CAPÍTULO 35:
ENTRENAMIENTO
Neathia, Miriel
Biblioteca del Castillo Real
–Es grande.
–Y parece muy pesado.
–Siento que me voy a romper con solo sostenerlo, chicos.
–Flexiona las piernas, Dan. Evitemos hacer un desastre –. Indicó Fabia.
–¿Seguros que no podemos cambiar? –. Preguntó el castaño nervioso.
–Tú pediste estar arriba, así que no te quejes –. Respondió un ojimiel desde abajo.
–¡Es muy grande, Shun!
–Baja con cuidado, no te vayas a lastimar.
Sabía que numerosos oídos debían estar pegados al resto de los estantes, oyendo atentamente su conversación.
Interiormente, Dan no pudo evitar maldecir esta biblioteca y sus estantes tan altos. Llevaban alrededor de 20 minutos buscando en este enorme espacio un libro en específico, uno tan grande como su torso y casi tan pesado como un yunque.
Maldijo profundamente su estúpida idea de subir las enormes escaleras que le permitirían alcanzar el maldito libro, todo únicamente para demostrar un poco de habilidad a sus amigos por fuera del campo.
–Debiste dejar que Fabia bajara el libro –. Reprendió Drago a su compañero.
–Ya sé –. Resopló Dan mientras tiraba del objeto.
El libro era más grande de lo que Fabia había descrito, lo suficiente como para que fuera necesario depositarlo en su lugar de forma horizontal para que la zona alta del forraje pudiera entrar en el espacio del estante.
–Ten cuidado, Dan. No vayas a tirar nada, por favor –. Dijo Fabia sosteniendo la escalera.
–No queremos hacer un desastre.
Lentamente, el enorme libro comenzó a ceder, arrastrándose por la madera del estante hasta tocar el pecho del terrícola.
–Creo que lo tengo –. Anunció Dan con esfuerzo mientras se agachaba.
Su hombro quedó a la altura del borde, con la mitad del libro recayendo sobre uno de sus hombros para tener una mano disponible con la cual comenzar el descenso.
–Ten cuidado –. Recordó Shun a su amigo.
La escalera temblaba ligeramente, se estremecía bajo el peso combinado del peleador y el gran libro, lo que obligó a Shun y Fabia a estabilizar la escalera. Normalmente, este sería un trabajo que la princesa podría realizar por su cuenta, pero la escalera parecía ser lo suficientemente vieja como para que su madera se quebrara con un mal movimiento de una tan fuerza elevada como la de Fabia.
Un gemido falto de aliento se escuchó en el momento en que Dan logró depositar el libro en su hombro, aferrándose al objeto para evitar que cayera.
–Ten cuidado –. Dijo Ingram al humano desde el suelo.
–Tranquilos, ya lo tengo –. Respondió Dan bajando una pierna.
El líder del grupo se veía con confianza renovada, listo para bajar con el gran libro en su hombro y demostrar que no dependía de Fabia para realizar este tipo de tareas tan pesadas.
Por desgracia, la escalera se había comprometido a dejarlo en ridículo. Y el primer escalón en el que tenía depositado su pie se quebró como una ramita seca al sentir todo el peso del terrícola.
Un grito estridente salió de la boca del castaño mientras se precipitaba hacia el suelo a gran velocidad, agitando sus extremidades en el aire hasta que su trasero se estrelló violentamente contra el piso.
Todo mientras Fabia levantaba los brazos para atrapar el libro y Shun estabilizaba la escalera, evitando que cayera sobre Dan, el cual lloraba mientras se masajeaba las nalgas adoloridas por la caída.
–Pudieron atraparme, ¿saben? –. Reclamó el castaño con lágrimas en los ojos.
–Lo siento, Dan, pero todo lo que hay aquí es muy antiguo y valioso. Debemos tratar estos objetos con cuidado –. Respondió la peliazul abrazando el enorme libro contra su pecho.
–Además, eres más pesado de lo que crees. Has pasado mucho tiempo en la cocina de Kato –. Dijo el ojimiel estabilizando la escalera.
–¿¡Me dijiste gordo!? –. Replicó el Peleador Pyrus ofendido.
–Mira el lado amable, Dan. Después de una caída en este lugar, tu trasero será invaluable –. Consoló Drago a su compañero entre risas.
Al salir del corredor, múltiples ojos se fijaron en ellos, con la mayoría tratando de contener la risa bajo el refugio de sus propios libros al ver a Dan salir detrás de Shun con una mano aún acariciando la zona magullada por la caída, y con lágrimas decorando sus ojos.
Parte de Dan habría pensado en decir algo, pero se mantuvo callado, con el temor presente de que sus palabras solo empeoraran la situación.
Se dirigieron a una de las mesas más cercanas, esperando que este libro pudiera ofrecerles algunas de las respuestas que habían estado buscando desde la última invasión de Gundalia, queriendo dar una respuesta a todos los enigmas que Ingram y Drago ocultaban en sus condiciones actuales.
–¿Están seguros de que esto puede ayudarnos? –. Cuestionó Ingram a los neathianos.
–Debe hacerlo, lo escribió uno de los hombres más brillantes que han vivido en nuestro planeta –. Respondió Aranaut con seguridad.
Con cuidado, Fabia depositó el gran libro en la mesa, dejando ver con más detalle la portada, la cual consistía en un retrato de Neathia con un color platinado; debajo del título plasmado en grandes letras oscuras en el centro.
Grandes Mitos y Leyendas de la Antigua Neathia
Por el Sabio Alfredo
–Serena solía leerme este libro cuando era niña. Estoy segura de que mencionó algo parecido a lo que dijeron que le ocurrió a Drago en su batalla con Kazarina –. Dijo Fabia mientras abría el libro.
–¿Y crees que mencione algo sobre mi problema? –. Cuestionó Ingram.
–Eso espero.
Al abrir el gran libro, la portada de gran peso produjo un golpe seco al impactar contra la madera de la mesa, bajo la presión de múltiples hojas de gran tamaño. Las páginas se notaban amarillentas, afectadas por el paso del tiempo, razón por la que Fabia movía lentamente las hojas, evitando rasgar cualquiera de ellas por error.
Pasaron varios minutos en los que Fabia se dedicó a mover con delicadeza cada página, dándole tiempo a los terrícolas de tomar asiento y distraerse en lo que la princesa buscaba información.
Pasó más tiempo del que habrían preferido. En algún momento, Dan incluso empezó a cabecear entre bostezos, siendo los constantes golpecitos de Drago lo único que lo mantenían despierto; mientras Shun jugaba con Ingram y Hylash para matar el tiempo.
Pasó el rato, pero finalmente Fabia pareció encontrar algo cuando abrió un par de hojas en específico, con representaciones hechas a mano de lo que parecía ser un Bakugan emanando una especie de energía que abarcaba toda la página.
–Página 394, parece que hay algo interesante aquí –. Declaró Aranaut de pronto.
–¿Qué dice? –. Cuestionó Dan frotándose los ojos.
–El Sabio Alfredo documentó la existencia de Bakugan especiales en Neathia. Según dice aquí, estos guerreros eran capaces de manipular el aura dimensional que rodea las batallas para potenciar sus habilidades –. Explicó Fabia pasando su dedo índice por las líneas de la página.
–Justo como me pasó a mí –. Asintió Drago en respuesta.
–¿Dice algo más? –. Preguntó Dan asomándose para ver mejor el libro.
–El Sabio lo describe como un arte de batalla que muy pocos dominaban en esa época, pero parece que todos los Bakugan con un nivel de poder lo suficientemente elevado son capaces de aprenderlo, uno semejante a aquel que posea el Elemento en su interior.
–¿¡Escuchaste eso, amigo!? ¡Serás aún más fuerte! –. Saltó Dan emocionado.
Múltiples rostros se fijaron en ellos, indicando con sus miradas fulminantes al castaño que guardara silencio.
