¡Saludos, queridos lectores!
Ayer comenzó la semana del Día blanco, pero irónicamente, el primer tema y el último no los tengo escritos. En el mejor de los casos, tendré ambas historias el último día de la semana, por favor, espérenlas n.n
Hablando de la historia de hoy, este fin de semana toca la actualización de esta, la cuál, sé que es de las historias que más esperan. Lamento que las actualizaciones tarden más, pero en cuanto termine la semana del Día blanco, volveremos a las actualizaciones más seguidas n.n
Sin hacer más larga la introducción, los dejo con este nuevo capítulo n.n
Karin miraba a Sasuke fijamente esperando por una respuesta. Hasta ese momento, ella no se había planteado la posibilidad de que él pudiera tener una novia, prometida o una esposa, quizá por lo sucedido en la cueva y esto se reforzó un poco más cuando él le dijo que era virgen, sin embargo, la duda la asaltó al leer aquél artículo y al ver la insistencia del chico al hablar de "cachorros".
¿Y si él le había mentido sobre ser virgen? Eso también explicaría por qué él no pareció darle ninguna importancia cuando lo confesó y ella pensó que se debía a la forma en que se manejaban los Mannaro. ¿Y si él tenía una pareja y no podía tener hijos con ella y por eso él era tan insistente en buscarla, ayudarla y hablarle sobre cachorros? O peor aún ¿y si los Mannaro eran como con los gallineros donde sólo existía un macho?
Quizá Karin era de la misma especie que él, pero ella se había criado como humana, así que no podía aceptar ninguna de las opciones anteriores. Eso, sin mencionar lo enojada que estaba al pensar que él no le hubiese mencionado nada antes de seducirla.
¡No! Definitivamente no iba a seguir ayudándolo ni a hacerle caso hasta que él no le aclarara las cosas. Aún si él le decía que tenía una pareja o que tenía muchas mujeres, ella podría considerar aceptarlo por lo menos hasta aclarar sus dudas sobre su especie, pero lo haría bajo conocimiento. No quería ser engañada e ilusionarse y después ser decepcionada.
Aunque siendo justos, él tampoco se le había confesado ni nada… quizá sólo era atracción física… u olfativa hacia ella, ya que parecía estar encantado con olerla.
—También me gustaría saber por qué me ayudas —dijo Karin cuando él aún no le respondía nada.
—Olvida eso. Hay cosas más importantes —respondió descontento por la negación de la chica.
—Hasta ahora he confiado en ti de forma muy estúpida e ingenua. No sé por qué me siento con esa confianza contigo, pero ya no me voy a dejar llevar por eso hasta que no respondas esas dos preguntas —Karin ni siquiera dejó que él se le acercara— ¿Por qué me ayudas tanto y te comportas tan… pegajoso conmigo y quién es esa tal Sakura? Tampoco quiero que me digas que ella sabe mucho para librarte de esto, lo que quiero saber es qué relación tienes con ella.
Karin estaba segura que Sasuke estaría leyendo su mente aún si ella le había dicho que no lo hiciera, por lo que esperaba que eso también lo convenciera de lo firme que estaba siendo al plantear todo aquello. Ella no iba a ceder hasta no tener respuestas e incluso, estaba dispuesta a ir y decirle todo a su padre y su hermano si él se negaba a responderle.
—Es normal que quiera ayudarte. Eres de mi especie. Los lobos siempre se cuidan en manada, así que puedes darte una idea de cómo es la dinámica de los Mannaro aprendiendo de ellos, aunque hay diferencias —respondía el azabache que tenía un gesto que a la pelirroja se le hacía confuso de interpretar. Por un lado, parecía enojado, pero por el otro, parecía triste… o quizá contrariado— Las hembras alfa son las encargadas de manejar todo tipo de información sobre nuestra especie y como tal, son las encargadas de educar a los cachorros, especialmente a los alfa.
—Eso no me contesta qué es ella de ti —replicó Karin que sentía que él estaba mintiendo u ocultando algo.
—Sakura quiere ser mi pareja —respondió el azabache.
La pelirroja se sintió incómoda con la declaración del joven, pues algo en ella le decía que al menos esa respuesta era cierta, pero no le gustaba. Claro, ella ya preveía que quizá el joven le dijera que era su novia o algo por el estilo, pero jamás pensó que se fuera a sentir de esa forma.
—¿Y a ti te interesa ella? —preguntó con miedo de la respuesta.
—No —respondió enojado.
