Vestigio del pasado
—Lo sé, me lo han dicho ayer—Dijo al teléfono la pelirrosa, apoyándose sobre una pared de la habitación—
—¿Y Edge…? —
—Esa es la mejor parte, no quieren que lo sepa—Indicó—No entiendo realmente el secretismo, pero los tiros van porque la quieren centrada en lo que… sea que quieren hacer con ella—
—¿Se lo dirás? —
—Supongo que cuando llegue el momento, pero… me gustaría enfrentarme a esa persona… sola—Taelia suspiró—
—¿Si quiera tienes algo pensado? —Preguntó—Tu única salida es que ella no salga con vida, no creo que algo más valga—
—Lo sé, pero… no creo que sea capaz de quitarle la vida—Dijo en voz baja—Y no quieren que lo haga, puede armarse un alboroto—
—Por eso debes decirle a Edge lo que ocurre—
—La quiero usar como salvaguarda, si ella se entromete, podría ser peor—
—¡Es su trabajo, Aelita! —Se quejó Taelia, pues tenía razón, el deber de acabar con los miembros del proyecto Cartago era de Edge—¿O es que se te ha olvidado? —
—Y también el mío—Respondió con tranquilidad—Tranquila, haré lo que vea más conveniente, pero… intentaré que no salga viva—Se le hacía raro decirlo, no sabía si se atrevía a poner su mano encima de una pistola, lo había hecho en sueños, pero los sueños, sueños son—
—Sé que no debería meterme más, pero más te vale que no salga con vida, su venganza, en caso de hacerlo, sería catastrófica—
—Lo sé—
Hablaron durante un rato, hasta que Aelita tuvo que colgar porque la habían citado en una corta reunión. Arrastrándose, pues era algo temprano en la mañana, llegó al despacho de Stefan, saludando.
—¿De qué es la reunión? —
—Dos cosas, la primera es que la fase de arreglar las cicatrices de Edge ha salido bien, no hubo problemas—Dijo—Lo segundo; este es tu portátil—Le entregó un pequeño ordenador portátil que tenía un par de etiquetas con su usuario y contraseña—Avísanos cuando logres acceder al NAS privado, queremos ver esos videos—
—¿Nada más? —
—Si tenemos algo relevante en cuanto a Edge te lo haremos saber—Dijo—En cuanto a Dido… ¿sigues pensando igual? —
—¿Piensas delatarme? —Le preguntó de vuelta, mirándolo con hostilidad, el hombre se alarmó—
—Y que me mate Edge por fuego cruzado, ¿no te jode? —Le respondió en voz baja, rápidamente, con un tono arisco—
—Entonces más te vale que nadie le diga nada, si hemos de hablar ella y yo, que lo hagamos en privado, pero que ella no sepa que la queremos matar—
—Qué joven eres para tener una sed de venganza tan alta—Dijo a si mismo—Eso envenena el alma—
—No quiero ese sermón—Dijo de vuelta, negando con la cabeza—No me voy a tragar aquello de que no debería hacerlo, ella debe pagar por lo que les hizo a mis padres—Stefan no quiso continuar la discusión, pues parecía que iba a ir en bucle—
—Que no haya un baño de sangre, vendrá una gran comitiva—
—Me las arreglaré, confía en mi—
—¡tengo algo para ti! —Pareció recordarlo—Edge, ayer, cuando despertó al principio, nos pidió el favor de ir a comprar un… adorno para tu cadena, un cristal de rubí auténtico—Sacó una pequeña cajita envuelta—
—Si, el que tenía se rompió en Rusia—Susurró—
—Habla con ella cuando puedas, igual quiere hablar contigo sobre eso—
Sin más que hacer, el hombre se marchó del despacho. Aelita volvió a su habitación, quedándose en la cama con el portátil.
Solo le bastó conectarse a la red para encontrar, al primer escaneo de red, una seria de servidores de archivos privados, entre ellos, uno más pequeño que tenía como nombre "Albretch". No necesitaba más información.
Usando un ataque de fuerza bruta, rompiendo la seguridad del servidor al suplantar la identidad del propietario usando un exploit que encontró en el sistema operativo usado para el servidor, obtuvo acceso de administrador a los archivos de este. Más de medio terabyte de videos, fotos y documentos de jefe de la división alemana del plan de nuevo mundo estaban ahora bajo su control.
Buscó los videos, viendo una serie de blogs semanales que se repartían desde finales de los ochenta hasta una semana antes de morir. Quizá impulsada por la curiosidad, abrió el último, parecían cortos.
Se veía un despacho iluminado con fachada blanca y un Albretch preocupado, con insomnio y muy alterado. Miraba a la cámara con desdén.
—No sé qué hice mal, ¡esa maldita perra me los puso en contra! —Gritó a la cámara—Todo salió mal, ahora mis propias creaciones me matarán tarde o temprano y… no sabrán la verdad… ese no era el futuro que quería, ella… esa maldita perra me obligó a escribir el rumbo que no quería para mis creaciones—Dio un sorbo a una taza que tenía adyacente—Edge fue la que pagó el precio más alto, dado a los constantes abusos de Dido, ahora su personalidad es muy destructiva e irrazonable… ahora Zack se le ha unido, ha logrado revertir el efecto de la máquina… joder…—Suspiró—Inteligencia cree que Edge estaría planeando volver con Zack, quien escapó la semana ante pasada, para matarme a mi… ¿sabes?, estoy listo, voy a fingir ser el malo hasta el final… no tengo salida, Edge no me creerá nada de lo que digo, aún si le digo toda la verdad, todo lo que nos hicieron cambiar de su programa para volverla una amenaza de nivel continental, todo porque sería una buena arma para disuadir a nuestros enemigos… vaya basura—Se dejó caer en el escritorio—Araziel y Ailane… quizá lo único que logré por mi cuenta fue que se llevaran bien, lo que no pude hacer entre Ailane y Edge, es una pena que mis errores se vean expuestos ahora y no antes, ¡Yo no quería que Edge fuera así!, ¡Ninguno de ellos!... ¡En lugar de matarme a mi deberían matar a esa perra asquerosa, sarnosa y desagradecida que es Dido!, a ella, ¡Y A TODO SU SÉQUITO! —Intentó calmarse respirando profundo—Si alguien ve esto, en el futuro, que lo enseñe a los Neo, que vean que… si he muerto, que han matado a un inocente—
Tras decir la fecha en la que fue grabado el video, el mismo acabó.
—Entonces… fue todo instigado—Se dijo a sí misma—¿Por qué?, ¿qué lo llevó a eso? —Quizá los encargados pudieran iluminar la oscuridad de su intelecto—
Se levantó de la cama, saliendo de la habitación, subiendo a la cafetería con el portátil, encontrándose a dos de ellos, a Stefan y Davenport.
—Logré acceder al NAS—Dijo de primeras—Ya podemos ver los videos—
—Que rápida—Dijo el mismo Davenport—Aunque… primero come algo, aún es un poco temprano—Le indicó sentarse a su lado, Aelita obedeció—
—Para ser tan joven, tenían razón sobre tu persona, eres una maravilla con la informática—Aelita se echó a reír por lo bajo—
—No es nada—Dijo de primeras—Fue sencillo, hay un exploit en el sistema que se usó para el NAS, suplantando la identidad con un certificado falso, puedo obtener acceso maestro sin necesidad de forzar la red—
—¿Y eso lo descubriste en quince minutos de ocio? —Aelita asintió—Me quedo con la biomecánica, es más sencilla—Aelita y Stefan se echaron a reír por lo bajo—
—Lo que si… vi el último de sus blogs semanales—Los dos encargados centraron su atención en ella—Solamente decía que era todo injusto, y le echaba la culpa a Dido… ya lo veréis—
—El universo conspira para darte más razones de acabar con ella—Dijo el mismo Davenport—Nosotros no te daremos un arma para que no parezca que hemos conspirado, pero seguro que Edge estaría encantada de darte alguna—
—Si le pido una se dará cuenta al instante, tendré que esperar a que esté ocupada—Suspiró—Dejadme esto a mí, se lo que hago—Dijo—Espero—Pensó—
—Sepas o no, dependeremos de lo rápido que actúes para que sus hombres no causen un desastre—Intercedió el hombre alto—¿Lo captas? —
—Lo entiendo—Solamente pensaba en qué hacer… sabía que Edge tenía armas en su mochila, debían estar ahí todas ya que no las podría llevar encima en ese momento, así que solamente le bastaría con saber dónde tiene su mochila en todo momento para tomar un arma prestada de ahí. Debía tener cuidado, sabía que aún tenía balas envenenadas que, con solo rozarlas, podían matarla—Creo que tenía un revolver normal—Pensó—
—Si estás aquí, es que tienes el trabajo hecho—Intercedió Constanze, apareciendo de la nada en la cafetería—
—Sí, tengo acceso al NAS de Albretch, ya podemos ver su contenido—
Se trasladaron hasta una sala de reunión privada, dando orden a los que la custodiaban de que nadie los molestara a no ser que fuese urgente. Se encerraron los cuatro ahí, conectando el portátil a un proyector, colocando uno por uno los videos.
Un joven Albretch, mencionando la fecha, finales de los ochenta, e indicando que era uno de los primeros video blogs, habló.
—Hemos comenzado con el planeamiento y producción de los dos súper humanos artificiales, Ailane, con nombre código Blaze, y la segunda, con código Edge… no sabemos aún su finalidad, pero si nacen bien, la finalidad será lo de menos…—Hubo un silencio momentáneo—Hemos conseguido la financiación de una agencia de seguridad gubernamental financiada por el gobierno de los Estados Unidos, su líder, a la que llaman Dido, nos ha dicho que quiere seguir de cerca este… prometedor proyecto para que todo salga bien… no creo que sea buena idea…
—Ya desde el principio se dio cuenta que era mala idea dejar a esa chica meterse en este asunto—Indicó la mujer adulta—Vaya…—
—Y no parece que la historia mejorase más de ahí—Siguió Aelita—
Pasaron video tras video, algunos eran cortos, como el primero, de apenas pocos segundos, otros eran más explayados, de hasta quince minutos de duración.
Lo más destacado siempre venía cuando hablaba de Edge.
—Al final, sin… quererlo, nos han dicho que quieren que Edge sea usada para fines puramente militares, ya que hemos perfeccionado su durabilidad en general para el plan de Nuevo Mundo, creen… que Edge puede ser buena contrincante para cualquier soldado, puede aguatar una bala o dos de mucho calibre y las de nueve milímetros no le hacen cosquillas… el problema, es que Dido se está comportando como una tirana con ella y la está provocando, ya nos advirtió la doctora Anthea que su personalidad base es muy básica y el borrarle la mente con sus guantes podría provocar en cambios irrevertibles de comportamiento y daños cerebrales, lo primero lo hemos notado, está mucho más agresiva que antes, incluso llegó a encararse a Dido, intentaron reducirla, pero mató a dos soldados de ellos… me causa mucha gracia recordarlo—
—Él nos había mencionado que desconocían a ciencia cierta el origen de la agresividad desmedida de Edge, pero… esto cambia todo—Siguió Stefan—¿Borrarle la mente repetidas veces causa eso?, gracias a Dios paramos con Zack—Davenport asintió—
—También menciona que mamá lo sabía, ¿por qué no me mencionó nada? —Había una pequeña laguna, sí que le había mencionado que ella había creado digitalmente las personalidades de cada uno de los Neo, exceptuando al último, pero no de lo que ocurría con Edge, quizá, no lo vería relevante, o prefería mantenerlo oculto a la misma—
—Quizá… no, en alguno de los video logs tiene que mencionarlo—
Se veía, en primer plano, fotografías de lo que parecía ser el torso de Edge; se podían ver, a pesar de la mala resolución, algunas heridas de bala.
—No sé… no sé exactamente, a ciencia cierta… qué pasó hoy—Suspiró—Nada más atravieso la superficie me encuentro con dos casquillos de bala y Edge en el ala médica con esa tipa… no sé—Hubo un breve corte—El experimento de hoy se basaba en ver qué cojones había hecho Lisa, la líder de la Corporación Guardián, con Edge, han pasado una semana encerradas en la superficie mientras le enseñaba algo, ¿algo?, a controlar su energía, la electricidad… y yo que pensaba que esas cosas solo pasaban en las películas de superhéroes o en los libros de ciencia ficción y fantasía—Se echó a reír por lo bajo—Según vimos por las cámaras, mató de un chispazo a uno de los hombres de Dido y se enfrentó a ella… está MUY agresiva últimamente. Ailane intentó separarlas, pero casi termina herida de gravedad—
—Creo que sé a qué video se refiere—Dijo la pelirrosa al acabar el clip—Hace un tiempo alguien me envió de manera anónima un video de las cámaras de seguridad de ese momento—Mintió, pues en verdad era Jeremy quien lo había descubierto al poco de llegar Edge a Kadic, pero… esa historia le gustaba más—
—Y también me acuerdo, esta fue la primera vez que Ailane y Edge discutieron, desde aquí todo fue a peor—Secundó Constanze, cruzada de brazos—
—De aquí hasta dos años después las mantuvimos estrictamente separadas de hábitats, hasta que nació Zack, ahí lo volvimos a intentar—Secundó Stefan—
—Y fracasó el intento por lo que parece—Insinuó de reojo Aelita, la mujer asintió—
Se veía un escenario diferente, parecía estar grabando en el despacho que tenía asignado hasta la actualidad.
—Quince de… ¿mayo?, no sé ni que día es hoy—Se acostó sobre la mesa—El experimento llevado a cabo por el escuadrón de defensa fue un éxito… hasta que Dido ordenó que Edge y Ailane colaboraran juntas—Suspiró—El experimento se basaba en la unión de dos fuerzas para detener un intento de asesinato de alguien importante y de un posible intento de asalto a la base, todo en mente de las implicaciones militares que quieren que Edge tenga, por su puesto, pero… cuando Ailane se unió al equipo, Edge le dijo que se marchase, no la quería ver y… casi la mata—
Suspiró, mostrando una foto de Ailane en una camilla especializada dentro de un tanque con líquido.
—Intentó por todos los medios hablar con ese monstruo, pero no entiendo por qué intentó acabar con ella de esa manera, no se merecía una respuesta desmedida a una cosa como esa—Se movió hasta apoyarse contra el espaldar de la silla—Constanze ordenó no volver a juntarlas bajo ningún concepto y me parece correcto, con todos los errores que hemos cometido borrándole la memoria… más quisiera yo que no se vieran, va a matarla—Mostró algo que llamó la atención de la princesa, una pequeño dispositivo de almacenamiento—Aquí las guardamos, este es el segundo fragmento de sus recuerdos, gracias a los guantes creados por la doctora Anthea podemos hacerle un borrado rápido y poder reimplantarle los recuerdos seleccionados de manera cuidadosa, pero… cada vez que tocamos su cabeza, despierta de peor humor que la vez anterior—
—Creo que aquí se demuestra que el problema estaba siendo esa tal Dido—Indicó Aelita, recostándose en el espaldar de la silla—Y no me quedan dudas—
—Mi orden se respetó hasta que esa chica ordenó… deshacerla. Le parecía estúpido no juntarlas, pero eso provocó tantas peleas, tantos heridos… incluso la propia Ailane se deprimió pensando que su hermana no la quería, ella siempre estaba expectante de poder relacionarse con Edge, pero nunca pudo, siempre que intentaba ser buena con ella, había una discusión—
—¿Qué llevó a tantas discusiones?, ¿se pelearon? —
—No, al principio las dos primeras veces fueron bastante toscas, no hubo mucha interacción entre ellas, pero era lo normal, apenas estaban aprendiendo a ser humanas—Aclaró su voz—Cuando comenzamos a borrarle los recuerdos a Edge, eso molestó a Ailane, presentarse ante ella como una persona nueva cada semana… aunque le quites la memoria, una persona puede tener un sentimiento de haber estado ahí antes, y ese sentimiento provocó que Edge odiase a Ailane, su ira y agresividad desmedida provocó un gran desencuentro entre ellas—
—Ira que no se ha perdido hasta hoy, pero parece que aprendió a controlarla, incluso bajo presión. Me han indicado que el escuadrón de defensa está impresionado por su control de las emociones, así que en parte tengo que felicitarte—Incluyó Stefan, elogiando a la pelirrosa, pero esta negó con la cabeza—
—En verdad no hice mucho, ella se encargó de intentar aprender el cómo se comportan los humanos desde el principio, solamente me puedo achacar el que sepa controlar su agresividad, es algo que tuvo que trabajar mucho para pasar desapercibida por Kadic—
—¿Crees que mencione algo de esa academia…?
—Tendremos que seguir viendo—
Era inevitable que tendría que mencionar la existencia de Kadic, sería estúpido hacer de cuenta que la academia nunca existió.
