Un recuerdo lejano

Aelita despertó, escuchaba un ruido blanco que no recordaba haber puesto al dormir esa noche, pero al abrir los ojos se encontró con un cielo grisáceo y un gran monolito oscuro que era parcialmente cubierto por la niebla circundante.

—Ah, despertaste—Dijo una voz conocida, Miyu. Aelita levantó su torso rápidamente—¿Cómo estás? —

—Que susto me has dado, pensé que había pasado algo—La abrazó mientras se reían por la sorpresa—Parece que funcionó el plan—

—No quisieron intentar retarme, eso me sorprendió—

—Es normal, vi comportamientos similares cuando Edge mostraba algo de su poder, es la sorpresa, pero con ellos… se me hizo muy extraño—Miraba el castillo a su espalda—¿Algo que hayas descubierto? —

—Por fin puedo ver los sueños de toda la humanidad—Lo había dicho con toda la inocencia en ella, y era, por lo que se notaba en su tono de voz y lenguaje corporal, un gran anhelo—Los sueños son la máxima expresión de sabiduría y conocimiento inconsciente de una persona, me gusta observarlos para ver que ocurre con ellos, a veces me gusta intervenir para ver que ocurre—

—¿Cuál es el punto de ver los sueños de las personas?, no creo que les haga gracia—

—No es como si me estuviese metiendo en algo privado—Miyu notó que Aelita tenía una opinión distinta—¿Te preocupa algo? —

—No realmente, solo que no opino igual, pero… los sueños, sueños son—Una frase que le había dicho su hermana—Si vieras los míos, notarás que casi siempre son pesadillas—Se tomó su tiempo para explicarle el contexto de estas—

—Un evento traumático, ¿nunca intentaste hacer algo para arreglarlo? —Aelita asintió—Veo que no funcionó—

—Edge y mi madre han intentado muchas cosas, pero siguen viniendo por alguna razón, no logro deshacerme de ellos—

—¿Y si lo intentas revivir? —

—Ya lo intentó Edge, pero… siguen ahí—

—Quizá tu subconsciente te quiera decir algo—

—Que puede volver a ocurrir…—Recogió sus rodillas, pasando sus brazos por delante de estas—

—Las posibilidades nunca son cero—Le dijo, mirando el panorama—

Siguieron hablando sobre los sueños, algo que Miyu, a opinión de Aelita, parecía tener mucha experiencia, ya que la misma pelinegra había reconocido que era de las pocas cosas que su limitado poder le había permitido: espiar los sueños de las personas en Gaia. Ahora, con su poder disponible, podía ver los sueños de cualquier persona en cualquier lugar del mundo, algo que daba una buena idea a la pelirrosa sobre el alcance de influencia de esta.


Despertó, esta vez, de verdad. Había sonado su despertador y al ponerse de pie, pudo notar un ligero cansancio en su cuerpo, estaba algo débil y sentía algo de frío en sus manos, a pesar de estar a buena temperatura. Bajó hasta el primer piso, encontrándose con Anthea, apoyada sobre la encimera mientras veía una pequeña TV ubicada encima de una mesilla en la misma cocina.

—Buenos días—Dijo a su mamá, abrazándola, hundiendo su rostro en su pecho. Anthea le devolvió el saludo con un beso en la frente, dándose cuenta de algo—

—Tienes algo de fiebre—Con la palma de su mano, la apoyó sobre la frente de la pelirrosa, confirmando su sospecha—¿Estás bien? —

—Algo cansada—Se fijó en la TV mientras Anthea buscaba algo de medicina—Están hablando de lo de ayer—Sí, en la TV aparecían imágenes claras de aquella ciudad alemana, ahora en ruinas y solamente con la plaza central intacta, ¿supervivientes?, ninguno. Anthea se acercó, notando que estaba mirando la TV—

—Gaia tomó la responsabilidad de lo ocurrido ahí—Atajó, dejándole al lado una pastilla con un vaso de agua—

—Que injusto fue todo—Se giró, tomando la pastilla—Iré a ver cómo está Edge—Salió de la cocina, entrando a la única habitación de esa planta. Al tocar el pomo sintió una pequeña descarga, pero no lo suficiente para detenerla, simplemente entrando, dejando notar un gran calor saliendo del interior—¿Estás despierta? —Edge estaba bocarriba, recostada sobre la almohada, jadeando con suavidad, mientras su cuerpo expulsaba una gran cantidad de calor. Tomó su mano derecha, notando una gran descarga en su cuerpo que la obligó a soltarla al instante—

—Que calor hace aquí—Notó Anthea, entrando a la habitación con una bandeja con comida—Intenta hacer que coma algo—

Fue una odisea, apenas logró despertarla lo suficiente para hacer que se sentase en la cama, estaba demasiado adormilada y se quejaba por todo.

—Tienes que comer, sino no te pondrás mejor—Intentaba darle de comer, pero ladeaba el rostro, evitando la cuchara—No hagas eso—Se sentó en sus piernas, con un plato en una mano y una cuchara en la otra. Varias veces estuvo a punto de lanzar por los aires el plato con comida, ganándose varios regaños de la pelirrosa. Era evidente que, físicamente, estaba muy mal—No sé por qué te cuesta tanto ahora—Más de media hora tardó Aelita en hacer que comiese todo, dejando todo de vuelta en la bandeja, dándose cuenta de que Edge no había abierto los ojos, todo el rato los mantenía cerrados. La pelirrosa pasó sus manos por el rostro de ella, notando aún más lo caliente que estaba su piel. El pelo de la albina apenas había crecido algo desde que la conoció, pero no era muy largo para ser una molestia, apenas si le bajaba de los hombros, pues lo mantenía corto, ahora despeinado. Sin más que hacer en la habitación, le dio un beso en los labios en los que no sintió aquel cosquilleo típico, era extraño.

Salió, encontrándose con Anthea en la sala de estar, revisando una serie de papeles, parecían planos que no lograba entender bien, pero entendía que eran del radar del Arkbird, lo había visto en múltiples ocasiones cuando usaba el portátil de su madre.

—¿Todo bien? —Aelita negó con la cabeza—

—Es la primera vez que la veo así de débil, pero… comió todo, así que eso es algo bueno—Dijo, limpiando sus manos del sudor—Luego intentaré hacer que se despierte del todo—

—Si no funciona, intenta inyectarle la medicina que tiene para ella, está guardada en un armario de su habitación, tiene una serie de instrucciones—Aelita asintió, recordando lo que Anthea se refería—Taelia vendrá en dos días—

—Un poco pronto, ¿no? —Se esperaba más tiempo, apenas si había pasado poco más de dos semanas—

—Al parecer las cosas en el centro de japón se está complicando un poco y no pueden mantener personal vigilando solamente a Taelia—Suspiró—Me parece un poco tonto, pero no soy quien está tras ese experimento—

—No creo que sea una persona de mantener vigilada todo el rato—

Sin más que decir, se marchó a duchar.

Recordaba lo que había hablado con Anthea sobre Taelia y súbitamente se cruzó con el recuerdo de aquella noche donde le salvó la vida, se podría decir… nadie, ni siquiera Xana por sorprendente que fuera, sabía realmente los cambios que había hecho, pues algo tan serio como lo que ocurría con su hermana solamente tuvo la solución final de aislar los recuerdos en su cabeza, de tal manera, que no podría acceder a ellos. Según su teoría, solamente podrían ser eliminados con los guantes Extirparrecuerdos, ya que funcionaban mejor, en este caso, que Lyoko.

No le preocupaba Taelia en ese momento, sabía que, en caso de que algo volviese a pasar, sus responsables habían aprendido del pasado para no volver a cometer esos mismos errores… o eso esperaba, pues, a fin de cuentas, eran igual de importantes que ella en el camino a la normalidad.

Se miró las palmas de las manos, notando que las tenía ligeramente enrojecidas sin razón aparente. Las lavó en la ducha mientras sentía el agua caer por su cuerpo.

Salió de la ducha al poco rato, volviendo a su habitación, cuando planeaba bajar con Anthea, recibió una llamada, según su móvil, era "Sophie" … tenía el vago recuerdo de que ella era una de las mánager de los Sub Digitales, pero en ese momento desconocía el por qué tenía su número, solamente tenía un vago presentimiento. Sin hacerla esperar, contestó.

—¿Sí? —

Aelita, ¿Qué tal estás?

—Bien… supongo, ¿Qué… pasa? —Preguntó, intentando no sonar extrañada—

Recuerda que mañana tienes que ir al estudio, los superiores decidieron retrasar una semana el lanzamiento del álbum por algo que ocurrió, así que, si algo ocurre y no puedes venir, avísame—Había hablado bastante rápido y la pelirrosa apenas se había enterado—

—álbum… lanzamiento, estudio… ¿Qué? —Habló en voz alta, tuvo un ligero dolor de cabeza intentando recordar algo, pero lo que venía a su cabeza eran fragmentos tan extraños e incompletos que no tenían razón de ser más que un extraño popurrí de imágenes que para Aelita no tenían sentido. Escuchó una voz dudosa del otro lado—

¿Ocurre algo?, no me digas que no recuerdas lo de hace un par de días, acordamos lo del álbum—Por su voz, no parecía tener tiempo para tonterías, algo que tensó a la pelirrosa—

—Ah… no, perdona, es que… estaba algo perdida ahora mismo—Tuvo que forzar una risa histérica para que colase—Mañana… supongo que estaré ahí salvo que ocurra algo—

Perfecto, ahí nos vemos—Colgó.

Aelita se apoyó contra la pared de las escaleras, recostándose en el suelo mientras procesaba lo que había acabado de ocurrir, la voz, el tema, el sitio… nada se le hacía familiar, solamente fragmentos distorsionados que, en ese momento, no tenían tiempo ni forma. Anthea se asomó por la parte inferior, había escuchado parte de la conversación. Al verla sentada sobre las escaleras, subió.

—¿Pasó algo con Sophie? —Preguntó, con las manos en los bolsillos, mirándole con un semblante preocupado, sacando una de ellas para acariciarle la cabeza—

—Es que… no logro recordar nada del estudio…—Sollozó, le había puesto ansiosa el tema a una velocidad vertiginosa—Me dijo… algo de un álbum y estudio de grabación… pero no… no sé—Anthea se dio cuenta de la gravedad del asunto, soltando un pesado suspiro—¿Qué hago? —

—Vamos al súper ordenador, vamos a ver si ahí podemos hacer algo—Anthea usó la solución rápida, pero se dio cuenta de algo—No podemos dejar a Xana aquí…—

—Pero… tampoco podemos llevarla—Anthea seguía intentando calmarla—

—Por un rato que nos ausentemos no pasará nada—Dio un beso en la mejilla, intentando bajar el ansia que sentía su hija en ese momento—

Sin perder demasiado tiempo, llegaron a la fábrica a los pocos minutos.

Anthea, un rato después de virtualizar a Aelita, seguía analizando los resultados de algunos análisis que había hecho con varios programas que tenía preparados, algunos, hechos para Taelia. Los análisis daban una respuesta clara, había algo mal en su cerebro, pero las señales demostraban que todo estaba en orden. No era una experta en el tema, pero siguiendo algunos estudios previos, podía decir que la amnesia se debió a la droga usada por aquella persona de Gaia. Sabía que los recuerdos podían volver en cualquier momento, tanto de una manera esporádica, como de manera repentina. Si bien sabía que no era la primera vez que Aelita tenía algún tipo de amnesia, esta era la primera vez donde podía sentir sus efectos (algo irónico, si lo piensas).

No tenía ninguna respuesta, y la persona que más directamente podía ayudarla estaba, prácticamente, fuera de servicio. Debía ser paciente y atrasar el tema del trabajo de Aelita lo más posible, empezando por la gente del estudio de grabación. No obstante, tenía algunas cosas que podían ayudar a la pelirrosa a recordar cosas, pero era un trabajo… largo.

La sesión en la fábrica fue totalmente infructuosa para Anthea, pues no pudo hacer nada relevante a un problema complejo relacionado con la memoria, debía pedir la opinión de la IA, pero llevaría su tiempo a que la misma se recuperase lo suficiente.

Anthea, en su tarea por recuperar la memoria de Aelita, comenzó a mostrarle algunas fotos y videos de donde ella misma salía encima del escenario, donde la música y el ambiente eran bastante peculiares. Tenía un trabajo por delante.


Taelia durmió más de lo habitual esa noche, quizá gracias a la extraña odisea nocturna. Al despertarse, viendo que ya había pasado bastante rato de la hora de despertarse, se puso en pie. Al cabo de un rato, ya se había duchado y se encontraba en el laboratorio de la planta inferior para un chequeo de rutina. En el proceso, se encontró con la doctora Sumire Muroto, sentada en el consultorio leyendo algunos reportes.

