¡Saludos, queridos lectores!

Lamento mucho que no había podido actualizar en todo el mes, entre muchas cosas que ocurrieron, tuve en dos ocasiones golpe de calor, y sinceramente temo lo que resta de temporada de calor. Sí, si tomo agua, pero al parecer no es suficiente cada vez tengo que permanecer en la calle mucho tiempo.

Así como ocurrieron varias cosas que me impidieron avanzar o actualizar, los últimos días también pude escribir un poco más, pero no he podido hacer la revisión de todo. Sin embargo, decidí subir hoy lo que ya tengo, y mañana subiré el resto.

Sé que quizá no sea mucho después de un mes, pero espero que las actualizaciones sean de su gusto.

Recordándoles que al final del capítulo dejaré el listado de las historias que estaré actualizando, los dejo con la continuación de esta historia que subo mensualmente n.n


Estaba muy confundida porque la casa, los sirvientes, ropas, joyas, comidas y todo lo que se me dió al llegar a ese lugar, venía del bolsillo de Sasuke, yo seguía sus instrucciones y los clientes me daban un pago y regalos muy generosos que asumí, era parte de la ganancia que Sasuke obtendría de ese plan, pero me lo estaba dejando a mí.

—De ahora en adelante, mantén la casa con ese dinero —fue lo último que me dijo antes de hacerme la indicación de que saldríamos de la habitación, pues antes de mencionar el dinero, ya me había explicado que debía actuar mimosa con él.

Él abrió la puerta sólo un poco, haciéndome un gesto para que regresara el cofre donde lo tenía guardado antes de abrirla por completo y apresurarnos a seguir con el plan fuera de la habitación.

Debido a mi impresión por la indicación y que aún no olvidaba mi corazón roto, me fue difícil seguir con el teatro, pero fue lo suficientemente bueno para que ambos aparentáramos que no deseábamos separarnos y seguir con los juegos, por lo menos hasta que él se fue.

Al dirigir sus pasos hacia la salida, él se detuvo, se volvió a mí y noté que quería decirme algo, pero tras unos instantes en silencio, él se dió la media vuelta y se fue.

No, no hizo ese movimiento para seguir aparentando aún si lo pareciera, estoy segura que él quería decirme algo fuera del teatro, lo ví en su mirada, pero no podía adivinar el qué. Sea lo que sea que quería decirme, seguramente no podría hacerlo frente a todos esos espectadores.

Tras la despedida, volví a mi habitación y me quedé pensativa. Tenía suficiente dinero para pagar mi deuda en el burdel, irme y empezar una vida lejos de todo. Si esperaba el pago de una semana más y me iba viviendo modestamente, podría abrir un pequeño negocio, quizá de tabaco, y no tener que volver a la vida en un burdel.

Quedé muy pensativa respecto a ese dinero, el cual, pese a tener que asumir los gastos de la casa, seguía aumentando, porque los hombres que venían a fingir acostarse conmigo, solían ser cada vez más generosos en la paga y los regalos. Eso sin mencionar que la lista de clientes estaba aumentando porque venían de otros lados.

Podría sonar absurdo que hombres que no obtenían placer de mí, fueran tan generosos, pero al ser tan derrochadores conmigo, hacían pensar al resto del mundo que estaban tan satisfechos conmigo, que estaban dispuestos a gastar lo que fuera por mis caricias. Después de todo, ¿quién gastaría tanto en alguien que no le brinda nada?

Aunque si lo pensaba bien, de mí sí recibían algo muy valioso además de limpiar su nombre o alejar sospechas de sus preferencias: discreción. Algo muy valioso en su situación.

Los días y las semanas pasaron y yo no me atrevía a irme de ese lugar porque aunque me ponía excusas como que me iba bien o que me quedaría hasta juntar cierta cantidad, la realidad es que aunque sabía que mis esperanzas con Sasuke se habían esfumado, deseaba verlo una última vez, y los motivos para ello, era que quería verlo cuando me hubiese recuperado de mi corazón roto, o al menos que no fuese algo reciente y que ese algo que no me dijo, lo sentía como un ápice de esperanza.

Sé que mis motivos no eran buenos, pero en mi corazón eran suficientes aún si mi mente me daba cientos de motivos mejores para marcharme. Actuaba como idiota por un hombre, pero era el primer hombre, y quizá el único que me había tratado con decencia aún sabiendo quien era yo.