Dan solo se encogió con el rostro tan rojo como un tomate antes de volver a tomar asiento.
–¿Y qué hay de mí? ¿Encontraste algo? –. Preguntó Ingram tratando de esconder su preocupación.
–Lo siento, amigo, temo que no he hallado nada –. Respondió Fabia con pesar mientras pasaba las páginas.
–Dijeron que este libro podría darnos respuestas, ¿acaso nos mintieron? –. Reclamó el vestroiano con un poco más de fuerza.
Normalmente, uno podría pensar que Ingram se encontraba molesto con Fabia y Aranaut por no poder ayudarlo, su tono de voz tan grave y duro ayudaba a dar la impresión de que Ingram era alguien fácil de enfadar. Sin embargo, Dan y los Peleadores lo conocían lo suficiente como para saber que esa hostilidad no era más que su forma de aparentar fuerza por encima de su preocupación.
–No mentimos, Ingram, pero tampoco te garantizamos respuestas con esto. Hicimos una suposición basada en lo que sabemos –. Justificó Aranaut con tono firme.
El Bakugan Ventus parecía estar listo para decir algo más, pero se calló al sentir el suave toque de su compañero y unas palmaditas en la espalda por parte de su Trampa Bakugan.
Avergonzado, y un poco cansado por el estrés de los últimos días, Ingram solo asintió con un suspiro antes de respirar profundo.
–Tienen razón, disculpen mi arrebato. No me he sentido del todo bien desde la pelea con Elfar –. Se disculpó el vestroiano avergonzado.
–Te maldijo un gundaliano, Ingram, uno muy peligroso. Es normal que no te sientas en buenas condiciones –. Consoló Aranaut al Bakugan.
–No te preocupes, ya encontraremos el modo de sanarte. Y si no podemos, siempre podríamos empezar a trabajar en el dominio de estas nuevas habilidades extrañas –. Trató de animar Fabia al maestro ninja.
–Es cierto. ¿Quién sabe, Ingram? Tal vez tú también puedas dominar esos poderes que menciona el Sabio Alfredo –. Respaldó Shun a su amiga pasando su meñique por la cabeza de su compañero.
–Honestamente, no sé si quiero acostumbrarme a esto –. Confesó el Bakugan Ventus.
–¡Vamos, Ingram! ¡Tú y Drago serían invencibles juntos, amigo! Imagínatelo: ¡Fuego y Sombra! –. Respondió Dan animado nuevamente.
Aunque las palabras de todos juntos parecieron convincentes, pues lograron que Ingram soltara una pequeña risa, la euforia no duró mucho cuando múltiples exigencias de silencio se hicieron presentes.
Parecía que ninguno de los lectores presentes estaba dispuesto a soportar este tipo de falta a la apropiada conducta en una biblioteca, especialmente una como esta.
–Lo sentimos, lo sentimos –. Se disculpó Fabia sonrojada antes de encogerse en su asiento.
–Vamos, Fabia, eres la princesa de este mundo y no puedes hacer ruido en una biblioteca –. Susurró Dan confundido.
–Supongo que hay cosas que no cambian sin importar el planeta –. Murmuró Drago.
–No es eso. Cómo princesa, sí que podría hacer todo lo que quisiera, pero…
–Pero ese no sería el ejemplo que le dimos –. Completó una voz de pronto.
Los ojos de la peliazul se desviaron inmediatamente hacia el lado del cual provenía el sonido, cuya fuente emergía desde el otro lado de un estante, revelando así a los guerreros más fuertes de Neathia.
–Ser Loren –. Saludó Fabia con una mezcla de emoción y cortesía.
–Princesa, ¿o prefiere que la llame "Peleadora Bakugan"? –. Dijo el caballero con una reverencia.
–Preferiría que me llamen por mi nombre, pero sé que es demasiado pedir –. Respondió la princesa animada.
–Sería una completa falta de respeto, Alteza –. Respondió Hawktor por su peleador.
–Es bueno ver qué algunos no han perdido el respeto por los títulos –. Comentó Aranaut más animado.
Esta vez, ni la princesa ni el caballero fueron capaces de contener su buen humor y dejaron salir unas carcajadas que claramente molestaron a los demás presentes. Sin embargo, nadie parecía estar dispuesto a seguir esta discusión y mucho menos si era contra la princesa del planeta y los campeones del mismo combinados, así que solo optaron por retirarse junto con los libros que habían estado leyendo.
–¿Qué están haciendo aquí? ¿Ya terminó su labor de escolta con los monjes del templo? –. Preguntó Fabia con un poco más libertad.
–¿Y cómo les fue? Confiamos en que no hayan tenido mayores problemas –. Secundó Aranaut a su peleadora.
–Estuvo bien, un par de gundalianos trataron de atacarnos, pero no fueron suficiente para vencernos–. Respondió Hawktor con tranquilidad.
–¿Y qué hay de ustedes? Parecen ocupados –. Mencionó el caballero mirando el libro en la mesa.
–Estamos buscando información sobre lo que sea que nos está pasando a Ingram y a mí –. Respondió Drago la pregunta.
–¿En serio no lo sabían? –. Cuestionó la ojiverde con incredulidad.
–Sí, lo sabíamos. La reina lo mencionó –. Respondió el caballero con una mirada cómplice –. Nos ordenó que los ayudáramos a tratar con este problema.
–¿De verdad?
Los ojos de Fabia se iluminaron de forma vibrante al escuchar las palabras del hombre. Estaba claro que, para la princesa, la idea de trabajar con el caballero resultaba emocionante, como trabajar junto a un ídolo.
–Así es, y me alegro de ver que ustedes ya empezaron su investigación por su cuenta –. Asintió el caballero con orgullo en su tono.
–¿Tienen alguna idea de lo que pueda estar pasando, Ser? –. Cuestionó Shun, intrigado por lo que pudiera decir el soldado.
–Eso creemos, pero nuestra teoría debe ser puesta a prueba –. Respondió Ser Loren mirando a la ventana detrás de la mesa.
–Y el mejor de los escenarios se encuentra afuera –. Dijo Hawktor esta vez.
Inmediatamente, las miradas de todos los terrestres se dirigieron al exterior del cristal, dando un vistazo fijo al gran campo de entrenamiento que se encontraba al nivel del suelo, varios pisos por debajo de la biblioteca y donde varios soldados se enfrentaban entre sí con sus propios Bakugan.
–¿Quiere que luchemos? –. Preguntó Dan conteniendo la emoción.
En respuesta a su pregunta, Ser Loren solo pudo sonreír antes de darse la vuelta y dirigirse a la salida.
–Reúnanse con nosotros en 5 minutos en el campo de entrenamiento. Y lleven ese libro con ustedes, nos va a servir en esta práctica.
Castillo Real, Campo de Entrenamiento
5 minutos después
Campo: Abierto.
El patio era grande, demasiado grande. Con un solo vistazo, Dan podía atreverse a adivinar el sinnúmero de kilómetros que debía abarcar el gran espacio, el cual se dividía en dos partes. Según Fabia, el ejército de Miriel no podía darse el lujo de descuidarse en aspectos de combate cuerpo a cuerpo, por lo que la zona más "pequeña" del campo se encontraba cargada de armas y equipo para que los soldados hicieran sus prácticas.
Eso estaba bien. Sin embargo, la zona que más llamaba la atención de Dan era aquella con un gran espacio vacío en la parte posterior del castillo, uno lo suficientemente amplio como para que cuatro Bakugan pudieran moverse libremente en una batalla. Por suerte, la gran estructura de la reina se encontraba lo suficientemente lejos como para evitar sufrir daños en los entrenamientos, así que no tendrían que preocuparse demasiado por destruir algo.
El campo se encontraba relativamente solo, el único público que tendrían para esta práctica serían los ojos curiosos de los soldados ansiosos por ver a los más fuertes entrenar con dos de los Peleadores Bakugan.
–Díganme algo, ¿cuánto saben del Elemento? –. Preguntó Ser Loren dirigiéndose al otro lado del campo.