De nuevo, Karin se sintió incómoda, pero porque la respuesta tajante del chico le dio cierto alivio. Era una sensación extraña que no lograba entender.
—¿Por qué siento que me ocultas algo? —Karin se atrevió a preguntar, aún sabiendo que quizá, él le mentiría o simplemente no le daría motivos.
—No puedo decirte todo ahora —dio un paso hacia ella esperando que ella le permitiera acercarse, pero la chica retrocedió y él paró— Sólo confía en mí.
—Siempre me he guiado por la razón, así es como he sobrevivido y las cosas me han ido más o menos bien, pero llegas tu a pedirme que confíe en ti cuando apenas nos conocemos y no entiendo por qué una parte de mí quiere hacerlo. No me gusta sentirme así.
—Cuando Sakura te enseñe todo lo que tienes que saber, vas a entender muchas cosas. Después de eso, contestaré cualquier duda que tengas —respondió el azabache dando otro paso hacia ella— Por ahora, sólo puedo asegurarte que si tu instinto hace que confíes en mí, es porque puedes sentir que estoy siendo sincero contigo.
—¿Es algún tipo de habilidad de nuestra especie? —cuestionó la pelirroja confundida con la afirmación.
—Si.
Tal como ella lo había dicho, toda su vida se había dejado guiar por la razón y desde que él apareció en su vida, se había permitido confiar en lo que él llamó instinto, pero no le gustaba que este estuviera en contra parte con la razón. Es decir, aquella contradicción se suponía que era normal en la vida, pero lo que hacía humanos a los humanos era el razonamiento.
¡Ah! ¡Pero es que ella no era humana! Era tan difícil asimilar esa idea cuando toda su vida pensó que lo era. Por eso mismo, le era difícil aceptar que podía confiar en ese instinto que le decía que confiara en ese chico, pero hasta el momento, él no había hecho nada que ella pudiera considerar como un mal o una traición.
Es más, aún si ella seguía dudando de que él no tenía una pareja, no tenía evidencias de que le estaba mintiendo.
—Sólo dame tiempo —insistió el chico acercándose lentamente hacia ella, pues quería ser cuidadoso en caso de que ella volviera a exaltarse— Te explicaré todo.
—No sé qué pensar —Karin se dejó caer al piso abrumada por la contradicción entre su mente e ¿instinto?
—Sólo te pido que esperes. Un mes, sólo un mes y la próxima Luna llena te diré todo —pidió él sentándose a su lado y frotando su mejilla con la de ella— Ahora lo importante es tu transformación y tu formación como loba.
—¿Quieres que confíe a ciegas en ti por un mes, cuando quieres llevarme lejos de mi casa? —replicó Karin, pero su tono no era duro.
—Al menos deberías hacerlo por conveniencia —respondió el chico que en su mirada estaba la inflexibilidad de decirle nada en ese momento, pero al mismo tiempo parecía suplicarle— Sabes que necesitas toda esa información.
—Si descubro que me has estado engañando o que me hechizaste o algo por el estilo, de verdad que voy a…
—Si pudiera hechizarte, te lanzaría un conjuro para que no dudes de mí —dijo aún frotando su mejilla con la de ella— No te engaño, sólo oculto información hasta que estés preparada para saberla.
—¿Podrías dejar de frotarte de esa forma? Eres muy pegajoso —pidió la pelirroja cuando no supo qué contestar a lo dicho por el chico, sin embargo, ella no hizo nada por detenerlo o alejarlo.
—Debo impregnarte mi aroma antes de la Luna llena.
—¿Por qué?
—Para que nadie además de mi se te acerque. Si hay algún Mannaro cerca té olerá y podría venir —respondió el chico pasando su cara por el cuello de la pelirroja— Después de la Luna llena, ya no será necesario hacer esto y tú transformación estará lista.
—¿Corro algún peligro cerca de otros Mannaro? —preguntó la pelirroja confundida.
—Podrían querer llevarte lejos.
—Tu también quieres llevarme. ¿No es así? Hay algo que…
—No es lo mismo. Yo te encontré primero y no te llevaré permanentemente a la cueva donde ahora vivo. Ellos te llevarán para siempre a la suya si se acercan.
—¿Esto tiene que ver con el secuestro de mujeres que leí en internet? —preguntó la pelirroja inquieta.
—¿En dónde? —preguntó confundido, al punto de que paró de frotarse para mirar a la chica.
—Olvida en dónde… estuve leyendo sobre los Mannaro y el texto que revisé decía que secuestraban mujeres para divertirse con ellas y luego las regresaban —comentaba Karin indignada con la idea.
