Estrella en ascenso
Por el camino analizaron la información que Taelia había recabado más lo que ella quería hacer esa misma noche. Por su trayecto en las atestadas calles de la capital occidental (1), comprobaron que la persona que les habían referido era un buscado traficante de material ilegal a lo largo del país y… ahora que tenían su ubicación exacta, no podían decir que no.
—¿Qué plan tienes? —Comenzó la cuidadora, leyendo el reporte que tenía en sus manos—
—Voy, lo encuentro, se muere y escapo—Resumió—Iré con otra pareja, ¿no? —
—Estarán en la sombra—Dijo—Bueno, puedes defenderte—
—¿Y dejar rastro? —Preguntó otro de los presentes—
—Siempre puedo quemar todo y no dejar huella… si escapo lo suficientemente rápido, no sabrán qué les golpeó—Aseguró la pelirrosa—¿Puedo? —
—Vamos a la zona indicada, cuando estemos ahí ya veremos que hacer exactamente—Taelia asintió—
El camino fue silencioso y algo tortuoso, ya que el inmenso tráfico hacía complicado desplazarse. Sin embargo, en buen tiempo lograron llegar a su destino, una zona aledaña al centro de la ciudad que estaba llena de callejones paró el coche en una zona central.
—Lleva esto contigo, nos ayudará a contactar contigo—De su bolso sacó unos manos libres bastante discreto, Taelia lo recibió, poniéndolo en su oreja, probando su funcionamiento—Lleva este cuchillo contigo—De una cajita metálica, sacó un puñal algo curioso, con la empuñadura envuelta en cinta oscura, con la hoja afilada y lisa por un lado en contraparte con el lado dentado que se mostraba por el otro. Lo llamativo era el color negro carbonizado que se veía en la hoja metálica—Hagas lo que hagas, no toques el metal ni te cortes con él, está hecho con Varanium, ya sabes de qué va—Sí, sabía que si tocaba ese metal podía hacerle mucho daño. Devolvió su navaja y la cambió por el puñal, con una hoja bastante llamativa y perfecta para lo que quería. La guardó en su mochila, con cuidado de no dañar nada—
—Habéis accedido fácil a esto—Resaltó la pelirrosa, moviéndose por el coche—
—Considerando que estamos hablando de un traficante… por mí se pueden ir al infierno—No le hacía gracia ese comportamiento a Taelia, pero iba a dejarlo pasar—Así que sé rápida, la persona que te estará observando te contactará en breve—
Taelia salió del coche al poco rato, guiándose por las calles y callejuelas de la inmensísima ciudad de Tokio, buscando con la mirada un sitio entre calles oscuras. Tras veinte minutos de búsqueda, dio con su lugar, un callejón oscuro en el que había una casa de dos pisos al final de esta, la cual se extendía a lo ancho de las paredes estrechas. Cuando dio el primero paso dentro, una voz le habló.
—Te estoy viendo—Una voz suave y familiar le habló por los manos libres—Ten cuidado—
—¿Tina? —La aludida hizo un sonido afirmativo—Si ves algo sospechoso… avísame—
—Ten cuidado—Repitió en voz baja—
Taelia caminó con las manos en los bolsillos, en el que uno de ellos llevaba su puñal, listo para sacarlo. Miraba la casa mientras pasaba sin hacer contacto visual con los presentes, que eran pocos, pero sus miradas eran… curiosas, esquivas, agresivas… Se acercó hasta la puerta de la casa, una corrediza que estaba entreabierta, pero no se veía nada en el interior, estando todo muy silencioso.
—Hay actividad en el segundo piso—Dijo la voz. Taelia asintió, entrando con cuidado por la puerta, viendo una casa desordenada sin presencia humana. Latas, comida y platos desperdigados por la sala de estar. Sorteó los pasillos con cuidado, agudizando sus sentidos mientras subía con cuidado por las escaleras—Dos personas—
—Me haré cargo—Respondió en un susurro. Se asomó por la única habitación con luz de ese piso, viendo a un par de personas de pie, viendo con mucho entusiasmo el contenido de un televisor sobre una mesilla, donde solamente necesitaba escuchar para saber qué estaban viendo. Preparó el puñal, dejándolo en su mano derecha, entrando lentamente tras ellos, fijando su mirada en el que más atrás estaba, sin perder de vista al otro. Movió su cuerpo como un péndulo dejando que el puñal entrase por el cuello, desgarrando la piel y arañando el hueso, provocando un manantial de sangre, lo que llamó la atención del segundo, que no tuvo tiempo a reaccionar, llevándose una puñalada en el vientre, seguida de otra en el pecho, cayendo bocabajo junto a su compañero—¿Ves algo más? —
—Negativo, ¿qué piensas hacer? —
—¿Crees que quemar todo esto sea mala idea? —
—…Voy a decir que no—No se le notaba segura—Date prisa, parece que sospechan—Taelia echó un vistazo por todos los estuches de DVD presentes, en los que algunos solamente eran portadas en negro con un título en blanco, mientras otros tenían portadas mucho más elaboradas, mostrando el contenido en miniaturas. No tardó mucho en encontrar lo que Sanderson decía de ella, un par de estuches de DVD en los que se podía ver a ella misma en la portada, desnuda, con las manos esposadas en la espalda y los ojos vendados, arrodillada en el suelo con la piel llena de rasguños. Un escalofrío recorrió su columna vertebral—Es bastante más horrible de lo que me imaginaba—
—¿Puedes ver? —
—Algo, pero solo portadas, me gustaría ver más, pero el Shenfield no puede transmitir imágenes—
—Creo que acabé de mirar aquí—Dijo—Voy a quemar este sitio—Rebuscó entre todo, encontrando aceite y un encendedor, no era mucho, pero, desde luego, era algo—
—No vas a hacer mucho con eso, déjame a mí, en cuanto escuches el disparo, sal corriendo por los tejados—
Taelia obedeció. Cubrió todo con cera y aceite que encontró, junto con más materiales inflamables, asegurándose de cubrir todos los DVD. Encendió fuego con el encendedor, pero era poco aún. Se alejó hasta la entrada, escuchando un estruendo justo en su espalda, seguido de una explosión y una llamarada que por poco la alcanza. Al fijarse dentro, estaba la habitación en llamas, siendo consumida muy rápidamente gracias a la madera y el material. Taelia salió por una ventana a gran velocidad, viendo como la humareda se extendía y el pánico se abría paso por el callejón.
—Bien, me encargaré de que ese sitio arda en mil pedazos—Se escuchó un segundo disparo y una segunda explosión, aumentando la llamarada que se podía ver desde la casa—
—Gracias, supongo que me quedaré a vigilar que nadie haya visto algo—
A pesar del caos inicial, la gente presente y pasante no hizo nada para impedir el incendio, el cual se iba expandiendo rápidamente por toda la construcción. Taelia lo observaba desde lo alto de un edificio de pocas plantas, no pareciendo que alguien se hubiese percatado de su presencia.
Al rato, cuando pensaba en irse, notó la presencia de un promotor con su iniciador, ya que había visto al chico en las instalaciones el día de antes. Hicieron contacto visual, el cual se rompió cuando Taelia dio media vuelta y comenzó a saltar por los otros tejados, buscando una manera poco llamativa de volver a la acera. Escuchó a alguien siguiéndola por lo cerca, por lo que aceleró el paso, pero aquella persona parecía no rendirse y, tras pocos minutos, se dio vuelta para encarar a ese iniciador, el cual se acercó peligrosamente a ella, siendo recibido por una patada que lo detuvo en seco.
—¿Qué pasa? —Preguntó de primeras—No tenéis nada que ver aquí—A sabiendas de si le entendía (o no), simplemente se giró—
—¿Entonces causaste el incendio? —Escuchó el cargar del tambor de un arma de fuego en su espalda—
—Baja eso o tendremos un problema, esto es algo secreto—Se giró de vuelta al muchacho, sacando su navaja. Él parecía tener las cosas claras, pero un zumbido lo hizo cambiar de parecer, al darse cuenta de que encima de Taelia, a escasos metros, un pequeño aparato suspendido en el aire apuntaba con el lente directo a su rostro, reconociendo su procedencia—
—¿Por qué no se va? —Preguntó la francotiradora desde su posición—
—Haz lo que quieras, niño—Se lanzó al vacío, dando saltos muy rápidos sobre tejados y salientes de ventanas hasta caer al pavimento, viendo como el iniciador se alejaba—Gracias por el aliciente—
—De nada, nos vemos después—Tras eso, Taelia desconectó sus manos libres y lo guardó cuidadosamente en su mochila. Sabía dónde tenía que ir para que la recogieran y si bien el sitio era bastante alejado para ir caminando, con la poca gente presente y el casi inexistente tráfico de la zona hizo sencilla su odisea.
Se encontraba en el edificio de oficinas del área de Tokio, hablando con Saraí, quien pidió hablar a solas con ella en una sala de reuniones.
