Pesche tomó nuevamente a Nel en sus brazos sin quitarle el ojo de encima, después de perderla en su intento por ayudar al Segador no estaba mal pecar de precavido. Sung-Sun fue unos pasos adelante guiando el camino mientras Apacci y Mila Rose por su parte se quedaron detrás del grupo, los visitantes captaron el mensaje de que no podían retractarse y huir.

Si ignorabas las zonas que ahora estaban en ruinas el palacio no había cambiado nada. "Supongo que la remodelación de interiores no era el fuerte de Aizen" La Ex Fracción hizo esa nota mental con la intención de relajarse pero con poco éxito. Si algo llegó a cambiar es que aquella fortaleza que antes rebosaba de vida, con presencias tanto hostiles como sumisas parpadeando en cada rincón, estaba vacía.

Era triste si se analizaba sin prejuicios, al final todos fueron lo mismo, piezas desechables para el juego de un ser superior, pero viéndolo desde un punto de vista pragmático esa soledad podría ser beneficiosa para ellos. No le gustaba tener ese tipo de pensamientos pero eran inevitables, tantos años como sobreviviente te hace apreciar los momentos en que el peligro disminuye. Le hizo a Nel una señal de silencio a la que ella respondió colocando ambas manos sobre su boca, estaba sonriendo y con eso supo que no estaba asustada.

Un destello de energía comenzó a resaltar entre las paredes y cada vez estaba más cerca, no era aplastante de ninguna forma, no era desagradable, pero era envolvente. Mostraba un perfecto control y al mismo tiempo transmitía calma, como una corriente, pero era indudable que con ese mismo control podría arrasar con todo a su paso si así lo deseara.

Sung-Sun abrió la puerta que llevaba a la sala del trono, Pesche no estaba precisamente asustado de encontrarse con esa presencia, pero era muy diferente ya estando a unos pasos de distancia, que esa presión se sintiera pacífica no cambiaba que fuera mayor a la suya y no pudo evitar detenerse por instinto. Su compañero que hasta ese momento había estado detrás se detuvo a su lado, Pesche lo miró y Dondochakka quizó animarlo, pero al recordar sus manos ocupadas con Tesla se limitó a levantar su pulgar en señal de apoyo.

—¿¡Qué les pasa!? ¡Muévanse par de raros! —El par se exaltó por la sorpresa y se apresuraron al frente con el grito de Mila Rose retumbando en sus oídos.

—Lo siento —Dondochakka se disculpó con Tesla por el sobresalto, la Fracción estaba perdida en sus pensamientos y no notó mucho de lo que pasó, pero aún así respondió al escuchar —No te preocupes.

Ese susto realmente fue el empujón que necesitaban, antes de darse cuenta ya estaban ante una figura femenina de pie junto a lo que solía ser el trono de Aizen. Pesche pudo contemplarla por un instante hasta que lo único que vio fue el suelo contra su cara, Nel se salvó al sí estar alerta y escabullirse fuera de sus brazos hacia donde estaba su otro hermano.

—¡Deja de mirarla como imbécil! ¡Inclínate! —Ésta vez fue Apacci quien tomó en sus manos que le dieran el merecido respeto a su Señora. Dondochakka, quien ya se había inclinado antes de que su amigo recibiera tal golpe en la cabeza, comentó preocupado —Eso le dejará una marca.

—Inclinarse no es necesario —La voz de la mujer tenía un tono único, era suave y al mismo tiempo inspiraba respeto.

—Maestra... —Apacci le dedicó una mirada de pura admiración antes de caminar hacia atrás, un completo cambio a la personalidad que hasta ese momento había mostrado.

Sung-Sun estuvo a punto de presentarla pero al verla acercarse al grupo supo que su Maestra prefería hacerlo por sí misma.

—Soy Tier Hallibel, Tercera Espada, aunque con la ausencia de Aizen ese título solo es un recuerdo —Pesche terminó de ponerse de pie y ahí fue cuando realmente pudo mirarla, era una mujer bellísima "¡No, concéntrate! Todo depende de lo que digas ahora, sin distraerse".

—Seguramente esa parte de la historia ya la saben gracias a mis Fracciones —Su chaqueta cubría la mitad de su rostro pero era fácil imaginarla diciendo eso con una sonrisa discreta, no había dudas de que conocía a sus súbditas como a su propia mano.

