¡Saludos, queridos lectores!

Por desgracia, no pude subir lo faltante en los días previstos, pero no quise esperar hasta el siguiente fin de semana para cerrar el calendario, así que, aunque un poco tarde, subo los capítulos faltantes. Sin embargo, tengo algunos anuncios importantes n.n

Uno de los motivos por los que no pude subir los capítulos faltantes, es porque hubo un problema con la actualización de Reina de corazones, y me llevó más tiempo de lo esperado en poder hacer la corrección por una confusión que tuve con los archivos. Lamento mucho la confusión, pero el capítulo ya ha sido corregido, así que aquellos que lo esperaban, ya pueden pasar a leerlo n.n

Esta historia, como saben, le hago actualización mensual, y decidí coincidir su actualización con uno de los tema del calendario del SasuKarin Month, por desgracia, fue de los últimos días, así que sé que los hice esperar por bastante tiempo para el nuevo capítulo. Sin embargo, espero que realmente lo disfruten n.n

Sin más por el momento, sólo me queda decir que este capítulo corresponde al Día 29: Relación secreta del calendario 1 del SasuKarin Month Junio 2024


Miré la mano que él me ofrecía y sabía que él no estaba pidiéndome tener relaciones si yo no quería, pero sí me estaba pidiendo que fingiéramos para que en la ciudad de Konoha, se supiera que él estaba viendo a una cortesana a la que él mismo le había comprado una casa. Sin embargo, yo aún tenía mis dudas con sus planes, especialmente sobre mi seguridad.

—Aún no he aceptado seguir tu plan —le respondí regresando a sentarme en la silla, para darle a entender que podríamos negociar— Además, no creas que soy tan tonta como crees.

—Ya tienes una buena ganancia.

—No. El contrato de exclusividad que firmamos, sólo es válido bajo ciertas circunstancias, una de las condiciones que te libera de ese contrato, es que yo solicite renunciar a las obligaciones, y con ello, a los beneficios. Tu mismo dijiste que si era necesario, según las circunstancias, es que yo renuncie, así que ahí no me das ninguna garantía de ganancia.

—Podemos firmar uno nuevo donde aún si rechazas tus obligaciones para servirme, deba darte algún pago. Sería de menor cantidad.

—Quizá, pero aún falta la parte más importante: ¿cómo vas a garantizarme que ese hombre no me hará daño o que nadie más intentará matarme? No soy idiota. Sé que para muchos sería mejor que no apareciera un heredero. Tu mismo lo has dicho: están dispuestos a ir a una guerra por esas tierras, y aún si soy una persona común y corriente, no faltará quien intente hacerme daño sólo para asegurarse de que nadie las reclame. Y antes de que me digas que no debo preocuparme, te digo que sí me voy a preocupar. Si sólo gente de poder sabe del acuerdo, entonces quiere decir que son personas que tienen recursos para mandarme a matar.

—Danzou va a protegerte hasta saber tu identidad. Mientras no haya nada seguro, no le conviene que mueras. Además, no eres la única persona pelirroja que ha aparecido en el continente, y por el contenido de generaciones, la aparición de alguien con tus rasgos es menos importante —me respondió con mucha seguridad, pero eso no me tranquilizaba— Además, pues enviar a alguien para protegerte. Se supone que estoy obsesionado contigo, así que a nadie le sorprendería que te acosara o enviara a alguien a vigilarte para saber con quién estás y qué haces.

Di un paso hacia atrás, pues sabía que él estaba insinuando que enviaría a alguien a protegerme con la excusa de espiarme, y aún cuando sabía que ello tampoco garantizaba mi seguridad, me hizo sentir más tranquila. Sin embargo, a mi mente llegó una idea que me gustaba más.

Acerqué mis pasos hacia él, tomé las solapas de su traje juguetonamente y le sonreí.

