Capítulo XVI – Belleza escalofriante III

.

—¡¿Qué es lo que me estás contando?! Eso suena a… No es como debería de ser –Kita camino de un lado, olvidándose de que su amigo estaba en cama, dormido y que sus gritos podrían despertarlo, de nuevo se puso a reír con nerviosismo —esto no está pasando…

Makoto fue con él y le tomo de los hombros, le hizo mirarlo a los ojos, aquellos que parecían no solo ser de él, sino de alguien más —las cosas cambian, las historias cambian, y por ende sus soluciones –dijo dirigiendo la mirada hacía Taiga —él lo sabía, y por eso tomo esa decisión.

—¿Y cuál tomaste tu? ¡Dime! ¿Qué hay en esos ojos que causan temor? ¿Qué ocultas?

—¿No les enseñaron a guardar silencio a ustedes dos? –Minamisawa estaba en el umbral de la puerta mirándolos, se acercó a ellos y miro al otro que estaba tendido en la cama —están peor que dos niños pequeños –se quejó, al parecer aún seguía malhumorado.

—¿Cuándo llegaste? –cuestiono Makoto a este.

—He estado aquí desde hace un rato, el espacio y el tiempo están cambiando demasiado –hablo tomando asiento en la cama —como sea. Estaban hablando sobre soluciones alternas –la vista pasaba de un al otro.

Kita desvió la mirada para recargarse en la pared, Makoto regreso al lado de Kishibe.

.

Desde aquel día, la reina no dijo nada más y se mantuvo en sus aposentos, todos aquellos quienes estaban prisioneros se fueron, otros debido a la belleza de la mujer se quedaron como sus fieles sirvientes.

—No tienes motivos para seguir aquí –hablo Kurosaki, quien en el primer momento de ver a la reina retirarse fue hacía Taiyou —eres libre, puedes irte.

—Ningún lugar… Ninguno es seguro –hablo apenas con un hilo de voz, las heridas eran notables de cerca, su mal aliento, el hedor de sus ropas, el cabello desaliñado y lleno de mugre como de cebo, la mugre en las crecidas uñas —no hay lugar seguro.

—Taiyou –paso saliva, no le agradaba esa imagen, menos cuando aquel ser de luz se ocultó de nuevo entre las paredes que forman una esquina ¿Acaso había esquinas? ¿No era un largo pasillo? —quiero que me escuches –se acercó de nuevo a este quien ya no estaba, el largo pasillo se veía infinito ¿Es que aquello no era una esquina?

Pasaron días, Makoto notaba el cambio en todos lados, en el pueblo, en la gente, en los animales, al verle todos huían o se escondían, algunos pocos solo dejaban de moverse, no entendía el motivo de ello y al querer preguntar la gente solo bajaba la cabeza al suelo sin musitar palabra alguna, otros empezaban a dar gritos e insultos al aire, y otros más siquiera le escuchaban al seguir con sus labores.

—Esto es raro –dijo a Rosetta quien tampoco obtenía respuestas de las flores, quienes se hacían capullo al verla o solo la ignoraban —¿Qué habrá pasado?

—Lo que sea que este pasando, afecta a todo y todos. Será mejor que salgamos rápido de aquí, nada de esto me está dando buena espina, y eso que soy un hada del jardín –intento aligerar el ambiente.

Siquiera Tenma le hablaba, este se le veía con miedo y rencor, como si le hubieran quitado lo más preciado y al igual que el resto, seguía estando en el castillo a las órdenes de la reina, de la cual no se veía movimiento en sus aposentos.

Por alguna extraña razón Makoto se quedó en el castillo, vagando por este buscando algún indició o algo que le ayude a comprender los cambios que estaban pasando en el lugar, seguro su comportamiento fue lo que causo que todo terminará de esa manera, aunque no para terminar el cuento, y además solo había visto a Tenma y Taiyou como una voz conocida, no sabía de donde o como, pero le era familiar aquella voz, hasta que se puso en pie y camino de nuevo por el pasillo, pero esta vez con una dirección.

La torre del ala oeste, esa era la prisión de la bestia o sus aposentos, pero en esta estaba localizada del otro extremo y nadie parecía ir en aquella dirección, y en este caso, aún no había visto la biblioteca del lugar, por lo que apresuro el paso.

¿Sería también una rosa? ¿Alguien debería enamorarse? ¿Cuál es la solución? ¿Qué es lo que debe de hacer? ¿Cómo salir de aquel lugar sin siquiera saber por dónde comenzar? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta, nada que le ayudará a saber qué es lo que podría hacer.

Estaba delante de una gran puerta de madera que esta apenas sostenida debido a lo vieja que se veía, la empujo haciendo que la misma diera un rechinido, y no era tan liviana como pensaba al tener que empujar para que lograra abrirse por completo. Como tal, había pilas de libros, unos encima de otros, torres de ellos cubiertas de polvo, telarañas y algunos escombros del techo, por el cual se puede apreciar el cielo del atardecer con sus tonos cálidos.

—Llegaste, tardaste mucho, Makoto –desde el fondo de la habitación escucho la voz reconocida, avanzado con cautela observo el brillo de unos ojos lila en la penumbra.

