¡Saludos, queridos lectores!
En esta ocasión, salvo por el anuncio que estoy dejando en todas mis actualizaciones, no tengo mucho que decirles, así que sólo los dejaré para que puedan seguir leyendo esta historia, la cual espero siga siendo de su agrado. Deduzco que este capítulo será uno de los favoritos, pero sólo podré saberlo con sus comentarios, follows, favs, ect.
Anuncio que habrá en todas las actualizaciones y nuevas historias que suba hoy: Mi regalo de Navidad para ustedes, aunque se haya adelantado un día, es una actualización masiva de mis fics.
Sinceramente, mi objetivo principal era el de actualizar todos los fics de la HWSK y los que dejé en pausa por esa actividad, sin embargo, calculé mal el tiempo. Pensé que aún tenía una semana más para escribir. El mínimo de mi objetivo, era actualizar todos los fics de la HWSK y me alegra decir que, si bien no cumplí mi propósito más ambicioso, si logré superar el mínimo, pues además de la actualización de todos los fics HWSK, también les traigo doble capítulo de "La marca del lobo", capítulo nuevo de "Anónimo" y mi contribución en las dos actividades navideñas que se realizaron en el grupo de Facebook SasuKarin Month.
Espero que disfruten de este pequeño regalo del que me esforcé bastante en realizar n.n
De la impresión, las piernas de Karin fallaron, pero aquél enorme lobo, haciendo uso de su agilidad, le ayudó a amortiguar el golpe poniéndose bajo ella.
Karin estaba pálida y temblando, no sólo porque había visto algo completamente increíble que consideraría mágico e imposible, sino que ahora ponía en duda que aquel sueño erótico, realmente no había sido algo creado por su propia imaginación.
—Estoy soñando ahora ¿Verdad? —murmuraba temblando tratando de convencerse para poder explicar lo que había ocurrido— Lo de la cueva fue un sueño.
"Te dije en aquella ocasión que no era un sueño ni una ilusión", escuchó la voz del chico en su cabeza y ella se abrazó a sí misma asustada. Esa voz, desde el campamento, al parecer tampoco había sido producto de su imaginación.
El lobo negro se echó en el piso mientras la pelirroja seguía sobre de su lateral, él dobló su cuerpo en una media luna y comenzó a lamer la mejilla de la pelirroja que seguía temblando. De vez en cuando, el lobo también frotaba su rostro en el hombro de la chica.
—Tengo que despertar —se decía a sí misma una y otra vez y comenzó a pellizcarse para tratar de despertarse.
"Te haces daño en vano" oyó la voz en su cabeza y el lobo lamió los lugares que alcanzó a ver que ella se pellizcó.
—¡Sal de mi cabeza!
"Es la única manera de comunicarme contigo estando en esta forma". Ella se agarró la cabeza cuando oyó de nuevo la voz.
—¡Sólo sal!
El lobo soltó un gruñido, pero no respondió a la protesta de la chica y acostó la cara en el piso como una forma de comunicarle que la dejaría en paz, pues aunque él se sentía impaciente, sabía que ella necesitaba tiempo para procesar la información.
Durante un rato, Karin repasó en su mente todos los sucesos que intuía, estaban relacionadas con ese asunto de los hombres lobo y al mismo tiempo repasaba las palabras que el joven le había dicho y la increíble transformación de este. Además, recordaba al lobo negro del bosque que obviamente todos sus amigos habían visto, estaba allí en su cuarto y ella estaba recargada encima de él. Sin mencionar que en su cama estaba la ropa de ese chico.
Quizá lo más impactante para la chica de entre tantas cosas, era pensar que había tenido relaciones con ese joven sin pensárselo dos veces y aunque ella le atribuía la desinhibición al hecho de que en aquel entonces ella pensaba que era un sueño, Karin no podía dejar de pensar en el hecho de que en aquella ocasión había percibido… pistas, por llamarlas de alguna forma, que indicaban que aquello era muy diferente de un sueño. Empero, tampoco debía olvidar que aún con estas, ella no podría haber pensado que estaba teniendo una vivencia, porque todo lo que había pasado allí parecía sacado de una novela adolescente.
Cuando se sintió lo suficientemente tranquila para hablar, a pesar de que seguía nerviosa e inquieta, dejó salir su voz.
—¿Sasuke? —el lobo levantó el rostro y la miró a los ojos— ¿Qué pasó?
"Creciste como una humana desconociendo tu origen", le respondió calmado.
—¿Podrías no hacer eso? Me pone de los nervios y siento que estoy a nada de tener otra crisis nerviosa —suplicó la joven.