Después de poco más de dos meses, Sasuke volvió como lo prometió. Apenas atravesó la puerta y me vio, se lanzó a besarme frente a todo aquel que estuviese cerca.

La acción hizo saltar a mi corazón de alegría, pero al sentir algunas miradas sobre nosotros, recordé que todo aquello era un acto con público que debía seguir o nos descubrirían.

—Debo tenerte ahora mismo —me dijo entre besos que se hacían más fogosos.

—Me encantaría estar contigo, cariño. Sabes que eres mi favorito, pero ya tengo una cita —le respondí haciendo caso a mi personaje mientras él aún me besaba y hasta había sujetado mi trasero.

—Cancélala —me dijo en tono de orden.

—Me gustaría mucho, cariño —le respondí sin rechazar sus besos. Sin embargo, me mostraba menos entusiasta que él incluso en mi tono de voz— Pero no puedo hacerlo.

—Eres mía.

—Por desgracia, sabes que no es así, pero puedo llamarte cuando tenga un…

Él volvió a echarme a su hombro sin dejarme decir nada, y se volvió a los sirvientes que no eran nada discretos con sus miradas.

—La señorita Furimuku no recibirá a nadie el resto del día —se dirigió a los sirvientes bastante autoritario— No molesten si no se les llama y no digan a nadie que estoy aquí.

—¡Oye! ¡No…! —quise protestar, y él me hizo saltar sobre su hombro evitándome poder seguir reclamando.

—Te compensaré bien —me dijo y apresuró sus pasos a la habitación a pesar de mis múltiples protestas.

Una vez dentro de la habitación, volvió a dejarme sobre la cama y fijó su mirada en mí.

—Antes que digas algo, yo hablaré primero —me le adelanté, lo que, por su mirada, no se lo esperaba— No voy a seguir con este juego hasta que me respondas una pregunta —él parecía molesto, pero no protestó— ¿Qué se supone que harás conmigo cuando cumplas tu objetivo?

—Te dejaré esta casa y lo que ganes —me respondió— Lo que hagas con ello, es tu decisión.

Quedé sorprendida, porque era un pago muy generoso… aunque quizá me estaba adelantando a decir que era generoso porque aún no sabía cuál era exactamente el plan de Sasuke.

—¿Y qué es exactamente lo que esperas de mí?

—No…

—No me vayas a decir que no es el momento. ¡Sí es el momento! Por lo menos deberías decirme el trabajo para saber si quiero hacerlo.

—Lo entiendo, pero por seguridad de mi plan, no puedo decirte todo —Sasuke me dijo con seriedad— Y mucho menos en este lugar.

—Pero…

—No harás nada diferente de lo que ya haz hecho para mí —acercó su rostro al mío como si fuese a besarme, pero no lo hizo. Sin embargo, me susurró— Necesito información de alguien que no es fácil de engañar.

No pude evitar sonrojarme por la cercanía y había algo erótico en la forma en que me susurraba, aunque no me gustaba para nada que mencionara otro alguien y que debía seguir haciendo lo que ya había hecho para él.

—Pero no he…

—Estamos haciendo el anzuelo, pero si no convencemos a todos los necesarios, se arruinará el plan. La noticia de que te busco debe extenderse hasta Konoha.

Cuando me dijo aquello, no pude evitar pensar en su prometida.

—Si todo mundo se entera de que visitas a una cortesana, tu prometida se enterará. Se le va a romper el corazón.

—Mi prometida fue elegida por mis padres, y no sería el primer hombre comprometido usando estos servicios.

—Pero…

—Lo que obtendré de este plan, es más beneficioso de lo que podría obtener de ese matrimonio —me interrumpió hablando muy serio— No importa si el compromiso se rompe si consigo lo que quiero de todo esto. Además, le advertí a ella para que desistiera del compromiso o sería humillada —él respiraba pesado, pero no se acercaba más ni me tocaba— Llevo planeando esto mucho antes de que se acordara el compromiso y no voy a detenerme por ello.