.

—Le queda como anillo al dedo –hablo Minamisawa —le gustan los libros, era claro que estaría ahí, o que sería alguna especie de hada.

—Ella no hacía más que hablar sobre un mundo en donde no había magia ni poder, en donde la gente no dependía de hadas ni de magos –siguió Makoto —un lugar en donde las cosas se lograban con esfuerzo, y no por un deseo.

—Habla de nuestro mundo –opinó Ichiban —entonces para ellos nuestro mundo es el de fantasía.

—Y devore su alma –como si hablara del clima, dijo aquello lo cual dejo un silencio tal que, y como si todo ahí se hubiese puesto de acuerdo, no había más ruido que él de sus respiraciones.

Kita rio leve, fingiendo limpiarse el interior de sus oídos con un dedo —perdón, escuché mal, creí escucharte decir que.

—No fue un error –atendió Atsushi —ya debiste de haber visto sus ojos.

—No –negaba en todo sentido —nadie se puede comer el alma de nadie, solo… Esta bromando –rio —es una broma, una broma. Tu dijiste que estabas con ella, que te hablo sobre nuestro mundo, el real y –la risa salía sin poder detenerla.

.

Se alejo de ella, Akane le sonrió con una amplia sonrisa, una que le causo escalofríos y miedo, ella estuvo buscando una manera de salir, se encerró en aquel lugar al saber que sus amigos no fueron lo suficientemente fuertes para evitar ser tragados por el cuento, cambiando sus maneras de pensar, de sentir, alejándolos de la realidad, y ella al final también había perdido la batalla.

Terminaron siendo parte del cuento, de un macabro en donde la belleza externa es solo una visión errónea del interior, donde los sentimientos más puros no son más que aberraciones e ilusiones falsas que llevan a las personas a cometer actos de bondad que solo les traen vergüenza.

—Espera… –se relamió los labios —lo que dices, lo que lees sobre un mundo sin magia ni poder si existe, nosotros somos de ese lugar, tu y el resto. Por eso estoy aquí, para ayudarlos a salir de aquí, y necesito de tu ayuda.

Sonrió, no era una agradable sonrisa sino una que le causo miedo y la adrenalina para salir corriendo de ahí al mismo tiempo que el de quedarse inmóvil —los sacrificios son necesarios, hacer cosas que no nos gustan para mantenerse lo más cuerdo posible –hablo como si recitará un hechizo —los sacrificios para obtener algo, o liberar.

—¿De qué sacrificios estás hablando? ¿Qué es lo que sabes? –le tomo de los hombros y hacer que le viera, aun si el miedo sigue instalado en su ser, si ella sabe que se puede hacer, si tan solo le diera una señal, una pista, una palabra con la cual avanzar —ayúdame, podemos salir de aquí juntos.

Ella rio de manera suave, le miro a los ojos, aquellos rojizos que buscaban ayuda, rogaban con salir de aquel lugar, se acercó más a este quien estaba por alejarse de no ser por ella quien le tomo de la camisa impidiéndole hacer tal acción, los dos sentían la respiración del otro, Kurosaki se puso nervioso, tener a la chica tan cerca le hizo pasar saliva.

—Hay una manera en que se puede salir de aquí. Todos.

—No lo entiendo, no entiendo nada de lo que dices –no entiende el motivo por el cual aquellas palabras le dan tanto terror, tampoco la razón de que aquellos ojos lilas fueran tan abrumadores.

Se acerco al oído de Kurosaki, pegando los labios a este —las almas tienen más poder del que se piensa.

.

Ichiban sintió el estómago revolverse, una acidez subir a su boca y como la saliva era demasiada, se sostuvo de la pared, Minamisawa le paso un vaso con agua, el cual acepto y bebió un poco ¿qué es toda esa locura por la cual estaban pasando? ¿Cuándo podrían volver a casa? ¿Cómo?

—¿Quiénes, a quienes? –siquiera podía terminar la pregunta debido a las náuseas.

—Matsukaze, Sorano, Yamana y Aoyama –respondió —ellos están bien, están conmigo, con nosotros —intento sonar amable, tranquilo. Para Kita fue como ver a un loco —cuando salgamos de aquí ellos estarán bien.

Atsushi compartió una mirada con Ichiban quien seguía mal del estómago, prefirió ir en busca de Fuyuka para que le diera algo que tomar, acompañado de Minamisawa quien empezaba a tener punzadas en la cabeza.

Dejaron a Makoto en la habitación, volvió a tomar asiento mirando un punto indefinido en la pared, escuchando las voces dentro de su cabeza, voces de miedo, algunas de alegría, otras que estaban llorando. Seguro no fe la mejor idea, la cual era la única opción que tenía si quería sacarlos de ahí.

Suspiro y reposo la cabeza en una orilla de la cama —¿supongo que tu habrías encontrado otra solución? ¿No? Hakuryuu –menciono al chico del cual aún y como Yukimura, no tenían información —¿Dónde estás? –cuestiono esto con tristeza, es como si ya hubieran pasado años sin verle.

¿Qué pensaría de él? ¿Pensaría que es un monstruo? ¿Qué debió buscar otra manera?