—Eso de lo que hablas fue hace mucho tiempo, antes de que los Mannaros nos convirtiéramos en una especie —respondió el chico queriendo volver a frotar su mejilla en ella, pero la chica se lo impidió— Y aunque fuera el caso, secuestraban a mujeres Huma que no tenían la habilidad de transformarse, tú no eres humana, eres una de nosotros.
—¿Ya no hacen eso?
—Es muy difícil si no es que imposible que los Mannaro nos sintamos atraídos por los Huma para reproducirnos. Se considera un defecto genético sentirlo y no conozco a nadie que le haya pasado —respondió el azabache— Los Mannaro sólo pueden sentirse atraídos por otros Mannaro porque nos atraemos por el aroma. Reproductivamente no nos atrae alguien con quién no podemos procrear.
—¿Tan importante es la descendencia? No dejas de mencionar a los "cachorros".
—Es lo más importante. Sin progenie, no hay manada y sin manada no se puede sobrevivir.
—¿Los Mannaro no tienen otras actividades? Ya sabes, como los humanos: profesiones, oficios, deseos de vacaciones o aprender habilidades recreativas… hay más que sólo procrear —señaló Karin dejándose llevar por las raras costumbres del chico. Sentía como si hablara con alguien del pasado— La verdad, es que los humanos tienen vidas tan variadas, deberías considerar imitarla un poco. Muchos ya ni siquiera quieren tener hijos, porque así como está el mundo de sobrepoblado…
—Si no tenemos cachorros, no hay manada y sin manada, nos extinguiremos —el chico volvió a recalcar— Nosotros no somos Huma. Somos muy pocos en el mundo.
—Aun así, imitar un poco a los humanos debería ayudar un poco a la supervivencia ¿no? Ya sabes, debe ser más peligroso vivir en el bosque.
—Incluso los Elabel saben que tener progenie es importante. Tienen que ser más cuidadoso en sus relaciones frente a los Huma ya que viven entre ellos, pero es importante la manada —Sasuke le recordó que sí habían Mannaro que vivían como humanos— Especialmente porque si hay cazadores, estos no pueden atrapar a toda la manada a menos de que sean varios. ¿Acaso tu instinto no te dice que debes estar en grupos?
Karin quedó pensativa ante esa pregunta y se dio cuenta que tenía una forma muy particular de convivir con la gente. Es decir, siempre había estado en grupos, de hecho, había estado con Juugo y Suigetsu desde la secundaria porque le incomodaba la idea de integrarse a otros grupos, pero no tenía problemas si había gente que se integraba a ellos. Al mismo tiempo, había veces en que se sentía fuera de lugar.
—Los humanos también van en grupos, somos… son seres sociales. No es exclusivo de los Mannaro —comentó Karin y en ese momento se dio cuenta que mientras había quedado pensativa, el chico volvía a frotar su mejilla con la de ella— ¿No sería más sencillo ponerme perfume para alejar a esos otros Mannaro? Dijiste que ocultaba mi aroma.
—No se trata de ocultar tu aroma, sino de que sepan que ya tienes una manada —respondió Sasuke enojado y empezó a meter las manos bajo la blusa de la pelirroja tocando su piel sin dejar de restregar su cara en ella.
—¡No hagas eso! —exclamó sonrojada tratando de quitar las manos del joven de dentro de su ropa, pero él, al ser insistente, la hizo caer al piso— ¡Auch!
—¿Dónde te pegaste? —él le preguntó y se puso sobre ella para lamerle la mejilla.
—No importa, sólo déjame levantar —pidió ella con una extraña sensación de querer que él siguiera, pero no iba a permitirlo mientras él siguiera ocultándole cosas.
—Te dejaré cuando te haya impregnado mi olor —dijo quitándose la camisa para volver a restregar su cuerpo en el de ella y seguía acariciando su piel con las manos por debajo de la ropa.
—¡Ya te dije que no…!
—No te estoy quitando la ropa —argumentó el chico, quién recordaba las veces que ella le reclamó por querer quitarle la blusa— Sólo estoy haciendo mi trabajo.
—¡¿Cómo que tú trabajo?! —replicó sonrojada tratando de soltarse, pero no hacía mucho esfuerzo por conseguirlo— Además, tampoco es que puedas manosear a las chicas cuando quieras —él se detuvo en seco y empezó a olisquear el aire. Después, hizo lo mismo acercándose a ella— ¿Qué pasa?
