¡Saludos, queridos lectores!

Hoy día vengo con la actualización de esta historia, la cual, he notado ha sido de su preferencia, por lo que, y a pesar de que había dicho desde el principio que no sería tan larga, como ya habrán notado, ha tenido más capítulos de los que sugería. Esto ha sido ya que ha tenido muy buena recepción y aunque si será más larga de la idea original, no será una historia de cien capítulos.

Espero que pese a la decisión de ser alargada ligeramente, no deje de gustarles, por el contrario, espero que les guste más así que si hubiese sido una historia más corta.

Sin más, más que decirles que hay un anuncio al final del capítulo y que verán malestares y desnudos, los dejo con la continuación de esta historia n.n


Karin estaba inquieta por lo dicho por su padre. Es decir, él había dicho que no debía estarlo, pero le habían estado pasando tantas cosas extrañas que le era difícil dejar ese tema de lado. No obstante, se sentía tranquila de saber que al menos su padre volvería a casa y no regresaría a guardia sino hasta dos días después.

Si, con la presencia de su padre en casa podría sentirse segura no sólo de que si volvían los dolores, él estaría cerca para auxiliarla, sino también porque Suigetsu y ese chico sexy se abstendrían a seguir con su bromita…

La chica comenzó a preguntarse si debía seguir considerando que le estuvieran jugando una broma, quizá, por lo menos debería sopesar que Sasuke, como al parecer se llamaba, pues hasta ahora él no se había presentado "formalmente", no estaba bromeando, pues aparentemente él sabía lo que ella tenía y de hecho, él le había mencionado que era algo heredado.

¿Y si fue coincidencia que Suigetsu empezara con su bromita de vampiros y hombres lobo, justo cuando ese chico se aparecía para hablarle de una enfermedad, mutación o lo que sea y ella lo había malinterpretado por culpa del albino?

A todo esto ¿cómo fue que él dió con ella y se apareció en su casa así sin más? Cuando ella le preguntó, él dijo que la había encontrado de la misma forma que la primera vez, pero salvo por esa voz en su cabeza que le respondió "por el aroma", él no había sido claro sobre su respuesta. Es más, ahora se preguntaba si él no la habría ido a buscar desde antes para vigilarla y el encuentro en el campamento había fingido que había sido casualidad.

Si él quería hablar con ella desde un principio, entonces ¿por qué en su primer encuentro no habló con ella? Ni siquiera lo intentó. Incluso pareció ignorarla en aquella ocasión y ahora se había presentado frente a ella como si fueran cercanos y hablándole de su herencia.

Karin le dió muchas vueltas al asunto y fue inevitable ponerse a pensar teorías y probabilidades, pero para cuando comenzó a imaginarse cosas fantasiosas y sin sentido como lo de lobos y vampiros que Suigetsu había sugerido en su momento, decidió que debía dejar el tema a un lado. Su mente, seguramente ya se había saturado al punto de formar absurdos.

Ese día, Karin se quedó en el hospital hasta que su padre salió de la guardia. No quería estar sola en la casa si Suigetsu o ese chico volvían a aparecer y de hecho, fue acertado pensar que al menos uno de los dos aparecería, sólo que el albino había decidido enviarle mensaje para saber si ella estaría sola. No quería volver a equivocarse frente a ella.

Conversación con "Idiota"

Idiota: ¿Tienes sola la casa?

Karin: Ya te dije que no volveré a organizar fiestas "pequeñas" 😠

Idiota: ¡No es para eso! Sólo responde

Karin: No, mi padre ya está en casa

Idiota: …

Idiota: Salgamos a algún lado

Karin: No puedo

Idiota: …

Idiota: ¿Por qué?

Conversación grupal "SKJ"

Karin: Te lo digo por aquí para que Juugo también se entere.

Karin: No quiero repetir las cosas

Juugo: ¿Qué pasa?

Karin: Me enfermé

Idiota: ¡No inventes excusas!

Karin: Los paramédicos vinieron a mi casa por la mañana

Idiota: …

Juugo: ¿Qué tienes?

Karin: No sé, mi padre me hizo estudios de sangre

Idiota: …

Juugo: ¿Qué pasó?

Karin: Comencé con dolores ayer por la noche. No pude comunicarme con nadie y me quedaba dormida cuando cesaban

Juugo: ¿Alguna idea de lo que pueda ser?

Karin: Mi padre dice que podría ser una mutación genética muy rara. Va a investigar al respecto para descartarlo o confirmarlo

Idiota: Estuve ayer en tu casa

Karin: No podré salir hasta asegurarme que el dolor no vuelva

Juugo: Esperemos lo mejor. Cuídate

Idiota: Si es una broma, no es graciosa

Karin: Gracias Juugo.