—Es un honor Su Majestad —Finalmente pudo inclinarse de la manera apropiada, la reverencia y la mención del título fueron espontáneas, no un intento por aparentar —Mi nombre es Pesche Guatiche, y ellos son mis compañeros, Dondochakka Birstanne y Nel Tu.

—¡Mucho gusto! —Ambos saludaron alegres al ser mencionados, el vocero del grupo dudaba un poco en si fue buena idea revelar sus nombres, esperaba poder cumplir su misión llamando la atención lo menos posible, pero después de tan cortés presentación no había más camino que responder igual "Además con un grupo tan genial como el nuestro, vamos, es imposible no llamar la atención".

—También es un placer, no estoy muy habituada a ser llamada así, fue una decisión inesperada —Dirigió su mirada al Arrancar herido, había sentido la débil presencia familiar desde antes que cruzaran la puerta —Tesla Lindocruz ¿Hay algo en lo que podamos asistirte?

El ojo de Tesla se abrió en sorpresa, era evidente que le harían preguntas, pero no esperaba que esa fuera una de ellas —No gracias, me encuentro bien —Hallibel no falló en notar su ligera mueca de dolor al responder.

—Por favor, una de ustedes acompañe a nuestro visitante a llevar a Tesla al palacio del Quinto —Esas palabras dejaron calladas a Mila Rose y Apacci, este no era el tipo de encomienda que se pelearían por hacer, pero nadie estaba más confundido que Tesla ¿No pensaban sacarle información?

Sung-Sun decidió tomar la palabra —Yo me ofrezco Mi Lady.

Hallibel inclinó su cabeza en señal de gracias, las dos Fracciones no pudieron evitar sonreír al liberarse de esa orden tan fácilmente pero su compañera les susurró algo antes de irse —Dejemos a los niños jugar —Tardaron un par de segundos en captar la burla pero tuvieron que conformarse con gruñir, su Maestra no vería con buenos ojos que buscaran pelea mientras se ayudaba a alguien herido.

Dondochakka antes de salir bajó su mirada buscando a Nel pero la pequeña ahora parecía más interesada en la conversación entre Pesche y Hallibel. Después de confirmar que no lo acompañaría comenzó a seguir a la Arrancar sin temor, ya no sentía peligro, al cerrarse la puerta incluso agitó su mano para saludar, la chica no lo esperaba pero levantó una de sus mangas para devolver el gesto, ya sabía que esos forasteros eran peculiares.

Nel ahora estaba viendo a la Reina con curiosidad, algo compartido con Hallibel ya que un Arrancar con apariencia infantil es algo visto pocas veces, incluso podría ser definido como un fenómeno. La mujer la apreció con ojos amables, por razones más allá de su comprensión los niños eran capaces de despertar su lado más humano, la pequeña la observó pensativa hasta que finalmente decidió decir algo.

—Es una mujer muy sexy, y muy esponjosa —Hallibel levantó su ceja por un momento, pero ese comentario tan directo de hecho le pareció divertido, sus Fracciones por otro lado querían ejecutar de inmediato al responsable de educar a esa niña, pero decidieron contenerse para evitar recibir una llamada de atención que para colmo también haría quedar bien a su compañera ausente.

—¿¡Qué cosa!? —La piel púrpura de Pesche brilló roja a causa de la vergüenza, lo último que esperaba era a Nel señalando eso.

Fue una mala idea comentar las buenas vistas que proporcionaban las Arrancar femeninas frente a ella, era un mal ejemplo y Nel tenía muy buena memoria. La niña al ver su reacción solo prosiguió como si nada.

—¿No lo crees? Pero Pesche ha dicho que las mujeres... —se detuvo a mitad de la oración, ni siquiera ella en su inocencia podría no notar a su hermano sudando a cántaros —¿Dije algo malo?

La cara preocupada y triste de Nel lo hizo de inmediato cambiar sus prioridades, nunca podría reclamarle algo después de eso —No, nada. Estoy bien —Acarició un poco su máscara para tranquilizarla. Hallibel apreciaba en silencio poder ser testigo de un tipo de unión tan poco común entre Arrancar, e incluso sus Fracciones sintieron su enojo desvanecerse.