—Súper humano número tres, apodado: "Cry Shasta", de nombre Zack, es el nuevo de los hermanos de las otras dos, ha sido creado teniendo en mente implicaciones militares y civiles, una mezcla de ambas, con un cuerpo pequeño, pero centrado en la velocidad, agilidad y movilidad, especializado en el cuerpo a cuerpo y virtualmente invencible a este, esa será la finalidad, ya ha salido del tanque de creación y está en la segunda fase, "animación", se centra en incorporar los órganos vitales al cuerpo artificial y darle vida, como Frankenstein… ya estuvo por aquí la doctora Anthea, acompañada de un tipo que más horrible no puede ser, el profesor Lowell Tyron, ambos especializados en la informática cuántica, pero Anthea es más una manitas en este sentido; usando una computadora cuántica ha podido usar un… aparato raro y lograr codificar todo el funcionamiento del cerebro de Zack, le ha creado una personalidad base de una persona preadolescente, así tendremos una base donde comenzar… espero, que no lo hará, que se lleve bien con Edge, ya se llevará bien con su hermana mayor… el profesor de biotecnología Alvin Davenport se encargará de este tema, espero que se le dé bien—
—Qué recuerdos cuando comencé, pensé que todo estaba de patas arriba y resultó que era al revés—Indicó el encargado de Zack—
—¿Se llevaron bien al principio? —Preguntó de primera Aelita—Me da la sensación de que no se conocían la primera vez que me habló de él—
—Nunca los presentamos, aún estaba vigente la orden de Constanze de prohibir el contacto entre las dos, así que lo prohibí yo también, aun así, le hablamos de ella, sin querer la volvimos una eminencia… ante Lisa, quien quería ver si podía hacer lo mismo que Edge, algo que nunca dejaron que le enseñaran a Ailane—
La fecha del video databa de hace cinco meses.
—Llevamos un tiempo preparando una modificación de los tres humanos usando tecnología desarrollada y filtrada por la doctora Anthea, estamos construyendo, en cooperación con el resto de los genios, un súper ordenador cuántico en un centro de la OTAN, al principio esto debería ser coser y cantar, pero… me da mala espina—
Hubo un corte.
—Dido sigue sin estar contenta con el desarrollo de Edge, pues llevamos dos años atascados por su culpa; no tenemos recursos para dar un golpe certero sobre la mesa y mostrar resultados, pasa algo con ese demonio, lleva unos días con un dolor de cabeza que hemos detectado como una degeneración celular a nivel cerebral causado por las ondas generadas al borrar su memoria desde casi su nacimiento… así que… así están las cosas, no sabemos qué hacer ni cómo hacerlo, pero tenemos hasta fin de año para que se lleven bien… intentamos juntarlos, pero se pelearon y esa mierda de mujer me dijo que era todo mi culpa, cuando desde el principio no quería que las dos tuvieran un desarrollo tan distante, quería desarrollarlas juntas, que fueran un dúo dinámico, que se complementaran, que fueran invencibles… pero ella quería que fuese el espejo de la otra, que fuese una versión diferente y eso causó el distanciamiento… ahora es irreversible… me… siento mal por Ailane, ella se merecía tener una hermana, ahora se siente sola, incluso ha llegado a sentirse ansiosa al pelearse con Edge, algo que no sabíamos que pudieran sentir, pero se olvida que tienen sentimientos, son en parte humanos también—
—Qué forma tan curiosa de verlo, aquí se arrepiente de no haber hecho que fuesen un dúo—
—Es que… hubo demasiada interferencia—
—Eso es evidente—Inquirió Aelita—Quedan pocos videos, parece que dejó de hacer blogs en un punto determinado—
—Quizá con la perdida de Edge—
La fecha estaba datada el día de antes que Edge apareciera en Kadic, lo que databa el mismo día que se registró algo saliendo del súper ordenador de la fábrica.
—Me cago en Dido, me cago en la cuántica, ODIO A TODO EL QUE CREYÓ QUE ESTO ERA BUENA IDEA—Dio un manotazo sobre la mesa—Cuando virtualizamos a Edge, alguien irrumpió en nuestros sistemas internos, fue un ataque informático tan poderoso y rápido que… cuando recuperamos la conexión con el mundo virtual, ya no había rastro de nada, ni de Edge, ni de su ADN, ni de los programas creados… algo había vaciado todo el disco… y pensar que nos convencieron de usarla para probar la modificación por informática cuántica… y no quisieron que la doctora Anthea estuviera supervisando esto, les parecía que no era necesario… se olvidan que ella es Dios en este campo… malditos incompetentes… ahora esa niña mimada de Dido me está forzando en hacer una búsqueda extensa… como le digo que Zack no está del todo listo y que Ailane está en París trabajando para cubrirle el culo a unos VIP… bueno, espero que sea algo para bien, el perder a Edge… Jesús…
Hubo un corte en el video, datándose de cuatro días después, en una ubicación diferente
—Ailane… encontró a Edge en París… me lo dijo en privado, con su odio habitual en mí, esperando alguna reacción, pero… me alegro que Edge esté viva y, sobre todo, fuera de las garras de Dido… incluso Ailane está alegre que no intentase matarla… le di dinero para que le comprase ropa y se encargara de darle un buen hogar temporal, hemos pensado en una academia con internado, la mejor de ellas ahora mismo es Kadic, no está muy lejos y está bien ubicada… mantendremos esto en secreto, haremos una obra de teatro que me puede costar el cuello, pero es lo que ambos queremos, también será bueno para todos ver cómo se puede comportar Edge en la sociedad sin ninguna práctica—
—Ailane… ¿lo sabía desde el principio? —Preguntó su responsable, en shock—
—No solo lo sabía ella, también él, desde siempre sabían dónde estaba… cuidaban de ella para que Dido no pudiese tocarla—
—Eso tendría que habernos dicho…—
—No os dijo nada porque no confiaría en vosotros, estáis también trabajando para Dido, a fin de cuentas—Dijo la misma pelirrosa—Es evidente—
—Dime, ¿tú sabías algo de esto? —
—No, conocía a Ailane de vista, alguna vez la vi darle algo a Edge, incluso una vez me dio una carta para que se la diera… no sabía que Albretch estuviera al tanto, hace un mes era un completo desconocido para mi —
Un mes de la desaparición de Edge.
—Al final, Dido ha pedido ayuda al proyecto de creación de súper soldados, el proyecto NEXT, para localizar y capturar a Edge… ya les dije que tendría que usar su labia para traerla, no usar la fuerza, pero es muy tonta para darse cuenta… ya saben que está en Kadic, incluso vemos que ha hecho amigos—Mostró una foto de Kadic, donde caminaba al lado del grupo de guerreros entrando a la cafetería de Kadic—Ailane me dice que ha matado a alguien, un niño de esa academia, todo porque intentó chantajearla… ¿a santo de qué? —Preguntó con incredulidad—Por suerte no tuvimos que intervenir mucho, no había pruebas que dijesen que Edge fue la responsable—Dio un suspiro—Dido quiere que use al escuadrón de defensa para pararla y traerla, pero no lo voy a hacer, ellos tienen herramientas para inutilizar los poderes de Edge, pero el capitán juró lealtad a mí y no a esa perra, así que no los haré mover, ellos tampoco quieren y cumpliré sus deseos… hemos acordado dar pistas falsas a los implicados para evitar que Edge caiga en esas sucias manos—
Hubo un corte.
—Algunas veces tienes que sonreír como payaso hasta que el espectáculo acabe, y eso es lo que hago con Ailane, pelearme con ella como siempre porque me odia, pero en el fondo se ha dado cuenta que yo solamente soy una marioneta… hoy le he dicho que, si ve que no hay solución, que me mate, que no le duela apretar un gatillo…
El video se cortó súbitamente.
—El que Dido pidiese ayuda a NEXT era de nuestro conocimiento, pero no sabíamos que ellos estaban un paso más allá… —inquirió Stefan—
—También me tenían vigilada—Retrocedió el video hasta el momento donde enseña la foto de ellos juntos—En ese entonces nos costó horrores congeniar con ella—
El video databa de la fecha cuando Anthea fue a buscar a Aelita a Kadic.
—La protegida del diablo, la Doctora Anthea, va a ir a París a buscar a su hija, Aelita Schaeffer, quien se supone estaba muerta… y digo se supone, porque ahora veo que Edge se hizo amiga de ella—Enseñó una foto donde se veía a Aelita y Edge caminar juntas por Kadic—El caso, parece que se ha encariñado con esa chica, porque no se separan… y hemos asignado la importante misión de cuidar de Anthea a Ailane, pero Edge no deja de intentar atacarla, ¿sabe algo?, Ailane se ha visto condicionada a fingir no saber nada, todo por su trabajo y han vuelto a pelearse, por suerte, parece que Edge no usa sus poderes en público… lo más importante es que Anthea ha logrado llevarse a su hija a Suiza, así que vigilaremos los pasos de Edge, creemos que irá tras ella, así que fingiré querer saber más sobre el entorno de Lowell Tyron para enviar a Ailane a Suiza junto con su cuidador personal y así mantener vigilados los pasos de Edge; creemos que quiere ayudarlas, pero no sabemos por qué, a decir verdad, si eso quiere decir que Anthea puede tener una mínima oportunidad de ser la encargada de Edge… voto por el asesinato de Tyron, que se joda—
—Incluso Ailane sabía que iría tras de mí… da miedo saber que éramos tan fáciles de predecir—
—Mira el lado bueno, eso significa que alguien te estaba cuidando—
—No sé qué tan bien crees que siente el saber que todo el rato hay alguien observándote—
—Te acostumbrarás—Bromeó Davenport—Aun así, ¿él conspiró también para el asesinato de Tyron?
—Sí, Ailane le dio el chivatazo de donde estaría Lowell Tyron en todo momento y gracias a eso lo asesinó—Recordaba bien la conversación—
El video databa cuando Taelia fue secuestrada por Bondrewd.
—Ha sido todo un caos últimamente, y el teatro no deja de abrir y cerrar el telón… asesinamos a Tyron gracias a Edge y eso liberó a la doctora Anthea, ahora está viviendo con su hija en París… el problema vino cuando la rata asquerosa de Bondrewd se chivó a Dido de que había alguien que sabía la ubicación de Edge y sabía cómo capturarla, pues estaba herida de un enfrentamiento con el asesino a sueldo, Jack Acero… los soldados del escuadrón de defensa celebraron como locos ese asesinato, y yo igual, era una de las amenazas más serias que teníamos presentes… el caso, hoy se ha dado el caso de que alguien se chivó de Edge, una… —Se echó a reír por lo bajo—Una adolescente que yo bien recuerdo, Taelia, la hija menor de la doctora Anthea—
—¿¡Cómo sabía él eso!? —Preguntó la pelirrosa de primeras, escandalizada—
—¿Pasó algo? —Preguntó Constanze, dudosa—¿No debía saber eso? —
—Es que… por ese entonces se suponía que nadie salvo mamá… sabía que Taelia era su hija… no había recuperado su memoria, ¿cómo sabía él esa información? —
—Sigamos viendo—
—Nos dijo dónde estaba y qué había pasado, nada nuevo, pues Zack nos lo chivó, pero… eso me obligó a actuar y enviarlos a fingir que peleasen, por desgracia perdieron y capturaron a Zack—Extendió sus brazos hacia un lado—No me importa, tenemos que esperar a ver qué tanto queremos hacer el paripé—Se echó a reír—Sobre Taelia… aún recuerdo cuando era una bebé recién nacida, un soldado raso nos la trajo al centro de desarrollo porque iba a darla en adopción y le venía de camino—Se echó a reír—Es una pena que no pudiese adoptarla yo, eso no la hubiera hecho perderse de la doctora Anthea, pero… me enteré que eran órdenes de Dido y no quería tener que meterme con esa imbécil… aun así, me alegro que esté viva, pero… me cabrea que ese hijo de la gran puta la haya comprado, ¿en qué cojones se metió?, no me lo quiso decir—Suspiró—Intenté comprarla de vuelta, pero el hijo de puta le puso un precio imposible, le añadió dos ceros a la cifra que la compró… es una pena, espero que Anthea se entere de esto—
—Entonces simplemente fue una casualidad—Respiró Aelita, aliviada—Pensé que él había sido el que la había dado en adopción—
—¿Sabías lo de que tu hermana lo había chivado? —
—Sí, no sé por qué no lo mencionó, pero la razón por la que perdieron es porque me atacaron, Edge me estaba cuidando, eran órdenes de mamá, y Zack nos contó que había sido Taelia la que había dicho dónde estaba Edge—Suspiró—Creo que ya sé lo que viene después—
Un mes antes del asesinato de Albretch Grunewald.
—Supongo que no podía saberse—Suspiró—Ailane me dijo que Edge y Zack querían matarme, ella quería protegerme, pero le dije que recordara que soy una marioneta, simplemente una marioneta con un poder simbólico, no tengo nada de poder porque no soy quien paga todo… solo soy quien cumple las órdenes de más arriba—Se recostó contra su silla—Ailane ya lo sabe, sabe que todo desde el principio ha sido contra mi voluntad, un teatro de pies a cabeza, pero ella… no puede hacer nada, si tan solo Edge lo supiera… pero no lo creerá, hice prometer a Ailane de guardar el secreto hasta mi muerte, cuando eso pase, será libre de decirles la verdad a sus hermanos, no lo veo justo, tendría que ser antes, pero… entiendo que no sea ahora, nadie le creerá, ha sido tanto teatro, tantos años… que es una verdad absurda y… eso no cambiaría mis otros errores… si mi muerte sirve para que vean esto y sepan que tienen que matar a los de arriba, que así sea, me iré tranquilo… desde el más allá conspiraré para su muerte… La doctora Anthea está tras Dido, le ha declarado la guerra al matar a antiguos integrantes de Cartago, está usando a Edge para eso y me alegro… ojalá vivir para ver la cara de sufrimiento de esa perra, de esa… encarnación de la inmundicia. Ahora, Araziel se ha salvado por los pelos de caer en el truco publicitario de Dido, gracias a que Stefan ha tenido los huevos de recalcarle que gracias a sus estúpidas órdenes habían perdido a Edge, no iba a permitir que pasase lo mismo con él, y el resto de la junta estuvo de acuerdo con sus palabras, así que Dido no tiene poder sobre él… ahora entienden por qué se lo encargué a Stefan y por qué lo tengo tan mimado a él, Araziel… es el único que puede ayudarme… pero va a ser tarde, él no va a saber la verdad a tiempo y Ailane no podrá convencerlo, pues ahora mismo… no es nadie si pelea contra Edge y Zack juntos—Suspiró—Da igual, que se una a sus hermanos por la muerte de Dido, de cualquier manera… aun así, tienen que tener cuidado, si la matan, tienen que acabar con Hannibal, ha sobrevivido a la destrucción del servicio de inteligencia Suizo porque se piró el día que capturaron a Taelia y Aelita, ahora está en américa, pero no saldrá de ahí… así que se encargará de vengar a Dido si algo le pasa—
—Este y el último video son lo que les debemos mostrar, el resto debe estar en su conocimiento—Dijo Aelita, cruzada de brazos, quizá cansada de ver tantos vídeos, aun así, había escuchado un nombre que no le había hecho gracia—
—Si, recuerdo lo de Araziel y Dido como si fuera ayer… no tenía ninguna prueba ni… nada con lo que luchar para tener el control sobre él—Soltó una risilla—Fue un movimiento inteligente—
—Lo único malo es… Ese tal Hannibal nos hará la vida imposible si algo pasa a esa tía—Suspiró Davenport—
—No puede ser, pensé que había muerto—Pensó en voz alta la pelirrosa—¿Cómo sobrevivió? —
—¿Lo conoces? —
—Sí, por desgracia—Les contó con varios detalles cuando lo conoció el día que la secuestraron junto con Taelia—Me intentó robar la memoria, pero gracias a Edge no pudieron… pensé que había muerto ese día porque ella borró del mapa la base del servicio secreto, pero ya veo que había salido el día de antes—Se recostó sobre el escritorio—Ya veo que las cosas siguen así…—
—Al final tendrás que invadir américa para acabar con él—Aelita asintió—
—Da igual, es trabajo de Edge hacerlo—Se puso de pie—Creo que hemos acabado—Dijo—
—Haremos una recopilación de lo importante y nos reuniremos con los otros Neo cuando sea pertinente—Aelita asintió.
Salieron de la sala de reuniones con una sonrisa satisfactoria, pues habían desvelado varios secretos que les sería de muchísima ayuda a los responsables del proyecto para continuar con sus cosas.
Aelita volvió al hábitat de Edge, encontrándosela en la zona de gimnasio, entrenando resistencia con varios dispositivos conectados a ella, cubierta de algunas vendas sobre su cuerpo en las zonas de las cicatrices. Vestía con ropa deportiva bastante ligera. Se quedó en el margen mientras los veía trabajar.