Karin: Estoy en contacto

La pelirroja ignoró los mensajes y llamadas que Suigetsu hizo, pues él la había visto la noche anterior, se veía sana y sentía que ella estaba poniendo excusas.

Él iba a descubrir su mentira.

Por su parte, Karin decidió dejar el celular al menos por ese día, primero porque no quería seguir viendo los mensajes de Suigetsu molestándola con tonterías y por otro, sabía que terminaría navegando en internet leyendo artículo tras artículo que pudiera encontrar sobre la mutación de la que su padre había hablado.

Su padre le había dicho que si tenía esa mutación, no pasaría nada, que no era grave y que no era motivo de preocupación, pero ella sabía que su mente no lo dejaría pasar, así que necesitaba distraerse.

Durante el resto del día, Karin se dedicó a limpiar su habitación y escombrar su armario y cuando acabó, bajó a preparar la comida y sentarse a comer con su padre que recién despertaba. Desde que llegaron a la casa, el hombre se había ido a la cama después de un par de días sin dormir.

Cuando acabaron de comer, ella lavó los trastes y subió a su habitación, por sugerencia de su padre, pues ella estaba dispuesta a hacer el quehacer de toda la casa si era necesario, para poder distraer su mente. De hecho, había considerado ignorar la sugerencia de su padre, pero ella terminó cediendo cuando él le recordó los dolores que había sufrió.

Ninguno de los dos sabía de dónde venían los dolores ni si iban a regresar en algún momento, así que volver a tener un episodio como ese, podría ser peor con el cuerpo cansado.

—Supongo que podría ver una película o una serie —dijo Karin en voz alta, mientras entraba a su habitación buscando una forma de distraerse sin usar el celular.

Al no ver otra opción, se acostó en la cama con su laptop, abrió una plataforma de streaming y para no conflictuarse pensando en qué debería ver, usó el botón de azar.

"El diario de los vampiros" fue la elección de la plataforma para ella, lo que, además de irritarla de pensar en la broma de Suigetsu, le hizo considerar que si él insistía con la broma, debería pensar en una forma para que la dejara en paz. Pero ¿cómo iba a lograrlo?

La forma más rápida y sencilla, sería caer a propósito en la trampa para que se terminara pronto, pero ella no quería verse como una niña ingenua ni alimentar el ego y la vanidad de su amigo haciéndole creer que ella se podría enamorar de él con un cuento tan absurdo.

Tras pensarlo un rato, consideró que si él iba a persistir con la broma, ella podría hacerle creer que estaba cayendo, pero para proteger su orgullo, debía devolvérsela en su propio juego, pero ¿cómo? ¿Cuál sería la mejor forma de conseguirlo?

Como no se le ocurría una buena idea, Karin decidió ver la serie que la plataforma le sugería para tomar ideas. Además, recordaba que cuando la serie fue popular, nunca la terminó de ver y siempre era bueno ver a Ian Somerhalder en pantalla.

Karin iba a la mitad del tercer capítulo cuando comenzó a tener mucha hambre de repente. Lo más extraño de todo, es que en ese momento estaba comiendo una bolsa de frituras y sentía como si a su estómago no le llegara nada. Además, ella había comido hacía menos de tres horas, no había razón para sentir hambre.

Ella quiso ignorar por completo la sensación de hambre, pero entre más pasaba el tiempo, más grande era y lo único que le decía que no se trataba de gastritis, además de que había hecho a un lado las frituras para tomarse una pastilla, era que su estómago estaba gruñendo. Cuando ya no pudo seguir ignorándolo, fue a ver a su padre.

—Ayer me pasó algo parecido… o eso creo. Me dio mucha hambre de la nada, comí unas salchichas, de hecho, me comí el paquete entero y un tiempo después de eso fue que me dieron los dolores. No pensé que tuviera alguna relación, por eso no lo mencioné antes, ahora… no sé —Karin terminaba de explicarle a su padre— Tuve la sospecha justo ahora porque estaba comiendo unas frituras cuando me llegó esa hambre repentina. Me tomé una pastilla para la gastritis, pues a veces se siente como si tuviera el estómago vacío, pero sigo sintiendo mucha hambre y mi estómago no deja de protestar.

—Bueno, si esto tiene relación con los dolores, es posible que logremos conseguir información ahora que sientes el hambre —comentó Orochimaru y sacó el equipo médico que tenía en casa para emergencias. Bien podría decirse que él tenía otro consultorio en su despacho.

Orochimaru chequeó a su hija empezando por el estómago y después el cuerpo en general, pero lo único inusual era el hambre que ella sentía y que entre más tiempo pasaba, ella parecía ansiosa.

—Te sacaré una muestra de sangre aprovechando este estado, quizá nos dé más información mientras tienes este síntoma inusual. Haremos lo mismo si los dolores regresan.