—¿Qué ocurre? —Era extraño que quisiera privacidad con ella—
—Al parecer el mensaje de tu madre caló más profundo de lo que nosotras esperábamos—Dijo finalmente, dejando a un lado el reporte de Marcus—Pero está dentro de lo esperado, amenazó con cortar su ayuda al proyecto si no dejaban de tratarte de esa manera—
—Es muy sobreprotectora—Se dijo a sí misma en voz alta—
—Pero lo es en su justa medida—Le recordó—En fin, quería hablar contigo de esto—Tenía un portátil en la mesa donde estaban sentadas. Taelia se acercó hasta su lado, fijándose en el monitor, salía Milly en varias fotos que le habían hecho tras el accidente—¿La recuerdas? —
—Como olvidarla—Asintiendo—Va a la misma academia que yo—
—Según nos comentó Evangeline, quien la está cuidando mientras Edge no puede, habló con la segunda sobre la posibilidad de inyectarle el virus como última medida—Hizo una pausa para medir la reacción de Taelia—
—¿De verdad va a ir a la solución final así de sencillo? —
—Eso parece—Asintió—La razón parece ser que la medicina… o sea cual sea el brebaje químico que le estaban inyectando, ha comenzado a mostrar efectos adversos—Pasó las fotos, mostrando algunas de sus piernas previas a la operación en las mismas—Su movilidad es reducida y apenas puede ponerse de pie… el daño en su columna vertebral es bastante serio—Hizo una pausa, la adolescente escuchaba atenta—No es la primera vez que hacemos que una persona casi cuadripléjica recupere la movilidad completamente, pero es un proceso doloroso y tortuoso—
—¿Qué tengo que ver ahí? —
—Que la intentes tranquilizar y… concienciar sobre lo que le va a ocurrir, si Edge va a hacer valer el contrato que firmamos con los padres de esa niña, que se haga bien—Taelia asintió—Es una tarea que parece sencilla, pero que es muy importante—Siguió pasando fotos—Lo hemos comentado en una reunión sobre la posibilidad y… solamente el mencionar que está bajo cuidado de Edge generó muchísimas expectativas—
—Aun cuando no hay nada seguro—Saraí asintió—Vale, es un trabajo que puedo hacer… si de verdad va a pasar eso, me gustaría que no… sufriera igual que nosotros—
—Depende de vosotros que su proceso de adaptación sea rápido y lo menos doloroso posible—Miró a Taelia—¿Puedo encargarte esta tarea en caso de que se cumpla finalmente? —Ella asintió, segura de su decisión—Buena chica—
El sí fue una buena idea, o no, tendría que verse en un futuro cercano, pensaba Taelia. Mientras, en el otro lado del planeta, Aelita estaba más ocupada con Edge que pensando en otras cosas que le irrumpían. Era casi media tarde ya en ese punto del mundo.
—¿Cuándo vas a estar bien? —Se preguntó, saliendo de la habitación donde estaba Edge, con una bandeja en sus manos, dejándola en la cocina—Pero…—Tenía un paquete abierto en la sala de estar: Los guantes que le había mencionado el responsable de Edge: De un color plateado, con apariencia de tela delgada, estaba recubierto de una textura metálica muy peculiar, con un patrón perfeccionado por el metálico hilo que se acentuaba en la parte inferior de la mano. Solamente recubría la muñeca, pero parecía más que suficiente. Los agarró y volvió a la habitación, viendo como Edge estaba recostada bocarriba, jadeando ligeramente mientras el sudor iluminaba su blanquecina piel. Se sentó en el borde de la cama, tomando uno de los guantes y la mano correspondiente, poniendo ambos con cuidado. Al ponerse de pie, notó que, por instinto y quizá por el calor, intentó quitárselo, pero la reacción de la pelirrosa fue impedirlo, algo que despertó a la albina, quien parecía desconcertada.
—No… siento nada—Intentó levantarse, se notaba que estaba desorientada—
—Tranquila—Atajó la pelirrosa, obligándola a verla—Llevarás los guantes por un tiempo, así podrás impedir que te pongas peor si es tu… poder el que lo está causando—
—Pero… no puedo… hacer nada—
—Sólo será un tiempo—Le dio un beso en la mejilla—Vendré a revisar que no te los hayas quitado—
Salió de la habitación, dejándola descansar. Se sentó en la sala de estar; tenía calor, solamente llevaba puesta una blusa sin mangas y un pantalón corto, algo diferente a lo que usualmente llevaba, pero esos días el calor parecía ser el principal protagonista.
Había intentado quedar con Jeremy por esos días, pero una serie de extrañas casualidades le impidió poder lograrlo, aun así, lo tenían ya agendado para quedarse unos días en casa del otro. Lo habían hecho el verano pasado y no había ocurrido ningún problema, al menos, en casa de Jeremy. Sin embargo, si había alguien cerca que le hizo una vista no sorpresiva, pues se sabía que iría a verla. Poco menos de media hora después, alguien tocó la puerta principal.
—¡Richard! —Saludó la pelirrosa al verlo, abrazándolo. Él correspondió, entrando con la pelirrosa a casa, cerrando suavemente la puerta—No creía que estuvieras cerca de verdad—
—Hay una repavimentación de una calle aquí cerca, así que estaré por estos lados de manera intermitente—Entraron en la sala de estar, dejando sus cosas ahí—¿Dónde está esa chica? —
—Edge está en su habitación, sigue débil de la pelea del otro día—Recordó—Aún le costará un par de días, imagino—Richard asintió, entendiendo—
—¿Y tu hermana? —
—Volverá en unos días—Dijo—Mamá no volverá hasta tarde la noche—Le había ofrecido ir con ella, pero Aelita no quería dejar sola a Edge. Se sentaron en el sofá, bebiendo algo de té helado mientras hablaban—
—Qué manera tan místicamente estúpida en la que ha cambiado nuestras vidas—
—Y que lo digas, sobre todo la mía—Bebió de su vaso—Espero que esto se calme en algún momento—
—Bueno, ya no tenéis enemigos, ¿no? —
—Yo… no, ella sí—Comentó por encima el problema relacionado con Next—No sé quién está tras ella, pero… es la única organización o proyecto o lo que sea que está tras ella—
—Y en ese estado es complicado que haga algo—Aelita asintió—
—También tenemos que hablar con otra organización para terminar esta tarea y que nos dejen de meter en medio—
—Pero…—
—No sabemos cómo contactar con ellos—Acertó—
—¿No tenéis contactos? —
—Tengo que esperar a que Edge esté bien para preguntarle sobre ese tema—Dejó su vaso vacío encima de una mesita que había frente al sofá. Richard se fijó que ella aún llevaba puesta una venda en su antebrazo—
—¿No te habías curado ya de la herida? —Preguntó tomando por sorpresa a la pelirrosa—¿Por qué la venda? —
—No… me gusta cómo se ve—Se quitó la venda con solo un par de vueltas a su antebrazo, dejando ver la extraña cicatriz que había dejado: Notable y alargada por culpa de la cirugía para extraerle la esquirla, aquella que se había fragmentado para aumentar el daño, por suerte, ese no fue el caso—
—Es verdad, se ve algo rojiza aún, es… rara—La acarició suavemente—Pero no puedes llevar la venda por siempre—
—Mamá me deja—Aseguró—Y… hasta que no se note menos, la llevaré—Era entendible, pues a simple vista era un rasgo notable. Volvió a poner la venda en su lugar—Cada vez que recuerdo cómo ocurrió, pienso que tuve demasiada suerte—
—Pudiste haber muerto y nadie se habría enterado—Ella asintió—Pero no ocurrió y por eso estás aquí—Aelita sonrió—
—Sigue siendo mi culpa, ¿sabes?, era yo quien quería hacer todo sola—
—No tienes por qué culparte de ello, obtuviste lo que buscabas, aunque no fuera de la manera buena—Aelita entendía su punto, pero no le encontraba mucho sentido. Antes de poder responder, escucharon un golpe a la pared que venía de la otra habitación. Aelita se levantó rápidamente para revisar, volviendo a los pocos segundos soltando un resoplido—
—Vamos a mi habitación—Sin cuestionarse mucho la petición, el pelirrojo obedeció—
—Es bonita—Dijo, sentándose en la cama—¿Qué pasó? —
—La estábamos despertando con todo el ruido—Dijo, sentándose en la silla que estaba junto a un escritorio, suspirando y bostezando seguidamente—
—¿Cansada? —
—Algo—Él se recostó en la cama, Aelita lo imitó, recostándose a su lado, pero bastante cerca, pues la misma no era muy grande para los dos. A pesar del calor, la habitación estaba notablemente más fría, por lo que estar cerca de otra persona no era un gran inconveniente—¿Pensaste otra vez en lo del otro día? —Le preguntó en voz baja, jugando con sus dedos—
—… ¿Lo del otro día? —Pensó, intentando recordar de todo lo que había pasado recientemente—¿De la última vez que estuvimos en mi casa? —Aelita asintió—Ah… eso… —Suspiró—No sé si esperabas que lo olvidase… ¿no? —
—No es que fuese posible—Se quejo. Richard giró su rostro al de ella—
—¿Qué estás insinuando? —Aelita pensaba, pues cuando la IA se fue apenas si hablaron sobre el recuerdo en sí, solamente hablaron sobre lo ocurrido y… nada más, no sentían remordimiento alguno, bueno, él no, Aelita aún estaba bastante contrariada, pero sabía el significado de su sentimiento, uno que desaparecía cuando estaba con Jeremy, pues se olvidaba del resto de cosas al tener una facilidad tremenda para conectar con él a la mínima—
—Solamente… recordaba lo ocurrido, lo… repentino que fue—
—Bueno, así es como siempre comienza, lo entenderás en el futuro—Aelita se echó a reír por lo bajo—Es la verdad—
—Si tú lo dices…—En tono de burla—
—¡Oye! —Se quejó—Contrario a la creencia popular, tuve pareja y no moriré virgen—Eso hizo aún más gracia a Aelita—
—No entiendo por qué es tan importante eso…—
—Estupideces de universitarios, no lo entenderías—Insinuó—Aún eres muy joven—
—Lo dice la momia egipcia—Ambos rieron ante esa broma malísima. Aelita se acurrucó a su lado con sus manos bajo su barbilla, cerrando los ojos mientras escuchaba el sonido del exterior. Poco a poco fue subiendo sus dedos hasta alcanzar el rostro de él, quien se limitaba a observar, curioso, lo que ella hacía. Al final se vieron a los ojos por un par de segundos—
—¿Y bien? —Aelita simplemente negó con la cabeza mientras suspiraba—¿Quieres dormir un poco? —
—Quizá pase algo emocionante si lo hacemos—
—¿Qué tiene de emocionante dormir? —
Richard se vio bajo los brazos de Morfeo a… una velocidad bastante notable, comparado con lo que usualmente solía tardar para dormir, sintiendo una cálida sensación al poco rato.