—Hueles parecido a cuando estás en celo, pero hay algo diferente.
—¡¿Cómo que cuando estoy en celo?! —preguntó Karin aún más roja, porque en realidad, estaba excitada por el manoseo y frotamientos del chico.
—No se supone que estés en celo aún —respondió el chico y ante la extrañeza de la situación, decidió asegurarse.
—¡¿Qué haces?! —exclamó Karin cuando el chico comenzó a abrirle los pantalones de mezclilla y ella intentaba detenerlo— ¡Oye, no vamos a hacer esto!
—Me aseguro de saber si estás en celo —dijo tirando del pantalón hacia abajo e hizo lo mismo con la pantaleta.
—¡Basta! ¡¿Cómo se supone que vas a hacer eso?! —Karin lo trataba de alejar, pero él era más fuerte. Allí, ella se dio cuenta que las otras veces, él no había usado toda su fuerza cuando ella trataba de detenerlo.
Sasuke le abrió las piernas, metió la cara entre ellas y olisqueó.
—Estás secretando —dijo el azabache confundido.
—¡No digas tonterías! —exclamó Karin— ¡Yo no…! ¡Mi hermano!
La pelirroja detuvo su reclamo en seco y de un momento a otro saltó del piso arreglándose la ropa apresuradamente levantándose de allí. Sasuke no se lo evitó, pero se puso muy serio.
—No es buena idea que él esté aquí.
—No, si nos encuentra así… ¡Tienes que irte antes de que él llegue a la casa! —exclamó la pelirroja presurosa— Pero si sales ahora por la puerta te verá y… ¡No! Mejor quédate. ¡Ya sé qué haremos! —exclamó la chica, tomó de la mano al azabache y lo llevó hasta el sillón poniéndole la camisa torpemente— Ven, siéntate y sígueme la corriente. Y no vayas a manosearme u olfatear o vas a arruinar todo.
El chico iba a protestar, pero ambos podían escuchar los pasos de Kabuto afuera de la casa y en menos de un minuto, él ya estaba dentro.
—Bienvenido, Kabuto-niisan —saludó Karin levantándose del sillón y el chico hizo lo mismo— ¿Cómo te fue en la guardia?
—Tienes invitados. Eso explica por qué suenas tan amable —señaló Kabuto burlón.
—No lo hago para verme amable, sino porque necesitaba una introducción para presentarte a un amigo —respondió la pelirroja con sinceridad— Él es… Sasuke, y vino a ver cómo estaba de salud, Sasuke, él es mi hermano mayor Kabuto.
—No soy su…
—¿Ya tienen los resultados de mis pruebas? —Karin interrumpió al azabache que parecía enfadado.
—No, padre te dijo que te llamaría cuando los tuviera —respondió Kabuto— Él no parece un amigo exactamente.
Desde que el joven se había levantado del asiento imitando a Karin, él la había tomado de la cintura pegándose a ella y la pelirroja, acostumbrada a tenerlo encima ya sentía esa cercanía como algo tan normal, que en el momento no lo consideró extraño a los ojos de los demás, hasta que su hermano lo señaló.
—No lo soy —respondió el azabache antes de que la chica pudiera contestar la acusación.
—Bien, lo admito, no es sólo un amigo —dijo sonrojada— Es mi novio, pero llevamos poco juntos.
—¿Ya se lo has dicho a padre? —preguntó Kabuto.
—No, pero se lo presentaré la próxima vez que le toque descanso —aseguró la pelirroja.
—En todo caso, ya lo vio en las cámaras de seguridad —señaló el joven hombre— Ahora entiendo a qué se refería cuando me dijo que había alguien "merodeando".
—Sabía que lo había visto por las cámaras —dijo Karin avergonzada y tratando de ocultar su temor sobre lo que esas cámaras pudieron haber captado— Pero no tengo nada que ocultarle a padre.
—Pudiste haberlo presentado antes de que viniera a verte a escondidas —señaló Kabuto.
—No tenemos mucho tiempo juntos, esto de la enfermedad llegó antes de darme una oportunidad —se justificó Karin y en cuanto terminó, su estómago protestó por comida.
—Yo también tengo hambre, pero me gustaría dormir un poco —respondió el peliplata dando un gran bostezo— ¿Hay algo que pueda calentar para comer?
—No, pero puedes irte a dormir. Yo prepararé algo y te despertaré cuando esté listo. ¿Te parece?