—Buen trabajo—Le dijo, entregándole algo de beber al terminar la rutina, luego de que los investigadores recolectaran datos—Veo que te has quedado casi como nueva—Revisó su piel, notando que las grandes cicatrices parecían haber sido reemplazadas por piel normal—Esta gente es increíble—
—¿Ha ocurrido algo?, te veo… cansada—Le preguntó, ignorando lo que le había dicho de primeras—
—Ya lo verás pronto, es una sorpresa—Indicó—No te preocupes por mí, es lo que pasa cuando pasas tiempo bajo tierra—El resto de los investigadores parecían estar de acuerdo—
—En fin, supongo que no puedo hacer nada—Se retiró de la sala en compañía de Aelita, subiendo por los pasillos hasta llegar a la cafetería, pues ya era hora de cenar—
—¿Ya es hora de… cenar? —Se preguntó, sorprendida—¿Cuánto tiempo…? —
—El suficiente—Indicó un soldado presente—Te recomiendo subir a la superficie, tomar aire evitará que puedas desarrollar algún síndrome—Aelita asintió, agradeciendo el consejo—Tú… ¿eres la DJ? —
—No esperaba que alguien me reconociera aquí—Se dijo a sí misma—
—Mi hija es muy fan de tu música—Indicó—Una foto contigo le encantaría—Sacaron una cámara de carrete y, tras encontrar un sitio con pared en blanco, sacaron varias fotos con algunos otros empleados que también la reconocieron—
—Ten, es un regalo—Tenía en su mochila un par de álbumes firmados que había sacado de una pila que iban a vender. Pensaba darlos a quien la encontrase por la calle a modo de publicidad y ese era un buen momento—No pensaba que me desharía de uno tan pronto—
—¡Eres la mejor! —
Tras despedirse de los empleados que la habían reconocido, se sentó a comer con Edge y los demás Neo, quienes fueron apareciendo poco a poco.
—Veo que al final reconocieron que eras aquella DJ—Soltó al aire Ailane, con una medio sonrisa—Fui a uno de tus conciertos, solamente que logré pasar desapercibida para que Edge no me viera—Eso llamó su atención—
—¿A cuál? —
—El festival en el que apareció Tina Sprout, estabais con Zack ese día—Habló rápido entes que Edge reaccionase—No tenía idea de lo que pasaba, estaba vigilando a estos dos desastres… cuando vi el disparo intenté tomar el asunto por cuenta propia, pero no quería que me vieran—
—¿Viste cuando se fue? —
—Intenté seguirla, pero me ordenaron dejarla ir porque era de NEXT—Suspiró—Tampoco me apetecía enfrentarme a esa bestia—
—Ese festival me causó muchísimos problemas—Asintió la pelirrosa—
—Al menos pudiste cobrar venganza—Aelita asintió—Y bien, ¿quieres seguir siendo DJ? —
—¿Por qué la pregunta?, lo que pasó con Tina era algo… premeditado, no era para mí, estaba disparando a Edge—
—Me refiero… ¿has dado por hecho que tendrás éxito y fama a partes iguales?, la fama y el dinero puede enloquecer al rey bajo la montaña—
—No estoy por el dinero, me gusta que la gente… disfrute con mi música—Asintió—Soy consciente del tema de la fama, y sé que, si me vuelvo muy famosa, se acabó mi carrera en ese instante—
—La doctora Anthea…—Insistió Zack—Me imaginaba que haría algo así—
—No creo que realmente sepas lo que la gente es capaz de hacer por simplemente hacerse notar ante ti… como si fueras una deidad o algo… —Suspiró—He cuidado a innumerables famosos y todos se han creído que podían con esto de la fama, así que ten cuidado… sal corriendo en cuanto aparezcan los locos—
—Aparezcan o no, su problema será cuando gane aún más fama—Secundó Edge, comiendo rápidamente—Cuando sus obligaciones profesionales comiencen a engullirla—
—¡Basta! —Pidió la pelirrosa—Ya sé que me arrepentiré, no hace falta que me lo repitas cada vez que hablo de esto o voy a salir al escenario, de verdad—Estaba muy molesta por lo recurrente que era el tema. Ailane lo notó—
—Edge dice la verdad, no obstante—Indicó Ailane—Perdón si el tema te molesta, pero intentamos advertirte de los peligros que no son evidentes, aún si el dinero no es uno de ellos, recuerda que Edge no estará siempre ahí para cuidarte, puede que algún día ella tenga que ausentarse por cualquier motivo y te ves tú sola en un escenario frente a un sinfín de desconocidos que no sabes cómo reaccionarán a cualquier movimiento tuyo—Aelita se quedó sin palabras—También debes cuidarte de no convertirte en el artista, es un alter ego tuyo, no eres tú—Eso lo sabía a la perfección. No era la DJ, era solamente un disfraz, una "personalidad" suya—
—No… entiendo—Interrumpió Araziel—Si lo que hace puede ser peligroso, ¿por qué lo hace? —
—No es peligroso del todo—Dijo la pelirrosa—Es peligroso no saber controlarlo, es… muy riesgoso si la gente se te tira encima—
—¿No es eso lo mismo? —Dijo—En todos los casos saldrás herida, ¿por qué sigues? —
—Aún no ha ocurrido—Dijo—No con… fans, por lo menos—
—No te entiendo…—
—No se termina de creer la historia, eso es todo—Cortó Edge de primeras—
—Eso dices tú—Apuntó la pelirrosa, molesta—
—¿Entonces por qué sigues si sabes que todos, salvo tus amigos, estamos en contra? —Esa pregunta hirió a Aelita. Era verdad, a pesar de que decían que la apoyaban y le daban sus mejores deseos, su mamá deseaba pasar por un perfil bajo y el estarse haciendo famosa lo empeoraba todo, y no solo Anthea, todos los del plan de Nuevo Mundo lo veían como un gran problema. Taelia era la única que no tenía una opinión sobre el tema, pero estaba segura de que apoyaría a su mamá. Edge… no hacía falta preguntar—Sabes que tengo permiso de Anthea para sacarte de ahí cuando yo quiera, pero no lo haré a la desesperada… te dejaré tiempo para ver cómo se desarrolla todo—
—Creo que se me quitó el hambre—Alejó la bandeja, levantándose. Se fue sin decir nada—
—Creo… que la molestamos—Dijo Ailane, sintiéndose culpable de lo ocurrido—
—Es un tema que le molesta mucho, porque todos los días que tiene algo con lo de ser DJ, le recuerdo que puede pasarlo mal—Dijo Edge—No te preocupes por eso, hablaré con ella—
—Aun así… incluso yo sé que insultar los deseos de una persona les sienta mal—Terció Zack, quien ya había acabado de comer—Fuiste muy dura—
—Tengo que decirle la verdad—
—Pero no de esa manera—Siguió Ailane—Habla con ella, no dejes que se deprima aún más—Edge suspiró—Edge…—
—lo sé, lo sé, no hace falta que me lo repitas—Cuando iba a levantarse, llegaron sus responsables con cara de duda—
—¿Quién de vosotros molestó a Aelita? —Preguntó de primeras un autoritario Davenport—Estaba echando humo—
—Otro más—Dijo en voz alta—Hablaré con ella—Les explicó lo ocurrido—
—Pero insultar los gustos de alguien… vaya si eres un monstruo sin piedad—Dijo Constanze, molesta también—
—¿Por qué parece algo malo cuando la estoy protegiendo de algo peor? —
—Porque es deber de cada uno aprender de sus errores y saber cómo corregirlos—Dijo esta—No gusta que venga alguien a insultarte todos los días, incluso si tiene razón, es molesto. Imagina que alguien te insultase porque te gustaría recorrer el mundo, ¿no te gustaría? —
—No es lo mismo—Dijo en voz alta—No lo entendéis… joder, nadie se da cuenta—Sin esperar una respuesta válida, salió de la sala en dirección a la habitación de la pelirrosa, la cual estaba cerrada con el seguro—Aelita—
—¿Vienes a seguir molestándome por querer ser feliz? —
—Sabes que digo la verdad—Al acabar la frase, escuchó algo ser lanzado con furia al suelo—
—¡Que dejes el tema, cállate! —
—Abre la puerta—La misma se abrió con cuidado, mostrando a la pelirrosa quien se preparaba para ducharse, quizá, para quitarse el estrés de encima. Tenía una expresión de estrés y molestia—
—El día ya ha sido lo suficientemente cansado como para que vengas a hacerlo peor—La encaró—No sabes comportante—
—Hago mi deber—
—¡Lo haces mal! —Eso pareció no herir a Edge, y Aelita lo notó—No puedes seguir quitándome las ganas con algo que me gusta, ¿qué sentido tiene eso?, ¡ya me arrepentiré si algo malo pasa!, sé que pronto dejaré de ser DJ, mamá me lo recuerda también, por eso intento no destacar mucho, ¡trabajo en ello!, ¿por qué me lo recuerdas?, ¿no venimos precisamente de un concierto donde las estrellas eran otros? —Edge la obligó a abrir del todo la puerta, entrando a la habitación, cerrándola tras sí—
—Estar bajo tierra te está estresando—Cambió de tema rápidamente—¿O es otra cosa? —En vista que no iba a decir nada más con ese tema, Aelita simplemente negó con la cabeza. Era verdad, aun así, pues estar bajo tierra, sumado a la presión de estar esperando a que Dido apareciera en la base… era algo que la tenía ya, de por sí, muy molesta—¿No vas a decir nada más? —
—No voy a darte la razón—Dijo—Solo déjame descansar, mañana tengo algo importante que mostraros a todos vosotros—
—¿Oh?, ¿De qué se trata? —
—Lo sabrás mañana—Asintió—Así que márchate a descansar—Notó que no le apetecía irse—Es una orden, no quiero verte más por hoy—Asintiendo, Edge salió de la habitación, entendía la situación—
Pero, nada más al tocar la cama…
Despertó, por decirlo de aquella manera, en un sitio extraño. Era una colina muy alta, estando ella en la cima, con un cielo color sangre y una pila lanzas, escudos y flechas en la parte baja de la misma, pareciendo un escenario de una batalla muy sangrienta. En medio del todo, de sorpresa, apareció un humo negro que tomó la forma de Edge, pero por sus ojos, la reconoció al instante.
—¿Xana? —Dijo, acercándose—Pensé que era un sueño raro—
—Quería simular el sector cinco, pero la Cuna no me lo permitió—Indicó la IA de primeras—Así que no sé exactamente por qué este escenario tan raro—Se elevó por el cielo—
—¿y Edge? —
—En el ala de Tesla, parecía algo contrariada, pero no quería molestar a nadie ahora así que se metió ahí a relajarse—Dijo—Pero quiero hablar de ti, aquí ella no puede escucharnos—Aelita se arrodilló en el pasto—Veo que nos hemos olvidado de lo que explotó ese día que ya no existe—Refiriéndose a lo ocurrido durante el concierto en Rusia—
—No diría que lo hemos olvidado—Dijo, riéndose—Más bien no podemos ir a investigar sin que parezca sospechoso—La IA asintió—¿Tienes alguna idea de qué pasó? —
—Parece que algo salió de ahí, pero no pude recabar información… estuve viajando por toca Escandinavia, fue una petición de Edge, y… no encontré nada más que esto—Un holograma, al estilo de una pantalla gigante de cine, apareció delante de Aelita, mostrando ciudades enteras reducidas a cenizas, totalmente destruidas y abandonadas, sin ningún rastro de vida—No hay un solo rastro de vida en las islas Åland, y eso no debería ser así—
—Mihaly tenía razón entonces, hay alguien o algo que salió de ahí—
—Lo más curioso es que el resto de las ciudades a menos alcance del epicentro están intactas, así que apoyo la idea de que algo salió de ahí—
—¿Deberíamos ir a investigar?, pero… ¿cómo? —
—No, las probabilidades de que nos encontremos enfrascados en una batalla pueden ser muy altas, debemos esperar y ver a qué nos vamos a enfrentar… ¿Miyu no ha dicho nada? —
—Fuera de saber que la inestabilidad existió… creo que está igual que tú—
—Incluso un ser que puede tejer una red a lo largo y ancho del mundo no logra saber quién causó tremendo apocalipsis, ¿eh? —Burló Xana, volando delante de Aelita—
—Incluso el virus de computadora más potente visto por la humanidad no puede saber quién causó tremendo apocalipsis, ¿eh? —Burló de vuelta, imitándola—Aun así…—
—Si es una aberración, como los llamáis, más te vale saber que están mejor muertos que vivos—Notó que Aelita estaba contrariada con eso—¿O no? —
—¿Y si logramos estabilizarlos? —
—¿Y si la iglesia o las organizaciones se enteran de que existen?, te recuerdo bien que tanto Mihaly como Dagger están de acuerdo en que irán tras Hebe, ahora que conocen donde está y qué hace…—
—Lo sé… de eso quiero pensar cuando salga de aquí—
—Cuando acabes con Dido, ¿verdad? —Eso heló la piel de Aelita…—
—¿Y tú cómo…? —
—Al contrario que Edge, yo puedo saber qué piensas, al traerte aquí pude actualizar mi base de datos de tus recuerdos, pero… Edge no puede acceder a ellos, los tengo aislados de su conocimiento—
—Entonces… ¿qué piensas? —
—No creo que te guste mi respuesta—Indicó—Pienso que deberías decirles mañana cuando les muestres el video recopilatorio, eso los hará conscientes de a quien se van a enfrentar—
—¿Y si acorralamos a Dido en algún sitio e ideamos alguna manera de que lo sepan?, como un micrófono escondido o…—
—¿No es mejor que lo sepan de antes?, así podrán apoyarte—Indicó—Ailane ya lo sabe y Araziel también, solamente Zack y Edge lo ignoran, aunque… es una pena que matarla solo puede agravar un problema más grave—
—El maldito de Hannibal está vivo—Le dijo—Pensé que lo habías matado ese día…—
—No, no lo encontré entre los que estaban en la base, debió haberse enterado de que alguien iría tras él—Le indicó—Ahora sí que parece que tendremos que invadir territorio enemigo para cumplir con la primera parte del acuerdo—
—Y devolverme mi personalidad original… pero…—
—Olvidar todo lo que has pasado por el camino—
—Maldito el día en el que te dije que si—
—Mira el lado bueno, quizá te sea beneficioso en la segunda parte, cuando tengamos que dejar que tus padres decidan qué hacer con Edge—
—No me lo recuerdes—Se dejó caer en el pasto—
Dejaron pasar algunos minutos.
—¿De verdad te ves capaz de matar a Dido por tu propia mano?, nunca lo has hecho—
—No en la vida real—Dijo—Si en un sueño—
—Los sueños, sueños son—Indicó—Una manera que tiene tu cerebro de mantener a tu mente ocupada con otras cosas, aún si este fue creado por Edge—
—Lo intentaré hacer, pero… estoy contigo en que será muy complicado—
—Lo positivo es que estás en un lugar donde la ley no aplicará contigo, puedes matarla y no ser acusada de delito alguno, porque no beneficiaría a nadie hacerlo—
—¿Qué propones? —
—Nada, solamente haz lo que tú quieras, demuestra por qué eres una persona cuya inteligencia supera a muchas personas de aquí—Se acercó hasta su rostro—Ve y mátala, mi hermosa esclava—Simuló besarla, pero no se sintió nada, ella no era un ser físico. Se alejó riéndose maliciosamente—
Aelita despertó, ya siendo de mañana según el despertador, a pesar de que ella no veía un ápice de luz natural ahí abajo y, según ella, debía de ir a la superficie un rato a tomar aire antes de volverse loca por el encierro. Se duchó, saliendo del lugar de camino a la cafetería, encontrándose con Zack en el sitio.
—¿Ya estás de mejor humor? —Levantó la mano a forma de saludo—
—Podría estar peor—Dijo—Debo ir a la superficie a tomar algo de aire—
—Escuché que Ailane y otra persona irán al pueblo cercano a hacer unas compras, ¿quizá puedas ir con ellos? —
—No estaría mal—Cogió una bandeja con algo de comer.
París, Isla de Francia. Más tarde por la mañana. Laboratorio de Ayn Rand y Sumire Muroto.
Taelia, como todos los días, estaba entrando al laboratorio para su rutina diaria. Al pasar la puerta, se encontró con una muy tímida figura en la recepción, que estaba vacía. Al girarse, pudo ver una figura medianamente alta, con el pelo rubio y morado… le sonaba de algo…
—¿Te puedo ayudar? —Le dijo de primeras, tomándola de sorpresa—
—Es que… me dijeron que tenía que venir aquí—Dijo con mucha vergüenza, mostrando un papel que, por su firma, pudo notar que era efectivamente del laboratorio—
—Ah… ¿Hebe? —La muchacha se sorprendió de eso, ¿la conocía?, ¿era una fan? —Mi hermana me contó de lo que pasó—Le dijo en voz baja—
—¿Aelita es tu…? —Al analizarla con la mirada, pudo el ligero parecido—Ya veo…—
Tras hacer una corta llamada, pudo ayudar a Hebe a entrar al laboratorio, siendo guiada por el personal del mismo centro. Taelia, encontrándose con sus compañeros de camino, quienes la vieron.