—¿Alguna novedad? —Preguntó la pelirrosa al terminar el chequeo, volviendo a vestirse—

—La chica de ayer está en una condición excelente, tanto física como psicológicamente—Declaró—Hemos tomado muestras y la hemos dejado libre por el campus, en cuanto al hermano… no tiene rastros del virus en su cuerpo, lo cual es extraño—

—¿Qué pasará con él entonces? —Recogió sus cosas—

—Eran nómadas, iban de aquí para allá ganándose la vida con las peleas callejeras, así que le ofrecimos trabajar aquí para no separarlos… aceptó, pero aún hay que hacer cosas para aceptarlo aquí dentro—Taelia sonrió mientras asentía—

—¿Y de los otros dos…? —La doctora negó con la cabeza—Ya veo—

—La MI6 sigue detrás del rastro de esos dos, te avisaré en caso de tener algún inconveniente—La adolescente asintió—¿Cómo te sientes tú? —

—Estoy algo mareada, pero… creo que puedo manejarlo—Estiró su cuerpo—Ya tengo ganas de volver a casa—

—No te gustó este sitio, eh—

—Me gustó, lo que no me gusta es estar lejos de mi familia… me gustaría volver aquí más de seguido—

—Depende cómo vayan las cosas, quizá, puedas volver—Taelia asintió—El profesor de arte quiere verte, va a planear contigo una manera de seguir en contacto para ver tu progreso, parece que le caíste bien—

Sin más dilación, salió de ahí en dirección al edificio de aulas. Era poco más de medio día y el sol pegaba con fuerza en su punto más álgido. En su trayecto pudo notar a bastantes personas frecuentes en la pista de atletismo y similares, viendo como había una pareja jugando al baloncesto, al agudizar la mirada, notó que eran Pavel y Mutsu, la chica rescatada ese mismo día. Se iba a acercar a saludar, pero notó que… se llevaban bien, tenían algo de contacto físico que para ella era… extraño. Por un momento se temió que Pavel viese algo en ella y quería ir a preguntar, pero algo le hizo detenerse.

—Tengo que ir a la sala de arte—Se dijo en voz baja, respirando para tranquilizar su mente. Siguió por los pasillos, atestados a esa hora. Se le hacía curioso ver la vida relativamente normal que llevaban todos ahí, desde luego la fachada estaba hecha al milímetro y funcionaba. Aun así, parecía que la segregación de estudiantes era algo notable, ya que se dividían, normalmente, por las bandas de colores en un corto espectro, nadie de los verdes quería estar con uno de banda naranja o rojo, y ni hablar si aparecía uno de banda negra, como Taelia, a quién algunos estudiantes miraban con miedo y respeto, algunos más que ya la habían visto de cerca, simplemente la dejaban pasar. Por el camino tuvo que dar una corta explicación a varios profesores, pues era inusual que una persona como ella estuviese ahí, y era normal según pensaba Taelia, pero… lo dejó pasar igualmente. Llegó hasta el aula de arte, encontrándose con el profesor admirando a una pareja de estudiantes sentados en un sofá que estaba rodeado de caballetes con lienzo preparado para ser pintado. Al escuchar la puerta abrirse, los tres presentes se giraron—¿Me llamaste? —

—Ah, sí—Miró a sus estudiantes—Será un momento—Ellos asintieron—Creo que ya te haces una idea de qué irá la clase de hoy—Taelia soltó una risilla—

—¿Qué ocurre? —

—Me ha dicho dirección del centro que volverás al centro europeo esta semana por razones personales—Taelia asintió—Lo cual es una pena porque quería verte avanzar, tienes talento—Se acercó con ella a un ordenador—Así que te daré una lista de cosas que tendrás que conseguir para seguir con esto—

—¿Cómo te enviaré lo que haga? —Preguntó, viendo como el hombre abría un documento de texto ya preparado—

—Correo electrónico, tomarás una fotografía a tu trabajo y lo enviarás por internet, imagino que será sencillo aprender—Se manejaba un poco con los ordenadores, por lo que podía pedir ayuda a Aelita—Intentaremos mantener un ritmo bisemanal de envíos de trabajo siempre y cuando no tengas algo que hacer—Taelia asintió—¿Te parece? —

—Sí, me gustaría seguir con esto—

—Perfecto, quizá, incluso, envíe tus mejores trabajos aquí, estamos pensando en participar este año en una exposición de arte para una galería que quiere hacer un evento para artistas novatos y lo que hemos mostrado les ha llamado la atención—Eso llamó poderosamente la atención de Taelia, no podía mentir—Si trabajas duro… hay una gran posibilidad que puedas participar—Taelia sonrió y… tuvo que reconocer que el profesor tenía una carisma tal, que sabía cómo emocionar y subir el ánimo de cualquiera—Enviaré esta lista de cosas a la doctora Anthea, me han dado la información de quién era ella, así que no te preocupes, con suerte tendrás todo listo cuando llegues a casa—Tras revisar la lista, no tenía nada más pendiente—Estaba con estos chicos ensayando poses para poder hacerme una idea de cómo poder pintarlos—

—Entonces te dejaré con tu trabajo, me gustaría aprovechar un poco el día—Se despidió del profesor. Lo vería esa misma tarde en clase con demás compañeros. Ahora los pasillos estaban menos concurridos, parecía que las clases se habían reanudado y los estudiantes estaban, en su mayoría, dentro de las aulas, a excepción de algunos. En su camino por los pasillos, a falta de una planta para llegar a la base y salir de ahí, se encontró con un grupo de estudiantes rodeando a dos que parecían estar discutiendo. La edad era similar a la Luciana y, por su actitud, uno estaba muy enfadado y el otro muy asustado. Gritaba cosas en su idioma, mientras el otro solamente podía mantener las distancias. Intentó pasar por detrás del grupo sin meterse en ese asunto, pero, al girarse, pudo ver como el agresor empujaba con fuerza contra la pared al chico que solamente intentaba defenderse. Taelia se giró en ese momento. Quitó de en medio a un par de estudiantes, agarrando a tiempo de los brazos al muchacho que estaba a punto de darle una patada el otro. Impedido, intentó girarse y patalear para zafarse y cumplir su cometido, pero se vio zarandeado y atrapado contra una pared por una persona mucho mayor que él y, sobre todo, con más autoridad—¿Qué te crees que haces? —Le preguntó, no esperando una respuesta. El muchacho, asustado al ver quién era y el color de su banda, intentó zafarse dando patadas a Taelia, pero esta no las sentía. Obligó al muchacho, que aún tenía ambas manos apresadas, a poner las mismas en la espalda, arrodillándose. Justo en ese momento apareció un profesor junto con otra persona de bata blanca, quien rápidamente se acercó. Taelia le comentó lo que había visto—

—Gracias por reducirlo—Le dijo. Lo había visto ese mismo día abajo, era parte de la comitiva de Sumire—Creo que te has dado cuenta de lo poco que se llevan entre los que no son de su mismo… ¿nivel? —Se refería a las bandas, ya que el agresor, de banda naranja, agredió a uno de banda verde—Aún tenemos trabajo por delante—El muchacho agresor recibió una reprimenda—Lo llevaremos a la sala de castigo, así que… gracias por intervenir a tiempo—Taelia negó con la cabeza—

—¿Y el profesor? —

—Dio la casualidad de que tuvo que ir a buscarme por otro tema y al volver nos encontramos con esto—

—¿Es… común? —

—Ya no tanto, pero lo es… por desgracia—

Taelia no le quitó la razón. El segregar a los internos por colores podía desatar, queriéndolo o no, un sentimiento raro entre ellos que, aun siendo iguales, se trataban como monstruos los unos a los otros. No tenían razón de ser en ese momento, pero tal como dijo el bata blanca, tenía trabajo por delante en ese tema. Quizá un método de clasificación diferente pensaba Taelia, pero tampoco se le ocurría uno que permitiese una rápida identificación del peligro. Se perdió en sus pensamientos hasta que entró en la biblioteca del mismo edificio, sabía que tenían material curioso del que podía seguir leyendo, sin embargo, aún tenía que terminar el libro aquel que robó de Kiruna… no había tenido ganas ni interés de terminarlo, pero en ese momento, avivada su mente gracias a los eventos recientes, tuvo la corazonada de que sería una gran obra para continuar. Se sentó en una mesa grande que rodeaban varios niños perdidos en sus libros, algunos haciendo deberes, incluso. Abrió el libro y siguió. "Razgriz", ese nombre le llamaba la atención y más por su descripción, pues lo describía como un monstruo que vendría primero a sembrar muerte y luego volvería para traer la salvación… una de las tantas historias que la paloma contaba a la princesa…

En su deriva de perderse en su imaginación mientras leía, un adulto llamó su atención.

—¿En dónde encontraste ese libro? —Preguntó. No tenía cara de muchos amigos—

—De la biblioteca de un centro que ya no existe—Respondió con el mismo tono, no quitando el ojo de encima a ese libro—

—Autor desconocido—Leyó el hombre de la portada—Solamente hay dos copias existentes de ese libro, ¿sabes el valor que tiene? —

—Lo encontré en el dominio de Bondrewd—Mencionar ese nombre hizo que el hombre se exacerbase—

—¿Qué sabes de ese hombre? —

—Adivina por culpa de quién estoy aquí—Le inquirió, el hombre asintió, entendiendo el contexto de la situación—

—¿Y me estás diciendo que ese hombre tenía una copia de ese libro para uso público? —Taelia asintió, levantando parcialmente la mirada—Considéralo dejarlo en esta biblioteca—

—Es mío—Dijo—Lo guardo como recuerdo—

El hombre no pareció tener más que decir.


Edge abrió los ojos, encontrándose en una gran sala acristalada, con el techo deslumbrante de un sol muy extraño que iluminaba su adormecido rostro. Se restregó la mirada y pudo aclarar su vista, dándose cuenta de que el paisaje era completamente artificial, pintoresco y muy real.

—Pensé que nunca ibas a despertar—Dijo una voz al tiempo que el sonido de una puerta de madera cerrándose de escuchaba—¿Qué te ocurrió? —

—¿Eres Miyu? —Sí, la pelinegra ahora estaba en la habitación con ella, lo que indicaba que seguía en ese espacio imaginario—

—Gusto da saber que me recuerdas—Su sonrisa era algo peculiar—Perdona que sea tan directa, necesito que veas algo—

Edge se puso de pie. No escuchaba la voz de Xana en ese sitio, lo que le confirmaba la sospecha de estar en un sueño lúcido, quizá… debía buscar un mejor término para esa situación. Se acercó a la pelinegra mientras caminaban con tranquilidad por el palacio.

—¿Cómo notas el panorama? —Preguntó a Edge, quien se tomó su tiempo para pensar la respuesta—

—No me creo que hayamos conseguido la paz tan rápido y a tan bajo precio—Respondió—Por favor, que sea de verdad—La pelinegra sonrió—

—Yo me encargaré es eso, me refería a… ¿Cómo lo digo?... —Edge la miraba de reojo—¿No has notado ninguna inestabilidad en el flujo de energía? —El flujo de energía del planeta era un tema tan peculiarmente complicado, que Edge no había prestado la más mínima atención a ello, a pesar de poder ver el mismo a simple vista—

—No… me fijé en ello aún, ¿pasa algo? —

—Os tengo que contar una pequeña historia—Entraron en una sala que era oscura, únicamente iluminada por un mapamundi que ocupaba una pared de gran tamaño, adornada con una capa brillante de manera irregular, que a su vez cubría partes del planeta, moviéndose por el mismo. Aelita, que parecía absorta en el mapa, no las notó llegar sino pasados varios segundos

—Tú por aquí—Le dijo Aelita a la albina, quien sonrió, dándole un abrazo—

—Según los libros de fantasía, esto se llama las líneas de Ley, pero nosotras lo llamaremos el flujo de energía—Se acercó al mapa y, con un suave y sutil movimiento de sus dedos el mismo se amplió, mostrando una región de Siberia central en la que la misma energía se tornaba en forma de remolino en un área muy notable—Es fácil de seguir por las nubes… se podría decir, de igual manera, que los huracanes están causados por la inestabilidad de la misma energía—

—¿Y qué ocurre ahí? —Preguntó la pelirrosa, curiosa del mapa—

—Durante la segunda guerra mundial ocurrió un gran estruendo y huracán en esta zona, al principio, el alto mando soviético se pensó que los alemanes habían usado un arma secreta, pero rápidamente se vio que esto era cosa… importante… Lisa y su mejor amigo y compañero, Mihaly, se personaron en el lugar, llamando a lo ocurrido, un "impacto", algo que se le conoce como una concentración masiva de energía que puede provocar cosas dignas del horror—

—¿Por ejemplo…? —

—¿Nunca viste esto, Edge? —De su mano, a una escala pequeña, salió una figura eléctrica que, por su postura, recordaba a la de los gorilas, pero con sus ojos cóncavos y relampagueante, chispeante al estar hecho de energía y electricidad—

—Alguna vez, pero… desaparecían al momento, pensaba que eran remanentes de energía, algo que pasa cuando hay algo que pueda provocarlo—Era complicado explicarlo con palabras, ya que se refería a que, cuando algo pasa por ahí, deja un rastro que puede ser reproducido para saber qué era—¿Son peligrosos? —

—Su energía es baja y su vida actual es de segundos, si ganan poder suficiente para manifestar su forma física… podríamos decir que son prácticamente inmortales, solamente posibles de destruir por aquellos con la capacidad de manipular la energía del entorno a su placer, algo que solamente sois capaces de hacer unos pocos—El ser desapareció—Yo los llamo espectros, llámalos como quieras, pero si ves uno, que sepas que hay que destruirlos—