—Su Majestad yo... —No la vio enojada y eso lo animó a continuar —Me disculpo, pero creo que ya cumplimos con lo que prometimos. Él está fuera de peligro, sus heridas fueron tratadas por un par de señoritas Segadoras y solo verlo moviéndose con ese enorme corte en el pecho es prueba de su buen trabajo ¡Debe sentirse mejor después de una siesta!

Esa última frase la terminó con un pulgar arriba y un guiño, con cada palabra recuperaba confianza y más salía su lado bufonesco, no podía permanecer oculto mucho tiempo para molestia del par de chicas que no estaban acostumbradas a ver a alguien dirigirse a su Señora de esa manera.

—Sé que es incómodo después de todo lo que pasó, pero me gustaría que compartieras lo que sabes, nos perdimos de mucho —La Reina fijó sus ojos en él —¿Harías ese favor por nosotras?

Pesche nunca podría negarse a esa petición, pero lamentaba no tener mucho que ofrecer.

—Lo siento, mi amigo y yo llegamos tarde, todo había terminado. Nos separamos de Nel por una torpeza y ella estuvo presente, pero no quisimos forzarla a recordar. Lo que sí puedo confirmarle es que además de Tesla, Grimmjow Jaegerjaques y Nnoitra Gilga están vivos, también gracias a la ayuda de aquellas damas.

—Entiendo, así que solo quedamos tres —Hallibel cerró los ojos en señal de respeto, los Espadas eran aliados solo en nombre obligados por las circunstancias, pero había tragedia en ver a tantos seres poderosos simplemente caer, uno tras otro —Supe que Nnoitra había sobrevivido desde el principio, si hubiera muerto no importaría que se sanaran las heridas de Tesla, nada le habría devuelto su voluntad de vivir.

Pesche asintió, sus lealtades estaban en conflicto pero él también conocía muy bien el dolor de ver a su amo al borde de la muerte por ellos fallar su misión de proteger. En cuanto a esto la empatía pesaba más que el rencor.

Hallibel continuó hablando —También le debemos la vida al que fue el bando enemigo, en especial a Orihime Inoue, la humana a quien tuvimos como prisionera.

—¡Orihime está bien! ¡Itsugo lo logró!... Todos están bien —Nel terminó la última frase con voz algo baja, mostrando un gran alivio, pero contrastando con la felicidad pura de sus primera palabras.

—Es una historia muy larga, pero sí, todo esto terminó. Aún me preguntó por qué unas segadoras se molestarían en ayudar a dos Espadas que sin importar el curso del conflicto no escucharán razones, no estaban obligadas y hasta podría llegar a serles problemático más adelante —Hallibel no estaba disgustada en lo más mínimo con que sus congéneres sobrevivieran, solo era realista con los hechos.

—Sí es muy extraño —Pesche se cruzó de brazos pensativo —Quizás se los pidió Ichigo Kurosaki.

—Nel se lo pidió —Ambos adultos fijaron su atención en ella.

—¿Ichigo o alguno de sus amigos estaba contigo?

—No, Nel estaba sola.

—¿Hablaste con una Segadora desconocida? Eso es peligroso —reprendió en un tono parecido a un padre preocupado —Esta vez resultó bien ¿Pero y si no hubiera sido así?

—Ella ofreció su ayuda, se acercó a Nel y ellos morían, yo debía decir que sí —Bajó la mirada intentando defenderse, su hermano respiró profundo para calmar sus nervios, ella estaba a salvo y eso era todo lo que importaba.

—No te enfades conmigo Nel, tienes razón hiciste lo correcto.

—¿También te lastimaste? —preguntó Hallibel, Nel miró su manito manchada y después las manchas en su ropa.

—No, esta sangre no es de Nel, es de él —dijo señalando hacia la puerta, refiriéndose a Tesla —y de Nnoitra.

Pesche intentó disimular lo que le afectaba escuchar ese nombre ser mencionado por la niña, pero falló.

—¿Por qué te ves tan sorprendido? Ya la mocosa debió haberte contado todo eso —Le cuestionó Apacchi sin captar la verdadera razón de su inquietud.

—Ya había pasado por mucho, no queríamos agobiarla. Pensábamos hablar con ella cuando la situación se hubiera calmado.

—¿Y no interrogaron a aquel tipo? —La Arrancar siguió presionando con sus preguntas.

