Capítulo XIV – Belleza escalofriante I

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"Amar es un extraño sentimiento que resguarda

grandes tesoros, extraordinarias aventuras

y criaturas místicas y fantásticas que pueden

ser simples leyendas para los escépticos, pero

una oportunidad única para aquellos coleccionistas

Y amantes de lo diferente."

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Ambos estaban sentados fuera de la puerta, esperando saber que le sucede a su amigo. Era algo extraño que siendo todos de equipos diferentes se convirtieran en buenos compañeros y amigos, sin dejar pasar de vista como algunos tenían algo más de amistad que se esconde detrás de aquellas miradas y acciones.

El entrenador Akio tiene demasiado que ver con respecto a que el grupo se volviera unido, como una familia, aquel hombre que bien puede verse como alguien que no le interesa esa clase de relaciones, demostrando poca atención a ello que oculta en acciones que crean lazos y buenos momentos, como la vez que los invito a comer y luego los llevo a un karaoke.

Recordar aquello aligera un poco el ambiente, aunque algo noto Kita de Kurosaki lo cual le tenía con una espina de curiosidad.

—No pareces muy alterado –hablo de manera suave, haciendo el menor ruido posible sin saber el porqué de ello.

Kurosaki sonrió leve, tal vez era algo masoquista. Kita también recordó otro detalle, Makoto fue el primero en terminar con su misión por decirlo de alguna manera —¿Cómo te fue a ti?

De nuevo una sonrisa que, diferente de las que suele hacer, esta le hizo sentir un frío recorrer la espalda, se relamió los labios y estaba por decir que esta bien si no quiere contarlo ahora, pero Kurosaki le gano la palabra —las cosas se pondrán feas si no terminamos esto rápido –eso no sonaba bien para ninguno de los dos, menos para Makoto el cual había visto y oído cosas que talvez no tenía que ver ni oír.

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Kurosaki es fan de los cuentos, de la magia y por supuesto, un romántico amante del cliché donde el príncipe rescata a su damisela en peligro y cabalgan juntos hasta el hermoso atardecer, es por eso que, al saber por el lugar y la gente, aun con aquel cambio drástico que trajo consigo aquel extraño ser que capturo a sus amigos, Makoto no estaba perdido de lo que tenía que hacer, mucho menos con la ayuda de su nueva aliada Rosetta.

No hay muchos cambios de la historia original –musito a la pequeña hada oculta dentro de la capucha.

Eso parece –atendió el chico, fue entonces que noto que aquellos pueblerinos eran animales, claro que para el hada seguro seria algo normal, nada fuera de lo ordinario, pero todos ellos eran seres medio animales.

Un hombre cerdo muy amable vendiendo pan, otro más humano que animal, un mapache por la cola y orejas estaba barriendo las hojas caídas de los arboles fuera de su establecimiento, una mujer con pico y alas llevando a sus crías seguro a dar una vuelta.

Se acomodo mejor la capucha y siguió su camino hasta que un caballo paso muy cerca de este, el cual se freno de golpe y ver como la criatura hace los mismo a unos metros alejado de él —¡Disculpa! ¡Es que tengo prisa! –anunció el rubio ejemplar con cuatro patas y dos brazos que cargaban hermosas telas.

El chico mitad caballo siguió su camino por el sendero y perderse entre los espesos arboles del bosque.

Ese chico Tenma no para de andar de un lado al otro –escucho a uno hombre con alargada nariz cual zorro y una esponjosa cola anaranjada.

¿Tenma? –musito. Eso fue demasiado rápido, aunque el hecho de verlo de esa forma no era la mejor, estaba feliz de que no estuviera en peligro.

Al servicio de la reina, no para ni un segundo, incluso de noche cumple todos sus caprichos –siguió el hombre.

Es su… ¿Esclavo? –se atrevió a preguntar.

El hombre rio y negó —¿de dónde vienes? –cuestiono, aunque no espero mucho por respuesta cuando continuo —es su futuro esposo. Llego desde tierras lejanas a contraer matrimonio hace años, pero la reina es mucho amor para un solo hombre.

¿Hombre? Tenma tiene la misma edad, o un año menor que él, no podía casarse ¡Aquello era ilegal! Pensaba Makoto armando juicio en su cabeza, pero entonces retomando información de lo dicho por el hombre, se giró a verle —¿años?

Este había sacado una pipa y unas ramas secas de un pañuelo —eres viajero al parecer, toma asiento y te pondré al tanto, ven, ven –animo tomando prestado una silla y un bote de madera que uso este de asiento para él y dejar a Makoto en la silla.

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—Espera… ¿Tenma un hibrido? ¿Todos lo eran? –interrumpió Ichiban sin poder frenarse. Era más el hecho de imaginar aquello, y sin poder ocultarlo, empezó a reír sin entender el motivo o razón de ello —eso esta de locos. Tenma como caballo, es como comparar un cuervo con un escritorio –siguió riendo, olvidando que su amigo estaba narrando y Kishibe sigue en cama.

Es ahí que Makoto confirmo lo que vio y escucho, este sonrió de manera necesitada y oscura, esa oscuridad que se albergo en el por el hecho de cargar con ese peso que llevaban todos en ese cuento, tal como Kishibe y ahora Kita.

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Pienso que será mejor que siga solo –después de escuchar al hombre y, uniéndose a este dos personas más que, admitieron que en verdad la reina es "mucho" para un hombre, palabra que aun sigue siendo un problema en Makoto ¿Mucho en qué sentido?

Ni hablar. Estoy aquí para cuidarte y sacarte de este lio si se da el caso –Rosseta entiende bien que las cosas que están pasando no son las mejores, y que es algo en lo que todos deben de ayudar, aun si eso le quita tiempo para sus sesiones de belleza —y a lo que veo, creo que las cosas no están para nada bien, así que repondremos energías esta noche y mañana iremos a ese castillo por tu amigo.

No necesitaba demasiado campo en la cama, así que, finalizando la charla con eso, Rosseta se recostó a dormir, Makoto estuvo despierto sin poder conciliar el sueño, y seria normal si sabes que las cosas no son como parecen y más aun estás en un lugar que puede cambiar.

Salió de la habitación sin hacer el menor ruido posible, excepto por el rechinar del suelo a cada paso y de la puerta al cerrarse, aquello no despertó al hada y, logro salir de la posada en la cual, amablemente una mujer le dio un cuarto.

Ya todos al parecer estaban dormidos, salió al exterior en donde el frío le hizo abrigarse mejor, además de tener cuidado en caso de que alguien le viera, después de todo la mayor parte, o más bien todos en aquel sitio estaban con rasgos animales, y no quiere llamar la atención de los contrarios.

Camino, cuando suele perder el sueño siempre iba al cuarto de Hakuryuu y este, dormido la mayor parte de las veces se despertaba para acompañarle a practicar, esto cuando pasaban tiempo en los dormitorios compartidos en días de torneos pero, cuando estaban cada uno en sus hogares, Hakuryuu atendía sus llamadas y hablaba con Makoto hasta que este se dormía.

¿Dónde estaría Hakuryuu en ese momento?

El albino había relajado su actitud, se volvió más sociable, menos engreído, más amable. Practicar con el los primeros días, como con el resto había sido un problema que, el entrenador Akio tomo como un reto, uno que resolvió de la mejor manera posible.

¿Acaso no te dijeron que no es bueno andar solo en la noche? –antes de poder ver a la persona, cayó al suelo por un fuerte golpe que le hizo caer inconsciente.