La reina de negro y escarlata (Parte V)
Taelia se despertó temprano al día siguiente, la habían dejado descansar el día anterior y lo agradecía, aún si no tenía compañía de alguno de sus compañeros. Salió de su habitación y en las duchas coincidió con el resto de las chicas, dándose cuenta de que era la mayor de todas las presentes por una diferencia de unos cuatro años con la persona siguiente en edad. A pesar de querer ir a su bola, algunas de las chicas más pequeñas requerían alguna ayuda para sus tareas, así que entre las mayores les daban una mano, así hizo Taelia. Había una persona adulta supervisando en la puerta de las duchas que se dirigió a Taelia.
—¿Tú no estabas en el experimento aquel, Taelia? —Preguntó la señora, de complexión atlética y mirada de pocos amigos. La adolescente se giró con sus ropas en la mano—
—Estaba, pero ocurrió algo con una organización y me dijeron que de momento no saldría más—Respondió, había sido una bastante generalizada, pero le valía a la señora—
Sin ver alguna intención de querer comunicarse más, Taelia se giró hacia la puerta de las duchas, entrando a las mismas. Tras ducharse, volvió a la antesala para cambiarse, dándose cuenta de que había unas compañeras suyas curioseando con el reloj aquel que siempre llevaba, al igual que con la chapa que llevaba con ella, ya que así la podían identificar más fácil. Se acercó, ellas lo notaron y se apartaron.
—¿Para qué es? —Preguntó una de ellas de manera inocente. Taelia lo tomó y se lo puso de nuevo en el brazo derecho con mucho cuidado, volviéndolo a encender, enseñándoles la pantalla, mostraba un número—
—Indica el nivel de corrosión, pronto lo vais a tener también—Parecían asombradas. Se terminó de vestir y volvió a su habitación.
Rato después, estaba con la doctora Sumire en uno de los laboratorios pues le estaban tomando algunas muestras que necesitaban.
—Algún día me explicarás por qué tomáis tantas muestras de mi—Inquirió la adolescente, con los brazos extendidos mientras hombres de blancas prendas tanteaban su cuerpo con distintos aparatos metálicos—
—Eres la mayor de todas y de las muy pocas que, cuando se les inyectó el virus, no tenía ninguna discapacidad ni daño físico irreparable o irreversible, así que eres un candidato valioso, al igual que Pavel—Tomó una carpeta—Vimos patrones en aquellas personas donde un daño irreparable se arreglaba, cambios físicos impresionantes, pero algo que no notamos en vosotros, así que necesitamos más muestras para seguir con los estudios—
—Eso de ningún daño físico…—
—Que estuvieras embarazada no es nada irreparable—Taelia se sobresaltó. Sí, lo había olvidado por completo, pues gracias al virus ya no lo estaba—Tengo una tarea para ti, nos serás de ayuda—
Terminaron el chequeo en caso de una hora larga, volviendo al despacho de la doctora.
—La tarea es sencilla, pero no disponemos de un personal para hacerla de la manera más segura para ambas partes—Recogió algunas cosas de su despacho—Los que hay abajo no son todos unos monstruos, si son de banda negra es porque no logran controlar su agresividad cuando se enfadan o se estresan y pueden llegar a ser peligrosos, como ya viste, hay algunos guardias que no tienen tacto y eso les afecta—
—Entiendo por dónde vas, quieres que vaya para ayudar a contenerlos y calmarlos para sacarlos de ahí—La doctora asintió—¿No hay nadie más que pueda hacer ese trabajo? —Negó con la cabeza—
—Pocas personas, las que escogimos de primeras era porque no teníamos más, ahora mismo solo te tenemos a ti y a Tina Sprout para hacer esta tarea—Taelia se puso de pie—
—Vale, me apunto—Sumire asintió—
—De momento no haremos nada, comenzaremos más tarde con esto—
—¿Qué puedo hacer por el momento? —
—¿Por qué no vas al club de arte?, quizá te espere alguna sorpresa—
Taelia asintió, no tenía nada más que hacer, así que iría al club. Salió del subterráneo, cruzándose con algunos compañeros suyos. Al entrar en el edificio de aulas se encontró con bastante más gente de la esperada. Iba con su mochila y dentro, entre varias cosas, su cuaderno de dibujos. Caminó con tranquilidad entre los pasillos hasta llegar al aula de arte, tocando la puerta con suavidad, abriéndose esta a los pocos segundos, encontrándose con el profesor, un hombre japonés, delgado, piel un poco menos pálida de lo habitual y una barba curiosa.
—Taelia, ¿No? —Preguntó este al verla, ella asintió—Entra—Había solamente un par de personas dentro—Siéntate aquí—En un puesto al lado de la ventana—
—Qué recuerdos—Se dijo en voz baja, observando el panorama y como los demás presentes le sonreían al verla—
—Vamos a ver qué sabes—Comenzaron con pruebas básicas de conocimiento y algunas de habilidad; tenía experiencia y talento, desde luego, pero estaba algo detrás de sus compañeros. Por suerte, al profesor no le molestaba volver clases atrás para repasar lo que Taelia necesitaba saber—¿Tienes algunas muestras de tus dibujos? —
—Son solo bocetos, los que hacía como estos están ahora… perdidos—Sacó de su mochila el cuaderno que llevaba consigo, mostrando al profesor algunos de los mejores que había hecho, explicándole cómo lo había hecho y con qué herramientas—
—Carboncillo, mano alzada y trazos precisos… desde luego tienes talento—Si bien el panorama no pintaba nada mal, aún tenía que adaptarse—
La IA se encontraba en casa, estaba abajo, ya era de noche y ambas chicas dormían mientras ella se encontraba mirando el ordenador portátil de Anthea, revisando partes de código que Aelita había hecho. Llevaba más de dos horas sentada y decidió volver a descansar, hacía días que no dormía y ya comenzaba a sentirlo. Poniéndose de pie, se acercó hasta la habitación de Aelita, sólo para encontrarla mirando el techo con detenimiento en su habitación que era únicamente iluminada por las farolas del exterior.
—¿Pasa algo? —Preguntó la IA, entrando a la habitación y cerrando la puerta tras si—Pensé que estabas dormida—Se giró hasta ella—
—Pesadillas—Respondió en voz baja, casi sollozando—Pensé que se habían ido—
—¿Sigue siendo la misma? —Se acercó hasta ella, arrodillándose en el suelo al lado de la cama—
—No, ahora es diferente, creo que… simplemente son por las cosas malas que han ocurrido últimamente—Tenía bastante sentido—Una pena que no se pueda controlar algo como eso—
—A veces me pregunto qué pasa por tu cabeza para que las pesadillas sean tan frecuentes—Se terminó por sentar en el suelo, apoyándose en la cama—
—¿No vas a dormir? —La IA se encogió de hombros—También… siento que falta algo en mi cabeza… mañana quedé con Richard y… pensar en él me hace sentir algo que no cuadra—
—¿Puedes tocar eso? —Creó con sus manos una pequeña esfera azul relampagueante, la pelirrosa obedeció, sintiendo un terrible dolor de cabeza que solo duró un par de segundos, durmiéndose en el acto.
…
…
…
Abrió los ojos y seguía vestida con su pijama, estaba recostada en el suelo de concreto, alzó la mirada y el cielo negro se mezclaba con una magenta nebulosa, pero al mirar a su alrededor, solamente veía una gran niebla con un edificio claro al frente, el de Richard. Se puso de pie, sintiendo una descarga eléctrica en sus manos, girándose bruscamente hacia atrás, viendo a Edge.
—Lamento que sea así, pero me pediste que te mostrase esto si comenzaba a molestarte—Se acercó a ella, iba vestida como siempre—
—¿El qué? —
—Esa es la parte graciosa—Le tendió la mano—Vamos—Ella la tomó. Entraron en el edificio sin ningún problema, subiendo por las escaleras—
—Esto es… ¿Dónde? —
—Es el apartamento de Richard, no lo recuerdas, ahora sabrás por qué—Entraron al apartamento, estaba todo apagado salvo por la habitación, en donde se podía ver la luz del televisor encendido. Aelita no sabía que ocurría, se adelantó a Xana, entrando a la misma, pero se arrepintió al momento, pues vio la escena; Ella recostada en la cama con Richard encima de ella, moviendo su cadera mientras se besaban. Confusión y angustia fueron los dos primeros sentimientos en aparecer—¿Ahora te haces una idea? —
—Sí… Por Jeremy—La escena era curiosa, no escuchaba ningún sonido, pero viéndose a sí misma en tercera persona se hacía una idea de lo que estaba sintiendo—¿Qué te pedí exactamente? —
—Te sentías tan culpable de haber hecho aquello que me pediste que hiciese que ambos olvidaseis lo que había pasado esa noche y creara un recuerdo falso, lo hice, pero te advertí que no podía engañar a tu subconsciente para haceros creer esa mentira, en el recuerdo que tienes, ambos volvéis a vuestros hogares, también me pediste que, en caso de que te provocara problemas, por favor, te devolviese tus recuerdos—
—¿Y eso por qué? —Preguntó—
—No puedes engañarte a ti misma por siempre—La IA solamente miraba como el escenario comenzaba a difuminarse—
…
…
…
Aelita despertó de golpe, viendo como retazos de luz azul se dispersaban como pequeñas luciérnagas en la oscuridad, volviendo al cuerpo de la IA. Se miraron a los ojos durante unos segundos.
—Ahora me siento… diferente, ya no es confusión, es más… culpa, pero no entiendo por qué—Lo dijo de manera inconsciente, no lo había pensado bien—
—Culpabilidad, es una fuerza poderosa dentro de cada persona—Su cuerpo se recubrió de un magenta brillante, iluminando la habitación—Recuerda lo que hablamos al principio de todo—
—Esto se convirtió en un experimento sobre una paradoja—
—La paradoja de Teseo, ¿Aún si cambio toda tu cabeza sigues siendo Aelita?, Si a un objeto le cambias todas sus partes por otras nuevas, ¿Sigue siendo el original? —Aelita agachó la cabeza, no quería mirarle—Sé que es duro hacer esto y que nadie lo sepa, pero no estamos muy lejos de que puedan saber en quién te estabas convirtiendo—
—¿Qué pasará cuando recupere mi antigua personalidad?, ¿Perderé todos los recuerdos? —
—Será tu decisión, los recuerdos, sentimientos y experiencias son las que te hacen la persona que eres hoy en día, sin esas partes dentro de ti, no eres más que una maqueta vacía e incompleta—Con sus dedos la obligó a mirarle—Aún si recuperases toda tu antigua personalidad, si conservas los recuerdos te terminarás convirtiendo en la que eres hoy en día, si decides olvidarlos, perderás muchas experiencias y no sabrás donde estás parada, podrías entrar en una crisis de la que no podrás salir—
—¿Cómo acabamos en este callejón sin salida? —
—Tú aceptaste esto sin negociar nada al cambio, solamente por la seguridad de tus amigos—
—¡Habías matado a Herb! —
—¿Qué te hace pensar que lo iba a hacer con vosotros? —
—Por favor, quiero negociar esa parte del acuerdo—La IA se quedó estática mientras le miraba—¡Por favor! —
—Quizás debamos ir a un sitio más… tranquilo—
Aelita rápidamente cayó en un sueño profundo.
…
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Abrió los ojos, se encontraba sentada en un montículo de un sitio oscuro y roto, se fijó y estaba sentada sobre un sinfín de calaveras, con las piernas encadenadas al igual que las manos, al girarse hacia la izquierda, vio un trono escarlata con Xana sentado en él.
