Pesche miró a su alrededor analizando sus opciones, por más que quisiera unirse a sus hermanos y jugar sin ninguna preocupación en el mundo no era momento de relajarse. Tenía muy poca información sobre la situación actual, la señorita al oír reaccionar a ese hombre no puso sus ojos en nada más, y antes de poder explicarles algo su tiempo como adulta terminó.
Recapitulando lo poco que observó la interacción entre ambos Espada era tan volátil como siempre sin importar que su Maestra noblemente hubiera dado su ayuda, en cuanto a eso no había ninguna sorpresa. Las heridas de ese hombre les regalaban algo de tiempo para pensar en algún plan pero era imposible saber cuanto, ahora que estaban de nuevo en su mira una represalia era inminente y nada aseguraba que alguien tan enloquecido no viniera por ellos antes de sanar, tenían que moverse.
—Nel, Dondochakka, debemos continuar nuestras travesías, esta vez lo más lejos posible de Las Noches, hasta perder al palacio de vista —les propuso tratando de sonar entusiasta.
—No podemos hacer eso —Nel contestó sin sacar la vista de la mano de su hermano más grande, ahora jugaban a que cada vez que ella intentaba atraparla él la subía más alto, era un gigante muy tramposo pero le iba a ganar. Pesche comenzó a negociar de la manera que Nel mejor entendía, y la menos aterradora.
—¡Es un juego nuevo! Es como las atrapadas infinitas pero esta vez el edificio es el que captura —no era mentira excepto por la parte de ser un "juego nuevo", huir y esconderse había sido su vida desde hace veinte años. Nel conocía muy bien el peligro de quedarse cerca y Pesche no entendía la razón de su negativa.
—Suena divertido pero lo dejaremos para más tarde, hay que llevarlo hasta Las Noches —dijo señalando a la fracción en el suelo. Este no escuchó nada de lo que hablaban, su mente aún estaba revuelta intentando asimilar lo sucedido y soportar el dolor que aún no abandonaba su cuerpo, ni siquiera el mejor kido curativo podría desvanecer un daño de esa magnitud instantáneamente, solo recordarlo lo hacía temblar, ese Segador era un ser sacado de una pesadilla.
Incluso para alguien como su señor recuperarse de algo así sería... no, no podía atreverse a dudar en lo más mínimo, nadie era más fuerte que él. La conversación de los otros finalmente llegó a sus oídos, lo que le sorprendía tomando en cuenta lo escandalosas que eran las voces de todos en ese grupo.
—No tenemos tiempo Nel, él ya fue atendido por las Segadoras, estará bien —la expresión de la niña cambió al apenas escucharlo, una combinación de enojo y tristeza, estaba decepcionada con su hermano.
—Apenas fue curado no puede moverse, si se queda aquí alguien podría comérselo —se quedó callado, no podía negar que eso era una posibilidad, y no quería convencerla mencionando a ese hombre, eso la haría hacer preguntas, lo que menos necesitaba era pensar en él.
—Nel fue ayudada por muchos ¡No puede abandonar a alguien lastimado! —Pesche suspiró resignado al ver su reflejo en los ojos llorosos de la niña, con eso supo que no había nada que discutir.
Nunca lo vio de cerca pero lo reconocía, era el Arrancar que comenzó a seguir a Nnoitra años atrás, si sigue aquí es porque se ha convertido en su Fracción, nada bueno se puede esperar de alguien que decide jurar su lealtad a alguien como el Octavo, no sabía hasta que punto participó pero el hecho de que intentó dañar a su Maestra antes de que Dondochakka y él llegaran era indudable. Pero por ahora debía dejar todo eso en segundo plano, la pequeña frente a él era su señora, eso no cambiaría jamás, y tener la memoria nublada no cambiaba su corazón, sabía mejor que nadie que ella querría ayudar sin pensar en los riesgos, sin importarle que esa persona no lo mereciera.
No podría volver a dirigirle la mirada si no hacía lo correcto, acababan de darle una orden directa—¡Tú ganas! —declaró derrotado llevándose una mano a la cabeza.
—¡Nel ganó! —exclamó ella colgada de la mano de Dondochakka, difícil saber a cuál victoria se refería, conociéndola seguramente a ambas.
