Disclaimer: El universo y los personajes que reconozcáis pertenecen a JK Rowling. Solo la trama es mía. No obtengo beneficios económicos ni lucrativos al escribir la historia.
Aviso: "Esta historia participa en la actividad multifandom del foro Alas Negras, Palabras Negras.
Tabla especial del Drabblectober.
Fandom: Harry Potter.
Prompt 27. Un invierno interminable.
Confinamiento por nieve.
Llevaban encerrados en el castillo dos semanas. Hacía tanto frío y había tanta nieve fuera que no se podía salir.
Theodore trataba de no maldecir a Draco porque si lo hacía, tendría castigo con el profesor Snape y no quería limpiar la asquerosidad mugrienta de otras personas.
A él no le importaba quedarse dentro, estaba acostumbrado ya que prefería leer a salir, sin embargo, cuando se le negó la posibilidad, se sintió muy nervioso.
Las quejas de Draco no ayudaban a los nervios de nadie y más de una persona le había hechizado ya.
Estaban comiendo en sus respectivas mesas, esperando noticias de los inefables. Nadie sabía qué ocurría con el clima. Era marzo y parecía el peor diciembre de la historia.
Ellos habían tratado de determinar qué ocurría, pero nada. Seguían sin descubrirlo...
Que fue precisamente lo que Dumbledore les dijo.
-Director. -Potter se puso en pie.
Todo el mundo se lo quedó mirando.
Theo sospechaba que si el niño que vivió se tiraba un pedo, no quedaría en secreto.
-¿Sí, Harry?
-¿Y por qué no usamos la sala de menesteres? Podemos pedirle un lugar al aire libre con clima primaveral. No será lo de verdad, pero quizá...
¡Explícate!" -Quería gritarle Nott.-
No lo hizo, tenía más decoro que eso, pero otras personas lo hicieron por él.
-Es una sala que te da lo que pidas. Lo probé el otro día y la verdad... Estaba bastante bien.
-Bueno, a mí me parece buena idea. Quienes quieran probarlo, después de comer seguiremos a Harry. -El director parecía bastante contento.
Theodore solo esperaba que eso de la sala funcionara o se liaría a maldiciones con la gente. Necesitaba salir.
Todo el mundo siguió a Potter. Nadie quería perderse eso del aire libre, aunque fuera falso.