—No estaba en condiciones de hablar, sería demasiado, ustedes mismas lo vieron —hizo una pausa, la manera en que habló delataba cierta tristeza —Igual nada cambiaba, nuestra única intención era ayudarlo y eso hicimos.

Estaba tenso al responder, iba al punto y no la miraba a los ojos, ya no parecía el mismo charlatán de hace unos segundos y las Fracciones comenzaban a impacientarse. Hallibel sin embargo sí notó que el visitante parecía estar relajado hasta la mención de alguien en específico.

—Lamento haber puesto este peso en ti, como tú mismo dices hubiera sido demasiado para Tesla. No solo su cuerpo está débil, también su mente.

—Es comprensible que me toque recibir las preguntas, estoy acostrumbrado mi Lady, no se disculpe —se inclinó con bastante elegancia, volviendo a su carisma habitual —Podría decir que soy un experto, es mi rol.

La Reina lo miró, y después se dirigió a la pequeña —Nel ¿Qué tal si te presentas? —Dijo señalando a sus asistentes.

—Sí Nel, te divertirás jugando con esas amables señoritas —Pesche siguió las palabras de Hallibel sin mostrar la más mínima confusión.

—¿Cómo te... —Mila dejó su frase a medias recordando que esta era una orden de Lady Hallibel, ahora ya entendía bien el chiste de la maldita Sung-Sun, ella sabía que pasaría esto.

—No son amables, son malas y aterradoras —Dijo Nel con honestidad infantil.

—¡Claro que no lo son! —Aseguró animado con voz cantante tratando de desviar su atención.

—Estrellaron la cabeza de Pesche contra el suelo, casi la rompen como huevo.

—Hmm... pues... —Con eso sí fue acorralado, no podía negarle algo que vió.

—Ven aquí niña —Apacci la llamó tragando saliva, las llamas de ese viejo de repente no parecían tan malas.

—Tranquila, si vuelven a asustarte las castigaré.

—Hecho —Solo con eso la niña sonrió y fue enseguida con las chicas.

—La maldita mocosa solo quiere acusarnos —Susurraron entre ellas antes de que Nel se acercara lo suficiente para escuchar. Las chicas sabían que lo que dijo su Maestra sobre castigarlas era mentira pero aún así era una orden humillante.

Hallibel comprendió que había cosas que la niña no debía escuchar, Pesche se adelantó a aclarar con respeto.

—Lo demás solo tiene que ver con nosotros, no le será de mucha utilidad.

—Me gustaría saber, si estás de acuerdo.

Sintió que podía confiar, sus personalidades eran diferentes pero esa mujer tenía un aura muy similar a su señora Nelliel. Comenzó a revelar la historia sin ningún temor.


Desde que lo vió inclinarse supo que no era alguien ajeno a Las Noches, pero nunca hubiera podido predecir todo lo demás. El solo concepto de que un daño a la máscara pueda causar una regresión daba mucho que asimilar, ahora estaban en silencio, solo con los ruidos lejanos de Nel jugando con Apacci y Mila al fondo de la sala.

—Debo parecer un demente, más de lo usual —dió una risa nerviosa, pero no esperaba nada más, estaba conforme —Le agradezco mucho su amabilidad, incluso poder contarle todo esto me ayudó a desahogarme.

Hallibel asintió con la cabeza, el Arrancar lo tomó como una simple cortesía y no veía motivos para causarle más molestias —Si nos permite retirarnos regresaremos al desierto enseguida.

—No necesitas mi permiso, pero es algo súbito de decir ¿Estás bien?

—Ya hemos tomado mucho de su tiempo, y sé que es difícil de creer.

—Te creo, cada palabra.

—¡¿En serio?! Ahora sí metí la pata...

—Lamento si mi silencio te confundió, estaba pensando en todo lo que dijiste, igual nunca fui muy expresiva.

—¡No! ¡No! ¡Fue culpa mía su Majestad! Me atreví a asumir su opinión, pero que falta de respeto, le ruego me perdone —Demonios, como maldecía que su boca no visible fuera tan grande solo quería desaparecer.

—No hace falta alterarse por algo insignificante —Por primera vez la escuchó ligeramente molesta, mejor recuperaba esa compostura que al principio le salía tan bien, hasta mejor que de costumbre, podía hacerlo de nuevo.

—¡No! Digo sí, espere no quise decir no... —el intento fue un fracaso absoluto —...mejor me callo antes de arruinarlo más.