El pelirrojo abrió sus ojos, cegados por una luz natural potente, que apenas pudo reconocer como un potente sol. Escuchaba algunas voces de fondo que parecían divertirse con la situación.
—Anda, pero si estás aquí—Dijo la voz de Aelita, a la que sí pudo reconocer. Él se restregó los ojos, aclarando su visión—
—¿Dónde estoy? —Levantó su torso, viendo la grisácea habitación y la cómoda cama en la que estaba recostado—Esto… se siento muy extraño—
—En… un espacio imaginario, vuestro cuerpo está durmiendo, pero vuestra conciencia está aquí presente con nosotras—Dijo una voz tímida al lado de la pelirrosa, al verla, Richard vio a Miyu, aquella misteriosa pelinegra—Miyu—
—Richard—Se presentó rápidamente, colocándose de pie, acercándose a la ventana—¿Cómo es que…? —
—Es una larga historia—Susurró la pelinegra, jugando con sus dedos—En resumen, estás aquí porque estás en contacto físico con Aelita, de otro modo no podría hacer esto—
—Ella tiene que haberte… sentido antes de poder traerte, pero el estar dormidos cerca le permitió traerme junto contigo—Secundó la pelirrosa—También está Edge, pero está en otras cosas—Al poco rato salieron de la habitación y se adentraron por los laberintos de la cantidad extraña de pasillos que tenía el palacio, llegando por fin a su destino; La habitación del mapa extraño que les permitía ver el flujo de energía. Al entrar, vieron a Edge jugueteando, curiosa, con el mapa, estudiando las líneas de lugares extraños. Se giró al escucharlos entrar, sorprendiéndose por ver al pelirrojo—
—De todas las personas…—Dijo la albina, saludándolo con el brazo—¿Cómo llegaste aquí? —
—Estamos dormidos juntos y eso le permitió secuestrarlo aquí—Respondió Aelita—
—¿Esto lo creaste tú? —Interrumpió él, preguntando a la Neo, pero ella negó con la cabeza, apuntando a Miyu—
—Seguro pensabas que yo era una persona muy extraña y poderosa, pero ella es diez veces más que yo—Sugirió—Ella es la responsable de crear este sitio—
—Mi cuerpo físico se mantiene encerrado en las profundidades de una instalación secreta, pero logré crear una gran red de energía por todo el mundo, así que puedo ver y sentir lo que la humanidad está haciendo en todo momento—Inquirió Miyu, mirando el mapa con detenimiento—No te preocupes, no tengo malas intenciones con nadie—
—¿Y tanto poder tienes para… secuestrar su conciencia? —Preguntó Richard, indicando a la IA, quien le miró de reojo, esperando la respuesta—
—No, dado a su naturaleza, en condiciones normales no sería capaz de atraparla para que venga aquí, pero ahora está en un punto bajo de energía y traerla es fácil, es decir, si una persona puede concentrar mucho poder, no puedo secuestrarla, pero ese no es vuestro caso particular—Respondió la pelinegra—
—Veo que tienes muchas preguntas—Burló la pelirrosa al muchacho, quien asintió mientras se reía entendiendo realmente poco de lo que la misteriosa chica trataba de explicarle—
—No voy a preguntar, no te preocupes—Asintió este—
—El resumen es que esto es lo más cercano a un sueño lúcido—Asintió Miyu, mirando al muchacho—No necesitas saber más—
—¿Y eso? —Señaló el mapa que la IA estaba mirando, algo que llamó la atención de esta—
—Cómo explicarlo…—Susurró Edge, revisando una zona en específico, apoyada con su mano en su barbilla—Al igual que el agua sigue su flujo por todo el planeta, la energía que en la misma existe transcurre de igual manera, la diferencia es que esta energía puede ser manipulada o alterada para causar desastres—Se giró hacia él, quien miraba el enorme mapa con asombro—¿Te suena algo de una gran tragedia que ocurrió recientemente? —
—Lo del golfo de Bretaña, si—Rápidamente recordó que Aelita le había dicho algo de ese tema, pero no había entendido del todo qué había causado el huracán fuera de un fenómeno natural—¿No fue un huracán natural? —Las tres negaron con la cabeza—
—Hoy en día… no tenemos claro qué fue lo que pasó exactamente, pues tenemos tres historias distintas y ninguna parece tener demasiado que ver una con la otra—Suspiró—Lo único que sí es seguro es que fue producto de una gran acumulación en un punto concreto—
—¿Y alguien puede provocar eso? —
—De las veces que he visto algo cercano… voy a decir que difícilmente una persona puede provocar algo como eso—Siguió la pelinegra—Lo positivo es que ahora lo que estuviera mal, ya no lo está porque Edge lo arregló, pero…—
—Sigue siendo algo importante que no hemos descifrado aún—Secundó la albina, mirando de reojo al muchacho—Incluso ahora, tiempo después, hay quienes siguen pensando que la culpa es totalmente mía por pelearme con Zack, pero… hay alguien que utilizó un gran catalizador para provocar ese desastre, el caso es… ¿Quién? —Se puso de pie—
—Sigue siendo un tema preocupante, ¿eh? —Amenizó él, intentando quitarle algo de ánimo al asunto—
—Preocupante únicamente por dos cosas—Asintió Edge, señalándolo—Que me están echando la culpa y que no sabemos quién ni cómo logró hacer eso sin que nadie se diese cuenta—
—¿Nadie…? —
—Nadie que nos hayan querido decir—Puntualizó—Honestamente… no me importa mucho, el problema se solucionó y el mapa no muestra nada más, no queda ni un rastro de lo ocurrido salvo la destrucción del terreno—
—De verdad, tenemos que hablar con Corporación Guardián cuanto antes para zanjar estos temas y descartar posibles culpables—Siguió la pelirrosa, apoyada sobre una pared—
—¿Aún estáis con ese tema? —Preguntó la pelinegra, curiosa—
—Si Edge no despierta, no puedo hacer mucho por mi cuenta—Agregó Aelita, haciendo un pequeño mohín—Debería estar mejor para esta noche… parece que los guantes hicieron un buen trabajo—
—Guantes… ¿De dónde los sacaste? —Preguntó esta—
—Hablé con tu encargado del proyecto Neo y tras comentar la situación me ha dado eso—Dijo—Así que, cuando estés bien, iremos unos días a su centro para que puedan revisarte—
—No hace falta—Susurró esta mientras la miraba de reojo—
—Ellos saben mejor que nadie cómo tratarte si tienes algo mal—Asintió—Así que iremos de igual manera, quién sabe, igual hasta obtenemos algo de información sobre los que estás buscando—Referenciando al proyecto Cartago—
—Bueno, primero nos tendremos que encargar del problema de esos dos niños fugitivos—Eso llamó la atención de Miyu. Edge se dio cuenta—Hay dos niños que están infectados con el mismo virus que Taelia y… tenemos que ir a buscarlos—
—¿Y si es tan importante por qué tienen que esperar a que lo hagas tú? —Preguntó el pelirrojo, apoyado en la pared de brazos cruzados—
—¡Yo qué sé! —Se quejó esta, extendiendo sus brazos hacia los lados—Al parecer son demasiado inútiles para poder parar a un par de niños—
—Eso, o que hay alguien intentando conseguirlos—La Neo ladeó la cabeza por un par de segundos, negando—
—Lo dudo, aunque no lo descarto del todo, tendríamos que ir a investigar—Richard parecía tener otra duda—
—¿Cómo es que algo tan importante y peligroso está teniendo tan poco control? —
—Veo que también lo notaste—Se apoyó contra la pared, con los brazos cruzados—No entiendo qué control están teniendo, pero si uno de esos niños pierde el control de su cuerpo, ríete tú de la atención mediática que tuvo el huracán—
—Escuché a la anciana decir algo similar—Secundó Miyu—Parecía preocupada porque nadie lograba tener un control real sobre lo ocurrido en la base de Kiruna—
—Primero se pensó que estaban todos muertos y luego resultó que sobrevivieron varios de alguna mística manera—Suspiró—Tenía que haber electrificado el terreno—
Dos días habían pasado desde aquella noche en la que Taelia había incendiado casi todo un vecindario y había destruido material ilegal por un valor monetario incalculable. Desde eso, la adolescente estuvo en el edificio de la capital nipona ayudando con tareas varias de preparación de los guardias civiles, ¿la razón?, la directora Saraí la quería cerca, ya que la llamada de Anthea había causado un fuerte malestar entre la junta directiva del proyecto, algo que hacía particularmente gracia a la mencionada.
Estaba en su habitación, recogiendo sus cosas y empacándolas en la pequeña maleta que había llevado con ella. Estaba con el pequeño en la habitación, dando saltos a su lado mientras terminaba de empacar. Cabía destacar que no había visto ni hablado con Pavel ya que desde aquel día parecía estar evitándola… tampoco tenían algo que hablar, el orgullo los consumía desde dentro.
Cerró la cremallera de la maleta, dejándola de pie junto a la puerta de la habitación.
