La historia y los personajes no son de mi autoría. Solo soy una persona que disfruta de adaptar historias para llegar a mas personas.

!Sorpresa! aca les dejo un nuevo capitulo para que disfruten el dia de hoy.

Cap 22

Alice lleva tres días de retraso.

Hace una semana que nos mudamos al piso nuevo. Trasladamos todas nuestras pertenencias durante el día libre de Jacob y al segundo día Alice y yo fuimos a comprar muebles. Al tercero estábamos prácticamente instalados. Ayer nos llegó la primera carta a la nueva dirección. Era una factura de suministros, así que ahora por fin ya lo siento oficial.

Estoy casada, tengo un marido estupendo, un piso increíble y vivo al lado de mi mejor amiga, que, además, resulta que es mi cuñada. Y, por si fuera poco, estoy a punto de ser tía. No me atrevo a decirlo muy alto, pero creo que mi vida ya no puede mejorar.

Apago el portátil y me dispongo a cerrar la tienda. Últimamente me marcho más temprano por las ganas de llegar a mi piso nuevo. Mientras estoy cerrando la puerta de mi despacho, Jacob abre la tienda con su llave y se acerca a mí. Va cargado. Lleva un periódico bajo el brazo y dos cafés en la mano. Aunque va acelerado, como de costumbre, está sonriendo.

—Isabella —me saluda, sin dejar de caminar. Me pone un café en la mano y se saca el periódico de debajo del brazo—. Tres cosas. Una: ¿has visto el periódico? —Me lo da. Está doblado y me señala uno de los artículos—. ¡Lo has logrado, Bella! ¡Lo has logrado!

Tratando de no entusiasmarme demasiado, miro el periódico. Tal vez se esté refiriendo a algo distinto de lo que me estoy imaginando. Pero no, ya solo con leer el titular, veo que se refiere exactamente a lo que esperaba.

—¿Lo he logrado?

Me habían notificado que la floristería estaba nominada a los premios Lo Mejor de Boston. Son unos premios que se conceden por votación popular de los lectores del periódico. Se convocan anualmente y Floristería estaba estaba nominada en la categoría de «nuevos negocios», los que llevan menos de dos años abiertos. Sospechaba que podía haber sido elegida porque un periodista me llamó por teléfono la semana pasada y me hizo varias preguntas.

El titular dice: «Las mejores nuevas tiendas de Boston. Empiezan las votaciones entre las diez favoritas».

Sonrío y casi me tiro el café por encima cuando Jacob me levanta y me hace dar vueltas en el aire.

Ha dicho que traía tres noticias. Si ha elegido compartir esta en primer lugar, no me puedo imaginar cómo serán las demás.

—¿Cuál es la segunda cosa?

Él me deja en el suelo mientras dice:

—He empezado con la mejor. No he podido aguantarme. —Da un trago al café antes de seguir hablando—. Me han seleccionado para el curso de Cambridge.

Le dirijo una sonrisa enorme.

—¿En serio? —Él asiente, me abraza y vuelve a hacerme girar en el aire —. Estoy muy orgullosa de ti —le digo, besándolo—. Los dos tenemos tanto éxito que damos asco.

Se echa a reír.

—Y ¿la tercera? —le pregunto.

Él da un paso atrás.

—Ah, sí. La tercera. —Se apoya en el mostrador, despreocupadamente, y da un trago largo y lento al café antes de dejar el vaso—. Alice está de parto.

—¡¿Qué?! —grito.

—Sí. —Señala los cafés—. Por eso te he traído cafeína. No creo que peguemos ojo esta noche.

Empiezo a aplaudir y a dar saltos, y luego me asalta el pánico porque no encuentro nada, ni el bolso, ni la chaqueta, ni las llaves, ni el móvil, ni el interruptor de la luz. Justo antes de irnos, Jacob vuelve al mostrador y recupera el periódico. Finalmente cierro la tienda con manos temblorosas.

—¡Vamos a ser tías! —exclamo, mientras corro hacia el coche.

—Tíos, Isabella—me corrige Jacob, entre risas—. Vamos a ser tíos.

Jasper sale al pasillo, silencioso y tranquilo. Jacob y yo llevamos hora y media esperando noticias, afinando el oído por si advertíamos los gritos agónicos de Alice —señal de que el parto llegaba a su fin—, pero no hemos oído nada, ni siquiera el llanto de un recién nacido. Me cubro la boca con las manos. Jasper está demasiado callado y eso hace que me tema lo peor.

