HOLA A TODOS, BIENVENIDOS, ESTA VEZ TARDÉ UN POCO MÁS EN ACTULIZAR POR CUESTIONES DEL TRABAJO. ESPERO LES GUSTE. NO CREEN QUE EL TIEMPO VUELA? YA ESTAMOS A MEDIADOS DE NOVIEMBRE.

DESDE SEPTIEMBRE A DICIEMBRE ES MI EPOCA FAVORITA DEL AÑO, LLENA DE FESTIVIDADES, ME GUSTA MUCHO ¿Y A USTEDES?

DEJEN CONTESTO SUS REVIEWS:

LADY RAIN: A MI ME PASABA IGUAL, A RATOS SE ME CONFUNDÍAN LOS PARIENTES DE ANDY, JEJE. RESPECTO A TU PREGUNTA, ELLI NO VIVE EN LA UNIVERSIDAD, SOLO VA DIARIO AL CAMPUS ALGUNAS HORAS AL DIA, ELLA SIGUE VIVIENDO EN EL CASTILLO DE ARENDELLE CON SU FAMILIA. NO HE LEIDO DANGEROUS SECRETES ¿ME LO RECOMIENDAS? LOS NOMBRES DE LOS ANCESTROS LOS SAQUÉ DE INTERNET Y LA PERSONALIDAD SE LAS INVENTÉ YO. VAYA QUE ANDY TIENE UNA IMAGINACIÓN LOCA CON SUS PESADILLAS.

LOVE SHIPPER: ACTUALLY, ONLY ANDY AND HELENA HAVE OFFICIAL BIRTH DATES HE HE

EL CABEZA PARLANTE: YA VEREMOS CUANDO SE ENTERA ANDY Y COMO

OSHA Y ME: SI ANDY ES UN CHICO CON UN LADO SENSIBLE

HOT CAKES DE NUTELLA: TIENES RAZON, ANDY TAL VEZ HEREDÓ LO DE DORMIR MEDIO TORCIDO DE SU TIA ANNA

SONICFAN98: YA VES QUE ANDY SIEMPRE ES IRRESISTIBLE PARA LAS CHICAS

JAXMIN: LOS FLASH BACKS SON IDEAS QUE SE ME OCURREN DESPUES JI JI

ALADIN: YA VES QUE ANDY SIEMPRE HA TENIDO SU PEGUE

CIPHER SAGE: VARIOS LECTORES ME HABIAN PEDIDO QUE INCLUYERA A LOS ESPIRITUS DE LOS PADRES DE ANNA Y ELSA

CARO75: YA VES QUE HANS NO ERA DEL TODO COMPLETAMANTE MALVADO, TENIA SU INSTINTO PATERNAL

STEFANIE MULLER: HI! WELCOME, IT'S A PLEASURE TO HAVE YOU HERE

THE BLUE DRAGON07: WELCOME, I HOPE YOU LIKE MY STORIES

FLUFFY PUFFY NYAH: YOU ARE RIGHT, ABORTION IS A VERY DELICATE TOPIC

OWEN OAK 95: ANDY IS VERY COVED BY GIRLS

YABOIAKIRA929: LIV DID FIND OUT WHAT HANS DID AND FORGIVE HIM

LONDON078: JOAN ESTÁ TRABAJANDO EN UN SPIN OFF SOBRE LA HISTORIA DE BIRGIT

SOLSTICE SEEKER: SI, CHEMA ES UN TANTO AMBICIOSO

SKY PILOT23: YA VEREMOS COMO REACCIONA LA SABIONDA

UZAKI-CHAN31: EN ESTE CAPITULO HAY MAS ACCION

EL SUPER STAR: SI PIENSO INCLUIR ALGUNAS COSAS DE FROZEN 2

GOJOX KITAGAWA: YA POR FIN VERAS QUE PASA DESPUES

EDDY88: POR QUÉ LA PREGUNTA?

LUNA DREAMER: ES CIERTO

ECHO ENIGMA: YRSA NO HABIA HECHO SU APARICION ANTES DE LA VISITA DE LOS PARIENTES

MIRANDA ROJAS: MUCHA SUERTE EN TU ECUELA, NO CREO QUE LA TIA YLVA SEA INTENCIONALMENTE MALA ¿O SI?

PINO DE ORO: ES CIERTO, A: ANDY, B: BIRGIT

ARIEL89: YA VES QUE ANDY TIENE UNA IMAGINACIÓN MUY ACTIVA

TAMAYAE NIKITA: SÍ, QUE CUIDE BIRGIT A ANDY

PEDRO VANESSA:

ANNA58: BIENVENIDA DE NUEVO!

JOAN: GRACIAS POR DARLE DIFUSIÓN A MI FIC CON TUS DIBUJOS EN DEVIANART. TUS DIBUJOS DEL INKTOBER QUEDARON GENIALES. TIENES RAZÓN SOBRE LOS FLASH BACKS, SON IDEAS QUE SE ME OCURREN DESPUÉS Y DECIDO PLASMARLAS. YA VEREMOS SI ANDY CONOCERÁ A LOS NORTHULDRA O NO. JEJE. QUE BUENO QUE ESTÁS EN CONTRA DEL ABORTO, AUNQUE ES UN TEMA SUPER COMPLICADO .

ESPERO LES GUSTE ESTE CAPITULO:

Andy y su equipo recibieron una noticia inquietante que no podían ignorar. Uno de los mágicos cráneos de cristal había sido localizado en lo profundo del mar, en una región prohibida que pocas personas habían visitado y mucho menos regresado.

Pero había un problema: no existía tecnología que les permitiera alcanzar tal profundidad en el mar. No había barcos que pudieran soportar la presión ni submarinos para sumergirse.

El equipo Frozen estaba en un dilema, hasta que los trolls les ofrecieron una solución única: un vehículo acuático mágico, creado a partir de rocas de cristal submarino que ellos mismos habían fabricado.

El artefacto que parecía hecho de roca pura, tenía un brillo casi iridiscente que reflejaba los colores del arcoíris en su superficie. Tenía la forma de una pequeña nave con asientos individuales.

"¿Eso... va a sumergirse hasta el fondo del mar?" Preguntó el vago nerviosamente

"Básicamente esa es la idea" Le dijo Andy

"¿Estás seguro de es seguro, viejo?"

"Este vehículo fue forjado con la esencia de la tierra y el océano" Explicó Oppker "Es muy resistente estarán bien"

"Bueno si algo sale mal espero que al menos podamos usar nuestros asientos como lápidas"

Esto ocasionó risas nerviosas en todos.

"Tranquilo, viejo... olvidas nuestras habilidades especiales, esto será pan comido" Dijo Andy intentando sonar muy convincente, pero con cierto temor

"Necesitarán más que fuerza para completar esta misión" Agregó Pabbie "La sabiduría y el trabajo en equipo serán esenciales"

"Ok, si tú lo dices" Dijo el vago un tanto nervioso

Mientras los preparativos para inmersión continuaban, Andy conversón en privado con Birgit, él sabía que durante su infancia había tenido fobia ahogarse desde el accidente en el lago congelado.

El brillo del casco del submarino reflejaba los destellos del agua, y aunque Birgit intentaba mantener la compostura, Andy notó un leve temblor en sus manos.

"¿Estás segura de que estás lista para esto? Sé que has superado muchas cosas, Birgit. Y eres una de las chicas más valientes que conozco, pero... no quiero que te sientas obligada a hacerlo solo por el equipo" Dijo Andy tomando sus manos

"Agradezco tu preocupación" Respondió ella suavemente apretando ligeramente sus manos "He entrenado para esto, lo sabes... y... creo que ya no soy esa niña que se paralizaba al ver agua profunda"

"Lo sé, Birgit, lo sé. Y créeme, estoy orgulloso de todo lo que has logrado. Pero, aún así, no puedo evitar preocuparme. No quiero que sientas que tienes que hacerlo"

Birgit lo miró a los ojos y sus labios temblaron por un segundo mientras recordaba aquella vez en que el hielo se había roto bajo sus pies. Andy había estado allí para rescatarla de las aguas heladas. Desde entonces, aquel miedo había sido una sombra constante.

"Es algo que tengo que hacer, Andy" Suspiró ella "Pero... gracias por estar aquí. Como siempre, siendo el amigo que me tiende la mano. Solo necesito recordar que esta vez, tengo el control. Y que el mar... no va a vencerme"

Andy apretó levemente las manos de ella con una sonrisa de apoyo.

"No estarás sola ahí abajo"

Birgit respiró profundamente, y asintió, permitiendo que el calor de la amistad y la confianza que Andy le brindaba reemplazara el frío recuerdo del agua.

Más tarde, el equipo estaba listo. El vehículo, que recordaba la forma de una gigantesca concha marina, emitía una suave luz desde su interior. Andy fue el primero en subir, seguido de Helena, Birgit, Ostein, Ed, y Angelita.

"El fondo del mar está lleno de peligros desconocidos" Les advirtió Pabbie "Oscuridad, criaturas antiguas y fuerzas que no comprenderán del todo. Manténganse unidos. Solo así triunfarán"

Con esas palabras resonando en sus mentes, el vehículo comenzó a moverse lentamente hacia el océano. Las paredes del artefacto estaban hechas de un material cristalino que les permitía ver el mundo exterior mientras descendían hacia las profundidades.

A medida que se sumergían, el agua cambiaba de color, de un azul claro a un verde oscuro, y luego a un abismo negro donde la luz se desvanecía por completo. El silencio bajo el agua era abrumador, roto solo por el suave zumbido del vehículo y la respiración de los seis dentro.

"Esto es... más inquietante de lo que imaginé" Murmuró Birgit, mirando el abismo que los rodeaba.

"Y que lo digas" Agregó la sabionda "Es espeluznante"

"Algo se mueve allá afuera" Dijo Angelita, señalando hacia una sombra que pasaba rápidamente por su lado.

"Estén atentos" Les dijo Andy "Aquí abajo, las reglas son diferentes"

De repente, una fuerte sacudida hizo que todos se tambalearan. Algo gigantesco había chocado contra la nave.

"¡Sujétense!" Exclamó Andy

Desde la oscuridad, una criatura marina de tamaño colosal, con tentáculos como de un kraken legendario, apareció. Sus ojos brillaban con un destello sobrenatural, y sus tentáculos comenzaron a enrollarse alrededor del vehículo. El equipo sintió cómo la presión aumentaba mientras la criatura intentaba aplastarlos.

Helena, viendo la situación crítica, levantó las manos y lanzó un hechizo protector que envolvió al vehículo en una barrera mágica.

"¡Esto nos dará algo de tiempo, pero no resistirá mucho!" Exclamó la iluminada

Andy accionó el mecanismo de defensa lanzando rayos hacia la criatura, provocando que soltara un rugido ensordecedor.

El grupo aprovechó el momento para avanzar hacia el fondo marino. Sabían que no tendrían mucho tiempo antes de que la criatura volviera.

"¡Atentos, chicos!" Les ordenó Andy "¡El kraken se está acercando rápido! ¡Sabionda, mantente lista con tus hechizos!

"¡Entendido, hermanote! Ya estoy cargando un hechizo de parálisis. Pero este monstruo es enorme, ¡vamos a necesitar más que magia para detenerlo!"

El kraken golpea el submarino con uno de sus tentáculos, sacudiendo a todos.

"¡Ahora, Sabionda! ¡Hechizo de parálisis, lánzalo!"

La iluminada concentra su energía y lanza un rayo rosa que envuelve al kraken.

La bestia emite un rugido furioso, pero sus movimientos se hacen más lentos.

"¡El casco está resistiendo, pero apenas! ¡Necesitamos una ofensiva más fuerte!" Exclamó Angelita

"Es hora del ataque final!" Exclamó Andy preparando sus poderes "¡Vamos a congelar a este monstruo de una vez por todas"

El kraken se retuerce y suelta un rugido final antes de quedar completamente congelado y caer hacia el abismo.

" ¡Lo logramos, equipo!" Exclamó Andy respirando con dificultad pero con una sonrisa "¡El kraken está fuera de combate!"

"¡Eso fue increíble! ¡Buen trabajo!" Exclamó Ed

"Aún no canten victoria" Les dijo Birgit "No estamos solos, otro vehículo acuático se aproxima"

"¡Es el clan de los cazadores!" Exclamó Angelita

"Recibo señales de múltiples naves enemigas ¡Nos están rodeando"

Usando sus poderes, Angelita crea un campo de fuerza alrededor del submarino y Andy comienza a pilotear el vehículo con movimientos rápidos en zigzag.

"Vamos a ver si pueden seguirnos el ritmo" Dijo el vago girando su asiento para quedar de frente al enemigo y accionando la artillería lanzando una lluvia de rayos dándole al enemigo

Los cazadores pronto devuelven el fuego, y los disparos comienzan a ir y venir de un lado a otro.

Angelita intenta mantener el campo de fuerza, el esfuerzo ocasiona que a la chica invisible le salga un poco de sangre por la nariz.

"Chicos, no resistiré mucho tiempo" Dijo con dificultad Angelita

"Mastodonte, cúbreme, veremos qué tan bien les va con esta granada mágica" Dijo la sabionda oprimiendo unos botones

"Ya rugiste, león" Respondió el vago lanzando otra ráfaga de rayos para mantener al enemigo a raya

Pronto una gran esfera de energía es disparada del submarino de los chicos.

"La granada va directo hacia su objetivo" Dijo Birgit observando el radar "Impacto en 3, 2,1"

Una explosión sacude los vehículos de los cazadores, dañando casi todos, solo uno sigue en funcionamiento.

"Buen trabajo, Sabionda"

"Por favor, Andy, no digas cosas que son obvias ¿Cuándo entenderás que todo lo que hago está bien hecho"

"Excepto dejar de parlotear, eso te sale pésimo" Opinó el vago y la sabionda lo miró con cara de pocos amigos

"Y a ti lo que te sale pésimo es usar el cerebro" Replicó la niña

"¡No nos rendiremos tan fácilmente, escorias!" Grita el tripulante de la nave enemiga

"Ostein, sigue atacando, no les des ni un respiro" Ordenó Andy

"Con mucho gusto, viejo"

Y diciendo esto, el vago disparó otra ráfaga de rayos que destroza una de las aletas.

"Está funcionando, está perdiendo velocidad" Exclamó Birgit "Pero detecto una señal de refuerzos del enemigo en camino"

"Entonces tenemos que tomar el cráneo y salir de aquí"

El submarino de los chicos avanza mientras Ostein sigue disparando.

"No dejaremos que escapen, prepárense para una última ofensiva" Ordena el miembro del clan de cazadores a sus compañeros

En medio de la persecución, llegaron al lugar indicado un antiguo barco hundido, desmoronado por los siglos, yacía en el fondo del océano. Las corrientes lo envolvían como un velo fantasmal.

"Ahí está" Exclamó Ed

Mientras se acercaban, Andy se preguntó vagamente si así luciría en la actualidad el barco en el que habían perecido sus abuelos.

En la parte más profunda de la nave estaba el cráneo de cristal. Usando unas pinzas especiales, Ed maniobró para apoderarse del cráneo.

Justo entonces el submarino de los cazadores les dio alcance y les disparan. Aquel impacto fue demasiado para Angelita, su campo de fuerza de desmoronó y la chica invisible quedó desmayada.

Pero justo a tiempo, Ed logró sujetar el cráneo de cristal con las tenazas y Ostein lanza un último rayo que aturde el submarino enemigo.

"Angelita ¿Estás bien?" Preguntó Ed mortificado

"Estará bien, Ed, solo está desmayada" Dice Birgit

"¡Lo logramos!" Exclamó el vago "Misiones como estas son las que hacen que seamos leyendas"

"Y que no se atrevan a olvidar lo que podemos hacer juntos" Agregó la sabionda.

El equipo, exhausto pero victorioso, comenzó su ascenso a la superficie, dejando al clan de los cazadores atrás humillados en su fallido intento.

Con el cráneo en su poder y sabiendo que la misión había sido un éxito, los chicos emergen a tierra firme. Andy se permitió un momento de respiro, durante la pelea, ver a los cazadores y sus lanzas de rayos le había traído recuerdos de su novia.

Lo que más le dolía era la frialdad con la que ella se había ido. Louven. Se había marchado a Louven, dejándolo solo con un vacío que él no sabía cómo llenar.

"Rose..." Murmuró Andy para sí mismo

"¿Andy? ¿Estás bien?" Le preguntó Birgit

"Sí, sí... estoy bien" Respondió el Elegido forzando una sonrisa y desviando la mirada "Solo recordaba algo. Nada importante"

Pero dentro de él, Andy sentía un torbellino de emociones. Desde el día en que Rose se marchó, no había habido un solo momento en que no se sintiera perdido y confundido. ¿Había algo más que pudiera haber hecho para convencerla de quedarse? ¿Podría haber cambiado el curso de aquella discusión? El amor que sentía por ella seguía ardiendo en su corazón, pero junto a ese amor ahora había una sensación de impotencia y dolor.

"Hey, no estás solo en esto, Andy" Le dijo su amiga poniéndole la mano en el hombro "Se trata de Rose ¿No es cierto? Sabes que estoy aquí contigo. Mejores amigos por siempre, en las buenas y en las malas ¿Recuerdas?"

"Gracias, Birit. Lo sé... es solo que... ella me dejó, y aún no entiendo por qué"

Suspirando, Andy se reunió con sus amigos para volver a casa.