—¿Una nueva? —Preguntó Luciana al ver a Hebe, notando como subía al ascensor con más gente—
—No, fue por algo por lo que ocurrió—Les contó lo que había pasado en Rusia, dicho desde el punto de vista de Aelita—Así que Edge se vio obligada a usar la medicina que tenía guardada para Aelita—
—No se ve infectada—Secundó Pavel, apoyado contra la pared—¿Eso quiere decir que funcionó? —
—Yo no cantaría victoria—Terció Saraí, apareciendo por el pasillo, saludando a sus niños—Aunque Edge comprobó que el virus había sido eliminado, tenemos que comprobar si logró hacer algún cambio permanente—Parecía con prisa—Queríamos que fuese en un sitio tapadera, pero llegamos a la conclusión que la primera "víctima" tenía que estar bajo nuestro control absoluto—
—Pobre—Fue lo único que dijo Taelia, mirando al ascensor—
Saraí marchó y el resto del grupo se dispersó a realizar sus distintas actividades.
Taelia volvió a casa al poco rato después, encontrándose con la comida servida, pero sin rastro de Anthea. Había una nota al lado del plato indicando que volvería luego, estaría con Waldo en Lyoko.
Comió y, tras hacer sus deberes diarios, destapó el lienzo que con una manta cubría y comenzó a hacer un boceto con lápiz. En su cabeza, quizá desordenada, corrían con rienda suelta muchas ideas; desde lo más profundo de la magia y la fantasía hasta algo muy profundamente realista. Al final se decantó por dibujar algo que siempre le había llamado la atención; la habilidad que tenía Xana para transformarse en cosas o personas, algo que, si bien lo había visto poco, las anécdotas que sabía de los guerreros de Lyoko, como aquella vez que se hizo pasar por ellos besando a todo aquel que se cruzara, le daba una buena idea de que hacer; Aelita, recostada en una pared, con las piernas recogidas y una mirada molesta que dedicaba a una copia exacta suya que tenía una mirada burlona y unos ojos de diana, una muy particular para ella. Corrigió el trazado con lápiz una buena cantidad de veces, enfrascándose en la misma mientras escuchaba música con auriculares, perdiéndose por horas hasta que vio que la luz de la habitación parpadeó repentinamente, al fijarse, era Anthea.
—¿Cuánto has pasado ahí?, ya es de noche—Preguntó con una sonrisa, Taelia dejó sus cosas y la abrazó—
—¿De noche? —Si, al fijarse en la ventana, vio que ya no había un ápice de luz en el exterior más allá de la artificial—Ah, creo que me pasé toda la tarde pintando y dibujando—Se acercó al lienzo, viendo que los colores base ya estaban casi secos, solamente debía ser cuidadose a la hora de terminarlo. Anthea se escurrió por la habitación, ojeando la pintura—
—Te gusta dibujar a tu hermana, ¿eh? —Taelia asintió, sonriendo—Está bien, pero… ¿qué significa? —
—¿Toda pintura debe tener un significado? —Preguntó, curiosa. Anthea se encogió de hombros—"Vade retro, alter ego" —Musitó, escribiéndolo en la parte superior de la pintura con su lápiz—Son Aelita y Xana—Al fijarse, Anthea vio por donde iba—¿Te gusta? —
—Es poco oscura para mi gusto, pero te ha quedado muy bien, sigue así—Le besó la mejilla, marchándose de la habitación—
—Un poco oscura—Pensó, dándose cuenta de que se refería al significado de la pintura. Siguió refinando la pintura hasta bien entrada la noche.
Durmió.
Encontrándose con un pintoresco panorama, abrió los ojos y se puso de pie, encontrándose con una verde llanura peculiar, pues tenía algunas construcciones megalíticas en forma de dolmen que mostraban frescos de pinturas que fácilmente podía reconocer, pues o las había estudiado, o ella misma las había pintado. Caminó por una buena cantidad de dolmen contiguos hasta encontrarse con un ser que parecía estar disfrutando de ellos; una persona pelinegra con un hermoso vestido y un peinado elegante… ¿Le sonaba de algo?
—¿Hola? —Saludó, con duda, pues no se esperaba a alguien ahí—¿Qué es esto? —Le preguntó—
—Un espacio imaginario creado para ti—Le dijo la chica—Soy Miyu, ¿nos conocemos? —
—¿No? —Le dijo. No la había visto en la vida—¿Esto no… es un sueño? —No estaba segura, pues tenía la certeza de estar sintiendo algo, pero a la vez no. El paisaje era extraño al igual que tétrico y, aquella presencia, bastante fuera de lugar—
—Algo así—Dijo—Ya te he sentido antes cuando fuiste a un lugar—Hablaba con tal misticismo que molestaba a Taelia con solo mencionarlo—¿Sabes dónde? —
—Gaia—Dijo de primeras, tomando por sorpresa a la pelinegra—El único sitio misterioso donde alguien podría hacer algo así—Apoyó la espalda contra uno de los dólmenes—¿Qué quieres de mí? —
—Solamente saber… ¿qué es ese sentimiento vuestro de… rabia? —Taelia ladeó la cabeza. ¿" Nuestro"? —Los que estáis malditos… todos estáis igual de rabiosos, molestos, iracundos, pero ¿por qué? —
—La explicación larga y aburrida ya la debes conocer—Le dijo—Así que… ¿por qué preguntas? —Pero su intento de esquivar la pregunta pareció no ser suficiente—Aparte de que… cada uno de nosotros ha pasado por cosas distintas para llegar ahí—
—Si, eso lo sé—Sorteó algunas estructuras, danzando con ellas al son de una inaudible música—¿Y tú que pasaste para que llegar hasta ese punto? —Taelia cerró los ojos, pensando que responder—Pareces alguien a quien el mundo y los humanos le fallaron muchas veces—
—Gracias, no lo sabía—Dijo, molesta, cruzada de brazos. No le gustaba ni la actitud ni la presencia de esa chica—Es una historia de la que me quiero olvidar—
—Vale, entonces me disculpo—Seguía pululando—
—Ya basta, ¿qué quieres?, ve al grano—
—¿Conoces a esta chica? —Delante de ellas, uno de los monolitos se transformó en una figura humana, una que ya había visto antes ese mismo día—
—Solo de vista—Dijo—¿Por qué? —
—Necesito que le eches un vistazo por nosotras, resulta… que puede ser problemático si alguien le pone las manos encima—Con lujo de detalle, le contó lo que sabía—Es importante que nadie se la lleve—
—¿Eso no debería ser trabajo de Edge o de quien sea que no quiera eso? —No iba a hacer de niñera—
—Si, pero como verás, ella no está aquí para ello—
—¿Y yo que tengo que ver? —Preguntó de mala gana—¿Siquiera la conozco? —Miyu frunció el ceño. No parecía tener algo que ofrecerle que le fuera de utilidad—
—Puedo ayudarte a buscar algo que busques —Eso pareció llamar la atención de Taelia, pero…—
—No, no me puedes ayudar—Dijo, poniéndose de pie—Así que no hay trato… lo que yo busco solo puedo encontrarlo yo—
La pelinegra, molesta, aplaudió dos veces. El escenario desapareció.
Brema, Alemania. Centro de desarrollo de los Neo. Esa misma noche.
Aelita, nerviosa y ansiosa, volvía de la ciudad cercana junto con Ailane y una persona que juraría haber visto antes, Adrien. Volvían en coche, pero… sentía el ambiente pesado.
—No tenemos noticias aún—Dijo el mismo hombre, conduciendo—Parece que la señora Dido aparecerá antes de que se vayan—Estaba hablando con Ailane—
—Aelita, ¿qué harás? —Durante el transcurso del viaje, la pelirrosa supo que Ailane ya estaba al tanto de lo que venía justo cuando llegaran a la base; los videos—
—¿Honestamente?, no lo sé—Respondió, recostando su cabeza contra el espaldar—La idea era mostraros los videos para que… ¿reflexionarais al respecto? —
—No sé qué reflexión se pueda sacar—Musitó silenciosamente la Neo—Ninguno de los otros dos asumirá que fue un error, y menos Edge—Suspiró—Supongo que tendremos que matar a Dido—
—¿Puedes dejarme eso a mí? —Pidió amablemente, en voz baja, con una gran dubitación en su voz. Tanto Ailane como Adrien se giraron sorprendidos—
—Matar a alguien no es algo sencillo—Dijo el mismo hombre—Puede ser un fantasma que te persiga durante toda tu vida—
—Esa persona es la que ha estado atormentando a mis padres desde hace muchos años, ¿por qué debería preocuparme? —No parecían estar viendo algún ápice de inocencia en ese momento, es más, veían una extraña aura oscura que casi podían jurar que la cubría—
—Si de verdad no te tiembla la mano… te recomiendo no pensar cuando estés decidida y la tengas en frente—Le dijo la Neo—No podré ayudarte, pienso aislarme para evitar que alguien me ponga las manos encima—
—¿Y el resto? —
—Tendrás que preguntarles—
Llegaron a la base luego de varias horas fuera, ya con la cabeza más despejada.
Aelita bajó hasta su habitación temporal, cerrando sigilosamente la puerta tras sí misma, viendo como una humareda negra se elevaba de su sombra, riéndose por lo bajo.
—Buen trabajo, princesa—Le dijo la IA, burlona—Veo que aguantaste—
—No sé… pero… ¿por qué me siento menos agresiva? —
—Que estuviera contigo provocaba una reacción fuerte de tus emociones, por eso estabas más arisca, más agresiva… ahora simplemente estás nerviosa—Aelita se lavó la cara en el baño—Ahora toca la parte divertida—
—Una de ellas—Aclaró—Aún no vemos a Dido—Xana se movió en medio de ella para aparecer en frente, como un humo con torso humanizado—
—Hay quienes dicen que la veremos mañana—Indicó—Así que, sea lo que sea que quieras hacer, piénsalo muy bien—Parecía que iba a irse—
—¡Espera! —Se giró hacia la pelirrosa—¿Por qué no te quedas conmigo hasta que esto acabe?... así me sentiré más segura—
—¿Oh? —Se giró de vuelta con sorpresa—¿Quieres que intervenga cuando su majestad se sienta en apuros?, de acuerdo, puedo hacer eso—Se echó a reír por todo lo alto—¡Que preparen las bolsas para muertos!, mañana bailaremos con ellos—Aelita tragó saliva. Le había dado vía libre para actuar a su parecer. La pelirrosa pensó para sí misma:
… ¿Pero no es eso lo que yo quería?, acabar con todos ellos, no dejar ni uno con vida y que ni su recuerdo estuviera vivo. ¿Por qué ahora debería ser diferente? Gracias a Arthur Zanuck tenía una oportunidad única en la vida de hablar con mi némesis, la única persona que me da temor en lugar de asqueamiento. Tiemblo al pensarlo, mi respiración se vuelve pesada y mi vista temblorosa, casi quedándome sin aliento… viendo una sombra en frente mío que, con su sonrisa macabra, parecía tranquilizarme.
—No necesitas ponerte ansiosa—Me dijo por lo bajo—Todo lo que pueda salir mal, saldrá—No lo mejoraba—Tampoco te aseguro poder protegerte siempre, si Edge me lo prohíbe, yo… no podré hacer nada—Me lo temía…—
—Da igual, vamos a la sala de reuniones, nos están esperando todos—La misma se enroló en mi cuerpo, entrando al cristal que en mi cuello colgaba. Podía sentir su presencia, calentando mi interior con una rabia casi desmedida que apenas podía controlar, algo no típico de mi—
Salí de la habitación, encontrándome con un inusual panorama; la gente estaba nerviosa, trabajando con rapidez, preparando cosas, casi parecía que esperaban la llegada de alguien… y lo era, pues si Ailane lo sabía, la voz habría corrido como el viento bajo tierra.
Entré en la sala de reuniones, era la última y no tenía nada que decir en realidad. Crucé miradas con Edge, quien parecía curiosa y a la vez feliz de verme. Me acerqué a ella y la abracé por detrás de la silla, pero no me senté a su lado, en su lugar, me moví hasta dar con Davenport, quien carraspeó, llamando la atención de todos, cerrando la puerta. En la pantalla se podía ver un video de cuarenta minutos que se trataba de una recopilación de lo más importante de los videos de Arthur.
—Aelita, ¿quieres comenzar? —Me preguntó el mismo, tomándome por sorpresa, pues no tenía nada preparado—
—Eh…—Me puse de pie, pensando cómo improvisar—Estos videos estaban almacenados en un NAS privado dentro del despacho de Albretch y… contienen video logs de su vida diaria aquí abajo… hay algunas cosas que tenéis que ver—
—¿Qué se supone que tenemos que ver o… escuchar de él?, está muerto—Atajó Zack rápidamente—
—Algo tan importante como entender quién fue la víctima del salvaje levantamiento y quién el instigador—Les dije con seriedad, dando una pista a los tres presentes—Era un pequeño secreto entre nosotros, pero hemos decidido que tenéis que verlo, al final os diremos por qué—
Sin esperar una reacción, reprodujeron los videos de Albretch Grunewald desde el principio, sin parar, sin esperar una explicación… solamente las miradas que iban y venían hacia Ailane, quien permanecía en silencio escuchando, con los ojos cerrados, acariciando su vientre. Dando un ligero toque en la mesa, usando electricidad, Edge pausó el video sin permitirnos reanudarlo, mirando con seriedad a su congénere.
—Lo sabías todo desde el principio… desde el día que aparecí en Kadic, el día que vendieron a Taelia, el día que casi mato a Zack, el día que lo matamos… ¿Por qué nunca…? —
—¿Hubiera cambiado algo? —Preguntó, seria, no sorprendiendo al resto—No lo creerías, pensarías que estaba intentando conspirar para llevarte con él y no tienes motivos para refutarme esto, tú misma lo dijiste una vez—Eso pareció silenciar completamente a la Neo—Zack tampoco debía saberlo, pero… lo de él fue culpa mía—
—Quizá debemos esperar hasta el final antes de discutir—Dije en voz alta, llamando su atención—Hay algo importante al final—
El video continuó. Aún estábamos por la mitad. Vigilaba a Edge que no lo pausara, mientras medía sus reacciones con cuidado para saber que decir o qué hacer, incluso Xana parecía estar encantada con el horrible ambiente que se había creado. Aun así, entre más hablaba Albretch acerca de cómo Ailane y él estaban en una obra de teatro macabra, menos razones parecían haber para hablar con Ailane. Al final, cuando el video estaba por terminar, llegó la parte donde se mencionaba qué deseaba hacer él con la verdadera culpable de ese salvaje levantamiento; Dido. Y, sobre todo, la orden más clara: Matarla a toda costa. A ella, y a Hannibal.
—¿Hannibal sigue con vida? —Fue lo primero que se preguntó Edge—Pensé que había muerto ese día…—
—Lo sé—Asentí con pereza—Tendremos que hacer algo que los alemanes no pudieron, invadir américa—Recordando algún texto de su libro de historia—
—Por otro lado—Miró a Ailane—Sigo… molesta—Debería estarlo, ella… fue la que peor lo vivió—
—¿Por todo el innecesario teatro que causé?, lo sé, Edge, yo también estoy molesta conmigo misma por no poder haber ayudado al doctor—Indicó—Pero… ahora tenemos algo en común; tenemos que matar a Dido a como dé lugar—
—¿Será seguro matarla aquí? —Preguntó Zack, recostado sobre la mesa—Me parece algo arriesgado—
—Es muy arriesgado, pero debemos hacerlo—Dije con suavidad—No importará realmente quién de nosotros sea el que lo haga, mientras hagamos correctamente la ejecución… todo habrá valido la pena—
—Y haremos realidad lo que el Albretch—
Discutieron sobre el contenido de los videos, pero lograron centrar la atención en lo que verdaderamente importaba en ese momento; Dido. No desvelaron el cuándo iría, pero parecía ya inminente. No sabía que hacer ya para mantener la calma, el pensar que podía verla al cruzar cada esquina hacía volcar mi corazón y entorpecer mis pensamientos más simples. No parecían haberse dado cuenta, pero lo agradecía, no tendría que explicarlo.
Cenamos en la cafetería, donde no parecía haber un buen ambiente, estaban todos pensativos, intentando digerir la gran cantidad de nueva información que habían recibido, una que parecía imposible hacía un mes, incluso hacía pocas horas antes.
Caminé de vuelta a mi habitación, pues no me apetecía perder más tiempo. Quizá, si dormía, el tiempo pasaría más rápido… a no ser que Miyu quisiera verme, pero no parecía ser el caso, hacía días que no sabía nada de ella, aun cuando podía sentir que estaba observándome con inquietud. Al abrir la puerta, sentía a alguien detrás; Edge. No iba a echarla esta vez, sabía que quería hablar de lo ocurrido. Entramos juntas a la habitación, ella sentándose en la cama mientras yo me desvestía.