—Te estás volviendo muy egocéntrica—Le dijo de primeras, dejando ver sus ataduras—
—No es por lo que piensas, este lugar es frágil, si pisas el suelo podrás romper algo, así me evito tener que arreglar algo que seguramente no tenga arreglo—Aelita resopló. Edge estaba sentada en el suelo con un sinfín de ataduras de metal recorriendo todo el lugar, que terminaban bajo sus vestimentas, estaba girada hacia ellas—
—¿Qué quieres negociar? —Preguntó Edge de primeras—
—El acuerdo te permitía usarme como quisieras para lo que quisieras mientras no le hicieras daño a ninguno de mis amigos—
—La primera parte del acuerdo, aún hay otras tres—Recordó Xana, apoyada sobre su trono—
—¿Qué quieres para evitar la parte en la que puedes cambiarme como quieras? —
—Nada, porque no hemos hecho nada significativo a nivel psicológico para que alguna interacción se viese condicionada—Atajó Edge con confianza—
—Los cambios han sido puramente físicos y no han sido muchos tampoco, así que… ¿A qué te refieres? —
—Entonces… ¿Lo de Richard no fue cosa tuya? —La IA negó con la cabeza—¿Por qué? —
—Quizá se vio condicionada por… la manera que te robo energía, quieras o no son experiencias y es normal que la curiosidad de saber qué se sentía más los sentimientos encontrados de haberte reunido con el que casi fue tu novio en la infancia pudieran hacer que tus hormonas y tu curiosidad tomasen ventaja—Respondió Edge, estaba bastante segura de que esa era la respuesta correcta—Te preocupaste tanto por nosotras que no recordaste que también eres humana y puedes cometer errores—
—Lo siento—Iba dirigido a la propia Edge—
—En parte es mi culpa, pero no te preocupes, es algo de lo que todos aprendemos—
—En mi opinión no deberías olvidar la experiencia ni nada referente a ella, siempre puedes querer a los dos por igual, Jeremy es alguien que es muy importante en tu vida y lo será siempre, pero Richard fue y será siempre tu amigo de confianza y en la vida… es difícil que eso cambie por los patrones que he ido viendo—Xana miró hacia Aelita—Puedes aprender a vivir con ambos sentimientos y estar más feliz con la verdad o… querer olvidar lo ocurrido y no saber que vives una gran mentira como hasta ahora—Miraba que Aelita no despegaba sus ojos de Edge—
—Aprender a vivir con la verdad… Debí hacerlo desde el principio—Se dejó caer sobre el montículo—
—Puedes amar, besar, abrazar, odiar, golpear, tocar, oler, sentir, fornicar y reír con quién quieras, la vida para algunos es muy corta y salvo excepciones, solo se vive una vez—Asintió Edge, Aelita lo agradeció—Aún si la primera parte del acuerdo es la de devolverte tus recuerdos, quizá debas replantearlo, igual podemos pasar a la segunda fase cuanto antes—
—Sí… me gustaría ver a mi papá con nosotras, todo sería… normal—Vio como la IA se puso de pie—
—Aún nos queda bastante tiempo y bastantes cosas que vivir para preocuparnos por ello, criaturas—
—Gracias por hacerme entrar en razón… a las dos—Xana asintió, Edge sonrió—Supongo que tienes razón, debo aprender a vivir con todo lo que haya hecho hasta ahora—
—Si te sirve de consuelo, no pensaba hacerte algo a nivel psicológico para cambiar tu personalidad, a fin de cuentas, la mía está basada en la tuya original—
—A grandes rasgos, pero sí—Secundó Xana—Aunque Edge sea una persona maquiavélica, no deja de ser una de las personas que más se preocupa por ti, así que… salvo que algo malo ocurra, siempre estarás hablando con ella—
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —Preguntó Aelita—
—Este pequeño bastardo de aquí—El cubo apareció en sus manos—Si logro descifrar sus secretos podré usarlo para tener una representación física igual a la de un espectro polimórfico, así dejaré de causar errores en la memoria de Edge y seremos más polivalentes—El cubo desapareció—Esto es algo planeado en base a la improvisación de haber conseguido algo tan poderoso—
—No entiendo, si quieres destruir el mundo, ¿Por qué te molestas en pelear contra Lisa? —
—No quiero destruirlo ni gobernarlo como si fuera una reina global, quiero que la gente sepa quién soy y me respete por mi poder, no estamos lejos de ello, si puedo hacer que ambas organizaciones me consideren una contrincante ya será el primer paso—
—Si con eso evitamos que Anthea y vosotras estéis en peligro por cualquier cosa que hagamos también será un avance, pero antes… tengo la sensación de que tendremos que pelear para conseguirlo—
—Solamente espero no tener que ser yo la que lo haga—Se dijo Aelita—
—Es más probable que seas la causa de la pelea que la que tenga que pelear—Dijo Edge—Algo así como la guerra de Troya—Tenía sentido para Aelita, pero aún era una posibilidad—
—Quizá sea hora de dormir—Dijo Xana—Volveremos a hablar de estas cosas cuando hayan pasado—Aelita asintió—
…
…
…
Aelita abrió los ojos, viendo a Edge apoyada sobre la pared, aún sentada en el suelo mientras la miraba con una sonrisa.
—Acuéstate aquí—Se movió hasta el borde, dejándole espacio. Edge se levantó, descalzándose solamente para meterse en la cama con Aelita—Gracias por los consejos… necesitaba esto—
—Sobre todas las cosas debes recordar que esto te ayuda a ser una persona diferente, así que aprende a vivir con lo que hiciste anteriormente—Tras decir eso, le besó la mejilla—Tanto como si quieres seguir con Richard como si quieres afianzarte a Jeremy está bien, incluso ambas están bien—
—¿No me veré como una mala persona? —
—Todo depende de la perspectiva, solamente son dos personas, no son diez—Con ese básico ejemplo, Aelita entendió el punto—
—Mañana será otro día—Se acercó a la IA, acurrucándose a su lado—
Ya había caído la noche en el país del sol naciente y Taelia se preparaba para volver a su habitación, ya había comido y le apetecía descansar, sin embargo, a medio camino alguien le indicó que debía ir a las plantas inferiores del laboratorio y tuvo que obedecer. Bajó, encontrándose con un pequeño comité en un pasillo que conectaba la puerta de contención de los pisos de banda negra con el laboratorio.
—¿Qué ocurre? —El comité se le hacía extraño—
—Es por lo que te comenté esta mañana—Empezó la doctora—La tarea es simple, tienes que calmarlos, como sea, intentar apaciguar su ira y su rabia para que sea fácil tratar con ellos… sé que será duro, pero si ves que no lo logras puedes reducirlos, aunque les hagas daño—
—Aunque recuerda, no todos son unos monstruos, están ahí porque su rabia puede ser incontrolable, pueden ponerse agresivos en muy poco tiempo y no hemos logrado calmar sus emociones—Siguió su psicólogo—La tarea es traerlos hasta aquí para hacerles un chequeo de rutina—
—Vale, me apunto—Dijo la adolescente.
Cruzaron el portón de seguridad y se adentraron en los pasillos de habitaciones que casi parecían celdas de una cárcel, deteniéndose en una que mostraba una serie de nombres en japonés que no entendía.
—Este… no puede hablar, sus padres le… cortaron las cuerdas vocales y eso es algo que no se puede recuperar, ni siquiera el virus Gastrea, puede escucharnos, pero no puede hablar—Resumió uno de los batas blancas que acompañaban a la doctora, estaban a una distancia prudencial, detrás de media docena de soldados armados—
—Sé lenguaje de señas—Indicó Taelia con un sutil movimiento de manos—Dudo que sirva de algo aquí, pero…—
—¿Por qué lo aprendiste? —
—Tenía que llenar el cupo de extraescolares cuando estaba en Visp, así que fue algo que mereció la hora semanal—Pareció valerles—
—La puerta se abrirá, todo tuyo, Taelia—Indicó un soldado, dándole la llave, retirándose a una distancia prudencial con los demás. La adolescente se acercó y tocó la puerta—
—Vamos a entrar—Avisó, introduciendo la llave, escuchando un leve estruendo en el interior. Inmediatamente se puso en guardia mientras giraba la manecilla—Tranquilo—Sostuvo la puerta con su cuerpo hacia fuera, abriendo lentamente la misma sin asomarse, la luz se encendió de golpe. Se asomó al interior, viendo al niño de unos ocho años, estatura media y de apariencia asiática, de pie, apoyado contra la pared, sorprendiéndose de que, por una vez, no fuese alguien con bata o un hombre apuntándole con un arma—No vamos a hacerte daño—Le indicó con las manos en un lento movimiento, el chico pareció entender y le respondió—
—¿Qué me harán? —
—Rutina—El niño respiró para calmarse, Taelia le tendió la mano y este la aceptó, saliendo al pasillo, encontrándose con la comitiva—No te harán daño, lo prometo—Aun así, se aferró a Taelia—No hagáis el mono por una vez—Dijo a los soldados, quienes mantuvieron su distancia. Subieron hasta un consultorio especializado, con Taelia dentro, quedándose donde el niño pudiese sentirse seguro con su presencia—
—Buen trabajo, Taelia, esto se te da genial—Dijo el psicólogo, anotando cosas en un cuadernillo—
—Me gusta sentirme útil—Le dijo, sosteniendo la mano del niño al tiempo que este se aguantaba la inyección de una aguja—
—Una pena que no puedas quedarte—Secundó otro soldado—Nos harías la vida a todos más sencilla—
—En parte me quedaría, pero… también extraño a mi mamá y a mi hermana—Nadie pareció tener alguna razón para rebatir. Tras un rato, parecía que el niño, ahora completamente calmado, estaba ya listo para volver—¿Eso es todo? —Sumire negó con la cabeza—
—Tenemos con algunos una serie de clases específicas para ayudarles a controlar las emociones, vamos a traer a los de hoy, les haremos el chequeo y los pasaremos al sitio, está la chica búho con nosotros dándonos una mano—Taelia asintió—
—Iré por tus compañeros—Le indicó al niño, quien asintió, dándole un inesperado abrazo—Avísame si te hacen algo malo—él asintió. Bajaron por los oscuros pasillos otra vez—
—¿De verdad aprendiste tanto con una clase suplementaria? —Preguntó el psicólogo de vuelta—
—Buena parte la aprendí de Luciana, me gustan los idiomas, es una manera sencilla de universalidad—La respuesta era satisfactoria para el resto. Llegaron hasta otra celda que tenía la peculiaridad de tener varias advertencias con pictogramas, el más específico, parecía que podía lanzarse al abrir la puerta—
—Creo que ya lo entiendes, ¿No? —Taelia asintió—Ten cuidado—Se alejaron, entregando a Taelia las llaves—
—Vamos a entrar—Dijo, dando un golpecito a la puerta, logrando escuchar unos pasos sigilosos, estaba tras la jodida puerta—Por lo que más queráis no le vayáis a disparar—Dijo a los soldados, quienes asintieron. Tras tomar aliento, abrió la puerta rápidamente, encontrándose con la figura de una chica joven y casi de su estatura, con unos ojos extraños, casi felinos y unas manos con uñas afiladas, lanzándose hacia ella con una velocidad vertiginosa, pero, siendo honestos, para alguien experimentado como Taelia, era un reto que estaba deseosa de aceptar. Logró entrelazar sus manos con las de ella, apretándolas con la suficiente fuerza para que no pudiese cerrar las muñecas y hacerle daño con las filosas uñas, utilizando la fuerza y apresándola contra una pared. Le daba patadas e intentaba morderla, pero Taelia le obligaba a mirarle—Respira hondo—Le dijo, a sabiendas si podía entenderle. Ella comenzó a respirar hondo, para calmarse, esperando a que le imitase, al principio seguía forcejeando, pero luego de ver que no podía escapar, optó por entenderle. Respiró hondo, imitando a Taelia, hasta que dejó de oponer resistencia. Taelia le soltó las manos, alejándose un paso, alzando y mostrando sus manos vacías—No vamos a hacerte daño, ¿Vale? —La niña, que ahora parecía más joven, asintió, dejándose caer sentada al suelo, apoyándose contra la pared mientras sollozaba—¿Vamos con calma? —Se arrodilló a su lado, acariciándole la cabeza, ella asintiendo, secándose las lágrimas—Vamos—Tomó su mano y la ayudó a ponerse de pie. La niña estaba nerviosa, temblando y temerosa de los presentes, podía sentir y entender el odio hacia los doctores, sabía que su trato era demasiado áspero—No te alejes de mí y no te harán nada—Ella asintió, ahora estaba menos en guardia—
—¿Cómo confías en ellos? —Preguntó la niña en un susurro, aferrada a Taelia—Hacen daño—