Durante el tiempo que los parientes estaban en Arendelle, Andy y Kristy vivieron una experiencia completamente nueva para ellos: tomar lecciones con compañeros de su edad. Para ambos, que siempre habían recibido educación privada en el castillo sin la compañía de otros estudiantes, la idea de compartir un aula con sus primos y otros jóvenes de la familia era tan emocionante como extraña.

Kristy formaba parte del grupo de preadolescentes y la noche anterior a su primera clase en grupo, Kristy no podía dejar de dar vueltas en la cama. La emoción y los nervios se entremezclaban en su interior, creando una tormenta de pensamientos que la mantenía despierta.

Sabía que, por primera vez, iba a estar en un entorno donde habría más niños de su edad, y eso la llenaba de ansiedad ¿Qué pasaría si no le gustaba? ¿Y si no encajaba con ellos?

Con esas preocupaciones girando en su mente, Kristy finalmente se quedó dormida. Sin embargo, su sueño se tornó en una pesadilla.

En su sueño, se encontraba en un amplio salón del castillo rodeada de sus primos y parientes que la miraban fijamente. Kristy sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras miraba a su alrededor, dándose cuenta de que algo no estaba bien.

Cuando miró hacia abajo, su corazón se detuvo. Estaba vestida solo con su ropa interior, y no había forma de que pudiera cubrirse. La risa de los niños resonaba en el aire como ecos burlones. Algunos apuntaban con el dedo, otros reían a carcajadas, y ella podía sentir cómo las mejillas le ardían de vergüenza.

"¡Mira a Kristy! ¡Olvidó vestirse para las clases!"

"¡Quizás pensó que era un desfile de modas de ropa interior!"

Kristy intentó cubrirse, pero todo lo que podía hacer era sostener sus brazos a su alrededor, sintiéndose expuesta y vulnerable. Sintió que el mundo se desmoronaba bajo sus pies. Pero en ese momento, el sueño comenzó a desvanecerse, y las risas se desvanecieron en un eco distante.

Kristy se despertó de repente y se dio cuenta de que todo había sido una pesadilla. Se sentó en la cama y respiró hondo.

"Mañana será diferente, no tengo por qué tener miedo" Se dijo Kristy mirando las estrellas por la ventana

Al día siguiente, Helena y Kristy caminaban por los pasillos del castillo, era su primer día en una clase grupal, una experiencia nueva para ambas, ya que siempre habían recibido educación individual en sus hogares.

"¿Te imaginas lo diferente que será estudiar con otros niños?" Le preguntó la Sabionda "Hemos estado tan acostumbradas a nuestras clases privadas, será interesante ver cómo nos va"

"Sí, de hecho, estoy un poco nerviosa, anoche soñé que venía a clases en ropa interior y todos se reían de mí"

"Vamos relájate ¿Qué es lo peor que podría pasar?"

"¿Que hagamos el ridículo y nuestra vida social quede arruinada para siempre?"

"Cierto... pero descuida... todo estará bien... después de todo ¿Quién no querría tener a la iluminada como compañera de clases?"

"Sí" Murmuró Kristy ya que Helena tenía razón en cierto modo, ella estaría bien, era la princesa hechicera, no tenía nada que probar

"Hey miren" Exclamó uno de los niños "¡La princesa hechicera va a estar en nuestra clase!"

Helena, viendo la oportunidad de ser el centro de atención lanzó un pequeño destello de magia que hizo que un par de libros levitaran brevemente y luego aterrizaran suavemente en su sitio. Algunos de los estudiantes observaban con asombro mientras otros reían aplaudiendo con entusiasmo.

"¡Oh, Helena! Te necesitamos en nuestros exámenes" Dijo una niña rubia llamada Saga "Si puedes hacer que mis respuestas aparezcan en mi cuaderno por arte de magia, seré tu mayor fan.

"Bien, niños, es un honor tener a todos ustedes aquí" Dijo la Srita. Weiss "Vamos a comenzar con una serie de problemas matemáticos, para ver cómo trabajan en equipo. Y, princesa Helena, no se permite usar magia para resolverlos"

Los estudiantes soltaron algunas risas y Helena se sonrojó ligeramente, mientras Kristy le daba un codazo amistoso.

A medida que el maestro repartía los problemas matemáticos y los estudiantes comenzaban a trabajar en equipo, Kristy y Helena participaban a sus respectivos grupos con una mezcla de habilidades naturales y colaboración genuina.

Uno de los chicos más callados del grupo, Erik, levantó la mano tímidamente.

"Hum, Helena... ¿Crees que podrías usar magia para hacer que todo esto tenga más sentido? Digo, no para resolverlo, solo para verlo de otra manera..."

La sabionda se rió suavemente y lanzó un destello rosa que formó una representación visual de la fórmula en el aire, descomponiéndola en partes más fáciles de entender.

Todos los estudiantes asintieron agradecidos mientras la imagen mágica flotaba en el aire, y la atmósfera del aula se llenó de una nueva energía de entusiasmo y colaboración.

La sabionda, hiper competitiva como de costumbre, durante las lecciones solía participar activamente.

"Bien, niños, ¿quién puede decirme cuál es la capital del reino vecino?" Preguntó la Srita. Weiss

Kristy, emocionada, levantó la mano rápidamente antes de que alguien más pudiera contestar.

"¡Es Corona!"

"Muy bien, princesa Helena. Excelente respuesta"

Uno de sus primos, Magnus, que era un poco mayor que ella, se inclinó hacia la sabionda y le susurró con una sonrisa.

"Tienes que dejar que otros contesten alguna vez, o no tendremos oportunidad" Bromeó Magnus

"Lo siento, me emociono demasiado" Respondió la sabionda sonrojándose levemente

Kristy se encontró perdiendo el hilo de la lección y su mente comenzó a divagar. Lentamente, sus pensamientos se alejaron del aula y se centraron en un nombre que la hacía sonreír sin que ella se diera cuenta: Ken.

Sin pensar mucho en lo que hacía, Kristy comenzó a dibujar pequeños corazones en su cuaderno. Dentro de cada corazón escribió su nombre y el de Ken juntos, rodeados de pequeñas estrellas y flechas. A pesar de que Ken era un chico sencillo, para ella, Ken era especial. Había algo en su manera de ser que lo hacía diferente a los demás.

Recordó las veces que lo había visto trabajando junto a su padre, con las manos llenas de astillas pero siempre con una sonrisa tranquila en el rostro. Ken no se esforzaba por impresionar a nadie, y tal vez eso era lo que más le gustaba a Kristy de él. Su sinceridad y su carácter fuerte le parecían más valiosos que cualquier estatus o posición económica.

Kristy se dio cuenta de que su cuaderno ya estaba lleno de corazones y el nombre de Ken, y rápidamente lo cerró cuando notó que un par de sus compañeros estaban empezando a mirar hacia su dirección. Sus mejillas se pusieron rojas, pero en su mente, ella seguía imaginando a Ken, con su sonrisa amable y su mirada serena.

Mientras tanto, en el grupo de bachillerato, Andy enfrentaba un desafío diferente. A pesar de ser inteligente y aplicado, no estaba acostumbrado a trabajar en un entorno con otros estudiantes. Compartir el aula con algunos de sus primos de la misma edad lo hacía sentir un poco fuera de su zona de confort al principio. Sin embargo, pronto se adaptó, y gracias a su naturaleza amigable y competitiva.

Durante una clase de ciencias, el profesor explicó un experimento relacionado con las propiedades del hielo, algo que captó la atención inmediata de Andy. Uno de sus primos, Erik, notó la chispa en los ojos de Andy y lo empujó suavemente con el codo.

"Este tema es perfecto para ti. Podrías hacer el experimento sin siquiera necesitar los materiales"

"Cierto, príncipe Anders" Dijo el Sr. Rode "Creo que tus conocimientos sobre el hielo podrían ayudarnos a entender mejor este experimento. ¿Por qué no compartes algo con nosotros?"

Andy se levantó y explicó con facilidad las propiedades físicas del hielo, utilizando su conocimiento no solo de sus poderes, sino también de lo que había aprendido en sus estudios personales. Sus primos lo escuchaban con atención, admirando su habilidad tanto académica como mágica.

De pie frente a sus compañeros de clase, comenzó a hablar con confianza sobre un tema que conocía muy bien.

"El hielo es más que solo agua congelada" Dijo Andy creando algunas figuras en sus manos las cuales iban cambiando conforme la explicación "Se forma cuando las moléculas de agua se enfrían tanto que se mueven más despacio y se unen en una estructura cristalina sólida. Cuando baja la temperatura, estas moléculas se ordenan en patrones hexagonales, lo que le da al hielo su dureza y sus propiedades únicas"

Los estudiantes lo escuchaban con atención, impresionados por la claridad con la que Andy hablaba sobre el tema.

Después de la lección, mientras los estudiantes salían al jardín para un descanso, Andy y Kristy se reunieron, compartiendo sus experiencias del día.

"¡Tuve una clase increíble! Estoy aprendiendo tanto con los otros niños. ¿Y tú? ¿Cómo te fue?"

"Fue interesante. Es raro tener compañeros de clase, pero es divertido. Me gustó poder compartir algo de lo que sé sobre el hielo"

"¡Apuesto a que todos quedaron impresionados! Siempre eres el mejor en eso"

"Solo trato de hacer lo mejor que puedo" Dijo Andy con falsa modestia

Por su parte, Elli caminaba con paso decidido por los pasillos de la Universidad, rodeada de estudiantes y académicos mucho mayores que ella. A sus catorce años, Elli era la estudiante más joven del campus y, además, la única chica en su clase de ciencias. Aunque su corta edad, su inteligencia prodigiosa y su estatus de princesa la hacían destacar, Elli prefería pasar desapercibida, concentrándose en sus estudios y manteniendo una actitud reservada.

Al entrar al aula de ciencias, los murmullos se detuvieron momentáneamente mientras sus compañeros la observaban. Elli, con su cabello rubio recogido en una trenza y su mirada determinada, tomó asiento en el mismo lugar de siempre, en la primera fila. Algunos de los estudiantes más escépticos la miraban con desdén, pero la mayoría ya había aprendido a respetarla debido a su brillantez académica y su habilidad para resolver problemas complejos en cuestión de segundos.

El profesor Nilsen, con el ceño fruncido y una actitud claramente condescendiente, entró al aula con su carpeta de notas. Miró a sus estudiantes con aire de superioridad antes de posar sus ojos sobre Elli. Desde el primer día de clases, Bjornson había dejado claro que no estaba particularmente entusiasmado con la idea de tener a una chica en su clase.

"Ah, Princesa Ellinor, veo que ha decidido volver a honrarnos con su presencia. Espero que no se canse demasiado intentando seguir el ritmo de la clase de hoy. Estas lecciones pueden ser bastante... complicadas, especialmente para mentes jóvenes y, cómo decirlo, menos experimentadas"

Elli mantuvo una expresión neutra, sin dejarse afectar por la burla. Sabía que cualquier reacción exagerada podría provocar más comentarios, y lo último que quería era armar un escándalo o involucrar a su familia. Se limitó a asentir con calma y sacar su cuaderno y pluma, lista para tomar notas.

Para una chica tan joven como ella, estar rodeada de estudiantes mucho mayores y todos hombres era intimidante, pero Elli mantenía su expresión tranquila y su determinación intacta.

Había aprendido a lidiar con las miradas curiosas y, a veces, con las sonrisas burlonas de algunos de sus compañeros. Sin embargo, la mayoría habían llegado a respetarla, reconociendo rápidamente que ella no estaba allí solo por un capricho; Elli dominaba los conceptos científicos que algunos de ellos aún luchaban por comprender.

Sus explicaciones rápidas y claras, su capacidad para resolver problemas complejos en minutos, y su habilidad para anticipar las preguntas del profesor la convirtieron en una presencia formidable en el aula.

El profesor comenzó la lección y formuló una serie de ecuaciones en la pizarra.

"Princesa Ellinor ¿Cree que podría tener la bondad de resolver esta ecuación para nosotros? Me doy cuenta de que es un concepto avanzado, pero estoy seguro de que si se esfuerza lo suficiente, tal vez pueda llegar a una aproximación"

Elli se levantó de su asiento con serenidad y caminó hasta la pizarra.

"Sí, profesor" Respondió Elli tomando la tiza y manteniendo la compostura "Pero si me permite, creo que hay un error en la ecuación del ejercicio. El coeficiente debería ser negativo, de lo contrario, el resultado no tiene sentido físico"

Después de hacer la corrección, Elli resolvió la ecuación de manera impecable en cuestión de segundos, añadiendo incluso una explicación detallada de cada paso que tomó. Algunos de los estudiantes intercambiaron miradas de asombro, impresionados por la claridad y la precisión con las que la chica manejaba el problema.

Cuando terminó, la joven princesa se volvió hacia el profesor con una expresión tranquila.

"Como puede ver, la solución era bastante sencilla una vez que se desglosan los términos de la ecuación"

El profesor la miró fijamente, sin poder ocultar su molestia por ser contradicho de una manera tan clara y directa por una niña. Pero en lugar de reconocer su talento, simplemente se encogió de hombros con una mueca.

Aunque no lo admitiera, se encontraba impresionado con la respuesta de Elli, y la clase también. Hubo murmullos de aprobación y asentimientos discretos de parte de algunos compañeros que habían empezado a admirar su conocimiento y su habilidad para mantener la calma ante los comentarios sarcásticos del profesor.

Elli volvió a su asiento, manteniendo su compostura, aunque sentía un nudo en el estómago. Sabía que el profesor estaba empeñado en desmerecer sus habilidades solo por ser una chica, pero no dejaría que eso la afectara. Al fin y al cabo, ella no estaba allí para complacer a nadie, sino para aprender y demostrar su valía a través del conocimiento.

Al finalizar la clase, algunos de sus compañeros se acercaron a ella con sonrisas amables.

"Elli, lo que hiciste fue increíble. No sé cómo puedes resolver esas cosas tan rápido. ¡Yo estuve perdido desde el primer paso!"

"Sí, nunca había visto a alguien enfrentarse a Nilsen de esa manera, realmente pusiste en su lugar al viejo cascarrabias. Sigue así, Elli, lo estás haciendo genial"

Elli sonrió levemente y agradeció sus palabras. Sabía que la mayoría de sus compañeros ya la respetaban, no solo por su inteligencia, sino también por su determinación y valentía al no dejarse intimidar por el profesor.

Mientras guardaba sus cosas en su bolso, se acercó un estudiante de la nobleza, un joven de 18 años llamado Lars, estudiante de economía, que la hacía sentir muy incómoda. Cada vez que podía, buscaba la oportunidad para estar cerca de ella o hacer comentarios que solo Elli podía escuchar. Sus palabras parecían siempre amigables, pero había un tono subyacente que la hacía estremecerse.

"¿Sabes, Princesa Elli?" Dijo Lars acercándose demasiado a Elli "Es muy raro ver a una chica tan joven y... bonita, entre tantos hombres. Debes de sentirte bastante especial, ¿verdad?"

Elli se tensaba cada vez que Lars se acercaba de esa manera. Evitaba su mirada y trataba de responder de la manera más cortante posible, sin ser abiertamente grosera.

"Solo estoy aquí para estudiar, Lars" Murmuró Elli "Ahora, si me disculpas, tengo que repasar mis notas"

Elli trataba de no demostrar lo nerviosa que se sentía, pero su incomodidad era evidente. Lars la observaba con una sonrisa insinuante, y Elli hacía todo lo posible para mantenerse ocupada, pretendiendo que no estaba afectada por su presencia.

Los días pasaban, y Elli se encontraba cada vez más preocupada. No quería contarle a sus padres ni a sus profesores sobre lo que sucedía porque temía que armaran un escándalo, uno que terminara con su salida de la universidad. Lo último que quería era que su oportunidad de estudiar en la Universidad de Oslo se viera truncada por un problema que, en su mente, debía ser capaz de manejar sola.

En el fondo, Elli sabía que sus padres harían cualquier cosa por protegerla, pero ella quería demostrar que era capaz de cuidar de sí misma. Sin embargo, cuando Lars estaba cerca, su seguridad se tambaleaba. Quería ser fuerte, pero había algo en su actitud que la ponía nerviosa.

Elli se mantenía estoica, tratando de ser la estudiante perfecta, la que nunca se dejaba intimidar. Pero, en su interior, deseaba que aquella incomodidad desapareciera, que Lars se diera cuenta de que ella no estaba interesada y la dejara en paz para que pudiera concentrarse en lo que realmente importaba: sus estudios y su pasión por la ciencia.

Además, ella ya tenía una relación romántica con Ed, y Lars le parecía demasiado mayor.

A lo largo de los días, tanto Andy como Kristy comenzaron a disfrutar de la compañía de sus primos en las clases. Para Andy, acostumbrarse a tener debates académicos con otros jóvenes fue una experiencia gratificante. Le permitió ampliar sus perspectivas, escuchar otras opiniones y aprender en un ambiente más dinámico. Por su parte, Kristy, con su natural empatía y bondad, hizo amigos rápidamente entre los otros niños.

En una de las clases de literatura, Andy se encontraba debatiendo con sus primos sobre un poema que el profesor les había asignado. El tema era el sacrificio y el deber, algo que resonaba profundamente con Andy, dado el legado de su familia.