El lobo hizo un movimiento ligero con su cuerpo para indicarle a la joven que ella seguía encima de él, a lo que Karin se hizo a un lado y miró al lobo ponerse de pie.
Lentamente, el lobo volvió a tomar la forma del chico azabache que Karin recordaba del campamento y su cara se tornó tan roja como su cabello.
—Actualmente es poco común que haya Elabel, y la mayoría de ellos…
—¡Ponte al menos los calzoncillos! —Karin le tiró la prenda en la cara, pues el chico, desnudo e inmutable, se acercaba a ella.
—Me verás así de aquí en más, no deberías…
—¡Sólo póntelos! —exclamó la pelirroja y no porque le molestara la vista, sino más bien porque le recordaba su sueño… o vivencia, y preferiría hablar de ello hasta el final. Así no podía concentrarse.
Malhumorado, el chico se puso la prenda interior, pues a su parecer, era insignificante el detalle de su desnudez. Empero, optó por obedecerla, ya que al parecer la alteraba tanto como a los humanos y necesitaba tener una conversación decente con ella.
—¿Algo más? —preguntó gruñendo.
—Alguien decente se vestiría por completo, pero puedo trabajar así —respondió la pelirroja desviando la mirada— Ahora sí, explícame cómo es que soy una loba, según tu.
—No es mandato mío que seas una Mannaro. Así naciste, jamás has sido humana —respondió el azabache— Solamente te criaron como humana. Imagino que perdiste a tus padres muy joven como para recordarlos.
—Tenía ocho años cuando mamá murió y la recuerdo bien —Karin protestó— Ella jamás habló de hombres lobos o las palabras extrañas que usas. Aunque recuerdo que era muy enfática al enseñarme el calendario lunar —la chica recordó— Pero tampoco recuerdo haberla visto transformarse o que lo mencionara.
—Si no te mencionó nada, ni se transformó, debió percibir peligro cerca. Quizá había un cazador acechando —comentó Sasuke pensativo— No conozco mucho sobre las costumbres de los Elabel, pero sé que son muy precavidos. Especialmente cuando…
—¡Espera! Ya mencionaste esa palabra muchas veces y no sé qué significa, empieza explicándome eso —pidió la pelirroja— Me has llamado así más de una vez y siento como si me estuvieras insultando o algo por el estilo.
—Los Elabel son los Mannaro que viven entre los humanos. Yo soy un Luey, un Mannaro que vive en el bosque.
—¿Viven en el bosque? Pero pensaba que los hombres lobo vivían entre los humanos y tenían que controlarse cuando se transformaban para no matar a nadie —al terminar de decir aquello, Karin se estaba arrepintiendo, pues ella había sido testigo de que el chico, convertido en lobo, actuaba calmadamente y dueño de sí— Esto es demasiado confuso para mí. Ni siquiera puedo aceptar que yo sea una mujer lobo si nunca me he transformado. Debes estar confundiéndome o…
—Escucha, explicar todo esto es algo que se supone que tengan que hacer las hembras alfa, así que me es difícil explicarte las cosas si me interrumpes tanto —Sasuke dijo poco contento.
—¿Cómo esperas que te escuche sin hacer preguntas? Estoy tratando de entender que no soy humana y que las historias de terror son reales.
El azabache miraba a la pelirroja con dureza, pero de un momento a otro su expresión se suavizó y dió un suspiro cansado.
—Te explicaré las cosas básicas de forma general y responderé algunas de tus preguntas cuando termine de hablar —le propuso— Si me escuchas sin interrumpirme, te prometo llevarte con alguien que sabrá explicarte mejor cualquier duda que tengas.
—Pero…
—Aun si fuera yo quien te explicara todo, nos llevaría varias horas que aprendieras todo —la interrumpió— Por ahora te diré lo necesario para que entiendas por qué no debes decirle nada a los Huma ni dejar que los curanderos te descubran —se acercó a ella y volvió a tomar un mechón de cabello para olisquearlo. Después, tomó los anteojos de la chica y se los quitó— También te diré cómo lidiar con tu transformación, aunque no será fácil sobrellevarlo si sigues negada.
—¿Mi… transformación? ¿Me estás diciendo que me estoy transformando? —preguntó Karin nerviosa y el joven asintió. Esto inquietó a la joven y le quitó su cabello de las manos antes de recuperar sus lentes de manos de él, pero no se los puso— ¿Por qué me hueles tanto? Tampoco dejas de tocarme cuando tienes oportunidad.
—Es instintivo —aseguró el chico, aunque desvió la mirada.
—¿Instintivo? No se te vaya a ocurrir engañarme para pasarte de listo conmigo —amenazó la chica, que si bien no le molestaban los gestos que él tenía para con ella, no quería dejar que él pensara que tenía derecho de hacer lo que le diera en gana.