—Solo lo dejamos en la puerta, tocamos el timbre y nos echamos a correr muy lejos ¿Hecho? —preguntó con la voz más "severa" que era capaz de permitirse frente a Nel.
—¡Hecho! —la niña respondió levantando la palma en señal de juramento y solo eso fue suficiente para hacer pedazos su ya frágil intento de ser "estricto", era sencillamente imposible no contagiarse de su optimismo.
—Muy bien ya que todo está decidido, arriba —dijo mientras la subía sobre sus hombros —Dondochakka, lleva a nuestro amigo por favor.
—¡Allá voy! —El más grande del grupo literalmente se lanzó hacia Tesla levantándolo antes de que este pudiera reaccionar, por unos segundos sintió como si lo sacudieran pero además de eso no sintió ninguna molestia o hueso fuera de lugar, quizás el más grande era más consciente de sus acciones de lo que parecía
—Pero Nel ya no está desmayada está bien, puede caminar.
"Desmayada" Tuvo que morderse la lengua para no repetirlo es voz alta, ella sonreía como si hubiera mencionado una simple anécdota y él por su bien debía reaccionar igual, la única señal visible de la crisis en su mente fue quedarse inmóvil un instante, solo los otros dos lo notaron. De haberlo dicho otra persona Dondochakka hubiera llorado y hecho un montón de preguntas y declaraciones de estar asustado que a diferencia de su compañero no habrían sido actuación, pero sabía cuando debía callar. No pudo evitar apretar al Arrancar en sus brazos con un poco más de fuerza de la necesaria.
—Ah, ah señorita, recuerda que hace un rato nos separamos —estuvo a punto de mencionar que encontraron problemas pero se detuvo a tiempo, hablarían de eso cuando ya estuvieran a salvo —y si eso sucede de nuevo no podremos darle a nuestro acompañante su aventón a casa.
—Está bien —La niña no insistió más y decidió disfrutar del paseo, se sentía con energía para caminar pero pensándolo mejor aún le dolía un poco la cabeza, no le vendría mal una siesta más tarde. Comenzaron su camino en silencio, Tesla hubiera preferido que se mantuviera así y solo ignoraran su presencia, no tenía fuerzas ni voluntad para hablar, pero ese ambiente no duró mucho.
—No creas que no podemos responderte si intentas hacer algo gracioso —las palabras de su hermano captaron la atención de Nel.
—¿Lo estás retando a un show de comedia? ¡Sería genial!
—¡Lo sería! Pero en su estado hacer piruetas no es recomendable, es más apostaría que va en contra de las ordenes de la doctora —no se necesitaba de un rostro para saber que hablaba con una sonrisa pero Nel de inmediato le dio un pequeño puño en señal descontento.
—¿Entonces por qué lo retas si no puede? Pesche malo.
—¡Ouch! Lo siento, fue una tontería, acepto mi culpa —recibió su "castigo" y siguieron la caminata como si nada hubiera pasado.
El pequeño intercambio hizo a Tesla estar en estado de alerta, el sirviente de la Ex Tercera honestamente tenía un inquietante control sobre su voz, usaba su tono real en el momento preciso para enfatizar palabras clave dejando que él mismo se diera una idea del resto, y con la misma naturalidad volvía a jugar el papel de bufón. El objetivo era evidente, dejarle en claro a él que era un enemigo quien tenía el control de una manera que pase desapercibida por la niña.
Acababan de amenazarlo, así de simple, pero si bien no era algo para tomarse a la ligera no era una preocupación inmediata, un subordinado tratando de proteger a su Amo es capaz de hacer cualquier cosa, pero aún sin la advertencia no planeaba hacer ningún movimiento, no sin antes recibir una orden, pero sabía que jamás llegaría. De haberla reconocido en su forma infantil ni siquiera se habría atrevido a atacarla, esa mujer es una piedra en el camino, el tipo de obstáculo que solo debes destruir con tus propias manos, esa presa solo le pertenece a su señor.