Dan y Shun se mantuvieron lado a lado, esperando expectantes el inicio de este encuentro, mientras Fabia se mantenía a una distancia prudente con el libro del Sabio Alfredo en sus manos.
–Es una pequeña parte del poder del Orbe Sagrado –. Respondió Dan estirándose con anticipación.
–Es capaz de crear vida, llenar campos enteros –. Respaldó Drago a su compañero.
–Correcto. ¿Algo más? –. Preguntó Hawktor.
Honestamente, no sabían que más decir. Eso era todo lo que sabían del Elemento por sí solo, todo lo demás se desviaba al Orbe Sagrado.
–¿Es todo? –. Cuestionó el caballero con incredulidad.
En respuesta a la pregunta, ambos compañeros solo pudieron asentir un poco avergonzados por su falta de más conocimientos.
–Muy bien, tenemos mucho trabajo por delante –. Asintió el Bakugan neathiano.
–Comenzaremos con Drago, ¿entendido? –. Declaró Ser Loren.
Dan asintió a Shun, indicándole que tomaría la delantera para entrenar. De todos modos, no podía negar la emoción y la curiosidad que lo recorría ante la idea de enfrentar a los más fuertes de Neathia.
Al ver a sus oponentes listos, Hawktor se cerró en su forma de esfera para ser tomado por la mano enguantada de su peleador.
–¡Bakugan, pelea! –. Exclamó el neathiano al arrojar a su compañero.
Hawktor voló por el suelo terroso del campo de entrenamiento, aterrizando un marco invisible que delimitaba el centro del espacio, abriendo sus ojos carmesí brillantes sobre un cuerpo de luz esmeralda vivo, que consumió su forma.
Las grandes alas de Hawktor fueron lo primero que se asomó desde el suelo, apuntando hacia arriba antes de desplegarse hacia los costados, exhibiendo las numerosas plumas verdes que conformaban ambos apéndices. Acto seguido, el resto del cuerpo del Bakugan se reveló, extendiendo brazos y piernas antes de tocar el suelo.
Hawktor: 1300.
–¿Por qué no arrojan una carta portal? –. Preguntó Drago confundido.
–Princesa, ¿qué dice la página 395 sobre las cartas portal? –. Llamó Hawktor a la peliazul.
Rápidamente, la hermana de la reina abrió el libro en busca de la página indicada, pasando hoja tras hoja a gran velocidad hasta dar con la sección que estaba buscando.
–Dice que los antiguos Bakugan especiales no necesitaban de cartas para alterar el flujo dimensional que rodea el espacio de las batallas –. Parafraseó la peliazul el texto.
–Como verán, muchachos, no serán necesarias cartas hoy. ¿Listos? –. Dijo Ser Loren en respuesta.
No podía negar que la idea de luchar sin cartas portal resultaba un poco extraña, eran como una parte esencial de las batallas y el hecho de no usarlas le parecía extraño.
–¿Listo, Drago? –. Preguntó el castaño con complicidad.
–Siempre, Dan –. Aseguró el dragón cerrándose en su forma de esfera.
–¡Bakugan, pelea! –. Exclamó el terrícola al arrojar a su compañero.
En una tormenta de fuego, la imponente silueta de Drago se reveló imponente en la arena de entrenamiento, bañando el amarillo y el verde del suelo con gruesas pinceladas de dorado y rojo de forma fugaz.
Drago: 1000.
–Muy bien, lo primero que tienen que saber del Elemento es que no solo sirve para crear vida o hacer evolucionar a su portador, aquellos que lo heredaron antes de nuestras épocas eran tan fuertes, que decían ser capaces de alterar la realidad misma a una escala pequeña –. Expuso Hawktor cruzándose de brazos.
–Por desgracia, no hay forma de saberlo. Una vez unido a un Bakugan, el Elemento se mantendrá con él hasta el día de su muerte, por lo que no hay forma de entender completamente las capacidades de Drago –. Continuó Ser Loren por su compañero.
–¿Y ninguno de ellos dejó alguna clase de registro? –. Cuestionó el dragón rojo.
–Temo que no. Siempre fue un temor constante que dicha información fuera robada y usada en contra de la capital, por lo que ninguno de los portadores o sus compañeros pudo dejar información detallada sobre el Elemento. El Sabio Alfredo fue el único al que se le confiaron datos veraces del tema para que los documentara, pero nada demasiado explícito por cuestiones de seguridad –. Respondió Fabia por el soldado esta vez.
–Después de la muerte del Sabio Alfredo hace 100 años, Neo fue el único ser vivo en toda Neathia con conocimientos vastos del Elemento, pero tenía prohibido compartirlos con alguien sin autorización –. Comentó Ser Loren.
–Pero ahora está muerto –. Recordó Shun con un suspiro.
La mirada de Dan y Drago cayó al mismo tiempo, recordando la muerte del Bakugan neathiano y su decisión de último momento para evitar que el gran poder que poseía cayera en las manos de sus enemigos.
No lo habían conocido de nada realmente, pero Neo les había hecho entrega del más grande de todos los regalos que podía ofrecerle a cualquiera. Por desgracia, tal presente también era una responsabilidad gigantesca.
–Sí, es cierto. Pero no se sientan mal por eso, Peleadores –. Confortó Hawktor sin perder su tono firme –. Si el informe que recibimos fue correcto, fue la imprudencia de Neo lo que provocó su muerte. Así que no tienen por qué sentirse culpables.
Las palabras del Bakugan eran duras, pero ciertas. Leónidas también lo había remarcado en la Tierra y no carecían de razón, el orgullo guerrero de Neo había sido su condena y el responsable de las heridas de Ingram en batalla. Realmente, ninguno había tenido injerencia en la decisión del difunto, pero eso no aplacaba la amargura de tal pérdida para Neathia.
–¿Y qué hacemos ahora? Sin Neo, no tenemos la información completa que necesitamos del Elemento –. Dijo Dan con pesar.
–En Miriel, es tradición que el Bakugan que porta el Elemento elija a un heredero, al cual tendrá que enseñarle todo lo posible sobre el gran poder que se le otorgará. Por desgracia, Neo no alcanzó a enseñar todo lo que sabía –. Afirmó Ser Loren.
–Entonces, será necesario descubrir los misterios del Elemento por nuestra cuenta –. Simplificó Shun sosteniendo su barbilla entre sus dedos.
–En su mayoría, sí. Pero los herederos de Neo aún viven y pueden aportar algo de luz para resolver este problema –. Comentó Ser Loren con una sonrisa abriendo sus brazos.
–¡Excelente! ¿¡Dónde están!? –. Exclamó Dan emocionado –. ¡Deben ser sujetos muy fuertes!
En respuesta a su pregunta, todos los peleadores Ventus lo miraron con una gota de sudor cayendo de sus frentes y un suspiro colectivo.
Dan regresó confundido la mirada a sus nuevos compañeros de entrenamiento, los cuales parecían hacer un esfuerzo monumental por contener la risa.
–¿Qué pasa? ¿Dije algo gracioso? –. Cuestionó el castaño confundido al caballero –. Vamos, amigo, ¿dónde están los aprendices de Neo?
–Los estás viendo, Dan –. Respondió Ser Loren un poco más animado.
Inmediatamente, las mejillas del humano se tiñeron de rojo, claramente avergonzado por la pequeña escena que acababa de crear víctima de su emoción.
Honestamente, se sentía un poco tonto. Tenía sentido, después de todo, no habría nadie mejor en Neathia para heredar el poder del Elemento que aquellos que ostentaban la reputación de ser los más fuertes del planeta.
Habría dicho algo, pero Fabia se adelantó con una ceja arqueada tras oír la confesión del caballero.
–No sabía eso. ¿Por qué nadie nos lo notificó? –. Preguntó la princesa curiosa.