Kabuto miró de reojo a Sasuke que no había dicho ni una palabra, pero parecía mantener a Karin pegada a él.
—De acuerdo —respondió dando otro bostezo— Te lo encargo.
La chica asintió y esperó a que su hermano se perdiera por las escaleras para tomar a Sasuke del brazo y llevarlo a la cocina.
—Dijiste que habías evadido las cámaras de seguridad, pero supongo que hay más de las que descubriste —comentó Karin preocupada, principalmente por la imagen de Sasuke subiendo un venado muerto a su cuarto— En todo caso, voy a necesitar que te comportes. No puedes estar pegado a mi todo el tiempo cuando…
—Ya te dije que debes tener mi aroma para evitar a otros Mannaro. No voy a dejar que otros machos vengan a merodearte. Mucho menos cuando hace poco olías a celo.
—¡Sh! Baja la voz —pidió la pelirroja sonrojada para luego suspirar— Escucha, a menos que Kabuto-niisan sea un Mannaro, no debes preocuparte. Además, crecimos como hermanos y jamás nos veremos mutuamente como posible pareja. Sería muy raro —dijo la chica haciendo una cara de asco— Y no importa cuántos machos… ¡Hombres! Ya estoy hablando como tú —hizo un mohín— No importa cuántos hombres vengan aquí, no voy a acostarme con ninguno y mucho menos en estas circunstancias —recordó que básicamente se había acostado con él hacía un mes, pero siendo justos, ella pensaba que estaba soñando y aún no sabía nada sobre los hombres lobo ni nada de eso— ¡Lo de nosotros no cuenta!
—Ser hermanos no es impedimento —volvió a restregarse en ella— Y ya no eres de esa manada.
—¡Basta! Tengo que cocinar —Karin quiso hacerlo a un lado— También tengo hambre.
—Iré a cazar algo…
—No, nada de cazar. Cocinaré algo normal para mi hermano y para mi. No sé si tú quieras quedarte a comer.
El azabache quedó mudo y pensativo. Parecía contrariado, como si quisiera quedarse, pero al mismo tiempo, como si tuviera algo más que hacer.
—Debo traerte carne para cuando llegue el atardecer —comentó frunciendo el ceño— Pero no quiero dejarte sola sin mi aroma impregnado.
—Dime algo ¿puedes saber por el aroma si alguien es un Mannaro? —preguntó Karin un poco impaciente por la insistencia del chico. Este asintió— ¿Kabuto-niisan es un hombre lobo como nosotros?
—No, pero…
—¿Hueles a algún otro hombre lobo cerca? —él negó con la cabeza— Entonces no tienes de qué preocuparte. Los humanos rara vez tienen relaciones incestuosas y yo no me siento atraída por Kabuto-niisan. Además, él va a estar dormido —señaló la pelirroja— Puedes quedarte y comer con nosotros o ir a cazar, tu eliges, pero deja de hacerte ideas en la cabeza —pidió la chica— Aquí tenemos costumbres humanas.
Frunciendo más el ceño, el chico quedó en silencio mientras veía a la joven dar media vuelta y empezar a sacar cosas de la cocina para preparar algo de comer. No sin antes darle una mordida a un pan tostado que sacó de la alacena, porque sabía que sería difícil esperar a que todo estuviera listo sin comer más nada.
—Volveré a tiempo con la carne —comentó el azabache cuando tomó una decisión, se acercó a ella, pegó su cuerpo y le dio un par de lamidas antes de dar la media vuelta para irse.
—¡Espera! —Karin lo detuvo— Llama a la puerta, no puedes meterte por la ventana mientras esté aquí Kabuto-niisan —le pidió— Por favor.
El joven asintió y después de que se fuera, Karin siguió con sus labores.
Mientras cocinaba, la pelirroja quedó pensativa ante todo lo que había pasado y se daba cuenta que ese hombre había terminado por hacerla desviar un montón de temas de los cuáles ella tenía muchas preguntas. Es decir, ni siquiera le había aclarado mucho sobre esa tal Sakura y de un momento a otro, él la estaba manoseando, se frotaba con ella, la excitó y la dejó medio desnuda.
Además, con tantas cosas en la cabeza, ni siquiera pudo preguntarle qué fue lo que hizo para solucionar el problema que tenía con la sangre en el laboratorio. No sabía qué esperar de eso cuando su padre le diera los resultados.
Karin estaba bastante frustrada por todo aquello. Parecía que cuando él estaba cerca, su mente se nublaba y le daba un montón de confianza a él, pero cuando se iba, le venían un montón de preguntas y desconciertos con todas las interacciones que habían tenido.