"¿Qué piensan sobre la idea de sacrificar algo personal por el bien del reino?" Preguntó el Sr. Rode

"Creo que es nuestro deber, como miembros de la realeza, poner al reino por delante de nuestros deseos personales" Opinó Isabelle "Es lo que nuestros ancestros hicieron"

Andy asintió, pero agregó su propio punto de vista.

"Es cierto que el deber es importante, pero también creo que hay un equilibrio. A veces, sacrificamos cosas que son esenciales para nosotros, y eso puede afectar nuestra capacidad de gobernar bien. No podemos ignorar lo que necesitamos como personas"

El salón se quedó en silencio por un momento, mientras los estudiantes reflexionaban sobre las palabras de Andy.

"Eso es muy cierto, príncipe Andy" Opinó el profesor "Gobernar es un equilibrio constante entre el deber y las necesidades personales. Es una lección importante para todos nosotros"

Mientras las lecciones continuaban durante su estancia en Arendelle, tanto Andy como Kristy se sintieron más conectados con sus primos y otros miembros de la familia. Nunca antes habían experimentado la dinámica de un aula llena de compañeros, pero ahora ambos disfrutaban de esa nueva experiencia, aprendiendo no solo de los libros, sino también de las interacciones con otros jóvenes de su edad.

Para Andy, era una oportunidad de reflexionar sobre su papel como futuro líder, mientras que para Kristy, era una ventana al mundo de la amistad y el aprendizaje compartido, un mundo que estaba ansiosa por explorar más.

"Muy bien, clase, hoy haremos algo diferente" Dijo el Sr. Rode "Vamos a simular una situación real para poner a prueba sus habilidades estratégicas. Príncipe Andy, tú serás el rey de Arendelle, y tus primos serán miembros de tu corte y consejeros reales. La situación es la siguiente: un gran ejército enemigo está invadiendo nuestro reino. Necesito que ustedes, como consejeros, sugieran la mejor estrategia para defender Arendelle"

Andy se enderezó en su asiento, sintiendo el peso de la responsabilidad ficticia sobre sus hombros. Aunque sabía que era solo una práctica, quería hacerlo bien. Se aclaró la garganta y habló con la voz más autoritaria que pudo imitar.

"Mis consejeros, nos enfrentamos a una amenaza inminente" Dijo Andy tratando de sonar muy serio "Un ejército avanza hacia nuestras fronteras, y debemos tomar decisiones rápidas y eficaces ¿Qué sugieren que hagamos?"

Uno de sus primos, Magnus, que siempre tenía una chispa de humor, levantó la mano como si estuviera en una ceremonia oficial.

"Sugiero que primero negociemos con el enemigo, majestad. Les ofrecemos nuestra receta secreta de pastel de arándanos a cambio de que se retiren ¡Después de todo, nadie puede resistirse a un buen pastel!"

La clase estalló en risas, incluso el profesor Rode dejó escapar una pequeña sonrisa antes de retomar su semblante serio.

"Duque Magnus, aunque aprecio tu sentido del humor, esta es una situación seria. Necesitamos estrategias de verdad"

Andy también se reía, pero rápidamente recuperó la compostura. Miró a Magnus y luego a los otros primos con una sonrisa.

"Me encanta la idea del pastel, Lord Magnus, pero no estoy seguro de que detenga a un ejército completo. Necesitamos algo un poco más... táctico"

Isabelle, levantó la mano con una expresión más concentrada.

"Rey Anders, Podríamos reforzar las defensas en la muralla norte y enviar exploradores para obtener información sobre el tamaño y la posición del enemigo. Si conocemos sus movimientos, podríamos organizar una emboscada en el paso montañoso y atacar desde un terreno elevado"

Andy asintió, impresionado por la sugerencia de Isabelle.

"Esa es una buena idea, Milady. Tener la ventaja del terreno podría ser crucial. ¿Alguien más tiene alguna sugerencia?"

Otro de los primos, Bard, que solía ser el más serio del grupo, se inclinó hacia adelante con una mirada pensativa.

"Majestad, propongo que consideremos una estrategia de distracción. Podríamos fingir una retirada para atraer al enemigo a una trampa en los bosques cercanos, donde podríamos rodearlos fácilmente"

Esta vez, incluso el profesor Rode asintió con aprobación.

"Muy buen punto, príncipe Bard. Una estrategia de engaño podría funcionar si se ejecuta correctamente. Siempre es importante usar el terreno y el elemento sorpresa a nuestro favor"

Andy, con una sonrisa, miró a sus primos, sintiéndose orgulloso de sus sugerencias.

"Excelente, Damas y caballeros. Creo que podemos combinar las ideas de la princesa Isabelle y el príncipe Bard para hacer una defensa sólida y una ofensiva inteligente. Defendemos la muralla norte y al mismo tiempo preparamos la trampa en los bosques ¿Qué opinan?"

Antes de que nadie pudiera responder, Magnus no pudo resistirse y levantó la mano de nuevo, con una expresión cómica.

"Rey Anders, sugiero que también consideremos enviar a los guardias reales a buscar la receta del pastel de arándanos más grande del reino ¡Podríamos usarlo como nuestro as bajo la manga!"

Las risas llenaron la sala una vez más, y hasta Andy tuvo que admitir que la broma de Magnus aligeraba la tensión del ejercicio.

"Magnus, si alguna vez necesitamos un diplomático para negociar con pasteles, definitivamente te pondré a cargo"

A medida que las risas se calmaban, Andy se dio cuenta de lo valioso que era tener a su familia unida en momentos como este, incluso en una práctica ficticia. Él sabía que, aunque era solo un ejercicio, estaba aprendiendo mucho sobre liderazgo y estrategia, y que tener el apoyo de sus primos y su profesor hacía toda la diferencia.

El profesor Rode se acercó a Andy y puso una mano en su hombro, sonriendo con orgullo.

"Lo hiciste bien, Andy. Príncipe Anders, un líder no solo toma decisiones, también escucha a su equipo y sabe combinar las mejores ideas. Esa es la verdadera fortaleza de un rey"

Andy asintió, sintiéndose inspirado por las palabras del profesor. Miró a sus primos, que estaban sonriendo y relajados, con la esperanza de que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que se les presentara, ya fuera en una simulación en el aula o en la vida real.

En el aula de los niños, la Sra. Weiss había decidido que era hora de un poco de ejercicio y diversión al aire libre, y las dos amigas estaban listas para darlo todo.

"¡Muy bien, niños! Hoy vamos a jugar quemados. Divídanse en dos equipos y recuerden, la clave es moverse rápido y trabajar juntos"

"¡Esto va a ser tan divertido!" Exclamó la sabionda "¿Te gustaría ser mi compañera?" Le preguntó a Kristy

"¡Claro! Será genial estar en el mismo equipo. Podremos ayudarnos a esquivar y lanzar. Y con Leif y Kara en nuestro equipo, seguro que ganaremos"

La maestra dio la señal de inicio, y los niños comenzaron a correr por el campo. Kristy y Helena se movían rápidamente, esquivando las pelotas que sus oponentes lanzaban con entusiasmo.

"¡Kristy, a la izquierda! ¡Esquiva esa!"

Kristy saltó hacia un lado justo a tiempo, riendo al sentir la adrenalina.

"Te debo una, Helena ¡Vamos a ganarles!"

Con un ágil movimiento, Helena lanzó una pelota hacia un niño del equipo contrario, logrando darle en la pierna. El niño salió del juego con una sonrisa, disfrutando de la competencia amistosa.

Mientras el juego continuaba, Kristy se concentró y se preparó para lanzar la pelota.

La pelota voló en dirección a un niño llamado Vidar, quien apenas logró esquivarla. La risa y la emoción llenaban el aire mientras todos los niños corrían y jugaban.

"¡Casi me atrapan! ¡Tendrán que hacerlo mejor que eso!"

"¡No te preocupes, Vidar! ¡No fallaré la próxima vez!"

A medida que el juego avanzaba, las estrategias comenzaron a formarse. Kristy y Helena trabajaban juntas, pasando la pelota entre ellas para distraer a los demás.

"Si nos movemos juntas, será más fácil evitar que nos quemen" Dijo la sabionda "¡Esquiva y lanza!"

Las niñas se movían como una unidad, y aunque había momentos de tensión, el espíritu de diversión prevalecía. Cuando un niño del equipo de Kristy fue eliminado, ella rápidamente se acercó a él.

"¡No te preocupes! Siempre hay otra oportunidad. Vamos a ganar la próxima"

La sabionda sonrió mientras observaba cómo su amiga animaba al resto del equipo.

"¡Eso es, Kristy! ¡El trabajo en equipo hace la fuerza! Estamos haciendo un gran trabajo"

Después de varios minutos de juego, la Sra. Weiss decidió que era tiempo de un descanso.

"¡Muy bien, niños! ¡Tiempo fuera! ¡Tomen un respiro y beban un poco de agua!"

Kristy y Helena se sentaron en el césped riendo.

"¡Es la mejor clase de deportes!" Exclamó la sabionda "Y me encanta que podamos hacerlo juntas ¡Desearía que fuera así todo el tiempo!"

"También yo... Pero desafortunadamente no se puede... Luego de una temporada mis primos volverán a sus respectivos hogares... Y tú y yo volveremos a nuestras clases particulares"

"Eso es una lástima... Tal vez si hablamos con nuestros papás nos dejen tomar clases juntas..."

"Podría ser... Hay que intentarlo"

"Y por ahora disfrutemos de estas clases juntas y con chicos de nuestra edad"

"Estoy de acuerdo"

Más tarde, la gran sala del trono estaba iluminada por la luz del sol que entraba a raudales a través de las ventanas de vitrales coloridos, llenando el lugar con un resplandor cálido y acogedor.

La reina de Arendelle, estaba sentada en su trono, con una postura elegante y majestuosa, pero con una sonrisa suave que reflejaba la calidez y la compasión que siempre ofrecía a sus súbditos.

A su lado, su hijo estaba sentado en una silla más pequeña pero no menos digna. El chico observaba a cada persona que se acercaba, absorbiendo cada detalle y prestando atención a las palabras de su madre y de los visitantes.

El día era especial, uno de aquellos en los que la reina dedicaba su tiempo a escuchar las peticiones, preocupaciones y agradecimientos de su pueblo. Era una tradición que Elsa valoraba profundamente, pues le permitía mantener una conexión cercana con su gente, demostrarles que su reina no solo estaba allí para gobernar, sino para comprender sus problemas y guiarlos con sabiduría y compasión.

Andy observaba a su madre, mientras ella llevaba a cabo sus funciones reales. Notando cómo su rostro cambia cuando está frente a sus súbditos y nobles: su expresión es serena, su postura erguida y su voz firme pero amable. Su madre se convierte en una figura de autoridad, una reina que no deja ver debilidad ni duda alguna. Ella es sabia y justa, mostrando siempre compasión, pero con la determinación necesaria para mantener el equilibrio en el reino.

Sin embargo, Andy también sabe que hay una versión diferente de Elsa, la que se muestra solo cuando está con su familia y amigos cercanos. Es en esos momentos cuando Elsa baja la guardia, cuando deja atrás la máscara de la reina y se convierte en la madre amorosa, la hermana cálida y la tía divertida. Andy ha visto cómo su madre se permite ser más vulnerable, más abierta, mostrando su cansancio o incluso sus miedos cuando está en la intimidad de su hogar.

Una mujer mayor, de rostro arrugado, pero ojos brillantes, fue la primera en acercarse. Se inclinó ligeramente ante Elsa y Andy, sosteniendo una pequeña cesta con un par de manzanas.

"Majestad, príncipe Anders" Dijo la mujer con voz temblorosa pero llena de respeto "Vengo a agradecerles por la ayuda que me brindaron el año pasado durante el invierno. Si no fuera por la generosidad del reino, mi familia y yo habríamos pasado muchas dificultades"

Elsa sonrió con calidez y asintió.

"Me alegra saber que la ayuda llegó en el momento adecuado. Nosotros gobernamos para cuidar de todos nuestros súbditos, y es nuestro deber asegurarnos de que nadie pase necesidad en tiempos difíciles. ¿Cómo se encuentra su familia ahora?"

"Mejor, Majestad. Mis nietos están creciendo fuertes y saludables gracias a su bondad"

Elsa miró a Andy, invitándolo a intervenir.

"¿Qué piensas, hijo?" Le preguntó suavemente "¿Qué más podríamos hacer para que el invierno próximo sea más llevadero para estas familias?"

Andy se tomó un momento para considerar la pregunta, mirando a la mujer mayor y luego a su madre.

"Podríamos organizar un programa de recolección de alimentos y mantas desde el otoño" Sugirió el chico "Así podríamos asegurarnos de que todos tengan lo que necesiten antes de que el invierno se vuelva más severo"

Elsa sonrió, orgullosa de la sugerencia de Andy.

"Es una excelente idea, hijo. Lo implementaremos desde este año. Gracias por tu propuesta, y gracias a usted" Dijo dirigiéndose a la mujer mayor "Por recordarnos lo importante que es cuidar de nuestra comunidad"

Después de que la mujer se retirara, un joven campesino se acercó, con el sombrero en las manos y la voz llena de urgencia.

"Majestad, mi granja está siendo amenazada por una plaga, y mis cosechas corren peligro de quedar arruinadas. Si no obtengo ayuda pronto, no podré alimentar a mi familia ni pagar mis deudas"

Elsa escuchó con atención, su expresión seria pero amable.

"Lamento escuchar sobre tu situación, joven. Comprendo lo difícil que debe ser para ti y tu familia. Cuéntame ¿Has tratado ya algunas medidas para contener la plaga?"

"Sí, su Majestad, pero ninguna ha funcionado. Todo lo que probé fracasó, y cada día que pasa pierdo más cultivos"

Elsa volvió a mirar a Andy.

"¿Qué cree que podríamos hacer, Príncipe Anders?"

Andy se inclinó hacia adelante, recordando las enseñanzas de su madre sobre liderazgo y empatía.

"Podríamos enviar a algunos de nuestros expertos agrícolas para que te ayuden con nuevas técnicas de control de plagas, su Majestad. Además, podríamos otorgarte un apoyo económico para que puedas estabilizar tu situación mientras recuperas tu cosecha"

La reina asintió y el campesino levantó la mirada, asombrado por la respuesta de Andy.

"Gracias, príncipe Anders. No sé cómo agradecerles a usted y a la reina por su generosidad"

Elsa colocó una mano sobre el hombro de Andy, con una sonrisa que mezclaba orgullo y amor.

"Mi hijo tiene razón. Nos aseguraremos de que recibas el apoyo necesario. Nuestro deber es que cada familia pueda prosperar, sin importar las adversidades"

A medida que avanzaba la jornada, desfilaron ante el trono diversas personas: un comerciante que pedía permiso para expandir su tienda, una madre preocupada por la educación de sus hijos, y hasta un niño pequeño que, con los ojos llenos de asombro, pidió conocer a los trolls de las montañas que tanto admiraba.

Elsa manejó cada situación con su habitual equilibrio de justicia y ternura, y en cada ocasión, involucró a Andy en la conversación, haciéndole partícipe de las decisiones y motivándolo a reflexionar sobre las responsabilidades de un líder.

"Es importante que un líder escuche a su pueblo" Dijo Elsa suavemente a Andy después de que otra persona se retirara "No se trata solo de tomar decisiones, sino de entender las verdaderas necesidades de la gente, de estar presente y ser justo"

Andy asintió con seriedad.

"Lo entiendo, mamá. Estoy aprendiendo mucho al estar a tu lado. Quiero ser un líder como tú algún día"

Elsa sonrió, sintiendo el orgullo desbordar en su pecho al escuchar las palabras de su hijo.

"Ya estás en el camino correcto, Andy. Ser un buen líder no es solo cuestión de poderes o inteligencia; es cuestión de corazón, de amar a tu gente y desear lo mejor para ellos, como tú lo haces"

Después de atender a los súbditos agradecidos y a aquellos que necesitaban ayuda, la atmósfera en la sala del trono cambió ligeramente cuando comenzaron a llegar aquellos que traían quejas y demandas de justicia. Las tensiones eran evidentes, y la multitud que aguardaba en la sala se agitaba un poco, como si sintieran la gravedad de los problemas que estaban a punto de discutirse.

El primero en acercarse fue un hombre corpulento de mediana edad, con una expresión severa y los brazos cruzados. Sus ojos se fijaron en Elsa con una mezcla de frustración y esperanza.

"Majestad, he venido a pedir justicia. Mi vecino ha desviado el curso del río hacia su terreno, dejando mis cultivos sin agua ¡Mis plantas están muriendo, y necesito que haga algo al respecto!"

Elsa asintió con calma, observando tanto al hombre como al ambiente tenso que se generaba en la sala.

"Lamento escuchar sobre su situación" Respondió la reina con voz serena "Pero antes de tomar cualquier decisión, debemos asegurarnos de escuchar ambas versiones. Que pase el vecino acusado"

Un segundo hombre, más joven y nervioso, se adelantó entre la multitud y bajó la mirada antes de dirigirse a la reina y a Andy.

"Majestad, no era mi intención causarle daño a mi vecino. Solo intentaba asegurarme de que mi familia tuviera suficiente agua para nuestro ganado. No pensé que afectaría tanto sus cultivos"

"Entiendo la difícil posición en la que se encuentran ambos" Dijo Elsa mirando a los dos hombres "Pero lo más importante es encontrar una solución que beneficie a ambos, sin que uno sufra a costa del otro. Sugiero que trabajemos para desviar el río de modo que ambas propiedades reciban suficiente agua.

