Intento 10.

No.6 se encontraba en medio de un chequeo con los chicos de RD, quienes estaban haciéndole algunos ajustes. Observó a algunos modelos decir cosas que solo ellos entendían y realizar anotaciones aquí y allá.

Viéndolos, comprobó que le gustaban más los modelos masculinos, aunque tampoco despreciaba del todo a los modelos femeninos, siempre y cuando tuvieran algo que llamara su atención, se sentía complacido.

— Ahora necesito que te quites la parte superior de la ropa.

— Me gustaría más si me la quitaras tú — dijo el castaño con una mirada coqueta y retadora.

— … — el miembro de RD se le quedó viendo fijamente. Luego, una mueca de disgustó se abrió paso en su rostro.

— ¿Y esa cara? Te aseguro que ambos podríam…

— Haz lo que te dicen No.6 — escuchó la voz de Black quien iba entrando a la sala.

— Hola, instructor. Vaya, ¿tantos quieren verme desnudo? — dijo fingiendo cubrirse con sus brazos.

Algunos de los presentes guardaron silencio, mientras algunos otros suspiraron cansinamente. Cada vez se volvía más difícil realizarle exámenes a esa unidad sin recibir un comentario de ese tipo que incomodaban a todos.

— Aunque para ser franco, me gusta más hacer esas cosas en privado. Po…

— Hazlo, No.6 — repitió Black con el ceño fruncido.

— Sí, sí, instructor — dijo con voz cantarina, mientras se desprendía del ropaje con parsimonia, incluso, la mayoría podría calificarlo como "sensualidad".

Aunque los miembros de RD no dijeron sus pensamientos, pensaron que a la próxima llamarían desde el inicio al instructor para que les apoyara en que No.6 los obedeciera. Había una diferencia abismal en su comportamiento entre su activación y su proceso de adaptación y estudios. El desarrollo de personalidad se estaba generando de tal forma que les era cada vez más complicado lidiar con él. Los ponía nerviosos, pero era parte vital del experimento programar una unidad con tales niveles de agresividad.

Cuando No.6 terminó de quitarse la parte superior de la ropa, dejó al descubierto su torso, justo en donde usualmente estaba el escote, se expusieron las marcas que Black había dejado en él en algunas de sus sesiones. Algo en ellas le hicieron sentir orgulloso, probablemente el hecho de que había orillado al siempre impasible Black a hacer algo "fuera" de su rol de instructor.

Por su parte, Black al ver las marcas, desvió la mirada, intentando no ver lo que él mismo le había hecho. Como un niño que oculta un jarrón que rompió al jugar a la pelota. Batalló para mantener la compostura y no devolver la mirada a su cuerpo, así que su lenguaje corporal era inquieto. Se apoyaba primero con su pierna izquierda y luego en la derecha.

— ¿Te gusta lo que ves? — escuchó de repente Black decir a No.6, pensando que quizá, sin darse cuenta lo estaba viendo.

Por inercia, Black volteó y notó no solo que no lo estaba viendo, sino que, uno de los chicos de RD, estaba por abrir su pecho, pero en lugar de ello, se había quedado viendo las marcas. Definitivamente, el caracal sabía poner nerviosas a las personas. Gracias al comentario de No.6 el miembro de RD manoteó un poco con las herramientas, buscando apurarse a terminar su labor, pero en su lugar tumbando una bandeja en el proceso. Escucharon un montón de instrumentos caer y resonar agudamente al chocar con el piso, seguido de un silencio incómodo. Un suspiro llegó, parecía que un reclamo vendría después. Sin embargo, una notificación llegó a la terminal de Black, interrumpiéndolos a todos.

— Compórtate, No.6. Es una orden, hasta que termine tu chequeo, no hables a menos que te lo pidan — comentó con su expresión seria de siempre, dirigiéndose a la salida con algo de prisa.

— Sí, instructor.

— Llámenme si sucede algo.

Solo la voz de Black fue suficiente para que todos volvieran a sus labores y recordaran sus respectivos roles. Uno de los miembros de RD sustituyó al que estaba recogiendo el instrumental, y palpó con sus dedos las marcas en la piel de No.6.

