¡Saludos, queridos lectores!

Lamento mucho que he tardado tiempo en actualizar, pero además de lo ocupada que estuve, la semana pasada fue día festivo en mi país, así que eso dificultó que pudiera seguir con las actualizaciones.

Quiero disculparme de antemano, ya que con las carreras, no tuve suficiente tiempo para hacer la revisión del capítulo. Espero que no tenga tantos errores, o de menos, que pese a ellos, las ideas puedan entenderse.

Usualmente subo el capítulo mensual el último fin de semana de cada mes, pero ya que los había dejado dos semanas sin actualizaciones de ninguna historia, me esforcé para poder terminar el capítulo a tiempo, motivo por el cuál no me ha dado tiempo de hacer la revisión.

No haré más larga la introducción, y al final, dejaré la lista de las historias que estaré actualizando el día de hoy.

Sin más por el momento, los dejo con la actualización de esta historia, la cual, espero les siga gustando.


Aún si mis propios deseos y pensamientos me llevaban a centrarme en Sasuke o en los juegos que las personas de la fiesta trataban de hacerme en contra, de antemano sabía que el objetivo de Sasuke era Danzou, así que definitivamente no iba a perder cuenta de lo que ese hombre hacía en la fiesta.

Durante el tiempo en que lo observé, me di cuenta que ese hombre se había casado con su esposa por cualquier motivo menos amor, pues en sus interacciones, ella parecía más un accesorio que una persona a su lado, y eso es algo que había visto o vivido muchas veces como para no reconocerlo.

Por supuesto, la relación entre él y su esposa no era la del interés de mi pareja, pero esto me ayudaba a entender que ese hombre no creía que existiera el amor, y por tanto, que el espectáculo que Sasuke y yo habíamos presentado, era irrelevante.

—Bueno, cariño, en primer lugar, ese hombre no parece saber qué es el amor, así que cualquier acción en nombre del amor, la tomará por capricho.

—No importa si él no cree que no es amor, mientras piense que estoy dispuesto a cualquier cosa por un capricho, debería ser suficiente para que él me vea como un eslabón débil.

—Lo sé, querido, pero existen dos tipos de caprichos, los frugales, aquellos que al principio parecen desmesurados, pero que cuando aparece uno nuevo, se desvanecen rápidamente. Creo que él piensa que yo soy ese tipo de capricho —lo abracé por el cuello— Y existen los caprichos obsesivos. Aquellos tan arraigados en nuestro ser que pueden volverse peligrosos porque cada palabra y cada acción nos dirigen a conseguirlo aún si eso significa nuestro fin. Ese es el tipo de capricho que te hace débil.

—¿Cómo sabes que él piensa que esto no es un capricho obsesivo?

—Porque la mayor parte de la fiesta nos vimos en necesidad de defendernos de la gente llevándoles la contra. Esto pareció más un acto de rebeldía que de obsesión —respondí y él quedó pensativo.

—¿Qué sugieres para demostrarle lo contrario?

—¿Recuerdas que me pediste coquetearle a alguien después del evento principal y montar un acto? —le pregunté y él asintió en silencio— Pues eso debería mostrarle tu obsesión, aunque deberás ser… algo explosivo en tus celos para convencerlo.

—¿Cómo algo así podría convencerlo de una obsesión? —me preguntó y parecía algo confundido.

—Como dije, nos hemos estado defendiendo de todos aquí porque no han dejado de atacarnos en toda la noche aún si es sólo con cotilleos, así que el acto de rebeldía, es que estamos unidos contra quienes nos señalan —pegué mi cuerpo a él— Pero después de mostrar tanto apoyo entre nosotros, que habla de raciocinio, el que mi avaricia me empuje a buscar un mejor postor, habla de mi desinterés a tu amor y lo calculadora que puedo ser —dije acercando mis labios a los suyos, pero no los toqué— Pero un acto escandaloso de celos es irracional y pasional. Además, no sé qué tanto quieres arriesgarte, pero elegir a un hombre con él que difícilmente pelearías, pero que no es un amigo, lo haría más creíble a los ojos del mundo.