—En verdad no quieren hacerte daño, pero… a veces para comprendernos hay que ser duros con nosotros mismos—Quizá eran palabras demasiado profundas para esa pobre alma sin nombre—Entiendo tu miedo, pero créeme que ellos no quieren hacerte nada malo—Entraron al consultorio, donde la trataron con extremo cuidado. Taelia se alejó por indicación de los doctores, no perdiéndose la vista de la niña—¿Es un gato? —
—Una mutación genética del virus que… ya ves lo que hace, sus ojos, párpados y extremidades son lo más parecidas a los grandes felinos, su audición y su visión son impresionantes, pero el problema es el control de sus emociones—Resumió la doctora—
—Quizá el problema no sea ese realmente—La mayoría que no estaban ocupados se fijaron en ella, pues su opinión valía bastante más de lo que la misma Taelia se imaginaba—Cuando se encuentran con alguien que pueda expresar confianza pueden relajarse, mientras que, si ves que alguien con bata blanca le quiere hacer daño no les va a importar quién sea, bata blanca es igual a mala persona—Chasqueó la lengua—Con un buen manejo de las emociones y una buena reprimenda a los que nos tratan como si fuésemos monstruos, estoy segura que la mayoría no estarían encerrados aquí—
—Y tienes razón, tienes razón—Asintió el psicólogo, anotando cosas—Al final del día seguís siendo seres humanos, ¿Pueden llamaros una evolución?, sí, pero seguís siendo Homo Sapiens, les guste o no—
—El consejo está de acuerdo contigo, estamos entrenando a varios niños y dando reeducación a varios guardias e investigadores para que sepan cómo tratar con vosotros gracias a tu ayuda y a las notas de Saraí, con un poco de suerte, esto será un lugar mejor—El momento transcurrió con tranquilidad, hasta que parecía el momento de ir por el siguiente—¿Puedes acompañarla al aula?, ella sabe dónde está—Taelia asintió. Salieron a solas—
—Te envidio—Fue lo primero que dijo la niña al salir—¿Por qué te tienen tanta confianza a ti y no a nosotros?, ¡No es justo! —Estaba tranquila, pero confusa—
—Porque saben cómo tratar conmigo, poco a poco esto irá pasando con todos vosotros, pero hay que tener paciencia—La niña no parecía muy de acuerdo—Entiendo la envidia y me parece un poco injusto, pero también entiende que algunos podemos llegar a ser un peligro si nos salimos de control—
—Es… verdad, pero, si también eres uno de nosotros—Tomó su banda negra—¿Por qué no estás encerrada? —
—Porque la banda es más una señal de advertencia que una clasificación, significa el peligro que podemos representar en estado… fuera de control—Eso tomó bastante sentido para la niña, incluso pareció conectar ideas tras lo dicho por Taelia—No me gusta decir esto, pero a mí me tratan peor que a vosotros en algunas situaciones, por el simple hecho que si me salgo de control casi nadie me puede detener, así que me tienen demasiado vigilada—
—¿Cómo vives con eso? —
—Para mí desgracia es costumbre, pero no significa que para todos sea igual, quizá cuando sepáis llevar vuestras emociones podáis ser incluso más útiles que yo, ¿Quién puede saberlo? —La niña se animó con esas palabras, entrando al aula, encontrándose con la francotiradora—
—Pueden serlo, tenlo por seguro—Dijo la misma con una sonrisa vaga y voz suave—Tiempo sin verte—Taelia asintió, saludándola—¿Ayudando a traerlos? —Asintió—
—Me gusta hacer esto—
—Se dieron cuenta gracias a ti que los guardias no servían para ese trabajo—
—Y gracias a Dios lo hicieron—Terció la niña—Soy Ana, no me había presentado… Taelia y… ¿Tina? —Ambas aludidas asintieron—
—¿Qué haces aquí exactamente? —Preguntó Taelia a la francotiradora—
—Ayudando con el tratamiento, quieren que esté aquí, aunque no lo necesite—Bostezó—Aún no me acostumbro a estar despierta de día—
—Confirmo lo que dije antes, eres un búho—Ambas rieron—La dejo a tu cargo—Tras despedirse, Taelia volvió al laboratorio—¿Seguimos? —
—Sí, estás haciendo buen trabajo, sigamos con ello—Dijo la doctora, Taelia agradeció esas palabras. Volvieron al pasillo de las celdas, pasando por algunas de ellas, dándose cuenta de que no todas eran iguales, algunas estaban adaptadas a diversas necesidades según el ingresado—De toda la lista, diré que este es el más… agresivo, hace mucho tiempo que no logramos sacarlo porque agrede nada más ver, no sabe controlarse, es casi imposible contenerlo—
—¿Qué características tiene este? —Preguntó Taelia, estirando su cuerpo—
—Específicamente, su piel está recubierta de una membrana bajo la epidermis que recubre a su vez una sustancia que mantienen algunos depredadores, desconocemos más datos, este sujeto lo queremos porque esa sustancia no se encuentra fácilmente—Respondió un bata blanca, canoso, viéndole de reojo. Llegaron a la celda, llena de pictogramas y con bastante más seguridad—
—Recuerda que puedes usar toda la fuerza que necesites, solamente no te desconcentres—Era el psicólogo dándole indicaciones. Taelia asintió, tomando aire, con la llave en la mano—No podemos tranquilizarlo por culpa de que la membrana y el fluido neutralizan el efecto de los dardos—
—¡Vamos a abrir! —Le dijo en voz alta, dando un manotazo a la puerta, escuchándose un ruido extraño desde el interior. Giró la manecilla y quitó varios candados, viendo como los soldados estaban preparados. Tomó aire, abriendo la puerta de golpe hacia ella, retirándose con rapidez, viendo como la luz de la habitación se iluminaba al instante, mostrando una figura que se lanzó hacia ella a una velocidad incluso mayor que la de la anterior chica, esta vez, sus ojos eran de un rojo carmesí intenso de aspecto más humano, pero llenos de odio. Su piel brillaba como si estuviese recubierta de grasa y su apariencia era de alguien ligeramente obeso, pero no parecía ser un gran impedimento para esa agilidad—¡Tranquilo! —Le dijo, pero solamente logró apresarlo de las manos, aún con esas, estaba contra la pared, su fuerza parecía ligeramente superior—Será… a las malas—Dio un fuerte rodillazo al vientre de aquel chico, viendo cómo se tambaleaba, intentó recomponerse, pero la adolescente se movió para darle una patada en el pecho, moviéndolo varios metros hacia atrás, casi de vuelta a su celda. Alzó las manos, mostrando las palmas de sus manos a la altura de su rostro, en un intento de que entendiese su punto, pero no surtió efecto. Se mantenía la distancia, aquella que al final decidió romperse por acto de Taelia, caminando con muchísimo cuidado hacia él, pero le miraba con odio, rabia, asco…—¿Estás bien? —El niño le gritó con fuerza algo en japonés que no terminó de entender en lo absoluto. Los presentes solamente podían mirar expectantes. Se movió con rapidez hacia ella, intentando darle un puñetazo bajo en el vientre, pero el momento fue esperado por Taelia, quien, en menos de un segundo pudo sostener su puño y darle una vuelta muy extraña que finalizó con dislocarle el hombro derecho al niño con una fuerza abrumadora, con él en el suelo, con su brazo en una posición recta y antinatural, con ella encima y una rodilla sobre la espalda de él—Tenía que ser así—El niño gritaba con fuerza del dolor, pues Taelia no dejaba de sostenerlo y le estaba haciendo daño. Un grupo de soldados junto con hombres de bata, lo sedaron usando una máscara, tratándolo con cuidado, atándolo a una camilla que llegó en cuestión de minutos—
—Pensé que le habías arrancado el brazo del cuerpo—Dijo en voz baja la doctora mientras caminaba con Taelia devuelta—
—No comprendía nada de lo que le decía, es como si fuese solamente ira—Miraba sus engrasentadas manos. Lo ocurrido no pareció gustarle en lo absoluto—Pobre—
Luego de hacer casi una docena de viajes por las instalaciones, por fin lograron terminar el encargo, ahora, fuese lo que fuese que estaban haciendo, era ya problema de ellos.
—¿Puedo irme a descansar? —Preguntó al comité, quien pareció mirar a la doctora—
—Vas a dormir aquí, necesitamos algunos datos para hacer comparaciones—Respondió la misma—
—¿Pero por qué siempre yo? —
—¿Nunca leíste tu informe? —Preguntó uno del comité, Taelia negó—
—Solo algunas cosas, está lleno de palabras que no termino de entender—La llevaron a una habitación en la parte de las plantas inferiores, estaba adaptada para usar la monitorización en una habitación aislada y acondicionada—¿Es esto? —Alguien le entregó una carpeta que contenía datos suyos, era su carpeta—
—Mira la última página, es un resumen vago de un informe que recibimos de una fuente anónima hace tiempo, es de Kiruna y tiene que ver contigo—Dijo la doctora, hablando con sus compañeros. Taelia repasó los papeles hasta llegar al indicado—
"Todo el procedimiento con Taelia se hizo a prisa y corriendo, sin apenas planeación y con un jefe que quería algo de ella. Según el informe preliminar que sacamos de la revisión, tenía señales de abuso sexual a un nivel bastante alto, la prueba con las hormonas dio positivo, pero lo mantuvimos en secreto.
La variante del virus fue la que causó el hecho que todos quisieran participar en su proyecto, una variante que no estaba catalogada y una medicina que nadie sabía cómo la habían aprobado. El virus que se le inyectó era Gastrea, pero una variante que desconocemos su procedencia y su genoma real, al menos, el que se puede rastrear. Hubo un problema, su cuerpo se encontraba tan debilitado que, al momento del proceso, el virus se expandió a una velocidad vertiginosa, creyeron que había pasado algo malo y antes de poder terminar con el proceso de estabilización, abortaron todo. Ella no está estabilizada, sin embargo, pareció estarlo al día siguiente cuando hicimos todas las pruebas otra vez.
Días después, las pruebas con las hormonas dieron negativo, era la segunda vez que veíamos el mismo patrón, el mismo virus había hecho una purga de organismos dentro de ella y se cargó a un cigoto en formación. Los datos que sacamos de ella son diferentes a los que sacamos del resto, la media de algunas medidas fisiológicas difiere del resto de sus compañeros de edad parecida. Hablaron con ella, pareció recuperar partes de su memoria, no sabíamos que sufría de alguna amnesia. No quiso hablar más al respecto.
Exactamente no sabemos cuándo fue, pero Kiruna fue destruida con muchas personas dentro, ella no era una de las que encontraron.
-La fecha estaba datada a dos días después que Edge hiciese volar la base secreta de Kiruna- "
—Una variante desconocida—Volvió a leer, remarcando esa parte—
—El informe es bastante cierto, el original es más largo y tiene más datos específicos, pero esto es lo que necesitas saber—Asintió la doctora—La variante difiere bastante de las muestras que tomamos de todos tus compañeros, el virus tiene una parte de su genoma que es igual en todas las muestras, pero en la tuya, ese genoma parece encontrarse modificado, por eso necesitamos datos tuyos, cuando se vayan dando algunas situaciones, te iré explicando—
Taelia entendió, ella era un objeto único porque el virus dentro de ella era una versión modificada del propio virus, una variante desconocida de un virus que ya de por si era desconocido. Insistían en obtener datos, ya que ella era una variante interesante con la que comprar datos del resto de los infectados. Ahora lo sabía, no era favoritismo, era simplemente parte de la ciencia.
Le obligaron a desvestirse y sentarse en la cama que había en la zona aislada. Si bien se había acostumbrado al proceso de conectarle sensores, este fue especialmente vergonzoso para ella, ya que algunos estaban en sitios que no acostumbraba y la sensación de incomodidad era notable. Volvió a vestirse y le dejaron tranquila, apagando las luces del interior sin decirle más.
En Europa, Aelita se encontraba en las cercanías del metro de la zona, estaba esperando a alguien, ya que habían quedado. También estaba Edge con ella, ya que esa persona era Richard y tenían que devolverle la memoria.
Del mismo metro emergió la figura cansada del adulto pelirrojo, quien tenía una apariencia fatigada. Las saludó con una sonrisa.