— Hay algunas lesiones en el área del pecho — comentó para el informe, después, le preguntó a No.6 — ¿Accidente en el entrenamiento?

No.6 rio por lo bajo y confirmó con la cabeza, por conveniencia era mejor mentir.

Cuando su examen terminó luego de media hora, No.6 se dirigió hacia la habitación de Black, aunque no iba realmente tan animado. Últimamente, cuando iba a los chequeos y calibraciones en RD para que realizaran ajustes en su cuerpo, venían a su mente extrañas imágenes. Algunas le gustaban y otras sentía que lo ahogaban y justo acababa de tener una en la que se sentía ahogado.

Podía verse en una habitación pequeña, oculto bajo la cama con un niño, mientras esperaban a que a una mujer con bata igual a la de los chicos de RD entrara a darle unas asquerosas galletas que sabían a cartón.

A veces, entre aquellas imágenes, se veía forcejando con personas en bata, mientras lo sometían e inyectaban. Eso le hacía ocasionalmente reaccionar con cautela ante los chicos de RD. En ocasiones, lograba verse de una forma extraña que no sabía describir pero que mantenía a un montón de rostros desconocidos con una expresión de miedo. Y a veces se veía encadenado.

Sonrió sin darse cuenta.

Le gustaba aquella memoria donde todos parecían temerle. Le evocaba una euforia y una sensación curiosa en las manos, como un cosquilleo. En especial cuando venía acompañada de otra memoria donde estaba destruyendo todo lo que estaba a su paso y los rostros de las personas se deformaban graciosamente. Había gritos, incendios, caos…

Otro cosquilleó llegó a él. Muy similar a las ricas sensaciones que lo inundaban cuando estaba en medio de sus lecciones con Black. Debía calmarse, o terminaría por "despertar" en el corredor. No era conveniente que eso quedara en las grabaciones mientras iba con el instructor. Y personalmente, tampoco le gustaba sentirse expuesto. Esa imagen y esos sonidos daban vueltas en su cabeza de manera cíclica, tanto, que le era imposible ocultar su sonrisa. Se sentía bien.

Antes de darse cuenta, ya estaba frente a la habitación de su adorado instructor, así que solo entró para encontrar la pieza vacía. Si era franco consigo mismo, le decepcionó que el instructor se fuera tan rápido, no le dio ni siquiera tiempo de disfrutar de la turbación en su rostro cuando vio las marcas en su pecho. Una verdadera lástima. Aunque ya se encargaría de sacarle mejores expresiones cuando Black volviera a su habitación. Ahora quería ser él quien le dejara marcas.

Ingresó a la pieza vacía y se sentó en la cama. Movió sus piernas de arriba abajo, por aburrimiento. Esperar no era precisamente su actividad favorita y admitía que Black lo hacía esperar bastante. En realidad, últimamente, sentía que, aunque las sesiones con el instructor eran placenteras, comenzaba a sentir que necesitaba de algo más para que no se volviera aburrida la dinámica, le gustaban las sensaciones nuevas e intensas. Se recostó en la cama para poder pensar mejor ¿qué sería bueno integrar?

Su mente volvió a esa memoria que le hizo sentir cosquilleos. Quizá algo como eso le vendría bien. Ver más expresiones turbadas de Black y a uno de los dos, encadenado… ¿Cuál de los dos sería más divertido?

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Black iba caminando por el pasillo, y poco antes de llegar a su habitación, se encontró con una artillera.

— Hola, Black — saludó con una voz aguda y suave.

— Hola No.12 ¿sucede algo?

La joven se unió a él en la caminata por el pasillo y mientras jugueteaba con su cabello, empezó a hablar:

— He estado algo estresada estos días y mañana ya bajo nuevamente a la tierra ¿podría pedirte ayuda en lo de siempre? — inquirió con una sonrisa.

La pregunta lo tomó por sorpresa. Es decir, la única persona con la que había estado últimamente había sido… por supuesto, eso no tenía por qué cambiar su andar diario con el resto de sus compañeras. Era una de sus tareas en realidad, aunque por primera vez se sintió totalmente ajeno a ellas.

— …Sí —respondió apenas.

Sintió a No.12 sujetarse a su brazo, justo como No.6 solía hacer. Eso ¿era normal si hacían esa clase de cosas? No se había detenido a observar o cuestionar esa parte. ¿Siempre había sido así?