Besé la mejilla de Sasuke muy cerca de sus labios cuando noté en sus ojos que sin profundizar más, entendía a qué me refería, y enseguida, se puso pensativo.

—Hyuuga Neji —soltó de repente.

—¿Quién es? —pregunté confundida, pues de entre las personas que se llegaron a acercar a nosotros por curiosidad, no recordaba a nadie con ese nombre.

—Es un hombre castaño de ojos perla. Su esposa es una mujer de cabello y ojos castaños —respondió y podía sentir su respiración pesada después del beso. No me permitió alejar mi rostro del suyo.

—¡Oh! ¡Los recuerdo de cuando fuiste detrás del cerdito! —comenté— Si es un Hyuuga, debe ser un hombre muy importante.

—Él podría convertirse en el heredero de los Hyuuga, ya que el actual líder sólo tiene hijas, pero Hiashi aún espera conseguir un heredero varón —respondió Sasuke y pude sentir como me sujetaba con fuerza— Mi padre se enfadará si sabe que me he buscado un problema con él. Aún no es lo suficientemente importante, pero podría llegar a serlo.

—Entiendo. Parece la víctima perfecta —dije queriendo separarme para mirar por el balcón para buscar con la vista al aludido, pero Sasuke no me dejó separarme y me besó con tanta pasión…

Tan rápido como me besó, me empujó hacia el balcón sentándome en la baranda sin soltar mis labios, y aún si hubiese querido rechazarlo, aunque esa no era mi intención, no habría podido por el ímpetu de sus acciones. Eso sin mencionar que él pesa y tiene más fuerza que la mía.

Aquél acto me resultó más que sorpresivo, ya que no lo esperaba, mucho menos por el tema que estábamos tratando en la conversación. Sinceramente, llegué a pensar que por primera vez él daba el primer paso hacia mí sin tratarse de una actuación, pero cuando alcancé a oír un montón de murmullos, recordé que, aunque estábamos en un sitio que parecía privado, no era así, porque desde el jardín los invitados de la fiesta podían vernos aún si no podían escucharnos.

Bien… estaba decepcionada, pero sólo podía culparme a mí misma por haberme olvidado de que aún estábamos a la vista del reto de la gente allí. Hacía muy poco que era consciente de ello, y un simple beso me había hecho olvidar de algo tan importante.

¡Vamos, Karin! Deja de vivir en las nubes.

Cuando el beso finalmente terminó, Sasuke me miró. Parecía contrariado, pero no dijo nada.

—¡Atención a todos! ¡Atención a todos! La medianoche está cerca. Tenemos que apresurarnos —se oyó la voz de la anfitriona, y tanto Sasuke como yo, volteamos a verla desde el balcón, como todos hacían desde el jardín— Los que ya tienen un número, entren a la casa y vayan a su balcón asignado —daba las indicaciones— Los que aún no han atrapado un cerdito, los sirvientes los atraparan y ustedes elegirán uno para obtener un lugar.

La gente comenzó a movilizarse tras aquella indicación, y Sasuke y yo los mirábamos desde el balcón más alto de la casa.

No sé por qué Sasuke no hizo ningún movimiento o continuó con la actuación mientras la gente tomaba su lugar en los balcones, pero sé que yo no lo hice porque el último beso me había inquietado, y ni siquiera podía dirigirle la mirada a Sasuke.

Centré mis pensamientos en lo que ocurría ante mis ojos, así que pude ver que los sirvientes atrapaban con facilidad a los porcinos, principalmente porque los atraían con comida, y hubo un conflicto porque dos damas habían elegido al mismo cerdito de los sobrantes. Sin embargo, la anfitriona intervino rápidamente y con algunas cuantas palabras, arregló el asunto.

Los balcones se llenaron rápidamente con parejas, y noté que nosotros, que estábamos en el más alto y grande de los balcones, no podríamos ser vistos por el resto de las parejas desde sus lugares, mientras que el resto de los balcones tenían algún "vecino" que estaba bastante cerca uno del otro, que la intimidad entre parejas era limitado.