–Es normal, la elección del futuro heredero del Elemento es un secreto que se mantiene entre los Bakugan, sus peleadores y el monarca en cuestión. Cualquier otro individuo involucrado podría comprometer el éxito de la transferencia –. Respondió Ser Loren con calma.
–En todo caso, la transferencia ya se arruinó, así que no importa. Drago tiene el Elemento y es nuestro deber ayudarlo a dominar este poder para usarlo contra nuestros enemigos –. Cortó Hawktor con seriedad.
Al escuchar las palabras del Bakugan Ventus, la mirada del gran dragón rojo cayó nuevamente al suelo, mirando la tierra con una mezcla de culpa y pesar en sus ojos verdes, antes de devolver su atención al neathiano.
–Hawktor, lo siento. No quería robarte tu derecho –. Se disculpó el Bakugan Pyrus.
–Olvídalo, Drago. Cómo dije antes, no fue tu culpa –. Respondió Hawktor con firmeza.
–Aun así, me siento terrible por quitarles esto. Si hay algo que podamos hacer para compensarlos, no duden en decirlo –. Pidió el vestroiano.
–¿Quieren hacer algo por nosotros? Entrenen duro y ayúdennos a detener a Barodius –. Simplificó el neathiano alzando los puños.
–¡Ese es el espíritu! ¡Vamos a entrenar! –. Celebró Dan con euforia.
Listos para comenzar, ambos Bakugan asumieron posiciones de pelea, separando los pies, extendiendo las alas y levantando los puños.
–Neo decía que el Elemento responde a ciertos estímulos dependiendo del portador. En este entrenamiento, vamos a tratar de descubrir cuales funcionan con Drago –. Explicó el caballero con sorprendente cuidado.
–Entendido –. Asintió el susodicho con firmeza.
–¿Listos, terrestres?
–¡Adelante!
En un parpadeo, la ágil figura de Hawktor se desvaneció ante los ojos confundidos de los líderes de los Peleadores Bakugan, que no tuvieron oportunidad de reaccionar hasta que el neathiano reapareció a unos pocos centímetros del dragón rojo, con un puñetazo listo a la altura del hombro.
Sorprendido, Drago apenas tuvo tiempo de levantar los brazos delante de su pecho y su cabeza, bloqueando el golpe del neathiano, pero retrocediendo ligeramente ante la fuerza del impacto.
Inmediatamente, Hawktor arremetió nuevamente con los puños en alto, aventurando varios golpes a las zonas más expuestas del Bakugan vestroiano, que no paraba de bloquear con dificultad los múltiples ataques de su aliado al mismo tiempo que retrocedía.
–¡Defiéndete, Drago! –. Exclamó el neathiano entre puñetazos.
Emitiendo un poderoso rugido, el gran dragón rojo abrió sus alas y sus brazos con violencia para apartar al Bakugan Ventus, antes de emprender el vuelo con el agite de los apéndices en su espalda.
–¡Síguelo, Hawktor! –. Ordenó Ser Loren a su Bakugan.
–Entendido.
Por primera vez en este encuentro, el guerrero neathiano emprendió su propio vuelo, agitando sus alas y dejando que unas pocas plumas cayeran al suelo mientras surcaba los vientos del campo.
Al ver a su oponente ascender a gran velocidad, Dan vio su oportunidad para comenzar su propio ataque.
–Poder activado: ¡Fuego Cruzado!
Abriendo sus cuatro alas tanto como le fue posible, una poderosa llamarada salió disparada de los apéndices del dragón rojo, asumiendo la forma de una gran X giratoria mientras se precipitaba hacia el suelo, obstaculizando la trayectoria de Hawktor.
Drago: 1300.
A simple vista, la gran estrella de fuego parecía ser lo suficientemente grande y rápida como para alcanzar a su objetivo con un golpe directo. Sin embargo, grande fue la sorpresa que sintió Dan cuando vio que el Bakugan alado comenzaba a girar sobre su propio eje, cubriéndose con una fina capa de viento y maniobrando en pleno aire para alterar su trayectoria original.
–¿Qué está haciendo? –. Preguntó Dan confundido.
–Se prepara para esquivar –. Respondió Ingram por su compañero.
Tal como el Bakugan Ventus había expresado, la forma ágil de Hawktor se movió ligeramente hacia uno de los costados mientras se aventuraba hacia la enorme cruz de fuego que se cernía sobre él.
Si bien las aspas del ataque giraban con una velocidad considerable, ésta resultó ser insuficiente cuando el Bakugan neathiano demostró su velocidad superior al atravesar el espacio entre cada una de las aspas, evadiendo el golpe con absoluto éxito.
Una gran explosión dorada se produjo en medio del espacio que dividía la tierra del cielo, obligando a los peleadores a taparse los ojos para proteger la vista de la apabullante luz Pyrus que bañó el campo de batalla.
Desde su posición, lo único que se pudo ver en las alturas fue la silueta de Hawktor Ventus, abriendo las alas tanto como pudo una vez que se encontró a la misma altura que Drago.
Dan quiso darle instrucciones a su compañero, decirle cómo defenderse de los ataques que caerían sobre él a continuación, pero el Bakugan Ventus se le adelantó con audacia, conectando un poderoso gancho en un costado de la cabeza de Drago.
Emitiendo un intenso quejido de dolor, Drago retrocedió ligeramente ante la fuerza del golpe para, posteriormente, ser el receptor de una veloz andanada de puñetazos que cayeron en su estómago, su cabeza y sus costados.
En medio de la ola de ataques, Hawktor elevó una de sus piernas al nivel de su pecho, cargando una poderosa patada que envió a su oponente varios metros a sus espaldas.
–¡Dan, necesito un poco de ayuda aquí! –. Llamó Drago a su compañero con dificultad.
–¡En camino! –. Respondió el castaño levantando una nueva carta entre sus dedos –. Poder activado: ¡Ola Lumino!
Envuelto en la luz rojiza de su atributo, Drago se irguió de nuevo, listo para la batalla y atrapando el próximo puñetazo de Hawktor que se dirigía hacia él con ahínco.
Drago: 1500.
Por supuesto, eso no detuvo al caballero de Neathia, que no dudó en aventurar un nuevo puñetazo, solo para ser atrapado por la mano ligeramente más grande del Bakugan Pyrus.
Con sus brazos aprisionados en el agarre del vestroiano, Hawktor no tardó en levantar sus rodillas para azotar con dureza el estómago y las piernas de Drago. Sin embargo, éste último no retrocedía, inmutable completamente debido a la fuerza que la Ola Lumino le había otorgado.
En lugar de ceder, Drago solo aprovechó la ventaja de altura que su cuello le ofrecía sobre Hawktor para apartarse ligeramente, con una bola de fuego creciendo entre sus grandes colmillos.
–¡Apártate, Hawktor! ¡Qué no te alcance! –. Exclamó Ser Loren a su compañero.
Siguiendo la instrucción de su peleador, el neathiano en los cielos batió sus alas con fuerza, elevándose hasta quedar a la misma altura de Drago y usando sus piernas para empujar el gran cuerpo del vestroiano lejos de sí, soltándose así de su agarre y provocando que la bola de fuego se precipitara en una dirección lejana a la del neathiano.
Aprovechando el momento, Hawktor arremetió una vez más contra Drago, tomando impulso en pleno aire con un puño a la altura de la cabeza, listo para impactar en el vestroiano nuevamente.
Sin embargo, antes de que pudiera llegar a su objetivo, Drago ya había levantado su propia mano, atrapando el ataque de su oponente antes de que éste pudiera alcanzarlo.
–¡Eso es, amigo! ¡Muéstrales como peleamos en la Tierra! –. Dijo Dan con orgullo.
Emitiendo un rugido intenso, Drago atacó usando su mano libre para dirigir un golpe cargado hacia su contrincante, obligándolo a cubrirse con su brazo y una de sus alas para bloquear el ataque del dragón rojo.