—¡Es un idiota! —exclamó picando tomates— ¡Yo también soy una idiota!
Durante el tiempo que Sasuke estuvo ausente, la pelirroja no pudo evitar darle vueltas a todo lo que había ocurrido. Es más, estaba tan ensimismada en todo ello, que cuando finalmente ella y Kabuto se sentaron a comer a la mesa, él le hizo un montón de preguntas sobre el chico que a duras penas ella pudo contestar. No sólo porque apenas y lo conocía, sino porque no tenía cabeza para inventarse, aunque fueran cosas simples, sobre dónde y cómo se conocieron.
En ese estado distraído, ella sólo pudo decirle que había conocido a Sasuke en el campamento, que se estuvieron mensajeando en el último mes y que vivía en la ciudad vecina.
Bien, quizá no fueran exactamente mentiras, pero era precisamente porque ella no pudo pensar en muchas excusas, al punto de que por poco se le escapaba el dato de que, si el chico vivía en la ciudad vecina, ¿cómo rayos iba diario a casa de ella y se quedaba horas? Por suerte, la chica lo notó a tiempo y se inventó que el chico tenía una tía en la ciudad y que él y su familia estaban pasando las vacaciones con ella.
Justo cuando Kabuto se levantaba para lavar los trastes después de la comida, el celular del joven hombre sonó.
No era extraño que Kabuto recibiera llamadas, aún si apenas tenía amigos porque se la pasaba tanto tiempo en el hospital como su padre, sus colegas solían llamarle por algún motivo. Ella ni siquiera podía decir exactamente para qué, ya que no se inmiscuía y tampoco era como que él fuera muy comunicativo.
—Ya salieron tus resultados —anunció Kabuto cuando colgó el celular.
—¿De verdad? ¿Qué tengo? —preguntó Karin ansiosa, esperando que lo que fuera que Sasuke hubiese hecho, haya funcionado.
—Seguimos sin saberlo.
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Hubo alguna anormalidad? —preguntó impaciente.
—No. Todo se muestra igual que la última prueba que se analizó —contestó Kabuto— Por cierto, mañana debes ir a recoger tus anteojos nuevos.
—¿Tu tienes alguna teoría? —preguntó más tranquila aunque fingió seguir inquieta.
—Me inclino porque hay algo en la mutación de tu sangre. Quizá, tus malestares fueron síntomas de esa mutación, pero ya que se ha estabilizado, tu cuerpo también lo ha hecho —respondió Kabuto sin darle mucha importancia— Por supuesto, tendremos que mantenerte aún en observación hasta no estar seguros y probablemente te hagamos otra muestra de sangre en una o dos semanas para ver si hay algún tipo de cambio.
—¿Más sangre? —preguntó angustiada, porque como no sabía lo que Sasuke había hecho, no sabía si él podría repetirlo— ¿Tan pronto?
—¿Vas a decirme que ahora te da miedo?
—No… es sólo que…
No supo qué inventarle.
—¿Acaso tenías planes con tu novio?
—En realidad, sí —dijo Karin agradeciendo que su hermano le diera una idea que también ayudaría a plantear esa salida que ella tendría que hacer— Queremos ir de campamento.
—¿De nuevo? ¿No habías dicho cuando volviste que no querías volverlo a hacer?
—Yo… yo me refería a que no lo volvería a hacer con ese montón de idiotas. Especialmente con ese estúpido de Suigetsu. Él fue el que nos perdió —pudo seguir con su mentira— Sasuke no es un inexperto en el campo. Él… trabaja ahí, así que no debo preocuparme por errores de principiante.
—¿Trabaja en el campamento y tiene ganas de pasar ahí sus vacaciones? —preguntó el joven hombre incrédulo.
—Si, le gusta mucho el campo y me prometió una mejor experiencia que con mis amigos.
—¡Ah! Ya entiendo, no quiere ir de campamento porque le guste el campo, sino porque hay libertades en el campo con una chica.
—¡No! ¡No es eso! ¡Déjate de imaginar cosas que no son! —Karin se sonrojó— ¡No iremos solos, iremos con su familia! —quiso defenderse— ¡Además, tu y padre son igual de obsesivos con su trabajo.
—Supongo que no importa. De todas formas, no estoy seguro de que puedas ir hasta que no estemos seguros de qué tienes. ¿Te imaginas si te da una crisis en el bosque? —comentó Kabuto sonriendo burlón— Además, yo en tu lugar, me pensaría ir a una salida con un novio al que conozco poco donde va a llevar a su familia. En mi experiencia, eso hacen los gays de clóset.