—Sólo déjame hablar —insistió el azabache y la chica sólo asintió. Tras una pausa, él comenzó a hablar— Los Mannaro nacemos y vivimos en forma humana durante quince años, pero en la primera Luna llena de nuestros quince años, nuestro cuerpo manifiesta nuestra herencia lobuna para transformarnos por primera vez. Sin embargo, no podemos transformarnos solos. Entre más tiempo pase, es más difícil la primera transformación —explicaba tratando de no volver a acercarse demasiado a ella— Es lo que te pasó a ti.
—¿Y si no quiero transformarme? —preguntó la chica angustiada.
El joven frunció el ceño porque ella lo había interrumpido nuevamente, pero lo dejó pasar.
—En este punto, ya es inevitable. Además, es nuestra naturaleza. Tarde o temprano debemos tener nuestra primera transformación. La tuya está siendo complicada porque no has tenido guía para lograrlo con más facilidad y porque te niegas a aceptar tu naturaleza —respondió calmadamente— Lo que aún no entiendo por completo, es cómo has logrado pasar tantos años sin tener tu primera transformación. Sé que en las ciudades Huma no siempre se ve la Luna, pero no debió llevarte tanto tiempo acumular la energía para transformarte.
—¿A qué te refieres? —preguntó inquieta, pues lo que había ocurrido aquél Halloween a sus quince años, no debía ser coincidencia si era la edad en que se supone, todos se transforman.
—Una semana antes de la primera Luna llena de los cachorros quinceañeros, deben tomar baños de Luna. La Luna es la que nos brinda la energía y fuerza para poder cambiar de forma. Así, para cuando llegue la Luna llena, tendrán suficiente energía para su primera transformación —respondió el azabache— Estoy seguro que tú no tomaste esos baños de Luna, pero con el paso de los meses, aunque fuera de poco en poco, debiste haber acumulado energía para transformarte antes. No debió llevarte más de un año. Sin embargo, recientemente lo has logrado y estoy seguro que fue gracias a la Luna de Sangre.
—No salgo mucho a la calle de noche —ella se encogió de hombros.
—No, debe haber algo más. Siete años es mucho tiempo sin transformarte a menos que estuvieras encerrada en un calabozo sin que te dé ningún tipo de luz —respondió el joven lobo para luego quedar pensativo— La marca en tu espalda ¿A qué edad la manifestaste? Esa marca debió aparecer en tu primera Luna llena a los quince años, pero si apareció aquél día en el bosque…
—Apareció cuatro meses después de mi cumpleaños número quince —interrumpió Karin— Cuando apareció, sólo era una huella sin las garras ni el círculo.
—¿Estás segura de ello? —preguntó Sasuke confundido por los datos que ella le daba.
—Una noche sólo apareció la huella y estuve así por años. Las garras y el círculo aparecieron en el campamento.
Él miró a la joven, parecía bastante pensativo y parecía buscarle sentido a aquello que ella le había dicho.
—No sé por qué ha pasado así, pero eso explicaría por qué me costó trabajo encontrarte a pesar de que podía percibirte cerca. Debe tener relación del por qué tardaste tanto en transformarte.
—Por cierto ¿cómo sabes cuántos años tengo? —preguntó la pelirroja inquieta, pues aunque era más extraño todo lo que el chico le estaba contando, no podía dejar de pensar en que él había mencionado la cantidad de años que han pasado desde sus quince.
—Lo entenderás cuando termines la transformación. Aún faltan cinco noches para la Luna llena y te queda un camino complicado para conseguirlo.
—¿Y por eso me duele? ¿Por qué me estoy transformando tarde? ¿O por qué no tengo baños de Luna? —preguntó ahora entendiendo por qué los dolores sólo eran por la noche.
—No, nada de eso. La primera vez duele, pero no debe doler tanto como para desmayarte; debería ser un dolor tolerable o incluso sólo un cosquilleo —respondió el chico— Pero te rehúsas a aceptar tu naturaleza, así que tú forma de loba lucha para salir. Estás librando una batalla interna y por ello los síntomas son más violentos.
—¿Quieres decir que seguiré sufriendo por cinco días más todo esto? —preguntó angustiada y de sólo recordar los dolores se sentó en la cama muy afligida— No voy a soportarlo, mucho menos si el dolor sigue creciendo con el tiempo.
—No tiene que ser doloroso —él se sentó a su lado y le acarició la mejilla— Debes aceptar lo que está ocurriendo.
