío que siento en mi interior… — susurró con voz apenas audible.

No podía soportar verlo así, le dolía el corazón solo de presenciar su sufrimiento.

— Tranquilo — le pidió, poniendo suavemente su mano en su mejilla en un intento por consolarlo —. Todo está bien, estoy aquí contigo.

— Akane, yo… — dijo llevando suavemente su mano junto a la de ella, en busca de prolongar esa sensación por más tiempo.

Cuando sus miradas se encontraron, vio algo distinto en los ojos de Ranma, algo que le hizo temblar por la intensidad con la que la miraba. No supo qué hacer cuando él comenzó a acercarse a ella, su corazón latía sin control y podía sentir su aliento cada vez más cerca. Fue envuelta en esa sensación que casi creía olvidada y se perdió por completo en el momento que ambos estaban compartiendo.

Se deleitó cuando sintió sus labios juntos, era lo mejor que había sentido y no pudo evitar corresponder con la misma ternura a ese tímido beso. Lo atrajo más hacia ella, deseando sentirlo aún más cerca. Dejó que profundizara el beso y se encontró rogando por más de ese creciente sentimiento que copaba todo su razonamiento y ponía en jaque sus sentidos.

Hubiera continuado mucho más tiempo de esa forma, si no fuera por el ruido que escuchó en la puerta. Eso la hizo caer en cuenta de lo que estaba haciendo, y con toda su fuerza de voluntad, lo apartó.

— No podemos hacer esto, no está bien — dijo tratando de convencerse a sí misma.

Ranma respiraba agitadamente, al ver cómo Akane estaba alterada, bajó la cabeza evitando el contacto visual, como si tratara de ocultar sus propios sentimientos.

— Lo siento, esto nunca debió pasar. Perdóname, Akane — dijo apretando los puños y volviéndose, con un gesto de autorreproche por sus acciones.

Su corazón se contrajo, como si el recuerdo de esas dolorosas palabras le causara un dolor físico, un eco del pasado que resonaba en su alma. La escena se repitió en su mente como un déjà vu, y no pudo evitar sentir una punzada de tristeza. No pudo decirle nada cuando lo vio irse sin mirar atrás. El silencio que siguió fue ensordecedor, y ella se quedó allí, inmóvil, con la mano en el pecho, como si tratara de contener el dolor que amenazaba con desbordarse.

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Era demasiado, no era su niñera para estar detrás de él siempre. Se le olvidaba que ella era solo su representante. ¿Cómo podía estar dos días sin dar señales de vida, sabiendo que en una semana tenían el campeonato y había mucho por coordinar aún? Pero Ranma iba a oír de ella, apenas lo tuviera a la vista, sería un hombre muerto. Ingresó a toda prisa y, una vez frente a la puerta, la abrió de inmediato. Lo vio sentado en el suelo, a varios metros de la entrada.

— ¡Ranma! — dijo alto, acercándose al hombre que parecía haberse desconectado del mundo y no notarla.

Le pareció raro que Ranma no reaccionara, así que lo examinó con cuidado. No se movía, y todo indicaba que algo estaba muy mal, demasiado mal. Lo sacudió suavemente en su sitio y lo escuchó gruñir. Ese hombre estaba ardiendo de fiebre, un momento muy inoportuno para que ese idiota se enfermara. Se preguntó si debía llevarlo al hospital, pero enseguida se dio cuenta de que no podía levantarlo, no tenía la fuerza de Akane y no se sentía capaz de hacerlo. Si fuera el Ranma de 16 años, tal vez sí podría, pero ese Ranma que tenía delante, ni se planteaba intentarlo.

Necesitaba hacer algo rápido, así que sacó su teléfono y comenzó a buscar ayuda inmediata, marcando el número de alguien que podría ayudarla en esa situación.

— Rob, necesito que vengas enseguida a la casa de Ranma. Está enfermo y no sé cómo moverlo — expresó con urgencia —. No, no tengo idea de qué tan grave sea, solo date prisa, por favor — colgó el teléfono con un suspiro y volvió a revisar a Ranma, esperando que fuera algo leve.

Dejó sus cosas en la mesa y fue en busca del botiquín, sabiendo que no era una experta en temas médicos, pero algo debía intentar para ayudar a Ranma. Primeramente, debía bajar esa fiebre que parecía estar empeorando por momentos.

Cuando Rob llegó, pudieron llevar a Ranma al cuarto entre los dos. El medicamento parecía surtir efecto, y al pasar las horas, Ranma parecía mejorar poco a poco, lo que era un gran alivio para ella.