—¿Y eso sale del ojo del huracán? —Miyu negó con la cabeza—

—Si el impacto no es destruido a tiempo, Mihaly tenía la teoría que un gran ser hecho de energía podría ser creado gracias a esta inestabilidad, capaz de usar la red eléctrica global para transportarse y destruir todo a su paso—Suspiró, volviendo el mapa a una vista global—Ahora mismo estoy supervisando algunas zonas sueltas, es temporada de ciclones y nunca sabes cuándo puede pasar algo—

—¿Cuándo y dónde fue el primer impacto? —

—Ese fue el segundo, el primero ocurrió hace muchos años en un lugar desconocido, al principio se pensó que lo ocurrido en Siberia era lo primero, pero Lisa encontró que el flujo remanente del segundo impacto era similar a una zona de américa central, el remolino de energía se quedaba de forma permanente—

—¿Ahora mismo hay alguno que te llame la atención? —Preguntó Edge, mirando el mapa, ya que había algunos remolinos pequeños por todo el globo, aunque había uno en la parte más al sur que tenía una forma extraña, casi cilíndrica—¿Qué pasa en el ártico? —

—Ese quería decir yo—Dijo, ampliando el mapa, viendo toda la vista de este—Es… extraño, pero creo que aquí puede salir el tercer impacto, ahora mismo la zona de inestabilidad es en la zona más central del ártico, aun así, es posible que sea algo puntual—

—Ojalá poder tener este mapa en casa—Dijo Aelita, en ese momento recordó algo—¿Recuerdas aquel extraño huracán que Zack y tu destruisteis? —Edge asintió—¿Crees que tuvo algo que ver esto? —

—¿Un huracán? —Preguntó Miyu—¿En Europa central? —

—Se formó y se quedó estático en el golfo de Bretaña, acumuló muchísima energía, pienso que fue un sabotaje, pero no tengo ninguna prueba de eso—Secundó Edge—

—Cuéntame los antecedentes—Edge le contó lo ocurrido con Zack, la pelea y la gran cantidad de energía desperdigada en la atmósfera—Ya veo—El mapa cambió al golfo, donde el flujo seguía una línea curva hasta el norte—No hay remanentes, pero según me cuentas, perfectamente pudo ser un comienzo de una inestabilidad—

—Y aquello de las bestias… ahora me estás preocupando—

—Si alguna vez llegas a ver una… considera el tercer impacto por comenzado—

—Espero que no llegue a pasar—Suspiró—¿Cómo puedo tener este mapa? —

Estuvieron varias horas practicando. La técnica constaba en plasmar la energía propia en un papel papiro, aplicando electricidad a las cuatro puntas por varios minutos, tras seguir el mismo proceso varias veces, el mapa del flujo quedaba marcado en el papel, con zonas oscuras, remarcando las mismas con gran cantidad de ella.

—Esto lo podía hacer yo, pero durante varias décadas perdí la capacidad para poder monitorizar esto, así que ahora puedo seguir con mi trabajo—Dijo la pelinegra, mirando el mapa—Ahora mismo… no deberías preocuparte, pero no le quites un ojo de encima, nunca se sabe cuándo algo pueda ocurrir—

—Si algo ocurre te echaré la culpa a ti—Bromeó la albina, mirando el mapa—Así que había cosas de las qué preocuparse… vaya por Dios—

—Podría ser algo muchísimo más inmediato, pero… parece que no—Chasqueó los dedos—Iréis a ver a Mihaly en algún momento, ¿verdad? —Aelita asintió—Podéis decirle que os lleve al sitio del segundo impacto—Fijó la vista en Edge—Podrías hacerte una idea de cómo se siente estar ahí—La albina miraba con detenimiento la zona del centro de Siberia, aquella donde el flujo parecía ser constante—Aunque tengo la sensación de que eso será en el futuro, uno… donde no sabremos donde estaremos—

El rato pasó como tiempo regalado, hablaron de cosas varias que no estaban relacionadas con lo anterior, hasta que Aelita tuvo que marchar, desapareciendo con un suave destello del escenario.

—Hay algo más de lo que deba ocuparme, ¿no? —Preguntó la albina y Miyu, con un semblante serio, asintió—

—Tanto Gaia como Guardián llevan décadas haciendo una serie de tareas, se repartieron la tierra para desperdigar soldados y material para cumplirlas, pero últimamente, según pude saber, está siendo complicado—Seguía mirando el mapa—Sabes que hay gente que, como nosotras, puede usar su propia energía para hacer… cosas increíbles… e increíblemente peligrosas—

—Intento encontrar un patrón entre todas las que encuentro, pero luego resulta que es casi aleatorio—

—Eso es porque casi lo es, verás, las zonas que se vieron influenciadas por alguna perturbación o calamidad que sea causada por un cambio drástico en el flujo de energía por el planeta están causando que estos casos salgan más y más, de personas con capacidades que no deberían de tener—Amplió el mapa a una región del norte de Eurasia—Ambas organizaciones se encargan de encontrar y aislar a estar personas para luego sumarlas a sus propias filas o directamente hacerlas desaparecer si su existencia representa un peligro—

—¿Tanto personal tienen para cubrir todo el planeta y hacer esa tarea? —Preguntó—Aún con un medio mejor, esa tarea… es imposible—

—Y lo es, no por la extensión del terreno, sino porque esas personas no suelen diferenciarse del resto—La zona de Finlandia pareció ampliarse en el mapa—Hace muchos años, durante los tiempos de la gran guerra, salieron este tipo de personas y ninguno tenía el tiempo ni el personal para asegurarse que estuvieran a salvo, así que hubo una organización con influencia mundial que se encargó de la tarea de identificar a estas personas a cambio de favores y neutralidad, desde ese entonces hasta ahora, los altos mandos de la iglesia se encargan de dar testimonios que reciben de personas que han recibido un don o algo por el estilo—

—La iglesia…—Había leído sobre ella, pero la teología no era de sus campos preferidos, sabía de su existencia y el cómo se formó, pero no sabía detalles del funcionamiento de esta—¿Siguen haciéndolo? —Miyu asintió—Con la globalización tiene que ser una tarea complicada—

—Porque la gente ya no tiene la fe que tenía antaño, ahora son menos practicantes, pero eso no quiere decir que se hayan dejado de hacer la tarea, solamente evolucionaron, quizá en un futuro, si es que no lo hiciste ya, te encontrarás con personas que son capaces de ver el flujo en tiempo real usando sus ojos o algún artefacto, lo más posible es que sean de la iglesia y estén tras alguien—

—No me encontré con ninguno, pero tampoco me encontré con ningún caso de persona con algún poder que no perteneciese a alguna organización—

—Porque la tarea se hace rápido, luego, Lisa tiene sus propios métodos para atraer a los más pequeños, que son los más influenciables por la energía, es quizá por esa razón que se interesó en Aelita, notó que tenía una capacidad superior a la media y pensó que se trataba de otra víctima, pero no—

—Es más una casualidad—Miyu volvió a asentir—Se hace pequeño el mundo cuando conoces que hay más cosas moviéndose por debajo de ti, cosas que no pensarías que están pasando—

—Y estoy segura que es solo la punta del iceberg, pero es lo que nos importa a nosotros, saber qué se está haciendo y qué hacer para detenerlo en caso de ser estrictamente necesario—Edge estaba de acuerdo—Edge, te pediré el favor de que intentes ayudar a localizar a estas personas cuando no tengas nada mejor que hacer, para ellos, hacer eso es una tarea titánica y han salido casos donde han necesitado usar fuerza bruta para reducir a un solo individuo, pero tú eres capaz de escudriñar hasta en los recuerdos más profundos de una persona muerta hace miles de millones de años, así que te es más sencillo identificarlas, si lo haces, repórtalo a cualquiera de las tres organizaciones… eso, o intenta averiguar cómo surgen y como detenerlo—

—No creo que eso sea posible si hay gente jugando con el mismo flujo—

—Intentaré averiguar más cosas sobre lo ocurrido con el huracán—

Había sido una muy fructífera conversación, una que se amplió durante mucho rato, ya que Edge seguía físicamente dormida.


Aelita despertó al rato por culpa de un bullicio cercano, había hablado con ambas y llegaron a la conclusión de que mantendrían un ojo encima del flujo para evitar alguna sorpresa.

Levantó su torso, estirándose. Era de noche por lo que veía, y no estaba en casa, sino en el despacho de Anthea en la base aérea militar, aquella donde su madre trabajaba en su proyecto del radar cuántico, sin mencionar el tema del Arkbird. Desconocía la razón del bullicio, pero tras asomarse, vio solamente un grupo de empleados riéndose entre ellos mientras caminaban por el pasillo con camaradería. Por la hora, supuso que debía ir a buscar a Anthea. Tras compartir un par de SMS, se dispuso a bajar hasta la sala de monitorización del radar cuántico, recordaba como hacía pocos días estaba ahí programando cosas que desconocía si habían tenido en cuenta.

—¿Te aburres? —Preguntó su madre al verla, estaba con más personas mirando uno de los monitores—

—Algo—Dijo, acercándose a ella—¿Ocurre algo? —Anthea ladeó la cabeza—

—No mucho, estamos analizando algunos datos nuevos, como esto es algo que nunca se ha visto, estamos probando qué tan lejos puede llegar—

—También analizamos lo que habías hecho el otro día, añadimos prácticamente todos los cambios ya que solucionaron algunos problemas—Atajó otro de los presentes, sentado en un escritorio con un código abierto en una ventana—

—Es una pena que Xana no pueda estar aquí para darnos una mano—Siguió la doctora—

—Siempre puedo ayudar—Carraspeó Aelita—No creo que a ella le moleste que sea yo quien toque algo que ella hizo—

—Hemos contratado a un par de programadores para que nos ayuden con estos temas, pero siguen en formación y… no te voy a mentir, no sabemos cuánto van a tardar en sernos de utilidad—Era una indirecta bastante clara, Aelita sonrió por bajo—

—Lo importante es participar—Asintió ella con una sonrisa, mirando el monitor que tenía en frente, reconociendo partes del código escrito por Xana en su momento—

—Esto es un poco más a futuro, pero… necesitamos a alguien que pueda revisar lo que se haga con el sistema de navegación del Arkbird, queremos que sea de manera autónoma, sabes cómo ayudarme—Secundó Anthea. Aelita no necesitaba mayor señal para darse cuenta de que esas palabras eran una clara indicación de hacer una IA que ayudase con la navegación del aparato, pero eso incurría riesgos, aun así, era uno a correr—

—Vamos poco a poco, conozco casi nada de este proyecto—

A pesar de saber pocos detalles, crearon una reunión un poco improvisada para darle los detalles más importantes sobre el proyecto en cuestión, destacando el hecho de que fuese una colaboración de selectos países con apoyo de la más avanzada tecnología aeroespacial, el Arkbird tendría una finalidad puramente militar, por lo que el tener forma de atacar y defenderse sería algo primordial y, entre las cosas más importantes, tendría que tener un sistema de navegación autónoma capaz de controlar los sistemas defensivos y de maniobrabilidad del vehículo, sin mencionar la capacidad de mantener con vida a sus tripulantes, aun así, estaban buscando financiación para desarrollar los sistemas de supervivencia de la tripulación a nivel de microgravedad y entre los posibles inversores estaba un grupo liderado por Sumire Muroto, pero era aún una pequeña posibilidad.

Habían confiado en ella no solamente por ser la hija de la doctora Anthea, sino porque había demostrado varias veces su capacidad en los campos requeridos. Aun así, Aelita no olvidaba que Anthea no le permitía hacer "esas" cosas sin su permiso, pero esta vez, viendo que era algo armado por ella, lo tenía explícito. La asignaron a una sala de formación con el resto, más para aprender lo básico de las reglas en la base aérea que para algo de formación real, ya que la misma Anthea dijo que, en el tema del radar, se encargaría ella de enseñarle el contexto, ya que la maqueta de la presentación fue creada por ella y Edge.

Se encontraban, horas después, en un despacho con un par de ordenadores, únicamente madre e hija en compañía de tecnología.

—Esto me sigue sorprendiendo—Atajó Aelita, prestando atención a lo que su madre le intentaba enseñar—

—Lo es, es sorprendente que hayan dejado que alguien de tu edad entrase aquí, pero ya que lo estás, me sirve para mantenerte distraída el resto del verano—Aelita le miró de reojo con una medio sonrisa—

—No tengo en mente más cosas que pueda hacer, salvo que mi cabeza quiera recordar lo que ocurrió en el estudio de grabación—Aún tenía recuerdos muy vagos de lo ocurrido, pues así, aunque la ayuda de Anthea fuese muy bien agradecida, seguía siendo algo… básico, recordó cosas importantes, como el principio del todo, cuando conoció al batería de los Subdigitales, una historia que sabía gracias a Jeremy—

—¿Aún sigues con lagunas? —Aelita asintió—Debe haber alguna manera…—Aelita lo ignoró, sabía que lo único que podía ayudarle era el tiempo y la paciencia, pero, al parecer, no es que el tiempo fuese mucho, no sabía qué hacer con respecto al tema de Sophie y la disquera, habían logrado aplazarlo de manera indefinida gracias a Anthea, pero la excusa usada no sería para siempre, tenía un contrato con ellos, lo había leído, y debía cumplirse—

Anthea le explicó todo lo que debía saber, también todo lo que ella buenamente sabía sobre el proyecto y el tema del radar, mostrándole sobre la base que trabajaban y lo que se requería. En ese momento, Anthea le explicó que su tarea sería de corrección de errores, los desarrolladores le pasarían los fragmentos de código a usar y ella los corregiría si había algún error, siempre con la aprobación final de Anthea, habían pensado ambas un flujo para hacerlo todo más simple, pensando en un sistema de archivos interno para crear un flujo de subida de información y aprobación de esta para no perder tiempo con burocracia.

