Disclaimer: Avatar: Last Airbender no me pertenece.
Advertencia: Este es un Semi AU, es decir, que todo ocurre en el mismo universo, pero de forma algo (o extremadamente) distinto.
Advertencia N°2: Hay muerte de personajes.
10. Ahora…
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-¿Sabes?, cuando dijiste que te harías más fuerte, no era esto lo que imaginaba- comenta Katara a la orilla del lago en donde pararon a descansar.
-Si lo que Zhao insinuó es verdad, y mi padre está detrás de todo esto, necesito saber cómo poder pelear contra él sin morir fulminado por un rayo- responde él con más fuerza de la planificada, al punto que Katara se encoge ante la dureza de su voz.
Él se da cuenta, por supuesto, porque vive pendiente de sus gestos, y porque sabe que tiene un problema para controlar su temperamento cuando se siente estresado. Y, claro, esta es una situación estresante por antonomasia*. Una vez apartados del hecho de que Zhao ya no les perseguirá, deben hacerse cargo de la información que, voluntariamente o no, les dejó.
A eso, sumado que está realmente determinado a que Katara no vuelva a tener la necesidad de intervenir en sus peleas. No porque su orgullo de maestro fuego resulte herido cada vez (porque sí lo hace, en honor a la verdad), sino porque cada vez que lo hace, ella sale lastimada. Todavía la ve mirándose las manos de vez en cuando, antes impecables, lisas y cuidadosas, ahora manchadas por las cicatrices del fuego que se atrevió a colarse entre sus dedos. Lo de su última batalla con Zhao solamente fue lo último que toleraría.
Se haría fuerte, así fuera lo último que hiciera.
Aunque sí le está costando más de lo que pensó.
Jamás fue capaz de lanzar rayos mientras estuvo en casa, no como Azula. Y las pocas semanas que estuvieron en el Templo, Aang le dijo, para su total irritación, que no le enseñaría a hacer semejante acto de violencia gratuita, pero que, no obstante, sí sabía cómo contrarrestarlos. No que se haya molestado en explicar a qué se refería, pero sí le indicó que la clave era observar a los maestros de los otros elementos.
Zuko no supo si la usó como ejemplo porque era, a la sazón, el único otro maestro que había disponible entonces o porque sospechaba que Zuko ya tenía un enamoramiento por ella.
Ahora, mirar a Katara solo le producía sentimientos fuertes y contradictorios. Antes de conocerla, ella apenas sabía pelear, y ahora es toda una experta en tan poco tiempo, lo que, en su opinión, es injusto. ¿Porqué debe estar rodeado de personas que son tremendamente talentosas? Lu Ten es una cosa, porque es mayor y más experimentado, pero Azula y Katara tienen tan solo 16 años cada una, y una puede lanzar rayos desde la punta de sus dedos, y la otra, convertirte en un muñeco hecho de carne y huesos.
-Ogh- gime él, pasándose la mano por la cara y echándose el pelo ya más crecido hacia atrás, consciente de que está siendo injusto-. Lo siento. Es que estoy… frustrado.
Ella sonríe con cautela y se levanta para acercarse a donde está él.
-Entiendo lo que es estar frustrado, Zuko, de verdad- enfatiza ella tras una ceja que él alza con incredulidad-. También sé que cuando el entrenamiento no va bien, hay que volver a lo básico.
-Pero tus básicos son distintos a los míos- acota Zuko como si ella no hubiera advertido que dominan elementos diferentes.
-Bueno, tal vez ése es el problema- dice ella mientras hace que un hilo de agua siga los movimientos de sus brazos.
-¿Qué quieres decir?
Ella duda antes de responder. No es como si supiera de lo que habla.
-No estoy segura- admite-, pero por alguna razón, se siente como si ya supieras todo lo que hay que saber sobre fuego control, ¿no lo crees?
Él se cruza de brazos, no impresionado.
-¡Hablo en serio!- ríe ella, jugueteando con el hilo de agua, y Zuko intenta que eso no lo distraiga-. Lo que quiero decir es que, si bien jamás he lanzado un rayo, sí he visto tormentas eléctricas (son más comunes en el Polo sur de lo que podrías imaginar, ¿sabes?). Y, ¿no crees que- se interrumpe para lanzar su látigo de agua al cielo y atraerlo de vuelta con una velocidad difícil de seguir. Con un gesto fluido, ella lo recibe, lo manipula y lo deja nuevamente en el lado, sin dejar caer ni una gota-… no se ve tanto como fuego control sino que como otra cosa distinta?
Zuko mira la secuencia con la boca abierta.
Lo que Katara acaba de hacer es lo más cercano a una epifanía que ha tenido nunca. ¡Un verdadero rayo! Hecho de agua, claro, pero un rayo, al fin y al cabo.
Una sonrisa se forma en su rostro, y se apresura a agarrar a Katara por la cintura, elevarla en el aire, que sus dedos rozaran la superficie del agua en la que tenía sumergidos los pies, y hacerla girar consigo sobre su propio eje. La risa de Katara inunda el aire, su voz resonando entre los árboles, opacando la melodía de las aves silvestres. La escena es casi una burbuja de jovialidad y alegría en donde no existen la guerra ni las intrigas políticas, en donde él no es el posible heredero a un trono usurpado y ella no acaba de perder a su futuro esposo.
Son dos jóvenes enamorados uno del otro, aunque ellos no lo supieran.
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*Antonomasia: significa que a determinado sustantivo le conviene el calificativo más usual con que se le conoce, por ser el más famoso o paradigmático de los de su clase.
Y, bueno, un poco de paz para estos dos, ¿o no? Pobrecitos.
Por otro lado, sí, Zuko está aprendiendo a desviar un rayo, pero no tiene a Iroh que le enseñe, así que solo debe descubrirlo como lo hizo Iroh la primera vez: observando. Lo bueno es que él puede observar con detenimiento y no morir en el intento.
Díganme qué les parece.