—Lástima, yo sí quería ver el show de comedia —Dondochakka agregó de repente con voz triste haciendo a Tesla reconsiderar sus observaciones, el más grande lo perturbaba aún más, no podía imaginar que pasaba por su cabeza y definitivamente no iba a intentarlo.
Aceptar sin resistencia la ayuda del enemigo es humillante, sin mencionar estúpido, pero si quería vivir no le quedaba alternativa, su muerte no sería de utilidad... ¿Siquiera fue realmente útil alguna vez? En el momento que más lo necesitó no pudo hacer nada, el ataque del Segador dejó una cicatriz enorme que atravesaba el lado izquierdo de su cuerpo, la merecía, ese sería un recordatorio permanente de su fracaso.
La mayoría de Arrancars en su posición defenderían su orgullo con garras y dientes pero Tesla conocía muy bien su lugar. El orgullo viene de la mano con el poder, él no tenía ninguno de los dos. De pronto volvió a escuchar la voz dulce de la niña dirigirse hacia él.
—Tú descansa, Dondochakka es muy cómodo, yo duermo arriba de él todo el tiempo —La impasible Tercera en un cuerpo tan frágil era algo bizarro de ver de cerca pero la naturaleza compasiva que le era tan repulsiva a su amo seguía intacta.
—¿Insinúas que es más cómodo que yo? —le replicó su otro hermano ofendido.
—Por supuesto... que lo es... —dijo entre bostezos hasta quedarse dormida, Pesche vio a su compañero con complicidad —Ya sabía que iba a caer.
—Qué coincidencia, yo también —Dondochakka le susurró de vuelta y se rieron entre ellos, hasta que Pesche súbitamente dijo con voz monótona—Pero ahora mismo hay algo importante que debemos discutir, no podemos esperar...
Tesla instintivamente apretó la guarda de Verruga —...es injusto como Nel te considera más cómodo que yo, debería aumentar mi consumo de grasa.
—¿Pero qué dices? ¡No soy gordo! Tengo huesos grandes —se defendió enseguida el otro ya con lagrimas gigantes saliendo de su máscara, lagrimas que cayeron sobre el pobre Tesla como lluvia.
—Esa es la excusa más cliché que existe ¿Crees que Nel querría dormir sobre un montón de huesos?
—¿Es por eso que no quiere dormir contigo? —preguntó Dondochakka con inocencia, su amigo al escuchar dio un suspiro de indignación y ambos comenzaron a "discutir" sin alentar el paso.
La Fracción del Quinto no podía creer como siquiera llegó a considerar a ese par un peligro ¿Siquiera era real? ¿Arrancars actuando de esa manera? Parecía más plausible haber enloquecido a causa del dolor. Fue testigo de sus excentricidades por más tiempo del que quisiera pero después de superar la sorpresa inicial solo los ignoró, era fácil porque ellos hacían lo mismo, eventualmente volvió el silencio.
Al ir a poco más de mitad de camino el ambiente alrededor se estremeció, una presencia colosal los hizo paralizarse. Nel se movió un poco pero afortunadamente no despertó.
—Mejor tomemos la ruta larga —Pesche no necesito explicar las razones.
Comenzaron a caminar un poco sin rumbo pero a un perímetro que les permitía sentir lo que sucedía. Era algo sin precedentes, los Espadas superiores no tenían permitido liberar su resurrección en Las Noches y aún así eran capaces de someter huecos inferiores con solo su presencia, pero cualquier cosa que pudieran imaginar no se comparaba con aquello, aún a la distancia el peso de su poder los aplastaba.
El Reiatsu de Ulquiorra Cifer era inconfundible pero eso rebasaba con creces el límite de un Cuarto Espada, y antes de asimilar que algo así pudiera existir una segunda entidad apareció de la nada haciendo al Espada verse pequeño en comparación, era como un agujero negro que lo tragaba todo. Pesche estuvo a punto de pedir a Tesla explicaciones pero su rostro aterrado mostraba que también era algo desconocido para él.
—Pensándolo bien ¿Qué les parece si acampamos por ahora? Las Noches está teniendo una fiesta bastante ruidosa y definitivamente no fuimos invitados.