—¿Por qué te tienes que ir antes? —Preguntó el niño de primeras, agarrando su antebrazo derecho—
—Tengo cosas que hacer en casa y me han dejado volver, pero no te preocupes, nos veremos cuanto antes—Le dio un beso en la mejilla. Salió de la habitación junto con él, bajando por las escaleras mientras se despedía de los compañeros que la saludaban al paso. Al final, luego de poco rato, terminaron en el garaje subterráneo—¿Ya está todo? —Preguntó a la doctora, quien estaba supervisando todo—
—Volverás con un pequeño comité que comenzará a preparar las cosas en el nuevo laboratorio, con suerte, lo tendremos listos a finales de año—La caravana de coches era cuantiosa cuanto menos. Taelia se limitaba a observar sus alrededores con curiosidad—¿Ocurrió algo importante que debamos saber? —
—¿A qué te refieres? —Preguntó. Estaba algo fuera de onda con lo que sea que la doctora quisiera decirle—Si es por la llamada de mamá, no tengo por qué deciros algo—
—Vale, ya te entiendo—Suspiró—Tus compañeros se quedarán un tiempo más y en cuanto a Pavel, volverá cuando tengamos la fecha exacta de la operación de rescate—Taelia asintió, comprendiendo lo que quería decirle—
—Espero que no los perdamos de vista por estar esperando a Edge—Musitó—No sé qué están esperando para intentar atraparlos—
—Que no pueden, lo han intentado, pero han salido heridos en múltiples ocasiones—Respondió con sutileza—Sin mencionar que hay terceras partes involucradas… solo espero llegar a tiempo—
—¿Terceras partes? —
—Ya lo sabrás, pero deberías imaginártelo, más organizaciones que querrán tenerlos, tienen un valor incalculable para cualquiera que logre amaestrarlos—Y era verdad. Los que supieran las características de los niños malditos, por llamarlos así, a pesar de su inmenso secretismo, no escatimaría recursos en intentar hacerse con uno o dos, después de todo, eran herramientas perfectas con las que poder experimentar o sacar dinero de alguna manera—
—Tengo el ligero presentimiento que iremos de caza una vez más—
Se subió a uno de los coches de la caravana que la llevaría hasta el aeropuerto internacional de Haneda, el mayor del país. Cruzaron el gran puente de la bahía de Tokio y, gracias a la luz artificial, el espectáculo de luminotécnica arquitectónica era simplemente hipnotizante. Llegaron sin problema a una de las puertas del aeropuerto, viendo que su vuelo estaba ligeramente retrasado. Eran un comité de unas treinta personas, algunas de seguridad que rodeaban a Taelia, quien simplemente estaba sentada en el suelo dibujando en su cuaderno, cuando escuchó una voz conocida que llamó su atención, alzó la mirada, a unos metros de ella estaba Yumi con la chica del otro día, Nagase. Taelia gritó su nombre, llamando su atención.
—¿Taelia? —Se preguntó Yumi, acercándose hasta ella—¿Qué haces aquí? —La ayudó a ponerse de pie—
—Volveré a casa hoy—Dijo—Hubo un cambio de planes… ¿y vosotras? —
—Papá tiene volver por un tema de su trabajo y lo acompañaré, mamá se queda con Hiroki—Se giró hacia Nagase, traduciendo la conversación—Ella me está acompañando mientras sale el avión—Se dio cuenta de que algunas personas la miraban con desdén—¿Esta gente va contigo? —Taelia asintió—
—No te preocupes por ellos—Se giró hacia dos de seguridad que estaban cerca de ella, indicándoles estar tranquilos, los cuales asintieron—Disculpa si se comportan mal, están bastante paranoicos—Susurró a las dos, Yumi tradujo para Nagase—Espero que a Aelita le guste su regalo—Cambió de tema—
—Igualmente, aunque… quien sabe—Chasqueó los dedos—Escuché una canción de ella en la radio cuando veníamos hacia aquí, parece que está gustando bastante—
—¿De verdad? —Yumi asintió—Me impresiona—Recordó el tema de la amnesia—…Te tengo que contar algo importante—Se alejó de los guardias para asegurar algo de privacidad, acercándose a un gran ventanal donde estaba la puerta de embarque—Aelita tiene amnesia—Yumi se quedó estática—Hubo un enfrentamiento con esa vieja asquerosa y… bueno—Contó todo lo que sabía del tema—De momento no recuerda nada de su etapa como artista—
—¿Nada? —Taelia negó con la cabeza—Lo que nos faltaba, volver al comienzo—
—Es algo que puede desaparecer de un día para otro, pero sin Edge o sin poder ir al estudio de grabación aún, es complicado poder hacer que recuerde, mamá lo ha intentado, pero no sé qué tanto éxito haya tenido—
—¿Crees que pueda recuperar la memoria? —
—Si, pero no me importaría que no lo hiciese—Yumi alzó una ceja—No me malinterpretes, estoy feliz viendo cómo triunfa, pero entiende que mamá necesita un bajo perfil y si Aelita se vuelve famosa a nivel mundial eso nos meterá a todos en un lío tremendo—Yumi entendió en ese momento—Su carrera depende de mamá y de Edge, cuando ellas digan que se acabó, no habrá nada que hacer—
—Es… injusto, ¿no? —Taelia asintió mientras bostezaba—Aun así, me parece correcto, si eso les supone un problema, ella debería de estar de acuerdo en tener que solucionarlo—
—Es un pedazo de artista, pero también es muy inocente en estos temas, si no tiene cuidado, la fama se la puede comer—
Hablaron durante un rato hasta que, por fin, el avión salió con su destino: París.
El trayecto fue bastante largo, pero ameno, ya que pudieron cambiar sus asientos para estar juntas, lo que pareció no molestar a los que iban con Taelia, quienes iban a sus propios temas.
Tras una corta escala en Europa, llegaron a su destino, donde separaron sus caminos, ya que Taelia se encontró con una inesperada persona en la puerta de salida.
—¡Mamá! —Corrió a sus brazos, fundiéndose en un abrazo—
—Sólo han sido un par de semanas—Dijo con voz risueña, aceptando el abrazo—¿Fue bien el viaje? —Ella asintió. Tras guardar sus cosas en el maletero. Salieron del gran aeropuerto en dirección a casa—Estoy planeando algo para Aelita, espero que sea algo bonito—
—¿Exactamente qué es? —Anthea se lo contó, Taelia parecía emocionada. Para nosotros, es aún pronto para saber sus planes—Ayudaré con lo que pueda—
—Gracias, limpiar la Ermita es un trabajo titánico para una persona—
Evitando algunas zonas problemáticas de la ciudad, llegaron a su casa en cuestión de una hora. Entraron a la misma con la calma, viendo a Edge, recostada sobre lo largo del sofá mientras apoyaba su cabeza en el regazo de Aelita. Estaba despeinada, con una cara somnolienta, pero algo más despierta.
Ambas se percataron se su presencia, saludándola.
—Vaya, mira quién ha vuelto—Saludó Aelita, abrazando a su hermana, quien se acercó de propio. Edge la saludó con la mano de manera perezosa—
—Veo que estás mejor de lo que me contaba Aelita—Dijo la adolescente a Edge, quien asintió—
—Los guantes parecen funcionar—Dijo la aludida—A todo esto, ¿no ibas a estar un tiempo más? —
—No es que tuviera mucho que hacer allá, apenas me dejaban hacer cosas—Asintió—Prefiero aprovechar este tiempo muerto estando en casa—
—Bueno, también tenéis que ir por aquellos niños, ¿no? —Terció Anthea, bajando de su habitación. Taelia asintió—Poco a poco—Edge estiró su cuerpo, levantando su torso—
—La doctora me contó tus planes—Dijo la adolescente a Edge, quien ladeó la cabeza—Sobre Milly—Dándose cuenta, se dejó caer sobre Aelita otra vez—
—Dime que me ayudarás—Preguntó la IA con voz somnolienta—
—Claro, a fin de cuentas, es mejor para ambas—Dijo—Si mi ayuda puede hacer que su cambio sea lo menos doloroso posible… que así sea—Anthea parecía no entender y… Aelita tampoco—¿No sabéis lo de Milly? —Ambas negaron con la cabeza—
—Al parecer, la medicina que le daba no está haciendo ningún efecto últimamente… o eso me dijo Evangeline la última vez que la vi—Bostezó—Tampoco me olvido de que la doctora tiene el derecho de hacer con ella lo que quiera porque sus padres lo firmaron así—
—En resumen, la única manera de que vuelva a la normalidad es inyectándole el virus—Secundó Taelia—Y la doctora quiere que la ayude a mentalizarse y ayudarle a que su transición sea lo menos dolorosa posible—
—Así que irás por la solución final—Fijó Anthea, apoyándose contra el marco de la puerta—
—Aunque es tentador, no quiero seguir experimentando con ella de esa manera—Dijo Edge, cubriéndose los ojos con el brazo—Si inyectarle el virus arregla el problema, que así sea—Anthea suspiró—¿No te gusta? —
—No, obviamente no—Se fue a la cocina, dejándolas a solas—
Taelia subió a su habitación, encontrándose con lo mismo que ella había dejado. Desempacó sus cosas, dejando la pequeña maleta en la habitación de Anthea. Para su suerte, el regalo lo tenía Yumi y no tendría que esconderlo.
Edge fue encontrándose mejor poco a poco, sintiéndose ya capaz de realizar ejercicio a altas horas de la noche, luego de haber cenado bastante más de lo que una persona promedio lo haría. Sobre las 3 de la mañana, cuando todas dormían, ella se encontraba ejercitándose en el jardín trasero.
Sobre la mañana, cuando parecía ya bastante recuperada, una persona madrugadora la saludó.