—¡Ya te dije que no te imagines cosas que no son! —exclamó Karin y muy indignada, decidió subir a su habitación.
El día continuó sin inconvenientes y ya encerrada en su cuarto, Karin decidió buscar algo de información sobre los lobos. Es decir, el chico le había dicho que no eran precisamente lobos, sino más bien otra especie y ella lo entendía como lo entendían los humanos en sus historias: mitad lobo, mitad humano, pero como ella no había encontrado mucho sobre los Mannaros, pensó que buscar sobre los lobos podría ayudarle a darse una idea general de la especia.
Después de la introducción sobre la taxonomía sobre los lobos, se encontró con una sección sobre la etimología, paleontología y anatomía de estos animales y aunque se decidió a leer todos, la verdad es que lo hizo de forma distraída porque no veía nada de su interés, excepto cuando en la anatomía, había una sección que hablaba sobre los sentidos de los lobos:
"Pueden cazar tanto de día como de noche gracias a su agudo sentido del olfato y a su visión nictálope, para poca luz…"
—¡Los lentes! —sí, con tantas cosas en la cabeza, había olvidado por completo que desde hacía ya un tiempo, su vista había estado mejorando lentamente. Ella ya no necesitaba los anteojos y sabía de la vista nocturna porque podía ver su habitación con claridad con la luz apagada.
Como había estado sufriendo de aquellos dolores, no lo había notado, pero en realidad, ella había podido distinguir muchas cosas en la oscuridad de su habitación y ni mencionar que había podido oír y oler los pasos de Sasuke y de Kabuto.
El siguiente subtema del artículo, estaba dedicado a la etología, empezando a hablar de cómo la hembra reproductora, porque aparentemente sólo hay una hembra que pare en cada camada, da a luz a los cachorros después de sesenta a sesenta y tres días de gestación y se queda con los cachorros las primeras semanas, aislada del resto de la manada.
Después de un tiempo, esta hembra elige una hembra de la manada que será la niñera y los educará y conforme los cachorros crecen, pasan por varias etapas y lugares de su nido hasta que pueden salir de la cueva a unirse a los adultos. Así mismo, conforme aprenden su rango y sus deberes cambian sus actividades.
Sí, los lobos tenían rangos dentro de la manada y aparentemente sólo una pareja reproductora que son los líderes de la manada.
—Los alfa —comentó Karin mientras leía, pero algo no le gustaba de ello. Es decir, ella recordó que Sasuke le había dicho que las alfa educaban a los cachorros y el artículo decía que eran las niñeras quienes lo hacían.
¿Sería que Sasuke intentaba convertirla en la loba reproductora y Sakura la niñera de los cachorros? Eso explicaría por qué él era tan insistente con eso de los cachorros, pero si eso era así, ¿qué significaba eso?
¿Acaso era como en los gallineros dónde sólo hay un macho, pero en este caso sólo una hembra puede tener hijos? Pero él había dicho que no quería que esa tal Sakura fuera su pareja… ¿o sólo es que él no la quería para parir a los hijos y sí para otra cosa?
—¡De ninguna manera! ¡Yo no acepto ser sólo una incubadora! —exclamó la chica muy enfadada e iba a dejar de lado el artículo hasta que vio que el siguiente subtítulo hablaba sobre la alimentación de los lobos.
Si, este tema le llamaba la atención porque el chico había sido muy insisten con aquello de que sólo la manada puede conseguirle comida a la manada, así que se puso a leerlo y esto le dio un dato curioso y podría decir que útil también: aparentemente, en algunas especies, la pareja reproductora eran los primeros en comer cuando cazaban un animal, y ¿qué era lo que solían comer? El corazón, hígado y pulmones.
Pero también se mencionaba que los muslos, eran comidos por el rango más bajo de la manada… ¿Entonces qué carajo significaba que él le llevara corazones y un muslo? Eso sin mencionar que inicialmente le llevó un venado completo.
—Aparentemente, a sus ojos, sólo soy la que le dará cachorros —se dijo a sí misma sintiéndose decepcionada y casi de inmediato vio que los siguientes dos subtítulos eran "Comportamiento social" y "Reproducción".
