Cuando Krillin llegó al planeta con los demás, supo que no sería nada fácil. Pero parece que incluso eso fue un eufemismo. Viendo a Piccolo pelear con intensidad frente a esos tipos de Ginyu, se dio cuenta de que interponerse solo haría las cosas más difíciles.
Al menos lo único bueno fue que el Gran Patriarca liberó el poder de Piccolo y tiene la oportunidad de ganar si hace las cosas bien.
Volteando a ver a Gohan, que se encontraba callado y atento a la pelea, solo pudo suspirar, esperando que no tardarase tanto Goku.
Sin embargo, antes de seguir en ese tren de pensamientos, una sombra se vio al reojo de su visión, sin poder reaccionar ante un brutal golpe por parte de Recoome.
"¡Ja, ja, ja, tonto calvo, debiste prestar atención!", sonaba malicioso el gigante.
"¡Krillin!", gritó alarmado Gohan viendo cómo su amigo era desplazado con un brutal golpe.
"Es tu turno, mocoso", dijo Recoome viéndolo con burla, preparando un golpe que acabaría con Gohan.
Asustado y sin saber cómo reaccionar, Gohan quedó petrificado del shock esperando su inminente muerte. Pero, por obra del destino, aquel momento nunca llegó, puesto que en un instante un ataque de energía golpeó la espalda del confiado Recoome, haciendo tambalear de sorpresa.
Ambos, mirando la fuente, observan a un arrogante Vegeta.
"¿Ahora solo peleas con niños? Me das lástima, Recoome", burlándose con soberbia del empleado de Freezer.
"Tú... maldito mono", gruñó de rabia al ver cómo se atrevía a atacarlo aquel ser inferior.
Procediendo a atacar a Vegeta con un poderoso golpe, se sorprenderá al verlo esquivar.
"Tch, ¿y te haces llamar la élite de Freezer? Solo eres un bocón", dijo con su característica sonrisa arrogante, procediendo a golpearlo con todas sus fuerzas, haciéndole voltear la cabeza con fuerza.
Pero notando al instante algo extraño. Recoome no se movía.
Saltó hacia atrás a toda prisa, observando con cautela cómo el gigante se volteaba con desesperante lentitud, comenzando a sonreír siniestramente. Al punto que una risa gutural se hizo sonar.
"Vegeta tonto, ¿de verdad creíste que podías hacerme algo?". Desapareciendo al instante, clavó su enorme puño en el estómago de un desprevenido Vegeta que solo pudo observar impactado.
Perdiendo el aliento y cayendo de rodillas, el príncipe saiyajin escupió sangre a borbotones.
Pero no sería todo, apenas era el comienzo de una paliza traumática para Vegeta.
Piccolo, incluso a pesar de todo el poder ganado, no la estaba teniendo fácil. Si bien era más fuerte individualmente que esos sujetos, su coordinación impecable lo mantenía en un punto muerto donde no podía descuidarse ningún segundo, incluso escuchando la situación de Gohan y Krillin. Estaba impotente.
"Necesito acabar con estos malditos miserables", gruñó el namekiano.
Esquivando ágilmente un torbellino de ataques consecutivos, Piccolo se aleja unos metros para recuperar el aliento.
"¡Ja! Míralo, Burter. Huye con el rabo entre las piernas", decía Jeice jadeando del cansancio.
Siguiendo la corriente, Burter ascendió, no en mejor estado que Jeice. La pelea les había costado mucha energía y cada vez era más difícil coordinarse y no fallar.
"Eso le sucede a los tontos que se enfrentan a las fuerzas especiales Ginyu", gritó con arrogancia después de recuperar algo de fuerza.
"Imbéciles. Solo son unos fanáticos", dijo con desdén el hijo de Daimaku, apenas conteniendo un suspiro de resignación.
Sin embargo, antes de que pudieran seguir luchando, escucharon un grito agónico y brutal.
El grito desgarrador heló la sangre de todos los presentes. Piccolo, Jeice y Butter detuvieron su enfrentamiento, volteando instintivamente hacia la fuente del alarido.
La escena que encontraron era brutal. Vegeta yacía en el suelo, su cuerpo contorsionado en un ángulo antinatural. Recoome se erguía sobre él, su puño humeante después de vapulear al príncipe saiyajin
"¡Vegeta!" gritó Gohan, su voz quebrándose por el miedo y la impotencia.
Krillin, aún recuperándose del ataque anterior, se puso de pie tambaleante. "Esto es malo... muy malo", murmuró, su rostro pálido por el shock.
Piccolo apretó los dientes, la frustración bullendo en su interior. A pesar de su nuevo poder, la situación se deterioraba rápidamente. Con Vegeta fuera de combate, las opciones se redujeron exclusivamente.
"¡Ja! ¿Quién sigue?" rugió Recoome, su sonrisa macabra expandiéndose por su rostro.
Jeice y Butter intercambiaron miradas de complicidad. "Parece que Recoome se está divitiendo", comentó Jeice con una risa cruel.
"Deberíamos unirnos a la fiesta", añadió Butter, tronando sus nudillos.
Piccolo se colocó protectoramente frente a Gohan y Krillin. "Retrocedan", ordenó sin apartar la vista de sus enemigos. "Tenemos que ganar tiempo hasta que llegue Goku."
"Pero señor Piccolo..." comenzó Gohan, su voz temblando.
"¡Sin peros!" gruñó el namekiano. "Ustedes no son rivales para ellos. Yo los contendré lo más que pueda."