—A veces me impresiona tu capacidad para estar despierta—Visualizó Anthea, bebiendo de su café mañanero—Quiero decir, a mí me costaría—
—Bueno, eso es lo que nos diferencia—Dio una patada alta, estirando al máximo su pierna derecha, alzándola a la altura de la cadera—
—Tómate el tiempo que necesites de descanso, pero recuerda que esos niños tienen que ser controlados—La Neo asintió, volviendo a casa—Por otro lado, hace tiempo que no encuentro pistas de alguien del proyecto Cartago, han quedado tan pocos que… los que quedan se estarán escondiendo—
—Queda poco más de una docena, ¿no? —
—Una docena exacta—Le enseñó un papel que tenía impresa una buena cantidad de fotos de personas, la gran mayoría ya tachadas con una X y una fecha—El día que Dido muera, el resto dará igual—
—¿Por qué esa insistencia? —Preguntó, sentándose en el sofá, bebiendo agua de una botella—
—Ella era la jefa del proyecto, o una de las más importantes, al menos—Dijo—Es la que comenzó esta absurda cruzada contra Waldo y quien comenzó a amenazarme, pues no le gustaba que sus trabajadores tuviesen algún tipo de relación—Dejó su taza en el comedor—Así que la considero la responsable máxima de todo esto—
—Y ahora se está escondiendo, viendo lo que le está pasando a sus antiguos compañeros—Anthea asintió—
—Waldo me dijo que el llegar a ella sería fácil a la vez que complicado, pues tiene una red de vigilancia masiva en Europa—Recogió algunos papeles del comedor, guardándolos en la mochila—Incluso podría estar aquí ahora mismo que nadie nos sabría decir si lo está realmente—
—No deberíamos desaprovechar ninguna oportunidad—
—No creo que matarla a las primeras de cambio sea lo ideal—Contrarió—Lo mejor será hacerlo en el mayor sigilo posible, que parezca un accidente o… natural—Edge sonrió, asintiendo—Que fría me he vuelto con estos años encima—
—Bueno, es normal—Correspondió la Neo—Con lo que has pasado, algo de cinismo no hace daño a nadie—Se puso de pie—Mientras esté aquí, puedes contar conmigo para acabar con quién sea—
—Entonces haz lo que te dije ayer—Se detuvo de golpe, asintiendo a los pocos segundos, reanudando su marcha—
—Que sepas que no me mostraré en la fiesta—Dijo—No porque no quiera, sino porque ella no quiere—Anthea ladeó la cabeza—Aun así, me encargaré de hacer un lugar seguro—
—Teniendo que lidiar con esa cosa, no me sorprende—Edge se quitó sigilosamente uno de los guantes, dejando salir un humo negro que se elevó encima de ella, creando un espectro con la diana de Xana en su frente—Esa cosa—
—No quiero tener que verle la cara a ese tipo—Dijo de malagana la voz andrógina—Nos encargaremos de la tarea encomendada, pero no hablaremos con él—
—Le daremos a Aelita su regalo por separado—Secundó la Neo—
—Vale, supongo que no podré hacer mucho para obligar a esa cosa a hacer lo que diga—Suspiró la pelirrosa, tomando su mochila—Solamente asegúrate que nadie se dé cuenta—
—Oh, eso te lo garantizo, silenciaremos a cualquiera que intente pasarse de listo—Con eso dicho, el humo volvió a Edge, quien volvió a ponerse el guante en su lugar—
—Perdón por su comportamiento—Susurró la Neo, a lo que Anthea simplemente negó con la cabeza, acariciando la de ella—No logro hacer que se calme—
—Es difícil hacer que alguien con un alma tan bélica se tranquilice y más si tú también estás hecha para ser una señora de la guerra—Entendía su punto completamente; No podía hacer que Xana calmase sus ansias de guerra y sangre cuando en ella misma corría un deseo similar, siendo un deseo de belicismo tan profundo que era complicado ignorarlo, pues hacían un buen dúo—No te preocupes, no me molesta—Se acercó a la puerta—Volveré pronto, asegúrate que estén las dos bien—Edge asintió, viendo como la pelirrosa se marchaba de su hogar—
La IA simplemente se limitó a seguir ejercitándose para no sentirse atrofiada, algo que le funcionó la última vez. Estirar el cuerpo hasta su límite ayudaba a que este se recuperase mejor de lo esperado para una persona normal, y así fue, pues si bien no estaba del todo bien, para la hora que volvió Anthea, ya estaba como la recordaban.
Anthea se encontraba en su coche con Taelia. Era ya poco más de media tarde y su dirección era cada de Milly, pues la adolescente quería comenzar lo antes posible con la tarea que la propia Saraí le había encomendado. El tráfico era algo incómodo, pero se podía ir sin ningún problema.
—¿Ya has pensado en qué le dirás? —Preguntó a su hija mientras se fijaba en el tráfico—
—Primero quiero ver qué opina e iré improvisando depende de lo que me diga, pero… no pienso mentirle—Respondió esta con cierta inseguridad—O al menos no del todo—
—La idea es que no sufra ningún efecto psicológico negativo, ¿no? —Taelia asintió—Entonces lo ideal sería no mentirle, así tiene tiempo de ir asimilando la idea—
—Aun así… me sigue molestando que la estén condenando a esto—Se quejó, cambiando ligeramente de tema—No quiero que sufra, pero de ninguna manera—Suspiró—Ya sufrió lo suficiente—
—No es que esté en nuestras manos precisamente—Puntualizó la pelirrosa—Entiendo tu punto, pero esto es cuestión de que recupere su normalidad o se vea encerrada en una silla durante toda su vida—Taelia lo sabía, y el hecho de que esa frase fuese tan cierta en ese contexto era lo que le sacaba de quicio—
—Ojalá la medicina de Edge hubiese funcionado—Alejó la mirada a la ventanilla—Esto no debería pasar—Sabía que Taelia no quería que nadie sufriese más el infierno que era estar infectado con ese virus y… era entendible, pero tenía que ser más crítica; si este caso podía usarse para mejorar la vida de alguien, el hecho de estar infectado pasaba a ser algo más que positivo—
—¿Te encomendaron algo más para este tiempo? —Preguntó otra vez a su hija, cambiando de tema para no incomodarla—Algo leí en mi correo—
—Sí, lo de arte—Le contó con detalle lo que pedía el profesor—Me pidieron algunas cosas—
—Puedo ayudarte a conseguirlas—Se ofreció, parando el coche en un semáforo en rojo, mirándola con una media sonrisa—
—Puedo sola—Dijo, bajando el tono de su voz mientras vocalizaba esa oración—
—Si no terminas muy tarde nos pasamos por una tienda de arte, quizá encontremos lo que te indicaron—Siguió, intentando no tomar importancia de lo que ella había dicho. Taelia intentó decirlo otra vez, pero se había dado cuenta que la había ignorado precisamente porque su petición era estúpida. Anthea, quizá con ganas de decir algo más, se calló. No quería meterle más presión a ella, iba a esperar para ver su comportamiento el resto del día—¿Quién te crio de esa manera? —Pensó. Una parte del trayecto fue silencioso, pero…—
—Ese tal Waldo… ¿Vendrá? —Anthea sabía por qué lo preguntaba—
—Sí, es el padre de Aelita, a fin de cuentas—Le dijo—¿Por qué? —
—Nada… solamente pregunto—Susurró en tono audible—
—No tienes por qué tratarlo como si fuera tu padre si es lo que te está preocupando—Taelia suspiró, dejándose caer en el asiento—No os conocéis, así que hablad cuando podáis, él es buena persona—
—Si te casaste con él… entonces debe serlo—La miró de reojo—¿Te volverías a casar con él luego de este tiempo? —Esa pregunta tomó por sorpresa a la pelirrosa, pero no tenía que pensar su respuesta—
—Por su puesto—Con toda firmeza—Nos prometimos esperarnos, aunque algo pasara, y eso haré—Seguía su camino—
—Con todo este tema de los padres… me sigo preguntando…—No quería terminar la frase, pensaba que podría incomodarla—
—Ah, esa pregunta milenaria—Ya hacía broma sobre ella, quizá de las incontables veces que alguien se preguntaría lo mismo—¿De verdad quieres averiguar quién es? —
—No quiero ponerte en apuros—Puntualizó rápidamente—
—No es eso—Susurró—Es que tengo una pequeña lista de la cual no estoy segura realmente—Estacionó el coche al lado de casa de Milly—Si quieres te daré los nombres, pero te debes encargar de averiguarlo—Le parecía un trato justo, no quería interactuar con esas personas—
—¿Y si lo descubro? —
—Es cosa tuya saber qué haces con esa información—
Le había dado carta blanca para actuar a su gusto y era raro, pero le parecía un trato justo para ambas. Sabía que el punto donde ella había nacido era el punto más bajo de la vida de Anthea, quizá un punto que, por mayor fuese la curiosidad que tenía, no iba a preguntar por ello, era quizá un baúl que Anthea prefería no tocar bajo ningún motivo y Taelia debía respetarlo, pues si algún día quería contarle el por qué, quería que fuese por propia decisión.
Se despidió de ella y bajó el vehículo, viendo que alguien le abría la puerta nada más entraba, abrazándola de primeras.