—¡¿Y cómo se supone que acepte que me voy a transformar en una loba cuando toda mi vida pensé que era una humana común y corriente?!
—Ahora que sabes lo que te está ocurriendo y lo que eres, será más sencillo lidiar con los dolores. Aceptarlo está en tus manos —el azabache le respondió tomando un mechón de su cabello— Cuando tienes los dolores, debes sentir como si algo quisiera salir de tu cuerpo. Debes dejar que lo haga y el dolor disminuirá.
—¿Y qué pasará si me transformo? ¿Enloqueceré hasta que aprenda a dominarme o algo así? —preguntó asustada.
—No. Si comes suficiente carne cuando tú cuerpo lo pida, no hay razón para que enloquezcas. Pero cuando te hayas transformado, es posible que te sea difícil andar en tu forma nueva. A muchos les estorba la cola la primera vez.
—¿Sólo puedo comer carne?
—Puedes seguir comiendo la comida de los Huma, pero sí es recomendable que la base de tu comida sea la carne. Por ahora, tu cuerpo va a exigir más porque la primera transformación requiere de mucha energía y esfuerzo.
Karin permaneció callada, pensativa e inquieta. Todo lo que le estaba diciendo aquel chico sonaba como a una historia alocada de alguna serie juvenil, pero ella misma había estado viendo lo que le ocurría y él le estaba explicando los motivos.
Por otro lado, a pesar de ser para ella un completo extraño, sentía como si pudiera confiarle su vida. Ni siquiera le molestaba que él siguiera insistiendo en oler su cabello.
—Dijiste que me llevarías con alguien que pudiera explicarme mejor todo esto. ¿Podemos ir ahora?
—No. Preferiría que fueras cuando haya pasado la Luna llena —respondió él jugando con su cabello.
—¿Estás seguro? Si esa persona puede explicarme mejor las cosas ¿No podría ayudarme a lidiar con esto de mejor forma?
—Para transformarte no te dirá nada diferente de lo que ya te he dicho, así que no importa demasiado —respondió muy serio— Además, durante el proceso siempre es mejor que estés en un lugar en el que te sientas cómoda.
—¿Y no crees que sería más sencillo aceptar todo esto si me explican todo lo que necesito saber?
—¿Estás preparada para pasar días en una cueva en el bosque sin poder venir a casa hasta que termine? —preguntó el chico lobo y ella se quedó callada— Si vamos ahora, deberás quedarte varios días para que te expliquen todo lo que tienes que saber.
—¿Por qué es necesario que me quede tanto tiempo? Suena muy…
—¿Alguna vez has interactuado con un lobo antes de conocerme?
—No, pero…
—¿Sabes algo sobre los lobos?
—Además de que viven en el bosque y que le aullan a la Luna, no, pero…
—Cuando te conviertas en lobo, vas a necesitar saber muchas cosas sobre tu forma, los instintos y la supervivencia. Esto es algo que los alfa de tu manada deberían enseñarte conforme creces, pero has crecido sin ellos. Tienes que aprender todo desde cero. No es algo que conseguirás en unas cuantas horas.
Karin se quedó callada sin saber qué contestar hasta que recordó que él había hablado sobre los lobos que vivían en la ciudad.
—Pero si yo quiero seguir viviendo aquí, en la ciudad con mi familia adoptiva no necesito aprender todo eso ¿O si?
La pregunta pareció molestar mucho al chico, pero después de gruñir un poco, respiró hondo para tranquilizarse.
—Aún si establecemos nuestra manada como Elabel, necesitas aprender todo lo que Sakura puede enseñarte para que puedas educar a los cachorros. De lo contrario, no sabrás guiarlos adecuadamente.
—¿Cachorros? ¿Me estás hablando de si decido tener mis propios hijos? ¿Seguirían siendo lobos si su padre es un humano? —Karin rió divertida por la forma en que él llamaba a los bebés, aunque ahora entendía mejor por qué usaba esa palabra. Era muy parecido a cuando en el sueño él dijo que se aparearían y… Su risa enmudeció.
Quería preguntarle sobre aquella noche para asegurarse si había sido un sueño o real, pero también tenía miedo de la respuesta.
—No sé qué ocurra con los niños nacidos de un Mannaro y un Huma, ni siquiera sé si es posible que conciban —dijo enojado y la pegó a su cuerpo con algo de brusquedad— Pero tu no tienes qué preocuparte por eso. Sakura te lo dirá sólo para que tengas la información, pero no pasarás por ello.
—¿Por qué…? —Karin estaba sonrojada y nerviosa de que él la tomara de esa manera cuando él estaba en calzoncillos. Además, aún tenía esa pregunta sobre el supuesto sueño. Empero, ella no pudo terminar su pregunta porque su celular comenzó a sonar— ¡Mi teléfono!