Supuso que sí.

Mientras Black parecía aturdido por la situación, avanzó con No.12 y le permitió a ella guiarlo hacia donde quisiera ir. Escuchó algunos comentarios audaces de la chica y el taconeo de sus botas chocando con el piso. Meditó, que, antes, eso le suponía una especie de preámbulo para la actividad siguiente, pero ahora, no le evocaba nada.

Después de algunos minutos de caminata, llegaron. La puerta de su habitación se abrió y reveló un cuerpo en su cama. Incluso si no veía su rostro, la costumbre, los pantaloncillos bombachos y esa postura le indicaron que, sin lugar a duda, se trataba del caracal, quien yacía recostado de espaldas a la puerta. Tuvo una sensación rara en el abdomen, no supo cómo describirla. Por inercia llevó una de sus manos a su estómago.

— ¿Eh? — la primera en mostrar su desconcierto había sido No.12— ¿Ya tenías una cita? — su tono sonaba algo irritado.

— Es uno de los chicos de mi nueva misión — reveló.

— Ah, la misión de instructor. ¿Y por qué está en tu habitación? — quiso saber la dama frunciendo una de sus cejas.

No.6 no se movió, por lo que Black asumió, estaba durmiendo.

— Por esto — dijo señalando el pin en su gabardina.

— ¿Qué es eso? — observó el botón que llevaba Black.

Intentó tomarlo para verlo mejor, pero Black protegió el botón con su mano demasiado rápido, ni siquiera le permitió tocarlo. Después de todo, solo estaba destinado para sus manos o las de No.6, cualquier posible intervención podría terminar el entrenamiento.

— Le estoy dando un entrenamiento especial, debe conseguirlo antes de cierta fecha y aprovechará cualquier oportunidad.

Comentó volteando a verlo, comprobando si estaba o no consciente.

— Ah, suena a un entrenamiento difícil, pero como eres tú, seguro es divertido — agregó regalándole un guiño.

— No conseguirás nada halagándome — bromeó él.

— ¿Seguro? — comentó apegando más el brazo de Black a su pecho, invitándolo.

No.12 rió y continuó el tema del entrenamiento.

— Entonces, él te iba a emboscar aquí, pero parece que se quedó dormido. Debiste tardar mucho.

— Creo que no podré ayudarte — intentó zafarse, tanto de la situación como del agarre.

— No aquí. ¿Vamos a mi habitación? — propuso sin soltarlo y, de hecho, jalando más su brazo.

Black no dijo nada, se sintió desarmado ante ese obvio argumento. En realidad, no debía decir nada más que "sí".

Resignado, simplemente se dejó llevar por No.12 a su pieza. No quiso admitirlo, pero sí se sintió más tranquilo de que No.6 estuviera dormido, aunque no estuvo muy seguro de por qué le incomodó la idea de que lo viera entrar con otra persona. Se suponía no había ningún tipo de vínculo emocional entre ellos. O eso era lo que le gustaba decirse. Entonces fue que pasó por su mente que la llegada de No.12 quizá no era tan casual como parecía. Eso debía ser obra de White.

Del otro lado, cuando los pasos de Black y su acompañante se alejaron, No.6 abrió los ojos y tronó la lengua. No le gustó mucho la idea de compartir, más cuando estaba por ser su turno. En su cabeza resonaron las palabras de Black sobre "volverse territorial". Ahora entendía mejor eso. Tuvo ganas de castigar al instructor, debía enseñarle cómo comportarse, debía educarlo. Ahora él se volvería su instructor en eso. Rio. Se moría por ver su expresión, aunque aun debía pensar en cómo hacerlo.

Si lo pensaba, lo que acababa de pasar le confirmaba sus hipótesis sobre la experiencia de Black, obviamente debía venir de algún lado y ahí tenía su respuesta. No obstante, decidió pensar en cómo podría usar la situación a su favor, después de todo, de lo que llevaba conociendo al instructor, era una persona seria pero muy amable, su opuesto.

Intuyó que Black estaría sobrepensando en la posibilidad de haber lastimado los sentimientos "frágiles" que no tenía. Mantuvo la mirada fija en la pared pensando en eso ultimo. No podía decir que no sentía, pero estaba seguro de que no era de la misma manera que el resto.