—¿De paso? —Bromeó el pelirrojo, ambas lo saludaron—¿Qué es lo importante que tenéis que hacer? —
—Necesitamos ir a tu apartamento primero—Asintió la propia Edge, con una actitud de guardia que, si bien no extrañaba a Richard, sí que le llamaba la atención—
—¿Es necesario de verdad? —Ambas asintieron—Bien, vamos, estamos al lado—
Caminaron con la calma, llegando al propio apartamento que casi se hacía pequeño para tres personas.
—Sentaos en la cama—Indicó Edge, en la habitación del chico. Ambos se sentaron mirándose mutuamente. Una esfera con una violenta apariencia apareció en medio—Puede doler, así que resistid—
—¿Tengo que tocarlo también? —Preguntó la pelirrosa. Edge asintió—Entonces juntos—Miró a Richard, quien tomó aire, acercando su mano. Contaron hasta tres y tocaron la esfera, la cual se deshizo en un hilo que pareció unir ambos cuerpos, fundiéndolos en un mismo sueño. No estaba con ellos, pero esperaba que Aelita supiera que hacer—
No tuvo que pasar mucho rato para darse cuenta de que había sido satisfactorio. Ambos estaban en la sala de estar con la compañía de Edge, procesando lo que había pasado.
—Entonces la sensación no era mentira—Se miró las manos, luego miró a Edge, quien parecía curiosear por los objetos de su casa—¿Cómo tienes un poder así? —
—El cerebro humano es una central eléctrica en miniatura, todo lo que el mismo provoca son señales eléctricas—Con sus manos creó un arco eléctrico—Puedo manipular la electricidad a mi antojo y la electricidad es energía, si nos ponemos filosóficos, puedo tener el control sobre el espacio y la materia que dependa de electrones y protones, es sencillo para mi—Richard pareció entender—Me gusta manipular a la gente cuando me aburro, es curioso verlos llegar al límite y ver que ocurre cuando llegan ahí—Eso, al propio Richard, le preocupó—
—Tú eres la definición de lo que se decía de Maquiavelo, me das miedo—
—No te hará nada, ahora tiene que hacer lo que le diga—Secundó Aelita, colocándose en sus dos pies—Ahora de verdad—No tengo que hacer nada hasta mañana, ¿te apetece hacer algo? —Preguntó a Richard quien, antes de responder, fue interrumpido por Edge—
—Luego de lo de estos días, lo mejor es no jugársela, ¿por qué no os quedáis aquí? —
—Prefería descansar aquí, así que sí, mejor aquí—
—¿Qué harás? —Preguntó Aelita en un tono de autoridad, iba dirigido a la IA—
—Tengo que ver a Milly, luego iré con Anthea y Arthur Zanuck, parece que quieren algo de mi—Aelita asintió—Si me encuentro algún problema te avisaré—Richard lo había notado, ahora la dinámica era distinta entre ambas—
Edge los dejó a solas, tenía otro destino en mente, pero antes, tenía que asegurarse de cómo estaba Milly, hacía unos días que no la veía. Entró normalmente a la casa, tenía las llaves de esta. Se esperaba a la anciana, pero esta no estaba, solamente dos personas en la habitación de la pelirroja. Subió, escuchando una voz familiar y tranquila.
—¿Qué ocurre? —Preguntó nada más entrar, viendo a Eva junto con Milly, que estaba recostada en la cama con un semblante enfermo—
—Lleva un par de días enferma y la anciana tuvo que volver para hacer algunas cosas, así que, hasta que vuelva el grupo aquél, estaré cuidando de Milly—Edge se acercó a la pelirroja, viendo que su cuerpo estaba algo pálido. Estaba sudando—¿Puedes asegurarte de que la medicina no esté ya en su límite? —La IA soltó un pesado suspiro mientras asentía. Lo había supuesto, la medicina había arreglado bastante su cuerpo, pero sabía que los efectos secundarios podían ser fuertes, había abusado de la misma medicina, un brebaje químico del que solamente ella conocía su composición original, basado en una medicina de los Neo, modificado con células madre de Milly. Se arrodilló al lado de ella, colocando el reverso de su mano en la frente de ella—
—Tiene bastante fiebre—
—Lleva así unos días, poco después de irte la última vez—Recogió algo de un maletín que llevaba consigo—Su abuela me comentó algo sobre falta de apetito y dolor muscular anormal—
—El dolor muscular puede ser normal, lo otro…—
—Si la medicina llegó a su límite, ya sabes que los milagros no existen—Una frase en clave que, a pesar de descifrarla, al IA no quería ocultarla—
—La doctora guarda aquella medicina, pero… prefiero esperar a que ella venga, eso, en caso de que tengamos que recurrir definitivamente a ella—
—Es la voluntad de sus padres después de todo, yo no querría que se infectase con ese virus, pero es su única salida si lo que hiciste está ya causando más problemas de los que arregla—Estaba enfadada—
—¿Podéis dejar de discutir? —Pidió la pelirrosa con voz vaga—Me duelen los oídos—Se giró hasta quedar bocarriba—Me da igual lo que me hagáis, siempre y cuando pueda volver a la normalidad—Por normalidad entendía volver a caminar—
—Cuando tenga un momento libre investigaré que pudo ir mal, de momento… voy un poco contrarreloj—Se puso de pie rápidamente—Agentes de Gaia intentaron convencerla de que fuese con ella a las instalaciones de ellos, pero… ella se negó, por razones obvias—
—Van a secuestrarla, a ella o a ti—Dijo Eva—
—Lo sé, espero que ocurra, es una provocación premeditada que me dará la excusa perfecta para destrozar esa corporación hasta sus cimientos—Miró al techo por un par de segundos—Si sabes algo de ellos me gustaría estar al tanto—
—De momento, lo poco que sé es que Mihaly desea una audiencia con vosotras dos, en Moscú, pero no conozco los detalles, incluso se rumorea que formarán un festival al que invitar a Aelita—
—Desconozco la postura de ellos hacia mi persona, así que… me gustaría conocerlo a él de una manera que no sea así—
—A veces hay que ceder, pero no te preocupes, Guardián no tiene los mandos que tenía en el pasado, ahora se dedican a revertir lo que haga Gaia—
La conversación no pasó de ahí.
Edge, luego de bastante rato, se encontraba con Anthea y Arthur en la base aérea del ejército, más específicamente en una zona del secreto hangar aún en construcción, pero casi finalizado. Cerca tenían una parte del módulo que supondría el radar cuántico del Arkbird, algo que Anthea deseaba ver terminado.
Tras echar un vistazo al radar, volvieron a la sala de control de toda la operación, estaban en un despacho privado, solamente ellos tres y unos cuantos maletines.
—Primero que todo, tengo un encargo personalizado para alguien especial—Dijo el hombre en un acento extraño. Sacó un maletín metálico que, por su seguridad, venía de Tokio, de la doctora Sumire—Está hecho para Anthea y Aelita, es medicina—Abrieron el protegido contenedor, viendo una docena de jeringas con aguja, ya montadas y con un contenido rojizo en su interior—
—Esto es… ¿Parte del virus Gastrea? —Arthur asintió—
—Es en caso de emergencia, puede ayudar a contener heridas muy graves sin riesgos de infección definitiva a largo plazo, pero eso deberías hablarlo con la experta, yo soy un simple astrónomo—Edge los revisó, estaban marcados. Tomó un par que contenían el nombre de Aelita, sacando un contenedor metálico pequeño que guardaba en su mochila, contenía su medicina también, pero podía almacenarla sin problema—
—Espero no tener que usarla—Volvió a cerrar su mochila—¿Qué te trae por aquí? —
—Tecnología, necesito tecnología—Dijo el hombre—Estamos tras un proyecto de terraformación de terrenos que me encargó la corporación, la idea principal es poder revertir efectos climáticos irreparables causados por cualquier razón, de momento, la más cercana es revertir la desertización de terrenos, lo que tenga que ver con radiación… es tema aparte—Era un proyecto interesante, desde luego—El esclavo que nos diste tenía una destreza manual bastante buena, aún es joven, así que no le hicimos nada malo, está siendo formado por mis hombres en nuestra base principal de Canberra—Johnny seguía con vida, algo que pareció hacerle gracia a la IA, quizá debía haber dejado que Taelia lo castigase—
—El proyecto Neo colaboraba con alguien en un tema de la computación cuántica de la cual Anthea filtraba sus descubrimientos y desarrollos, tras el desastre de la pérdida de Edge, abandonaron el proyecto y ahora toda la tecnología cuántica la tenemos nosotros, pero no sabemos usarla, así que venimos en busca de una luz que ilumine la oscuridad de nuestro intelecto—
—Me adulas—Dijo la doctora—Pero ya te lo dije, os ayudaré cuando las cosas aquí se calmen, cuando el traspaso del personal se complete, puedo hacer algo al respecto—
—Si necesitas algo urgente puedo darte una mano, solamente necesito un favor, ya que te gusta la chatarra—Asintió Edge a Arthur, sacando el Shenfield de su mochila—La batería está irreparable, si logras ponerlo en funcionamiento…—
—¿Tecnología de NEXT?, ¿Dónde sacaste esto? —Preguntó el aludido—
—Lo robé a una de sus integrantes, si funciona, puedo desarrollar algo para controlarlo, quizá, sin necesidad de usar un implante cerebral—Arthur le tomó unas cuantas fotografías—
—Estaré por la ciudad unos días, así que quizá pueda pedirte algún encargo a cambio, tratar con este tipo de tecnologías es caro por lo delicada que es—
—Está bien, pero habla con Aelita primero, tiene que saberlo antes de poder hacer algo—
—Al final se ha decidido por controlarte, la felicito—Dijo Anthea al aire—No te preocupes por nosotros—Dijo a Edge—Este sitio es impenetrable, preocúpate si ves algo de Gaia—
—Lo mejor será dejar que ataquen ellos primero, si podemos usar esa excusa para atacar su centro…—
—¿Cómo puedes enfrentarte a Gaia y sus pilares tú sola?, ellos son demasiado fuertes para una sola persona—Inquirió Arthur, sabía cosas—Te admiramos, Edge, pero son un duro rival, incluso para ti—
—Digamos que esa es la parte buena, son duros, pero ahora están debilitados, sé que esconden un as bajo la manga, pero sin Lisa en capacidad de intervenir con toda su capacidad, solamente me basta con poder poner un pie dentro de sus instalaciones para ser más destructiva—
—¿Por qué las ansias de matarlos? —
—No quiero matarlos como tal, solamente que nos dejen de molestar, no tenemos nada que ver y queremos ser neutrales, ahora mismo solamente considero enemigo al proyecto NEXT y a los antiguos del proyecto Cartago… sobre Guardián… aún no sé lo suficiente para saber su postura en todo este aquelarre—
—Espero que sepas lo que haces, tienes mi aprobación de vuestra neutralidad, pero recuerda que nosotros estamos condicionados por Gaia, así que cuidado con lo que haces—Edge asintió—
—Incluso mi espía dentro de la inteligencia francesa me comenta que el propio ejército está temeroso del movimiento de Gaia, saben de lo ocurrido con Albretch y lo que ocurrió con todos, no quieren verse involucrados, pero también… son parte del asunto—Secundó Anthea—Nadie quiere mover un dedo ahora mismo—
—Están tan tranquilos como una bomba—Musitó Arthur—Que explote ya y las cosas… se calmen para poder trabajar en paz—
La IA entendía el deseo de ambos genios, pero el de ella era diferente. Quería guerra.
El día había pasado sin ningún problema más.
Era ya la hora de la tarde cuando Edge se encontraba con Arthur en las instalaciones del laboratorio de París. Estaban hablando sobre la tecnología que él había rescatado casi de la basura tras la perdida de Edge meses atrás, al parecer, Gaia estaba colaborando para intentar desarrollar la misma tecnología que Tyran y su momento y casi lo consiguieron o eso parecía, pero la información, según el australiano, está desaparecida para ellos, si existe, es un caso aparte.
No le quedaba claro el por qué usaron a Edge, pero, desde luego, era uno de esos misterios que ahora quedaban por resolver. No tenía interés en querer saberlo, pero ya sacado el tema, el saber por qué usaron a Edge para ese experimento con una máquina para virtualizar tal como Lyoko era algo que se debía saber. Si existían otros proyectos similares, era una ventaja para Xana, poder controlarlos para usar su poder con ellos era un potencial grande, pero algo que podía hacer a futuro.