La joven quería soltarse para buscar el aparato, pero el azabache no la soltaba. Sin embargo, ella pudo dejar los anteojos que aún tenía en la mano y estirarla para tomar y responder el celular, pues no estaba tan lejos de ella como creyó.
—¿Si?
—Ya voy para tu casa. ¿Necesitas algo o se te antoja algo más? —era Suigetsu que sonaba amable y entusiasmado. Al parecer sí había logrado salir temprano del trabajo.
—¿Vas a venir? —preguntó Karin confundida. Había olvidado por completo que ella le había pedido que fuera y que de hecho le había enviado un mensaje pidiéndole que fuera lo antes posible.
—¿Tan mal te tiene esa enfermedad que se te olvidan las cosas? —preguntó enojado, pero sin ser un payaso como acostumbraba.
—¡Ah! ¡Claro! Es que… estaba tomando una siesta y me acabo de despertar —contestó al recordar la conversación y cuando intentaba seguir con la charla, comenzó a tartamudear al sentir que el azabache pasaba sus manos por su cintura— ¿Sabes? No me estoy sintiendo muy bien… tengo… mucho calor… digo… yo…
—Lo siento, no quería despertarte. ¿Tienes fiebre?
—Si, debe ser eso —respondió la chica tratando de alejarse del joven, pero tampoco hacía mucho esfuerzo por lograrlo.
—¿Estás sola? No pasaré por la pizza y llegaré en unos minutos.
—No dejes que venga —habló el chico lobo descontento. Estaba lo suficientemente cerca de la chica para oír lo que venía del celular.
—Déjame hablar —se oyó la voz de Karin que no se dirigía al albino.
—¿Con quién estás? —preguntó Suigetsu, pues la voz masculina se había oído bastante cerca del teléfono.
—Vinieron a… revisarme ahora mismo —respondió la pelirroja, pues estaba intentando hacer que Suigetsu no fuera a su casa. Ella aún tenía muchas dudas, pero no podía decirle que tenía visitas o no habría forma de darle una excusa para que él no llegara— No creo que podamos vernos.
—Pensé que tu padre era quien te estaba monitoreando —respondió el albino malhumorado.
—No sabemos lo que tengo, pedimos ayuda —se justificó Karin tratando de explicarse sin entrar en detalles— Sería mejor que no vinieras.
—¿Estás segura? No van a tardar ¿O si?
—Deja de hablar con él —se oyó de nuevo la voz del azabache.
—Karin, no suena como si…
—Necesitan que cuelgue para poder revisarme. Tengo que colgar. Adiós.
Karin terminó la llamada sin darle la oportunidad a Suigetsu de decir más nada, lo que dejó al albino bastante confundido porque la situación le parecía bastante extraña.
Estaba tan poco convencido de las palabras de la chica, que decidió ir a su casa de todos modos.
Por su parte, Karin dejó escapar un suspiro de alivio cuando colgó, esperando que el desaire a su amigo ayudara a que él no llegara a la casa. No quería que su presencia interrumpiera las explicaciones del azabache, ya de por sí, temía que su padre llegara en cualquier momento, pues aunque suponía que él perdería mucho tiempo en el hospital al preferir estar allí, nunca se sabía si podía cambiar de opinión.
—No hables cuando esté en el celular. Van a preguntarme quién está conmigo y se pueden malinterpretar las cosas. Y estás muy pegado a mí.
—Me desagrada —gruñó el azabache refiriéndose al albino, pero no hizo nada ante la cercanía con la pelirroja.
—Suigetsu no es una perita en dulce, pero es divertido mientras no seas objeto de sus bromas —comentó la chica recordando que su amigo quería jugarle una estúpida broma, pero que de hecho, daba la casualidad que los vampiros y hombres lobo si existían— Ese día en el bosque, él dijo que era un vampiro. ¿Ustedes se conocían de antes y le dijiste algo?
—Él es un Huma sin duda y ese día en el bosque fue la primera vez que los ví a él, a ti y los otros Huma que iban con ustedes.
—¿Tú vives en ese bosque?
—Si.
—¿Y de verdad no habías visto a Suigetsu ahí antes? Él dijo que había ido allí de campamento muchas veces.
—No presto demasiada atención a los visitantes, pero si él hubiese ido más de seis veces, podría reconocer su olor —respondió el azabache— Tenemos que vigilar a los que van al campamento seguido porque podría ser algún cazador que nos rastreó.
—¿Hay cazadores de hombres lobo?