Oírlo decir aquellas palabras me regresaron las esperanzas que no debí recuperar. De hecho, aún sospechaba que sólo me había dicho aquello para cogerme, pues estaba segura que él se había dado cuenta del por qué ya no le coqueteaba en privado. Sin embargo, no podía evitar querer volver a tener una ilusión de amor.

Lo besé, lo tenía tan cerca de mí y era tan atrayente que no pude evitarlo, y aunque quise detenerme para no llegar más lejos, sus besos me resultaron adictivos porque los extrañaba. Extrañaba tanto tenerlo conmigo…

Esa noche no fingimos nada. Cogimos toda la noche y podía sentir que él lo había estado esperando tanto como yo, y no sólo por lo enérgico que fue en cada ocasión, sino porque por primera vez fue descuidado derramándose dentro mío sin saber si era un buen momento o no.

A la mañana siguiente, por primera vez desperté entre sus brazos y la felicidad que volvía a mí me sacó una risita boba de emoción.

Sabía que él no me había hablado de amor, tampoco tenía razones para pensar que él podría enamorarse de una humilde prostituta cuando él era un noble, pero mi fantasía había regresado y eso era suficiente para alguien que, aunque lo deseaba, no podía esperar el amor.

—¿Señora? El señor Hozuki está aquí —habían llamado a la puerta, lo que me había sacado de mis pensamientos.

—Dile que no lo recibirás —Sasuke me indicó murmurando, pero me asustó porque no sabía que estaba despierto.

—No atenderé a nadie hasta que se vaya mi invitado. Si pregunta, dile que estoy indispuesta —respondí al sirviente que se fue de inmediato a comunicar el mensaje que le había dado. Luego me dirigí a Sasuke susurrando— ¿Y bien? ¿Cuál es tu plan de hoy? ¿Te quedarás a desayunar conmigo o te irás huyendo como la última vez?

—Me quedaré el suficiente tiempo para que Suigetsu se vaya, pero no desayunaré aquí —me respondió cerrando de nuevo los ojos— Mañana volveré con un acto similar y evaluaré si será prudente empezar a quedarme.

—¿Empezar a quedarte?

—Tiene que parecer que me obsesioné contigo —respondió susurrando— Tu, por otro lado, debes seguir como alguien que atiende su negocio y si alguien nota algún favoritismo, debes dar a entender que es porque te pago bien —dio un suspiro pesado— Antes de ese favoritismo, debes rechazarme.

—Eso no es difícil, pero será sospechoso que de un día a otro decida darte ese favoritismo por sobre otros clientes. En este negocio, hay que tener cuidado con ello, porque la persona que más paga, puede aburrirse en cualquier momento, mientras que el resto, encontraría a alguien más para satisfacerse.

—Sabrás el momento adecuado en que deberás darme la preferencia por sobre los demás.

Quise preguntar al respecto, pero además de que estaba segura de que no me respondería, porque nunca me daba explicaciones detalladas, a ambos nos llamó la atención algo de alboroto en el recibidor.

Si bien no entendimos el diálogo a pesar de los gritos, reconocimos la voz de Suigetsu y sabíamos que era parte de su actuación ante el mensaje que se le había dado de mi parte.

Minutos después de que dejamos de oír esa odiosa voz, Sasuke se levantó de la cama para vestirse. No fue sino hasta ese momento, que me di cuenta que seguía abrazada a él y que él, si bien no me rodeaba con sus brazos, estaba pegado a mí.

Aún despiertos y hablando de los planes, habíamos permanecido juntos tal como habíamos despertado, y aunque fuese una nimiedad, para mí fue suficiente para alimentar mi fantasía, la cual, aumentó cuando al terminarse de vestir, él volvió a acercarse a mí de la misma forma que la noche anterior, como si fuese a besarme aunque no lo hacía.

—No salgas de la habitación cuando me vaya y pide el desayuno apenas oigas la puerta cerrarse —me susurró y al siguiente segundo él ya se había separado para salir de la habitación.

Un beso, un beso habría bastado en ese momento para volverme loca de amor y aunque mi corazón gritaba porque ese deseo se hiciese realidad, mi razón agradecía que no hubiese pasado, porque había una regla muy sonada entre las prostitutas: "nunca te enamores".