Estaba ayudando al australiano con algunas muestras de código fuente de la máquina que pretendía reparar, un ordenador cuántico que era una cosa básica considerando el súper ordenador. El día transcurría con tranquilidad para ella, pero en otro sitio la cosa era distinta.
Aelita estaba en el estudio, estaba preparando ideas con su manager para el lanzamiento de su primer disco, pensaban hacerlo en un concierto de un festival de Q-Dance, sería la ocasión perfecta y la fecha estaba bastante próxima, pero había un plan B que era el más probable a ejecutar, ya que los altos directivos querían el disco fuera cuanto antes, así que tenían la vía rápida de hacer una campaña por radio e internet para su lanzamiento, ya tenían fecha propuesta y era en una semana, así que… Los altos mandos del proyecto tenían la última palabra sobre el tema.
El rato pasó y se encontraba en lo que habían apodado entre todos la "Sala creativa", que era simplemente una sala con bastantes herramientas que podían servir de inspiración al artista. Aelita miraba al infinito, escuchaba algunas canciones del momento en sus auriculares y apenas había personas cerca. Recostada en un sillón puf, notó como la gente que estaba fuera comenzaba a comportarse raro, de hecho, sus auriculares tenían un ruido eléctrico que no recordaba escuchar antes. Se los quitó y dejó el reproductor a un lado, tomando su mochila y guardando sus cosas, parecía haber un escándalo afuera. Estaba sola en la sala y se asomó al pasillo, escuchaba gritos y un bullicio en la planta inferior a la suya, bajó por las escaleras, sintiendo una presencia indeseada. Alguien mencionó su nombre en un grito.
—¿¡Donde está esa niña!? —Un hombre al aire tras dar un disparo con un arma. Aelita subió de golpe, sacando su móvil, pero no tenía señal, intentaba llamar, pero no podía. Estaba en un cuarto piso y no tenía muchas vías de escape. Se escondió en una sala oscura que parecía de limpieza, estaba sin seguro, pero parecía algo seguro. Las pisadas se escuchaban. Tomó aire, girando el cristal que tenía en su colgante, viendo todo de la otra manera, notando un hilillo de energía entrando por la puerta, no era Edge para saber más detalles. Alguien tocó la puerta en ese instante, obligándole a volver a su vista normal.
—Aelita… solo queremos hablar—Una voz joven y femenina, solamente podía ser de una persona en ese momento—No queremos hacerte daño—Aelita abrió la puerta con fuerza, la persona se retiró al instante, viéndose de frente—Al fin—
—¿La aprendiz de Lisa? —Sí, Maersk estaba presente—¿A qué se debe este escándalo?, esto no es un sitio al que hacer visitas—Salió de la habitación al pasillo—
—Queremos que sea por las buenas, pero no nos dejas opción, te llevaremos con Lisa, quiere hablar con ambas, si te llevamos, ella vendrá, pero me tengo que asegurar de ello—
—No obtendrás nada secuestrándome, solamente provocarás que te maten—Le dijo a la cara, los hombres se pusieron en guardia. Maersk se abalanzó sobre Aelita, pero el cristal dio un fuerte destello, adormeciendo a todos en las habitaciones, menos a Maersk, quien, si sintió el efecto, pero solamente confusión, lo suficiente para que Aelita pudiese correr por el pasillo a toda velocidad, bajando pisos entre personas por el suelo. No sabía que podía encontrarse, al abrir una puerta que la llevaría al recibidor, un gas fuerte e incoloro invadió su nariz, el mismo estaba infestado de ello. Se quedó en la puerta, mareada, cuando intentó buscar otra salida, la misma puerta se abrió, mostrando a una figura femenina, alta, de aspecto tranquilo y de piel ligeramente oscurecida, ojos negros y una cabellera plateada que se notaba tinturada. Una vestimenta que era de aspecto oriental, con una blusa corta y una falda larga de color blanco. Sentía una gran energía provenir de esa persona. Al darse la vuelta, vio a Maersk al final del pasillo—Joder…—
—Aquí estabas, ¿Qué fue ese impulso? —Dijo con una voz calmada la chica, era de Gaia, tenía la insignia como una chapa en su cabellera—
—Ella lo provocó—Respondió de malagana la aprendiz—¿Ahora vendrás? —
—Yo me encargo de ella—De su vestido sacó un pequeño recipiente que abrió y con sus manos, recubriéndolo de energía, lo lanzó hacia Aelita, impregnándola del mismo, inmovilizándola, casi en somnolencia, aun escuchando—Lo ideal sería irnos, pero… si quieres asegurarte de que Edge venga siempre puedes provocarla, recuerda que la gran torre de hierro es un buen lugar—
—Eso haré, salid de aquí ahora mismo, no sabemos cuánto tiempo tenéis—
—Que no te atrapen—Le dijo con una sonrisa. Aelita se desvaneció en el sitio, siendo eso lo último que escuchó.
Edge, en su letanía eterna de tareas que Arthur tenía para ella, presintió que algo estaba mal. El ambiente ahora era raro, ya no sentía la misma energía fluir por el exterior, es como si algo ocurriese…
—Edge—Llamó el americano—Mis hombres tienen un problema gordísimo, ven con nosotros—Tanto ella como Arthur salieron con el americano, llevándolos a una sala de control—Enfrentamientos con Gaia, asaltaron la sede de la Warner hace una hora y cuando entramos había personas inconscientes, también rastros de químicos usados, no… encontramos a Aelita—
—Mierda…—Sacó su móvil a toda velocidad, marcando el número de ella, pero solamente sonaba, lo sentía muy, muy lejos de su posición, ya no estaba dentro de París. Volvió a marcar… sin tono—Entonces… es así—
—Anthea ordenó que detuvieran a todo personal de Gaia en la base militar y así se hizo, casi un centenar de científicos y técnicos están bajo arresto militar ya que algunos intentaron hacer algún tipo de sabotaje que no terminé de entender—
—¿Esto fue a gran escala? —
—Parece que si—
—Voy a hundirlos hasta los cimientos—Sintió un pulso poderoso provenir de la lejanía, alguien la estaba llamando, desde luego—Que tus hombres maten a todos los que quieran de Gaia, me voy a cargar a esa anciana de una vez—
Sin esperar algo a cambio, Edge salió del edificio, sentía que alguien estaba jugando con el ambiente. Con su rabia contenida, concentró su energía, liberando una gran parte de ella en un domo de energía que no permitía entrar ni salir a nadie de él, extendiéndose por toda el área de la isla de Francia. Se movió con rapidez por las calles parisinas, encontrándose con algunos combates entre Gaia y otras personas, no sabía que ocurría exactamente, pero algo era claro, tenían a Aelita y el objetivo estaba cantado; que ella fuese a las instalaciones. Lo haría, pero no sin un plan.
Llegó al rio Sena, moviéndose de la cercanía hasta alcanzar la gran torre de hierro, sentía unas cuantas presencias en la cercanía, pero había dos que le llamaban mucho la atención, solamente una se dejaba ver, sentada en el pasto, mirándole con desafío. Una mujer de edad, casi de cuarenta años aparentes, con pelo recogido y una vestimenta casual de vaquero y blusa rojiza con zapatillas. Para ser de ese aspecto, la energía que emanaba era curiosa, no parecía ser rival para ella, pero podía ser una distracción.
Distracción o no, era una persona para rivalizar.
—Ahí estás—Dijo la mujer, poniéndose de pie rápidamente—Creo que ya sabes de qué va el asunto—
—¿Dónde está Aelita? —Preguntó de primeras, preparándose para cualquier enfrentamiento—
—De camino al sitio donde queríamos que fueras, tuvo que ser por las malas—Extendió sus brazos hacia los lados, utilizando la gran torre como catalizador—¿Te apetece ir por las buenas o tendrá que ser por las malas? —
—Por las malas va a ser, no va a quedar ni tu recuerdo—Su cuerpo se recubrió con un magenta poderoso. La IA podía sentir la gran cantidad de energía que provenía de la torre, pues estaba engullendo el cuerpo de su rival. El problema real lo tenía ella, pues algo así era una técnica de un solo uso que no podía ser usada a la ligera y la IA le iba a explicar por qué, solamente tenía que tocar físicamente la torre para detenerla—
—Nosotros solamente queremos hablar… si vienes, será más fácil—Abalanzó sus brazos en dirección a la IA. Quien puso ambas manos en frente, creando un escudo que casi de poco sirvió, pues la cantidad de energía le tomó por sorpresa. Levantó una espesa nube que las cegó a ambas, llevándose la peor parte la rival.
Edge se movió con rapidez por la nube de humo, cargando sus puños con electricidad, dándose cuenta de lo limitada que estaba por culpa de las pulseras de goma, tenía que encontrar el momento para quitárselas de las muñecas. Aún con esas, logró entrar en el cuerpo a cuerpo, dándole un puñetazo en el rostro a aquella chica, que reaccionó moviéndose con rapidez hacia el lado contrario. En el lapso, la IA logró quitarse ambas pulseras de las manos, guardándolas en los bolsillos de su abrigo.