—La razón por la que ayudaron a Tesla a llegar hasta aquí, es porque fue una orden de ella.

—Está en lo correcto, fue una orden. Nosotros no hubieramos hecho nada para empeorar su condición, pero por nuestra cuenta no habríamos intervenido más allá.

—Eso explica porque te afectó escuchar a Nel decir ese nombre.

—Fue muy obvio ¿Verdad?

—Las reacciones negativas son normales cuando Nnoitra está involucrado, fuiste hábil para ocultar rápido lo que sentías, pero eso fue lo que te delató.

—¿Ah sí? —levantó la mirada confundido.

—¿Por qué te molestarías en ocultarlo... si no fuera algo personal? —no dejaba de impresionarlo su perspicacia —¿Sabes que pasó entre ellos antes de que volviera a ser una niña?

—No tuvimos oportunidad de hablar sobre eso, todo pasó muy rápido, por la fuerza de su Presión Espiritual sé que tuvieron un enfrentamiento, pero no sé ningún detalle, lo que es seguro es que ella no fue la persona que casi lo mata, las heridas en Nnoitra y su Fracción eran salvajes, más propias de una bestia que de un guerrero, asumiré que ese hombre finalmente encontró a alguien igual a él, o incluso peor —se podía vislumbrar el resentimiento al señalar lo último —Pero hay algo que sí presenciamos, nada entre ellos ha cambiado, la Señora intercambió algunas palabras con él y el resultado fue el que usted esperaría.

—Es sorprendente que aún quisiera salvarlo después de todo lo que les hizo.

—Solo conté la historia desde mi punto de vista, no puedo hablar por ella, nunca me atrevería. Sabemos muy bien que ese hombre siente un odio desmedido, irracional, pero solo ellos dos saben la historia completa. La Señora siempre nos mantuvo al margen de sus conflictos, así fue hasta ese día.

Hallibel notaba como la voz del visitante sutilmente se tornaba monótona intentando ocultar sus emociones y mostrar resiliencia —No tienes que continuar, ya sé lo suficiente, gracias por contarme.

—Gracias a usted —le dijo la Fracción ya más relajado —Pero hay algo que siento que falta ¡Nel ven aquí un momento por favor!

—¡Voy! —La niña acudió de inmediato con una manera de correr peculiar, las chicas estaban compitiendo con pulseadas para entretenerla pero igual eso no le parecía tan divertido. Mila y Apacci pudieron haberse detenido pero ninguna estaba dispuesta a dejar a la otra ganar.

—Esto será un poco vergonzoso pero... —llevó la mano a su rostro intentando pensar la manera más apropiada de hacer una petición así de rara —¿Puedes mostrarle tu espalda a Lady Hallibel?

—¿Qué? ¿Qué tiene la espalda de Nel? —la niña se sonrrojó y apretó la tela de su vestido bajando la cabeza —No está tan sucia.

—No es eso —se apresuró en asegurarle, no pudo evitar reírse un poco el comentario de Nel le pareció divertido —confía en mí está bien.

Nel frunció un poco el ceño intentando decidir que lado era menos vergonzoso, Pesche le dió una sugerencia —Hmm, mejor desde arriba.

—No hace falta demostrarlo —dijo Hallibel al ver la obvia incomódidad de ambos visitantes.

—Lo sé, pero ya no es algo que ocultar, mejor aclarar todo desde ahora.

Y allí lo vió, un tres idéntico al suyo, la inconfundible marca que solo Aizen podía otorgar. Las Fracciones se acercaron y se quedaron sin palabras, ellas estaban reacias a cualquier cosa que viniera de esos extraños pero lo que estaba en frente no dejaba lugar a ninguna duda.

—Les explicaré los detalles más tarde —les aseguró Hallibel al ver su impresión —Pero como está a la vista Nel fue mi predecesora, y Pesche y Dondochakka sus fracciones.

—¿Cómo estos idiotas eran Fracciones? Son pusilánimes —dijo Apacci es un tono más de afirmación que de pregunta, con diferencia para ella esa era la parte más difícil de creer. Pesche se rió genuinamente al escucharla.