Sabía, aún si no lo decía en voz alta, que yo ya había roto la regla, aunque para ser justos, no había sido algo que yo eligiera y mientras pudiera seguir tomando decisiones basadas en la razón, entonces no era nada grave, por ello, me alegraba que él no me hubiese besado en ese momento aún si mi corazón lo deseaba.

Transcurrió una semana en la que Sasuke me iba a visitar de una forma muy similar, echando a los clientes si es que había alguno cuando llegaba a la casa para poder ser él la prioridad. Al principio, lo rechazaba o regañaba si estaba con un cliente, recordándole que debía esperar y que no era el único, pero él me prometía una mejor paga y regalos, o amenazaba al supuesto cliente para que se fuera por su propio pie.

El punto culminante de toda esa actuación, al menos en lo referente a ese arrebato de Sasuke por monopolizarme, se dio durante un paseo en el parque, donde era llevada por Suigetsu del brazo mientras coqueteábamos de vez en cuando mientras hablábamos.

Para todo espectador, lo que había ocurrido es que Sasuke nos encontró de casualidad y que, al vernos flirtear, se volvió loco de celos y golpeó a su propio amigo de tal forma que ya no parecía una actuación, y sumergida en mi papel, sólo se me ocurrió algo que decir para detenerlo.

—¡Si no paras ahora, no volveré a recibirte! —le grité, y admitía que estaba un poco asustada por la forma en que él había reaccionado. Una parte de mí hasta pensó que el enojo era real… aunque no necesariamente por celos, sino que venía enojado por otro tema y lo estaba desahogando.

Sasuke detuvo los golpes, aunque parecía renuente y cuando me acerqué a ver cómo estaba Suigetsu, él me detuvo.

—No quiero verte con otro —me dijo enfrente de todas las personas que miraban el espectáculo.

—Sabes que no puedo sólo dedicarme a ti, yo…

—Quiero un contrato de exclusividad. Te pagaré bien.

Cuando Sasuke me había dicho que yo sabría el momento en que le tendría que dar la preferencia sin que me mencionara nada, no estaba muy segura de qué esperar, y aunque la solicitud de un contrato de exclusividad era más que una gran señal, no la habría esperado en esas circunstancias.

¿Qué era un contrato de exclusividad? Pues bien, el nombre ya decía bastante, pues con él, una prostituta se comprometía a tener un único cliente, pero este contrato era inusual, porque al llevarlo a cabo, la persona que solicitaba dicho contrato, se comprometía a solventar todos los gastos y comodidades de la prostituta. Además, si el cliente terminaba cansado de ella, podría dejar de visitarla, pero el contrato lo obligaba a seguir dándole un pago mínimo de por vida o hasta que dicha prostituta se casara.

Mencionado lo anterior, era de esperarse que el gasto de tener un contrato de esa índole era exhuberante, lo que lo hacía poco común. Además, ese tipo de contratos eran más comunes que fueran ofrecidos a las cortesanas, dado que atendían a hombres de altos ingresos que podían permitírselo y los motivos de este ofrecimiento, tenían dos fines que podrían ser combinados: que el noble fue casado por conveniencia y veía en la cortesana a su verdadero amor, fuera o no correspondido, o que se pensara que la esposa oficial era infértil, y se esperaba tener hijos con la cortesana para poder dejar herederos.

Sí, ahora yo era conocida como una famosa cortesana, aunque de bajo nivel, así que quizá no debía impresionarme demasiado, pero es que sí había un motivo importante: ¿por qué Sasuke firmaría un contrato de exclusividad conmigo cuando me había sacado de un burdel? Ni siquiera me había dicho cómo consiguió llevarme y primero me había comentado que estaría fuera del burdel seis meses, algo que estaba por cumplirse.

En mi caso, como una prostituta perteneciente a un burdel, el contrato de exclusividad debía firmarlo con la madama, aquella que era dueña de mí, únicamente por la larga deuda que tenía con ella, y yo recibiría una mínima cantidad del acuerdo si él se cansaba de mí.

Si al menos Sasuke me diera tiempo para pagar mi deuda, podría firmar el contrato de exclusividad por mi cuenta y… ¡Ah! Por poco lo olvidaba. Todo esto de ser una cortesana, era sólo una farsa, una fantasía para completar el plan de Sasuke. Realmente no habría un contrato de exclusividad, sino una puesta en escena.