Aun así, Aelita tenía la gran duda de por qué, de esa manera, la habían agregado al proyecto que debía ser secreto, la respuesta fue simple, era una persona más fiable que el resto, Anthea sabía su potencial y era algo que no debía desperdiciar. También, la misma le comentó que tenía que recuperar los progresos que tenía en el súper ordenador de Suiza, aquel que pertenecía a Tyran y en el que estuvo trabajando muchos años, pues parecía desconectado de la red y temía que todo lo que había dentro fuese borrado.

Mucha información había transcurrido ese día para una sola persona, pero aún era joven la tarde y tenían trabajo que hacer.


Taelia ya había hecho su trabajo, pues al salir de la biblioteca y ayudar en el laboratorio el resto de la tarde, hasta bien entrada la noche, pudo salir de ahí y volver a su habitación. Estaba cansada y le apetecía descansar, quedaba ya pocos días para volver a su hogar. Estaba en el baño de la habitación tras cambiarse de ropa, iba a asegurar la puerta, cuando escuchó dos voces detrás de la puerta, agudizó el oído, eran Pavel y la otra chica.

Gracias por enseñarme el centro—Musitó Mutsu, escuchando una risilla—¿Mañana a la misma hora?

Mañana a la misma hora—Se escuchó un sonido algo peculiar, un pico rápido—Oye—No era la voz de una queja real, pues fue acompañada de una risilla—

¿Quieres otro? —Taelia soltó un pesado resoplido, bloqueando la puerta de mala gana, metiéndose en cama en ese momento. Cuando cerró los ojos, vio su móvil encenderse, lo tenía en silencio, así que le salvó. Era una llamada de Aelita, se llamaban siempre a última hora—

¿Cómo estás? —Le preguntó nada más contestar—

—Celosa—Le dijo de primeras en voz muy baja—Pavel se hizo amiga de una chica que rescatamos ayer—Le explicó el contexto con detalle—

Ya veo, es raro que hayan congeniado tan rápido, pero… ¿sois pareja oficialmente? —Esa pregunta…—Hasta donde recuerdo…

—No, no lo somos, ese es el problema, no le puedo reclamar nada y eso me molesta—

Será mejor que no le digas nada, terminas siendo esclava de todo lo que le digas—Era cierto—

—Juraría que los acabo de escuchar besándose—Soltó otro pesado soplido, le ardía la sangre el pensarlo—

No vas a poder razonar bien si sigues así de enfadada—Era fácil decirlo sin estar en su piel—No te enfades con él por eso, intenta primera averiguar qué es lo que quiere de ella

—No funciona así, eso va a ser peor—Solamente provocaría una pelea—Te juro que me complico yo misma por nada—

No tienes una voz de la razón—Aelita se echó a reír junto con ella—Ahora de verdad, estoy segura de que me pasaría lo mismo si algo así me pasase con Jeremy

—La diferencia es que él no es un mujeriego como Pavel—Por desgracia, era una verdad que no se podía discutir—Aparte que tienes más herramientas para arreglas las cosas—

Aun así…

Hablaron un rato más. Taelia por fin pudo dormir más tranquila luego de esa conversación.

Despertó, era aún de noche, pero sudaba, estaba cálida y jadeaba, no estaba enferma, estaba excitada. Pasaba por su mente lo que había pasado, mezclado con lo que había hecho por Pavel y otras personas en el pasado, en ese momento el tacto con su piel era sensible, pasó sus manos por sus pechos, sintiendo una sensación de excitación más grande, usando una de ella para pasarla bajo su ropa interior, pero al sentir aquella sensación, se imaginó él entrando en ella, pasándose la idea fugaz de ir con él, pero no de una manera gentil, quería hacerlo ya, en ese momento, no importándole si él estaba de acuerdo. Taelia se dio cuenta en ese momento de lo que estaba pensando, poniéndose de pie, entrando al baño, forzándose a lavarse la cara con agua fría, respirando y repitiendo aquella frase para calmarse. Se miró al espejo, no sabía por qué se había pasado esa tan mala idea por su cabeza en ese momento. Se lavó la cara una vez más, intentando no volver a pensar en ello.

Durmió, poco, pero logró descansar parte del resto de la noche. Ya era de día e iba de camino al interior de las duchas, cuando una mano tomó la suya, al girarse vio que se trataba de su compañera, Luciana.

—¿Cuándo llegaste? —Le preguntó nada más reconocerla, entrando con ella a las duchas—

—Hace no mucho rato, esta noche volveré a irme—Respondió. Se desvistieron, dejando sus cosas en los casilleros indicados, pasando al interior—No te ves de humor—

—No es nada, solamente… Pavel—Luciana se dio cuenta—

—Ah, estás celosa—Le dijo antes de que Taelia entrase a una de las duchas—

—¿Por qué lo dices? —Se giró hacia ella—

—¿Tú aguantando que él esté tonteando con otra? —Al escuchar eso, la arrastró al interior de la ducha, cerrando la puerta de esta—Lo sabía—Se regocijó por lo bajo—

—Ni se te ocurra decirle una palabra—Taelia hablaba seriamente, pero Luciana encontraba tremendamente divertida esa situación—

—Vale, vale, no diré nada, solamente no se te ocurra hacer ninguna tontería—Había sido una buena forma de darle la vuelta a la situación—

—No soy tan… así—Luciana alzó una ceja—

—Te encerrarán por lo que te quede de estancia como se te ocurra hacerle algo a cualquiera de los dos—Taelia alzó las manos—

—No diré nada—

Se ducharon, tomándose su tiempo, pues el cabello de Luciana era largo y llevaba su tiempo lavarlo y posteriormente secarlo, algo que se hacía más rápido con una ayuda.

Taelia bajó, mucho más rato después, a su chequeo de rutina. Nada más entró al consultorio personal de la doctora Sumire, tal como hacía siempre, se encontró con aquella chica, el típico comité, y Saraí, quien supervisaba lo que hacían. Mutsu se encontraba con los brazos estirados hacia el frente, sin nada de ropa en su torso y vistiendo un pantalón blanco que, por su constitución, le hacían ver bastante agresiva, sumando el color bronceado de su piel. La vieron llegar, fijando su atención en ella, notando instantáneamente un mal ambiente por la mirada que le clavó a la chica, quien le saludó alegremente.

—Supongo que vengo a destiempo—Dijo, dando un paso atrás para marcharse, pero una voz la detuvo—

—Nos serás de ayuda para comparar datos, así que puedes quedarte—Dijo la voz de Sumire desde el fondo de la habitación—

—Creo que ya tenéis suficientes de mi para ello—Se defendió, girándose, cruzando la puerta. Escuchó llamados del otro lado, pero terminó por cerrar la puerta, ignorándolos. Se dispuso a ir a otro sitio del laboratorio, sabía, por indicaciones de la misma doctora, que, si un día no estaba su comitiva, podía ir al otro donde le harían el mismo chequeo. Entró al consultorio, cerrando la puerta tras sí misma, encontrándose con un par de batas blancas. El chequeo pasó sin mayor problema, solamente indicándole que debía ser cuidadosa con sus dientes, pues seguían creciendo de manera extraña en la zona de los incisivos y los colmillos. Anotaron todo en un portapapeles y, tras recibir más indicaciones, la dejaron libre. Pasó cerca de media hora, extrañándose que no fuesen a buscarla, algo que se fue de su mente al cruzar el pasillo final del laboratorio, viendo a la doctora de brazos cruzados con el resto de su equipo, la estaban esperando, intentó cruzar, pero la detuvo la voz de la doctora—

—Te estábamos llamando, necesitábamos esos datos—Se quejó ella, mirándola fijamente—

—¿Ninguno de toda la infinidad que tenéis de mi os sirve para algo? —Se defendió, encarándola, viendo como los doctores se ponían en guardia—Ya terminé mi chequeo, así que no tengo nada más que hacer aquí—

—Eso lo decidimos nosotros, harás lo que nosotros te digamos—Dijo la doctora, no iba a permitir ese comportamiento y, para su sorpresa, Taelia tampoco—

—¡Y vosotros vais a hacer lo que se os demande! —Respondió Taelia casi en un grito, un vozarrón que llamó la atención de todos los presentes, helando la sangre a más de uno. Había reconocido, entre la comitiva, a miembros del consejo del centro—Si yo digo que se acabó, se acabó—No se refería a solamente esa situación y la doctora lo sabía—Ayer hice lo que queríais de manera voluntaria, hoy no me apetece y no vais a obligarme—Ninguno estaba lo suficientemente loco para contradecir ese argumento, sabían que el peso de Taelia era bastante alto, no por quién era, sino por Anthea, ya que ella se había comprometido a ayudarles financieramente con el proyecto Gastrea y eso le daba bastante autoridad ya que, para Sumire, perder esa fuente de ingresos sería un golpe muy bajo para el plan de independencia de su experimento, no quería depender más del gobierno, no otra vez y ninguno del consejo por lo que pudo saber. En ocasiones anteriores habían logrado remediar ese comportamiento con un escarmiento, algo que solía funcionar ya que no era la primera vez de una rabieta así, sí la primera absoluta donde imponía su autoridad, pero las veces anteriores no había opuesto resistencia, esta vez era distinta, había una presencia indeseada y eso hacía que la situación fuese totalmente irremediable. Taelia era una persona, a veces, irreverente, culpa de su dura personalidad, algo que llevaban meses intentando corregir sin éxito—

—Vale, como quieras, pero esto no puede repetirse—Taelia iba a responderle algo, pero recordó la frase de Aelita: "Terminas siendo esclava de lo que dices", no pensaba que recordaría una frase tan profunda en un momento tan plano como ese. Se quedó callada, con las manos en sus bolsillos. Salió del pasillo, de camino a desayunar, ninguno se atrevió a dirigirle la palabra, nadie de la más de treintena de personas presentes. Al sentir el aire fresco y sol del país nipón, pensó que era momento de irse de ahí, por desgracia, Yumi le había dicho que tenía que ir a otra ciudad lejos de Tokio, así que solo le bastaba un milagro para poder salir del centro, hablaría con Anthea esa misma noche, sabía que, si le pedía volver, ella iba a meter presión para que la vuelta se adelantase. No le hacía ninguna gracia usar la influencia de ella de esa manera, pero si la falta de tacto de algunos le ponía incómoda, no era algo que ella pudiese luchar con facilidad por si sola. Esta vez era ella quien había cruzado la línea, pero había salido invicta, así que lo tomaría. Se adentró en la cafetería, tomando una bandeja y sentándose en una de las sillas vacías de una sala que poco a poco se llenaba. Al poco rato, con una bandeja más vacía y una expresión adormilada, apareció la pelinegra, sentándose en frente en la misma mesa—

—Te hacía con Pavel—Le dijo—

—Estaba con él antes de venir, pero lo llamaron del interior, algo me dice que necesitan un conejillo de indias para sacar datos con esa chica—Se dio cuenta de algo en ese momento—Lo que quiere decir que te negaste—Taelia asintió—No sabía que tenías ese derecho—

—Siempre lo tuve, pero es una forma muy… guarra de deshacerme de las obligaciones—Le dijo, dándole posteriormente un bocado a su comida—

—Tu mamá, ¿No? —Taelia asintió—¿Qué fue esta vez? —

—Entré al laboratorio de la doctora para hacer el chequeo diario y esa chica estaba ahí, estaban con ella haciendo cosas y querían que participase, pero no tenía la cabeza fría en ese momento así que me negué y me fui al segundo consultorio, cuando intenté irme, estaban esperándome, así que les dejé claro que no iba a participar esta vez—

—No voy a intervenir si me lo piden—Atajó luego de escuchar la historia de ella—Quiero ver cuánto son capaces de aguantar—

—A este paso… no mucho, iré cuando no esté esa chica—Desayunaron sin problemas—Tienen fama de astutos para intentar que hagamos las cosas, pero les falta imaginación para pensar los posibles escenarios donde nosotros digamos que no—

—Sumire no tiene una mano dura como Saraí para obligar, es una persona que no inspira mucho respeto de esa manera—Luciana estaba de acuerdo—

—Es muy inteligente y es hipnotizante cuando estás con ella, porque es muy excéntrica y tranquila, por eso, cuando se enfada, no la toma muy enserio—Terminó su desayuno—Contrario a la cuidadora, cuando se enfada y se pone seria… da miedo—

—Porque no te lo esperas, es tanta paz y amor que… cuando se enfada por algo tienes la sensación de que si dices algo te van a condenar a cadena perpetua—Luciana asintió con una risilla—

Terminaron con la calma. Aún era temprano para ir cualquier sitio y Taelia, ya más calmada, no le apetecía estar rodeada de mucha gente, por lo que acompañó a Luciana hasta su habitación, iba a quedarse dibujando ahí hasta que se le ocurriese algo mejor que hacer, pero al llegar al piso indicado, se encontró Saraí, en compañía de Marcus y aquel niño del otro día, estaban hablando entre ellos.