—¿Y si soy una heredera? ¿No te convendría más investigarme a fondo? Podríamos casarnos, reclamar las tierras y tu y tu familia se convertirían en la familia real de Kyōfū por matrimonio conmigo, pues yo no tengo más familia.

No es que realmente pensará que lo fuera, mucho menos con la aclaración que él había hecho sobre la lejanía generacional. Empero, una parte de mi quería huir de ese plan sin decepcionarlo, y supongo que en parte, había sido una forma de confesar lo que había en mi corazón.

—Si investigo tu ascendencia, llamaré la atención no sólo de Danzou y complicará las cosas. Además, las probabilidades de que seas heredera de Kyōfū son demasiado bajas, por lo que no vale la pena poner en riesgo mi plan —me respondió sin reaccionar a mi acción ni a mi proposición— Tampoco estoy muy seguro de qué pasaría si nos casáramos siendo tu heredera Kyōfū. Hay demasiados intereses políticos y económicos en ello como para pensar que tomar ese camino será tan sencillo. Mi plan es más seguro.

—No sé si quiera hacer esto —dije cuando él terminó de hablar y retrocedí— Hay muchos riesgos para mí.

—También hay muchas ganancias.

—No soy ambiciosa. Con lo que me has dado, es suficiente para que me vaya tranquilamente —respondí con tranquilidad y después me mostré cautelosa— ¿O es que acaso me quitarás todo si no te ayudo?

—¿Qué puedo ofrecerte para que me ayudes?

—Cásate conmigo —respondió seria, pero en realidad, quería ver su reacción.

Él se vio sorprendido, confundido y por unos instantes no dijo nada.

—Mi matrimonio no es algo que yo elija.

—Pero eliges fingir estar loco por una cortesana aún teniendo una prometida —señalé y él al principio quiso protestar, pero yo me le adelanté— Quiero una garantía de que estaré segura en todo momento.

—¿Qué clase de garantía?

—Yo… no lo sé… —titubeé, pues realmente no se me ocurría algo que él pudiera hacer para garantizar mi seguridad, que no fuera no irme con ese hombre— Es difícil.

—Te necesito para concluir esto. Sólo tú puedes ayudarme con mi plan —mi corazón comenzó a latir muy rápido cuando dijo que me necesitaba.

—Lo pensaré, pero quizá debas pensar en un plan B —respondí tratando de no oirme titubeante, pero me fue imposible conseguirlo.

—El plan B es la guerra, te recuerdo —me respondió y aunque por su forma de actuar entendía que él le estaba apostando todo a su plan, yo no podía prometerle nada.

—Te ayudaré mientras me convenga, pero si veo peligro me iré —advertí con firmeza y aunque él no parecía contento, asintió.

Permanecimos en silencio algunos instantes, por lo menos hasta que noté que él no actuaría sin yo dar el primer paso, así que me puse de pie y me metí detrás del biombo. Ahí, me quité la ropa hasta quedar únicamente en ropa interior y salí de la pantalla mientras me quitaba varios pasadores del cabello.

—Hemos estado muy callados para ser un reencuentro anhelado —comenté metiéndome a la cama, y él hizo lo mismo que yo antes de meterse a las cobijas junto a mí.

Esa noche, y los meses siguientes, Sasuke me visitaba para fingir que teníamos relaciones.

Al principio, sólo iba un rato, nos metíamos a la habitación a llevar a cabo nuestra actuación y se iba para volver unos días después, pero poco a poco las visitas se hacían más frecuentes, pero sobre todo duraban más. Esto llegó al punto de que ya no sólo era ir a la cama a actuar, sino que prácticamente vivíamos juntos.

Su forma de actuar conmigo frente a la gente, también iba cambiando según pasaba el tiempo. Por ejemplo, fuera de la casa, al principio, era muy atento y caballeroso como si fuese una conocida importante, pero conforme el tiempo pasaba, era más apegado, más galante y buscando contacto físico hasta finalmente me llevaba del brazo como si fuese su esposa.