—¿Verdad que lo somos? Pero diré que somos más ingeniosos de lo que parecemos, la mayor parte del tiempo eso sí, creo... —después de contar mentalmente su lista de ideas acertadas siguió respondiéndole con buen humor —Y ser poderoso realmente nunca fue un requerimiento para ser una Fracción, solo se necesita la aprobación del Espada.

Ese tipo era inentendible, en un momento era un chiste y al siguiente explicaba las cosas como si fuera un anciano. Para colmo ni siquiera se lo dijo de manera prepotente o algo más que justificara arremeter contra él, se quedó callada porque no podía cuestionarlo, ese idiota.

—Si le parece bien, ya creo que es nuestro momento de partir —Ya sentía que todo estaba dicho, hacer una buena acción olvidando por un momento el pasado y finalmente poder hablar sin guardar secretos fue algo liberador, lo necesitaba más de lo que creía, pero ahora debían reunirse con Dondochakka y pensar en su siguiente camino.

—Son completamente libres de irse, pero Las Noches está abierta para ustedes en caso de que quieran quedarse —Ese ofrecimiento tomó a todos desprevenidos.

—Es un gran honor pero no podemos aceptar Lady Hallibel. No sería correcto arrastrar nuestros problemas hasta acá.

—No te confundas, no pienso involucrarme en conflictos ajenos, pero en este momento no están en igualdad de condiciones, ella es en todo sentido una niña inocente y no permitiré que suceda una atrocidad frente a mí. Este palacio es enorme y después de su tragedia es justo que ustedes recuperen parte de lo que les pertenece, será bueno para todos ver un cambio, pueden ser parte de eso.

—Ya lo he dicho como mil veces hoy pero muchísimas gracias —Era mucho más de lo que esperaba, quizás sí era el comienzo de algo diferente.

—¡Gracias Señora! —Nel estaba entusiasmada pero notó que Pesche actuaba algo raro —¿Pesche está llorando?

—¿Qué? Claro que no, tengo algo de arena en el ojo ¿Debería cubrírmelo como al otro no crees?

—Pero no estamos en el desierto... —La puerta volvió a abrirse y el foco de atención de Nel cambió, Sung-Sun había regresado.

—Mi Lady sus órdenes ya han sido cumplidas, el visitante y yo dejamos personalmente a Tesla Lindocruz en sus aposentos, no parecía necesitar nada más que descanso para recuperarse por completo. Me tomé la libertad de condicionar una habitación, Dondochakka Birstanne está allí esperando a sus compañeros.

—Te lo agradezco mucho —La Fracción se inclinó con respeto como respuesta —Esa ubicación será temporal, todavía hay mucho que organizar, los Arrancar sobrevivientes están dispersados e inquietos sin entender que pasó.

—¡Solo un techo nos sería más que suficiente Mi Lady! —declaró Pesche sin caber en su emoción.

—Disfruten su regreso —Les deseó Hallibel mientras acariciaba un poco la cabeza de Nel, su historia despertó empatía en la Reina pero ella solo sonreía ajena a todo lo que estaba detrás de aquella grieta en su frente.

Sung-Sun estaba lista para guiarlos hacia la habitación pero Pesche le aseguró que no era necesario, al oír eso la Fracción intentó explicarle que camino seguir y con solo unas pocas instrucciones ya estuvo listo para sorpresa de la chica.

—Si ahora vamos a vivir aquí ¿Significa que podemos explorar? —Preguntó Nel mientras Pesche la subía en sus hombros.

—Ya habrá tiempo para eso, mejor nos reunimos con Dondochakka, rayos si lo dejamos solo mucho tiempo inundará el lugar con sus lágrimas no quiero ponerme a trapear... —El duó se alejó y sus voces dejaron de escucharse, ya al quedarse solas Mila Rose no desaprovechó la oportunidad para señalar cierto detalle.

—Te saliste de tus órdenes, Sung-Sun.

—¿La Señora dejando desprotegida a una niña? Creo que después de tantos años aún no la conoces bien —Ese comentario disparó la tensión y Apacci no quiso quedarse atrás.

—Te perdiste de mucho, ni siquiera es una niña real —Fue algo dicho sin pensar en el calor del momento pero ameritó una intervención de la Espada.

—Ustedes mismas lo vieron, sí lo es.

La discusión que parecía estar a punto de estallar quedó olvidada, sin necesidad de involucrar el deseo de tener el buen visto de su Espada ambas chicas concordaban por completo.