—¿Puedes apresurarte? Ya no aguanto el hambre —suplicó, pues la pelirroja sentía como si no hubiese comido en horas.

—Sólo nos tomará unos momentos —respondió Orochimaru sacando el equipo que había preparado. Él ya había considerado sacar la prueba de sangre si los dolores regresaban.

Cuando Karin vio que su padre había conseguido la muestra, ella se levantó de la silla sin pensarlo y bajó a la cocina directo al refrigerador, pues desde que ella había notado que la noche había caído, las palabras del misterioso chico retumbaron en su mente, sólo que al principio no quiso prestarles atención y dejarlo en manos de su padre.

Por suerte para ella, había un par de rebanadas de jamón que se comió de un bocado, pero a diferencia de las salchichas que el día anterior le calmaron el hambre enseguida, siguió sintiéndose insatisfecha, así que se puso a cocinar una chuleta que se suponía, era para la comida del día siguiente. En cuanto se la terminó, el hambre y la ansiedad desaparecieron y a su mente volvieron las palabras del chico:

"...al atardecer, cuando sientas hambre, come tanta carne como necesites para satisfacerte."

De no ser por aquellas palabras, quizá Karin habría comido cualquier otra cosa con desesperación, pero en efecto, la carne parecía tener un efecto diferente, pues aún cuando el jamón no la dejó satisfecha, si había ayudado a calmarla, lo suficiente como para ponerse a cocinar la chuleta.

—Quizá debería hacer caso de lo que me dijo —se murmuró a sí misma refiriéndose a todo lo demás, como que era genético, que toda la semana estaría igual y que ya se pasaría. Sin embargo, también recordó algo más:

"Es importante por tu bienestar, que no le digas a nadie, mucho menos a un curandero sobre lo que te está pasando. Podrían hacerte daño."

¿Curandero? Karin repasaba la palabra una y otra vez mientras lavaba los trastes que recién había usado. Es decir, ella sospechaba que él se refería a los doctores, pero ¿quién diablos se refería a los doctores así en esos días? ¿O se refería a los curanderos que decían tener poderes mágicos y esas cosas…? No, no le pareció que fuera el caso. Además ¿por qué le hacía esa advertencia? Es decir, los doctores debían ayudar a la gente con sus dolencias y salud y ella no creía que su padre pudiera hacerle algún daño.

Bueno… sabía que Orochimaru podría llegar a ser cruel, insensible y a veces un poco sádico cuando atendía a sus pacientes, ella misma lo vivía cada vez que se enfermaba desde que fue adoptada por él. De hecho, en el hospital, Orochimaru tenía puestas algunas quejas al respecto de algunos pacientes, lo que se traducía en llamadas de atención y sanciones, pero ella no creía que él pudiera llegar tan lejos.

—¿Aún tienes hambre? —preguntó Orochimaru que finalmente había salido de su despacho.

—No, comí una chuleta y quedé satisfecha.

—Bien.

—He pensado que quizá el hambre sólo sea síndrome premenstrual —comentó Karin que sentía cómo la confianza que sentía por su padre estaba flaqueando, pues de nuevo oía la voz del chico en su mente y le decía que no confiara en nadie.

—No te había pasado antes ¿O si?

—No… pero tampoco me ha bajado este mes. Siempre he sido muy puntual y me parece mucha casualidad que me dé esta hambre justo cuando no me baja —señaló Karin— Sólo se ha atrasado dos días, así que quizá sea sólo un aviso de mi cuerpo. ¡Y no estoy embarazada! Si lo estuviera, tendría que ser del espíritu Santo.

Lo último lo dijo exaltada para que su padre no mal pensara de ella. Lo último que necesitaba era que su padre creyera que ella podría estar embarazada cuando seguía siendo virgen.

—Claro que no estás embarazada. Habría salido en los exámenes de sangre —respondió Orochimaru soltando una risilla— Pero ahora que mencionas tu regla ¿Hay alguna otra irregularidad con ella?

Karin fingió estar pensativa, pues si, que le bajó el día del campamento cuando ya había terminado no había sido normal y aún lo tenía muy presente, pero la voz que oía en su cabeza sobre no confiar comenzaba a hacerla sentir muy insegura de su propio padre.

—No que haya notado. Sólo que se ha atrasado —respondió la chica.

—Quizá no te venga mal una revisión ginecológica. Es común que las chicas tengan antojos antes o durante su regla. Sé que sentías hambre, no antojos e incluso oímos tus intestinos trabajando, pero tenías comida, así que esa hambre podría ser otro síntoma de la mutación. Necesitamos descartar o confirmar ese síntoma para tener un mejor panorama de lo que tienes.