—Si. No hay muchos en el mundo, especialmente en estos tiempos, pero los más peligrosos son los que vienen de una herencia familiar de cazadores. Ellos saben suficiente de nosotros para saber nuestros puntos débiles.
—¿Y cuáles son?
—Eso está entre las cosas que Sakura te explicará, pero no ser tocados por la luz de la Luna por un prolongado periodo de tiempo nos debilitará al punto de matarnos si la abstinencia dura demasiado tiempo.
—Pero si en la ciudad no siempre hay Luna y salgo tan poco de noche ¿Cómo es que yo…?
—Recibes luz de Luna aún si hay una ventana de por medio y como no te has transformador aún, no necesitas mucha —le explicaba aún jugando con su cabello— Para estar en verdadero peligro, tendrías que estar en una cueva sin salir por un prolongado periodo de tiempo.
Asintiendo, Karin veía cómo ese chico parecía disfrutar jugar con su cabello y no se mostraba nada incómodo al estar tan cerca. Este tipo de actitud, era lo que la hacía dudar el hacerle la pregunta que más la inquietaba, así que decidió asegurarse de saber lo más importante antes de tocar ese tema, pues no estaba muy segura de cómo reaccionaría si él se lo confirmaba.
—¿Hay algo más que deba saber de todo antes de visitar a… Sakura?
—Evita decirle a los Huma tu identidad. No importa cuánto confíes en ellos. No sabes quién podría ser un cazador y podría atacarte sin piedad —respondió el joven— Los cazadores educan a sus aprendices para matarnos sin piedad y en el peor de los cazos, torturarnos para sacarnos información —de nuevo comenzó a olisquear su cabello— Tampoco dejes que los curanderos sepan quién eres. Pueden llegar a ser peores que los cazadores por su ambición de conocimiento.
—No creo que mi padre…
—Revelar tu identidad no sólo te afecta a ti, sino también al resto de los Mannaro, que somos muy pocos, y por sobre todo, a tu manada —la interrumpió— Si un curandero les prueba a los Huma que existimos, estaremos en peligro, ya no sólo por los cazadores, sino por el resto de los Huma.
—Pero…
—Al menos promete que no dirás nada a los curanderos hasta que seas instruida —pidió el joven acariciando su mejilla mientras la miraba a los ojos— Así tendrás una mejor noción de nuestra especie y sacarás tus propias conclusiones.
—De acuerdo… —respondió poco convencida. Es decir, confiaba en las palabras del chico, pero se preguntaba a sí misma el por qué confiaba más en él que en su padre.
—Cuando ese curandero te pregunte de nuevo cómo te sientes, tendrás que mentir. Ya me encargué de la sangre que se llevó.
—¿Qué hiciste? —preguntó la pelirroja sorprendida.
—La reemplacé con sangre de ratón.
—¡Se va a dar cuenta que no es sangre humana! —exclamó Karin agarrándose el puente de la nariz— Habría sido mejor que rompieras el tubo de ensayo.
—No importa si descubre que no es tu sangre, lo importante es que no la analice.
—Es demasiado tarde para eso, él me ha sacado sangre desde que vine a vivir con él.
—Nuestra sangre es como la de los humanos en los primeros años de vida. Después cambia cuando la marca de los Mannaro se completa, así que no habrá problema mientras no analicen tu sangre ahora que tu marca se ha completado.
—Ayer me sacaron sangre también —dijo Karin preocupada y el chico soltó su cabello y se puso serio.
—¿Ese curandero te ha dicho algo sobre eso?
—Me dijo que mi sangre podría tener una mutación y que sabe que algunos humanos con mi tipo de sangre la tienen, pero al parecer son casos contados.
—Él ya sabe algo. Eso no es bueno —gruñó el chico.
—No creo que asocie esa mutación con los hombres lobo… digo, ¿a quién se le ocurriría semejante locura? —respondió la pelirroja riendo— Ni siquiera yo que lo estoy viviendo, puedo dejar de preguntarme si no me estoy volviendo loca.
—Ya tiene información aún si no piensa en Mannaro y eso es peligroso. Vamos a tener que pensar en una forma de encubrirte para ponerte a salvo.
Enterarse de aquello realmente puso muy serio al chico, pues después de aquellas palabras, se quedó pensativo. Incluso, después de haber sido tan insistente con estar cerca de ella, ahora guardaba un poco su distancia.
Karin no pudo evitar sentirse… ¿Incómoda? ¿Decepcionada? No quería usar esas palabras, pero simplemente se sentía insatisfecha por ese alejamiento del chico a pesar de que lo único que había hecho era soltarla y ponerse a pensar, pues él seguía sentado a su lado a unos pocos centímetros.