Descartando el hecho de que el contrato seguramente sería falso, aún tenía muchas dudas de aquel contrato porque ¿cómo carajos iba a conseguir información si sólo iba a estar con él? ¿De quién exactamente quería que obtuviera información? ¿Era necesario un plan tan complejo? ¿Qué beneficios tan importantes recibiría de esa información?

—¿Qué? —pregunté, fue lo único que pude decir debido a todo lo que rondaba mi mente.

—No quiero que veas a nadie más, así que quiero un contrato de exclusividad —reiteró y en ese momento me di cuenta que había algunos murmullos de la gente a nuestro alrededor.

—No jodas, yo te la presenté —replicó Suigetsu que se sobaba los golpes— Tu padre no lo permitirá. Además, tú estás comprometido. Vas a casarte en menos de un año y vives en Konoha —se acercó a él y Sasuke me puso detrás de él— Podrían cancelar tu compromiso por esto.

—No es asunto tuyo —respondió Sasuke para después mirarme a mí— Vamos a tu casa.

—Oye, yo no he aceptado nada —protesté impulsivamente, pues detestaba que me impusieran cosas. Eso me había metido en problemas varias veces y podía notar que Sasuke quedó confundido por mi objeción, pero enseguida retomó la compostura.

—¿Qué pides? Te lo daré.

—Señor, antes de pensar en lo que pueda darme, debería pensar en lo que Sui ha dicho: usted vive en Konoha y debido a su estatus, venir a vivir a Oto no es una opción —respondí altiva, mostrando que el poder de decisión era mía— No tengo planes de irme a vivir a Konoha, por lo que ni siquiera tengo una casa dónde vivir ni sirvientes que quieran seguirme hasta allá.

—Te saldría más barato sólo venir de vez en cuando a buscarla —comentó Suigetsu burlón, pero Sasuke, aún demostrando estar irritado, me tomó de la muñeca y me pegó a su cuerpo sin mirar al albino.

—Yo te daré todo eso —me aseguró aún sonando algo agresivo— Vamos a redactar el contrato.

—No te equivoques. Aún no he dicho que sí —me solté de él, y pude notar que nuevamente de descolocó— Escucharé lo que me ofreces y veré si me convence —saqué mi pañuelo para acercarme a Suigetsu y limpiar su cara— Lo siento guapo, hoy corre por mi cuenta.

Le sonreí con coquetería a Suigetsu porque de esa forma podía dar a conocer que me movía por el interés económico de mi labor como Sasuke me había indicado, y no por un interés romántico como él intentaba aparentar. Ni siquiera de simpatía.

Irónico, ¿no? Mientras yo era la que estaba enamorada de él, debía actuar frente a todos como alguien frívolo y preocupada únicamente en mis intereses, mientras que Sasuke, que tenía un interés por información, aunque aún no me quedaba muy claro todo, debía actuar como si estuviese perdidamente enamorado de mí.

Si me detenía a pensarlo, era como actuar en una comedia de la que los espectadores parecían estar muy al pendiente, pero que por detrás del telón y desde mi perspectiva, no tenía sentido alguno.

Tras aquel encuentro, Sasuke me envió a mi casa y fue a verme media hora después en compañía de un par de abogados y un notario con los que se redactó el contrato de exclusividad.

Cuando Sasuke me envió a casa, pensé que él iría a buscarme poco después, y sólo le diríamos al mundo que se había firmado el contrato, y quizá, él llegaría con uno falso para mostrarlo si alguien preguntaba, pero ver a aquellos hombres acompañarlo, me sorprendió aún más.

Me fue difícil fingir que aceptaba el contrato dudando al principio, y cediendo poco después, pues lo que venía en dicho papel, era una oferta que no pensé que podría tener alguna vez. Es decir, mi madre me hablaba de la oportunidad que solían tener las cortesanas, y ella había intentado llegar a ese nivel sin éxito, pero cuando fui obligada a tomar el mismo camino, jamás pensé tener la oportunidad aún si me esforzaba.

Ya era bastante bueno que Sasuke me dejara una casa y el dinero de fingir que tenía relaciones con hombres que ocultaban su sodomía, como para pensar que él firmara un contrato de exclusividad tan jugoso como ese, así que sólo podía confirmar que todo era falso.