—Que difícil haces las cosas, niña—
—Diré lo mismo—Se movió con rapidez hasta sortear una onda expansiva llena de metralla, llegando hasta una zona de pasto que estaba húmeda, ocasión perfecta para usar su poder—Pero… aquí tengo ventaja—Se desplazó con una velocidad abismalmente alta para una persona normal, tomando por sorpresa a la chica, logrando llegar al cuerpo a cuerpo, por desgracia, logró repeler su ataque, quedando ambas suspendidas en el aire por una fracción de segundo—Quedaste atrás—Se giró, dando un zapatazo que levantó una serie de arcos eléctricos, encerrando a su rival, dándole tiempo para tocar la torre con su poder, casi se podría decir que la purificó, viendo como la chica caía arrodillada al instante, era notable el hecho de que no sabía usar aquél poder que alguien le había concedido usar—Bonito truco, una pena que esta trampa funcionó para mi—Un destello se dejó ver en lo alto de la torre, liberando un haz de energía hacia el cielo, reforzando el poderoso domo—Extendió su brazo derecho en dirección a la chica, quien estaba aturdida, mirando al suelo. La electricidad tocó su cuerpo, provocándole fortísimos espasmos musculares. Se acercó a ella, su mirada solemne ahora estaba perdida—Te dejaría morir como una humana, pero… ya no lo sois para mi—Alzó su brazo, levantando el cuerpo de la chica. Lo tocó en el pecho, impregnándolo de un aura amarillenta que forzaba a la misma muñeca con la que hizo contacto a quedarse completamente abierta—Adiós—La cerró con fuerza, provocando una explosión en el cuerpo que tenía en frente, logrando recuperar la energía utilizada. Cuando pensaba en que no había más nadie, sintió un fuerte viento venir hacia ella, girándose en su totalidad hasta parar una gran onda eléctrica que venía en su espalda, viendo la persona de origen—Si estás aquí es que la cosa es en serio—
—Ignoraste nuestro llamado, tu amiguita también y sabemos que el cebo perfecto era secuestrarla—Maersk, ahora presente, se mostraba cauta ante la IA, de pie, encima de un coche—Ven conmigo y no habrá que lamentar nada—
—¿Lamentar?, lamentarás haber puesto tu culo en esta ciudad—La electricidad comenzó a penetrar el pavimento, levantando el mismo con furia—Tú y todos los de esa puta corporación, os voy a enterrar hasta borraros de los libros de historia—El cubo apareció en sus ojos, con un destello dorado que se desvaneció en un millón de pedazos, llenando su cuerpo de esa energía, ahora poderosa—
—¿¡Cómo…!?—Estaba impresionada, a la par que asustada—Tengo que detenerte ahora mismo—Se lanzó, por alguna razón, directo hacia la IA—
—¡Muérete! —Con un fuerte zapatazo en frente, un gran arco eléctrico se elevó desde el suelo a la altura de Maersk, tocándola y deteniéndola al instante, cuando intentó moverse, el suelo la contrajo hacia el suelo, sintiendo un dolor extremo en su brazo derecho—
—Sabes… que no es buena idea matarme—
—Sería mejor matarte en frente de ella—Dio un aplauso, con fuerza, provocando un sismo de un par de segundos—O no—Una piedra del tamaño de un libro grande se aproximó con fuerza hasta Maersk, golpeándola en la espalda, enviándola a volar hasta en frente de la IA, a pocos metros—Te usaré de intercambio, como le hagan algo a Aelita, lo que sea, te voy a matar—Maersk se levantó usando la poca fuerza que le quedaba, concentrando su energía en su pecho, intentando tocar a la IA para explotar e inmolarse, pero al momento de hacer contacto físico en el que Edge ni se inmutó, su energía se disipó por completo, sintiéndose vacía—
—Mierda… —Su suerte le había abandonado. Edge la obligó a ponerse de pie, agarrándola del pelo—
—Pensé que serías una rival de mi nivel, ¿Qué pasa?, ¿No estás a la altura? —La sostuvo del cuello con suavidad, dejándole un collar de energía, similar al que había puesto en Johnny meses atrás, ahora tenía que hacer lo que ella quisiera—Si intentas escapar o atacarnos, te castigará, si intentas hacer algo, lo hará, si Aelita está herida, el collar te matará—La configuración de este pareció guardarse con un parpadeo, desapareciendo de la vista—Sucia—La lanzó al suelo, pisoteando su cabeza con fuerza contra el pavimento. Sacó su teléfono, tenía un sinfín de llamadas perdidas. Llamó a Anthea—
—Dime alguna buena noticia—
—Tengo a Maersk prisionera, fue la que planeó todo esto, Aelita está en dirección a sus instalaciones—
—Estoy con Ayn Rand y Arthur en el laboratorio aquél, ven con ella—
—Ahí estaré—Colgó, llamando a otra persona—Jeremy—
—¿Qué ocurrió? —Preguntó de primeras—El cielo, la luz, todo…—
—Gaia lanzó un ataque, tienen a Aelita con ellos, pero yo tengo algo también y es a Maersk—La dio una patada en la cara, pues estaba recostada en el suelo, siendo pisada por Edge en la parte trasera de su cabeza—
—Tenemos que lanzar una vuelta al pasado—
—Sería lo ideal, pero… quizá debamos ver que quiere Gaia de mí, así que te necesito listo en la fábrica para eso, nada de precipitarse, no le harán daño, saben que se enfrentan a algo peor que unos simples muertos—
—¿De verdad crees que no le harán nada? —
—Te lo aseguro, cuando sepan que tenemos a Maersk, será toda una negociación de rehenes—
—Supongo que tengo que confiar en ti—Se escuchó un pesado suspiro—Mantén el contacto, si hay que hacer una vuelta, la haremos al instante y ya pensaremos que hacer—
—De acuerdo, ten en cuenta que, aunque la lancemos ahora, el ataque ocurrirá igualmente y no pararán hasta tenerla, así que, si podemos arreglar el problema ahora sin lanzar la vuelta, es todo mucho mejor—
—Estaré en la fábrica—Colgó—
Edge tomó a la chica del cuello, obligándola a ponerse de pie. La obligó a caminar desnuda, con los brazos inmóviles en su espalda, por toda la ciudad parisina, calles y calles atestadas de personas hasta llegar a las instalaciones de Ayn Rand, donde los hombres de Negro la trataron peor de que a la basura, llevándola rápidamente junto con los genios, quienes estaban reunidos junto con más personal militar.
—Nos trajeron la lotería—Dijo uno de los hombres de Ayn—
—Entonces fuiste tú—Soltó de primeras el americano, colocándose de pie, dándole una buena bofetada a la aprendiz—Os dejamos claro que este lío era entre vosotros, no teníamos nada que ver—
—Lisa insistió en que teníais que…—Fue acallada con otra bofetada por parte de Ayn Rand—
—Y una polla voy a creerme eso—
—Sea lo que sea—Secundó Edge—El objetivo es que vaya a la instalación de Gaia, pero no iré sola, quiero llevarla de rehén, si quieren que ella viva, tendrán que entregar intacta a Aelita—
—Iré contigo—Dijo Anthea, de pie—La quiero de vuelta—
—Entonces vamos por separado, yo me pondré en contacto con Gaia, les haré saber las noticias, tú ve a tu ritmo, no le van a hacer daño a nuestra princesa—Edge desenvainó la excéntrica pistola de aquel pistolero muerto, apuntando a Maersk—Las balas de aquí las guardo para una ocasión especial—Volvió a guardarla—Más te vale que tú no seas uno de esos—Los hombres de Ayn Rand la redujeron, inmovilizando fuertemente los brazos y pies de la adolescente—
—No sé si puedas enfrentarte a los pilares—Secundó Maersk, con dificultad—No contra todos al mismo tiempo—
—¿Pilares? —
—Los mejores guerreros de Gaia, originalmente eran 12, ahora solo quedan 6 y una de ellas fue la que me ayudó—Sin esperarlo, la levantaron del suelo agarrándola del pelo—
—Mi objetivo no son ellos, sino Lisa—Se acercó a ella, colocándole la mano derecha en el pecho—Desde el principio siempre te caímos mal—Al retirarla, una pequeña esfera de color dorado salió de sus manos—Os vais a enterar de la crueldad de la que soy capaz—La aplastó con fuerza, absorbiendo la energía procedente de Maersk—Haced lo que queráis con ella, voy a arreglar un par de cosas pendientes—Miró a Anthea—Me pondré en contacto contigo cuando esté cerca de las instalaciones, trae a Maersk—
Sin más dilación, se retiró de las instalaciones, dejándoles como prisionera a una aprendiz que ya no representaba un peligro. Su siguiente objetivo fue la fábrica, entrando en la sala del súper ordenador, encontrándose con Jeremy.
—Tardaron mucho menos de lo esperado en querer algo de vuelta—Dijo el rubio, tecleando—Estoy rastreando el móvil de Aelita, está de camino a sus instalaciones—
—Lo sé, tenemos a la aprendiz de Lisa con nosotros como rehén, Anthea se encargará de llevarla con ellos para chantajearlos—Estiró su cuerpo—La posibilidad de que todo salga mal es bastante alta—
—¿Y por qué no hacer ahora mismo la vuelta al pasado? —
—Eso no arreglará del todo el problema si nos superan en número—Miró los monitores—Aun así, mantén la vuelta preparada, si tenemos que hacer una vuelta a la fuerza, te avisaremos—
—¿De verdad enfrentarse arreglará el problema? —
—Aelita quiere que nos vean a todos como neutrales en cualquier conflicto que ocurra, pero lo que hicimos Zack y yo con Albretch ensombreció todo—Miró a Jeremy—Si todo sale bien, no tendremos que preocuparnos por Gaia o Guardián, sino por la gente que va tras Franz Hopper o la gente del proyecto NEXT que va tras de mi persona—
—Enfrentarse a su líder… espero que sepas hacerle frente a esa anciana—Suspiró—Quiero a Aelita de vuelta—
—La traeré, solo debéis tener paciencia… avisa al resto de lo que ocurrió para que sepan el contexto—
Tras comentarle los detalles de qué ocurrió desde su punto de vista, Jeremy se encargaría de avisar al resto de los guerreros sobre lo ocurrido.
Edge salió de la fábrica con el ánimo renovado, tenía a bastantes personas de su lado, solo necesitaba que la señora fortuna lo hiciera. Se acercó hasta la atestada estación de Austerlitz, en el centro de la ciudad. El ambiente era sombrío, pues el domo de energía más el resto de los acontecimientos lo hacía preocupante. Tras revisar el itinerario, cogió un tren en dirección Alemania, paraba en una ciudad cerca de las instalaciones de Gaia, pero su objetivo era distinto.
Las miradas no se despegaban de nadie, sospechaban de todos. Deshizo el domo de energía tras no sentir más peligro en las cercanías. Su objetivo no era ir directamente a las instalaciones, sino darles un ultimátum utilizando ciudades enteras como rehenes, la primera de todas, Witten.
De todas las cosas, Taelia despertó tranquilamente en aquel extraño lugar que ahora estaba oscuro. Levantó el torso, viendo que había bastante menos personas que antes. Se giro hacia la cámara. La luz se encendió paulatinamente hasta dejar ver toda la habitación.
—Puedes quitarte todo, hay algo importante—Dijo una persona tras el altavoz. Taelia, con cuidado, se quitó todos los sensores conectados y se volvió a organizar, saliendo de aquel sellado lugar—Ve al despacho de la doctora—Taelia asintió, estirando su cuerpo.
Caminó por los lúgubres pasillos hasta dar con el portón blindado que suponía la entrada al laboratorio. La puerta se abrió rápidamente, dejándola pasar sin ninguna pregunta venidera, pero solo le bastó cruzar el recibidor para notar el qué estaba mal con el ambiente: Más de una docena de personas arrodilladas en el suelo con las manos esposadas en la espalda. Entre los presentes supervisando lo que ocurría estaba la propia Saraí, quien saludó a Taelia tras notar su presencia.
—¿A qué se debe esto? —Preguntó de primeras—
—De eso queremos hablar contigo—Dijo—Ven conmigo—Sin más, tiró de ella hasta llevarla al despacho de la doctora, quien estaba mirando un monitor con hartazgo, se giró al verlas entrar—Es sobre Gaia—
—Toma asiento—Indicó la doctora a Taelia, ella obedeció—Gaia lanzó un ataque relámpago en París, el objetivo era tu hermana y Edge, por el momento solo lograron sacar a Aelita de la ciudad y llevarla a sus instalaciones con el objetivo de que la propia Edge vaya a buscarla y puedan hablar con ella—Taelia cerró los ojos mientras intentaba contener la respiración—La Neo logró secuestrar a Maersk y está bajo poder del servicio de Ayn Rand, así que la usarán de chantaje por si algo le ocurre a tu hermana—
—Esos malditos… sabía que no podía confiar en esa anciana—Dijo en voz baja la adolescente—Dime que Edge va tras ellos—Sumire asintió—
—Acabo de hablar con Ayn Rand, Edge salió tras Gaia—Suspiró—Anthea ordenó que todo personal de Gaia fuese puesto bajo custodia en la base militar donde ella trabaja ahora, todo a raíz de que intentaron hacer un sabotaje y fallaron, también atacaron a hombres de Ayn Rand quienes hacían tareas de contrainteligencia en la ciudad, así que rápidamente se tornaron enemigos nuestros… acordamos que todo personal de Gaia fuese puesto en custodia preventiva hasta que el incidente se resuelva, aquí no hubieron consecuencias—
—Hay más personal de Gaia ahí fuera de lo que parece, tenemos que ser cuidadosos, aún si no tienen misión alguna como si su misión es jodernos, hasta que Lisa no abra la boca de manera global, serán tratados como enemigos—Musitó Saraí, de brazos cruzados—Hemos ordenado a las parejas de guardias civiles que tengan cuidado—
—Entiendo, entonces todo… depende de Edge—Se recostó en la silla—Quiero hacer un par de llamadas—Ambas asintieron, dejándola a solas. Su primer contacto fue la propia Xana—¿Qué ocurrió? —
—Más imbéciles con instinto suicida, parece que su objetivo era Aelita—Taelia le contó lo que sabía—Bien, estás puesta al día—
—¿Qué harás tú? —
—Provocarlos, no harán daño a Aelita, es solo una artimaña contra una hábil oponente—Se escuchó el ruido de más personas—Causaré un desastre por cada medio día que Aelita no aparezca o den noticia, así hasta coordinarme con Anthea para ir con ellos—
—Por favor, hazlos desaparecer de este mundo, si le han hecho daño…—
—Si le han hecho daño, la víctima será Maersk, la mataré en frente de Lisa—Jugó con sus labios—Mantén la tranquilidad, tenemos un as bajo la manga, la vuelta al pasado está lista en caso de desastre o problema de fuerza mayor, así podremos planear otra cosa—
—No entiendo por qué no la habéis lanzado ya—
—Porque hacerlo solo retrasará el problema, nos superan en número y no pararán hasta que esto ocurra, aún así, es una opción—Se escuchó una voz hablar—Cuando sepa algo más, te pondré al día—Colgó la llamada—
—Ahora…—Llamó a Anthea—Mamá—La llamaba casi todos los días, la extrañaba bastante—
—Cariño…—Hubo un silencio—Ya estás al día, ¿No? —Taelia hizo un sonido afirmativo—Solo nos puede pasar a nosotras…—
—Nunca debimos confiar en Lisa, ahora solo resta esperar a que Aelita esté bien—
—Lo está, la que me preocupa es Edge, esto es la excusa perfecta para causar una gran masacre y encima justificada—
—Si es contra esa corporación, me da igual—Respondió—Esas cosas no se deben hacer, si tienen a Aelita deben atenerse a las consecuencias—Anthea no podía estar más de acuerdo—
—Lo importante es mantener la calma—Musitó—Más tarde, cuando tengamos todo preparado, iré con Edge, llevaré a la aprendiz de comodín—
Cambiaron de tema, hablando de cosas que pudieran distraer, sobre todo, a Taelia. Al cabo de casi un cuarto de hora, cortó la llamada. Sentía la sangre caliente correr por su cuerpo. Salió del despacho, encontrándose en el pasillo con personal militar y los hombres de Gaia. Se puso de pie en frente de uno, quien simplemente estaba mirando al piso.