—No sabía que volvías hoy—Le dijo Taelia al niño, quien se giró hacia ella, abrazándola nada más verla—También me alegro de verte—

—Te hacía abajo—Le dijo Luciana a la cuidadora, quien se encogió de hombros—

—El ambiente abajo estaba un poquito caliente, prefiero el aire frío—Respondió Saraí con calma—

—Así que te enteraste—Secundó Taelia, a lo que ella asintió, pero no parecía enfadada—

—Sí, yo le dije a la doctora que te dejase en paz porque vi que no querías estar cerca de ella y… lo entiendo, intuyo lo que ocurre con esa roba hombres—Luciana, quien escuchaba con curiosidad, se echó a reír, entrando a la habitación, escapando de Taelia, quien casi le daba un golpe en la cabeza—

—Pero qué encontráis gracioso—Se quejó la pelirrosa—

—Perdón, no pude resistirme—Se disculpó, tomando aire—La decisión de encararte fue por presión de los miembros del consejo que querían compárate con Mutsu, yo intenté cambiar su opinión, ella tiene mucha autoridad, pero no es lo mismo cuando estas rodeado de muchas personas que están presionándote desde todos lados—

—Aun así, ¿No entiende que no quiero?, ayer me quedé hasta tarde porque me lo pidieron y siempre lo hago y nunca digo nada, ¿Por qué se ponen así por una vez que no quiero? —Cargó a Marcus en sus brazos, quien escuchaba sin entender—

—Ya te lo dije, quieren tratarte con más dureza no entiendo por qué, no pueden tratar así a una persona tan irreverente, es como echarle carbón al fuego—Era un símil bastante acertado a opinión de los presentes—Escuché la discusión, estaba con ellos en otro consultorio—

—Y bien…—

—Estoy segura de que querrán que Anthea no se entere de esto, así que hazme el favor y dile, que sepa lo que pasó, intenta ponerlos contra las cuerdas, si lo logramos quizá podamos poner en marcha muchas cosas que el consejo de idiotas nos tiene en pausa—

—Así que me usas para meter caña—

—Entre esas cosas está el dejarte más libertad, así que te beneficia—

—Se lo diré, pero no me comprarás así de fácil—

—Me doy por satisfecha—Dijo, con una cálida sonrisa—Otra cosa, nos llegó una carta de un tal Sanderson, no ponía más información, dijo que quería verte—Eso llamó la atención de Taelia—¿Fue el que te dio la información aquella? —Refiriéndose a la carpeta suya que provenía de Kiruna—

—Mejor hablemos de esto más en privado—Saraí entendió los motivos, quizá era algo personal—Me apetece verlo también, quizá nos traiga otro bombazo informativo—Ahora estaba de mejor humor—

—De verdad…—Suspiró mientras se reía—Intentaré confirmar su identidad, cuando estés de humor ven a vernos—Taelia asintió. El niño que acompañaba a Marcus salió con la cuidadora, despidiéndose todos de Luciana, quien se encerró en su habitación a descansar. Taelia hizo lo mismo, cerrando y asegurando la puerta de la habitación, ya que Marcus quería dormir—

Tras ayudarlo a cambiarse y limpiarse, pues tenía la piel tersa, culpa quizá de la salinidad del mar, se recostó en la cama con él, quien estaba sentado en su abdomen, mirándola con curiosidad.

—¿De qué estabais hablando? —Preguntó, apoyándose con sus manos en el pecho de Taelia—

—Algo que pasó esta mañana, no te preocupes—Respondió esta, acariciándole las piernas—La doctora está algo estresada—

—¿Está todo bien? —Tras pensarlo un segundo, asintió, aun así, no parecía convencido de aquello—¿De verdad? —

—Sólo discutí un poco con Pavel, nada más—Mintió, no quería decirle lo que ocurría ya que no lo entendería, prefería contarle una momentánea mentira a la verdad, momentánea, porque tenía el presentimiento que, cuando volviesen a verse, discutirían por alguna tontería—¿Y tú estás bien? —

—Yo… sí, estoy bien, solamente algo cansado de nadar—La piel del niño era ligeramente tersa, notándose una ligera deformación en su piel a la altura del lateral de sus pulmones—

—¿No te has peleado con ningún adulto? —

—Solamente con un par, pero estaba ahí Saraí, así que no pasó nada malo—Se defendió rápidamente—Te lo prometo—Taelia le miró con una ceja levantada, él miró a otro lado—

—Vale, te creo—Respiró aliviado. La adolescente sabía de sobra que eso era una posible mentira—Vamos a descansar un rato hasta la hora de comer—Él asintió—

Taelia se dejó hacer, hasta que él cayó dormido apoyado sobre su brazo como almohada, acurrucado cerca de su cuerpo, se había acostumbrado a ello, así que simplemente se cubrieron con las sábanas. No estaba cansada realmente, pero no había podido descansar bien y, aunque era pronto para una siesta energética, nunca venía mal descansar un poco, quizá al despertar le dijesen que todo era una pesadilla.


Aelita abrió los ojos por un aire ligeramente molesto que cruzaba su cuerpo y al despertar se encontró con un desértico paisaje de arenas blancas, brillantes, y un cielo negro estrellado. Se puso de pie, viendo como el viento levantaba una ligera brisa desde la duna, elevándose hasta un infinito paisaje, pero sin nadie cerca en su frente. No sabía por qué, pero comenzó a caminar por las altas dunas, hipnotizada por el brillante e inusual paisaje, dándose cuenta de que lo que veía no era común, algo tenía que saber que su mente estaba ignorando.

Tras caminar por un tiempo inasequible sintió, o más bien escuchó, la presencia de alguien más que no era ella, al girarse, se encontró con un gran camello con un número escrito en su frente, cargando en su lomo a una persona extraña, que emanaba un aura oscura la cual no traía mucha confianza a la pelirrosa. Al verla, pues estaba igual de hipnotizado que ella en el paisaje, su expresión pudo verse claramente: Un hombre adulto y no muy alto, con una larga y ondulada y negra cabellera que adornaba un rostro afeminado, ojos oscuros y penetrantes, vistiendo con lo que Aelita reconoció primeramente un albornoz blanco, del cual sobresalía una cola puntuda que se escondía tras el dromedario y, apenas a simple vista, una corona de muchas puntas con un excéntrico aspecto. Abrió la boca, quizá para presentarse, retumbando por todo el desierto, pero su tono era tan grave y potente que Aelita no pudo entender una sola palabra.

—Baja la voz, no te entiendo nada—Pidió en voz alta, a lo que la persona asintió, aclarando la voz—

—¿Qué haces por este valle desolado? —Preguntó con voz trémula, grave y profunda, mirándola sin piedad—

—Eh… ¿Dónde estoy exactamente? —El hombre soltó un suspiro de resignación, acercándose al lado de ella con el dromedario, quien no dejaba de mirarla—

—En un infinito desierto, no deberías haber llegado aquí—Con un ademán, la invitó a subir al camello. Con algo de ayuda, Aelita lo hizo, sentándose justo atrás de él—¿Conoces mi nombre? —

—Me quiere sonar que te vi o leí en algún sitio, pero… ahora mismo…—Sin querer, apoyó la frente en la espalda de él mientras pensaba, dándose cuenta de que lo que veía era simplemente una representación, a último término, un sueño lúcido—Eres… ¿Un demonio? —Hacía tiempo que había leído, de un libro que tomó prestado de la IA, un grimorio de demonología y no creía en esas cosas ya que parecía más un libro de hechicería o magia y fantasía que algo científico, pero en ese libro, llamado "Ars Goetia", se mencionaba la existencia de un demonio, el que ella tenía en frente—Rey Paimon—

—Ah, ya veo que me conoces—El dromedario se puso de camino a algún sitio—¿Te gusta la vista—

—Es… hipnotizante—Respondió, mirando como la brillante y blanquecina arena se expandía hasta el horizonte. Hubo un trayecto en el que no se compartió ninguna palabra, hasta que el rey rompió el hielo—

—¿No tienes ninguna pregunta? —Aelita apenas recordaba lo específico de ese demonio, recordando las palabras de Miyu, "Tendrás sueños muy extraños", entendiendo que ese era uno de ellos—

—¿Qué haces tú aquí? —El rey miraba al noreste, lugar donde estaban de camino—

—De camino a mi hogar, cruzaba la infinita estepa desértica para ello—Antes de proseguir, señaló al noreste—Siempre hacia allá, ahí es donde vivo—

—Te imaginaba alguien más… destructivo—Le dijo, dándose cuenta de que la miró de reojo por unos segundos antes de volver a mirar a su hogar—

—De eso se encargan mis legiones—

—Por supuesto, eres un rey—

—¿Y qué eres tú? —Una pregunta básica que escondía otra mucho más… profunda. Mientras pensaba una respuesta a esa básica, pero existencial pregunta, sintió el cómo la arena se levantaba de golpe con un gran ventarrón que venía de este a oeste, disminuyendo rápidamente la visibilidad hasta no poder ver más que un par de pasos hacia el frente—Qué pena—Fue lo último que escuchó, en forma de viento, cuando todo pareció oscurecer su mirada.


Despertó de golpe por un fuerte viento y algo húmedo que golpeaba su rostro, al abrir rápidamente los ojos, adormecida, se dio cuenta que una tormenta caía sobre la ciudad en ese momento, entrando por su ventana, abierta de par en par por el calor que asolaba esa misma noche. Cerró la ventana, dándose cuenta de que no tardaría mucho en amanecer, eran ya las seis de la mañana.

Bajó hasta el primer piso, escuchando un quejoso respiro venir de la habitación donde estaba Edge. Se asomó en ella, encontrándose con la misma, jadeando al tiempo que cubría su rostro con el antebrazo derecho. La habitación estaba ardiendo de calor, aun teniendo la ventana abierta con la brisa y la lluvia más el constante flujo de aire no parecía ser suficiente.

—¿Estás despierta? —Preguntó en voz baja la pelirrosa, acercándose con cuidado a la albina, quien hizo un sonido afirmativo—¿Quieres algo? —La aludida se señaló los labios. Aelita volvió al poco rato con una botella plástica llena de agua fría, intentando que bebiese ella, pero parecía débil. La ayudó a beber de la botella, aun llevándose varias descargas eléctricas que, si bien no le hacían daño, la sorpresa era suficiente para hacerla sobresaltar. Se bebió la botella entera en poco rato—

—Medicina—Dijo en voz ronca. Aelita ladeó la cabeza mientras procesaba su petición—Mochila—Rebuscó en la misma, encontrándose con un par de almacenajes metálicos, abriendo el que tenía la etiqueta del proyecto Neo, viendo que había un frasco vacío y uno lleno, al lado de una aguja usada y otra nueva, con una jeringa vacía. Aelita entendió lo que Edge quería decir, quería que le inyectase aquella medicina, pero antes de proceder, vio que el segundo contenedor tenía una etiqueta con el nombre suyo y de su madre, tenía curiosidad sobre ello, pero no era el momento ni el lugar—

—Nunca hice esto—Notó como Edge le miraba de reojo con algo de dificultad—Espero hacerlo bien—Encajó la aguja con la jeringa, viendo que el frasco que aún contenía líquido tenía un pequeño agujero, por el cual pasó la misma aguja, rellenando de líquido la jeringa, repitiendo el proceso varias veces hasta asegurarse que no tenía aire dentro—Vale, ahora…—Lo primero lo sabía por haberlo visto a hacer varias veces a la misma Edge, pero ahora… el inyectarlo era otra historia, usualmente ella lo solía hacer en su vientre—¿Dónde lo inyecto? —Se sentó a su lado, notando como la albina se indicaba la parte baja del vientre. Aelita tomó aire, intentando emular la misma manera en que ella lo hacía. Tocó su piel, áspera y seca quizá del constante calor al que la electricidad producía. Inyectó la aguja en la piel seca, tuvo que hacer bastante fuerza para lograr penetrar lo suficiente, pues la aguja tenía una línea roja que indicaba el punto de penetración mismo—Que capa de piel tan fuerte—Inyectó el contenido de un frasco en el cuerpo de la Neo, notando como su expresión cambiaba a una de dolor, pero se estaba conteniendo. Desensambló la jeringa y guardó todo en los respectivos contenedores, dejándolo donde estaba—Sigues igual—Dijo en un susurro, suspirando al universo—Mejórate—Le dio un beso en la frente, dejándola dormir—

Salió a la sala de estar, presenciando la venteada lluvia, rebuscando al tiempo en una carpeta con papeles, encontrando uno en el que salían números de contacto de personas del proyecto Neo, notando el número de los tres que habían hablado con Anthea y el número de una persona que no le sonaba de nada: Stefan. Según leyó, encargado del proyecto en la parte de Edge. Usó su móvil para llamar, tras varios intentos, por fin consiguió que contestara.

—¿Eres Stefan? —Preguntó en voz baja—

Sí, ¿Quién eres tú? —Preguntó el mismo con voz tranquila—

—Aelita, soy… la hija de Anthea, me encargo de Edge mientras esté aquí—Dijo, esperando que la respuesta fuese suficiente—

Ah, sí, la corporación me contó lo que había ocurrido y todo el rifirrafe para detener su ataque—Asintió—Cuéntame, ¿Cómo está ella?