Por fortuna, mi razón actuó de inmediato, y me di una cachetada mental al decirme a mí misma que aquellos hombres quizá también habían sido contratados por él para montar el espectáculo, y que todo seguía siendo falso. Después de todo, Sasuke me había demostrado lo mucho que se esforzaba por hacer ver todo muy realista.

—A partir de hoy no puedes recibir a ningún otro hombre —me advirtió mientras garabateaba mi firma en el papel.

—Claro, querido, soy toda tuya —le sonreí coqueta al bajar la pluma tras plasmar la tinta.

Al segundo siguiente, Sasuke me empujó para hacerme sentar en el escritorio del despacho metiéndose entre mis piernas y sosteniéndome por la espalda.

—Váyanse —se dirigió a los abogados y al notario, pero me miraba a mí. Cuando él hundió su rostro en mi cuello para repartir besos, lamidas y mordidas en mi piel, los hombres se despidieron nerviosos.

Por dentro, me reí, porque los sirvientes de la casa, seguramente correrían a esparcir el cotilleo de lo que estaba pasando. Estaba segura que la ciudad sabía de lo que ocurría en la casa por ellos, y por ello Sasuke se esforzaba por convencerlos de la historia que había planeado.

—Gracias, caballeros, ya conocen la salida —señalé la puerta y ellos, avergonzados de lo impetuoso que Sasuke se estaba comportando, salieron tan pronto como pudieron.

—Y cierren la puerta —Sasuke les alcanzó a decir de forma imperiosa.

Cuando oímos la puerta cerrarse, ambos volteamos como para asegurarnos que así había sido, y cuando así fue, se me escapó una risilla.

—¿Dónde encontraste a tan buenos actores?

—No son actores —me respondió serio, lo que me desconcertó.

—Bueno, eso explica porque se oían muy formales, pero ¿no tuviste problemas con ellos por el contrato falso? —seguía hablando en voz baja.

—No es falso —me murmuró al oído.

—Sasuke, ¿es enserio lo del contrato? —pregunté todavía más confundida, que casi olvido que tenía que mantener la voz baja.

—¿No estás satisfecha con el acuerdo? —me preguntó molesto parando sus besos y mirándome a los ojos.

—No… digo, no es eso, es que… ¿estás seguro de que esto es lo que quieres? —pregunté nerviosa de oír su respuesta— Dijiste que querías que consiguiera información de alguien, pero con ese contrato…

Él volvió a acercarse a mí, pero de nuevo me susurró al oído.

—En Konoha tienen que saber cuánto te codicio y cuánto estoy dispuesto a dar por ti para atraer la atención de quien necesito que te acerques. Él descubriría fácilmente si el contrato es falso —me respondió para después mirarme, aunque siguió susurrando— Finjamos seguir con esto o se arruinará el plan. Nadie debe de dudar de lo que estoy haciendo, ni siquiera los criados, que son los que filtran la información de la casa.

Tras oír su respuesta, me sentí más segura de lo que estaba pasando, y no, no fingimos tener relaciones, porque estaba demasiado contenta para negarme, y desde que empezamos este teatro, aunque él seguía sin dar el primer paso, no se negaba cuando yo se lo ofrecía.


¿El plan de Sasuke funcionará? ¿Karin se meterá en problemas cuando los de Konoha se enteren de ese "enamoramiento" de Sasuke? ¿Quién es la persona de quien Sasuke espera que Karin consiga información? ¿La familia de Sasuke estará enterada de su plan? ¿Cómo reaccionarán con la noticia? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer la historia?

Me encantaré leer sus dudas y teorías en los comentarios n.n

Estoy actualizando esta historia en este mes, por lo que deberé darle actualización a la historia en abril. Aún me estoy debatiendo si la actualización de abril la haré la próxima semana o hasta el final de mes, pero con sus votos, favs y comentarios, me harán saber si quieren que lo haga pronto o esperar al último fin de semana de abril n.n

Les dejo la lista de las historias que estaré actualizando este fin de semana. Algunas las subiré hoy, otras hasta mañana:

*Peligrosos deseos

*Inexperiencia

*Apuesta XL

*La marca del lobo (doble actualización con sorpresa)

Sin más por el momento, me despido esperando que la historia haya sido de su agrado n.n

¡Hasta la próxima actualización!