—No pensarás en golpearlo—Dijo una voz tras suyo, Saraí—
—Necesito desahogarme—Respondió—No me importa si solamente pertenece a Gaia y no tenía nada que ver—
—Pero no con una persona que seguramente sea inocente—
—¿Entonces que propones? —Preguntó de golpe, girándose hacia ella—¿Qué me aguante? —
—Deberías poder hacerlo—Taelia tomó un suspiro hondo y largo—
—Me iré de aquí antes de cometer un crimen de guerra—Sin esperar respuesta, se retiró del subterráneo—
Aelita solo recordaba la puerta abrirse antes de volverse todo negro, sin embargo, ahora su cabeza dolía con muchísima fuerza, tenía las manos esposadas en su frente y los ojos vendados, estaba en una habitación de las instalaciones de Gaia. Sentía una cálida sensación que la recubría, era extraño. Pensaba, pero algunas cosas le costaba horrores recordarlas, no sabía qué era aquel estudio donde estaba, había lagunas en su propia mente, una sensación desastrosamente familiar. Se quejó por el dolor de cabeza, escuchando un sonido de fondo y alguien quitándole la venda de los ojos, revelando ser el despacho de Lisa, con ella sentada en frente, en compañía de aquella persona morena de antes.
—Despertó—Dijo la misma chica con tranquilidad—Bienvenida—
—Estás en las instalaciones de Gaia, perdona que fuese así, pero no nos dejaste opción—Secundó Lisa, sentada en frente suyo—Esperemos que Edge venga como está planeado para hablar sobre lo ocurrido y ponerle freno—
—Había maneras más humanas y normales de tratar estos temas, ¡Como haberme hecho caso! —Protestó la pelirrosa de primeras—No sabéis lo que habéis provocado—
—Eso tendremos que verlo—Dijo la morena—Aún no tenemos noticias de Maersk—
—Si no salió con vosotros… quizá se terminó enfrentando a Edge—Suspiró—Confiemos en que esté bien—
—Quizá puedas contestar a algunas preguntas, Aelita—Cuando la chica dijo eso, la pelirrosa dejó de escucharla lentamente, su visión se hacía oscura y se sentía terriblemente adormecida—¿Aelita? —Preguntó la mujer, pero fue lo último que vio, ya que cayó en un profundo sueño.
…
…
…
Aelita despertó, sentía una muy cómoda sensación con un ruido casi blanquecino, una sensación cálida y… ¡Oh!, casi se sentía en el cielo…
—¿¡Qué!? —Se despertó de golpe, alzando su torso, viendo que su alrededor era prácticamente sacado de un cuento de fantasía. Al levantar la mirada vio a una chica extraña; Pelo negro y corto, recogido en una única coleta, con ojos color marrón y una mirada tranquila, tez blanca y un hermoso vestido negro largo de una única pieza, adornado con un mozo azul a la altura de la cintura y un adorno de mariposa que adornaba su cabello. Se encontraban en una habitación gris, pero con ventanas que daban una luz blanca que no dejaba ver bien su procedencia. Estaba acostada en una cama hermosa con sábanas blancas—¿Dónde estoy? —
—Es un espacio imaginario, logré secuestrar tu conciencia… me enteré de lo que te hicieron—La chica se puso de pie, ya que estaba sentada en una silla al lado de una de las ventanas, tendiéndole la mano—Soy Miyu, físicamente me encuentro en la parte inferior de las instalaciones—
—Creo… que escuché de ti—Algo le quería sonar, Edge le había dicho el secreto de Gaia, y ese secreto era ella—¿Por qué me ayudaste? —
—No es fácil hacer esto ya que Lisa me tiene bastante limitada ahora mismo, así que es lo más que puedo hacer para ayudarte a que no te hagan nada en contra de tu voluntad—Había ignorado la pregunta—
—Gracias…—El dolor de cabeza ya no estaba. Se puso de pie tras tomar la mano de Miyu, acercándose a la ventana, viendo que estaban en un castillo gigante casi de cuentos de hadas, en frente suyo una gran niebla de la cual sobresalía un gran monolito en el cual se escribían cosas a una velocidad vertiginosa, parecía que el castillo estaba situado sobre una isla flotante en algún espacio imaginario creado por la propia Miyu—
—Supongo que es mejor estar aquí que allá, no conozco mucho del mundo exterior—Aelita sonrió—Aun así… ven conmigo—Salieron de la habitación caminando por pasillos acristalados hasta llegar a un pequeño monolito, parecía una réplica en miniatura en de los cuatro que había, uno en cada punto cardinal—Necesito que pongas la mano, nos dirá una pequeña pista—
—¿Qué es? —
—Usando a una persona se puede predecir un evento futuro siempre que esté escrito, si contigo sirve, entonces estaré en lo cierto—De primeras la había utilizado con ello, pero no le extrañaba, ya que parecía una persona que había estado en soledad durante décadas enteras—
—Me gustaría probarlo—Siguiendo las instrucciones de Miyu, se acercó al monolito que era del tamaño de una persona adulta, tocando con las dos manos y provocando que algo se escribiese en el mismo, eran varias oraciones—
"Comunicaciones rotas, la tormenta está cayendo lentamente sobre nosotros"
"Cargando contra los traidores con la fuerza de una furiosa tormenta, tan rápida como el rayo, tan poderosa como un dios"
"Su vana intención de ayudar le costará muy caro salvo que logre dar media vuelta a la situación"
La última parecía estar desconectada de las anteriores, tanto ella como Miyu lo notaron.
—Las dos primeras hablan sobre un gran peligro que se avecina, quizá sea la chica que quieren que venga—Aelita asintió—
—Si me tomaron de sorpresa se habrá molestado, comenzará un grandísimo alboroto, así que la segunda frase dice de manera vaga que asaltará este lugar con todas sus fuerzas, pero la cuarta…—
—No sabemos si tiene alguna conexión, tendremos que esperar—Dio media vuelta—Quizá te preguntes que son—Señaló el monolito que gigante que tenía enfrente—
—Escriben la historia, ¿no? —Miyu asintió— ¿Se puede escribir sobre algo que no ha pasado aún? —
—¿Se puede volver a un punto de la historia que ya está escrito para cambiarlo? —Con esa pregunta, Miyu respondió a la pregunta de Aelita, era obvio—Lleva su tiempo, pero… es la tarea para la que me tomaron y tengo que completarla, solamente… me gustaría poder ver el mundo tal y como es—
—¿No hay una manera? —
—Quizá… cuando la tormenta venga podamos hacer algo, podemos usar su poder para romper el sello—
—Aún queda para eso—Ambas rieron mientras asentían. Se hizo un silencio momentáneo donde la pelinegra analizó visualmente a Aelita—
—Tienes mucho potencial… es impresionante—Era la tercera persona que le decía lo mismo—¿Nunca quisiste desarrollarlo? —
—No sé si debería—Admitió—Me da miedo—En realidad, era más uno infundado por Edge, quizás en vista de algo peligroso que le pudiese ocurrir—
—Quizá podamos llegar a un acuerdo—Aelita ladeó la cabeza—
—Si me ayudas a romper el sello que me evita poder ver el mundo, quiero poder verlo con tus propios ojos, a cambio, te ayudaré a poder defenderte usando tu propio poder—Aelita asintió, no tenía nada que perder—Bien, por el momento vamos a conocernos, me gustaría hacerte tantas preguntas…—En el camino, entraron a una gran sala con techo de cristal, adornado con cristaleras de color blanquecino que le hacían dar un aire celestial—
—¿No te preocupa que te puedan echar la bronca por haber evitado que hablase con Lisa? —Le preguntó mientras caminaban—
—Soy consciente de lo que hago y ella tiene que aceptarlo—Respondió—No te preocupes por mí, ella ni nadie puede hacerme nada—Aelita la miró de reojo—Me preocupa más la persona que viene, ojalá podamos hablar entre todos—
—Sí, me gustaría ser neutral, es nuestro objetivo—
—Te ayudaré—
Se sentaron en el exterior del castillo, en un pequeño jardín con una vista espectacular, el monolito de color negro, inmenso, con un sol alzándose entre la niebla y tras él.
Hablaron. Miyu preguntaba sin para cosas que Aelita respondía como podía, algunas cosas triviales y otras que le daban una idea de lo desconectada que estaba de la realidad, parecía que su idea del mundo se había quedado estancada desde hacía muchísimo tiempo. En temas de actualidad, la pelirrosa tuvo que ser sincera, llevaba un tiempo desconectada de las cosas que ocurrían porque en su día a día podían ocurrir algunas más relevantes.
Miyu, por su parte, le contó su origen, que parecía remontarse tiempos antes de la Gran Guerra. Tenia pocos recuerdos de esa época, pero el más importante para ella fue ver a un viejo granjero que se le hacía familiar, protector, morir de un disparo a quemarropa por una persona desconocida. Le enseñó a Aelita los detalles de lo que recordaba, pero solamente sabía de voces que le hablaron de una tarea muy larga que debía cumplir.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —Fue el primer comentario de Aelita—
—Tiempo… hace mucho perdí la noción de este—Reveló—Quizás… incluso más de un siglo, no sé por qué físicamente sigo igual, debería haber muerto hace tiempo, pero… sigo ahí—
Aelita le contó lo que sabía de ella, donde y cómo se encontraba físicamente.
—Un cuchillo ceremonial—Se miró las palmas de sus manos—No lo entiendo…—
—Me gustaría contarte más detalles, pero no creo que me dejen ir a verte físicamente—Se recostó en el pasto, viendo el cielo—
—Ojalá… tener una manera de romper un hechizo o un truco tan poderoso como ese… daría mi vida… por tener una habilidad así—
—Quizá la tengas, quien sabe, podemos esperar a que le tormenta nos ayude y nos lleve a casa—Miyu sonrió, lanzándose sobre Aelita en un abrazo, algo que tomó por sorpresa a esta—
—Que bien sienta escuchar una voz que no sea la mía o la de ella… te lo agradezco—Le dijo en un susurro—Apoyó su cabeza contra el pecho de Aelita, quien correspondió al abrazo—
—Te puedo hacer compañía siempre que quieras, a fin de cuentas, a nadie le gusta la sensación de soledad—Comentó—Puede ser destructiva—
—¿Llegaste a sentirte así? —Aelita asintió. Le contó la historia de Lyoko y lo que ocurrió antes con su padre hasta llegar al momento donde Jeremy la sacó del súper ordenador, tuvo que dar muchas explicaciones de qué era cada cosa, ya que Miyu parecía desconocerlas—
—Durante mucho tiempo tuve amnesia y… sentía que algo me faltaba, una sensación extraña que me impulsaba de vuelta del sitio que había salido, del sitio… donde estaban mis recuerdos—Miraba el cielo—Aún si mis amigos eran mi familia, cuando descubrí los detalles de mi pasado… me sentí muy sola, muy deprimida… es un sentimiento demoledor si no eres alguien acostumbrado a la soledad—
—Tu cabeza es lo más preciado ahí fuera por lo que parece—Se giró hasta Aelita—Por eso alguien la tenía protegida—Con esa frase, Aelita recordó lo ocurrido con la máquina Extirparrecuerdos cuando la usaron en ella—Por desgracia, el sello se había roto, parece que hay algún daño en tu cerebro por el químico que usaron—
—Eso explica que algunas cosas no las llegue a recordar del todo—Explicó lo que ella recordaba antes de llegar—
—Entiendo… quizá deba verte alguien especializado en la memoria para ayudarte a recuperarla, pero… ¿Cómo saben qué se perdió si nadie sabe qué hay en tu cabeza? —
—No lo saben, tienes que empezar de cero para hacer una idea de qué hacer—Suspiró—Espero sea un efecto secundario—
Siguieron hablando. Miyu parecía ser una persona muy curiosa y, dicho de buena manera, entrometida, ya que siempre quería estar al tanto de lo que ocurría, aún si no lograba hacerlo. Perseveraba, pero le era muy complicado. Su comportamiento, sin embargo, aún para Aelita, seguía siendo un completo enigma pues la única forma que la había visto era estando tranquila, tenía que esperar a que Edge llegase para verla enfadada o seria y, por lo que pintaba, nadie quería tener que verse la cara con una persona con un poder similar al suyo.