¡Claro que a Karin le interesaba leer al respecto! Si esto podía confirmar o desechar sus especulaciones, iba a leerlo y…
—¡Karin! ¡Tu novio regresó! —Kabuto había llamado a la chica desde la sala. Ella había estado tan concentrada en la lectura que no había prestado atención a que el chico estaba cerca.
—No, tengo que leer primero esto antes de verlo —se dijo a sí misma queriendo dar una leída rápida. Sin embargo, cuando apenas leía sobre los rangos de la manada, Kabuto la interrumpió.
—¡Karin! ¡Corre y baja!
Frustrada, la chica no tuvo más que obedecer, pues había percibido el olor a sangre y seguramente su hermano se estaba preguntando por qué ese chico llegaba a la casa con un montón de carne fresca.
Al bajar, ella vio que, tal como lo sospechó, el azabache había llegado con carne en bolsas y, además, ahora llevaba dos bolsas llenas.
—Toma —él le extendió las cosas.
—Sí… ayúdame a dejarlo en la cocina. ¿Sí? —pidió Karin tratando de no mirar a Kabuto que seguramente se estaba preguntando por la extraña escena. Mientras él no preguntara nada, ella no daría explicaciones.
Rígida, Karin caminó hacia la cocina asegurándose de que el chico fuera por enfrente de ella y deseando que su hermano no preguntara nada. Por fortuna, Kabuto sólo los miró brevemente y luego volvió a su habitación.
—Bien, ahora sí mi hermano y mi padre van a pensar que estás loco o algo así —murmuró la chica abriendo el refrigerador para guardar la carne.
—¿Qué haces? No lo guardes —preguntó el chico lobo, pues si bien había visto a Karin abrir varios estantes y lugares de la cocina, si había notado que en ese artefacto, se almacenaba la comida— Está por llegar la hora.
—¿La hora?
—Pronto anochecerá —señaló Sasuke.
Ella miró el reloj de pared de la cocina y en efecto, faltaba menos de una hora para el anochecer, por lo que él hambre voraz volvería y después los dolores.
—¡Lo olvidé por completo! —exclamó angustiada y enseguida se puso a cocinar— No puedes quedarte hoy conmigo. Kabuto-niisan durmió bastante y no creo que duerma mucho por la noche, así que se dará cuenta que sigues aquí —decía mientras se movía por toda la cocina— Debes irte.
—No me iré. Debo cuidarte.
—Kabuto-niisan no es como mi padre. Él se dará cuenta rápidamente si me duermo temprano y no va a permitir que te quedes a dormir conmigo.
—Subiré por la ventana. Tampoco es un problema crear alguna ilusión donde él te vea haciendo algo en particular.
—Si entras por la ventana, seguirán viéndote por las cámaras. Tú lo oíste —señaló al azabache— Y no sé qué tan buena idea sea que hagas una ilusión de ese tipo. Tu no me conoces y si haces que esa ilusión haga algo que yo no haría, mi hermano va a sospechar —le explicaba— Es mejor que no vengas está noche. Ya veré qué haré para que no se de cuenta.
—Pero…
—Nos arriesgamos mucho si te quedas cuando mi padre o mi hermano están en casa. Especialmente si te ven entrar y salir por las cámaras y…
El hambre extraña volvió a Karin y con ella, su concentración disminuyó más de lo habitual. La chica podía sentir que su ansia era mayor y aún cuando lo que estaba cocinando no estaba bien cocido, simplemente lo sacó de la sartén y comenzó a comer medio crudo.
—Parece que ya estás actuando más como una Mannaro —comentó el chico complacido de ver que la pelirroja comía medio crudo. Se pegó a ella y restregó su cara al cuerpo de ella.
—Tengo hambre —comentó la chica para luego ofrecerle comida al chico que no dudó en probar.
Cuando acabaron de comer y la razón volvió a Karin, echó a Sasuke de la casa y sorprendente no se opuso. Sin embargo, contrario a lo que ella le pidió, él entró por la ventana cuando ella ya estaba sufriendo los dolores nocturnos.
¿Karin puede confiar en Sasuke? ¿Sasuke podrá ayudar con la muestra de sangre de nuevo? ¿Orochimaru pronto quedará convencido de que Karin no está enferma? ¿Kabuto notará algo inusual ahora que Sasuke decidió volver a pesar de que Karin le dijo que no? ¿Qué otras dudas les han nacido?
Me encantará leer sus dudas y teorías en los comentarios n.n
En unos minutos más estaré subiendo el segundo tema de la semana, esperando que les guste, así como espero que este capítulo les haya gustado n.n
¡Hasta el próximo capítulo!