—Si tan solo lo hubiese sabido antes…—Se dijo a ella misma en voz baja—
—No es algo que estuviera siquiera contemplado, criatura—Dijo la sombra de Xana, diciendo lo que yo estaba pensando—No con tanto teatro, ya lo dijo Ailane; no lo hubieras creído—Noté el cómo ella chasqueó la lengua—
—Ahora lo único que podemos hacer es vengar su muerte… matándola—Dije, suspirando temblorosa. El recordarla me había hecho perder equilibro, me temblaban las piernas—
—El estrés te está matando—Me dijo, ayudándome a recostarme en cama, al tiempo que ella me terminaba de vestir con el pijama—Debes tranquilizar tu cabeza un poco—Iba a protestar, pero ella, aún con toda la presión, estaba tranquila, pues sabía que, con la Cuna, una persona normal como Dido no sería problema—Recuéstate conmigo—Me obligó a cerrar los ojos mientras la luz se apagaba… vi, por la comisura de mis ojos, un destello oscurecido que me hizo reconocer a la cuna del Deseo… pero no pude hacer nada, algo me arrastró.
Abrí los ojos, viendo primeramente un primer plano de un camino de montaña parcialmente con neblina, pero con un detalle especial; contenía televisores antiguos apostados a la altura de mi rostro, unos… muy grandes. Me levanté, escuchando que alguien lo hacía conmigo, girándome, sorprendida.
—¡Despertaste! —Esa voz…—Pensé que te habían atrapado los lobos—
—¡Mr. Puck! —Lo abracé con fuerza—
—Me alegra ver que estás bien—Lo tomé de la mano—¿Dónde estamos? —
—Parece… un pasaje… ¿vamos? —Asentí, tomada de la mano con él—Mira eso—Nos paramos en una tele que parecía estar emitiendo… ¿un recuerdo? —El día que me regalaron a Mr Puck, podía ver perfectamente el rostro sonriente de mis padres—Son mis recuerdos—
—¿Solo los buenos? —Preguntó él, pareciendo fascinado con el paisaje—
Para averiguarlo, caminamos por el accidentado pasaje montañoso, viendo recuerdos varios de mi vida, incluso… uno malo, una muy viva pesadilla que estaba apostatada, pero una que parecía poder acabar pronto. La imagen de mamá siendo arrastrada por los hombres de negro era… horrible. En el camino, cuando el mismo parecía girar hacia abajo, vimos entre la niebla, muy a lo lejos, una enorme estatua de varios centenares de metros de altura, con una forma femenina, mirando al suelo de forma benevolente mientras tenía sus majos juntas en el pecho, vistiendo con una túnica y un velo que cubría su cabellera. El paisaje era asfixiante de lo hermoso que era, sumado a la inmensidad de la estatua…
—Sigamos bajando—Dije, apresurándonos por el camino, parándonos en algunos recuerdos varios—
—¿Una zona de color rosa? —En medio del camino, en un desvío, se veía tras una serie de tupidos sauces llorones una zona que destilaba un color rosa curioso. Nos acercamos, pero tras ver la primera pantalla supe de qué se trataba; vi a Richard y a mí en… bueno, aquella vez que creía eliminada de mi memoria. Por suerte, Puck no pudo ver nada y lo arrastré fuera—
—Es algo sin importancia—Le dije, sonrojada. Él pareció tener curiosidad, pero lo arrastré hacia abajo. Tras un momento caminando, aún sin sentirnos cansados, nos paramos a contemplar el paisaje, aún si habíamos bajado algo, parecíamos estar en la cima absoluta del mundo—Es hermoso—La estatua se hacía cada vez más imponente. La noche cayó bastante rápido, aún para estar en algún tipo sueño o lugar imaginario… y nos encontramos prácticamente a oscuras, con pocas pistas de saber dónde estábamos más que la estatua, que brillaba con un blanco precioso y algunas luciérnagas que iluminaban los costados del camino. Tomados de la mano, armándonos de valor, caminamos por la senda oscura, hasta el punto de no saber en dónde estábamos parados—
—No… sé si sea seguro seguir—Dijo Puck, intentando buscar alguna señal que nos indicase donde ir—
—Un faro de luz para aquellos que están perdidos—Dijo una voz femenina, adulta que, a pesar de su gravedad, se sentía como una caricia muy profunda al alma—¿Os ayudo? —Me giré hacia ella, sorprendida. Era muy alta, vistiendo con una túnica muy larga y un velo de color blanco que cubría todo su pelo, incluyendo su rostro. En su mano izquierda cargaba una cadena que tenía una lámpara de aceite colgando de ella y, en la otra, una espada—
—No… sabemos a dónde llegar—Dije de primeras—¿Nos ayudarás? —Ella asintió, casi pude jurar como sonrió, ofreciéndome su mano, guardando su espada—
—Vamos, no estáis lejos—Tomé su mano, sintiendo una infinita paz interior. Todos mis problemas, malos pensamientos, sentimientos de culpabilidad y estrés habían desaparecido tan repentinamente… que me sentí en el cielo. Sin darme cuenta, mientras caminábamos, recosté mi cabeza contra su cuerpo mientras sostenía ambas manos suyas, tenía un olor tan particular que… me recordaba a alguien que no lograba dar rostro, alguien muy familiar… no podía dejar de olerlo—Estos días están siendo estresantes, ¿verdad? —Me preguntó, obligándome a hablar de lo que me había pasado—
—Si… no pensé que fuese a tener tanto peso en mi espalda, incluso si… es solo temporal—Le dije, suspirando, intentando no perder la paz interior que me había otorgado, caminando por el oscuro sendero—Quiero que acabe ya—
—Si desesperas, no serás capaz de ver el resultado final—Me dijo—¿Por qué tantas prisas? —Preguntó con benevolencia—Solo necesitas mantenerte serena, que sean ellos quienes desesperen ante tu fortaleza—
—¿Cómo hago eso? —
—¿Tienes una convicción al respecto? —Me preguntó, pero no terminaba de entender su punto—Mantén siempre lo que hayas dicho contigo, no recules, que sea lo que has dicho la única y absoluta verdad, sin importar que tan jugosas y convincentes sean sus palabras—Dijo, sin soltarme la mano—Las personas pueden intentar convencerte para que vayas a su lado, pero ¿qué tan ciertas son sus palabras?, nunca debes creer nada de lo que digan—Parecía tan seria en sus palabras, que no encontraba motivos para refutar lo contrario—
—¿Crees que deba… matarla? —
—Si eso soluciona tu preocupación, hazlo—Me dijo—Debes mantenerte siempre con tus palabras y acciones, pues ellas condicionan lo que venga después—Tomé aire, tomé eso como un… sí—
Caminando, en silencio, llegamos a una ladera de la montaña donde parecía haber un pasadizo estrecho al que no se veía más allá de tus pies. La figura se detuvo, iluminándonos el camino hacia dentro.
—Ellos no se detendrán porque te sientas o pienses así, Aelita—Era la primera vez que la escuchaba decir mi nombre—Debes defender a los tuyos, que todos viváis en paz—Tomé la mano de Puck, quien había estado silencioso todo el trayecto, caminando de aquí para allá mientras nos seguía—
—Gracias… yo… no sabía cómo sentirme—La figura asintió, dándose vuelta, desapareciendo en la oscuridad de la senda. Caminamos en silencio por el pasadizo, pero…
Abrí los ojos de golpe, viendo que la habitación estaba oscura y, girándome, vi que estaba recostada aún sobre el regazo de Edge, quien estaba durmiendo apoyada en la pared, pero se despertó al sentir mi movimiento. El reloj marcaba las seis y media de la mañana, hora… perfecta para despertar aun cuando dormí bastante temprano. Me senté al lado de ella, mientras se estiraba.
—¿Te sientes mejor? —Me preguntó, yo asentí, dándole un beso en la mejilla. Sentía una paz y una tranquilidad que… no parecía haber salido aún de aquel sueño—
—La cuna te concedió tu deseo de querer estar tranquila—Me dijo de primeras, escurriéndose de la cama para ponerse de pie—Ya veo que al final si tomó la forma que deseaba—Sonrió—
—¿Lo viste? —Ella negó con la cabeza, algo que me sorprendió—
—Me dormí casi al mismo tiempo que tu—Dijo, mojándose la cara con agua. Hubo un silencio momentáneo—
—¿Dónde tienes tu mochila? —
—Hay un armario secreto del ala de Tesla que uno de los empleados de ahí me dijo que la podía guardar y era más secreto que la habitación, ¿necesitas algo? —
—Nada, solamente era por alguna emergencia—Edge asintió. De alguna manera, se lo creyó—
Nos duchamos en el sitio y salimos juntas de la habitación, encontrándonos en la cafetería. Separamos nuestros caminos al poco rato. Cuando entré al despacho de Stefan, sin saber bien donde iba Edge, me recibió con un semblante preocupado.
—¿Ha pasado algo? —Le pregunté, tomando algo de un brik—
—Sí, está pasando ahora mismo—Me mostró las cámaras de seguridad, viendo como una comitiva de cuatro coches y una furgoneta llena de personas entraban en las instalaciones, de la cual habían bajado varias personas—Han madrugado, por lo que veo—
—Son ¿Dido y su gente? —él asintió—Ya veo—Lo veía como un reto, pero no me iba a mostrar y encararme de primeras, menos sin saber dónde estarían el resto de los Neo—
—Ya avisé a Ailane, se encargará de mantener al resto de los Neo ocultos y Edge… creo que dijo que pasaría el día en el ala de Tesla—Asentí, era un buen escenario. Sentí una brisa eléctrica sacudir suavemente mi cuerpo. Me giré hacia mi sombra, viendo de reojo una diana; Xana—
—Perfecto —Me dije. Ahora solo debía esperar a cualquier movimiento—
—Es posible que quiera reunirse contigo en privado—Me dijo con seriedad—
—Son consciente—Le dije. Era obvio, intentaría persuadirme, provocarme o incluso matarme. El ser de aquel sueño no lo había dicho en vano, se refería a este momento—Que venga, hablaremos si eso es lo que quiere—
—¿La matarás ahí? —
—No lo sé—Le dije—No quiero poneros en peligro a todos también—Si la mataba, quizá sus hombres comenzarían una cacería de todos los presentes e inocentes en esta disputa—
Los veía caminar por las instalaciones, tomando el control de las puertas y relegando a los guardias de la primera planta.
—Iremos a recibirla—Dijo el hombre—No te recomiendo hacerlo también, quizá… sea demasiado chispeante el asunto—
—¿Y si me busca directamente? —Era una posibilidad muy alta—Da igual, estaré en el ala de Tesla con Edge, si quieren algo de mi… estaré ahí—Era un lugar seguro, pues, siguiendo la lógica, no entrarían directamente donde hay alguien que los puede borrar con solo tocarlos—
—No hagas nada peligroso—Me dijo en un susurro, colocándose de pie—Intentaré enfriar las cosas—
Salimos del ala, que estaba el pasillo desierto, de camino al ala de Tesla.
—Será como echar un balde de agua a un incendio forestal—Dijo la IA en voz baja, riéndose—No los van a querer a ellos, esa tía te busca a ti—
—Mira que buscar problemas tan pronto en la mañana…—Suspiré—Que sea lo que Dios quiera—Entré en el ala Tesla, viendo que estaba en marcha, con Edge dentro y dos empleados jóvenes monitorizando, quienes se giraron hacia mi—Estaré aquí un rato—Les dije—Haced como que no existo—Me senté a un lado con el ordenador portátil que me habían proporcionado. Usando un par de protocolos de red, entablé un chat con Jeremy.
Aelita: Dido está aquí
Jeremy: ¿Tan pronto?, ¿Qué piensas hacer?
Aelita: Estaré oculta hasta que vengan a buscarme, no deberían… tardar mucho.
Jeremy: Procura porque nadie salga herido… nadie de los inocentes, digo.
Aelita: Eso estaba hablando con Stefan, el encargado de Edge. No haré nada que los ponga en peligro, pero… temo que ellos sí.
Cuando quería seguir chateando con él, uno de los empleados llamó mi atención, pues le estaban hablando por el comunicador.
—Aelita, dicen que Dido quiere verte en una sala especial… sin armas ni ningún aparato tecnológico—Dijo con un semblante tembloroso—
—Vaya por Dios—Me despedí de Jeremy. Había llegado el momento, saqué mis cosas y las dejé encima del portátil—¿Podéis guardarlas donde nadie las vea?, por si acaso—El hombre asintió, mostrándome donde estaba la mochila de Edge—Gracias—
Salí del ala de Tesla, tomando una bocanada de aire para centrarme.
—Que comience la fiesta—Dijo Xana, apareciendo en frente de mi por un momento—Que esta noche sean ellos quienes vayan a bailar con la muerte y nosotras sobre su tumba—
—Que así sea—Asentí—
Caminé con calma por los pasillos del hábitat de Edge, hasta salir del mismo, encontrándome con un hombre de negro que no era de los que había visto hasta ese momento, era de los que yo odiaba y, el hombre, pareció notarlo.
—La señora directora te busca—Me dijo bruscamente—No la hagas perder tiempo y ve ahora mismo, andando—Me ordenó. No iba a reprocharle, así que lo seguí en silencio, con las manos en mis bolsillos. Llegamos a una sala de reuniones del consejo del centro de desarrollo, cuyos miembros estaban expectantes en el pasillo, quienes se tensaron al verme llegar con una mirada seria y decidida—Nada de armas ni de aparatos tecnológicos—Me dijo—
Tras requisarme profundamente, y no encontrar nada, me dejaron pasar a la sala, encontrándome con una persona de espaldas a la puerta, mirando un televisor gigante que tenía el símbolo de la OTAN. Aclaré mi garganta para llamar su atención y entonces la vi, el rostro de mi némesis, mi mayor enemigo sobre la faz de la tierra; Dido. Una persona alta, delgada y de cuerpo definido, con una edad que rozaba más de los sesenta, tenía una cabellera negra, de pelo largo, pero no abundante, sino fino. Un rostro suave y puntiagudo, con una mirada penetrante y vacilante, una postura elegante, pero fuerte, vistiendo con una blusa negra larga y un pantalón del mismo color, con una bata blanca adornada con algunas medallas militares. Al verme, sonrió de medio lado.