Sin embargo, eso no bastaría para impedir el notable retroceso que envió a Hawktor varios metros a sus espaldas, dándole a Drago la oportunidad de atacar nuevamente.
Persiguiendo al neathiano, Drago preparó un nuevo puñetazo justo en el momento en que el primero se recompuso, recibiéndolo en el acto con un gancho derecho que obligó a Hawktor a desviar la mirada de forma abrupta.
El caballero trató de contraatacar una vez más, pero sería sorprendido por la ola de golpes que empezó a caer sobre él como una tormenta furiosa, quedando como una víctima de la fuerza superior del nuevo portador del Elemento.
Fue en medio de la andanada de ataques, que la mano del Dragonoid alcanzó a sujetar la cabeza de Hawktor en un movimiento sorpresivo, usando su fuerza superior para tirar de ella y arrojar el cuerpo del neathiano varios metros por los cielos, dándole la oportunidad de concluir su secuencia de ataques con una nueva bola de fuego; una que emergió de sus fauces y se aventuró por los cielos hasta impactar con su objetivo.
Hawktor: 1000.
Entre respiraciones agitadas, la silueta de Hawktor Ventus emergió de entre el humo, cubierto por varias quemaduras y rasguños acompañando su respiración agitada.
Al ver a su nuevo aliado en un estado como ese, Dan temió haberse excedido en sus ataques. Tenían que tener un poco más de control con respecto a los nuevos poderes de su compañero, aún no los controlaban del todo y lo último que querían era dañar a un amigo, especialmente mientras libraban una guerra.
No obstante, antes de que pudiera decir algo, todos se vieron gratamente sorprendidos cuando tanto el Bakugan herido como su compañero comenzaron a reír con buen ánimo, antes de que el primero se agitara para librarse de la capa de humo y cenizas que había quedado sobre su cuerpo.
–Nos impresionan, terrestres. En verdad saben cómo pelear –. Felicitó Ser Loren.
–Gracias, es un talento natural –. Respondió Dan tan humildemente como pudo.
–Pero se están quedando a medias –. Reprochó Hawktor de pronto.
–¿Qué quieres decir? –. Preguntó Drago confundido.
–Cuando entrenaba con Neo, sus ataques eran mucho más fuertes que los tuyos ahora mismo, Drago. Créeme, he visto de lo que es capaz un portador del Elemento y tú aún estás rascando la superficie –. Explicó el Bakugan estirándose un poco.
–Sé honesto con nosotros, ¿te has sentido diferente a la hora de luchar?
–Temo que no, al menos, no desde la batalla con Kazarina. Es como si las sensaciones de antes se hubieran desvanecido –. Respondió el vestroiano –. En ese momento, sentía que mi cuerpo podría explotar en cualquier momento, tenía mucho poder contenido entonces.
–¿Y ahora no? –. Preguntó Ser Loren una vez más.
–No, me siento más tranquilo. Como si me hubiera liberado de un gran peso –. Respondió el Bakugan honestamente.
Ante la respuesta recibida, ambos neathianos se notaron pensativos, formulando lo que debían ser sus propias teorías en sus mentes antes de compartir una breve mirada.
–Neo decía que, al inicio, a los portadores del Elemento les cuesta controlar ese poder, no saben cómo soltarlo en batalla voluntariamente, así que se termina acumulando en sus cuerpos hasta que la necesidad de soltarlo se apoderaba de ellos –. Recordó Hawktor con una mano en la barbilla.
–¿Significa que tenemos que esperar que lo que pasó en la última batalla se repita? –. Preguntó Shun a los peleadores.
–En teoría, pero no contamos con ese tiempo y no podemos arriesgarnos a que ese poder se libere en un mal momento. Algo así podría ser seriamente perjudicial para cualquiera, incluso nosotros –. Respondió Ser Loren.
–¿Y qué podemos hacer entonces? –. Cuestionó Drago esta vez.
–Algunos Bakugan se adaptan mejor cuando están en batalla. Quizás, si peleamos más en serio, podamos forzar a tu cuerpo a manifestar sus nuevos poderes –. Propuso Hawktor.
–¿Y creen que funcione? Un error podría lastimar severamente a Drago –. Dijo Aranaut en el hombro de su compañera.
–Si algo malo pasa, nos detenemos en el acto –. Declaró Ser Loren antes de mirar a los chicos –. ¿Qué dicen? ¿Están dispuestos a intentar?
Ante la pregunta, Dan y Drago no demoraron mucho en compartir una pequeña sonrisa cómplice antes de asentir.
No iban a mentirse a sí mismos, esta pelea, a pesar de sus limitaciones, estaba siendo muy divertida hasta ahora. Los más fuertes de Neathia contra los más fuertes de la Tierra.
–Muy bien, entonces Hawktor y yo comenzaremos a pelear en serio. Será mejor que estén preparados –. Advirtió el caballero de armadura verde.
–Descuida, siempre lo estamos. ¿Cierto, Drago?
–Cierto, Dan.
Al recibir su respuesta, los puños de los Bakugan se alzaron nuevamente, listos para retomar el combate con una fuerza mayor a la ya mostrada.
–Poder activado: ¡Reflector Lumino!
–Poder de fusión activado: ¡Huracán Interior!
Hawktor: 2000. Drago: 1800.
Envueltos en la luz de sus propios atributos, ambos colosos se abalanzaron sobre el otro, agitando el aire con el batir de sus alas en movimientos agresivos, movimientos que revolvieron la tierra como un preludio antes del poderoso choque expansivo que tuvo lugar en el aire.
Drago era grande y fuerte, envuelto en una cúpula de fuego dorado y rojizo, el vestroiano sería normalmente imparable para cualquier oponente.
Sin embargo, el Bakugan más fuerte de Neathia no era un oponente cualquiera y su nivel de poder superior lo ayudó a demostrarlo, pues, a pesar de encontrarse cara a cara con lo que sin duda debería ser una fuerza imparable; Hawktor Ventus no retrocedía. Todo lo contrario, parecía ser un objeto inamovible.
Forcejeando con todo lo que sus cuerpos podían ofrecer, ambos Bakugan empujaron a su oponente sin un éxito aplastante. Hawktor batía sus alas con fuerza y velocidad, abrumando con la fuerza de sus poderes al gran dragón rojo.
Poco a poco, la forma ágil de Hawktor se fue sobreponiendo a la de Drago, abrumando la forma del gran dragón rojo e incluso empequeñeciéndola ligeramente al extender las alas.
–¡Dan! –. Llamó el vestroiano a su compañero.
–¡Descuida, amigo! ¡Ya es nuestro! –. Respondió el castaño mientras alzaba una carta entre sus dedos –. Poder activado: ¡Fuego Barnum!
Drago: 2000.
Emitiendo un intenso rugido, el gran dragón vestroiano levantó la cabeza tanto como pudo, dejando ver una llama dorada entre sus fauces, una que brilló tanto como el cielo celeste de Neathia.
–¡Aléjate!
Siguiendo la orden de su compañero, Hawktor prácticamente desapareció de su lugar, desplazándose hacia arriba mientras era perseguido por una gran llamarada Pyrus que iluminó el campo de batalla con su ruta de movimiento.
De pronto, en una ofensiva sorpresa, el Bakugan de piel roja agitó sus alas, comenzando una persecución detrás de su contrincante sin cesar su ataque.
Ambos colosos se desplazaron ágilmente por el campo de batalla, jugando a una intensa ronda del gato y el ratón en el que Hawktor buscaba activamente un punto ciego en la guardia de su oponente.
–¿Qué dicen, chicos? ¿Ya estamos explotando el poder del Elemento? –. Preguntó Dan con una sonrisita animada.
–No están ni cerca –. Respondió Ser Loren arqueando una ceja.
–¿¡Qué dices!?
–¡Hawktor, muéstrales como peleamos en Neathia!
Deteniéndose en pleno vuelo, las grandes alas del Bakugan Ventus se mantuvieron estáticas por un breve segundo, uno en el cual la figura ágil del guerrero también se paralizó en el aire, dejándose consumir por las llamas de Drago.