Bien, más allá de la superstición, podía entender que las parejas solteras codiciaran el balcón donde Sasuke y yo estábamos porque podrían tener un momento privado con su pareja, sin ser señalados de impropios.

—Gracias a todos los distinguidos invitados por asistir al Baile anual de los enamorados —se oyó la voz de la anfitriona que se encontraba en el techo de la mansión. Era difícil verla, pero se oía sin dificultades— Espero que como cada año, la pareja adecuada sea bendecida con amor eterno y mucha felicidad —decía animada— Que las luces en el cielo, sean las bendiciones que Dios envía a aquellos que saben amar.

Al terminar su pequeño discurso, los fuegos artificiales comenzaron a iluminar el cielo y si bien había notado que las palabras nos descartaban a Sasuke y a mí de los buenos deseos, dejé el tema de lado porque estaba asustada por el ruido, pero gratamente sorprendida por él espectáculo.

Sólo una vez en mi vida había visto fuegos artificiales, ya que estos eventos eran nocturnos y era en la noche en que debía ejercer encerrada en el burdel, pero aquella primera vez los ví de casualidad y estaba bastante lejos del sitio, así que no se comparaba en nada a la cercanía que tenía en ese momento.

—¡Mira, Sasuke! —exclamé emocionada como una niña olvidando cualquier cosa antes de que se dispararan las luces— ¡Son hermosas!

Me incliné suavemente sobre el balcón con asombro y felicidad, aunque al mismo tiempo me cubría los oídos. Empero, de un momento a otro sentí a Sasuke detrás de mí, y para cuando volteé, él me abrazaba por detrás mientras reemplazaba sus manos con las mías para amortiguar el estruendo. Así mismo, pude verlo sonreír.

Regresé la vista a las luces en el cielo, sintiéndome renovadamente feliz, y permanecimos así hasta que el espectáculo terminó, momento en que todos, a excepción de mi pareja, aplaudimos.

Sasuke, por su parte, retiró sus manos de mis orejas y las deslizó por mi cintura, me hizo girar y me besó, sólo que está vez el beso fue suave, lento… dulce.

Por supuesto que me dejé llevar por las emociones y además de abrazarlo por el cuello, correspondí con la misma ternura su beso.

—Volvamos al salón, para seguir con el baile —se oyó a la anfitriona tras haberse arreglado la voz escandalosamente. Sin duda, quería interrumpirnos a Sasuke y a mí, pero nosotros seguimos en nuestro dulce beso.

Cuando el roce de nuestros labios terminó, Sasuke me miró fijamente a los ojos y yo podía sentir mis mejillas sonrojadas. Era la primera vez que alguien me besaba con ternura y podía sentir mi corazón acelerado como nunca al mirarlo a los ojos.

Nos mantuvimos en silencio sin separarnos, mirándonos a los ojos por unos instantes, por lo menos hasta que unos escandalosos golpes en la puerta del balcón, llamaron nuestra atención.

—¡Señor Uchiha! ¡Señor Uchiha! —se oía la voz de la anfitriona— Es momento de volver al salón.

Por los estrepitosos golpes, ambos habíamos roto el contacto visual, y permanecimos en silencio. Sin embargo, casi de inmediato la puerta del balcón se abrió.

—Ya la hemos oído —dijo Sasuke con dureza, lo que me hizo salir del extraño estado en el que me había sumergido con aquel beso, pues aunque los golpes en la puerta ya habían roto el ambiente, no conseguí pensar hasta oírlo a él.

—No respondían. Me he preocupado —contestó la anfitriona sin esforzarse en fingir preocupación.

—¿Le preocupaba nuestra seguridad, o le preocupaba que la superstición se hiciera realidad? —pregunté burlona, porque aunque seguía confundida con él tierno beso, estaba enfadado por la interrupción, y quería molestar a la mujer.

—Por favor, hay que volver al salón —dijo la Marquesa ignorando por completo mi pregunta.