—De eso quería hablarte—Resumió la historia de lo que había pasado con ella desde que habían vuelto, el hombre no parecía demasiado preocupado al respecto—

Uhmm… su energía parece haberse desestabilizado—Respondió—Ella no es capaz de recuperar la energía que pierde y si la usa mucha de golpe sin prepararse, la misma puede causar picos en su cuerpo que la afectarán si no consigue recargarse, pero en ese estado lo que está haciendo es usarla para intentar estabilizar su cuerpo, le costará mucho así—Se escuchó el dejar de una tasa en una mesa—Una de sus mayores debilidades es lo inofensiva que se queda cuando está en ese estado, así que es importante hacer que conserve y recupere su energía, en el pasado desarrollamos unos guantes para ella, ya que sus manos suelen ser su punto de catalizador, esto quizá ya lo sabías

—Sí, para controlarla uso unas pulseras de goma, no le impiden usar su energía por completo, pero su la limita bastante—El hombre dio un sonido afirmativo—

Te enviaré los guantes para que se los pongas, también te enviaré un procedimiento a seguir para que puedas ayudarla a recuperarse, pero es mejor que vuelva aquí un par de días hasta que pueda recuperar la estabilidad de su poder—Aelita parecía un poco contrariada, sabía que era una gran oferta, pero… no sabía si aceptarla, lo debía consultar luego con Anthea—Insisto, ambas opciones son aceptables, pero es recomendable que su recuperación sea aquí, tenemos cosas que pueden serle de utilidad y… quizá podamos hablar de cómo tienes que tratar con ella

—Lo hablaré con Anthea más en la mañana, pero… quizá la lleve, con la condición de que pueda ir con ella—No le apetecía dejarla sola, sabía que si iba no le tocarían un pelo—

Oh, eso desde luego, muchacha, guárdate este contacto y llámame con cualquier duda o inquietud, soy su encargado y sé qué se esconde debajo de la piel de esa masa de tecnología

Se despidió del hombre, había sido una conversación muy buena, no se esperaba tanta ayuda repentina, se esperaba más… resistencia por su parte, más reticencia a ayudarla, pues era una desconocida, pero ahora parecía que no tanto. Pensó en lo que le dijo de Edge y parecía verdad, quizá la recuperación total luego de esa pelea fuese más fructífera en la base donde la habían creado, ya que tendrían tecnología especial para tratar con ella, lo cual le cuadraba con lo que la había contado del interior de las instalaciones de cuando asesinaron a Albretch.

—Llevarla…—Susurró a sí misma—Me esperaré hasta la noche para decidirlo—


Taelia despertó de golpe por el despertador, lo había puesto hasta la hora de comer y así era, faltaba cuarto de hora, el tiempo suficiente para prepararse e ir. Despertó a Marcus y tras despejarse, bajaron, encontrándose con Pavel y Luciana en la puerta de la cafetería, parecían esperarles. La adolescente hizo contacto visual con el eslavo, quien parecía no haberse enterado de la movida, o no aún, por lo menos. No iba a preguntarle directamente por lo ocurrido, iba a intentar resistirse.

—¿Ya no estás con Mutsu? —Fue lo primero que salió de la boca de Taelia al estar cerca. No lo saludó de un beso como le era habitual, algo que extrañó a Pavel—

—Sigue abajo—Dijo—Ahora es momento de comer—Cuando se disponían a entrar, un militar los llamó, los solicitaban en el aula de preparación militar, aquella aula con niños que pertenecía al ejército y daban clases ahí. Extrañados, fueron con el soldado, quien no dio ninguna explicación más—

Entraron al aula, donde les indicaron sentarse en primera fila, había varios militares presentes y algunos cuantos más en llamadas VoIP.

—Lamento la llamada a esta hora, ya sé que todos tenemos hambre, pero aguantad un poco—El proyector en la pared mostraba un informe escrito en inglés con el sello de la MI6, la inteligencia británica—Los ingleses nos han pasado un informe de lo ocurrido, tienen una geolocalización casi precisa de donde se encuentran ahora mismo los fugitivos, pero no han logrado atraparlos, han roto todos los candados que han creado sus hombres, pero hay más—La imagen cambió a un traje negro con una cinta azul que cruzaba de un lado a otro del torso—¿Os suena de algo? —

—Esto… lo vi a algunos guardias de Kiruna—Respondió Taelia, mirando la imagen, Pavel le dio la razón—

—Es de uno de los hombres de inteligencia que los de la MI6 asesinaron tras ser atacados, la nacionalidad del hombre es finesa, así que… esto nos pone en una situación curiosa—El hombre mostró una foto del mapa de Escandinavia—¿Sabéis que plan tiene Edge para recuperarla? —

—No hemos hablado con ella aún, así que dudo que exista alguno—Siguió Taelia—

—El plan que tenemos es intentar que vayáis contra la inteligencia finlandesa, pero… estamos muy a ciegas, con vosotros aquí y sin rastro de Edge…—

Hemos preguntado a su responsable de proyecto sobre su estado y nos indicó que, según una llamada que tuvo con la persona a la que ahora está bajo su cuidado, no se encuentra muy bien, es posible que aún la tengamos una semana fuera de combate—Informó una voz desde la llamada, puesta en altavoz—

—También nos han confirmado que el ejército nos prestará equipamiento para seguir con la operación, así que tenéis que ir vosotros dos—Indicando a Pavel y Taelia, quienes asintieron—Tenemos un tiempo estimado de dos semanas en las que la MI6 puede contener todos los intentos de que secuestren a esos niños, más la MI6 no ha conseguido detenerlos, así que tened en cuenta que esto puede cambiar de un segundo para otro—

—Es de extrema importancia que esos dos sean retenidos y traídos aquí cuanto antes, no sabemos si son infecciones realizadas en Kiruna o si uno de ellos es un daño colateral, sea lo que sea, deben ser retenidos—Dijo un hombre militar, parecía de mayor rango—

—El único problema que tenemos es que, sin Edge, no tenemos cerebro en la operación, no creo que nosotros con Zack podamos hacer algo productivo—

Por eso estamos al tanto de cualquier actualización del estado de esa chica, en cuanto nos den el visto bueno… podemos comenzar la fiesta

El resto de la reunión se basó en estudiar posibles escenarios que podían llegar a ocurrir en caso de un enfrentamiento con los que, según parecía, serían los enemigos.

Tras llegar a la conclusión de que no podrían hacer nada sin Edge, Pavel y Taelia salieron del aula al poco rato. Caminaron por los pasillos, apenas compartiendo pensamientos. En un momento dado, él intentó tomar la mano de Taelia, quizá para aplacar la mala expresión que tenía ella, pero se negó, apartando repentinamente la mano de su alcance.

—¿Qué ocurre? —Preguntó este al notar la reacción—

—Nada, no pasa nada—Se giró, no mirándole otra vez, caminando por el pasillo del primer piso en dirección a la salida del edificio. Pavel la alcanzó, no sabía a qué venía esa reacción tan arisca, él, que supiera, no había hecho nada malo. La tomó de la mano, pero recibió la misma reacción, esta vez, siendo empujado hacia atrás—¡Que te pares! —

—Pero ¿Qué te pasa conmigo? —Preguntó este, realmente indignándose de esas palabras—Al menos responde—

—Tú sabes lo que hiciste—Le dijo, cruzándose de brazos—

—¿Y tú te crees que soy adivino? —Taelia no sabía si le estaba tomando el pelo o auténticamente no se sentía culpable de lo ocurrido—

—Escuché cómo besabas a esa chica, en la puerta de tu habitación—Pavel cayó en cuenta en ese momento, los había escuchado, pero…—¿Ahora no dirás nada? —

—Para empezar, fue ella la que se lanzó y…

—Y tú no lo evitaste—Le recriminó. No había salido aún del edificio, estaba llamando la atención de los presentes—¿Por qué? —Estaba enfadada, mucho, el solo hecho de hablar del tema le ponía la sangre caliente—

—¿Entonces estás celosa por ello? —Se dijo a sí mismo, riéndose de la ironía—No me hagas hablar—Taelia se enfadó aún más, casi podía jurar que sus ojos tenían un suave destello rojizo—

—¿De qué hablas? —

—¿Quieres que te diga las veces que hiciste cosas con otras personas y yo no te dije nada—Si bien la oración tenía cierto sentido para lo que él intentaba decir, había escogido una mala combinación de palabras—

—¡Cállate y no vuelvas a mencionar nada de eso! —Pavel se lo esperó, pero no fue lo suficiente rápido para evitar un puñetazo que fue a estrellarse en su mejilla derecha, se recompuso, intentando empujarla. Escucharon varios silbatazos en las cercanías y personas llegando a su posición.

Había pasado una media hora desde aquella pelea y Taelia se encontraba en el laboratorio subterráneo en uno de los incontables consultorios cerrados que tenía el lugar. Tenía un pequeño arañazo en su hombro de la breve pelea… Se había metido en un gran problema. Estaba recostada en la camilla mirando a la grisácea pared, imaginando las escenas de enfrentamiento y lo que podía haber pasado. Ahora ya no soportaba pensar en él, su cuerpo se sentía extraño, tanto como un familiar sentimiento que intentaba olvidar, pero siempre estaba ahí presente, preguntándose el por qué, de lo que jamás comprenderá.

—¿Te pudo la rabia? —Preguntó una voz gentil entrando a la habitación con un portapapeles y una bandeja de comida, ya que, por la pelea, no pudo ir a almorzar—Vimos la grabación de la pelea—

—Me odio, soy imbécil—Sollozaba ligeramente, estaba impotente ante lo ocurrido—

—¿Te esperabas ese desenlace? —Ella negó con la cabeza—

—Esperaba… que me dijese el por qué lo había hecho—Se giró hacia el psicólogo, la única persona presente en esa habitación—

—No espero que te disculpes por ello ya que el sentimiento de desengaño es demasiado fuerte y el orgullo nos puede, pero intenta aprender sobre lo que hiciste mal tú—Taelia levantó su torso, asintiendo—Puedes empezar por… no responder, correr de ahí, escapar a otro lugar, pero no puedes caer ante una provocación así—Le estaba dando un sermón—Vamos a empezar por ese ejercicio—

—A veces me olvido de que tengo algo que funciona para apaciguar mi rabia, pero… en esos momentos es casi imposible de recordar—La voz de Anthea lograba calmar sus malos pensamientos, con esa frase que rimaba para quitar su rabia, pero tal como había dicho, en caliente es muy difícil de recordar cualquier cosa que no sea lo que está pasando en ese momento—

—Solo para terminar y dejarte tranquila—Dijo—Pavel nos dijo lo que había pasado y reconoció que se pasó con sus palabras, no se esperaba que las tomases como un insulto de aquella manera, pero a la vez entiendo el por qué lo hiciste, así que intenta hablar con él cuando creas que sea oportuno—Taelia asintió. Tal y como prometió, el psicólogo salió de la sala, dejándola sola.

Se quedó a solas con sus pensamientos.

Al rato se encontraba en una sala separada con la doctora y Saraí junto con otras personas que controlaban el lugar hablando de algo que no tenía nada que ver sobre lo de la mañana, sino por algo que era más importante, la carta de Sanderson.

—Hemos comprobado que el remitente es quien dice ser, incluso se ofreció a venir aquí a comprobarlo—Comenzó la cuidadora—Sanderson, número dos de Bondrewd, jefe de sus negociadores, quizá el más pacífico del grupo reaccionario con el que se juntaba, pero no lo conozco en persona—

—No es la primera vez que quedo con él—Reconoció la adolescente, sentada en una silla, cruzada de piernas—Pero… ¿Qué hace aquí? —

—No nos dio ninguna información, dijo que esos temas no eran de nuestro interés, sino de algo entre vosotros—

—Sí, es él quien me dio el informe de Kiruna, así que con suerte nos dará otro si quedo con él—

—Lo sé, pero… ¿qué interés tiene en tu persona? —Preguntó la misma—Es lo que me gustaría saber, de verdad—

—¿Y si me dejáis las preguntas a mí? —Dijo la adolescente—Cualquier respuesta que os sirva os la haré saber, pero me gustaría quedar con él—

—Lo haremos, siempre y cuando lleves un localizador GPS contigo, nunca te debes fiar tan a la ligera de esos tipos—Taelia asintió, le parecía un trato justo—Bien, entonces nos haremos cargo de hacerle saber que puede venir, te haremos una llamada cuando esté por aquí, de momento, ve a cambiarte a tu habitación—

Taelia obedeció, le parecía cuanto menos curioso el hecho de que habían accedido con mucha facilidad a sus peticiones, quizá se sentían culpable o simplemente era imaginaciones suyas. De cualquier manera, se fue a su habitación, cambiándose por algo más casual para la ocasión, no iba a ser elegante, pero algo más vistoso que simplemente ropa blanca. Al salir del baño iba vestida con un short negro, una blusa sin mangas de color gris y unas zapatillas, quizá el único calzado que tenía en ese sitio.

En su divagación, quizá esperando a que algo ocurriese, recibió una llamada, pero no de sus responsables, sino de su mamá, contestando a la misma casi en tiempo récord.

—¡Mamá! —Se recostó en la cama—

Me alegro de oírte—Saludó con voz tranquila, una que apaciguaba cualquier sentimiento violento—¿Han ido bien las cosas por ahí?