En otras circunstancias, Dan se habría preocupado por herir gravemente a un aliado. No obstante, no tuvo tiempo alguno para procesar lo que estaba pasando hasta que presenció con sus propios ojos como la llamarada de su compañero se desvanecía en una onda expansiva, que combinaba viento y fuego por igual.
Y en su interior, en el corazón del ahora ausente movimiento, solo quedó la figura de Hawktor Ventus brillando en una intensa cúpula de energía esmeralda, sin un solo rasguño en su cuerpo.
–Ahora, vamos en serio –. Declaró el Bakugan neathiano con tono de voz apagado.
Repentinamente, en lo que solo pudo describirse como el soplido del viento, Hawktor desapareció de forma fugaz antes de materializarse una vez más delante de Drago, conectando un puñetazo en el estómago del segundo y haciéndolo retroceder.
Tan fuerte había sido el golpe del neathiano, que Drago mismo se había visto obligado a retroceder con una mano en la zona herida.
Aunque los separaba una distancia para nada despreciable, Dan pudo jurar, por un minuto, que la marca de un golpe se había quedado grabada en la piel de su compañero.
–Cuando entrenábamos, Neo se volvía más fuerte conforme más dolor experimentaba. Si mi teoría es cierta, al ser del mismo atributo, es razonable pensar que tu caso debe ser similar –. Explicó Hawktor aún con el puño arriba.
–Ahora que Drago demostró ser capaz de soportar los ataques de Hawktor, podemos pasar a la segunda parte del entrenamiento –. Comentó el caballero en tierra.
–¿Y cuál es? –. Preguntó Dan confundido.
–Según Neo, los estímulos a los que reaccionan los portadores del Elemento dependen de su atributo. Pyrus es el más ofensivo de todos, por lo que es factible pensar que necesita el calor de la batalla para fortalecerse.
–Nuestra función ahora es forzarlos a activar esos poderes. Su papel, por otro lado, será defenderse –. Expuso Hawktor levantando las manos en posición de lucha –. Debo disculparme desde ahora si esto duele.
–¿Qué?
Antes de que Drago pudiera reaccionar, Hawktor ya se encontraba delante suyo nuevamente, conectando un nuevo puñetazo en un costado del Bakugan vestroiano, uno que calló cualquier sonido que éste pudiera emitir y obligándolo a soltar un grueso hilo de saliva que saltó fuera de su boca; y delante de sus ojos en blanco.
De pronto, una nueva ola de golpes cayó con dureza sobre el cuerpo del Bakugan alado, una que lo hacía retroceder y que no le daba tiempo para si quiera respirar antes de recibir un nuevo ataque.
Fue entonces cuando la rodilla del neathiano se alzó con fuerza nuevamente, conectando un ataque en el estómago expuesto del dragón rojo y obligándolo a bajar la cabeza al encogerse por el dolor.
–¡Amigo, no! –. Llamó el castaño preocupado.
–¡Resiste, Drago! ¡Puedes ganar! –. Alentó Shun a su amigo desde tierra.
Pero éste no lo escuchó. Con la cabeza apuntando hacia el suelo, Hawktor vio la oportunidad de azotar su codo en la espalda alta del vestroiano.
Impulsado por los múltiples ataques recibidos, Drago se reincorporó violentamente, tratando de agitar sus garras con gran velocidad para alcanzar a su contrincante. Sin embargo, sus intentos se vieron frustrados cuando el Bakugan Ventus hizo gala de sus habilidades en combate, evadiendo y bloqueando los zarpazos que trataban de caer sobre él sin éxito alguno.
–¿Esto es todo lo que tienen? Esperaba más habilidad por parte de los peleadores más fuertes de la Tierra –. Provocó el neathiano atrapando uno de los brazos del dragón rojo.
Inmediatamente, el Bakugan Ventus trató de contraatacar con un gancho dirigido a la cabeza del vestroiano. No obstante, éste sería un poco más rápido, atrapando la mano de Hawktor en el aire y bloqueando su paso al llegar a un nuevo punto de forcejeo.
Sorprendido, el neathiano compartió una breve serie de choques de rodillas para tratar de someter al otro.
Ambos Bakugan estaban igualados en sus niveles de poder y potenciados por sus propias cartas de habilidad. Ninguno parecía sobreponerse al otro esta vez.
–¡Eso es, Drago! ¡No lo sueltes! –. Felicitó Dan a su compañero.
–Grave error.
La cabeza del neathiano no tardó mucho en retroceder a modo de impulso, antes de abalanzarse hacia el frente una vez más, chocando directamente con la mandíbula del dragón rojo.
Aturdido, Drago no pudo hacer nada más que retroceder antes de sentir como sus brazos eran halados hacia el frente, sintiendo un fuerte tirón que lo puso a merced de Hawktor una vez más, el cual no dudó en aprovechar esa oportunidad para conectar un nuevo rodillazo en su estómago desprotegido.
–El uso de tus poderes y tu instinto de lucha ha sido su estilo de batalla durante demasiado tiempo. Así luce la necesidad de crecer como guerrero –. Regañó Hawktor subiendo sus ataques a la mandíbula del dragón rojo.
–¡Resiste, amigo! –. Alentó el humano a su compañero.
–¡Defiéndete! ¡Solo así sacarás a relucir el poder del Elemento! –. Exigió Hawktor conectando un nuevo puñetazo.
El nuevo ataque había caído severamente en una costilla expuesta del vestroiano, que solo pudo revolverse adolorido mientras emitía fuertes rugidos.
Pero eso no detuvo al neathiano, que mantuvo el ritmo de sus ataques con fiereza.
–¡Tu naturaleza es la del fuego! ¡Deja que salga entonces! ¡No contengas tus poderes, Drago! –. Continuó Hawktor elevándose con un puño a la altura de su cabeza.
De pronto, en un acto sorpresivo, el ataque del neathiano se vio frenado en seco.
Fue una visión llamativa y un poco aterradora, una que solo podía describirse como la defensa alta de Drago regresando a él. Envuelto en un calor abrasador, el brazo del vestroiano se alzó de pronto para sujetar la mano de su oponente, deteniendo el puñetazo descendente con facilidad mientras el calor comenzaba a emanar de todo el cuerpo del Bakugan Pyrus.
Lo único que se pudo ver desde la distancia, más allá del abrumador tono rojizo que bañaba el cuerpo del vestroiano, fue el llamativo resplandor verde que destelló en sus ojos.
Drago: 2500.
–Ya comenzó a reaccionar –. Comentó Ser Loren con la ceja aún arriba.
Correspondiendo los movimientos de su oponente, Drago tiró del brazo de Hawktor para acercarlo y conectar un fuerte puñetazo ascendente a la barbilla del neathiano, dejando su cuerpo expuesto.
Aprovechando la oportunidad, Drago sujetó el cinturón del caballero, agitándolo violentamente en el aire antes de tirarlo hacia el suelo y seguirlo a gran velocidad.
Fue en ese momento que una carta brilló en las manos de Dan, un destello dorado que parecía emular el fuego del atributo que lo caracterizaba.
–¿Qué es esto? –. Preguntó el Peleador Pyrus confundido.
–Es una de las cartas que aparecieron durante nuestra batalla con Kazarina. Parece que la teoría de Hawktor era cierta –. Respondió Shun al mirar el objeto.
–Úsala, Dan. Drago necesitará toda la ayuda posible para ganar –. Alentó Ingram al peleador mientras Hylash asentía.
–Entendido –. Respondió Dan antes de levantar la carta –. Poder de fusión activado: ¡Luz Llameante!
Drago: 3000.
En pleno aire, el vuelo del dragón vestroiano se vio potenciado por una intensa cúpula de fuego que se formó alrededor de su cuerpo, aumentando su fuerza y su velocidad, al igual que su nivel de poder.