En la casa, frente a los sirvientes, al principio se comportaba frío, como cuando llegué al lugar, pero era evidente para los criados que no era algo tan simple si al encerrarnos hacíamos demasiado ruido. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo era más cariñoso y apegado, y cuando prácticamente vivíamos juntos, cualquiera diría que éramos un matrimonio joven muy feliz.

Lo curioso, es que a pesar de esas atenciones fuera o dentro de la casa, él aún presentaba cierto límite, pero lejos de pensar que él se mantenía así por mí, sé que lo hacía como parte de su actuación.

Por supuesto, en privado, la forma en que nos comportábamos era completamente diferente, porque cuando no estábamos fingiendo tener relaciones, cada uno estaba inmiscuido en algo diferente. Por ejemplo, Sasuke hacía planes de diferentes temas, como ideas para lo que parecía el negocio familiar, y algo más. Realmente no lo compartía conmigo y sólo había notado algunas cosas por accidente.

Él era reservado al respecto, especialmente si preguntaba, pero no hacía nada particular cuando trabajaba en ello, para que no viera nada cuando estábamos solos. Además, guardaba todo eso en lo que trabajaba en un gran baúl en mi habitación, lo cerraba con llave y se iba.

Debo decir que tal acción me resultaba confusa, porque por un lado, no compartía conmigo la información, y aunque guardaba todo bajo llave, de alguna forma sentía que me tenía confianza. De lo contrario, no dejaría esas cosas guardadas en un sitio donde, si me lo proponía, y él lo sabía, podría abrir el baúl para husmear.

Además, algo que me hacía creer que sentía confianza en mí sobre esos proyectos, era que me había pedido que si alguna vez su familia era acusada de algo, al grado de ser llevados a la corte, debía quemar el contenido del baúl. de inmediato y sin dejar rastro de que me había deshecho de algo.

Sinceramente, a veces me preguntaba si estaba siendo demasiado ingenua al respecto, pero es que él tenía atenciones hacia mi tan variadas que me era difícil decir si me veía como algo más que sólo una trabajadora. Es decir, volviendo a hablar sobre lo que ocurría entre nosotros a solas, el hecho de que no me hiciese tener sexo con él, era lo que más me confundía.

Toda mi vida la había vivido en ese espantoso burdel, dónde desde muy joven ví a muchos hombres, incluidos algunos nobles que pensaban que yendo disfrazados a un burdel de un estatus más bajo que ellos, nadie los reconocería, iban únicamente para satisfacerse; y no sólo eso, sino que hablaban cosas horribles de sus novias, prometidas o esposas por "no saber complacerlos en la cama" al ser tímidas, modestas y recatadas.

¡Maldita sea! ¿No se supone que eso es lo que buscan en una esposa? Prácticamente lo repiten en la iglesia, las calles, y las fiestas como un montón de reglas inamovibles.

Cómo sea… ese pensamiento de los hombres de usar a las mujeres para conseguir su placer, es algo que ví toda mi vida, y que al único que ví, que no tenía esa mirada de lujuria, era a Sasuke. Es más, alguna vez pensé que era un sodomita y me propuse averiguarlo hasta que finalmente cedió a mí y pude notar pasión en su mirada. Sin embargo, y a pesar de los jugosos pagos, él no me pedía sexo, no siquiera ahora que me daba tanto. Sólo accedía si yo se lo ofrecía.

¿Pensar que él sólo se acostaba conmigo para disimular sus preferencias?

No. Lo he atrapado mirarme sediento, especialmente cuando fingimos que lo hacemos, pero también cuando me cambio. Muchas veces en esas circunstancias apenas es una mirada, pero otras… finjo que no me doy cuenta y él se pierde en las curvas de mi cuerpo.

Yo también lo deseo tanto…

Pero desde que me habló de sus planes y los riesgos que puedo correr, no me animo a volver a dar ese paso, porque ni yo misma sé qué debería hacer.