Lo notaba.

Lo notaba cuando Black se comportaba de una manera absurda, por supuesto, eso no le desagradaba. Esa forma suya de ser tan rígida y tan laxa al mismo tiempo eran adorables y eran lados tan paradójicos que lo intrigaban. Su dulce instructor se consternaba por el "deber ser y el propio ser" mientras que para él, ese no era un problema real.

Suspiró.

El aburrimiento estaba matándolo, haciéndolo pensar tonterías. Había esperado bastante en la cama del instructor y ahora seguía sin mucho qué hacer. Esa actividad con Black era algo temporal que podría terminar en cualquier momento. Lo sabía. Y lo haría. Definitivamente terminaría cuando bajaran a la tierra. Lo sabía. Por eso, en lo que llegaba el día, debía seguir buscando algo nuevo para poder soportar la monotonía. Aunque realmente no quería dejar sus sesiones privadas con Black.

Quizá también debiera pensar en cómo perpetuarlo.

Luego, pensó que, quizá, simplemente debería dejarse caer en la locura, podría ser definitivamente más divertido dejarse llevar. Los únicosmomentos en los que sentía algo relativamente similar al placer o la euforia, era cuando compartía esas lecciones especiales con Black, en los entrenamientos de simulación de batalla o cuando alguna de aquellas extrañas memorias eran detonadas. El baño era algo agradable que hacía, pero no le daba una sensación más allá, simplemente le permitía dejar pasar el tiempo y anestesiar su consciencia.

Quizá, debía averiguar que pasaba consigo mismo antes que otra cosa. Debía… quizá así, lograría llegar a su respuesta. Y así pasó varios minutos, pensando en todo y nada a la vez, antes de dormirse de verdad.

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Cuando Black volvió luego de aproximadamente una hora, estaba cansado y abrumado. No había podido estar con No.12 adecuadamente, simplemente, no estuvo cómodo. La ayudó con sus dedos, pero no pudo hacerlo como usualmente. Y eso, de alguna forma, lo hizo tener una sensación de fracaso y pesadez. Había leído alguna vez que los humanos varones también sentían esa sensación de fracaso cuando no lograban satisfacer a su compañera. Con No.6 no tenía ese problema y ese en sí mismo era el problema. Todo el tiempo que estuvo con ella pensó únicamente en los labios de No.6.

Además, estaba el hecho de que No.12 le confesó que fue la comandante White quien la había mandado, confirmando sus sospechas. Eso significaba que White estaba realmente atenta a lo que sucedía y esa parecía ser su forma de decirle "si quieres descargar frustraciones, hay más opciones". El mensaje estaba claro. Le prohibía sin prohibirle. Probablemente porque, aunque White no lo dijera, él mismo ya formaba parte del experimento.

Suspiró.

De ser el caso, no tenía caso contenerse tanto. Si los muchachos llegaran a necesitar ese tipo de actividad para concentrarse, no era un recurso negativo del todo. Quizá debería enviar un reporte al respecto, aunque tampoco se sentía con ganas de realizar actos de ese tipo con el resto de sus estudiantes.

Se detuvo de repente ¿entonces por qué con No.6 sí?

Intentó que ninguna expresión se mostrara en su rostro, sabía que White lo observaba de cerca. No debía dejarla leerlo como un libro, él mismo debía aprender a llevar su cargo adecuadamente.

Cuando la puerta de su habitación se abrió, paradójicamente, el alivio que le provocó ver a No.6 aun dormido en su habitación, le alteró. Estaba consciente de que lo que lo reconfortaba era comprobar que el caracal no había escuchado nada hacía una hora. Se reprendió a sí mismo. ¿Por qué tendría que sentir alivio por algo como eso?

Sintió que necesitaba confort, pero no quería buscarlo en el caracal. Al mismo tiempo, sintió que en ese momento era del único de quien podría recibirlo. Si lo pensaba, era extraño, pero no tenía problema para excitarse con él y darle lo que quería, como antes con sus compañeras. Ahora, parecía que el muchacho gozaba de algo que lo incapacitaba para volver a compartir cama con alguien. No se supone que debiera pasar eso. Apretó los ojos y los labios en una mueca de pesar.