—Bueno… podían haber ido bastante peor, pero…—Le resumió lo ocurrido esa misma mañana, el cómo pasó sobre ellos y lo ocurrido con Pavel, quizá esto último con bastante menos ganas—Hoy está siendo un día muy largo—

Ya te falta poco para volver con nosotras—Respondió—En cuanto a lo otro, hablaré con la doctora, ya va siendo hora de acabar ese viaje—No parecía muy contenta con lo que Taelia le había contado, incluyendo el resultado de todas las pruebas en su cuerpo que, cada día, iban siendo más y más invasivas—

—No me siento con ganas de hablar con nadie, estoy… algo deprimida—Suspiró—

No dejes que lo ocurrido te desanime, recuerda lo que dijiste una vez, no ibas a pararte por alguien que siguiese tu ritmo—Eso le llamó la atención—Y tal parece que él no está siguiendo el tuyo, así que ¿Por qué deberías sentirte así?, ya encontrarás a la persona que te mereces—Taelia había recordado esa frase que había dicho a Aelita y que había olvidado, pero era verdad, si esa persona que ella se esperaba que estuviese a su lado, al final no lo tenía tan afianzado, era mejor dar un paso al frente y seguir adelante—

—Aún tengo que calmar mis emociones, pero tienes razón, no debo dejar que eso me detenga—Pero era fácil decirlo—Aun así… cada vez que lo pienso me… hierve… me quema por dentro, no… puedo controlarlo—

¿Sabes?, aunque no me creas, entiendo perfectamente de donde nace ese sentimiento de desengaño tan fuerte—Taelia si le creía—Cuando las personas te fallan tantas veces que te vuelves muy misántropa, no confiando en nadie, temiendo y repudiando a cualquier persona desconocida que te intenta conocer… y cuando alguien por fin entra en tu coraza, piensas que te será fiel, no cometerá ningún acto ruin y depositas tu confianza y secretos en aquella persona, sin embargo, no toda la gente es así, en la vida encontrarás algunos que te usarán y te romperán el corazón, traicionando tu confianza y te dirán que debes vivir con ello, pero cuando son personas tras persona el sentimiento de ser traicionado es el que más perdura en nuestros corazones, nadie puede saber lo mal que sienta que personas tras persona te traicione así, ¿y cómo lo arreglas?, olvidando a esa persona, pues no vale la pena vengarse por cosas que no valgan la pena, la vida es corta y la pena es larga cuando esta llega, pero no debes olvidar lo que te llevó a olvidar a esa persona, ya que esas experiencias son las que te harán alguien más fuerte—Taelia entendía el punto de Anthea, olvidar al pecador sin perdonar sus pecados, recordando el daño para aprender de lo ocurrido. Escuchando, podía notar con bastante claridad que hablaba desde la experiencia, pues si bien por su actitud podrías pensar que Anthea era persona bastante cálida, en realidad era bastante reacia a establecer una relación con otras personas a menudo, algo que la misma Taelia había notado, pero su caso era diferente, ya que había tenido que vivir y aprender con esa situación, no muy diferente a su mismo caso, donde su condición le era reticente a conocer gente nueva, sin mencionar que por experiencia, sus recuerdos la perseguían, su pasado la asediaba y no la dejaba descansar, recordándole su paso por hogares con promesas vacías, una y otra y otra y otra vez sin descanso, mermando sus ganas de seguir adelante, quitándole razones para seguir el camino, pero ahí estaba, viva, aún, sin saber a ciencia cierta cómo llegó hasta ahí, pero no debía rendirse, ahora habían personas que confiaban y tenían confianza depositada en ella, ya tenía una razón para luchar y no hacerles el feo de rendirse sin haberlo intentado—

—Al final tenemos el mismo sentimiento, haber conocido a mucha gente que al final te termina traicionando, esperas que ellos no lo hagan y aun así lo hacen, terminas por ser superficial con todos, no sintiendo conexión con nadie, como si estuvieses a solas estando rodeada de gente… ese sentimiento es horrible—

La misantropía es un mal que muy poca gente llega a comprender a la perfección, te aleja del mundo, te vuelve agresivo y grosero, pero… ojalá pudieran comprender que no lo hacemos por gusto, sino por autoprotegernos

Aunque era difícil de comprender para Taelia, era curioso como ambas compartían los mismos sentimientos, algo que le hacía entender muchas cosas de su comportamiento, uno adaptado a su situación, quizá ahora era más sincero, pero no distaba mucho de alguien al que los humanos le habían fallado mucho. Se sentía culpable por como la había tratado en el pasado, esperando al mismo tiempo que entendiese el porqué de sus acciones, quizá uno que ni ella podía llegar a comprender con totalidad.

Habló largo y tendido con ella, teniendo que colgar por una llamada entrante.

Cambio de planes, te llevaremos con él—Era la voz de Saraí. Salió del edificio con su móvil encima y poco más, encontrándose con un coche negro y cristales tintados en la entrada, esperándole ahí la propia cuidadora—

—¿Cómo es que accediste? —Preguntó ella, subiendo al coche con la chica—

—Porque él tiene acceso a información vuestra y de Bondrewd que esperamos que poco a poco nos vaya donando, el riesgo vale la pena—Dijo ella. Se pusieron de camino al área de Tokio—Te acompaño porque tengo que volver a la oficina de Tokio, hay algunos temas pendientes con los guardias civiles—

—Hablé con Anthea—Dijo finalmente tras un rato de silencio—Llamará a la doctora para hablar con ella—Saraí sonrió por lo bajo—

—Bien, bien, parece que todo sigue su rumbo—

Tardaron un rato en llegar hasta el lugar deseado, un gran edificio con fachada oscura y vidrios tintados que parecía ser de oficinas, pero que parecía también algo comercial.

—Aquí es la dirección—Dijo la cuidadora, entregándole a Taelia la carta que el mismo Sanderson había enviado, sacando a su vez un pequeño dispositivo del tamaño de una pelota de tenis, plano, pero tecnológico—Y esto es el GPS, nos ayudará a saber dónde estás en todo momento—Taelia asintió.

Tras recibir algunas instrucciones salió del coche, notando que ya era completamente de noche, poco más tarde de la hora de cenar. Se acercó a la puerta del edificio, entrando al mismo con un gran recibidor, dándose cuenta de que de un hotel se trataba. Se acercó a una persona en una recepción ovalada, una recepción.

—Busco a Sanderson—Dijo a la chica, quien, si bien no pareció entender toda la oración, el nombre le dio una pista. Con una señal le indicó esperar. Tras hacer varias llamadas, la mujer le escribió en un papel el piso correspondiente, dándole acceso al ascensor. Último piso, para variar. Tras subir por una cantidad de tiempo que se le hizo eterna, llegó a la entrada del comedor, uno que estaba vacío salvo por dos guardias en la entrada, quienes se acercaron. Taelia sacó la carta y tras una rápida inspección y requisa por parte de ellos, la dejaron pasar. Pasó al interior, encontrándose con una modesta mesa en el balcón con el imponente hombre sentado, mirando el hipnotizando paisaje de luminotécnica arquitectónica que ofrecía Tokio—El mundo es ciertamente pequeño—Saludó, sentándose al frente de él—

—Desde luego, pequeña—Le ofreció la mano a modo de saludo, ella accedió—

—¿Me venías siguiendo acaso? —El tono era más bien jocoso, algo que hizo gracia al hombre—

—Casi que lo parece, pero no, fue más bien una mezcla de casualidades—Se giró finalmente hacia ella—Vengo por negocios, pero lo ocurrido con alguien y un nuevo infectado nos tiene ocupados—

—¿" Nos"? —Preguntó, hablaba en plural—

—Sí, los que éramos de la junta directiva que hemos sobrevivido nos hemos propuesto el mantener un control sobre lo remanente del virus Gastrea, por eso mantenemos contacto contigo, eres nuestra puerta de enlace—Ahora tenía más sentido—

—Entonces te enteraste de la chica nueva—El hombre asintió—Las noticias vuelan—

—Una chica que misteriosamente logró vencer a un peso pesado de la MMA, cuya descripción era precisa a una Gastrea… dimos la voz de alerta, por suerte la doctora aún es confiable para nosotros—

—Lo que no me cabe en la cabeza es… ¿Quién y por qué está haciendo eso? —El hombre rellenó con agua tanto su copa como la de ella—

—Laboratorios Zanza—Respondió en voz baja—¿Te suena? —Ella negó con la cabeza—Contrario a las políticas de la doctora Sumire, el señor quería mantener el laboratorio alejado del centro, así, en caso de algún accidente, no perderíamos el control de todo al mismo tiempo, sino de un sector—Dio un suave trago de la copa—Después de la destrucción de Kiruna, el laboratorio fue asaltado por las fuerzas suecas, encontrándose con un local vacío, ¿quieres saber lo mejor?, no sabemos quién dio la orden de evacuar el laboratorio, no sabemos dónde están todos los técnicos y científicos que estaban contratados ahí—

—¿No teníais un control sobre ellos? —

—Teníamos, pero no eran muchas personas, la más reciente es la que Sumire logró capturar, un empleado de Zanza, pero no sabemos cómo llegó hasta aquí ni cómo pudo traficar con esas muestras biológicas—

—Sin mencionar que ahora se encontró a otra fugitiva del centro de Kiruna—El hombre soltó un suspiro muy pesado—

—Si, lo sabemos, pero está fuera de nuestro control, aún nos sorprende que hayan sobrevivido todo este tiempo—

—Quieren que vayamos tras ellos, pero sin Edge no podremos hacer nada—

—¿Y no se preguntan el cómo han sobrevivido hasta ahora ni cuántos han infectado por el camino? —Volvió a preguntar, ese tema le sacaba de quicio—Más temprano que tarde tendrán que pedir perdón por no escuchar nuestras advertencias—Dejó escapar un soplo—Entonces, ¿Edge no se suma a esto? —

—Oh, seguro que lo hará, pero, por el momento, digamos que está ocupada con otras cosas—El hombre asintió. Estiró su espalda, dejando recta la misma en el espaldar de la silla, sosteniendo con ambas manos la copa —

—Y, cuéntame, ¿Cómo han estado tus compañeros? —

—Todos… bien, se han centrado en Marcus un poco más, les sigue pareciendo fascinante lo que puede hacer… a decir verdad, a mí también—Sanderson estaba de acuerdo también—En parte me alegro de que haya venido aquí unos días, estar con gente de su edad en otro ambiente le vendrá bien—

—Hablas como su madre—Inquirió en un tono grave, gentil y asertivo—

—¿La conoces? —

—Como la palma de mi mano—Sacó de su traje una carpeta grisácea con una portada en inglés, una cinta roja y el nombre de Marcus, dejándolo en la mesa, acercándolo sutilmente a la adolescente—Se llamaba Sarah, una chica de rasgos balcánicos, casada con un islandés, también trabajador del centro de Kiruna, él trabajaba en la zona de control del virus y de las muestras que nos traían de Zanza Labs, ella era empleada de confianza de Isabella, le gustaban los niños, hacía que el trabajo de tratar con ellos fuese muchísimo más sencillo—Dio otro sorbo a su bebida mientras Taelia escuchaba atentamente, ojeando la carpeta—Ella resultó embarazada, pero dados los estrictos controles no logró ocultarlo casi nada de tiempo, aún así, fue tarde, de una manera misteriosa, detectamos líquido corrosivo en su sangre, pero su esposo nunca resultó infectado, no sabemos qué ocurrió—

—¿La ayudasteis con su embarazo? —él soltó una suave carcajada—

—Lo intentamos—Dijo—Yo era amigo de su esposo, era un buen hombre de mucho carácter, preocupado por su mujer, pero preocupado por el desenlace de su historia, ya que a ella la mantuvimos bajo estricta observación durante todo el proceso, teniendo complicaciones graves durante el parto, no pudimos hacer nada para salvarle la vida—

—¿Y su padre? —Sanderson echó la vista al paisaje, melancólico, recordaba a un viejo compañero—

—No soportó la pasividad del departamento médico ante los problemas de su esposa, tampoco pudo intervenir y… vio como su esposa daba su último aliento, dando a luz a su hijo, pero eso no fue suficiente para calmar su impotencia, el dolor que sentía… le quemó por dentro hasta que no pudo más, se suicidó—Taelia se apoyó sobre la silla, había sido una historia muy trágica, de una mínima complicación había salido un oscurísimo desenlace—Durante mucho tiempo mantuvimos un estricto silencio sobre todo el tema de esos dos, no dejando que nadie más supiese el origen de ese pequeño, tampoco teníamos pensado contarle la verdad, quiero decir, ¿tú lo harías? —Se quedó pensativa, era una buena cuestión, pero teniendo en cuenta su comportamiento, una verdad tan oscura…—

—No, desde luego que ahora mismo no, si ya es complicado que tolere a cualquier adulto que no sea su cuidadora o la doctora… con la verdad solo lo hará crecer con un odio inamovible por todos vosotros—

—Me alegra que tengamos la misma conclusión al respecto—Echó un vistazo a la carta de menú—Contrario al resto de tus compañeros, quienes parecen tener un carácter más formado—Acertó—

—¿Qué me puedes contar de ellos? —

—Oh, cuando llegue el momento te iré contando curiosidades de cada uno, mientras tanto, guardémonos historias mientras aún tengamos tiempo—Si le intentaba decir que era mal momento, escogió buenas y sutiles palabras—

La conversación fue más fluida, cambiando de tema a otro más misceláneo, pidiendo su comida y siendo esta servida al poco rato por el personal del hotel, la noche estaba siendo fructífera para ambas partes.