—Había pensado esperar algún otro síntoma o irregularidad para ir al ginecólogo —respondió Karin.

—Te sugiero que lo hagas cuanto antes. Si es un síntoma, será mejor saberlo lo antes posible.

Karin asintió en silencio, pero por dentro estaba debatiéndose entre esa voz que seguía aconsejándola y lo que su mente le decía. Es decir, ella llevaba casi ocho años viviendo con su padre adoptivo y aunque fuera insensible, era muy bueno como médico, así que no dudaba de sus conocimientos. De hecho, con tantas quejas de pacientes, era para que el hospital lo hubiese echado hacía mucho tiempo, pero si no lo hacían, era porque todos reconocían su excelencia como doctor.

Probablemente, el único motivo por el que Orochimaru no se consideraba el mejor médico del mundo como su antigua compañera, Tsunade, era por sus prácticas poco humanas, y varias otras de ética cuestionable, así que Karin sabía que en ese ámbito podía confiar en él, pero por algún motivo, aquella voz la hacía dudar y se sentía inquieta por ello.

En cuanto la chica terminó con los trastes, corrió a su habitación preocupada por la influencia de aquella voz, la cuál no tenía mucho sentido. Es decir, era sólo una voz en su cabeza que era igual a la de ese chico extraño, pero ella sentía que podía y debía confiar en ella.

Apenas cerró la puerta de su cuarto detrás de ella, el dolor en todo su cuerpo se hizo presente haciéndola caer. Esta vez, el dolor era mayor, y aunque quiso gritarle a su padre, sentía que si lo intentaba, la respiración la abandonaría. Dicho esto, ella intentó golpear el piso o la puerta, esperando que el ruido atrajera a su padre, pero además de que el dolor tampoco la dejaba moverse lo suficiente, alcanzó a oír que llamaban a la casa.

Si alguien llamaba a la puerta, quizá era Suigetsu exasperado por haberlo ignorado todo el día o quizá, de nuevo ese chico extraño se habría aparecido como el día anterior, en que llegó cuando el dolor apareció. Si era así, en cualquier momento su padre iría a buscarla y podría ayudarla.

Karin sólo podía doblarse del dolor y dirigía toda su concentración al ruido en el recibidor esperando el momento en que subieran las escaleras, pero a pesar de que oyó la voz de Suigetsu, este no se quedó mucho tiempo y su padre seguramente había regresado a su despacho, porque ni siquiera se acercó a las escaleras.

Desesperada por llamarlo, ella intentó una vez más tener su atención golpeando la puerta varias veces. Sin embargo, el dolor se fue tan de repente como apareció y de la misma manera que la primera vez, se quedó dormida ante el cansancio de lo que había sufrido.

El resto de la noche, Karin sufrió de la misma forma que la noche anterior en cuanto a que despertaba por el dolor y se quedaba dormida por el cansancio, pero esta vez era peor, porque dolía más y por ello ni siquiera podía gritar por ayuda. Ella habría esperado que su padre fuera a buscarla de vez en cuando para asegurarse que el dolor no había vuelto, pero ninguna de las veces en que ella despertó, él se aproximó.

Lo más extraño de todo, además del extraño intenso dolor, fue que algunas de las veces en que despertó y a pesar del sufrimiento, llegó a ver o sentir a Sasuke acostado a su lado, a veces abrazándola y otras sólo mirándola mientras le acariciaba el cabello, pero tampoco podía hablarle. Además, ella creyó que verlo ahí eran alucinaciones causadas por el intenso dolor porque ¿cómo diablos se había metido a su habitación?

Definitivamente ese chico no había entrado por la puerta, porque para ello, su padre lo habría dejado pasar hasta su cuarto, pero para Orochimaru, Sasuke era un extraño. Ella jamás lo mencionó, así que no tenía sentido que lo dejara pasar. La ventana tampoco era una opción, porque aunque Karin dormía en un primer piso, su ventana daba al jardín trasero y la cerca era muy alta y con mucha seguridad. Incluso si una mariposa entraba, su padre lo sabría, por ello, cuando Suigetsu la convenció de hacer una fiesta porque se quedaba mucho tiempo sola, la descubrieron enseguida.

—Tienes que relajarte para que duela menos —ella recordaba que le repetía una y otra vez, pero ¿cómo se suponía que iba a relajarse cuando tantas cosas extrañas estaban pasando?

Sin darse cuenta, una vez más los dolores pararon cuando amaneció, pero Karin siguió dormida por el cansancio y no despertó sino hasta el mediodía. Aún así, cuando despertó, no sintió ninguna reminiscencia de lo que había ocurrido por la noche.