Cuando Hawktor finalmente llegó al suelo, logró maniobrar lo suficiente como para aterrizar sobre sus pies, pero no lo suficiente como para evadir el meteorito que se alzaba sobre él.
En lugar de eso, el neathiano no tuvo más remedio que levantar sus brazos para intentar bloquear el golpe de su oponente.
Cuando los poderes dorados y esmeraldas chocaron, la tierra se estremeció visiblemente, agrietando el campo de batalla alrededor de un enorme cráter que se formaba alrededor de Hawktor Ventus.
Sorprendentemente, el Bakugan neathiano resistía con relativo éxito la ofensiva de Drago, el cual no demoró mucho en cambiar de enfoque, posando sus pies en el suelo y embistiendo con violencia el cuerpo más delgado del contrincante.
El neathiano recorrió el viento de la arena, desplazándose con sus alas antes de clavar sus garras en la tierra, dejando tras de sí unas gruesas marcas en forma de líneas profundas.
Por desgracia, a pesar de su éxito en evitar un impacto, no logró movilizarse a tiempo para evadir el siguiente ataque de Drago, el cual arremetió como un cometa sobre el caballero.
Tanta era la velocidad y el gran poder de Drago, que una estela llameante había quedado marcada en su trayectoria recorrida, formando una línea que concluyó con una poderosa embestida a Hawktor Ventus, el cual no tuvo más opción que elevarse en pleno aire para evitar una andanada de golpes que podrían terminar en su derrota.
–¿Qué tal ahora, amigo? ¿Ahora sí lo hacemos bien? –. Dijo Dan animado nuevamente.
–Sí, ahora sí –. Asintió Ser Loren con las manos en las caderas.
–¿Cómo te sientes, Drago? –. Preguntó Hawktor al vestroiano con la respiración agitada.
Al gran dragón rojo parecía faltarle el aliento, respiraba con dificultad al mismo tiempo que sus hombros subían y bajaban con frenetismo.
–Es… es agotador… –. Respondió el Dragonoid con dificultad –. ¿Por qué… por qué me siento… de esta forma…?
–Es la primera vez que activas el poder del Elemento de manera un poco más consciente, es normal que estés cansado, tu cuerpo aún se acostumbra –. Respondió Ser Loren antes de mirar a Dan –. ¿Qué dices, terrícola? ¿Quieres ver si logran terminar esta batalla?
Inmediatamente, Drago se irguió tanto como pudo, extendiendo sus alas y levantando los puños para retomar el combate.
Parte de Dan quería dejar hasta aquí el encuentro, pero la parte más animada de sí, la que disfrutaba de las batallas, sentía una curiosidad genuina por ver qué tan lejos podía llegar.
–No lo sé –. Confesó el castaño rascándose la cabeza con una sonrisa nerviosa.
–Vamos, Dan. No sabemos cuánto me tome acceder a este poder otra vez y ni siquiera me siento tan fuerte como en la batalla contra Lumagrow –. Alentó Drago a su compañero –. Estoy seguro de que podemos ir más allá.
–Es tu elección, terrícola –. Dijo Hawktor cruzándose de brazos.
Drago parecía convencido, y Dan no se atrevía a quitarle eso. Tenía razón, aún desconocían muchas cosas del Elemento y tener el tiempo para entrenar así era un lujo que no sabía cuándo se repetiría en esta guerra.
Con un suspiro un poco cansado, el líder de los Peleadores Bakugan asintió.
–Muy bien. En ese caso, ya que logramos un avance importante en nuestro primer día, creo que podemos darnos el lujo de mostrarles un poco más de nuestro verdadero poder –. Dijo Ser Loren antes de dedicarle una mirada a su compañero.
Al obtener lo que sin duda debió ser una aprobación por parte del Bakugan, los dedos del caballero mostraron dos cartas poder brillando en un intenso tono esmeralda.
–¿Qué hace? –. Se preguntó Shun en voz alta.
–Doble poder de fusión activado: Lluvia Huracanada + Amo del Viento.
El aire se agitó de manera salvaje, corriendo en diferentes direcciones de manera violenta, alzando la tierra y el polvo en un proceso que obstaculizaba la vista de todos los presentes salvo Drago, cuyo calor quemaba rápidamente el polvo que tocaba su piel.
Hawktor: 3000.
Levantando las manos en posición de combate, Hawktor se preparó nuevamente, antes de posar un pie en la tierra.
La tierra se agitó de forma violenta, dejando que una onda de energía verde se asomara de forma fugaz, partiendo desde el pie de Hawktor y cubriendo los alrededores de la arena antes de desaparecer ante sus ojos.
Dan no supo decir a ciencia cierta que había sido eso, pero Drago parecía haber entendido mejor la situación, pues una mueca de asombro se apoderó de sus expresiones y un suave temblor agitó sus manos de pronto.
–¿Listo, Drago?
El vestroiano no respondió al instante, no con palabras al menos. En su lugar, se lanzó una vez más sobre su contrincante con un atronador rugido de batalla, dejando ver sus garras una vez más.
Rápidamente, Hawktor retrocedió, al mismo tiempo que levantaba un puñetazo a la altura de la cabeza para, acto seguido, extenderlo hacia Drago.
–¡Esquívalo! –. Instituyó Fabia al dragón rojo de pronto.
Haciendo caso a la advertencia de la princesa, Drago se movió hacia un costado, dejando pasar la dura corriente de viento a presión hacia un lado antes de retomar su camino hasta Hawktor.
Por un momento, Dan pudo saborear la victoria. Si bien el neathiano ya se encontraba cargando un nuevo ataque, idéntico al anterior, el peleador estaba seguro de que no tendría el tiempo suficiente para lanzarlo teniendo a Drago tan cerca.
La victoria sobre los más fuertes de Neathia era casi palpable y habría sido fácil alcanzarla, de no ser por el ademán que Hawktor realizó con su mano libre.
De pronto, en un movimiento imposible de prever, una intensa corriente de viento a presión apareció a espaldas de Drago, golpeando al susodicho en la zona expuesta entre sus alas y exhibiendo su pecho al recibir tal ataque de forma impredecible.
–¿Qué pasó? ¿Qué se supone que fue eso? –. Preguntó Dan confundido.
–Yo… no lo sé… –. Admitió Fabia con asombro.
–El poder de fusión "Amo del Viento" permite que Hawktor manipule a su antojo las corrientes de aire que se encuentran a su alrededor, incluyendo la posibilidad de emular un golpe de la Lluvia Huracanada y dirigirlo en cualquier dirección que desee.
Aprovechando el momento, el Bakugan neathiano se elevó de un salto con un nuevo puñetazo cargado a la altura del hombro, uno que impactó de lleno en el estómago del Dragonoid, impulsando una corriente de aire a presión al mismo tiempo que los nudillos se hundían en la carne de su oponente.
Fue un instante, uno tan breve como un parpadeo, pero Dan nunca podría olvidar como el cuerpo de Drago, más grande que el de Hawktor; salía disparado desde su puño hasta caer al piso sobre sus alas con jadeos de dolor y agotamiento, jadeos que solo cesaron cuando la luz del atributo Pyrus se apoderó de la figura de Drago.
–Son fuertes, pero aún tienen mucho que aprender –. Dijo Hawktor antes de sentir como la luz de su atributo lo envolvía completamente.
Convertido en una esfera, Drago cayó desorientado a los pies de su peleador.
–Indicador de vida de Dan: 30%.
–Amigo, ¿estás bien? –. Preguntó Dan preocupado.
–Sí, lo estoy. Solo un poco mareado –. Respondió Drago en las manos de su compañero.
–Descuiden, el portador del Elemento tiene la ventaja de sanar sus heridas mucho más rápido una vez que termina la batalla. Te sentirás mejor en unos minutos, Drago –. Confortó Hawktor al Bakugan Pyrus.