—Déjenme aquí y sigan su camino— la fracción se dirigió a ellos por primera vez, hablando con decisión aún cuando era evidente que el esfuerzo lo lastimaba —La Ex Tercera está dormida, no tiene porqué enterarse, solo díganle que me dejaron en Las Noches y estoy seguro de que les creerá.
—Se llama Nel —le corrigió Dondochakka con toda naturalidad.
—¡Y será mejor que lo recuerdes! —replicó el otro con voz enojada caricaturesca, sin cambio de voz sorpresivo, no volvió a usarla más ese día —Y sobre lo que dices ni pensarlo, dimos nuestra palabra, sugerirnos mentir no te da una muy buena primera impresión.
Tesla intentó responder pero ese maldito dolor volvió a atacarlo, su cuerpo y espíritu estaban hechos pedazos y ellos presenciaban todo, probablemente riendo en silencio al verlo convertido en menos que basura.
—No te esfuerces por favor, no ayudarás a nadie si mueres —La respuesta del Arrancar lo sorprendió y por un momento el autodesprecio se detuvo, esas palabras por alguna razón le daban un poco de consuelo. Eran casi un eco de sus propios pensamientos, una extraña casualidad.
—Lamento que no tengamos ninguna almohada —Dijo Dondochakka mientras lo colocaba suavemente sobre la arena, le dio su espacio para luego tumbarse de espaldas. Pesche acostó a la niña sobre él, quien aún dormida se enrolló sobre sí misma como un animalito.
—Si quieres puedes unirte —Le llamó Dondochakka, sinceramente no veía porqué no hacerlo. Su compañero no se opuso a la idea, solo recostó la cabeza en el costado de su amigo.
—Prefiero declinar —dijo alejando la mirada.
Definitivamente ese par estaba demente ¿Por qué siquiera le ofrecían algo así? Él era estúpido por recibir ayuda pero ellos lo eran aún más, tener el odio de su Amo era lo mismo que tener el suyo, su posición como enemigos no cambiaba en lo más mínimo. Lo peor de todo era que nuevamente reafirmó lo débil que era como Arrancar, no pudo evitar sentir algo parecido a la gratitud.
Intentó caminar por sí mismo al despertar, y tuvo éxito durante unos metros, ni él mismo cabía en su sorpresa, pero en el instante en que se confió el dolor regresó duplicado, no cayó al suelo gracias a que el Arrancar que adoptó como labor transportarlo lo agarró de la ropa y lo situó nuevamente en su lugar del día anterior tan fácilmente como si sujetara una bolsa. A eso le siguieron palabras de ánimo y preocupación de la niña junto con sermones de Pesche sobre como eso fue una mala idea.
Definitivamente no, por más que lo pensara no había manera posible de que su Amo lo dejara vivir después de eso, de cierta manera le quitaba un peso sobre sus hombros, en su mente ya estaba resignado a ser un hombre muerto.
—¡Llegamos! —Nel salió corriendo hacía las puertas del palacio, desde que despertó su energía había estado a tope.
—¡Espera Nel! —Pesche fue tras de ella y su compañero lo siguió sacudiendo a Tesla por el camino, de una forma u otra no le daban tiempo de deprimirse. La niña se detuvo justo delante de la entrada.
El cielo azul artificial desapareció dando paso a una oscuridad nostálgica, el Reiatsu del Cuarto y el de su oponente anónimo se habían esfumado mucho antes de eso, ese sol siempre se sintió como algo alienígena en Hueco Mundo pero las Fracciones no estaban seguras si interpretar su ausencia como un buen augurio.
—Dijiste que tocaríamos la puerta al llegar —dijo señalando a la inmensa fortaleza, tenía muy buena memoria pero el mayor ya no estaba tan seguro de seguir esas palabras literalmente, aunque después de pensar un poco decidió hacerlo, al fin y al cabo en un sitio tan colosal es casi imposible escuchar unos toques insignificantes, sin mencionar que el plan de Aizen estaba en marcha y esa debía ser la máxima prioridad, no había nada de que preocuparse, solo era una formalidad para no quedar como un mentiroso...
No fue capaz de tan siquiera dar un paso más, sintió una presencia desconocida sobre ellos.