—Volvamos a casa, querida. Me gustaría continuar lo que nos han interrumpido —Sasuke me sugirió en tono suave, aunque no me miró a los ojos.

Allí, una vez más me di cuenta que aquel tierno beso, debía ser actuado como los demás, pues aunque los invitados no podían mirarnos desde los demás balcones, la anfitriona debía poder hacerlo desde el techo de la casa y Sasuke aprovechó la oportunidad.

—Cariño, es la primera vez que me traes a un baile. ¿No podríamos quedarnos a bailar un rato más? —propuse para luego hablar con un tono coqueto e insinuante— Prometo que al volver a casa, valdrá mucho la pena. Incluso haré eso que te gusta tanto.

En ese punto ya no sabía si mi oposición estaba pensada porque recordara que Sasuke quería que le coqueteara al tal Hyuuga o si era mi forma de evitar quedarme a solas con Sasuke tan pronto, pero sabía que al final de todo, se haría lo que él tenía planeado.

Después de todo, se suponía que yo estaba ahí para apoyarlo con su plan, no para disfrutar de la fiesta y enamorarnos de verdad.

—No estoy seguro de poder ser tan paciente —comentó Sasuke después de arreglarse la voz.

—¿No te gustaría volver a saborear…?

—Debo entregarle su premio de la cacería de cerditos, señor Uchiha —la Marquesa, mostrándose avergonzada y asqueada, le dió una caja a Sasuke sin ninguna ceremonia— Y le suplico que deje de hacer escenas. Ya se ha humillado suficiente.

La anfitriona, evidentemente molesta, nos indicó con la mano el camino de regreso al salón, pues forzosamente debíamos atravesarlo para llegar a la salida.

Recibí una discreta señal de Sasuke para no seguir discutiendo con la mujer, y en silencio llegamos al salón, dónde nuestra presencia volvió a causar habladurías.

—Finge que tropiezas —Sasuke me murmuró y supe de inmediato que él deseaba que mi coqueteo con Hyuuga ocurriera antes de irnos.

—¡Ay!

—Cuidado, cariño —Sasuke me llevaba del brazo, así que le fue fácil "detener" mi caída— ¿Estás bien?

—Seguro que lo está —dijo la Marquesa que aún nos acompañaba.

—Sí, creo que… ¡Ay! Me duele un poco.

—Te llevaré a sentar para revisarte.

—Dijo que sólo le duele un poco, creo que sería más benéfico que vaya a su casa —insistió la anfitriona que me miraba con disgusto.

—La Marquesa tiene razón. Sólo déjame apoyarme en ti y…

—Nada de eso —Sasuke me interrumpió y sin darme tiempo de procesarlo, él me había dado la caja con el premio y ya me llevaba en vilo hasta el sillón libre más cercano. Por supuesto, esto alentó aún más los cotilleos— Déjame ver, querida.

—No debe ser nada.

Sasuke me levantó la falda lo suficiente para dejar a la vista mis pies, pero descaradamente me sujetó ambas pantorrillas.

—¿Cuál te duele?

—El izquierdo —respondí, y él acarició mi pierna por debajo de la falda hasta llegar a mi muslo y tirar de la media para dejar mi pie a la vista de todos.

Ya de por sí era escandaloso que Sasuke me tuviese de acompañante en tal baile junto a toda nuestra actuación, y ahora, después de una evidente caricia subida se tomó y com mis tobillos quedaban expuestos a la vista de todos, el escándalo era mayor.

Pese a que no viví toda mi vida en el burdel, se sentía así porque mi recuerdo más remoto era cuando mi madre ya trabajaba allí, y aún cuando soy consciente de que se trataba de un burdel, y por tanto, la desnudez era rompan de cada uno, a la gente de clase baja nos resultaba irrisorio que los nobles consideraran que el que una mujer mostrara los tobillos era casi pornográfico.