–Esperamos no habernos excedido con la práctica, pero temo que no conocemos otro modo de hacer reaccionar el Elemento. Por desgracia, Neo no alcanzó a enseñarnos todo lo que sabía –. Dijo Ser Loren a modo de disculpa.
–Lo entendemos, Ser. Y agradecemos que nos ayudara a dar con una pista para activar mis nuevos poderes –. Respondió Drago humildemente.
–Sí, aunque tendremos que entrenar más en el futuro –. Reconoció Dan en un tono similar.
–Estaremos ahí para ayudarlos en todo lo que nos sea posible –. Juró Ser Loren.
Entonces, la mirada del caballero se posó fijamente en Shun e Ingram, mirándolos expectantes antes de retomar la palabra una vez más.
–¿Listos, chicos? –. Cuestionó el neathiano de pronto.
–Adelante, Ser –. Asintió Shun mientras Ingram respaldaba el gesto.
Ambos peleadores Ventus asumieron sus posiciones para pelear, ambos compartiendo una mirada fija y afilada mientras Shun exhibía una carta portal entre sus dedos.
Dan se alejó junto con Fabia y sus compañeros, ansioso por la batalla que estaba a punto de presenciar. En cierto modo, Shun e Ingram tenían un estilo de batalla similar al de Ser Loren y Hawktor, por lo que la idea de presenciar un combate entre ambos resultaba demasiado emocionante.
Separando ligeramente las piernas y subiendo sus brazos como una muestra de cautela y precaución, Ser Loren se preparó con anticipación para el momento en que Shun arrojara la carta portal.
Finalmente, la batalla entre los mejores exponentes del atributo del viento iba a comenzar.
–¡Carta portal lis...!
–¡SER LOREN!
Un poderoso rugido producido desde lo alto del castillo, a espaldas de Shun, interrumpió la batalla de forma abrupta y violenta.
Instintivamente, la mirada de todos los presentes se desvió hacia la fuente del sonido, cambiando sus expresiones a unas de terror puro cuando vieron a la mismísima Reina Serena asomada desde una de las ventanas de la torre más cercana al patio de entrenamiento, con una expresión de ira pura marcando su delicado rostro.
Claramente, a la reina le había disgustado algo del encuentro anterior y bastaba con ver su sola expresión desde la distancia para entender que la monarca estaba furiosa y alguien iba a recibir una reprimenda.
Curiosamente, si bien Fabia parecía ser la más avergonzada, ninguno de los neathinos en la zona expresaba un horror puro tan bien como el mismo Ser Loren, que parecía encogerse más y más a la hora de responder la llamada de su reina.
–¿S-Sí… M–Majestad…? –. Dijo el caballero con nerviosismo.
–¡Les dije claramente que el entrenamiento debía ser controlado! ¿¡Esto les parece controlado, Ser!? –. Rugió la reina con ira.
Inmediatamente, la mirada de todos se dirigió a los alrededores del campo, viendo cómo múltiples llamas se agitaban en distintos patrones por el soplido de fuertes ráfagas de viento, que se llevaban el polvo y la tierra tirados por el lugar. Todo esto alrededor de un enorme cráter que se distinguía incluso a espaldas del peleador más fuerte del planeta, el cual ya se encontraba parado sobre unas cuantas grietas que se extendían hasta los pies de Shun.
–Yo… no tengo palabras… Majestad –. Dijo el caballero avergonzado –. Si me permite explicarle… yo…
–¡No hay nada que explicar! ¡Venga aquí ahora! –. Ordenó la reina con fuerza –. ¡Y sin excusas, Ser!
–Sí, señora. Enseguida, señora –. Asintió el caballero con la mirada gacha.
La reina desapareció poco después detrás del marco de la ventana, seguramente con su expresión iracunda aún marcada en su rostro.
Sonrojado por el regaño nada sutil de la mujer, Ser Loren avanzó con una mano en la nuca antes de dirigirse a Shun y a los muchachos.
–Supongo que tendremos que posponer nuestro entrenamiento –. Dijo el hombre mayor avergonzado.
–Lo… estaremos esperando, Ser… –. Dijo Shun con empatía antes de despedir al hombre.
–Descuida, yo cuido a los muchachos en lo que tú vas y vienes –. Comentó Hawktor de pronto, saltando al hombro de Fabia.
–¿Qué estás diciendo? Nos llamó a ambos –. Dijo Ser Loren indignado.
–Lávate los oídos, amigo. Te llamó solo a ti.
Sintiéndose traicionado, Ser Loren tuvo que avanzar con la cabeza gacha mientras avanzaba pensando en posibles explicaciones que dar a la reina por su descuido.
No pasó mucho antes de que el peleador más fuerte de Neathia desapareciera tras las puertas del castillo, sonrojado y con la mirada gacha, repasando un número considerable de posibles explicaciones en voz baja.
–¿Creen que esté bien? –. Preguntó Drago aún incómodo.
–Sí, lo estará –. Aseguró Hawktor saltando a uno de los bolsillos de la princesa.
–Está bien, no es la primera vez que mi hermana lo regaña. Volverán a estar en buenos términos cuando Ser Loren le organice su desayuno favorito en la mañana para que lo perdone. Es lo que siempre hace cuando se mete en problemas con ella y los cocineros se lo permiten –. Explicó Fabia aún apenada y con una sonrisa nerviosa.
–La reina enojada puede ser muy aterradora –. Dijo Aranaut con un escalofrío recorriendo su cuerpo.
–¿Y de verdad creen que un desayuno lo saque de esto? –. Preguntó Shun curioso.
–Ya lo ha hecho antes, no veo por qué fallaría ahora.
–¡LOREN!
–¡LO SIENTO, MAJESTAD! ¡LE PROMETO QUE NO SE REPETIRÁ!
Con la cara digna de un tomate, Fabia solo pudo rascarse la cabeza, antes de sonreír de forma una vez más, tratando de ocultar su vergüenza, y con una gota de sudor cayendo de su frente.
–Aunque puede que también tenga que prepararle la cena esta noche. No es buena señal que lo llame solo por su nombre.
Sí, ya lo sé. Casi un mes sin actividad es un plazo de tiempo bastante jodido. En mi defensa, comencé un fuerte período de actividades y exámenes el último mes, por lo que el tiempo y las energías para escribir se volvieron limitados. Haré lo posible por ser más constante, pero no puedo prometer nada.
Si se quedaron con ganas de ver a Shun e Ingram pelear, no se preocupen, ellos también tendrán su turno, pero no quería extender demasiado el capítulo. Además, quería darle un uso a la destrucción de las batallas diferente al drama y al espectáculo, y elegí intentar un poco de comedia, porque no importa si eres el más fuerte de tu mundo y todos te admiran; ni los mejores soldados pueden con la ira de una mujer tranquila y dulce :P
Por otro lado, quería empezar con Drago para poder explicar porque Hawktor y Ser Loren se relacionarían de forma un poco más estrecha con su conflicto. En la serie original, siempre me pregunté quién era la opción para heredar el Elemento en caso de emergencia (porque Drago fue una elección de improviso en una situación desesperada) y ya que nunca lo dijeron, decidí hacerlo yo mismo. Pensé "si este Hawktor es mucho más fuerte y experimentado que el original, ¿por qué no convertirlo en una especie de maestro?". Cómo dije una vez, quiero jugar un poco con el concepto del Elemento y para eso necesito a alguien que lo conozca.
Sin más que decir, trataré de hacer que el próximo capítulo salga un poco más rápido. Haré lo que pueda, lo prometo. Como decían en Arma Mortal: "Palabra" :D
Ahora sí, los dejo. Hace poco encontré los últimos capítulos de los nuevos Ultimates y Ultimate Spiderman, y no aguanto la espera para leerlos. Bye, bye, bye xd
PD: Dejé un guiño nada sutil a la historia de Camilo Navas (yo les dije que habría referencias), avísenme si lo notaron los que leyeron su historia. Camilo, viejo, te quiero un montón, no hace falta decir que te dedico el guiño ;)