—Buenos días, Aelita Schaeffer, nos encontramos en persona por primera vez y, quien sabe, quizá la última—Fruncí el ceño. Su voz era tan vacilante, tan provocante que… me violentaba el interior de querer lanzarme encima suyo a romperle el cuello de la ira, pero… debía esperar, debía controlarme. No sabía que pensar, estaba tan tensionada de ver a esa persona tan importante, tan peligrosa, tan execrable, que temblaba de solo imaginar cuales serían las palabras exactas de nuestra discusión; incluso si esta no llevaba a nada—Toma asiento—Lo hice, justo en frente de ella, al otro lado de la mesa. Ella no se movía de su sitio, solamente iba de un lado a otro con las manos entrelazadas en su espalda—
—¿Qué? —Le pregunté, rompiendo la fina capa de hielo que me impedía hablar—No tengo nada que hablar contigo—A pesar de querer preguntarle todo…—
—Oh, no te mientas a ti misma—Me dijo, girándose hacia mí, con su mirada vacilante—Tienes tantas preguntas sobre lo que ocurrió con tus padres que no puedes con la curiosidad—La odiaba—Pero… ¿No tenemos mucho tiempo? —
—¿Y? —
—Vamos por partes—Me dijo, apoyándose sobre la mesa—¿Qué haces aquí? —
—¿Y tú? —Le pregunté de vuelta—Me encargo de Edge y veníamos de paso por asuntos personales—No iba a decirle una sola palabra de lo que íbamos a hacer con Gaia y Guardián—
—Un pájaro me dijo que estarías aquí y no iba a pasar la oportunidad de hablar con la hija mayor de Anthea Hopper—Me dijo—Espero que… nadie de tus conocidos sepa del contenido de esta conversación—¿Mis conocidos? —Tu novio, tus amigos, tu hermana… los de la firma de discos—Me quería poner de pie para… pero algo me ató a la silla como un imán, casi sintiendo a Xana tomar el control de mi cuerpo—
—Calma, que sea ella la que se desespere—Me dijo una voz en mi cabeza. Podía sentir que no estaba sola, había otra persona escuchando atentamente la conversación—
—Aún eres una niña—Dijo, moviendo su mano por el escritorio—Como tu madre cuando te dio a luz, aun cuando les dijimos que no podían, ella… simplemente hizo lo que le dio la gana… que desperdicio de talento—
—No será tan desperdicio si está donde está ahora—En el plan de Nuevo Mundo. Y más importante aún, viva—No como tú, escondiéndote de mí y de Edge—Sin saber si eso era cierto, pues era ella quien había venido directamente aquí—
—Oh, no me escondo, ¿Quién es tan estúpido de querer ir a vacilar a la muerte en persona? —En otro orden de cosas, era cierto—Pero no acaba ahí, luego de pasar por una época de alcoholismo donde varios abusaron de ella, dio a luz a tu hermana, aquella que hicisteis volar una ciudad entera para recuperarla—¿A dónde quería llegar? —Aun así, heredaste la inteligencia de ambos, del señor Waldo y tu madre… —Se apoyó contra la mesa, mirándome a los ojos—Una inteligencia y una capacidad cerebral digna de un súper genio que ya lo demostró alguna vez, pero lo oculta para hacerse pasar como una chica corriente, Aelita Stones—Me tensé. ¿Cómo sabía mi fachada…? —Te funcionó, ese chico Jeremy se nota que es muy inteligente, pero… —JEREMY, ¿Sabe de su existencia? Ya lo había mencionado, pero ¿Desde hace cuánto sabía de mi fachada en Kadic?, nadie sabía de ello —
—¿No es obvio? —Me preguntó Xana—No es del tipo de personas que vendría aquí sin estar preparada—
—¿De dónde saliste? —Me preguntó, analizándome. Mantenía las distancias—Hace trece años, en parís, se supone que tú y tu padre habíais muerto en extrañas circunstancias… —Me quedé callada—Eso quiere decir que el señor Schaeffer sigue con vida, ¿verdad? —
—No, él murió—Le dijo, pues era la supuesta verdad—Yo… logré escapar—
—No me lo creo—No había dicho algo convincente. ¿Cómo iba a justificar que mi cuerpo no haya envejecido tras tantos años? —¿Dónde está? —Chasqueé la lengua, me había venido un horrible recuerdo y una sensación de haber escuchado esa frase antes en un mismo contexto—No hace falta que abras la boca, siempre podemos encontrarlo juntas—
—No tienes nada que esté buscando—Le dije—Estoy satisfecha con lo que tengo—
—Oh no tengo nada, pero ¿y tus amigos están a salvo de nosotros? —
—¡No te atrevas! —Le dije, poniéndome de pie tan rápidamente que Xana apenas pudo reaccionar—Ellos no tienen nada que ver, esto es entre tú y yo—Por su sonrisa, vi que había logrado su cometido—
—Pensaba que no te molestaría que les hiciéramos una visita—Me dijo en voz trémula, vacilona. Se paseó suavemente por la mesa, acercándose a mi—No le haré nada a nadie que conozcas, pero… quiero que trabajes para mi—
—Con lo que le hiciste a mis padres… ¿cómo esperas que confiase en ti? —Le pregunté, molesta—
—Tu madre incumplió todas las reglas y ella sabía las consecuencias—Alzó la voz, tomando un semblante autoritario—Tu padre, en venganza, intentó echar todo por tierra y casi lo logró—
—¿Cuál es el punto?, ¡Nos intentaste matar a ambos! —
—Las reglas existen y aplican para todos—Me dijo—Así que, mi propuesta es—Se acercó a mí, hasta estar a un par de pasos de distancia—¿Podemos trabajar juntas en crear un arma tan poderosa que nadie pueda superarla?, un arma para evitar que nuestros enemigos usen la ventaja que lo digital les da para frenarlos, usar internet y los avances tecnológicos de vanguardia para ser los más temidos… pero necesito a una persona con una inteligencia… inigualable, como tú—
—No trabajaré contigo—Le dije, encarándola—Prefiero estar encerada el resto de mi vida—No iba a desvelar mis planes, no iba a desearle la muerte… en su cara—Te he estado buscando tanto tiempo, me han contado tantas cosas malas de ti… sobre como manipulaste al propio Albretch hasta provocar que sus propias creaciones lo matasen, ¿no es eso el colmo de la descaradez? —Podía ver su rostro impasible—No tendría el disgusto de estar cerca de ti—
—Que buena eres con las palabras—Me dijo—Pero sigues siendo una niña muy inocente—Cuando pensaba que la conversación sería seria, sentí el fuerte impacto de la palma de su mano en mi rostro. Me había abofeteado—Te estoy dando la oportunidad de arreglar los errores de tus padres, que pagues tú por ellos y dejar todo en paz, ¿por qué insistes en hacerte la macarra y la fuerte cuando tienes todo totalmente en contra? —
—Porque me das asco—Le dije de vuelta. Temblaba, tenía miedo, a pesar de haberme armado de valor, pude ver que tenía razón, estaba totalmente a merced de… ella—
—Que paciencia estoy teniendo contigo—Me dijo Xana, recordándome que estaba ahí—Pacta Sunt Servanda—
—Asco o no, Aelita, no puedes dejar que tus contactos sepan de tu otro mundo, el verdadero, de tu fachada… ¿Qué pensarán de ti?, ¿Qué estás loca, que eres una persona muy peligrosa? —
—Eso no tiene sentido, Dido, nadie de los que no saben esto entenderán, todos creerán que les estás tomando el pelo—Le dije, encarándola, aun así—Ni siquiera tú lo harías por ti misma, ¿verdad? —Ella no se inmutó—
—Me preocupa más el devenir de esas acciones—Dijo—¿Qué te puede pasar?, ¿Qué alguna organización te secuestre para sacar pasta o usarte de conejillo como le pasó a tu hermana?, violada hasta que se cansaron y la vendieron al diablo, y mírala, ahora es un arma biológica de categoría mortal—
—¿Y?, ella está viva, aprendió de sus errores—
—¿Y tus padres aprendieron de ellos? —Me dijo de primeras, cruzada de brazos—¿Has aprendido de los tuyos?, has cometido muchos, estoy segura, y ¿Cuántos de ellos están aprendidos? —
—Los suficientes para no tener que importarme—Le dije. Me seguía doliendo la mejilla de la bofetada—Si no, quizá hubiera muerto hace mucho—De no ser por Edge…—
—Puedes estarlo ahora mismo—Cuando parpadeé, vi una pistola apuntándome directamente al rostro—Podría apretar el gatillo y obligarlos a todos a hacerte desaparecer, y convencer a tu madre que te fuiste conmigo y no la quieres volver a ver nunca más—
—¿Y cómo piensas encargarte de Edge? —Le pregunté, usando mi primera baza, siendo la primera vez que la veía fruncir el ceño—Si me pones una mano encima ella te matará, o no solo ella, todos los Neo—
—Lo sé, lo tengo claro—Me dijo, arisca—Pero no tiene por qué enterarse—Preparó el gatillo—
—No te matará, no es tan estúpida—Musitó Xana de primeras—
—Hazlo—Le dije, temblando—Aprende del error que vas a cometer—Cerré los ojos, respirando profundo, pero escuché como bajaba el arma—
—Astuta, Aelita—Me dijo—Vacilarle a una persona con un arma… nadie se atrevería a eso—
—Porque sé que te llevaría conmigo de una manera u otra—Eso no parecía tener sentido para ella—No estás en ventaja aquí, sin importar cuantos hombres hayas traído, en un suspiro se puede acabar para ambas—Podía morir yo en este instante, o Xana asesinarla a sangre fría—
—Mi objetivo ahora mismo es simplemente hablar contigo—Dijo en un tono de voz demasiado bajo al anterior, con un semblante completamente serio—No asesinarnos mutuamente—
—¿Intentas comprarme? —
—No, intento que detengas a Edge—Eso llamó mi atención, pero…—Se va a cargar a todo el proyecto NEXT y nos van a dejar sin forma de defendernos en caso de una guerra—
—¡Fueron ellos los que empezaron cuando casi matan a Milly! —Le dije en el mismo tono bajo, encarándola, molesta—Tina Sprout, aquella francotiradora, habla con ella si buscas culpables—Le dije—Pero ahora es muy tarde para detenerla, no está bajo mi control—
—¿Cómo no va a estar bajo tu control? —Me cuestionó—Obedece a tus…—Se dio cuenta de algo—¿Quién más hay involucrado? —
—Ahí es donde entra el primer problema—Le dije—No lo sé, pero te aseguro que no es alguien a quien lo pueda ordenar—Estaba mintiendo. Hablaba de Milly, pero nadie sabía nada acerca de los planes de Edge para volverla su aprendiz, nadie… Y, aun así, aquí estaba yo, mistificándola. Dido chasqueó la lengua, molesta. Se sentó en una silla adyacente a mi—
—Culpa de la francotiradora que ahora está desaparecida—Dio un manotazo en la mesa. Se tensó—Que esto último no salga de aquí—Asentí. Me parecía justo, pues era una cuestión de seguridad global. Para ella, quizá yo tenía en mi poder la baza para pararlo y… la tengo, pero no la pararé para cumplir ese deseo, no sin una garantía—Hagamos un trato, aun así—
—Te escucho, supongo—No quería hablar más con ella, se estaba comportando muy raro—
—Garantizaré tu seguridad y la de tus conocidos a cambio de que intentes parar a Edge y a los Neo de su guerra contra NEXT, y de sea quien sea que esté tras ellos igual, a cambio de ello, prometeré que tus padres estén a salvo, incluso si Waldo sigue vivo—
—¿Sabes lo difícil que es para mí creerte? —Le dije, mirándola a los ojos, unos que intentaban mantener seriedad, pero parecían estresados, cansados, ansiosos… su estrategia de intentar asediarme con su modo de ser violento terminó siendo contrarrestado por mi negativa a colaborar—Has intentado matar a mis padres, intentaste matar a mi hermana, los tuyos la violaron y la rompieron hasta el hartazgo, Hannibal me amenazó de muerte, intentaste matarme cuando vivía con mi padre y ahora vienes aquí y me abofeteas para luego pedirme algo a cambio… ¿Quién te piensas que soy? —Le pregunté, con una tensión encima que casi podía romperme a llorar del estrés en ese momento, solamente quería desaparecer para siempre…—Solamente por haber involucrado a mi hermana y haber matado a sus padres adoptivos… empezando por ahí, no voy a colaborar contigo, incluso si indirectamente me afecta—Di un paso hacia atrás—Me da igual si me dices que no tuviste nada que ver, recuerdo perfectamente el rostro de mi madre esa mañana…—
—No es una oferta que te interese rechazar, Aelita, pues si no estoy yo, ¿quién se encargará de hacer que Hannibal no intente matarte?, ¿Quién se encargará de garantizar la seguridad de tus amigos y conocidos? —
—Edge, la misma que prometió ayudarme para acabar con vosotros—Le dije, desvelando mi plan—La misma que ahora evité que viniera aquí porque también quería hablar contigo, de no ser por ello, esta conversación nunca hubiera existido—Le dije—Te repito, no estás en un lugar donde matarme sea buena idea—Solo le faltaba arrodillarse y pedir piedad—
—Supongo que esta reunión ha terminado—Así, súbitamente, se puso de pie—Aún tenemos días para hablar, espero que sean provechosos—
—No es como que quiera hablar más contigo—Me dije a mi misma en un susurro inaudible. Escuché la risilla de Xana—Aún no, vamos a esperar—
—A sus órdenes, princesa—Me dijo—La estaré vigilando—
Salimos de la sala sin mediar ninguna palabra, ni una. Ella salió delante, siendo aplaudida por sus subordinados, quienes la acompañaron a algún lugar de esa misma planta. Yo, conteniendo la respiración e intentando mantener la calma, me encaminé por el pasillo, uno que pasó de estar solitario a estar rodeado por hombres ahora leales a Arthur, quizá protegiéndome. Me acompañaron hasta la que quizá era el hábitat más seguro ahora mismo, el hábitat de Ailane, el cual se encontraba fuertemente resguardado y sellado. Nadie podía entrar y nadie podía salir… con alguna excepción. Cuando pasé por el gran portón, el cual se cerró a mi paso, sentí la presencia de personas amigables, nada peligrosas. Sentí a una persona abrazarme de golpe, la propia Ailane. Le devolví el mismo abrazo con fuerza, comenzando a sollozar por la presión que había soportado, por el grandísimo espectáculo que había dado ante la persona que me quería matar. Estuve a nada de no contarlo, pero ahí estaba.
Tras un momento, me encontré con los demás encargados en el despacho, nos encontrábamos yo, ellos, y los otros dos Neo que ahí convivían.
—Fue horrible—Les dije, bebiendo de un té caliente, recién hecho—Es un monstruo—
—Te amenazó con una pistola, te abofeteó… incluso sin sonido… —Dijo el propio Araziel, quizá recordando lo que habían visto—¿Qué quería? —
—Nada de vosotros—Dije, cerrando los ojos—Quiere que evite que Edge siga matando a soldados de NEXT—Davenport se echó a reír por todo lo alto—
—¿¡Es en serio!? —Asentí, se echó a reír, soltando una fortísima carcajada—Mira, ha venido con la cola entre las piernas—Se giró hacia mi—¿Qué le dijiste? —
—Le dije que no—
Sin perder ningún detalle, les conté todo lo que hablamos, incluida sus reacciones. Parecían increíblemente sorprendidos.
—¿Por qué haría algo como eso? —Se preguntó Ailane tras contarle que quería colaborar conmigo para parar a Edge—Nunca ha sido una persona de dar su brazo a torcer—
—Quizá, si es verdad lo que dice, está en un grandísimo aprieto—Siguió Constanze, cruzada de brazos—No tener el apoyo de NEXT, en caso de una guerra con los grandes enemigos, podría significar que la fuerza militar aliada sea víctima de los súper soldados enemigos… y si los números de los nuestros decaen cada vez que se encuentran con Edge, no es difícil adivinar por qué vino hasta aquí—Se puso de pie—Está rogando piedad—
—No se la voy a dar—Les dije, mirando a las consumidas hojas de té—Lo que pasase ahora mismo no me importa, ella merece… estar muerta—Me temblaba la voz solamente de pensarlo—
—Cómo es que una niña tiene esos pensamientos en su cabeza—Se dijo Ailane, detrás de mí, acariciando mis hombros—Pero… tienes razón, yo estoy de tu lado… quiero vengar la muerte del maestro—Refiriéndose a Albretch—Estoy segura de que, como decís, estará en algún lado observando esto—No sabía que los Neo supieran de Teología—Aun así… ¿qué harás con Edge?, ¿mantenerla aislada mientras esto pasa? —
—No creo que tarde mucho en hacer lo que quiero hacer—Les dije, poniéndome de pie—Solamente necesito que nadie pueda entrar, y nadie pueda salir de ningún hábitat salvo del de Edge… ella tiene que ser mi salvaguarda en caso de que algo salga mal—
—Que así sea—Dijo el mismo Stefan, dando un ligero golpeteo a la mesa—
Aun cuando los encargados marcharon, me quedé a solas con Ailane en recibidor, pues estaba preparada para volver con Edge en el Ala de Tesla, pero… parecía que, con mi estrés, no quería dejarme ir… Me fijé en su vientre; Crecido, ligeramente punzón, bien formado. Curioso.
—¿Cuánto tienes? —Le pregunté, curiosa—
—Unos tres o cuatro meses—Me dijo—Nunca pensé que llegaría hasta este punto—Me dijo con una sonrisa cálida—De momento, todo va bien—
—Espero que así sea—Le dije, observando su vientre—
—Yo… espero que nadie más muera luego de esto—Me dijo, con seriedad—No soporto ver eso—
—¿Ya lo has pasado? —
—Si… he tenido amigos humanos que… han muerto por relacionarse conmigo—Dijo en voz baja—Al principio no me molestaba, pues mientras aprendía, para mi eran un número, pero… llegó un chico… uno joven, que me trató como una persona normal, incluso cuando pareció darse cuenta de que había algo especial en mi—Sonrió por lo bajo, recordando—Ese mismo chico se involucró tanto, confiaron tanto en él que… quizá comprendí un sentimiento que decían que nunca iba a experimentar, el amor—Lo había pensado, pues pasaba lo mismo con Edge. Su sonrisa se borró—Hace no mucho, cuando Lowell Tyron te llevó con la doctora, lo envié como recado a que le diera una información a Edge sobre Tyron—Suspiró—Todo fue bien, logró volver hasta mí, pero… los hombres de… alguien, no sé quién, lo vieron y… lo secuestraron—Parecía realmente molesta—No pude hacer nada por mis obligaciones, nada—Dio un manotazo a su pierna—Cuando intenté salvarlo, me enviaron como prueba su cabeza…—De solo imaginarlo, me entró ganas de vomitar—
—¿A quién te ganaste de enemigo? —
—Albretch creía que se trataba de hombres de Gaia, llevados por Lisa por no estar haciendo mi trabajo como se supone, pero… yo creo que se trataban de hombres de Dido, pues ella no quería que me relacionase con nadie fuera del proyecto de creación de nuevos humanos y estoy segura que ella lo maquinó todo—Se giró hacia mí, tomando mi mano—Ahora tú tienes la oportunidad de vengar su muerte, y no solo la suya, la del maestro y la de tantos que habrán perecido por su tiranía—La miraba fijamente—Por favor, hazme ese favor… acaba con ese monstruo y con todos los que la rodean, que no quede ni uno… ni siquiera Hannibal—
—Lo haré, te lo prometo, Ailane—La abracé—
No nos conocíamos más que de vista y hablar alguna vez suelta, pero parecía una persona con un nivel de carisma tal, que tratar con ella era extremadamente sencillo. Su historia, conveniente, me ofrecía su apoyo ante el magnicidio que estaba cerca de cometer. Salí del hábitat, para volver a mi habitación a tener un momento de privacidad.