Inseguro sobre si debía o no hacerlo, se recostó al lado del muchacho, esperando que el descanso se llevara la pesadez que sentía. Apenas su cuerpo sintió la suavidad del colchón, su consciencia se desvaneció envuelto entre la suavidad y el calor del cuerpo ajeno.

No.6 despertó, no abrió los ojos de inmediato. Primero sintió un calor agradable, pero también sintió su cuerpo aprisionado, aunque no se movería hasta tener una confirmación visual de la situación. Abrió los ojos con lentitud y se topó con el rostro durmiente de Black.

Reflexionó que ese aprisionamiento que sentía debía ser una especie de abrazo, la forma en la que Black disfrutaba dormir usualmente. Lo observó con detenimiento, sus facciones le gustaban mucho. De repente, recordó algo. Se acercó un poco y lo olfateó. Comprobó que, tenía un aroma diferente. De alguna forma no le gustó ese cambio en su aroma.

Le gustaba la libertad, pero definitivamente, no le gustaba compartir. Se quitó el brazo de Black de encima y se alejó un poco, mientras seguía observando a Black. Debía terminar de pensar en cómo castigarlo adecuadamente sin que eso dejara aperturas a que el mayor tomara eso como oportunidad para alejarse. Las cosas no se las dejaría tan fácil.

Cuando vio el semblante de Black tensarse, supo que despertó y ahora él cerró los ojos, fingiendo dormir de nuevo.

Mientras mantenía así sus ojos, sintió que Black se sentó en la cama. Se movió un poco, probablemente comprobando el estado del pin. También, podía sentir la mirada del instructor en él. Luego la mano enguantada de Black en su antebrazo.

— No.6 ¿Cuánto tiempo llevas durmiendo? — preguntó con suavidad— Si tienes tanto sueño ve a que te revisen, podría ser un fallo en tu sistema de energía— ordenó Black en un tono neutro, aun moviéndolo.

No.6 abrió los ojos. La mirada tenía algo que le extrañó a Black, pero la actitud del más joven no le dio pista alguna de lo que sería.

— ¡Ay, fallé! — dijo en un tono cantarín y mimoso, aunque aún soñoliento — Esto iba a ser una emboscada, instructor — bromeó sentándose también y saltando a Black para acercarse a la orilla de la cama — Pero se tardó demasiado y me quedé dormido.

Black lo observó.

¿Había algo diferente?

Su mirada paseó de arriba abajo, ocasionalmente deteniéndose en algunas tentaciones del cuerpo del muchacho. No había ceño fruncido, no había silencio extremo, no había faltas de respeto. No había diferencias a la vista, pero se sentía algo extraño ¿serían imaginaciones suyas? ¿Sería culpa?

— Por ahora, vuelve a tu habitación — comentó, esperando que, como siempre, lo desobedeciera y se quedara a hacer algo.

Quería quitarse esa sensación de fracaso, haciendo algo bien con alguien. Y ese algo sabían ambos qué era y ese alguien estaba ahí a su alcance, siguiendo la dinámica de siempre. Sin embargo, contra sus pronósticos, No.6 salió de la cama y se puso de pie mientras estiraba sus músculos.

— Instructor, hay un olor extraño.

Black arqueó una ceja ¿un olor?

— Creo que tiene razón, debería ir a revisar mi sistema.

— ¿Haces tu mantenimiento diario?

No.6 no contestó a eso más que con un veloz encogimiento de hombros.

— Haz tu mantenimiento como es debido.

— Sí, sí — dijo encaminándose a la puerta con tal naturalidad que casi se sintió indiferente.

— Con un sí basta.

— Sí.

No fue hasta que la puerta se cerró, que Black notó algo: No.6 dio exactamente la misma explicación que No.12 había deducido. De haber sido humano, habría dicho que sintió sus entrañas constreñirse. La conducta del caracal solo le hicieron darse cuenta de que cuando estuvo ahí con No.12, su alumno no estaba dormido.

Black suspiró.

Entonces ¿No.6 estaba molesto? ¿o no lo estaba? ¿Solo estaba señalándole que sabía? ¿Para qué? A veces, simplemente era difícil de leer.