—Te sentí la primera vez que llegaste aquí, a ti, a tu hermana, tu mamá y a un chico—Dijo—Me perdí la oportunidad de intentar hacer esto porque había demasiado que hacer para ti—
—¿Sentiste a otra persona? —Ella asintió—
—Pero vagamente, su poder era bajo comparado con el resto que suele estar por aquí, con la diferencia que es el único con una naturaleza totalmente destructiva… era un misterio que nunca pude resolver… a veces me gusta ver lo que sueña la gente y ella era mi objetivo ese día, pero… nunca durmió—
—La tormenta que viene es esa chica, Edge, también la llamamos Xana, es una larga historia—Recordaba cosas—Ella nunca duerme, es la chica que sentiste ese día, no es… humana—
—Ni tu hermana—Eso dio algo de curiosidad a Aelita—Su cuerpo parecía estar… diferente al resto, no seguía el mismo patrón—Parecía no poder expresarlo con palabras—
—Ella… es un caso especial—Contó la historia que conocía del proyecto Gastrea y lo que Taelia había pasado hasta llegar a infectarse, incluyendo los detalles que conocía del propio virus y lo que hacía—
—Entonces alguien la infectó por… ¿experimentar con ella? —Aelita asintió— ¿No hay una forma de curarla? —
—No llegados al punto en el que estaba ella—Aelita estiró los brazos—Edge me dijo que tenía una teoría sobre eso, algo así como tener menos de tres horas desde la infección para poder eliminar el virus, sino, aún eliminándolo, la víctima podría morir—
—Pobre… eso debe haberle dolido bastante—
—Lo hizo—
Durante un tiempo hablaron sin parar, preguntas iban y venían. Entre ellas, Aelita repitió la pregunta que Miyu había ignorado.
—¿Por qué me salvaste? —La chica suspiró, viéndose obligada a responder—
—No quiero ser parte de su pecado, no… estoy jugando su mismo juego—Respondió en voz baja—Aparte que… fue algo que quise hacer la primera vez que te noté aquí, pero no pude hacerlo—
—Quiero pensar que no estás jugando al ojo por ojo con Lisa—
—Diente por diente—Aelita se temió que parecía estar en alguna disputa con ella—No… es algo que pueda discutir tan fácil, cuando podamos hablar con ella aquí, sabrás que ocurre—Aelita asintió—
Aelita siguió con ella, enseñándole lo que el mundo moderno le había mostrado a ella.
…
…
…
Xana, luego de unas largas horas de un tortuoso tren que paraba cada diez minutos en una estación distinta, logró llegar hasta su objetivo, bajándose en la estación correspondiente junto a más personas. Sentía la energía de las instalaciones de Gaia, sabía que era un buen sitio para empezar con una masacre.
Salió de la estación con la calma, observando el paisaje, viendo un mapa de la ciudad que estaba puesto justo antes de la salida. La zona más abierta era una plaza a dos calles de la misma estación. Se encaminó hasta ella, intentando sentir a cualquier persona en un rango muy amplio, pero solamente tenía pequeños retazos de energía que iban y venían a toda velocidad.
Alcanzó el centro de una plaza que contenía una estatua extraña de una persona de apariencia femenina, sosteniendo un libro. Estaba hecha de piedra.
—El castigo por hacer esto se debe pagar con sangre, no importa de quién—Se dijo a si misma, juntando sus brazos con fuerza, comprimiendo su energía en una esfera de color dorado, que se mostró al abrir sus muñecas, era del tamaño de una pelota de golf, pero era perfecta. La dejó volar al cielo como si de una paloma libre se tratase. Alcanzó una altura considerable antes de parar y comenzar a girar con fuerza antes de romperse en varios pedazos, quienes se entrelazaron y se expendieron como si de una red de caza se tratase, envolviendo toda la ciudad. La energía tocó el suelo, penetrando el pavimiento incluso hasta llegar a lo más profundo. En el cielo, una gran ventisca eléctrica se comenzaba a sentir, arremolinándose hacia arriba, al centro del domo—Bien, ya casi es hora—La energía de la gente en toda la ciudad era engullida por la ventisca, siendo llevada hasta la sima, donde se concentraba con furia una gran tormenta—
La energía estaba tan presente en la ciudad que ya no sentía nada más que eso, un gran campo enorme de todo.
Todo quedó en suspensión cuando el viento se detuvo por un segundo, momento en el que la tierra comenzó a rugir con una fuerza imparable, levantando el terreno en grandes masas, arrasando con todo a su paso, absorbiendo toda la energía posible. Al paso de eternos segundos, la esfera que contenía todo cedió y cayó a la tierra como un meteoro, causando una poderosa explosión en una extensión de cientos de kilómetros cuadrados, destrozando el ya dañado terreno, dejando la plaza con la estatua como el único sitio intacto. Una nube de humo se levantó con furia, relampagueante y furiosa, liberando una onda expansiva y deshaciendo el domo, llevando de vuelta la energía a su creadora.
Cuando el humo se dispersó lo suficiente para ver se notó grandes masas de piedra amontonadas, relampagueando aún de la energía utilizada. Se movió como pudo por las piedras, llegando hasta el primer sitio intacto; la carretera que daba a Dortmund tenía un camino que estaba libre, así que tenía que encontrar una manera de llegar rápido a su destino.
Sacó su teléfono, marcando a Anthea, nada más contestó, no se esperó a hablar.
—Nos vemos en Dortmund, de ahí saldremos juntas a las instalaciones de Gaia—
—Ahí nos veremos, salgo ahora—
Edge caminó con la calma por el camino destrozado con la ciudad ya inexistente y un gran desastre en las carreteras y pueblos circundantes… parecía que el apocalipsis había llegado exclusivamente a ese sitio.
Llegó a una autopista donde notó un gran accidente causado, quizá, por la onda expansiva. Había un atasco en ambos lados de un gran tamaño. Caminó por el ladero de la carretera hasta cruzarla, llegando a un lado donde ya no había atasco.
Tras mucho rato caminando, llegó a la ciudad que parecía haberse visto afectada por la explosión, pero solo a nivel de servicios. Volvió a llamar a Anthea, decidiendo que se verían en un parque cercano al centro de la ciudad el cual conectaba con una carretera que llevaba a las instalaciones de Gaia. Por el camino, ya en la ciudad, vio un vendedor que tenía un puesto de comida en plena calle, parecía hacer variedad de postres. Se acercó hasta él, con la comida podía regenerar energía. Miró un pequeño anuncio donde estaba la carta y pidió varias cosas. En la espera, en la soledad de una atestada calle, el hombre le habló.
—No eres de por aquí, ¿verdad? —Preguntó el mismo, de piel morena. Edge negó con la cabeza mientras le miraba hacer la comida con una habilidad sorprendente—Yo tampoco—
—¿Es tu modo de ganarte la vida? —Fue lo primero que se le vino a la cabeza—
—Siempre fue mi sueño tener un puesto así y que la gente probase mis creaciones, así que… sí—El hombre estaba feliz con lo que hacía—¿No tienes un sueño? —
—…Un sueño—Pensó, no tenía un gran deseo a futuro que pudiese contar, pero… había uno que había dicho antes y no era del todo mentira—Conocer cada rincón del mundo—Era un deseo de la propia Edge—Quizá me cueste, pero… podría intentarlo—
—Es un buen sueño—Dijo—Recuerda que el sabio sabe que su casa es el sitio donde sus pies le puedan llevar—No había escuchado o leído antes algo así y tenía buena lógica. Asintió mientras memorizaba esas palabras. El hombre le sirvió su comida, varias crepes de diferentes ingredientes. Los pagó al instante—Va a caer una gran tormenta—Se asomó al cielo. Sí, había un nubarrón impresionante ahí fuera, estaba oscuro para ser poco más de medio día—
—Esperemos que sea así—
—¿Te guste la lluvia? —Edge asintió—
Pasó el rato con el hombre hasta que dejó de comer, despidiéndose del mismo antes de irse al parque. Se sentó en el mismo en un sitio poco concurrido, pero con vistas a la carretera. Sentada en el pasto, sacó de su mochila una cajita metálica que abrió, sacando su contenido: Una jeringa con aguja metálica, la medicina que tenía ella para casos de emergencia. Desconocía si podía llegar a tener otra oportunidad, y se inyectó la totalidad del frasco, guardando el contenido de vuelta en la caja. Aún tenía otra jeringa en caso de fuerza mayor.
Unas dos horas pasaron hasta que notó la presencia de Anthea en un coche que no era el suyo, pero solamente estaba ella. Se acercó rápidamente, recogiendo su mochila, subiéndose a su lado.
—¿Y Maersk? —
—En el maletero—Suspiró—Cortesía de Ayn Rand—Encendió el coche otra vez—¿Qué idea tienes? —
—Primero lleguemos a las cercanías, me encargaré de cualquier obstáculo por el camino—Anthea asintió—El plan es hacerlos salir para intentar saber qué ocurrió, si las cosas se tornan violentas… te protegeré—
—Vamos a traerla de vuelta—Xana asintió, apoyando su cabeza contra el espaldar del asiento—
Tenían un camino muy corto el cual seguir, pero tenían algo más importante en mente;
Una gran batalla contra toda la corporación Gaia de la cual, por lo que parecía, sería Edge contra todos.
Si tenía que inmolarse, lo haría, todo por el bien que le había sido encomendado, solamente tenía que buscar la oportunidad perfecta.
Continuará.
Próximo capítulo: La reina de negro y escarlata (Parte VI)
¡Muchas gracias por leer!
Feliz año muy atrasado. ¡Hey!, mejor tarde que nunca.
Poco tiempo, pero aún es algo. El capítulo iba a ser más largo, casi el doble, pero como sé que la barra puede hacerse corta, lo corté. Solamente queda una parte a esta saga de capítulos.
Quitando lo extraño que fue la escena de Miyu y Aelita, creo que se notó un poco las intenciones de la chica, ¿Quién sabe?, quizá un nuevo aliado personal para ella. Ya sé que fue algo muy fantasioso, pero eso es lo que tenía en mente. Si tenéis curiosidad de cómo es físicamente: Es Miyu Edelfelt, de la serie Fate/Kaleid Liner.
Y… creo que poco más.
Reviews:
Titokenny01: Muchas gracias por leer, espero que el capítulo sea de tu agrado. ¡Muchísimas gracias por eso!, realmente lo aprecio, intentaré seguir haciendo un buen trabajo y actualizando lo antes posible. Quizá lo de Taelia… tengo que retocarlo un poco, aunque vamos. ¡Muchas gracias!
Draoptimusstar3: Siempre hay que estar alerta ante todo peligro. Siempre hay que conocer tus límites, aún si el tuyo está más allá que los del resto. ¡Muchísimas gracias por la Review!, espero que te guste el capítulo.
Nada más.
Nos leemos pronto.
¡Adiós!
Never give up, Never Surrender.