—¡Eva! —La mujer aceptó el abrazo—¿Qué haces aquí? —
—Con vosotros fuera no tenía mucho que hacer—Dijo, rompiendo el abrazo—Así que le doy un cable a ella—Refiriéndose a Milly. Entró con ella hasta la sala de estar, donde se encontró con la pelirroja sentada en el sofá junto con otra persona, Tamiya, quienes estaban revisando videos que tenían almacenados en la cámara que usaban para las noticias de la academia—Alguien vino a visitarte—Milly alzó la mirada, saludando a Taelia—
—Perdona que sea repentino—Le dijo—¿Podemos estar un momento a solas? —Preguntó a ambas, tomándolas por sorpresa, pero Milly parecía imaginárselo—
—Tamiya, ven, ayúdame con una cosa—La morena se fue con Eva, encerrándose ambas en la cocina—
—Es por lo de aquella medicina, ¿verdad? —Supuso la pelirroja, viendo como Milly se sentaba a su lado—
—Algo así—Suspiró—Es posible que se decidan por inyectarte el virus para curarte—
—Lo sé, me lo han dicho algunas veces—Parecía ya cansada de ese tema, pero estaba curiosa también—¿De verdad crees que pueda funcionar? —Taelia asintió—
—Te podrías sorprender lo bueno que ha resultado ser… y lo malo también—Se giró hasta estar mirándola—Te garantizo que te ayudará a recuperarte, pero también podrá volverte una persona más agresiva—Escuchaba atentamente—Si de verdad la usan, quiero que el proceso sea lo menos doloroso posible—
—¿Tan… malo es? —La adolescente ladeó la cabeza—
—No todos sufren dolor o algo similar, pero el principio es horrible, tienes que lidiar con tu… sangre caliente corriendo por tus venas, con tus emociones controlándote a cada segundo, con tu cuerpo cambiando—
—No cambiará mucho si vuelvo a la normalidad, ¿o sí? —
—Hay reglas que debemos seguir—Comenzó a numerarlas—Las más importantes es evitar el contacto físico con personas que no estén infectadas y evitar hacerte algún daño que pueda provocar algo de sangrado, fuera de eso, las reglas son bastante más básicas—
—Por lo que he visto son las que seguís, pero me parece un poco… curioso—
—¿A qué te refieres? —
—¿Es un secreto lo que hacéis? —Taelia asintió—
—Un secreto muy grande que nadie puede saber—Lo decía totalmente enserio—Así que es deber nuestro que nadie sepa lo que somos—
Habló largo y tendido con ella, contándole con algún detalle el cómo lo pasaban ellos en el estado que iba a estar, previsiblemente, Milly. La pelirroja no terminaba de entenderlo, pero parecía algo importante y le daba nerviosismo el sólo pensarlo, sin embargo, la promesa de volver a la normalidad era bastante valiosa.
—En cuanto se decida algo te iré ayudando con los detalles—Se puso de pie. Milly asintió—
—Espero estar bien antes de que comiencen las clases—
—Lo estarás—Se acercó hasta la puerta de la cocina, indicando a ambas que ya podían pasar—
Mientras ambas niñas hablaban en la sala de estar, Taelia y Eva estaban en el jardín, hablando de su estadía en Japón.
—Un programa de Guardias Civiles, ¿Eh? —Taelia asintió—Quieren sacaros utilidad a lo que dé lugar—
—En parte es buena idea, pero no creo que ejecutarla en un lugar tan grande como Tokio fuese… un intento de buena idea—Se sentó en el pasto—Como ya te dije, apenas me dejaron participar—
—Ten en cuenta que si algo malo te pasa hay una persona que si se queja puede hacer tambalear toda su base… caso contrario a tus compañeros—Taelia lo entendía, ya que sus compañeros no tenían a nadie que los estuviese cuidando más que ellos mismos y, si morían, nadie los iba a reclamar—Aun así, hiciste un buen trabajo para lo poco que lograste mover—
—Lo malo es que eso me costó algo… malo—Eva la miró de reojo, viendo como esta escondía su rostro entra sus rodillas—
—¿Por ejemplo? —
—Discutí con Pavel—Se forzó a contarlo con detalles, sintiéndose bastante incómoda al recordar su comportamiento—Sé que fue una tontería, pero no puedo pensar en él sin enfadarme—
—Es un tema muy complicado si hablamos de vosotros dos—Le dijo—¿No intentaste hablarlo con él? —Taelia negó con la cabeza—
—Me sentí demasiado frustrada para intentarlo—Suspiró—¿Hice mal? —
—Sí, estuvo mal haberle golpeado por ello, pero es normal que tengas esa reacción—Pero…—No obstante, él tuvo que haber pensado en vuestra relación—
—Es que… técnicamente sólo somos amigos—La miró de reojo—Nunca nos dijimos de ser algo más—Evangeline sabía que el tema era bastante complicado, pero eso le dejaba una incógnita moral: ¿Tenía Taelia algún derecho a reclamarle?, pues no eran pareja, pero cualquier persona podía decir que actuaban como tal—
—Lo mejor será que lo dejes estar—Suspiró la morena—
Sabía que no tenía más remedio.
Edge estaba en la sala de estar con el portátil de Anthea, simplemente revisando internet y conectada al súper ordenador, revisando datos que su IA de recopilación de información había recolectado y si bien la misma no era numerosa había logrado un gran avance en filtrar la información errónea, pero aún había cosas que pulir.
Aelita apareció por la sala de estar con un semblante preocupado.
—¿Pasa algo? —Preguntó Edge al verla, dejando de teclear al instante—
—Recibí un correo de la disquera, dicen que quieren verme mañana para… discutir algunos temas—Se notaba la preocupación en su voz—Apenas soy capaz de recordar lo que pasó y… no entiendo mucho del tema de mi carrera como DJ—Anthea había hecho un buen esfuerzo para intentar que recuperara su memoria, pero había sido un trabajo que surtió efecto a medias; Recordaba algunas cosas como los conciertos, pero era incapaz de recordar las canciones que había tocado o, incluso, cuales eran suyas—
—Ven aquí—Dejó el portátil sobre la mesa de centro y le indicó recostarse en su regazo, cosa que obedeció—No te asustes, ¿vale? —La pelirrosa asintió, viendo como la IA se quitaba ambos guantes y ponía ambas manos encima de su frente, llegando a escuchar chispazos eléctricos—
No se sintió diferente, pues al cabo de unos minutos notó como Edge retiraba sus manos de su cuerpo, mirándole con una expresión… rara.
—Los recuerdos están ahí, existen—Dijo, volviéndose a poner los guantes—¿Por qué no intentas darte una vuelta por el estudio? —Era una buena idea. Lo había estado evitando por no saber qué buscar exactamente—Lo bueno es que nosotras sí que recordamos lo que has pasado ahí—
—Aun así… debería ir, tal como dices—
—¿Qué tienes en mente? —
—No mucho, primero vamos a ver que quieren—
—¿Cuándo quieres ir? —La pelirrosa se recostó sobre el sofá—
—Mamá medio algo de tiempo para… todo esto, así que podemos hacerlo hoy o… cuando estés mejor—
—Estoy bien ahora mismo, mientras siga comiendo y ejercitándome, estaré en buen estado—La pelirrosa tomó su mano, jugando con ella—
—Aun así, iremos de todas formas al sitio de donde viniste—Edge la miró de reojo—Igual tienen alguna mejora para ti—
—No tengo opción, ¿eh? —Suspiró—
La noche había caído sin remedio en el país europeo. Taelia estaba en su habitación, mirando desde la cama el caballete con el lienzo en blanco, acompañado de una gama de acuarelas y pinceles listos para crear… lo que sea que ella tuviese en mente en ese momento. Sentada a escasos centímetros del lienzo, escuchó una puerta abrirse a su espalda.
—¿Qué te inspira? —Preguntó Anthea, bebiendo de una taza, apoyada sobre el marco de la puerta—
—Ahora mismo… nada—Respondió con sinceridad—No tengo idea qué podría pintar y… tampoco quiero dañar el lienzo—
—No creo que dañar el lienzo sea un problema, podemos conseguir más—En verdad, habían comprado unos cuantos más que estaban almacenados en el armario de la adolescente—
—Supongo que me encargaré de esto cuando tenga algo que pintar—Se puso de pie, cubriendo el lienzo con una delgada manta blanquecina. Se giró hacia Anthea y, cuando quería decirle algo, alguien llamó su atención, Edge—¿Pasa algo? —
—Pavel y Zack vienen para acá—Declaró—Hablé con la doctora y me indicó que partirá lo antes posible… Zack vendrá pronto—
—¿Y Ulrich vendrá otra vez? —Preguntó Taelia, curiosa. Edge negó con la cabeza—¿Entonces…? —
—Hablé con Odd, parece que le interesa, así que encargué a alguien que arregle todo para que venga unos días, así, con suerte podremos salir en un par de días si nos damos prisa—
—¿Tanto te fías de Odd para esas cosas? —Preguntó Aelita, quien estaba saliendo de la ducha en ese momento, secándose el pelo con una toalla—
—Demostró bastante más de lo que esperaba las veces que necesité su ayuda, por lo que me vale—Se acordaba precisamente el cuándo tuvo que rescatar a Aelita—Seremos tres parejas, así que me encargaré de repartir todo lo mejor posible—Taelia asintió—Aelita, ¿Quieres ayudar?, se me ocurre algo que probar con lo que sabemos del súper ordenador—
—Te escucho—
—¿Sabes algo de guerra electrónica? —
Edge le contó su idea, la cual era interferir y neutralizar lo más posible en las posibles comunicaciones enemigas, se usarían satélites para poder interferir en las señales de radio. La pelirrosa parecía interesada en ello y, desde luego, se ofreció.
La mañana siguiente la pasaron en la fábrica, repasando formas de hacerlo, maneras y el cómo interferir. Planearon un gran itinerario el cual sería secreto, nadie sabría quién estaría ayudando.
Sin embargo, tenían algo más importante que hacer esa misma tarde: Ir al estudio de la Warner. Querían reunirse con Aelita y tenía que ir con Edge, ya que Anthea tenía algo que se le hacía inmediatamente más urgente en ese momento.
Ayudándose del transporte público, llegaron antes de la hora acordada, entrando sin ningún problema en las instalaciones.