Quizás podríamos enviar algunos trabajadores del reino para ayudar a resolver el problema. Nos aseguraremos de que ambos reciban la ayuda necesaria para ajustar el flujo del río. Recordemos que un verdadero vecino es aquel que no busca prosperar a expensas del otro, sino que trabaja en armonía para el bien común"

Los dos hombres intercambiaron miradas, claramente sorprendidos por la sensatez de Elsa. Ambos se inclinaron, agradeciendo la intervención de la reina y se retiraron con una renovada esperanza de resolver sus diferencias.

Después de ellos, una mujer joven, visiblemente alterada, se acercó al trono.

"Majestad, pido justicia por el engaño que sufrí" Dijo con ella voz temblorosa "Vendí mi caballo a un comerciante, y él me pagó con monedas falsas. Ahora me encuentro sin mi caballo y sin dinero"

Elsa escuchó con atención y, antes de responder frunció el ceño, pensativa.

"Esa es una acusación grave" Respondió la reina con firmeza "No podemos permitir que alguien se aproveche de la buena fe de los demás. Tendremos que investigar a ese comerciante y, si se demuestra que usó monedas falsas, devolverle su caballo y hacer que el comerciante enfrente las consecuencias de sus actos. Investigaremos y, si es necesario, tomaremos medidas legales contra el comerciante. Nadie en este reino debe temer ser engañado o maltratado"

La mujer agradeció con lágrimas en los ojos y se retiró, sintiéndose respaldada por la justicia de su reina.

A lo largo del día, Andy y Elsa atendieron más casos, algunos más complicados que otros. Hubo discusiones sobre disputas de tierras, malentendidos entre comerciantes y desacuerdos sobre derechos familiares. Andy comenzó a darse cuenta de lo difícil que era a veces tomar decisiones justas, y cómo, a pesar de la bondad y la compasión, había momentos en los que cualquier decisión podría desagradar a alguien.

Pero en cada situación, Elsa le recordaba a su hijo una lección valiosa:

"Un líder no siempre puede hacer felices a todos, Andy. Pero lo que sí puede hacer es asegurarse de ser justo, de escuchar con el corazón y de decidir siempre en beneficio del mayor bien posible"

Andy no podía evitar observar a su madre con una mezcla de admiración y respeto mientras atendían a cada súbdito que se acercaba al trono. Cada vez que hablaba, su voz transmitía no solo autoridad, sino también una profunda compasión, impresionado por la manera en que Elsa abordaba cada problema, buscando siempre el equilibrio justo y el bienestar de todos. La calma que mantenía ante las situaciones difíciles y su habilidad para encontrar soluciones justas le parecían cualidades invaluables.

"Eres muy paciente, mamá" Dijo Andy en voz baja cuando hubo un momento de silencio entre peticiones "No sé cómo haces para escuchar a todos con tanta calma y ser tan justa con cada uno. Si yo fuera el rey, creo que ya habría ordenado unas cuantas ejecuciones para resolver algunos de esos problemas más rápido" Bromeó el chico con una sonrisa pícara.

Elsa se quedó mirándolo por un segundo, con los ojos abiertos, y luego ambos estallaron en una risa sincera.

"¡Oh, Andy! ¡Menos mal que aún no eres rey! Creo que tendríamos un reinado bastante corto y caótico si así fuera.

Andy se encogió de hombros con una expresión traviesa.

"¿Qué puedo decir? A veces hay que ser drástico, mamá"

A pesar de su admiración por la sabiduría y la compasión de Elsa, Andy a veces sentía una punzada de frustración al ver cómo su madre resolvía ciertas disputas y conflictos con una mano tan suave. En más de una ocasión, cuando los casos de injusticia se presentaban ante el trono, él pensaba que una respuesta más firme y sanciones más severas podrían ser la solución adecuada.

"Si alguien se atreve a actuar de manera tan deshonesta, deberían pagar un precio más alto" Pensaba Andy mientras observaba cómo su madre se tomaba el tiempo para comprender las circunstancias y escuchar ambos lados de cada historia.

Había momentos en los que deseaba que su mamá se mostrara menos tolerante, que dejara de lado la paciencia y simplemente impusiera justicia de una forma más contundente.

Después de escuchar a un súbdito que había cometido un error, pero se mostró verdaderamente arrepentido, Elsa optó por darle una segunda oportunidad en lugar de imponerle un castigo severo.

"Mamá ¿Por qué no fuiste más estricta con él?" Preguntó Andy, con una mezcla de confusión y desaprobación en su voz "¡Él casi causa un desastre! Merecía una sanción más dura.

Elsa le puso una mano en el hombro y lo miró con esa calma serena que siempre tenía cuando estaba a punto de enseñarle algo importante.

"Andy" Dijo la reina con una sonrisa comprensiva "Hay momentos en que la gente comete errores porque están asustados, desesperados o porque simplemente no saben qué otra cosa hacer. Castigarlos sin darles la oportunidad de aprender y crecer de esos errores no siempre es la mejor respuesta. Si podemos guiarlos a un camino mejor, el reino se vuelve más fuerte y unido"

Andy respiró hondo y asintió, todavía luchando contra esa pequeña parte de él que deseaba ser más duro. Pero poco a poco, mientras veía cómo su madre lograba convertir la ira en arrepentimiento y la desesperación en esperanza, comenzó a comprender el valor de la compasión. Entendió que la verdadera fuerza no siempre estaba en el castigo, sino en la capacidad de transformar una situación difícil en una oportunidad para el cambio y la redención.

Mientras tanto, Kristy, Mary, Alva e Yrsa estaban sentadas en un rincón tranquilo del jardín del castillo, donde solían reunirse para hablar de sus secretos y sueños. El sol brillaba suavemente entre las hojas de los árboles, y el aire estaba lleno del aroma de las flores de verano. Alva, con una expresión pensativa, rompió el silencio.

"Chicas" Dijo Alva "Creo que es el momento de hablar de... ya saben, esa cosa de la que nuestras madres siempre nos han hablado. El primer periodo"

"Sí, la verdad es que es un tema del que no se habla mucho entre nosotras, pero creo que deberíamos" Asintió Kristy mientras jugueteaba con una ramita en sus manos.

"A mí todavía no me ha pasado" Dijo Mary "Sé que es algo que todas las chicas experimentan, pero... no sé, siento un poco de miedo de que me pase de repente y no sepa qué hacer"

"No te preocupes, Mary" Le dijo Yrsa "Es totalmente normal sentirse así. Yo también estaba asustada antes de que me pasara, pero una vez que sucede, te das cuenta de que no es el fin del mundo. Solo una nueva parte de ser nosotras"

"A mí me pasó hace unos meses" Explicó alva "Y aunque al principio fue un poco raro, mi mamá y mis hermanas me ayudaron a entenderlo todo. Siempre es bueno tener a alguien con quien hablar cuando suceda"

"Yo ya lo tuve hace un tiempo también" Dijo Kristy "Mi mamá fue muy comprensiva y me explicó cada detalle"

"¿Y si me pasa en un momento incómodo?" Preguntó Mary mortificada "¿Qué hago si estoy en público y...?"

"Por eso siempre es buena idea llevar una bolsita con algunas cosas necesarias" Le dijo Alva "Mi mamá me dio un pequeño estuche con lo esencial, por si acaso. Así estoy preparada para cualquier emergencia... Mira, algo así. Nunca se sabe cuándo lo vas a necesitar, pero si lo tienes, te sientes mucho más segura" Agregó sacando un pequeño estuche de su bolsillo para mostrárselo a Mary.

"Además cuando te pase, solo recuerda que no tienes que enfrentarlo sola" Le dijo Kristy "Estamos todas aquí para ayudarte y para apoyarte"

"Gracias, chicas. Realmente me hacen sentir mejor sobre todo esto. Supongo que es solo una parte más de crecer ¿Verdad?"

"Exacto" Respondió Yrsa "Ahora, ¡vamos a seguir disfrutando del día y dejar de preocuparnos por cosas de adultos!"

Las niñas se levantaron riendo y comenzaron a correr por el jardín, volviendo a ser las niñas despreocupadas de siempre.

Afuera, en el campo, Ostein se reunió con sus amigos en un lugar donde podían hablar sin preocuparse de ser escuchados. Con el rostro serio y la voz baja, Ostein sabía que estaba a punto de romper una promesa importante, pero sentía que sus amigos debían saber la verdad.

"Chicos, necesito contarles algo, pero tienen que prometer que no se lo dirán a nadie más. Es algo que descubrí mientras trabajaba el otro día en la oficina de Elsa"

Todos se inclinaron hacia él, expectantes. Ed, siempre el más impaciente, no pudo evitar preguntar.

"¿De qué se trata, Ostein? ¿Es algo que tiene que ver con Andy?" Preguntó Birgit

"Sí, es sobre Andy y su papá. Verán, mientras estaba organizando unos papeles en la oficina de la reina Elsa, encontré unos recibos... recibos de pago por la educación de Andy"

"¿Qué quieres decir con eso?" Preguntó Ken "¿No se supone que la reina Elsa puede cubrir esos gastos por ser la reina?"

"Sí, puede hacerlo, pero descubrí que Hans ha estado pagando por la educación de Andy desde que nuestro buen amigo tenía siete años. Elsa no lo necesita, pero acepta el dinero porque sabe que para Hans es una forma de aliviar su conciencia"

"Entonces lo hace para sentirse mejor consigo mismo... ¿Andy lo sabe?" Quiso saber Angelita

"Sí, Elsa me dijo que Andy lo sabe desde hace tiempo. A pesar de todo, Andy quiere mucho a su papá. Aunque Hans y Elsa nunca se casaron, Hans siempre ha tratado de ser un buen padre para él"

"Entonces ¿Por qué Elsa no quiere que esto sea un secreto? ¿Qué hay de malo en que la gente sepa que Hans paga por la educación de Andy?" Quiso saber Kurt

"Elsa no quiere que la gente piense que ella necesita depender económicamente de Hans. Eso podría dañar la imagen de la familia real, la gente podría creer que hay crisis económica. Y también... creo que quiere proteger a Hans de los rumores y las habladurías"

"Sabemos lo importante que es para Andy y Elsa mantener esto en privado" Opinó Angelita "Que esto quede entre nosotros. No hay necesidad de que Andy sienta que estamos entrometiéndonos en algo tan personal"

Todos asintieron en acuerdo.

Elsa, recordando sus propios años de aislamiento en el castillo, se había propuesto no repetir la misma historia con Andy. Sabía que su encierro la había privado de muchos conocimientos y experiencias esenciales para desempeñarse como reina, y no quería que su hijo heredara el trono sin estar plenamente preparado para asumir las responsabilidades de liderazgo.

Desde que Andy era pequeño, Elsa lo llevaba a reuniones de estado, eventos oficiales, y sesiones del consejo, permitiéndole observar cómo se desarrollaban los asuntos de gobierno y cómo se tomaban las decisiones importantes. A veces, incluso le pedía su opinión sobre temas menores, dándole la oportunidad de expresar sus ideas y, poco a poco, participar en el diálogo con los consejeros. Aunque Andy aún no tenía toda la experiencia, Elsa confiaba en que, con el tiempo, su hijo crecería con el conocimiento y las habilidades necesarias para ser un rey sabio y fuerte.

Para Andy, este aprendizaje no siempre era fácil. A veces se sentía abrumado por la rigidez de los protocolos y la complejidad de las discusiones, sobre todo cuando algunos consejeros, como Lord Wilhelm, lo trataban con desdén. Pero Elsa, siempre atenta a sus emociones, lo apoyaba y le recordaba que aprender a ser rey era un camino largo y desafiante, en el que incluso los errores serían parte de su formación.

Con el tiempo, Andy empezó a apreciar esos momentos al lado de su madre. No solo estaba recibiendo una educación única; también estaba formando una relación especial con Elsa, quien no solo era su madre, sino una reina dispuesta a compartir con él todo lo que había aprendido, a pesar de las limitaciones de su propio pasado. Elsa estaba determinada a que Andy creciera no solo como un príncipe, sino como un líder justo y respetado, uno que nunca tendría que enfrentarse a las mismas sombras de aislamiento que ella había conocido.

Andy entró junto a su madre en el salón de reuniones del consejo real. Era una sala majestuosa con grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol, iluminando los rostros de los consejeros reales. Andy sabía que su presencia en la reunión era una oportunidad para aprender sobre los asuntos del reino y cómo se tomaban las decisiones importantes.

Uno de los consejeros, Lord Iversen, un hombre de unos 60 años con una barba blanca y una expresión cálida, miró a Andy con una sonrisa amable. Haciendo una respetuosa reverencia ante el heredero con la mirada llena de afecto y orgullo.

"Príncipe Anders, es bueno verlo aquí, Alteza"

"Igualmente Lord Iversen"

"Estoy seguro de que, con el tiempo, será un líder excepcional para Arendelle"

Andy inclinó la cabeza y sonrió tímidamente, agradecido por las palabras del anciano consejero.

"Gracias, Lord Iversen. Haré todo lo posible para estar a la altura de las expectativas"

Sin embargo, mientras Lord Iversen continuaba hablando con Andy, otro consejero, Lord Wilhelm, un hombre de 45 años con un semblante severo y gesto despectivo, lo observaba con una expresión fría. Sus ojos eran duros y su actitud denotaba cierta hostilidad que Andy no lograba entender.

"Espero que no esté aquí solo para jugar a ser rey, príncipe Anders" Dijo mirando a Andy con una sonrisa forzada "Los asuntos del reino son cosas serias, no un entretenimiento para adolescentes."

Andy sintió un leve nudo en el estómago al escuchar esas palabras. No esperaba ser recibido con tanta dureza y, aunque intentó mantener su expresión neutral, la incomodidad era evidente. Elsa, sentada a su lado, notó la tensión y dirigió una mirada firme y calmada hacia Lord Wilhelm.

"Lord Wilhelm, el príncipe Anders está aquí para aprender y crecer" Dijo la reina con voz suave pero firme "Todos empezamos desde algún lugar, y no podría estar más orgullosa del interés que muestra en los asuntos del reino"

Lord Wilhelm se limitó a hacer una reverencia, claramente insatisfecho, pero sin decir más. el elegido, aunque agradecido por el apoyo de su madre, no podía dejar de preguntarse por qué Lord Wilhelm parecía siempre tan severo con él.

Lo que Andy ignoraba es que, años atrás, cuando Elsa estaba embarazada, la mayoría de los consejeros la apoyaron, especialmente Lord Iversen, que apoyó a Elsa durante todo su embarazo, dándole su respaldo incondicional.

En cambio, Lord Wilhelm, más preocupado por el estatus y la reputación del reino, le sugirió a la reina que considerara no continuar con el embarazo para evitar las complicaciones políticas y personales que enfrentaría.

A lo largo de los años, esa diferencia de opinión y el hecho de que Elsa había decidido seguir adelante con su embarazo y había dado a luz un hijo ilegítimo, desafiando los consejos de Lord Wilhelm, habían creado una grieta entre él y la reina. Y ahora, viendo a Andy, el resultado de esa decisión, solo hacía que los viejos resentimientos de Lord Wilhelm volvieran a salir a la superficie.

Mientras la reunión continuaba, Andy intentaba concentrarse en los temas que se discutían, pero no podía sacudirse la sensación de incomodidad que le dejaba la actitud de Lord Wilhelm. Aun así, decidió no dejar que eso lo desanimara. Recordó las palabras de Lord Ivensen y la mirada de apoyo de su madre, y se prometió a sí mismo demostrar que tenía lo necesario para ser un líder digno de Arendelle.

FLASHBACK 16 AÑOS ATRÁS.

La vida de Elsa parecía fluir con la rutina habitual de la realeza. Sin embargo, en silencio, algo comenzó a perturbar sus noches. Durante varias semanas, había estado teniendo extraños sueños que la dejaban inquieta.

En estos sueños, se veía a sí misma en medio de una penumbra profunda, con solo una frágil luz que iluminaba el lugar. Allí, se encontraba cara a cara con Hans. Ambos estaban en una especie de cercanía inquietante, como si compartieran un momento íntimo, algo que ella no recordaba haber vivido en la realidad.

Al despertar de estos sueños, Elsa se encontraba llena de confusión y temor ¿Cómo era posible que tuviera estos sueños tan vívidos? En su vida, nunca había compartido nada parecido con Hans ni con ningún otro hombre. Había sido criada bajo estrictos principios morales, y además, jamás había tenido novio.

Conforme pasaron los días, junto con los sueños comenzaron a llegar otros cambios en su cuerpo. Se sentía inusualmente cansada, a veces mareada, y por las mañanas experimentaba una serie de náuseas que la dejaban débil. Al principio, atribuyó estos síntomas al estrés y las obligaciones de su papel como reina, pero, en el fondo, una duda comenzó a instalarse en su corazón.

"Esto no tiene sentido… Nunca he estado con nadie… ¿Cómo podría ser posible?" pensaba ella mientras miraba su reflejo en el espejo con una mano sobre su vientre

A pesar de sus intentos por ignorar estas señales, su cuerpo insistía en hacerle notar el cambio. Los sueños continuaron, cada vez más insistentes, cada vez más confusos. Elsa intentaba racionalizar la situación, pero la duda y la angustia se intensificaban. ¿Acaso había algo que su mente había bloqueado, algún recuerdo perdido? Ella no podía recordar jamás haber estado tan cerca de Hans como en esos sueños. Y sin embargo, la realidad de los síntomas era innegable.

