Capítulo IV – Las puertas del camino

.

Fue mucho más tenso el camino después de aquella breve discusión y desacuerdo entre Hakuryuu y aquellos dos seres ficticios, y aunque Jack trataba de llevar las cosas lo más amenamente posible charlando con Fuyuka y Kitta, este junto al mago y compañeros de los chicos no dejaban de notar los cambios bruscos en ellos, seguro era parte de todo lo que estaba ocurriendo, por ello debían de actuar aprisa y acabar con aquello rápido antes de que algo más sucediera.

No ayudo mucho que Merlín se equivocara un par de veces de caminos y sendas, que en algunas ocasiones casi alguno de ello termina dentro del fondo de un lago, o ser presa de unas criaturas extrañas, hasta que al fin lograron llegar a un conocido lugar para Jack, aunque un tanto cambiado y diferente, pero aun así era semejante al lugar donde conoció la Navidad.

—Los primeros cuentos dieron pie a toda la variedad que hay hoy en día –explico Merlín tranquilo, Hakuryuu seguía mirándole con enojo y molestia, algo que no pasaba de ser visto por el mago, quien con tantos años de experiencia lidiando con diferentes seres, incluyendo a su buen Arturo, este chiquillo no era algo diferente para él —no se que encontraremos ahora que todo esta cambiando, y no puedo usar la magia cada que encuentres problemas, así que…

—Al grano anciano, esto me esta cansando –la mano pesada de Aki dio de lleno en la cabeza de Hakuryuu, quien no soportaba más las acciones y palabras del chico hacía el mago.

No sabía mucho sobre el pasado de Hakuryuu más de lo que ha escuchado de Tenma y Endou, incluso Shuuya era muy reservado con ese tema, pero ese no era pretexto para tratar mal a Merlín —cuida tus modales, o hare que te queden grabados por mí.

Silencio.

Kishibe carraspeo la garganta, aquellos escenarios lo vivió mucho cuando el equipo era todo un caos hasta la llegada del entrenador Afuro Terumi, quien fue una brillante luz en medio de la oscuridad que el Sector quinto estaba cosechando, él les brindo una paz y tranquilidad, una entrega y un apoyo que no creyó que alguien podría darles, si no era él.

—Lo más seguro será rondar en parejas –sugirió Jack —entre ustedes pueden armar parejas mientras Fuyuka puede ir con Merlín y Aki conmigo, si no es problema claro.

—Es una buena idea –apoyo Fuyuka —todo sea para terminar con esto rápido y hacer pagar al culpable de todo esto.

Merlín con Fuyuka, Jack y Aki, Atsushi y Yukimura, Kishibe y Kurosaki, Hakuryuu e Ichiban, así quedaron conformadas las parejas, pero al abrir la puerta que lleva al puente de la historia de Alicia, otra había sido abierta arrastrando a los dos más cercanos siendo Hakuryuu y Yukimura, sin poder hacer nada cuando la puerta se cerró y no volvió a abrirse.

—¡¿Qué ha sido eso?! –Ichiban estaba ya muy cuerdo de ver que aquel en verdad era real —¡No pienso perder mi vida en cuentos de fantasía, me niego, prefiero volver con el pajarraco y las dos aladas a la biblioteca!

Kishibe y Makoto le sujetaron y decían que todo estaría bien y que los chicos eran fuertes como para dejarse vencer por tales cosas, incluso Merlín le aseguro que antes de salir de la biblioteca, silenciosamente les puso una protección a todos y que esa misma les ayuda a regresar por el buen camino, que en algún momento los verían de nuevo.

No muy convencido, pidió un cambio con Fuyuka para estar con el mago, y en caso de pasar algo, el mago no se libraría de unas buenas patadas aun si era alguien con avanzada edad, y aun siendo un personaje ficticio.

Si no salen rápido de ahí se volverá loco.

.

La puerta se abrió, y diferente de la otra que absorbió con una ráfaga de aire que arrastro al par, este no era nada igual.

Un camino de pétalos rojos, un carmín muy parecido a la sangre, mirando alrededor que los demás estuvieran a su lado, no había nadie, ni la puerta, ni un sonido que no fuera de su propia respiración y los pasos nerviosos.

¿Era otra broma acaso?

¿Le habrá absorbido solo a él?

¿Es que era una especie de trampa?

No lo sabía, solo entendía que estaba solo con un camino carmín con un destino incierto, pero con una fuerte presión de tener que seguir adelante por su cuenta.

—Si esto es una maldita broma… –susurro para él mismo —espero que termine rápido, o me las van a pagar.