—Qué raro este lugar—Suspiró Aelita, mirando con detenimiento los detalles—
—¿No te suena de nada? —Negó con la cabeza, dudosa—
—No del todo—Algunas zonas si, otras eran nuevas—
—¡Aelita! —Alguien la saludó, una persona mayor que ella, un hombre que… se le hacía familiar—
—Paul Elstak—Saludó de primeras la IA. Por el nombre, era bastante familiar—¿Tú por aquí? —Realmente no era buena iniciando una conversación—
—Si, andaba haciendo algunas maquetas—Respondió—¿Cómo va el tema del primer álbum? —
—A eso venimos—Dijo la pelirrosa—Hemos estado ocupadas unos días—
—Ya veo—Miró hacia atrás, saludando a alguien que iba de paso—Estaré por aquí por si queréis ayuda con algo—Se alejó luego de guiñar el ojo a ambas. La IA soltó un suspiro de alivio—
—Acabemos con esto antes que tu falta de memoria nos meta en un lío—Se giraron, encaminándose hasta encontrarse con Sophie, unos pisos más arriba—Ya estamos aquí—
—Bien, justo a tiempo—Dijo la misma, con su habitual sonrisa matutina—¿Hay algún problema? —
—Bueno…—Susurró la pelirrosa—No sé si deberíamos…—Dijo a la IA, quien ladeó la cabeza—
—Siendo tu mánager, me parece justo—La aludida ladeó la cabeza con una ceja levantada—
—¿Qué estáis escondiendo? —La IA se acercó, susurrándole—
—Vamos a un sitio más privado—Sophie asintió, llevándolas al fondo de su despacho. Para su suerte, estaba solitario—Esto es un secreto de muy alto nivel, así que te voy a pedir que prometas que sabrás actuar en consecuencia—Se puso en frente de la misma, al lado de Aelita. La Manager asintió, prometiendo no divulgar—
—¿De qué se trata todo este misticismo? —
Le contaron, con varios detalles inventados que excluían a Gaia, lo que había pasado. Sophie no se encontraba en las instalaciones el día del ataque, por lo que se enteró del escándalo que hubo y, tras contarle la historia, todo cuadró en su cabeza.
—¿Amnesia? —Aelita asintió—¿No me recuerdas? —
—Tu… voz me suena de haberla escuchado y… algunas cosas me vuelven a la cabeza, pero, a decir verdad, no tengo mucho que decir…—Se apoyó contra la pared—Estamos aquí porque pensamos que sería bueno ver el ambiente e… igual recordar algo me vendría bien—
—Desde luego—Asintió—Es la primera vez que escucho algo relacionado con la amnesia, pero conozco del tema—Dejó sus cosas en su escritorio—Entonces déjanos a nosotras tratar la reunión—Aelita asintió. Era una suerte que no hubiera preguntado por los detalles—
—Ojalá no se pongan creativos con más conciertos, me gustaría esperar a que todo volviese a la normalidad—Secundó la Neo, ambas asintieron—
—Solamente una cosa—Cambió de tema rápidamente la mánager—Quieren negociar un cambio de nombre artístico, de "Dj Digital" a "DJ Aelita" —Miraba algo en una carpeta—Me… parece acertado, ¿qué opináis?, es quizá lo más importante que vamos a tener—Aelita miraba al suelo, ladeando—
—Me parece bien—Fijó su mirada en la IA, quien se encogió de hombros—Entonces está hecho—
—Perfecto, lo anoto como aprobado—Tachó algo de la carpeta—Ya se ha puesto en preventa el álbum y los números de reserva son bastante buenos, sacaremos buen dinero—Salieron del despacho, camino a la reunión—
—Su nombre expande como un virus—Bromeó Edge, caminando con parsimonia—
—Y que lo digas—
Caminaron por los pasillos del estudio de la Warner por un corto rato, subiendo pisos. Antes de llegar al despacho de reuniones, pasaron por lo que se llamaba "Aula creativa", encontrándose con un grupo de adolescentes que practicaban con instrumentos dignos de una banda de rock y metal. La IA se detuvo de golpe, algo que llamó la atención de Aelita, pues tenía la mirada fijada en una persona en particular.
—¿Pasa algo? —Siguió la mirada de la IA, viendo a la persona que estaba mirando: Una chica joven, difícil de decir su edad, pero parecía mayor que Aelita, quizá la edad de Yumi. Estatura promedio y un cuerpo no muy refinado, pero no descuidado. Piel muy blanquecina y un pelo rubio blanquecino con mechas de un color morado claro en las puntas, ligeramente ondulado. Ojos verdes y una mirada más bien tímida. Vestía con una falda corta de color negro, unas zapatillas blancas y unas medias largas del mismo color, dando paso a una blusa blanca con un adorno de moño en el costado derecho. Ella estaba sentada en uno de los sillones puf, simulando tocar la guitarra. Aelita no entendía que ocurría hasta que la chica tomó aire y comenzó a cantar algo, a sus oídos, era una voz angelical, totalmente hipnótica, una que podía escuchar por horas y no despegar los oídos de aquella armoniosa melodía. Salió del trance cuando sintió que la IA tomó su mano, volviendo totalmente en ella misma, dándose cuenta de que la IA había notado algo—
—No sabía que se podía hacer algo como eso—Susurró por lo bajo, haciendo contacto visual con la chica, quien se detuvo de golpe al notar la fría mirada. El resto de los miembros, tres chicos y otra chica, se giraron hacia la puerta, viendo a Edge, uno de ellos pareció enfadarse que mantuviese la mirada en la rubia—
—¿Se te perdió algo? —Preguntó de manera hostil el joven, colocándose en frente de la chica, bloqueándole la visión. Aelita, en vista que Edge podía provocar una pelea, se mostró e intercedió—
—Lo siento, vamos con prisa—Tiró de Edge hasta entrar a la sala de reuniones—Perdón, pero eso quizá lo dejamos cuando haya menos gente—
—Ella… es rara—Susurró—Su energía… no está despierta, creo que usa la misma de forma inconsciente cuando canta, ¡es genial! —La pelirrosa ya no sabía qué le había picado a su compañera, pues estaba ensimismada con esa extraña qué, si bien era obvio que era una caja de sorpresas, no parecía ser algo extraordinario, pero, quizá para Edge, era una habilidad con una particularidad a tener muy en cuenta—
Entraron a la reunión sin perder tiempo. La preocupación se disipó en Aelita al notar qué, cómo había dicho Sophie, era algo de rutina y gracias a su intervención, la pelirrosa apenas tuvo que hablar. Se decidió el cambio de nombre y una fecha de lanzamiento del álbum, llamado "Aelita", algo usual en bastantes artistas el dar su mismo nombre a su primer álbum. Hubo un pequeño lío legal por el tema de que una de las canciones fue editada en su totalidad por Edge, su nombre "Melodía secreta", si bien la albina no puso ningún problema en que no pusieran su nombre, insistió en que no la mencionasen en ningún sitio, algo que extrañó a los directivos. El nombre había sido cuidadosamente seleccionado por Aelita, ya que veía un patrón en las personas que la escuchaban, quedando embobadas con la misma, repitiéndola en bucle sin llegar a estar en trance… era obvio que la ingeniería musical se quedaba corta cuando Edge y Xana tocaban algo, tanto, que incluso le ofrecieron un contrato de prueba en la misma reunión, pero ella lo rechazó, argumentando que sería poco provechoso para ella, sin mencionar que Aelita no lo iba a aprobar, pues sabía que Xana podría hacer estragos solamente con una melodía, pues ya lo había hecho en el pasado. Aún con esas, le pidieron ayudar a los demás artistas a mejorar siempre que tuviera un rato libre y, eso, tanto Aelita como Edge lo aprobaron.
Salieron victoriosas de aquella breve reunión, volviendo al despacho de Sophie. Por el camino, notaron que el grupo de rock ya no estaba en la sala aquella.
—¿Satisfechas con el resultado? —Preguntó la mánager, ambas asintieron—Yo también—
—Que insistentes conmigo—Resaltó la Neo—No voy a componer nada para ellos—
—Es que la canción que editaste tú es… muy buena, hacéis buen combo—Reconoció—Por eso querían ver qué podías hacer—
—No creo que sea buena idea—Tanto Edge como Aelita, rieron por lo bajo—
—De todas maneras, Aelita, date una vuelta por el estudio, tienes una sala de grabación por si quieres… intentar grabar algo, igual te ayuda a recordar—La aludida asintió—Tienes mi número, avísame de cualquier cosa que ocurra—Salieron del despacho, con Sophie desapareciendo de la vista a los pocos segundos—
—Una sesión de fotos y una entrevista para dentro de un par de semanas… Jesús—Aelita se tapó los ojos con las manos, suspirando—¿Crees que podré? —La Neo asintió—
—Creo que ese es el menor de nuestros problemas—Dijo—Tenemos que ver cuándo podemos arreglar la historia con Corporación Guardián—En voz baja. La pelirrosa asintió—
—Intentemos, estos días, averiguar si hay algún contacto de ellos que nos sea de utilidad—Dieron un paseo por el estudio, llegando al pasillo de las salas de grabación, encontrándose con la banda de rock entrando en uno de ellos, viendo que la vocalista, quien entraba de última y se trataba de la chica que habían visto anteriormente, se fijó en Edge, cambiando su expresión a una de sorpresa. Caminaron con tranquilidad, hasta que la albina y ella estuvieron frente a frente. Se miraron a los ojos por unos segundos. Ella estaba abrazando un cuaderno con sus manos, intentando formular una palabra que no salía de su boca, quizá intimidada por la mirada inexpresiva de la Neo, quien esperaba con ansia lo que tenía que decir. Miraba de reojo a Aelita, quien se dio cuenta de algo. Edge le tendió la mano, pero la chica, quizá viendo que no era buen momento, entró de golpe a la sala, cerrando la puerta al momento—…—
—Ya veo…—Cerró la mano, suspirando con fuerza. Entraron a la sala de grabación, solitaria—
—Perdón, creo que no quiso decirte nada porque estaba contigo—Edge negó con la cabeza—
—Era obvio—Ladeó la cabeza—Es… interesante—
—¿Por qué no te acercas a ella?, igual logras hacer una amiga nueva—
—Ese chico no me dejaría—Dijo—Creo que está celoso—
—Tiene pinta de ser su pareja—
—Más bien parecía su dueño—Eso alarmó a Aelita, pero tras procesarlo entendió su punto de vista, ya que pareció proteger su propiedad de una manera poco ortodoxa—
Probaron tocando algunas maquetas, bases y ritmos que hacían recordar a Aelita el cómo había compuesto algunas canciones. Se pasaron casi dos horas en el estudio repasando las canciones, logrando un gran progreso en estimular la memoria de la princesa, quien estaba más centrada. Si bien el resultado esperado no se logró, un avance pequeño siempre era bienvenido.