—¿Te importa si te pregunto de un tema sensible? —Preguntó, mirándola de reojo—

—Adelante—Dijo sin importancia, comiendo—

—¿De donde salieron aquellos videos tuyos? —Taelia lo miró por un par de segundos, de todas las preguntas, no se esperaba esa—Perdona si molesta el tema—

—No te preocupes—Negó la cabeza—Creo que después de este tiempo me terminé acostumbrando a que me preguntaran por ese tema—Suspiró—No sé cuántos hay, pero salieron de cuando me secuestraron y el último es de antes de venderme a Bondrewd—Respondió—Hechos por el extinto servicio secreto suizo—

—Entiendo—Acertó—¿No has intentado borrarlos de alguna manera? —

—Una vez tocan internet es complicado, pero alguien creó un virus capaz de detectar fotogramas y eliminar a la fuerza los videos, solamente necesita que el aparato esté conectado a la red—Resumió—De esos videos… creo que solamente vi el primero, pero no me atrevo a mirar más—Miraba su comida con tranquilidad—¿A qué viene la pregunta? —

—Alguien, no entiendo por qué, nos ofreció una serie de videos que no se encontraban en ninguna parte, entre ellos estaban algunos tuyos—Taelia soltó un pesado resoplido—

—Adivino, es la mafia—El hombre asintió—El día que pueda me los cargaré hasta el último—A Sanderson pareció hacerle gracia esa reacción—Pero ¿Por qué os ofrecieron eso? —

—A mi no me mires—Dijo—Son ellos los enfermos, yo estoy de negocios para el gobierno alemán, ellos vinieron con otros planes—No hacía falta responder más a la pregunta—Aún así, me llamó la atención ver tu rostro en la portada del material que vendían—

—¿Sabes donde está?, me gustaría hacerle una visita—El hombre, riéndose por lo bajo, anotó la dirección en un papel pequeño—

—No te garantizo que esté ahí, pero encontrarás todo su material, casi garantizado—Suspiró—Si lo matas me harías un favor—

—Te lo haré llegar—Se guardó la dirección en su pantalón—

—Entiendo si no me quieres responder, pero ¿Qué pasó en las instalaciones de Gaia?, hay silencio desde ese entonces—Taelia lo miró mientras ladeaba—

—Se metieron con quien no debía y subestimaron a quien pensaron que podían ganar—Resumió—

—Entiendo que tu hermana estuvo involucrada—Taelia asintió—Entonces la instigadora fue Edge… ya veo—

—Ese demonio… algún día dejará de dar… por culo—

—No te llevas bien con ella—

—No es de mi agrado—

Comieron con calma. Cuando estaban quemando tiempo, dos personas de traje entraron al restaurante, por su expresión, parecían compañeros del propio Sanderson.

—Así que era verdad que ella estaba aquí—Asintió uno: Tez morena, alto y musculado, de traje negro, formal y una mirada oscura tranquila, pelo muy corto y puntudo—

—Como siempre, nunca miente—Dijo otra voz masculina: Tez blanca, bajito y escueto, con un traje negro que le iba suelto, pelo rubio largo peinado hacia atrás, con ojos color miel y una expresión de enfado permanente—

—Ellos son dos de mis compañeros, personas de confianza de Bondrewd—Taelia asintió—El moreno se llama Lars, el otro es Axel—Taelia se presentó por educación—¿Ocurrió algo? —

—Solamente a entregar los resultados de la reunión, todo salió bien—Axel entregó una carpeta a Sanderson, quien la ojeó rápidamente—¿Compartiendo tiempo de caridad? —

—Es mejor que estar donde estaba—Respondió, mirándolos con detalle, desde luego su actitud era bastante diferente que la de Sanderson. El moreno era más cauto, parecía medir mejor sus palabras, mientras el rubio soltaba lo primero que se le pasaba por la cabeza, más lanzado a causar una discusión… le recordaba un poco a Odd—

Compartieron un tiempo de caridad, cuando parecía dar por terminada la breve reunión. Iban a bajar, pero Axel parecía querer hablar con Taelia antes de ello.

—No os tardéis, recordad que a ella la está esperando esa chica rara—Refiriéndose a Saraí. Sanderson, junto a su compañero, tomaron el ascensor—

—Seré breve—Estaban en un pasillo solitario, unos pisos abajo, había habitaciones por doquier—Vamos a un lugar más privado—Taelia lo siguió, llevaba la carpeta consigo, no perdiéndola de vista un segundo. Entraron a una habitación, parecía ser la de él. Había algo en un portátil que estaba abierto, pero nada más reconocer el contenido, alejó la mirada, simulando no haber visto nada—Imagino que el calvito te contó que vinimos por negocios y terminamos ayudando a la doctora con otra infectada—Taelia asintió—

—¿Qué con eso? —

—Digamos que la razón por la que queremos mantener la conexión contigo es porque necesitamos que alguien nos informe de cuando algo salga mal, algo que no hagan bien y se sus falencias, nuestro fin es ayudar a que no se comentan los errores de Kiruna, pero no confían en nosotros—

—¿Y por qué debería confiar en vosotros?, sois gente de confianza de su enemigo—

—Porque esa información es de un valor incalculable, y el hecho que la estemos donando en lugar de chantajearlos ya dice bastante—Era verdad—No queremos algo a cambio… digamos monetario o físico, solamente queremos mantenernos al tanto de lo que hacen o dejan de hacer, te daremos lo que nos pidas a cambio de informarnos sobre lo que ocurre aquí y allá con el proyecto de la doctora, no queremos que alguien pase a fas no nos demos cuenta—Su preocupación era la misma que compartía Taelia—

—Si esa es la verdadera razón, entonces lo haré, pero entiende que yo estoy bajo el foco continuamente—El asintió—Intentaré hacerle llegar a Sanderson la información relevante, pero eso no significa que confíe en vosotros ciegamente, a la mínima sospecha, se acabó—

—Me parece justo, mientras no nos vendas al diablo, todo está bien—

—No haré eso, sería muy oscuro por mi parte—Se apoyó en la pared. El hombre asintió, ya habiendo conseguido lo que buscaba, girándose hacia su portátil, dándose cuenta de que había algo incriminatorio abierto, intentó cerrarlo, pero se dio cuenta de algo, al mismo tiempo que Taelia—Ni lo pienses—El hombre soltó una carcajada histérica—

—Entonces estás al tanto de aquello—Refiriéndose a sus videos—

—¿Te esperabas que no? —

—Te sorprenderías—Taelia soltó un soplido, pero algo le pasó por la cabeza—

—¿Qué pides por algo de información adicional que no tiene nada que ver con esto? —El hombre se giró, ahora estaban hablando en el mismo idioma—

—Habla—

—¿Sabes algo del Proyecto Cartago? —El hombre ladeo la cabeza mientras asentía—

—Sé lo importante, también sé que tanto tu madre como Edge los han estado cazando como las ratas que son—Asintió—…Ah, ya entiendo para qué quieres la información—Taelia asintió—Sí, te puedo dar sus nombres y ubicaciones de los que se encuentran en Europa y Asia, quizá algunos ya estén muertos porque Edge acaba con ellos a una velocidad vertiginosa, así que no me culpes si la información no te sirve—Taelia asintió—Cuando te vuelvas a reunir con el cabeza de rodilla te pasaremos toda la información—

—Me parece justo—Sabía que llevaban tiempo con muchos problemas para localizar a más personas de ese proyecto, y, una ayuda externa sería… preciso—¿Con esto te vale? —Con una mano se subió su blusa junto con su sujetador, dejando ver su pecho descubierto, mientras con la otra bajaba su short dejando ver la parte más baja de su vientre. No necesitaba preguntarle que quería a cambio, era el enfermo al que Sanderson se refería y… digámoslo así, tenía experiencia tratando con ellos y tenía medios para defenderse—

—…Es mejor verlo con tus ojos que a través de una pantalla—Suspiró el hombre acariciando su entrepierna, acercándose a ella. Tentado a tocarla—

—No hace falta que te diga las reglas, ¿verdad? —El hombre negó con la cabeza—Bien—Se dejó hacer, juntando sus manos en su espalda, mientras el hombre hacía de las suyas, pasando sus dedos por todo su torso. Se dejó guiar por él hasta que le indicó sentarse en la cama, con él de pie en frente suyo—Hoy no estoy de mucho humor—Le dijo, mientras lo acariciaba por encima del pantalón—Así que haré lo que pueda—Con habilidad logró quitarle el cinturón y la hebilla junto con el botón. Al principio solamente utilizó las manos para estimularlo, notando como él ponía sus manos en su cabeza. Usó su boca y su lengua para continuar con el trabajo, intentando no atragantarse, dejándose hacer por el hombre. Sin esperárselo, pasados apenas un par de minutos de haber empezado, el hombre dejó salir un líquido espeso que ella logró evitar que la tocase, alejándose a tiempo—¿Tantas ganas tenías? —Lo miró con una ceja levantada, pero la expresión de él era… enfermiza, con una cara de excitación preocupante, pero nada que ella no hubiera visto antes, sabía que él quería más, pero no iba a darle esa oportunidad—Creo que es suficiente—Se puso de pie, asegurándose de que no se notase nada de lo ocurrido. Se miró en un espejo que tenía la habitación, mientras el hombre se relamía en su espalda—

—Actuar de esa manera… el señor te educó bien—No le molestó a Taelia eso, pues debía reconocer que parte de ese comportamiento lascivo era culpa de el señor a quien él mencionaba, alguien que sus pensamientos continuamente ella recordaba—

—Una pena que no esté aquí—Se giró hacia él—Nos quedamos en medio de algo—No era algo lascivo como mención especial, sino algo más importante, saber qué fin tenía el experimento de Bondrewd, pues le había prometido mostrarle la verdad en cuanto ella estuviera lista, pero eso nunca ocurrió por su sospechosa y repentina muerte—

—Aún así, usarte para eso…—

—Es la manera más fácil de comprar a gente como tú, además, tengo fuerza para defenderme, en cualquier manera… salgo ganando—Sonrió de manera victoriosa—

—De no ser que le podrías arrancar el alma a bofetadas a alguien… te diría que tuvieses cuidado—Suspiró, colocándose de pie, bebiendo agua de una botella—Intenta no hacerlo mucho—

—Lo mismo va para ti—

—Yo soy un caso perdido, tú aún tienes esperanzas—Tiró la botella a un lado—Tienes experiencia—Le dijo, era una… extraña condecoración—Eres buena—

—No es que sea complicado cuando me obligaron a hacerlo a más de una veintena de personas—Eso pareció aplacar las ganas de Axel—Aún así, supongo que gracias—Tomó otra vez la carpeta con la información de Marcus—¿Vamos? —

Sorpresivamente, bajaron al recibidor con los otros, quienes no se extrañaron, pues había pasado poco tiempo. Al cabo de un rato, a varias calles de ahí, Taelia estaba subida en el mismo coche de antes, con Saraí en él.

—Información muy valiosa… sobre Marcus, además—Dijo la cuidadora, ojeando la carpeta—

—Me contó también qué pasó con sus padres… es muy triste—Saraí señaló la carpeta, donde se indicaba en dos páginas un resumen de la historia que Sanderson le había contado—Espero que sirva de algo—

—Sirve, y mucho, nos ayuda a comprender más su comportamiento y las variantes usadas, puede que para ti signifique poco, pero para nosotros es mucho—Cerró la carpeta—¿Algo más? —

—Me gustaría deshacerme de una persona que está vendiendo material ilegal—Le enseñó la dirección que él le había dado—¿Puedo? —

—Cuéntame que ocurre y avisaré a una pareja para que te acompañe.

Taelia quería hacer una visita exprés a una persona que debía irse al más allá, pero también debía tener cuidado, sabía que personas de NEXT estaban sueltas.

Debía hablar con Edge para saber qué harían con los dos niños fugitivos, pero ya tendría tiempo para ello.


CONTINUARÁ—

Próximo capítulo: Estrella en ascenso


Muchas gracias por leer.

17 mil palabras, un récord mi gente, espero que el capítulo sea de vuestro agrado.

Y… poco más que decir, me disculpo por la tardanza.

Vamos con lo otro.

Reviews:

Titokenny01: Si, la verdad que debo ser más específico a lo que un "deseo" refiere, porque no es como tal cualquier cosa, ya lo aclararé pronto. Sí, el problema es saber cómo se hará que la paz dure, ¿Quién sabe?, igual es duradera. Junto a lo otro, veremos si no sale una infección no deseada. Poco más. Muchísimas gracias, Víctor. Te agradezco un montón que sigas aquí.

Draoptimusstar3: Debe haber una buena coordinación, pero eso deben mejorarlo, será una buena herramienta en el futuro, quién sabe, cercano. Siempre debe existir una fuerza que no permita que una prevalezca sobre las demás, actuar de equilibrio. Y poco más. Muchísimas gracias por leer, Draop. Espero que el capítulo te guste.

Y nada, están siendo días pesados, pero seguimos aquí, dándole duro al asunto.

¡Hasta otra!

Adiós.

Never give up, never surrender.