La razón me grita a todo volumen que debo tomar lo que tengo e irme, pero mi corazón…

Mientras en "la sociedad correcta" repiten una y otra vez lo importante que debe ser una mujer pura, servicial, diligente y otro montón de "virtudes", en los burdeles sólo se repite una cosa como lo más importante: no te enamores.

Gracias a la educación que Sasuke me brindó, pude conocer que en muchas historias de amor, se dice que este lo puede todo, que siempre triunfará, que luchando con el corazón en la mano puedes alcanzar tus metas, pero también, en la literatura se dice del amor que es la perdición, que apostar todo por él se pierde todo y al final no queda nada… Son esas últimas palabras las que se aseguran en los burdeles, las mismas que ví cumplirse con aquella desdichada que se lo creía e incluso puedo asegurar que Sasuke así lo creía, por eso se empeñaba en mostrarle al mundo que estaba perdidamente enamorado.

Quiero quedarme junto a él y seguir soñando que un día me amará, por eso me quedo, pero sé que no será así, y por ello me abstengo a alimentar ese amor que ya se aviva solo con sus acciones aun cuando sé que es una actuación. Sin embargo, espero que abstenerse me ayude a mantener mi mente centrada, y es por ello que cuando me quedo a solas con él, me entretengo aprendiendo más y planeando mi propio futuro.

Una noche, cuando se contaron seis meses de vivir allí, Sasuke me llevó un vestido, zapatos, listones y joyas y me anunció que debía usarlos para la siguiente noche. Cómo siempre, no me dijo mucho, sólo me dijo que iríamos a un baile muy importante.

Oírlo decir que iríamos a un baile me sorprendió muchísimo, pues hasta la fecha, sólo habíamos salido juntos en público yendo al parque, al teatro, a la ópera y a las carreras para hacer actividades que sólo nos incumbía a nosotros a la vista de todos, pero en ningún momento me había llevado a un evento social.

Si bien no era extraño que un hombre llevara a alguna cortesana de acompañante a los eventos sociales, Sasuke se había abstenido a ello porque estaba comprometido. Es decir, podía oír los murmullos de la gente en Konoha que no desaprobaba que él me visitara, sino que criticaban que prácticamente viviéramos juntos y que me tuviese cuando aún ni siquiera se había casado.

Dicho lo anterior, era natural que no me llevara a eventos sociales porque sería más evidente que se acostaba conmigo en medio de su compromiso, por lo que este cambio tan repentino, llamó mucho mi atención.

Aún sabiendo que quizá no me respondería, me atreví a preguntar después de que las sirvientas guardaran los obsequios y se marcharan de la habitación. Ni siquiera les eché un vistazo, aunque sé que eso habría tenido que hacer para seguir dentro de mi papel, pero estábamos por irnos a la cama y también estaba algo cansada para actuar.

—Sasuke…

—Danzou no ha picado el anzuelo. Ni siquiera te ha mandado a investigar, lo que me preocupa —me interrumpió antes de siquiera plantearle mi duda, pero era más que obvio lo que le iba a cuestionar— Aún me quedan tres oportunidades de hacer que llames su atención. El baile de mañana es una de ellas.

Sí, ya había notado que él parecía inquieto conforme pasaban los meses, pero nunca me decía nada aún si preguntaba. Aunque admito que pensé que se debía a que en su familia debían estarle reprochando mi existencia.

—¿No habría sido más fácil si me hubieses llevado a un baile desde antes?

—Mi padre es muy estricto y difícilmente lo desobedecería, así que si iba a tener una amante, no iba a exhibirla en todo lugar —me explicó mientras mantenía la vista en un periódico— Ya ha pasado un tiempo y puedo fingir que soy más audaz. Además el baile de mañana es importante.

—¿Qué tiene de especial ese baile?

—Que en ese baile demostraré en público que estoy perdiendo la razón.

—De acuerdo. ¿Cómo harás eso?