Al parecer, mirar un poco más de piel de lo que un vestido normal tapaba, incluidos los guantes, resultaba erótico para los caballeros de la alta sociedad, así que las mujeres allí presentes, al menos las que se atrevían a hacerlo, hicieron a sus parejas voltear para otro lado mientras Sasuke tanteaba mi pie.

¡Dios! ¡Sólo era un pie! Estoy Segura que si Sasuke me hubiese levantado sólo un poco más la falda, se habrían escandalizado más.

—Podría hincharse —comentó Sasuke soltándome para después ponerse de pie y mirar a la anfitriona— ¿Podría traernos hielo?

La Marquesa frunció el ceño, seguramente no quería gastar un recurso tan caro y difícil de preservar en mí, pero por lo que había aprendido de Konoha, la gente aquí siempre quería mostrarse amable y hospitalaria, así que ella debía sentirse contrariada entre su desprecio hacia mí, la amenaza de Sasuke sobre los negocios y el cuidar su imagen.

—Sí, claro, pero será mejor que la lleve a una habitación de descanso.

Sasuke volvió a cargarme y siguió a la Marquesa a una de las habitaciones de descanso donde nos dejaron a solas.

—Buscaré la forma de atraer aquí a Hyuuga para que hagas tu movimiento y después nos iremos —Sasuke me murmuró, confirmándome que todo, incluído el suave beso, había sido parte de la actuación.

—¿Crees que puedas conseguir que venga aquí después de que me manosearas en público? La Marquesa parecía apurada por echarnos de su fiesta lo antes posible —respondí en susurros y tomé la caja del premio para observarla de cerca, aunque más bien era mi forma de distraer a mi corazón— Ni siquiera dio los premios de la competición más importante en público como con los demás concursos. Estoy segura que fue porque nosotros ganamos el primer premio.

—Sólo prepárate para cuando venga.

—Tengo curiosidad por el premio. ¿Qué puede ser tan valioso? —me enfoqué en la caja en mis manos y la abrí.

Por el tamaño, pensé que podría ser un lujoso collar de alto valor lleno de joyas, pero era extraño que la caja no pesara. Se sentía como si estuviese vacía. Sin embargo, sí que había algo dentro, y era un colgante tejido de hilos rojos.

—Hay que buscar una forma de hacerle saber a la gente que te regalé el premio.

—¿Qué es esto? —pregunté confundida— No parece valioso.

—Parece un amuleto —comentó Sasuke echándole apenas un vistazo.

—¿Un amuleto? ¿Una de esas cosas que usa la gente supersticiosa para conseguir buena fortuna o algo así?

—Sí.

—Vaya, de verdad que los nobles de Konoha son supersticiosos. Necesitan entretenimiento más variado —cerró la caja— Aunque eso explica por qué están tan concentrados en nosotros. Debe fascinarles nuestra actuación.

—Recuerda que a quien debemos convencer es a Danzou.

—No quisiera arruinar tus ilusiones, pero creo que al menos esta noche no conseguiremos convencerlo de tu gran amor —le dije— Parece más cauteloso de lo que imaginé y me sorprende que haya venido a este baile. Se nota que no le interesa.

—Si no se muestra un poco sociable, cesgará sus relaciones comerciales.

—Vaya, parece que no es tan diferente de mi trabajo. Yo finjo amar por dinero, y ustedes fingen amistad a cambio de mantener su trabajo —dije riendo. Me parecía irónico que los nobles que se sentían superiores, tuviesen más en común conmigo de lo que pensaban. Hubo silencio entre nosotros y eso me puso algo nerviosa— ¿Cuánto pueden tardarse en traer hielo? Creí que nos querían fuera lo antes posible y ya se han tardado demasiado. ¿No te parece?

—Sí, pero también quieren incomodarnos para que no vuelva a presentarte en reuniones sociales —Sasuke me respondió— Estamos fuera de la vista del resto, así que la Marquesa siente más confianza para incomodarnos.

—¡Qué fastidio!

—Esta es la excusa que necesito para volver al salón —comentó Sasuke, y me sonrió con astucia— Quédate aquí y espera a Hyuuga. Te daré un minuto.