Al levantarse, había olvidado lo que había ocurrido durante la noche, así que le extrañó ver que no tenía puesta su pijama, pero cuando pudo recordarlo, se dio cuenta que había despertado en su cama a pesar de que el dolor la había tirado al piso y que en ningún momento ella pudo llegar a ella. Además, también recordó que después de quedarse dormida en el piso la primera vez, ella había despertado en la cama al siguiente ataque de dolor.

Ella pensó enseguida que su padre la había encontrado tirada y la había llevado a la cama, si era así, entonces él seguramente tomó la muestra que necesitaba ¿Verdad? Pero ella no lograba recordar haberlo visto en aquellos momentos de sufrimiento.

Intrigada por la situación, tomó sus lentes apresuradamente de la mesita de noche a lado de su cama y se los puso mientras se dirigía a la salida. Sin embargo, cuando estuvo cerca de la puerta, se sintió mareada.

Al principio, ella pensó que era un efecto más del dolor o quizá por haberse levantado rápido del lecho, pero como regresó a la cama para estabilizarse, notó que estaba viendo un poco borroso con los lentes.

Desde aquel día de campamento, ella ya había notado que comenzaba a notar cierta diferencia en sus lentes, aquella que vas notando cuando el astigmatismo avanza y hay que cambiar de aumento, pero la ocasión en que ella fue a hacer la evaluación para el ajuste, le habían dicho que no necesitaba un aumento, que quizá sólo había tenido la vista cansada porque de hecho, había salido mejor que en su exámen previo.

Miró los anteojos confundida, pero su prioridad era hablar primero de los dolores con su padre antes que de la optometría, así que bajó tan rápido como pudo a buscarlo.

La tarea fue algo complicada, porque con lentes se mareaba y sin ellos veía borroso, pero menos de lo usual. Las malas noticias para ella fueron que su padre no estaba por ningún lado.

Karin tuvo que volver a su habitación a tomar su celular para llamarlo y saber dónde estaba, pero inundado entre todas las notificaciones de Suigetsu, encontró un mensaje de él que le informaba que había ido a dejar la muestra de sangre al laboratorio y que iría a dar asesoría a un colega.

Sin duda, a su padre le fascinaba su trabajo y si Karin tuviera que describir las vacaciones perfectas de su padre, ella diría que haciendo investigación médica, por ello no le extrañaba que regresara al hospital pese a ser su día de descanso. Sin embargo, ella necesitaba hablarle de lo que había pasado la noche anterior en caso de que él no se hubiese enterado de nada, pero cuando ella presionó el click de llamada, oyó un ruido en la ventana que llamó su atención.

Cuando Karin levantó la vista, vio a Sasuke corriendo hasta ella y de un momento a otro le arrebató el celular de la mano y canceló la llamada apresuradamente.

—Te dije que no le digas nada a los curanderos —habló el chico y la pelirroja aún no podía salir de su pasmo— Vas a ponerte en peligro si sigues así.

La razón le decía a la pelirroja que debía gritar, correr y llamar por ayuda, pero salvo por el hecho de que había aparecido de la nada, se sentía tranquila con él.

—¿Qué haces…? ¿Cómo entraste…?

Karin tenía tantas preguntas que se le atropellaban en la boca sin poder decir ni una completa.

Sasuke estiró su mano hacia ella, le acarició la mejilla y a pesar de todo lo extraño, ese gesto tampoco la hizo dudar o asustarse por su presencia. De hecho, le gustó.

—Apenas me dió tiempo de reemplazar la sangre que ese hombre tenía —comentó el azabache en un tono serio y de hecho, su gesto iba a corde, pero la forma en que él acariciaba su mejilla era muy dulce— Puedo explicarte mejor lo que te está ocurriendo si accedes a escucharme.

Pese a esa sensación de confianza que sentía sobre él, el sentido común aún le señalaba a Karin lo extraño de todo eso, pero tras pensarlo un poco, decidió escucharlo. Es decir, parecía que él había tenido razón sobre comer carne y si sabía algo más, ella necesitaba saberlo.

Una vez que él le dijera todo lo que ella necesitaba saber y lo convenciera de irse, podría ir con su padre a contarle todo.

—Te escucho.

—Cuando oigas lo que tengo que decir, deberás reconsiderar tu plan —dijo el chico tomando un mechón de su cabello y lo olisqueó.

Karin se sintió inquieta, porque sus palabras sonaban como si él hubiese adivinado lo que ella estaba pensando hacer. Además, al mismo tiempo se avergonzada por ese gesto y verlo olisquear su cabello de esa manera, le hizo recordar aquel sueño erótico que tuvo con él.