Tomó a la niña y rápidamente volvió junto con Dondochakka y Tesla, instintivamente se puso enfrente de ella aún sabiendo que no era el mejor escudo —¡Quédate detrás de mi!
—¡Parece que tenemos intrusos! —gritó una voz femenina desde las alturas.
Un palacio enorme, varias entradas, una guerra en curso, ni siquiera llegó a tocar esa puerta y aún así fueron descubiertos, tenían mala suerte para regalar. Fueron encarados por una Arrancar de cabello negro que no perdió tiempo en presentaciones.
—¡Lárguense de aquí! —La Presión Espiritual del grupo le parecía insignificante y de inmediato los descartó como una amenaza, para ella eran solo unos típicos Huecos fastidiosos, estaba decidida a ahuyentarlos pero algo llamó su atención.
—¿Esa es la Fracción del Quinto?
—Sí lo soy —Respondió mirándola a la cara en un intento inútil de conservar algo de dignidad, esperaba ser encontrado por sirvientes Número para apaciguar un poco la vergüenza, tirado en la puerta no siendo sujetado como si fuera un niño pequeño, hubiera preferido morir en el desierto antes de ser visto así por sus iguales.
—¿Menos de un día y ya hay intrusos? —Otra mujer Arrancar que lucía aún más imponente llegó al lugar.
—El trabajo nunca termina —Agregó con calma la última de las chicas, esta tenía una voz mucho más serena, ambas también notaron la presencia de la Fracción herida.
Las Tres Bestias nunca interactuaron directamente con Tesla antes, solo algunas miradas de desdén las veces que por casualidad su señora se cruzó con ese Espada, a las que él igualmente respondía con una mirada de indiferencia y altivez hacia ellas. En el primer encuentro la Tercera apaciguó sus ansias de partirles la cara a ambos con solo levantar la mano, y sus ordenes son irrefutables, desde ese momento a pesar de la indignación que sentían se mantuvieron al margen.
Fueron pocas veces, provocaciones infantiles llenas de vulgaridades a las que Hallibel daba respuestas cortantes, ella no permitía que esos intercambios duraran mucho y él no insistía, cada uno iba por su camino después. No deberían darles mucho en que pensar, los hombres Arrancar siempre han sido un asco, pero por alguna razón los altercados ocasionales con Grimmjow no les daban tan mala espina, su Maestra fue sabia al detenerlas antes de empeorar todo, nunca retrocederían ante nadie pero pensando con la cabeza fría intervenir hubiera sido una estupidez, para alguien de rango inferior tener la atención del Quinto es un suicidio.
—No somos intrusos señoritas —Apacci y Mila Rose gruñeron al escuchar a Pesche hablar con lo que según ellas era demasiada confianza, Sung-Sun no cambió su expresión. Pesche sudó ante eso pero mantuvo la calma y aclaró su garganta, no parecían estar interesadas en un conflicto pero era mejor cuidar sus palabras.
—Solo lo trajimos hasta Las Noches ya que sus heridas hacían imposible que llegará aquí por sí mismo, después de cumplir con esto no volverán a saber de nosotros —Decidió ir directo al punto, era obvio que esas damas no estaban de humor para chistes.
—Tienen que cuidarlo bien —Antes de darse cuenta Nel ya estaba frente a él uniéndose a la conversación, Pesche entró en pánico y se apresuró a cargarla y cubrir su boca por las dudas, se disculparía por eso después.
—¿Una parte de los Pícaro anda suelta? —Preguntó Apacci refiriéndose al Arrancar 102, a parte de esa excepción en particular ver a un niño Arrancar no era algo nada común, Pesche se apresuró a corregir antes de tener más problemas.
—¡Por supuesto que no! Ella no tiene nada que ver con ellos —La chica no insistió con ese tema pero le hizo una pregunta aún más difícil de contestar.
—¿Por qué lo están ayudando? —Pesche era el que recibía todas las preguntas, hacían al pobre lamentarse de tener la boca tan grande ni siquiera sabía como responder.
—Porque estaba herido y casi muere, no podía llegar solo —Nel contestó en su lugar como si fuera lo más normal del mundo, nunca dejaba de sorprenderlo, su hermano la respaldo enseguida.