—Pasaste la prueba más importante—Me dijo Xana, apareciendo como una sombra encima de mi cabeza, la cual estaba recostada en la cama, mirando al techo—Ahora sigue lo más importante, matarla—
—Y que no me mate a mi—Le dije, levantando mi torso—
—Intentaré cubrirte, pero no puedo hacer mucho ahora mismo, no mientras Edge esté usando tanto su energía—Parecía hablar en serio—Puedo mantenerte con vida, pero no parar una bala, no en este estado—
—¿Estás en reservas? —Le dije, vacilando—
—En ahorro de energía—Siguió con mi broma—Hasta que Edge no salga de ahí—
—¿Qué me recomiendas? —
—Quédate cerca de ella, en el Ala de Tesla, mantén su mochila a mano, estoy segura de que irán a buscarte de propio para hablar—
—¿Matarla a traición? —
—No tiene nada de traición cobrar la factura a su deudor—Inmediatamente entendí su punto—La conversación de antes estuvo bien, pero no será lo único que ocurra entre vosotras—
Salí de la habitación tras hablar con Xana. Entré en el hábitat de Edge, el cual parecía completamente aislado de la situación exterior. Nadie de los hombres de Dido se había atrevido a poner un pie en la metálica superficie del hábitat, ante los mil y un carteles de advertencia y peligro, sumado a un cartel enorme de medidas a tomar con Edge, uno que medía más de metro y medio, a comparación del de Ailane, el cual apenas contenía un cuarto de los protocolos. Entré en el Ala de Tesla, encontrando a los mismos empleados, quienes me saludaron, quizá con alivio al ver que seguía viva. Cerré el portón tras de mí.
—Gracias al cielo estás viva—Dijo uno de ellos, girándose hacia mi—Pensamos que había pasado algo—Se acercó a una caja fuerte con bastante seguridad—
—Guardamos tus cosas aquí—Las recogí, incluida la mochila de Edge, la cual simplemente revisé para ver su contenido—¿Quieres algo de ella? —En ese momento vi la medicina Gastrea—
—Algo que no quiero usar—Tomé con mucho cuidado el arma de Jack Acero, viendo las balas que aún quedaban en la recámara—Necesito hablar con vosotros dos—Los hombres se giraron hacia mi—Si Dido viene, necesito que me ayudéis a despertar a Edge en tiempo récord si algo sale mal, si ella me hiere o intenta matar…—
—Te entendemos—Dijo el mayor de ellos—Confía en nosotros, sabemos la historia del profesor, nos la contó Ailane—Sonreí por lo bajo—
—Gracias—Me senté en el escritorio adyacente—Ahora… me gustaría esperar aquí, no creo que algo malo pase si estamos cerca de ella—Ellos, quienes quizá habían tratado más con Edge, estaban de acuerdo. Me comentaron de dos botones que, al presionarse simultáneamente, podría parar el mecanismo interior que usaba la Neo para alimentar el reactor, despertándola de su letargo. También de un sistema de seguridad muy estricto en caso de ser activado, el cual sellaría las entradas al lugar, dejándolos aislados hasta que los botones no se soltasen. Era una medida, cuanto menos, impresionante.
Quería hablar con Jeremy, mamá o… quién fuera, pero no sabía hasta qué punto podrían estar interceptando las comunicaciones, pues, Xana me comentó lo fácil que era para ellos espiar el contenido de estas, razón por la que Edge siempre corrompía las propias llamadas que hacía, así nadie podía saber a quién iba dirigidas y su contenido.
Aproveché, eso sí, para seguir revisando el código de Xana, al poder conectarme a una terminal libre del súper ordenador. El código era muy, muy extenso, creado por ella misma en gran parte, pero también se notaba el refinamiento por parte de mi padre. Variables, condicionantes, bloqueos, disparadores… todo era un inmenso laberinto en el que, hasta el más mínimo bloque, podía corromper un enorme bloque. Seguía sin entender, por el momento, por qué las emociones hacían daño en la memoria de Edge, errores que eran causados por la intervención de Xana al crearle una personalidad. ¿Qué tenía que ver la IA con la memoria de Edge?, pensé, pero la misma no pareció responderme. Tecleé por mucho tiempo, cambiando y modificando un sinfín de variables que para mí eran incorrectas con el manejo de una emoción, con el manejo de cualquier sentimiento y su compresión y asimilación, pero… casi podría decirse que seguía en un punto muerto. Xana no me respondía, hacía un rato que ya no sentía su presencia, pero si la de Miyu. Ya había aprendido a diferenciar cuando ella estaba y cuando no, pues con Xana todo se hacía pesado, caliente, agresivo… con Miyu era una sensación fría, pero de alguien que te está abrazando constantemente. Sin embargo, la diferencia era que no podía intervenir, solamente… mirar. Quizá, por el momento.
Cuando los hombres se levantaron, para el cambio de turno, me dijeron que estarían todo el día al día siguiente… ¿todo el día? El reloj del PC marcaba las 9 PM, lo cual era hora perfecta para cenar y, quizá, irse a dormir. Estiré mi cuerpo, recogí mis cosas y las de Edge las guardé en su sitio. Salí del Ala de Tesla, viendo que el lugar seguía totalmente aislado del exterior. Subí por el pasillo con cuidado, entrando a la cafetería, pero el ambiente era demasiado pesado; estaba dividido en dos, con hombres de ambos bandos en dos lados diferentes. Hombres armados custodiaban cada centímetro para evitar accidentes.
Entré, me fui a un lugar más aislado y cogí una bandeja con mi cena. No entró nadie, algo que parecía curioso. Ni los encargados, ni los propios Neo… nadie. Parecía que la orden de aislamiento se estaba cumpliendo al pie de la letra.
Salí, intentando volver a la habitación, pero llamaron mi atención desde el hábitat de Edge… ¿un soldado? Me acerqué, viendo que era de los buenos. La puerta principal del hábitat estaba abierta, y estábamos reunidos personas importantes asignadas ahí. Parecían mirarme con preocupación.
—¿Os puedo ayudar? —Pregunté amablemente, pues estaba algo cansada—
—Sí… Stefan ha tenido que salir de urgencia del centro de desarrollo, parece que se encontraba mal, pero creo que lo han intentado envenenar—Dijo el soldado, entregándome un informe médico del encargado. A decir verdad, era curioso que nadie hubiera dado la voz de alarma—No queremos causar un gran alboroto, así que… te ha puesto a ti al cargo—
—Y viendo que eres la única a la que Dido le dirige la palabra con benevolencia… creo que estaremos a salvo—Siguió el jefe médico del hábitat—Por favor—El resto, más de una docena de encargados, asintió. Me giré hacia la puerta, viendo como al final del inmenso pasillo, se veían cabezas que espiaban la conversación—
—Vale—Les dije, pasando el portón—Nadie puede entrar y nadie puede salir sin mi autorización. Si alguien toca la puerta, llámame. No dejaremos que nadie entre al hábitat. Vamos a revisar hasta el último centímetro por si han puesto artefactos de escucha—
La orden se cumplió con eficiencia. La puerta se cerró con un fuerte estruendo con nosotros dentro. Comenzamos a buscar por todo el sitio algún rastro de micrófonos o cámaras ocultas, pero no encontramos nada. El sensor de movimiento ubicado en la entrada, que registraba los que entraban y salían gracias al chip de la tarjeta inteligente que se usaba para identificarse dentro del centro, solamente había registrado cuatro, dos míos y otros dos que concordaban con Stefan y Davenport saliendo del mismo.
Entré a la habitación de Edge, recostándome ahí. La habitación era muy simple, pues constaba de una cama y una estructura entre metálica de las paredes y el piso. Me recosté, sin quitarme nada. Apagué la luz y cerré los ojos.
…Escuché un insistente toqueteo tras la puerta. Desperté y me apresuré a abrirla, era el jefe médico.
—Intentan entrar—Me dijo. Me retiré con él hasta la puerta. Eran poco más de las cuatro de la mañana. Soldados custodiaban la puerta y, tras ella, se escuchaba un pequeño alboroto.
—Abre la puerta—Dije a uno de ellos, mientras otros dos apuntaban con las mismas a la entrada. Salvo el jefe médico, quien estaba refugiado tras una pared, solamente yo me encontraba en medio del recibidor. Se abrió el portón, mostrando a seis hombres de negro, atemorizantes—
—La jefa quiere hablar contigo—Me dijo el hombre, serio—Ahora mismo le parece buena hora para una reunión—
—Quizá el cambio de horario le ha fundido el cerebro—Le respondí, recordándole que eran las cuatro de la mañana—
—No la hagas esperar, o te llevaremos a la fuerza—
—Hasta que Stefan no vuelva, estoy al cargo—Les dije, intentando ponerme encima por tono de voz, pero era imposible—Y nadie va a entrar ni salir de aquí—Intentaron entrar, faltaría más, pero un soldado, muy valiente, empujó al primero con una fuerte patada. Los otros desenfundaron sus armas, pero carraspeé para llamar su atención—Como llaméis la atención de Edge vais a ser carne molida—Les dije a los hombres de negro, quienes ahora parecían dubitativos—Llevadle a Dido mi mensaje—
—Si alguien intenta entrar sin permiso de ella, lo mataremos—Dijo un soldado que apuntaba con su arma, quitando el seguro de esta—
Los hombres de negro se retiraron, muy molestos. Cerraron el portón con el seguro eléctrico que tenía y se giraron hacia mí—
—Excelente trabajo—Les dije con una sonrisa, sintiendo una pesada carga soltarse de mis hombros. Cuando pretendía irme, sentí mi móvil vibrar—
Miyu; Deberías ver las noticias
¿Las noticias? Tras coger un chocolate caliente de una pequeña despensa que tenían en la enfermería, me acerqué al puesto de guardia de los soldados, quienes tenían una televisión pequeña donde se veían noticias internacionales… Estaban hablando de una extraña explosión en Tallin, la capital de Estonia. Se veía un paisaje desolado, un… paisaje muy familiar. ¿No fue esto lo que me mostró Xana de lo que pasó en las islas Åland?
—Parece que, sea lo que sea que esté suelto por esa tormenta, acaba de cargarse a mucha gente—Dijo una voz andrógina. Xana—
Tenía razón. Me retiré hasta el Ala de Tesla, buscando el teléfono de Edge, viendo que tenía una llamada perdida de… Mihaly. Habían compartido contactos, así que era normal. Me aislé en el despacho de Stefan, ante la extrañada mirada de todos.
—¿Edge? —Dijo una voz masculina, despierta—
—Aelita—Le dije—Ella está ahora mismo ocupada—Antes de dejarlo hablar…—Vi en las noticias lo de Tallin, no hemos sido nosotras—
—Es obvio—Me dijo con molestia, parecía estresado—Estáis en el centro de los Neo… ¿Sabes algo de lo que ocurrió? —
—Nada… hemos visto las imágenes de las islas aquellas y debo decir que veo el mismo patrón de destrucción—Era de mencionar; el patrón de basaba en grietas en la tierra, como si de impactos se trataran, pero seguido de una grandísima onda expansiva que emergía desde el suelo hacia arriba, viendo la deformación del terreno. Esto se veía más en Tallin—
—Alguien me dijo que vio como si las puertas del cielo se abriesen por un segundo y luego se escuchara un ruidoso silencio antes de la explosión de la onda expansiva—Me dijo, preocupado—Estamos investigando, pero sea lo que sea, ha matado a muchos y se ha esfumado sin ningún rastro—
—Lo siento, no puedo ayudarte ahora mismo—Le dije—Estoy atrapada con Dido—
—No te preocupes, solamente informa a Edge y… por favor, dadnos una mano con esto si llega a tocar Europa central—
—Lo haremos—Si tocaba Europa central, sería problema de Gaia, y vaya si estaban al tanto. El mismo personal de la base, que representaba a la corporación, me indicaron aquello.
Colgué rápidamente la llamada con Mihaly, saliendo del despacho, viendo cómo se acercaban un par de jefes de zona.
—¿Ha ocurrido algo? —Parecían interesarse por mi—
—Es algo privado—Les dije, mostrando el móvil de Edge—Tiene que ver con lo que ha pasado en Tallin y las islas Åland—Uno de ellos pareció comprender al instante—
—Otro monstruo como Edge anda suelto, ¿verdad? —Me encogí de hombros—
—Si tan sólo supiéramos quién o qué es esa cosa…—
Volví al Ala de tesla, dejando el móvil en su sitio, pero con la mochila al lado.
No ocurrió nada destacable, parecía que Dido no había querido enfrentarse a mi tras la discusión con sus hombres, pero Stefan… seguía sin aparecer, y no sabía nada del resto de encargados.
No quería abandonar el hábitat, pues la cosa estaba caliente afuera. Un paso en falso y podrían balearme o secuestrarme. Volví al Ala de Tesla tras almorzar, encontrándome con los empleados del día anterior.
—¿No volvéis a casa? —Pregunté de manera amistosa, sacando las cosas de Edge de la caja fuerte—
—Oh, parte del trabajo—Bromeó uno de ellos—Estamos por meses, es decir, un mes trabajamos, otro mes estamos en casa—Parecía buen trato—
Me senté en el escritorio apartado, para no molestarlos. Estaba revisando las cosas de Edge, sacando la medicina, dejando la pistola oculta y encontrando… dos cuadernos, uno marcado como "Gastrea" y otro como "Aelita – Cambios" Estaban escritos a mano, con una letra impecable, pero… con una estructura única que era difícil de comprender. En el que a mi respectaba, parecía hablar de los cambios físicos que me había hecho, pasando por algo que ella llamó "Síndrome de Peter Pan", para resumirlo, lo ocurrido con la lluvia eléctrica.
Una nota llamó mi atención:
"Sin dejar de ser preocupante, los cambios en Aelita han sido muy específicos, pero el síndrome parece haberla afectado al completo. Se puede revertir, pero… no voy a hacerlo, al menos, hasta que sepa si hay algún efecto secundario. Milly está afectada igual"
Un poco decepcionante. Dejé el cuaderno a un lado, disponiéndome a mirar el otro, pero… Algo muy extraño ocurrió. Se escucharon disparos desde el recibidor.
—Creo que se está liando fuera—Había cámaras dentro, viendo como los soldados eran superados en número y reducidos. Entre los que entraron, estaba Dido. Quien se acercaba al Ala de tesla—Recordad, si algo pasa, despertad a Edge de inmediato, no os preocupéis—Ellos asintieron. Muy rápidamente, dejé la medicina Gastrea, en mi espalda, ya preparada por si había que inyectarla de emergencia… en verdad no hice nada, la jeringa ya estaba llena cuando abrí el recipiente. La pistola estaba en mi espalda, en mi pantalón que llevaba ese día.
—Están en la puerta—
—Abre y cierra cuando ella pase—Asintió. La puerta se abrió, ella pasó junto con tres hombres, pero el resto se quedó fuera al cerrarse la puerta. Me giré hacia ella, respirando fuerte… estaba ahí, con una pistola en sus manos, con un rostro diabólico, enfadado… molesto. Casi parecía que era mi día del juicio final. No podía articular una palabra, me hacía falta el aire… estaba en completa desventaja, sin ninguna salvación. Escuchar su voz fue como una orden demoniaca.
—No tengo más tiempo para jugar contigo, Aelita—Me dijo, apuntando con la pistola—Supongo que mi oferta no fue lo suficientemente buena, así que te obligaré a cumplirla así que, andando, te irás con nosotros—
—¡Ni hablar! —Protesté, molesta, apenas sabiendo qué decir—No voy a irme contigo, vas a matarme—Le dije, retrocediendo un paso—
—Eres demasiado valiosa, niña—Me dijo—Un tesoro que muchos anhelan, con una inteligencia y un potencial inigualable, tanto que nadie se podría igualar a ti—
—¿Y yo que gano? —Le pregunté rápidamente, encarándola. Sentía el corazón latir con fuerza. Mi cerebro apenas podía procesar la información—
—El tener, quizá, un mejor futuro—Bajó la pistola, dando un paso hacia adelante, pero reaccioné dando uno hacia atrás, chocando accidentalmente contra el panel… sentí la pistola y en un torpe, que a la vez hábil movimiento, logré sacarla, apuntando con ambas manos hacia el frente, como buenamente recordaba que se hacía. La reacción de ellos fue la esperada; apuntarme con intención de dispararme. No sabía si la recámara estaba en un espacio con munición, tampoco si el seguro estaba quitado, ni si mi dedo estaba en el gatillo… solamente me sentía con un inmenso frío recorriendo mi cuerpo, un frío húmedo que no tenía razón de ser—Baja eso. Cuidado con lo que haces—Mantenía la pistola a la altura de mis ojos, apuntando con una mirilla que constaba de una singular puntada encima del cañón. Seguía sus movimientos, solamente los de ella. Di un paso al frente, ellos uno hacia atrás.