Krillin se acercó con gravedad, tomando a Gohan del brazo. "Vamos, Gohan. Confiamos en Piccolo".
Mientras los dos se alejaban, Piccolo se preparó para enfrentar a las Fuerzas Especiales Ginyu. Sabía que las probabilidades estaban en su contra, pero no tenía otra opción. Tenía que resistir, por el bien de todos.
"Muy noble de tu parte, verdecito", se burló Recoome, uniéndose a sus compañeros. "Pero no te servirá de nada."
Piccolo adoptó su postura de combate, su aura comenzando a brillar intensamente. "Eso está por verso", respondió, su voz cargada de determinación.
Y así, rodeado por tres oponentes formidables, Piccolo se preparó para la batalla más dura de su vida. La esperanza de supervivencia pendía de un hilo, y solo el tiempo diría si Goku llegaría antes de que fuera demasiado tarde.
Piccolo jadeaba pesadamente, su cuerpo cubierto de heridas y su gi hecho jirones. A pesar de su poder incrementado, la batalla contra las Fuerzas Especiales Ginyu lo había llevado al límite de sus capacidades.
"¿Eso es todo lo que tienes, namekiano?" Se burló Jeice, lanzando una ráfaga de energía que Piccolo apenas logró esquivar.
El guerrero verde gruñó, reuniendo sus últimas fuerzas. "Aún no han visto nada", respondió, su aura flameando con renovada intensidad.
Con un grito feroz, Piccolo se lanzó contra Butter, conectando un poderoso gancho que envió al alienígena volando. Sin perder tiempo, giró para bloquear una patada de Recoome, aunque el impacto lo hizo retroceder varios metros.
"¡Makankosappo!" rugió Piccolo, disparando su técnica especial contra Jeice, quien la esquivó por milímetros.
"¡Nada mal, verdecito!" exclamó Recoome, apareciendo detrás de Piccolo y atrapándolo en una llave. "Pero se acabó el juego."
Piccolo luchó para liberarse, pero sus fuerzas lo abandonaron rápidamente. Vio con desesperación cómo Jeice y Butter se preparaban para lanzar un ataque combinado.
"¡Piccolo!" gritó Gohan, incapaz de contenerse más.
"¡No lo hagas, Gohan!" Advertí a Krillin, pero era demasiado tarde.
El joven semisaiyajin se lanzó al combate, su ira desatando un poder que sorprenderá a todos los presentes. Con un grito de batalla, Gohan embistió a Recoome, obligándolo a soltar a Piccolo.
"¡Mocoso insolente!" gruñó Recoome, preparándose para contraatacar.
Pero antes de que pudiera hacerlo, Krillin apareció a su lado. "¡Taiyoken!" gritó el guerrero calvo, cegando momentáneamente a Recoome y sus compañeros.
Aprovechando la confusión, Vegeta, quien a duras penas se recuperaba, se unió a la refrigeración. "¡Malditos insectos!" rugió, lanzando una serie de ataques de energía contra las Fuerzas Ginyu.
Por un momento, pareció que la batalla había cambiado. Piccolo, recuperando el aliento, se unió a sus improbables aliados en un asalto coordinado.
Sin embargo, la ventaja fue efímera. Las Fuerzas Especiales Ginyu pronto se recuperaron y contraatacaron con ferocidad renovada.
"¡Suficiente!" bramó Jeice, su aura roja intensificándose. "¡Es hora de acabar con estas alimañas!"
Recoome y Butter asintieron, preparándose para lanzar su ataque más devastador.
Piccolo, Gohan, Krillin y Vegeta se reagruparon, sabiendo que enfrentaban su posible fin.
"Ha sido un honor luchar a su lado", murmuró Piccolo, preparándose para lo peor.
Justo cuando las Fuerzas Ginyu estaban a punto de desatar su ataque final, un estallido de luz iluminó el cielo de Namek. Todos los presentes, aliados y enemigos por igual, alzaron la vista sorprendidos.
Una nave espacial descendía a toda velocidad, estrellándose contra el suelo a pocos metros de la batalla. El impacto levantó una nube de polvo y escombros.
"¿Qué demonios...?" Murmuró Recoome, entrecerrando los ojos para intentar ver a través de la polvareda.
Cuando el polvo se disipó, dos figuras emergieron de los restos de la nave. La primera, un hombre de cabello alborotado y un gi naranja, cuya presencia hizo que Gohan y Krillin gritaran de alegría.
"¡Papá!, !Mamá¡"/ "¡Goku!"
La segunda figura era una mujer de cabello rojizo y ojos penetrantes, cuya simple presencia parecía alterar el ambiente a su alrededor.
Goku observó la escena rápidamente, su expresión tornándose seria al ver el estado de sus amigos. Tomó la mano de su acompañante, entrelazando sus dedos. "Parece que llegamos justo a tiempo, Makima", comentó con una mezcla de alivio y determinación.
Makima ascendió, sus ojos fijos en las Fuerzas Especiales Ginyu. Una sonrisa enigmática se dibujó en sus labios. "Así parece, querido. ¿Listo para romper algunos huesos?"
Goku le desarrolló la sonrisa, su aura comenzando a brillar intensamente. "Siempre listo, cariño."
Las Fuerzas Especiales Ginyu retrocedieron instintivamente, sintiendo la presión abrumadora que emanaba de la pareja recién llegada.
La batalla en Namek estaba a punto de entrar en una nueva fase, y con la llegada de Goku y Makima, el destino del planeta y de todos los presentes pendía de un hilo más incierto que nunca...