Con los hombros temblorosos, empieza a llorar.

—Soy padre —dice, y luego da un puñetazo al aire—. ¡Soy PADRE! — Abraza a Jacob y luego a mí—. Dadnos un cuarto de hora y podréis pasar a verla.

Cuando cierra la puerta, Jacob y yo soltamos enormes suspiros de alivio. Nos miramos y sonreímos.

—¿Tú también te estabas imaginando lo peor? —me pregunta.

Asintiendo, lo abrazo.

—Eres tío —le digo, sonriendo.

Él me besa la cabeza.

—Tú también.

—No, yo soy tía.

Él sonríe.

Media hora más tarde, Jacob y yo estamos junto a la cama, observando a Alice con el bebé en brazos. Es una niña y es absolutamente perfecta. Todavía es muy pequeña para poder decir a quién se parece; en cualquier caso, es una preciosidad.

—¿La quieres coger? —le pregunta Alice a Jacob.

Él se tensa nervioso, pero enseguida asiente. Alice se echa hacia delante y pone al bebé en brazos de su tío, enseñándole a sostenerla. Él la contempla unos instantes y luego se dirige al sofá y se sienta.

—¿Os habéis puesto de acuerdo ya en el nombre? —pregunta.

—Sí —responde Alice.

Jacob y yo la miramos y ella sonríe, con los ojos llorosos.

—Queríamos que llevara el nombre de una persona a la que los dos adoramos. Se llamará Sammy.

Me vuelvo hacia Jacob y veo que suelta el aire bruscamente, sorprendido. Baja la vista hacia Sammy y sonríe.

—Vaya —susurra—. No sé qué decir.

Aprieto la mano de Alice antes de dirigirme al sofá y sentarme junto a Jacob. Más de una vez he pensado que no podía quererlo más, pero la vida se empeña en demostrarme que me equivoco. Al ver cómo mira a su sobrinita recién nacida, el corazón se me expande en el pecho.

Jasper se sienta en la cama, junto a Alice.

—¿Os habéis fijado en lo callada que ha estado Ali todo el rato? No ha dicho ni pío. Y sin anestesia. —Se tumba a su lado y la abraza—. Siento que me encuentro en aquella película de Will Smith, Hancock, y que estoy a punto de descubrir que mi mujer es una superheroína.

JAcob se echa a reír.

—Cuando éramos pequeños, siempre me pateaba el culo, así que no me extrañaría mucho.

—Habla bien delante de Sammy —lo reprende Jasper.

—Culo —susurra Jacob.

Nos echamos a reír y Jacob me ofrece a la pequeña. Yo hago un gesto de avaricia, porque la espera me estaba matando. Cuando finalmente la tengo entre mis brazos, me sorprende el amor tan grande que ya siento por ella.

—¿Cuándo llegan mamá y papá? —le pregunta Jacob a Alice.

—Mañana al mediodía.

—Debería dormir algo, entonces. Acabo de salir del hospital y el turno ha sido largo. —Me mira—. ¿Vienes conmigo?

Yo niego con la cabeza.

—Quiero quedarme un poco más. Llévate mi coche; yo volveré en taxi.

Me da un beso en la cabeza y luego junta su frente con la mía. Mientras ambos contemplamos a Sammy, me dice:

—Creo que deberíamos encargar uno de estos.

Alzo la cara, porque no sé si lo he oído bien, y él me guiña el ojo.

—Si estoy dormido cuando llegues, despiértame y nos pondremos manos a la obra hoy mismo.

Se despide de Jasper y Alice, y luego Jasper lo acompaña a la salida.

Miro a Alice, que está sonriendo.

—Ya te dije que, si era contigo, querría tener bebés.

Sonriendo, me acerco a la cama. Ella me deja espacio. Le devuelvo a Sammy y me tumbo con ellas. Las dos observamos a la pequeña dormir, como si fuera el espectáculo más grandioso que hubiéramos visto nunca.

—-

Y llegó Sammy, y es en ese momento cuando tienes a un bebe recién nacido entre los brazos en que uno se antoja de uno igual. Tambien nombran a la floristeria en el periodico, un gran reconocimiento para el trabajo de Bella.

capítulo corto, pero prometo actualizar pronto.

Besos!