Sasuke salió del cuarto de descanso dejándome sola y aunque al principio tardé en comprenderlo, para cuando Hyuuga entró a la habitación, sabía lo que tenía que hacer.

—Yo… Lo siento, señorita, parece que me confundí de cuarto —dijo el hombre de ojos perlados e hizo una reverencia dispuesto a irse.

—¡Espere, señor…! ¿Hyuuga? ¿Podría ayudarme? —alcancé a detenerlo y me levanté fingiendo cojera.

—No sé en qué pueda serle de ayuda —me respondió sin mirarme directamente en toda nuestra interacción.

—¿Ha visto al señor Uchiha? Fue a buscar a la Marquesa ya que no… ¡Ay! —volví a fingir que tropezaba debido a "mi lesión" y el señor Hyuuga me sostuvo— Disculpe. En primer lugar no debí levantarme, pero temí que no se detuviera.

—La ayudo a volver al asiento —me dijo amablemente después de arreglarse la voz. Pude sentir que se puso nervioso ante la cercanía cuando me sostuvo.

—No quiero entretenerlo, sé que allá afuera hablan —respondí.

—No puedo ignorar cuando una dama necesita ayuda —respondió ayudándome a volver al asiento.

—Nadie aquí piensa que soy una dama, pero le agradezco… ¡Ay! ¡Qué torpe! —exclamé porque fingí tirar la caja del premio por accidente.

—Permítame, yo lo levanto.

—Es el premio de la última competencia —comenté sin darle mayor importancia— No sé qué sea, pero el señor Uchiha me lo ha regalado.

—¿Él se lo ha dado? —preguntó el hombre entregándome la caja.

—Sí. Admito que pensé que sería un collar o algo similar, pero no puedo apreciar algo que no sé qué es.

—La Marquesa o el señor Uchiha debieron decirle.

—La Marquesa quiere que me vaya rápidamente, y el señor Uchiha ni siquiera vio el contenido, sólo me lo dio y lo ví cuando me dejó aquí sola.

La expresión del hombre parecía contrariada, pero se tomó el momento para explicarme.

—Es un amuleto para el amor.

—¡Oh! Entiendo. Aunque admito que no esperaba que algo así se considerara tan valioso en Konoha —comenté— En Otogakure, los amuletos para el amor son sencillos de obtener, aunque no se parecen a esto.

—A juzgar por los patrones y conociendo a la Marquesa, estoy seguro que este amuleto es una antigüedad de Kyōfū —me explicó el hombre de ojos perlados— Tengo entendido que había un templo en ese país donde se les regalaba un amuleto a las personas que dejaban ofrenda, y estas personas se comprometían a llevar un año después una ofrenda siete veces mayor a la primera si para ese entonces ya estaban comprometidos —discretamente dió un paso atrás— Sé que esos amuletos eran populares en aquel entonces, pero con el país extinto, actualmente son un objeto invaluable.

—Ya entiendo, pero aún si creyera en supersticiones, creo que este amuleto ya no sirve.

—¿Por qué dice eso? —preguntó sorprendido.

—No hay templo y no hay ofrenda, y aún si no se necesitaran, por lo que me ha contado, el amuleto es por persona, y este, que es considerado como una antigüedad, ya debió haber sido usado —respondí y pude ver cómo se sorprendía ante mis palabras— En fin, aunque creyera en magia y amuletos, es mejor que este no funcione. El amor es un gran obstáculo en mi oficio y los hombres son los primeros en olvidarse del amor cuando les llega la calentura.

—Pensé que el señor Uchiha y usted…

—El señor Uchiha dice estar enamorado de mí, pero ¿quién sabe? Quizá sólo está asustado del matrimonio y me ve como una forma de escape, pero eventualmente se casará con su prometida porque es su deber y en el mejor de los casos se olvidará de mí cuando nazca su primer hijo —respondí sin darle mayor importancia— Yo, por otro lado, sólo estoy trabajando y voy a sacar el mejor beneficio que puede de esto. Si el señor Uchiha sigue siendo tan generoso al menos un año más, podré al fin retirarme de este trabajo, de lo contrario, tendré que buscar nuevos clientes. ¿No está usted interesado?