Una noche terrible, eso pasó por completo. Sentía el cansancio de no haber dormido mucho por estar cuidando del idiota. Al menos habían conseguido que la fiebre bajara, aunque por un momento estuvo tentada a llamar a una ambulancia, pero entre desvaríos, Ranma se negaba y pedía que lo dejaran solo.

Afortunadamente, Rob fue de mucha ayuda, y Ranma estaría bien pronto. Después de todo, era el tipo más resistente que había conocido. Al menos se sentía un poco mejor luego de darse un merecido baño y poder relajarse por un momento, necesitaba un buen batido para mejorar su ánimo. Por suerte, había algo con que prepararlo en el refrigerador, ya sería el colmo que ni eso tuviera.

— ¿Vas a preparar el desayuno? — se burló al ver a Nabiki en la cocina, aún sonriendo por la sorpresa de verla allí.

— No tienes tanta suerte, Rob. Si quieres algo, prepáralo tú.

— Que amable — respondió con ironía —. Todavía estoy medio dormido, así que me daré un baño para despertarme mejor — dijo antes de salir de la cocina para dirigirse hacia el baño.

Miró con interés desde la cocina al escuchar un ruido en la entrada. Luego, vio una figura en la puerta y se encontró con una mirada no del todo amistosa. Sin embargo, no se inmutó y siguió mirando con una sonrisa interna, se iba a divertir mucho.

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Se había estado debatiendo consigo misma durante todo el día, pero finalmente decidió que tenía que hablar con Ranma sobre lo que había pasado. No se sentía bien dejando las cosas así, y había intentado contactarlo sin éxito durante dos días. Era frustrante, porque cuando Ranma adoptaba esa actitud, era difícil encontrarlo. Rendida, no tuvo más opción que ir al único lugar donde creía que podía encontrarlo. Por suerte, tenía el juego de llaves que él le había entregado hace algunos meses.

Saludó con amabilidad al hombre que la recibió en la recepción, su rostro le resultaba familiar. No era la primera vez que visitaba ese lugar, por lo que no tuvo que brindar ninguna información adicional. El hombre le devolvió el saludo con una sonrisa y le indicó que pasara.

Estaba dudando un poco antes de abrir la puerta e ingresar al apartamento. Hubiera tocado el timbre, pero no quería correr el riesgo de recibir una negativa por parte de él. Respiró profundo y empujó la puerta suavemente. Su avance fue lento, hasta llegar a la sala. Y fue allí donde se quedó sin palabras al ver a la persona que estaba parada frente a ella.

Su cuerpo tembló de forma involuntaria y estaba por completo perdida. Su hermana Nabiki estaba en la cocina, vistiendo solo una bata de baño. En su mente no cabía la posibilidad de que algo así fuera cierto. ¿Sería posible que Nabiki tuviera algo con Ranma? No podía ser real. Ambos se lo habrían dicho. El dolor en su pecho se hacía más agudo según los segundos pasaban. ¿Cómo había sucedido? Sus labios temblaron al querer articular alguna palabra.

—Hermanita, no esperaba verte. ¡Bienvenida! — sonrió con descaro, disfrutando la reacción de Akane. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció al ver la mirada de su hermana, que la hizo sentir un poco incómoda. Pero ella no se iba a dejar intimidar —. ¿Vienes a ver a Ranma? — preguntó con curiosidad, sin dejar de observar a Akane.

—Sí, ¿no está aquí? — apretó el agarre en su bolso, intentando disimular su ansiedad y confusión. Quería intentar actuar con normalidad, pero su mente estaba llena de preguntas y dudas.

— Claro que lo está, está en el cuarto durmiendo. Creo que está un poco cansado, después de todo — sonrió con una sonrisa burlona, disfrutando demasiado de la situación. O tal vez se estaba arriesgando un poco, se preguntaba si su hermana llegaría a golpearla. Con su hermanita nunca se sabe, sobre todo con esos celos que se manejaba.

Desvió la mirada, incapaz de soportar más el contacto visual con Nabiki y su expresión de superioridad. Se sentía incómoda y quería salir de ahí lo antes posible.

— Creo que es mejor que me vaya… Vendré en otro momento — dijo muy despacio, luchando contra sus emociones y tratando de contener las lágrimas de frustración.

—Oh, ¿en serio ya te vas? — sabía que estaba siendo cruel. Pero no le importaba, ya que la actitud de Akane y Ranma, la exasperaba un poco.