Hablando de ello, de nuevo la pregunta sobre su sueño erótico volvió a su mente y aunque él parecía demasiado preocupado por el asunto de su sangre, ella quería preguntárselo de una buena vez. Si no lo hacía en ese momento, probablemente le sería difícil retomar el tema.
—Sé que a estas alturas preguntar esto podría ser absurdo, pero necesito oírlo de ti —ella comenzó a hablar. No quería soltar la pregunta que le interesaba sin una introducción y no porque pensara que él se escandalizaría, sino por ella misma que necesitaba asimilar cosas poco a poco o podría darle un ataque de pánico— Tu… eras el lobo del bosque ¿Verdad? El que nos ayudó a volver al campamento.
—Si. Pude olerte de muy lejos cuando la marca se completó —respondió el azabache.
—Hace un rato dijiste que te costó trabajo percibirme en el campamento y ahora me dices que pudiste olerme desde muy lejos.
—Por la tarde, estaba cerca del campamento Huma en mis propios asuntos. Todos allí eran humanos y no había nada que llamara mi atención —explicaba el joven— Pero en algún momento, percibí el aroma de una Mannaro desconocida y fui a buscarle. La pista me llevó a dónde tú estabas, pero antes de llegar a ti, el olor desapareció. Desde el principio, el rastro era muy sutil. Tanto, que los otros Mannaro dijeron que lo estaba imaginando —parecía molesto con el recuerdo— No pude localizar el rastro hasta una hora después de que anocheció y este me llevó a ti cuando estaban perdidos, pero no podía acercarme.
—¿Por qué? —preguntó confundida.
—Porque estabas rodeada de Huma —respondió el joven, lo que llamó mucho la atención de la chica, pues cuando él se presentó frente a ella más tarde, sus amigos seguían presentes.
—Cuando apareciste…
—Estabas siendo acechada en ese momento, así que tuve que actuar aunque ese Huma me viera —respondió la pregunta obvia desviando la mirada e hizo una pausa antes de seguir— No podía hablar contigo y parecías ansiosa al no saber cómo volver, por eso te llevé al campamento primero.
—¿Acechada? ¿Por quién? —preguntó confundida y asustada.
—Eso ya no importa. No te volverá a molestar de esa forma. Si lo hace, se las verá conmigo —dijo muy serio y aunque ella no entendía del todo lo que decía, no pudo evitar sonrojarse y sentirse segura a su lado— Tuve que esperar a que se durmieran para presentarme frente a ti y tuve que mantenerme alejado para que no me percibieras mientras tanto. De lo contrario, quizá habrías evitado que los Huma durmieran —tomó un mechón más grande de su cabello y lo olió— Fue muy difícil contenerme, especialmente porque el tiempo nos apremiaba, pero conseguí lo que buscaba.
Karin se puso aún más colorada, pues estaba segura que él se refería al "apareamiento", pero de nuevo, necesitaba oírlo de él para estar segura, pues en ese punto, ella ya no sabía qué era la realidad y qué era la fantasía.
Respiró hondo.
—Ese sueño en la cueva… dónde tú y yo…
—Te lo dije en ese momento: eso no era un sueño y tampoco una ilusión. Desde ese momento te convertiste en…
El celular de la chica volvió a sonar y ella lo tomó apresuradamente porque no estaba segura de cómo lidiar con el hecho de que su primera vez había sido en una cueva, con un hombre lobo, aunque técnicamente ella también lo era y lejos de verse tímida o insegura por su inexperiencia, había actuado sin pudor alguno pensando que estaba soñando.
—¿Suigetsu? —preguntó en voz alta cuando vio el nombre de quién llamaba y casi enseguida, el azabache soltó un gruñido— No contestaré —ella le aseguró pensando que ese era el motivo de su molestia, pero fue entonces que se oyó que llamaban a la puerta— ¿Es él?
—¡Karin! ¡¿Estás ahí?! —se oyó la voz de Hozuki afuera de la casa mientras el teléfono no dejaba de sonar.
—Sólo ignóralo —ordenó el azabache malhumorado.
—¡Llamaré a la policía si no me contestas o me abres! —gritó el albino.
Vaya… cuando ella necesitaba que sospechara que algo pasaba, él se creía que su bromita estaba funcionando y justo cuando ella quería alejarlo, él percibía que algo no estaba bien. Valiente e inteligente amigo tenía…
—Ponte la ropa y escóndete —Karin se levantó de un salto de la cama dispuesta a abrir la puerta. Lo último que necesitaba era que él fuera a hacer un escándalo y descubrieran al chico lobo en su casa.