—Con presentarte ahí como mi acompañante, dirá mucho de ello.

—¿Y hay algo que deba saber para hacer o decir?

—Sigue tu papel como hasta ahora: eres una cortesana que trabaja por dinero y te satisface lo generoso que soy con el dinero, los regalos y las joyas. Quizá sugerir que te gusta mi adulación ayude.

—¿Algo más?

Él quitó la vista del periódico mirando al frente; quedó pensativo unos instantes y después me volteó a ver antes de responder.

—Necesito que hagas dos cosas: habrá algunos juegos en el baile y cada vez que presenten un premio valioso, quiero que me lo pidas sin importar quien pueda oír.

—De acuerdo. Soy la ambiciosa y caprichosa cortesana que quiere más de ti. ¿Y la segunda?

—Necesito que le coquetees a otro hombre —me respondió con reticencia. Parecía querer retractarse de su indicación.

—¿A ese tal Danzou? —pregunté un poco confundida, porque además de que ya le había advertido que no quería casarme con ese hombre, parecía una indicación muy precipitada.

—No. Aún no estoy seguro de la lista de todos los asistentes y no puede ser con cualquiera, pero durante el baile, te indicaré quién será tu objetivo —indicó seriamente y pareció contrariado antes de continuar hablando— Si estoy a tu lado, debe ser un coqueteo inocente, pero voy a buscar ausentarme unos momentos y allí tendrás que ser más directa.

—¿Qué tan directa? —pregunté desconfiada, pues no me agradaba que me pidiera eso sin que me dijera aunque fuese un poco del objetivo— ¿Necesito llevar algún brebaje?

—Lo suficientemente directa como para que no le quede duda de tus intenciones, pero recalcando que sigues teniendo un contrato conmigo —dijo lo último con más énfasis.

—¿Y al menos puedo saber para qué haré eso?

—Para dejar un antecedente de que buscas un mejor postor.

—Entiendo, pero ¿qué hago si queda convencido con mis coqueteos? —pregunté llena de confianza, mientras tanto, hice a un lado el periódico que aún sostenía y me senté en la mesa de frente a él— Soy demasiado hermosa y sexy para que mi seducción sea rechazada.

Levanté un poco mi camisón, me eché al frente para hacer notar el escote, y crucé las piernas.

No, yo no lo invitaba a tener sexo, al menos no verbalmente, pero de vez en cuando solía coquetearle un poco esperando que él me lo pidiera, o al menos sólo lo tomara.

—Es difícil que alguno de los asistentes acceda —me aseguró mostrándose serio e incluso cerró los ojos.

—¿Acaso subestimas mis habilidades? —pregunté retadora y con mi dedo índice rocé sus labios y lo baje con la misma delicadeza por su barbilla y cuello hasta llegar a su pecho— ¿Sabes? Me lo voy a tomar a reto.

Lo ví pasar saliva disimuladamente y se arregló la voz antes de contestarme con su característica estoicidad.

—Voy a elegir a alguien casado, así que su esposa lo estará acompañando. Debido a la naturaleza del baile, no podrá aceptarte, especialmente si quiere seguir manteniendo una buena imagen.

—Sabes que soy irresistible —sonreía, pues era la primera vez en este tiempo que veía una reacción a mis intentos de provocarlo.

—Si llegaras a conseguir algo como eso, yo seguiré mi papel de enamorado y tú deberás tratar de apaciguarme.

—Muy bien. Voy a cumplir el reto. Si lo que quieres es que llamemos la atención de ese tal Danzou, entonces haremos un escándalo como nadie —dije animada.

—No…

Él abrió los ojos al objetar, y quizá fue que lo primero que vio fue el escote de mi camisón que no pudo terminar su objeción.

—¿Está mal?

Sasuke fingió que seguía viendo al frente, pero notaba que desviaba su mirada, y tardó un poco en contestarme, aunque sé que esto último se debió a que quedó pensativo a mis palabras.