—Ni se te ocurra pensar que podrás secuestrarme de esa manera tan estúpida—Le dije, temblando, rabiosa de solamente ver su rostro—No voy a ir contigo y tú no irás a ningún lado—Apretaba suavemente el gatillo, pero me temblaba el pulso para dar el empuje final—Hiciste tantas cosas malas, mataste a tanta gente, nos perseguiste por tanto tiempo… ¿Y pensabas que todo se podía arreglar así? Yo no he podido dormir algunas noches porque aún recuerdo el día en que hombres de negro secuestraron a mamá y… solamente podía desear con dar una vuelta tan al pasado para evitarlo… —
—Lo hecho, hecho está, Aelita, no hay manera de cambiar el futuro. Nadie puede hacerlo… ni tú, ni nadie—Me dijo, pero no tenía razón. Podía rebobinar este momento cuantas veces quisiera usando el súper ordenador—Si incumples una regla, es justo que se te castigue por ello, ¿o me vas a decir que no? —Dijo, bajando el arma, extendiendo sus brazos hacia los lados—Todo sitio tiene normas y tus padres las incumplieron… sobre todo tu padre, Waldo… que espero que se pudra en donde quiera que esté—
—¡No hables así de él! —Casi podía jurar que iba a apretar el gatillo, incluso di un paso hacia adelante cuando le grité, pero solamente escuché el estruendo de una bala salir de la recamara que no era de la pistola que en mis manos posaba.
…Sentí un frío tremendo y una sacudida que me empujó suavemente hacia atrás, sintiendo un aturdimiento debajo de mi tórax. Me fijé, sangre… mucha. Ya no escuchaba el exterior, el silencio sepulcral se hizo presente, viendo como seguían en shock… el hombre de negro no se esperaba ese movimiento, ¿verdad…?
Una alarma sonora se hizo presente cuando los dos empleados, que estaban tras de mi monitorizando, presionaron al mismo tiempo los accionadores de emergencia. La alarma maestra se hizo presente y las salidas se desbloquearon, pero la nuestra no se abrió…
Levanté la cabeza, veía, borroso, la figura de Dido corriendo hacia mi para tomar mi mano. Con un último impulso, gracias al shock, levanté la pistola y en un acto de desesperación, disparé a una mancha negra que se acercaba hacia mi persona. Se escuchó un segundo estruendo y un impacto contra una superficie metálica. Me apoyé contra el panel maestro, tomando la mochila de Edge, sacando lo que pude, escuchando un tercer disparo que nunca llegó. No supe por qué, pero… encontré lo que buscaba. Tosí… Sangre, evidente. No iba a morir aquí, menos a manos de una persona aleatoria. Saqué la medicina experimental y me inyecté de golpe, en el vientre, la jeringa con el líquido amarillento. Sentía, con cada pulsación de mi corazón, un calor que recorría cada centímetro, cada poro, cada cavidad de mi cuerpo. Se concentraba en la zona del impacto de la bala. Me recosté en el suelo… no sentía sueño. Al alzar la mirada pude ver a lo que parecía restos humanos desperdigados por la pared de enfrente y la figura desnuda de Edge, con un aura magenta relampagueante y las manos en dos puños. En frente suyo, apuntándole mientras sangraba muchísimo, Dido, con una grandísima quemadura que se iba extendiendo por su vientre.
—Edge…—Le susurré, jadeando con fuerza—
—Ya hablaremos de esto—Me dijo con seriedad. Airosa… ansiosa—
—Hay hombres de Dido por toda la base, nosotros…—Intentó decir uno de los empleados—
—Hicisteis lo que pudisteis—Dijo—
—Edge… mátalos a todos… —Pedí con mi aliento—Que no quede ni uno—Recordaba vívidamente las palabras de Ailane—
—Lo haré, es mi trabajo después de todo—Miró a los empleados—No toquéis su sangre y… amarradla a ella—Apuntando a Dido—La dejaremos para el final—Con un movimiento brusco de su mano derecha, vi como la pistola de Dido salía despedida hacia mi lado—
No supe que pasó después. Solamente vi a Edge salir del Ala de Tesla y un grandísimo bullicio en el exterior, con la alarma maestra aún sonando.
El dolor no se iba, aumentaba y sentía la zona muy punzante. Presionaba con mi mano para evitar el sangrado, que parecía reducirse. Me sentía cansada, con sueño… pero con rabia, con calor, con… adrenalina. Me retorcía cada poco segundo por una violenta y dolorosa pulsación en la zona. La bala, que ahora reposaba fuera de mi cuerpo, se veía más grande que la ves anterior. Respiraba profundo, intentando mantener la calma, una que apenas podía mantenerse. Quería levantarme, arrastrarme hasta Dido y arrancarle… ¿qué me pasa?... estoy airosa… yo no soy así, ¡Para!
Sin importar cuánto lo contuviese, el rencor en mi cuerpo no se iba. Ese odio, esa rabia… ¿Esto es lo que siente Taelia?, incluso si es solamente una fracción, ahora comienzo a entender por qué es tan difícil para ella. Alcé la mirada al cabo de un par de minutos, viendo a aquella chica pelinegra, que antes se anunciaba como mi peor enemiga, sentada en el suelo con sus manos amarradas a una mesa de forma improvisada junto a uno de sus hombres que seguía con vida, pero inconsciente… a diferencia del otro que estaba desperdigado por la pared. Me miraba, jadeando. Rabiosa, airosa, rencorosa, pero abatida.
—¿Qué pasó? —Preguntó, jadeando, notando como la quemadura se expandía por su cuerpo… ¿quemadura? —
—Hiciste justo lo… que te dije que no hicieras—Le dije desde el otro lado. El dolor mermaba lentamente, ahora era más soportable—Edge se dio cuenta—
—Y voy a morir así… ¿voy a morir así? —Estaba ansiosa, derrotada. Jadeando con fuerza, con un ataque de ansiedad—
—Sonríe, esto ya se acabó—Le dije, apoyando mi cabeza contra la pared—
La ayuda llegó al momento. Araziel, aquel cuarto Neo que apenas conocía de él, apareció con un comité de personas con trajes biológicos. Me llevó hasta una parte del ala médica de Edge, recostándome, pero nadie me auxiliaba.
—Ordenes de Edge—
Fue lo único que escuché de ese tema. Dido, a quien si auxiliaron como pudieron, la dejaron amarrada en mitad del ala con las manos en frente y los pies atrapados en una viga, siendo irrespetada por cada uno que pasaba. Recuperaban cuerpos que dejaban en el pasillo, reconociendo cada uno como hombres de Dido. Cuando estaba sentada en la camilla, con el dolor casi desaparecido y mis emociones más calmadas, sentí a alguien entrar y sonreí, era alguien amistoso; Ailane.
—Quien muy alto sube, más bajo cae—Dijo en un idioma que reconocí, alemán. Miraba a Dido—Quien muy alto sube, más bajo cae—Repitió en un idioma que entendí. Me dio un abrazo con cuidado. No tenía preocupación, sabía que los Neo eran inmunes al virus Gastrea según nos habían dicho varias fuentes—Es un alivio que estés viva—El abrazo se alargó un poco, hasta que lo rompió—No me esperaba que, de verdad, fuesen a buscarte para ello—
—Yo tampoco—Reconocí—Fue un momento muy estresante, yo… pensé que moriría… suerte que mi plan funcionó a la perfección—
—Y tanto que a la perfección—Dijo otra voz, Constanze, entrando con una sonrisa, pero en la puerta, a varios metros de distancia—Edge se ha cargado sistemáticamente a cada hombre al mando de Dido que se ha encontrado, no ha respetado a ninguno… tampoco es que me importe—Reconoció, riéndose—Acabamos con ella, Ailane, gracias a esta chica—
—Aún está viva, ¿verdad? —Preguntó la misma Neo, viendo a la prisionera que apenas se movía—
—Sí, aunque… no creo que le quede mucho tiempo—Le dije—Le impactó una de las balas de la pistola de Edge, así que… va a morir de cualquier manera—Si mi teoría es correcta, una bala negra tendría que haberle impactado, una bala de Varanium—
Cuando estaban todos distraídos, vi como Xana, en forma de humo negro, entró al cuerpo de Dido, quizá para mantenerla con vida de manera provisional… Xana… ¿por qué me abandonó? Se supone que iba a protegerme.
De cualquier manera, me las ingenié para asegurarme por mi cuenta que estaba bien. Mi respiración dolía, bastante, más cuando lo hacía profundo. La bala había impactado en la parte baja de mi tórax y por suerte no había impactado ningún órgano importante… de alguna misteriosa manera.
Cuando Edge apareció, más de dos horas después, nos llamó a todos a una sala de reuniones del ala superior a esta. Su mirada era seria y… me iba a llevar un gigantesco regaño por su parte, estaba segura. Me apoyé en ella y caminamos hasta la sala indicada, llevando a la prisionera por una especie de pasillo de la vergüenza quien, cabizbaja, siendo empujada, golpeada, arrastrada, pateada por todos, solo podía mantener silencio.
—Hay una reunión prevista de Dido y gente del consejo con el mando de Norteamérica, es decir, Hannibal y sus hombres—Nos dijo Edge con certeza—La idea es mostrarles el golpe que has dado—Asentí. Los miembros del consejo se encontraban presentes. Mi ropa, aún manchada de sangre, aunque ya seca, parecía intimidarlos a todos. Tras indicarles que estaba bien, me quedé junto con Edge y Ailane, de pie, en frente de una cámara preparada que apuntaba a nosotras y un proyector que rápidamente mostró la imagen de un consejo de seis personas y, una de ellas, Hannibal, quien reaccionó de inmediato al ver a Dido arrodillada delante nuestro, mirando a la cámara, amordazada y al lado del otro hombre que sobrevivió, aún intacto.
—Aquí se acaba todo, Hannibal—Le dije de primeras, improvisando—Eras tú quien tendría que haber muerto también—
—Maldita mocosa—Me dijo, molesto, al igual que el resto—No te haces la remota idea de lo que acabas de causar—
—¿Yo? —Le pregunté, molesta—¡Ella intentó matarme! —Le enseñé mi ropa, que se veía perfectamente—¡Y tú también! —
—Y debería haberlo hecho, no… debería haber dejado que tú y la puta de tu hermana siguieran con vida cuando nos vimos en Suiza—
—Me alegro de que te acuerdes de ella—Dije. Edge sacó su pistola, apuntando a Dido desde la espalda—Porque Dido tomará la tumba que seguramente le habías preparado—Era de bien saber, por lo que me había dicho Evangeline, que seguramente a Taelia la hubieran matado si Edge no hubiera ido a buscarnos—
—Me encargaré de hacer tu vida un infierno—Me dijo, molesto, con su frívola personalidad—Lo que les pasó a tus padres se quedará como una discusión sin más—
—No habrá lugar en la tierra para ocultarte—Intercedió Edge, mirando a la cámara—De alguna manera nos veremos las caras y ocuparas la misma fosa común que seguramente ocupará esta—Refiriéndose a Dido como objeto—
—¡Hazlo!, quien verte aquí ser demoniaco—Estaba a rabiar—Quiero ver como te retuerces en el suelo—
—Y nosotros queremos ver que haces al respecto con nosotros—Cortó Ailane, cruzada de brazos—Por lo que le hicisteis al profesor, por lo que nos obligasteis a hacer… por haberlo matado y haberlo manipulado desde el principio… a partir de ahora ya no tenéis ninguna potestad ni poder dentro del centro de desarrollo ni del proyecto Neo Sapiens, ni tú, ninguno del tratado—
—Secundamos la moción—Dijo un hombre de la mesa redonda, al parecer, el presidente de esta—Ahora hacemos parte del plan de Nuevo Mundo—
—Así que todo esto fue un maquiavélico plan de esa anciana… ya veo… me encargaré de retomar lo que es nuestro por derecho—
—Entonces… —Suspiré—Por todos los delitos que ha cometido, por toda la gente que manipuló, que asesinó, que maltrató, por todo lo que malversó, por toda la persecución que nos hizo a mi y a mi padre, Waldo Schaeffer… —
—La condenamos a muerte—Siguió Edge—Incluso la muerte es un regalo muy bueno para ella, pero no nos sirves de nada si vienen a buscarte para rescatarte, me hubiera gustado verte gritar del dolor—En un movimiento rápido, alzó la pistola, la puso en la parte trasera de la cabeza de Dido y la miró con odio—Adiós—Tiró del gatillo con rabia, liberando una bala que atravesó su cabeza, impactando en el suelo, viendo como el cuerpo inerte de mi mayor enemiga caía bocabajo. En cambio, el otro, fue víctima de las dagas de Zack, moviendo su cabeza tan rápido que el corte fue completamente limpio y esta rodó por la sala—
—Y yo os condeno a una vida se suplicio y torturas—Dijo Hannibal—Cuidaos, vosotras dos, no querréis que algo se os acerque y os MATE—
La transmisión se cortó. Había sido una charla muy extraña. La sala entera estalló en aplausos y vitoreos. Me tuve que apoyar en la mesa.
—Y tú…—Se giró Edge hacia mi… pero me abrazó con fuerza—Eres imbécil—
—Antes que… me regañes… creo que debo mostraros algo—Rompió el abrazo súbitamente, mirándome—
Junté a Zack y a Edge en una sala más pequeña, alegando que era una reunión de emergencia por un tema ajeno al anterior. Busqué por las noticias y les mostré las imágenes de Tallin.
—Algo ha eliminado a esa capital del mapa—Les dije—Mismo patrón que las Islas Åland al parecer—
—Tenemos que ir a averiguar que o quién se está intentando inmolar contra la humanidad—Dijo Zack, quien estaba al día de los acontecimientos—
—Esto no pinta bien… ya está en el continente—Siguió Edge—
—Así que esa cosa tocó tierra por segunda vez—Terció Xana, apareciendo sobre la mesa—
Por desgracia, la reunión no pudo seguir. Bajamos hasta el hábitat de Edge donde, tras ducharme con su ayuda y cambiarme de ropa completamente, me hicieron un chequeo especial, estando en contacto directo con el laboratorio de Sumire Muroto. Tras constatar gracias a Edge que el índice de corrosión era nulo y no quedaba mayor rastro del virus en mi cuerpo y las pruebas de efectos secundarios salió bien, me dieron el alta. Mi cicatriz, que ahora posaba en mi pecho, era visible. Según Edge, debería desaparecer completamente en unos días gracias a la acción del virus.
Estábamos a solas en la enfermería, donde me dijeron de quedarme, a pesar de estar de alta, para seguir la actividad cardiaca… algo que no entendí del todo, pero les di la razón y obedecí.
—Estaba al tanto de la situación—Me dijo de primeras, girándose, sentándose a mi lado—Xana me lo estaba mostrando todo el rato, salvo… al final, que me dormí y no pude dejarla que te cuidara—
—… ¿Lo sabías desde el principio? —Así que todo mi espectáculo para ocultarlo era… en vano—
—Desde la reunión con Dido y cuando esta llegó… desde ahí lo se todo, pero hay detalles que se me escapan… es solo que Xana me convenció de dejarte actuar sola—
—La princesa necesita aprender algo de autoridad y sangre fría—Dijo la mencionada, apareciendo encima de mi hombro—Estás viva—
—No iban a matarte, aun así—Me dijo—Robé todos los recuerdos de Dido antes de matarla así que… solamente necesito trasladarlos a Lyoko para verlos—Asentí—Que susto me diste cuando te inyectaste eso…—
—Lo… siento, era mi única salida—Ella negó con la cabeza—Actuamos a tiempo y bien así que… buen trabajo—
Recosté mi cabeza en su hombro. La mayor de las pesadillas había terminado y ahora el peligro de Hannibal… no me preocupaba.
Mi venganza se había servido y se sentía bien. Había hecho justicia por mi proprio puño y me salí con la mía.
Necesitaba seguir, pero con él, con Hannibal. Era solo cuestión de tiempo hasta alcanzar su guarida.
Es cuestión de tiempo…
—Continuará—
Próximo capítulo: Nueva normalidad.
Muchas gracias por leer, espero que el capítulo sea de vuestro total agrado.
Y… feliz verano, supongo. Ando súper desaparecido, pero… no sé. En mi defensa, y en mi dudoso honor, diré que el capítulo cuenta por dos. Veintidós mil palabras. Cuenta por dos, en efecto.
Dido fuera, falta Hannibal. ¿Qué venganza tendrá planeada?
Lo averiguaremos… algún día, espero.
Reviews:
Loboplateado2541: Y más ahora que se murió Dido. Muchas gracias por leer. Espero que el capítulo sea de tu total agrado.
Draoptimusstar3: Un ajedrez de muchas caras, muchísimas más de las que nos esperamos. No te preocupes. Muchísimas gracias por el comentario, Draop.
Y… nada, que ya nos veremos.
Cuidaos mucho. Portaos bien.
Adiós.
Never give up, Never Surrender.