La reina se sentía atrapada en una pesadilla de la que no podía despertar. La sola idea de estar embarazada le provocaba una mezcla de miedo, vergüenza y confusión. Cerró los ojos y respiró hondo, tratando de calmarse, pero cada vez que pensaba en la posibilidad de estar embarazada, un estremecimiento la recorría

¿Cómo podría ser posible? No había compartido un momento íntimo con nadie, y mucho menos con Hans. Sin embargo, los sueños, esos sueños inquietantes y cada vez más recurrentes, parecían estarle diciendo algo que su mente rehusaba aceptar.

El pensamiento de haber perdido su pureza la atormentaba. Para ella, aquella virtud era algo valioso, un símbolo de su dedicación y de sus valores. Había esperado que, si algún día decidía amar a alguien, lo haría con una entrega plena y en un contexto lleno de respeto y sinceridad bajo los lazos del sagrado matrimonio. Pero ahora, ese ideal parecía haber sido arrebatado, y el dolor que sentía era desgarrador.

La idea de acudir al médico se le hacía insoportable. ¿Cómo podría explicarle lo que estaba pasando? ¿Qué dirían los demás si se enteraran? Las normas sociales y sus propias convicciones morales la sumían en una vergüenza tan profunda que ni siquiera podía mirarse en el espejo sin sentir una ola de angustia y desconcierto. Ella había sido siempre un modelo de rectitud y devoción, y ahora la posibilidad de que todo eso estuviera en juego le causaba una ansiedad que apenas podía soportar.

"Esto no puede estar pasando… No puede ser verdad…"

Hans era un hombre que había demostrado ser ambicioso y manipulador, alguien capaz de cualquier cosa para alcanzar sus objetivos.

Él había intentado apoderarse de su trono y asesinarla en el pasado, y aunque su presencia ya no era una amenaza física, Elsa jamás pudo olvidar la mirada fría y calculadora que siempre llevaba consigo. Jamás había sentido amor por él, ni tampoco por ningún otro hombre, pues había dedicado su vida a ocultar sus poderes y prepararse como futura reina.

Con el tiempo, Elsa sintió que ya no podía ignorar lo que su cuerpo trataba de comunicarle. La confusión la abrumaba, pero decidió, con el valor que siempre la había caracterizado, consultar a los consejeros y finalmente al médico de la corte quien le confirmó lo que ella apenas se atrevía a imaginar: estaba esperando un hijo.

Cierto día la gran sala del consejo del castillo de Arendelle estaba llena del murmullo constante de los consejeros debatiendo los asuntos más urgentes del reino.

La reina Elsa, sentada en su trono al frente de la mesa principal, escuchaba con atención mientras los miembros del consejo presentaban sus informes sobre las cosechas y las preocupaciones fronterizas. Aunque ella ya había confirmado su embarazo, lo mantenía en secreto usando vestidos holgados.

A medida que la junta avanzaba, Elsa sintió que el aire en la habitación parecía volverse denso y pesado. Intentó mantenerse firme, respirando lentamente para calmarse, pero el mundo a su alrededor comenzó a girar de manera alarmante. Un mareo repentino la golpeó, y sintió que perdía el equilibrio. Intentó agarrarse del borde de la mesa, pero sus dedos resbalaron, y su visión se nubló.

En ese instante, Lord Iversen que en ese entonces tenía 40 años, notó que la reina tambaleaba y, sin pensarlo dos veces, se levantó rápidamente de su asiento. En un movimiento ágil y decidido, se adelantó y sostuvo a Elsa justo a tiempo, evitando que cayera al suelo. Su expresión era de genuina preocupación, pero también de sorpresa, al sentir la curva inconfundible del embarazo bajo el vestido holgado de la reina.

Elsa, sintiendo el contacto del consejero y dándose cuenta de que su secreto acababa de ser descubierto, levantó la mirada con un pánico visible en sus ojos azules y la respiración agitada. Había temido este momento desde el día en que supo que estaba embarazada, sobre como enfrentaría la situación cuando alguien descubriera que estaba esperando un hijo, y ahora, al verse tan expuesta, sus ojos estaban llenos de angustia, y un miedo profundo asomaba en ellos.

"Por favor" Susurró Elsa con su voz quebrándose en el intento de controlar su respiración entrecortada y aferrándose a la chaqueta del consejero "No diga nada"

Lord Iversen, aún sosteniéndola suavemente, la miró fijamente a los ojos. Había algo en la forma en que la reina lo miraba con vulnerabilidad, que lo conmovió profundamente. Lentamente, asintió con la cabeza. Sin decir una palabra, le ofreció una pequeña inclinación de respeto mientras la ayudaba a enderezarse, asegurándose de que nadie más en la sala hubiera notado lo que él había descubierto.

"Majestad" Dijo Iversen en voz baja, lo suficientemente suave para que solo Elsa pudiera escucharlo "Apóyese en mí. No se preocupe, mi reina... este secreto está seguro conmigo"

Elsa lo miró con sus ojos aún reflejando una mezcla de alivio y duda. Pero al ver la sinceridad en la mirada del consejero, sintió un pequeño rayo de esperanza.

Se aferró a él por un instante, y con su ayuda, se enderezó por completo, tomando una profunda inhalación para calmarse y volver a adoptar la postura majestuosa que todos esperaban de ella. Desde la mesa, los otros consejeros miraban con curiosidad, algunos mostrando preocupación al ver a su reina tambalearse.

"Disculpen, señores" Dijo por fin ella con su voz fuerte y clara, aunque un poco más suave de lo habitual "Parece que el agotamiento de las últimas semanas finalmente me ha alcanzado. Les pido unos momentos para recuperar el aliento"

Los consejeros intercambiaron miradas y algunos murmuraron palabras de empatía y preocupación, pero ninguno cuestionó a la reina. Su compostura habitual les hacía creer que simplemente era un cansancio pasajero.

Lord Iversen, aún de pie junto a ella, se inclinó hacia adelante con una ligera sonrisa en sus labios, dirigida solo a ella.

"Si me lo permite, Majestad, sugeriría que concluya esta sesión. Todos aquí podemos entender que su bienestar es lo más importante para el reino"

Elsa lo miró con un agradecimiento silencioso y luego asintió lentamente.

"Tiene razón, Lord Iversen" Dijo ella retomando su papel de líder "Creo que sería prudente finalizar nuestra reunión por hoy. Continuaremos con estas discusiones mañana. Gracias a todos por su paciencia y su dedicación a Arendelle"

Los consejeros se levantaron y comenzaron a salir, conversando entre sí sobre los temas tratados, sin sospechar nada fuera de lo común. Elsa mantuvo su postura erguida hasta que el último de ellos dejó la sala. Solo cuando estuvo segura de que estaban solos, soltó un suspiro tembloroso y dejó caer un poco su fachada, permitiendo que la tensión abandonara sus hombros. Iversen la observó con respeto, bajando ligeramente la voz.

"Majestad, entiendo lo que significa cargar con un peso tan grande" Dijo con una seriedad solemne. "Su secreto está a salvo conmigo. Arendelle necesita una líder fuerte, y si puedo ayudar a mantener esa fuerza, lo haré"

Elsa sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras, pero logró sonreír con gratitud.

"Gracias, Lord Iversen" Dijo la reina

Iversen inclinó la cabeza con respeto antes de retirarse de la sala. Cuando Lord Iversen se retiró de la sala, Elsa se quedó sola, de pie en el centro de la gran cámara del consejo. El silencio llenó el espacio a su alrededor, un contraste con el bullicio que había reinado momentos antes.

La reina sentía el peso del momento, no solo en su cuerpo fatigado sino también en su mente. Lentamente, se permitió relajar los hombros y dejó escapar un suspiro profundo. Llevó ambas manos a su vientre, acariciándolo con una suavidad que solo una madre conoce.

"Ya no puedo seguir escondiéndolo..." murmuró para sí misma sollozando

Sabía que su secreto estaba desmoronándose, que los días de tratar de disimular el creciente tamaño de su vientre estaban contados. No importaba cuántos vestidos holgados usara o cuán rígidamente mantuviera su fachada de reina inquebrantable, el tiempo estaba en su contra.

Elsa se acercó a una de las ventanas altas que daban al vasto paisaje de Arendelle, sus ojos azules recorriendo las montañas nevadas y el lago tranquilo. Acarició con una mano la fría superficie del vidrio, mientras pensaba en todas las responsabilidades que la ataban, en todos los ojos que la observaban esperando su guía y liderazgo.

¿Cómo reaccionaría su pueblo cuando descubrieran que su reina estaba esperando un hijo sin un rey a su lado? ¿Qué dirían de ella, de su capacidad para liderar, cuando su propia vida privada estuviera expuesta a la luz?

Las lágrimas amenazaron con brotar, pero Elsa las contuvo, obligándose a ser fuerte. Había llevado sola este peso durante meses, y sabía que debía seguir adelante, no por ella, sino por el niño que crecía en su vientre.

Miró hacia el horizonte, hacia el sol que comenzaba a descender, bañando las montañas en una luz dorada. Comprendió entonces que, aunque el temor persistía, también había llegado el momento de prepararse para revelar la verdad. No podía seguir ocultando a su hijo del mundo, ni de sí misma.

Aceptar su embarazo significaba aceptar el cambio, enfrentar las críticas y las dudas de aquellos que no comprendieran. Pero también significaba dar un paso hacia adelante, con la cabeza en alto, mostrando al mundo que ser reina no solo significaba ser fuerte y valerosa, sino también ser humana, ser madre.

Se apartó de la ventana, con una resolución creciente en su mirada. No había vuelta atrás. Su secreto ya no podría permanecer oculto, pero eso también significaba que estaba lista para enfrentar el mundo como nunca antes. Estaba lista para ser no solo la reina de Arendelle, sino también la madre del niño que llevaba dentro.

Unos días después, Elsa reunió a sus consejeros más cercanos en la sala del consejo, pero esta vez no era una reunión pública. Había ordenado que las puertas permanecieran cerradas y que ningún sirviente se acercara.

Los consejeros, todos hombres de experiencia, entraron uno a uno, sus rostros llenos de respeto y preocupación por la llamada repentina e inusual de la reina. Entre ellos estaba Lord Iversen, el mismo que había descubierto su embarazo y había mantenido su silencio hasta entonces.

Cuando todos se sentaron, Elsa se levantó, incapaz de quedarse quieta. Se quedó frente a ellos, con las manos entrelazadas frente a su regazo, una pose que intentaba ocultar la leve curva de su vientre, pero esta vez con menos éxito que nunca. Tragó saliva, luchando para encontrar las palabras adecuadas.

"Les he llamado aquí hoy porque necesito su confianza y su apoyo más que nunca," Comenzó la reina con voz firme pero temblorosa "Lo que voy a confesarles no es fácil para mí, ni para el reino que representamos"

Los ojos de los consejeros se entrecerraron en confusión, una mezcla de preocupación y curiosidad comenzando a asomar en sus rostros.

"Estoy... estoy esperando un hijo" Dijo la reina con voz temblorosa

Las palabras parecieron detener el tiempo mismo en la habitación. Los consejeros se quedaron perplejos, mirando a la reina con una incredulidad que apenas podían ocultar.

Un murmullo bajo se levantó entre ellos, mientras algunos intercambiaban miradas de sorpresa, otros incluso de reproche.

"Majestad" Intervino uno de los consejeros más veteranos, Lord Bakke, con un tono cuidadoso pero claramente preocupado "¿Un hijo? ¿Quién es el padre? ¿Es acaso algún miembro de la realeza?"

Elsa sintió una punzada en el pecho, pero mantuvo su mirada serena.

"No puedo revelarles la identidad del padre" Respondió con firmeza, aunque su voz llevaba un matiz de dolor y angustia que no podía ocultar "Es un asunto personal"

"Pero ¿Qué hay del matrimonio? Sería lo más apropiado que usted se casara con el padre de su hijo para evitar el escándalo y proteger el honor de la corona" Opinó Lord Wilhelm, el más joven de los consejeros.

Lord Wilhelm era un hombre de unos treinta años, de mirada aguda y porte altivo, conocido por ser ambicioso y calculador. Provenía de una familia noble que siempre había buscado aumentar su influencia en la corte y en las decisiones del reino.

Elsa sintió que el aire se volvía pesado a su alrededor, como si su propio cuerpo rechazara la idea que ellos sugerían ¿Casarse con Hans? No podía ni pensar en ello sin que un nudo de miedo y repulsión se formara en su estómago.

Hans era cruel, manipulador, y lo que más temía era lo que podría hacerle no solo a ella, sino al niño que llevaba dentro. Esa idea la aterrorizaba hasta el alma.

"No puedo" Respondió Elsa, sintiendo cómo su voz se quebraba ligeramente al enfrentarse a su propio terror "No puedo casarme con él... eso jamás será una opción para mí"

Lord Wilhelm abrió la boca para hablar, pero la reina alzando una mano con autoridad se lo impidió.

"Por favor... no insistan... es un asunto personal... espero que puedan entenderlo"

Los consejeros guardaron silencio, unos por la sorpresa, otros con expresiones severas que mostraban su desaprobación. Sin embargo, el peso de la angustia de la reina, la sinceridad en su voz y el brillo de lágrimas no derramadas en sus ojos, comenzaron a ablandar las miradas más duras.

Lord Iversen fue el primero en hablar, tomó aire y asintió con una leve inclinación de cabeza.

"Majestad, aunque nuestras preocupaciones persisten, juramos por nuestra lealtad a la corona que este niño será protegido como parte de la familia real, y estaremos a su lado, siempre que lo necesite."

Elsa cerró los ojos por un momento, sintiendo una oleada de alivio y agradecimiento que apenas podía expresar con palabras.

Mientras Elsa continuaba hablando con sus consejeros, explicando con la mayor dignidad posible la situación que se avecinaba para la corona y para su futuro hijo, no todos en la sala compartían el mismo nivel de aceptación. Lord Wilhelm, mantenía su rostro inmutable, pero internamente se agitaba una tormenta de desacuerdo y juicio.

Para él, la noticia del embarazo de la reina sin estar casada era más que una simple sorpresa: era un escándalo y una amenaza a la estabilidad y el orden que tanto valoraba. Pero, lo que más le irritaba era la idea de que Elsa, su reina, a quien él consideraba el pilar de Arendelle, hubiera caído en lo que él percibía como una debilidad. Especialmente luego del incidente del invierno eterno.

"¿Cómo puede ser?" Pensaba Wilhelm para sí, mientras observaba a Elsa con ojos que trataban de ocultar su desaprobación. "Una reina que espera un hijo sin un esposo ni un padre digno que lo reconozca ¿Qué pensarán nuestros aliados si se enteran? ¿Cómo confiarán en alguien que no puede seguir las normas más básicas de la decencia y el deber real?"

Sin embargo, Wilhelm sabía que no era el momento de expresar sus pensamientos en voz alta. Aunque estaba profundamente en desacuerdo con la decisión de Elsa de mantener el secreto y negarse a casarse con el padre del niño, era lo suficientemente astuto como para entender que hacerlo público en ese instante solo le perjudicaría a él mismo.

Los otros consejeros, especialmente Lord Iversen, parecían firmemente comprometidos con la decisión de proteger a la reina y su secreto, y enfrentarse a ellos abiertamente sería un error estratégico.

Al día siguiente, muy temprano, cuando la reina recién acababa de entrar en su oficina. Lord Wilhelm fue a verla acompañada de un hombre al que la reina no conocía.

"Lord Wilhelm" Dijo Elsa

"Necesito hablar con usted a solas, Su Majestad" Dijo Wilhelm, inclinándose ligeramente en un gesto que pretendía ser respetuoso "Siento que hay un asunto de extrema importancia del que no pude hablar abiertamente frente a los demás consejeros"

"Hable entonces, Lord Wilhelm. Estoy escuchando" Dijo la reina esforzándose por mantener una fachada de serenidad, aunque su corazón comenzó a latir con fuerza. Algo en la expresión de él la hacía sentir incómoda

El joven consejero, con el ceño fruncido y una expresión seria, se acercó a Elsa con una mezcla de respeto y preocupación. Tras los saludos de rigor, tomó un respiro profundo y se atrevió a hablar.

"Majestad, voy a hablar libremente, permítame presentarle al Dor. Hoffman, le aseguro que es de absoluta confianza"

"Es un honor conocerla en persona, Majestad" Dijo el médico haciendo una reverencia "He oído mucho de usted y sus increíbles poderes de hielo..."

Ella solo asintió haciendo una leve inclinación de cabeza

"Espero que comprenda que lo que voy a decir lo hago desde mi más profundo respeto por usted y por el bien del reino" Continuó Lord Wilhelm "La noticia de su estado... el hecho de que va a tener un hijo fuera del matrimonio, podría causar un gran revuelo en la corte y entre los súbditos. Ya sabe usted cómo son las habladurías y cómo pueden afectar la imagen de la corona"

Elsa sintió un nudo en el estómago, pero se mantuvo en silencio, dejando que el consejero terminara de hablar.