—Si lo haces, hazlo después de que termine el evento principal, no podemos perdérnoslo.

—De acuerdo. Entonces me pondré muy guapa para mañana —respondí sonriendo, me levanté de la mesa y me dirigí a la cama contoneando suavemente mis caderas esperando que él me dirigiera una mirada.

—Este es el mejor momento para que resaltes con elegancia —me dijo y no estaba segura si lo había dicho como una orden, como una recomendación o quizá… ¿un deseo?

Por desgracia para mí, él no intentó ni propuso nada esa noche, pero no protestó cuando al acostarnos a dormir, me acurruqué a su lado. Sin embargo, al despertar, él ya no estaba a mi lado.

Era decepcionante, pero era normal. A veces despertaba a mi lado, y a veces se encontraba desayunando mientras yo me despertaba, pero muchas veces él ya no estaba en casa cuando yo abría los ojos, pues aún si prácticamente vivíamos juntos, él aún tenía que ir casi todos los días a casa de sus padres a cumplir con sus deberes.

Después del desayuno, ordené a las sirvientas que sacaran las cajas con los obsequios que Sasuke me había traído el día anterior y al fin abrí cada uno de los paquetes para echar un vistazo a los artículos.

Quedé completamente fascinada con cada uno de los objetos que veía, pues podía notar, con sólo darles la primera mirada, que todos eran de calidad, pero por sobre todo, eran exquisitos en gusto.

Ya de por sí recibir un obsequio así era muy generoso y derrochador, pero cada vez que abría otro paquete, me daba cuenta que no habían sido artículos elegidos para que combinaran y así crear el conjunto, sino que habían sido enviados a hacer.

¿Quién mandaría a hacer un vestido de seda e hilos de plata, así como un montón de prendas y accesorios para combinar? Y no estoy hablando sólo de la joyería, y los zapatos, sino que esto incluida hasta el más mínimo de los artículos, desde la ropa interior, hasta el último alfiler.

Por si fuera poco, descubriría más tarde que la ropa estaba hecha a la medida… mí medida.

Esto sólo podía hacerlo alguien que quería deslumbrar al destinatario del obsequio, pero sabía que este no era el caso, era más bien que Sasuke quería mostrarle al mundo que me tenía en un pedestal y quería que todos en esa fiesta lo vieran.

Mi querido contratante, sólo estaba pensando en sus planes, pero yo tenía los propios e iba a llevar sus obsequios de tal forma, que cualquier halago que pudiera hacerme frente al mundo, no iba a ser una actuación.

—Preparen el baño y quiero que pongan en el agua de la tina pétalos de gardenias blancas —ordené entusiasmada a las sirvientas mientras miraba las cremas, los polvos, perfumes y maquillajes que habían venido con el resto de las cajas— También quiero que preparen más de esas flores y las escondan en alguna de las habitaciones para que el señor no las vea —indiqué mientras miraba con encanto el vestido— También consigan una gardenia roja, grande y completamente abierta.

¿Por qué había elegido las gardenias? Porque eran las flores que habían en el diseño del vestido.

Toda la vida, en ese asqueroso burdel había sido "Lycoris", aquella hermosa flor roja también llamada "la flor del infierno", aquella que se cree que guía a los muertos por su viaje al inframundo y que también representa a los enamorados separados, pero que según a mi juzgar, si representa todo eso, también debería representar tristeza y desesperación. Empero, Sasuke me había regalado un conjunto entero cuya figura principal era la gardenia blanca y justo por él, quería ser gardenia.

La gardenia blanca representaba la alegría, la admiración, pero por sobre todo, un amor secreto.

Estaba más que segura que Sasuke había elegido esa flor, y que no lo había hecho al azar, pues había aprendido que especialmente en Konoha, ese lugar tan recatado y mojigato, usaba las flores para enviar mensajes. Cada vez que alguien regalaba una flor, tenía un significado y de hecho, se vendían guías de significados de flores para poder enviar y recibir mensajes.