—Entonces dime lo que necesito saber de todo esto o volveré a llamar a mi padre —pidió ella insistiendo. Él no debería poder saber sus planes, así que sólo debía conseguir la información— Además de ti, él es el único que puede ayudarme a entender, pero tú no eres claro conmigo. Ni siquiera…

El celular de Karin comenzó a sonar y la puso nerviosa al pensar que el chico no le devolvería el teléfono, pues aún lo tenía en la mano. Sin embargo, el azabache le extendió el aparato y ella lo tomó sin problemas. Enseguida, pudo ver en la pantalla el nombre de Suigetsu.

Dudó en contestar, porque ella quería oír la información que ese chico tenía para ella, pero no quería perder la oportunidad de advertirle a quien fuera, que ella estaba en una situación en la que debería tener miedo. Empero ¿cómo iba a poder decirle eso al albino frente a ese chico sin que su amigo pensara que era una broma o la tildara de loca? Habría sido mejor si la llamada fuera de Juugo, él era más perceptivo en ese aspecto.

—¿Si?

—Hola… ammm

—¿Qué pasa? —Karin había optado por comportarse linda y amistosa para que el albino pudiera detectar que algo no era normal.

—Yo… quiero disculparme por… ya sabes. Todos esos mensajes groseros de ayer —titubeaba mucho y era la pelirroja quien sentía que algo no iba bien con él, por lo menos hasta que recordó la declaración en el bosque y su bromita— Ayer fui a tu casa y… tu padre me dijo que si estabas enferma y eso.

—¿Está todo bien? Suenas… raro.

—¡Estoy intentando ser amable, maldita sea! —exclamó Suigetsu después de haberse quedado callado al no saber qué decir. Después de todo, no iba a confesarse por teléfono.

—Gracias —respondió Karin tratando de no alterarse, tenía que seguir en su papel de "dulce amiga" para que captara el mensaje.

—Yo… bueno. Me gustaría visitarte si no te sientes muy mal.

—Me encantaría —respondió Karin animadamente.

—¿En serio? Iré en cuanto termine mi turno en el trabajo —se oía animado— ¿Te gustaría que te lleve algo? ¿Pizza tal vez?

Karin se dió una cachetada mental después de aquella reacción, pues al parecer, en lugar de que el chico entendiera que estaba en peligro, pensaba que ella estaba cayendo en su dichosa bromita.

En fin, no importaba. Si Suigetsu llegaba a la casa antes de que ese chico frente a ella que no dejaba de oler su cabello le hiciera algo raro, no importaba si lo hacía creyendo que cayó en su broma.

—Si, la pizza está bien.

—¡Perfecto! ¡Estaré allí a las seis! —exclamó contento.

—Si, aquí te espero. Chaíto —Karin se despidió de esa forma esperando que a su estúpido amigo se le prendiera el foco, pero por si acaso, decidió escribirle un rápido mensaje esperando que el chico no sospechara.

Karin: Trata de venir mucho antes

La joven ni siquiera pudo revisar si su amigo ya había visto su mensaje, pues no quería alertar al azabache. Guardó el celular y se preguntó si debía hacer que soltara su cabello o no. Es decir, no le incomodaba, pero sabía que para cualquier otra persona aquello se vería extraño.

—Aunque venga antes, quizá prefieras evitar verlo cuando termine de hablar contigo —comentó el azabache, lo que volvió a inquietar a la joven.

—Eso no puedo saberlo por qué no sé qué vas a revelarme —musitó la pelirroja— Así que ¿qué te parece si comienzas a explicarme?

—Sé que los Huma no creen en las leyendas de antaño y aunque no eres una de ellos, te han criado igual —el chico iniciaba su explicación e hizo una pausa— Nosotros somos Mannaros, una especie diferente, aunque la mitad de nuestra ascendencia viene de ellos.

—¿De qué hablas? Ayer también usaste una palabra extraña, pero no entiendo ninguna.

—Por lo que sé, los Huma, nos llaman hombres lobo o licántropos. Mannaro es una combinación germánica-latina a la que algunos Huma en la antigüedad se dirigían a nosotros en el viejo continente y es la forma en que nos llamamos entre nosotros. Nosotros…

—¡No! ¡Espera! Dime por favor que es todo una broma de Suigetsu y que tú estás tan chalado como él porque…

—Ese Huma te ha dicho puras estupideces, pero no significa que yo te esté mintiendo —respondió el chico irritado— Aunque los Vampir existieron, hace años que no se ha reportado un avistamiento. Hubo una cacería para eliminarlos hace muchas lunas —explicó sin entrar en detalles— Si hay alguno, debe seguir oculto en algún sitio. En el mejor de los casos, fueron exterminados.

—Voy a llamar a Suigetsu ahora mismo. Ambos tienen que hacer a un lado esta estupidez —dijo Karin muy enojada— Usar mi enfermedad para reforzar su estúpida broma es muy cruel y no voy a permitir que…

—Tienes la marca de los Mannaro ¿No es así? —Sasuke la interrumpió y tocó detrás de su hombro, justo donde estaba esa mancha con forma de huella— Esa es la evidencia de lo que somos.