"Con todo el respeto y la lealtad que le profeso, Majestad, debo ser franco. Verá, dado el riesgo que este embarazo representa para su posición y para la estabilidad de Arendelle, tal vez la mejor solución sería considerar interrumpirlo"

Las palabras de Wilhelm cayeron como un golpe brutal sobre Elsa, dejándola momentáneamente sin aliento e instintivamente se llevó la mano al pecho. Sus ojos, normalmente llenos de la serenidad del hielo eterno, se llenaron de una mezcla de dolor y repulsión.

"¿Qué... qué acaba de decir?" Susurró Elsa con su voz quebrándose mientras sus ojos se encontraban con los de Wilhelm, llenos de incredulidad y una indignación contenida "¿Me está sugiriendo que aborte a mi hijo?"

Wilhelm mantuvo su expresión impasible, aunque sus ojos reflejaban su propia convicción.

"Majestad, hablo desde la lógica y la razón" Dijo el consejero en un tono que intentaba sonar razonable "Usted misma sabe que un hijo sin un padre reconocido, y peor aún, uno nacido fuera del matrimonio real, será visto como una mancha sobre la reputación de la corona. Si considerara esta opción ahora, evitaría un sinfín de complicaciones y protegería su legado y el de Arendelle"

Ella sintió que sus fuerzas se desmoronaban al recordar los eventos que la habían llevado a este punto, y los recuerdos de Hans, con su mirada fría y manipuladora, se tornaron más vívidos.

"Todo fue en contra de mi voluntad" Pensaba ella "No era esto lo que yo quería. No fue mi elección... fue un acto de crueldad"

Los detalles de aquel momento en el calabozo la envolvían en un manto de oscuridad, haciendo que las palabras de Wilhelm se sintieran aún más injustas. Ninguno de ellos sabía cómo Hans se había aprovechado de que ella estaba completamente indefensa. Había sido una víctima de su maldad, y ahora, era ella quien debía enfrentar las consecuencias, mientras él estaba libre de cualquier culpa o condena.

Cada palabra de Wilhelm se sentía como un recordatorio de ese día, un día que ella desearía poder olvidar, pero que permanecía en su mente como una cicatriz que nunca sanaría. Era ultrajante que ellos la juzgaran como si fuera la culpable, mientras el verdadero responsable seguía libre de toda culpa. El peso de la culpa que los demás le imponían se sentía insoportable.

"Sé que no es una decisión fácil" Seguía hablando Lord Wilhelm "Pero a veces, por el bien del reino, es necesario hacer sacrificios personales para preservar el orden y la estabilidad. Considere las repercusiones. Usted es la reina, y como tal, debe ser un ejemplo. Su vida es una inspiración para todas las mujeres de su reino"

El consejero sabía exactamente cómo presionarla, apelando a su sentido del deber y del honor, a su responsabilidad hacia su gente.

"Entiendo que se encuentra en una posición complicada" Intervino el médico "Y estoy aquí para ofrecerle una solución discreta y eficaz a sus preocupaciones"

Elsa sintió un nudo formarse en su garganta, pero se mantuvo en silencio, sus ojos fijos en el rostro del médico mientras él continuaba.

"En mi consultorio, he ayudado a muchas mujeres de la realeza y la nobleza en circunstancias similares" Añadió el Dr. Hoffmann como si estuviera describiendo un procedimiento rutinario. Le aseguro que el proceso es completamente seguro e indoloro. Miles de mujeres nobles y de la realeza han confiado en mis métodos, y ninguna ha sufrido daño alguno. Le ofrezco mi completa discreción y garantía de que, una vez hecho, nadie sabrá jamás de este incidente. Mis métodos son completamente seguros, indoloros y muy efectivos"

La reina apretó los puños negándose a exponer su dolor ante ellos, a revelar el trauma que había cargado en silencio desde aquella terrible noche. No les debía ninguna explicación; su sufrimiento era suyo, y ellos no merecían entenderlo ni juzgarlo.

Elsa cerró los ojos, escuchando el tono impersonal de Hoffmann como si estuviera hablando de algo sin importancia. No podían entender, no sabían lo que significaba para ella enfrentar esta situación como una víctima. Era una carga que Hans había puesto sobre ella, y ellos contribuían a su peso.

Los dos hombres la observaban, esperando su consentimiento, esperando que cediera a su sugerencia.

"¿Indoloro?" Murmuró Elsa abriendo los ojos "Eso es una vil mentira, absolutamente nada podría aliviar el dolor en mi corazón si yo aceptara su oferta. Si yo permitiera que esta pequeña vida que llevo dentro fuera arrebatada por un simple deseo de conveniencia o para evitar un escándalo... sería como arrancar una parte de mi propia alma"

"Majestad, yo solo ofrezco una solución práctica" Opinó el médico "Un camino que muchas otras han tomado sin consecuencias"

"Para mí no existe solución más práctica que proteger y cuidar la vida que he sido bendecida con traer al mundo"

El Dr. Hoffmann parecía ligeramente incómodo ante la convicción absoluta de la reina.

"Majestad, comprendo que esta decisión puede ser difícil, pero debe considerar las consecuencias para su reino y para su posición como reina" Intervino Lord Wilhelm suavizando el tono de su voz en un intento de convencerla "El bienestar de Arendelle debe estar por encima de todo"

Elsa cerró los ojos por un breve momento, invocando toda la calma que podía reunir para disminuir la ventisca a su alrededor.

"¿Consecuencias?" Repitió Elsa abriendo los ojos nuevamente "¿Está sugiriendo que la vida de mi hijo es una consecuencia que deba ser eliminada? Ninguna posición en el trono, ninguna opinión pública, ni siquiera mi reputación como reina es más importante que mi hijo"

El silencio que siguió fue casi palpable, y tanto Lord Wilhelm como el médico se miraron entre sí, sorprendidos por su firme negativa.

"Usted juró, doctor" Continuó Elsa "Juró proteger y cuidar la vida cuando decidió convertirse en médico. Hizo el juramento de Hipócrates, un juramento sagrado que implica no hacer daño, preservar la salud, cuidar a los vulnerables ¿Cómo puede entonces, con el mismo juramento en sus labios, sugerirme que ponga fin a una vida inocente?"

El Dr. Hoffmann bajó la mirada por un breve instante, las palabras de ella no eran solo una reprimenda; eran un recordatorio de la responsabilidad que él tenía como médico y como ser humano.

"Lo que usted me ofrece, doctor, no es un alivio ni una solución; es una condena. No solo para mi hijo, sino para mí misma. Porque el dolor que cargaría en mi corazón, el peso de saber que no protegí a mi propio hijo cuando más me necesitaba... eso es algo que ninguna medicina podría curar. Es un dolor que me seguiría por el resto de mi vida, una herida que ni el tiempo ni el arrepentimiento podrían sanar.

Mi deber como madre, mi responsabilidad ante Dios y ante mi conciencia es proteger esta vida que me ha sido confiada. Y no hay argumento, no hay justificación en este mundo que me haga renunciar a eso. Por favor, no me pidan esto otra vez. No les voy a pedir que entiendan, solo les pido que… que respeten mi decisión. Soy la reina, pero también soy humana… y tengo derecho a proteger a mi hijo"

El doctor Hoffmann, atrapado entre la firmeza de las palabras de Elsa y la realidad de su posición, finalmente inclinó la cabeza en un gesto de derrota y respeto, cerrando su maletín con movimientos lentos y calculados. Se levantó, dándose cuenta de que había perdido no solo la discusión, sino también cualquier posibilidad de influir en la decisión de la reina.

"Lo entiendo, Su Majestad" Dijo el médico con una voz más suave y apagada que antes "Respetaré su decisión. Lamento si mis palabras le han causado algún malestar"

"No es solo malestar, doctor. Es el recordatorio de que algunas cosas en la vida son sagradas y no deben ser tomadas a la ligera. Y la vida de mi hijo es una de ellas. Gracias por su oferta, doctor, pero no volveremos a tener esta conversación jamás.

Y si alguna vez intenta proponer algo similar a otra mujer, le ruego que considere el daño irreparable que está sugiriendo. Porque, aunque usted hable de discreción y seguridad, hay cosas que una madre nunca olvida y heridas que el alma no puede sanar"

El Dr. Hoffmann consciente de que había perdido no solo la conversación, sino cualquier posibilidad de convencer a la reina. Asintió con rigidez, claramente perturbado por el rechazo categórico de Elsa.

"Como desee, Su Majestad. Respetaremos su decisión, por supuesto" Dijo finalmente el consejero

"Sí, Lord Wilhelm, respeten mi decisión" Replicó Elsa con firmeza

Elsa los miró mientras se levantaban, en silencio, observando cómo recogían sus papeles y se preparaban para marcharse.

"Lord Wilhelm, Doctor Hoffmann… sé que solo intentan cumplir con su deber, pero deben entender que este bebé, aún tan pequeño y frágil, tiene un propósito, tiene un valor inmenso. La vida… toda vida… es sagrada."

Hoffmann evitó su mirada, y Wilhelm apenas inclinó la cabeza, manteniendo su expresión imperturbable.

"Al final, cuando este mundo ya no exista y todo lo que hicimos sea solo un recuerdo… lo único que importará será el amor que dimos"

Lord Wilhelm y el Doctor Hoffmann hicieron una pequeña reverencia, incapaces de responder a la profundidad de sus palabras. Elsa permaneció inmóvil, observándolos salir con dignidad.

Los dos hombres se retiraron de la habitación, la puerta se cerró con un suave clic, pero el eco de las palabras del consejero seguía retumbando en la mente de ella. Su postura rígida, la fachada de reina fuerte y decidida que había mantenido durante toda la conversación, comenzó a desmoronarse poco a poco.

Las lágrimas cayeron como ríos silenciosos, mezclándose con el dolor y la frustración que llevaba tiempo acumulando en su interior. La sugerencia del consejero no solo la había herido profundamente, sino que había hecho que toda la presión y el miedo que había estado reprimiendo salieran a la superficie.

"¿Cómo pueden pedirme que elija entre mi deber y mi hijo?" Murmuró Elsa entre sollozos.

La reina se llevó una mano a la boca, tratando de ahogar los sonidos de su llanto, pero era inútil. Dirigió su mirada hacia un retrato colgado en la pared. Era un cuadro de sus padres, Elsa se levantó, sintiendo la necesidad de acercarse a esa imagen, como si al mirarla pudiera sentir de nuevo su presencia.

"Oh, papá, mamá... Desearía tanto que estuvieran aquí conmigo ahora. Me siento tan perdida... sin ustedes... He tratado de ser fuerte, de hacer lo correcto como ustedes me enseñaron, pero a veces siento que no soy lo suficientemente buena... Pero sé que ustedes hubieran estado de mi lado, apoyándome en cada paso de este camino difícil... Yo sé que me hubieran recordado que el verdadero amor y la fuerza vienen de luchar por lo que es correcto sin importar lo que otros piensen o digan"

La reina dejó escapar un suspiro profundo, sintiendo que, al expresar sus sentimientos, al compartirlos con la memoria de sus padres, algo de su carga se aliviaba. Sabía que no podía cambiar el pasado ni traer de vuelta a sus padres, pero en ese momento sintió como si su amor y su guía aún estuvieran con ella, dándole fuerzas para seguir adelante.

Tomó una última mirada al retrato de sus padres, sintiendo su amor envolviéndola como un manto cálido. Ella había reflexionado sobre cada aspecto de su decisión: el impacto en su reputación, las habladurías que inevitablemente surgirían entre la nobleza y el pueblo, y lo que sus padres habrían esperado de ella como representante de un linaje real y como reina.

Sabía que dirigir Arendelle mientras criaba a un hijo sola sería un desafío monumental. Podría haber optado por el camino que otros veían más conveniente para su posición, pero, en su corazón, ya sabía la respuesta.

Pero eligió a su bebé por encima de todo, un acto de amor verdadero, desinteresado y profundo. Para Elsa, este hijo representaba mucho más que una nueva vida; era la oportunidad de construir una familia, de dar amor sin reservas y de redimir las heridas de su pasado. En ese momento decisivo, entendió que nada era más importante que proteger y amar a su hijo, sin importar las críticas o el sacrificio personal que implicara.

Mientras Lord Wilhelm caminaba por los pasillos del castillo, su mente estaba lejos de sentirse conforme. Las palabras de la reina le parecían nada más que sentimentalismos, una muestra de la debilidad que, en su opinión, podría amenazar el prestigio del reino. Elsa había rechazado su consejo, había hecho a un lado sus advertencias, y para Wilhelm, aquello solo significaba problemas para la estabilidad de la corona.

Seis meses después, El día del nacimiento del Príncipe Anders fue un momento de alegría desbordante en el palacio. El sol brillaba intensamente, y el aire estaba impregnado de risas y vítores. Los súbditos se reunieron en las calles, celebrando la llegada del nuevo heredero, un niño que prometía traer esperanza y renovación al reino de Arendelle. La noticia de su nacimiento se esparció rápidamente, y los festejos comenzaron a llenar cada rincón.

Sin embargo, en su lujoso hogar, Lord Wilhelm se encontraba solo en su estudio, envuelto en sombras y pensamientos oscuros. Se había retirado de la celebración, incapaz de unirse a la alegría que otros sentían. Mientras los demás brindaban por la nueva vida, él luchaba con la realidad que enfrentaba. Aquella vida era el hijo de una madre soltera, un heredero ilegítimo que manchaba el linaje de la monarquía de Arendelle.

El eco de las celebraciones se filtró en la habitación, contrastando con su creciente enojo. Aunque muchos veían al bebé como un símbolo de esperanza, para él era un recordatorio de que la línea que mantenía el orden y la reputación de la monarquía se había visto comprometida.

TERMINA FLASBACK.

Andy no podía evitar sentir una creciente irritación hacia Lord Wilhelm. Desde que había comenzado la reunión, el tono condescendiente y las miradas frías del consejero hacia él lo habían puesto de mal humor. A pesar de los intentos de su madre por mantener la calma, Andy sentía que no podía simplemente dejar pasar las actitudes del hombre.

Mientras se discutía un asunto delicado sobre las relaciones comerciales con un reino vecino, Lord Wilhelm miró a Andy con una leve sonrisa condescendiente.

"Su Alteza, comprendo que a su edad este tipo de asuntos pueda parecer algo tedioso" Comentó Wilhelm cuidando de usar un tono cortes, pero dejando entrever un toque de menosprecio "Quizás una solución simple le parecerá la más adecuada, pero asuntos de esta envergadura requieren una mente con experiencia"

Andy sintió una leve punzada de irritación, pero mantuvo su expresión neutral. Llevaba mucho tiempo soportando los comentarios de Lord Wilhelm, quien lo trataba como a un niño al que había que guiar y corregir constantemente. Sin embargo, en lugar de mostrar su molestia, Andy le respondió con calma y diplomacia.

"Aprecio sus palabras, Lord Wilhelm, aunque me resulta curioso que sugiera eso" Dijo Andy con una sonrisa educada "Después de todo, la última vez que se intentó esa misma estrategia por sugerencia suya, tuvimos ciertos problemas... ¿No es así? Quizás convendría considerar alternativas menos... tradicionales, que puedan atender mejor las necesidades actuales de nuestro pueblo"

La respuesta de Andy provocó un par de risas ahogadas entre los consejeros, y Lord Ivensen incluso esbozó una sonrisa disimulada.

Lord Wilhelm apretó levemente los labios, percibiendo el sutil reproche en las palabras de Andy. Aunque a su perspectiva Andy no era más que un muchacho bastardo mimado y caprichudo, no dejaba de ser el heredero al trono y él no podía replicar directamente sin comprometer su posición, así que respondió con una inclinación de cabeza.

Andy sabía que demostrar competencia y seguridad era la mejor respuesta ante Lord Wilhelm, y Wilhelm, por su parte, continuaba el juego de la diplomacia, aunque por dentro deseaba que el príncipe fuera menos cuestionador.

A medida que la reunión avanzaba, los demás consejeros notaron el sutil intercambio entre ambos, aunque nadie se atrevió a intervenir. El joven príncipe y el veterano consejero seguían cruzando palabras con afilada cortesía, ocultando bajo la diplomacia una rivalidad latente.

"Entiendo su punto, Su Alteza. Aunque, claro está, hay decisiones complejas que requieren más que entusiasmo juvenil" Replicó Wilhelm, aún con esa sonrisa forzada que escondía su incomodidad "El consejo se compone de veteranos por una razón, después de todo"

Andy, ya harto de los comentarios de Lord Wilhelm, no pudo resistirse a lanzar otro dardo, esta vez con un toque de sarcasmo.

"Oh, no se preocupe, Lord Wilhelm. Estoy aprendiendo mucho... como, por ejemplo, qué tipo de consejeros debo despedir cuando yo sea el Rey que tome las decisiones"

La sala quedó en silencio por un momento ante la audacia de Andy, y se sintió una ligera tensión en el aire. Algunos consejeros se miraron con una mezcla de sorpresa y diversión, mientras que otros parecían contener las ganas de reír. Lord Wilhelm apretó los labios, visiblemente molesto, pero no replicó.

Elsa, consciente de que la situación podía escalar, puso una mano en el hombro de Andy, señalándole que era suficiente. Aunque no lo dijo en voz alta, había una mirada de advertencia en sus ojos que Andy entendió perfectamente.