Las guías explicaban qué significaban las flores cuando te regalaban sólo un tipo de flor, pero para enviar mensajes más complejos, había que enviar ramos con más de un tipo de flor. Además, en el último mes habían sacado a la venta una guía que también tomaba en cuenta el empaque en que eran entregadas. Por ejemplo:

¿Te las dieron con un listón, envueltas en un papel, en una canasta? Cada cosa significaba algo diferente, pero para agregar más complejidad y justificar las guías, los colores, tanto de las flores como de los empaques, añadían matices al mensaje.

Siguiendo las guías, las gardenias blancas envueltas en papeles plateados, significaba que quien te las regaló, estaba enamorado en secreto de ti, lo hacías feliz, tenías su admiración, eras muy valiosa para esa persona y esperaba llegar a comprometerse contigo en el futuro.

¡Eso era mi vestido! Un vestido plateado adornado con encajes de gardenias blancas y yo quería ser todo eso para Sasuke.

Por supuesto, sospechar que él había hecho esa elección queriéndome enviar un mensaje de ese estilo, no era algo que venía a mi mente, pues el mensaje no era para mí, sino para todos aquellos que nos verían llegar juntos por primera vez a un evento social.

¿Qué mejor forma de causar revuelo en la sociedad, que llevar a una cortesana a un baile especial llevando encima semejante mensaje? Sí así no convencía al mundo de que estaba loco por mí, no sé qué lo haría.

Y no, no estaba decepcionada de que el mensaje no fuese para mí, entendía desde el principio que la prioridad de Sasuke era llevar a cabo su plan, pero eso no me desanimaba a intentar conquistar su corazón y ser eso para él, así que aprovecharía esa oportunidad, no sólo para impresionarlo con mi actuación y desenvolvimiento, sino encantarlo con mi belleza adornada con los utensilios que él mismo eligió para mí.

—Mi señora, alguien acaba de enviarle gardenias blancas —me anunció una de las sirvientas y yo sonreí— ¿Las recibimos? Venían con esta tarjeta.

Me extendió un pequeño papel plateado con letras blancas. Al tomarlo, lo leí y sonreí aún más.

—Recíbanlas y pónganlas en la habitación principal. No toquen ninguna de ellas para el baño o lo que tengo planeado.

—Sí, mi señora —respondió la sirvienta, hizo una reverencia y se apresuró a acatar la orden.

—Voy a ser la flor más bella de ese baile —dije complacida conmigo misma.

"Hoy el mundo conocerá tu belleza elegante.

Atte: tu más leal sirviente US."


¿Karin seguirá hasta el final con el plan de Sasuke? ¿Habrá alguna consecuencia para Karin al seguir el plan de Sasuke? ¿Karin sería de la nobleza o la realeza del país desaparecido? ¿Sasuke podría aceptar casarse con Karin de ser así? ¿Qué le deparará a Karin en aquella fiesta? ¿Podrá deslumbrar a Sasuke? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?

Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n

¿Han notado alguna diferencia con la historia? Si no, quiero señalarles que pueden mirar que tenemos una hermosa portada que he comprado como comisión a un chico de la escuela Sketch Wolves, pueden buscar la página en facebook n.n

Personalmente, la portada me parece hermosa, hizo un muy bello trabajo con el detalle de los flores que le he pedido. Además, me ha hecho una versión sin censura, y lamento mucho si aún no he podido compartirles las comisiones como lo he anunciado al principio del evento, pero lo haré eventualmente.

Tenía preparada una gran sorpresa para cerrar el mes, pero debido a que es lunes y hacerlo me llevará algo de tiempo, hoy sólo subiré los temas que me faltaron del mes, y el próximo fin de semana, estaré subiendo la sorpresa que les tengo preparada, así como las comisiones que les he prometido n.n

Sin más por el momento, me despido por ahora n.n

¡Hasta la próxima actualización!