— Sí, no es necesario que le digas que vine. Perdón por interrumpir.

— ¿Eso es todo? — preguntó con una sonrisa burlona cuando se percató de que Akane se comenzó a ir. Ya se había divertido lo suficiente —. Está cansado porque está enfermo, lo estuvimos cuidando toda la noche. Es un tipo difícil de cuidar, será mejor que vayas a verlo — señaló el cuarto de Ranma cuando Akane se giró apresuradamente en esa dirección.

— ¿Enfermo? — repitió con preocupación, su expresión cambió de inmediato. Dejó de lado su enojo y siguió de largo hacia el cuarto de Ranma.

Se acercó despacio a la cama de Ranma y se encontró con él dormido, con un paño húmedo en la frente para bajar la fiebre. La mesa de noche estaba llena de empaques de medicamentos esparcidos por todos lados. Inmediatamente le tocó la frente para comprobar su temperatura y suspiró aliviada al notar que ya no tenía fiebre.

— ¡Ah! Llegaron los relevos, eso es estupendo — mencionó Rob con una sonrisa de alivio cuando notó la presencia de Akane en la habitación.

— No sabía que estaba enfermo — murmuró con preocupación, tocando con suavidad el cabello de Ranma. Su voz era suave mientras miraba a Ranma, deseando que se recuperara rápidamente.

— No es grave, es solamente gripe — dijo con un tono tranquilizador —. Ha estado en peores situaciones, estará como nuevo más tarde. No sé lo acepto seguido, pero es un tipo duro — agregó con una sonrisa, como si estuviera impresionado por la resistencia de Ranma.

— Así es Ranma — sonrió al decirlo, con una expresión de afecto y admiración en su rostro. Ella también estaba segura de eso, conocía muy bien la fortaleza y resistencia de Ranma.

— Bueno, los dejaré solos. Me muero de hambre.

Al escuchar la puerta cerrarse, su atención recayó nuevamente en Ranma. Parecía tan tranquilo dormido, totalmente despreocupado de los problemas que tenían actualmente ambos. En ocasiones le gustaría simplemente olvidar todo y que solo fueran ellos, nadie más. Acarició suavemente el rostro de Ranma y lo percibió suspirando ante su toque, él comenzó a moverse lo cual la obligó a apartarse.

Se sorprendió al abrir los ojos y encontrarse con Akane en su habitación, mirándolo con una mezcla de preocupación en su rostro.

— ¿Te sientes mejor?

— Estoy bien. Aunque no esperaba verte aquí.

— Lo sé, solo quería que habláramos y cuando llegué me encontré con la sorpresa de que estás enfermo — dijo con una sonrisa mientras se sentaba en el borde de la cama, acariciando suavemente el cabello de Ranma —. Te he dicho que debes cuidarte mejor — regañó de forma dulce.

— Lo hago, pero el clima no ayuda mucho — dijo en su defensa, encogiéndose de hombros y frunciendo el ceño ligeramente. No le gustaba estar enfermo tampoco. Puede que si fuera su culpa, luego de lo sucedido vagó sin destino por horas, tuvo que ir a la reunión con sus padres y después volvió a lo mismo, debería usar ropa más abrigada.

— Eres descuidado, no pongas excusas — lo miró con reproche.

— No, no son excusas. Y bueno, hablemos — pidió sabiendo que debía enfrentar lo que hizo.

— Ahora no, primero debes recuperarte. Eso es mucho más importante — respondió con voz suave y tranquilizadora, sosteniendo la mano de Ranma entre las suyas, su mirada llena de preocupación y cariño —. No es momento para hablar de cosas complicadas, descansa y recupérate primero.

Pasaron horas hablando de cualquier tema, menos de lo sucedido hace días entre ellos. Se tuvo que despedir cuando vio la hora y también quería que siguiera descansando, le advirtió que debía tomarse su medicamento y si se sentía mal, debía llamarla de inmediato. Más convencida de que estaba mejor, salió de la habitación y se encaminó a la salida, dónde se topó con su hermana, quien la miró con curiosidad.

Ambas iban en silencio dentro del elevador, Nabiki parecía más atenta a su teléfono que al entorno, hasta que lo guardó y miró a Akane con una sonrisa astuta.