"Caballeros, sigamos adelante con la discusión del tratado"

Andy asintió, aunque seguía lanzando miradas desafiantes hacia Lord Wilhelm. No le agradaba aquel consejero y no tenía intención de ocultarlo.

Mientras en el jardín del castillo, Elli siempre había sentido la presión de ser la chica genio de Arendelle. En la universidad, en sus clases, y frente a los adultos, se mostraba como la joven brillante y controlada que todos esperaban que fuera. Pero cuando estaba con su hermana menor, Kristy, todo eso se desvanecía.

Con Kristy, Elli podía ser simplemente una adolescente, con sus inseguridades, miedos y ese lado infantil que solo mostraba a las personas más cercanas a ella.

Las dos estaban sentadas bajo un árbol junto al lago, mientras las hojas caían suavemente alrededor de ellas. Ambas estaban descalzas recostadas sobre la hierba. Kristy se rió al ver la postura relajada de su hermana.

"Vaya, Elli, pareces otra persona cuando no tienes que ser la gran genio de Arendelle"

Elli se encogió de hombros y sonrió.

"Bueno, con el resto del mundo tengo que ser esa genio perfecta, pero contigo, Kristy, puedo ser solo Elli. A veces, es agotador ser siempre la que tiene todas las respuestas"

"¿De verdad te sientes así? Pensé que te gustaba ser la más lista de todos"

"A veces sí. Me gusta resolver problemas y encontrar respuestas, pero otras veces... otras veces solo quiero ser una chica normal, como tú. No quiero tener que demostrarle a todos lo que valgo cada segundo del día"

"Nunca pensé que te sintieras así. Siempre pareces tan segura de todo, como si nada te asustara"

"Me asustan muchas cosas, Kristy. Me da miedo fallar, me da miedo no estar a la altura de lo que todos esperan de mí. Pero cuando estoy contigo, no tengo que ser perfecta. Puedo ser simplemente Yo"

"Bueno, para mí siempre serás mi hermana mayor, y mi mejor amiga, no importa si eres una genio o no" Dijo Kristy con una sonrisa cálida y su hermana le devolvió la sonrisa "Aunque también debo decir que es bastante genial tener una hermana tan lista ¡Puedo pedirte ayuda con mis tareas siempre que quiera!"

"¡Oh, claro! Esa es la única razón por la que quieres a tu hermana genio ¿Eh? Para que te ayude con la tarea" Rio Elli salpicando a su hermana con el agua del lago

Kristy rio mientras ambas se salpicaban mutuamente.

"¡No es cierto!" Dijo Kristy fingiendo indignación "También te quiero porque me das buenos consejos, y porque eres muy divertida cuando no tienes que ser seria todo el tiempo"

Elli se quedó en silencio un momento, mirando a su hermana menor con una mezcla de gratitud y afecto.

"¿Sabes?" Dijo Kristy frunciendo el seño y recostándose nuevamente "Hace rato estaba conversando con mis amigas acerca de nuestro primer período ¿no te parece que es tan injusto tener que pasar por esto cada mes? ¡Es tan molesto! Esos días apenas puedo concentrarme en lo que me gusta hacer"

"Entiendo que lo sientas así, Kristy. Pero, en realidad, el ciclo menstrual es una parte fundamental de cómo funciona el cuerpo de las mujeres. Es una señal de que tu cuerpo está creciendo y funcionando como debería"

"Sí, sí, ya sé que es parte de la naturaleza y todo eso" Replicó la menor de las hermanas frunciendo el ceño aún más "Pero igual sigue siendo una lata ¿Por qué no pueden simplemente inventar algo para detenerlo o hacerlo menos molesto?"

"Bueno" Rio Elli sacudiendo la cabeza "Hay tratamientos médicos y métodos para manejar el dolor y las molestias, pero el ciclo en sí es crucial para nuestra salud. Es lo que permite que las mujeres puedan tener hijos algún día si lo desean. Además, es parte de un sistema hormonal complejo que también afecta nuestro estado de ánimo, energía y cómo nos sentimos en general"

"Supongo que eso tiene sentido, pero aun así no me gusta ¿Cómo lo haces tú para no quejarte tanto? ¡No te veo molesta ni un poquito cuando tienes tu periodo!"

"Bueno, he aprendido a verlo desde un punto de vista diferente. En lugar de centrarme en lo molesto que puede ser, pienso en lo que significa para mi cuerpo y en cómo puedo usar esa información para cuidar de mí misma. Además, saber lo que está pasando en mi cuerpo me ayuda a estar más preparada y a manejarlo mejor"

"¿Así que solo lo aceptas y sigues adelante? No sé si alguna vez seré tan tranquila como tú"

"No tienes que ser como yo. Cada una lo maneja a su manera, y está bien que te sientas como te sientes. Con el tiempo, aprenderás a hacer las paces con tu cuerpo y a entenderlo mejor. Y si alguna vez necesitas hablar o quejarte de lo injusto que es, yo siempre estaré aquí para escucharte"

Kristy sonrió tímidamente, sintiéndose un poco más entendida y apoyada por su hermana mayor.

Después de la tensa reunión con los consejeros, Andy salió del salón con el ceño fruncido, sus pensamientos aún girando en torno a Lord Wilhelm. Mientras caminaba por el pasillo del castillo, se encontró con su amiga Birgit, que lo esperaba en una esquina, con su característica sonrisa.

"¡Andy! ¿Qué tienes? ¿Por qué esa cara?"

"Oh, hola Birgit. Estuve en la reunión con los consejeros y tuve un intercambio poco amistoso con Lord Wilhelm."

"¿Otra vez ese tipo? ¿Qué te dijo esta vez?"

Andy suspiró, recordando cada palabra de la discusión con el consejero. Se apoyó contra la pared, sacudiendo la cabeza con frustración.

"Lord Wilhelm nunca pierde la oportunidad de ser condescendiente conmigo. Me trató como si fuera un niño jugando a ser príncipe. No puedo soportar su actitud. Siempre tiene ese tono... como si pensara que sabe más que todos los demás, como si yo no tuviera ni idea de lo que pasa en el reino"

Birgit lo miró con una mezcla de empatía y orgullo. Sabía cuánto significaba para Andy demostrar que era digno de ser el futuro líder de Arendelle, y lo difícil que debía ser lidiar con personas como Lord Wilhelm.

"Andy, míralo de esta forma. Si Lord Wilhelm te ve como una amenaza, es porque sabe que tienes lo necesario para ser un gran líder. Si fueras realmente un niño jugando a ser príncipe, no se tomaría el tiempo de fastidiarte tanto"

Andy la miró, pensativo, dejando que las palabras de su amiga se asentaran en su mente.

"Tal vez tengas razón, Birgit. Pero a veces siento que no importa lo que haga, él siempre me verá como alguien incapaz"

"Bueno, entonces tu misión es demostrarle que está equivocado. No por él, sino por ti mismo y por todos los que creemos en ti. Además, siempre puedes contar con nosotros para hacerle la vida un poco más... complicada a Lord Wilhelm si se pasa de la raya."

Andy soltó una carcajada, aliviado por el apoyo incondicional de su amiga. Birgit tenía una forma de hacerle ver las cosas desde una perspectiva diferente, más positiva y ligera.

"Gracias, Birgit. De verdad, no sé qué haría sin ti y tu forma de ver el mundo. A veces olvido que no tengo que cargar con todo esto yo solo"

"Para eso estamos los amigos ¿No?"

Andy se sentía más relajado, menos solo en su lucha contra las críticas y las presiones que venían con ser el príncipe heredero.

Mientras caminaban juntos por los jardines del castillo, Andy sabía que, con el tiempo, demostraría su valía no solo como príncipe, sino como un líder justo y fuerte para el reino de Arendelle.

En sus habitaciones, Anna y Kristoff se encontraban platicando, pero la conversación había tomado un giro un poco tenso. Anna, con las manos en la cintura, miraba a Kristoff con una expresión ligeramente molesta.

"Kristoff, no estoy diciendo que siempre tengas que estar de acuerdo conmigo" Dijo Anna cruzando los brazos "Pero podrías al menos considerar mi punto de vista antes de descartar la idea"

"Anna, no es que no quiera considerarlo" Replicó él frunciendo el ceño "Es solo que creo que debemos pensar en lo que es más práctico para todos. No podemos tomar decisiones solo por emociones"

Antes de que la conversación se intensificara más, Kristy, que había estado observando desde un rincón, decidió intervenir. Con una sonrisa traviesa, se acercó a ellos con su bate de críquet en la mano.

"¡Mamá, papá! ¿Listos para que les dé una lección de cómo se juega de verdad al criquet?"

Anna y Kristoff se miraron sorprendidos al principio, pero luego no pudieron evitar reírse ante la repentina propuesta de su hija. La tensión en el aire se disipó rápidamente cuando Kristy se plantó en el centro de la habitación lista para comenzar el juego.

"¡Vamos, papá! ¿O es que ya te estás haciendo viejo?"

"¡Viejo, dices! ¡Ya verás, jovencita, aún tengo fuerzas para correr más que tú!"

Kristy sonrió ampliamente y se colocó en posición para batear.

"Tengan cuidado, no vayan a romper algo" Les advirtió Anna

"¿Qué esperas, abuela?" Le dijo Kristy a Anna

"¿Abuela?" Dijo Anna siguiéndole el juego y sujetándose el cabello.

"Aquí viene y la lanza" Dijo Kristoff con un gesto juguetón lanzándole la pelota suavemente a su hija

"Una bola de nudillos justo en medio" Dijo Kristy sujetando firmemente el bate

"Abanica"

"Crack" Dijo Kristy golpeando la pelota levemente para no hacer algún destrozo en la habitación.

La pelota voló por el aire y ambos padres corrieron tras ella, riendo como niños mientras intentaban atraparla.

"Pisa primera" Dijo Kristy corriendo y usando como base un libro que había en el piso

"Choca contra la pared"

"Sigue corriendo hacia segunda para anotar una carrera"

"La bola rebota, la lanzan hacia el travesaño" Dijo Kristoff lanzándole la pelota a Anna "Está muy cerca"

"Y llega Safe" Exclama Kristy barriéndose sobre el piso y usando una pantufla como base. "¡Gané! ¡Gané! ¡Lo sabía! Soy la mejor jugadora de críquet de toda Arendelle"

Los tres se quedaron allí, respirando agitadamente por la risa y el juego, pero con sonrisas genuinas en sus rostros.

Kristoff, con su musculatura bien definida por años de trabajo duro como recolector de hielo, tomó a Kristy en un brazo y a Anna en el otro, levantándolas con facilidad en el aire. Las risas llenaron el jardín mientras giraba y las sostenía, disfrutando del momento.

Kristy, reía sintiéndose como la niña más afortunada del mundo. La felicidad la invadió al ver a sus padres tan animados, olvidando la discusión que había amenazado con oscurecer su día.

El trío giró en un torbellino de risas y alegría, mientras Kristoff continuaba cargando a sus dos chicas. La calidez de la risa de su madre y el amoroso aliento de su padre la envolvieron, llenándola de una felicidad que desbordaba.

La improvisada partida de críquet no solo había roto la tensión, sino que también había llenado el jardín con risas y un sentimiento de complicidad familiar que ninguno de ellos cambiaría por nada en el mundo.

Mientras tanto en la villa, en uno de los salones más elegantes del castillo, Liv había reunido a los niños de la nobleza para una serie de lecciones de baile, preparándose para el gran baile infantil que había organizado.

"Muy bien, ahora vamos a estirar los brazos. Recuerden mantener la espalda recta y los hombros relajados"

Gideon estiró sus brazos con esfuerzo, frunciendo el ceño con concentración, mientras la sabionda intentaba mantener una postura perfecta, aunque lanzaba miradas furtivas hacia ella, evidentemente entretenido al verla trabajar con tanta seriedad.

"¿Sabes, Gideon? Creo que soy la mejor en estiramientos, pero puedo enseñarte si quieres"

"No necesito ayuda para algo tan simple como estirarme. Además, deberías concentrarte en tus propios ejercicios"

"Oh no es mi culpa tener talento nato... Es decir... soy la princesa Hechicera, una pelirroja temible" Agregó la sabionda ondeando su cabello y golpeando con él en la cara a Gideon

"Ahora pasemos a las flexiones" Dijo Liv sin notar la discusión

Los niños comenzaron a hacer flexiones, aunque era evidente que Gideon, prefería mirar a Helena mientras fingía estar concentrados.

"Mira, Helena ¡Puedo hacer muchas más que tú!"

"No me importa cuántas hagas, Gideon" Dijo la sabionda con una sonrisa odiosa pero que Gideon encontraba encantadora "La práctica no es una competencia"

"Já, eso dices porque no puedes derrotarme"

Liv estaba terminando de organizar las parejas para la práctica de baile. Había un ambiente de emoción y, al mismo tiempo, de nerviosismo entre los niños, que murmuraban entre sí, esperando saber con quién les tocaría bailar.

"Muy bien, chicos" Dijo Liv "Ahora que todos están en posición, voy a asignarles a sus parejas de baile. Helena, te tocará bailar con Gideon"

Un instante de silencio se apoderó del salón mientras Helena y Gideon intercambiaban miradas de disgusto.

"¿Con Gideon? Mamá ¿No hay nadie más? ¡Preferiría bailar con cualquiera, menos con él!"

"Y yo tampoco quiero bailar con Helena, princesa Liv Liv. Seguramente hay otra persona más… compatible"

Liv observó la escena con una leve sonrisa, sin dejarse influir por sus protestas.

"He decidido que bailarás con Gideon, Helena. Y Gideon, tú con Helena. A veces, bailar es aprender a cooperar, incluso cuando la compañía no es la que uno espera"

"Está bien… Pero que conste que no es mi primera opción" Suspiró la sabionda resinada

"Tú tampoco eres mi primera opción... Antes preferiría sentarme en un hormiguero que bailar contigo"

"Y yo preferiría que me clavaran la lengua a la mesa"

"Yo preferiría comer excremento de perro en el desayuno"

"Yo preferiría beber agua en la que se remojaron los calcetines sucios de mi hermano"

Liv reprimió una risa mientras los veía caminar de mala gana uno hacia el otro. Cuando tomaron sus posiciones para bailar, todavía evitaban mirarse directamente, aunque ambos trataban de hacer el esfuerzo.

"Muy bien, recuerden mantener la postura y el ritmo. Bailar es un arte, y hacerlo juntos requiere paciencia y dedicación. Confío en que lo harán bien"

"Solo sigamos el ritmo y acabemos rápido" Susurró la sabionda a Gideon mientras empiezan a moverse

"De acuerdo. Pero no pises mis pies, princesa"

La sabionda puso los ojos en blanco. A pesar de sus protestas iniciales, los dos comenzaron a moverse al compás de la música, empezando a sincronizarse con sorprendente naturalidad.

Liv caminaba entre las parejas, observando con atención y corrigiendo posturas con una paciencia que demostraba su experiencia en la etiqueta y el protocolo. Helena, que adoraba a su madre, se esmeraba por cumplir con cada indicación. Sin embargo, cuando llegó que le asignaran su pareja, le tocó bailar con Gideon, el vizconde que siempre encontraba una manera de fastidiarla.

"Muy bien, Helena, Gideon, quiero que sigan el compás ¿De acuerdo?" Dijo Liv "Recuerden que la clave está en la armonía entre ambos"

Gideon, con una cara de pocos amigos, se inclinó hacia la sabionda, extendiendo su mano. Helena suspiró, intentando mantener la compostura de una princesa, y tomó su mano de mala gana.

"¿Lista, princesa Helena? Espero que no me pises los pies"

"Solo si tú sigues el ritmo, vizconde Gideon. Te advierto que no tolero errores"

"Oh, claro, lo haré perfecto... si tú quitas esa cara de desagrado"

"¿Cómo esperas que esté feliz si me toca bailar con alguien como tú... Además no me interrumpas... intento concentrarme… algo que deberías hacer tú también"

"Muy bien, niños, recuerden sonreír" Les dijo Liv "Los bailes son para disfrutar, no solo para mostrar buenos modales"

Helena intentó complacer a su madre, esbozando una pequeña sonrisa, aunque apenas lograba mantenerla.

"¿Sabes? Cuando sonríes así, no te ves tan mal"

Helena lo miró, sorprendida, pero antes de que pudiera responder, Gideon dio un giro y la llevó con gracia al siguiente paso, manteniendo el ritmo como nunca antes. Por primera vez, la sabionda no supo cómo reaccionar y se sintió algo torpe, cosa que no solía ocurrirle.

"Eso es, así se hace" Aplaudió Liv "Muy bien, Gideon, Helena. Tienen buena coordinación"

Ambos continuaron bailando pero esta vez sin aquella actitud negativa. Por un momento, Gideon se sintió un poco distinto, como si aquella molestia hacia Helena se hubiera desvanecido por un instante.

"¿Ves? No es tan terrible bailar conmigo ¿Verdad?" Le dijo Gideon

La sabionda solo hizo una leve sonrisa que ni ella misma entendía y siguieron ensayando.

De vuelta en el castillo de Arendelle, Kristy siempre había sido una niña optimista, feliz y cálida, conocida por su risa contagiosa y su capacidad de iluminar cualquier habitación. Desde pequeña, había sido el sol que brillaba en su familia, atrayendo a todos con su bondad y generosidad. Sin embargo, a los 11 años y medio, las cosas estaban comenzando a cambiar. La adolescencia empezaba a mostrar sus primeras señales, y con ella, nuevos sentimientos de inseguridad y nostalgia.