—Esa es la verdad, no hay otro motivo tras todo esto —A veces la mejor respuesta era la más honesta y simple —Por favor déjennos ir, nunca nos pondríamos en medio del plan de Lord Aizen.
Mila Rose fue quien intervino está vez —Ya no hay un Lord Aizen, ese maldito nos traicionó, fue capturado por la Sociedad de Almas y ojalá se pudra allí. Ahora la Gobernante es Lady Hallibel y le mostrarán el respeto que se merece.
—¿Quién? —No pudo evitar la indiscreción de preguntar en voz alta pero Tesla aclaró sus dudas sin dar tiempo a que las otras se ofendieran.
—La actual Tercera —Dijo sin más.
—Eso es el pasado, la Primera y el Segundo están muertos ¡Nuestra señora es la única que tiene derecho a gobernar!
En otra ocasión Apacci se hubiera unido a los intentos furiosos de Mila Rose por defender el honor de su maestra, pero algo no dejaba de irritarla, sabía que esos tipos ocultaban algo. Los Arrancar no se ayudan entre ellos sin obtener ningún beneficio, Tesla le contestó la pregunta con demasiada familiaridad, no daban la sensación de ser unos tontos al azar que engañó para llegar hasta allí, es más estaba segura de que la Fracción del Quinto preferiría que no lo hubieran hecho... y esa niña, que no fuera parte de los Pícaro o un caso como el de Lilynette hacía su presencia mucho más extraña ¿Por qué el Quinto no los mató sin más?
—¿El Quinto también murió? —La pregunta súbita dejó a todos en silencio, la niña en su inocencia iba a responder pero Pesche movió lentamente su cabeza en señal de negación, ella obedeció con un rostro triste, también sentía el peso a su alrededor.
—El Maestro Nnoitra no está muerto —Tesla respondió como de costumbre, al punto, el pequeño quiebre en su voz fue casi imposible de notar.
—¿Entonces te aouch! ¿¡A ti que te pasa!? —La Arrancar Anaconda actuando un poco fuera de lugar le dio un codazo a su compañera quien se quedó viéndola como si se hubiera vuelto loca, no porque el golpe le hubiera dolido. Sung-Sun si bien no tenía reparos en lanzar palabras llenas de veneno hacia ellas nunca entraba en el "juego" de la confrontación física, ni siquiera un poco porque según ella mostraba inmadurez.
—¿¡Acaso quie... —Su arrebato fue interrumpido cuando Sung-Sun comenzó a hablar como si nada hubiera pasado, se hizo escuchar sin necesidad de subir una octava su voz.
—Lady Hallibel dejó muy claro que todos los Espadas y sus subordinados siguen siendo dueños de lo que les pertenece, nada ha cambiado. Ella se enfadará si no dejamos a alguien herido entrar de inmediato, y de cualquier manera será mejor interrogarlos en su presencia, de nada nos sirve escuchar lo mismo dos veces.
Ella era la más perceptiva de las chicas, notó que era un momento difícil y que su amiga como de costumbre iba a hablar sin tacto, por evitar eso valía ser infantil por unos segundos, su acción oportuna dejó a Apacci gruñendo y cruzada de brazos —¡Ustedes vienen con nosotros! De todas maneras tendrían que hacerlo si en verdad quieren ayudarlo porque yo no iba a cargar a ese tipo. Siempre quieres hacerte la lista.
Sung-Sun no respondió ni mostró su rostro pero se podía ver que disfrutaba el momento de superioridad, procedió a dirigirse con mucha clase al grupo frente a ella.
—Son muy afortunados de que ahora Lady Hallibel esté al mando, conocerla es lo mejor que podría pasarles.
Pesche intentó tranquilizarse un poco con las palabras de la Arrancar, envidiaba como su amigo cuando quería era capaz de desconectarse del mundo y mantener la calma como un hielo, a pesar de que el primer encuentro fue algo agresivo no parecían ser malas chicas, si quisieran deshacerse de ellos no habría razón para prolongarlo. Nunca soñó con que volverían a entrar a Las Noches en calidad de "invitados", mucho menos por la puerta grande, solo rogaba por el bien de los otros no arrepentirse de cruzarla.