Salieron del estudio de grabación con algunas cosas mente, ya con más cosas que podía recordar. Edge, por su lado, al salir del estudio se le podía ver buscando activamente algo, pues era bastante obvio que buscaba a la chica, pero no quería hacerlo notar. Aelita lo ignoró.
En la noche, Edge estaba en el súper ordenador, en solitario, buscando algún dato de esa desconocida que tanto la atención le había llamado. Encontró pistas usando su IA, en la misma Data; Una chica de la edad de Yumi, en su mismo nivel académico, y en una banda de rock con compañeros de su Liceo. La foto era de ella y, su nombre, igual; Hebe. Se recostó en la silla mientras pensaba.
No sabía más de esa desconocida y, visto lo que podía hacer, quería investigar más sobre ella. No sabía exactamente por qué, pero le había llamado muchísimo la atención. La Data, por desgracia, no tenía más información al respecto, ninguna más que la vista anteriormente. Se puso de pie, viendo a Xana hacer acto de presencia como una nube de humo más bien pequeña.
—¿Te rindes? —Preguntó con una voz apostada, mirándola directamente a la cara—
—Es que… no lo entiendo—Sopló al viento—La encuentro, analizo lo que puede hacer y… ¿qué?, solamente la asustaré—
—Como lo hiciste al principio al quedarte mirándola de la nada—Le reprendió—Puedes hacer eso, pero si la chica te gusta, puedes acercarte a ella, quién sabe—
—¿Por qué lo dices? —
—Recuerda lo que Miyu te dijo sobre esas personas que podían… despertar una habilidad impresionante de la nada, aquellas personas que la Iglesia tanto buscaba para entregárselas a Gaia—Edge asintió—Quizá podamos ver uno de esos casos en acción—
—No creo que sea justo que le hagan algo, ella no… parece consciente de lo que puede hacer—Insistió a la sombra—
—¿De verdad no es consciente?, ¿Cómo lo sabes? —Edge hizo silencio, no sabía explicarlo con palabras—Ah, me lo imaginaba—Se echó a reír por lo bajo—Acércate a ella, como tú mejor lo veas, no te asustes, solamente hazle ver que no tienes ninguna mala intención—
—No la tengo—
—Por eso mismo—Subió un par de metros por el aire, siendo seguida con la mirada por la Neo—Si logramos ver un patrón en su poder, quizá nos podamos hacer una idea por si vuelve a ocurrir lo mismo en el futuro—Edge asintió—De momento, céntrate en la misión de rescatar a esos dos niños—
—Eso me parece muy sospechoso—Se giró hacia el ascensor—Ya ha pasado bastante tiempo desde ello, ¿Por qué no han movido sus fichas?, ¿Qué están esperando? —
—Me da la sensación de que están esperando a que alguien intente pescar en ese río lleno de pirañas—
—Y nosotros vamos a ser la carnada—Xana asintió, entrando al ascensor con Edge—No debería ser más complicado que la misión de rescatar a Luciana—
—Coser y cantar, desde luego, criatura—La sombra suspiró—Lo siguiente será buscar cualquier rastro de tu memoria, esos bastardos avariciosos no nos dirán mayor cosa—
—Es mejor que no sepan ni una sola palabra—Xana asintió otra vez—
—Veo que lo entiendes—Subió rápidamente a la plataforma, por consiguiente, al puente donde cruzaba el rio Sena—Que pequeño se nos puede hacer el mundo—
Antes de volver a casa, Edge tenía una misión; Buscar a Samantha. Hacía ya un tiempo no la veía y debía hablar con ella por la repentina misión en la que estaba involucrada. Envió un SMS a Aelita con la información y partió a la ubicación que conocía de ella.
—No tiene pinta de estar aquí—Estaba en la puerta de su casa y las luces estaban todas apagadas. La señal del móvil de Sam no estaba ahí—
—Prueba a llamarla—Dijo la voz andrógina. Edge obedeció, bastándole solo un par de segundos para saber exactamente la ubicación de la morena.
Tardó un cuarto de hora en llegar hasta ahí, valiéndose de las solitarias calles parisinas, llenas de personas que la miraban con intenciones impuras. Llegó a una plazoleta de un barrio más bien pobre, viendo multitud de gente reunida con toda clase de cosas que no verías normalmente. Ella estaba reunida con un grupo de personas que no parecían francesas por sus rasgos corporales. Edge llevaba puesta un abrigo negro con la capucha puesta, dejando ver sus ojos rojo escarlata que tan amenazantes se podían notar. La morena notó su presencia, girándose sorprendida a verla.
—¿Me extrañabas? —Saludó esta, poniéndose de pie, ya que estaba cruzada de piernas sentada en el suelo jugando a las cartas—
—Te necesito para algo importante—Comentó de primeras, por la reacción de la morena, parecía que ya lo sabía—
—Lo sé, adivina quienes me han llamado—Se pusieron al día con lo que ambas sabían—Ya veo—Se habían alejado para tener privacidad—¿Qué tal ves esta? —
—Es meno peligrosa que la anterior, pero el contexto es más extraño, ya que parece que han estado recelosos por mover sus fichas—
—Y nos mueven a nosotros para eso—Estiró su cuerpo—Me apunto, es dinero para mi—Edge asintió—
—Por lo que pude saber, yo estaré al mando, así que esperad mis instrucciones—Sam asintió—Cuando estemos todos aquí os llamaré para reunirnos y acabar con esto cuanto antes—Volvió a asentir. No tenían más que hablar. Se dio cuenta de las esquivas y agresivas miradas de los demás presentes—No soy bienvenida por lo que parece—Sam lo notó—
—Digamos que esta ciudad… cada vez va a peor—Susurró—Los locales no son muy bienvenidos—
—Pero si no soy de aquí—A decir verdad, se podía decir que era alemana, ya que el centro donde la crearon se localizaba allí. Sam se encogió de hombros—
—No te harán nada si no les haces nada… pero yo que tú me iría—Edge asintió. Se acercaron con los compañeros de Sam, reconociendo a uno de ellos—
—¿Tú no estabas con esa gente el día que trajeron la cabeza de ese bastardo? —Preguntó el hombre, uno de piel morena, alto y joven. Edge asintió—Ah, tu eres La Reina—Ladeó la cabeza—
—¿Reina? —Preguntó otro de los presentes, barajeando las cartas—
—Hizo un encargo para mi jefe… se encargó del jefe de una agencia de inteligencia—Eso llamó la atención del resto, mirándola con respeto—Hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere… mi jefe la tiene en un altar—
—Si supieras…—Secundó Sam, sentándose otra vez, cruzándose de piernas—
—Deberías ir a verlo, igual tienen algo más para ti—Edge negó con la cabeza—
—Ahora mismo me ocupa algo más urgente, pero quizá le haga una visita pronto—
Se despidió y salió de ahí con rapidez, ya que las miradas del resto no se le hacían precisamente amigables.
Ahora solamente debía esperar a que los citados llegaran a París, con eso hecho, el plan para rescatar a esos dos niños Gastrea se podría poner en acción. Un plan que, si me preguntas, me parece sospechosamente oculto y retrasado para que ellos lo ejecuten, algo que a la misma IA le preocupaba también, pero ahora se debía tener más cuidado y cumplir con el objetivo.
Edge volvió a casa, mañana sería otro día.
—Continuará—
Próximo capítulo: Eternidad
Muchas gracias por leer, Graciñas.
Y… ¿Qué puedo decir?, no he tenido ganas ni inspiración durante todos estos meses. El capítulo se ha venido escribiendo a cachos. El trabajo me ha drenado todas las ganas poco a poco, pero aquí estoy, intentando ganar práctica otra vez. Poco a poco. Me disculpo, la verdad. A parte de eso, llevo un tiempo luchando contra un sentimiento de estar deprimido que… bueno, es horrible.
Nada más que decir, espero que el capítulo no sea muy aleatorio, el siguiente será mejor.
Acotaciones:
1. La traducción del japonés de la época de "Tokio", vendría a significar Capital Occidental, formada, si no estoy mal, en la época del cambio de capital de Kioto a Tokio.
Reviews:
Draoptimusstar3: Recuerdos, recuerdos son. Nos persiguen ya que son experiencias vividas, si las olvidamos, podemos perder algo importante. Gracias por el comentario, espero que el capítulo te guste y me disculpo por la tardanza.
Titokenny01: Muchas gracias por comentar, Víctor. Bueno, de si hay la posibilidad… eso es lo que Edge quiere saber también. Quizá debemos esperar a ver cuándo se sale de control y el cómo termina saliéndose.
Y… nada, a ver que me saco de la chistera para seguir publicando cosas poco a poco.
Muchas gracias por seguir aquí.
Adiós,
Never Give Up, Never Surrender.