Kristy notaba cada vez más cómo su hermana mayor, Elli, destacaba en todo lo que hacía. A pesar de que Elli tenía solo tres año más, sus habilidades como genio la hacían sobresalir de una manera que Kristy no podía ignorar. Elli ya tenía su propio laboratorio, y su intelecto deslumbraba a todos en el castillo. Los elogios por su brillantez eran constantes, y aunque Kristy estaba genuinamente orgullosa de su hermana, no podía evitar sentirse un poco opacada por su brillo.

Su primo Andy, que también formaba parte central de su vida, tampoco ayudaba a calmar estos sentimientos. Con sus poderes de hielo, su carácter decidido y el papel que empezaba a tener en la corte, Andy era un líder natural. A pesar de la cercanía y el cariño que compartían, Kristy sentía que siempre estaba un paso detrás, intentando mantenerse al día con las hazañas de ambos.

En silencio, Kristy comenzaba a experimentar algo que no había sentido antes: la nostalgia por la simplicidad de su niñez, cuando no tenía que compararse con nadie. Cuando los tres eran simplemente niños y ella era reconocida por ser quien era, no por lo que podía o no podía hacer ¿Cómo podría brillar por sí misma en medio de tanto talento?

La voz de su madre, la sacó de sus pensamientos. Entró en la habitación con su típica sonrisa tranquila, pero parecía haber notado algo diferente en su hija.

"Kristy ¿Qué te preocupa? Te veo muy pensativa"

Kristy miró a su madre por un momento, había algo en la ternura de Anna, en la forma en que siempre la escuchaba sin juzgar, que solía hacer que Kristy hablara con total sinceridad. Durante su infancia, jamás le había ocultado nada a sus padres. Siempre había sido transparente, honesta, y directa, pero ahora... ahora las cosas eran diferentes.

Sentía que no podía decirle todo lo que pasaba por su mente. No quería preocupar a su madre con sus inseguridades, ni parecer una quejosa.

"No te preocupes, mamá" Mintió Kristy con una sonrisa fingida "Solo estaba pensando en algunas cosas, pero está todo bien. De verdad"

Las palabras sonaron tranquilas, incluso convincentes. Anna observó a su hija por un momento más, como si estuviera evaluando la veracidad de lo que decía. Sabía que algo no cuadraba del todo, pero decidió no presionar.

"Si tú lo dices, querida"

Kristy sabía que no había sido completamente honesta, y esa mentira piadosa la hizo sentir extraña. No estaba acostumbrada a ocultar cosas a su mamá, pero ahora se sentía más complicada.

A medida que crecía, sus pensamientos y sentimientos también se volvían más difíciles de expresar, como si una parte de ella quisiera mantenerlos en secreto, incluso de las personas más cercanas a ella.

¿Desde cuándo mentir era tan fácil? Cuando era más pequeña, siempre había confiado en que sus padres la entenderían, sin importar lo que sintiera o pensara. Pero ahora que se acercaba a la adolescencia, las emociones eran más confusas, y las expectativas que sentía sobre sí misma, mucho más altas.

Anna sabía que algo no estaba del todo bien, pero prefirió no insistir. Sabía que forzarla a hablar solo la haría cerrarse más. En su lugar, decidió intentar algo diferente. Sonrió suavemente, ya con una idea en mente.

"¿Sabes qué, Kristy?" Dijo su madre con un tono casual pero alegre "Estaba pensando... Hace tiempo que no vamos a tu restaurante favorito ¿Qué te parece si hacemos una pequeña salida tú y yo? ¿Te gustaría?"

Por un segundo, Kristy no supo qué responder. La repentina sugerencia la tomó desprevenida luego de haber estado atrapada en sus pensamientos. Pero la mención de su restaurante favorito iluminó su rostro casi al instante.

"¿De verdad? ¡Eso suena increíble, mamá!" Dijo Kristy con una sonrisa genuina y sus ojos brillando

Anna sonrió al ver la reacción de su hija. Sabía que hacer algo simple, como llevarla a su lugar favorito, podría levantarle el ánimo. Había sido siempre una forma en la que conectaban, compartiendo momentos especiales solo entre ellas dos.

Era en esos pequeños detalles, en esos instantes de alegría compartida, donde Anna sabía que podía reconectar con su hija, incluso cuando Kristy decidiera guardar algunos de sus pensamientos para sí misma.

"Entonces ¡Es un trato!" Exclamó Anna "Prepárate, nos vamos en unos minutos"

Kristy asintió emocionada y salió corriendo a prepararse. Mientras tanto, Anna se quedó por un momento pensando en lo que acababa de hacer. Quizás no había solucionado todo, pero había logrado algo importante: ver a su hija sonreír nuevamente.

En el restaurante, el ambiente estaba lleno de risas y el aroma de la comida fresca. Kristy y Anna tomaron asiento en una mesa junto a la ventana, donde la luz del sol iluminaba su espacio. A medida que miraban el menú, Kristy no podía evitar sonreír al pensar en los deliciosos platos que estaban por venir.

"¡Mamá, no puedo decidirme! Todo suena tan delicioso. ¿Qué vas a pedir tú?"

"Creo que me dejaré llevar por el lutefisk con salsa de mostaza y puré de guisantes. Pero guardaré un espacio para el helado. Sabes que nunca puedo resistirme a eso"

Kristy soltó una risa, sintiéndose más ligera y feliz. El camarero, que conocía bien a ambas, se acercó con una sonrisa amplia.

"¡Hola, Altezas! ¡Qué alegría verlas aquí! Sean bienvenidas ¿Listas para ordenar?"

Después de hacer sus pedidos, las dos comenzaron a charlar.

"¿Y cómo te ha ido con las clases, cariño? ¿Disfrutaste la vez que asististe con los primos?"

"Fue divertido, aunque al principio estaba nerviosa. Pero creo que me gustó más de lo que pensaba. Todos fueron muy amables"

"¡Me alegra escuchar eso! A veces, las nuevas experiencias pueden ser un poco aterradoras, pero son las que más recordamos"

Cuando llegó la comida, Kristy devoró su plato con gusto. Pero lo que realmente estaba esperando era el helado. Finalmente, cuando el camarero trajo dos copas de su helado favorito, su rostro se iluminó por completo.

"¡Mira, mamá! ¡Es perfecto!"

"Eso parece ¡Y también huele delicioso! Vamos a disfrutarlo"

Se sirvieron el helado y, mientras lo saboreaban, Kristy no pudo evitar sentirse en el lugar correcto, al lado de una de las personas que más amaba en el mundo.

Además del helado, el camarero había incluido un pequeño juguete, un colorido trompo que giraba con facilidad.

"¡Mira, mamá! ¡Un trompo! ¡Es precioso!"

"¡Es muy bonito! ¿Sabes cómo hacerlo girar bien?"

Asintiendo, la niña tomó el trompo entre sus manos y lo colocó en la mesa. Con un movimiento rápido y decidido, lo hizo girar. El juguete comenzó a girar velozmente, creando un pequeño espectáculo de colores.

"¡Mira cómo gira! ¡Es como un tornado de colores!" Exclamó Kristy

"Deberíamos hacer una competencia, a ver quién puede hacerlo girar más tiempo"

"¡Sí! Pero primero necesito más helado para tener energía"

Anna sonrió mientras Kristy seguía disfrutando de su postre, haciendo girar el trompo entre bocados de helado. Finalmente, después de un rato, decidieron que era hora de la competencia.

"Listas… ¡ya!" Exclamó Anna

Ambas comenzaron a girar sus trompos al mismo tiempo, riendo y animándose mutuamente. La pequeña competición atrajo la atención de algunos otros comensales, que sonrieron al ver a las dos princesas divirtiéndose.

Finalmente, después de una reñida competencia, ambos trompos comenzaron a

"Hum, creo que fue un empate"

Mientras caminaban por las encantadoras calles de Arendelle, Kristy y Anna disfrutaban del aire fresco y del sol que iluminaba el paisaje. Las risas y las charlas de los habitantes del pueblo llenaban el ambiente, y el aroma de las panaderías cercanas se mezclaba con el fresco aire marino.

"Ayer estuve jugando con Mary, Alva e Yrsa. ¡Nos divertimos tanto! Mary es tan rápida; siempre gana en los deportes"

Anna asintió, recordando lo distinta que había sido su infancia, aislada en el castillo.

"Siempre he pensado que Mary tiene un gran talento para los deportes" Opinó Anna "¿Y qué hay de Andrew, el hermano gemelo? ¿Cómo se lleva con ustedes?"

"Es muy agradable, y tiene gran talento para la repostería ¿Alguna vez te imaginaste teniendo gemelas? Quiero decir ¿Qué hubiera pasado si, cuando yo nací, hubiera venido con otra niña igualita a mí?"

Anna se rio suavemente ante la pregunta, mirando a su hija con cariño mientras pensaba en la idea.

"Oh, Kristy, esa es una pregunta interesante. Creo que hubiera sido todo un reto. Ya eres bastante única, así que tener dos versiones de ti... ¡quién sabe lo que podría haber pasado!"

"¿Pero te hubiera gustado? ¿O piensas que con una hija como yo ya es suficiente?"

"Tener una hija como tú, Kristy, es más que suficiente para mí. No se trata de cuántos hijos tengas, sino de cuánto los amas. Y a ti te amo con todo mi corazón. Además, si hubieras tenido una gemela... ¡sería difícil mantener el ritmo con dos pequeñas tan llenas de energía!"

Mientras caminaban, Kristy notó un pasamanos de una escalera en la plaza del pueblo, un lugar donde los niños solían jugar. La estructura de madera estaba pulida y parecía perfecta para deslizarse.

De inmediato, Kristy se acomodó para deslizarse, pero su mente preadolescente la hizo dudar, sintiéndose atrapada entre su deseo de actuar como una niña y la imagen de lo que se esperaba de ella como princesa.

Por unos instantes desistió de su idea y caminó alejándose un par de pasos. Pero en un instante de determinación, se subió al pasamanos, sintiendo la textura suave de la madera bajo sus manos.

Y con un empujón, se deslizó por el pasamanos. La sensación de velocidad la sorprendió y la risa brotó de sus labios mientras el viento le acariciaba la cara. Aunque estaba creciendo, todavía podía encontrar la alegría en las cosas simples y divertidas de la vida.

De vuelta con Andy, a medida que el día avanzaba, la sala del trono se sumió en un silencio tenso y respetuoso. Elsa, sentada en su trono con una expresión solemne, escuchaba los testimonios y las pruebas presentadas contra el hombre acusado de un crimen atroz. Era evidente que el caso era grave y que la justicia debía ser implacable en esta ocasión. Los familiares de la víctima miraban a la reina con ojos llenos de dolor, pero también de esperanza, confiando en que el veredicto les traería un poco de paz.

Andy, que había estado siguiendo cada detalle del proceso, mantenía una postura seria y respetuosa. Sabía que las decisiones que su madre tomaba en estos momentos críticos no eran sencillas, y aunque a menudo discutían sobre la severidad de las penas, en esta ocasión comprendía la gravedad de la situación. Por primera vez en su vida, veía a su madre dictar una sentencia que parecía ineludible.

Elsa tomó una profunda respiración antes de hablar, y su voz, aunque firme, llevaba una nota de tristeza que solo aquellos que la conocían bien podían percibir.

"Tras evaluar las pruebas y escuchar los testimonios" Dijo Elsa, mirando al acusado con una mirada cargada de pesar "Y considerando la magnitud del crimen cometido contra un miembro inocente de nuestro reino... no me queda otra opción que..."

Se hizo un silencio en la sala, y todos observan a la reina con atención.

"De acuerdo con las leyes que he jurado proteger y hacer cumplir, esta corte dicta una sentencia de muerte para el acusado. Que esta decisión, difícil como es, sirva como recordatorio de que, aunque somos un reino de misericordia, también somos un reino de justicia"

Elsa mantiene su mirada firme, aunque una sombra de tristeza pasa por sus ojos.

"Mi deber como reina es proteger a este reino y a sus ciudadanos. La justicia no es ciega ni sorda al dolor de las víctimas y sus familias. Mis decisiones no son fáciles, ni me complace dictar esta sentencia, pero sé que es lo correcto para garantizar la paz y la seguridad de todos"

Andy observa a su madre en silencio, impresionado por la seriedad y el dolor con que ella pronuncia estas palabras.

"Gracias, Su Majestad" Dijo un pariente de la víctima con lágrimas en los ojos "Gracias por hacer justicia por nuestra familia. No podemos recuperar lo que perdimos, pero al menos sabemos que se ha hecho lo correcto"

"Lamento el dolor que han tenido que soportar" Dijo la reina con una voz más suave "Espero que esta decisión les traiga algo de consuelo en su sufrimiento. Que sepan que el reino está con ustedes"

Después de pronunciar estas palabras, Elsa toma un momento para respirar profundamente.

Los familiares de la víctima inclinaron la cabeza, algunos con lágrimas en los ojos, aliviados de que la justicia se había cumplido. Era una sentencia justa, un acto necesario para el equilibrio del reino, pero Andy notó cómo el peso de esa decisión parecía hundirse en los hombros de su madre.

Elsa mantuvo su expresión digna, pero él pudo ver un destello de dolor en sus ojos, una señal de la carga emocional que soportaba al ordenar una ejecución, algo que no había hecho en 16 años.

Andy observó a su madre con una mezcla de respeto y admiración. Sabía que dictar esa sentencia había sido una decisión difícil. Él entendía ahora que la verdadera sabiduría y liderazgo no solo consistían en ser compasivo, sino también en tener la fuerza para tomar las decisiones más duras cuando era necesario, incluso si eso significaba llevar un peso en el corazón.

Elsa observa a la madre del sentenciado mientras se aleja, con el dolor visible en su rostro. Elsa siente una profunda empatía por ella, comprendiendo que, aunque la justicia ha sido servida, el corazón de una madre siempre sufre por su hijo, sin importar sus errores. Sabe que, en ese momento, la otra madre está viviendo una pesadilla que ningún castigo puede aliviar.

"Es tan difícil ser madre..." Pensó la reina de las nieves "Ver cómo un hijo se pierde y no poder salvarlo. Ella también está perdiendo una parte de sí misma hoy"

Aunque Elsa había actuado con justicia y firmeza, el dolor de esa madre resuena con su propio amor por Andy. Sabe que, en circunstancias diferentes, podría ser ella quien sufriera por un hijo perdido. Sabe que su deber es con el reino, pero su corazón siempre está con las madres que sufren, como ella podría hacerlo algún día si el destino fuera cruel con su amado Andy.

Cuando el juicio terminó y los súbditos comenzaron a retirarse, Andy se quedó junto a su madre, en silencio, compartiendo ese momento de reflexión. Él no dijo nada, pero su presencia era un apoyo silencioso para Elsa, quien, a pesar de su fortaleza, también era humana y sentía el impacto de las decisiones que debía tomar por el bien de su reino.

"Lo hiciste bien, mamá. Fue justo y necesario" Susurró Andy

"A veces, lo más justo es también lo más doloroso" Respondió ella mirando a Andy con una expresión triste

Elsa se quedó en silencio, con la mirada fija en el retrato del rey Anders. Los ojos de Elsa se suavizan mientras mira el cuadro, como si estuviera buscando fuerzas en la figura de su ancestro.

"El rey Anders siempre fue un faro de justicia para nuestro reino..." Dijo ella "Nunca dudó en hacer lo correcto, aunque su corazón cargara con el dolor de sus decisiones"

"Es difícil ser justo sin perder la compasión, pero tú lo haces, mamá. Lo haces todos los días"

Elsa gira la cabeza para mirar a su hijo, una pequeña sonrisa triste aparece en su rostro.

"Gracias, Andy"

Andy le devolvió la sonrisa, sabiendo que está aprendiendo de la mejor maestra posible.

Ambos permanecieron en silencio un momento más, con Elsa mirando de nuevo el retrato del rey Anders, como si estuviera buscando su aprobación en esos ojos pintados que alguna vez lideraron Arendelle con el mismo amor y sacrificio que ella ahora demuestra.

¿QUÉ OPINAN SOBRE LA SENTENCIA QUE DICTÓ ELSA? ¿CREEN QUE FUE JUSTA? ESPERO SUS RESPUESTAS.

YA ANDY Y SUS AMIGOS RETOMAN NUEVAMENTE SU LUCHA CONTRA EL CRIMEN ¿QUÉ LES PARECIÓ ESTA AVENTURA SUBMARINA?

¿QUÉ CREEN QUE OCURRA CON ELLI Y ESE CHICO QUE LA MOLESTA EN LA UNIVERSIDAD?

VAYA QUE ANDY Y LORD WILHELM NO SE TOLERAN UNO AL OTRO, LO BUENO QUE ANDY NO SE DEJA.

LA SABIONDA CON SU RELACIÓN TÓXICA CON GIDEON ES GRACIOSA ¿NO LES PARECE?

Y KRISTY YA COMIENZA A SENTIR LOS PRIMEROS EFECTOS DE LA ADOLESCENCIA DE FORMA MUY SIMILAR A RILEY DE INTENSAMENTE.

¿QUÉ LES PARECIÓ LA CONVIVENCIA MADRE E HIJA DE ANNA Y KRISTY?

ESPERO SUS COMENTARIOS... HASTA LA PRÓXIMA!