— ¿Ya estás tranquila? Fue una mirada muy amenazante la que me dedicaste, hermanita. No me malinterpretes, Ranma me agrada. Aunque no lo suficiente para algo así, no me gustan los tipos como él. Nos llevamos bien, somos más como amigos, mejor dicho, familia, luego de tanto tiempo y es mi principal fuente de ingresos — completó su frase con un guiño.

— No te miré de ninguna forma, solo me sorprendió verte — añadió mirando las puertas del ascensor abrirse con un suave zumbido, mientras mantenía su mirada en la salida.

— Claro, claro. Si tanto temes que alguien más te lo quite, deberían solucionar sus problemas. Si quieres, puedo decirle a Rob que baje y los dejamos solos, puedes aplicar una buena sesión ardiente de reconciliación con él — Nabiki movió su celular frente a Akane sin quitar la sonrisa de su rostro —. Luego, puedes reflexionar sobre tu relación con tu esposo, lindo pero aburrido, y listo.

— No digas tonterías, Nabiki, sabes que nunca haría algo así. Ranma y yo solo somos amigos, y nada más.

— Increíble, no sabía que los amigos se miraban de la forma que lo hacen ustedes dos. Debería conseguirme un amigo así — soltó una carcajada al decirlo, pero luego se dio cuenta de que Akane se había puesto seria otra vez —. Que amenazante eres hermanita — dijo con una sonrisa burlona —. Sabes, me gustaría decirte, que ese idiota no te va a esperar para siempre, quizás así te daría algo de miedo. Aunque, conociéndolo como lo conozco, es probable que te espere toda la vida. Ustedes dos son un caso perdido, de verdad.

De repente, un auto se detuvo frente a ellas. Nabiki caminó en esa dirección, sonriendo y saludando a la persona que estaba dentro del auto.

— Este sí es mi tipo — aclaró entrando al auto con una sonrisa y despidiéndose de su hermana con un gesto de la mano.

Akane solo la vio marcharse con un hombre joven vestido elegantemente, no recordaba jamás haberlo visto antes.

Suspiró cansada, el peso de los recuerdos y emociones la envolvían. Ella mejor que nadie sabía que parte de lo dicho por Nabiki era cierto, las palabras de su hermana habían tocado una fibra sensible en su corazón. Pero después de tantos años, ya nada podía cambiar entre ellos, el pasado parecía haber sellado su destino.

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Saludos preciosuras.

Sé que se siguen preguntando qué pasó entre ellos, pronto lo sabrán. La historia en sí, no es muy extensa terminará justo en mi número favorito de capítulos.

Un poquito de todo, ya era hora de un acercamiento más profundo, quién puede pelear con los demonios internos cuando sientes que haces algo mal, pero aún así quieres hacerlo.

Benani0125: Oficialmente tengo a mi primer miembro del club. Ahora de las confesiones…

Es bueno que te pongas en el lugar de ambos, es lo mejor que puedes hacer, tal vez la historia más se muestre desde la perspectiva de Ranma, pero se sabe que entre ellos hubo algo que destruyó en el pasado su relación, así que ambos sufren.

Kirara822: En definitiva ellos no pueden pasar un capítulo estando bien, es una relación compleja y llena de peros.

Adrit126: Hola, hola. Siempre será ella, muy en el fondo puede negarlo, pero sus acciones dicen lo contrario. Entonces, ¿eres del grupo que le gusta ver sufrir a Ranma? ¿Haciendo referencia a la ova? A mí me dió mucha pena verlo sufrir. No soy tan malvada, bueno a veces. Segundo miembro del club, también ahora de confesarte... El señor tiempo lo cura sin duda, sólo cuánto cortas de raíz todo, en cambio si sigues junto a lo que te hace daño eso no va a cerrar.

Itzeldesaotome: Bonito nick, marcando territorio desde el principio. Me alegra mucho que te gustará la historia y por las actualizaciones no te preocupes, antes de lo que te imagines ya estará finalizada la historia.

Darkarinita: Tu sabes cositas, sinceramente me plantee muchas opciones para esposo de Akane, pero justamente necesitaba alguien con la actitud de Shinnosuke así que él era el indicado, y por otro lado creo que es el único que tuvo aunque sea la mínima oportunidad en la historia original. Ellos son una tormenta de emociones, pueden pelearse mucho y todo, pero siempre volverán a estar juntos, uno a lado del otro. O casi siempre…

Bayby Face: Claro que tiene que manejarlos, pero es bastante complicado para ella. Más si tomas en cuenta su carácter, por eso ella misma se recrimina sus acciones.

Nos vemos pronto.