Sabía que el albino podría llegar a ser tan necio, que era capaz de meterse a su casa sin preguntar, así que por ello no confiaba en dejar al azabache en su cuarto semidesnudo.
—Ignóralo, tú y yo, aún no terminamos de hablar —se levantó para sostenerla por la cintura y acercarla a él.
—No puedo. Es capaz de alterar a los vecinos quienes llamarán a la policía. ¿Sabes qué lío podría causar? —respondió Karin preparada para contestar el teléfono— Tu quieres que mantenga el secreto, así que no me hagas las cosas difíciles y no hables para que pueda arreglar este asunto.
El joven iba a protestar, pero notó que ella contestó la llamada y sabiendo que no mentía, de mala gana no emitió sonido alguno.
—¿Karin? ¿Estás bien? Estoy afuera de tu casa y…
—Lo sé, tú escándalo me está aturdiendo —respondió la pelirroja— Te dije que no podría recibirte.
—Estoy preocupado. No sonaba como si estuvieras en un chequeo médico. Además, te tardaste en contestar —señaló inquieto— Si estás en peligro finge que te ríes de un chiste y llamaré a la policía antes de entrar por la fuerza.
—Sabes que mi padre tiene colegas igual o más extraños que él, no debería sorprenderte si actúan algo fuera de lugar —respondió la chica soltándose del joven azabache y caminando hacia el baño— Si no te contestaba, era porque estaba en el baño mientras mi celular se cargaba. Me hiciste salir precipitadamente.
—Ábreme, quiero asegurarme que estás bien —dijo muy serio. El chico había notado que su amiga actuaba extraño cuando aceptó recibirlo, pero se lo había atribuido a la enfermedad. Sin embargo, cuando oyó la voz de ese hombre a su lado, aún cuando no había dicho nada perturbador, tuvo un mal presentimiento y tras debatirse si hacerle caso o no, terminó por estacionarse enfrente de la casa de la chica.
Mientras decidía si llamarle de nuevo o tocar la puerta, terminó por hacer ambas, pues notó que no había ningún carro estacionado afuera de la casa, ni siquiera el del padre de la chica como para suponer que había una visita como la pelirroja le había dicho. El tiempo que tardó en llegar desde que ella le dijo que la revisarían a cuando llegó, había sido muy breve para pensar que la visita ya había terminado.
—No estoy de ánimo para recibirte a ti o a alguien más —contestó fingiendo desgano.
—Quiero asegurarme que estás bien y no te están amenazando, de lo contrario, llamaré a la policía —insistió el albino muy serio.
Sinceramente Karin esperaba no llegar a ese punto en que él se pusiera tan insistente y bajo otras circunstancias, ella habría dejado que hiciera todo el drama que quisiera, así llamara a la policía, los bomberos, el ejército y quien fuera, pero le había prometido al azabache que guardaría el secreto de los hombres lobo y necesitaba evitar que los vecinos tuvieran razones para prestarle atención.
—Dame un momento —dijo fingiendo cansancio y tiró de la cadena del excusado.
¿Qué era aquello que Sasuke no pudo decirle a Karin? ¿Por qué Sakura es quien puede enseñarle todo lo necesario a Karin? ¿Suigetsu se encontrará con Sasuke en casa de Karin? ¿Piensan que Orochimaru sospecha algo sobre hombres lobo? ¿Qué otras dudas les han nacido con este capítulo?
Espero poder leer sus teorías en los comentarios y con ellos, poder saber si he acertado conque este será uno de los capítulos favoritos n.n
Anuncio final que habrá en todas las actualizaciones y nuevos fics de hoy: Como he mencionado en el anuncio del principio, hice una actualización masiva de mis fics, por lo que debo anunciar que no habrá nuevas actualizaciones de ninguno de mis fics, hasta dentro de dos semanas, pues para cumplir la labor, usé mucho tiempo libre y me gustaría descansar un poco la imaginación para poder seguirles trayendo todas estas historias.
Sé que la noticia no es tan grata, pero sospecho que, así como preveía que me sería complicado subir todos estos regalos el 25 a causa de todas las labores que habrán el 24 por las reuniones familiares, la cena y demás actividades, ustedes difícilmente estarán leyendo todas mis actualizaciones el día de hoy. Incluso puede que mañana tampoco les sea tan sencillo, pero tendrán estas dos semanas en que no subiré nada para disfrutar de todas las actualizaciones.
En cuanto a responder sus comentarios, los cuales no he respondido desde la semana pasada que actualicé, lo estaré haciendo la próxima semana poco a poco, pero sepan que he leído todos sus comentarios y los agradezco de todo corazón.
Por último, sólo quiero desearle una muy Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo n.n
Hasta la próxima actualización n.n