Karin se alejó de él dando algunos pasos hacia atrás bastante sorprendida y confundida de que él supiera de la mancha que tenía precisamente en ese sitio. Sin embargo, queriéndose aferrar a la idea de que todo era parte de la broma de Suigetsu, pensó que quizá el albino había escuchado sobre la mancha cuando Kim lo señaló, a pesar de que Tayuya había estado gritándole su repertorio de groserías en ese momento.

Si, debía ser eso, porque ¿de qué otra forma ese chico extraño habría podido saber sobre la mancha? Ese día en el campamento cuando se vieron, Karin no se había quitado la blusa que cubría su espalda sino hasta que se habían perdido y sintió demasiado calor.

—¿Ahora vas a decirme que tú tienes la misma marca? —Karin dijo en tono irónico.

—Todos los Mannaro la tenemos. A veces cambia el símbolo de alianza, pero es poco frecuente —respondió el chico quitándose la playera y dándose la media vuelta. Ahí, detrás del hombro, justo en el mismo sitio que ella, él tenía la misma marca— Nosotros tenemos el mismo símbolo de alianza, así que deberías tener exactamente la misma marca que yo.

Enojada, Karin se acercó a su tocador para tomar unas toallitas húmedas y no tuvo reparos en acercarse al chico para tratar de borrar la marca en su espalda. Ella estaba segura que se trataba de sólo pintura removible. Aún si lo habían pintado con marcadores permanentes, la toallita húmeda podría correr un poco de tinta. Sin embargo, no ocurrió.

Pasmada, no pudo hacer ni decir nada, hasta que en un intento desesperado por desmentir lo que estaba viendo, quiso "quitar" la tinta con las uñas, pero una vez más fue en vano. De hecho, le había abierto una pequeña herida al chico, pero este no le reclamó.

—Es un tatuaje ¿verdad? ¿Llegaron tan lejos como para hacer esto? —Karin titubeaba al hablar a pesar de que intentaba no hacerlo.

—¿De verdad crees que es un tatuaje? —el azabache preguntó muy serio.

La pelirroja no supo qué responder, porque no quería aceptar que si bien Suigetsu pudo haber visto y copiado de alguna forma aquella marca para su broma, no había forma de que él supiera que había aparecido un círculo alrededor de la huella.

—¡No! ¡Es imposible! Soy una humana. Si fuera una Mann no sé qué, tendría que haberme dado cuenta antes ¿No? —Karin negaba— Si me transformara en lobo, tendría que saberlo o al menos tener lagunas en la memoria… —recordó lo ocurrido cuando tenía quince años. Los asistentes habían hablado de un monstruo humanoide pero…— ¡No! ¡No es lo mismo! ¡Tendría que tener más de una laguna en la memoria! Eso fue sólo una vez.

—Los Mannaro Elabel que quedan huérfanos muy jóvenes, quedan ajenos a los conocimientos de nuestra especie —él intentó acercarse de nuevo a ella, pero mantuvo la distancia al notar que la chica se veía bastante alterada— Así que cuando llega el momento de la primera transición, no se hace el ritual necesario para conseguirlo sin dificultades.

—¿Qué no era la Luna llena la que transformaba a los hombres lobo? —preguntó Karin queriendo señalar el error de su discurso.

—No puedes confiar en los inventos de los Huma. Apenas recuerdan nuestra existencia y rellenan los huecos de su memoria con estupideces —contestó el azabache— Aunque si en algo tienen razón, es que es verdad que mucha de nuestra biología y cultura están regidas por la Luna.

La chica estaba nerviosa tratando de aferrarse a la razón y, por sobre todo a la lógica con la que siempre había vivido. Sin embargo, siendo hija de un médico reconocido cuyo pensamiento era que, sin importar lo alocado que sea la teoría o propuesta de alguien, no debía descartarlo a menos que las pruebas mostraran lo contrario.

Si, si el chico podía demostrarle que al menos él podía convertirse en lobo, entonces ella podía creerle, si no, entonces sólo era una espantosa broma o él y Suigetsu eran un par de locos esquizofrénicos.

—No puedo creerte. Si lo que dices es verdad, quiero una prueba que no pueda falsificarse como el tatuaje que tienes en la espalda —respondió Karin más dueña de sí— Te pediría que te transformaras en lobo frente a mi, pero imagino que a pesar de que dijiste que no era el caso, debemos esperar la Luna llena ¿no?

—¿Estás segura que quieres verlo? —preguntó serio, pues el chico recordaba que su madre le había dicho alguna vez que los Huma y los Elabel que no sabían nada sobre los Mannaro, podrían tener reacciones muy fuertes de ver una transformación frente a ellos.