Por supuesto, lo último lo dije con coquetería, a diferencia de lo demás que más bien lo decía como reflexión, y podía notar la gran sorpresa del señor Hyuuga, algo que no esperaba, ya que al parecer él sí consideraba que podía haber afecto entre Sasuke y yo.

—No conozco suficiente al señor Uchiha, pero puedo asegurarle que es la primera vez que vemos que tiene tales atenciones con una señorita, así que por favor, no menosprecie los sentimientos que él pueda tener —me pidió el hombre con solemnidad— Dicho eso, espero pueda ser compasiva y alejarse de él para que no le rompa el corazón cuando usted decida alejarse de él. Además, recuerde que su prometida también sufrirá.

—¿Y qué hay de mis sentimientos, señor? ¿Acaso no son importantes por no ser de la nobleza como ustedes? —pregunté llorosa— ¿Usted cree que disfruto esta vida? Lo único que quiero es hacerme de un buen dinero para poner un negocio respetable para no tener que volver a trabajar en algo tan vergonzoso y peligroso —fingí tratar de retener mis lágrimas— No pueden entenderlo porque a ustedes no les ha faltado nada, pero los que no, hacemos lo que hay que hacer para sobrevivir.

—Tiene la oportunidad de elegir…

—¿Cree que alguna vez tuve esa oportunidad de la que habla? ¿Cree que mi madre la tuvo? Ella era una mujer respetable, pero pobre y entró a un burdel cuando mi padre murió para poder alimentarme —las lágrimas salían de mis ojos— Un cliente se puso violento y la mató cuando tenía doce años y la dueña del burdel me vendió porque decía que mi madre le debía dinero. Además, debía aceptarlo para pagar los gastos de entierro.

—Señorita, yo no…

Comencé a llorar y él sacó su pañuelo y me lo ofreció.

—Por favor, si no está interesado en mis servicios, le agradecería que se metiera en sus propios asuntos —dije rechazando con orgullo el pañuelo, sacando mi propio pañuelo y limpiándome con cuidado para no arruinar mi maquillaje.

—Por favor, discúlpeme señorita. No pretendía ofenderla —dio un paso hacia mí y yo no lo volteaba a ver— Como disculpa, quizá pueda ayudarla de alguna forma a…

Oí algunos pasos acercarse y tiré "por accidente" mi pañuelo, por lo que me precipité a inclinarme para recogerlo.

El castaño quiso agacharse a recoger la prenda por mí, pero antes de poder bajar, la puerta de la habitación de descanso se abrió.

—¡Ah! —se oyeron el coro de dos gritos femeninos.

—¡¿Qué carajos…?!

Y antes de que nadie pudiera decir nada, Sasuke se abalanzó contra el castaño.


¿Cómo reaccionará Neji ante el ataque? ¿Cómo reaccionará la esposa de Neji y la gente de la fiesta ante la escena de celos? ¿Esto logrará al fin convencer a Danzou? ¿Sasuke es tan buen actor que hasta hace dudar a Karin, o sólo son los deseos de Karin por poder tener algo más de Sasuke? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?

Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n

Inverse L. Reena: Muchas gracias por tu comentario n.n Siempre procuro no usar clichés, e incluso, cuando los uso trato de darles algunos giros inesperados. Me alegra saber que al menos con esta historia lo estoy consiguiendo. Espero que, pese a lo lento de las actualizaciones, la historia siga siendo de tu gusto n.n

Historias a actualizar hoy:

*Apuesta XL

*Inexperiencia

*Peligrosos deseos

*El cliché de los gemelos (doble actualización)

Recuerden que me lleva un tiempo subir las actualizaciones, así que si aún no ven capítulos nuevos de las historias mencionadas, deben esperar un poco.

De antemanos, gracias a todos por su paciencia. Por ahora me despido.

¡Hasta la próxima actualización!