—Si, no habrá nada más que pueda convencerme de lo que dices, si no lo veo con mis propios ojos. Sólo así podrás convencerme —Karin le aseguró— Puedo esperar la próxima Luna llena o la que tenga que ser. Mientras tanto, siguen siendo historias de fantasía para mí.

La joven sacó el celular dispuesta a escribirle algo a Juugo para que fuera a su casa. Ya no podía confiar en Suigetsu. Si Sasuke sospechaba, ella podría alegar que estaba buscando el calendario lunar.

—Las fases de la luna no son necesarias en este caso —Sasuke le quitó el celular y lo arrojó a la cama.

—¡Oye no…!

—Ya he pasado por el ritual de paso, así que no necesito de la Luna por ahora para poder transformarme, pero no sé si tú…

—¡No pongas excusas! Si puedes hacerlo ahora, entonces sólo hazlo —Karin insistió exasperada, aunque su enfado era principalmente porque él le había quitado el celular. Ahora no sabía cómo tomarlo y comunicarse con alguien sin que él se diera cuenta.

—De acuerdo —respondió el chico y su siguiente movimiento fue desabrocharse el pantalón.

—¡Espera! ¡Qué estás haciendo! —exclamó Karin nerviosa, sonrojada y volteándose a un lado, pero mirando de reojo.

—Se arruinará mi ropa si me transformo con ella puesta —respondió el chico sin darle mayor importancia.

—¡Estás poniendo excusas para que no pueda ver! —exclamó la pelirroja fingiendo que no lo miraba, pero de soslayo veía que el chico estaba en ropa interior.

—No te estoy impidiendo ver —respondió el chico bajándose la última prenda— Sólo observa.

—¡Pervertido! ¿Cómo puedes exhibirte así con una extraña? ¿No tienes vergüenza? —insistió la chica fingiendo que no veía nada.

—No es la primera vez que me ves desnudo.

—¡No digas tonterías! —cerró los ojos completamente, pensando que él se refería a que se había dado cuenta que ella si estaba mirando.

—Abre los ojos. No tardaré mucho en transformarme.

Karin quería fingir que no quería verlo desnudo, que él era un completo pervertido y aprovechado, pero por otro lado, necesitaba mantenerlo vigilado y no distraerse en caso de que tuviera otras intenciones. Además, no iba a negarse la posibilidad de comprobar qué tan acertado había sido su sueño sobre sus dotes.

Actuando como si le costara aceptar ver al chico desnudo, Karin lo miró mordiéndose la lengua y Sasuke, sin aviso, comenzó a avanzar hacia ella y a transformarse en el lobo negro que vio en el bosque, el mismo que había soñado que se se convertía en el chico guapo.


¿Qué significan todas esas palabras que usa Sasuke? ¿Karin realmente soñó lo ocurrido en la cueva? ¿Ella realmente está sufriendo una mutación en su sangre? ¿Qué opinará Karin al ver a Sasuke convertirse en lobo frente a ella?

Esto y más en el siguiente capítulo n.n

Hablando del siguiente capítulo, hubo alguien quien me sugirió hacer una doble actualización. Pensé bastante en esto porque aún tengo las demás historias encima, más un par de actividades navideñas para este mes, así que, si bien yo nunca condiciono a mis lectores para subir capítulos, en esta ocasión haré una solicitud: si quieren que haga una doble actualización de esta historia para navidad, me gustaría ver al menos un comentario de la gente que sólo viene a leer. No diré una cantidad, con que vea que haya comentarios de personas que antes no habían comentado (o incluso que alguna vez dejaron un único comentario), yo les daré una doble actualización de esta historia para navidad.

La petición anterior, es más que nada porque me gustaría leer la opinión de esas personas que comentan muy poco o nada y porque si no las hay, entonces simplemente continuaré con el ritmo que llevo con mis fics. Por supuesto, conforme vaya terminando las historias, las actualización de aquellas que aún no han terminado serán más rápidas, pero por el momento, tengo entre manos cinco historias derivadas de la HWSK y siete que he dejado en hiatus hasta terminar estas cinco (y no quiero mencionar las que dejé abandonadas hace años y pretendo retomar).

Como ven, tengo mucho qué hacer, pero hago lo mejor posible para actualizar, terminar las historias y traerles nuevo material n.n

Por último, les menciono que la siguiente historia a actualizar será Advertencia del más allá. En el mejor de los casos, la estaré actualizando mañana, pero si mi día es tan ocupado como pienso, me temo que esta historia tendrá que actualizarse hasta la próxima semana.

Sin más por el momento, me despido.

Hasta la siguiente actualización n.n